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MONOGRAFÍAS DE EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA

INTERPRETACIÓN NEUROPSICOLÓGICA DEL


TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH

Jorge Alfredo Herrera Pino


Néstor Román
Pedro Puentes Rosso

© 2006 Interamerican Academy of Applied Cognitive Neuroscience


PO Box 142064
Coral Gables FL 33114 USA
Todos los derechos reservados
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Introducción

La psicología de la Gestalt fue sumamente influyente en Europa y los Estados


Unidos durante los primeros años del Siglo XX. Los hallazgos y postulados de la
denominada Escuela Gestalt fueron utilizados ampliamente por Kurt Goldstein,
neurólogo alemán, quien estudió el efecto del traumatismo cráneo-encefálico,
irrespectivamente de su localización, sobre el funcionamiento perceptual, conceptual y
conductual y fue propulsor del concepto de lesión cerebral. Este dio pie, posteriormente,
al concepto de organicidad, entidad que todavía se maneja en las disciplinas de la
psiquiatría y la psicología clínica. Hasta la actualidad, toda batería psicológica aplicada
en el campo clínico incluye, por lo menos, una medida diseñada para detectar la
presencia de una causa orgánica de la patología presentada por el paciente.

Uno de los instrumentos más utilizados, aún en la actualidad, para intentar


detectar la presencia de organicidad por medio de la reproducción de dibujos de figuras
es el TEST GESTÁLTICO VISOMOTOR DE BENDER (Bender, 1938). Pero ya en la época
en que Lauretta Bender estaba desarrollando su TEST GESTÁLTICO VISOMOTOR DE
BENDER (Bender, 1938), surgieron otros instrumentos para diferenciar pacientes con
daño cerebral (organicidad) de otros grupos diagnósticos. Dentro de estos se encontraba
el TEST DE LA FIGURA COMPLEJA (Rey, 1941), cuya administración e interpretación
fueron modificadas posteriormente al incorporársele un nuevo sistema de corrección
(Osterrieth, 1944), convirtiéndose en el TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY
OSTERRIETH (TFCRO). Mientras que Lauretta Bender desarrolló su instrumento
dentro de un ámbito psiquiátrico en el Hospital Bellevue de Nueva York, consistente con
su formación y desempeño profesional como psiquiatra, André Rey desarrolló el suyo
dentro de un ámbito más amplio, consistente con su formación como psicólogo con
intereses en los campos de la psicología clínica, la psicología evolutiva, la psiquiatría, la
neurología y la educación.

El TEST GESTÁLTICO VISOMOTOR DE BENDER (Bender, 1938) refleja la


importancia que su autora le dio al esfuerzo para identificar la presencia de organicidad
en los pacientes con trastornos psiquiátricos serios. El TEST DE LA FIGURA
COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995),
por el contrario, es uno de los muchos instrumentos de valoración de habilidades
desarrollados por André Rey, varios de los cuales continúan siendo en la actualidad
parte integral de la exploración neuropsicológica. El conjunto de instrumentos
desarrollados por André Rey pudiesen constituir por cuenta propia una batería de
procedimientos neuropsicológicos, los resultados de la cual pudiesen ser interpretados
dentro del esquema de la doble disociación de funciones. Aún cuando una de las quejas
principales de los pacientes que presentan cuadros orgánicos es la afectación de la
memoria, no se ha desarrollado un sistema debidamente tipificado de valoración de los
procesos de memoria por medio del TEST GESTALTICO VISOMOTOR DE BENDER
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(Bender, 1938). En el TFCRO, por el contrario, existen procedimientos formales de


administración e interpretación basados en la copia de la figura, su reproducción
inmediata, su reproducción de memoria a corto plazo, habitualmente tres minutos, y su
reproducción de memoria diferida, habitualmente a los 30 minutos.

Otro aspecto importante del TFCRO es su nivel de dificultad. Precisamente, por


el nivel de funcionamiento cognitivo de los pacientes atendidos en la sala de psiquiatría
del Bellevue Hospital, el TEST GESTÁLTICO VISOMOTOR DE BENDER (Bender, 1938)
está compuesto por figuras relativamente simples, las cuales están al alcance de una
muestra normativa de niños de 11 años. Por el contrario, no solamente la administración
de copia del TFCRO, si no, además, su administración de memoria a diferentes
intervalos, crean un reto para el paciente de relativamente buen nivel de funcionamiento
cognitivo. Esto permite identificar déficits cognitivos sutiles y reduce la probabilidad de
que haya falsos negativos. Mientras que el TEST GESTÁLTICO VISOMOTOR DE
BENDER (Bender, 1938) continúa siendo un instrumento de amplia aplicación en los
campos de la psiquiatría y la psicología clínica, no se ha incorporado al ámbito
neuropsicológico. Todo lo contrario de lo que ha sucedido con el TFCRO, el cual, como
se verá en los párrafos siguientes, se ha ganado un sólido puesto en la valoración de la
relación cerebro-conducta.

Administración y corrección

El TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959,


2003; Meyers y Meyers, 1995) es habitualmente administrado como medida de la praxis
viso-constructiva cuando se les pide a los pacientes que copien la figura y como medida
de memoria visual cuando se les pide que la reproduzcan a diferentes intervalos. En la
condición de administración de copia se les presenta la figura a los pacientes y se les
pide que la copien. La figura es presentada de forma horizontal con el rombo pequeño
orientado hacia abajo. Se les indica a los pacientes que reproduzcan la figura lo mejor
que puedan, pero se les advierte que no tiene que ser exacta. Sí se les señala que deben
prestar atención a los detalles, así como a las proporciones. Tampoco tienen que
apresurarse demasiado, ya que esta no es una tarea cronometrada en el sentido de que la
puntuación va a depender de la velocidad de ejecución. Los pacientes comienzan la
reproducción de la figura compleja con un lapicero de un color determinado, el cual va a
ser sustituido en un intervalo de tiempo, de suerte que idealmente se deben utilizar tres
o cuatro lapiceros de colores diferentes para la ejecución de la copia.

Habitualmente es práctico utilizar entre tres y cuatro lapiceros, ya que si no, la


ejecución va a estar fragmentada y la atención de los pacientes puede desviarse de la
tarea, sufriendo así la realización de la misma. Se pone en marcha el cronómetro
discretamente cuando se les da el primer lapicero a los pacientes. El uso de lapiceros de
diferentes colores permite mantener un registro de cómo los pacientes se acercan a la
tarea y cuales dimensiones de la figura compleja llaman su atención inicialmente hasta
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que la terminen. Fue Rey (1941) mismo quien sugirió esta modalidad de administración
de la figura compleja. La propuso como una alternativa a tener que tomar nota sobre la
ejecución de los pacientes, lo cual pudiese distraerlos, así como a los examinadores. En
relación a como se puede esperar que los pacientes utilicen los lapiceros, Rey (1941)
sugirió que es habitual que estos comiencen por la armazón central, es decir, el rectángulo
más grande de la figura, el cual se encuentra en el centro de la misma. A partir de ahí, se
puede esperar, según Rey (1941), que los pacientes ubiquen las diferentes partes internas
de la figura compleja, seguidas por las externas. Rey (1941) no le dio importancia al
orden de la ubicación de las partes de la figura compleja en la copia de la misma. Rey
(1941) describió en su trabajo original lo que se pudiese esperar de pacientes con
impedimentos mentales. Indicó que estos pacientes comienzan habitualmente por detalles
y van trabajando poco a poco y centímetro a centímetro. Según Rey (1941), se puede
esperar que las distorsiones se hagan mayores a medida que continúa el esfuerzo de
reproducir la figura compleja y se puede esperar que este tipo de paciente tenga
particular dificultad en darle cierre al dibujo de la figura.

Aunque Rey (1959) sugiere que se lleve a cabo una segunda copia de la figura
compleja, pidiéndoles a los pacientes que intenten copiarla de otra forma, este
procedimiento no se realiza habitualmente y se pasa directamente a las administraciones
de memoria a diferentes plazos. En unas ocasiones, se les pide a los pacientes que
reproduzcan la figura compleja de memoria dentro de un intervalo de 3 minutos, la cual
puede ser caracterizada como reproducción de memoria inmediata, aunque muchas
veces se les pide que la reproduzcan de memoria a los 30 minutos. Se denomina esta
condición de administración memoria dilatada o diferida. Saber el intervalo de tiempo
que ha transcurrido entre la administración de copia y la administración o
administraciones de memoria es sumamente importante para la interpretación de las
puntuaciones obtenidas. En las investigaciones reseñadas en esta monografía se ha
hecho un esfuerzo para brindarles a los lectores esta información, de suerte que puedan
interpretar los resultados obtenidos de la forma más útil y fiable.

Osterrieth (1944) describió el sistema de corrección que se utiliza con mayor


frecuencia para derivar las puntuaciones del TFCRO. En este trabajo, Osterrieth (1944)
mencionó tanto la administración de copia de este instrumento como la administración
de memoria a corto plazo, es decir, a 3 minutos de haber sido presentada originalmente.
Es aquí donde este autor describió el sistema de corrección de 18 componentes de la
figura, a los cuales se les puede acreditar hasta 2 puntos cada uno, para obtener una
puntuación máxima de 36. Una contribución importante de Osterrieth (1944) para
mejorar el sistema de corrección de la figura compleja fue la identificación y numeración
de elementos específicos de la misma, dentro de un esquema gráfico que facilita la
identificación de dichos elementos en el momento de corregir la ejecución de los
pacientes. Los elementos de la figura compleja que Osterrieth aisló se pueden acreditar
con dos puntos si están bien dibujados y bien ubicados. Se le asigna un punto si el
elemento está bien dibujado pero mal ubicado, o mal dibujado pero bien ubicado. Se le
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asigna medio punto al elemento de la figura compleja que esté presente, aunque mal
dibujado y mal ubicado. Por supuesto, si el elemento no está presente, se le asigna un
valor de 0.

Osterrieth (1944) encontró que a partir de los 4 años, el número de puntos


obtenidos en promedio, tanto en la administración de copia, como la de memoria estaba
correlacionado con la edad. Sin embargo, también indicó que se llegaba a un máximo
aproximadamente a los nueve años. De acuerdo a Osterrieth (1944), se pudieron
identificar, además, diferentes estrategias de encare a la copia y a la reproducción de
memoria de la figura compleja en los diferentes niveles de edad. Osterrieth (1944)
también notó que el tiempo requerido para el dibujo de la figura, tanto en la
administración de copia, como en la de memoria a corto plazo, disminuye con la edad a
medida que aumenta, por el contrario, la precisión del dibujo. Este autor describió
también la ejecución típica de diferentes grupos que presentaban trastornos asociados
con disfunciones de la relación cerebro-conducta y que producían figuras con una
cualidad que denominó bizarra. Los pacientes afásicos presentaron pobres
reproducciones de memoria de la figura compleja y los pacientes con traumatismos
cráneo-encefálicos la dibujaron de forma lenta y algunas veces de calidad inferior. Ya el
sistema de corrección de este instrumento diseñado por Osterrieth (1944) se encontraba
incorporado al manual del mismo cuando fue publicado por el Centro de Psicología
Aplicada de París (Rey, 1959) y posteriormente por TEA Ediciones de Madrid (Rey,
1975). Este sistema fue adoptado por E. M. Taylor en 1959 (Mitrushina et al., 2005) y se
ha visto reflejado en las obras de Lezak, Howieson y Loring (2004) y Spreen y Strauss
(1998), así como en el manual preparado por Meyers y Meyers (1995) y finalmente en la
octava edición de este manual (Rey, 2003), también por TEA Ediciones, revisado y
aumentado. Las reproducciones de memoria de la figura compleja a diferentes
intervalos de tiempo son corregidas exactamente de la misma manera que la ejecución
de copia.

Antecedentes y desarrollo histórico

La publicación inicial a partir de la cual se presenta a la comunidad científica el


TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003;
Meyers y Meyers, 1995) fue originada por André Rey (1941) como una investigación del
estado psicológico de pacientes con traumatismos cráneo-encefálicos. En este estudio,
Rey (1941) presentó por lo menos cuatro procedimientos que encontró útiles en el
diagnóstico de los trastornos cognitivos que presentaban estos pacientes. Dentro de
estos instrumentos se encontraba el TFCRO, así como otros tres más que tenían que ver
con la reproducción de memoria de esta figura y su reconocimiento y ubicación en el
espacio. Según Rey (1941), su intención era estudiar todos los procesos involucrados en
la copia de la figura compleja y distinguir la ejecución de controles saludables, lo que él
denominó mente normal, de la de pacientes con impedimentos mentales. Aunque Rey (1941)
no utilizó la palabra alemana gestalt en su trabajo, sí mencionó que los controles
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saludables veían inicialmente un todo compuesto de ciertas unidades, las cuales a su vez,
incorporaban otras unidades más pequeñas y simples. Los controles saludables eran
capaces, según Rey (1941), de aplicar lo que él mismo denominó una tendencia analítica a
la realización de la tarea.

Muy posteriormente, en una investigación llevada a cabo en Inglaterra, Hemsley


(1974) comparó la ejecución de un grupo de 31 pacientes lesionados cerebrales en el
TFCRO y el TEST DE RETENCION VISUAL DE BENTON (TRVB; Benton, 1974; 2002;
Sivan, 1992). Según este investigador, fue difícil establecer la correspondencia de las
puntuaciones de estos dos instrumentos, particularmente dado el hecho de que ambos
tienen puntuaciones de corte diferentes. Desde el punto de vista neuropsicológico actual,
cabe notar que estas dos tareas no son necesariamente equivalentes. Si bien el TFCRO
presenta un mayor reto en términos de la aplicación de funciones de praxis viso-
constructiva, el TRVB presenta un mayor reto a los procesos de atención sostenida. Por
lo tanto, no se esperaría que estas dos tareas sean equivalentes, si no que reflejen el
estado de dos conjuntos de funciones que se pueden parecer, pero no son
necesariamente iguales.

Ducarne y Pillon (1974) exploraron la capacidad del TFCRO para detectar


dificultades en la praxis viso-constructiva originadas por trastornos del lóbulo parietal
izquierdo, del lóbulo parietal derecho o del lóbulo occipital. Los dibujos observados en
los pacientes con trastornos del lóbulo parietal izquierdo fueron descritos por estos
autores como caracterizados por la presencia de una estructura primitiva y una
tendencia a simplificar los elementos componentes de esta figura. Los pacientes con
trastornos del lóbulo parietal derecho produjeron dibujos caracterizados por omisiones
unilaterales de la parte izquierda de la figura y el desplazamiento de algunos detalles
desde la izquierda hacia la derecha. Por otro lado, los pacientes con trastornos en el
lóbulo occipital produjeron dibujos caracterizados por una estructura extremadamente
analítica y dificultad en cerrar el cuerpo de la figura y de sus elementos.

Por su naturaleza no-verbal y por requerir procesos viso-perceptivos basados en


análisis simultáneo de información, el TFCRO ha sido considerado primordialmente una
medida de procesos habitualmente relacionados con el hemisferio derecho. Sin embargo,
esto no parece ser así cuando se trata de lesiones o daño cerebral difuso. King (1981) le
administró este instrumento a una muestra de 114 pacientes lesionados cerebrales y a 71
controles saludables. No se pudo establecer una diferencia clara entre la ejecución de los
pacientes con lesiones del hemisferio derecho de aquellos con lesiones en el hemisferio
izquierdo. Según este autor, este tipo de hallazgo en pacientes con lesiones cerebrales
difusas está en contraposición con hallazgos previos obtenidos en pacientes con lesiones
cerebrales focalizadas. Tanto los pacientes con lesiones en el hemisferio derecho, los que
tenían lesiones en el hemisferio izquierdo, así como los que presentaban lesiones
bilaterales, realizaron una ejecución más pobre en este instrumento que los pacientes con
lesiones bilaterales.
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Bennett-Levy (1984), en una investigación llevada a cabo en Australia, utilizó el


TFCRO con una muestra de 107 voluntarios entre las edades de 17 y 40 años. El
propósito de esta investigación fue desarrollar una medida cuantitativa de la estrategia
de copia, así como su relación con las puntuaciones obtenidas en la administración de
copia y de memoria de esta tarea. Esta autora también sugirió formas en que se podía
integrar una puntuación para la estrategia de copia a la práctica clínica. Los resultados
de esta investigación demostraron que, tanto en la administración de copia, como la de
memoria diferida o dilatada, hubo una relación con la edad, especialmente por la
estrategia adoptada por los participantes de esta investigación en la copia inicial. Esta
autora desarrolló una fórmula para intentar diferenciar los déficits de memoria que
puedan ser atribuidos a una falla en la organización inicial de la copia de la figura de
aquellas que pueden resultar de una mala memoria como tal

Un uso que se le ha dado al TFCRO tiene que ver con la identificación de


negligencia del campo visual izquierdo posteriormente a una lesión del hemisferio
derecho. Levine et al. (1986) estudiaron la relación entre la negligencia espacial, el
tamaño de la lesión y la atrofia cerebral pre-mórbida. Estos investigadores les
administraron una batería de instrumentos neuropsicológicos, dentro de la cual se
encontraba el TFCRO, a una muestra de 29 pacientes con accidentes cerebro-vasculares
con edades entre los 36 y los 82 años. De acuerdo a estos autores, se utilizaron
tomografías computarizadas para determinar la extensión de las lesiones y la presencia
de atrofia cerebral anterior al accidente cerebro-vascular. Los resultados de esta
investigación demostraron claramente por medio del TFCRO la relación entre la
negligencia de campo visual izquierdo y la extensión de la lesión y de la atrofia cerebral
pre-mórbida en pacientes con lesiones por infarto del hemisferio derecho.

El TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959,


2003; Meyers y Meyers, 1995) ha demostrado su valor como instrumento diagnóstico
dentro del campo de la neuropsicología, no solamente en condiciones en las cuales se
espera encontrar déficits neurocognitivos, si no también en otras en las que no
necesariamente se esperaría encontrarlas. Tal fue la investigación llevada a cabo por
Denburg, Carbotte y Denburg (1987). Estos autores estudiaron el funcionamiento
neurocognitivo de una muestra de 86 pacientas afectadas con lupus sistémico
eritomatoso. De acuerdo a los resultados obtenidos en esta investigación, el lupus
sistémico eritomatoso no afecta de ninguna manera discernible los procesos de
coordinación óculo-motriz necesarios para la realización de la copia del TFCRO, pero sí
es sensitivo a los trastornos de la memoria viso-espacial valorados por medio de la
administración de memoria diferida de este instrumento.

En términos de la utilidad clínica del TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY


OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995), Bigler et al. (1989)
investigaron una muestra de 94 pacientes con enfermedad de Alzheimer y traumatismos
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cráneo-encefálicos por medio de este instrumento y el TEST DE APRENDIZAJE


AUDITIVO VERBAL DE REY (Rey, 1964). Aunque la administración de copia no mostró
una diferencia significativa entre grupos de pacientes en el TFCRO, la administración de
memoria de este instrumento fue ejecutada con mayor grado de impedimento por
ambos grupos de pacientes. Los pacientes con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer
ejecutaron la tarea de copia y memoria con mayor grado de ineficiencia.

Otra condición frente a la cual el TFCRO ha demostrado su capacidad para asistir


en el diagnóstico de las disfunciones de la relación cerebro-conducta han sido los
trastornos del sistema inmunológico. Por ejemplo, Van Gorp et al. (1989) estudiaron la
ejecución neuropsicológica de pacientes con alteraciones del sistema inmunológico por
la presencia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH-1). Fue interesante notar que
la diferencia entre la ejecución del grupo con síntomas de SIDA y otros dos grupos fue
altamente significativa (p < 0.002). Es decir, el TFCRO es un instrumento sensitivo frente
a las perturbaciones de los procesos de memoria que conlleva el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida humana.

El grado o hasta que punto el TFCRO y el TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE


TAYLOR (Lezak, Howieson y Loring, 2004) son medidas equivalentes de memoria
visual, así como el efecto de la edad sobre estos dos instrumentos fue estudiado por
Tombaugh, Faulkner y Hubley (1992). Estos investigadores pudieron determinar que las
dos tareas no eran equivalentes en cuanto a su capacidad para identificar trastornos de
la memoria. El TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE TAYLOR (Lezak, Howieson y
Loring, 2004) fue mucho más fácil de aprender que el TFCRO. Sin embargo, en ambas
tareas los participantes más jóvenes ejecutaron mejor que los mayores. Estos grupos
estuvieron compuestos por 28 participantes entre las edades de 29 y 59 años y 31
participantes entre las edades de 60 y 80 años, respectivamente.

Revisión del estado actual del conocimiento

Composición, estructura factorial y muestras normativas

Fastenau, Denburg y Hufford (1999) llevaron a cabo lo que se puede describir


como uno de los más amplios estudios normativos sobre el TEST DE LA FIGURA
COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995).
Estos autores estudiaron una muestra total de 211 adultos saludables cuya edad
promedio fue 62.9 (dt = 14.2). El nivel educativo promedio de estos participantes fue 14.9
años (dt = 2.6). Aproximadamente la mitad de los participantes fueron hombres. Se les
administró a todos los participantes de esta investigación una batería de instrumentos
neuropsicológicos, dentro de la cual se encontraba el TFCRO. Se utilizaron las
administraciones de copia, memoria inmediata y memoria diferida con todos los
participantes de esta investigación. La muestra de participantes se dividió en nueve sub-
muestras, de acuerdo a los diferentes niveles de edad. Se designó una edad de punto
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medio en cada uno de estos grupos y se calcularon las medias y desviaciones típicas
correspondientes a las tres condiciones de administración del TFCRO, en cada uno de
los grupos.

El grupo cuya edad de punto medio fue 40 años, en el cual los valores oscilaron
entre 30 y 50 años, estuvo compuesto por 48 participantes. La media obtenida en la
condición de copia del TFCRO por este grupo fue 32.83 (dt = 3.10), mientras que en la
memoria inmediata, el valor promedio fue 20.3 (dt = 7.42). En la condición de memoria
diferida, la media obtenida por este grupo fue 19.28 (dt = 7.29). Otro grupo de 47
participantes tuvieron una edad que osciló alrededor de los 48 años con valores entre 40
y 55 años. La puntuación media obtenida por este grupo en la condición de copia de este
instrumento fue 31.79 (dt = 4.55). En la condición de memoria inmediata, este grupo
obtuvo una puntuación promedio de 17.87 (dt = 6.84), mientras que en la condición de
memoria diferida, la puntación media de este grupo fue 17.13 (dt = 7.04).

El grupo de 43 participantes cuya edad se encontró en un punto medio de 53


años, con valores que oscilaron entre los 45 y 60 años, obtuvieron una puntuación
promedio de 31.62 (dt = 4.61) en la condición de copia del TFCRO. En la condición de
memoria inmediata, este grupo obtuvo un valor promedio de 18.07 (dt = 7.11), mientras
que en la reproducción en condición de memoria diferida, la puntuación promedio fue
17.48 (dt = 7.11). En el siguiente grupo de 57 participantes, el valor de las edades osciló
alrededor de 58 años, con valores entre 50 y 65 años. Este grupo obtuvo una puntuación
promedio de 31.17 (dt = 4.43) en la condición de copia de este instrumento. En la
condición de memoria inmediata del TFCRO este grupo obtuvo una puntuación
promedio de 16.55 (dt = 6.08), mientras que en la condición de memoria diferida la
puntuación media fue 16.44 (dt = 6.08). El grupo cuya edad osciló alrededor del punto
medio de 63 años estuvo compuesto por 77 participantes cuyas edades oscilaron entre
los 55 y 70 años. Este grupo obtuvo una puntuación promedio de 31.94 (dt = 3.37) en la
condición de copia de este instrumento, mientras que en la memoria inmediata, la
puntuación promedio fue 15.52 (dt = 5.82). En la condición de memoria diferida, la
puntuación promedio fue 15.91 (dt = 5.91).

El grupo de 96 participantes cuya edad giró alrededor un punto medio de 68


años, con valores entre 60 y 75 años, obtuvo una puntuación promedio de 31.76 (dt =
3.63) en la condición de copia del TFCRO. En la condición de memoria inmediata, el
puntuación promedio fue 15.18 (dt = 5.58), mientras que en la condición de memoria
diferida esta fue 15.29 (dt = 5. 57). El grupo cuya edad osciló alrededor del punto medio
de 73 años presentó valores de 65 a 80 años en la misma, y estuvo compuesto por 102
participantes. La puntuación promedio obtenida por estos participantes en la condición
de copia de este instrumento fue 31.38 (dt = 4.00), mientras que en la condición de
memoria inmediata, el valor promedio fue 14.68 (dt = 5.49). En la condición de memoria
diferida, es decir a los 30 minutos, la puntuación promedio obtenida por este grupo fue
14.61 (dt = 5.58). El siguiente grupo en términos de edad estuvo compuesto por 83
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participantes y este valor giró alrededor de los 78 años. Se incluyeron participantes entre
las edades de 70 y 85 años. El valor promedio obtenido por estos participantes en la
condición de copia del TFCRO fue 30.87 (dt = 4.16), mientras que en la condición de
memoria inmediata, la puntuación promedio fue 14.01 (dt = 5.45). En la condición de
memoria diferida, la puntuación promedio fue 13.64 (dt = 5.31).

El último grupo que participó en esta investigación estuvo compuesto por 49


participantes, cuyas edades giraron alrededor de un punto medio de 80 años. Se
incluyeron participantes entre las edades de 75 y 85 años en esta muestra. La puntuación
promedio obtenida por este grupo en la condición de copia fue 30.14 (dt = 4.52). En la
condición de memoria inmediata, la puntuación promedio fue 13.67 (dt = 5.38), mientras
que en la condición de memoria diferida esta fue 13.17 (dt = 5.32). En las tres condiciones
de administración utilizadas en esta investigación, es decir, copia, reproducción de
memoria inmediata y memoria diferida a los 30 minutos, se observó un declive ligero en
las puntuaciones a través de los diferentes grupos de edad. No obstante, este declive, al
ser leve y paulatino, no muestra unos puntos de corte drásticos entre personas de
diferentes edades.

Traumatismos cráneo-encefálicos

La memoria visual se ve frecuentemente afectada por los traumatismos cráneo-


encefálicos (TCE). Determinar hasta qué punto, sin embargo, el estado de ánimo del
paciente (depresión) contribuye a que las puntuaciones en una medida de memoria
visual utilizada muy frecuentemente en la literatura sean afectadas en pacientes con TCE
fue una de los objetivos del estudio llevado a cabo por Sherman et al. (2000). Estos
autores escogieron, entre otros instrumentos, el TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE
REY OSTERRIETH (TFCRO; TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995) para
examinar una muestra de pacientes con TCE, quienes, además, completaron el
INVENTARIO MULTIFASICO DE PERSONALIDAD DE MINNESOTA-2 (MMPI-2;
Butcher et al., 1998). Los 175 pacientes seleccionados por Sherman et al. (2000)
incluyeron 84 hombres y 91 mujeres, con una edad promedio de 32.8 años (dt = 12.7) y
un nivel promedio de educación de 11.8 años (dt = 2.4). Estos pacientes con tenían un
grado de intensidad leve en 114 pacientes y moderados en 61 pacientes en los TCE.
Habían transcurrido 2.52 años (dt = 2.02) como promedio desde haber sufrido el TCE. El
nivel de depresión: alto o bajo, fue determinado por una puntuación T de 65 o más en la
escala de depresión (D) del MMPI-2.

La puntuación obtenida por los pacientes con TCE en la memoria dilatada (30
minutos) del TFCRO fue incorporada a un análisis factorial que se llevó a cabo con todas
las puntuaciones obtenidas por este grupo en las valoraciones neuropsicológicas. Esta
puntuación cargó (0.58) sobre un factor que los autores indicaron podía ser descrito
como reflejo de las funciones ejecutivas. Cargó también sobre este factor el TEST DE
ASOCIACION CONTROLADA DE PALABRAS (Benton et al., 1994). Cuando se
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compararon las medias obtenidas por los pacientes con diferentes niveles de depresión,
altos y bajos, o con diferentes niveles de TCE, leve o moderado-severo, no hubo
indicativos de significación estadística. Estos hallazgos sirven para cuestionar la
influencia de la depresión sobre la ejecución de pacientes con TCE en los instrumentos
neuropsicológicos.

Perea-Bartolomé, Ladera-Fernández, y Morales-Ramos (2002) exploraron los


procesos de memoria en pacientes con traumatismos cráneo-encefálicos (TCE). A tal
efecto, estos autores le administraron el TFCRO a una muestra de 60 pacientes con
historial de TCE leves, quienes presentaron una edad promedio de 37.48 años (dt =
16.87) y un promedio de 7.07 años de educación (dt = 2.64). La mayoría de estos
pacientes (36) fueron hombres. En términos de las causa del TCE, los autores indicaron
que 20 de los 60 pacientes habían estado en un accidente de tráfico, mientras que otros
20 habían pasado por un accidente laboral. Además de esto, 8 pacientes sufrieron caídas
fortuitas, 6 sufrieron lesiones relacionadas con el deporte, 4 con astas de toro y 2 por
agresiones. Se comparó la ejecución de estos pacientes en el TFCRO con una muestra de
60 controles saludables compuesta por 35 hombres y 25 mujeres quienes presentaron
una edad promedio de 34.94 años (dt = 14.36) y quienes tenían un promedio de
educación de 7.3 años (dt = 5.13).

En la administración de memoria de este instrumento con tareas de interferencia


de por medio, los pacientes con TCE obtuvieron un resultado inicial de 16.07 puntos (dt
= 6.47). Por el contrario, los participantes miembros del grupo de controles saludables
obtuvieron una puntuación promedio de 21.27 puntos (dt = 5.27). Además de la
exploración inicial, la cual fue comparada con los controles saludables, se llevaron a
cabo 3 valoraciones adicionales de los pacientes con TCE. En la segunda, llevada a cabo
al mes de la primera exploración, los pacientes con TCE obtuvieron una puntuación
promedio de 20.07 puntos (dt = 6.75). En la exploración llevada a cabo a los seis meses de
la primera, la puntuación promedio fue 20.53 (dt = 6.93). Finalmente, se llevó a cabo la
administración de este mismo instrumento al año después de la valoración inicial. La
puntuación promedio obtenida por los pacientes fue 20.97 (dt = 7.57). Es evidente, a
partir de los resultados obtenidos en esta investigación, que la memoria visual se ve
afectada significativamente por el traumatismo cráneo-encefálico. Existe una tendencia
hacia la mejoría en estos pacientes, la cual, sin embargo, se ve entre la exploración inicial
de línea base y el primer mes. A partir de ahí, no se ve una mejoría notable en las
funciones de memoria visual valoradas por el TFCRO.

Hopkins, Tate y Bigler (2005) se preguntaron si la clave de los impedimentos en


funciones neurocognitivas observados en pacientes con historial de TCE está en la
naturaleza del trauma en sí. A tal efecto, estos autores compararon la ejecución de una
muestra de 10 pacientes con historial de TCE con la de una muestra de 10 pacientes
quienes habían sufrido la lesión cerebral por anoxia (LCA) producida por toxicidad
accidental con monóxido de carbono. La edad promedio del grupo TCE fue 37.7 años (dt
12

= 8.6) y su nivel educativo promedio fue 13.9 años (dt = 1.8). Los pacientes del grupo
LCA presentaron una edad promedio de 40.8 años (dt = 9.0) y un nivel educativo
promedio de 15.9 años (dt = 3.2). Se les administraron a ambos grupos la condición de
copia y memoria diferida (30 minutos) del TFCRO. En la condición de copia, la
puntuación promedio de los pacientes con TCE fue 31.5 (dt = 4.0) y la de los pacientes
con LCA fue 31.5 (dt = 8.0). La diferencia entre estas medias evidentemente no fue
significativa (p = 0.92). En la condición de memoria diferida, el grupo TCE obtuvo una
puntuación promedio de 15.2 (dt = 7.7) y el grupo LCA obtuvo una media de 15.5 (dt =
7.7). La diferencia entre estas medias tampoco fue significativa (p = 0.85).

Este estudio es sumamente importante por dos motivos. En primer lugar, no


existe una literatura abundante sobre los efectos adversos del monóxido de carbono
sobre el estado neurocognitivo. Esto se debe a que muchos pacientes expuestos a este
agente tóxico fallecen o quedan tan impedidos que la valoración neuropsicológica es
sumamente rudimentaria. Por otro lado, tampoco hay una abundante literatura sobre
pacientes con toxicidad producida por este gas que no haya sido producto de intentos
suicidas. Por otro lado, los autores de este estudio analizaron las respuestas obtenidas
por ambos grupos de pacientes en relación a la extensión del daño sufrido y no de cara a
la causa, es decir, trauma o monóxido de carbono. Encontraron que la cantidad de tejido
cerebral comprometido era el factor crucial para explicar estos déficits y no
necesariamente la etiología.

Enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas

Carlesimo et al. (1998) estudiaron los mecanismos de memoria en pacientes con


enfermedad de Alzheimer y en 3 grupos de ancianos quienes sirvieron como controles
saludables. La hipótesis principal de estos investigadores fue que había una
discontinuidad entre los procesos normales de envejecimiento y los procesos
patológicos, tal y como se evidencian en la enfermedad de Alzheimer. Estos
investigadores estudiaron un total de 124 participantes, de los cuales 29 habían sido
diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer. Este grupo incluyó 19 hombres y 10
mujeres, cuyas edades oscilaron entre los 55 y 75 años. Incluyeron, además, tres grupos
de controles saludables. El grupo de controles jóvenes estuvo compuesto por 39
participantes, de los cuales 19 eran hombres y 20 mujeres. La edad de este grupo osciló
entre los 20 y 40 años. El grupo de ancianos incluyó 37 participantes saludables, 16 de
los cuales fueron hombres y 21 mujeres. Este grupo, según los autores, correspondía en
las dimensiones en edad y años de escolaridad con el grupo de pacientes diagnosticados
con la enfermedad de Alzheimer. Por último, se utilizó un grupo de ancianos viejos.
Estos oscilaron en edad entre los 80 y 93 años. Los 19 participantes de este grupo
incluyeron 5 hombres y 14 mujeres. Se utilizó, dentro de la batería de instrumentos
administrados a todos los participantes de esta investigación, el TFCRO.
13

En la condición de administración de copia de este instrumento, 17 pacientes con


enfermedad de Alzheimer, quienes fueron descritos como levemente demenciados,
obtuvieron un promedio de 18.3 puntos (dt = 8.5). Bajo esta misma condición de copia,
un grupo de 12 pacientes con enfermedad de Alzheimer quienes fueron descritos como
moderadamente demenciados obtuvieron una puntuación media de 1.9 (dt = 2.4). Estos
valores difirieron claramente de los obtenidos por los participantes de diferentes edades
quienes habían sido descritos como controles saludables. El grupo de controles
saludables jóvenes obtuvo una puntuación promedio de 34.5 (dt = 2.2) en la
administración de copia del instrumento. El grupo de ancianos obtuvo una puntuación
media de 29.3 puntos (dt = 6.4), mientras que los pacientes ancianos viejos obtuvieron
una puntuación media de 24.9 (dt = 9.1).

Reiman et al. (2001) estudiaron una muestra de 10 participantes quienes indicaron


tener un familiar cercano con la enfermedad de Alzheimer y a quienes se les identificó
como portadores del genotipo (Apoliporotìna E ε4 heterocigotos). Esta muestra presentó
un valor promedio de 55.9 años de edad (dt = 3.4). Su nivel promedio educativo fue de 15.4
años (dt = 2.9). Se identificó un grupo de participantes quienes no eran portadores de este
genotipo. Esta muestra tenía una media de edad de 57.1 años (dt = 4.4). El nivel medio de
educación de esta muestra fue de 16.1 años (dt = 1.9). Se les administró a ambos grupos de
pacientes el TFCRO. En una administración inicial de copia de la figura compleja, el grupo
de participantes portadores obtuvo una media de 33.9 puntos (dt = 3.1). En una segunda
administración de copia, aproximadamente dos años después, la media fue 35.0 puntos (dt
= 1.0). Los participantes no portadores del genotipo de la Apolipoproteína E ε4
heterocigotos obtuvieron un promedio de 34.6 puntos (dt = 2.2) en la copia inicial.

Aproximadamente dos años después, los valores correspondientes fueron 33.7 y


3.5, respectivamente. En la administración de memoria de la figura compleja en el
momento inicial, los participantes ε4 heterocigotos obtuvieron una media de 20.2 puntos
(dt = 7.2). A los dos años después la media fue de 21.8 (dt = 6.2). Los no portadores
obtuvieron una media de 17.4 puntos (dt = 6.9) en la administración inicial de memoria. En
la segunda administración la media fue de 19.9 puntos (dt = 7.3). Ninguna de las
interacciones de grupo × tiempo fueron reportadas como significativas por estos autores.
Los resultados de la presente investigación no reflejan un deterioro cognitivo, al menos en
las funciones mediadas por el TFCRO, relacionado con la presencia del genotipo de la
Apolipoproteína E ε4 heterocigotos en pacientes con un familiar cercano que padezca de la
enfermedad de Alzheimer.

En una investigación sobre la relación entre los síntomas positivos y negativos y


la ejecución neuropsicológica en pacientes con demencia fronto-temporal y enfermedad
de Alzheimer, Boone et al. (2003) utilizaron una batería de instrumentos
neuropsicológicos, dentro de la cual incluyeron el TFCRO. Los autores de esta
investigación evaluaron una muestra de 7 pacientes con enfermedad de Alzheimer, así
como 8 pacientes con una demencia fronto-temporal con mayor afectación en el lóbulo
14

izquierdo, 4 pacientes con demencia fronto-temporal simétrica, y 11 pacientes con


demencia fronto-temporal con mayor involucración del hemisferio derecho. La edad
promedio del grupo de pacientes con enfermedad de Alzheimer fue 66.4 años (dt = 10.6)
y su nivel educativo promedio fue 16.0 años (dt = 2.2). Los pacientes con demencia
fronto-temporal con mayor involucración del hemisferio izquierdo presentaron una
edad promedio de 61.4 años (dt = 9.9) y un nivel educativo promedio de 15.0 años (dt =
4.5). Los pacientes con demencia fronto-temporal simétrica acusaron una edad promedio
de 62.8 años (dt = 5.9) y un nivel educativo promedio de 13.8 años (dt = 3.3). Los
pacientes con demencia fronto-temporal con mayor involucración del hemisferio
derecho presentaron una edad promedio de 59.3 años (dt = 11.0) y un nivel educativo
promedio de 15.6 años (dt = 2.2). De acuerdo a estos autores, no hubo diferencias
significativa entre el promedio de edad y el nivel de educación entre ninguno de los 4
grupos estudiados.

Se les administró a todos los pacientes el TFCRO. En la versión de copia de la


figura, los pacientes con enfermedad de Alzheimer obtuvieron una puntuación
promedio de 16.86 (dt = 9.80) y los pacientes con demencia fronto-temporal con mayor
afectación izquierda obtuvieron una puntuación promedio de 28.75 (dt = 7.32). Los
pacientes con afectación simétrica dentro de su cuadro de demencia fronto-temporal
obtuvieron un promedio de 19.00 puntos (dt = 15.90) en la administración de copia del
TFCRO. Los pacientes con mayor afectación del hemisferio derecho, dentro de su cuadro
de demencia fronto-temporal, obtuvieron una puntuación promedio de 25.00 (dt = 9.10).
En la administración de memoria dilatada (30 minutos) del TFCRO, los pacientes con
enfermedad de Alzheimer obtuvieron una puntuación promedio de 5.36 (dt = 4.32). Los
pacientes con demencia fronto-temporal con mayor involucración del hemisferio
izquierdo obtuvieron una puntuación promedio de 6.06 (dt = 7.93).

Los pacientes con demencia fronto-temporal con afectación simétrica de ambos


hemisferios obtuvieron una puntuación promedio de 3.25 (dt = 2.75) en la
administración de memoria dilatada del TFCRO. Aquellos pacientes cuya mayor
afectación dentro de su cuadro de demencia fronto-temporal, estaba dentro del
hemisferio derecho, obtuvieron una puntuación promedio de 4.68 (dt = 6.46). Dentro de
los resultados obtenidos por estos pacientes se notó que, en la reproducción de la figura
compleja, los pacientes con enfermedad de Alzheimer obtuvieron una puntuación media
que está por debajo de las obtenidas por los demás grupos. Aquellos pacientes que
tienen una demencia fronto-temporal con afectación simétrica muestran también una
puntuación promedio relativamente pobre en la copia de la figura compleja. Los
pacientes que tienen una demencia fronto-temporal definida o bien lateralizada obtienen
una puntuación que está por encima de los dos grupos antes descritos. En términos de la
reproducción en la memoria dilatada de la figura compleja, aquellos pacientes que
tienen una afectación selectiva del hemisferio izquierdo dentro de un cuadro de
demencia fronto-temporal obtienen una puntuación que está notablemente por encima
del resto de los grupos estudiados. Esto es particularmente evidente en relación a los
15

pacientes que tienen una demencia fronto-temporal con afectación simétrica de los dos
hemisferios, así como aquellos que tienen una afectación definida en el hemisferio
derecho, dentro de su cuadro de demencia fronto-temporal.

En una investigación llevada a cabo en el Reino Unido, Hovius et al. (2003)


examinaron una muestra de 11 pacientes (4 mujeres y 7 hombres) quienes habían sido
diagnosticados con demencia semántica. La edad promedio de este grupo fue 63.3 años (dt
= 7.7) y su nivel educativo promedio fue 11.6 años (dt = 3.00). Se les administró a todos
los pacientes que participaron en esta investigación la condición de copia del TEST DE
LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y
Meyers, 1995). Los valores obtenidos por estos pacientes oscilaron entre 28 y 36 puntos.
Se utilizó un grupo de controles saludables para comparar la ejecución de estos
pacientes. Este grupo de 24 controles saludables fue obtenido en la recolección de datos
de otro estudio. El grupo de control presentó una edad promedio de 69.7 años (dt = 7.8)
y su nivel educativo promedio fue 10.7 (dt = 2.2). Se estableció una puntuación de corte, a
partir de dos desviaciones típicas por debajo de la media del grupo de controles
saludables. En la administración de copia del TFCRO, este valor fue 28 puntos.
Solamente uno de los pacientes examinados con diagnóstico de demencia semántica se
encontrada exactamente en la puntuación de corte. Los demás obtuvieron valores por
encima de este valor. La condición denominada demencia semántica se caracteriza por una
falta de conocimiento del significado de las palabras y no parece afectar las funciones de
praxis viso-constructiva valoradas por el TFCRO.

Uc et al. (2005) estudiaron la eficiencia en conducir automóviles en una muestra


de pacientes en la fase temprana de la enfermedad de Alzheimer. Participaron en este
investigación 33 pacientes con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer leve, así como
137 controles neurológicamente intactos. La edad promedio de los pacientes fue 76.1
años (dt = 6.3) y su nivel educativo promedio fue 15.2 años (dt = 3.2). Los controles
presentaron una edad promedio de 64.3 años (dt = 11.4) y un nivel educativo promedio
de 15.6 años (dt = 2.5). Los pacientes obtuvieron una puntuación promedio de 28.7 (dt =
4.3) en la condición de copia del TFCRO, mientras que los controles obtuvieron una
puntuación promedio de 32.0 (dt = 3.3) en dicho procedimiento. La diferencia entre estas
dos medias fue reportadas por Uc et al. (2005) como significativas al nivel de p < 0.0002,
aún cuando estas fueron ajustadas en relación a la diferencia en la edad de ambos
grupos.

En la administración de memoria, la puntuación promedio obtenida por los


pacientes fue 9.1 (dt = 4.5), con valores correspondientes a la media y desviación típica
de 15.8 y 5.7, respectivamente, en el grupo de controles. Estos autores reportaron un
nivel de significación estadística de p < 0.0002 en relación a la copia y p < 0.0001 en
relación a la reproducción de memoria, aún cuando se hicieron los debidos ajustes en
relación a la edad. Si bien la diferencia entre la ejecución de los grupos de pacientes y
controles fue estadísticamente significativa en la condición de copia, la interpretación de
16

tan pequeña diferencia desde la perspectiva clínica es mucho más difícil. No obstante,
las medias difirieron de forma más clara en la administración de memoria.

No obstante haber controlado la variable de edad, Uc et al. (2005) compararon la


ejecución de 23 pacientes con la de 23 controles, quienes habían sido equiparados en
edad. La edad promedio de ambas muestras fue 74.1 años (dt = 6.1). El grupo de
pacientes obtuvo una puntuación promedio de 29.1 (dt = 4.0) en la condición de copia
del TFCRO, mientras que los controles obtuvieron una puntuación promedio de 31.7 (dt
= 3.5). Esta diferencia fue reportada como cercana a ser significativa, con un nivel de p =
0.0508. En relación a la condición de memoria, la puntuación promedio del grupo de
pacientes fue 9.3 (dt = 4.7), mientras que los controles obtuvieron una puntuación
promedio de 15.7 (dt = 5.1). Una vez más, el efecto de la enfermedad de Alzheimer sobre
los procesos neurocognitivos valorados por este procedimiento se notó de forma
determinante en la administración de memoria del mismo y no tanto en la copia de la
figura compleja.

Enfermedad de Parkinson y demencias relacionadas

En un estudio sobre la capacidad de los pacientes con la enfermedad de


Parkinson para conducir automóviles, Uc et al. (2006) le administraron el TFCRO a una
muestra de 71 pacientes (57 hombres) con un grado leve a moderado de la enfermedad.
La edad promedio de este grupo fue 66 años y su nivel educativo promedio fue 13.0
años. Fueron incluidos también en este estudio 147 participantes neurológicamente
intactos (73 hombres) con una edad promedio de 68.0 años y un nivel educativo
promedio de 16 años. El grupo de pacientes con la enfermedad de Parkinson obtuvieron
una puntuación promedio de 28.0 en la condición de copia de este instrumento, mientras
que los controles obtuvieron una puntuación promedio de 33.0. La diferencia entre estas
medias fue descritas por Uc et al. (2006) como significativa al nivel de p < 0.001.

En la condición de memoria de este instrumento, los pacientes con la enfermedad


de Parkinson obtuvieron una puntuación promedio de 13.0, mientras que el valor
correspondiente en los controles fue .15.25. El nivel de significación estadística la
comparación de estas medias fue p = 0.007. Los resultados de este estudio muestran
claramente el compromiso en los procesos de atención visual y praxis viso-constructiva,
así como de memoria visual, valorados respectivamente por la administración de copia
y la administración de memoria del TFCRO en pacientes con la enfermedad de
Parkinson..

Accidentes vasculares cerebrales y demencia vascular

Mercier et al. (2001) investigaron el impacto de los trastornos motores, cognitivos


y perceptuales sobre la capacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria
después de haber sufrido un accidente vascular cerebral. Participaron en esta
17

investigación, llevada a cabo en Canadá, 100 ancianos entre las edades de 55 a 79 años,
quienes habían sido víctimas de un derrame cerebral. Se excluyeron de esta muestra
pacientes que presentaban déficits de tal magnitud que se les hacía imposible participar
en la valoración neuropsicológica llevada a cabo con cada participante. También se
excluyeron personas que presentaban algún tipo de patología neurológica adicional o
algún tipo de comorbilidad importante, tales como amputación, artritis reumatoide
severa y trastornos psiquiátricos. Tampoco fueron incluidos en la muestra pacientes que
tenían serias dificultades en la comprensión o en los procesos de atención o cuya
capacidad visual estaba de alguna forma seriamente limitada. Tomando en cuenta el
factor de recuperación espontánea, todos los participantes de esta investigación fueron
explorados por lo menos a tres semanas después de haber sufrido el accidente vascular
cerebral. Se les administró a todos los pacientes que participaron en esta investigación
una batería de instrumentos neuropsicológicos utilizada previamente por estos
investigadores, cuyos datos normativos eran para personas entre las edades de 50 y 84
años. También, de acuerdo a Mercier et al. (2001), se incluyeron instrumentos que tenían
una base normativa fundamentada.

Se les administró a todos los participantes de esta investigación el TEST DE LA


FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y
Meyers, 1995) en su administración de copia como medida de déficits viso-constructivos
y apraxia. La puntuación promedio obtenida por estos pacientes en la administración de
copia del TFCRO fue 21.92 (dt = 9.4), con valores que oscilaron entre 1 y 35 puntos. Las
puntuaciones obtenidas por estos pacientes en este instrumento cargaron de forma
importante sobre un factor que se denominó perceptual. Este factor se relacionó con otros
dos que tenían una carga de aspectos motores. Los resultados de esta investigación
indicaron claramente que los pacientes que han sufrido un accidente vascular cerebral
tienen una capacidad reducida para ejecutar adecuadamente la administración de copia
del TFCRO. Se puede concluir, a partir de estos resultados, que estos pacientes tienen
dificultades notables en la praxis viso-constructiva. Detrás de estas dificultades se
encuentran problemas tanto en los aspectos perceptuales, como motores, tal y como se
refleja por la relación entre los factores relevantes a ambos procesos encontrada por
estos investigadores.

En una investigación diseñada para identificar factores predictivos de disfunción


cognitiva después de una hemorragia subaracnoidea, Kreiter et al. (2002) le
administraron una batería de instrumentos neuropsicológicos a una muestra de 113
pacientes que habían sufrido una hemorragia subaracnoidea y cuya edad promedio era
39.3 años (dt = 13.0). El nivel educativo promedio de este grupo fue 11.8 años (dt = 4.3).
Setenta y siete de estos pacientes, es decir 68%, fueron mujeres. Se les administró a todos
estos pacientes la condición de copia del TFCRO. La puntuación promedio obtenida por
este grupo fue 30.2 en este procedimiento, con valores que oscilaron entre 1.5 y 36
puntos. De acuerdo a los autores de esta investigación, el 25% de la muestra cayó dentro
del rango de impedimento de este instrumento. Se utilizó, además, la administración de
18

memoria diferida (30 minutos) del TFCRO. La puntuación promedio obtenida por este
grupo de pacientes fue 14.5, con valores que oscilaron entre 0 y 35 puntos. De acuerdo a
estos investigadores, el 31% de la muestra estudiada cayó dentro del rango de
impedimento, de acuerdo a los valores normativos utilizados habitualmente con este
instrumento. Según los resultados obtenidos con esta investigación, la presencia de una
hemorragia subaracnoidea está altamente relacionada con déficits en la praxis viso-
constructiva y la memoria visual, tal y como se valoran por medio de las condiciones de
administración de copia y memoria diferida del TFCRO, respectivamente.

En una investigación llevada a cabo en el Reino Unido, Blake et al. (2002)


examinaron la eficacia de varios instrumentos neuropsicológicos para identificar los
trastornos neurocognitivos que surgen a partir de un accidente vascular cerebral. Estos
investigadores estudiaron una muestra de 112 pacientes que habían sufrido un derrame
o accidente vascular cerebral, presentando 50 de ellos debilidad en el lado izquierdo del
cuerpo, indicando así la presencia de derrame en el hemisferio derecho. De estos
pacientes, 56 presentaron debilidad en el lado derecho del cuerpo indicando la presencia
de derrame en el hemisferio izquierdo. La edad promedio de esta muestra fue 70.8 años
(dt = 12.2) y esta estuvo compuesta por 64 hombres y 48 mujeres. Se les administró a 98
de estos pacientes el TFCRO. En la condición de administración de copia de este
instrumento, obtuvieron una puntuación promedio de 21.0 (dt = 12.6). De acuerdo a
estos investigadores, el 66% de la muestra cayó dentro del rango de impedimento, lo
cual indica una altísima tasa de trastornos en las funciones de praxis viso-constructiva
involucrados en la realización de esta tarea. Estos resultados son interesantes, dado que
parece ser que no importa en que hemisferio esté radicado el accidente vascular cerebral,
se va a ver un impacto en las funciones involucradas en un instrumento como es el
TFCRO.

Aneurismas cerebrales

Koivisto et al. (2000) estudiaron el efecto de dos tipos de tratamiento de las


rupturas de los aneurismas cerebrales. Estos autores utilizaron un tratamiento
endovascular por embolización, así como un tratamiento neuroquirúrgico. Se les
administró a todos los pacientes una batería de instrumentos neuropsicológicos, dentro
de la cual se encontraba el TFCRO, el cual les fue administrado a todos los pacientes un
total de dos veces. En primer lugar, se llevó a cabo una valoración a los 3 meses de haber
sido de alta del hospital. La edad promedio de los 33 pacientes que fueron explorados a
los 3 meses y a quienes se les había sometido a un tratamiento endovascular por
embolización fue 45.1 años, con un nivel educativo promedio de 14.2 años. Los 30
pacientes que fueron sometidos a un tratamiento quirúrgico presentaron una edad
promedio de 48.1 años y un nivel educativo promedio de 9.7 años. En la
condición de administración diferida o dilatada del TFCRO los pacientes que habían
sido sometidos a tratamiento endovascular por embolización obtuvieron una media de
14.4 (dt = 4.6).
19

Los 30 pacientes a quienes se les administró el TFCRO, quienes a su vez, habían


sido sometidos a un tratamiento quirúrgico de la ruptura del neurisma obtuvieron una
puntuación promedio de 12.7 (dt = 6.9) en el TFCRO bajo la misma condición de
administración. De acuerdo a los autores de esta investigación, esta diferencia no fue
significativa (p = 0.458). Los 38 pacientes a quienes se les fue administrado el TFCRO a
los 12 meses de seguimiento de haber sido intervenidos endovascularmente por medio
de una embolización para la ruptura de los aneurismas presentaron una edad promedio
de 48.8 años y un nivel educativo promedio de 9.6 años. Los 37 pacientes a quienes
fueron sometidos a intervención quirúrgica para la reparación de la ruptura del
neurisma y quienes tomaron el TFCRO a los 12 meses posteriores al procedimiento
presentaron una edad promedio de 49.2 años y un nivel educativo promedio de 9.6 años.
El grupo que fue sometido a un tratamiento endovascular por embolización obtuvo una
puntuación promedio de 12.4 (dt = 5.4) en la administración diferida o dilatada del
TFCRO. En este mismo procedimiento, los pacientes que habían sido sometidos a
intervención quirúrgica obtuvieron una puntuación promedio de 12.5 (dt = 6.8). En este
momento, es decir, a los 12 meses después de la interpretación, la diferencia entre ambas
medias no fue significativa. Estos resultados indican que el estado neurocognitivo del
paciente, tal y como se refleja en la ejecución del TFCRO, no se altera diferencialmente
según el tipo de intervención que se haga para el tratamiento de una ruptura de un
aneurisma. Es decir, tanto el tratamiento endovascular, como el neuroquirúrgico
producen, a la larga el mismo tipo de efecto sobre los pacientes.

Epilepsia y trastornos convulsivos

Dentro del parámetro neuropsicológico de doble disociación de funciones, la


ejecución de tareas de memoria no verbal se espera estar mejor preservada en pacientes con
lesiones del hemisferio izquierdo. Barr et al. (1997) estudiaron la capacidad de ciertos
procedimientos neuropsicológicos, entre ellos el TFCRO pare diferenciar entre pacientes en
espera de cirugía por epilepsia no refractaria con lesiones en el hemisferio izquierdo o el
derecho. Estos autores estudiaron una muestra de 187 pacientes con epilepsia focalizada en
el lóbulo temporal izquierdo (LTI) y 168 con epilepsia focalizada en el lóbulo temporal
derecho (LTD). El grupo LTI estuvo compuesto por 76 hombres y 111 mujeres, cuya edad
promedio fue 32.3 años y un nivel educativo promedio de 12.7 años. El grupo LTD incluyó
83 hombres y 85 mujeres, con una media de 32.4 años de edad y un nivel educativo
promedio de 12.9 años. En la condición de administración de copia del TFCRO, el grupo
LTI obtuvo una puntuación promedio de 31.9, con una desviación típica de 4.5, mientras
que el grupo LTD obtuvo una media de 32.0 puntos (dt = 4.3). Esta diferencia entre grupos
no fue significativa, según los autores de esta investigación. La administración de memoria
dilatada arrojó los siguientes resultados. El grupo LTI obtuvo una media de 15.7 puntos (dt
= 7.5). Los valores correspondientes al grupo LTD fueron 15.2 puntos para la media y 7.2
para la desviación típica. La diferencia entre las medias de estos grupos tampoco fue
significativa. Aunque en otras investigaciones la diferencia entre pacientes con lesiones
20

izquierdas y derechas es significativa en la condición de memoria dilatada, tal no ha sido el


caso en este estudio. En este sentido, el TFCRO, no fue capaz de discriminar entre pacientes
epilépticos con lesiones izquierdas o derechas.

El parámetro neuropsicológico de asimetría funcional del cerebro como


herramienta de interpretación de los resultados obtenidos en diferentes instrumentos
útiles en el diagnóstico de los trastornos de la relación cerebro conducta fue explorado
por Ogden-Epker y Cullum (2001) con pacientes que presentaban un cuadro de
epilepsia. A tal efecto, se seleccionaron 56 pacientes quienes habían sido diagnosticados
con epilepsia por un equipo multidisciplinario. Se utilizaron técnicas neuro-diagnósticas
para determinar la lateralización del foco epiléptico en estos pacientes. De los 56
pacientes seleccionados para esta investigación, 27 presentaron el foco epiléptico en el
hemisferio izquierdo. Estos pacientes presentaron una edad media de 36.9 años (dt =
12.0) y su nivel promedio de escolaridad fue 12.3 años (dt = 2.5). El grupo de pacientes
con localización del foco epiléptico en el hemisferio derecho estuvo compuesto por 29
participantes, cuya edad promedio fue 33.1 años (dt = 10.2) y cuyo nivel educativo
promedio fue 12.0 años (dt = 2.3). Se excluyeron los pacientes que presentaban otros
tipos de trastornos neurológicos, tales como esclerosis múltiple, accidentes cerebro-
vasculares o traumatismos cráneo-encefálicos.

La asimetría funcional del cerebro, como herramienta útil dentro del proceso de
diagnóstico neuropsicológico, fue validada por medio de la ejecución de los pacientes
seleccionados para esta investigación por medio del TFCRO. A tal efecto, los pacientes
que tenían el foco epiléptico localizado en el hemisferio izquierdo obtuvieron una
puntuación promedio de 33.31 (dt = 3.20) en la administración de copia de este
instrumento. Los pacientes con el foco epiléptico en el hemisferio derecho obtuvieron
una puntuación promedio de 33.27 puntos (dt = 3.01) en dicha administración. Sin
embargo, en la reproducción de memoria dilatada, es decir, entre 20 y 30 minutos
posteriormente a la realización del dibujo por medio de la copia, el grupo de pacientes
con epilepsia radicada en el lóbulo temporal izquierdo obtuvo una puntuación
promedio de 18.54 (dt = 6.22). Por el contrario, los pacientes que presentaron la
localización de su foco epiléptico en el lóbulo temporal derecho obtuvieron una
puntuación promedio de 14.58 (dt = 5.97) en la reproducción de memoria dilatada de
este instrumento. Los autores de la presente investigación indicaron que la diferencia
entre las medias obtenidas en la reproducción de memoria dilatada del TFCRO fue
significativa al nivel de p = 0.023. A tal efecto, es precisamente en la reproducción en
memoria dilatada de la figura compleja que se hace evidente el concepto de asimetría
funcional del cerebro, el cual es de utilidad en la interpretación diagnóstica de los
resultados obtenidos.

En un trabajo sobre el papel de los lóbulos frontales en la memoria, McDonald et al.


(2001) utilizaron el TFCRO para explorar la lateralización de déficits como resultado de la
neurocirugía para el tratamiento de la epilepsia. Estos autores seleccionaron un grupo de 53
21

pacientes epilépticos quienes habían sido sometidos a una resección unilateral frontal (N =
13) o temporal (N = 40). El grupo de pacientes con resección frontal estuvo compuesto por 8
hombres y 5 mujeres, mientras que el grupo de pacientes con resección temporal estuvo
compuesto por 23 hombres y 17 mujeres. El grupo de 6 pacientes con intervención en el
frontal izquierdo (FI) tenía un promedio de edad de 26.6 años (dt = 7.0), así como un nivel
educativo promedio de 11.0 años (dt = 1.4). El grupo frontal derecho (FD) (N = 7) presentó
un promedio de 34.4 años de edad (dt = 8.4), así como 13.4 años (dt = 2.7) de promedio
educativo. Los valores correspondientes de edad y educación de la muestra combinada de
pacientes con intervención frontal fue de 31.4 años de edad promedio (dt = 8.5), así como
un promedio de 12.0 años de educación (dt = 2.5). Los pacientes con intervención en el
temporal izquierdo (TI) (N = 17) tenían una edad promedio de 28.9 años (dt = 5.7), así como
un nivel educativo de 11.8 años (dt = 1.7). Los 23 pacientes con intervención temporal
derecha (TD) tenían una edad promedio de 32.2 años (dt = 7.8). Los valores promedio
correspondientes a todos los pacientes con resección temporal se presentan a continuación:
30.8 años (dt = 7.1), en relación a la edad y 12.0 (dt = 2.2), en relación al nivel educativo.
Según los autores de esta investigación, no hubo diferencias significativas entre grupos en
las variables demográficas de los mismos.

Todos los pacientes que participaron en este estudio fueron evaluados por medio
del TFCRO. Tres condiciones de administración fueron empleadas: copia, reproducción de
memoria inmediata y reproducción de memoria dilatada (20 minutos). Se hace notar que el
método empleado por McDonald et al. (2001) para la puntuación de este instrumento no
está claramente descrito en el texto del estudio. Por lo tanto, el análisis de los resultados no
se hace en este caso por el valor normativo de los mismos, si no por ser claramente
ilustrativos de los conceptos neuropsicológicos de doble disociación de funciones y
asimetría funcional del cerebro y el valor potencial de este instrumento en términos de los
mismos. La condición de administración de copia no reveló grandes diferencias entre los
cuatro grupos de pacientes. A continuación se presentan los promedios correspondientes,
con sus respectivas desviaciones típicas: FI (M = 64.6; dt = 2.7); FD (M = 63.2; dt = 11.3); TI
(M = 61.7; dt = 13.3); TD (M = 65.7; dt = 6.2). Las diferencias entre grupos se hacen más
notables a partir de las dos condiciones de administración de memoria. En la reproducción
de memoria inmediata, los pacientes del grupo FI obtuvieron una puntuación promedio de
45.5 (dt = 7.8), mientras que los pacientes en el grupo FD obtuvieron una puntuación
promedio de 39.6 (dt = 15.0). En este sentido, no solamente fue la ejecución del grupo FD
más pobre que la del grupo FI, si no también mucho más dispersa. Esta diferencia se
agudizó aún más en la condición de administración dilatada. El promedio del grupo FI fue
de 44.6 (dt = 5.5), mientras que el promedio del grupo FD fue de 36.8 (dt = 13.1). De nuevo,
el grupo FD realizó la tarea de forma mucho más pobre que el grupo FI, así como con
mayor dispersión.

En los pacientes con intervención temporal, los resultados de la reproducción de


memoria fue la siguiente. En memoria inmediata, el promedio del grupo TI fue 36.2 (dt =
5.5, mientras que en el grupo TD el promedio fue 30.5 (dt = 13.6). Estos resultados
22

confirman de nuevo la ejecución relativamente más pobre del grupo TD. De nuevo, la
diferencia entre estos grupos se hizo mucho más notable en la memoria dilatada de la
figura. El grupo TI obtuvo un promedio de 36.2 (dt = 15.4) después de 20 minutos de haber
copiado la figura. Por el contrario, el grupo TD obtuvo una puntuación media de 27.9 (dt =
13.4). Por medio de los parámetros neuropsicológicos de doble disociación de funciones y
de la asimetría funcional del cerebro, se pueden interpretar estos resultados como
indicativos de que el TFCRO es selectivamente sensitivo a los trastornos del hemisferio
cerebral derecho, particularmente en sus administraciones de memoria inmediata y
dilatada. Los resultados de esta investigación ilustran también la doble disociación de
funciones no solamente en términos de un eje izquierdo-derecho de estudio de las
funciones cerebrales, si no también dentro de un eje anterior-posterior. La puntuación
promedio de la administración de memoria inmediata de los grupos FI y FD combinados
fue 41.8 (dt = 12.6), mientras que, por el contrario, el valor correspondiente a los grupos TI y
TD combinados fue 32.7 (dt = 14.2). En la administración dilatada, los grupos FI y FD
combinados obtuvieron una puntuación promedio de 39.9 (dt = 11.2). Por otro lado, los
grupos TI y TD combinados obtuvieron un promedio de 31.2 (dt = 14.6). Es evidente, a
partir de estos hallazgos, que el TFCRO es más sensitivo a los trastornos de las regiones
posteriores de cerebro que a las anteriores o frontales.

Esclerosis múltiple

Andrade et al. (1999) estudiaron el perfil neurocognitivo de pacientes con el tipo


relapsante-remitente de la esclerosis múltiple. A tal efecto, estos investigadores
estudiaron 25 pacientes con un diagnóstico definitivo de esclerosis múltiple quienes, a
su vez, fueron clasificados como relapsante-remitentes por el curso de su enfermedad.
Se incluyeron pacientes que tenían por lo menos 4 años de educación formal, y cuyas
edades se encontraban entre los 18 y los 60 años, sin historial de otros trastornos
psiquiátricos o neurológicos, sin historial de abuso de alcohol u otras drogas y sin
ninguna otra enfermedad que pudiese complicar su condición médica. Todos los
pacientes incluidos en esta investigación se podían valer por cuenta propia físicamente.
La edad promedio de estos pacientes fue 38.5 años, con valores que oscilaron entre los 18
y los 56 años. Su nivel medio de educación fue 12.4 años, con valores que oscilaron entre
los 6 y los 20 años. Se incluyeron en esta muestra de 25 pacientes, 6 hombres y 19
mujeres. El tiempo promedio de la duración de la enfermedad fue 8.7 años, con valores
que oscilaron entre 1 y 20 años. El número promedio de relapsos sufridos por estos
pacientes fue 3.4. Se incluyó, además, una muestra de 24 participantes quienes sirvieron
como controles saludables. Estos tenían una edad promedio de 35.3 años, con valores
que oscilaron entre los 20 y los 54 años, su nivel educativo promedio fue 13.9 años, con
valores que oscilaron entre 4 y los 20 años. Fueron incluidos en esta muestra 6 hombres
y 18 mujeres.

Se les administró a todos los participantes de esta investigación el TFCRO. En la


condición de copia de este procedimiento los pacientes con diagnóstico de esclerosis
23

múltiple obtuvieron una puntuación promedio de 33.5 (dt = 4.5). Los controles
saludables obtuvieron una puntuación promedio de 35.6 (dt = 5.5) en esta misma
condición de administración. Según los autores de esta investigación, esta diferencia no
fue significativa. Se les administró a estos pacientes la condición de memoria dilatada o
diferida a 20 minutos del TFCRO. Los pacientes con esclerosis múltiple obtuvieron una
puntuación promedio de 15.5 (dt = 8.4) en esta condición de administración. Por el
contrario, los controles saludables obtuvieron una puntuación promedio de 20.8 (dt =
6.9). De acuerdo a los autores, esta diferencia fue significativa con un valor de p = 0.02.
Es importante notar dentro del cuadro de déficits que se pueden esperar en personas
relativamente jóvenes que sufren de esclerosis múltiple se encuentran las funciones de
memoria visual compleja, tal y como se refleja en la administración de memoria dilatada
o diferida del TFCRO. Por otro lado, es importante notar también que la capacidad de
praxis viso-constructiva y de organización de una configuración visual compleja, tal y
como se lleva a cabo en la administración de copia de este instrumento, no reveló
trastornos en los pacientes con esclerosis múltiple.

Efectos tóxicos

Powell (2000) estudió el efecto de la toxicidad del mercurio sobre el


funcionamiento neurocognitivo en un grupo de trabajadores químicos por medio del
TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003;
Meyers y Meyers, 1995). A tal efecto, este investigador le administró una batería de
instrumentos neuropsicológicos, incluyendo el TFCRO a 15 obreros quienes habían
trabajado en una planta de acetato de mercurio. El tiempo promedio de trabajo en la
planta fue 2.53 años (dt = 2.3). Ninguno de los trabajadores se encontraba empleado en la
planta en el momento de la exploración neuropsicológica y esta se llevó a cabo en una
media de 5.03 años (dt = 1.8) después de haber dejado de trabajar en la misma. El
promedio de edad de esta muestra de trabajadores fue 37.1 años (dt = 10.3). El nivel
educativo promedio fue 8.0 (dt = 2.0) en el sistema sur-africano, siendo el valor de 10 el
equivalente de haber estudiado hasta los 18 años. El contacto con el agente tóxico vino
principalmente por medio de la inhalación de vapores de mercurio, aunque se sospecha
que pudo haber absorción por piel y por consumo de alimentos contaminados.

Los trabajadores expuestos a toxicidad mostraron un nivel de mercurio en la


orina dentro del nivel tóxico del mismo. La ejecución de estos trabajadores en este
instrumento fue comparada con la de 15 controles saludables con una edad promedio de
35.3 años (dt = 12.1) y un nivel promedio educativo de 7.5 (dt =2.8) en el mismo sistema
descrito anteriormente. La muestra de 15 trabajadores expuestos a los efectos tóxicos del
mercurio obtuvieron una puntuación promedio de 32.6 (dt = 3.1) en la condición de
copia del TFCRO, mientras que el grupo de 15 controles obtuvo una puntuación media
de 34.0 (dt = 2.9) en la misma condición de administración. En la condición de
reproducción de memoria dilatada de la figura, el grupo de trabajadores expuestos a los
efectos tóxicos del mercurio obtuvo una media de 11.5 (dt = 6.5), mientras que los
24

controles obtuvieron una media de 23.1 (dt = 6.2). Mientras que la diferencia entre
medias en la condición de copia de la figura compleja no fue significativa, la diferencia
en la condición de memoria dilatada fue altamente significativa con un valor de p <
0.0001. Este fue el mismo nivel de significación obtenidos por todos los instrumentos
utilizados en este estudio. No hay duda que la toxicidad causada por el mercurio resulta
en serios déficits en la memoria visual, tal y como se refleja en la ejecución de esta tarea.
Dado el tiempo transcurrido entre estar expuestos al mercurio y la valoración
neuropsicológica, este déficit puede ser considerado crónico.

Trastornos inmunológicos y virus de inmunodeficiencia humana

Vázquez-Justo, Rodríguez Álvarez y Carro Ramos (2003) investigaron el


funcionamiento neuropsicológico de un grupo de pacientes con el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH), quienes habían sido usuarios habituales de drogas
intravenosas. Participaron en esta investigación, llevada a cabo en España, una muestra
de 90 pacientes seropositivos cuya edad promedio fue 33.66 años (dt = 4.98) y su nivel
educativo promedio fue 10.01 años (dt = 3.17). El conteo CD4 promedio de estos
pacientes fue 330.66 (dt = 316.70). Participaron también en esta investigación 48
pacientes quienes eran seronegativos. Su edad promedio fue 28.75 años (dt = 4.65) y su
nivel promedio de educación fue 10.33 años (dt = 3.54). El conteo CD4 promedio de este
grupo fue 966.00 (dt = 346.21). Se incluyó, además, en esta investigación un grupo de 22
controles saludables cuya edad promedio fue 29.45 años (dt = 5.57), con un nivel
educativo promedio de 12.14 años (dt = 2.73). El conteo CD4 promedio de este grupo fue
1056.67 (dt = 557.91). Se les administró a todos los participantes de esta investigación el
TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003;
Meyers y Meyers, 1995). La puntuación promedio obtenida por los pacientes
seropositivos en la administración de copia de este instrumento fue 30.61 (dt = 3.74). Los
pacientes seronegativos obtuvieron una puntuación promedio de 32.37 (dt = 2.89), en la
misma condición de administración. Los controles saludables obtuvieron una
puntuación promedio de 34.31 (dt = 1.46). Según estos autores, la diferencia entre la
puntuación promedio obtenida por los pacientes seropositivos y los controles saludables
fue significativa al nivel de p < 0.01.

En la condición de memoria diferida de este instrumento, la puntuación


promedio obtenida por los pacientes seropositivos fue 15.0 (dt = 5.74). Los pacientes
seronegativos obtuvieron una puntuación promedio de 18.18 (dt = 6.22), mientras que
los controles saludables obtuvieron una puntuación promedio de 22.06 (dt = 4.52). De
acuerdo a los autores de esta investigación, se encontró que la diferencia entre la
puntuación promedio obtenida por los pacientes seropositivos y el grupo de controles
saludables fue significativa al nivel de p < 0.01. Es evidente, a partir de los resultados
obtenidos en esta investigación, que la presencia del virus de inmunodeficiencia (VIH)
afecta tanto la capacidad de praxis viso-constructiva, así como la memoria visual en
25

condición diferida a 30 minutos, aunque en la condición de administración de memoria


diferida, la diferencia entre los grupos fue mucho más notable..

Trastornos del aprendizaje

La discapacidad en el aprendizaje de la aritmética ha sido descrita como una de las


discapacidades no-verbales en el aprendizaje (Greiffenstein y Baker, 2002). Estos autores se
preguntaron si la discapacidad en el aprendizaje de la aritmética estaba asociada con
trastornos viso-espaciales o si se relacionaba con déficits neuropsicológicos más globales. A
tal efecto, Greiffenstein y Baker (2002) realizaron una investigación en la cual compararon
la ejecución de un grupo de adultos con discapacidad en la aritmética con otro grupo con
dificultades tanto en la aritmética como en la lectura y otro grupo con dificultades la lectura
solamente, en una batería de instrumentos neuropsicológicos. Incluyeron dentro de esta el
TFCRO. Se seleccionaron las muestras a partir de una muestra total de 267 adultos
referidos a exploración neuropsicológica en un programa de rehabilitación vocacional.
Entre estos, se seleccionaron 45 pacientes con discapacidad en la aritmética (DA), según las
puntuaciones obtenidas en pruebas de inteligencia y rendimiento académico. La edad
media de este grupo fue 28.57 años (dt = 8.94). El nivel educativo medio de este grupo fue
12.50 años (dt = 1.65). El segundo grupo estuvo compuesto por 45 pacientes con
dificultades tanto en la aritmética como en la lectura (DAL). Este grupo tenía una edad
promedio de 26.60 años (dt = 7.70). La media de años de educación de este grupo fue 11.42
años (dt = 1.10). El tercer grupo estuvo compuesto también por 45 pacientes en quienes se
identificaron dificultades en la lectura (DL). Este grupo tenía una edad promedio de 29.56
años (dt =10.21). El nivel promedio de educación de este grupo fue 11.89 años (dt = 1.34).

En la condición de copia del TFCRO, el grupo DA obtuvo una puntuación


promedio de 26.77 (dt = 7.74). Sin embargo, el grupo DLA obtuvo una puntuación
promedio de 32.36 (dt = 3.62), mientras que en el grupo DL obtuvo una media
correspondiente a 33.07 (dt = 6.06). De acuerdo a estos autores, el grupo DA obtuvo una
puntuación promedio significativamente por debajo de los otros dos grupos (p < 0.01),
entre los cuales no hubo diferencia significativa en la ejecución de esta tarea. Estos
resultados confirman la relación entre la discapacidad en la aritmética y las dificultades en
las relaciones espaciales, así como la capacidad de este instrumento para reflejar esta
dificultad subyacente.

Trastornos del estado de ánimo

Rosenstein (1999) exploró el uso de la capacidad viso-constructiva en el


diagnóstico diferencial de trastornos neurológicos versus trastornos depresivos. Los
procesos de praxis viso-constructiva fueron valorados con el TEST DE LA FIGURA
COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995),
mientras que el nivel de depresión fue valorado por medio del INVENTARIO DE
DEPRESION DE BECK (BDI; Beck, 1978). Esta investigadora le administró ambos
26

instrumentos a un grupo de 20 controles saludables cuya edad promedio fue 41.1 años
(dt = 13.03), y cuyo nivel promedio de educación fue 13.80 años (dt = 1.31). Examinó,
además, a 20 pacientes deprimidos, cuya edad promedio fue 41.1 años (dt = 13.80), con
un nivel educativo promedio de 13.43 años (dt = 2.56), al igual de un grupo de 20
pacientes neurológicos, con una edad promedio de 40.95 años (dt = 14.16) y un nivel
educativo promedio de 13.69 años (dt = 2.59). El grupo de controles saludables obtuvo
una puntuación promedio de 2.75 (dt = 2.61) en el BDI, mientras que los pacientes
deprimidos obtuvieron una puntuación promedio de 32.70 (dt = 10.65). Los pacientes
neurológicos obtuvieron un promedio de 11.75 puntos (dt = 8.70) en este instrumento.

En la administración de copia del TFCRO, el grupo de controles saludables


obtuvo una puntuación promedio de 32.58 (dt = 2.57). El grupo de pacientes deprimidos
obtuvo una puntuación promedio de 31.35 (dt = 3.20). Finalmente, el grupo de pacientes
neurológicos obtuvo una puntuación promedio de 27.60 (dt = 8.65). En relación a los
resultados obtenidos en esta investigación, la autora llega a la conclusión de que el
TFCRO es una herramienta útil en detectar dispraxia viso-constructiva secundaria a un
trastorno neurológico. Según esta autora, se puede esperar que aquellos pacientes que
tengan solamente un cuadro de depresión no tengan impedimentos significativos en la
praxis viso-constructiva, lo cual no necesariamente es de esperar en pacientes que tienen
algún tipo de trastorno neurológico.

Driessen et al. (2000) encontraron que las puntuaciones obtenidas a partir del
TFCRO no se veían afectadas por la presencia de altos niveles de depresión y ansiedad.
En otro estudio, van Gorp el al. (1998) le administraron este instrumento a un grupo de
pacientes con trastorno bipolar en fase eutímica sin (TBFESA) y con (TBFECA) un
cuadro previo de alcoholismo, así como a un grupo de controles saludables (CS). El
grupo de 13 pacientes TBEASA acusó una edad promedio de 51.84 años (dt = 13.36), así
como un nivel de educación equivalente a un promedio de 15.85 años (dt = 2.67). La
edad promedio de comienzo de la enfermedad en este grupo fue 27.15 años (dt = 11.77).
La muestra de 12 pacientes TBFECA tenía una media de edad de 52.87 años (dt = 8.55),
así como un nivel educativo medio de 15.17 años (dt = 2.33). La enfermedad tuvo su
inicio en esta muestra a los 25.33 años (dt = 6.98). La edad promedio de comienzo del
alcoholismo en esta muestra fue a los 29.53 años (dt = 7.80). Los 22 controles saludables
(CS) incluidos en este estudio tenían una media de edad de 51.73 años (dt = 12.60). Su
nivel de educación promedio fue 14.98 años (dt = 1.88). En la administración de copia
del TFCRO el grupo TBFESA obtuvo una media de 32.28 puntos (dt = 3.28). El grupo
TBFECA obtuvo una media de 31.08 puntos (dt = 5.50). El grupo CS obtuvo un promedio
de 32.57 puntos (dt = 3.74). El análisis estadístico de estos resultados no arrojó
diferencias significativas (p = 0.51). En la condición de administración de memoria de 3
minutos, el promedio obtenido por el grupo TBFESA fue de 15.92 puntos (dt = 7.59). El
grupo TBFECA obtuvo un promedio de 11.96 puntos (dt = 6.76). Por último, el grupo CS
obtuvo una media de 17.57 puntos (dt = 5.94). Estas diferencias tampoco fueron
significativas, según los autores (p = 0.07), aunque las diferencias entre el grupo TBFECA
27

y el grupo TBFESA y de controles saludables es notable y puede indicar una diferencia


interpretable a nivel clínico. Una vez más, se nota que las puntuaciones obtenidas en el
TFCRO no son fácilmente afectadas por la presencia de un cuadro psicopatológico como
es el trastorno bipolar, ni por el alto consumo previo de alcohol, si se interpretan estos
resultados a nivel estadístico. La interpretación clínica señala que el consumo de alcohol
puede afectar las funciones medidas por este instrumento. Se le advierte al clínico que
tenga precaución con la interpretación de estos datos de una manera u otra.

Anorexia nerviosa

La relación entre el estado emocional de los pacientes y su ejecución en los


instrumentos neuropsicológicos es un tema de mucha importancia en la interpretación
de los mismos. La anorexia nerviosa es una condición psiquiátrica la cual pudiese tener
repercusiones en el estado general de salud de la paciente y por ende sobre su
funcionamiento neurocognitivo. Mathias y Kent (1998) estudiaron una muestra de 34
pacientes anoréxicas, con una edad promedio de 22 años (dt = 7.4), así como una
muestra de 31 controles saludables, cuya edad promedio fue 20.8 años (dt = 3.6). Se les
administró a ambos grupos el BDI y el TEST DE ANSIEDAD ESTADO-RASGO (STAI;
Spielberger et al., 1983). Las pacientes deprimidas obtuvieron una puntuación promedio
de 27.4 (dt = 11.2) en el BDI, mientras que las participantes del grupo de controles
saludables obtuvieron una puntuación promedio de 6.6 (dt = 4.6). De acuerdo a Mathias
y Kent (1998) esta diferencia fue altamente significativa con un valor de p ≤ 0.000. En la
escala de ansiedad como estado, las pacientes obtuvieron un valor promedio de 52.4 (dt
= 14.0), mientras que el correspondiente a las controles saludables fue 31.0 (dt = 8.1). En
cuanto a la ansiedad como rasgo, la puntuación media de las pacientes fue 62.3 (dt =
11.6) y la de las controles saludables 36.0 (dt = 8.8). Ambas diferencias entre las medias
comparadas fueron altamente significativas, con el valor de p ≤ 0.000. Es decir, sin lugar
a dudas, las pacientes anoréxicas presentaban altos niveles de depresión y ansiedad.

La ejecución promedio de la reproducción del TFCRO del grupo de pacientes fue


de 35.1 puntos (dt = 1.8). El grupo de controles saludables obtuvo una puntuación
promedio de 35.8 (dt = 0.5) en este procedimiento. La diferencia entre estas medias no
fue significativa. En la condición de memoria dilatada de este instrumento, la muestra
de pacientes obtuvo una puntuación promedio de 20.0 (dt = 7.3), mientras que la
muestra de controles saludables obtuvo una media de 25.3 puntos (dt = 3.7). La
diferencia entre estas medias fue significativa a nivel de p ≤ 0.004. Las destrezas de
atención y praxis viso-constructivas representadas en la copia de la figura compleja no
parecen ser afectadas por la anorexia nerviosa o por la presencia de depresión y
ansiedad en este grupo de pacientes. Por el contrario, los procesos de memoria
representados por la administración de memoria dilatada de la figura compleja sí
parecen ser afectadas, ya sea por los trastornos inherentes a la anorexia, o por la
presencia de depresión y ansiedad. Cabe notar, no obstante, que, según los autores, muy
pocas pacientes cayeron por debajo de dos desviaciones típicas por debajo de las normas
28

publicadas en la literatura en referencia a la reproducción de memoria dilatada del


TFCRO.

Trastorno obsesivo compulsivo

Driessen et al. (2000) llevaron a cabo una investigación en la cual exploraron el


volumen del hipocampo y la amígdala en mujeres con trastorno bordilíneo de la
personalidad (TBP) y traumatismos tempranos, por medio de estudios de resonancia
magnética. En esta investigación, los autores incluyeron también una exploración
neuropsicológica de cada participante, la cual incluyó el TEST DE LA FIGURA
COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995).
La muestra estudiada estuvo compuesta por 21 pacientes con diagnóstico de TBP cuya
edad promedio fue de 29.9 años (dt = 6.0). El promedio de educación de estas pacientes
fue de 10.8 años (dt = 1.8). La muestra de pacientes obtuvo, además, una puntuación
promedio de 31.9 (dt = 13.4) en el BDI. En la medida de ansiedad como estado en el
INVENTARIO DE ANSIEDAD ESTADO-RASGO (STAI; Spielberger et. al., 1983), la
puntuación promedio de este grupo fue 55.8 (dt = 11.2). En la medida de ansiedad como
rasgo, la puntuación promedio fue 61.2 (dt =18.7). Driessen et al. (2000) incluyeron en
este estudio una muestra de 21 controles saludables con una edad promedio de 29.3
años (dt = 6.7). El promedio educativo de estas participantes fue de 10.8 (dt = 1.9). En el
BDI, la puntuación promedio obtenida por este grupo fue de 4.5 (dt = 8.0). En la
evaluación de la ansiedad como estado del STAI, la muestra de controles saludables
obtuvo una puntuación media de 31.7 (dt = 6.0), mientras que en la medida de ansiedad
como rasgo, la media fue 34.9 (dt = 8.4).

En la copia del TFCRO, las pacientes con TBP obtuvieron una puntuación
promedio de 33.7 (dt = 3.6). En la condición de reproducción inmediata, el valor
promedio obtenido fue 20.8 (dt = 7.5) y en la reproducción de memoria dilatada, los
valores correspondientes fueron 21.3 y 6.5, respectivamente. El grupo de 21 controles
saludables obtuvo una puntuación promedio de 34.7 (dt = 1.1) en la copia de la figura
compleja y una media de 22.5 puntos (dt = 4.7) en la reproducción de memoria
inmediata. En la reproducción de memoria dilatada, la media fue 21.3 puntos (dt = 5.6).
Los autores señalan que no hubo diferencias significativas entre grupos en las variables
demográficas. Por el contrario, las medias relacionadas con las medidas de depresión y
ansiedad arrojaron diferencias significativas a nivel de p < 0.001. Los dos grupos
tampoco difirieron significativamente en las tres medidas obtenidas a partir de la figura
compleja. Estos resultados son de sumo interés en la debida interpretación clínica de los
resultados obtenidos en el TFCRO. A pesar de diferir significativamente en niveles de
depresión y ansiedad, los dos grupos no difirieron en su ejecución de la figura compleja.
Estos hallazgos sugieren que la ejecución en el TFCRO no es afectada por la presencia de
ansiedad o depresión en los pacientes a quienes se les administre.
29

Sprock et al. (2000) investigaron el funcionamiento neuropsicológico de pacientes


con trastorno bordilíneo de la personalidad. A tal efecto, los investigadores
seleccionaron una muestra de 18 mujeres con esta condición cuya edad cronológica
promedio fue 37.6 años (dt = 5.3) y cuyo nivel medio de educación fue 13.8 años (dt =
2.3). La ejecución de estas pacientes en una batería de instrumentos neuropsicológicos, la
cual incluyó el TFCRO, fue comparada con la de una muestra de 17 mujeres con
trastorno depresivo cuya edad promedio fue 32.7 años (dt = 9.7) y cuyo nivel educativo
promedio fue 15.8 años (dt = 5.5). Se incluyó, además, una muestra de 16 controles
saludables sin trastornos mentales. La edad promedio de este grupo fue 30.3 años (dt =
5.9) y su nivel educativo promedio fue 15.5 años (dt = 1.7).

En la condición de administración de copia del TFCRO, las pacientes con


trastornos bordilíneo de la personalidad obtuvieron una puntuación promedio de 33.39.
Las pacientes deprimidas obtuvieron una puntuación promedio de 32.21 y la muestra de
controles saludables obtuvo una puntuación promedio de 34.88. La diferencia entre estas
medias no fue significativa, de acuerdo a los autores de esta investigación. En la
condición de administración de reproducción inmediata del TFCRO, las pacientes con
trastorno bordilíneo de la personalidad obtuvieron una puntuación promedio de 21.44.
Las pacientes deprimidas obtuvieron una puntuación promedio de 21.15 en este
procedimiento y las controles saludables obtuvieron una puntuación promedio de 24.59.
De nuevo, estas diferencias no fueron significativas. Se les administró el TFCRO a todos
los participantes de esta investigación en una condición dilatada, es decir, a los 20
minutos de la administración inicial. La puntuación promedio alcanzada por las
pacientes con trastorno bordilíneo de la personalidad fue 20.61. Las pacientes
deprimidas alcanzaron un promedio de 20.23, mientras que las controles saludables
obtuvieron una puntuación de 22.72. Una vez más, los autores de esta investigación
indicaron que estas diferencias no fueron significativas. Aunque hay indicios de que las
condiciones psiquiátricas como es el trastorno bordilíneo de la personalidad tienen
implicaciones neuropsicológicas, estas no fueron detectadas por el TEST DE LA
FIGURA COMPLEJA DEY REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y
Meyers, 1995).

Esquizofrenia

En un estudio sobre el funcionamiento neuropsicológico de pacientes con un


primer episodio de esquizofrenia y pacientes con presentación de múltiples episodios,
Addington y Addington (2002) encontraron diferencias significativas entre ambos grupos
en la aplicación del TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO;
Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995), tanto en la condición de copia de este
instrumento, como en la de reproducción de memoria del mismo. Un total de 111 pacientes
de los cuales 74 eran hombres y 37 mujeres fueron examinados con el TFCRO y quienes
habían presentado un primer episodio de esquizofrenia. Estos pacientes tenían una edad
promedio de 24.7 años (dt = 8.2). La exploración se llevó a cabo posteriormente a la
30

presentación del primer episodio y al año después. En la condición de copia de este


instrumento, la puntuación promedio obtenida inicialmente por este grupo fue 35.1 (dt =
2.2), mientras que al año, los valores correspondientes de la media y la desviación típica
fueron 35.1 y 3.0 respectivamente.

El grupo de 76 pacientes con presentación de episodios múltiples de esquizofrenia


obtuvo un promedio de edad de 35.0 años (dt = 10.0) y estaba compuesto por 53 hombres y
23 mujeres. En la condición de copia del instrumento la puntuación promedio de este
grupo fue de 33.3 (dt = 3.1). En la condición de reproducción de memoria del TEST DE LA
FIGURA COMPLJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers,
1995), los pacientes con un primer episodio de esquizofrenia obtuvieron una puntuación
promedio de 21.5 (dt = 7.0) en la primera administración y 21.4 (dt = 7.6) al año. El grupo de
pacientes con presentación de episodios múltiples obtuvo una puntuación media de 15.5
(dt = 7.5). Los autores señalaron que aunque la diferencia entre las edades de los grupos fue
significativa, no lo fueron en relación a edad de presentación de la enfermedad y el nivel
educativo de ambos grupos. Este último valor estuvo alrededor de 12 años de educación.
Varios puntos de interés se pueden desprender de la interpretación de estos resultados. En
primer lugar, ambas condiciones de administración, copia y memoria, son sumamente
estables a través del tiempo, un año, tal y como se evidencia en los resultados del grupo
con un primer episodio. Aunque los autores señalaron que había una diferencia
estadísticamente significativa entre las puntuaciones de reproducción de ambos grupos,
estos valores están sumamente cerca unos de los otros como para ser de utilidad clínica.
Por el contrario, la condición de reproducción de memoria mostró diferencias estadística y
clínicamente significativas entre grupos. La interpretación de los hallazgos en relación a la
condición de administración de memoria del instrumento está limitada ya que los autores
no incluyeron el intervalo entre la administración de copia y la de memoria. Ciertamente,
se puede concluir, no obstante, que el TFCRO no es tan sensitivo al deterioro de funciones
corticales superiores que ocurre en la fase crónica de la esquizofrenia.

Hasta qué punto el funcionamiento neurocognitivo de pacientes que presentan


cuadros de psicopatología está afectado, ha sido un tema de interés en el campo de la
neuropsicología desde los conceptos originales de búsqueda de organicidad que dieron
pie a este quehacer científico. A tal efecto, Seidman et al. (2003) investigaron los déficits
de memoria visual y organizacional que pudiesen ser evidentes en pacientes con
diagnósticos de psicosis por esquizofrenia o psicosis bipolar. Estos investigadores
centraron su estudio sobre los efectos de la duración de la enfermedad y utilizaron el
TFCRO como el instrumento principal en la exploración de las funciones corticales
superiores de estos pacientes. Participaron, además, en esta investigación 84 controles
saludables quienes presentaban una edad promedio de 40.3 años (dt = 14.5) y un nivel
educativo promedio de 13.7 años (dt = 2.5). Este grupo estuvo compuesto por 42
hombres y 58 mujeres. La segunda muestra incluida en esta investigación estuvo
compuesta por 79 pacientes con diagnóstico de esquizofrenia, quienes presentaron una
edad promedio de 43.6 años (dt = 12.0), con un nivel educativo medio equivalente a 12.0
31

años (dt = 2.3). Finalmente, se incluyeron 14 pacientes con diagnóstico de psicosis


bipolar, con una edad media de 39.1 años (dt = 12.1) y un nivel educativo promedio de
13.6 años (dt = 2.5). Según estos investigadores, los pacientes con esquizofrenia llevaban
muchos más años padeciendo su enfermedad que los pacientes con psicosis bipolar. A
tal efecto, la duración promedio de la enfermedad de los pacientes con esquizofrenia fue
20.0 años (dt = 11.2) y en los pacientes con psicosis bipolar, el valor correspondiente fue
12.6 años (dt = 7.1). El nivel de significación estadística asociado con la diferencia entre
estas medias fue p = 0.03.

En la condición de administración de copia del TFCRO, los controles saludables


obtuvieron una puntuación promedio de 33.2 (dt = 2.9). Los pacientes con diagnóstico de
esquizofrenia obtuvieron una puntuación promedio de 28.4 (dt = 6.4), mientras que los
pacientes con psicosis bipolar obtuvieron una puntuación promedio de 29.9 (dt = 6.5). El
nivel de significación estadística asociado con estas diferencias fue p = 0.0001. En la
condición de administración de memoria inmediata del TFCRO, los controles saludables
obtuvieron una puntuación promedio de 20.5 (dt = 7.4). Los pacientes con diagnóstico de
esquizofrenia obtuvieron una puntuación promedio de 12.5 (dt = 7.0), mientras que los
pacientes con psicosis bipolar obtuvieron una puntuación promedio de 15.9 (dt = 8.7). El
valor de significación estadística asociado con estas diferencias fue también p = 0.0001.
Es evidente, a partir de los resultados obtenidos en esta investigación, que la presencia
de psicopatología severa, como se puede dar en pacientes que tienen diagnósticos de
esquizofrenia crónica o psicosis bipolar, también crónica, afecta adversamente los
procesos de praxis viso-constructiva y memoria visual que se valoran por medio de las
condiciones de administración de copia y memoria inmediata del TFCRO.

Condiciones metabólicas y sistémicas

Existen condiciones sistémicas que han sido asociadas habitualmente con la


presencia de impedimentos neuropsicológicos. Una de estas es la hepatitis C crónica. A
tal efecto, Hilsabeck, Perry y Hassanein (2002) llevaron a cabo una investigación en la
cual le administraron una batería de instrumentos neuropsicológicos a una muestra de
74 pacientes con diagnóstico de hepatitis C crónica. La muestra de esta investigación fue
dividida a la vez en dos submuestras. En la primera, se incluyeron pacientes sin
síntomas de cirrosis hepática y en la segunda los que presentaban esta sintomatología.
En la condición de copia del TFCRO, los 40 pacientes sin diagnóstico de cirrosis
obtuvieron una puntuación promedio de 18.8 (dt = 1.3), mientras que los 34 pacientes
con diagnóstico de cirrosis obtuvieron una puntuación promedio de 17.8 (dt = 3.3). La
diferencia entre estas dos medias no alcanzó significación estadística.

Los autores de esta investigación diseñaron un procedimiento de aprendizaje para


el TFCRO. Según estos autores, se les pidió a los pacientes que reprodujesen la figura
compleja inmediatamente después de haberla copiado. Aquellos pacientes que no
habían reproducido al menos el 60% de la figura se les presentó esta de nuevo para que
32

la observasen y se les pidió que la reprodujesen de memoria una vez más.


Posteriormente, aquellos pacientes que en la primera administración de aprendizaje,
todavía no habían completado el 60% de la figura se les dio la oportunidad de volver a
verla y reproducirla de memoria una vez más. Según estos autores, esto ayudó a que se
pueda determinar si el aprendizaje de la figura mejora o no su ejecución. Los resultados
obtenidos por los pacientes sin diagnóstico de cirrosis hepática en esta administración de
aprendizaje fue 12.7 (dt = 5.5), mientras que los 34 pacientes con cirrosis hepática
obtuvieron una puntuación promedio de 13.6 (dt = 4.4). Estos resultados indicaron que
no hay diferencias en la ejecución de ambos grupos en esta tarea de aprendizaje.

Hilsabeck, Perry y Hassanein (2002) dividieron también su muestra en tres


grupos de acuerdo a otros parámetros. El grupo 1 presentaba hepatitis C solamente, el
grupo 2 hepatitis C con alguna otra enfermedad crónica adicional, y el grupo 3
presentaba otras enfermedades hepáticas, pero no hepatitis. El grupo 1, compuesto por
44 participantes, obtuvo una puntuación promedio de 18.5 (dt = 1.3) en la administración
de copia del TFCRO. El grupo 2, compuesto por 22 participantes, obtuvo una
puntuación promedio de 17.4 (dt = 4.0) es este procedimiento. El grupo 3, compuesto por
14 participantes, obtuvo una puntuación promedio de 19.3 (dt = 1.2) en la condición de
administración de copia del TFCRO. Las diferencias entre estas medias no alcanzaron un
nivel de significación estadística. En la condición de aprendizaje, descrita con
anterioridad, el grupo 1 obtuvo una puntuación promedio de 13.5 (dt = 5.1), mientras
que el grupo 2 obtuvo una puntuación promedio de 11.1 (dt = 6.1) y el grupo 3 obtuvo
una puntuación promedio de 14.0 (dt = 4.1). Tampoco fueron significativas las
diferencias entre estas medias. A través de esta investigación, se hace claro que los
grupos, divididos ya sea por presencia o ausencia de cirrosis hepática o a través del
criterio de la presencia de hepatitis acompañada por otras condiciones hepáticas, o la
presencia de condiciones hepáticas que no estén vinculadas con la hepatitis, no
muestran ningún tipo de diferencias en las puntuaciones derivadas del TFCRO. Esto
hace presuponer que la presencia de cirrosis hepática o la presencia de enfermedades
hepáticas que no sean necesariamente la hepatitis C, no afectan los procesos de praxis
viso-constructiva o memoria visual valorados por este instrumento.

Otra investigación sobre los efectos de los trastornos hepáticos sobre el estado de
las funciones corticales superiores fue llevada a cabo por Matarozzi et al. (2004) en Italia.
Participaron en este estudio 23 pacientes con transplante de hígado con una edad
promedio de 46.52 años (dt = 7.45) y un nivel educativo promedio de 9.17 años (dt =
3.15). Este grupo estuvo compuesto por grupo cinco mujeres y 18 hombres. Todos los
pacientes incluidos en este estudio habían sufrido cirrosis hepática la cual provocó la
necesidad del transplante. En 21 pacientes la etiología de la cirrosis fue viral y en dos de
ellos, biliar. Trece de los pacientes fueron valorados tres veces: antes del transplante, a
los seis meses del mismo y a los 18 meses después. Se incluyeron 23 controles saludables
con una edad promedio de 46.95 años (dt = 7.06) y un nivel educativo promedio fue 9.17
años (dt = 3.24). Este grupo incluyó también cinco mujeres y 18 hombres.
33

Se les administró a todos los participantes de esta investigación el TFCRO, bajo


condición de copia y bajo condición de memoria. En la administración llevada a cabo
antes del transplante de hígado, los pacientes obtuvieron una puntuación promedio de
34.48 (dt = 1.93) en la condición de copia, mientras que los controles saludables
obtuvieron una puntuación promedio de 35.07 (dt = 2.30), bajo la misma condición de
administración. En la condición de memoria, la puntuación promedio obtenida por los
pacientes fue 18.68 (dt = 5.66). Los controles saludables obtuvieron una puntuación
promedio de 20.08 (dt = 6.38). En ninguno de los dos casos la diferencia entre las medias
correspondientes fue significativa.

Trece de los pacientes fueron evaluados en las tres ocasiones mencionadas


anteriormente. En la valoración antes del transplante en la condición de copia, la
puntuación promedio alcanzada por estos pacientes fue 34.49 (dt = 1.90), mientras que
en la exploración llevada a cabo a los seis meses, el promedio fue 33.88 (dt = 2.58). A los
18 meses, estos pacientes obtuvieron una puntuación promedio de 34.55 (dt = 1.54) en
esta condición de administración. La comparación entre las medias obtenidas en las tres
administraciones no arrojó diferencias significativas entre las mismas. En la condición de
memoria, la media obtenida por estos pacientes antes del transplante fue 19.23 (dt =
6.76). A los seis meses del mismo, la meda fue 23.47 (dt = 7.06), mientras que a los 18
meses, esta fue 23.29 (dt = 5.24). La diferencia entre la media obtenida antes del
transplante y a los seis meses del mismo fue sugestiva de una diferencia notable, aunque
no significativa, con un valor de p < 0.07. Los resultados de esta investigación indicaron
que no había un patrón de deterioro cognitivo posterior al transplante de hígado, e
inclusive se podía observar una ligera mejoría de las funciones de memoria visual
valoradas por el TEST DE LA FIGRURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO;
Rey, 1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995) a los seis meses posteriores al transplante.

Enfermedades cardiovasculares

La estabilidad de la praxis viso-constructiva y la memoria visual después de una


operación de injerto por derivación de la coronaria (bypass) al año y a los cinco años
después de la misma fue investigada por Selnes et al. (2001) por medio del TEST DE LA
FIGRURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey, 1959, 2003; Meyers y
Meyers, 1995). Este procedimiento fue incluido en la batería neuropsicológica utilizada
por estos autores con 102 pacientes a quienes se les practicó la operación anteriormente
mencionada. La edad promedio de este grupo de pacientes fue 63.3 años (dt = 9.5)
cuando se les sometió a la operación. El nivel educativo de la muestra, en términos del
promedio de años de escolaridad fue 13.4 (dt = 3.0). La decisión de llevar a cabo la
operación estuvo basada en diferentes niveles de riesgo, los cuales oscilaron entre estar
residiendo en su hogar o someterse electivamente a la operación, lo cual fue el caso con
52 pacientes, a estar ingresados en el hospital con angina de pecho, lo cual fue el caso
34

con 11 pacientes, o estar ingresados con heparina intravenosa, 32 pacientes, o estar


ingresados en una unidad de cuidados intensivos con heparina intravenosa, 3 pacientes.

La copia de la figura compleja se utilizó como medida de los procesos de praxis


viso-constructiva. La puntuación obtenida por los pacientes en una exploración previa a
la operación fue utilizada como línea base. Este valor fue 32.83 (dt = 3.70). La exploración
llevada a cabo al año después de la operación arrojó una media de 32.66 (dt = 4.38). La
exploración llevada a cabo a los cinco años acusó una media de 32.07 puntos (dt = 5.67).
En la condición de memoria dilatada, el promedio alcanzado por los pacientes en la
exploración pre-operatoria fue 17.31 puntos (dt = 6.66). Al año después de la cirugía, la
puntuación promedio fue 19.59 (dt = 7.15). A los cinco años el valor correspondiente fue
18.57 (dt = 8.04). Se puede observar una ligera tendencia hacia una mejoría en las
puntuaciones entre la valoración pre-operatoria y la llevada a cabo al año en la memoria
dilatada. Esta mejoría desaparece, sin embargo, en la media alcanzada a los cinco años.

Alcoholismo y abuso de sustancias

Los efectos neurocognitivos del consumo excesivo del alcohol han sido
ampliamente destacados en el campo de la relación cerebro-conducta. Kokavec y Crowe
(1999) estudiaron una muestra de 100 individuos quienes tenían un historial de alto
consumo de alcohol. Estos investigadores dividieron la muestra en 2 grupos según sus
hábitos de consumo de alcohol. Un grupo de 50 participantes, con una edad promedio
de 40.8 años (dt = 10.7) fueron considerados como alcohólicos episódicos. Estos
demostraron tener un patrón de consumo de alcohol de 10 o más tragos en un período
de al menos dos días consecutivos por semana. El segundo grupo estuvo compuesto por
50 participantes con una edad promedio de 44.2 años (dt = 11.4), cuyo patrón de
consumo de alcohol fue descrito como alcohólicos crónicos regulares, ya que el consumo
de alcohol era 10 o más tragos diarios. Se les administró a todos los participantes de esta
investigación el TEST DE LA FIGURA COMPLEJA DE REY OSTERRIETH (TFCRO; Rey,
1959, 2003; Meyers y Meyers, 1995). En la administración de copia de la figura, los
participantes descritos como alcohólicos episódicos obtuvieron una puntuación
promedio de 28.5 (dt = 7.2), mientras que los participantes descritos como alcohólicos
crónicos regulares obtuvieron una puntuación promedio de 29.9 (dt = 6.2) en esta
condición de administración de este instrumento.

En la condición de administración de memoria inmediata, la puntuación


obtenida por los alcohólicos episódicos fue 12.2 (dt = 7.4), mientras que los alcohólicos
regulares crónicos obtuvieron una puntuación promedio de 10.9 (dt = 7.4). No parece ser
que el patrón de consumo de alcohol tenga un efecto diferencial importante en las
funciones de praxis viso-constructiva valoradas por la administración de copia del
TFCRO. Parece haber una diferencia en los procesos de memoria visual inmediata
valorados por la condición de administración de reproducción inmediata de este
35

instrumento, de suerte que los alcohólicos regulares se ven más afectados que los
alcohólicos episódicos.

En una investigación en la cual desarrollaron un perfil de déficits


neuropsicológicos en mujeres alcohólicas, Sullivan et al. (2002) estudiaron la ejecución
de 43 mujeres alcohólicas reclutadas en programas de pacientes internos y externos en
un hospital de veteranos de los Estados Unidos. Se reclutaron también participantes en
programas de tratamiento en la comunidad. La edad promedio de las participantes
alcohólicas de esta investigación fue 42.1 años (dt = 9.5). Su nivel educativo promedio
fue 14.7 años (dt = 3.2). Se les administró a este grupo el INVENTARIO DE DEPRESION
DE BECK-II (BDI-II; Beck y Steer, 1993). La puntuación promedio obtenida por este
grupo en este instrumento fue 10.2 (dt = 8.9). La ejecución de este grupo de pacientes en
el TFCRO fue comparada con la de un grupo de 47 controles que no tenían diagnóstico
de alcoholismo. La edad promedio del grupo de controles saludables fue 42.8 años (dt =
13.2) y su nivel educativo promedio fue 15.8 años (dt = 1.7). Se les administró también a
los controles saludables el BDI-II. La puntuación promedio obtenida por este grupo en
este instrumento fue 1.4 (dt = 10.2). Si bien las diferencias en las variables de edad y nivel
educativo no difirieron significativamente entre las pacientes alcohólicas y los controles
saludables, sí difirieron las medias en el BDI-II.

Las 38 pacientes alcohólicas que fueron examinadas por medio del TFCRO
obtuvieron una puntuación promedio de 26.26 (dt = 6.25). Las 21 controles saludables a
quienes les fue administrado este instrumento obtuvieron una puntuación promedio de
29.74 (dt = 3.12). Es interesante notar que aunque las diferencias en la ejecución en la
condición de administración de copia del TFCRO no fue marcadamente diferente entre
las pacientes alcohólicas y las controles saludables, sí lo fue la diferencia entre las
puntuaciones obtenidas en el BDI-II (Beck y Steer, 1993). En este sentido, se hace notar
que, en presencia de una marcada diferencia en el nivel de depresión, no se observa una
marcada diferencia en la ejecución del TFCRO. Por lo tanto, se puede presumir que las
habilidades de praxis viso-constructiva involucradas en la administración de copia del
TFCRO no se ven afectadas por la depresión.

La presencia de trastornos de memoria en el síndrome de Korsakoff producido


por la ingesta crónica de alcohol ha sido validada ampliamente en la literatura científica.
No obstante, otros aspectos, tanto cognitivos como de juicio afectivo, también se
encuentran afectados adversamente por esta condición. A tal efecto, Brand et al. (2003)
realizaron una investigación en la cual compararon la ejecución de un grupo de
pacientes con el síndrome de Korsakoff asociado con la ingesta de alcohol y un grupo de
controles saludables en el TFCRO. La muestra de 41 pacientes con el síndrome de
Korsakoff por ingesta de alcohol acusó una edad promedio de 56.77 años (dt = 6.49). El
nivel educativo de este grupo se encontró mayoritariamente dentro del nivel de 9 años o
menos. El grupo de 39 controles saludables incluidos en esta investigación mostraron
una edad promedio de 59.74 (dt = 7.55). Al igual que en la muestra de pacientes con el
36

síndrome de Korsakoff, los controles saludables también acusaron un nivel educativo


mayoritariamente dentro del nivel de 9 años o menos.

En la condición de copia del TFCRO, los pacientes con el síndrome de Korsakoff


obtuvieron una valoración promedio de 26.3 (dt = 8.1). Por el contrario, los miembros del
grupo de control obtuvieron una media de 31.3 puntos (dt = 3.7). Esta diferencia entre las
medias fue significativa al nivel de p = 0.003. En la condición de memoria dilatada, es
decir, a 30 minutos después de la presentación inicial de la figura compleja, los pacientes
con el síndrome de Korsakoff obtuvieron una valoración promedio de 2.9 puntos (dt =
2.7). Por el contrario, los miembros del grupo de controles saludables obtuvieron una
valoración promedio de 16.2 puntos (dt = 5.1). Al igual que con la administración de
copia de la figura compleja, esta diferencia fue altamente significativa. Según los autores,
el valor de significación estadística asociado con esta diferencia fue p < 0.001. Los
resultados de esta investigación confirman que, no solamente se afecta el proceso de
memoria con el síndrome de Korsakoff por ingesta crónica de alcohol, si no que también
se afectan las funciones de praxis viso-constructiva requeridas en la administración de
copia del TFCRO.

En una investigación llevada a cabo con pacientes con diagnóstico de abuso de


drogas, Fals-Stewart y Bates (2003) estudiaron las habilidades cognitivas latentes de
estos pacientes, así como factores asociados al riesgo de desarrollar impedimentos
neurocognitivos. Se utilizaron dos grupos de participantes en esta investigación. En
primer lugar, participaron en la misma, 329 pacientes que estaban bajo tratamiento
externo en un programa relacionado con el abuso de sustancias. Se incluyeron, además,
258 pacientes que estaban en ese momento participando en un programa residencial a
modo de una comunidad terapéutica, también relacionado con el abuso de substancias.
Los 329 pacientes externos presentaron una edad promedio de 30.4 años (dt = 5.2) y su
nivel educativo promedio fue 12.1 años (dt = 1.3), El 73 % de esta muestra (240) fueron
hombres. El 73 % de esta muestra presentaron un diagnóstico de dependencia de
alcohol, el 60 % de dependencia a la cocaína, el 32 % un diagnóstico de dependencia de
opiados, el 9 % tenía un diagnóstico de dependencia de la marihuana y el 17 % un
diagnóstico de dependencia de otras drogas. Cabe notar, por supuesto, que los
diagnósticos de dependencia sobre una u otra sustancia se pueden solapar en un mismo
paciente. Los 258 miembros de la comunidad terapéutica o programa residencial
presentaron una edad promedio de 31.6 años (dt = 6.3) y su nivel educativo promedio
fue 12.2 años (dt = 2.1). El 74 % de este grupo, es decir 190 participantes, fueron hombres.
El 74 % de este grupo tenía un diagnóstico de dependencia del alcohol, el 62 % de
dependencia de la cocaína, 34 % un diagnóstico de dependencia de los opiados, el 7 %
un diagnóstico de dependencia de la marihuana y el 19 % un diagnóstico de
dependencia de otras drogas. Al igual que con la muestra de pacientes externos, estos
diagnósticos se pueden solapar en un mismo paciente.
37

Se les administró a todos los pacientes que participaron en esta investigación el


TFCRO. En la condición de copia de este instrumento, el grupo de pacientes externos
obtuvo una puntuación promedio de 16.4 (dt = 2.4). Los pacientes que pertenecían a la
comunidad terapéutica o programa residencial obtuvieron una puntuación promedio de
16.6 (dt = 2.8). Mientras que las puntuaciones entre estos dos grupos no difieren de
forma notable, sí están muy por debajo del nivel que se puede esperar en un grupo
normativo de referencia. Es evidente, a partir de los resultados de esta investigación, que
los pacientes que han utilizado drogas por un período apreciable de tiempo presentan
eventualmente una disminución en sus funciones de praxis viso-constructiva, tal y como
se pueden valorar por medio del TFCRO.

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