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La política como objeto de reflexión.

La política como un término ambiguo y controvertido.


¿Qué se entiende por política?
Cuando hablamos de política, ¿de qué hablamos?

POLÍTICA: puede definirse como la práctica y el ámbito en el que el ser humano realiza y vive
su existencia junto con los demás, organizando racionalmente su convivencia sobre la base del bien
común.
Concepto amplio de política: la política es toda actividad, arte, doctrina u opinión, cortesía o diplomacia;
tendientes a la búsqueda, al ejercicio, a la modificación, al mantenimiento, a la preservación o a la
desaparición del poder público.
Concepto restringido de política: la política es el resultado expresado oficialmente en las leyes de
convivencia en un determinado estado.
En su sentido estricto, podemos decir que la política es el conjunto de decisiones y medidas tomadas por
determinados grupos que detentan el poder en pos de organizar una sociedad o grupo particular.
Luego de que el hombre primitivo resolvió la supervivencia alimenticia se enfrentó a la necesidad de establecer
un liderazgo y una actividad social que le permitieran crear el orden y garantizar la seguridad de la propiedad.
En este sentido Eduardo Andrade define a la política como “la actividad del comportamiento
humano que se relaciona con el gobierno, con la dirección de la colectividad, con ciertas pautas para la acción
de un grupo y con el conocimiento de estas cuestiones”.
La política, desde las civilizaciones antiguas hasta la modernidad, es aquel eje principal donde se
articulan las decisiones de los gobiernos. La política en sí se trata de una actividad de un grupo acotado que
toma las decisiones para concluir con una serie de objetivos.
Max Weber definía la política como una lucha para detentar el ejercicio del poder. Es aquella que se
caracteriza por una lucha entre personas o agrupaciones para detentar el ejercicio del poder. Si el Estado es
aquel que detenta el uso de la violencia legítima, la política es la lucha por el poder como tal.
Otro autor que se encuentra en una línea similar a Weber es Antonio Gramsci (aunque el primero se
autodefinía como liberal mientras que Gramsci fue uno de los que aportó el marxismo), entendiendo a la
política como aquella toma de decisiones por parte del gobierno y agrupaciones parlamentarias dedicadas a
la política, y en última instancia dedicada a la coerción. Por ende, la política se encuentra por fuera de las
masas, limitada al ámbito burocrático y partidario.
Aristóteles identificaba a la política con el ejercicio del poder, sus modos de adquisición y utilización, su
concentración y distribución, su origen y la legitimidad de su ejercicio.

Diferencia entre el pensamiento político clásico y el pensamiento político moderno.


Si durante el pensamiento clásico el estudio de la política estaba estrechamente ligado a los
argumentos de tipo ético y a la búsqueda del bien común, con Maquiavelo, por el contrario, la política se
distingue de la moral y de la religión. Se inicia un proceso de gradual atomización, empezando a ser
analizada desde perspectivas fundamentalmente técnicas. La reflexión política, a partir de Maquiavelo,
pivota no sólo alrededor del concepto de poder, sino, sobre todo, en torno a la institución que posibilita su
ejercicio: el estado.
Así, el pensamiento político moderno, desde Maquiavelo hasta Marx, se plantea como objeto
del análisis político el estado, vinculándose de alguna forma el origen de la ciencia política con la aparición
del estado moderno a partir del siglo XV. Siguiendo a Pasquino (1996: p. 17), si Maquiavelo y Hobbes se
mostraban preocupados por la necesidad de crear un orden político a través del control del poder en el
interior de unas fronteras bien definidas, en otros casos será el de la creación de un estado pluralista (Locke),
democrático (Tocqueville), fuerte (Hegel), como equilibrio de poderes (Montesquieu), instrumento de una
clase social (Marx) o capaz de asegurar un compromiso entre las clases sociales (Kelsen).
La Ciencia Política. Concepto. Objeto y el método.
La Ciencia Política es una disciplina que dentro del marco de las ciencias sociales pretende, a través del método
científico, trascender de la opinión y la descripción de los hechos políticos al conocimiento sistemático, se
ocupa de la actividad en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los
problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común.
Es la ciencia social que estudia el poder público o del Estado, tratan sobre cómo un gobierno actúa en pos de
temas sociales o económicos, como lo es el caso de la política de educación, la política de seguridad, la
política de salario, la política de vivienda o porque no la política del medio ambiente y un sinfín de ejemplos.
Por lo tanto, el objeto de la Ciencia Política es el estudio, la formación, obtención, ejercicio,
distribución y aceptación del poder público. Entendiendo por poder público, aquel que permite organizar de
manera autónoma e independiente a una colectividad determinada, la cual en nuestro tiempo asume la forma
de lo que denominamos Estado. Por lo tanto, el principal objeto de estudio de la Ciencia Política es el Estado.
Es una ciencia en la medida que describe, interpreta y critica el fenómeno político estatal (gobierno), y lo
político (la política y el poder) para lo que utiliza un método determinado.

Identificar las funciones de la Ciencia Política y explicar sus relaciones con otras disciplinas.
La filosofía política: debe ocuparse del deber ser así al teorizar, los politólogos realizan la explicación de los
fenómenos observables sin efectuar ningún juicio valorativo, buscando las causas, orígenes, interacciones
reciprocas de los hechos políticos..
Los estudiosos de la Ciencia Política, tienen que ser extremadamente cuidadosos y remitirse a la prueba de los
hechos y no a los juicios de valor; es decir, estudiar la repetición de fenómenos en el terreno de la política, a
semejanza de lo que ocurre en las ciencias numéricas, garantizando de esta forma la objetividad de ciencia
como disciplina, por lo que, el estudio de la política es lo observable y cuantificable.
Filosofía de la educación:
Didáctica de la teoría política:
Teoría política:

Ciencia política y Teoría Política (Eduardo J. Arnoletto)


Giorgio Freddi dice (puede ser aplicado a todo el campo científico social) : "...en el presente contexto
entendemos por teoría un esquema conceptual o, mejor aún, un conjunto de esquemas conceptuales (que
pueden ser complementarios o si no alternativos) cuyo objetivo (no necesariamente conseguido) es el de
permitirnos describir, interpretar, posiblemente prever y eventualmente controlar fenómenos
organizativos...".
Elementos de la teoría política
Evaluar los elementos de estudio de la teoría política:
-sus características
-su relación constante con la participación social.
-Orden social.
-Poder y participación.
-Partidos políticos.
-Grupos de presión.
-Sistemas políticos.

La teoría política: en su proceso formativo como ciencia social, la Ciencia Política tuvo que afrontar
dos reproches principales: arrancar a otras disciplinas "las plumas para adornarse con ellas" (compartir
parcialmente su objeto de estudio con otras disciplinas); y ser la responsable de la decadencia de la teoría
política en el siglo XX porque los valores morales ya no tienen cabida en ella y la dominan técnicos y
especialistas.
Teorías básicas de la Ciencia Política:
-las normativas.
-las empírico-analíticas o deductiva empíricas.
-las críticas dialécticas.
LAS TEORÍAS EMPÍRICO-ANALÍTICAS O DEDUCTIVA EMPIRICAS
a) Rasgos generales EL POSITIVISMO Y POPPER (Durkheim y Anomia)
b) Behaviorismo, Estructural-funcionalismo y Enfoque Sistémico.
Comparatista; Síntesis; Robert King Merton; Talcott Parsons; David Easton y su teoría del sistema político;
Gabriel A. Almond y su Teoría Funcional de la Comunidad Política, también llamada "de las siete
variables";
Evaluación crítica de la teoría sistémica política; El enfoque comparatista, o de la política comparada.
c) Explicaciones de base psicológica individual;
La Psicología del Estímulo-Respuesta;
La Psicología de la Gestalt, la Teoría del Campo y la Dinámica de Grupos;
El Freudismo ortodoxo (Psicoanálisis freudiano);
El neo-freudismo (o psicoanálisis socializado); Karen Horney; Erich Fromm; Harry Stack Sullivan.
d) El Formalismo La Teoría de los Juegos
-La Teoría de la Información y la Cibernética
-Modelos y simulaciones; La creación de modelos aplicables; Aplicación de modelos a fenómenos
concretos; Análisis de los problemas metodológicos y prácticos del formalismo; El empleo de conceptos
tomados del formalismo.
e) Enfoques Metodológicos usuales.

LAS TEORÍAS CRITICO-DIALÉCTICAS


a) El marxismo clásico
b) El marxismo occidental; la "Nueva Izquierda"
c) Las teorías crítico-dialécticas en los países del área socialista europea.
d) Las teorías crítico-dialécticas en los países del Tercer Mundo.
El socialismo islámico; Socialismo africano; El marxismo latinoamericano Sandinismo nicaragüense
e) Enfoques metodológicos usuales.

LAS TEORÍAS NORMATIVAS


Las obras de la gran corriente teórica normativa intentan describir y explicar los fenómenos de la vida
política, pero ellas lo hacen poniendo el acento en lo que la política puede o debe ser.
LA TEORÍA POLÍTICA NORMATIVA, COMO CIENCIA PRÁCTICA.
Apunta a perfeccionar la gestión política. Los autores que militan en esta corriente se oponen a la separación
positivista y neokantiana entre el ser y el deber ser de la Política. Atribuyen a esa separación la falta de
educación política y la generalización de la inmadurez política de gobernantes y gobernados. Estas teorías
acentúan la importancia de las teorías del gobierno y de la administración, en detrimento de los temas
relacionados con la participación pública.
Metodología: Su enfoque metodológico es similar al de las ciencias prácticas, como la jurisprudencia, la
terapéutica o la educación, que parten de problemas individualizados, o sea de la casuística, y tratan de
resolverlos en base a reglas generales y precedentes.
Son muy escépticas respecto del valor de los modelos abstractos y las teorías de alcance medio, y en especial
de la teoría sistémica. Prefieren las teorías históricas (genésicas), los estudios de casos y las monografías
prescriptivas. En cuanto al lenguaje, los autores de esta corriente mantienen una relación estético-normativa
con el idioma. En general escriben con un estilo depurado, elegante, consumado; y rechazan el vocabulario
mecanicista de los neopositivistas.
En síntesis, podemos decir que las teorías normativas han promovido el estudio de las ideas políticas; que
han hecho sugerencias valiosas sobre temas significativos para la investigación empírica; y que su aporte es
muy importante para neutralizar la irracionalidad en los planteos del deber ser.

La teoría normativa es la que estudiamos en occidente y dentro de ella:


El pensamiento político griego clásico (Sócrates, Platón, Aristóteles y Polibio, Cicerón, los padres de las
iglesia)
El pensamiento político romano clásico.
El pensamiento político medieval.
El pensamiento político moderno Maquiavelo, Ignacio de Loyola y otros.
Teorías políticas normativas contemporáneas.

EL PENSAMIENTO POLÍTICO GRIEGO CLÁSICO.


Creemos que la Filosofía Política, la Ciencia Política y con ellas las primeras teorías políticas normativas
puras, nacieron en la Grecia clásica. En la Grecia clásica, por primera vez primó el pensamiento secular
(laico, profano, libertino), es decir, una cierta separación de la religión y la política.
Los primeros filósofos políticos propiamente dichos fueron los sofistas, en el siglo V aC.
Fueron los intelectuales de su tiempo, altaneros y engreídos, que se enorgullecían de su emancipación
respecto de la religión tradicional y de la moral convencional. Rechazaban el patriotismo y los deberes de la
ciudadanía, y planteaban una libertad individual sin trabas y un libre pensamiento.
Mucho antes que Maquiavelo, plantearon una completa separación de la conducta pública y la moral
privada. Los sofistas enseñaban que el Estado es de origen convencional y contractual; que las leyes
expresan una relación de fuerzas desprovista de toda sacralidad, y que el derecho se identifica con el poder.

SÓCRATES (469-399 aC) su inimitable dialéctica mostró la falsedad de sus argumentos y enseñó el carácter
natural y necesario del Estado, el fundamento inmutable y sagrado de la Ley, la necesaria sujeción del Poder
al Derecho, la primacía de la Sociedad sobre el Individuo y el derecho social a exigir los servicios del
hombre más sabio y mejor para su gobierno.

PLATÓN (427-347 aC) fue su discípulo durante los últimos ocho años de la vida de Sócrates, y que dio a
conocer y desarrolló en sus "Diálogos" las ideas de su Maestro, aunque quizás nunca sabremos realmente
cuál fue el aporte de uno y otro a la construcción de esa verdadera columna vertebral de la filosofía
occidental.
Los principios fundamentales de la filosofía platónica son: que el fin supremo de la existencia es la virtud,
que la virtud es sinónimo de conocimiento, y que el intelecto, órgano del conocimiento, es el factor
dominante en el hombre.
Platón aplicó tales principios en sus tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y "Las Leyes".
El objeto de "La República" es combatir las ideas políticas de los sofistas, y criticar las costumbres políticas
de los gobiernos griegos de su tiempo -democracias o monarquías- por su falta de virtud cívica. Plantea en
esta obra un ideal político demasiado abstracto y deshumanizado.
En "El Político" formula un sistema más compatible con la naturaleza humana corriente: en este diálogo se
inclina a pensar que el mejor gobierno posible es el del "Rey-Filósofo", que gobierna de acuerdo con las
leyes.
Finalmente, en "Las Leyes", Platón abandona la idea de alcanzar un ideal metafísico y concluye diciendo
que en este mundo imperfecto (donde los Reyes-Filósofos son muy escasos) n Estado con división y
separación de los poderes es lo mejor que prácticamente puede realizarse.

ARISTÓTELES (384-322 aC) fue un discípulo rebelde y cuestionador de Platón y tras la muerte de su
maestro y muchos viajes, fundó en Atenas su propia escuela, el Liceo.
Su principal obra de pensamiento político, "La Política", al parecer proviene de apuntes de conferencias
recopilados por discípulos. Esta obra continúa y acentúa decididamente la tendencia, que ya se insinuaba en
el último Platón, de abandonar la vía puramente especulativa y fortalecer la participación del material
empírico en la reflexión política, al punto de que Aristóteles puede ser considerado "el padre fundador de la
Ciencia Política clásica".
Esta obra política de Aristóteles podemos decir que sus ideas básicas son: que las verdaderas
bases del Estado son la Familia y la Propiedad privada; que el Estado es producto de una evolución desde la
Familia, a través de la Comunidad tribal, hasta culminar en la Ciudad autónoma, de la que Atenas es el
ejemplo supremo. Luego expone los rasgos más característicos de esa Ciudad-estado, y de los otros tipos de
Estado existentes en su tiempo, de los que ofrece varias clasificaciones.
Monarquías, aristocracias, repúblicas, cada una de las cuales tiene una forma corrupta (que se da cuando el
gobernante atiende su interés particular en lugar del interés general): tiranías, oligarquías, democracias (hoy
diríamos demagogias).
Trata también muchos detalles de la actividad del Estado y de sus funciones. "Como Platón -dice
Hearnshaw- Aristóteles ve en la educación el principal preventivo contra las revoluciones".

La obra "Historia de la Guerra del Peloponeso" de TUCÍDIDES (460-395 aC).


Dice Tucídides en las páginas introductorias de su obra: "Yo me consideraría muy satisfecho si
esta obra fuera considerada útil por aquellos que quieran ver claro, tanto en los acontecimientos del pasado
como en aquellos, parecidos o similares, que la naturaleza humana nos reserva en el porvenir.
Dos razones tiene Tucídides para pensar en el carácter perdurable de su obra: la primera es la
naturaleza del conflicto de que trata, sin duda una gran guerra, por la potencia adquirida por los antagonistas
y por su objetivo: la futura hegemonía sobre el mundo civilizado. La segunda es que tal guerra, por su
violencia sin piedad, lleva a su más alto punto, en estado de brutal pureza, a la naturaleza esencial del
hombre, su agresivo aspecto dominante, que se revela a su propia conciencia por la dureza misma de las
pruebas a que se ve sometido.

EL PENSAMIENTO POLÍTICO ROMANO CLÁSICO. Aunque Roma conquistó y dominó a Grecia, como
a todo el resto del mundo mediterráneo, en lo cultural fue muy grande la dependencia de Roma respecto de
Grecia. Esto se aprecia en muchos campos, en el arte, la filosofía, la Ciencia Política.
El primer teórico político romano fue un griego, POLIBIO, quien vivió en Roma entre los años
167 y 151 aC. Fue un historiador griego, hijo del estratega aqueo Licortas. Luego de la derrota griega en la
batalla de Perseo fue enviado a Roma como rehén. Allí fue valorado e introducido en la mejor sociedad,
llegando a desempeñarse nada menos que como consejero de Escipión el Africano durante el sitio de
Cartago, interviniendo en diversas circunstancias como mediador.
Gran admirador de Roma, su preocupación intelectual era, al parecer, explicar el éxito imperial
de Roma (originariamente una ciudad-estado en todo semejante a Esparta o Atenas) frente al lamentable
fracaso de las ciudades griegas. Estudió minuciosamente la historia romana, desde el comienzo de las
Guerras Púnicas (Cartagena) (264 aC) hasta sus días. En ese monumental trabajo dedica un notable capítulo
al análisis de los principios que le dieron a la constitución romana su estabilidad y eficacia.
Polibio se basó en la clásica clasificación aristotélica de los regímenes políticos: monarquías,
aristocracias y repúblicas; y afirmó que las diferencias entre ellas son externas e institucionales, no de
principios; y que las tres son diversos modos de resolución de conflictos de fuerzas. Basado en una buena
cantidad de estudios de casos, llegó a la conclusión de que estas tres formas, en estado puro, son inestables a
causa del antagonismo de las otras dos, y que tienden inclusive a sucederse en forma cíclica.
Explica el poder y la estabilidad de Roma y el éxito de su expansión imperial en base a las
características estructurales de la constitución romana, que combina y armoniza las tres formas puras: el
principio monárquico está representado por los Cónsules, el principio aristocrático por el Senado y el
democrático por las Asambleas populares.
También Polibio expuso la primera teoría sobre lo que luego la ciencia del Derecho
Constitucional llamaría "frenos y contrapesos", es decir, los mecanismos constitucionales de transacción
entre fuerzas antagónicas, como es el caso del "ius agendi" y del "ius impediendi", o sea el derecho o el
poder de actuar y de impedir que detentaban respectivamente los patricios y los plebeyos en la República
romana.
Polibio alcanzó a ver, antes de su muerte, cómo esa estabilidad y armonía comenzaban a
resquebrajarse, y se insinuaban conflictos y perturbaciones que, al no ser adecuadamente resueltos, con el
paso del tiempo culminarían en la caída de la República y la instauración del Imperio. Aproximadamente
cien años después de Polibio apareció en Roma otro gran teórico político:

MARCO TULIO CICERÓN (106-43 AC).


Cicerón escribió en los tiempos en que Julio César, sobre las armas de su ejército victorioso,
establecía un imperio dictatorial en Roma. Cicerón era un ardiente republicano, detestaba a César y quería
restaurar el antiguo equilibrio de las instituciones.
En sus obras, analiza las causas de la triste decadencia de la República. Partiendo de la teoría del equilibrio
de las formas de gobierno que había diseñado Polibio.
Cicerón atribuyó la crisis de su tiempo al excesivo poder alcanzado por el elemento democrático,
del que lograron apropiarse demagogos como Mario y César.
La obra política principal de Cicerón es "De la República"(55 aC). Este tratado político ha llegado a nosotros
por extraños caminos.
La obra es una reflexión sobre cuál es el mejor régimen político, hecha con la intención de
actualizar "La República" de Platón pero cambiando el enfoque. Platón parte de los grandes principios, como
el Bien y la Justicia. Cicerón aborda la cuestión desde la técnica política, para llegar finalmente a la
fundamentación metafísica del tema.
La estructura de la obra es clara: su primer tema es la forma política adecuada al Estado romano, cuya
respuesta es la "solución mixta" de Polibio.
El segundo tema es el análisis de la experiencia histórica del pueblo romano, porque la Constitución ideal
sólo es válida si tiene referencias en la vivencia concreta del pueblo. Recién a esta altura de su discurso,
Cicerón plantea los grandes temas platónicos: el fundamento del gobierno y de la ley, se pregunta si ese
fundamento es una "ley natural" o simplemente la fuerza. Esto lo lleva a analizar la organización del estado
de la Roma republicana, al que considera lo más próximo al ideal político de la filosofía estoica (insensible,
indiferente, impertubador). Finalmente, alcanza una culminación metafísica, al vincular las exigencias del
bien público con la realización del Bien como categoría trascedente.
El punto de partida de Cicerón es una justificación de la práctica de la virtud política, presentada
como una actividad digna del sabio: el ejercicio del gobierno es visto como un requisito para poner las
potencialidades de la Sabiduría en acuerdo con el Mundo. Para Cicerón, el objeto de la Ciencia Política es la
"cosa pública", que se genera porque un pueblo es "una reunión de hombres fundada en un pacto de justicia
y una comunidad de intereses", reunión basada en un "espíritu de asociación" que es natural, porque el
hombre es un "animal político".
La respuesta de Cicerón (¿quien gobierna?), como la de Polibio, cien años antes, elige esa cuarta forma
mixta, que surge de la mezcla equilibrada de las tres formas originarias. Cicerón reescribe la historia de
Roma para configurar un esbozo de "política experimental": busca conocer los modos de marcha y las
desviaciones de los Estados. Marca allí la crisis de su momento histórico afirmando que "es falso que la cosa
pública no pueda ser gobernada sin recurrir a la injusticia" sino que, por el contrario, requiere "una suprema
justicia".
EL PENSAMIENTO POLÍTICO MEDIEVAL.
En los primeros siglos de nuestra era, el pensamiento cristiano con implicancias políticas arranca de dos
pilares evangélicos fundamentales: "Mi reino no es de este mundo" (San Juan, XVIII, 36) y "Dad al cesar lo
que es del cesar y a dios lo que es de dios" (San Mateo XXII, 21 y San Marcos XII, 17). Estos principios
proclamaron la emancipación de la religión respecto de la Política, separaron sus campos de acción y
precisaron sus límites. "Señalaron el asentamiento de una Iglesia distinta del Estado -dice Hearnshaw- el fin
de esa subordinación del culto divino a la administración civil que había sido la notable característica de la
Ciudad-estado griega y romana".
En el desarrollo inmediatamente posterior del pensamiento político cristiano, principalmente por
obra de San Pablo, se consideró la complementación de tareas entre el estado y la iglesia: el primero
mantiene la paz social y hace cumplir las leyes; la segunda se ocupa de la salvación de los hombres. Sobre
esta base, la doctrina enseñó el origen divino de la autoridad civil: "Los poderes que existen son establecidos
por dios" (Rom. XIII,I); "Rogad por los reyes y por todos los que poseen autoridad" (I tim. ii,2);
"recuérdenles que son súbditos de la soberanía y de los poderes, para obedecer a los magistrados y para estar
preparados para toda obra digna" (Titus III,1).
El Imperio Romano persiguió a los cristianos. Pese a su amplia capacidad para asimilar las
religiones de los vencidos, se había alarmado mucho por el exclusivismo del culto cristiano (que se veía a sí
mismo como "la única y verdadera fé universal") y por la consiguiente negativa de los cristianos a ofrecer
sacrificios y desempeñar servicios incompatibles con sus principios.
Se había alarmado mucho más aún por la creciente organización y poder de la Iglesia, su ascendiente sobre
el pueblo bajo y su infiltración en círculos cercanos al poder. Estas despiadadas persecuciones modificaron
la óptica cristiana respecto del Estado romano.
Esas persecuciones cesaron en el año 311 dC, tras un completo fracaso en cuanto a frenar la
difusión de la nueva religión, pero habiendo ocasionado entretanto sufrimientos sin cuento. En el año 313
dC, Constantino reconoce al Cristianismo como una de las religiones oficiales del Imperio, y ochenta años
después, en el 392 dC, el emperador Teodosio I cerró los templos paganos y proclamó al Cristianismo como
única religión oficial del Imperio.
Una curiosa consecuencia de este aparente triunfo fue la subordinación completa de la Iglesia al
Imperio (o sea el llamado césaro-papismo) que eliminó temporariamente la separación entre política y
religión. Ese movimiento de subordinación a lo secular de parte de la Iglesia fue resistido de varios modos:
el monasticismo, el hermitañismo ascético, las revueltas heréticas (arianismo, donatismo, nestorianismo,
etc.) y principalmente por la reflexión filosófica y la acción política de los obispos del Imperio Romano de
Occidente, tras la muerte de Constantino.
En el Imperio Romano de Oriente, en cambio, esa subordinación continuó durante largo tiempo.

Las consecuencias de la Revolución Francesa.


Las causas de la Revolución Francesa fueron:
-El rigor del absolutismo. El absolutismo daba a los reyes todo el poder político, legal y económico, sin que
se les pudiera contradecir en ningún sentido, lo cual les hizo también responsables de los desastres económicos
que ocurrieran, fuera o no realmente su responsabilidad.
-Las desigualdades del régimen feudal. Se estima que de los 23 millones de habitantes de la Francia de la
época, apenas 300 mil pertenecían a las clases privilegiadas de la aristocracia o del clero. La gran masa restante
era pueblo llano con menores derechos y posibilidades.
-La miseria y marginación del pueblo llano. Las condiciones de vida del pueblo llano eran paupérrimas:
hambre, marginación, enfermedad, trabajo esclavizante y ninguna perspectiva de ascenso social o de mejoría.
-Las ideas de la Ilustración. Las ideas respecto a la igualdad entre los hombres y la fe en la razón de filósofos
y escritores como Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu, influyeron enormemente sobre la mentalidad
de la época, forjando las aspiraciones a un sistema social más moderno y menos influenciado por la Iglesia y
la religión.
Las consecuencias de la Revolución Francesa son:_
El lema de libertad, igualdad y fraternidad condujo a la primera ley de derechos humanos.
-Fin del orden feudal. Se acabó con la monarquía y con la separación de la sociedad en clases fijas e
inamovibles: aristocracia, clero y siervos. Así, renació la república como sistema de gobierno en Occidente.
-Proclamación primera de los derechos humanos universales. El lema de libertad, igualdad y fraternidad
condujo a la redacción de la primera ley de derechos humanos sin distinción de raza, credo y nacimiento.
-Influencia en las colonias americanas. Las colonias americanas de Europa vieron en la Revolución Francesa
un ejemplo a seguir y sus ideales marcaron huella en sus propios procesos de independencia.
-Ascenso del bonapartismo. El ascenso de Napoleón Bonaparte y su imperio francés, así como las guerras
europeas que le sucedieron, pusieron fin a este período histórico.

En resumen las consecuencias políticas fueron:


 El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la democracia en Europa.
 El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.
 Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes constitucionales basados en la
soberanía nacional.
 Surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario.
 Cambios políticos en Francia: división departamental y unificación lingüística.
 La llegada de Napoleón al poder.
En resumen las consecuencias económicas fueron:
 Triunfo del capitalismo.
 Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de burguesía y nobleza.
En resumen las consecuencias sociales fueron:
 La aparición de los derechos del hombre.
 Creación de sistemas basados en la razón.
 Nacimiento de la sociedad de clases.
 Modificación demográfica en Francia.
 Mantenimiento de la discriminación a las mujeres.
En resumen las consecuencias ideológicas fueron:
 Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.
 Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.

El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la democracia en Europa.


Una de las principales fue el fin de la monarquía absoluta en dicho país. Luis XVI fue el último monarca
absoluto de Francia.
Volviendo a la revolución, en 1789 se creó una Asamblea constituyente. Con influencias ideológicas de la
monarquía inglesa y de la república estadounidense, esta Asamblea tuvo como objetivo crear una constitución,
que llegó en 1791. A partir de este documento, el monarca ya no tenía un poder absoluto. Los ciudadanos ya
no eran sus súbditos. No tenía el poder absoluto. El poder ya no le venía otorgado por Dios. A partir de
entonces, el poder le era dado por los ciudadanos a través de la Constitución.
Se daría paso a unos períodos de República antes de la llegada de Napoleón. Años más tarde, en 1814, con la
caída de Napoleón volvió la restauración borbónica a manos de Luis XVIII. Pero no pudo restaurar el
absolutismo. Tuvo que aceptar algunas condiciones surgidas tras el proceso revolucionario, dando paso a una
monarquía constitucional.
El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue la abolición del feudalismo. En la noche del 4 al 5 de
agosto de 1789 la Asamblea Nacional declaró que el feudalismo quedaba abolido. Aunque el feudalismo tuvo
su auge en la Edad Media, en la Edad Moderna todavía existía. Era una relación legal entre uno de los
estamentos privilegiados (nobleza o clero) y sus vasallos. Como consecuencia, el vasallo veía minado sus
derechos.
El fin del feudalismo significaba el fin de los privilegios del clero y de la nobleza. Ambos tendrían que pagar
los mismos impuestos que el resto de ciudadanos. Estos tampoco tenían que pagar impuestos específicos como
el diezmo de la iglesia. A partir de entonces, el estado centralizaría todo este sistema impositivo y sería el
encargado de gestionarlos.
La abolición del feudalismo tiene una gran carga simbólica. El final del sistema feudal significaba la puesta
en marcha de la libertad y la igualdad. Libertad para no tener las cargas feudales de los vasallos respecto de
sus señores. Igualdad de todos ante la ley. Y la fraternidad de que todos debían contribuir económicamente
hablando al Estado.
Una nueva democracia
Por otro lado, la revolución francesa supuso un retorno temporal de la democracia clásica. El pueblo se implicó
entre 1789 y 1799 en la política del país. En esta nueva democracia lo colectivo estaba sometido a los deseos
del individuo. La nueva democracia debía garantizar la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Los ciudadanos tendrían que delegar en representantes. Se constituiría las bases de la democracia
representativa. Democracia que forma parte de los estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y
XXI.
El Nuevo Régimen
El final del feudalismo basado en la monarquía absoluta y en los privilegios de los dos primeros
estamentos, había llegado a su fin. El Nuevo Régimen vendría dado por un sistema republicano. Con sistema
republicano me refiero a que el Nuevo Régimen tendría un sistema constitucional basado en la división de
poderes y democracia representativa. Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes
constitucionales basados en la soberanía nacional.
Y no es otra que el nacimiento de los estados contemporáneos en Europa. Nuevos estados que
serán distintos a los estados modernos que se formaron entre los siglos XV y XVI. Estos estados modernos se
habían caracterizado por una centralización del poder en el monarca, el cual gobierna en un territorio con
afinidades geográficas, culturales o históricas.
Se formarán en Europa a lo largo de los siglos XIX y XX estados basados en el ideal republicano.
La forma política de este ideal republicano sería principalmente la república y la monarquía constitucional.
Pero lo común en estas formas de gobierno era la existencia de una constitución que garantizaba los Derechos
Básicos del ciudadano y que permitía un sistema democrático de gobierno.
Este sistema democrático se basó en la soberanía nacional en manos de los ciudadanos. Estos, a través del
sufragio, elegían a sus representantes en los Parlamentos nacionales. En el Parlamento era donde se votaban
las leyes y los presupuestos de toda la nación. Además, la constitución garantizaba de forma teórica la
independencia de los poderes ejecutivos, legislativos y judicial según las doctrinas del ilustrado Montesquieu.
Los nuevos estados contemporáneos en Europa
A lo largo del siglo XIX estas ideas revolucionarias se implantarían en diversos estados de Europa. Todo ello
también ocurrió con la ayuda de las guerras Napoleónicas, que crearon nuevos estados en Europa basados en
el Nuevo Régimen. Y también por la expansión de ideas a través de las personas y de los libros.
Pero la expansión en Europa fue desigual. Mientras que en países como Bélgica, Suecia, Dinamarca, Suiza y
Gran Bretaña las ideas permitieron cambios, en otros países los cambios llegaron en el siglo XX. Es el caso
del imperio Austrohúngaro, el imperio otomano o la Rusia zarista. En este último caso tuvo que llegar la
revolución rusa para poner fin al Antiguo Régimen en ese país.
Por otro lado, en España las ideas liberales provocarían enfrentamientos como las guerras carlistas, aunque al
final del siglo XIX se habían asentados las bases de las monarquías constituyentes. Y en la península itálica y
el centro de Europa, estos nacionalismos provocaron el surgimiento de nuevos estados: Italia y Alemania.
Surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario
de corte conservador. Fue promovido por las monarquías europeas que veían con temor la propagación de
estas ideas revolucionarias que menoscababan el poder absoluto del rey.
Durante el proceso revolucionario surgieron coaliciones de estados como el imperio Austrohúngaro, los reinos
de Portugal, Nápoles, Cerdeña, España, Prusia, Reino Unido, que tenían como fin derrotar a los
revolucionarios e implantar de nuevo la monarquía en Francia. En Europa, para los estamentos privilegiados,
todos eran enemigos hasta que veían peligrar su cuota de poder.
Posteriormente, con las guerras Napoleónicas estas coaliciones permanecerán, aunque cambiando en
ocasiones los estados implicados.
La Santa Alianza
Pero será tras 1815 cuando tuvo lugar la Santa Alianza en la que Austria, Rusia y Prusia pretendían luchar
juntos contra los nuevos ideales. El objetivo era tener una nación cristiana bajo un único soberano, Dios. En
la práctica significaba luchar juntos contra los nuevos ideales que proponían soberanía nacional, constitución,
igualdad y libertad. Porque si eso se aplicaba los monarcas, los nobles y el clero perdían poder. Era la
contrarrevolución.
La derrota de los contrarrevolucionarios
Pero este movimiento no pudo conseguir sus objetivos. A lo largo del siglo XIX, en muchos estados
europeos se implantaron monarquías constitucionales. Es el caso, por ejemplo, de Francia y Bélgica. Además,
en países donde existía represión, surgieron nuevas revoluciones, como las de 1830 y 1848.
En España incluso hubo diversas guerras civiles entre conservadores y liberales. Pero al final la
contrarrevolución perdió. En los siglos XIX y XX acabarían ganando las ideas revolucionarias y se
generalizarían en Europa los estados contemporáneos del nuevo régimen.
Cambios políticos en Francia: división departamental y unificación lingüística. La creación de 83
departamentos: el 4 de marzo de 1790 se hacía efectiva la división departamental de Francia. Cada uno de
los departamentos tendría las mismas leyes. Se eliminaban fueros y leyes regionales.
Esta reorganización era una forma de dar una base administrativa y política al Nuevo Régimen. Haciendo
desaparecer algunos territorios con vestigios feudales se daba a entender que el Antiguo Régimen había muerto
y se había creado uno nuevo. A partir de ahora todos los ciudadanos se regían por la misma ley. Por eso, tener
un mayor privilegio por haber nacido en una provincia u otra desapareció con la revolución. Para que un
territorio no tuviera más privilegios respecto otros, estos fueron creados intentando que su extensión geográfica
fuera de dimensiones parecidas.
La unificación lingüística.
La unidad nacional tuvo repercusión también en la imposición del francés como lengua oficial para todo el
estado. En el siglo XVIII en Francia aún existían diversas lenguas según el territorio en el cual te encontrabas:
desde el vascuence, el catalán y el occitano en el sur hasta el bretón y el flamenco en el norte. Esto hacía que
franceses no se llegaran a entender entre sí.
Pero con los ideales revolucionarios, en París se proclamó que el francés era la lengua de la libertad. Era la
lengua del estado. Las lenguas minoritarias formaban parte del Antiguo Régimen. Por tanto, todos debían
hablar francés.
El ascenso de Napoleón Bonaparte
La Revolución Francesa también provocó algo que hace décadas habría sido considerado como imposible: la
llegada al poder de un general del ejército de un miembro de la nobleza local de una isla como Córcega, que
hasta poco estaba en el ámbito político italiano.
El 18 de Brumario de 1799 (9 de diciembre de 1799) el prestigioso general corso Napoleón Bonaparte dio un
golpe de Estado que derribó el Directorio. Con esto se ponía fin oficialmente a la revolución. A partir de
entonces Napoleón iría adquiriendo cada vez más poder para acabar proclamándose él mismo emperador.
Con las Guerras Napoleónicas se expandieron los ideales de la Revolución Francesa. A pesar de la derrota
definitiva de Napoleón en 1815, Francia consiguió que su Nuevo Régimen surgido a finales del siglo XVIII
se impusiera en parte de Europa.
Consecuencias económicas de la revolución francesa
Triunfo del capitalismo.
Existen evidencias de que la revolución creó los fundamentos institucionales sobre los que se desarrolló el
sistema capitalista. A partir del año 1789 hubo unos cambios institucionales, legales y sociales que hicieron
que prosperara la industria surgida de la revolución industrial.
El liberalismo fue social y económica. Tras la Revolución se instauró la ley de libre empresa y de libre
comercio. Era la aplicación de la famosa frase laissez faire, laissez passer, la cual significa literalmente «dejen
hacer, dejen pasar». Esto suponía una menor injerencia gubernamental en asuntos económicos, existiendo a
partir de entonces mayor libertad para fabricar y comerciar.
Esto facilitó a los agricultores, fabricantes y comerciantes la dedicación a la economía de mercado sin pensar
en las diversas trabas económicas y burocráticas del Antiguo Régimen. La supresión de aduanas dentro del
estado francés y la existencia de un único Código Legal en lugar de centenares ayudó mucho a la expansión
del sistema económico capitalista.
Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de burguesía y nobleza: en los años de la
Revolución se procedió a desamortizar los bienes de la Iglesia en Francia. Pero esto no repercutió, como
pudiera parecer, en beneficio del Estado o del ciudadano. Los grandes beneficiados fueron la nobleza y la
burguesía adinerada. Estos eran los que pudieron comprar las tierras que eran puestas en venta por el estado.
Los pequeños campesinos no tenían dinero para comprar estas propiedades.
Así que muchos de esos campesinos siguieron haciendo el mismo trabajo y pagando rentas de alquiler de
tierras. Se habían eliminado derechos feudales y tasas como las de aduanas o de uso de molinos o puentes.
Pero el pequeño campesino tenía que seguir pagando rentas de alquiler y nuevos impuestos estatales que se
crearon para mantener a la nueva nación.
Consecuencias sociales de la revolución francesa
La aparición de los derechos del hombre
El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Constituyente de Francia sancionó la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano. Estos proclamaban las ideas ilustradas de «libertad, igualdad y fraternidad». Este
documento estableció la igualdad jurídica, el derecho a la libertad de opinión y prensa, el derecho a la
seguridad, la inviolabilidad de la propiedad, etc. Proclamó el derecho del hombre sin distinción de raza, nación,
tiempo o lugar. Era, pues, una declaración para toda la humanidad. Era una auténtica revolución jurídica y
legal. Prueba de esto es el primer artículo, que versa así: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales
en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común.»
Creación de sistemas basados en la razón
Un efecto no menos importante fue la creación de sistemas basados en la razón. Era en verdad la instauración
de una nueva religión que intentaba descristianizar a la sociedad para crear una nueva basada en la razón del
hombre, poniendo a este último en el centro intelectual y espiritual. El antropocentrismo ganaba.
Esto significaba emplear la razón para la vida política y cotidiana. Un ejemplo de ello fue la implantación del
sistema métrico decimal. Este se creó a partir de la definición del metro como unidad de longitud. A partir del
metro se definirían las unidades de volumen, masa y superficie. Se creaba el sistema métrico decimal, que a
partir de 1795 se convirtió en obligatorio en toda Francia.
Con las guerras napoleónicas el sistema métrico decimal se exportó a otros países. Su sencillez y facilidad de
uso fue un éxito. En la actualidad es adoptado en todo el mundo como sistema oficial (a excepción de Estados
Unidos, que sigue con el sistema anglosajón). La razón había triunfado sobre la tradición.
Nacimiento de la sociedad de clases.
Otra importante consecuencia social fue el nacimiento de la sociedad de clases. La abolición del feudalismo y
de los privilegios de la nobleza y de la Iglesia ponía fin a la sociedad estamental. Pero el triunfo del capitalismo
propició el surgimiento de la sociedad de clases.
En realidad este proceso de cambio no fue tan abrupto. A partir de la burocratización de los estados modernos,
del mercantilismo, de la expansión marítima y de la revolución industrial, la burguesía fue ganando poder
político y económico. Aunque la nobleza y clero tenían privilegios, una parte de la burguesía del Tercer Estado
creó mucha fortuna. Pero por otro lado, dentro del Tercer Estado había mucha gente con escaso dinero y
recursos. Por tanto, ya existían clases.
Mas cuando se eliminaron los privilegios legales de los estamentos solo quedó una diferencia social y
económica. El dinero se convertiría en un factor determinante para dividir la sociedad. A partir de la
Revolución no es habitual que los ricos, procedan de la antigua nobleza o de la burguesía, se junten con gente
de bajo estatus social. La libertad e igualdad que daba el Estado de Derecho no se trasladó a todos los efectos
a todos los ciudadanos. Esto creó críticas y fomentó la aparición de ideas socialistas y comunistas, las cuales
a su vez proporcionaron hechos como la revolución rusa.
Modificación demográfica en Francia
La Revolución supuso que la población francesa disminuyera. Hubo a la par un descenso en la natalidad y un
aumento en la mortalidad. Las causas del incremento de la mortalidad fueron distintas: guerras, escasez de
alimentos que provocaron épocas de hambrunas, las represiones en períodos como el Terror y epidemias. A
esto se sumó la emigración de franceses, sobre todo la nobleza y clero, por temor a los acontecimientos
revolucionarios.
Mantenimiento de la discriminación a las mujeres
La mitad de la población francesa no adquirió todos los derechos surgidos de la revolución
francesa. A pesar de que las mujeres había tenido un gran protagonismo durante los años iniciales, no
adquirieron los mismos privilegios que los hombres. En la Declaración de Derechos del hombre y del
ciudadano, así como en las constituciones que se crearon, las mujeres no alcanzaron el mismo estatus que el
hombre.
Solamente los hombres (y con unas determinadas condiciones socioeconómicas) podían votar.
Leyes que aparentemente hicieron avanzar los derechos de la mujer, como la Ley de divorcio de 1792, fueron
modificadas por Napoleón y abolidas en 1816. La fraternidad de la nueva República parecía solo hecha para
el sector masculino.
Pero no todo fue en balde. Olympia de Gouges redactaría en 1791 la Declaración de los Derechos
de la Mujer y de la Ciudadana. Este exigía para la mujer los mismos derechos que el hombre. Pero no se tomó
en cuenta. Olympia fue guillotinada en 1793. El texto de Olympia influiría en el feminismo del siglo XIX y
en las sufragistas inglesas de inicios del siglo XX.
Consecuencias ideológicas de la revolución francesa
Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.
La Revolución Francesa tuvo una gran importancia ideológica en la Europa de los siglos XIX y
XX. La revolución fue una fuente de inspiración para la lucha de derechos del ciudadano. Durante los años
ocurridos entre 1789 y 1799 Francia fue un semillero de distintas ideologías. Podemos encontrar ideas
comunistas, monárquicas constitucionales, monárquicas absolutistas, democracia liberal, democracia social.
En el siglo XIX sucedieron diversas revoluciones. De ellas destacaría las de la lucha por la independencia de
los territorios americanos de España, como el caso de México; las revoluciones de 1830 y 1848 y la Comuna
de París.
Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.
Como has leído anteriormente, la importancia de Napoleón en Europa fue capital para la expansión de la
revolución. Gracias a estas guerras de inicios del siglo XIX se difundió por Europa la abolición del feudalismo,
la supresión del diezmo o la creación de Códigos Civiles como el Código Napoleónico de 1804.
Sin quererlo expresamente, ya que Napoleón pretendía crear una Nación de Naciones en Europa, el general
francés había conseguido crear las condiciones para la expansión de los nacionalismos. Por ejemplo, al
eliminar particularismos y leyes locales en los diversos estados del Sacro Imperio Romano Germánico y de la
península Itálica, sentó las bases de los nacionalismos alemán e italiano que dieron paso a la creación de dos
grandes naciones en Europa.
El concepto de soberanía nacional influiría en estos nacionalismos decimonónicos. El pueblo tenía el poder
para decidir qué nación querían construir. A causa de afinidades lingüísticas, culturales o geográficas, entre
otras, se empezó a pensar que cada nación debía formar su propio Estado. El nacionalismo tuvo tanta fuerza
que llegó a unificar territorios, como en el caso de Alemania o Italia, o sacudiría a grandes estados, como el
caso del Imperio austrohúngaro.
Los socialismos y los nacionalismos.
La segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX se caracterizan por obras que marcan la
emergencia de los socialismos y los nacionalismos, en una atmósfera ideológica en general opuesta, por
diversos motivos, a las ideas de 1789.
La experiencia socio-política emergente de la crisis económica de 1929, el surgimiento de los totalitarismos
de derecha e izquierda y la Segunda Guerra Mundial configuran el marco fáctico originario de las obras
normativas "actuales". Siguiendo a von Beyme vamos a sintetizar así sus principales características
comunes:
* Raíces intelectuales: intenta restaurar la clásica teoría aristotélica de la política, en una nueva lectura
influida por el relativismo de los valores, la quiebra de las antiguas democracias y la aparición de las
dictaduras totalitarias del siglo XX. Tienen un fuerte interés en los estudios de historia de las ideas políticas.
Destacan los valores supra temporales de las antiguas teorías políticas y procuran basarse en ellas. Están
evidentemente dominadas por el "realismo conceptual" y la pasión hermenéutica, y revelan un cierto
conservadurismo en su apego al significado originario de los conceptos y su rechazo a los neologismos.
* Fundamentos filosóficos: van desde el atomismo hasta el conservadurismo escéptico. Después de la
Segunda Guerra Mundial no han aparecido teorías normativas con fundamento religioso. Avanzan por medio
de conceptos hacia la construcción de una visión sistematizada, basándose en alguna ontología deductiva, de
inspiración humanística teocéntrica o antropocéntrica. En general aceptan la hipótesis de la "verdad
objetiva", aunque discrepen en los métodos para acercarse a ella o reconocerla.
* Finalidad: su finalidad cognoscitiva es la acción, no el conocimiento en sí mismo.
Las teorías actuales.
La etapa de las teorías políticas contemporáneas comienza con el salto ideológico al absolutismo,
obra principalmente del pensamiento político racionalista liberal. Es común denominador de estas primeras
obras la reflexión sobre el equilibrio del poder y la libertad, y sobre el encauzamiento de la participación
política acrecentada. El hecho culminante originado en este pensamiento fue la Revolución Francesa que
originó obras de ampliación, esclarecimiento, y también obras de reacción crítica.

Principales Influencias Intelectuales reconocidos por los críticos sociales son:


El Marxismo.
Se conoce como marxismo el conjunto de ideas, conceptos, tesis, teorías y propuestas de índole filosófica,
ideológica, política y económica, así como cierta concepción del mundo, la vida social y política, que se deriva
de la obra de Karl Marx y Friedrich Engels, y que tiene un carácter doctrinario.
Así, pues, el marxismo es una corriente de pensamiento, un modelo teórico-explicativo de la realidad
humana que ha servido como base ideológica de lo que se conoce como materialismo histórico y dialéctico,
del comunismo y de los diferentes tipos de socialismos.
Se caracteriza fundamentalmente por su rechazo crítico al capitalismo y a su sistema económico, la tesis
de la lucha de clases y la propuesta de construir una sociedad igualitaria, sin clases, es decir, comunista.
El objetivo del marxismo es que sean los propios trabajadores quienes, a través del Estado, manejen los
medios de producción, lo cual posibilitará una sociedad sin clases, lo cual evitaría que una minoría acumule
los medios de producción para explotar a la mayoría.
Como tal, el marxismo ha sido una corriente de pensamiento muy influyente en los movimientos sociales,
sistemas económicos y políticos de todo el siglo XX, aunque sus líneas fundamentales hayan sido trazadas por
Marx y Engels a mediados del siglo XIX y expresadas públicamente en el Manifiesto comunista.
También se consideran marxistas los movimientos políticos fundados a partir de una interpretación más o
menos estricta del marxismo. La revolución rusa y la instauración de la URSS está inspirada en los ideales
marxistas, así como la revolución china o la cubana.
Marxismo en economía
El marxismo tiene su expresión en la escuela de economía marxista, que se inspira en algunos de los conceptos
fundamentales desarrollados por Karl Marx en su obra El capital. Según esta el valor de una cosa es
determinado por la cantidad de trabajo necesario para su producción (la teoría del valor-trabajo), por lo tanto,
la diferencia entre el valor de lo que el trabajador produce y su salario es una forma de trabajo no remunerado
que se conoce como plusvalía, con el cual se queda el capitalista en un esquema de explotación que enfrenta
a los dueños de los medios de producción (la burguesía) y a los trabajadores (proletariado) en la lucha de
clases.
Marxismo-leninismo
Se conoce así a una corriente ideológica que consiste en la adaptación de las tesis de Karl Marx por parte del
líder revolucionario Vladimir Lenin. Formó parte de las bases ideológicas de la URSS y del bloque comunista.
El término data de los años 20 del siglo XX, cuando, después de la muerte de Lenin, Stalin designa así la
ideología instaurada en la Unión Soviética, que, según esta interpretación, coloca a Lenin como una especie
de continuador del marxismo con sus aportes ideológicos.
El comunismo tiene cantidad de doctrinas. La más prolífera y conocida es la marxista. Recibe el
nombre de su creador, Karl Marx, quien fue un filósofo y un periodista revolucionario alemán del siglo XIX.
Su primera obra fue el Manifiesto Comunista en 1848. La frase principal de dicha obra resume la doctrina
marxista: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de las clases
sociales”.
Para los marxistas, la sociedad se divide en dos clases: el proletariado y la burguesía. La lucha constante entre
estas dos facciones es lo que provoca el avance o el retroceso de la civilización que, durante su desarrollo,
siempre ha estado en conflicto.
El pensamiento marxista se puede dividir en dos componentes: uno científico y otro filosófico. El primero
hace referencia al materialismo histórico. Este concepto parte de que la base material de una sociedad es lo
que determina el orden social y, como consecuencia, determina la evolución y el desarrollo de dicha sociedad.
El materialismo histórico puede servir, por tanto, para analizar distintas sociedades y sus evoluciones a lo largo
de la historia. Marx afirmaba que la historia del desarrollo de la civilización está ligada al desarrollo de la
producción y de los modos de producción.
El segundo componente de la doctrina marxista es el materialismo dialéctico. Básicamente lo que Marx plantea
es que la filosofía especulativa no sirve de nada, ya que sólo crea contradicciones. Él aboga por una concepción
del mundo basada en su teoría del materialismo histórico. En otras palabras, la concepción del mundo y de la
historia es, para Marx, algo completamente empírico, en el sentido de que se puede argumentar con el análisis
histórico que él plantea.
Su segunda obra llegó casi 10 años después del Manifiesto Comunista con la publicación del primer libro de
“El capital”, donde analizaba el capitalismo. De esta obra surge el pensamiento económico del marxismo, que
gira sobre dos conceptos fundamentales: el valor y la plusvalía.
Para Marx, el valor es le expresión de la cantidad de trabajo social (tiempo invertido) contenida dentro de una
mercancía, es decir, cuánto se ha invertido en producir esa mercancía. Según él, en el capitalismo, ese trabajo
social se convierte en una mercancía a merced de los mercados. Las jornadas serían pagadas no por lo que
haces, sino por cuánta gente está dispuesta a hacerlo. La plusvalía sería todo el trabajo extra que se consigue
en el capitalismo a través de la explotación de la fuerza del trabajo.
Para ello propone que las clases obreras se hagan con el poder en una revolución, que se termine la religión
(“La religión es el opio del pueblo”) y que la propiedad individual ya no tenga cabida, puesto que es sólo un
mecanismo de obtención de votos.
Esto es lo que Marx llama “dictadura del proletariado” y que, supuestamente, debería ser una fase intermedia.
Sin embargo, a lo largo de la historia los líderes soviéticos han permanecido en dicha fase sin llegar a aplicar
la segunda parte.
El marxismo es la doctrina comunista en la que más gobiernos se han inspirado. Mao, Lenin, Stalin y Trotsky
fueron los principales líderes que lo intentaron aplicar. Lenin introdujo varios cambios a esta filosofía, por lo
que muchas veces se habla del “marxismo-leninismo”.
La Teoría Psicoanalista.
La t. psic. o psicoanálisis es una pseudociencia que fue fundada a finales del siglo XIX (alrededor
de 1896) por el neurólogo austríaco Sigmund Freud, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX.
Esta teoría trata de explicar las fuerzas inconscientes que motivan al comportamiento humano, es decir,
aquellos conflictos internos que aparecen durante la niñez y que afectan, a posteriori, a los comportamientos
y emociones del individuo. En el Psicoanálisis la sexualidad es la base del desarrollo de las personas.
Con la Teoría Psicoanalítica, Sigmund Freud quería demostrar que la mayor parte de actividades
que realiza el ser humano son inconscientes, dejando un pequeño porcentaje para otras que las realizamos
conscientemente. La mayoría de ellas provienen desde la niñez, que se desarrollan a lo largo de nuestras vidas.
Es por ello, que los conflictos que surgen desde pequeños se deben ir paliando poco a poco y enseñando para
que no influyan, a posteriori, en nuestra vida adulta.
La teoría psicoanalítica trata de explicar el por qué los individuos actúan de una manera u otra, dependiendo
del contexto en el que se encuentren. La teoría psicoanalítica basa su información en tres fuentes de
información: la observación directa, los recuerdos infantiles y las interpretaciones. Sin embargo, la
observación no era suficiente pues chocaba con la actitud que los adultos tenían respecto a la sexualidad
infantil. El niño de la teoría psicoanalítica era una elaboración teórica basada en las interpretaciones que hace
el psicoanalista de los recuerdos infantiles; es reconstrucción más que construcción, lo que plantea problemas
de validez.
Podemos establecer algunas tendencias generales en la evolución del individuo tal y como lo concibió
Freud:
-La sucesión de las fases del desarrollo de la sexualidad tiene una base biológica, pero existen múltiples
maneras de resolver los conflictos presentes, tanto las pulsiones del Yo (autoconservación) como diferentes
factores externos pueden jugar un papel decisivo.
-Estas fases son cualitativamente diferentes, es decir, no presentan semejanza alguna.
La evolución normal puede dar lugar a desvíos, dominados por dos mecanismos fundamentales, por un lado
la fijación de la libido en fases u objetos anteriores en el desarrollo, y por otro la regresión o tendencia a volver
a las fases no superadas.
-Los conflictos entre las pulsiones y el Yo constituyen un factor dinámico de gran importancia tanto en el
desarrollo normal como en las desviaciones patológicas; es la manera de resolverlos lo que determina una u
otra dirección.
-El proceso de individuación es una larga evolución que va desde una indiferenciación primitiva, en la que no
hay represión diferenciada ni separación entre acción y percepción (narcisismo primario), a un estado de
diferenciación progresiva (narcisismo secundario) que desemboca en la elección objetal.
Además, en la concepción del desarrollo de la teoría psicoanalítica hay dos conceptos que juegan
un papel central: la represión y el conflicto psíquico. La represión es el proceso que tiene lugar cuando una
pulsión (de naturaleza sexual o agresiva) se enfrenta a resistencias del individuo que la privan de su
satisfacción por considerarla peligrosa. Esta pulsión, con sus aspectos emocionales, perceptivos y
representativos, permanece en el inconsciente y es olvidada. El proceso de oposición entre pulsión y
resistencias se traduce en un conflicto en el que interviene la conciencia. En el caso normal se resuelve el
conflicto cuando la pulsión es apartada y su energía eliminada, pero en otros casos el Yo reprime el conflicto
impidiéndole su realización, la emoción reprimida que acompaña la pulsión guarda su fuerza energética y el
Yo tiene que luchar de manera permanente contra ella; el elemento reprimido, que se ha vuelto inconsciente
puede buscar soluciones para su realización que darán lugar a los síntomas neuróticos.
La filosofía de Hegel.
Gran filósofo idealista y dialéctico alemán.
Según el sistema del idealismo objetivo (o absoluto) de Hegel, el fundamento del mundo es una cierta “Idea
absoluta” objetiva que existe antes de la aparición de la Naturaleza y del hombre. La “idea absoluta”, por su
naturaleza, es un principio activo: sin embargo, su actividad sólo puede ser expresada en el raciocinio, en el
autoconocimiento. La naturaleza dialéctica de la idea constituye el impulso hacia su actividad, a su
autoconocimiento. La “idea absoluta” es en sí misma contradictoria, se mueve y cambia, se niega y se
transforma en su contrario. En el proceso de su autodesarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa tres
etapas fundamentales. La primera es la lógica, cuando la “idea absoluta” actúa todavía en su existencia
“premundial”, de “pre-naturaleza” en el “elemento del raciocinio puro”. En esta fase, la “idea absoluta” se
manifiesta como un sistema de conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la segunda etapa,
la “idea absoluta” se transforma en Naturaleza, que es el “otro ser de la idea absoluta”. La Naturaleza según
Hegel, no se desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el espacio. El grado superior del
autodesarrollo de la idea es el “espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega la Naturaleza
y vuelve a sí misma; su desarrollo se efectúa de nuevo en el terreno del raciocinio, pero ya del raciocinio
humano. En esta etapa incluye Hegel el grado de la conciencia individual, el de la conciencia social y el grado
máximo cuando la idea en forma de religión, de arte y filosofía llega al final de su autoconocimiento. Hegel
estima que la filosofía es una “ciencia absoluta” y considera a su propia filosofía como el grado definitivo del
autodesarrollo de la idea. Tal es el sistema filosófico idealista de Hegel. Lo valioso en la filosofía idealista
hegeliana es el método dialéctico que la impregna; la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de
contradicciones dialécticas, que en el desarrollo se efectúa el tránsito de los cambios cuantitativos a cambios
cualitativos, que la verdad es concreta, que el proceso de desarrollo de la sociedad humana se realiza de
acuerdo a leyes y no en virtud del arbitrio del individuo. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada
de su sistema idealista, sino íntimamente ligada con él. De aquí nació en la filosofía hegeliana una profunda
contradicción entre el método y el sistema que la desgarraba. Mientras que su método dialéctico afirmaba que
el proceso del desarrollo del conocimiento es infinito, su sistema idealista llevó a Hegel a declarar su filosofía
como el final de todo desarrollo y como la verdad, definitiva, acabada de una vez para siempre. El método
dialéctico afirmaba que todo se desarrolla de manera dialéctica, y el sistema representaba la Naturaleza como
la negación de la dialéctica. Hegel fue el ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX,
progresista por las tareas que ante ella se habían planteado, pero pusilánime e inconsecuente, buscando el
compromiso con el feudalismo. En gran parte debido a eso, no obstante su genial dialéctica, Hegel declaró la
monarquía feudal prusiana como la última y superior etapa del desarrollo de la sociedad humana. La dialéctica
hegeliana, a consecuencia de su carácter idealista, está por mucho, desfigurada, mutilada, cubierta de una
corteza idealista, del “hegelianismo”. Marx y Engels, al crear su doctrina filosófica, el materialismo dialéctico,
no tomaron la dialéctica hegeliana tal como fue creada por Hegel, sino que la reelaboraron, poniéndola del
todo “sobre los pies”. “Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, con frecuencia, a
Hegel, como al filósofo que formuló los rasgos fundamentales de la dialéctica. Pero esto no quiere decir que
la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la dialéctica hegeliana. En realidad Marx y Engels sólo tomaron
de la dialéctica de Hegel su ‘médula racional’, desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la
dialéctica para darle una forma científica actual. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo es
fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, su reverso. Para Hegel, el
proceso del pensamiento al que él convierte bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo
(creador) de la realidad y ésta, la simple forma externa en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es, por el
contrario, más que lo material traducido y transpuesto a la cabeza del hombre”. Las obras principales de Hegel
son: Fenomenología del Espíritu, 1807; Ciencia de la Lógica, 1812-1816; Enciclopedia de ciencias filosóficas;
Lógica; Filosofía de la Naturaleza; Filosofía del Espíritu, 1817; Líneas fundamentales de la Filosofía del
Derecho o Derecho Natural y Ciencia del Estado, 1821. Ediciones póstumas: Lecciones sobre Historia de la
Filosofía, 1833-1836; Lecciones sobre Filosofía de la Historia, 1837; Lecciones sobre Estética”, 1836-1838.
Diccionario filosófico marxista · 1946:130-131
Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831)
Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Conforme al sistema del idealismo de Hegel, la causa del mundo
es una cierta “idea absoluta”, objetiva, existente hasta la aparición de la naturaleza y del hombre. Por su
naturaleza, la “idea absoluta” es un principio activo, pero su actividad sólo puede manifestarse en el
pensamiento, en el autoconocimiento. El impulso de la idea a la actividad, el autoconocimiento, lo da su
naturaleza dialéctica. La “idea absoluta” es, en sí, contradictoria; se mueve y cambia, se niega a sí misma y
pasa a su contrario.
En el proceso de su auto-desarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa por tres etapas fundamentales. La
primera etapa del desarrollo de la “idea absoluta” es la lógica, cuando la “idea absoluta”, aún actúa en su
existencia “anterior al mundo y a la naturaleza”, como “elemento del pensamiento puro”. En este estado, la
“idea absoluta” aparece como un sistema de conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la
segunda etapa, la “idea absoluta” se convierte en naturaleza, la que viene a ser como la otra vida de la “idea
absoluta”. La naturaleza, según Hegel, no se desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el
espacio. El grado superior del autodesarrollo de la idea es el “espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea
absoluta” niega la naturaleza y retorna a sí propia, su desarrollo originase, de nuevo, en el dominio del
pensamiento, pero ya del pensamiento humano. A esta etapa es que Hegel atribuye el grado de la conciencia
individual, el grado de la conciencia social y el grado máximo, en que la idea, bajo forma de religión, arte y
filosofía, llega al fin de su auto-conocimiento. Hegel declara la filosofía como el grado final del auto-desarrollo
de la idea.

Tal el sistema idealista filosófico de Hegel. Lo valioso de la filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico
que la compenetra: la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de contradicciones dialécticas; que
en el desarrollo se origina la transición de los cambios cuantitativos a los cualitativos; que la verdad es
concreta; que el proceso del desarrollo de la sociedad humana, se realiza con sujeción a leyes, y no por la
fuerza del arbitrio “de las personalidades”. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de su sistema
idealista, sino estrechamente ligado a él. De ahí que en la filosofía hegeliana surge una profunda contradicción
entre el método y el sistema, que la desgarra. El método dialéctico afirma que el proceso de desarrollo del
conocimiento es infinito; en cambio, el sistema idealista lleva a Hegel a declarar su filosofía como el fin de
todo desarrollo y como la verdad final, acabada de una vez para siempre. El método dialéctico afirma que todo
se desarrolla dialécticamente; en cambio, el sistema idealista imagina la naturaleza como negación de la
dialéctica.
Hegel fue un ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista frente a los problemas
que tenía ante sí pero pusilámine e inconsecuente. En gran medida, por tal causa, Hegel, dialéctico genial, se
humillaba temerosamente ante la monarquía feudal prusiana y la declaraba como etapa última y superior del
desarrollo de la sociedad humana, a pesar de toda su dialéctica. La dialéctica hegeliana, por su vinculación
con el idealismo, está muy desnaturalizada, desfigurada, recubierta de corteza idealista, de “hegelianismo”.
Marx y Engels, al fundar su doctrina filosófica –el materialismo dialéctico–, no podían tomar la dialéctica
hegeliana tal cual está, en Hegel mismo, sino que reelaboraron, colocándose “sobre sus pies”. Caracterizando
su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, de ordinario, a Hegel como el filósofo que formuló los rasgos
fundamentales de la dialéctica. Esto no significa, sin embargo, que la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica
a la de Hegel. En realidad, Marx y Engels tomaron de la dialéctica de Hegel sólo su “grano racional”,
desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica hacia adelante, a fin de darle un aspecto
científico moderno. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo difiere del hegeliano en su fundamento, sino
que es su directa oposición. Para Hegel, el proceso del pensamiento –que él hasta convierte, bajo nombre de
idea, en sujeto independiente–, es un demiurgo (creador) de lo real, lo que sólo constituye su manifestación
exterior. Para mí, por el contrario, lo ideal no es otra cosa que lo material trasladado a la cabeza humana y en
ella transformado” (Curso de historia).

Las principales obras de Hegel son: “Fenomenología del espíritu” (1807), “Ciencia de la Lógica” (1812-1816),
“Lecciones de Historia de la Filosofía” (1833-1836), “Enciclopedia de las ciencias filosóficas”, “Pequeña
lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu” (1817), “Filosofía del derecho” (1821), “Filosofía
de la Historia” (1837), “Estética” (1836-1838).
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:42-44

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)


Gran filósofo alemán que desempeñó un papel considerable en la elaboración de la teoría dialéctica del
desarrollo. Su filosofía era idealista. De acuerdo con su idealismo “objetivo” (o absoluto), cierta “Idea
absoluta” mística preexistente al margen de la naturaleza y del hombre, constituye el fundamento del mundo.
Por su esencia, es un principio activo, pero su actividad no puede expresarse sino en el pensamiento, en el
conocimiento de sí. La “Idea absoluta” implica contradicciones internas; se mueve y cambia, transformándose
en su contrario. En el curso de su desarrollo dialéctico, la “Idea” pasa por tres fases principales. La primera es
la fase lógica, anterior al mundo, donde la “Idea absoluta” opera todavía en el “elemento del pensamiento
puro”. La “Idea absoluta” se manifiesta entonces como un sistema de conceptos y categorías lógicas, como un
sistema de lógica. Esta parte de la filosofía se halla expuesta en la Ciencia de la lógica. En la segunda fase, la
“Idea” sufre una metamorfosis, convirtiéndose en la naturaleza, que es la “encarnación de la Idea absoluta”.
Hegel expone esta teoría en su Filosofía de la naturaleza. La naturaleza no se desarrolla en el tiempo sino
únicamente en el espacio. En su Filosofía del Espíritu, Hegel revela la fase superior, la tercera de la evolución
de la Idea: la del “Espíritu absoluto”. La “Idea absoluta” niega entonces la naturaleza y vuelve a ser ella misma,
y de nuevo el devenir se prosigue en el dominio del pensamiento humano. Con esta fase Hegel relaciona la
etapa de la conciencia individual, la de la conciencia social, y por fin, la etapa suprema en que la Idea, bajo
forma de religión, de arte y de filosofía, llega al término del conocimiento de sí. Hegel hace de la filosofía el
“conocimiento absoluto”. Considera su propia filosofía como el apogeo del desarrollo de la “idea”. Tal es,
brevemente esbozado, el sistema filosófico idealista de Hegel. El “Absoluto”, el “Espíritu absoluto”, o la “Idea
absoluta” de Hegel no es otra cosa que una nueva definición de Dios. Hegel desliga la conciencia humana de
la naturaleza, la personifica, la deifica y le hace engendrar, al desarrollarse, la naturaleza, la sociedad, el
hombre, &c. En realidad no hay ni puede haber Idea con existencia independiente del hombre, del cerebro
humano. Lo que evoluciona es la naturaleza, la sociedad; y el desarrollo de la Idea no es sino el desarrollo de
la realidad objetiva. Así todo el fundamento de la filosofía de Hegel es erróneo, anticientífico.
Lo más precioso en la filosofía idealista de Hegel, es su método dialéctico, el desarrollo tiene por origen la
lucha de contrarios que se efectúa por medio del tránsito de los cambios cuantitativos a los cambios
cualitativos; la verdad es concreta, &c. Lenin consideraba la dialéctica de Hegel como una gran adquisición
de la filosofía alemana. Gracias a la dialéctica, la filosofía de Hegel, de igual modo que la de los demás
filósofos alemanes de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, se convirtió en una de las fuentes teóricas
del marxismo. Lo típico en la filosofía hegeliana, es la contradicción profunda entre su método dialéctico y su
sistema metafísico. El método dialéctico afirma que el proceso del conocimiento es infinito, mientras Hegel
proclama que su filosofía es el término de todo desarrollo, constituye una verdad definitiva. El método
dialéctico parte del punto de vista de que todo cambia y evoluciona; mientras que el sistema metafísico
representa a la naturaleza como algo rígido, inmutable, dado de una vez por todas. De acuerdo con la dialéctica,
la sociedad no se detiene jamás en su progreso; Hegel por su parte, haciendo abandono de la dialéctica,
preconiza un compromiso entre el feudalismo agonizante y el capitalismo naciente, y proclama que la
monarquía feudal prusiana, con ligeras reformas constitucionales, constituye el término supremo del desarrollo
social.
La dialéctica de Hegel está vuelta hacia el pasado y no hacia el presente y el porvenir. Hegel temía extraer las
conclusiones de su propia doctrina, según la cual la contradicción constituye el motor del devenir. En él, la
lucha de los contrarios no alcanza su coronamiento lógico, no llega hasta la victoria de lo nuevo, de lo
progresivo, sobre lo viejo, lo caduco. Hegel neutraliza, concilia los contrarios, ingeniándose en esfumar la
lucha aguda que se desarrolla en el seno de la sociedad dividida en clases antagónicas.
Los fundadores del materialismo dialéctico, Marx y Engels, no podían adoptar la dialéctica de Hegel tal cual
se presentaba, sino que la modificaron desde el punto de vista materialista y la colocaron sobre sus pies. De
ella sólo utilizaron su médula racional: la teoría del desarrollo y del cambio, del pasaje de los cambios
cuantitativos a los cambios cualitativos, &c., después de haber desechado su corteza idealista. Marx y Engels
crearon un nuevo método dialéctico inconmovible de la filosofía materialista. Marx escribía: “Mi método
dialéctico no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo su
reverso. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto
con vida propia, es el demiurgo de lo real, y éste la simple forma exterior en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal
no es por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del Hombre” (Marx, El capital,
Lib. I).
Las concepciones sociales y políticas de Hegel señalan una reacción aristocrática frente a la Revolución
Francesa. Aunque reconocía la necesidad de modernizar en el sentido burgués las relaciones feudales caducas,
Hegel no deseaba un cambio radical del régimen feudal en Alemania. “Hegel”, escribía Marx, “quiere un
sistema de casta medieval, pero en el sentido moderno de un Poder Legislativo, y quiere un Poder Legislativo
moderno, pero en la envoltura de un sistema de casta medieval. Lo que es un sincretismo de la peor especie”
(Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Hegel hablaba con odio y desprecio de las masas populares a las que
consideraba como una fuerza ciega. Exaltaba a Alemania, encarnación del “espíritu del mundo nuevo”; a los
pueblos eslavos les asignaba el papel de pueblos “no históricos”; hacía de la guerra un fenómeno eterno,
necesario a la vida de la sociedad, &c. Los fascistas alemanes explotaron estas concepciones reaccionarias de
Hegel para su propaganda en favor del racismo y de la hegemonía de Alemania.
Los clásicos del marxismo sometieron a una crítica aguda la filosofía idealista de Hegel. Marx y Engels
utilizaron con espíritu crítico los elementos preciosos de su método dialéctico y crearon y desarrollaron el
materialismo dialéctico e histórico, única filosofía científica. En 1944, el Comité Central del Partido
Comunista de la Unión Soviética condenó severamente las insuficiencias y los errores del tercer tomo de la
Historia de la Filosofía en el que se diluía la diferencia radical entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica
marxista, diferencia que expresa la oposición entre la concepción del mundo burguesa y la concepción del
mundo proletaria. El Comité Central condenó la manera no crítica de exponer la filosofía hegeliana en general.
Obras principales de Hegel: Fenomenología del espíritu (1807), Ciencia de la Lógica (1812-1816),
Enciclopedia de las ciencias filosóficas (“Lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu”)
(1817), Filosofía del derecho (1821). Publicaciones póstumas: Lecciones sobre la historia de la Filosofía
(1833-1836), Filosofía de la historia (1837), Lecciones sobre estética o filosofía del arte (1836-1838).
Diccionario filosófico abreviado · 1959:225-228
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)
Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía clásica alemana. En su juventud se distingue
por sus ideas radicales, saludó la Revolución Francesa, se alzó contra el régimen feudal de la monarquía
prusiana. La reacción que siguió al Congreso de Viena hizo sentir su influjo sobre el propio Hegel. A partir de
1818 fue profesor de la Universidad de Berlín y el representante y hasta el creador de la filosofía oficial de la
Prusia monárquica. En la filosofía hegeliana se reflejaron de manera peculiar el carácter contradictorio que
ofrecía el desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la naturaleza dual de la burguesía
alemana, de la que Hegel fue ideólogo. Así se explica, por una parte, que la filosofía de Hegel presente
tendencias progresivas e incluso revolucionarias, como reflejo de los procesos revolucionarios de Europa, y
que por otra parte, se den en ella ideas conservadoras y reaccionarias que traducen la inconsecuencia y la
cobardía de la burguesía alemana, su disposición para establecer compromisos con la nobleza reaccionaria.
Esa dualidad late en todas las obras de Hegel, incluida su Fenomenología del espíritu (1807), denominada por
Marx “la verdadera cuna y el secreto de la filosofía hegeliana”. En dicha obra se examina la evolución del
espíritu humano desde sus primeros destellos hasta el dominio consciente de la ciencia y del método científico
(fenomenología: doctrina sobre los fenómenos de la conciencia en su desarrollo histórico). Engels calificó la
Fenomenología del espíritu como especie de embriología y paleontología del espíritu humano y veía en ella el
nacimiento del historicismo, tan característico de Hegel. Analizando en dicha obra la categoría de alienación,
Hegel, aunque en forma idealista, “capta la esencia del trabajo”, ve al hombre y su historia como “resultado
de su propio trabajo” (Marx), formula principios importantísimos de la dialéctica. Hegel fundamenta en este
lugar la tesis, básica en él, acerca de la identidad entre el pensamiento y el ser, acerca de la idea absoluta que
se autodesarrolla como base y esencia de todo el mundo. En forma desarrollada, el contenido del sistema del
idealismo absoluto (objetivo) (expuesto de manera resumida en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas,
1817), consiste en lo siguiente: En la base de todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad se encuentra
lo absoluto, el principio espiritual y racional, la “idea absoluta”, la “razón universal” o “espíritu universal”.
Este principio es activo, con la particularidad de que su actividad estriba en el pensamiento, o, dicho con más
precisión, en el autoconocimiento. En su desarrollo, la idea absoluta pasa por tres etapas: 1) el desarrollo de la
idea en su propio seno, en el “elemento del pensamiento puro”: la Lógica, en la cual la idea revela su contenido
en el sistema de categorías lógicas que se hallan relacionadas entre sí y pasan de una a otra; 2) el desarrollo de
la idea en forma de “ser-otro”, es decir, bajo la forma de naturaleza: Filosofía dl la naturaleza; la naturaleza
no se desarrolla, sirve sólo como manifestación externa del autodesarrollo de las categorías lógicas que
constituyen su esencia espiritual; 3) el desarrollo de la idea en el pensamiento y en la historia (en el “espíritu”):
Filosofía del espíritu. En esta etapa, la idea absoluta retorna a sí misma y llega a la comprensión de su contenido
en las diversas especies de conciencia y de actividad humanas. Según Hegel, en su propio sistema encuentra
su culminación el proceso de autodesarrollo de la idea absoluta y, con ello, su autoconocimiento. La
adquisición más valiosa de su filosofía fue la dialéctica, cuya exposición más completa figura en La ciencia
de la lógica (1812-1816). En esta obra, formuló Hegel la ley concerniente a la transformación de los cambios
cuantitativos en cualitativos, dio una sólida base a la doctrina de las contradicciones como principio motor de
todo desarrollo, a la ley de la “negación de la negación”, a la dialéctica de la forma y del contenido, del todo
y la parte; analizó las categorías de realidad, necesidad y casualidad, y muchas otras; criticó el dualismo
kantiano de la “cosa en sí” y el fenómeno, &c. Sin embargo, la dialéctica hegeliana se encontraba en
inconciliable contradicción con su filosofía idealista. El idealismo de la filosofía de Hegel así como la
limitación burguesa de éste, le llevaron a traicionar directamente sus propias ideas dialécticas (admisión de
que el desarrollo del mundo y del conocimiento había llegado a su cima, mistificación de la dialéctica,
aplicación del principio de desarrollo exclusivamente a los fenómenos ideales, esquematismo y artificiosidad
en el desarrollo de las categorías lógicas), a la falta de capacidad o de deseos en lo tocante a inferir de la
dialéctica conclusiones sociales consecuentes, a conciliar con lo existente y a justificarlo (reconocimiento de
la monarquía prusiana como cima de la evolución social), a mantener prejuicios nacionalistas, &c. La filosofía
de Hegel desempeñó un gran papel en la formación del marxismo, que salvó de ella lo más valioso, la
dialéctica, después de reelaborarla y convertirla en una rigurosa doctrina científica sobre el desarrollo de la
naturaleza, de la sociedad y del pensar. El marxismo tiene en muy elevada estima la lucha del filósofo alemán
contra el agnosticismo, su historicismo, su fe en la fuerza y capacidad de la razón humana, su doctrina lógica,
en la cual Hegel supo adivinar los nexos entre el mundo real e importantes leyes del conocimiento. Obras:
Filosofía del derecho (1821), Lecciones sobre historia de la filosofía (1833-1836), Lecciones sobre estética
(1835-1838), Lecciones sobre filosofía de la historia (1837).
Diccionario filosófico · 1965:210-211
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)
Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía clásica alemana. Desde 1801 era profesor de
la Universidad de Jena, y desde 1818, de Berlín. El joven Hegel se distinguía por un modo radical de pensar,
aplaudió la revolución francesa e impugnaba el orden feudal de la monarquía prusiana. En general, la filosofía
de Hegel reflejó de modo original el carácter contradictorio del desarrollo de Alemania en vísperas de la
revolución burguesa y la doble naturaleza de la burguesía alemana, cuyo ideólogo era. De ahí, por una parte,
las tendencias progresistas y hasta revolucionarias de su filosofía como expresión de los preparativos
ideológicos para la revolución burguesa en Alemania y, por la otra, las ideas conservadoras y reaccionarias
como resultado de la inconsecuencia y la cobardía de la burguesía alemana y su inclinación a los compromisos
con los terratenientes reaccionarios. Esta dualidad se expresó en todas las obras de Hegel. En la Fenomenología
del espíritu (1807) se estudia la evolución de la conciencia humana desde sus primeros gérmenes hasta la
asimilación consciente de la ciencia y la metodología científica (la fenomenología es la doctrina sobre los
fenómenos del conocimiento, tal como se desarrollan históricamente). Al analizar la categoría enajenación,
Hegel capta, aunque en forma idealista, la esencia del trabajo, es decir, muchos aspectos importantes de la
actividad material del hombre, examinando a éste último y su historia como resultado de su propio trabajo y,
por consiguiente, adivina algunas regularidades reales de la historia. La tesis de partida de la filosofía de Hegel
es la identidad del ser y el pensamiento, o sea, la comprensión del mundo real como manifestación de la idea,
concepto, espíritu. Hegel consideraba esta identidad como el proceso de evolución histórica del
autoconocimiento de la Idea Absoluta. En forma desarrollada, el contenido del sistema del idealismo objetivo
de Hegel (expuesto concisamente en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, 1817) consiste en lo siguiente.
Todos los fenómenos de la naturaleza y la sociedad se asientan en lo absoluto, en el principio espiritual y
racional: “Idea Absoluta”, “Razón Mundial” o “Espíritu Mundial”. Este principio es activo, y su actividad se
expresa en el pensamiento, mejor dicho, en el autoconocimiento. En su desarrollo, la Idea Absoluta atraviesa
tres etapas: 1) el desarrollo de la idea en su propio seno, en el “elemento del pensamiento puro” –Lógica–,
donde la idea pone de manifiesto su contenido en un sistema de categorías lógicas interconectadas, que se
transforman unas en otras; 2) el desarrollo de la idea en forma de “otro ser”, es decir, en forma de naturaleza
–Filosofía de la Naturaleza–; esta última no se desarrolla, sino tan sólo constituye una manifestación externa
del autodesarrollo de las categorías lógicas que constituyen su esencia espiritual; 3) el desarrollo de la idea en
el pensamiento y la historia (en el “Espíritu”): Filosofía del Espíritu. En esta etapa, la Idea Absoluta retorna a
sí misma y conoce su contenido en las diversas variedades de la conciencia y actividad humanas. El principio
idealista de la identidad del pensamiento y el ser sirve, sin embargo, para fundamentar la unidad de las leyes
del mundo exterior y el pensamiento; está enfilado contra el agnosticismo de Kant. Una valiosísima
adquisición de la filosofía de Hegel fue la dialéctica, expuesta con particular plenitud en la Ciencia de la lógica
(1812-16). En esta obra, Hegel ofrece un análisis de las leyes y categorías más importantes de la dialéctica,
fundamenta la tesis sobre la unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento y crea, por vez
primera en la historia del pensamiento, un amplio sistema de la lógica dialéctica. Hegel hizo un excepcional
aporte a la teoría del conocimiento; tiene gran importancia, en particular, su profunda crítica de la
contemplatividad y el dualismo kantiano de las “cosas en sí” y de los fenómenos. Revisten gran interés también
tales obras de Hegel como Filosofía del derecho (1821), Lecciones sobre la historia de la filosofía (1833-36),
Lecciones sobre estética (1835-38) y Lecciones sobre la filosofía de la historia (1837). Analizando a fondo los
problemas de la ciencia, Hegel dejó una profunda huella en todas las esferas de la filosofía. Pero su dialéctica
tenía una envoltura mística. El idealismo de la filosofía de Hegel, así como su estrechez burguesa, contradecían
sus propias ideas dialécticas: dicho idealismo consistía en el reconocimiento del carácter acabado del
desarrollo del mundo y el conocimiento, la mistificación de la dialéctica, la extensión del principio del
desarrollo sólo a los fenómenos ideales, el esquematismo y la artificialidad en el desarrollo de una serie de
categorías lógicas, el enclaustramiento del sistema de éstas últimas, la incapacidad y falta de deseo de sacar
conclusiones sociales consecuentes de la dialéctica, la conciliación con lo existente y su justificación, el
reconocimiento de la monarquía prusiana como cima del desarrollo social, los prejuicios nacionalistas, &c. La
filosofía de Hegel desempeñó un gran papel en la formación del marxismo, que tomó lo más valioso de ella –
la dialéctica–, transformándola en una doctrina rigurosamente científica del desarrollo de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento. El marxismo valora altamente la lucha del filósofo alemán contra el agnosticismo;
su historicismo, su fe en las fuerzas y en la capacidad de la razón humana y su doctrina lógica, en la que supo
adivinar las conexiones del mundo real e importantes regularidades de la actividad teórica y práctica.
Diccionario de filosofía · 1984:202-203

ENFOQUES METODOLÓGICOS USUALES.


Las teorías políticas normativas se ubican en un ámbito de fuerte vocación filosófica, en un área intermedia
entre la Ciencia Política y la Filosofía Política.
De la primera conservan el fuerte impulso de "entender" y de "comprender" la realidad basándose en ella
misma, vale decir, en el contenido empírico de las observaciones.
De la segunda conservan la vocación de conceptualización omniabarcativa y de evaluación axiológica en
términos perdurables. Hay observación sistemática y acumulación y procesamiento de datos empíricos, y
hay también análisis racional y deductivo. Cabe destacar el frecuente uso del método filosófico dialéctico, en
las distintas formas en que fue empleado por Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Hegel, Marx.

El Estudio de la Historia de la Teoría Política PDF


Si existe una ciencia política, ¿para qué hace falta una teoría o filosofía política?
Expliquemos ahora la relación entre el filósofo político y el analista político.
Los primeros pensadores que hicieron de la política el objeto de su estudio se plantearon problemas. El
enfoque filosófico.
La filosofía es una manera sistemática y coherente de teorizar sobre cuestiones fundamentales. Los teóricos
políticos. ¿Por qué estudiar todas estas teorías políticas del pasado? Los instrumentos básicos con que cuenta
el teórico político.
Toda teoría política tiene una estructura temática o sub-teorías.
Evaluando una filosofía política ¿Cómo decidir si una teoría es mejor que otra?

Para esta parte de estudio tener en cuenta Trabajo Evaluativo T. Política 1ra parte.
Pensamiento Político Antiguo. Conocer el pensamiento político de las culturas griega y romana. El método
del pensamiento antiguo.
La ciudad- Estado (polis). Organización y características. Los Sofistas. Sócrates.
Platón: tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y "Las Leyes". ¿que decía el autor en cada uno
de sus trabajos?
Aristóteles: Obras más destacadas. Clasificación de las formas de gobierno según su pensamiento. El fin del
Estado.
Roma: Cultura y su organización respecto de pensamiento político. Las instituciones, transformaciones e
incidencias en la cultura institucional de Occidente. Principales aportaciones de Polibio y Cicerón.

Pensamiento Político de la Edad Media. Para su estudio se divide a la Edad Media en tres periodos. En
cuanto a gobierno y Estado.
Los llamados padres de la iglesia. San Agustín y Santo Tomas de Aquino.
Pensamiento político del renacimiento. Los cambios socio-políticos del renacimiento.
La crisis religiosa. La reforma y contrarreforma. Lutero. Calvino. Loyola.
Hacia el surgimiento de la teoría política. El origen de la teoría política como disciplina independiente.
Maquiavelo.
PENSAMIENTO POLÍTICO ANTIGUO
OBJETIVO: Conocer el pensamiento político de las culturas griega y romana.
Grecia y Roma fueron, junto con Egipto, las primeras organizaciones humanas que logran
consolidar un Estado fuerte y con una ideología y nacionalismos propios, que no desaparecen con el fin
de estado griego y romano.
En la historia de las ideas se distinguen tres etapas fundamentales: la clásica que abarca en occidente la
producción de la antigüedad Grecia, Roma y Edad Media; la etapa de modernidad que contempla los siglos
XV al XVIII y la contemporánea que se origina a partir del siglo XVIII.
La filosofía política de los griegos o también llamada teorías políticas clásicas antiguas, abarcan tanto la
antigua Roma como la Edad Media debido a que el pensamiento político mantiene cierta continuidad y
no se presenta una ruptura significativa entre el mundo greco-romano y el medieval, y se detecta en estos
escritos una clara tendencia a estudios basados en la moral, la virtud y la ética,, y parten de la premisa de
que el ser humano es noble, en este sentido la política se entiende como una búsqueda de la seguridad de una
vida buena, en libertad y virtud.
GRECIA
Objetivo: Explicar la cultura griega y su pensamiento político
La Grecia antigua se ubicó históricamente entre el 776. Y el 146 acá, año en el que se considera es
absorbida por el imperio romano. Gracias a la cantidad de eruditos griegos, se conocen datos sobre la vida
en este Estado. Las obras de historiadores y escritores políticos como Heridito, Tucídides, Jenofonte,
Demóstenes, Platón y Aristóteles, la mayoría de ellos de origen ateniense, permiten conocer la organización
política y social de este Estado.
Conjuntamente con Egipto y Roma, Grecia es considerada como una de las primeras sociedades en las
que surgió un Estado como institución fuerte, autónoma y con fines específicos. Sin embargo, es
importante mencionar una particularidad de Grecia antigua, si bien se le conoció como un Estado por contener
territorio, gobierno, poblaciones y soberanía, internamente las ciudades griegas estaban organizadas en
varios centenares de ciudades-estado (polis).
La ciudad- Estado (polis) era la denominación otorgada a una ciudad que integra por sí misma un
Estado, con un exiguo territorio circundante. Cada ciudad, junto con la región inmediata, formaba un
Estado políticamente independiente de los demás, aunque se reconocían vínculos culturales comunes
entre todos los griegos. El centro político-administrativo-social de la polis era la Acrópolis, donde se
encontraba el templo, el ágora y los edificios civiles. El ágora era la plaza pública y mercado permanente.
Rodeaba a la ciudad un anillo rural, en donde se cultivaba lo necesario para la supervivencia de la polis.
CONCEPTO DE POLIS O CIUDAD-ESTADO
Aparecieron alrededor del siglo VIII a. C. Las polis son una de las características que mejor definen la
civilización griega porque representaban el centro político, cultural y ciudadano de la sociedad griega.
Cada una de estas ciudades-Estado se consideraba como una especie de nación separada e independiente y
denominaba «extranjeros» a los habitantes de las demás polis.
A pesar de esta autonomía y de que luchaban hasta la muerte por su libertad e independencia, todas se
consideraban parte de una misma civilización. Este sentimiento estaba basado en una lengua y una religión
común, una tradición legendaria y grandes creaciones culturales en los campos del arte, literatura, ciencia y
filosofía.
Paradójicamente la hostilidad entre polis fue la que desencadenó la Guerra del Peloponeso, conflicto que
permitió la conquista de Grecia por Filipo II, rey de Macedonia y la unificación política y la supresión de la
autonomía de las polis llevada a cabo por su hijo Alejandro Magno.
CARACTERÍSTICAS COMUNES
Todas las polis, independientemente de la época o lugar, presentan elementos comunes:
- Extensión territorial reducida, con un núcleo urbano en el que se situaba el centro político, administrativo,
comercial y religioso y un pequeño territorio rural para pastos y cultivos. Su extensión media solía ser de 80-
90 km2 con alrededor de 3.000-5.000 habitantes lo que permitía que se conocieran todos entre sí. Las únicas
polis que consiguieron dominar extensiones considerables fueron Atenas y Esparta, las dos grandes potencias
del mundo heleno.
- Independencia económica. Cada polis producía lo suficiente para alimentar a su población.
- Independencia política. Las polis eran libres, no estaban sometidas a otra ciudad ni a ningún poder
extranjero.
- Estructura social formada por ciudadanos (con derechos) y esclavos (sin derechos).
- Gran espíritu cívico, respeto por la ley e importante participación de los ciudadanos en los asuntos de la
comunidad.
- Leyenda fundacional y fiestas y tradiciones propias.
- Culto religioso común.
ESTRUCTURA DE LAS POLIS
Casi todas las polis compartían rasgos urbanísticos comunes:
- Acrópolis (o ciudad alta). Fortaleza o ciudadela fortificada que se construía aprovechando alguna elevación
del terreno como la cima de una colina y era el lugar donde se resguardaban, en caso de conflicto bélico, todos
los miembros de la comunidad (ciudadanos, artesanos, campesinos, mercaderes y esclavos) y donde se
construían los edificios políticos, económicos y religiosos de la polis. Algunas acrópolis se convirtieron en el
centro religioso de la ciudad como sucedió en Atenas.
- Ágora o plaza pública, constituía el centro neurálgico de la polis en el que se concentraban la actividad
comercial (mercado), cultural y pública. Era el lugar donde se reunían los ciudadanos. Solía ubicarse junto al
puerto en las ciudades marítimas. El ágora ateniense estaba situada frente a la entrada de la acrópolis.
- Muralla defensiva que rodeaba los principales barrios de la polis. Cuando el núcleo urbano era pequeño las
murallas no eran necesarias porque los habitantes podían resguardarse en la acrópolis, pero conforme la ciudad
crecía y se extendía surgía la necesidad de construir murallas. Algunas polis como Esparta nunca tuvieron
murallas. En caso de guerra los vencedores solían imponer a los vencidos la demolición de todas las murallas
y la prohibición de reconstruirlas.
Las polis compartían lengua, organización económica, política y social, pero eran por naturaleza fragmentadas
e independientes entre ellas. Las ciudad-polis más importantes fueron Atenas y Esparta, las cuales mantuvieron
la supremacía sobre otras ciudades-estado, a través de serie de alianzas o coerciones.
Una polis se auto gobernaba independientemente y en la mayoría de los casos sólo lo unía a las otras polis la
base organizativa de democracia. Es importante señalar que con esta fragmentación los griegos solucionaron
la unificación de las tres tribus que integraron Grecia (Jonios, Dorios y Eolios), pero crearon un estado débil
en cuanto a que las alianzas entre polis eran negociadas constantemente o se presentaban largas guerras entre
las mismas ciudades-estado por el predominio de territorios.
Además de esta fragmentación política de las polis, por los estudios sobre Esparta y Atenas, se identifican
como características del sistema político de Grecia la organización económica se basó en un modo de
producción esclavista, principalmente en el sector agrícola, aunque también era comúnmente ocupado para el
servicio personal, ya que sólo las familias más pobres carecían de esclavos domésticos. En realidad sólo la
política era una actividad propia y exclusiva del griego.
No se conoce a ciencia cierta el numero de esclavos empleados por Grecia, pero se puede tener una proporción
de esta cifra por la organización de Ática, ya que se calcula que una tercera parte de aproximadamente 300,000
habitantes era esclava. Para la mentalidad de la antigua Grecia, es factible que al menos existiera un esclavo
por cada griego, y por lo tanto, el esclavo que era considerado sujeto a la compra-venta, es decir, no contaba
con derechos civiles.
Otro número importante de habitantes lo conformaban los llamados metecos (extranjeros). Aún cuando era un
hombre libre al igual que el esclavo no tomaba parte de la vida política. Sólo los ciudadanos o miembros de la
polis tenían derecho a formar parte de la vida política, un privilegio que se obtenía sólo por nacimiento. Otra
de las características que subyace de la anterior es la existencia de una sociedad de rígidas clases sociales, en
donde los conquistadores del territorio o apátridas que ejercían el poder.
Para normar la vida de la polis existían una serie de instituciones políticas, cuya particularidad fue una forma
de organización no conocida hasta ese momento en la organización humana: la democracia.
Los griegos vivieron la primera forma de gobierno democrática de la que se tiene registro, ya que todo el
cuerpo de ciudadanos varones mayores de 20 años, formaban parte de la asamblea. Además los magistrados y
funcionarios de gobierno eran responsables ante el cuerpo de ciudadanos y estaban sometidos al control del
consejo de elección popular.
Ejemplificando, en Atenas la democracia era sustentada en el consejo de elección popular, con responsabilidad
ante la asamblea y los jurados independientes, y a la vez producto de la misma elección popular.

PLATÓN: Las bases del pensamiento platónico es sin duda la virtud, fin supremo de la existencia y a la vez
sinónimo de conocimiento. Platón aplicó tales principios en sus tres diálogos políticos: "La República", "El
Político" y "Las Leyes".
Su obra máxima es La República, libro que trata de varios temas, desde cuestiones de virtud, justicia, hasta
del Estado Ideal. De acuerdo con la virtud, coraje y sabiduría en el estado contiene tres clases: la de la
estructura económica del Estado que recae en la clase de los comerciantes, campesinos y artesanos; la de
seguridad, en la que se localizan los soldados, y la de los magistrados o encargados del liderazgo político,
encargados de gobernar la ciudad.
Todo indica que el objetivo del autor al escribir La República fue combatir las ideas políticas de los sofistas,
y criticar por su falta de virtud cívica a los gobernantes griegos de su tiempo, obra considerada como una
utopía del ideal político, demasiado abstracto. En este sentido, el estado ideal de la república es más una
negación de la fe política de la ciudad estado, “con su ideal de la libre ciudadanía y su esperanza de que cada
hombre, dentro del límite de sus facultades pueda ser coparticipe de los derechos y privilegios del estado”.

En su obra, “El Político" señala como mejor forma de gobierno el del "Rey-Filósofo", que gobierna de acuerdo
con las leyes, este filósofo consideraba el proceso educativo era el que determinaba la clase o status de la
persona. Los que completan todo el proceso educacional se convierten en reyes-filósofos, ya que son aquellos
cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman las
decisiones más sabias. La teoría del estado en la República concluyó con el concepto de justicia como el
vínculo que mantiene unida a una sociedad.

En su última obra, escrita en el ocaso de su vida, en "Las Leyes" Platón abandona la idea de alcanzar un ideal
metafísico y concluye diciendo que en este mundo imperfecto (donde los Reyes-Filósofos son muy escasos)
un Estado con división y separación de los poderes es lo mejor que puede realizarse. Por lo tanto concibió la
organización humana como imperfecta y propone un sistema legal para alcanzar los máximos resultados.

ARISTÓTELES (384-322 a.c.). Es considerado el más grande filósofo, es práctico, lógico y sistemático.
Entre sus obras destacan: Metafísica, del Alma, Ética a Nicómaco. Retórica y Política. Sus ideas básicas son:
el origen del estado en los esfuerzos del hombre por satisfacer las necesidades individuales, familiares y
comunitarias; el Estado como producto de una evolución desde la Familia, a través de la comunidad tribal,
hasta culminar en la ciudad autónoma, de la que Atenas es el ejemplo supremo. El pensamiento político
aristotélico fue elaborado con base en la observación de los hechos, con lo que la ciencia política paso a ser
empírica, aún no exclusivamente descriptiva. En la teoría de la Metafísica y el mismo sentido realista, permite
al autor construcciones filosóficas y una doctrina política vinculada al estudio de los valores morales. La idea
del bien social da un sentido a la ciencia política, como escuela del bien común.
Asimismo, fundamenta en sus obras Ética a Nicomáco la existencia de un orden natural, que será base del
derecho natura.
Clasificó las formas de gobierno en puras e impuras. Así, encuentra dentro de las formas puras de
gobierno:
La Monarquía: que es el gobierno de uno sólo.
La Aristocracia: que es el gobierno de una minoría conformada por hombres de bien.
La República: que es el gobierno de la mayoría
Y dentro de las formas impuras:
La Tiranía: que es la que tiene como fin el interés personal del monarca.
La Oligarquía: que es la que tiene como fin el bien personal de los ricos.
La Demagogia: que tiene como fin el bien particular de los pobres.
El fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de todos los asociados, sino también su
felicidad y su virtud, siendo ésta última la de mayor importancia dentro del Estado y garantía a la vez de que
la asociación política no se convierta en una alianza militar, ni la ley en una mera convención. Así, la ciudad
es la asociación del bienestar y de la virtud, para el bien de las familias y las diversas clases de habitantes, para
alcanzar una existencia que se baste a sí misma. En resumen, los grandes filósofos griegos aportaron al
pensamiento político antiguo la mayor parte de sus características. En primer lugar, el entendido de la filosofía
como la búsqueda de la verdad, la existencia de un dualismo platónico de dos mundos: ideal y material: el ser
y el saber; donde el ser era particular y el saber universal, general.
La concepción de que el bien máximo del hombre era la felicidad a medida de sus conocimientos y su
sabiduría, mismas que son demostradas a través de sus virtudes.
En política la concepción del hombre como un animal social de naturaleza política, el estado como una
organización humana con objetivos políticos, y la clasificación aristotélica de las formas de gobierno:
1) La monarquía, es decir, el gobierno de uno solo,
2) La aristocracia, que es el gobierno de los mejores y,
3) La democracia, el gobierno del pueblo.

ROMA
Roma, bajo la leyenda de Rómulo y Remo, fue fundada en 753 a.c. con una organización basada en la
monarquía etrusca45, dos siglos más tarde, aproximadamente en el 509 a.c. se integró como República.
Posteriormente, en el 27 a.c se integró como imperio. Sus primeros antecedentes fueron los de la ciudad-polis,
producto de los asentamientos en la confluencia del río Tibes y Vía Salaria de las tribus latinas, sabinas y
etruscas.
Al iniciar la era actual (siglo 0-1 d.c.), el Estado romano conquistó y dominó los territorios ocupados
hoy por Europa, Gran Bretaña, norte de África y parte de Asía. Su poderío militar al norte de Europa y
Europa oriental fue limitado por las condiciones atmosféricas de la región.
Como el resto del mundo conocido, el estado griego fue conquistado por Roma, pero las similitudes en la
cultura provocaron en realidad una integración que permitió a los etruscos heredar la filosofía política
aristotélica. Roma no sólo atrajo de los helénicos los avances en materia de arte, la literatura, la religión,
la filosofía, sino que aplicó y retomó todos los conocimientos en el campo de la Ciencia Política. Incluso
el primer filósofo político que otorga un pensamiento propio al Estado romano, fue el griego Polibio46, quien
vivió la adhesión de su ciudad-estado al imperio romano.
La organización socio-política de Roma estaba basada en la familia y el eje de esta: el padre o páter-familias
(patricios).
Del patriarcado del padre deviene el gene (agrupación de algunas familias del mismo tronco) y por los gentiles,
todos aquellos conceptos constituyeron el núcleo de las cívitas (ciudades). 10 gens constituían una curia, 10
curias constituían una tribu y 10 tribus constituían una civita.
La participación ciudadana en romana estaba organizada de manera colectiva por el lugar de
nacimiento, riqueza o tribu-domicilio.
Contemplaba derechos políticos como el derecho de voto, derecho de ser elegible, derecho a tener religión o
ser elegible para funciones sacerdotales y derecho de apelación al pueblo en procesos criminales. Más los
derechos civiles de propiedad: compra, venta, testamento, a contraer matrimonio legal y a ejercer acciones
judiciales. Como obligaciones inscribirse en el censo periódicamente; servir en el ejército durante el tiempo
previsto y obligación de pagar los impuestos.
Por el largo periodo de existencia, más de 12 siglos (753 a.c. al 476 d.c.), las instituciones romanas no
permanecen estáticas, sino que sufrieron una serie de transformaciones. Pasando por las siguientes etapas:
MONARQUÍA.
El gobierno es asumido por un rey (rex) elegido por un consejo de ancianos (senatus). Los reyes conocidos
son: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Ancó Marció, Lucio Tarquino Prisco, Serbio Tulio y Lucio
Tarquino el Soberbio. El último de ellos, Lucio Tarquino el Soberbio.
El rey es electo por el pueblo y cumple la función de jefe de la familia política. La institución del rey era
contrarrestada por medio de un Consejo de Ancianos o Senatus, en el que eran representadas todas las gens.
REPÚBLICA (509-27 a.c.). La República romana fue establecida cuando el rey fue desterrado, y un sistema
de cónsules fue colocado en su lugar. Los cónsules, al principio patricios pero más tarde plebeyos también,
eran oficiales electos que ejercían la autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano,
que creció en tamaño y poder con el establecimiento de la República. En este período se desarrollarían sus
instituciones más características del estado romano: el senado, las magistraturas, y el ejército.
El gobierno se organizó por medio de:
- Dos cónsules, electos por 1 año y ratificados por el senado
- Comicios o Asamblea. Organizadas por curia, centuria y tribu.
- Magistraturas: Cargos directivos del estado electos por el senado
- Tribunado: conformado por los jefes de tribus
- Senado: conformado por rodos los miembros de las gens-patricios. Órgano permanente y de corte
aristocrático. Ratificaba leyes, elecciones y cargos electorales.
IMPERIO. La toma de posesión de César Augusto, quien desintegra de facto la república y consolidará un
gobierno unipersonal y centralizado de todo el territorio, conocido como Imperio Romano. A partir de este
momento, la estabilidad política del imperio quedará ligada al carácter de los emperadores que sucederán a
Augusto, alternándose los períodos de paz y prosperidad con las épocas de crisis.
Augusto, establece la dinastía Julio-Claudio, representa el período de máximo esplendor del imperio. Esta
dinastía es terminada en el año 68, por la toma de poder de Nerón y el consecuente período de inestabilidad
conocido como el año de los cuatro emperadores, en donde se impondría Vespasiano, que inauguró la dinastía
Flavia, de origen no patricio. Del año 96 al 180, toman el poder los llamados "cinco emperadores buenos"
(Nerva, Trajano, Adriano, Antonio Pío y Marco Aurelio), en la considerada "edad de plata" del Imperio.
El imperio se apoya en las siguientes instituciones.
Emperador.- No electo, sino con un cargo hereditario o como producto de un asalto militar al poder.
Consejo-allegados
Magistrados y funcionarios nombrados por el emperador
Oficinistas (burócratas)
Gobiernos locales para las provincias.
En el siglo III después de Cristo se inicia una nueva reorganización del imperio, que marca el fin de esta
cultura, ya que el emperador Teodosio decide en el 395, en un afán de mantener mayor control del amplio
territorio, dividir el imperio entre sus dos hijos: oriente y occidente. El ingreso en el siglo V de la tribus
germanas que huían de los hunos y la debilidad del imperio para responder al ataque, marcaron el fin de este
importante Estado. Procedentes del mismo antepasado. Estos dos Cabe señalar que para la fecha de la
desintegración del imperio la religión católica se había convertido en la fe aceptada por el imperio, e incluso
el emperador Constantino organizó años antes del declive del imperio, el Primer Concilio de Constantinopla,
que integró los libros de la actual Biblia y consolidó a iglesia como una institución autorizada para gobernar
los asuntos espirituales, independiente del ordenamiento del estado.
El estado Romano es por excelencia la fuente del derecho de occidente y cuna de todas las instituciones
jurídico-políticas modernas. En lo jurisconsultos romanos vemos cristalizadas los principios de justicia,
virtud, norma jurídica, derecho natural, anti totalitarismo, democracia, entre otras. Conceptos simples como el
de posesión no es comprensible si no se revisan las fuentes del derecho romano y las implicaciones jurídicas
que denota.

POLIBIO (210-125 A.C.) Fue un historiador griego, enviado a Roma como rehén luego de la batalla de
Perseo, pero pronto junto con otro pensador griego Panecio, se integra al grupo de aristócratas romanos
del círculo de Escipión Emiliano. Como aportación griega el círculo inicia una tendencia clara heredada de
Panecio de filosofía del humanismo, en el que la vida ideal del sabio se mezcla con la vida cotidiana, este
humanismo le dio al estoicismo romano en el sentido de justicia, e igualdad entre los ciudadanos.
El estado en sí no puede ser injusto. El primer heredero formal de esta corriente es sin duda Solivio, quien
como historiador realiza un amplio estudio histórico del Estado Romano, en su obra las Guerras Púnicas,
en donde revisa la historia romana, desde 264 a.c hasta sus días.
En ese monumental trabajo dedica un notable capítulo al análisis de los principios que le dieron a la
constitución romana su estabilidad y eficacia.
Su intento era explicar el éxito imperial de Roma (originariamente una ciudad-estado en todo semejante
a Esparta o Atenas) frente al lamentable fracaso de las ciudades griegas. Las Guerras Púnicas parten de la
idea de estado universal y de la clasificación de Platón y Aristóteles de los regímenes políticos: monarquías,
aristocracias y repúblicas; afirmando que las diferencias entre ellas son externas e institucionales, no de
principios.
Ejemplificando los tres tipos de régimen se llega a la conclusión de que estas tres formas, en estado puro, son
inestables a causa del antagonismo de las otras dos, y que tienden inclusive a sucederse en forma cíclica.
Es por ello, que señala el éxito de poder y la estabilidad de Roma como producto de las características
estructurales de la constitución romana, que combina y armoniza las tres formas puras de gobierno: el
principio monárquico está representado por los Cónsules, el principio aristocrático por el Senado y el
democrático por las Asambleas populares. En este sentido, para su teoría, es la forma mixta de gobierno la que
permite la estabilidad política de Roma. También Solivio expuso la primera teoría, sobre lo que luego la
ciencia del Derecho Constitucional llamaría "frenos y contrapesos", es decir, los mecanismos
constitucionales de transacción entre fuerzas antagónicas, como es el caso del "ius agendi" y del "ius
impediendi", o sea el derecho o el poder de actuar y de impedir, que detentaban respectivamente los patricios
y los plebeyos en la república romana.
Esta tesis de Solivio es retomada siglos más tarde por Montesquieu y los creadores de la constitución
norteamericana. Las tesis de Solivio se consideran las tesis oficiales del Estado romano. Solivio alcanzó
a ver, antes de su muerte, cómo esa estabilidad y armonía comenzaban a resquebrajarse, iniciaba una de las
grandes transformaciones del estado Romano el paso de la república a la instauración del Imperio y las
conquistas de Alejandro.

MARCO TULIO CICERÓN (106-43 A.C.): las ideas de este pensador no destacan por su originalidad, sino
por el hecho de recopilar el conocimiento griego y romano para otorgar al Estado un pensamiento político
unificado, en especial las ideas del círculo de aristócratas y conservadores de la última etapa de la república
romana.
Los estudios indican que Cicerón era un ardiente republicano, detestaba al César y luchaba por
restaurar el antiguo equilibrio de las instituciones que otorgaba la república. En sus dos obras más
importantes De la República (55 a.c.) y las Leyes, inspirados en el trabajo de Platón, analiza la decadencia de
la teoría del equilibrio en las formas de gobierno que había diseñado Solivio. Cicerón atribuyó la crisis de su
tiempo al excesivo poder alcanzado por el elemento democrático del estado republicano.
El principal aporte es sin duda su razonamiento sobre el derecho natural universal, que obliga
inmutablemente a todos los hombres y naciones: “existe, pues, una verdadera ley, la recta razón congruente
con la naturaleza, que se extiende a todos los hombres y es constante y eterna, sus mandatos llaman al deber
y sus prohibiciones apartan del mal”. Esto lo lleva a analizar la organización específica del Estado de la Roma
republicana, al que considera lo más próximo posible al ideal político de la filosofía estoica. Finalmente,
alcanza una culminación metafísica, al vincular las exigencias del bien público con la realización del bien
como categoría trascendente. En este sentido, para Cicerón, el objeto de la política es la cosa pública, que
se genera porque un pueblo como comunidad de hombres crea un pacto de justicia y de intereses de
comunidad.
Forma a partir de aquí un estado ideal en que se debe elegir una cuarta forma mixta, que surge de la
mezcla equilibrada de las tres formas originarias de gobierno. Por lo tanto para Cicerón el Estado es un
organismo que pertenece y es posesión de todos los ciudadanos, cuya justificación se otorga por las ventajas
de ayuda mutua y de gobierno justo que da a sus miembros. Tanto el estado como el Derecho son bienes
comunes del pueblo.
El poder político cuando se ejerce con virtud debe estar respaldado por el derecho y es a la vez creado
por el derecho. Los principios generales del gobierno se sustentan en la autoridad que procede del pueblo,
ejercida con el respaldo del derecho y justificada por razones morales.
Los postulados de Cicerón no tuvieron un cambio radical en la Edad Media, pasando a formar parte de
la herencia común de las ideas políticas. A mediados del siglo I d.c., un preceptor de Cicerón, el ministro
Séneca, filósofo estoico, encarna una nueva actitud: Séneca y muchos otros como él apoyan al Imperio,
porque se sienten obligados a elegir entre dos calamidades: la tiranía o la anarquía, y entre los dos males
prefieren el primero.

PENSAMIENTO POLÍTICO EDAD MEDIA


OBJETIVO: Identificar las bases del pensamiento político de la Edad Media, correlacionándolo con la época
histórica
TEMARIO: contexto sociopolítico. Rasgos generales del pensamiento político medieval
EDAD MEDIA
El termino Edad Media fue designado en el Renacimiento al periodo posterior a éste fenómeno cultural y que
indicaba un periodo de oscurantismo entre la cultura greco-romana y el renacimiento de la ciencia. La única
línea conductora entre Roma y Edad Media lo constituye la religión cristiana, misma que había sido
proclama en el 392 d.c. como la única religión oficial del Imperio.
El imperio romano desaparece como tal en 476, de manera violenta con la quema de la ciudad de Roma por
los bárbaros. Sin embargo, su legado no concluye en este año, existe una continuidad de pensamiento
político para el periodo que se conoce como Edad Media.
El término del imperio romano es también la configuración de una nueva época, en donde las ideas religiosas
y éticas se unifican en la elevada concepción del hombre, y esta idea permea la vida cotidiana bajo la
orientación monoteísta y una iglesia y fe que engloba todas las actividades humanas. En la práctica
podemos señalar dos fuerza que rompen la armonía del estado romano; el espíritu renovador de la iglesia, en
donde todos los hombres son iguales ante Dios y la violencia de las invasiones bárbaras.
Las fuentes del pensamiento Medioevo serán nuevamente las obras de Platón, Aristóteles y de Cicerón
y Seneca, las cuales en una nueva revisión cristiana sustentan las tesis de virtud. Para la nueva ideología,
el objetivo final de la comunidad política es permitir la marcha de la vida tras la virtud; en definitiva, es una
larga meditación sobre las condiciones del bien común, entendido como conjunto de las condiciones socio-
políticas que coadyuvan a la realización de la finalidad transpolítica del hombre: la salvación de su alma.
La Edad Media tiene como una característica central la estrecha vinculación con la organización
agrícola autosuficiente y la fuerte jerarquía interna creada por lealtades: el feudo.
La Edad Media es el periodo de la historia universal que se presenta desde la caída del imperio
romano (476) hasta el siglo XV. El concepto de Edad Media o Medioevo hace referencia una etapa de
retracción o parálisis en el progreso que mantenían las antiguas civilizaciones griega y romana. Es por ello
que a este periodo también se le denomina de oscurantismo. Para su estudio se divide a la Edad Media en tres
periodos.
ETAPAS:
Temprana Edad Media (476-800)
Alta Edad Media (IX a XI)
Baja Edad Media (XII al XV)
Temprana Edad Media.
En los 300 años que duró la temprana Edad Media, Europa se reorganizó en un nuevo modo de producción; el
Feudalismo. Como parte de la descomposición social y del vacío de poder que causa la desaparición del estado
romano, el hombre europeo que quedó indefenso ante las transformaciones políticas (tanto eupatrida como ex-
esclavo o germano) encontró como única salida buscar la protección militar de un hombre que sustente
la fuerza de las armas. La nueva comunidad formada por un jefe militar a la cabeza y denominada feudo,
estaba integrada por pocas familias que se integraban jurando lealtad al señor feudal y aceptando un rol de
siervos, en el que se comprometían a pagar por la tierra que cultivaban y un serie de servicios o beneficios al
jefe militar. El feudo se caracterizó por ser autosuficiente, se producía sólo lo necesario para la
comunidad, en virtud de que en los primeros siglos de la edad media la inseguridad de los caminos hacia
imposible el comercio. Incluso esta actividad central en la vida del imperio romano y la circulación de moneda
se contrae como parte de la imposibilidad comercial.
En cuanto a gobierno y Estado, estas instituciones desaparecen de la entidad feudal, el mismo derecho
romano es sustituido por una rudimentaria administración de la justicia a cargo del señor feudal y basado
únicamente en los principios religiosos. En este sentido se señala que en la primera etapa de Edad Media se
presenta una fragmentación del poder y la autoridad. La relación poder-pueblo (señor feudal-siervo) se sustenta
en una pirámide de poder creada a base de principios de lealtad y no de obligaciones y derechos.
La única institución que mantiene una estabilidad considerable es la Iglesia, aún cuando las condiciones de
inseguridad provocan que en el vaticano el Papa pierda parte del control de los eclesiásticos regionales, se
mantiene cierto orden por la preeminencia del Papa basada en el hecho de ser un sucesor de San Pedro. En la
cotidianeidad del Medioevo el hombre europeo encuentra en la religión la única tabla salvadora ante el
derrumbe de todo el mundo conocido.
La alta Edad Media:
Es el periodo que comienza con en el siglo IX, la llegada al poder de Carlos Martell y el establecimiento de la
dinastía Carolingia. Este conquistador reencarna la idea y el sueño europeo de restablecer el imperio Romano.
Su poder político se sustentó en una serie de reformas político-administrativas que le permitieron desarrollar
una especie de dirigismo económico, implementar una fuerza simbólica basada en la religión y el origen
romano, una organización feudal centralizada y una iglesia sojuzgada al poder civil. Una de las características
de este reino fue el endeudamiento de la administración de justicia, que el rey sustentó como parte de su
autoridad pública. El estado carolingio no sobrevivió más allá del siglo IX, ya que al morir el conquistador sus
hijos optaron por dividir el estado en tres reinos menores. Francia del rey Carlos; Luís de Alemania y Lotario
de la parte central del imperio.
Al debilitarse el estado carolingio la Iglesia católica, organizada en torno a la estructurada jerarquía con el
Papa, se constituyó como la más sofisticada y consolidada institución de gobierno en la Edad Media. El Papado
no sólo ejerció la doctrina, sino que se constituyó en gobierno de grandes porciones de tierras y feudos.
Asimismo, otra cuota de poder de la iglesia lo fue sin duda la actividad cultural y el resguardo de las obras de
los clásicos. La iglesia acaparó para sí el trabajo intelectual de este período y a la vez también la autorización
de toda obra de arte y cultura. Para el siglo XI Europa inicia un nuevo periodo de prosperidad y renacimiento
de la vida urbana, se regularizó el comercio y se presentó un crecimiento dinámico de la población. Asimismo,
se fundaron las primeras universidades, que ofertaron medicina, jurisprudencia y teología. El siglo XII, por
tanto, dio paso a una época de grandes transformaciones culturales, sociales y económicas. En el siglo XI
iniciaron las llamadas Cruzadas o guerras para recuperar los Santos Lugares cristianos en poder de los
musulmanes.
Las expediciones dieron inició a las expediciones fuera de Europa, luego de que por más de siete siglo el
europeo no había establecido contacto con las culturas de oriente.
Baja Edad Media: Para el último periodo de la Edad Media se contaba ya con una fuerte institución religiosa,
pero a la vez con los primeros vestigios de gobiernos civiles y monarcas que luchan por su autonomía. El
período se caracterizó por la lucha por la hegemonía entre la Iglesia y el Estado y el consecuente triunfo de la
monarquía absolutista. Es en este período en el que se gesta el surgimiento del Estado moderno y se reintegran
a este concepto las ideas de nación y autonomía política.
En este periodo de la historia, el pensamiento político se integra con fundamento en el proceso
espiritual: promovido años antes de la decadencia de imperio por la escuela patrística y la escolástica, La
fragmentación de las instituciones romanas y del propio Estado es manejado por esta corriente de pensamiento
bajo los principios religiosos. Aún cuando en un inició la escuela patrística intentó separar los campos de la
política y la religión, basada en el pensamiento cristiano de "mi reino no es de este mundo" (San Juan, XVIII,
36) y "dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" (San Mateo XXII, 21 y San Marcos XII,
17), en la práctica la iglesia ocupo el vacío de poder del estado romano.
En la Edad Media se habla de un debilitamiento del estado, ya que en el sentido formal, esta
institución de poder pierde en casi toda la Edad Media la normatividad, el derecho racionalizado, estableciendo
el orden social bajo las premisas cristianas y la idea extendía del origen divino de la autoridad civil.
Los patrísticas en realidad, no intentaron fomentar una filosofía, sino que su intención fue más
orientada a la defensa de la iglesia y su divulgación, en los primeros años luego de la quema de Roma, un
sector importante de paganos propagaba como causa y castigo la caída del imperio por la molestia de los dioses
al abandonar la religión antigua y promover el cristianismo como única fe.
San Agustín, y otros Padres de la Iglesia de aquel tiempo, están ubicados, en forma similar a
Séneca y los estoicos, ante un dualismo inquietante y aparentemente irreducible: lo espiritual y lo material, lo
bueno y lo malo, la Iglesia y el mundo, la autoridad espiritual y la autoridad secular. De ahí que, la historia
de la Teoría Política medieval es la historia de las propuestas de la resolución de este dualismo.
Varios autores señalan que en el pensamiento de San Agustín aparecen las dos tradiciones de pensamiento
romano: la cultura greco-romana y las Escrituras judeo-cristianas. De la cultura griega, San Agustín valora
en especial la figura de Platón y su obra La República.
Los escritos de SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225-1275), fundamenta su teoría de autoridad política en
la concepción aristotélica de la naturaleza social del hombre, en la unión de la doctrina sobre el origen divino
del estado, y los escritos de San Pedro en donde se sustenta que “no hay protestad que no provenga de Dios”.
Las obras de Santo Tomas son: Summa Teológica, Suma contra los Gentiles, el gobierno de Los Príncipes,
Sobre el Régimen de los Judíos, comentarios a la Política de Aristóteles y comentarios a la Ética a Nicómaco.
Su obra más leída e influyente es Summa Teológica, en el que comenta ampliamente la obra de Aristóteles
y confronta los textos con otros filósofos antiguos, con los Padres de la Iglesia y con las Santas Escrituras.

PENSAMIENTO POLÍTICO DEL RENACIMIENTO

Pero si duda, el único cambio no se da en el ámbito económico, ya que este es acompañado de una serie eventos
que van favoreciendo la imagen y poder del rey, frente a la institución católica. Termina así el obscurantismo
científico y los hombres comienzan a buscar explicaciones más allá de lo místico.
En el área del conocimiento y la separación de este de lo mítico no hay nada más representativo que el
movimiento intelectual denominado renacimiento, junto con la mejoras en las condiciones de vida del hombre
europeo, florece en Europa las artes y las ciencias, olvidadas en los monasterios por más de 10 siglos.
Su impacto llega a transformar la mentalidad del hombre y a lograr que en la misma iglesia católica se geste
un movimiento de protesta liderado por Martín Lutero.
El siglo XV ha sido considerado como uno de los lustros más importantes para las exploraciones y los
movimientos culturales de la humanidad En este periodo, destacó la invención de la imprenta y con ello la
popularización de los libros, los grandes descubrimientos geográficos como el de América, el Renacimiento,
la Reforma Protestante, la Contrarreforma Política, entre otros.
A partir del XV se considera que la unidad política de Europa logra integrar un sistema de naciones71, en el
que la figura principal era el poder político-militar del rey.
La monarquía restablece una serie de instituciones que habían desaparecido en la Edad Media o habían
sido debilitadas en extremo. Entre estas:
1) Se restableció el derecho como fuente de forma y organización del Estado. Se parte de los antecedentes
inmediatos del derecho romano y se readaptan a la nueva condición social.
2) El estado, como parte de un sistema de naciones creó un conjunto de funcionarios de gobierno, estudiados
y preparados para el cargo, leales al Rey y sujetos a su poder. Reapareció por lo tanto el cuerpo burocrático
especializado de inspectores, embajadores, secretarios, conocidos como burócratas estatales.
3) Los Estado integraron un ejército propio y permanente que salvaguarde su soberanía y nación. Existe por
lo tanto la idea del otro.
4) El poder del rey se consideró ya emanado directamente por Dios y por lo tanto sujeto sólo a la autoridad
divina. El Papa al ser representante de Dios no sustenta el poder sobre el monarca. Dios decidió su nacimiento
en una casa reinante y sólo él puede intervenir para desaparecer este poder terrenal.
5) Absolutismo. Con el poder terrenal concentrado y sin una base de derecho integrada previamente, los Reyes
se consolidaron como un poder absoluto e incuestionable.
Estos cambios políticos se acompañan de una serie de movimientos culturales entre los que destacaron el
Humanismo, que centraba su tesis en la dignidad y los valores del individuo para el desarrollo y crecimiento
de las sociedades y de los países.
Este humanismo es acompañado por el Renacimiento, o renacer de la ciencia. El movimiento consistió
en redescubrir el arte greco-latino. El movimiento nació en Italia y tuvo su máxima expresión en la capilla
sextina de la Ciudad de vaticano. El renacimiento planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano,
el interés por las artes, la política y las ciencias, cambiando el teocentrismo medieval, por el antropocentrismo
renacentista.

LA CRISIS RELIGIOSA. El renacimiento también afectó a la institución más importante de la Edad Media,
la Iglesia. En el siglo XVI la división interna fue el acontecimiento más relevante de la religión católica, ya
que la ruptura interna provocó el nacimiento de otra corriente cristiana denominada protestantismo. Las
razones que explican la división del catolicismo son numerosas. En el aspecto político, la consolidación del
absolutismo y los movimientos internos de nacionalismo llevaron a Inglaterra y a Alemania al protestantismo
y la separación de la autoridad del Papa. Asimismo, es muestra de la corrupción que presenta la iglesia luego
de siglos de dominación política.
El movimiento de ruptura debido de manera interna en la iglesia, ya que fue un monje alemán MARTÍN
LUTERO (1483-1546) quien molesto por la venta de indulgencias en Wittemberg, pueblo donde enseñaba en
una Universidad, redactó 95 razones, en las que acusó a la Iglesia de corrupta.
Lo que dio como resultado la excomunión, sin embargo, se negó a arrepentirse de sus acusaciones e integró
una nueva corriente religiosa, en la que se eliminaron los sacramentos, se negó la adoración a los santos,
suprimió el latín como idioma oficial de la Iglesia Católica y se desconoció la autoridad del Papa como máximo
representante de Dios en la Tierra. El movimiento fue apoyado por varios príncipes europeos, quienes vieron
la posibilidad de minar el poder del Papa y consolidar el poder de sus reinos.
Al movimiento católico de respuesta se le llamó Contrarreforma y consistió en convocar para 1545 al
Concilio de Trento, en el que se fundó la Compañía de Jesús, cuyo líder fue: Ignacio de Loyola.

ABSOLUTISMO. Uno de los cambios políticos más importantes fue también la consolidación del
absolutismo de los monarcas. En el siglo XVII, el poder político de los monarcas se fortaleció hasta eliminar
cualquier representatividad, dando lugar a las monarquías absolutas. La monarquía se integró bajo un mando
fuerte y con una clara idea al despotismo. El ejemplo más claro del absolutismo fue el desarrollado en Francia,
en el que la definición de su monarca resume la concepción de esta forma de gobierno, El rey Luís XIV (1643-
1715) señalaba para definir su poder la frase: "El Estado soy yo".
En este periodo el estado adquiere funciones específicas entre las que se pueden señalar: guardián del orden,
garante de la paz, publica, facultad de resolución de conflictos y monopolio del ejercicio de la violencia
legitima. Este último postulado otorga al estado la capacidad de autoridad y función de policía, el monopolio
es necesario en el sentido de que en su territorio el estado debe ser la única autoridad capaz da aplicar justicia.
El renacimiento y la reforma religiosa son las expresiones del pensamiento político del estado moderno y el
destierro de las ideas medievales. La reforma protestante y la contrarreforma católica rompen por primera vez
en siglos la unidad religiosa de occidente. El Renacimiento, que parte del retorno a la antigua grecorromana
es también una concepción de la vida y del mundo que rodea al hombre del siglo XV74, Este movimiento
cultural se realiza una comunión del hombre con el mundo que lo rodea: la naturaleza.
Uno de los puntos clave del pensamiento renacentista es la idea de que el hombre debe enfrentar los problemas
socio-políticos en su realidad afectiva. Por lo tanto el hombre no busca solo la virtud y las ciencias religiosas
para su realización, sino que se encuentra dividido entre lo natural y lo espiritual.
La reforma contribuye a la consolidación del patriotismo nacional, destruye la idea de unidad de la iglesia y
del imperio y reorganiza Europa en dos tipos de estado: católicos y protestantes, dos cosmovisiones. Los
reformadores criticaban a la iglesia y se oponían a la intervención de la misma en política y negocios. Negaban
la autoridad del Papa y la jerarquización de la iglesia. Sustentan una relación directa de los fieles con Dios y
la interpretación libre de la escritura.
Lutero aporta una distinción clara entre la autoridad espiritual y la política, basada en un principio de
obediencia pasiva. En este sentido, la reforma contribuyó a aumentar y consolidar el poder de la monarquía,
Martin Lutero descubrió pronto que para el éxito de la reforma debía contar con el apoyo del Príncipe de
Alemania; En Inglaterra, tras la separación del vaticano de la monarquía británica, consolidó el poder de Isabel
I y logró el control civil sobre lo religioso. En el caso de Francia y España que optaron por no separarse de
vaticano, se vieron fortalecidas al presentar la iglesia una postura conciliadora ante los monarcas.
El punto más controvertido de la filosofía política fue sin duda la discusión teórica de la legalidad de los
súbditos de resistir a sus gobernantes, por supuesto con la base de razones justificadas, o la obligación pasiva
de los súbditos marcadas en la escuela patrística. La doctrina de la obediencia pasiva encontró dificultades en
la práctica, puesto que, cuando se entabló la lucha entre los príncipes germanos protestantes y el emperador
Carlos V, Lutero entonces admite la defensa como respuesta a la tiranía. Según esta tesis, al momento de que
el emperador atenta contra las leyes, sus súbditos quedan liberados del deber de la obediencia y la postura final
por supuesto inicia un cambio impresionante que origina revoluciones posteriores, así como la oposición al
derecho divino de los gobernantes absolutistas.

Seguidor de Lutero, JUAN CALVINO desarrolló más postulados políticos que su mentor, rechaza de
entrada la tesis de Zwinglio, en donde se tenía contemplado al estado y la iglesia como un sistema único y
mantiene una postura clara de gobierno secular y gobierno espiritual, dos actividades de diferente esfera, por
lo tanto el gobierno civil es una necesidad social y suprema de ley.
La reforma y en especial las posturas de Calvino provocaron tanto en Escocia como en Francia un mayor
desarrollo y difusión de la teoría a la resistencia política.
Bajo la ironía histórica, las tesis de Lutero contribuyeron en gran medida a una iglesia nacional y en lo
individual a la postura más liberal y menos ligada al poder estatal y a las tesis de predestinación. Las tesis
originales que contenían en un principio una protesta por la venta de indulgencias, término desarrollando una
teoría de estado que permitirá el triunfo del gobierno civil sobre el eclesiástico, el desarrollo de las primeras
tesis sobre resistencia civil y sobre el liberalismo.

En cuanto a la contrarreforma, cabe destacar el trabajo de San Ignacio de LOYOLA (1491-1556)


Constituciones de la Compañía de Jesús. En esta obra, mística por naturaleza, Loyola manifiesta una
concepción del hombre a través del principio de que la misión del hombre en la Tierra es cumplir la Voluntad
de Dios: obrar para que todos los hombres amen a Dios y se hagan artesanos de su gloria. El esquema ignaciano
es, pues: el amor de Dios desciende hacia los hombres, y los hombres, por amor, remontan hacia Dios, no sin
exhortar al mayor número posible de otros hombres a hacer lo mismo. Toda actividad es buena, a condición
de que Dios la inspire y ratifique.
La teoría de la contrarreforma presenta dos aspectos totalmente contradictorios y opuestos. Por una parte
coadyuva a la formación del estado territorio, omnipresente burocrático y protege el individualismo en el
sentido moderno y por la otra retoma la doctrina de la predestinación. Dios señala a los elegidos, los inspira y
con su voluntad divina los predestina a la salvación.
Como parte de su pensamiento político, Loyola señala el imperativo de la obediencia., La obediencia al
superior entronca en última instancia con la obediencia a la voluntad de Dios: la desobediencia en cualquier
nivel de poder es una ofensa a Dios, pero esa obediencia está condicionada por principios éticos superiores y,
por otra parte, el superior sabe que su orden debe ser lo más acorde posible con lo que cada hombre percibe
como designio de Dios para él, aquello para lo cual es apto y sirve. Es fácil percibir la potencia política que
puede generar una obediencia perfecta y voluntaria fundada en un absoluto de raíz metafísica y arraigada en
una convicción interior sobre el sentido de la propia vida.

HACIA EL SURGIMIENTO DE LA TEORÍA POLÍTICA


Independiente del movimiento de reforma y contrarreforma, destaca en especial la postura política de un autor
trascendental para entender el desarrollo político del estado moderno: Juan Bodino. En su obra Los seis libros
de la República, define la soberanía como un poder no sujeto a la ley, sin que esto indique que era a capricho
o arbitrio, y se refiere más al hecho de que el poder soberano se distingue por su capacidad para crear ley,
llegando con ello su análisis a los conceptos de soberanía y teoría constitucional.
Los escritos de Bodino tiene dos consecuencias trascendentales: la primera de orden formal, pues implica que,
por primera vez desde la antigüedad clásica, se plantea la escritura de una obra netamente política y con ello
la reflexión en este ámbito se independiza como conocimiento de otras materias. Durante la Edad Media las
reflexiones políticas habían estado inmersas en una serie de escritos religiosos o de teología, pero para
principios del XVI, Bodino reclama para sí la independencia esos temas y demuestra la necesidad de justificar
al Estado a la luz del entendimiento y el humanismo, fuera de la creencia religiosa.
En segundo plano, Bodino inicia formalmente una serie de teorías basada en la polémica civil y académica
acerca de la justificación del poder absoluto del monarca. Mientras un grupo sostenía la necesidad de
centralizar el poder estatal en la persona del rey, otra corriente antimonárquica y ligada comúnmente al
protestantismo justificaba la limitación del poder soberano.
El problema de soberanía es de especial importancia para los teóricos, ya que el conflicto mayor será definir
en quien recae el poder soberano. En un principio bajo la postura de Bodino, la soberanía se plantea como un
concepto absoluto. Bodino define a la soberanía como un poder supremo sobre ciudadanos y no sometido a
las leyes. La soberanía es un poder sin límites ni condiciones. Es inalienable y no está sujeto a prescripción.
No está sometido a las leyes, porqué el soberano es el origen de todo derecho. El soberano no puede obligarse
a sí mismo ni obligar a sus sucesores, ni puede ser hecho legalmente responsable de algo, pero Bodino no tenía
duda que el soberano era responsable de sus actos frente a Dios y estaba sometido a la ley natural. La ley del
país pertenece al soberano y por lo tanto cualquier limitación del poder es extralegal. La soberanía es el poder
de dar leyes de manera colectiva e individual, sin el consentimiento de nadie. La ley, según Bodino, puede
modificar la costumbre, pero no viceversa. Todo gobierno que no quiera ser presa de la anarquía, tiene que
tener esta fuente indivisible de poder. No hay formas de Estado, pero si hay formas de gobierno. En una
monarquía el poder reside en el Rey, si este tuviera que obedecer a una asamblea el gobierno se convierte en
una aristocracia. Si la decisión final reside en un cuerpo popular, entonces es una democracia.

En resumen, aseguraba que no existía tal cosa como un gobierno mixto. En una monarquía las funciones del
parlamento, deben de cumplir una función de asesoría solamente, a manera que el poder emitido por los
consejeros es delegado del soberano. Todos los cuerpos y colegios derivaban únicamente del soberano y que
todos sus poderes se derivaban de él. Su finalidad fue la de construir un elemento valioso que explicara los
derechos de la monarquía frente a todas las supervivencias de la época feudal. Obviamente consideraba a los
estados generales como uno de tantos cuerpos permitidos por el soberano, junto con las compañías mercantiles
y las instituciones religiosas. Tanto las teorías del derecho del pueblo como las teorías de derecho divino de
los reyes, comenzaron su historia como teorías política en Francia. Tanto en Francia como en Inglaterra se
presentó paralelamente, aun que diferentes circunstancias históricas, la nueva monarquía como órgano de
unidad nacional y con un gobierno fuertemente centralizado. Luego de la guerra de los hugonotes en Francia
(1573) los escritos políticos se dividieron en dos tipos: los que cristalizaban la santidad del oficio regio o teoría
del derecho divino, afirmando la inviolabilidad del derecho del monarca a su trono, derecho derivado
directamente de Dios y trasmitido hasta él por vía de legítima herencia. La importancia de esta discusión
teórica deriva en el hecho de la importancia para el absolutismo de la teoría de obediencia pasiva y la
imposibilidad de que un monarca fuera depuesto. En contraparte los escritores hugonotes crean dos corrientes
contrarias al poder regio absoluto y que tuvieron su máxima expresión en Inglaterra. En primer lugar destaca
la propuesta constitucional retomando argumentos históricos y buscando comprobar la ilegitimidad del poder
monárquico. En segundo término, se buscó fundamentar las posturas bajo los filósofos del poder político y
tratar por estos medios de demostrar que la monarquía absoluta era contraria a las normas jurídicas universales.
La tesis constitucional eran defendida por el partido hugonote con su máximo exponente Francis Toman, en
su obra Franco Gallia, publicada en 1573, y que demostraba su hipótesis basada en los derechos naturales y
la experiencia histórica, en el que el monarca era electivo y que sus poderes debía ver limitado sus poderes
por los estados generales que representaban a todo el reino. La herencia más importante de este autor es sin
duda su tesis de poderes limitados, tema que continuó siendo fuente de escritos y obras importantes. Uno de
las obras que continuaron con la postura de los hugonotes es sin duda La Vindiciae contra Tytannos, que
remarca una mezcla en donde se expone la antigua concepción de que el poder político existe para el bien
moral de la comunidad, debe ejercerse de modo responsable y estar sujeto a derecho y a la justicia natural. Si
bien debió su origen en las luchas religiosa sobre lo civil, la Vindiciae no es un libro de teoría secular y en
realidad, se acerca a los que más tarde se denominarían teorías de contrato social contractuales. Sin embargo,
en la práctica no deja el corte aristocrático y su oposición a las posturas que radicalización las doctrinas de
libertad e igualdad.

MAQUIAVELO
Nicolás Maquiavelo se revela en el siglo XV como el ejemplo del hombre del renacimiento, un pensador que
no tiene un sistema filosófico concreto, pero que mantiene cierta nostalgia con la antigua grandeza del imperio
romano. No existe en Maquiavelo idealismo, sino oportunidad política, quien parte de la esencia de que el
hombre es malo por naturaleza82, tiene intereses, desea poder a toda costa, es en síntesis, un ser egoísta y
perverso que necesita un estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede
garantizar un orden social justo que frene la violencia humana. El método utilizado por este autor es la revisión
histórica.
En su obra más importante El Príncipe no se distinguió ni por su amor ni por su respeto a sus semejantes,
el bien moral o material del pueblo se encuentra sujeto al poder del déspota. En otras palabras, no existe Dios
que intervenga en la voluntad social, sino una acción del hombre en busca del poder. La política nada tenía
que ver con la moral, la ética o la religión.
Para entender El Príncipe es necesario identificar su objetivo, es un libro escrito por su autor para congraciarse
con la Dinastía Medici y para promover la unificación de Italia. Maquiavelo fue un activo político en apoyo a
la República de Florencia en 1498, participó en este gobierno como funcionario de alto rango, siendo incluso
secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y Guerra de la república y desempeño
en varias ocasiones encomiendas de embajador por la república.
En 1512 cuando la familia Medici toma el poder en Florencia, desconociendo la República y estableciendo el
principado, Maquiavelo es encarcelado por conspiración. Tras su liberación, este político intenta reconciliarse
con los Medici y edita su obra dedicada al Príncipe Lorenzo de Medicis. Irónicamente, el libro no logró su
propósito de reinstalar a Maquiavelo en la vida pública y si lo condenó a ser considerado un seguidor de la
monarquía.
Maquiavelo es el primer pensador realista, considerando al estado como un fin en sí mismo: el poder. Otorga
al Estado una finalidad, al señalar que el gobernante, tiene como misión la felicidad de sus súbditos y ésta sólo
se puede conseguir con un Estado fuerte. Aboga por la idea de que el fin justifica los medios, un gobernante
puede recurrir a cualquier argucia para garantizar la grandeza de su estado. Los medios no importan: no es
necesaria la moral, sino un realismo práctico, no lo que debe ser, sino lo que es en realidad. Política y moral
son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios.
Quizás lo que resume su postura, son las cualidades que considera que debe tener un Príncipe: habilidad de
manipular situaciones, poseer seria destreza, intuición, tesón y moverse según soplan los vientos; ser diestro
en el engaño: No debe tener virtudes, solo aparentarlas y de preferencia ser amoral, indiferente ante el bien y
el mal.
Si bien en El Príncipe, Maquiavelo nos presentó un manual de gobierno de práctica y teoría; en su texto Los
Discursos, presenta una disertación sobre la república, considerada como la mejor forma de gobierno.
Maquiavelo no desarrollo sus teorías políticas de forma sistemática, sino bajo el método de la observación
sobre situaciones terminadas y documentadas con ejemplos de la historia. Se observa además que el autor no
mantiene un interés en la filosofía, sino más que todo en la práctica estadista. No encontramos en el florentino
un concepto de estado, se le asume a partir de su obra como la fuerza organizada, suprema en su propio
territorio y que persigue una política consiente de engrandecimiento en sus relaciones con otros estados.
Asimismo, la indiferencia de Maquiavelo a los asuntos religiosos o la vieja discusión sobre el poder papal, se
convierte en una constante en los escritos que le precedieron en el periodo moderno. La falta de moral en su
obra hizo que sus textos fueron considerados en el sentido negativo, incluso el término maquiavelismo se usa
para señalar el comportamiento premeditado que busca ejercer el control sobre otros. El escándalo que produce
Maquiavelo es debido a su falta de pudor al hablar de la violencia con nombre y apellidos: crímenes,
venganzas, robos de patrimonio y vincular estos hechos como parte de la vida política.
Se observa en Maquiavelo un marcado positivismo, al analizar lo que ve, lo que se reconoce en la realidad y
no lo filosófico; un pragmatismo político que se sustenta en la realidad de la vida del estado, un manual al
servicio del poder que conlleva necesariamente violencia para los súbditos; su anti-humanismo, contrario a
ese el humanismo en la filosofía política y que se sustenta en la herencia del pensamiento greco-romano; y por
último, la idea de que el poder en sentido maquiavélico es dominio sobre los demás hombres e innato en la
vida del ser humano.
Por estos incuestionables aportes, sitúan a Nicolás Maquiavelo como el padre de la Ciencia Política.
Síntesis del libro “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo.
La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas para enfrentar
de manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente
organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.
Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas reveladoras del nuevo espíritu burgués,
caracterizado esencialmente por una mentalidad profana e inquisitiva y para el cual la realidad inmediata y
sensible es la fuente del conocimiento.
Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir que los valores y la moral tradicional
cimentados por la iglesia católica no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en Europa
renacentista.
La edad media había creado en Europa un sinnúmero de principados feudales fraccionados y dispersos. Todos
ellos operaban como factores adversos a la necesidad de centralización del poder requerido por las nuevas
clases sociales en su camino de expansión comercial.
El hombre que se sumerge en los hechos y que vive intensamente los acontecimientos políticos de su época,
no riñe con el observador que luego los mide y los confronta con su visión del Estado y de la naturaleza
humana.
En esta obra se plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médicis, el cual
para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de “El Príncipe”.
Los cambios que propuso son extraídos de la observación y se deberían basar en realidades.
El autor, intuye que los valores y la moral tradicionales no se ajustan a la cambiante e inestable Europa
renacentista.
Por eso muestra al gobernante: “el arte de conquistar el poder”, al que identifica como el Estado.
Es este arte la política del gobernante, y ha de estar exento de toda norma. El bien común radica en el poder y
en la fuerza del estado, y no es subordinable en ningún caso a fines particulares.
Así el Estado podrá articular las relaciones sociales, garantizando que los hombres vivan en libertad a través
de sus leyes. Solo así se logra el bien común, y todo lo que atente contra él puede ser rechazado, siendo
cualquier medio lícito.
Se divide el texto en diversos bloques.
Así tendríamos un primer bloque que iría desde el capítulo I hasta el XI, donde se analizan la naturaleza
y clases de principados como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Contiene
definiciones de términos políticos.
Un segundo bloque serían los capítulos XII y XIV que tratan sobre el aparato militar, en ellos se aborda los
riesgos inherentes a las tropas mercenarias tan habituales en su época y sobre las obligaciones del príncipe.
El tercer bloque que engloba desde los capítulos XV hasta XXIII, reflexiona en torno a las cualidades que
deben guiar las acciones de los príncipes, los recursos psicológicos que debe atesorar el príncipe moderno para
conservar el poder y sentar las bases de la dominación social sobre sus súbditos.
El cuarto bloque serían los capítulos tres últimos capítulos (XXIV hasta XXVI), que vendrían a ser la
traducción de la crisis italiana de los aspectos anteriormente descritos. Es aquí donde toda la articulación
teórica del texto alcanza su plenitud y se invoca al príncipe nuevo que levante desde su “virtud” el orden
también nuevo que la necesidad histórica reclama.
Los problemas que afronta Maquiavelo no son problemas abstractos que se ponen en el plano de las categorías
universales (moral, religión, etc.) sino problemas unidos a la solución de una situación política concreta.
Por lo tanto el Estado, es la única fuerza sobre la que apoyarse, y el hombre (malvado por naturaleza, sin
ninguna virtud sobre la que alzarse) se reduce a ser “ciudadano”, un simple “animal político”, al cual se puede
juzgar por su grado de sociabilidad y por sus virtudes cívicas.
La obra de Maquiavelo es una teoría del Estado, es decir de las formas de organización que permiten al hombre
(venciendo su egoísmo instintivo) vivir en sociedad, vivir sin que el bueno pueda ser aplastado por el malo.
De ahí su insistencia en el término “virtud” ya que le da un nuevo significado con una nueva carga moral
(vitalidad, energía…). Esta virtud es la que distingue al verdadero hombre, al ciudadano, al hombre de estado,
al príncipe, en definitiva.
Maquiavelo, resalta la diferencia entre tirano y príncipe, considerando tirano al que gobierna en beneficio
propio y príncipe el que lo hace buscando los intereses del estado y de la colectividad.
Por eso aconseja la violencia, la crueldad… pero solo cuando sean necesarias y en la medida en la que sean
necesarias.
La mayor parte de los dictadores han malinterpretado la figura del príncipe queriéndose comparar al personaje
de Maquiavelo cuando en realidad por la definición que este nos hace, son tiranos.
El príncipe antes de ser gobernante ha sido hombre, y como todos los hombres es malvado, egoísta, voluble
etc.; pero ha sabido, en el momento adecuado, adaptarse a la situación que le exige erigirse como líder para
dejar de ser un simple ciudadano.
El hombre del pueblo no se preocupa por contener sus emociones y sus pulsiones, es “libre” de actuar en
función a sus propias necesidades, y por eso puede ser juzgado por su grado de sociabilidad y sus virtudes
cívicas.
Sin embargo el gobernante está atado a la moral publica que le exige una forma de comportamiento muy
estricta, de la cual no le esta permitido salirse. Posiblemente en muchas ocasiones, por ser también hombre,
tenga la necesidad de transgredir sus propias leyes: ahí es cuando surge el dilema, y es donde tiene que
prevalecer el interés publico al privado para no caer en la tentación de anteponer sus prevalencias a las del
pueblo.
Parecería que “el Príncipe” es concebido por Maquiavelo como una víctima de su posición, obligado a
comportarse de determinadas maneras debido a la maldad de los demás, dispuesto a condenarse con tal de
cumplir con su deber y mantener en vida el Estado.
Esa moral cruel que le aconseja al príncipe está en función del bienestar de los hombres, que no es posible sin
la existencia de un estado ordenado y tranquilo, seguro de los enemigos externos y no “desordenado” por los
enemigos internos.
El Príncipe fue la obra póstuma de Maquiavelo. En ella podemos decir que el autor acabó de definir el
“descubrimiento” de la posibilidad de una ciencia política autónoma, independiente de los antiguos principios
generales y al margen de consideraciones de orden moral.
Según Maquiavelo, el príncipe ha de seguir los preceptos de la utilidad, el valor, la virtud, la fuerza y la astucia.
Al escribir esta obra, el secretario florentino parte de realidades, a veces experimentadas personalmente, siendo
coherente con su idea de la autonomía de la ciencia política. Se propone dejar de lado las utopías políticas,
como la de Platón, para teorizar sobre un nuevo modelo de política más realista y aplicable a los gobiernos de
su época. Francis Bacon decía que Maquiavelo se limita a describir lo que los hombres hacen realmente. Lo
que son, no lo que debieran ser.
Aunque Maquiavelo empieza describiendo los diferentes tipos de principados, su objetivo es hablar del
“príncipe nuevo”, es decir, del hombre que llega a dirigir un Estado por factores como la propia virtud, la
buena fortuna, el favor del pueblo o la colaboración militar de otros príncipes. Para cada uno de estos casos,
Maquiavelo expone causas y motivaciones, analiza posibles peligros y desequilibrios del poder o de las
relaciones de éste con los súbditos y con los nobles o magnates del Estado.
Teniendo en cuenta las vivencias personales de Maquiavelo y su entorno político-social, no es de extrañar su
pesimismo extremo.
Maquiavelo da mucha importancia al arte de la guerra como medio para lograr mantener un Estado íntegro y
próspero, al igual que insiste en la importancia que el pueblo respete y tema a su señor. Él cree que un príncipe
ha de dar una buena imagen de sus atributos, aunque en realidad no los tenga. Maquiavelo alaba la virtud de
los gobernantes que son crueles con unos pocos y así mantienen el Estado, mientras que critica a los pueblos
y príncipes crédulos que son buenos y dejan que sus enemigos destruyan una parte de su patria, seguros de
que así la sed de conquista de sus enemigos se saciará.
El bien del Estado no se subordina al bien del individuo, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos
los fines particulares por más sublimes que se consideren.
Pensamiento
El poder considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano y el fenómeno político visto
como la expresión suprema de la existencia histórica, que involucra todos los aspectos de la vida, es la
concepción que subyace en las disertaciones de El Príncipe.
El Renacimiento había dado inicio a la secularización del mundo y las cuestiones religiosas quedaban
restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su
armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia sin temores o esperanzas de
compensación espiritual.
El Estado también empezaba a concebirse como un poder secular no ofrecido a los individuos por derecho
divino sino por intereses económicos, de clases o ambiciones personales. Fue esa gran mentalidad la que
permeó la obra de Maquiavelo y de la que derivó su concepción del poder y de la política. Maquiavelo no es
ajeno a la moral. Y supo intuir antes que sus propios contemporáneos que era imposible organizar un Estado
en medio del derrumbe social de Italia.
Las opiniones posteriores sobre su obra, en lo concerniente a su política de maximizar los medios frente a los
fines en el ejercicio del poder, ignoran que el escritor florentino fue un ardiente partidario de la libertad. Y lo
demostró con sus escritos defendiendo las instituciones republicanas que fueron destruidas con la invasión de
Francia y España a Italia; lo mismo que contra la corrupción, a la que consideraba una amenaza contra la
libertad, virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza. “La experiencia muestra que las
ciudades jamás han crecido en poder o en riqueza excepto cuando han sido libres”, dijo Maquiavelo. “El fin
justifica los medios”, no es una sentencia carente de moral y ética como han pretendido demostrar los críticos
de Maquiavelo. Sencillamente es una reflexión en la que se reconoce que de las mismas circunstancias que
enfrenta El Príncipe, él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante.
El éxito de un soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la
dinámica inherente a ellas. Son las necesidades las que impondrán una respuesta. Y con ello Maquiavelo
demuestra que los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él. Premisa infalible que había olvidado la
Edad Media. Ello significa que la ambición de Maquiavelo de ver una Italia unida, expuesta de forma precisa
en los consejos que en 26 capítulos sugieren al magnífico Lorenzo de Médicis, no constituyen un espejismo
político sino que puede realizarse en la realidad material a través de la lucha por el poder y estimulando en los
italianos los sentimientos comunes que configuraban la identidad cultural de ese país.
Existe una circunstancia concreta: Italia invadida por fuerzas extranjeras, y una necesidad real: la liberación
nacional y la construcción de la unidad política. El medio para lograrlo es la guerra y el fin, adaptarse a las
exigencias de los nuevos tiempos, organizándose como estado nacional. Para Maquiavelo los fines políticos
eran inseparables del “bien común”.
La moral para el diplomático florentino radica en los fines y la ley constituye el núcleo organizador de la vida
social. Todo lo que atenté contra el bien común debe ser rechazado y por ello “la astucia, la hábil ocultación
de los designios, el uso de la fuerza, el engaño, adquieren categoría de medios lícitos si los fines están guiados
por el idea del buen común, noción que encierra la idea de patriotismo, por una parte, pero también las
anticipaciones de la moderna razón de Estado”.
Las simplificaciones de las que ha sido víctimas Maquiavelo, no han logrado minimizar esa nueva dimensión
ontológica sobre el poder genialmente concebida por el estadista florentino. Para Maquiavelo está claro que
ha diferencia de los países europeos, en Italia no había sido posible construir el Estado-Nación. El soberano
que fuese a enfrentar este reto histórico, necesitaría de una suma de poder que lo convirtiera en un monarca
absoluto. Esa empresa solo es posible si el gobernante dispuesto a llevarla a cabo, arma los ciudadanos para
liberar a su patria de las fuerzas extranjeras. Cumplida esta tarea procurará ofrecer al pueblo leyes justas y éste
a su vez , asumirá la defensa y seguridad de la nación.
El interés de Maquiavelo se centra, a través de toda su obra, en la política como “arte de conquistar el poder”.
La política es por tanto el arte de el príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el príncipe, en cuanto conquistador
y dueño del poder, en cuanto encarnación del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda
norma moral. Lo importante es que tenga las condiciones naturales como para asegurar la conquista y posesión
del poder, “que sea astuto como la zorra, fuerte como el león”. Dice Maquiavelo que el príncipe que quiere
conservar el poder “debe comprender bien que no le es posible observar, en todo, lo que hace mirar como
virtuosos a los hombres, supuesto que a menudo para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de
obrar contra su fe, contra las virtudes de la humanidad y caridad y aún contra su religión”.
Para Maquiavelo la razón suprema no es sino la razón de Estado. El Estado (que identifica con el príncipe o
gobernante), constituye un fin último, un fin en sí, no solo independiente sino también opuesto al orden moral
y a los valores éticos, y situado de hecho, por encima de ellos, como instancia absoluta. El bien supremo no
es ya la virtud, la felicidad, la perfección de la propia naturaleza, el placer o cualquiera de las metas que los
moralistas propusieron al hombre, sino la fuerza y el poder del Estado y de su personificación el príncipe o
gobernante. El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona humana en ningún caso,
y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.
El sentido de la vida y de la historia, no acaba para los hombres si ellos prosiguen en la tarea de perfeccionar
la sociedad sobre bases racionales que los trasciendan más allá del simple plano individualista o de atomización
social en el que viven dentro de las sociedades contemporáneas de finales del siglo XX. La permanente
transformación de la política, como la soñó Maquiavelo, puede ser el camino para la humanización del poder
y la sociedad.
Leer “El Príncipe” es enfrentarnos al triunfo del espíritu renacentista sobre la religión, como también bordear
el lado más creador y sombrío de los hombres en la ardua e inconclusa tarea de perfeccionamiento de la
conciencia humana y de la sociedad. Generalmente se afirma que la historia es el registro de los choques entre
situaciones o estructuras extremas. Desde esa interpretación “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo es la síntesis
de la disolución de un mundo, el medioevo, y el nacimiento de un nuevo principio de realidad en el que el
hombre, volvía a ser la preocupación esencial de todas las cosas, el Renacimiento.
Si la política debía ser el arte de lo posible, para Maquiavelo ello significaba que ésta debía de basarse en
realidades. Las necesidades de cambio que él formuló para su tiempo, fueron extraídas de su observación del
mundo material y del estado de ánimo colectivo de sus compatriotas. Sin embargo en la médula de “El
Príncipe” se encuentra la reivindicación del Estado moderno como articulador de las relaciones sociales y la
necesidad de que los hombres vivan en libertad.
El Príncipe y su ética
El príncipe es un libro escrito por Maquiavelo para Lorenzo de Médicis, en muestra de su apreciación. Este
libro habla de las distintas formas de obtener el poder, de como conservarlo y acrecentarlo, bajo una ética muy
particular.
Maquiavelo propone una ética pragmática, fría, mas que un ideal, un día a día, expresada en su máxima “El
fin justifica los medios” es decir no importa como se logre mientas que se logre.
Necesidad de la ley y de la fuerza por parte del gobernante
Se trata de un texto que encontramos en el capítulo XVIII de la obra de Nicolás Maquiavelo: El Príncipe.
La idea principal responde a una defensa apasionada de cuál es el mejor modo de llevar a cabo las
conveniencias del Estado.
La ideología maquiavélica al respecto se refleja a través de una ética que no contempla más que llegar al fin
perseguido, debido a lo cual quedarán automáticamente justificados todos los medios utilizados para ello, por
condenables que puedan parecer.
El párrafo primero es un alegato en favor de la tesis expuesta anteriormente. La idea de Maquiavelo de que
un gobernante debe ser inflexible ante todo para preservar el bien del Estado, aunque sea a costa de una
conducta moralmente indigna. Maquiavelo no acepta ni legitima la violencia como norma del obrar político,
sino sólo en casos extraordinarios y en orden, no al mantenimiento del poder por parte del gobernante, sino en
orden al bienestar de todos.
El segundo párrafo establece la necesidad de uso por parte de los gobernantes de la fuerza bruta como
conveniente complemento para reafirmar el poder propio de quienes poseen la inteligencia para aplicar las
leyes que aseguran el bien del Estado. Esa fuerza bruta será un buen complemento porque utilizada con
inteligencia asegura el sometimiento de los demás hombres y por tanto el poder.
En el tercer párrafo la tesis anterior se desarrolla desvelando el pensamiento de Maquiavelo. Se expone el
mejor modo de reafirmarse y asegurarse en ese poder. Para él está claro que aunque puede que los hechos
acusen los resultados excusarán; de modo que la falta de escrúpulos debe ser tenida como el modelo correcto
de actuación para el buen gobernante. Y esto lo justifica mediante la teoría de que el hombre es malo y al ser
malo lo mueve su naturaleza. Tal teoría la demuestra exponiendo los numerosos ejemplos de ello que a lo
largo de la historia se han sucedido.
Alude algunas cualidades animales para ejemplarizarlo. El gobernante debe poseer la astucia de la zorra en
combinación con la fuerza del león, para librarse de las trampas y los lobos, que son al fin y al cabo los traidores
y los opositores al gobernante. Aconseja que tales “virtudes” se disfracen y se disimulen para mayor efecto de
tal arma. Y vuelve a justificar la necesidad de falta de escrúpulos debido a esa naturaleza humana maligna de
la que el estado debe protegerse.
En el párrafo cuarto utiliza la eminente figura del Papa Borgia, Alejandro VI como ejemplo para la idea
anterior, un hombre que utilizó la técnica del engaño brillantemente para la consecución de sus fines porque
conocía perfectamente dónde se movía y cómo era cada quién y por tanto, qué debía darle a cada cual.
El gobernante debe aprender a instrumentalizar las pasiones humanas y confundir las cabezas de los hombres
con todo tipo de embustes ya que en política sólo cuentan las apariencias aprovechando que la mayoría de la
gente vive muy alejada de la realidad. De nuevo la torpeza humana sirve como excusa para dar rienda suelta
a toda clase de manipulaciones e intrigas.
El párrafo quinto es una prolongación de la tesis anterior que entra ya en el terreno de las influencias que
Maquiavelo recibe del modelo político de la República Romana, que él tanto admira.
Habrá que llegar a la crueldad si es preciso, aunque siempre distinguiendo entre “la bien usada y la mal usada”,
y lo más importante de todo que la virtud política del gobernante la va a constituir precisamente saber conservar
su Estado a base de distinguir cuando no debe alejarse del bien y cuando va a necesitar entrar en el mal para
ello.
Es el bien común y no el privado el que legitima la violencia en determinadas situaciones pero, puesto que
con sus acciones lo que el gobernante busca son buenos resultados, debe conocer bien el alma humana para
atacarla allí por donde sea más oportuno, manipulación al fin, y si para ello necesita entrar en el mal deberá
colorearlo y disimularlo para asegurarse el éxito y no el desprestigio. Sacar provecho de todo y de cada
situación.
El párrafo sexto es la conclusión final de todos estos preceptos: La defensa de la conveniencia de manipular
al vulgo, razonando para ello que el vulgo lo único que valora es el resultado final, puesto que la naturaleza
humana es limitada y sólo alcanza a ver lo que muestran las apariencias.
Con ello excusa el engaño y demás medios inmorales.
Todo con el único fin de salvaguardar la seguridad y el bienestar del Estado.
Siempre obligarse a aparentar bondad, buenas maneras, correcta moral en definitiva, porque ello asegura la
ventaja a la hora de la manipulación.
Como se expone en el párrafo tercero, surge la apología a la idea de que los hechos acusan pero los resultados
excusan.
Utilización de la figura de César Borgia como modelo a seguir ante todo lo expuesto. Aunque el personaje se
refiere de un modo velado, queda patente su personalidad “correctamente maquiavélica”. Su actuación
puramente contradictoria a su predicación pero totalmente efectiva a sus fines era el mejor ejemplo con el que
el autor podía ilustrar su texto.
El absolutismo papal correrá parejo al desarrollo del poder monárquico creciendo a expensas de
los poderes rivales . El poder político se condensa en manos del monarca siendo común la concepción del
soberano como fuente de todo poder político.
A finales del siglo XV se produce una remodelación de las instituciones medievales por los cambios
económicos producidos y debidos a una mejora de las comunicaciones produciéndose un cambio en el ámbito
geográfico el cual pasará a ser local. El mayor beneficio de mercado será el aventurero, comerciante dispuesto
a aprovechar cualquier situación y que domina la producción encontrándose fuera de la potestad de gremios y
ciudades. Este comercio debía encontrarse políticamente en manos de un gobierno de mayor poder que el
local. Esta burguesía será el enemigo de la nobleza necesitando de un poder fuerte cuyo centro será el monarca
poder político y militar. Se ganará en un gobierno ordenado y eficaz.
El Príncipe trata de las monarquías o estados absolutos siendo la indiferencia moral ante los medios
utilizados la principal característica del pensamiento de Maquiavelo junto a la fuerza y astucia como puntal de
un gobierno bueno. Escribe sobre la mecánica de gobierno siendo de su interés las medidas políticas y
militares. La finalidad política es conservar y aumentar el poder político y la medida de su éxito la consecución
de ese propósito independientemente sea cruel o injusta.

Martín Lutero
Tanto el cómo Calvino se basaron en razones idénticas, sosteniendo que la existencia del gobernante es mala,
algo que no se demostrará coherentemente e históricamente. Lutero considera que la sustancia de la religión
se basa en una experiencia mística y personal donde el exterior supone una ayuda para alcanzar esa experiencia.
Las acusaciones que vierte hacia la iglesia de Roma se basan en agravios antiguos atacando los privilegios
especiales del clero y por tanto en asuntos temporales los clérigos tienen las mismas responsabilidades que los
seglares aunque no puede prescindir enteramente de la disciplina y autoridad eclesiástica y por ello es llevado
a pensar que hay que reprimir la herejía.

El resultado práctico de su ruptura con Roma fue que el poder secular se convirtió en agente de la reforma
contribuyendo a crear una iglesia nacional con el deber de obediencia pasiva de los súbditos. Tenía confianza
en las magistraturas y ninguna en las masas. Los Príncipes eran súbditos del Emperador y se vio obligado a
admitir que podría existir una resistencia hacia este cuando se excediera de su autoridad aunque de manera
muy vaga. Así sus iglesias serán ramas del Estado y los frenos del poder secular desaparecen ganando la
religión en espiritualidad y el estado en poder.

Calvinismo
Desde Holanda, Escocia y Norteamérica se extiende en Europa Occidental la justificación de la resistencia.
En un principio Calvino postulaba la obediencia pasiva, pero en Francia y Escocia se encuentra en oposición
a unos gobiernos que no puede someter. También en principio su doctrina adolece de consideraciones hacia el
liberalismo o el constitucionalismo teniendo campo libre en una teocracia antiliberal y opresora. Se oponen a
la mezcla estado-iglesia para que esta ultima tenga el poder necesario disponiendo del apoyo secular. El
gobierno calvinista dio las dos espadas al clero con el resultado de un intolerable gobierno de santos con
inmiscución entre los asuntos íntimos. Su ética es una ética de acción como que el instrumento elegido por la
voluntad de Dios es el hombre donde su creencia es la de un sistema cósmico de dependencia cuasi militar
agotando el vocabulario del derecho romano y su disciplina es la del domino sobre sí mismo haciendo de las
iglesias calvinistas la parte militante del protestantismo. El reformador moral presenta un carácter autocrático
dando a los santos el derecho de gobernar y da mayor valor a las instituciones seculares siendo su primer deber
mantener el culto a Dios desterrando la herejía. Aspira a la censura moral por la influencia que da al clero.
Incluye la representación por elders lo cual no significa que quiera introducir la democracia. En teoría todo el
poder reside en el cuerpo cristiano aunque no existe autonomía. En Escocia donde la asamblea general se
compone de presbíteros y sínodos era más representativa de la generalidad de la nación que el parlamento
escocés. Aquí la reforma es un movimiento popular contra la corte, algo que en sus inicios no postula el
calvinismo. Este no es recomendable en una nación donde el monarca sea el jefe temporal puesto que el
calvinismo cree en la superioridad de la autoridad espiritual, hace autónoma a la iglesia incluyendo al clero y
a los seglares y en las iglesias nacionales. Si no hay obispo no hay rey. Esta es la forma de poder eclesiástico
defendida por la oposición. Es no-monárquica.

Como el poder secular es el medio externo de salvación, la posición del magistrado el honorabilísima y la
resistencia hacia el es resistencia hacia dios, así que el ciudadano privado no tiene porque opinar en asuntos
políticos. El mal gobernante es un castigo devino por los pecados del pueblo y la sumisión es hacia la
magistratura no hacia la persona. La ley de dios obliga tanto a jefes como a súbditos y la ley civil fija la pena
para lo intrínsecamente malo pero el castigo hacia un magistrado compete a Dios. Señala que hay
constituciones en las que ciertos magistrados menores tienen el deber de resistencia hacia la tiranía en beneficio
del pueblo, el derecho a resistir deriva de Dios, pero no es un derecho general del pueblo a resistir. El poder
soberano es un conjunto y uno de los que participan en el tiene el derecho a impedir el abuso del otro. La teoría
constituirá una mitigación aristocrática de la doctrina general de los derechos naturales inherentes al pueblo.
La obligación del gobernante es actuar hacia Dios, no hacia el pueblo, todo deriva de Dios. En el sistema solo
hay lugar como rey hacia Dios. Reproduce el antiguo sistema mixto criticando la monarquía hereditaria. Es
marcadamente aristócrata. Su teoría es inestable por ser fácil presa de las circunstancias puesto que si el
gobernante no acataba sus normas si que debiera resistírsele.
Conclusiones
“El Príncipe” es el manual del gobernante renacentista, secular, profesional, nacionalista y expansionista.
Breviario del arte de conservar el Gobierno, desiste de todo intento de buscar una justificación teológico-
racional del poder: el poder se justifica a sí mismo y es árbitro absoluto de todo lo que, pretendidamente eran
sus reglas, incluida la moral. Tres son los factores que juegan en todo el proceso de adquisición, conservación
y pérdida de sus principados: fortuna, virtud y talento / mérito.
Política
En esta obra la política aparece por primera vez tratada como ciencia en ella se analiza los medios y
procedimientos por los cuales un hombre ambicioso pudo llegar al poder supremo de un país.
Maquiavelo estudia al gobierno de los principados desde su punto de vista, como una ciencia.
En esta Maquiavelo hablaba de las distintas clases de principados, de la dificultad de gobernar unos y de la
facilidad de gobernar otros.
Maquiavelo al pretender dar lecciones a los reyes, dio lecciones a los pueblos.
Maquiavelo escribió cosas provechosas, siguiendo la verdad efectiva de las cosas.
El Príncipe es un libro Republicano.
Los hombres son malos y están dispuestos a demostrarlo si la ocasión lo amerita.
La virtud es todo lo que resume un dirigente.
Las acciones del príncipe no será moral, sino ordenadora.
Lo que si que esta claro es que un buen político tiene que hacer prevalecer los intereses de quien representa
sobre los suyos propios, y que por esto es, en parte, “prisionero” de sus actos (de todas formas no tienen
derecho a quejarse, porque son ellos los que han elegido seguir ese camino).
En conclusión Maquiavelo describe las mentiras, los métodos inmorales, las tácticas de cómo ganarse a su
pueblo, propuso las condiciones que habían de caracterizar a un príncipe, entendida esta figura como la cabeza
o jefe del Estado.
“A los hombres se los ha de gobernar con mano de acero dentro de guante de terciopelo” – Napoleón Bonaparte
Las ideas de Maquiavelo marcaron el inicio de la política como la conocemos hoy en día. Todo gobernante
actual que no siga sus consejos no podrá mantener su poder durante un largo periodo de tiempo.
“Lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la perspectiva de ganar. Lo que
desanima a los adversarios de ir hacia ti es la probabilidad de sufrir daños” – El Arte de la Guerra (Sun Tzu)
La obra de Nicolás Maquiavelo representa una interesante perspectiva para comprender la evolución social y
política del mundo moderno surgida en el Renacimiento.

TIPOS DE PRINCIPADOS
"En los primeros capítulos clasifica los tipos de principados, según su opinión, y las características y exigencias
de cada uno, que determinan las medidas a tomar por el nuevo gobernante para garantizar su poderío. Estos
principados son los hereditarios –que son los mas fáciles de conservar- y los nuevos, que sino son del todo
nuevos, se llaman mixtos.
Estos dos últimos se caracterizan por la forma de adquirirse y que puede ser: por medio de las armas propias
y talento personal –que son los mas seguros-, por medio de armas y fortunas de otros –que son inseguros-, por
medio de crímenes y los últimos que son por medio del favor de los conciudadanos, que es llamado principado
civil y que es impuesto ya sea por el pueblo o por los nobles, según que la ocasión se presente a unos o a otros.
Concluye que un príncipe debe vivir en la nueva provincia para asegurar la posesión al identificar desórdenes
a tiempo, integrar colonias y desaparecer por completo a la dinastía derrotada para evitar levantamientos,
además de cuidarse de extranjeros poderosos que puedan intentar una sublevación.

TIPOS DE GOBIERNO
Respecto a los tipos de gobiernos, considera dos: los asistidos por siervos, donde el príncipe tiene mayor
autoridad y le serán fieles si no los oprime, y el asistido por nobles, siempre fáciles de sobornar por su
descontento; el consejo al gobernante es recordar que no puede cambiar a todos sus súbditos, pero sí puede
cambiar o crear nuevos nobles.
Para gobernar plenamente a una ciudad o principado que antes de la conquista se regía por sus propias leyes,
contempla tres reglas: primero, destruirlo; después, radicar en él; finalmente, regirlo por sus propias leyes,
obligarlo a pagar tributo e integrar un gobierno con pocas personas de entre sus mismos ciudadanos. El
gobernante que menos confía en la suerte conserva mejor su conquista.
Imponer nuevas leyes es difícil y peligroso, por lo que debe hacerse con habilidad. Es fácil convencer al pueblo
de algo, pero difícil mantenerlo en la convicción. El príncipe nuevo debe deshacerse de enemigos, conquistar
amigos, hacerse amar o temer de los súbditos, hacerse respetar y obedecer por sus ejércitos, disolver milicias
infieles, reemplazar antiguas leyes y conservar la amistad de los poderosos. Para conservar el poder, los actos
criminales deben ejecutarse de una sola vez para evitar intranquilidad y desconfianza.
Las fuerzas de todos los principados se miden en base: si un príncipe posee un Estado tal que pueda, en caso
necesario, sostenerse por si mismo, o si tiene, en tal caso, que recurrir a la ayuda de otros, y esto ultimo puede
ser fatal para el principado. Se considera capaces de sostenerse por si mismos a los que, o por abundancia de
hombres o de dinero, pueden levantar un ejército respetable y presentar batalla a quienquiera que se atreva a
atacarlos; y se considera que tienen siempre necesidad de otros a los que no pueden presentar batalla al
enemigo en campo abierto, sino que se ven obligados a refugiarse dentro de sus muros para defenderlos.
También existen los principados eclesiásticos, respecto a los cuales todas las dificultades existen antes de
poseerlos, pues se adquieren o por valor o por suerte y se conservan sin el uno ni la otra, dado que se apoyan
en antiguas instituciones religiosas que son tan potentes y de tal calidad que mantienen a sus príncipes en el
poder sea cual fuere el modo en que estos procedan y vivan.
Desde aquí deberán consultar trabajo evaluativo 2da parte
Pensamiento Político de la Ilustración. Características Socio políticas.
Los contractualistas teóricos de la política. Hobbes, Locke y Rosseau.
¿Cuál es el pensamiento de Thomas Hobbes? ¿Qué aportes hizo Thomas Hobbes? ¿Qué es el estado de
naturaleza para Hobbes? ¿Qué es el Estado para Hobbes?
¿Qué quiere decir que el hombre es un lobo para el hombre? ¿Qué es el Leviatán?
¿Quién fue y que hizo John Locke? ¿Qué es la Sociedad para John Locke? ¿Qué es el Estado para Locke?
¿Qué propone el contrato social? ¿Qué es el contrato social de Jean Jacques Rousseau? ¿Qué se entiende por
el concepto de voluntad general?

La ilustración es el paso de la discusión de los temas clásicos a la disertación sobre las


justificaciones de estado. Para este periodo el estado es una institución formal y en muchos países con mayor
poder y derecho de coerción que la iglesia católica.
Para su consolidación, el poder civil necesita una teoría formal y científica que le permita explicar, justificar
el origen y el derecho de autoridad del Estado.
En la ilustración se puede observar también una serie de teorías sobre el estado, que tiene como eje central la
discusión sobre soberanía y ejercicio de la resistencia al gobierno despótico.
Para comprender estas transformaciones del pensamiento político es necesario ubicar el análisis en los hechos
políticos que caracterizaron la ilustración, en los siglos XVII y XVIII, convulsionados una serie de
revoluciones populares y burguesas que llevaron a descentralizar el poder y colocar al hombre europeo como
creador y responsable de su propio Estado.
Si se revisa la revolución inglesa y francesa, se detectan en ellas los gérmenes de todas las grandes
transformaciones políticas, un camino hacia un mundo que deja atrás la monarquía absoluta y retoma los
principios democráticos de la antigua cultura greco-romano.
CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO
La ilustración se enmarca en una serie de acontecimientos político-sociales que transformaron el estado nación.
Entre estos cambios se marca la revolución industrial en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de la
Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y
culturales. El feudalismo da paso a la etapa del mercantilismo, en donde la misma capacidad de producción y
seguridad obligan a la monopolización de mercados nacional y extranjero, a nivel social la vida del campo se
traslada a las ciudades e inicia el transito del siervo al proletario.
En materia internacional, aún cuando España continua siendo la potencia mundial, e Inglaterra
consolida su hegemonía marítima. En Norteamérica surge paulatinamente una conciencia de identidad e
intereses alternativos a los de las metrópolis entre los colonos blancos (criollos) que producirá desde finales
de siglo una serie de movimientos independentistas y posteriormente la independencia americana.
Paralelamente se reactiva la exploración y colonización de territorios en el norte de América, África y
Australia.
A la vez el sistema de Estado sufre un quiebre al presentarse tres guerras importantes: la guerra de sucesión
española (1700-1714), la de sucesión en Polonia 1733-1735), y la austriaca (1740-1748). Independientemente,
el orden social cambió a raíz de los movimientos políticos en los dos principales estado: Por un lado Inglaterra,
inicia una serie de transformaciones políticas en el siglo XVII que concluyen con la llamada revolución
gloriosa de 1685. Por medio de este movimiento político Inglaterra retorna a la monarquía, pero hereda de la
experiencia dictatorial de Cromwell un parlamento estructurado en dos cámaras y electo con base en un
principio de representación social. La dictadura de Cromwell marco la decepción de los ingleses por el
gobierno civil y a su muerte en 1658, esta nación optó por restablecer el parlamento y restaurar la monarquía.
Al morir Carlos II sin herederos y ser ocupado el trono por Jacobo II, Inglaterra nuevamente cayó en un período
de convulsión política, ya que el nuevo monarca pretendió retornar al catolicismo e incluso colocar a
personajes de su religión en cargos públicos. La molestia general hizo posible que un grupo de burgueses
apoyará a Guillermo de Orange en el derrocamiento de Jacobo.
Este movimiento denominado revolución gloriosa de 1658 se considera como uno de los sucesos más
importantes en la larga evolución de poderes legislativos, su importancia radica también en el hecho de que se
establece como producto de la misma un estado que sustenta su existencia en una Carta Magna. Este hecho
histórico marca el fin del absolutismo en Inglaterra y el inicio de la monarquía constitucional. Desde entonces,
el Parlamento ganó cada vez más poder, y la Corona asumió su papel de símbolo histórico de unidad.
Cabe señalar que la Revolución Gloriosa no involucró al pueblo, siendo por ello considerado por muchos
como un golpe de estado de la burguesía, sector que se apodera de la cámara de comunes.
La revolución francesa en 1789 fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que
convulsionó Francia y por la extensión de sus implicaciones a otras numerosas naciones de Europa que
enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen o absolutismo. La
revolución francesa se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y
finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799. Si bien Francia en el esplendor del reinado de
Luís XIV de 1643 a 1715 se había consolidado como potencia mundial, sin embargo, la corona se caracterizó
por el exceso de gastos en suntuosidades, obras públicas magnificentes pero de poca productividad, un ejército
en constantes guerras y una situación social en decadencia, en donde la pobreza extrema y la falta de servicios
a la población eran el común denominador. La caída del antiguo régimen absolutista, se presentaría casi
inmediatamente después de la toma de la bastilla, prisión parisina, el 14 de julio de 1789.
Como resultado de la revolución y bajo la Constitución de 1791, Francia daría fin al gobierno absolutista y
crearía una monarquía constitucional. En esta situación el rey compartió su poder con la Asamblea, pero
todavía mantuvo el poder de veto y la potestad de elegir a sus ministros. En 1793, se redactó una nueva
Constitución y la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que reconocían el sufragio universal
e igualitario.
El Comité de Salvación Pública cayó bajo el mando de Maximiliano Robespierre y los jacobinos desataron lo
que se denominó el Reinado del Terror (1793-1794).
No menos de 10,000 personas fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias.
La menor sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona acusaciones que eventualmente
la llevarían a la guillotina, incluido el propio Robespierre.
Finalmente, el 17 de agosto de 1795 se conjuró una nueva constitución en la que se integró un Directorio,
formado por cinco miembros. El poder legislativo fue ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el
Consejo de Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Sin embargo el pueblo cansado de la
revolución optó por apoyar, el 19 de marzo de 1799, el golpe de estado efectuado por Napoleón Bonaparte,
quien organizó un gobierno de dictadura que dejó margen para las libertades civiles consagradas en la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, modelo dogmático para las constituciones
y esencia del nuevo estado liberal constitucional.

CARACTERÍSTICAS DEL PENSAMIENTO POLÍTICO DE LA ILUSTRACIÓN


No podemos hablar de pensamiento político en la ilustración si no se marca con atención la influencia que
ejerció el británico John Locke en su obra Ensayo sobre Gobierno Civil. Locke pertenece a una corriente
instaurada por Thomas Hobbes (en el Leviatán) en la que se considera al estado producto de un contrato social
inviolable e inamovible. Aún cuando Locke escribió en respuesta a la obra de Hobbes, se considera también
contractualista, ya que parte de ideas similares a Hobbes y ofrece una hipótesis sustentada en el origen y
justificación del Estado con base en un contrato social. Seguidores de esta corriente inglesa, encontramos en
el pensamiento de la ilustración una serie de hipótesis sustentadas en los escritos de ingleses Hobbes y Locke.
En su Ensayo, Locke avanza sobre las ideas de Hobbes y si bien acepta que el contrato social es la base de las
instituciones políticas, da un paso al pensamiento democrático al rechazar la idea de que necesariamente el
poder debe ser absoluto e ilimitado. Para este autor la razón no admite que el ciudadano renuncie permanente
a su poder frente al Estado, es pues entonces necesario que el estado tenga como limites el derecho natural.
Así el contrato original del estado no deviene para crear un poder absoluto, sino para otorgar consentimiento
a los gobernantes.
Locke no desarrolló una teoría formal sobre división de poderes, pero sentó las bases para plantear soluciones
al despotismo ilustrado de su época. Locke llegó a las nociones de un contrato que se basa en el consentimiento
de los gobernados, por lo tanto aun que la idea de soberanía del pueblo no está desarrollada en el libro, se
considera que sí está presente en él.
Como Ilustración denominamos al movimiento intelectual que se desarrolló a partir del siglo XVIII y que tuvo
como base un conjunto de ideas filosóficas que enfatizan la confianza en la razón como solución de muchos
de los males de la humanidad. El movimiento intelectual se desarrolló en Francia y gran parte de Europa. Su
precedente es sin duda el renacimiento, por lo que en este momento histórico la sociedad europea no se
encontraba ya en un oscurantismo educativo.
Se le denominó Ilustración al hacer referencia a la luz que arroja el conocimiento y la razón, al estudiar temas
antes considerados místicos. En este periodo, se consolida la idea de que la iglesia debe dejar de ser el guardián
de la cultura y ésta se debe integrarse o reintegrar a la comunidad europea.
Basaban el pensamiento ilustrado en un empirismo o fe en la experimentación; en la crítica racional de todo
el conocimiento anterior, en el deseo de conocer el mundo; en un cierto utopismo en el que la razón y al
progreso se ven como ilimitados y a la vez como el único modo de que el ser humano alcance la felicidad. Los
ilustrados consideraban además que la modernización y progreso de la sociedad chocaba con el absolutismo y
eran participes activos del derrocamiento de las monarquías. Además sus escritos mantenían características
específicas en los que resaltó el amor a la naturaleza y la convicción de que el hombre no debe de contrariar
las leyes de la naturaleza, sino tratar de descubrir su funcionamiento.
El eje de la razón humana como fuente del progreso ilimitado. Para que el hombre alcance el progreso debería
descubrir por medio de la razón las leyes naturales. Una firme creencia en la igualdad y libertad de los hombres,
distinguiendo sólo diferencias por su capacidad de razonar y la firme propuesta de una moral social. En ningún
momento la ilustración niega la existencia de un Dios y el alma, considera estos puntos como eje de la
metafísica.
Así, la razón, la ciencia y la educación eran los medios para alcanzar el progreso de la humanidad. La confianza
en el uso de la razón, la defensa de las libertades individuales y de la tolerancia religiosa y así como un
optimismo ante el futuro. Aún cuando cada autor mantiene sus propias ideas, los ilustrados coincidían en el
optimismo social, consideraban que el egoísmo del hombre era controlado por la educación y la ciencia. En
este sentido, la desilusión de Maquiavelo del hombre malvado y egoísta es superada a través de la idea de que
la inteligencia humana, la razón, hacen a los hombres éticamente mejores. No es tampoco una ideología
conformista como la cristiana, sino una idea en la que los seres humanos serán liberados por el progreso en de
todos aquellos obstáculos que impiden el bienestar y la felicidad.
Ejemplo claro del pensamiento ilustrado francés es sin duda la Enciclopedia, o por su título completo La
Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, proyecto dirigido por Diderot y
D´Alembert. Los tres autores básicos de la Enciclopedia, ya que sus obras influyeron el desarrollo de la
Revolución Francesa y en la aparición de una la ideología liberal, basada en la razón, igualdad y libertad del
individuo, son: François Marie Arouet, conocido por su seudónimo Voltaire; Montesquieu y Rousseau.

Montesquieu escribió en 1748 El espíritu de las leyes, obra que es considerada teoría sociológica del gobierno
y el derecho, sustentando el rechazo argumentado a la monarquía absoluta. En concreto, al tratar las modernas
leyes inglesas realizó una teoría fundamentada sobre la de la necesidad de diferenciar los poderes de un estado,
tres según sus concepciones políticas: legislativo, ejecutivo y judicial. Su teoría del equilibrio de poderes no
sólo influirá en los redactores de la Constitución francesa de 1791, sino que ya antes puede detectarse su
influencia en la Constitución de los Estados Unidos de América, de 1789.

LOS CONTRACTUALISTAS. TEORÍA DE LA POLÍTICA POR: HOBBES, LOCKE Y ROUSSEAU


El concepto Estado de Naturaleza forma parte de la terminología filosófica. Filósofos como Locke, Hobbes y
Rousseau entendieron el Estado de Naturaleza como la situación de los seres humanos antes de la civilización.
El contractualismo es una corriente moderna de filosofía política y del derecho, que piensa el origen de la
sociedad y del Estado como un contrato original entre humanos, por el cual se acepta una limitación de las
libertades a cambio de leyes que garanticen la perpetuación y ciertas ventajas del cuerpo social.
Según la clásica definición de Jean Bodin, recogida en su obra de 1576 Los seis libros de la
República, soberanía es el «poder absoluto y perpetuo de una República»; y soberano es quien tiene el poder
de decisión, de dar las leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes escritas.
¿Cuál es el pensamiento de Thomas Hobbes?

¿Qué aportes hizo Thomas Hobbes?

¿Qué es el estado de naturaleza para Hobbes?

¿Qué es el Estado para Hobbes?

¿Qué quiere decir que el hombre es un lobo para el hombre?

¿Qué es el Leviatán?

¿Quién fue y que hizo John Locke?

¿Qué es la Sociedad para John Locke?

¿Qué es el Estado para Locke?

Thomas Hobbes
Hobbes nace en Inglaterra en 1558, era considerado un hombre de gran especie intelectual, curioso y tímido.
Su destino quiso que viviese en una época poco propicia para un amador de la paz y la tranquilidad.
Hobbes desde su juventud, cogió horror a las discusiones político religiosas, sobre la interpretación de la Biblia
y los derechos de la conciencia individual. En su opinión estas discusiones debilitaban Inglaterra, minaban la
autoridad por su base y preparaban la guerra civil.
En 1640, cuando la guerra parecía aproximarse, huye de Inglaterra a París y en su destierro voluntario de once
años preparo su Leviatán. Mientras tanto, Inglaterra desde que había caído en las manos fuertes y hábiles de
los Tudor, en las torpes de los Estuardos, no había conocido mas que convulsiones. En el furor de las disputas
religiosas (protestantes y católicos, entre protestantes anglicanos y disidentes) agrava allí el furor de las
pasiones políticas, formando todo ello una mezcla incendiaria.
En 1642, comienza la lucha armada entre Carlos I Estuardo y su parlamento, la mayoría puritana. Una vez
vencido el Rey por el ejército parlamentario de Cromwell, el rey es ejecutado.
En 1651, Cromwell reina en Inglaterra, convertida en república y es en ese entonces cuando aparece en
Londres este libro de extraño título: El Leviatán.

La filosofía y pensamiento Hobbes defendía la teoría del absolutismo como forma de gobierno pero apoyaba
a la monarquía como el gobierno idóneo. Thomas Hobbes se podía catalogar como un filósofo del derecho
natural “iusnaturalista”, pues era la filosofía más difundida y aceptada de la época. ... La monarquía como
medio de gobierno.
El aporte que hizo Thomas Hobbes (Westport, cerca de Malmesbury, 5 de abril de 1588-Derbyshire, 4 de
diciembre de 1679) fue un filósofo inglés cuya obra Leviatán (1651) influyó de manera importante en el
desarrollo de la filosofía política occidental.
La concepción hobbesiana del estado de naturaleza se aparta del sentido paradisíaco, que a ese estado,
asigna el pensamiento teológico. Hobbes separa con claridad dos etapas: una situación de barbarie y de
guerra de todos contra todos ,un mundo sin germen de derecho , y por otra parte , un estado creado y sostenido
por el derecho , un estado con suficiente poder para iniciar y reformar su estructura.
Según Hobbes la naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que,
si un hombre es más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando este se considera en
conjunto, la diferencia entre los hombres, no es tan importante. De manera que estos puedan reclamar a base
de ella y para sí mismos, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar.
El término estado de naturaleza o "la condición natural del hombre" fue establecido por Thomas Hobbes,
en su obra Leviatán y su trabajo anterior De Cive.
Hobbes argumentaba que todos los humanos son por naturaleza igual en facultades físicas y psicológicas.
La inclinación general de la humanidad entera es entonces un perpetuo e incesante afán de poder que cesa
solamente con la muerte. La pugna de riquezas, placeres, honores u otras formas de poder, inclina a la lucha,
la enemistad y a la guerra.
Por ello en la naturaleza del hombre se encuentran tres causas principales de discordia: la competencia,
la desconfianza y la gloria. De esta manera la competencia impulsa a los hombres a atacarse para lograr un
beneficio, la desconfianza para lograr la seguridad y la gloria para ganar reputación. Con todo esto, mientras
el hombre viva sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se llama
guerra. Una guerra que es la de todos contra todos.
Sin embargo Hobbes advierte que nunca existió un tiempo en que los hombres particulares se hallaran en una
situación de guerra del uno contra el otro, sino que en diferentes épocas el ser humano se halla en estado de
continua enemistad, en la situación y postura de los gladiadores, con las armas asestadas y los ojos fijos uno
en otro. Por ende en esta guerra nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad, justicia e
injusticia están fuera de lugar. Donde no hay poder común, la ley no existe. Donde no hay ley, no hay justicia.
En esta condición en que el hombre se encuentra por obra de la simple naturaleza, en una guerra de todos
contra todos, el puede tener la posibilidad de superar ese estado, en parte por sus pasiones y también por su
razón. Las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas que son
necesarias para una vida confortable, y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo.
En otras palabras, la pasión inclina a los hombres a desear y conseguir los bienes y privilegios del prójimo.
Esto sería entonces la necesidad del hombre, pues su naturaleza es estar en guerra los unos con los otros.
Mientras tanto y por otro lado la razón los hace pensar que sin seguridad y duración, los bienes y privilegios
deseados no tienen sentido porque no se pueden disfrutar. La razón entonces sugiere normas adecuadas de
paz, a las cuales pueden llegar los hombres por mutuo consenso. Estas normas son las que Hobbes llama
Leyes de la naturaleza, las cuales servirán para que el hombre salga de ese estado de guerra.
Hobbes define leyes de naturaleza, sin embargo existen dos fundamentales de las cuales se derivan las
restantes. La primera de ellas se refiere a que cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras que tiene la
esperanza de lograrla, y cuando no puede obtenerla, debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas de la
guerra. Es decir buscar la paz y seguirla defendiéndose por todos los medios posibles.

La segunda ley dice que el hombre debe acceder (si los demás consienten también y mientras se considere
necesario para la paz y defensa de sí mismo) a renunciar este derecho de todas las cosas y a satisfacerse con
la misma libertad, frente a los demás con respecto a él mismo. Es como la ley del evangelio: “no hagáis a los
demás, lo que no queráis que os hagan a vosotros”.
De la segunda ley de naturaleza según la cual los hombres están obligados a transferir a otros los derechos que
perturban la paz, se deduce una tercera ley que se refiere a que los hombres cumplan los pactos que han
celebrado. Entonces mientras las pasiones enfrentan a los hombres, la razón los hace pactar.
Ahora bien cuando los pactos se respetan y se llevan a cabo hay justicia, que quiere decir que existe una
voluntad constante de dar a cada uno lo suyo. Todos los hombres tienen derecho a todas las cosas y por ende
son iguales ante la ley. Esta inclinación de pactar lleva a los individuos a convenir un contrato, que implica la
renuncia de todos sus derechos que poseían en el estado de naturaleza para otorgárselo a un soberano que a
cambio les garantizará el orden y la seguridad . Con el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho
que pudiera poner en peligro la paz.
El ser humano requiere de algo más que pactar, que haga su convenio constante y obligatorio; y ese algo es un
poder común que los mantenga a raya y dirija sus acciones hacia el beneficio colectivo. Los pactos no
descansan en la espada, no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre de algún modo. Por
consiguiente, a pesar de las leyes de la naturaleza, si no se ha instituido un poder, cada uno fiará en su propia
fuerza para protegerse contra los demás hombres.

El único camino para erigir semejante poder común, capaz de defenderlos contra la invasión de los extranjeros
y contra las injurias ajenas, asegurándoles que por su propia actividad y por los frutos de la tierra puedan
nutrirse a sí mismos y vivir satisfechos, es conferir todo su y fortaleza a un hombre o una asamblea de hombres.
Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad real de todo ello en una persona, instituida
por pacto de cada hombre con los demás, en forma tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiere a
este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros
transferiréis a e vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho esto, la multitud
unida en una persona se denomina estado y el titular de esta persona se denomina soberano. Esta es la
generación del Leviatán, o más bien de aquel dios mortal, el cual debemos, bajo el dios inmortal, nuestra paz
y nuestra defensa. Y fundando el estado solo es posible la sociedad civil. Es decir, la organización de todos
los súbditos sometidos al poder del estado, se convierte en el polo opuesto de la guerra.
La idea de ese estado todopoderoso en la tierra, ese dios mortal que atemorizara a todos los ciudadanos
es el Leviatán, el monstruo bíblico que se convierte en la gran solución que el hombre creo para su
conservación. Bajo la soberanía de estado se garantiza paz, porque sin estado no hay sociedad entre los
hombres, sino un mero estado natural de desconfianza y terror mutuo.
De esta forma el signo de esta soberanía absoluta es el poder dar y quebrantar la ley. El soberano es el
verdadero fijador de la justicia y de la moral, ya que lo justo y lo bueno, pasan a definirse como lo coincidente
con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder legislativo y el estado la única fuente del derecho.
Incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima autoridad. La
diferencia de gobiernos consiste en la diferencia del soberano o de la persona representativa de todos y cada
uno de la multitud. El representante deber ser por necesidad o una persona o varias. Cuando el representante
es un hombre, entonces el gobierno es una monarquía; cuando lo es una asamblea de todos cuantos
quieren concurrir en ella tenemos una democracia o gobierno popular; cuando la asamblea es de una
parte solamente, entonces ese denomina aristocracia.
El Estado para Hobbes es la existencia de un poder común que regule sus vidas –estado de naturaleza–,
condición que es entendida por Hobbes. Teniendo en cuenta este punto de partida, el Estado es explicado
como una creación de los hombres, mediante un pacto o contrato.
En todo caso el soberano debe:
Procurar a sus súbditos todo aquello para lo cual ha sido instituido: la seguridad.
Preservar la salud del pueblo, la conservación de la vida contra todos los peligros y el goce de las satisfacciones
legítimas de esta vida.
Velar porque los hombres que se han unido voluntariamente en sociedad política vivan felices.
Asegura a los súbditos una inocente libertad. Inocente, en cuanto no se pueda perjudicar la paz y la libertad:
la ley es el regulador.
Que las leyes no se hagan para perturbar la existencia de los hombres sino para dirigirlos, para preservarlos
contra ellos mismos y contra los demás a fin de que reine la paz.
Debe garantizar a sus súbditos la igualdad ante la ley y ante cargos públicos.
Debe garantizar la igualdad en la instrucción y la educación que los formen las doctrinas verdaderas.
El soberano debe luchar contra la ociosidad, debe proporcionar trabajo a todos.
Debe poner a cargo del estado, de la asistencia pública, a los que son incapaces de trabajar (en lugar de
abandonarlos a los azares de la caridad privada).
Conceder a los súbditos la propiedad privada suficiente y velar por la equidad de la distribución Evitar de esta
forma monopolios, acumulación de riquezas de particulares, explotación, etc.
De esta manera observamos al monstruo Leviatán de una manera tan inesperada, como lógica, liberal,
bienhechor, previsor y humano.

John Locke
Nació en Wrington –condado de Somerset, cerca de Bristol- en 1632 en el seno de una familia puritana. Fue
educado duramente catorce años en su propio círculo familiar –un pequeño remanso de paz en un país
ingobernable, que no tardaría en caer en la guerra civil.
1652: se trasladó en Oxford donde permaneció durante treinta años, allí encontró una atmósfera más afín a su
precoz inteligencia. John Owen, el puritano que era deán de la iglesia de Cristo y vicecanciller de la
universidad, fue nombrado tutor de Locke en la casa.
Entre 1660 y 1667: Fueron redactados sus primeros escritos de importancia.
1665: se trasladó a Cleves con el embajador inglés Sir Walter Vane para tratar de obtener la alianza o la
neutralidad del elector en Brandemburgo en la guerra con Holanda.
1666: Vuelve a su patria.
1668: fue elegido miembro de la célebre Sociedad Real de Londres para el progreso de las ciencias, y formó
parte, después, del Consejo Directivo.
1673: apareció como figura pública, al ser nombrado Secretario del Consejo de Comercio y plantaciones. Se
deteriora su salud y busca el buen clima de Francia.
1679: vuelve a Londres y reside nuevamente en Oxford.
1691: Se retira al pueblo de Oates, en las afueras de Londres. Iba a la ciudad debido a sus obligaciones como
delegado en el Tribunal de Comercio.
Cuando acabó el siglo, ya achacoso, pero aun pujante Locke se preparó para la muerte. No sea afligió al
conocer que Oxford había condenado su Ensayo.
1704: ocupado en responder críticas contra sus opiniones sobre la tolerancia le sobreviene la muerte el 28 de
octubre.

Es considerado el principal teórico de liberalismo. Su insistencia en respetar determinadas parcelas


individuales harán de él un preludio claro de la mentalidad burguesa y antiestatista, aunque sus
apreciaciones acerca del trabajo también son fundamento de cualquier teorización socialista”.
John Locke define el estado de la naturaleza como un estado de “paz, benevolencia y ayuda mutua”.
Consideraba que en el estado de la naturaleza los hombres debieron gozar de perfecta libertad para ordenar
sus actos y para disponer de sus propiedades y sus personas como mejor les parecía, dentro de los límites de
la Ley Natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra persona”·
El fundamental derecho a la libertad que se deduce de las intenciones del Creador y de la necesidad de auto
conservación, no conoce otro límite que la Ley Natural. Esta ley gobierna el estado de la naturaleza y que
debe ser entendida como manifestación de la voluntad de Dios, enseña que nadie debe dañar a otro en su vida,
salud y libertad.
Así, todos los hombres están dotados de la razón y la libertad suficiente para conocer un orden del mundo que
los lleva a cooperar con la preservación de sus derechos.
Para Locke mediante la razón el hombre conoce la Ley Natural y por ello le asiste el derecho de imponer a
los demás su cumplimiento. Tiene el derecho a castigar a los transgresores de esa ley con un castigo que impida
su violación”.
Advierte que en el estado de la naturaleza “un hombre consigue poder sobre otro, más no poder arbitrario o
absoluto para tratar al criminal (...) siguiendo la apasionada fogosidad o la extravagancia ilimitada de su propia
voluntad”.
Locke considera que esta pena debe ser proporcionada a su trasgresión, según dictamine la razón y la
conciencia, es decir, una pena que sirva para reparar el daño y para la represión. (8)
Hace la salvedad que el hombre cuando interpreta la ley para asuntos propios se convierte en juez y parte “el
amor propio hará que esos hombres juzguen con parcialidad en favor de sí mismos y sus amigos. Por otro
lado la malquerencia, la pasión y la venganza los arrastrará demasiado lejos al castigo que infligen a los demás,
no pudiendo resultar de todo ello confusión y desorden, por lo que, sin duda alguna, Dios debió fijar un poder
que evitase la parcialidad y la violencia de los hombres”.
A partir de aquí se empeña en marcar diferencias entre el estado de la naturaleza y el estado de guerra, aunque
para muchos estudiosos, no logra este objetivo.
Al parecer es inevitable que el estado de la naturaleza se convierta en un estado destructivo, pues al
violar la Ley Natural no existen mecanismos para restablecer el orden. Locke reconoce que los hombres
violan la Ley Natural, ya que “no observan estrictamente los mandatos de la equidad y la justicia, resulta
muy inseguro y mal salvaguardado el disfrute de los bienes que cada cual posee en ese estado”.
De lo anterior se desprende la necesidad del hombre de establecerse en sociedad. La condición natural en que
se encuentra el hombre “por muy libre que sea está plagada de sobresaltos y de continuos peligros. Tienen
razones suficientes para procurar salir de la misma y entrar voluntariamente en sociedad con otros hombres
que se encuentran ya unidos, o que tiene el propósito de unirse para la mutua salvaguardia de sus vidas,
libertades, y tierras, a todos lo cual incluyo dentro del nombre genérico de bienes o propiedades”.
Locke destaca que la finalidad de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes del estado de
naturaleza que se producen forzosamente cuando cada hombre es juez de su propio caso”.
Solo cuando un grupo de hombres se une en sociedad renunciando cada uno de ellos, al poder de ejecutar la
ley natural, cediéndola a la comunidad, sólo así se constituye una sociedad política o civil”
Este grupo de hombres debe vivir en estado de naturaleza y deben asociarse para formar un pueblo, un cuerpo
político sometido a un gobierno, o cuando alguien se adhiere o se incorpora a cualquier gobierno ya
constituido.
“Por ese hecho autoriza a la sociedad o, lo que es lo mismo, a su poder legislativo para hacer las leyes
en su nombre según convenga al bien público de la sociedad y para ejecutarlas siempre que se requiera
su propia asistencia (como sí se tratase de opiniones propias suyas). Eso es lo que saca a los hombres de
un estado de naturaleza y los coloca dentro de una sociedad civil, es decir, el hecho de establecer en este
mundo un juez con autoridad para decidir todas las disputas y reparar todos los daños que pueda sufrir
un miembro cualquiera de la misma”.
En conclusión aquellas personas que viven unidas, formando un mismo cuerpo, regidas por una ley común
sancionada y de un organismo judicial al que recurrir, con autoridad para decidir las disputas entre ellos y
castigar a los culpables, viven en sociedad civil los unos con los otros. Los hombres que carezcan de alguien
a quien apelar siguen viviendo en el estado de naturaleza y a falta de un juez se convierten en jueces y
ejecutores por sí mismos, ya que se ha demostrado que es ése es el estado perfecto de Naturaleza.
Para la formación de estas leyes que deben regir a la sociedad, Locke sostiene la teoría de la división de
poderes: tres poderes que ejerzan el poder soberano. El poder legislativo, es aquel que tiene el derecho de
señalar como debe emplearse la fuerza de la comunidad política y de los miembros de la misma. Destaca la
necesidad que existan los poderes ejecutivo y federativo para que cuide la aplicación constante de las leyes.
“Estos dos poderes son en sí mismos realmente distintos; sin embargo, a pesar de que uno de ellos abarca la
ejecución de las leyes comunales de la sociedad en el interior de la misma y a todos cuando la integran y el
otro tiene a su cargo la seguridad y los intereses de la población en el exterior, con respecto a quienes pueden
serles útiles o perjudicarle, ocurre que casi siempre suelen encontrarse unidos”.
Locke se inclina por la tesis de la rigurosa subordinación de los poderes al poder legislativo, y este último
delegado a la voluntad popular, la cual conserva su derecho permanente de control sobre su efectivo ejercicio
del poder, a fin de tutelar la propia libertad contra eventuales excesos ilegales.
Frente a un posible abuso constitucional Locke da al pueblo una especie de derecho a la revolución. Dicho
derecho se ejerce en casos extremos, cuando sea imposible por otro medio restablecer el orden normal de las
cosas.
Si el propósito de principal de la sociedad civil es el resguardo de la propiedad, el organismo que lo ejecute
Constituirá el organismo más importante de la sociedad. Ese es el poder legislativo. Locke lo considera el
2alma que da forma, vida y unidad a la comunidad política y lo llama “poder supremo”, aunque tiene
restricciones. No puede modificar las leyes para aplicarlas a casos concretos y sus normas solas perseguirán
el bien de la comunidad, es decir, no puede violar los derechos naturales “la ley natural subsiste como norma
eterna de todos los hombres sin exceptuar a los legisladores”.
Locke justifica que le hombre entre a la sociedad civil “movidos por el impulso de salvaguardar lo que
constituye su propiedad” al fijar un poder legislativo y delegarle sus derechos lo hace con la finalidad “que
existan leyes y reglas fijas que vengan a ser como guardianes y vallas de las propiedades de toda la sociedad
(...) De ahí , pues, que siempre que los legisladores intentan arrebatar o suprimir la propiedad del pueblo , o
reducir a los miembros de este a la esclavitud de un poder arbitrario, se coloca en estado de guerra con el
pueblo (...) Este pueblo tiene derecho a readquirir su libertad primitiva y mediante el establecimiento de un
nuevo poder legislativo (el que crea más conveniente) proveer a su propia salvaguardia y seguridad, es decir,
a la finalidad para cuya consecución están en sociedad ”.
La propiedad privada y su defensa son excluidos del contenido del pacto de gobierno, ya que son un derecho
natural y éstos son innegociables. La propiedad es el primer bien que el estado debe proteger.
“Tenemos, pues, la que la finalidad máxima y principal que buscan los hombres al reunirse en Estados o
Comunidades, sometiéndose a un gobierno, es la de salvaguardar sus bienes; esa salvaguardia es muy
incompleta en el estado de la naturaleza”. (124)
Asegura que es necesaria la creación de leyes para la defensa de la propiedad privada, aunque advierte que en
el estado de la naturaleza estas leyes son muy claras, pero “los hombres llevados por su propio interés, o
ignorantes por falta de estudio de la misma” no reconocen estas leyes cuando están en juego sus propios
intereses.
Para Locke el hombre al renunciar al poder político que posee en el estado de la naturaleza y entregárselo a la
sociedad (a los gobernantes que han elegidos) o lo hacen con la misión “...expresa o tácita de emplearlo para
el bien de los miembros de la sociedad y la salvaguardia de sus propiedades (...) No puede, pues, en manera
alguna y de un modo absoluto y arbitrario, extenderse ese poder a sus vidas y a sus propiedades que, por el
contrario, deben defenderse y guardarse hasta donde sea posible”.
La defensa de la propiedad privada como un derecho natural que el estado Constitucional debe proteger Locke
la relaciona directamente con el trabajo, ya que mediante este el hombre saca las cosas del estado de la
naturaleza y las hace instrumentos para satisfacer la necesidad humana. La propiedad es la institución
fundamental del estado de naturaleza.
Explica que cada hombre tiene por Ley Natural propiedad sobre su cuerpo y por ende de las obras que con
este realiza “por eso, siempre que alguien saca una cosa del estado en que la naturaleza la produjo y la dejó,
ha puesto en esa cosa algo de su esfuerzo (...) y por ello la ha convertido en algo suyo”.
Y como este cita muchos ejemplos como el agua de un manantial que es de todos los hombres, pero quien
dudaría que la recogida en un recipiente pertenece al que lo llenó.
De esta manera el trabajo pasa a ser fuente del derecho de propiedad, que no sólo abarca los bienes de
consumo sino los medios de producción, como la tierra, siempre y cuando sea trabajada por el hombre.
“La extensión de tierra que un hombre trabaja, planta, mejora, cultiva y cuyos productos son capaces de
utilizar, constituye la medida de su propiedad”.
Señala la salvedad que el hombre tiene derecho natural de poseer sólo que necesita, quien se adueña de bienes
perecederos y nos los utiliza viola la Ley Natural, aunque admite la posibilidad de cambiar estos bienes por
otros que puedan conservarse como metales.
Para salvaguardar aun más la propiedad los hombres aceptan la sociedad civil, renuncia a su propia defensa.
Al consentir formar parte de una sociedad civil, puede ser tácito, participan en un convenio que origina la
sociedad, haciendo dejación en ellas de las facultades que tenían en el estado de la naturaleza. A partir de allí
la sociedad se encargará de protegerlo a través de leyes que debe dictar y que considere necesarias para el
bien de la sociedad y castigando a quienes la infrinjan.
La transmisión tanto de funciones como derechos a la sociedad se caracteriza por la condicionalidad y la
limitación.
El hombre entrega los derechos individuales esperando obtener beneficios, la sociedad recibe estos derechos
y a su vez los entrega al gobierno, que se convierte en fideicomisario de la sociedad, de forma análoga a como
ésta lo es del sujeto. Comienza así una relación de confianza con el gobierno, esperando que este persiga el
bien de la comunidad. Vulnerar el convenio permite revocar el mandato.
Locke diferencia muy bien la autoridad de un padre sobre un hijo, de un amo sobre el esclavo, pero la
obligación del súbdito de obedecer al soberano nace del contrato y así lo reconoce.

¿Qué propone el contrato social? ¿Qué es el contrato social de Jean Jacques Rousseau?
Jean Jacques Rousseau
Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. En Ginebra estudió geometría y
comenzó a escribir comedias y sermones que no mostraba a nadie.
Su familia había elegido para él la profesión de procurador. Le consiguieron colocación en el despacho de un
canciller que lo despidió por inepto al paso de unos meses. Después fue aprendiz de un grabador, pero tampoco
destacó en ese oficio. A los 16 años decidió irse de Ginebra y al llegar a Saboya se presentó ante el párroco
del lugar quien lo invitó a abrazar la fe católica. Fue este religioso quien lo puso bajo la protección de Luise
Eleonore Warrens, joven y agraciada viuda que impresionó al muchacho desde su primer encuentro. Trabajó
como profesor de música, copista de partituras y compositor de ópera; también escribió artículos de música, y
en 1750 obtuvo el primer premio de la Academia de Dijon con el ensayo Discours sur les sciences et les arts.
Dos años después, su ópera El adivino de la Aldea fue presentada ante la corte en Fontainebleau y la comedia
Narcisse en el Teatro Francés. Después vinieron otros ensayos y La nueva Eloisa.
En 1762, la publicación de El Contrato Social fue causa de su expulsión de Francia y se refugió en
Neuchatel. Los planteamientos que hacía Jean-Jacques Rousseau en esta obra eran la semilla de la Revolución
Francesa. Hablaba de la soberanía de la voluntad del pueblo, de los soberanos como mandatarios del pueblo,
y de la República como forma perfecta de gobierno.
Las dos últimas obras elevaron a Jean-Jacques Rousseau al rango de director de conciencias de todos los que
vivieron en aquella época, y era solicitado para consultas aun por quienes no comulgaban con sus ideas.
Tiempo después, a causa de algunas diferencias con pastores suizos, salió de Neuchatel y se estableció en
Berna, luego en Inglaterra y más tarde en Wothon, donde tuvo tiempo de escribir sus Confesiones antes de
emprender el camino de nuevo para ir a Lyon, Grenoble, Chambery y Bourgoin.
Para entonces Rousseau había desarrollado un extraño temor que lo hacía sentirse siempre perseguido y en
peligro. En estas condiciones escribió Les dialogues, Rousseau juge de Jean-Jacques, que no eran sino un
conjunto de divagaciones comentadas entre él y un supuesto francés.
Luego inició la composición de su último libro Las meditaciones del paseante solitario, pero ya cansado y
enfermo empezó a buscar asilo que encontró gracias a la caridad del marqués Girardin. Jean-Jacques Rousseau
víctima de la apoplejía, el 2 de julio de 1778.
Una tercia resume los tres momentos del esquema de pensamiento de Rousseau. Son estado de naturaleza -
sociedad civil – república. Es una ampliación del planteamiento dicotómico estructural del contractualismo,
en el caso de Hobbes, estado de naturaleza – sociedad civil.
Por su parte, Rousseau, en su obra El Contrato Social, expone como debe ser un estado democrático. La
justificación del estado se da desde el respeto mutuo de los derechos humanos otorgados por la naturaleza, ya
que el egoísmo de los individuos y el abuso de poder de los políticos hacían imposible la vida en armonía. La
idea del contrato social no era distinta a la Locke, el principal aporte de Rousseau fue el concepto de "voluntad
general" que aproximó la filosofía política hacia el individualismo y libertad, mezclada con una creciente
preocupación del autor por el problema de la obediencia política.
Es importante señalar que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, pero no
pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico
orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas.
El monarca ilustrado era un soberano que acepta los principios de la Ilustración y ponía en práctica una serie
de medidas que hicieran más eficiente su estado y beneficiaran a sus súbditos, entre esta práctica se contaba
por supuesto la educación a las masas. Cabe señalar que la ilustración regresó nuevamente a Inglaterra, en
donde el empirismo de Locke y de Berkeley, sirvieron de fuente a pensadores como David Hume y Adam
Smith.
Rousseau crítica es estado de naturaleza de Hobbes al señalar que “al ser el estado de naturaleza aquel
en el cual el cuidado de nuestra conservación es el menos perjudicial para la del otro, este estado era en
consecuencia el más adecuado para la paz y el más conveniente para el género humano (Rousseau 1989,
148). Roussseau también está en desacuerdo con el supuesto carácter violento del hombre en estado de
naturaleza que atribuye Hobbes. Considera Rousseau que “Hobbes pretende que el hombre es naturalmente
intrépido y no busca otra cosa que atacar y combatir” (Rousseau 1989, 124). Rousseau plantea que el hombre
en estado de naturaleza es tímido. Y concluye el autor que “parece, así, que los hombres en tal estado, al no
existir entre ellos ninguna clase de relación moral ni deberes comunes, no pudieron ser ni buenos ni malos, no
tuvieron ni vicios ni virtudes” (Rousseau 1989, 146).
Para Rousseau la ley o derecho de naturaleza no es una imposición, no es una cuestión dada. Señala que “todo
lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley es que, no sólo para que sea ley es preciso
que la voluntad de aquel a quien obliga pueda someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también,
para que sea natural, que hable de modo inmediato de la voz de la naturaleza” (Rousseau 1989, 114).
Rousseau precisa que por naturaleza el hombre, que no ha sido alcanzado por la civilización, es bueno
y sociable. Rousseau defiende ardorosamente la sociabilidad y voluntad general, que es la que tiene que
decidir la actuación. Expresa el autor que “del concurso y de la combinación que nuestro espíritu puede hacer
de estos dos principios (luces y libertad), sin que sea necesario incluir el de la sociabilidad, me parece que se
deducen todas las reglas del derecho natural; reglas que la razón está forzada luego restablecer sobre otros
fundamentos cuando, a través de desarrollos progresivos, llega hasta recubrir la naturaleza” (Rousseau 1989,
115).
Según el autor la máxima del gobierno legítimo y popular que persigue el bien del pueblo es guiarse por la
voluntad general. “el cuerpo político es también un ser moral dotado de voluntad. Esa voluntad general,
tendente siempre a la conservación y bienestar del todo y de cada parte, es el origen de las leyes y la regla de
lo justo y de lo injusto para todos los miembros del estado, en relación con éste y con aquéllos” (Rousseau
1985, 9). Rousseau señala que es la necesidad de proteger la propiedad lo que da nacimiento a la
sociedad. Advierte Rousseau que “como para querer hace falta ser libre, otra dificultad no menor consiste en
asegurar a la vez la libertad pública y la autoridad del gobierno. Buscad los motivos que llevaron a los hombres,
unidos por sus mutuas necesidades en la gran sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades civiles: no
encontraréis otro que el de asegurar los bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la protección
de todos” (Rousseau 1985, 13).
Rousseau plantea la necesidad de regresar a las pequeñas agrupaciones sociales, es decir, reivindica el
regreso a la Ciudad-Estado. Consideraba que el pueblo soberano no puede estar representado, que no
puede delegar su autoridad ni sus derechos a gobernarse. El pueblo debe gobernar por sí mismo y
directamente y, como supone que tal cosa sólo puede lograrse en una sociedad lo bastante pequeña para
que todo el pueblo pueda concurrir a la Asamblea, vuelve otra vez a la Ciudad-Estado como la única forma
en que los términos del contrato social pueden ser cumplidos cabalmente. Y agrega Rousseau que “no basta
con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además cuidar de su subsistencia. Satisfacer las
necesidades públicas es una consecuencia evidente de la voluntad general y el tercer debate esencial del
gobierno”
Rousseau estableció que la voluntad popular es el único fundamento de la organización política. Es defensor
de la soberanía popular que considera debe ser expresada en Asambleas y niega la representación
popular a la que considera ha de llevar fatalmente al dominio de la mayoría por los representantes
populares. Según el autor las distintas formas de gobierno tienen su origen en las diferencias que se presentan
entre los particulares en el momento de constituir el gobierno. “Si existía un hombre eminente en poder, en
virtud, en riqueza o en crédito, en ese caso fue elegido él solo magistrado y el Estado se convirtió en
monárquico. Si muchos, más o menos iguales entre sí, destacaban sobre los demás, entonces fueron elegidos
de modo conjunto y surgió una aristocracia. Aquellos cuya fortuna o talentos eran menos desproporcionados
y habían alejado menos del estado de naturaleza, conservaron en común la administración suprema y formaron
una democracia. El tiempo verificará cuál de estas formas era la más ventajosa para los hombres” (Rousseau
1989, 193).
El concepto de sociedad civil en Rousseau indica además de la condición política de los hombres
asociados, el carácter progresivo y civilizado del vivir social moderno, contrapuesto a la sencillez del
modo de vida natural de los salvajes. Para Rousseau la historia de la civilización precede y pone a la cabeza
la institución de los Estados. La sociedad civil de Rousseau resume primero lo económico y lo técnico y
finalmente político. Por eso el tercer momento del esquema del autor es la república.
Para Rousseau el contrato es un órgano del pueblo, y está, por ende, desprovisto de poder independiente. El
acto imaginario que da origen a una sociedad no es ni siquiera remotamente semejante a un contrato, ya que
los derechos y libertades de los individuos carecen en absoluto de existencia excepto en la medida en que los
hombres son ya miembros de un grupo. Todo el pensamiento de Rousseau se basa en el hecho de que una
comunidad de ciudadanos es única. Es una asociación, no un agregado, una personalidad moral y colectiva.
El orden social, según Rousseau, es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Precisa que se
trata de encontrar una forma de asociación que de protección a las personas y a los bienes de cada asociado, y
por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes.
Para el autor la sociedad deviene debido a la necesidad de proteger la propiedad. Pero también porque al
convertirse en miembros de la sociedad, los hombres ganan individualmente más de lo que ganarían
permaneciendo aislados. En este caso, la sociedad sustituye al instinto por la justicia y da a las acciones de los
hombres la moralidad de que antes carecían. Precisa “en lugar de volver nuestras fuerzas contra nosotros
mismos, unámoslas en un poder supremo que nos gobierne según sabias leyes, que proteja y defienda a todos
los miembros de la asociación, rechace los enemigos comunes y nos mantenga en eterna concordia” (Rousseau
1989, 180).

¿Qué se entiende por el concepto de voluntad general?


La voluntad general representa un hecho único respecto a una comunidad. Esto es que la comunidad tiene
un bien colectivo que no es lo mismo que los intereses privados de sus miembros. En cierto sentido, vive su
propia vida, realiza su propio destino y sufre su propia suerte. Para Rousseau que el estado o la ciudad es una
persona moral cuya vida consiste en la unión de sus miembros. Es en la comunidad donde los hombres obtienen
la libertad civil, que es un derecho moral y no meramente la libertad natural.
Así como la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al
cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos. Señala Rousseau que cuando cada individuo enajena
su poder, sus bienes y su libertad por el pacto social hay que convenir también que sólo el soberano es juez en
cuanto al uso que da la comunidad, pero el soberano, por su parte, no puede imponer a los súbditos ninguna
cadena inútil para la comunidad.

Lo Político, La Política y el Bien Común PDF . Pág. 5 a 48 Concepto de Bien Común: Dos presupuestos
antropológicos (la sociabilidad y la dignidad humana).
Holismo e individualismo. Otra posición.
Algunos elementos consustanciales a la política. ¿Qué significa que el bien sea común?
La relación entre las personas y el bien común.

Pág. 76 a 90 La doctrina social de la iglesia (DSI) Fundamento socio-político.

"La condición humana" -Hannah Arendt- (Word)


Concepto. La acción política y diferencia con la violencia. Espacio público. Acción y discurso. La vida y sus
ciclos biológicos. Animal Laborans y la esfera de lo privado. Homo faber y el homo acción.
ANÁLISIS DEL LIBRO LA CONDICIÓN HUMANA - GISELLA TABORDA
Hannah Arendt, nació en Hannover en el año 1906, fue una filósofa, teórica-política y docente Alemana de
ascendencia judía, estudió en las universidades de Marburgo, Friburgo y Heidelberg. Tuvo por maestros a
Edmund Husserl, Martin Heidegger y Karl Jaspers. Fue obligada a abandonar la Alemania hitleriana en 1933
y despojada de su nacionalidad alemana debido a su ascendencia judía, durante muchos años fue apátrida,
huyendo del nazismo se trasladó a Francia; En el año 1940 fue apresada en un campo de concentración para
extranjeros con otros emigrantes, rápidamente consiguió huir durante la ocupación en la Segunda Guerra
Mundial, instalándose en Estados Unidos. Allí colaboró en numerosas revistas y, tras haber sido invitada
sucesivamente por las universidades de Berkeley y Chicago, enseñó teoría política en la Nueva Escuela de
Investigación Social de Nueva York. Murió en Nueva York en el año 1975, dejando un fuerte legado
plasmado en sus obras, entre las que se destacan Orígenes del Totalitarismo (1951), La Condición Humana
(1958), La Banalidad del Mal y Eichman en Jerusalén (1963), Hombres en tiempos sombríos (1968), Sobre
la violencia (1970) y La crisis de la república (1972). Para algunos destacados filósofos, sociólogos y
pensadores contemporáneos es considerada la pensadora socio-política más importante del siglo XX. En este
Informe de lectura descriptivo revisaremos el capítulo III, IV y V del texto. La Condición Humana. Editorial
Paidós Ibérica, año 2011. Tamaño 23 x 15 cm. Introducción de Manuel Cruz.
La condición humana es un transcendente estudio filosófico sobre el estado de la humanidad en el mundo
contemporáneo, contemplada desde el punto de vista de las acciones que el hombre es capaz de desarrollar al
proyectarse en sociedad, o como sostiene Arendt en la esfera de lo público.
Como ideas fundamentales del texto, se destacan: “el hombre no tiene ‘naturaleza’, sino ‘condición’, y
estamos determinados por ella”, atados a ella, al nacer el hombre entra en contacto con las cosas y desde allí
su existencia depende de ellas, se supedita a ellas. Esta condición del hombre no le es ajena a la existencia
misma, sino propia, connatural, y se materializa a través de situaciones como: la natalidad y la mortalidad, la
vida en la tierra, los ciclos biológicos de la vida que se desarrollan valiéndose de tres actividades: o lo que es
lo mismo tres dimensiones diferentes del ser humano, la 1ª) Es la labor del cuerpo, realizada por el Animals
Laborans, la 2ª) El trabajo de las manos asociada a la noción de Homo Faber y la 3ª) La acción del hombre,
realizada valga la redundancia por el Hombre de Acción, esta última, radicalmente política. Revisemos un
poco más a fondo la condición humana, pero antes fijaremos un par de nociones imprescindibles para la
comprensión del planteamiento general; Hannah Arendt afirma que Natalidad y La Mortalidad condicionan
al hombre ya que el hombre no importa cuánto lo anhele no puede vivir para siempre, la condición nacer no
la elige, depende de otros y la condición morir lo determina, lo limita, no puede evitarla. Sin embargo
Hannah a diferencia de Heidegger, estudia la condición humana ligada al nacimiento y no al hecho muerte.
Continúa Arendt señalando que Nuestra vida debe indefectiblemente desarrollarse en la tierra, el hombre
está condenado a sufrir las circunstancias geográficas, climáticas, sociales y todo tipo de dificultades ligadas
a su vida en el planeta tierra. Y no le es posible salir de él o desarrollarse por fuera de él, lo contrario
equivaldría a la condición muerte a la que el hombre tanto le huye. Al respecto me parece importante aclarar
que Arendt distingue entre tierra y mundo. Por tierra entiende el entorno natural en el que vive el ser
humano; en cambio, el mundo es siempre compartido, es un espacio artificial y es especialmente un espacio
existencial o entre personas. Pero lo que más condiciona al hombre, según la autora es La vida y sus ciclos
biológicos, ser niño, luego, adulto y hasta la ancianidad, todo ello lo condiciona en su existencia, la actividad
humana que se hace cargo de estos ciclos biológicos es La Labor: (la labor del cuerpo) desarrollada por el
Animal Laborans, es toda actividad relacionada con la necesidad de subsistir, la satisfacción de las
necesidades y la supervivencia de la especie, es una actividad cíclica que implica incomodidades, fatiga,
desgaste del cuerpo y dolores, para el Animal Laborans no existe el mundo, pues él vive concentrado,
disfrutando y sufriendo, sus procesos biológicos.
Lo que produce la labor es un bien de consumo, este bien por regla general es susceptible de destrucción, se
agota con su uso, por ejemplo el pan, alimentarse, vestirse, son exigencias de la vida que hombre debe
resolver por medio de la labor, sin embargo Arendt volviendo a nociones griegas considera que esas labores
al igual que en Grecia son indignas y propias de esclavos y en ellas encuentra como Aristóteles, más que
justificada la esclavitud, ya que para ella la labor no nos distingue de los animales, por el contrario también
los animales laboran para proveerse lo básico para su subsistencia. Otro ejemplo de Animal Laborans lo
constituye el campesino de la época feudal. La labor desarrollada por el Animal Laborans se circunscribe
directamente con la esfera de lo privado, verbigracia, el hogar, lo que le impide desarrollarse en la esfera de
lo público, que es la condición fundamental del hombre libre.
Por ello La Labor no está, ligada a la libertad según Arendt, sino que representa una coacción a la
conservación de la vida, que subyace continuamente al hombre, desde su nacimiento hasta la muerte.
La siguiente situación que condiciona al hombre es La mundanidad: El ser humano está inserto en una
realidad que el mismo ha creado, producido, llena de cosas artificiales que no podemos ignorar, algunas
están en el mundo antes de que el mismo hombre naciera y son esas cosas precisamente las que hacen
prolongar su existencia, incluso después de su muerte, la actividad humana que se hace cargo de esta
condición, es el trabajo: o como Arendt lo aclara en su libro (el trabajo de las manos), el hombre crea un
mundo más allá de lo que le fue dado, este mundo para Arendt es estable y sobre esa estabilidad el individuo
puede construir relaciones personales con los objetos y fenómenos producidos. A su vez el trabajo protege al
hombre de la naturaleza y lo tranquiliza frente a su propia mortalidad. Aquí la autora introduce la noción del
homo faber, el hombre que fabrica, ejemplo del trabajo para Arendt es el realizado por los ebanistas,
carpinteros, pintores, escultores, constructores, etc., Así, el homo faber por excelencia es el Industrial del
Siglo XIX.
El trabajo tiene un comienzo y un fin, y da lugar a una creación autónoma y objetiva que puede ser utilizada
para fines que no son los inmediatos de la vida, sino perdurables.
El resultado del trabajo (La producción) es en principio una proyección hacia lo público, hacia los demás
seres humanos, ya que la producción se puede compartir.
Finalmente, tenemos la condición humana de La pluralidad: Para Hannah Arendt, es la más humana de las
condiciones, pues el ser humano no se encuentra solo, ni vive con vocación de estarlo, o como diría
Aristóteles solo un Dios y una bestia pueden vivir fuera de la sociedad, estamos en la vida frente a otros
seres humanos y no podemos ignorarlos. La actividad humana más ligada a esta condición de la pluralidad,
es la Acción: La acción del hombre, es la única actividad que se realiza entre los hombres sin la mediación
de las cosas.
Desde la perspectiva griega es una actividad primaria, exclusiva de los seres humanos, es la condición de la
actividad política que parte de la igualdad de todos los seres humanos, igualdad que contradictoriamente se
basa en el hecho de que cada individuo es diferente, es decir, la igualdad del ser humano radica en la
pluralidad, en ella la acción comunicativa del ser humano se manifiesta y se concreta, sirve de fundamento a
la comunidad política y crea las condiciones para la continuidad de las generaciones y de esta forma, para la
historia, así la acción evita sucumbir ante su principal característica la fragilidad cuya más grave
consecuencia es el olvido. Una fragilidad grandemente marcada en la obra por el Nazismo y los conflictos de
la Guerra Mundial, que evidencian la peor de las condiciones humanas y es capacidad de autodestrucción.
En estricto sensu para Arendt la acción consiste en la interacción, que es fundamental. A pesar de que el
individuo sepa que es un ser humano, sin acción no será reconocido como tal por los demás. La acción se
realiza en el espacio público. La forma más clara de su realización se encontraba en la polis griega, donde la
labor transcurría en el espacio privado y a veces despótico como el hogar, mientras que la acción transcurría
en el espacio público del ágora. Este lugar público era el de la vita activa, de la comunicación, la
conformación de la sociedad y la libertad política entre iguales. En relación a la acción política Hannah
Arendt nos dice: “La esfera política surge de actuar juntos, de compartir palabras y actos.
Así la acción no sólo tiene la más íntima reacción con la parte pública del mundo común a todos nosotros,
sino que es la única actividad que la constituye”. “el político es un hombre de acción porque sólo éste puede
crear un verdadero mundo común donde otros hombres de acción puedan actuar más allá de los objetos y
sólo él puede crear nuevos comienzos.” El “Hombre de Acción” es el creador de la historia.
Sintetizando los anteriores planteamientos Arendtianos, queda claro que la condición humana
nos determina, pero nos deja un margen de libertad, la libertad se encuentra en la participación y
organización de la vida en sociedad, y no coaccionada a nada. No obstante para llegar a esta conclusión
Arendt debió cuestionarse sobre ¿bajo qué condiciones somos humanos?; ¿qué no es la condición humana?;
¿que no es la naturaleza humana?; ¿por qué la naturaleza humana es condicionada?, para llegar finalmente a
concluir que es precisamente esa condición humana, especifica, la que nos distingue de los animales y
fundamenta nuestra incesante relación y desarrollo en sociedad.
Así pues, diferenciada la condición humana, de la naturaleza humana, la naturaleza es un tema para Arendt
de difícil descripción y que a su juicio solo Dios puede entender y definir. Pues todo intento de
conceptualización termina en ideas asociadas a lo divino.
Sobre la metodología utilizada por el autor para sentar sus tesis, es importante aclarar que en su libro Arendt
no se detiene para fijar todos estos conceptos en particular, ella usa los acontecimientos de la historia,
iniciando con los griegos, pasando por la edad media, luego la edad moderna y aterrizando en el mundo
contemporáneo, para estudiar las nociones que a lo largo de la historia distinguen conceptos como los de
labor y trabajo y encaja su peculiar punto de vista en cuanto a la distinción de la labor del cuerpo y el trabajo
de las manos, finalmente concluye que el ser humano puede sobrevivir en una sociedad sin jamás trabajar o
producir algo por sí mismo, dedicado de manera exclusiva a ocuparse de la acción, a través de la cual dejará
su verdadero legado en la historia.
Ahora bien, a pesar que en el desarrollo del texto notamos fuertemente acentuadas las ideas de Aristóteles,
advertimos que Hannah Arendt al llegar al concepto de acción se aparta de la sentencia aristotélica, en
cuanto a que “el hombre es un animal político”, tesis a la que le resta total validez, ya que mientras
Aristóteles supone que la política es parte de la esencia del ser humano, es decir nace con él y le es
consustancial o inherente, Arendt asocia la acción a un espacio de relación entre iguales, es decir, por medio
de la acción aparece un espacio entre ellos que les permite interactuar como iguales y construir un orden
social.
En conclusión, para Hannah Arendt la condición humana (vita activa), es en esencia el desarrollo de la
acción del hombre, la acción para ella es la categoría política por excelencia, lo único que nos distingue de
los animales, pues constituye lo humano, en palabras de ella misma “Sólo la acción es prerrogativa exclusiva
del hombre; ni una bestia ni un dios son capaces de ella”
Es interesante ver como su pensamiento en general, está muy relacionado con algunos acontecimientos
adversos de su propia vida y con ellos se entiende porque la política y el ejercicio legitimo de la misma es
tan importante para Hannah Arendt, sin demeritar claro está la excelente formación intelectual que recibió,
no obstante, al perder su nacionalidad Alemana y convertirse en apátrida, empezó a razonar acerca de la
importancia de ejercicio de la política en la vida del hombre, ejercicio que por más de dos décadas ella tuvo
cercenado, ya que como apátrida no podía hacer valer sus derechos frente a ningún estado. De hecho, este
libro “La condición humana” escrito luego de adquirir la ciudadanía Estado Unidense, inicialmente fue
titulado “Amor Mundi” y era para ella su reconciliación con el mundo, ese mundo que como anote antes, es
siempre compartido y está especialmente diseñado para interactuar con otras personas, como iguales.
Hannah amaba su condición política y anhelaba ser ciudadana del mundo para así por fin poder interactuar
con los demás ciudadanos como iguales. Sin duda es un texto filosófico-teórico-político importantísimo y de
una actualidad absoluta, como lo fue también su pensamiento avanzado, apasionado, valiente y critico que la
colocan en la cúspide las pensadoras del siglo XX.
¿Es el hombre bueno o malo por naturaleza? ¿Por qué? ¿Somos libres e iguales? Razona la respuesta
¿Tenemos derechos sólo por ser seres humanos? ¿Se cumple? ¿Por qué?
Al nacer, el hombre no es bueno ni malo, simplemente nace un nuevo ser, que con el tiempo irá
desarrollando sus ideas, actos y pensamientos.
Según vamos creciendo, vamos decidiendo con quién juntarnos para entablar una amistad, para hablar, para
estudiar, etc. Por eso, normalmente, un ser humano es "malo" cuando tiene pensamientos oscuros y sus ideas
hacia otras personas son rencor, asco e incluso destrucción.
En cambio, un individuo que se rodea de "buenas" personas, con ideas de ayudar a los demás puede ser
bueno, aunque muchas veces estas apariencias engañen. No somos libres ni iguales. Podemos pensar que lo
somos para tener tranquila la consciencia, pero nos equivocamos, porque si fuésemos libres, realmente el
mundo sería un caso, porque donde empieza nuestra libertad acaba la del vecino. Sin embargo, iguales no
somos cambiemos o no cambiemos, porque es imposible comparar a un hombre de altas riquezas con un
hombre de tercer mundo ¿son realmente iguales? sí, son personas, pero no tiene las mismas ganancias, ni la
misma calidad de vida, y debido a diversas razones no puede vivir de la misma forma.
Los seres humanos tenemos derechos humanos, seamos de donde seamos, vengamos de donde vengamos y
vayamos donde vayamos.
Al tener derechos deberían de cumplirse en igualdad para todos los individuos ya que todos somos "iguales"
Tal vez en algunos lugares, estos derechos estén mayor valorados, o menor, que en otros, ya sean por
condiciones sociales, condiciones económicas.

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