UNIVERSIDAD NACIONAL DE

INGENIERIA FACULTAD DE ARQUITECTURA URBANISMO Y ARTES

09/07/19

DEL SUPREMATISMO A LA DECONSTRUCCIÓN: ZAHA HADID

AUTOR: MAMANI CUTI ROSMERY

CURSO: ARTE Y ARQUITECTURA

Si nos ponemos a definir cuál es el carácter esencial que debemos percibir al apreciar una obra

arquitectónica, estaremos abriendo paso a una gran polémica que acontece de décadas y hasta

siglos pasados. Algunos considerarían lo estrictamente relacionado a la arquitectura como un

factor preponderante al entender la misma.

¿Cuál es el defecto característico del modo de tratar la arquitectura en las historias del arte

comunes? Consiste-se ha repetido a menudo- en el hecho de que los edificios se juzgan como

si fuesen esculturas o pinturas, de un modo externo y superficial como puros fenómenos

plásticos. (Zevi, 1998, p.15)

Conceptos como lo son el espacio y la forma se alzarían en importancia ante la mera y pura

estética la cual, por cierto, es quizá la cualidad que cualquier espectador es apto a apreciar. Sin

importar el nivel de intelecto o sapiencia de temas relacionados a estructura, visuales, inserción

en lo urbanístico, el espectador común se halla capaz de dejarse llevar por su sentido visual al

apreciar la arquitectura, así como lo es predominantemente al apreciar cualquier otro tipo de arte.

Si nos remontamos a los años 60’ en los que se desarrollaba el movimiento fluxus a nivel

artístico, podríamos rescatar de ello la intención de llevar el arte hacia un plano masificador, en
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el cual quienquiera que fuese el interesado en ver y entender el arte podría conseguirlo desde su

punto de vista. Además, como señala Mataix (2010), “El arte fluxus, pretende, como alude el

nombre, interpretar o reflejar como artístico lo banal, lo cotidiano, y por lo tanto lo que fluye y se

somete al paso del tiempo, como la vida misma” (p.262).

Es así, por tanto, como se pretende establecer una estrecha relación entre el arte y la

arquitectura. Ella se da en un nivel sensorial a lo largo de los años, sin embargo, el motivo de

este ensayo es enfocarnos en la correspondencia existente entre ambas, arte y arquitectura,

contemporánea. Entendamos por arte, en este contexto, todo tipo de artes plásticas, como lo son

la escultura o la pintura. A propósito de dejar entrever dicha relación, Serra nos decía: “En la

escultura no puedes desentenderte de ciertas cosas: material, masa, peso, gravedad, equilibrio,

ubicación, luz, tiempo, movimiento. Son elementos dados y el modo en que los manejas es lo

que define lo que haces” (p.260). Si tratamos de hallar una conexión entre ello y el rubro

arquitectónico, se debe precisar que aquellos elementos mencionados resultan imprescindibles en

cualquier obra de esta última mencionada.

De esta forma, podríamos hallar cientos de correlaciones entre arte y arquitectura. El arte

siempre plasmará su esencia y, de algún modo, logrará tener un impacto en el rol del arquitecto.

Turner (2010) afirma, asimismo: “Si hasta hace unos años la teorización era el requisito

fundamental de la arquitectura de vanguardia, ahora parece serlo su aproximación al arte”

(p.127). De modo paralelo a esto, el propio artista introduce en su obra conceptos propios de la
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arquitectura. Ejemplos de ello se encuentran al encontrar plasmado en una pintura la espacialidad

en base a simplicidad en líneas, la simetría, el equilibrio en sus composiciones y el manejo del

concepto de la gravedad. Si se busca en todo caso, citar ejemplos de forma explícita no debemos

dejar de mencionar la influencia del Pop Art en la obra de Renzo Piano y Norman Foster, o quizá

el minimalismo en Pierre de Meuron, el arte conceptual en Diller Scofidio, y, por último, el

suprematismo y constructivismo en la obra de Zaha Hadid, de quien pretendo basarme por

considerarla fundamental en este nexo arte-arquitectura contemporánea.

Nacida el 31 de octubre de 1950 en Bagdad, capital de Iraq, Hadid fue la tercera de una

familia de tres hermanos. Durante su infancia, vive tiempos convulsos en Iraq, pues la actividad

política aquí era intensa. Su padre comparte con la niña sus puntos de vista progresistas,

orientados a la industrialización del país, el desarrollo de programas de viviendas y la

nacionalización de la producción del petróleo. Su madre, por otro lado, le enseña a dibujar,

acrecentando esta destreza durante su juventud, acompañándola a visitar los más importantes

museos de arte del mundo. Esta actitud liberal de la familia, de mente abierta al

multiculturalismo, es la que promueve a Zaha Hadid a entablar relaciones durante su infancia

con diferentes grupos de personas, explorando siempre nuevas maneras de hacer las cosas.

Es así como, al llegar a la edad de 18 años, Hadid opta por estudiar matemáticas y tiempo

después empezar su carrera de arquitectura. Ambas facetas le ayudarían en un futuro a plasmar

en su obra fluidez y complejidad en todas sus etapas. Hadid (como se citó en Bloom, 2017) nos

comenta:
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Recuerdo querer convertirme en arquitecta desde muy joven, sin embargo, yo también era

muy buena en matemáticas y estaba siempre intrigada por el campo de las matemáticas

modernas y la conexión entre filosofía, matemáticas y física. Esto se convirtió en una

pequeña desviación para mí. (p.16)

Es alrededor de los años 70 en los que decide empezar a estudiar arquitectura y para ello se

traslada a Londres a la Architectural Association School of Architecture (AA), que gozaba en

esas instancias de un enorme prestigio por impartir una pedagogía arquitectónica fuera de lo

convencional, formando a los diseñadores más innovadores de la profesión arquitectónica, de

forma que mediante un planteamiento docente flexible permitía que cada estudiante diseñara su

propio plan de estudios, aprendiendo de la experiencia de sus renombrados profesores. Este

sistema constituyó para Zaha Hadid una gran experiencia, aprendiendo a estar centrada desde el

principio de su carrera en lo que realmente le interesaba. De este punto parte su descubrimiento

en la posibilidad de hacer algo diferente a lo dogmático.

Para su graduación decidió explorar el llamado «factor mutación» en la elaboración de un

proyecto de hotel sobre sobre el Támesis, en Londres, que será su proyecto fin de carrera

denominándolo Malevich’s Tecktonik, con el que obtiene el Diploma Prize de la Architectural

Association. En el acto de su graduación, en 1977, Rem Koolhaas diría de Zaha Hadid, que es

«un planeta con su propia e inimitable órbita».

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Al culminar con sus estudios, Hadid empieza una etapa de experimentación en su carrera que

podríamos catalogar como la primera de cuatro fases marcadas. Su máximo exponente durante

estos años fue quizá el suprematismo de Malevich, el cual se ve representado en las tempranas

pinturas que realizó como un método de diseño experimental totalmente alejado de los planos,

cortes o elevaciones convencionales. El nivel de color y abstracción le ayudaron a desarrollar en

gran escala una proyectiva geométrica y espacial que transmitía una singular expresividad, la

cual ella buscaba con ansias mostrar frente al espectador.

FUENTE:
Asenjo, a (2017) “Aproximación a la arquitectura de Zaha Hadid”
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Hadid (como se citó en Bloom, 2017) nos expresa: "Estoy fascinada por la mente de la lógica

y la abstracción. El movimiento vanguardista ruso de los años veinte, el mundo de Malevich y

Kandinsky reúne esto y se inyecta la idea de movimiento y energía en la arquitectura, dando una

sensación de flujo y movimiento en el espacio” (p.17). Esto parece tener una relación con el

contexto que afrontaba en aquella época tanto el artista como el arquitecto desde sus respectivos

roles, afectados por la crisis económica de Occidente. El suprematismo les permitía, por ende,

aplicar nuevas ideas radicales para regenerar la sociedad. El uso equilibrado de formas

geométricas simples como el cuadrado, triángulo permitía a Hadid expresar mediante este nivel

de abstracción sensaciones de movimiento y espacialidad, característicos del suprematismo.

Quizá la expresión más evidente de la influencia de Malevich en su obra la podemos apreciar

en la que fue, tal vez, el primero de muchos proyectos marcados con el sello de Zaha Hadid.

Peak Leisure Club en Hong Kong (1982-83), un edificio que debía basarse y a su vez

acomodarse en el paisaje, y que buscaba ser una nueva geología o ecología hecha por el

hombre. El diseño de este fue una evolución de sus proyectos anteriores, como Malevich's

Tektonik, que fue su proyecto de tesis. La idea era imponer la escultura Architekton Alpha (1920)

de Malevich en un contexto urbano para convertirse en arquitectura. El proyecto en un principio

se impuso en el puente de Hungerford de Londres en el Támesis en una serie de capas

horizontales. Se basó en una constante investigación de ideas sobre yuxtaposición y

superposición. La línea continua con muchas trayectorias en la misma superficie evolucionó en

los dibujos y pinturas en este momento; se estaba usando diferentes perspectivas para desarrollar

la distorsión.
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Mertins (2006) se refiere a que durante el apogeo de la posmodernidad en la década de 1980,

los arquitectos se convirtieron en estilos históricos, tradiciones urbanas, y la cultura popular para

reconstruir el apoyo público que el modernismo había perdido. Zaha Hadid declaró que la

modernidad era un proyecto incompleto que merecía continuar. Este fue un mensaje inspirador y

su visión audaz se combinó con proyectos como el diseño ganador del concurso para The Peak

en Hong Kong. Las pinturas luminosas de Hadid representaban la ciudad y la ladera sobre ella

como un campo prismático en qué edificios y forma de relieve se amalgamaron en la misma

formación geológica de líneas cambiantes, vibrantes planos, y colores brillantes, a la vez

tangibles e intangibles, infundidos con la energía transformadora que paisajes cubistas, futuristas

y expresionistas habían tratado de capturar.

Por otro lado, este sistema de dibujo la condujo a nuevas ideas, como la superposición de

dibujos, como una forma de arqueología inversa, que condujo a traducciones literales en los

edificios. La estación de bomberos de Vitra (1983) en Weil am Rhein, Alemania, fue clave: el

dibujo se convirtió en el proyecto, cuando las líneas se convirtieron en volúmenes.

FUENTE:
Asenjo, a (2017) “Aproximación a la arquitectura
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Tras este paso por su marcado apoyo en el suprematismo y el constructivismo, Zaha Hadid

decide reinventarse en un nuevo nivel de experimentación haciendo paso a lo que hoy

llamaríamos Deconstructivismo. Basado en un manejo de las líneas curvas, ideas comunes en

torno a la fragmentación, el proceso de diseño no lineal, la renuncia a la geometría euclídea y la

negación de los condicionantes de la estructura o del revestimiento, Hadid buscaba llevar sus

proyectos a otro grado de expresividad y romper con los límites que, en años anteriores, hicieron

crítica a su arquitectura considerando que esta no podría construirse y denominando a Hadid, “La

arquitecta de papel”. Con la inauguración de esta nueva corriente en el rubro arquitectónico, en

manos de Frank Gehry con el audaz diseño y posterior construcción del Museo Guggenheim de

Bilbao, se daría inicio a la mayor producción cargada de expresión, fluidez, movimiento y

antigravedad, dentro de la producción construida de esta arquitecta.

Tal como nos propone Asenjo (2016), Zaha Hadid trata de conseguir los espacios fluidos a

partir de juegos complejos de yuxtaposiciones y superposiciones de formas y vacíos que

previamente había venido tratando de conseguir. Ella misma define sus trabajos como

«geometría fragmentada» y «movilidad fluida», conceptos que conviven con una «fluida

organización del esquema» del edificio. Desde este entendimiento del espacio manifestó un

deseo constante de cuestionar la planta ortogonal tradicional, para definir los conceptos de

espacio y de tiempo en torno a la estructura y en torno a una planta no regular. En este sentido,

considera que hablar de movimiento o de energía en relación a la arquitectura suscita dudas, pues
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los edificios difícilmente expresan estas cualidades, y por ello es por lo que trata de buscar la

movilidad y la fluidez de los espacios arquitectónicos, calculando la percepción del espectador y

su relación con el entorno.

Hadid (como se citó en Asenjo, 2016) nos expresa en torno a este inminente uso de curvas:

“La vida no está hecha sobre una cuadrícula, y los paisajes naturales tampoco. Si los paisajes no

tienen líneas rectas y son relajantes para las personas, lo mismo debería ocurrir con los edificios

públicos, en los que el movimiento entre espacios permite percibir diferentes paisajes interiores”

(P. 162)

Para reflejar el movimiento propuesto en sus diseños, la Opera de Guangzhou y el Centro

Cultural Haydar Aliyes Merkezg son excelentes expositores de su manejo de sensibilidad

espacial. Aunque se menciona pocas veces, el trabajo de Zaha Hadid se ve muy ligado a las

formas en la arquitectura islámica, a la cual está vinculada por ser su lugar natal. Estas formas

que se alejan totalmente en primer plano de su trabajo inicial buscan otorgar una relación entre el

consumidor de este espacio, independientemente del uso al que esté ligado, y el proyecto a nivel

de espacios naturales. Es por eso el empeño mostrado en usar trazos fluidos, transparencias para

comunicar interior y exterior, el ritmo y la repetición, y a su vez la asimetría que se ve reflejada

en la naturaleza.
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FUENTE:
Asenjo, a (2017) “Aproximación a la arquitectura de Zaha Hadid”

Para concluir, Zaha Hadid puede considerarse una evolucionaria dentro del ámbito

arquitectónico. Al usar a tal grado de experimentación los manifiestos del arte con Malevich o

Kandinsky en una etapa inicial de su carrera, nos permite entender las posibles conexiones entre

arte y arquitectura que deben existir desde esta etapa hacia una próxima. A su vez, el partir de

algo tan nuevo como lo era la fragmentación de volúmenes para la época, y esto conllevar a otra

reflexión del espacio a partir de la evolución de la figura plana a través de las curvas propuestas
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en su trabajo, fue fundamental para mostrar el temperamento que poseía al diseñar y hacer

posible en vida la construcción de su obra. Hadid fue la primera mujer en recibir el premio

Pritzker de arquitectura en 2004, cuando apenas sus obras empezaban a surgir en el plano de la

construcción. El trayecto desde una etapa de autoexploración hacia la consolidación de su

esencia con la fluidez en sus más recientes diseños no fue tarea sencilla. Incluso se vio inmersa

en un punto de quiebre en el que ser una arquitecta idealista no era lo que esperaba y pensó en

abandonar la carrera.

Es, sin embargo, quizá la figura más original de la arquitectura de su tiempo. Su obra está

llena de fracturas y ángulos agudos en su primera etapa, y posteriormente dio paso a curvas

ondulantes y zigzagueantes, para más adelante transformar las colisiones deconstructivas en

flujos suaves, que llegaron a ser expresión de la condición líquida de una globalización, en la que

Zaha Hadid participó con todo su talento hasta el punto de crear un universo propio difícilmente

alcanzable, reflejando así la esencia de lo que la hace una arquitecta contemporánea. Con la

imposición de un estilo inigualable y sin límites de expresividad, ella buscó anteponerse a una

etapa futurista, y traerlo al presente. Y todo esto dentro de un rubro que, innegablemente, sigue

siendo machista como ella misma lo expresó en vida.

La fragmentación, fluidez, claridad en planta, y conexión con el usuario son algunas de las

cualidades que logró plasmar en su obra tras una intensa labor de diseño, que fue desde lo lineal

hasta lo curvo y, quizá, se vio truncado con el fallecimiento de la arquitecta. Por todo lo que

logró en vida y por el reto que constituye su obra como símbolo de libertad y explotación de los

límites impuestos por las tecnologías, épocas y la misma sociedad, el alma de Zaha Hadid será
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plasmada en cada una de sus obras, ya sean estas obras de papel o sendos edificios de carácter

monumental, como lo fue ella en vida.

BIBLIOGRAFÍA:

Zevi, B. (1998) “Saber ver la arquitectura”

Mertins, D. (2006)"The Modernity of Zaha Hadid" Departmental Papers (Architecture).

Mataix, C. (2010) “FLUXUS: UN ARTE DEL DESORDEN, UN ARTE DEL FUTURO”

Foster, H (2013) “El complejo arte-arquitectura” Editorial: Turner, Madrid

Bloom, K (2017) Zaha Hadid: Form in Motion

Mertins, D (2006) “The Modernity of Zaha Hadid”

Asenjo, A (2017) “APROXIMACION A LA ARQUITECTURA DE ZAHA HADID”