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“Año de la lucha contra la corrupción e impunidad”

UNIVERSIDAD LAS AMERICAS

FACULTAD DE DERECHO

CURSO : CIENCIA POLÍTICA

TEMA : “LOS GOLPES DE ESTADO O GOBIERNOS


AUTORITARIOS EN EL PERÚ DURANTE EL
SIGLO XX”

PROFESOR: GILBER CARLOS QUISPE DIAZ

ESTUDIANTE: MORENO QUISPE, Eddison

CICLO : II

LIMA - PERU

2019
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INDICE

INTRODUCCION………………………………………………………………03

LOS GOLPES DE ESTADO O GOBIERNOS AUTORITARIOS


EN EL PERÚ DURANTE EL SIGLO XX……………….…………………..05

1. DEFINICIÓN……………………………………………………………05

2. CARACTERÍSTICAS DE LOS GOLPES DE ESTADO……………12

3. FUNDAMENTO O SUSTENTO QUE JUSTIFICÓ EL GOLPE DE


ESTADO (ESTATUTO REVOLUCIONARIO, PROCLAMA A LA
NACIÓN, ETC.)……………………………………………………………..15

4. CAUSAS QUE ORIGINARON EL GOLPE DE ESTADO………….17

5. CONSECUENCIAS DEL GOLPE DE ESTADO…………………….18

6. CONCLUSIONES…………………………………………………..….21

7. RECOMENDACIONES…………………………………………….….23

8. BIBLIOGRAFIA………………………………………………………..25

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INTRODUCCION

Durante las décadas de 1960 y 1970 del siglo XX, América Latina
vivió, de manera sistemática y estratégica, un proceso de
militarización, el cual utilizó como acto político de expresión, como
puesta en escena, la forma del golpe de Estado.

Si bien la literatura política acuñó este término para describir la


irrupción de gobiernos de facto asociados a un tipo específico de
autoritarismo, en el curso de este proceso el término golpe de Estado
adquirió la particularidad de expresar la captura del Estado por
instituciones militares a partir de un acto material y simbólico.
Material, en la medida en que fueron golpes que utilizaron
infraestructura propia de una situación de guerra, movilizando
sofisticados recursos para la conquista efectiva de instituciones
organizadas exclusivamente desde el poder civil.

Simbólico, debido a que dichas instituciones no sólo representaban


los puntos más significativos del campo político (llámese casa de
gobierno, ministerios, medios de comunicación, universidades), sino
que, además, sobre ellas se desplegó un conjunto de códigos
altamente jerarquizados destinados a inundar el ámbito público de
un principio de excepcionalidad, hasta entonces, propio de
situaciones catastróficas o de agresión externa.

La toma violenta del Estado, en cuyo seno descansaba el poder


político mismo, se convirtió, desde la década de 1960 en una
práctica recurrente de las instituciones de defensa nacional,
constituyéndose no sólo en actores fundamentales del proceso de
cambio que sufrió el continente, sino en garantes del curso

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irreversible que este proceso adoptó en los años siguientes. Se trata


de un proceso de cambio que implicó diversos planos de la escena
nacional, y que podrían ser resumidos en la abolición de la idea
tradicional de Estado y de la centralidad de las instituciones públicas
que le acompañaban en el ejercicio de articulación de la vida política
en sociedad.

En este contexto de militarización, los golpes de Estado constituyen


un acto fundacional de lo que podríamos llamar un nuevo escenario
estatal a través del cual comenzaría a expresarse una forma inédita
de administración de la vida política y de los asuntos públicos: una
entelequia administrativa excepcional que, con el tiempo, destruyó
el horizonte de acción que el Estado nacional latinoamericano había
históricamente trazado.

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LOS GOLPES DE ESTADO O GOBIERNOS AUTORITARIOS


EN EL PERÚ DURANTE EL SIGLO XX.

1. DEFINICIÓN.

Se denomina Golpe de Estado a la toma del poder político de una nación


de modo repentino, usualmente violento, saltándose las normas
contempladas para ello en el ordenamiento jurídico, es decir, violentando
la legitimidad de las instituciones de un estado.

Esto suele perpetrarse por grupos poderosos dentro de la sociedad,


especialmente los sectores militares, cuando se saltan las normas
electorales y jurídicas establecidas y se apoderan de las instituciones del
estado, imponiendo su ley.

En esto se diferencia de las revueltas, los motines, las guerras civiles o las
revoluciones: el golpe suele darlo un mismo sector social (y sus aliados).

La historia de los golpes de Estado en el mundo suele ser violenta y cruel,


en la medida en que las fuerzas sublevadas deben imponerse sobre las
leales al Estado y esto implica usualmente combates en las calles y otras
formas de violencia.

Una de las principales aspiraciones de la ciencia política consiste en


alcanzar un conocimiento suficiente de la realidad política a través de su
ordenación mediante procedimientos intelectuales representados en
conceptos, paso previo y necesario antes de emprender cualquier intento
de teorización. De este enunciado, fácilmente aceptable, se desprende que
toda elaboración teórica debe cimentar su argumentación en la base sólida
que le proporcionan la claridad y coherencia conceptual previas, al igual
que toda formulación de hipótesis, establecidas provisionalmente como
base de una investigación a la espera de ser confirmadas o negadas, debe
comenzar por clarificar los conceptos a utilizar.

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En el marco de la ciencia política, aquellos elementos que por su propia


naturaleza devienen de una realidad compleja y multifactorial a través de la
delimitación de sus características básicas.

Toda vez que nos encontramos ante un término, el de golpe de Estado,


comúnmente usado de una forma que podríamos definir como coloquial,
dada su presencia constante en escritos divulgativos y académicos de
diferentes temáticas y ámbitos, en los medios de comunicación e incluso
en distintas facetas de la vida ordinaria, se hace más necesario, si cabe,
proponer una definición susceptible de ser usada en un marco científico.

El incremento desde la segunda mitad del siglo veinte del número de


estudios sobre golpes de Estado, pese a lo que pudiera parecer, no ha
servido para clarificar su significado en la medida en que sería deseable. Si
en el período moderno en que comienza a gestarse el estudio de la política
con unas bases científicas es comprensible que los conceptos y categorías
no tuvieran gran precisión, no lo es tanto en el momento actual en el que
las ciencias sociales, y en especial la ciencia política, están lo
suficientemente desarrolladas e institucionalizadas como para ajustarse a
unos mínimos universalmente aceptados.

A la confusión existente ha contribuido la catalogación de distintos


“fenómenos que atienden a las características de los golpes de Estado
como si de otros distintos se tratara. Es el caso, por ejemplo, de los
pronunciamientos, especialmente en el mundo hispano”1, a los que, en
ocasiones, se ha considerado como acciones militares distintas de los
propios golpes. MIGUEL ALONSO BAQUER, por ejemplo, al realizar una
“tipología general de los conflictos establece diferencias entre motín,
pronunciamiento, golpe de Estado, alzamiento nacional e insurrección”2.
Para este autor, existe especial antagonismo entre las tácticas del

1 E. FINER Samuel, “The Man on Horseback: The Role of the Military in Politics”,
Edit.Nueva York, Pall Mall Press, 1962. Pág.324
2 BAQUER Miguel Alonso, “El modelo español de pronunciamiento”, Madrid, Rialp, 1983,
pág. 45

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pronunciamiento y del golpe de Estado: el primero usa una táctica


defensiva, prevé que el poder no tendrá una respuesta violenta inmediata
y tan sólo ejerce presión sobre la voluntad del titular del poder mientras que
el segundo usa una táctica ofensiva y golpea por sorpresa y sin
contemplaciones al centro del poder.

De esta forma, define al pronunciamiento como “rebeldía de mandos


profesionales, propugnada por grupos políticos convencidos de que el resto
de los oficiales, al contar con la adhesión de la opinión pública, conducirá,
sin daños ni riesgos, a la paz social y a la reforma política”, y al golpe de
Estado como “asalto al órgano que ostenta la suprema jerarquía del poder
ejecutivo, realizado por orden de altos mandos militares, con la finalidad de
enderezar el rumbo político del país”.

Dejando al margen su cuestionable conceptualización y tipología, no


parece tener sentido su insistencia en separar golpes y pronunciamientos
ya que sus actores, causas y consecuencias son generalmente similares.
La diferente forma de aplicación técnica (que en ocasiones es simultánea)
no parece motivo suficiente para considerar que se trata de fenómenos
distintos.

En idéntico sentido entorpece la clarificación conceptual Thomas H.


Greene, quien incluye a los golpes de Estado entre las técnicas
revolucionarias, dificultando de nuevo la distinción entre golpes y otros
fenómenos de carácter violento.

Para Edward Luttwak, sin embargo, los pronunciamientos son “la versión
española y sudamericana de los golpes de Estado militares, aunque
algunos golpes africanos recientes han tomado también esta particular
forma”, y se distinguen de los golpes, entre otras cosas, por su orientación
política derechista frente a la neutralidad de aquellos. Pese a lo discutible
de esta última afirmación sí podemos coincidir en el hecho que los

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pronunciamientos vendrían a ser una versión regional (y temporal) de los


golpes militares.

En este sentido, a la hora de diferenciar golpes y pronunciamientos, otros


autores como Julio Busquets han establecido un criterio temporal: las
rebeliones militares del siglo XIX serían pronunciamientos y las del XX
serían golpes. Esta clasificación, aun sin ser completa, “permite observar
en su justa medida el fenómeno de los pronunciamientos que, en último
término, no se trata más que de la forma tradicional de intervención militar
del ejército español a lo largo del siglo XIX”3, que posteriormente ha tenido
imitadores en otras zonas y períodos con mayor o menor éxito. En cualquier
caso, establecer diferencias radicales entre golpe de Estado y
pronunciamiento parece empresa tan arriesgada como poco ajustada a los
hechos.

Si rastreamos la voz golpe de Estado en distintos diccionarios y


enciclopedias especializados, la falta de unanimidad sigue siendo la nota
tónica. En ocasiones se utilizan definiciones cargadas de ambigüedad que
no llegan a concretar el fenómeno estudiado ni lo caracterizan
suficientemente; otras veces las definiciones son restrictivas, incurriendo
en el análisis de detalles que las hacen difícilmente generalizables. Sin
embargo, sí se pueden apreciar elementos comunes señalados por los
distintos autores:

 Graham Evans y Jeffrey Newnham diferencian entre el significado literal


(“súbito y decisivo golpe del Estado”) y el uso popular del término (“súbito
e inconstitucional cambio del gobierno o del régimen”)4.
 Para Vernon Bogdanor, un golpe consiste en “la toma del poder por un
grupo utilizando a los funcionarios permanentes del Estado -la

3 BUSQUETS Julio, “Pronunciamientos y golpes de Estado en España”, Edit. Planeta.


Barcelona-1982, pág. 42.
4 EVANS Graham y NEWNHAM Jeffrey, “Coup d'état”, en G. EVANS y J. NEWNHAM,
The Dictionary of World Politics, Cambridge, Harvester, 1990, pag. 70.

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burocracia, las fuerzas armadas o la policía- para capturar y paralizar las


terminaciones nerviosas del Estado”5.
 Geoffrey Roberts, por su parte, lo define como “un cambio de régimen a
través de una acción ilegal y anticonstitucional”, generalmente a cargo
de los detentadores del poder o de “algún departamento político o
militar”.
 Pratice Mann remite a la definición clásica de Henry R. Spencer, para
quien un golpe consiste en “un cambio de gobierno efectuado por los
poseedores del poder estatal en desafío a la legalidad constitucional”.
 Para un analista con experiencia política como Rodrigo Borja la
expresión “significa un cambio violento de gobierno operado con
trasgresión de las normas constitucionales, cuyos actores son los
propios gobernantes”6.
 Claude E. Welch, define como “un cambio de liderazgo gubernamental
no constitucional ejecutado con el uso o la amenaza de uso de la
violencia”.

Ajustándonos a los cuatro aspectos fundamentales que considero


caracterizan a todo golpe de Estado podemos intentar una definición propia
que recoja los mismos. Los actores, las causas, el desarrollo y los
resultados de la acción que denominamos golpe de Estado poseen entidad
en su conjunto como para diferenciar al fenómeno de otros tipos de lucha
política en los que también está presente la violencia:

a. ¿Quién tiene capacidad para poner en marcha o ejecutar un golpe


de Estado y efectivamente lo lleva a la práctica?
Los actores protagonistas de todo golpe de Estado son, bien funcionarios
pertenecientes a la administración estatal, principalmente las fuerzas

5 BOGDANOR Vernon, “Coup d'état”, en V. BOGDANOR (ed.), The Blackwell


Encyclopaedia of Political Institutions, Oxford, Blackwell, 1987, p. 158.
6 BORJA Rodrigo, “Golpe de Estado”, Enciclopedia de la Política, México, Fondo de
Cultura Económica, 1997, pág. 468.

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armadas y la policía, bien miembros del Gobierno o de la élite política en


general.

b. ¿Por qué determinados actores recurren a esta técnica?


En cuanto a las causas que dan lugar a los golpes están en relación
directa bien con la aspiración de estos grupos a conseguir el Gobierno,
cambiar las políticas desarrolladas o transformar el régimen político, bien
con la supuesta amenaza de su posición en determinada coyuntura
histórica. En cualquier caso, siempre hay una referencia justificadora por
parte de los actores anclados en la existencia de una razón de Estado
que mueve a dichos sectores a ejecutar el golpe.

c. ¿Cómo se lleva a cabo y cuál es su desarrollo?


El desarrollo se caracteriza por la utilización de la violencia o por la
amenaza de la misma, por la sorpresa de la acción, por estar precedido
de una fase conspirativa y por la ruptura manifiesta de la legalidad y de
la legitimidad del régimen asaltado. Además, ha de tenerse en cuenta
que todo golpe se enfrenta no sólo a la respuesta que provoque en el
propio Estado sino también a la que tenga lugar en la sociedad de
referencia, de tal forma que puede fracasar al encontrar una resistencia
popular mal calculada.

d. ¿Qué consecuencias tiene su resultado y cuáles son sus efectos


sobre el sistema político?
El resultado, en caso de éxito, supone la implantación de una nueva
legalidad y la asunción de un nuevo principio legitimador, además de
cambios de personas y normativa legal en el Gobierno, instituciones y
régimen en general.

En definitiva, supone modificaciones más o menos profundas en las


políticas y las personas. Su importancia es decisiva en determinados

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momentos cruciales ya que genera modificaciones en el ritmo de todo


proceso de cambio. De esta forma, tendrá especial importancia en
aquellos momentos de cambio político en los que las pretensiones de los
actores son variadas y no está todavía definida la forma definitiva del
régimen como son los procesos de transición política.

En cualquier caso, éxito o fracaso tendrán determinadas consecuencias


dependiendo de la intención del propio golpe, es decir, si es
involucionista o pro-democrático, así como del momento en que se
produzca, bien en un momento inicial de liberalización o comienzo del
proceso de transición, bien en una fase más estable de consolidación
del nuevo sistema.

De esta forma, cabe realizar una definición tentativa de aquellos


acontecimientos que, respondiendo a una secuencia argumental que
incluya las cuatro cuestiones planteadas, pueden clasificarse como un
golpe de Estado, tal y como se recoge en el Cuadro 1: un golpe de Estado
consiste en la alteración o destrucción del orden político por parte de las
élites o de determinados cuerpos de la Administración, generalmente las
fuerzas armadas; con el fin de conquistar el poder, controlarlo para
permanecer en él, dirimir rivalidades o alejar y excluir a determinados
grupos; recurriendo, tras una fase conspirativa y secreta, a la violencia o a
la amenaza de su utilización; y suponiendo una ruptura de la legalidad que
implica, en caso de éxito, cambios en las personas, políticas o normativa
legal o, en caso de fracaso, modificaciones de diverso calado en el ritmo
político.

Aunque quedarían por perfilar las causas del golpe (sólo se incluye la
intención de los actores y no el contexto estructural que puede favorecer la
organización potencial de un golpe) y su desarrollo efectivo (sería necesario
analizar los diferentes tipos de golpe existentes), esta definición, tras

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formalizar detenidamente los límites del fenómeno, es susceptible de ser


usada como modelo para cualquier ejemplo.

2. CARACTERÍSTICAS DE LOS GOLPES DE ESTADO.

A. Origen de término. Si bien los primeros golpes de Estado en la


historia política datan de la democracia ateniense en la Grecia antigua
o del Imperio Romano y su larga tradición de intrigas políticas por el
trono, el término propiamente dicho proviene del francés: “coup
d’État”.
Con este término se nombraba durante el absolutismo a las acciones
repentinas y violentas del rey, que infringía las normas legislativas y
morales, cuando su majestad consideraba indispensable deshacerse
de algún enemigo que atentara contra el bienestar o la seguridad del
Estado.
Posteriormente adquirió durante el siglo XIX sus connotaciones
actuales, que refieren al cambio violento y abrupto de las normas de
juego del Estado y de los poderes que lo rigen.
B. La ruptura del hilo constitucional. Se emplea a menudo el término
“hilo constitucional” para referir a la continuidad de las normas legales
que rigen al Estado, por lo que su ruptura significa la aparición de
algún evento que las violenta o las incumple y que, por lo tanto,
contradice el pacto legal con el que una sociedad eligió regirse a sí
misma (la Constitución).
Un golpe de Estado es justamente eso: un evento intempestivo que
pone en jaque las normas y las instituciones del Estado y cambia las
reglas de juego sin previo aviso y sin consultar a la población para
ello.
C. Golpismo. A quienes perpetran un golpe de Estado se los conoce
como “golpistas” y suelen ser condenados por los gobiernos
republicanos del mundo ya que son individuos que atentaron

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ilegítimamente contra la Constitución de sus países y buscaron


imponer su voluntad al de la mayoría.
Sin embargo, en algunos casos estas insurrecciones se vieron
motivadas por gobiernos tiránicos o ilegítimos o medidas de fuerza
mayor que hicieron necesaria la intervención violenta para salvar
vidas o deponer tiranías.
En esos casos, a pesar de que se trata de golpes de Estado, suele
hablarse más bien de rebeliones o de alzamientos.
D. Tipos de golpe de Estado. Contemplando sus características
particulares, podemos pensar los golpes de estado en diversos tipos,
si bien cada golpe suele implicar su historia particular y única de
eventos:
 Alzamientos militares. Protagonizados por los sectores
castrenses del país, (sean todos, algunos o incluso una facción
pequeña de alguno), que se alzan en armas contra el propio Estado
que debería defender y se proponen asumir el control para imponer
sus nuevas reglas.
 Golpe institucional. También llamado “golpe de palacio”, ocurre
cuando una institución del Estado, por lo general el poder ejecutivo
(presidentes o secretarios generales, etc.), deciden no regirse más
por las normas jurídicas que contempla la Constitución y usurpar
las funciones de otros poderes a su conveniencia.
 Autogolpes. Se trata de un golpe dado por el propio gobierno de
una nación contra el Estado mismo que administra, para cambiar a
su favor las reglas de juego y, por lo general, llevar a cabo acciones
ilegales y/o perpetuarse en el poder.
 Golpe “blando”. Se le ha dado este nombre a una serie de
acciones conspirativas que ciertos sectores de un país, por lo
general en concordancia con potencias extranjeras, llevan a cabo
para gradualmente desestabilizar el país, afectar su economía, su

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imagen internacional y su funcionamiento legal, con el único fin de


deponer el gobierno actual e imponer ilegalmente uno nuevo.
E. Posibles causas. Los golpes de Estado pueden estar motivados por
un sinfín de razones, que no los justifican (todo golpe de Estado es un
delito) pero sí los explican.
Puede ser que un golpe de Estado se produzca por los deseos de un
presidente o de un partido de gobierno de perpetuarse en el poder,
prefiriendo romper con las reglas de juego de la Constitución e
imponer un sistema a su conveniencia.
Pero también puede ser que un sector del Estado esté descontento
con el orden de las cosas o considere que las reglas de juego actuales
son ilegítimas o vulneran los intereses del pueblo (o de un sector) y
busque cambiarlas por la fuerza.
F. Consecuencias. Las consecuencias de todo golpe de Estado suelen
ser trágicas, ya que implican a menudo la pérdida de vidas humanas
y de propiedad pública y privada, ya que suele haber combates entre
las facciones golpistas y las resistentes en la calle.
Sin embargo, en términos legales y políticos los golpes de Estado
suelen implicar un cambio radical en las reglas constitucionales, la
imposición de toques de queda y de medidas extremas como estados
de excepción, para contener la anarquía que suele acompañar a la
desestabilización de los poderes del Estado.
Y en última instancia, todo golpe de Estado implica el cambio
repentino de un gobierno por otro.
G. Prevención.
Las constituciones del mundo suelen contemplar medidas para evitar
el golpismo y castigos para aquellos que intenten subvertir el orden
democrático.
La prisión, la inhabilitación política e incluso la ejecución (en países
de normativas menos modernas) son posibles sanciones para los

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golpistas, así como medidas de emergencia en caso de una rebelión


de alguna naturaleza.
H. GOLPES de mercado. En los últimos tiempos se ha propuesto la idea
del “golpe de mercado” para llamar aquellos casos en que sectores
económicos atentan contra el Estado mediante su influencia
financiera y económica, conspirando para derrocar a un gobierno
legítimo.
I. Legitimidad. Para discernir entre un golpe de Estado y otras formas
de insurgencia o rebelión, se emplea el término “legitimidad” o
“ilegitimidad”.
Así se distingue entre gobiernos electos por la población mediante
sufragio u otras normas que figuren en su texto constitucional (y que
por lo tanto sean mecanismos legales) de aquellos producto de la
imposición de la voluntad de una minoría por encima de los deseos
de la población.

3. FUNDAMENTO O SUSTENTO QUE JUSTIFICÓ EL GOLPE DE


ESTADO (ESTATUTO REVOLUCIONARIO, PROCLAMA A LA
NACIÓN, ETC.)
La noche del 5 de abril de 1992 el expresidente, Alberto Fujimori,
sorprendió al país con un mensaje a la nación en el que anunciaba la
intervención del Congreso de la República, el Poder Judicial, el Ministerio
Público, lo cual es recordado hasta la fecha como un autogolpe de
Estado.
"Disolver, disolver temporalmente el Congreso de la República"7, son las
palabras más recordadas del discurso de Fujimori, que en diciembre del
año pasado fue indultado por el expresidente Pedro Pablo Kuczynski tras
ser condenado en el 2009 a 25 años de prisión, por ser autor mediato de
la matanza de La Cantuta y Barrios Altos.

7 PRIETO CELI Federico, “Así se hizo el Perú. Crónica política de 1939 a 2009”. Grupo
Editorial Norma, Lima- 2010, páginas 330-331.

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1. Toma de instituciones. Mientras el discurso era transmitido por


televisión, tropas del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea
llegaron al Congreso de la República, el Poder Judicial, el Ministerio
Público, entre otras instituciones para tener el control completo de
ellas. También fue intervenida la sede de la Confederación General
de Trabajadores del Perú (CGTP) y otros sindicatos también hubo
intervenciones militares.
2. Cierre del Congreso. Pese a la resistencia de parlamentarios de
oposición, el Congreso fue disuelto y posteriormente se convocó a
elecciones para la formación de un Congreso Constituyente. El
fujimorismo obtuvo amplia mayoría y tras su formación, se debatió, se
aprobó y se promulgó la nueva Constitución de 1993, que le permitió
posteriormente a Alberto Fujimori postular a la re-relección, ganando
las elecciones de 2000.
3. Toma de medios de comunicación. Los hechos ocurridos
inmediatamente después del mensaje a la nación, solo fueron
difundidos por medios internacionales. Miembros de las Fuerzas
Armadas ingreso a canales y emisoras de radio, y obligaron a seguir
con la transmisión normal, sin informar sobre lo que ocurría en las
instituciones estatales y en la calles. El gobierno decretó un toque de
queda y comenzó una serie de detenciones a políticos, empresarios y
políticos.
4. Arresto a opositores. Durante el Autogolpe del 5 de abril, el
periodista Gustavo Gorriti fue detenido y llevado a la sede del
entonces Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) en las oficinas del
Pentagonito, en donde estuvo 3 días, hasta su liberación gracias a la
presión internacional. El 27 de julio del mismo año, Samuel Dyer
también fue detenido por la Policía Nacional en el aeropuerto
internacional Jorge Chávez, cuando se disponía a viajar a Estados

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Unidos. El empresario también fue privado de su libertad y retenido


en las instalaciones del SIE por una semana.
5. ¿Era necesario?. La medida contó con un gran apoyo en su momento
de la población. Según una encuesta de Ipsos, el 71% estuvo de
acuerdo con el Cierre del Congreso y más de 80% con la toma del
Poder Judicial. El periodista Edmundo Cruz hace un análisis de los
hechos: "Lo que pasó el 5 de abril fue un evento político innecesario
para derrotar al terrorismo. Innecesario para sacar al país de la crisis
económica del gobierno aprista. Ese mismo proceso pudo llevarse a
cabo sin violencia y de manera democrática. El costo de la receta fue
muy alto".
6. "No se repetirá". Durante el último debate de candidatos a la
presidencia de la República, la líder de Fuerza Popular Keiko Fujimori
firmó un documento en el cual se comprometió, entre otras cosas, a
no repetir los hechos ocurridos el 5 de abril de 1992.

4. CAUSAS QUE ORIGINARON EL GOLPE DE ESTADO.


El recluido expresidente Alberto Fujimori justificó el autogolpe del 5 de
abril de 1992 al considerarlo una medida necesaria para recuperar la
gobernabilidad, superar la crisis económica del momento y, sobre todo,
combatir de manera más efectiva el terrorismo. Sin embargo, ¿era
necesario adoptar una medida tan radical?
En diálogo con RPP Noticias, Máximo San Román, senador y
vicepresidente de la República al momento del autogolpe, reconoció que
Fujimori recibió un país “quebrado” e “inviable” de parte de Alan García.
Sin embargo, aclaró que desde que asumió el Gobierno, “hicimos todos
los esfuerzos en democracia para poder reinsertarnos”.
“Habíamos puesto en piloto automático a la economía. Habíamos
eliminado los obstáculos más importantes con más de 150 Decretos
Legislativos por delegación de facultades de un Congreso democrático,

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de un Congreso patriótico. Con el respaldo del Fredemo, pudimos


cambiar la imagen del país”, dijo desde Cusco el hoy asesor presidencial.

5. CONSECUENCIAS DEL GOLPE DE ESTADO.


Derogación de la Constitución de 1979 e instauración de la actual
Constitución política del Perú, aprobada mayoritariamente por el pueblo
peruano en referéndum democrático.
El autogolpe de estado, llevado a cabo por Alberto Fujimori el 5 de abril
de 1992, significó el recorte de libertades y derechos civiles durante la
década de los años 90.
Esa noche, hace 25 años, Fujimori declaró la suspensión de la
Constitución, la clausura del Congreso y la intervención del Poder
Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, la Contraloría General
y el Tribunal de Garantías Constitucionales. A continuación enumeramos
las consecuencias del autogolpe a corto, mediano y largo plazo.
Todos los medios de la capital fueron asediados la noche del autogolpe.
Minutos antes de que Fujimori saliera en televisión, tropas llegaron a las
puertas de cada medio para informar sobre un supuesto ‘complot’, ese
fue el pretexto que usaron para ingresar.
Testimonios de periodistas de La República narran cómo luego de
ingresar los militares revelaron sus verdaderas intenciones. El objetivo
era “evitar una tergiversación” de lo dicho por Fujimori.
Los militares intentaron esa noche modificar titulares y vetar contenido
del diario. Razón por la cual se decidió que, el día siguiente al autogolpe,
La República saliera con varias páginas en blanco como forma de
protesta por lo ocurrido.
La compra de líneas editoriales, el manejo de los llamados diarios
Chicha que servían para atacar a todo aquel que se opusiera al régimen
son herencia de ese momento de la historia de la patria.

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Violación de libertades
La misma noche del 5 de abril las fuerzas militares avalaron el autogolpe
de Fujimori y salieron a las calles a reprimir cualquier protesta. Es
recordado cómo los militares se dispusieron en las puertas de edificios
gubernamentales y hasta los domicilios de algunos representantes
parlamentarios.
La instauración de una nueva constitución enmarcó el recorte de
derechos laborales y sociales, claro ejemplo son las cientos de familias
que aún no pueden encontrar justicia para sus familiares muertos o
desaparecidos, pues sus restos no han sido encontrados.
Cambio en la mentalidad política.
Las debilitadas instituciones políticas que afrontaron el autogolpe de
Fujimori fueron derribadas hasta sus cimientos. Desde los años 90 se
implantó una nueva forma de entender la política, denominada por
muchos como Pragmatismo.
Como señala Jo Marie Burt, politóloga y profesora en la George Mason
University, esta lógica no es ajena a otros países que han enfrentado
crisis económicas y sociales. En los Estados Unidos, por ejemplo, desde
los ataques del 11-9 se instauraron una serie de políticas que violan los
derechos humanos.
A nivel económico.
El autogolpe de estado tuvo el respaldo de una mayoría de la población
debido a dos factores: relanzar la economía nacional y contener el
avance de Sendero Luminoso a como dé lugar, como apunta Gustavo
Pastor miembro del Observatoire Politique de l'Amérique latine et des
Caraïbes.
Otra medida del gobierno de Fujimori fue crear la SUNAT (Súper
Intendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria), para
aumentar la presión tributaria en el país y llenar las arcas fiscales.

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“El estado buscó atraer las inversiones y los capitales extranjeros


suprimiendo todos los controles en los mercados de cambio y de
capitales y al mismo tiempo aumentado la tasa de interés del país”,
señala Pastor.
Durante el gobierno de Fujimori también se despidieron a la mitad de
los funcionarios públicos y se desreguló el mercado de trabajo.
Corrupción generalizada
Este mal que fue personificado en cada uno de los denominados
‘vladivideos’ encarnó los peores momentos del gobierno peruano. La
compra de líneas editoriales, jueces, fiscales y congresistas derrumbó la
confianza del país en las instituciones.
Lo que registró Vladimiro Montesinos en cada uno de sus videos fue
una presentación que nunca antes se había visto en la historia del Perú:
los bloques de dinero que gustosos recibían aquellos que acudían a la
denominada ‘salita del SIN’.

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CONCLUSIONES.

Particularmente luego de investigación realizada me quedo con dos


conclusiones al respecto sobre el tema. La primera es Charles D. Keney:

“Un actor racional en la situación en que Fujimori se encontró en junio de


1990 pudo haber previsto la necesidad de disolver la Cámara de Diputados
antes de 1995, y pudo haberse dado cuenta que el mecanismo creado por
la Constitución para hacerlo era en la práctica inservible. También podemos
afirmar que los conflictos entre el Poder Legislativo y el presidente llevaron
a ambas partes a exceder las reglas de juego constitucionales vigentes y
que, a partir de febrero de 1992, los poderes del presidente habían sido
recortados significativamente. El conflicto entre los poderes que no fue
unilateral llegó a ser grave, suficientemente grave como para motivar el
cierre del congreso”8.

La segunda conclusión con la cual me quedo es la de Jaime de Althaus:

“En cierto sentido, todo se confabuló para que ocurriera el 5 de abril. En


primer término, por supuesto, la determinación golpista y la cultura poco
democrática del presidente Fujimori, acicateado por Montesinos y los
militares que habían concebido un “proyecto nacional” de largo plazo que
pasaba, en realidad, por el control autoritario del poder. Este plan se vio
favorecido y hasta encontró una coartada en los enfrentamientos con el
Legislativo y los recortes que este impuso, tanto a las políticas necesarias
para enfrentar la grave emergencia nacional (algunas cuestionables, sin
embargo) como a los poderes presidenciales (en temas críticos como el
orden interno). Estos últimos ya relativamente disminuidos por un diseño
constitucional que suponía un desequilibrio de poderes a favor del
Parlamento. A ellos se sumó un Tribunal de Garantías Constitucionales

8 D. KENNEY Charles, ¿Por qué el autogolpe? Fujimori y el Congreso, 1990-1992,

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.

controlado por el APRA que había comenzado a derogar reformas que ni


siquiera era inconstitucionales”9.

9 DE ALTAHUS Jaime, “La promesa de la democracia. Marchas y contramarchas del


sistema político en Perú”, Lima, 2011, páginas 77 – 97.

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.

RECOMENDACIONES.

El desenlace autoritario del país ha llevado a debatir, y no sólo en el Perú,


sobre la necesidad o inevitabilidad de la interrupción constitucional como
condición para instaurar la autoridad estatal y asegurar la continuidad de
las reformas económicas.
A este respecto existen posiciones encontradas; unos consideran que la
solución autoritaria es la única factible para avanzar en el proceso de
«modernización» y el desarrollo del país, poniendo como ejemplo a
Pinochet; mientras otros desestiman esta supuesta fatalidad, en tanto
consideran que se podría haber logrado ese objetivo en el marco
institucional, si no hubiera sido porque las condiciones del país permitieron
que Fujimori realizara sus ambiciones personales y las fuerzas armadas
pudieran actuar fuera de la luz pública.
De todas maneras, el saneamiento económico de acuerdo a las fórmulas
liberales ha reducido a niveles inconcebibles las funciones estatales
destinadas a proteger los niveles de bienestar social y los derechos
humanos, que contrastan con el fortalecimiento de las funciones de control
atribuidas a las fuerzas militares. Hasta hoy, contrariamente a lo que podría
esperarse, esto no ha mellado la legitimidad del régimen; al contrario, como
se ha dicho, le confiere un impresionante sustento.
Pero el estilo neopatrimonial de Fujimori es el talón de Aquiles del gobierno.
Su extremo voluntarismo y rechazo a las mediaciones institucionales
impiden atender los intereses y demandas sociales que pueden
desembocar en situaciones conflictivas. En este sentido, sectores
empresariales y algunos grupos populares han reaccionado contra el
programa económico, puesto que no tiene visos de corregir la continua
recesión ni la inflación, orillándose situaciones de ruptura del consenso
logrado por Fujimori.
De proseguir esas dificultades y a instancias de las presiones de algunos
de los «independientes» con aspiraciones a reemplazarlo, no sería de

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.

extrañar que Fujimori buscara repetir un audaz «salto hacia adelante», que
podría ser al vacío.

De otro lado, el carácter tecnocrático de las decisiones y su intervención


arbitraria en diferentes instancias gubernamentales se suman para crear
situaciones de incertidumbre y conflicto. Su participación en las
designaciones, promociones y remociones de jueces, fiscales y
diplomáticos pretextando su inmoralidad e ineficiencia, pero que no por ello
ha logrado corregirlas, ha contribuido a crear un estado de desasosiego y
de tensiones que dificultan la marcha del gobierno.

Este hecho es particularmente grave en las fuerzas armadas, donde,


conjuntamente a injustificados desplazamientos y retiros de oficiales, el
servicio de inteligencia, que controla su asesor, se ha constituido en un
temido organismo de carácter policial. A su vez, la descarada dependencia
de los tribunales militares al Ejecutivo ha creado dudas sobre la validez de
sus dictámenes en los juicios a los acusados por subversión, a los oficiales
comprometidos en la violación de los derechos humanos y de rebelión.

Todo ello dificulta la recuperación de la credibilidad de Fujimori en el


exterior, lo que tendrá ineludibles repercusiones internacionales de todo
tipo.

En suma, los inevitables baches que sufrirán el gobierno y las ineficiencias


de la administración pública serán percibidos como de exclusiva
responsabilidad del Presidente; entonces el autoritarismo del que se ufana
Fujimori puede ser motivo de su perdición. En estas circunstancias, si las
presiones internacionales persisten y la renovación política ha avanzado lo
suficiente como para eliminar las viejas prácticas y estilos patrimoniales y
corporativos, existen motivos para imaginar el establecimiento
democrático. De lo contrario, las perspectivas para el Perú no son
promisoras.

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BIBLIOGRAFIA.

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Madrid, Rialp, 1983, pág. 45

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México, Fondo de Cultura Económica, 1997, pág. 468.

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Blackwell Encyclopaedia of Political Institutions, Oxford, Blackwell,
1987, p. 158.

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España”, Edit. Planeta. Barcelona-1982, pág. 42.

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1990-1992,

 DE ALTAHUS Jaime, “La promesa de la democracia. Marchas y


contramarchas del sistema político en Perú”, Lima, 2011, páginas 77
– 97.

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in Politics”, Edit.Nueva York, Pall Mall Press, 1962. Pág.32

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y J. NEWNHAM, The Dictionary of World Politics, Cambridge,
Harvester, 1990, pag.. 70.

 PRIETO CELI Federico, “Así se hizo el Perú. Crónica política de


1939 a 2009”. Grupo Editorial Norma, Lima- 2010, páginas 330-331.

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