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Febrero 2019.
Febrero de 2019.
En este sentido, es necesario destacar que para los alumnos y para la sociedad en
general es necesario que se preparen para desenvolverse en la sociedad actual y
que esta disposición les permita continuar aprendiendo en el resto de la vida futura.
Al respecto García, Acevedo y jurado (2003, citado por Solar, García, Rojas y
Coronado, 2014), sostienen que la competencia se refiere a la eficacia y las
demandas del mercado, en donde se articula el saber adquirido con las tendencias
de la economía la globalización y los modelos neoliberales, haciendo parte de la
formación integral del sujeto en las que saber hacer es parte de los contextos
socioculturales concretos y locales, en el sentido ético y humanístico de las
decisiones que tomen sobre los impactos en contextos de la vida cotidiana.
Desde esta definición se puede observar que no consideran las matemáticas como
una ciencia que se estudia a sí misma, por el contrario, establecen una relación con
el mundo que la rodea, reconociendo que hay necesidades implícitas en las
diferentes ramas de educación que pueden ser resueltas con la aplicabilidad de la
matemática.
Esta noción va un poco más allá de un contexto de saber hacer lo que se aprende
en el aula de clase, pues busca que el estudiante pueda enfrentarse a desafios
nuevos fuera del aula de clase, como en su contexto académico, social y
profesional.
Así, lo que busca la competencia matemática es que los estudiantes puedan hacer
uso funcional de los conceptos matemáticos, tanto en la matemática misma como
fuera de ella y situaciones en las que las matemáticas se encuentran como eje
central.
No se debe confundir la competencia matemática como cualquier actividad que el
alumno realiza en torno a la matemática o a un contexto matemático, por ejemplo,
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un estudiante de quinto de primaria al realizar la operación 2 + 4, no lleva a la
adquisición de alguna competencia en matemáticas, lo que el estudiante realiza es
la apropiación de un algoritmo importante para el estudio de las matemáticas.
Para aportar a cada una de estas competencias básicas, Gutiérrez et al. (2014)
propone una serie de aportes que apoyan la programación curricular como la
evaluación de los contenidos matemáticos.
Por ejemplo, para la competencia de comunicación lingüística, se propone
comprender y producir textos que usen el código y el lenguaje matemático; la
expresión de oral y de razonamientos seguidos, para formalizar el pensamiento; el
lenguaje matemático para comunicar ideas.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Calderón, M. y Villalón, M.
(2013). Dinamización matemática: enseñanza bajo el enfoque por
competencias usando proyectos heurísticos. Unión, N°. 34, pp. 131 - 140.