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Los lexicógrafos creen que todo los diccionarios monolingües, por usar definiciones en la misma
lengua, no son más que un círculo vicioso. Pero Porto Dapena cree que las definiciones no son
necesariamente circulares porque están formuladas en dos niveles metalingüísticos diferentes.
Aspectos generales
En las definiciones lexicógraficas hay dos niveles o metalenguas diferntes: una metalengua de
signo (segunda metalengua) y una metalengua de contenido (primera metalengua). La del
contenido se utiliza para definir el significado de la palabra que actúa como entrada y se adopta con
preferencia a la del signo que se reserva para palabras que carecen de verdadero significado léxico.
Un fallo frecuente en los diccionarios es el uso inadecuado de esos dos niveles al mezclarlos o
adoptar la metalengua del signo en casos donde puede usarse la de contenido.
- Principio general de equivalencia → en una definición correcta el definens debe contener todo
el definendum y nada más que el definendum. La equivalencia es de extensión y de comprensión.
Para algunos debe desdoblarse en otros dos:
1) Conmutabilidad o insertabilidad: ambos son intercambiables en cualquier contexto. Es
lógico para las definiciones en metalengua de contenido que hace que entre ambos haya una
equivalencia semántica (sinonimia) aunque no siempre se cumple. Pero cuando la definición está en
metalengua del signo la equivalencia sólo se produce en el nivel semiológico.
Si una definición cumple este principio es correcta, pero si no lo cumple no necesariamente es
incorrecta porque la sinonimia y la conmutación no siempre están asociadas. El problema surge
cuando se propone un concepto estrcho de sinonimia al suponer que dos entidades con igual
significado tienen igual comportamiento sintagmático. La sinonimia también puede ser parcial en la
que hay una especie de distribución complementaria.
2) Identidad categorial: ambos pertenecen a la misma categoría gramatical. También se cumple
solamente en las definiciones formuladas en metalengua del contenido. Tampoco conlleva siempre
la identidad funcional.
- Principio de análisis → la definición debe representar un análisis semántico por lo que debe
constituirse por toda una frase o sintagma cuyos componentes pondrán de manifiesto un aspecto o
parte del definendum. Una verdadera definición se asemeja al análisis componencial semántico
aunque la primera tiene condicionamientos formales.
Según este principio no se consideran las definiciones sinonímicas.
- Principio de autosuficiencia → los componentes serán palabras del mismo diccionario a fin de
evitar las “pistas perdidas”.
Las definiciones que más se ajustan a los principios anteriores son las conceptual perifrástica.
Pero no todos los vocablos se dejan definir de esta manera. Toda palabra es un signo y como tal
puede definirse en su significado, su significante, su funcionamiento paradigmático o sintáctico. Y
además representa una realidad en sí misma que puede ser objeto de definición.
a) Definición enciclopédica → Según definamos una palabra o la realidad por esta representada,
se distinguen la definición lingüística (lexicográfica) y la definición enciclopédica (de las cosas).
Esta distinción se remonta a Aristóteles que habla de definición nominal y real. Esta distinción
incluso puede trasladarse a la separación entre diccionarios de palabras y enciclopedias. Pero en la
práctica lexicográfica la distinción no es tan clara.
De todas las características objetivas de las cosas, la lengua se basa en algunas para establecer
los rasgos distintivos de las palabras. Pero decidir cuáles son esos rasgos y cuántos agregar a la
definición no es sencillo. La necesidad dependerá del conocimiento y experiencia que cada hablante
tenga de las realidades representadas. Por eso al lexicógrafo pueden no quedarle más alternativas
que acumular, enciclopédicamente, todo cuanto contribuya a una más efectiva identificación de la
realidad designada por la palabra.
E. Coseriu dice que no todo el léxico está lingüísticamente estructurado, hay casos en los que la
estructuración viene dada por las realidades a las que representa y puede haber coincidencia entre la
significación y la designación.
Para Porto Dapena la definición enciclopédica es la más propiamente lingüística porque el
definens tiene un papel estrictamente lingüístico al tratar de explicar o identificar por medio de la
lengua la realidad representada por el referente. Frente a ella la llamada “lingüistica” es más
propiamente metalengüística porque pretende identificar un signo de la lengua. Las enciclopédicas
suelen llamarse descriptivas porque no responden a la pregunta “¿qué es el definido?” sino que
presentan propiedades o características de éste respondiendo a “¿cómo es el definido?”.
J. Casares habla de definiciones teleológicas y genéticas para las que caracterizan la finalidad u
origen.
También hay definiciones ostensivas o mostrativas que consisten en colocar el referente en
lugar del definiens o como componente de éste. El referente suele aparecer representado mediante
fotografías o imágenes (ostensivas icónicas) pero también con imágenes verbales.
De todas formas no son raras las definiciones híbridas como las funcionales de tipo contextual
donde se habla de la aplicabilidad a un tipo de realidad en lugar de establecer una equivalencia
directa. Se suelen introducir con 'dícese' o 'nombre de'. Ray-Debove llama a estas expresiones
parásitas porque suelen poder eliminarse. A veces son justificables, como con las colocaciones, en
las que si las quitamos las definiciones terminan siendo insuficientes porque no ofrecerían el
contexto en que los vocablos se definen de la manera en que aparecen en el diccionario.
Siempre es posible separar la parte funcional de la conceptual.
- Perifrástica: el definiens es una frase o sintagma. Es de carácter analítico y debe cumplir con
el principio de análisis. Rey-Debove distingue dos tipos generales:
- Sustancial: Responde a “¿Qué es el definiendum?”. Se expresa siempre mediante un sintagma
endocéntrico cuyo núcleo pertenece a la misma categoría gramatical que el definiendum y tiene una
serie de complementos o adyacentes.
Está subdividida en:
a) Incluyente: en su forma positiva es la hiperonimia. Está formada por un género próximo, una
palabra cuya carga semántica se halla contenida en el definido y una diferencia específica que
concreta el significado. Es un sintagma endocéntrico de tipo subordinativo, cuyo núcleo es el
archilexema y el elemento adyacente por la diferencia específica. Es el tipo ideal de definición.
También tiene una forma negativa en la que el incluyente lógico tiene sentido negativo (falta de,
dejar de, privado de).
Bosque agrega la mesonímica donde hay una doble exclusión para indicar un punto intermedio.
b) Excluyente: Es la antonímica donde la negación está dada por una partícula negativa, no un
incluyente lógico. La definición es negar un antónimo del definiendum (definir por lo que no es). El
núcleo del sintagma endocéntrico subordinativo es el antónimo en lugar del cual puede hacerse una
perífrasis equivalente que es incluyente positiva o aditiva.
c) Participativa: el núcleo del sintagma no es un archilexema sino una palabra de sentido general.
Bosque agrega las seriales donde el definiendum se caracteriza por el orden en que participa de
un conjunto o serie.
d) Aproximativa: el núcleo del sintagma no es un archilexema sino un vocablo que indica
aproximación o semejanza.
Los definidos designan una parte o elemento constitutivo de los objetos o poseen una similitud
con ellos. Son imprescindibles cuando el definiendum no es léxicamente clasificable (no hay un
archilexema en el que incluirlo).
e) Aditiva: es un análisis del significado mediante la adición o asociación de varios lexemas que
se unen sintácticamente por coordinación copulativa. Estas palabras pueden acompañarse de
determinaciones (formando una definición compleja). Esto ocurre en el caso de verbos que se
definen por otros dos (uno principal y otro subordinado).
- Relacional: Se funda en la relación que establece el definido con otra palabra de la lengua. Se
expresa siempre con un sintagma exocéntrico que no tiene un núcleo sino un transpositor (relativo
o preposición) que convierte al sintagma en la categoría del definido.