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EL MENSAJERO CELESTE

Por: Santiago Sánchez Espitia


Sociedades Modernas de Europa y América / Departamento. Ciencias Sociales / Facultad de
Humanidades / Universidad Pedagógica Nacional
Prof. Juan Manuel Martínez Fonseca

Desde tiempos antiguos el ser humano, agrupado en torno a diferentes culturas, se ha


preguntado por el significado de aquello que esta sobre si mismo, del cielo, de las estrellas
y planetas que observa en constantes movimientos. Ha sido gracias a toda esta serie de
interrogantes que ha podido establecer un estudio concreto en torno a estas cuestiones,
actualmente catalogamos a este estudio como una ciencia a la cual llamamos
“Astronomía”, pero en un sentido más histórico esta ciencia fue parte del ámbito
religioso, cultural y político de muchas civilizaciones.
Los pueblos mesoamericanos como los Mayas por ejemplo veían en los movimientos
planetarios, y en el cielo en general, la respuesta a su preocupación en torno al futuro, al
hecho de contar y cuantificar el tiempo y de construir así mismo sus propios calendarios;
de uso sagrado y cotidiano respectivamente. Aunque el afán por el estudio de los cielos
estaba motivado por diversas causas según la cultura, se puede llegar a establecer su
importancia en el hecho fundamental del estancamiento y posterior desaparición de
culturas, minoritarias o muy reducidas, que no veían en los cielos una guía, sino
meramente un fenómeno.
El Viejo Mundo tampoco era ajeno a esta preocupación, los antiguos griegos, los egipcios,
babilonios y posteriormente los medievales encontraron en los cielos un objeto de estudio
interesante, en torno al siglo XVI se construyo un reloj celeste que mediante sus
mecanismos podía describir algunos movimientos planetarios y orbitales. Luego el
humanista polaco Nicolas Copérnico revoluciona la manera de pensar en la Europa post-
medieval al plantear el Heliocentrismo como teoría fundamental para entender el estudio
de los planetas, esta teoría contrasto fuertemente con la que para ese entonces era la teoría
oficial ( El Geocentrismo Ptolomeista), ya sostenía que el sol era el astro que se situaba
en el centro del sistema solar, a su vez esta teoría contrastaba fuertemente con la fe
católica, la cual dictaminaba la manera de pensar y de estudiar desde un punto netamente
religioso.
Es en este contraste de ideas en las que aparece Galileo Galilei, un pensador italiano que
realizara importantes aportes a la ciencia física, astronómica y geométrica. Siendo
Venecia una cuna para la invención, el comercio y las artes fue allí donde Galileo inicia
sus observaciones astronómicas, así mismo mediante el uso de un telescopio de invención
propia llega a la conclusión de los movimientos orbitales, de la redondez de la tierra, de
las fases lunares y de las tesis que planteaba Copérnico: El Heliocentrismo.
A pesar de la profundidad de sus estudios Galileo posee una ingenuidad muy marcada
que lo lleva a establecer diferentes discusiones con las autoridades papales en torno a sus
descubrimientos, tratando de demostrar que este nuevo estudio no pretendía destruir
ningún postulado de fe, ni de conducir a la cristiandad a la perdida de su identidad, la
iglesia a su vez no lo ve así y empieza a acumular pruebas para un futuro proceso en su
contra.
Durante diferentes años Galileo continuo este estudio metódico de los postulados
Copernicanos, encontrando en ellos una veracidad exacta en la forma de concebir el
sistema planetario, esto a su vez le acarreo diferentes problemas con la Iglesia Católica la
cual finalmente le llama a juicio sometiéndolo al Tribunal de la Inquisición el cual hace
que Galileo se retracte de sus estudios a fin de salvaguardar su vida.
Al final de su vida Galileo hace una reflexión profunda en cuanto al sentido de sus
estudios y al precario estado de salud en el cual termina, también se cuestiona si sus
reflexiones en torno al sistema heliocéntrico realmente llegaran a ser aceptadas por el
mundo y si en algún momento alguien estará dispuesto a defender la ciencia tal cual el lo
hizo, aun al costo de su propia salud.

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