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Edición de:
Dámaso López García


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EDICIÓN DE:

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DAMASO LOPEZ GARCIA

Ediciones de la Universidad
de Castilla-La Mancha

1996 Cuenca

Traducciones de:

A. A.gud y R. de Agapito Giuseppe Mazzocchi


Maria José Calvo Monto ro Rosario García Moreno
Chang Ho- Tien y Chang Yea-Ling Maree lino Menéndez y Pelayo
Teófanes Egido Rosario Monto ro Murillo
Hans Christian Hagedorn Lorenzo Riber
Dán1aso López García Carlos Rubio López de la Llave
Svetlana Maliavina Daniel Ruiz Bueno

Edición de:

DÁMASO LÓPEZ GARCÍA


,
TEORIAS de la traducción : antología de textos 1 traducciones de A. Agud ...
[et al.] ; edición de Dá1naso López García. [Cuenca] : Servicio de Publi ca-
ciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1996.
624 p. ; 22 cm . (Escuela de traductores de Toledo ~ 3)
I.S.B.N.: 84-88255-88-8
l. Traducció n e interpretación. I. López García, Dá1naso, ed. Lit. H. Univer-
s idad de Castilla-La M ancha, ed. III. Serie.
82.03

Relación de colaboradores cuyas tradu ccio nes se han llevado a cabo expresmnente para
su publicación en esta obra:

María José Calvo Montoro


(Universidad de Castill a-La Mancha)

Chang Ho-Tien
(Universidad de Salamanca)

Chang Yea-Ling
(Universidad de Vallado] id)

Rosario García Moreno


(Institu to de Bachillerato Ramiro de Maeztu)

Hans C hristian Hagedorn


(Uni versidad de Castilla-La Mancha)

Dámaso López García


(Universidad Complutense de Madrid)

Svetlana Maliavina
(Universidad Cotnplutense de M adrid)

Giuseppe Mazzocchi
(Universidad de Pavía)

Rosario Montoro Murillo


(Universidad de Castilla-La Mancha)

Carlos Rubio López de la Llave


(Universidad de Castilla-La Mancha)

Edita: Servicio de Publicaciones ele la U niversidad de Castilla-La Mancha


Director: Pedro Cerrillo
Diseño Portada y Colección: García Jilnénez
Coordinación: Centro de Investigaciones de la Imagen (C.I.D.I.)
Realización: Compobell, S.L. Murcia
T.S.B .N .: 84-88255-88-8
Depósito Legal: MU-422-1996
1" Edició n: 1996
/

PROLOGO
contrario, que el siglo XIX, tras un declinante apego creativo hacja los
temas y variaciones del mundo clásico, pusiera en duda si tan siquiera
había comenzado a entender el mundo clásico; aunque aplicada a asunto
diferente, la opinión de Vossler sobre las traducciones alemanas de Dante,
resume esta crisis que se ha prolongado y acentuado en el siglo XX:

Si en Ale1nania disponemos en la actualidad de unas cuaren-


ta n·aducciones deJa Divina C"o1nedia, y ninguna nos satisfa-
ce, y todavía esperamos otras, entonces esto demuestra cuán
violenta es la presión que Dante ejerce sobre nosotros con su
espíritu y su pensamiento psíquico, y demuestra también lo
poco seguros que estamos de haberle arrebatado ya los últi-
mos secretos de esa 1ncntaJidad.

La noción de dificuJtad ha arraigado con firmeza entre traductores y


teóricos de la traducción, quizá debido a esa indisimuJada tendencia del
pensanliento occidental a la que no le importa subestimar Jo que se
comprende con facilidad. AL optünisrno ingenuo del Renacimjento parece
haberle «.UTebatado la antorcha de La conf1anza y la seguridad el optimis-
tno de los lingüistas, del que el cjc1nplo de Rotnan Jakobson es una
muestra reprcsenlativa. Sin embargo, las reflexiones sobre las limitacio-
nes e imposibilidades de la traducción han sido incesantes en tiempos
recientes. La contundencia con que Ezra Pound descalifica siglos de
filología clásica trunpoco deja dudas acerca de la inseguridad contempo-
ránea respecto de las traducciones del mundo clásico: <<Ignoro cómo
darles una idea del griego. No hay traducciones inglesa 1
3
satisfactorias>> •
Para Jas lenguas europeas, la traducción sigue siendo una L:'U·ea inacabada
e inacababJe, cada generación, cada nuevo grado de evolución de las
lenguas piden una renovación de las traducciones: la renovación viene
siempre de la mano de algo insatisfactorio que se cree que puede aplacar-
se mediante una obra que si deja resueltos algunos problemas, deja otros
sin resolver, o da a luz otros que quizá antes no existían.

* * *
Una edición como esta no habría podido llevarse a cabo sin la
colaboración desinteresada de muchas personas a quienes se ha solici-
tado ayuda, y a quienes se ha importunado. Hacia todos ellos debe

13 Ezra Pound, El ABC de la lectura, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1968,


pág. 47.

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quedar aquí testimonio del agradecimiento de quien ha preparado la
edición, y de los traductores que han hecho su trabajo expresamente
para este libro. Debe figurar en lugar señalado don Luis Arroyo, Rector
Magnífico de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien con genero-

sidad y entusiasmo indeclinables ha alentado este proyecto desde sus


momentos iniciales. Esta antología la ha hecho posible, también, una
Ayuda a la Investigación concedida, en tres convocatorias consecuti-
vas, por la Universidad de Castilla-La Mancha a los profesores que
formaron incialmente un equipo de investigación: María José Calvo
Montoro, Hans Christian Hagedorn, Dátnaso López García y Rosario
Montoro Murillo. Y, por riguroso orden alfabético, el autor de la
edición, y los traductores de estos textos desean agradecer su colabora-
ción desinteresada a Juana Victoria Gallego, a Margrit Hagedorn, al
profesor Hideaki Sugita, al profesor Hiroto Ueda, a Guillermo López
Gallego, a Ludtnila Maliavina, a la profesora Consuelo Marco que
ha revisado todos los textos chinos , al profesor Félix Piñero de
cuya generosidad se han bene6ciado las traducciones de la mayoría de
los textos que aparecen en latín y a la profesora Yang Deling.
La parte más significativa de las traducciones que forman esta
antología se ha llevado a cabo con motivo de esta. edición. De la
traducción del alemán de los siguientes autores: Friedrich Schleierma-
cher, Wilhelm von Humboldt, Johann Wolfgang von Goethe, Arthur
Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Walter Benjatnin, Ulrich von Wila-
mowitz-Moellendorf y Karl Vossler, es responsable Hans Christian
Hagedorn, quien, además ha seleccionado los textos idóneos para este
libro, y, en su caso, los ha anotado. De los textos en árabe de al- YaQ.iz,
Sala)). al-Din al-Safadi, Sulayman ibn Jattar al-Busüini y Taha I:Iusayn
se ha encargado Rosruio Montoro Murillo, encargo que incluye no sólo
la traducción y las notas, si,n o la selección y aun la localización de los
textos de una parcela del estudio poco o nada frecuentada. La versión y
notas de los textos chinos de Yen Fu, Lin Yutang, Lu Xun, Fu Lei, Liu
Jingzhi y Mao Dun, es, conjuntamente, de Chang Yea-Ling y de Chang
Ho-Tien. Rosario García Moreno ha vertido y anotado los textos de los
siguientes autores franceses: Joachim du Bellay, J.L. d' Alembert y
Denis Diderot, el texto francés de Madame de Stael «Del espíritu de
las traducciones» , Victor Hugo y Paul Valéry. Los textos en inglés de
John Dryden, Matthew Arnold, Dante Gabriel Rossetti y Ezra Pound
los ha seleccionado, traducido y anotado Dámaso López García. María
José Calvo Montoro ha traducido, seleccionado y anotado todos los
textos del italiano: de Melchiorre Cesarotti, de Ugo Foscolo, de Gio-
vanni Carmignani, la «Carta de un italiano>> de Pietro Giordani, la

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respuesta escrita en italiano de Madame de Stael, de Giacomo Leopar-
di, de Benvenuto Terracini y de Gianfranco Folena. El único texto en
japonés, de Futabetei Shimei, lo ha vertido al español, y anotado,
Carlos Rubio López de la Llave. Giuseppe Mazzocchi se ha encargado
de la traducción al español de los textos portugueses: Joao Franco
Barreto, Joaquim de Vasconcelos y Fernando Pessoa; Valeria Tocco ha
hecho la selección de los textos portugueses, y los ha enriquecido con
unas notas, que, aunque en el texto figuren como notas del traductor, a
ella pertenecen. Los textos rusos, de Pushkin, Turguénev, Yukovski y
Pasternak, los ha vertido al españoJ Svetlana Maliavina.
Para algunos de los textos se han utilizado traducciones ya publica-
das, de las que se deja noticia en la reseña bibliográfica.

Nota sobre la edición

Co1no toda antología, se halla esta sotnetida a las variables que


gobiernan Los criterios de sc1ección y otnisión; criterios que no son
siempre fáciles de explicar ni de resumir, por ejemplo, la presencia de
algunos textos la aconseja su difusión o su importancia como guías de
una doctrina el usi va y de difícil descripción, mientras que la de otros,
lo que hace necesaria su revisión y divulgación es precisamente su
representatividad histórica, juntatnente con la poca importancia relati-
va que se les ha otorgado, y la escasa difusión que han tenido. Si dos
criterios tan alejados entre sí rigen los criterios de selección, nada de
extraño tendrá que la antología deje insatisfecho a más de un lector,
pero, después de todo, suele ser ese el1nelancólico destino de las más
de las antologías. Si el lector echa de menos algún texto particular al
que atribuya especia] significación, la única manera de compensar esa
carencia será que ese mismo lector compruebe que no sin alguna
merma itnportante podrá prescindirse de algún otro texto de los que sí
se incluyen.
Respetar las peculiaridades de cada uno de los textos y de todas las
lenguas traducidas ha sido tarea difícil. Traeré aquí tan sólo algunas
noticias que pudieran interesar al lector. Los textos traducidos han sido
alterados en proporciones mínimas, y siempre que se ha enmendado el
original en algo que afectara a la comprensión se ha dejado constancia
de la modificación. De las supresiones más significativas se ha dejado
constancia mediante tres puntos encerrados entre paréntesis rectangu-
lares; no obstante, ha sido un criterio invariable de esta edición que los
textos deberían aparecer reproducidos íntegramente, pero como esta
clase de reflexiones sobre traducción carece de un género propio que

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Wilhelm von Humboldt
De la introducción a la Traducción métrica
del Agamenón de Esquilo

Un poema como este es, por su particular naturaleza, y en un


sentido que se aparta mucho de lo que puede decirse en general de
todas las obras de gran originalidad, intraducible. Se ha dicho ya mu-
chas veces, y tanto el análisis como la experiencia lo confirman, que,
en tanto que se dejan a un lado las expresiones que designan solamente
los objetos físicos, ninguna palabra de una lengua es cotnpletamente
idéntica a otra de lengua diferente. Desde este punto de vista, las
diferentes lenguas no son sino otras tantas sinonimias; cada una expre-
sa el mismo concepto de forma ligeramente distinta, con uno u otro
significado secundario, en un grado más alto o más bajo en la escala de
los sentimientos. Semejante sinonimia de las principales lenguas, in-
cluso tan sólo del griego, latín y alemán (lo cual sería, precisamente,
digno del más profundo agradecimiento), es una tarea que no se ha
acometido nunca, aunque encontremos en muchos autores indicios de
ella. Con un tratamiento inspirado, sin embargo, debería convertirse en
una obra del mayor interés. La palabra es en medida tan escasa un
signo de un concepto, que el concepto naturalmente no puede formar-
se, y menos aún consolidarse sin ella; la indeterminada acción del
intelecto se concentra en una palabra igual que un conjunto de delica-
das nubes se forma en medio de un cielo despejado. Ahora es un ser
individual, con carácter y forma determinados, con una fuerza que
actúa sobre el ánimo, y no sin capacidad reproductora. Si quisiera uno
concebir el nacimiento de una palabra de una manera humana (lo cual,
no obstante, resulta imposible porque el acto de pronunciarla ya impli-

158

..
ca la certeza de ser comprendido, y porque la lengua, de todos modos,
sólo puede imaginarse como el producto de una interacción simultánea
en la que nadie está capacitado para ayudar al otro, sino en la que todos
tienen que llevar dentro de sí su propia labor y al mismo tiempo la de
todos los demás), se asemejaría este al nacimiento de una figura ideal
en la imaginación del poeta. Esta figura tampoco puede tomarse de
algo real, sino que nace mediante una pura energía del espíritu, y, en el
sentido más propio, de la nada. Pero a partir de este momento entra en
la vida, y ahora es real y duradera. ¿Quién no ha creado, dejando
también a un lado la creación artística y genial, y con frecuencia ya en
la primera juventud, figuras de su propia imaginación con las que
muchas veces vive luego más confiada1nente que con las figuras de la
realidad? ¿Cómo podría, pues, una palabra cuyo significado no se
encuentra directamente determinado por los sentidos, llegar a ser com-
pletamente idéntica a una palabra de otra lengua? Inevitablemente
tiene que ofrecer variedades y cuando se comparan con detenimiento
las mejores traducciones, las más escrupulosas y fieles, se asombra uno
de la diversidad que aparece donde sólo se esperaba encontrar igualdad
y uniformidad. Podría decirse incluso que cuanto más aspira a la fide-
lidad una traducción, tanto más inexacta será. Pues entonces pretende
imitar también sutiles particularidades, evita lo que es sólo general,
aunque, en fin, sólo puede ofrecer para cada particularidad otra distin-
ta. Esto, sin embargo, no debe hacernos desistir de traducir. La traduc-
ción, y sobre todo la de los poetas, es más bien una de las tareas más
'
necesarias en cualquier literatura, en parte para trans1nitir a quienes no
dominan varios idiomas aquellas formas del arte y de la humanidad
que de otro modo no llegarían nunca a conocer lo cual representa un
considerable beneficio para todas las naciones , pero en parte tam-
bién, y sobre todo, para aumentar la importancia y la expresividad de la

propia lengua. Pues es una de las maravillosas cualidades de las len-
guas que al principio todas sirvan para el uso común de la vida, pero
que puedan luego elevarse hasta el infinito mediante el espíritu de la
nación que las cultive, alcanzando así un uso superior y cada vez más
variado. No es demasiado atrevido decir que en cada dialecto, e incluso
en los de los pueblos más primitivos, a los que solamente no conoce-
mos de forma suficiente, todo puede expresarse: lo 1nás sublime y lo
más profundo, lo más fuerte y lo más tierno (con lo cual, sin embargo,
no queremos decir que una lengua no pueda, en principio, ser mejor
que otra, y que algunas no sean para siempre inalcanzables para otras).
Es sólo que estos tonos están adormecidos, como en un instrumento
que no se toca, hasta que la nación sepa producirlos. Todas
.
las formas

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lingüísticas son símbolos, no son las cosas mismas, ni signos conveni-
dos, sino sonidos que mediante el espíritu con el que nacieron y nacen
sin cesar están en un contacto real y, si se desea llamarlo así, místico,
con los objetos y los conceptos que los sonidos representan; sonidos
que contienen los objetos de la realidad, por decirlo así, diluidos en
ideas, y que ahora, de una manera para la que es imposible imaginarse
un límite, pueden cambiarlos, detertninarlos, separarlos y reunirlos. A
estos símbolos puede agregárseles un sentido más sublüne, más pro-
fundo o más tierno, lo cual sólo sucede cuando se piensan, se expresan,
se reciben y se reproducen con tal sentido, y así es como se au1nenta la
lengua, sin ningún cambio realmente perceptible, alcanzando un sen ti-
do superior, y se acrecienta hasta llegar a un sentido que resulta ser
más variado. Tal como se extiende el sentido de la lengua, en efecto, así
se extiende también el sentido de la nación. Para citar sólo este ejem-
plo: ¡cuánto no ha ganado la lengua alemana desde que imita los
metros silábicos del griego!, ¡y cuántas cosas no se han divulgado y
desan·ollado en esta nación, y no exclusiva1nente entre sus gentes más
cultas, sino entre las masas y hasta entre las mujeres y los niños, por el
hecho de que los griegos se han convertido de verdad, de forma genui-
na y directa, en lectura nacional! Es imposible señalar cuánto tnérito
por lo que a la nación alemana se refiere tiene Klopstock, a quien se .
debe la primera adaptación acertada de los metros silábicos de la
Antigüedad; y aún más Voss, de quien puede afirmarse que ha introdu-
cido la Antigüedad clásica en la lengua alemana. Apenas podría conce~
birse 1nás poderosa y más beneficiosa influencia para la educación
nacional en una época ya muy culta, y esta influencia es mérito exclu-
sivo suyo. Pues él ha inventado la forma definitiva y, sin embargo, aún
perfeccionable, la única forma en la que ahora, tnientras se hable el
alemán, pueden traducirse los antiguos al alemán, lo cual sólo fue
posible gracias a aquella tenacidad de carácter inherente al talento, que
una y otra vez y sin cansarse se ocupaba de la misma 1nateria. Y quien
crea una forma auténtica tiene la perpetuidad de su trabajo asegurada,
mientras que la obra más genial, como fenómeno singular, si carece de
tal forma, queda atrás en el mismo camino, sin consecuencias para el
futuro. Pero si la traducción debe aportar a la lengua y al espíritu de la
nación aquello que esta no posea, o si lo posee, de otra manera, enton-
ces la exigencia prioritaria es una sencilla fidelidad. Esta fidelidad
tiene que estar orientada hacia el verdadero carácter del original, y no,
descuidando este, hacia sus casualidades, tal como en general toda
buena traducción ha de fundarse en el sencillo y modesto amor al
original, y en el estudio que nace de este amor, y a este ha de volver

160

'
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después. Sin duda, este modo de ver las cosas implica necesariamente
que la traducción tenga un cierto matiz extraño, pero el límite donde
esto se convierte en un innegable fallo es muy fácil de señalar aquí. En
cuanto no se sienta la extrañeza, sino lo extraño, la traducción ha
conseguido sus propósitos más nobles; sin embargo, cuando aparece la
extrañeza por sí sola, y acaso oscurezca incluso lo extraño, ahí el
traductor delata que no está a la altura de su original. El sentimiento del
lector imparcial no se equivoca aquí fácilmente con la verdadera línea
divisoria. Ir 1nás lejos aún por repugnancia y miedo ante lo desacos-
tumbrado, y tratar de evitar también lo extraño mismo, igual que antes
se oía decir que el traductor tenía que escribir justo como el autor del
original habría escrito en la lengua del traductor idea que no tenía en
cuenta que ningún autor, a menos que sólo se hable de ciencias y de
hechos, habría escrito lo mismo y de la mistna manera en otra lengua-
' significa destruir toda la traducción y todo su provecho para la lengua
y la nación. Pues, ¿cómo se explica sino así que con todos los griegos
y los rotnanos ya traducidos al francés, y algunos, a su manera, con una
perfección considerable, no se haya transmitido con ellos, sin embargo,
ni lo más tnínimo del espíritu clásico a la nación? ¿y que ni siquiera la
cotnprensión nacional de estos (porque no puede hablarse aquí de
ningún estudioso en particular) haya ganado nada a través de estas
traducciones?
A esta sencillez y fidelidad que acabo de describir y con esto
paso, después de estas consideraciones generales, a hablar de mi propio
trabajo he intentado acercarme. Con cada nueva redacción he pre-
tendido quitar cada vez .más aquello que no aparecía con idént~ca
sencillez en el texto original. La imposibilidad de alcanzar las particu-
lares bellezas del texto original muy fácilmente conduce a prestarle
adornos ajenos, de lo cual nacen en el col1j unto un color distinto, y un
tono diferente. He procurado evitar lo que no fuera alemán, y lo que
fuera oscuro; en este últüno aspecto, sin embargo, no deben tenerse
pretensiones injustas, y que ünpidan ventajas superiores. No puede y
no debe una traducción ser un comentario. No debe contener ninguna
oscuridad que se deba a una inseguridad en el uso de las palabras, o a
una construcción estrábica; pero ahí donde el original sólo insinúa en
vez de expresar con claridad, donde consiente metáforas cuya relación
es difícil de comprender, donde suprime las ideas intermedias, ahí el
traductor haría mal en introducir arbitrariamente y por su propia cuenta
una claridad que modificaría el carácter del texto original. La oscuri-
dad que a veces se encuentra en los escritos de los antiguos, y que es
precisamente una exquisita característica del Agamenón, _resulta de la

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concisión y de la audacia con las que se enhebran, bajo repudio de los
nexos en forma de frases mediadoras, pensamientos, imágenes, senti-
mientos, recuerdos y presentimientos, tal como brotan de un alma
profundamente emocionada. Tan pronto como se fatniliariza uno con
los sentimientos del poeta, los de la época, los de los personajes por él
presentados, desaparece aquella oscuridad poco a poco, dejando lugar
a una alta claridad. Hay que prestar también una parte de esta atención,
de este esfuerzo de familiarización, a la traducción; en vez de exigir
que lo que en la lengua original es sublime, gigantesco y extraordinario
sea sencillo e inmediatamente comprensible en la traducción. Sencillez
y claridad, sin embargo, siempre siguen siendo las cualidades más
difíciles de conseguir por el traductor, y nunca se obtienen mediante el
esfuerzo y los retoques. En su mayor parte se deben a una primera
inspiración feliz, y demasiado bien sé lo que mi traducción deja que
desear en este aspecto.
En la corrección e interpretación del texto he contado con la ayuda
del profesor Herrmann. Atareado en una nueva edición de Esquilo, ha
tenido la amabilidad de cotnu nicarme todo en relación con su adap-
tación del Agamenón lo que podía serme ele alguna utilidad. Sólo
esta gentil ayuda, sin la cual no me habría atrevido a presentar ante el
público, sobre todo, Jos cantos del coro, tnc ha capacitado para fundar
mi traducción sobre un texto completatnente revisado; y todos los
expertos advertirán con prontitud de cuántas afortunadas tnodificacio-
nes se han beneficiado ciertos pasajes; y cuánto han ganado, aden1ás,
los coros y los siste1nas de anapestos, gracias a una versificación más
correcta. Las modificaciones del texto referentes al significado se han
señalado escuetatnente en las anotaciones del propio profesor Herr-
mann; las que se refieren al metro se apreciarán en la comparación de
la traducción con las ediciones anteriores.
Este texto lo he seguido posterionnente con tanta exactitud como
me ha sido posible, porque sie1npre he odiado el método ecléctico con
que algunos traductores eligen a veces arbitrariamente y al dictado
de un sentimiento frecuente e inevitable1nente equivocado entre los
cientos de variantes de los manuscritos y en1niendas de los críticos. La
edición de un escritor antiguo es la restitución de un documento, si
bien no en su forma verdadera y original, sí en la forma de aquella
fuente que para nosotros es la última a la que tenemos acceso. Por lo
tanto tiene que realizarse con rigor y escrúpulo científicos, con todo el
acopio de erudición en que se funda, y, sobre todo, con unos principios
consecuentes y estrictos, y emanar de un único espíritu. Y lo que
menos se debe permitir es que influya en esto el así llamado sentimien-

162
to estético, para el que especialmente los traductores podrían creerse
autorizados; esto, si no se quiere imponer al texto ocurrencias (lo peor
que puede pasarle al traductor, editor o investigador de poetas anti-
guos) que tarde o temprano cederán su puesto a otras.
A la parte métrica de mi labor, sobre todo a la pureza y exactitud de
los metros, siendo estas las bases de toda otra belleza, he dedicado el
mayor esmero posible, y creo que en esto ningún traductor puede pecar
por exceso. El ritmo, tal y co1no impera en los poetas griegos, y sobre
todo en los poetas dramáticos, que saben servirse de toda clase de
metros, es, en cierto modo, un mundo aparte, separado también del
/

pensamiento y de la música, aco1npañada por la melodía. El representa


el oscuro ondear del sentitniento y del ahna antes de que este se vierta
en palabras, o cuando su eco se ha perdido ante él. ·En el rit1no descan-
sa la forma de toda gracia y sublimidad y la diversidad de todo carác-
ter, y se desarrolla en voluntaria plenitud, uniéndose en creaciones
siempre nuevas; es pura forma, sin peso material alguno, y se manifies-
ta en los tonos, es decir en lo que más profundamente conmueve el
alma, porque es lo que tnás cerca está de la naturaleza del sentimiento
íntimo. Los griegos son el único pueblo del que tenemos conocimiento
que poseía se1n.ejante ritmo, y esto es, a mi entender, lo que más los
distingue y caracteriza. Lo que encontramos de ello en otras naciones
es incompleto; y lo que poseemos nosotros e incluso los romanos
(excluidos unos pocos tipos métricos muy conseguidos en ellos), sólo
es un eco, y además es un eco débil y ronco. En el análisis de las
lenguas y las naciones se ha prestado detnasiada poca atención a los
elementos, por decirlo así, muertos, y a la presentación exterior; siein-
pre se piensa hallarlo todo en lo espiritual. No es este el lugar para
desarrollar esta idea, pero a mí siempre me ha parecido que sobre todo
la n1anera en la que en la lengua se juntan las letras para fortnar sílabas,
y las sílabas para formar palabrás, y en que estas palabras, a su vez,
estén relacionadas entre sí en la oración según el período y el tono,
determina o caracteriza el destino intelectual, e incluso, en no poca
medida, moral y político de las naciones. En esto, sin embargo, los
griegos tuvieron la mayor fortuna que pueda desear un pueblo que
pretenda reinar a través del espíritu y las palabras, y no del poder y las
hazañas. Entre las lenguas modernas, sólo la alemana parece poseer el
privilegio de poder recrear este ritmo; y quien sea sensible a la digni-
dad de nuestra lengua y, a la vez, tenga sentido del ritmo procurará
hacerla cada vez más dueña de este privilegio. Pues este es susceptible
de perfección; una lengua, al igual que un instrumento de música, ha
de llevarse hasta el máximo de sus posibilidades; y en cuanto a la

163
experiencia y familiaridad, aún más las necesita el oído de muchos
lectores desorientados por la arbitrariedad de nuestros poetas, o
también poco acostumbrados a los metros menos frecuentes . Un
traductor, particularmente si trabajase con los poetas líricos antiguos,
1nuchas veces sólo podría mejorar permitiéndose libertades; pocos lo
seguirán en los coros con la suficiente exactitud para comprobar el
empleo correcto o incon·ecto de una sílaba; es más, en el caso de
idéntica interpretación, muchos prefieren, co1no ya ha constatado acer-
tadamente Voss, cierta naturalidad sobre la superior belleza del ritmo.
En esto, sin etnbargo, un traductor tiene que ejercer abnegación y rigor
contra sí mismo; sólo así se mueve por un camino en el cual puede
abrigar la esperanza de tener sucesores más afortunados, tal vez. Pues
las traducciones, en todo caso, antes que obras duraderas, son trabajos
que comprueban y determinan el estado de la lengua en un Inotnento
dado, como si fueran una piedra de toque inmutable, y que deben
influir en él, y tienen que repetirse una y otra vez. Ade1nás, aquella
parte de la nación que no sabe leer a los antiguos, los conoce mejor a
través de varias traducciones que a través de una. Son éstas diversas
imágenes del mis1no espíritu, porque todos reproducen eJ que advirtie-
ron y el que supieron expresar: el verdadero descansa exclusivamente
en el originaL

164
./

Indice

Prólogo .. .. . .. .. .... .. . ... .. .. .. .. .. ... .... .. . .. ... .. . ... ... .. .. .. .. .. .... ... .. . .. . .. . .. . .. .. . 7
/

ANTOLOGIA DE TEXTOS

Marco Tulio Cicerón


«Del mejor género de oradores» .. ... . .. ... ... .. ... .. . .. . .. . ... ... ... .. ... . ..... 27

San Jerónimo
«Epístola a Pamtnaquio sobre la mejor forma de traducir»...... 32


al-J? iihiz
• •
De El libro de los animales .. .... ... .. . ... .. . .. . .. ... .. .. .. .. . .. ... . .. .. . ... ... ... 45

Sala~ al-Din al-Sqfadl


De al-Gayt al-musayyam fi sarfJ lamiyat al- (agam .................. 49

Martín Lutero
«Misiva sobre el arte de traducir» ............................................. 51

Juan Luis Vives


<<Versiones e interpretaciones» .. ... ........... ................................... 66

Joachim du Bellay
De De,fensa e ilustración de la lengua francesa .. . .. . .. . .. .. . ... ... ... 71

Fray Luis de León


Del «Prólogo» a Traducción literal y declaración del libro
de los Cantares de Salomón .. .. .. ... .. ... .. . .. . .. .. . .. . ... ... ... .. ... ... ... .. . ... 77

Miguel de Cervantes
De Don Quijote, I, 6 ................ . ........ ....................... ................. . 80
De Don Quijote, II, 62 .. ... ..... .... ..... . .. ... ........ ......... ... ........ ... ....... 80

619
Joao Franco Barreto
«Prólogo» a Ene ida portuguesa................................................. 82

John Dryden
Del prefacio a la traducción de las Epístolas de O vi dio . .. .. .. .... 88
Del prefacio a Silvae o segunda parte de misceláneas poéticas 94
De la dedicatoria a la Ene ida .... .. . .... ... .. . .. ... . .. . ... .. ... .. . ... .. ... ... . .... 97
Del prólogo a Fábulas ... . .. .. . .. .... .. . ... .. . .. . .. . .. . .. .. .. .. .. .. ... . . .. .. .. .. .. . .. 99
De Biografía de Luciano. ... .. . .. . .. ... .. ... . .. ... .. . ... ... .. . .. . ... ... .. . .. ... . .. .. 102

J.L. d'Alembert y Denis Diderot


«Traducción», en Enciclopedia o diccionario razonado de las
ciencias, las artes y los oficios .. .. . ... .. . .. . .. ... . .. .. .... ... .. ... .... .. ... .. . .. 105

M elchiorre Cesarotti
De Ensayo sobre la filosofía de la lengua . ... . ..... .. . .. .. . . ... ... .. . .. .. 11 O

José Cadalso
De Cartas marruecas ... ... ... .. .. . .. . .. . .. .. .. ... .. .. . .. .. .. ... .. . .. .. .. .. . .. ... .. . .. 112

Ugo Foscolo
«Intención del traductor» .. . .. .. . .. . ... .. .. .. .. .. .. . .. .. .. . .. .. . ... ... ... .. . .. . .... . 116

Giovanni Carmignani
<<Sobre la traducción>> .. ... ... ... .. . ... .. . ... .. ... .. . .. . .. .. .. .. . .. .. . .. . .. . .. . .. . ... .. 119

Vasili Andréievich Yukovski


«Sobre la fábula y las fábulas de Kry lov» . .. .. .. ... .. .. . ... .. . .. .... . .. .. 124

Johann Wo~fgang von Goethe


De Poesía y verdad .. . .. . .. .. . ... ... ... .. . .. . .. .. .... .. .... .. .. .. .. .. ... . ... .. ... ... . .. 126
De «En recuerdo fraternal de Wieland» .. ... .. .. .. ... .. ... .. ... . .. ... . .. . .. 127
De Notas y ensayos para mejor comprensión del Diván
Occidental-Oriental.................................................................... 127

Friedrich Schleiermacher
«Sobre los diferentes métodos de traducir» .. . .. .. .. .. .. . ... .. . .. .... .. .. . 129

Wilhelm von Humboldt


De la introducción a la Traducción métrica del Agamenón de
Esquilo........................................................................................ 158

Madame la Baronne de Stael


«Sobre el espíritu de las traducciones» .. . .. . .. .... .. ... .. . ... ... ... ... .. . .. 165

620
Pietro Giordani
«Carta de un italiano a los redactores de la Biblioteca» . ... ... ... . 171

Madame de Stael
«Carta de la señora baronesa de Stael Holstein a los señores
redactores de la Biblioteca Italiana» .. .. . .. . .. . . ... . ... .. .. .. .. ... . .. . .. .. ... 179

Giacomo Leopardi
«Carta a los redactores de la Biblioteca Italiana» .. .. ... .. .. .. .. .. .. . 183

A.S. Pushkin
De «Sobre Milton y la traducción de Chateaubriand del
Paraíso perdido>> . .. . ... .. ... ... . .. . .. .. . .. ... . ... .. ... .. .... .. ....... ...... ... ..... ..... 190

/.S. Turguénev
«Guillermo Tell. Obras de S chiller» ........................................... 193

Arthur Schopenhauer
De «Sobre lengua y palabras» ................................................... 197

Matthew Arnold
«Sobre las traducciones de Homero» .. . ... .. ... ... . ................... .... .. 203

Dante Gabriel Rossetti


Del prefacio a Los poetas italianos primitivos .. .. .. . .. . .. .. ... .. .. .. .. . 280

Victor Hugo
<<Los traductores>> .. ..... . .. . ... .. . ... .. ... ... . .. .... .. .. . ... .. ... . .. ... .. . . .... . .. ... . .. 283

Joaquim de Vasconcelos
<<Sobre lengua y estilo» .. .. ... . .. . .. .. . .. .. .. .. . .. ... .. .. .. .... .. ... .. . . .. .. . .. .... .. 309

Friedrich Nietzsche
De La gaya ciencia .. .. . .. . ... .. .... .. .. . . .. ... ... ... .. ... ... . .. . .. ... . .. . .. ... .. ... . .. 317
De Más allá del bien y del mal.................................................. 318

Sulaymiin ibn Jattar al-Bustanz


Del prólogo a La llíada de Homero .......................................... 320

Yen Fu
Prólogo de la traducción china de Evolution and Ethics and
OtherEssays............................ ................................................... 326

621
Futabatei Shimei
«Mi manera de traducir» . .. . .. . .. . .. .. . ... .. . ... .. ... . .. ... ... .. . .. . ... .. .. . .. .. .. .. 330

Walter Benjamin
«La tarea del traductor>> .. .. . .. . .. . .. ... ... ... . .. .. ... . .. . .. ... .. ... .. . . .. ... ... ... .. 335

Ulrich von Wilamowitz-Moellendorf ·


«El arte de la traducción» . ... ... . .. ... .. ... . .. . .. ... ... . .. . .. ... .. . .. . .. ... ... . .. .. 348

Fernando Pessoa
De Páginas de estética, teoría y crítica literaria...................... 352
De Pessoa inédito (Para una teoría de la traducción: 1) .. . .. . ... . . 352
De Pessoa inédito (Para una teoría de la traducción: 2) .. .... ..... 353

Karl Vossler
«La comunidad lingüística como co1nunidad de mentalidad».. 355

Lin Yutang
«Sobre la traducción»................................................................. 377

LuXun
«Traducciones de traducciones»................................................. 394
Borrador de «Título aún no fijado» . .. ... .. . .. . .. .... .. . .. . .. ... ... .. . ... .. . .. 395

Ezra Pound
De «Las relaciones de Guido» ... .. ... . .. ... ... .. . ... .. .... . . ... .. . ... ... ... .. . .. 397

Jorge Luis Borges


«Los traductores de las 1001 Noches» .. ... ..... . .. ...... . .... ... . ... .. . .. ... 41 O

José Ortega y Gasset


«Miseria y esplendor de la traducción» ... ... .. ... . .. .. . .. . . .. .. . ... .. . .. . .. 428

Alfonso Reyes
«De la traducción» . .. ... . .. ... ... .. . .. . .. . .. .. . ... .. . ... .. . .. . .... . ... .. . .. . .. . .. . .. ... 447

Borís Pasternak
«Notas de un traductor» . ... .. . .. .. .. .... . ... .. . ... ... .. ... ... . .. .. . ... .. . ... ... .. . .. 460

Paul Valéry
«Variaciones sobre las Bucólicas» . . .. . .. . .. . ... .. ... . .... . .. . .. . .. . ... ... . ... . 463

Fu Lei
«Prólogo: La traducción y la reproducción pictórica» .. . .. . .. .. . ... 475

622
Benvenuto Terracini
De El problema de la traducción ... . .. ... ..... .. .. ... .. . .. .. . .. ... . .. . .. .. . ... 477

Francisco Ayala
De Problemas de la traducción . .. .. . ... ... .. . .. .. ... .. .. .. . ... .. . ... .. .. .. . . ... 488

Roman Jakobson
«Sobre los aspectos lingüísticos de la traducción» . . ... .. ... ... . .. .. . 494

Hans-Georg Gadamer
De «El lenguaje como medio de la experiencia hermenéutica» 503

Octavio Paz
<<Traducción: Literatura y literalidad»........................................ 51 O

Agustín García Calvo


«Apuntes para una historia de la traducción» ... ..... .... ..... ... ..... .. 521

Taha lfusayn
De Libros y autore.s·.... .. . ... .. . .. ... . .. .. . ... ... .. . .. . .. .. . .. . ... .. . .. ... .. .. .. .... . .. 557
De Ciencia de la literatura . ... .. . .. ... ... .. . ... .. .. . ... . .. .. . ... .. . .. .. . ... ... . .. . 561

Liu Jingzhi
«Apreciación del parecido espiritual y no del parecido formal:
Panorama general de las teorías de traducción desde Yen Fu» . 565

Mao Dun
«Prólogo» a Antología de traducciones de Mao Dun ............... 584

Gianfranco Folena
«Advertencia», en Vulgarizar y traducir................................... 588
/

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS . . .. .. . .. . .. ... ... ... .. . ..... . .. .. .... .. 593

ÍNDICE ANALÍTICO................................................................ 603


/

INDICE DE NOMBRES . .. ... ... .. . ... ... ... ... . .. .. .. . ... .. ... . .. . .. ... ... .. . ... .. 605
/

IND1CE .. ... .. . .. ... ... ... .. . .. .... .. . .. . .. .. . ... .. . ... .. . ... . .... ... ... ... .. ... ... .. . ... .. . .. 6 21

623
t

n tiempos recientes, quizá al amparo de esa 1

instrumentalización de las saberes humanísticos que han


o

señalado no pocos pensadores, la teoría de la traducción


-al igual que otras disciplinas a las que suele
clasificarse bajo el epígrafe de lingüística aplicada ha
conocido un desarrollo y ha reclamado para sí un interés
de los que no gozaba desde los tiempos de las disputas
respecto de la pertinencia de las traducciones de los
textos sagrados, o desde el primer desarrollo del
historicismo lingüístico o desde las elaboraciones teóricas
de los neogramáticos.
Sin duda, los modos de estudio han variado
grandemente, y el historiador, el lingüista, el filósofo, el
sociólogo y aun el poeta o el novelista han visto cómo se
solicitaba su concurso para participar en esta tarea, y se
ha visto cómo se reconciliaban actitudes que en otra
época se habían enfrentado encarnizadamente.
La interrelación de las diferentes perspectivas
culturales, agregada a los diferentes enfoques con los que
hoy se estudian los problemas de la traducción pedían un
libro en el que se expusiera una muestra representativa
de lo que ha sido la teoría de la traducción a lo largo del
tiempo, y a través de las diferentes culturas en las que se
ha manifestado la necesidad de comprender este
fenómeno. Teorías de la traducción: Antología de textos
presenta al lector interesado algunos de los momentos
más salientes del debate que esta teoría ha suscitado;
pretende, asimismo, enriquecer esta presentación al •

incluir textos que pertenecen a tradiciones culturales o


lenguas poco o mal representadas anteriormente. :
'1

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oo
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o

J.- ' ..

DIPUTACIÓN PROVINCIAL
TOLEDO

Ediciones de la Universidad
de Castilla-La Mancha

9 788488 255884

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