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POLÍTICA: puede definirse como la práctica y el ámbito en el que el ser humano realiza y vive
su existencia junto con los demás, organizando racionalmente su convivencia sobre la base del bien
común.
Concepto amplio de política: la política es toda actividad, arte, doctrina u opinión, cortesía o diplomacia;
tendientes a la búsqueda, al ejercicio, a la modificación, al mantenimiento, a la preservación o a la
desaparición del poder público.
Concepto restringido de política: la política es el resultado expresado oficialmente en las leyes de
convivencia en un determinado estado.
En su sentido estricto, podemos decir que la política es el conjunto de decisiones y medidas tomadas por
determinados grupos que detentan el poder en pos de organizar una sociedad o grupo particular.
Luego de que el hombre primitivo resolvió la supervivencia alimenticia se enfrentó a la necesidad de establecer
un liderazgo y una actividad social que le permitieran crear el orden y garantizar la seguridad de la propiedad.
En este sentido Eduardo Andrade define a la política como “la actividad del comportamiento
humano que se relaciona con el gobierno, con la dirección de la colectividad, con ciertas pautas para la acción
de un grupo y con el conocimiento de estas cuestiones”.
La política, desde las civilizaciones antiguas hasta la modernidad, es aquel eje principal donde se
articulan las decisiones de los gobiernos. La política en sí se trata de una actividad de un grupo acotado que
toma las decisiones para concluir con una serie de objetivos.
Max Weber definía la política como una lucha para detentar el ejercicio del poder. Es aquella que se
caracteriza por una lucha entre personas o agrupaciones para detentar el ejercicio del poder. Si el Estado es
aquel que detenta el uso de la violencia legítima, la política es la lucha por el poder como tal.
Otro autor que se encuentra en una línea similar a Weber es Antonio Gramsci (aunque el primero se
autodefinía como liberal mientras que Gramsci fue uno de los que aportó el marxismo), entendiendo a la
política como aquella toma de decisiones por parte del gobierno y agrupaciones parlamentarias dedicadas a
la política, y en última instancia dedicada a la coerción. Por ende, la política se encuentra por fuera de las
masas, limitada al ámbito burocrático y partidario.
Aristóteles identificaba a la política con el ejercicio del poder, sus modos de adquisición y utilización, su
concentración y distribución, su origen y la legitimidad de su ejercicio.
Identificar las funciones de la Ciencia Política y explicar sus relaciones con otras disciplinas.
La filosofía política: debe ocuparse del deber ser así al teorizar, los politólogos realizan la explicación de los
fenómenos observables sin efectuar ningún juicio valorativo, buscando las causas, orígenes, interacciones
reciprocas de los hechos políticos..
Los estudiosos de la Ciencia Política, tienen que ser extremadamente cuidadosos y remitirse a la prueba de los
hechos y no a los juicios de valor; es decir, estudiar la repetición de fenómenos en el terreno de la política, a
semejanza de lo que ocurre en las ciencias numéricas, garantizando de esta forma la objetividad de ciencia
como disciplina, por lo que, el estudio de la política es lo observable y cuantificable.
Filosofía de la educación:
Didáctica de la teoría política:
Teoría política:
La teoría política: en su proceso formativo como ciencia social, la Ciencia Política tuvo que afrontar
dos reproches principales: arrancar a otras disciplinas "las plumas para adornarse con ellas" (compartir
parcialmente su objeto de estudio con otras disciplinas); y ser la responsable de la decadencia de la teoría
política en el siglo XX porque los valores morales ya no tienen cabida en ella y la dominan técnicos y
especialistas.
Teorías básicas de la Ciencia Política:
-las normativas.
-las empírico-analíticas o deductiva empíricas.
-las críticas dialécticas.
LAS TEORÍAS EMPÍRICO-ANALÍTICAS O DEDUCTIVA EMPIRICAS
a) Rasgos generales EL POSITIVISMO Y POPPER (Durkheim y Anomia)
b) Behaviorismo, Estructural-funcionalismo y Enfoque Sistémico.
Comparatista; Síntesis; Robert King Merton; Talcott Parsons; David Easton y su teoría del sistema político;
Gabriel A. Almond y su Teoría Funcional de la Comunidad Política, también llamada "de las siete
variables";
Evaluación crítica de la teoría sistémica política; El enfoque comparatista, o de la política comparada.
c) Explicaciones de base psicológica individual;
La Psicología del Estímulo-Respuesta;
La Psicología de la Gestalt, la Teoría del Campo y la Dinámica de Grupos;
El Freudismo ortodoxo (Psicoanálisis freudiano);
El neo-freudismo (o psicoanálisis socializado); Karen Horney; Erich Fromm; Harry Stack Sullivan.
d) El Formalismo La Teoría de los Juegos
-La Teoría de la Información y la Cibernética
-Modelos y simulaciones; La creación de modelos aplicables; Aplicación de modelos a fenómenos
concretos; Análisis de los problemas metodológicos y prácticos del formalismo; El empleo de conceptos
tomados del formalismo.
e) Enfoques Metodológicos usuales.
SÓCRATES (469-399 aC) su inimitable dialéctica mostró la falsedad de sus argumentos y enseñó el carácter
natural y necesario del Estado, el fundamento inmutable y sagrado de la Ley, la necesaria sujeción del Poder
al Derecho, la primacía de la Sociedad sobre el Individuo y el derecho social a exigir los servicios del
hombre más sabio y mejor para su gobierno.
PLATÓN (427-347 aC) fue su discípulo durante los últimos ocho años de la vida de Sócrates, y que dio a
conocer y desarrolló en sus "Diálogos" las ideas de su Maestro, aunque quizás nunca sabremos realmente
cuál fue el aporte de uno y otro a la construcción de esa verdadera columna vertebral de la filosofía
occidental.
Los principios fundamentales de la filosofía platónica son: que el fin supremo de la existencia es la virtud,
que la virtud es sinónimo de conocimiento, y que el intelecto, órgano del conocimiento, es el factor
dominante en el hombre.
Platón aplicó tales principios en sus tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y "Las Leyes".
El objeto de "La República" es combatir las ideas políticas de los sofistas, y criticar las costumbres políticas
de los gobiernos griegos de su tiempo -democracias o monarquías- por su falta de virtud cívica. Plantea en
esta obra un ideal político demasiado abstracto y deshumanizado.
En "El Político" formula un sistema más compatible con la naturaleza humana corriente: en este diálogo se
inclina a pensar que el mejor gobierno posible es el del "Rey-Filósofo", que gobierna de acuerdo con las
leyes.
Finalmente, en "Las Leyes", Platón abandona la idea de alcanzar un ideal metafísico y concluye diciendo
que en este mundo imperfecto (donde los Reyes-Filósofos son muy escasos) n Estado con división y
separación de los poderes es lo mejor que prácticamente puede realizarse.
ARISTÓTELES (384-322 aC) fue un discípulo rebelde y cuestionador de Platón y tras la muerte de su
maestro y muchos viajes, fundó en Atenas su propia escuela, el Liceo.
Su principal obra de pensamiento político, "La Política", al parecer proviene de apuntes de conferencias
recopilados por discípulos. Esta obra continúa y acentúa decididamente la tendencia, que ya se insinuaba en
el último Platón, de abandonar la vía puramente especulativa y fortalecer la participación del material
empírico en la reflexión política, al punto de que Aristóteles puede ser considerado "el padre fundador de la
Ciencia Política clásica".
Esta obra política de Aristóteles podemos decir que sus ideas básicas son: que las verdaderas
bases del Estado son la Familia y la Propiedad privada; que el Estado es producto de una evolución desde la
Familia, a través de la Comunidad tribal, hasta culminar en la Ciudad autónoma, de la que Atenas es el
ejemplo supremo. Luego expone los rasgos más característicos de esa Ciudad-estado, y de los otros tipos de
Estado existentes en su tiempo, de los que ofrece varias clasificaciones.
Monarquías, aristocracias, repúblicas, cada una de las cuales tiene una forma corrupta (que se da cuando el
gobernante atiende su interés particular en lugar del interés general): tiranías, oligarquías, democracias (hoy
diríamos demagogias).
Trata también muchos detalles de la actividad del Estado y de sus funciones. "Como Platón -dice
Hearnshaw- Aristóteles ve en la educación el principal preventivo contra las revoluciones".
EL PENSAMIENTO POLÍTICO ROMANO CLÁSICO. Aunque Roma conquistó y dominó a Grecia, como
a todo el resto del mundo mediterráneo, en lo cultural fue muy grande la dependencia de Roma respecto de
Grecia. Esto se aprecia en muchos campos, en el arte, la filosofía, la Ciencia Política.
El primer teórico político romano fue un griego, POLIBIO, quien vivió en Roma entre los años
167 y 151 aC. Fue un historiador griego, hijo del estratega aqueo Licortas. Luego de la derrota griega en la
batalla de Perseo fue enviado a Roma como rehén. Allí fue valorado e introducido en la mejor sociedad,
llegando a desempeñarse nada menos que como consejero de Escipión el Africano durante el sitio de
Cartago, interviniendo en diversas circunstancias como mediador.
Gran admirador de Roma, su preocupación intelectual era, al parecer, explicar el éxito imperial
de Roma (originariamente una ciudad-estado en todo semejante a Esparta o Atenas) frente al lamentable
fracaso de las ciudades griegas. Estudió minuciosamente la historia romana, desde el comienzo de las
Guerras Púnicas (Cartagena) (264 aC) hasta sus días. En ese monumental trabajo dedica un notable capítulo
al análisis de los principios que le dieron a la constitución romana su estabilidad y eficacia.
Polibio se basó en la clásica clasificación aristotélica de los regímenes políticos: monarquías,
aristocracias y repúblicas; y afirmó que las diferencias entre ellas son externas e institucionales, no de
principios; y que las tres son diversos modos de resolución de conflictos de fuerzas. Basado en una buena
cantidad de estudios de casos, llegó a la conclusión de que estas tres formas, en estado puro, son inestables a
causa del antagonismo de las otras dos, y que tienden inclusive a sucederse en forma cíclica.
Explica el poder y la estabilidad de Roma y el éxito de su expansión imperial en base a las
características estructurales de la constitución romana, que combina y armoniza las tres formas puras: el
principio monárquico está representado por los Cónsules, el principio aristocrático por el Senado y el
democrático por las Asambleas populares.
También Polibio expuso la primera teoría sobre lo que luego la ciencia del Derecho
Constitucional llamaría "frenos y contrapesos", es decir, los mecanismos constitucionales de transacción
entre fuerzas antagónicas, como es el caso del "ius agendi" y del "ius impediendi", o sea el derecho o el
poder de actuar y de impedir que detentaban respectivamente los patricios y los plebeyos en la República
romana.
Polibio alcanzó a ver, antes de su muerte, cómo esa estabilidad y armonía comenzaban a
resquebrajarse, y se insinuaban conflictos y perturbaciones que, al no ser adecuadamente resueltos, con el
paso del tiempo culminarían en la caída de la República y la instauración del Imperio. Aproximadamente
cien años después de Polibio apareció en Roma otro gran teórico político:
Tal el sistema idealista filosófico de Hegel. Lo valioso de la filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico
que la compenetra: la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de contradicciones dialécticas; que
en el desarrollo se origina la transición de los cambios cuantitativos a los cualitativos; que la verdad es
concreta; que el proceso del desarrollo de la sociedad humana, se realiza con sujeción a leyes, y no por la
fuerza del arbitrio “de las personalidades”. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de su sistema
idealista, sino estrechamente ligado a él. De ahí que en la filosofía hegeliana surge una profunda contradicción
entre el método y el sistema, que la desgarra. El método dialéctico afirma que el proceso de desarrollo del
conocimiento es infinito; en cambio, el sistema idealista lleva a Hegel a declarar su filosofía como el fin de
todo desarrollo y como la verdad final, acabada de una vez para siempre. El método dialéctico afirma que todo
se desarrolla dialécticamente; en cambio, el sistema idealista imagina la naturaleza como negación de la
dialéctica.
Hegel fue un ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista frente a los problemas
que tenía ante sí pero pusilámine e inconsecuente. En gran medida, por tal causa, Hegel, dialéctico genial, se
humillaba temerosamente ante la monarquía feudal prusiana y la declaraba como etapa última y superior del
desarrollo de la sociedad humana, a pesar de toda su dialéctica. La dialéctica hegeliana, por su vinculación
con el idealismo, está muy desnaturalizada, desfigurada, recubierta de corteza idealista, de “hegelianismo”.
Marx y Engels, al fundar su doctrina filosófica –el materialismo dialéctico–, no podían tomar la dialéctica
hegeliana tal cual está, en Hegel mismo, sino que reelaboraron, colocándose “sobre sus pies”. Caracterizando
su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, de ordinario, a Hegel como el filósofo que formuló los rasgos
fundamentales de la dialéctica. Esto no significa, sin embargo, que la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica
a la de Hegel. En realidad, Marx y Engels tomaron de la dialéctica de Hegel sólo su “grano racional”,
desechando la corteza idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica hacia adelante, a fin de darle un aspecto
científico moderno. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo difiere del hegeliano en su fundamento, sino
que es su directa oposición. Para Hegel, el proceso del pensamiento –que él hasta convierte, bajo nombre de
idea, en sujeto independiente–, es un demiurgo (creador) de lo real, lo que sólo constituye su manifestación
exterior. Para mí, por el contrario, lo ideal no es otra cosa que lo material trasladado a la cabeza humana y en
ella transformado” (Curso de historia).
Las principales obras de Hegel son: “Fenomenología del espíritu” (1807), “Ciencia de la Lógica” (1812-1816),
“Lecciones de Historia de la Filosofía” (1833-1836), “Enciclopedia de las ciencias filosóficas”, “Pequeña
lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu” (1817), “Filosofía del derecho” (1821), “Filosofía
de la Historia” (1837), “Estética” (1836-1838).
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:42-44
Para esta parte de estudio tener en cuenta Trabajo Evaluativo T. Política 1ra parte.
Pensamiento Político Antiguo. Conocer el pensamiento político de las culturas griega y romana. El método
del pensamiento antiguo.
La ciudad- Estado (polis). Organización y características. Los Sofistas. Sócrates.
Platón: tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y "Las Leyes". ¿que decía el autor en cada uno
de sus trabajos?
Aristóteles: Obras más destacadas. Clasificación de las formas de gobierno según su pensamiento. El fin del
Estado.
Roma: Cultura y su organización respecto de pensamiento político. Las instituciones, transformaciones e
incidencias en la cultura institucional de Occidente. Principales aportaciones de Polibio y Cicerón.
Pensamiento Político de la Edad Media. Para su estudio se divide a la Edad Media en tres periodos. En
cuanto a gobierno y Estado.
Los llamados padres de la iglesia. San Agustín y Santo Tomas de Aquino.
Pensamiento político del renacimiento. Los cambios socio-políticos del renacimiento.
La crisis religiosa. La reforma y contrarreforma. Lutero. Calvino. Loyola.
Hacia el surgimiento de la teoría política. El origen de la teoría política como disciplina independiente.
Maquiavelo.
PENSAMIENTO POLÍTICO ANTIGUO
OBJETIVO: Conocer el pensamiento político de las culturas griega y romana.
Grecia y Roma fueron, junto con Egipto, las primeras organizaciones humanas que logran
consolidar un Estado fuerte y con una ideología y nacionalismos propios, que no desaparecen con el fin
de estado griego y romano.
En la historia de las ideas se distinguen tres etapas fundamentales: la clásica que abarca en occidente la
producción de la antigüedad Grecia, Roma y Edad Media; la etapa de modernidad que contempla los siglos
XV al XVIII y la contemporánea que se origina a partir del siglo XVIII.
La filosofía política de los griegos o también llamada teorías políticas clásicas antiguas, abarcan tanto la
antigua Roma como la Edad Media debido a que el pensamiento político mantiene cierta continuidad y
no se presenta una ruptura significativa entre el mundo greco-romano y el medieval, y se detecta en estos
escritos una clara tendencia a estudios basados en la moral, la virtud y la ética,, y parten de la premisa de
que el ser humano es noble, en este sentido la política se entiende como una búsqueda de la seguridad de una
vida buena, en libertad y virtud.
GRECIA
Objetivo: Explicar la cultura griega y su pensamiento político
La Grecia antigua se ubicó históricamente entre el 776. Y el 146 acá, año en el que se considera es
absorbida por el imperio romano. Gracias a la cantidad de eruditos griegos, se conocen datos sobre la vida
en este Estado. Las obras de historiadores y escritores políticos como Heridito, Tucídides, Jenofonte,
Demóstenes, Platón y Aristóteles, la mayoría de ellos de origen ateniense, permiten conocer la organización
política y social de este Estado.
Conjuntamente con Egipto y Roma, Grecia es considerada como una de las primeras sociedades en las
que surgió un Estado como institución fuerte, autónoma y con fines específicos. Sin embargo, es
importante mencionar una particularidad de Grecia antigua, si bien se le conoció como un Estado por contener
territorio, gobierno, poblaciones y soberanía, internamente las ciudades griegas estaban organizadas en
varios centenares de ciudades-estado (polis).
La ciudad- Estado (polis) era la denominación otorgada a una ciudad que integra por sí misma un
Estado, con un exiguo territorio circundante. Cada ciudad, junto con la región inmediata, formaba un
Estado políticamente independiente de los demás, aunque se reconocían vínculos culturales comunes
entre todos los griegos. El centro político-administrativo-social de la polis era la Acrópolis, donde se
encontraba el templo, el ágora y los edificios civiles. El ágora era la plaza pública y mercado permanente.
Rodeaba a la ciudad un anillo rural, en donde se cultivaba lo necesario para la supervivencia de la polis.
CONCEPTO DE POLIS O CIUDAD-ESTADO
Aparecieron alrededor del siglo VIII a. C. Las polis son una de las características que mejor definen la
civilización griega porque representaban el centro político, cultural y ciudadano de la sociedad griega.
Cada una de estas ciudades-Estado se consideraba como una especie de nación separada e independiente y
denominaba «extranjeros» a los habitantes de las demás polis.
A pesar de esta autonomía y de que luchaban hasta la muerte por su libertad e independencia, todas se
consideraban parte de una misma civilización. Este sentimiento estaba basado en una lengua y una religión
común, una tradición legendaria y grandes creaciones culturales en los campos del arte, literatura, ciencia y
filosofía.
Paradójicamente la hostilidad entre polis fue la que desencadenó la Guerra del Peloponeso, conflicto que
permitió la conquista de Grecia por Filipo II, rey de Macedonia y la unificación política y la supresión de la
autonomía de las polis llevada a cabo por su hijo Alejandro Magno.
CARACTERÍSTICAS COMUNES
Todas las polis, independientemente de la época o lugar, presentan elementos comunes:
- Extensión territorial reducida, con un núcleo urbano en el que se situaba el centro político, administrativo,
comercial y religioso y un pequeño territorio rural para pastos y cultivos. Su extensión media solía ser de 80-
90 km2 con alrededor de 3.000-5.000 habitantes lo que permitía que se conocieran todos entre sí. Las únicas
polis que consiguieron dominar extensiones considerables fueron Atenas y Esparta, las dos grandes potencias
del mundo heleno.
- Independencia económica. Cada polis producía lo suficiente para alimentar a su población.
- Independencia política. Las polis eran libres, no estaban sometidas a otra ciudad ni a ningún poder
extranjero.
- Estructura social formada por ciudadanos (con derechos) y esclavos (sin derechos).
- Gran espíritu cívico, respeto por la ley e importante participación de los ciudadanos en los asuntos de la
comunidad.
- Leyenda fundacional y fiestas y tradiciones propias.
- Culto religioso común.
ESTRUCTURA DE LAS POLIS
Casi todas las polis compartían rasgos urbanísticos comunes:
- Acrópolis (o ciudad alta). Fortaleza o ciudadela fortificada que se construía aprovechando alguna elevación
del terreno como la cima de una colina y era el lugar donde se resguardaban, en caso de conflicto bélico, todos
los miembros de la comunidad (ciudadanos, artesanos, campesinos, mercaderes y esclavos) y donde se
construían los edificios políticos, económicos y religiosos de la polis. Algunas acrópolis se convirtieron en el
centro religioso de la ciudad como sucedió en Atenas.
- Ágora o plaza pública, constituía el centro neurálgico de la polis en el que se concentraban la actividad
comercial (mercado), cultural y pública. Era el lugar donde se reunían los ciudadanos. Solía ubicarse junto al
puerto en las ciudades marítimas. El ágora ateniense estaba situada frente a la entrada de la acrópolis.
- Muralla defensiva que rodeaba los principales barrios de la polis. Cuando el núcleo urbano era pequeño las
murallas no eran necesarias porque los habitantes podían resguardarse en la acrópolis, pero conforme la ciudad
crecía y se extendía surgía la necesidad de construir murallas. Algunas polis como Esparta nunca tuvieron
murallas. En caso de guerra los vencedores solían imponer a los vencidos la demolición de todas las murallas
y la prohibición de reconstruirlas.
Las polis compartían lengua, organización económica, política y social, pero eran por naturaleza fragmentadas
e independientes entre ellas. Las ciudad-polis más importantes fueron Atenas y Esparta, las cuales mantuvieron
la supremacía sobre otras ciudades-estado, a través de serie de alianzas o coerciones.
Una polis se auto gobernaba independientemente y en la mayoría de los casos sólo lo unía a las otras polis la
base organizativa de democracia. Es importante señalar que con esta fragmentación los griegos solucionaron
la unificación de las tres tribus que integraron Grecia (Jonios, Dorios y Eolios), pero crearon un estado débil
en cuanto a que las alianzas entre polis eran negociadas constantemente o se presentaban largas guerras entre
las mismas ciudades-estado por el predominio de territorios.
Además de esta fragmentación política de las polis, por los estudios sobre Esparta y Atenas, se identifican
como características del sistema político de Grecia la organización económica se basó en un modo de
producción esclavista, principalmente en el sector agrícola, aunque también era comúnmente ocupado para el
servicio personal, ya que sólo las familias más pobres carecían de esclavos domésticos. En realidad sólo la
política era una actividad propia y exclusiva del griego.
No se conoce a ciencia cierta el numero de esclavos empleados por Grecia, pero se puede tener una proporción
de esta cifra por la organización de Ática, ya que se calcula que una tercera parte de aproximadamente 300,000
habitantes era esclava. Para la mentalidad de la antigua Grecia, es factible que al menos existiera un esclavo
por cada griego, y por lo tanto, el esclavo que era considerado sujeto a la compra-venta, es decir, no contaba
con derechos civiles.
Otro número importante de habitantes lo conformaban los llamados metecos (extranjeros). Aún cuando era un
hombre libre al igual que el esclavo no tomaba parte de la vida política. Sólo los ciudadanos o miembros de la
polis tenían derecho a formar parte de la vida política, un privilegio que se obtenía sólo por nacimiento. Otra
de las características que subyace de la anterior es la existencia de una sociedad de rígidas clases sociales, en
donde los conquistadores del territorio o apátridas que ejercían el poder.
Para normar la vida de la polis existían una serie de instituciones políticas, cuya particularidad fue una forma
de organización no conocida hasta ese momento en la organización humana: la democracia.
Los griegos vivieron la primera forma de gobierno democrática de la que se tiene registro, ya que todo el
cuerpo de ciudadanos varones mayores de 20 años, formaban parte de la asamblea. Además los magistrados y
funcionarios de gobierno eran responsables ante el cuerpo de ciudadanos y estaban sometidos al control del
consejo de elección popular.
Ejemplificando, en Atenas la democracia era sustentada en el consejo de elección popular, con responsabilidad
ante la asamblea y los jurados independientes, y a la vez producto de la misma elección popular.
PLATÓN: Las bases del pensamiento platónico es sin duda la virtud, fin supremo de la existencia y a la vez
sinónimo de conocimiento. Platón aplicó tales principios en sus tres diálogos políticos: "La República", "El
Político" y "Las Leyes".
Su obra máxima es La República, libro que trata de varios temas, desde cuestiones de virtud, justicia, hasta
del Estado Ideal. De acuerdo con la virtud, coraje y sabiduría en el estado contiene tres clases: la de la
estructura económica del Estado que recae en la clase de los comerciantes, campesinos y artesanos; la de
seguridad, en la que se localizan los soldados, y la de los magistrados o encargados del liderazgo político,
encargados de gobernar la ciudad.
Todo indica que el objetivo del autor al escribir La República fue combatir las ideas políticas de los sofistas,
y criticar por su falta de virtud cívica a los gobernantes griegos de su tiempo, obra considerada como una
utopía del ideal político, demasiado abstracto. En este sentido, el estado ideal de la república es más una
negación de la fe política de la ciudad estado, “con su ideal de la libre ciudadanía y su esperanza de que cada
hombre, dentro del límite de sus facultades pueda ser coparticipe de los derechos y privilegios del estado”.
En su obra, “El Político" señala como mejor forma de gobierno el del "Rey-Filósofo", que gobierna de acuerdo
con las leyes, este filósofo consideraba el proceso educativo era el que determinaba la clase o status de la
persona. Los que completan todo el proceso educacional se convierten en reyes-filósofos, ya que son aquellos
cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman las
decisiones más sabias. La teoría del estado en la República concluyó con el concepto de justicia como el
vínculo que mantiene unida a una sociedad.
En su última obra, escrita en el ocaso de su vida, en "Las Leyes" Platón abandona la idea de alcanzar un ideal
metafísico y concluye diciendo que en este mundo imperfecto (donde los Reyes-Filósofos son muy escasos)
un Estado con división y separación de los poderes es lo mejor que puede realizarse. Por lo tanto concibió la
organización humana como imperfecta y propone un sistema legal para alcanzar los máximos resultados.
ARISTÓTELES (384-322 a.c.). Es considerado el más grande filósofo, es práctico, lógico y sistemático.
Entre sus obras destacan: Metafísica, del Alma, Ética a Nicómaco. Retórica y Política. Sus ideas básicas son:
el origen del estado en los esfuerzos del hombre por satisfacer las necesidades individuales, familiares y
comunitarias; el Estado como producto de una evolución desde la Familia, a través de la comunidad tribal,
hasta culminar en la ciudad autónoma, de la que Atenas es el ejemplo supremo. El pensamiento político
aristotélico fue elaborado con base en la observación de los hechos, con lo que la ciencia política paso a ser
empírica, aún no exclusivamente descriptiva. En la teoría de la Metafísica y el mismo sentido realista, permite
al autor construcciones filosóficas y una doctrina política vinculada al estudio de los valores morales. La idea
del bien social da un sentido a la ciencia política, como escuela del bien común.
Asimismo, fundamenta en sus obras Ética a Nicomáco la existencia de un orden natural, que será base del
derecho natura.
Clasificó las formas de gobierno en puras e impuras. Así, encuentra dentro de las formas puras de
gobierno:
La Monarquía: que es el gobierno de uno sólo.
La Aristocracia: que es el gobierno de una minoría conformada por hombres de bien.
La República: que es el gobierno de la mayoría
Y dentro de las formas impuras:
La Tiranía: que es la que tiene como fin el interés personal del monarca.
La Oligarquía: que es la que tiene como fin el bien personal de los ricos.
La Demagogia: que tiene como fin el bien particular de los pobres.
El fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de todos los asociados, sino también su
felicidad y su virtud, siendo ésta última la de mayor importancia dentro del Estado y garantía a la vez de que
la asociación política no se convierta en una alianza militar, ni la ley en una mera convención. Así, la ciudad
es la asociación del bienestar y de la virtud, para el bien de las familias y las diversas clases de habitantes, para
alcanzar una existencia que se baste a sí misma. En resumen, los grandes filósofos griegos aportaron al
pensamiento político antiguo la mayor parte de sus características. En primer lugar, el entendido de la filosofía
como la búsqueda de la verdad, la existencia de un dualismo platónico de dos mundos: ideal y material: el ser
y el saber; donde el ser era particular y el saber universal, general.
La concepción de que el bien máximo del hombre era la felicidad a medida de sus conocimientos y su
sabiduría, mismas que son demostradas a través de sus virtudes.
En política la concepción del hombre como un animal social de naturaleza política, el estado como una
organización humana con objetivos políticos, y la clasificación aristotélica de las formas de gobierno:
1) La monarquía, es decir, el gobierno de uno solo,
2) La aristocracia, que es el gobierno de los mejores y,
3) La democracia, el gobierno del pueblo.
ROMA
Roma, bajo la leyenda de Rómulo y Remo, fue fundada en 753 a.c. con una organización basada en la
monarquía etrusca45, dos siglos más tarde, aproximadamente en el 509 a.c. se integró como República.
Posteriormente, en el 27 a.c se integró como imperio. Sus primeros antecedentes fueron los de la ciudad-polis,
producto de los asentamientos en la confluencia del río Tibes y Vía Salaria de las tribus latinas, sabinas y
etruscas.
Al iniciar la era actual (siglo 0-1 d.c.), el Estado romano conquistó y dominó los territorios ocupados
hoy por Europa, Gran Bretaña, norte de África y parte de Asía. Su poderío militar al norte de Europa y
Europa oriental fue limitado por las condiciones atmosféricas de la región.
Como el resto del mundo conocido, el estado griego fue conquistado por Roma, pero las similitudes en la
cultura provocaron en realidad una integración que permitió a los etruscos heredar la filosofía política
aristotélica. Roma no sólo atrajo de los helénicos los avances en materia de arte, la literatura, la religión,
la filosofía, sino que aplicó y retomó todos los conocimientos en el campo de la Ciencia Política. Incluso
el primer filósofo político que otorga un pensamiento propio al Estado romano, fue el griego Polibio46, quien
vivió la adhesión de su ciudad-estado al imperio romano.
La organización socio-política de Roma estaba basada en la familia y el eje de esta: el padre o páter-familias
(patricios).
Del patriarcado del padre deviene el gene (agrupación de algunas familias del mismo tronco) y por los gentiles,
todos aquellos conceptos constituyeron el núcleo de las cívitas (ciudades). 10 gens constituían una curia, 10
curias constituían una tribu y 10 tribus constituían una civita.
La participación ciudadana en romana estaba organizada de manera colectiva por el lugar de
nacimiento, riqueza o tribu-domicilio.
Contemplaba derechos políticos como el derecho de voto, derecho de ser elegible, derecho a tener religión o
ser elegible para funciones sacerdotales y derecho de apelación al pueblo en procesos criminales. Más los
derechos civiles de propiedad: compra, venta, testamento, a contraer matrimonio legal y a ejercer acciones
judiciales. Como obligaciones inscribirse en el censo periódicamente; servir en el ejército durante el tiempo
previsto y obligación de pagar los impuestos.
Por el largo periodo de existencia, más de 12 siglos (753 a.c. al 476 d.c.), las instituciones romanas no
permanecen estáticas, sino que sufrieron una serie de transformaciones. Pasando por las siguientes etapas:
MONARQUÍA.
El gobierno es asumido por un rey (rex) elegido por un consejo de ancianos (senatus). Los reyes conocidos
son: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Ancó Marció, Lucio Tarquino Prisco, Serbio Tulio y Lucio
Tarquino el Soberbio. El último de ellos, Lucio Tarquino el Soberbio.
El rey es electo por el pueblo y cumple la función de jefe de la familia política. La institución del rey era
contrarrestada por medio de un Consejo de Ancianos o Senatus, en el que eran representadas todas las gens.
REPÚBLICA (509-27 a.c.). La República romana fue establecida cuando el rey fue desterrado, y un sistema
de cónsules fue colocado en su lugar. Los cónsules, al principio patricios pero más tarde plebeyos también,
eran oficiales electos que ejercían la autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano,
que creció en tamaño y poder con el establecimiento de la República. En este período se desarrollarían sus
instituciones más características del estado romano: el senado, las magistraturas, y el ejército.
El gobierno se organizó por medio de:
- Dos cónsules, electos por 1 año y ratificados por el senado
- Comicios o Asamblea. Organizadas por curia, centuria y tribu.
- Magistraturas: Cargos directivos del estado electos por el senado
- Tribunado: conformado por los jefes de tribus
- Senado: conformado por rodos los miembros de las gens-patricios. Órgano permanente y de corte
aristocrático. Ratificaba leyes, elecciones y cargos electorales.
IMPERIO. La toma de posesión de César Augusto, quien desintegra de facto la república y consolidará un
gobierno unipersonal y centralizado de todo el territorio, conocido como Imperio Romano. A partir de este
momento, la estabilidad política del imperio quedará ligada al carácter de los emperadores que sucederán a
Augusto, alternándose los períodos de paz y prosperidad con las épocas de crisis.
Augusto, establece la dinastía Julio-Claudio, representa el período de máximo esplendor del imperio. Esta
dinastía es terminada en el año 68, por la toma de poder de Nerón y el consecuente período de inestabilidad
conocido como el año de los cuatro emperadores, en donde se impondría Vespasiano, que inauguró la dinastía
Flavia, de origen no patricio. Del año 96 al 180, toman el poder los llamados "cinco emperadores buenos"
(Nerva, Trajano, Adriano, Antonio Pío y Marco Aurelio), en la considerada "edad de plata" del Imperio.
El imperio se apoya en las siguientes instituciones.
Emperador.- No electo, sino con un cargo hereditario o como producto de un asalto militar al poder.
Consejo-allegados
Magistrados y funcionarios nombrados por el emperador
Oficinistas (burócratas)
Gobiernos locales para las provincias.
En el siglo III después de Cristo se inicia una nueva reorganización del imperio, que marca el fin de esta
cultura, ya que el emperador Teodosio decide en el 395, en un afán de mantener mayor control del amplio
territorio, dividir el imperio entre sus dos hijos: oriente y occidente. El ingreso en el siglo V de la tribus
germanas que huían de los hunos y la debilidad del imperio para responder al ataque, marcaron el fin de este
importante Estado. Procedentes del mismo antepasado. Estos dos Cabe señalar que para la fecha de la
desintegración del imperio la religión católica se había convertido en la fe aceptada por el imperio, e incluso
el emperador Constantino organizó años antes del declive del imperio, el Primer Concilio de Constantinopla,
que integró los libros de la actual Biblia y consolidó a iglesia como una institución autorizada para gobernar
los asuntos espirituales, independiente del ordenamiento del estado.
El estado Romano es por excelencia la fuente del derecho de occidente y cuna de todas las instituciones
jurídico-políticas modernas. En lo jurisconsultos romanos vemos cristalizadas los principios de justicia,
virtud, norma jurídica, derecho natural, anti totalitarismo, democracia, entre otras. Conceptos simples como el
de posesión no es comprensible si no se revisan las fuentes del derecho romano y las implicaciones jurídicas
que denota.
POLIBIO (210-125 A.C.) Fue un historiador griego, enviado a Roma como rehén luego de la batalla de
Perseo, pero pronto junto con otro pensador griego Panecio, se integra al grupo de aristócratas romanos
del círculo de Escipión Emiliano. Como aportación griega el círculo inicia una tendencia clara heredada de
Panecio de filosofía del humanismo, en el que la vida ideal del sabio se mezcla con la vida cotidiana, este
humanismo le dio al estoicismo romano en el sentido de justicia, e igualdad entre los ciudadanos.
El estado en sí no puede ser injusto. El primer heredero formal de esta corriente es sin duda Solivio, quien
como historiador realiza un amplio estudio histórico del Estado Romano, en su obra las Guerras Púnicas,
en donde revisa la historia romana, desde 264 a.c hasta sus días.
En ese monumental trabajo dedica un notable capítulo al análisis de los principios que le dieron a la
constitución romana su estabilidad y eficacia.
Su intento era explicar el éxito imperial de Roma (originariamente una ciudad-estado en todo semejante
a Esparta o Atenas) frente al lamentable fracaso de las ciudades griegas. Las Guerras Púnicas parten de la
idea de estado universal y de la clasificación de Platón y Aristóteles de los regímenes políticos: monarquías,
aristocracias y repúblicas; afirmando que las diferencias entre ellas son externas e institucionales, no de
principios.
Ejemplificando los tres tipos de régimen se llega a la conclusión de que estas tres formas, en estado puro, son
inestables a causa del antagonismo de las otras dos, y que tienden inclusive a sucederse en forma cíclica.
Es por ello, que señala el éxito de poder y la estabilidad de Roma como producto de las características
estructurales de la constitución romana, que combina y armoniza las tres formas puras de gobierno: el
principio monárquico está representado por los Cónsules, el principio aristocrático por el Senado y el
democrático por las Asambleas populares. En este sentido, para su teoría, es la forma mixta de gobierno la que
permite la estabilidad política de Roma. También Solivio expuso la primera teoría, sobre lo que luego la
ciencia del Derecho Constitucional llamaría "frenos y contrapesos", es decir, los mecanismos
constitucionales de transacción entre fuerzas antagónicas, como es el caso del "ius agendi" y del "ius
impediendi", o sea el derecho o el poder de actuar y de impedir, que detentaban respectivamente los patricios
y los plebeyos en la república romana.
Esta tesis de Solivio es retomada siglos más tarde por Montesquieu y los creadores de la constitución
norteamericana. Las tesis de Solivio se consideran las tesis oficiales del Estado romano. Solivio alcanzó
a ver, antes de su muerte, cómo esa estabilidad y armonía comenzaban a resquebrajarse, iniciaba una de las
grandes transformaciones del estado Romano el paso de la república a la instauración del Imperio y las
conquistas de Alejandro.
MARCO TULIO CICERÓN (106-43 A.C.): las ideas de este pensador no destacan por su originalidad, sino
por el hecho de recopilar el conocimiento griego y romano para otorgar al Estado un pensamiento político
unificado, en especial las ideas del círculo de aristócratas y conservadores de la última etapa de la república
romana.
Los estudios indican que Cicerón era un ardiente republicano, detestaba al César y luchaba por
restaurar el antiguo equilibrio de las instituciones que otorgaba la república. En sus dos obras más
importantes De la República (55 a.c.) y las Leyes, inspirados en el trabajo de Platón, analiza la decadencia de
la teoría del equilibrio en las formas de gobierno que había diseñado Solivio. Cicerón atribuyó la crisis de su
tiempo al excesivo poder alcanzado por el elemento democrático del estado republicano.
El principal aporte es sin duda su razonamiento sobre el derecho natural universal, que obliga
inmutablemente a todos los hombres y naciones: “existe, pues, una verdadera ley, la recta razón congruente
con la naturaleza, que se extiende a todos los hombres y es constante y eterna, sus mandatos llaman al deber
y sus prohibiciones apartan del mal”. Esto lo lleva a analizar la organización específica del Estado de la Roma
republicana, al que considera lo más próximo posible al ideal político de la filosofía estoica. Finalmente,
alcanza una culminación metafísica, al vincular las exigencias del bien público con la realización del bien
como categoría trascendente. En este sentido, para Cicerón, el objeto de la política es la cosa pública, que
se genera porque un pueblo como comunidad de hombres crea un pacto de justicia y de intereses de
comunidad.
Forma a partir de aquí un estado ideal en que se debe elegir una cuarta forma mixta, que surge de la
mezcla equilibrada de las tres formas originarias de gobierno. Por lo tanto para Cicerón el Estado es un
organismo que pertenece y es posesión de todos los ciudadanos, cuya justificación se otorga por las ventajas
de ayuda mutua y de gobierno justo que da a sus miembros. Tanto el estado como el Derecho son bienes
comunes del pueblo.
El poder político cuando se ejerce con virtud debe estar respaldado por el derecho y es a la vez creado
por el derecho. Los principios generales del gobierno se sustentan en la autoridad que procede del pueblo,
ejercida con el respaldo del derecho y justificada por razones morales.
Los postulados de Cicerón no tuvieron un cambio radical en la Edad Media, pasando a formar parte de
la herencia común de las ideas políticas. A mediados del siglo I d.c., un preceptor de Cicerón, el ministro
Séneca, filósofo estoico, encarna una nueva actitud: Séneca y muchos otros como él apoyan al Imperio,
porque se sienten obligados a elegir entre dos calamidades: la tiranía o la anarquía, y entre los dos males
prefieren el primero.
Pero si duda, el único cambio no se da en el ámbito económico, ya que este es acompañado de una serie eventos
que van favoreciendo la imagen y poder del rey, frente a la institución católica. Termina así el obscurantismo
científico y los hombres comienzan a buscar explicaciones más allá de lo místico.
En el área del conocimiento y la separación de este de lo mítico no hay nada más representativo que el
movimiento intelectual denominado renacimiento, junto con la mejoras en las condiciones de vida del hombre
europeo, florece en Europa las artes y las ciencias, olvidadas en los monasterios por más de 10 siglos.
Su impacto llega a transformar la mentalidad del hombre y a lograr que en la misma iglesia católica se geste
un movimiento de protesta liderado por Martín Lutero.
El siglo XV ha sido considerado como uno de los lustros más importantes para las exploraciones y los
movimientos culturales de la humanidad En este periodo, destacó la invención de la imprenta y con ello la
popularización de los libros, los grandes descubrimientos geográficos como el de América, el Renacimiento,
la Reforma Protestante, la Contrarreforma Política, entre otros.
A partir del XV se considera que la unidad política de Europa logra integrar un sistema de naciones71, en el
que la figura principal era el poder político-militar del rey.
La monarquía restablece una serie de instituciones que habían desaparecido en la Edad Media o habían
sido debilitadas en extremo. Entre estas:
1) Se restableció el derecho como fuente de forma y organización del Estado. Se parte de los antecedentes
inmediatos del derecho romano y se readaptan a la nueva condición social.
2) El estado, como parte de un sistema de naciones creó un conjunto de funcionarios de gobierno, estudiados
y preparados para el cargo, leales al Rey y sujetos a su poder. Reapareció por lo tanto el cuerpo burocrático
especializado de inspectores, embajadores, secretarios, conocidos como burócratas estatales.
3) Los Estado integraron un ejército propio y permanente que salvaguarde su soberanía y nación. Existe por
lo tanto la idea del otro.
4) El poder del rey se consideró ya emanado directamente por Dios y por lo tanto sujeto sólo a la autoridad
divina. El Papa al ser representante de Dios no sustenta el poder sobre el monarca. Dios decidió su nacimiento
en una casa reinante y sólo él puede intervenir para desaparecer este poder terrenal.
5) Absolutismo. Con el poder terrenal concentrado y sin una base de derecho integrada previamente, los Reyes
se consolidaron como un poder absoluto e incuestionable.
Estos cambios políticos se acompañan de una serie de movimientos culturales entre los que destacaron el
Humanismo, que centraba su tesis en la dignidad y los valores del individuo para el desarrollo y crecimiento
de las sociedades y de los países.
Este humanismo es acompañado por el Renacimiento, o renacer de la ciencia. El movimiento consistió
en redescubrir el arte greco-latino. El movimiento nació en Italia y tuvo su máxima expresión en la capilla
sextina de la Ciudad de vaticano. El renacimiento planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano,
el interés por las artes, la política y las ciencias, cambiando el teocentrismo medieval, por el antropocentrismo
renacentista.
LA CRISIS RELIGIOSA. El renacimiento también afectó a la institución más importante de la Edad Media,
la Iglesia. En el siglo XVI la división interna fue el acontecimiento más relevante de la religión católica, ya
que la ruptura interna provocó el nacimiento de otra corriente cristiana denominada protestantismo. Las
razones que explican la división del catolicismo son numerosas. En el aspecto político, la consolidación del
absolutismo y los movimientos internos de nacionalismo llevaron a Inglaterra y a Alemania al protestantismo
y la separación de la autoridad del Papa. Asimismo, es muestra de la corrupción que presenta la iglesia luego
de siglos de dominación política.
El movimiento de ruptura debido de manera interna en la iglesia, ya que fue un monje alemán MARTÍN
LUTERO (1483-1546) quien molesto por la venta de indulgencias en Wittemberg, pueblo donde enseñaba en
una Universidad, redactó 95 razones, en las que acusó a la Iglesia de corrupta.
Lo que dio como resultado la excomunión, sin embargo, se negó a arrepentirse de sus acusaciones e integró
una nueva corriente religiosa, en la que se eliminaron los sacramentos, se negó la adoración a los santos,
suprimió el latín como idioma oficial de la Iglesia Católica y se desconoció la autoridad del Papa como máximo
representante de Dios en la Tierra. El movimiento fue apoyado por varios príncipes europeos, quienes vieron
la posibilidad de minar el poder del Papa y consolidar el poder de sus reinos.
Al movimiento católico de respuesta se le llamó Contrarreforma y consistió en convocar para 1545 al
Concilio de Trento, en el que se fundó la Compañía de Jesús, cuyo líder fue: Ignacio de Loyola.
ABSOLUTISMO. Uno de los cambios políticos más importantes fue también la consolidación del
absolutismo de los monarcas. En el siglo XVII, el poder político de los monarcas se fortaleció hasta eliminar
cualquier representatividad, dando lugar a las monarquías absolutas. La monarquía se integró bajo un mando
fuerte y con una clara idea al despotismo. El ejemplo más claro del absolutismo fue el desarrollado en Francia,
en el que la definición de su monarca resume la concepción de esta forma de gobierno, El rey Luís XIV (1643-
1715) señalaba para definir su poder la frase: "El Estado soy yo".
En este periodo el estado adquiere funciones específicas entre las que se pueden señalar: guardián del orden,
garante de la paz, publica, facultad de resolución de conflictos y monopolio del ejercicio de la violencia
legitima. Este último postulado otorga al estado la capacidad de autoridad y función de policía, el monopolio
es necesario en el sentido de que en su territorio el estado debe ser la única autoridad capaz da aplicar justicia.
El renacimiento y la reforma religiosa son las expresiones del pensamiento político del estado moderno y el
destierro de las ideas medievales. La reforma protestante y la contrarreforma católica rompen por primera vez
en siglos la unidad religiosa de occidente. El Renacimiento, que parte del retorno a la antigua grecorromana
es también una concepción de la vida y del mundo que rodea al hombre del siglo XV74, Este movimiento
cultural se realiza una comunión del hombre con el mundo que lo rodea: la naturaleza.
Uno de los puntos clave del pensamiento renacentista es la idea de que el hombre debe enfrentar los problemas
socio-políticos en su realidad afectiva. Por lo tanto el hombre no busca solo la virtud y las ciencias religiosas
para su realización, sino que se encuentra dividido entre lo natural y lo espiritual.
La reforma contribuye a la consolidación del patriotismo nacional, destruye la idea de unidad de la iglesia y
del imperio y reorganiza Europa en dos tipos de estado: católicos y protestantes, dos cosmovisiones. Los
reformadores criticaban a la iglesia y se oponían a la intervención de la misma en política y negocios. Negaban
la autoridad del Papa y la jerarquización de la iglesia. Sustentan una relación directa de los fieles con Dios y
la interpretación libre de la escritura.
Lutero aporta una distinción clara entre la autoridad espiritual y la política, basada en un principio de
obediencia pasiva. En este sentido, la reforma contribuyó a aumentar y consolidar el poder de la monarquía,
Martin Lutero descubrió pronto que para el éxito de la reforma debía contar con el apoyo del Príncipe de
Alemania; En Inglaterra, tras la separación del vaticano de la monarquía británica, consolidó el poder de Isabel
I y logró el control civil sobre lo religioso. En el caso de Francia y España que optaron por no separarse de
vaticano, se vieron fortalecidas al presentar la iglesia una postura conciliadora ante los monarcas.
El punto más controvertido de la filosofía política fue sin duda la discusión teórica de la legalidad de los
súbditos de resistir a sus gobernantes, por supuesto con la base de razones justificadas, o la obligación pasiva
de los súbditos marcadas en la escuela patrística. La doctrina de la obediencia pasiva encontró dificultades en
la práctica, puesto que, cuando se entabló la lucha entre los príncipes germanos protestantes y el emperador
Carlos V, Lutero entonces admite la defensa como respuesta a la tiranía. Según esta tesis, al momento de que
el emperador atenta contra las leyes, sus súbditos quedan liberados del deber de la obediencia y la postura final
por supuesto inicia un cambio impresionante que origina revoluciones posteriores, así como la oposición al
derecho divino de los gobernantes absolutistas.
Seguidor de Lutero, JUAN CALVINO desarrolló más postulados políticos que su mentor, rechaza de
entrada la tesis de Zwinglio, en donde se tenía contemplado al estado y la iglesia como un sistema único y
mantiene una postura clara de gobierno secular y gobierno espiritual, dos actividades de diferente esfera, por
lo tanto el gobierno civil es una necesidad social y suprema de ley.
La reforma y en especial las posturas de Calvino provocaron tanto en Escocia como en Francia un mayor
desarrollo y difusión de la teoría a la resistencia política.
Bajo la ironía histórica, las tesis de Lutero contribuyeron en gran medida a una iglesia nacional y en lo
individual a la postura más liberal y menos ligada al poder estatal y a las tesis de predestinación. Las tesis
originales que contenían en un principio una protesta por la venta de indulgencias, término desarrollando una
teoría de estado que permitirá el triunfo del gobierno civil sobre el eclesiástico, el desarrollo de las primeras
tesis sobre resistencia civil y sobre el liberalismo.
En resumen, aseguraba que no existía tal cosa como un gobierno mixto. En una monarquía las funciones del
parlamento, deben de cumplir una función de asesoría solamente, a manera que el poder emitido por los
consejeros es delegado del soberano. Todos los cuerpos y colegios derivaban únicamente del soberano y que
todos sus poderes se derivaban de él. Su finalidad fue la de construir un elemento valioso que explicara los
derechos de la monarquía frente a todas las supervivencias de la época feudal. Obviamente consideraba a los
estados generales como uno de tantos cuerpos permitidos por el soberano, junto con las compañías mercantiles
y las instituciones religiosas. Tanto las teorías del derecho del pueblo como las teorías de derecho divino de
los reyes, comenzaron su historia como teorías política en Francia. Tanto en Francia como en Inglaterra se
presentó paralelamente, aun que diferentes circunstancias históricas, la nueva monarquía como órgano de
unidad nacional y con un gobierno fuertemente centralizado. Luego de la guerra de los hugonotes en Francia
(1573) los escritos políticos se dividieron en dos tipos: los que cristalizaban la santidad del oficio regio o teoría
del derecho divino, afirmando la inviolabilidad del derecho del monarca a su trono, derecho derivado
directamente de Dios y trasmitido hasta él por vía de legítima herencia. La importancia de esta discusión
teórica deriva en el hecho de la importancia para el absolutismo de la teoría de obediencia pasiva y la
imposibilidad de que un monarca fuera depuesto. En contraparte los escritores hugonotes crean dos corrientes
contrarias al poder regio absoluto y que tuvieron su máxima expresión en Inglaterra. En primer lugar destaca
la propuesta constitucional retomando argumentos históricos y buscando comprobar la ilegitimidad del poder
monárquico. En segundo término, se buscó fundamentar las posturas bajo los filósofos del poder político y
tratar por estos medios de demostrar que la monarquía absoluta era contraria a las normas jurídicas universales.
La tesis constitucional eran defendida por el partido hugonote con su máximo exponente Francis Toman, en
su obra Franco Gallia, publicada en 1573, y que demostraba su hipótesis basada en los derechos naturales y
la experiencia histórica, en el que el monarca era electivo y que sus poderes debía ver limitado sus poderes
por los estados generales que representaban a todo el reino. La herencia más importante de este autor es sin
duda su tesis de poderes limitados, tema que continuó siendo fuente de escritos y obras importantes. Uno de
las obras que continuaron con la postura de los hugonotes es sin duda La Vindiciae contra Tytannos, que
remarca una mezcla en donde se expone la antigua concepción de que el poder político existe para el bien
moral de la comunidad, debe ejercerse de modo responsable y estar sujeto a derecho y a la justicia natural. Si
bien debió su origen en las luchas religiosa sobre lo civil, la Vindiciae no es un libro de teoría secular y en
realidad, se acerca a los que más tarde se denominarían teorías de contrato social contractuales. Sin embargo,
en la práctica no deja el corte aristocrático y su oposición a las posturas que radicalización las doctrinas de
libertad e igualdad.
MAQUIAVELO
Nicolás Maquiavelo se revela en el siglo XV como el ejemplo del hombre del renacimiento, un pensador que
no tiene un sistema filosófico concreto, pero que mantiene cierta nostalgia con la antigua grandeza del imperio
romano. No existe en Maquiavelo idealismo, sino oportunidad política, quien parte de la esencia de que el
hombre es malo por naturaleza82, tiene intereses, desea poder a toda costa, es en síntesis, un ser egoísta y
perverso que necesita un estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede
garantizar un orden social justo que frene la violencia humana. El método utilizado por este autor es la revisión
histórica.
En su obra más importante El Príncipe no se distinguió ni por su amor ni por su respeto a sus semejantes,
el bien moral o material del pueblo se encuentra sujeto al poder del déspota. En otras palabras, no existe Dios
que intervenga en la voluntad social, sino una acción del hombre en busca del poder. La política nada tenía
que ver con la moral, la ética o la religión.
Para entender El Príncipe es necesario identificar su objetivo, es un libro escrito por su autor para congraciarse
con la Dinastía Medici y para promover la unificación de Italia. Maquiavelo fue un activo político en apoyo a
la República de Florencia en 1498, participó en este gobierno como funcionario de alto rango, siendo incluso
secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y Guerra de la república y desempeño
en varias ocasiones encomiendas de embajador por la república.
En 1512 cuando la familia Medici toma el poder en Florencia, desconociendo la República y estableciendo el
principado, Maquiavelo es encarcelado por conspiración. Tras su liberación, este político intenta reconciliarse
con los Medici y edita su obra dedicada al Príncipe Lorenzo de Medicis. Irónicamente, el libro no logró su
propósito de reinstalar a Maquiavelo en la vida pública y si lo condenó a ser considerado un seguidor de la
monarquía.
Maquiavelo es el primer pensador realista, considerando al estado como un fin en sí mismo: el poder. Otorga
al Estado una finalidad, al señalar que el gobernante, tiene como misión la felicidad de sus súbditos y ésta sólo
se puede conseguir con un Estado fuerte. Aboga por la idea de que el fin justifica los medios, un gobernante
puede recurrir a cualquier argucia para garantizar la grandeza de su estado. Los medios no importan: no es
necesaria la moral, sino un realismo práctico, no lo que debe ser, sino lo que es en realidad. Política y moral
son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios.
Quizás lo que resume su postura, son las cualidades que considera que debe tener un Príncipe: habilidad de
manipular situaciones, poseer seria destreza, intuición, tesón y moverse según soplan los vientos; ser diestro
en el engaño: No debe tener virtudes, solo aparentarlas y de preferencia ser amoral, indiferente ante el bien y
el mal.
Si bien en El Príncipe, Maquiavelo nos presentó un manual de gobierno de práctica y teoría; en su texto Los
Discursos, presenta una disertación sobre la república, considerada como la mejor forma de gobierno.
Maquiavelo no desarrollo sus teorías políticas de forma sistemática, sino bajo el método de la observación
sobre situaciones terminadas y documentadas con ejemplos de la historia. Se observa además que el autor no
mantiene un interés en la filosofía, sino más que todo en la práctica estadista. No encontramos en el florentino
un concepto de estado, se le asume a partir de su obra como la fuerza organizada, suprema en su propio
territorio y que persigue una política consiente de engrandecimiento en sus relaciones con otros estados.
Asimismo, la indiferencia de Maquiavelo a los asuntos religiosos o la vieja discusión sobre el poder papal, se
convierte en una constante en los escritos que le precedieron en el periodo moderno. La falta de moral en su
obra hizo que sus textos fueron considerados en el sentido negativo, incluso el término maquiavelismo se usa
para señalar el comportamiento premeditado que busca ejercer el control sobre otros. El escándalo que produce
Maquiavelo es debido a su falta de pudor al hablar de la violencia con nombre y apellidos: crímenes,
venganzas, robos de patrimonio y vincular estos hechos como parte de la vida política.
Se observa en Maquiavelo un marcado positivismo, al analizar lo que ve, lo que se reconoce en la realidad y
no lo filosófico; un pragmatismo político que se sustenta en la realidad de la vida del estado, un manual al
servicio del poder que conlleva necesariamente violencia para los súbditos; su anti-humanismo, contrario a
ese el humanismo en la filosofía política y que se sustenta en la herencia del pensamiento greco-romano; y por
último, la idea de que el poder en sentido maquiavélico es dominio sobre los demás hombres e innato en la
vida del ser humano.
Por estos incuestionables aportes, sitúan a Nicolás Maquiavelo como el padre de la Ciencia Política.
Síntesis del libro “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo.
La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas para enfrentar
de manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente
organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.
Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas reveladoras del nuevo espíritu burgués,
caracterizado esencialmente por una mentalidad profana e inquisitiva y para el cual la realidad inmediata y
sensible es la fuente del conocimiento.
Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir que los valores y la moral tradicional
cimentados por la iglesia católica no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en Europa
renacentista.
La edad media había creado en Europa un sinnúmero de principados feudales fraccionados y dispersos. Todos
ellos operaban como factores adversos a la necesidad de centralización del poder requerido por las nuevas
clases sociales en su camino de expansión comercial.
El hombre que se sumerge en los hechos y que vive intensamente los acontecimientos políticos de su época,
no riñe con el observador que luego los mide y los confronta con su visión del Estado y de la naturaleza
humana.
En esta obra se plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médicis, el cual
para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de “El Príncipe”.
Los cambios que propuso son extraídos de la observación y se deberían basar en realidades.
El autor, intuye que los valores y la moral tradicionales no se ajustan a la cambiante e inestable Europa
renacentista.
Por eso muestra al gobernante: “el arte de conquistar el poder”, al que identifica como el Estado.
Es este arte la política del gobernante, y ha de estar exento de toda norma. El bien común radica en el poder y
en la fuerza del estado, y no es subordinable en ningún caso a fines particulares.
Así el Estado podrá articular las relaciones sociales, garantizando que los hombres vivan en libertad a través
de sus leyes. Solo así se logra el bien común, y todo lo que atente contra él puede ser rechazado, siendo
cualquier medio lícito.
Se divide el texto en diversos bloques.
Así tendríamos un primer bloque que iría desde el capítulo I hasta el XI, donde se analizan la naturaleza
y clases de principados como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Contiene
definiciones de términos políticos.
Un segundo bloque serían los capítulos XII y XIV que tratan sobre el aparato militar, en ellos se aborda los
riesgos inherentes a las tropas mercenarias tan habituales en su época y sobre las obligaciones del príncipe.
El tercer bloque que engloba desde los capítulos XV hasta XXIII, reflexiona en torno a las cualidades que
deben guiar las acciones de los príncipes, los recursos psicológicos que debe atesorar el príncipe moderno para
conservar el poder y sentar las bases de la dominación social sobre sus súbditos.
El cuarto bloque serían los capítulos tres últimos capítulos (XXIV hasta XXVI), que vendrían a ser la
traducción de la crisis italiana de los aspectos anteriormente descritos. Es aquí donde toda la articulación
teórica del texto alcanza su plenitud y se invoca al príncipe nuevo que levante desde su “virtud” el orden
también nuevo que la necesidad histórica reclama.
Los problemas que afronta Maquiavelo no son problemas abstractos que se ponen en el plano de las categorías
universales (moral, religión, etc.) sino problemas unidos a la solución de una situación política concreta.
Por lo tanto el Estado, es la única fuerza sobre la que apoyarse, y el hombre (malvado por naturaleza, sin
ninguna virtud sobre la que alzarse) se reduce a ser “ciudadano”, un simple “animal político”, al cual se puede
juzgar por su grado de sociabilidad y por sus virtudes cívicas.
La obra de Maquiavelo es una teoría del Estado, es decir de las formas de organización que permiten al hombre
(venciendo su egoísmo instintivo) vivir en sociedad, vivir sin que el bueno pueda ser aplastado por el malo.
De ahí su insistencia en el término “virtud” ya que le da un nuevo significado con una nueva carga moral
(vitalidad, energía…). Esta virtud es la que distingue al verdadero hombre, al ciudadano, al hombre de estado,
al príncipe, en definitiva.
Maquiavelo, resalta la diferencia entre tirano y príncipe, considerando tirano al que gobierna en beneficio
propio y príncipe el que lo hace buscando los intereses del estado y de la colectividad.
Por eso aconseja la violencia, la crueldad… pero solo cuando sean necesarias y en la medida en la que sean
necesarias.
La mayor parte de los dictadores han malinterpretado la figura del príncipe queriéndose comparar al personaje
de Maquiavelo cuando en realidad por la definición que este nos hace, son tiranos.
El príncipe antes de ser gobernante ha sido hombre, y como todos los hombres es malvado, egoísta, voluble
etc.; pero ha sabido, en el momento adecuado, adaptarse a la situación que le exige erigirse como líder para
dejar de ser un simple ciudadano.
El hombre del pueblo no se preocupa por contener sus emociones y sus pulsiones, es “libre” de actuar en
función a sus propias necesidades, y por eso puede ser juzgado por su grado de sociabilidad y sus virtudes
cívicas.
Sin embargo el gobernante está atado a la moral publica que le exige una forma de comportamiento muy
estricta, de la cual no le esta permitido salirse. Posiblemente en muchas ocasiones, por ser también hombre,
tenga la necesidad de transgredir sus propias leyes: ahí es cuando surge el dilema, y es donde tiene que
prevalecer el interés publico al privado para no caer en la tentación de anteponer sus prevalencias a las del
pueblo.
Parecería que “el Príncipe” es concebido por Maquiavelo como una víctima de su posición, obligado a
comportarse de determinadas maneras debido a la maldad de los demás, dispuesto a condenarse con tal de
cumplir con su deber y mantener en vida el Estado.
Esa moral cruel que le aconseja al príncipe está en función del bienestar de los hombres, que no es posible sin
la existencia de un estado ordenado y tranquilo, seguro de los enemigos externos y no “desordenado” por los
enemigos internos.
El Príncipe fue la obra póstuma de Maquiavelo. En ella podemos decir que el autor acabó de definir el
“descubrimiento” de la posibilidad de una ciencia política autónoma, independiente de los antiguos principios
generales y al margen de consideraciones de orden moral.
Según Maquiavelo, el príncipe ha de seguir los preceptos de la utilidad, el valor, la virtud, la fuerza y la astucia.
Al escribir esta obra, el secretario florentino parte de realidades, a veces experimentadas personalmente, siendo
coherente con su idea de la autonomía de la ciencia política. Se propone dejar de lado las utopías políticas,
como la de Platón, para teorizar sobre un nuevo modelo de política más realista y aplicable a los gobiernos de
su época. Francis Bacon decía que Maquiavelo se limita a describir lo que los hombres hacen realmente. Lo
que son, no lo que debieran ser.
Aunque Maquiavelo empieza describiendo los diferentes tipos de principados, su objetivo es hablar del
“príncipe nuevo”, es decir, del hombre que llega a dirigir un Estado por factores como la propia virtud, la
buena fortuna, el favor del pueblo o la colaboración militar de otros príncipes. Para cada uno de estos casos,
Maquiavelo expone causas y motivaciones, analiza posibles peligros y desequilibrios del poder o de las
relaciones de éste con los súbditos y con los nobles o magnates del Estado.
Teniendo en cuenta las vivencias personales de Maquiavelo y su entorno político-social, no es de extrañar su
pesimismo extremo.
Maquiavelo da mucha importancia al arte de la guerra como medio para lograr mantener un Estado íntegro y
próspero, al igual que insiste en la importancia que el pueblo respete y tema a su señor. Él cree que un príncipe
ha de dar una buena imagen de sus atributos, aunque en realidad no los tenga. Maquiavelo alaba la virtud de
los gobernantes que son crueles con unos pocos y así mantienen el Estado, mientras que critica a los pueblos
y príncipes crédulos que son buenos y dejan que sus enemigos destruyan una parte de su patria, seguros de
que así la sed de conquista de sus enemigos se saciará.
El bien del Estado no se subordina al bien del individuo, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos
los fines particulares por más sublimes que se consideren.
Pensamiento
El poder considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano y el fenómeno político visto
como la expresión suprema de la existencia histórica, que involucra todos los aspectos de la vida, es la
concepción que subyace en las disertaciones de El Príncipe.
El Renacimiento había dado inicio a la secularización del mundo y las cuestiones religiosas quedaban
restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su
armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia sin temores o esperanzas de
compensación espiritual.
El Estado también empezaba a concebirse como un poder secular no ofrecido a los individuos por derecho
divino sino por intereses económicos, de clases o ambiciones personales. Fue esa gran mentalidad la que
permeó la obra de Maquiavelo y de la que derivó su concepción del poder y de la política. Maquiavelo no es
ajeno a la moral. Y supo intuir antes que sus propios contemporáneos que era imposible organizar un Estado
en medio del derrumbe social de Italia.
Las opiniones posteriores sobre su obra, en lo concerniente a su política de maximizar los medios frente a los
fines en el ejercicio del poder, ignoran que el escritor florentino fue un ardiente partidario de la libertad. Y lo
demostró con sus escritos defendiendo las instituciones republicanas que fueron destruidas con la invasión de
Francia y España a Italia; lo mismo que contra la corrupción, a la que consideraba una amenaza contra la
libertad, virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza. “La experiencia muestra que las
ciudades jamás han crecido en poder o en riqueza excepto cuando han sido libres”, dijo Maquiavelo. “El fin
justifica los medios”, no es una sentencia carente de moral y ética como han pretendido demostrar los críticos
de Maquiavelo. Sencillamente es una reflexión en la que se reconoce que de las mismas circunstancias que
enfrenta El Príncipe, él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante.
El éxito de un soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la
dinámica inherente a ellas. Son las necesidades las que impondrán una respuesta. Y con ello Maquiavelo
demuestra que los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él. Premisa infalible que había olvidado la
Edad Media. Ello significa que la ambición de Maquiavelo de ver una Italia unida, expuesta de forma precisa
en los consejos que en 26 capítulos sugieren al magnífico Lorenzo de Médicis, no constituyen un espejismo
político sino que puede realizarse en la realidad material a través de la lucha por el poder y estimulando en los
italianos los sentimientos comunes que configuraban la identidad cultural de ese país.
Existe una circunstancia concreta: Italia invadida por fuerzas extranjeras, y una necesidad real: la liberación
nacional y la construcción de la unidad política. El medio para lograrlo es la guerra y el fin, adaptarse a las
exigencias de los nuevos tiempos, organizándose como estado nacional. Para Maquiavelo los fines políticos
eran inseparables del “bien común”.
La moral para el diplomático florentino radica en los fines y la ley constituye el núcleo organizador de la vida
social. Todo lo que atenté contra el bien común debe ser rechazado y por ello “la astucia, la hábil ocultación
de los designios, el uso de la fuerza, el engaño, adquieren categoría de medios lícitos si los fines están guiados
por el idea del buen común, noción que encierra la idea de patriotismo, por una parte, pero también las
anticipaciones de la moderna razón de Estado”.
Las simplificaciones de las que ha sido víctimas Maquiavelo, no han logrado minimizar esa nueva dimensión
ontológica sobre el poder genialmente concebida por el estadista florentino. Para Maquiavelo está claro que
ha diferencia de los países europeos, en Italia no había sido posible construir el Estado-Nación. El soberano
que fuese a enfrentar este reto histórico, necesitaría de una suma de poder que lo convirtiera en un monarca
absoluto. Esa empresa solo es posible si el gobernante dispuesto a llevarla a cabo, arma los ciudadanos para
liberar a su patria de las fuerzas extranjeras. Cumplida esta tarea procurará ofrecer al pueblo leyes justas y éste
a su vez , asumirá la defensa y seguridad de la nación.
El interés de Maquiavelo se centra, a través de toda su obra, en la política como “arte de conquistar el poder”.
La política es por tanto el arte de el príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el príncipe, en cuanto conquistador
y dueño del poder, en cuanto encarnación del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda
norma moral. Lo importante es que tenga las condiciones naturales como para asegurar la conquista y posesión
del poder, “que sea astuto como la zorra, fuerte como el león”. Dice Maquiavelo que el príncipe que quiere
conservar el poder “debe comprender bien que no le es posible observar, en todo, lo que hace mirar como
virtuosos a los hombres, supuesto que a menudo para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de
obrar contra su fe, contra las virtudes de la humanidad y caridad y aún contra su religión”.
Para Maquiavelo la razón suprema no es sino la razón de Estado. El Estado (que identifica con el príncipe o
gobernante), constituye un fin último, un fin en sí, no solo independiente sino también opuesto al orden moral
y a los valores éticos, y situado de hecho, por encima de ellos, como instancia absoluta. El bien supremo no
es ya la virtud, la felicidad, la perfección de la propia naturaleza, el placer o cualquiera de las metas que los
moralistas propusieron al hombre, sino la fuerza y el poder del Estado y de su personificación el príncipe o
gobernante. El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona humana en ningún caso,
y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.
El sentido de la vida y de la historia, no acaba para los hombres si ellos prosiguen en la tarea de perfeccionar
la sociedad sobre bases racionales que los trasciendan más allá del simple plano individualista o de atomización
social en el que viven dentro de las sociedades contemporáneas de finales del siglo XX. La permanente
transformación de la política, como la soñó Maquiavelo, puede ser el camino para la humanización del poder
y la sociedad.
Leer “El Príncipe” es enfrentarnos al triunfo del espíritu renacentista sobre la religión, como también bordear
el lado más creador y sombrío de los hombres en la ardua e inconclusa tarea de perfeccionamiento de la
conciencia humana y de la sociedad. Generalmente se afirma que la historia es el registro de los choques entre
situaciones o estructuras extremas. Desde esa interpretación “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo es la síntesis
de la disolución de un mundo, el medioevo, y el nacimiento de un nuevo principio de realidad en el que el
hombre, volvía a ser la preocupación esencial de todas las cosas, el Renacimiento.
Si la política debía ser el arte de lo posible, para Maquiavelo ello significaba que ésta debía de basarse en
realidades. Las necesidades de cambio que él formuló para su tiempo, fueron extraídas de su observación del
mundo material y del estado de ánimo colectivo de sus compatriotas. Sin embargo en la médula de “El
Príncipe” se encuentra la reivindicación del Estado moderno como articulador de las relaciones sociales y la
necesidad de que los hombres vivan en libertad.
El Príncipe y su ética
El príncipe es un libro escrito por Maquiavelo para Lorenzo de Médicis, en muestra de su apreciación. Este
libro habla de las distintas formas de obtener el poder, de como conservarlo y acrecentarlo, bajo una ética muy
particular.
Maquiavelo propone una ética pragmática, fría, mas que un ideal, un día a día, expresada en su máxima “El
fin justifica los medios” es decir no importa como se logre mientas que se logre.
Necesidad de la ley y de la fuerza por parte del gobernante
Se trata de un texto que encontramos en el capítulo XVIII de la obra de Nicolás Maquiavelo: El Príncipe.
La idea principal responde a una defensa apasionada de cuál es el mejor modo de llevar a cabo las
conveniencias del Estado.
La ideología maquiavélica al respecto se refleja a través de una ética que no contempla más que llegar al fin
perseguido, debido a lo cual quedarán automáticamente justificados todos los medios utilizados para ello, por
condenables que puedan parecer.
El párrafo primero es un alegato en favor de la tesis expuesta anteriormente. La idea de Maquiavelo de que
un gobernante debe ser inflexible ante todo para preservar el bien del Estado, aunque sea a costa de una
conducta moralmente indigna. Maquiavelo no acepta ni legitima la violencia como norma del obrar político,
sino sólo en casos extraordinarios y en orden, no al mantenimiento del poder por parte del gobernante, sino en
orden al bienestar de todos.
El segundo párrafo establece la necesidad de uso por parte de los gobernantes de la fuerza bruta como
conveniente complemento para reafirmar el poder propio de quienes poseen la inteligencia para aplicar las
leyes que aseguran el bien del Estado. Esa fuerza bruta será un buen complemento porque utilizada con
inteligencia asegura el sometimiento de los demás hombres y por tanto el poder.
En el tercer párrafo la tesis anterior se desarrolla desvelando el pensamiento de Maquiavelo. Se expone el
mejor modo de reafirmarse y asegurarse en ese poder. Para él está claro que aunque puede que los hechos
acusen los resultados excusarán; de modo que la falta de escrúpulos debe ser tenida como el modelo correcto
de actuación para el buen gobernante. Y esto lo justifica mediante la teoría de que el hombre es malo y al ser
malo lo mueve su naturaleza. Tal teoría la demuestra exponiendo los numerosos ejemplos de ello que a lo
largo de la historia se han sucedido.
Alude algunas cualidades animales para ejemplarizarlo. El gobernante debe poseer la astucia de la zorra en
combinación con la fuerza del león, para librarse de las trampas y los lobos, que son al fin y al cabo los traidores
y los opositores al gobernante. Aconseja que tales “virtudes” se disfracen y se disimulen para mayor efecto de
tal arma. Y vuelve a justificar la necesidad de falta de escrúpulos debido a esa naturaleza humana maligna de
la que el estado debe protegerse.
En el párrafo cuarto utiliza la eminente figura del Papa Borgia, Alejandro VI como ejemplo para la idea
anterior, un hombre que utilizó la técnica del engaño brillantemente para la consecución de sus fines porque
conocía perfectamente dónde se movía y cómo era cada quién y por tanto, qué debía darle a cada cual.
El gobernante debe aprender a instrumentalizar las pasiones humanas y confundir las cabezas de los hombres
con todo tipo de embustes ya que en política sólo cuentan las apariencias aprovechando que la mayoría de la
gente vive muy alejada de la realidad. De nuevo la torpeza humana sirve como excusa para dar rienda suelta
a toda clase de manipulaciones e intrigas.
El párrafo quinto es una prolongación de la tesis anterior que entra ya en el terreno de las influencias que
Maquiavelo recibe del modelo político de la República Romana, que él tanto admira.
Habrá que llegar a la crueldad si es preciso, aunque siempre distinguiendo entre “la bien usada y la mal usada”,
y lo más importante de todo que la virtud política del gobernante la va a constituir precisamente saber conservar
su Estado a base de distinguir cuando no debe alejarse del bien y cuando va a necesitar entrar en el mal para
ello.
Es el bien común y no el privado el que legitima la violencia en determinadas situaciones pero, puesto que
con sus acciones lo que el gobernante busca son buenos resultados, debe conocer bien el alma humana para
atacarla allí por donde sea más oportuno, manipulación al fin, y si para ello necesita entrar en el mal deberá
colorearlo y disimularlo para asegurarse el éxito y no el desprestigio. Sacar provecho de todo y de cada
situación.
El párrafo sexto es la conclusión final de todos estos preceptos: La defensa de la conveniencia de manipular
al vulgo, razonando para ello que el vulgo lo único que valora es el resultado final, puesto que la naturaleza
humana es limitada y sólo alcanza a ver lo que muestran las apariencias.
Con ello excusa el engaño y demás medios inmorales.
Todo con el único fin de salvaguardar la seguridad y el bienestar del Estado.
Siempre obligarse a aparentar bondad, buenas maneras, correcta moral en definitiva, porque ello asegura la
ventaja a la hora de la manipulación.
Como se expone en el párrafo tercero, surge la apología a la idea de que los hechos acusan pero los resultados
excusan.
Utilización de la figura de César Borgia como modelo a seguir ante todo lo expuesto. Aunque el personaje se
refiere de un modo velado, queda patente su personalidad “correctamente maquiavélica”. Su actuación
puramente contradictoria a su predicación pero totalmente efectiva a sus fines era el mejor ejemplo con el que
el autor podía ilustrar su texto.
El absolutismo papal correrá parejo al desarrollo del poder monárquico creciendo a expensas de
los poderes rivales . El poder político se condensa en manos del monarca siendo común la concepción del
soberano como fuente de todo poder político.
A finales del siglo XV se produce una remodelación de las instituciones medievales por los cambios
económicos producidos y debidos a una mejora de las comunicaciones produciéndose un cambio en el ámbito
geográfico el cual pasará a ser local. El mayor beneficio de mercado será el aventurero, comerciante dispuesto
a aprovechar cualquier situación y que domina la producción encontrándose fuera de la potestad de gremios y
ciudades. Este comercio debía encontrarse políticamente en manos de un gobierno de mayor poder que el
local. Esta burguesía será el enemigo de la nobleza necesitando de un poder fuerte cuyo centro será el monarca
poder político y militar. Se ganará en un gobierno ordenado y eficaz.
El Príncipe trata de las monarquías o estados absolutos siendo la indiferencia moral ante los medios
utilizados la principal característica del pensamiento de Maquiavelo junto a la fuerza y astucia como puntal de
un gobierno bueno. Escribe sobre la mecánica de gobierno siendo de su interés las medidas políticas y
militares. La finalidad política es conservar y aumentar el poder político y la medida de su éxito la consecución
de ese propósito independientemente sea cruel o injusta.
Martín Lutero
Tanto el cómo Calvino se basaron en razones idénticas, sosteniendo que la existencia del gobernante es mala,
algo que no se demostrará coherentemente e históricamente. Lutero considera que la sustancia de la religión
se basa en una experiencia mística y personal donde el exterior supone una ayuda para alcanzar esa experiencia.
Las acusaciones que vierte hacia la iglesia de Roma se basan en agravios antiguos atacando los privilegios
especiales del clero y por tanto en asuntos temporales los clérigos tienen las mismas responsabilidades que los
seglares aunque no puede prescindir enteramente de la disciplina y autoridad eclesiástica y por ello es llevado
a pensar que hay que reprimir la herejía.
El resultado práctico de su ruptura con Roma fue que el poder secular se convirtió en agente de la reforma
contribuyendo a crear una iglesia nacional con el deber de obediencia pasiva de los súbditos. Tenía confianza
en las magistraturas y ninguna en las masas. Los Príncipes eran súbditos del Emperador y se vio obligado a
admitir que podría existir una resistencia hacia este cuando se excediera de su autoridad aunque de manera
muy vaga. Así sus iglesias serán ramas del Estado y los frenos del poder secular desaparecen ganando la
religión en espiritualidad y el estado en poder.
Calvinismo
Desde Holanda, Escocia y Norteamérica se extiende en Europa Occidental la justificación de la resistencia.
En un principio Calvino postulaba la obediencia pasiva, pero en Francia y Escocia se encuentra en oposición
a unos gobiernos que no puede someter. También en principio su doctrina adolece de consideraciones hacia el
liberalismo o el constitucionalismo teniendo campo libre en una teocracia antiliberal y opresora. Se oponen a
la mezcla estado-iglesia para que esta ultima tenga el poder necesario disponiendo del apoyo secular. El
gobierno calvinista dio las dos espadas al clero con el resultado de un intolerable gobierno de santos con
inmiscución entre los asuntos íntimos. Su ética es una ética de acción como que el instrumento elegido por la
voluntad de Dios es el hombre donde su creencia es la de un sistema cósmico de dependencia cuasi militar
agotando el vocabulario del derecho romano y su disciplina es la del domino sobre sí mismo haciendo de las
iglesias calvinistas la parte militante del protestantismo. El reformador moral presenta un carácter autocrático
dando a los santos el derecho de gobernar y da mayor valor a las instituciones seculares siendo su primer deber
mantener el culto a Dios desterrando la herejía. Aspira a la censura moral por la influencia que da al clero.
Incluye la representación por elders lo cual no significa que quiera introducir la democracia. En teoría todo el
poder reside en el cuerpo cristiano aunque no existe autonomía. En Escocia donde la asamblea general se
compone de presbíteros y sínodos era más representativa de la generalidad de la nación que el parlamento
escocés. Aquí la reforma es un movimiento popular contra la corte, algo que en sus inicios no postula el
calvinismo. Este no es recomendable en una nación donde el monarca sea el jefe temporal puesto que el
calvinismo cree en la superioridad de la autoridad espiritual, hace autónoma a la iglesia incluyendo al clero y
a los seglares y en las iglesias nacionales. Si no hay obispo no hay rey. Esta es la forma de poder eclesiástico
defendida por la oposición. Es no-monárquica.
Como el poder secular es el medio externo de salvación, la posición del magistrado el honorabilísima y la
resistencia hacia el es resistencia hacia dios, así que el ciudadano privado no tiene porque opinar en asuntos
políticos. El mal gobernante es un castigo devino por los pecados del pueblo y la sumisión es hacia la
magistratura no hacia la persona. La ley de dios obliga tanto a jefes como a súbditos y la ley civil fija la pena
para lo intrínsecamente malo pero el castigo hacia un magistrado compete a Dios. Señala que hay
constituciones en las que ciertos magistrados menores tienen el deber de resistencia hacia la tiranía en beneficio
del pueblo, el derecho a resistir deriva de Dios, pero no es un derecho general del pueblo a resistir. El poder
soberano es un conjunto y uno de los que participan en el tiene el derecho a impedir el abuso del otro. La teoría
constituirá una mitigación aristocrática de la doctrina general de los derechos naturales inherentes al pueblo.
La obligación del gobernante es actuar hacia Dios, no hacia el pueblo, todo deriva de Dios. En el sistema solo
hay lugar como rey hacia Dios. Reproduce el antiguo sistema mixto criticando la monarquía hereditaria. Es
marcadamente aristócrata. Su teoría es inestable por ser fácil presa de las circunstancias puesto que si el
gobernante no acataba sus normas si que debiera resistírsele.
Conclusiones
“El Príncipe” es el manual del gobernante renacentista, secular, profesional, nacionalista y expansionista.
Breviario del arte de conservar el Gobierno, desiste de todo intento de buscar una justificación teológico-
racional del poder: el poder se justifica a sí mismo y es árbitro absoluto de todo lo que, pretendidamente eran
sus reglas, incluida la moral. Tres son los factores que juegan en todo el proceso de adquisición, conservación
y pérdida de sus principados: fortuna, virtud y talento / mérito.
Política
En esta obra la política aparece por primera vez tratada como ciencia en ella se analiza los medios y
procedimientos por los cuales un hombre ambicioso pudo llegar al poder supremo de un país.
Maquiavelo estudia al gobierno de los principados desde su punto de vista, como una ciencia.
En esta Maquiavelo hablaba de las distintas clases de principados, de la dificultad de gobernar unos y de la
facilidad de gobernar otros.
Maquiavelo al pretender dar lecciones a los reyes, dio lecciones a los pueblos.
Maquiavelo escribió cosas provechosas, siguiendo la verdad efectiva de las cosas.
El Príncipe es un libro Republicano.
Los hombres son malos y están dispuestos a demostrarlo si la ocasión lo amerita.
La virtud es todo lo que resume un dirigente.
Las acciones del príncipe no será moral, sino ordenadora.
Lo que si que esta claro es que un buen político tiene que hacer prevalecer los intereses de quien representa
sobre los suyos propios, y que por esto es, en parte, “prisionero” de sus actos (de todas formas no tienen
derecho a quejarse, porque son ellos los que han elegido seguir ese camino).
En conclusión Maquiavelo describe las mentiras, los métodos inmorales, las tácticas de cómo ganarse a su
pueblo, propuso las condiciones que habían de caracterizar a un príncipe, entendida esta figura como la cabeza
o jefe del Estado.
“A los hombres se los ha de gobernar con mano de acero dentro de guante de terciopelo” – Napoleón Bonaparte
Las ideas de Maquiavelo marcaron el inicio de la política como la conocemos hoy en día. Todo gobernante
actual que no siga sus consejos no podrá mantener su poder durante un largo periodo de tiempo.
“Lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la perspectiva de ganar. Lo que
desanima a los adversarios de ir hacia ti es la probabilidad de sufrir daños” – El Arte de la Guerra (Sun Tzu)
La obra de Nicolás Maquiavelo representa una interesante perspectiva para comprender la evolución social y
política del mundo moderno surgida en el Renacimiento.
TIPOS DE PRINCIPADOS
"En los primeros capítulos clasifica los tipos de principados, según su opinión, y las características y exigencias
de cada uno, que determinan las medidas a tomar por el nuevo gobernante para garantizar su poderío. Estos
principados son los hereditarios –que son los mas fáciles de conservar- y los nuevos, que sino son del todo
nuevos, se llaman mixtos.
Estos dos últimos se caracterizan por la forma de adquirirse y que puede ser: por medio de las armas propias
y talento personal –que son los mas seguros-, por medio de armas y fortunas de otros –que son inseguros-, por
medio de crímenes y los últimos que son por medio del favor de los conciudadanos, que es llamado principado
civil y que es impuesto ya sea por el pueblo o por los nobles, según que la ocasión se presente a unos o a otros.
Concluye que un príncipe debe vivir en la nueva provincia para asegurar la posesión al identificar desórdenes
a tiempo, integrar colonias y desaparecer por completo a la dinastía derrotada para evitar levantamientos,
además de cuidarse de extranjeros poderosos que puedan intentar una sublevación.
TIPOS DE GOBIERNO
Respecto a los tipos de gobiernos, considera dos: los asistidos por siervos, donde el príncipe tiene mayor
autoridad y le serán fieles si no los oprime, y el asistido por nobles, siempre fáciles de sobornar por su
descontento; el consejo al gobernante es recordar que no puede cambiar a todos sus súbditos, pero sí puede
cambiar o crear nuevos nobles.
Para gobernar plenamente a una ciudad o principado que antes de la conquista se regía por sus propias leyes,
contempla tres reglas: primero, destruirlo; después, radicar en él; finalmente, regirlo por sus propias leyes,
obligarlo a pagar tributo e integrar un gobierno con pocas personas de entre sus mismos ciudadanos. El
gobernante que menos confía en la suerte conserva mejor su conquista.
Imponer nuevas leyes es difícil y peligroso, por lo que debe hacerse con habilidad. Es fácil convencer al pueblo
de algo, pero difícil mantenerlo en la convicción. El príncipe nuevo debe deshacerse de enemigos, conquistar
amigos, hacerse amar o temer de los súbditos, hacerse respetar y obedecer por sus ejércitos, disolver milicias
infieles, reemplazar antiguas leyes y conservar la amistad de los poderosos. Para conservar el poder, los actos
criminales deben ejecutarse de una sola vez para evitar intranquilidad y desconfianza.
Las fuerzas de todos los principados se miden en base: si un príncipe posee un Estado tal que pueda, en caso
necesario, sostenerse por si mismo, o si tiene, en tal caso, que recurrir a la ayuda de otros, y esto ultimo puede
ser fatal para el principado. Se considera capaces de sostenerse por si mismos a los que, o por abundancia de
hombres o de dinero, pueden levantar un ejército respetable y presentar batalla a quienquiera que se atreva a
atacarlos; y se considera que tienen siempre necesidad de otros a los que no pueden presentar batalla al
enemigo en campo abierto, sino que se ven obligados a refugiarse dentro de sus muros para defenderlos.
También existen los principados eclesiásticos, respecto a los cuales todas las dificultades existen antes de
poseerlos, pues se adquieren o por valor o por suerte y se conservan sin el uno ni la otra, dado que se apoyan
en antiguas instituciones religiosas que son tan potentes y de tal calidad que mantienen a sus príncipes en el
poder sea cual fuere el modo en que estos procedan y vivan.
Desde aquí deberán consultar trabajo evaluativo 2da parte
Pensamiento Político de la Ilustración. Características Socio políticas.
Los contractualistas teóricos de la política. Hobbes, Locke y Rosseau.
¿Cuál es el pensamiento de Thomas Hobbes? ¿Qué aportes hizo Thomas Hobbes? ¿Qué es el estado de
naturaleza para Hobbes? ¿Qué es el Estado para Hobbes?
¿Qué quiere decir que el hombre es un lobo para el hombre? ¿Qué es el Leviatán?
¿Quién fue y que hizo John Locke? ¿Qué es la Sociedad para John Locke? ¿Qué es el Estado para Locke?
¿Qué propone el contrato social? ¿Qué es el contrato social de Jean Jacques Rousseau? ¿Qué se entiende por
el concepto de voluntad general?
Montesquieu escribió en 1748 El espíritu de las leyes, obra que es considerada teoría sociológica del gobierno
y el derecho, sustentando el rechazo argumentado a la monarquía absoluta. En concreto, al tratar las modernas
leyes inglesas realizó una teoría fundamentada sobre la de la necesidad de diferenciar los poderes de un estado,
tres según sus concepciones políticas: legislativo, ejecutivo y judicial. Su teoría del equilibrio de poderes no
sólo influirá en los redactores de la Constitución francesa de 1791, sino que ya antes puede detectarse su
influencia en la Constitución de los Estados Unidos de América, de 1789.
¿Qué es el Leviatán?
Thomas Hobbes
Hobbes nace en Inglaterra en 1558, era considerado un hombre de gran especie intelectual, curioso y tímido.
Su destino quiso que viviese en una época poco propicia para un amador de la paz y la tranquilidad.
Hobbes desde su juventud, cogió horror a las discusiones político religiosas, sobre la interpretación de la Biblia
y los derechos de la conciencia individual. En su opinión estas discusiones debilitaban Inglaterra, minaban la
autoridad por su base y preparaban la guerra civil.
En 1640, cuando la guerra parecía aproximarse, huye de Inglaterra a París y en su destierro voluntario de once
años preparo su Leviatán. Mientras tanto, Inglaterra desde que había caído en las manos fuertes y hábiles de
los Tudor, en las torpes de los Estuardos, no había conocido mas que convulsiones. En el furor de las disputas
religiosas (protestantes y católicos, entre protestantes anglicanos y disidentes) agrava allí el furor de las
pasiones políticas, formando todo ello una mezcla incendiaria.
En 1642, comienza la lucha armada entre Carlos I Estuardo y su parlamento, la mayoría puritana. Una vez
vencido el Rey por el ejército parlamentario de Cromwell, el rey es ejecutado.
En 1651, Cromwell reina en Inglaterra, convertida en república y es en ese entonces cuando aparece en
Londres este libro de extraño título: El Leviatán.
La filosofía y pensamiento Hobbes defendía la teoría del absolutismo como forma de gobierno pero apoyaba
a la monarquía como el gobierno idóneo. Thomas Hobbes se podía catalogar como un filósofo del derecho
natural “iusnaturalista”, pues era la filosofía más difundida y aceptada de la época. ... La monarquía como
medio de gobierno.
El aporte que hizo Thomas Hobbes (Westport, cerca de Malmesbury, 5 de abril de 1588-Derbyshire, 4 de
diciembre de 1679) fue un filósofo inglés cuya obra Leviatán (1651) influyó de manera importante en el
desarrollo de la filosofía política occidental.
La concepción hobbesiana del estado de naturaleza se aparta del sentido paradisíaco, que a ese estado,
asigna el pensamiento teológico. Hobbes separa con claridad dos etapas: una situación de barbarie y de
guerra de todos contra todos ,un mundo sin germen de derecho , y por otra parte , un estado creado y sostenido
por el derecho , un estado con suficiente poder para iniciar y reformar su estructura.
Según Hobbes la naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que,
si un hombre es más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando este se considera en
conjunto, la diferencia entre los hombres, no es tan importante. De manera que estos puedan reclamar a base
de ella y para sí mismos, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar.
El término estado de naturaleza o "la condición natural del hombre" fue establecido por Thomas Hobbes,
en su obra Leviatán y su trabajo anterior De Cive.
Hobbes argumentaba que todos los humanos son por naturaleza igual en facultades físicas y psicológicas.
La inclinación general de la humanidad entera es entonces un perpetuo e incesante afán de poder que cesa
solamente con la muerte. La pugna de riquezas, placeres, honores u otras formas de poder, inclina a la lucha,
la enemistad y a la guerra.
Por ello en la naturaleza del hombre se encuentran tres causas principales de discordia: la competencia,
la desconfianza y la gloria. De esta manera la competencia impulsa a los hombres a atacarse para lograr un
beneficio, la desconfianza para lograr la seguridad y la gloria para ganar reputación. Con todo esto, mientras
el hombre viva sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se llama
guerra. Una guerra que es la de todos contra todos.
Sin embargo Hobbes advierte que nunca existió un tiempo en que los hombres particulares se hallaran en una
situación de guerra del uno contra el otro, sino que en diferentes épocas el ser humano se halla en estado de
continua enemistad, en la situación y postura de los gladiadores, con las armas asestadas y los ojos fijos uno
en otro. Por ende en esta guerra nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad, justicia e
injusticia están fuera de lugar. Donde no hay poder común, la ley no existe. Donde no hay ley, no hay justicia.
En esta condición en que el hombre se encuentra por obra de la simple naturaleza, en una guerra de todos
contra todos, el puede tener la posibilidad de superar ese estado, en parte por sus pasiones y también por su
razón. Las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas que son
necesarias para una vida confortable, y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo.
En otras palabras, la pasión inclina a los hombres a desear y conseguir los bienes y privilegios del prójimo.
Esto sería entonces la necesidad del hombre, pues su naturaleza es estar en guerra los unos con los otros.
Mientras tanto y por otro lado la razón los hace pensar que sin seguridad y duración, los bienes y privilegios
deseados no tienen sentido porque no se pueden disfrutar. La razón entonces sugiere normas adecuadas de
paz, a las cuales pueden llegar los hombres por mutuo consenso. Estas normas son las que Hobbes llama
Leyes de la naturaleza, las cuales servirán para que el hombre salga de ese estado de guerra.
Hobbes define leyes de naturaleza, sin embargo existen dos fundamentales de las cuales se derivan las
restantes. La primera de ellas se refiere a que cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras que tiene la
esperanza de lograrla, y cuando no puede obtenerla, debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas de la
guerra. Es decir buscar la paz y seguirla defendiéndose por todos los medios posibles.
La segunda ley dice que el hombre debe acceder (si los demás consienten también y mientras se considere
necesario para la paz y defensa de sí mismo) a renunciar este derecho de todas las cosas y a satisfacerse con
la misma libertad, frente a los demás con respecto a él mismo. Es como la ley del evangelio: “no hagáis a los
demás, lo que no queráis que os hagan a vosotros”.
De la segunda ley de naturaleza según la cual los hombres están obligados a transferir a otros los derechos que
perturban la paz, se deduce una tercera ley que se refiere a que los hombres cumplan los pactos que han
celebrado. Entonces mientras las pasiones enfrentan a los hombres, la razón los hace pactar.
Ahora bien cuando los pactos se respetan y se llevan a cabo hay justicia, que quiere decir que existe una
voluntad constante de dar a cada uno lo suyo. Todos los hombres tienen derecho a todas las cosas y por ende
son iguales ante la ley. Esta inclinación de pactar lleva a los individuos a convenir un contrato, que implica la
renuncia de todos sus derechos que poseían en el estado de naturaleza para otorgárselo a un soberano que a
cambio les garantizará el orden y la seguridad . Con el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho
que pudiera poner en peligro la paz.
El ser humano requiere de algo más que pactar, que haga su convenio constante y obligatorio; y ese algo es un
poder común que los mantenga a raya y dirija sus acciones hacia el beneficio colectivo. Los pactos no
descansan en la espada, no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre de algún modo. Por
consiguiente, a pesar de las leyes de la naturaleza, si no se ha instituido un poder, cada uno fiará en su propia
fuerza para protegerse contra los demás hombres.
El único camino para erigir semejante poder común, capaz de defenderlos contra la invasión de los extranjeros
y contra las injurias ajenas, asegurándoles que por su propia actividad y por los frutos de la tierra puedan
nutrirse a sí mismos y vivir satisfechos, es conferir todo su y fortaleza a un hombre o una asamblea de hombres.
Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad real de todo ello en una persona, instituida
por pacto de cada hombre con los demás, en forma tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiere a
este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros
transferiréis a e vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho esto, la multitud
unida en una persona se denomina estado y el titular de esta persona se denomina soberano. Esta es la
generación del Leviatán, o más bien de aquel dios mortal, el cual debemos, bajo el dios inmortal, nuestra paz
y nuestra defensa. Y fundando el estado solo es posible la sociedad civil. Es decir, la organización de todos
los súbditos sometidos al poder del estado, se convierte en el polo opuesto de la guerra.
La idea de ese estado todopoderoso en la tierra, ese dios mortal que atemorizara a todos los ciudadanos
es el Leviatán, el monstruo bíblico que se convierte en la gran solución que el hombre creo para su
conservación. Bajo la soberanía de estado se garantiza paz, porque sin estado no hay sociedad entre los
hombres, sino un mero estado natural de desconfianza y terror mutuo.
De esta forma el signo de esta soberanía absoluta es el poder dar y quebrantar la ley. El soberano es el
verdadero fijador de la justicia y de la moral, ya que lo justo y lo bueno, pasan a definirse como lo coincidente
con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder legislativo y el estado la única fuente del derecho.
Incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima autoridad. La
diferencia de gobiernos consiste en la diferencia del soberano o de la persona representativa de todos y cada
uno de la multitud. El representante deber ser por necesidad o una persona o varias. Cuando el representante
es un hombre, entonces el gobierno es una monarquía; cuando lo es una asamblea de todos cuantos
quieren concurrir en ella tenemos una democracia o gobierno popular; cuando la asamblea es de una
parte solamente, entonces ese denomina aristocracia.
El Estado para Hobbes es la existencia de un poder común que regule sus vidas –estado de naturaleza–,
condición que es entendida por Hobbes. Teniendo en cuenta este punto de partida, el Estado es explicado
como una creación de los hombres, mediante un pacto o contrato.
En todo caso el soberano debe:
Procurar a sus súbditos todo aquello para lo cual ha sido instituido: la seguridad.
Preservar la salud del pueblo, la conservación de la vida contra todos los peligros y el goce de las satisfacciones
legítimas de esta vida.
Velar porque los hombres que se han unido voluntariamente en sociedad política vivan felices.
Asegura a los súbditos una inocente libertad. Inocente, en cuanto no se pueda perjudicar la paz y la libertad:
la ley es el regulador.
Que las leyes no se hagan para perturbar la existencia de los hombres sino para dirigirlos, para preservarlos
contra ellos mismos y contra los demás a fin de que reine la paz.
Debe garantizar a sus súbditos la igualdad ante la ley y ante cargos públicos.
Debe garantizar la igualdad en la instrucción y la educación que los formen las doctrinas verdaderas.
El soberano debe luchar contra la ociosidad, debe proporcionar trabajo a todos.
Debe poner a cargo del estado, de la asistencia pública, a los que son incapaces de trabajar (en lugar de
abandonarlos a los azares de la caridad privada).
Conceder a los súbditos la propiedad privada suficiente y velar por la equidad de la distribución Evitar de esta
forma monopolios, acumulación de riquezas de particulares, explotación, etc.
De esta manera observamos al monstruo Leviatán de una manera tan inesperada, como lógica, liberal,
bienhechor, previsor y humano.
John Locke
Nació en Wrington –condado de Somerset, cerca de Bristol- en 1632 en el seno de una familia puritana. Fue
educado duramente catorce años en su propio círculo familiar –un pequeño remanso de paz en un país
ingobernable, que no tardaría en caer en la guerra civil.
1652: se trasladó en Oxford donde permaneció durante treinta años, allí encontró una atmósfera más afín a su
precoz inteligencia. John Owen, el puritano que era deán de la iglesia de Cristo y vicecanciller de la
universidad, fue nombrado tutor de Locke en la casa.
Entre 1660 y 1667: Fueron redactados sus primeros escritos de importancia.
1665: se trasladó a Cleves con el embajador inglés Sir Walter Vane para tratar de obtener la alianza o la
neutralidad del elector en Brandemburgo en la guerra con Holanda.
1666: Vuelve a su patria.
1668: fue elegido miembro de la célebre Sociedad Real de Londres para el progreso de las ciencias, y formó
parte, después, del Consejo Directivo.
1673: apareció como figura pública, al ser nombrado Secretario del Consejo de Comercio y plantaciones. Se
deteriora su salud y busca el buen clima de Francia.
1679: vuelve a Londres y reside nuevamente en Oxford.
1691: Se retira al pueblo de Oates, en las afueras de Londres. Iba a la ciudad debido a sus obligaciones como
delegado en el Tribunal de Comercio.
Cuando acabó el siglo, ya achacoso, pero aun pujante Locke se preparó para la muerte. No sea afligió al
conocer que Oxford había condenado su Ensayo.
1704: ocupado en responder críticas contra sus opiniones sobre la tolerancia le sobreviene la muerte el 28 de
octubre.
¿Qué propone el contrato social? ¿Qué es el contrato social de Jean Jacques Rousseau?
Jean Jacques Rousseau
Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. En Ginebra estudió geometría y
comenzó a escribir comedias y sermones que no mostraba a nadie.
Su familia había elegido para él la profesión de procurador. Le consiguieron colocación en el despacho de un
canciller que lo despidió por inepto al paso de unos meses. Después fue aprendiz de un grabador, pero tampoco
destacó en ese oficio. A los 16 años decidió irse de Ginebra y al llegar a Saboya se presentó ante el párroco
del lugar quien lo invitó a abrazar la fe católica. Fue este religioso quien lo puso bajo la protección de Luise
Eleonore Warrens, joven y agraciada viuda que impresionó al muchacho desde su primer encuentro. Trabajó
como profesor de música, copista de partituras y compositor de ópera; también escribió artículos de música, y
en 1750 obtuvo el primer premio de la Academia de Dijon con el ensayo Discours sur les sciences et les arts.
Dos años después, su ópera El adivino de la Aldea fue presentada ante la corte en Fontainebleau y la comedia
Narcisse en el Teatro Francés. Después vinieron otros ensayos y La nueva Eloisa.
En 1762, la publicación de El Contrato Social fue causa de su expulsión de Francia y se refugió en
Neuchatel. Los planteamientos que hacía Jean-Jacques Rousseau en esta obra eran la semilla de la Revolución
Francesa. Hablaba de la soberanía de la voluntad del pueblo, de los soberanos como mandatarios del pueblo,
y de la República como forma perfecta de gobierno.
Las dos últimas obras elevaron a Jean-Jacques Rousseau al rango de director de conciencias de todos los que
vivieron en aquella época, y era solicitado para consultas aun por quienes no comulgaban con sus ideas.
Tiempo después, a causa de algunas diferencias con pastores suizos, salió de Neuchatel y se estableció en
Berna, luego en Inglaterra y más tarde en Wothon, donde tuvo tiempo de escribir sus Confesiones antes de
emprender el camino de nuevo para ir a Lyon, Grenoble, Chambery y Bourgoin.
Para entonces Rousseau había desarrollado un extraño temor que lo hacía sentirse siempre perseguido y en
peligro. En estas condiciones escribió Les dialogues, Rousseau juge de Jean-Jacques, que no eran sino un
conjunto de divagaciones comentadas entre él y un supuesto francés.
Luego inició la composición de su último libro Las meditaciones del paseante solitario, pero ya cansado y
enfermo empezó a buscar asilo que encontró gracias a la caridad del marqués Girardin. Jean-Jacques Rousseau
víctima de la apoplejía, el 2 de julio de 1778.
Una tercia resume los tres momentos del esquema de pensamiento de Rousseau. Son estado de naturaleza -
sociedad civil – república. Es una ampliación del planteamiento dicotómico estructural del contractualismo,
en el caso de Hobbes, estado de naturaleza – sociedad civil.
Por su parte, Rousseau, en su obra El Contrato Social, expone como debe ser un estado democrático. La
justificación del estado se da desde el respeto mutuo de los derechos humanos otorgados por la naturaleza, ya
que el egoísmo de los individuos y el abuso de poder de los políticos hacían imposible la vida en armonía. La
idea del contrato social no era distinta a la Locke, el principal aporte de Rousseau fue el concepto de "voluntad
general" que aproximó la filosofía política hacia el individualismo y libertad, mezclada con una creciente
preocupación del autor por el problema de la obediencia política.
Es importante señalar que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, pero no
pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico
orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas.
El monarca ilustrado era un soberano que acepta los principios de la Ilustración y ponía en práctica una serie
de medidas que hicieran más eficiente su estado y beneficiaran a sus súbditos, entre esta práctica se contaba
por supuesto la educación a las masas. Cabe señalar que la ilustración regresó nuevamente a Inglaterra, en
donde el empirismo de Locke y de Berkeley, sirvieron de fuente a pensadores como David Hume y Adam
Smith.
Rousseau crítica es estado de naturaleza de Hobbes al señalar que “al ser el estado de naturaleza aquel
en el cual el cuidado de nuestra conservación es el menos perjudicial para la del otro, este estado era en
consecuencia el más adecuado para la paz y el más conveniente para el género humano (Rousseau 1989,
148). Roussseau también está en desacuerdo con el supuesto carácter violento del hombre en estado de
naturaleza que atribuye Hobbes. Considera Rousseau que “Hobbes pretende que el hombre es naturalmente
intrépido y no busca otra cosa que atacar y combatir” (Rousseau 1989, 124). Rousseau plantea que el hombre
en estado de naturaleza es tímido. Y concluye el autor que “parece, así, que los hombres en tal estado, al no
existir entre ellos ninguna clase de relación moral ni deberes comunes, no pudieron ser ni buenos ni malos, no
tuvieron ni vicios ni virtudes” (Rousseau 1989, 146).
Para Rousseau la ley o derecho de naturaleza no es una imposición, no es una cuestión dada. Señala que “todo
lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley es que, no sólo para que sea ley es preciso
que la voluntad de aquel a quien obliga pueda someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también,
para que sea natural, que hable de modo inmediato de la voz de la naturaleza” (Rousseau 1989, 114).
Rousseau precisa que por naturaleza el hombre, que no ha sido alcanzado por la civilización, es bueno
y sociable. Rousseau defiende ardorosamente la sociabilidad y voluntad general, que es la que tiene que
decidir la actuación. Expresa el autor que “del concurso y de la combinación que nuestro espíritu puede hacer
de estos dos principios (luces y libertad), sin que sea necesario incluir el de la sociabilidad, me parece que se
deducen todas las reglas del derecho natural; reglas que la razón está forzada luego restablecer sobre otros
fundamentos cuando, a través de desarrollos progresivos, llega hasta recubrir la naturaleza” (Rousseau 1989,
115).
Según el autor la máxima del gobierno legítimo y popular que persigue el bien del pueblo es guiarse por la
voluntad general. “el cuerpo político es también un ser moral dotado de voluntad. Esa voluntad general,
tendente siempre a la conservación y bienestar del todo y de cada parte, es el origen de las leyes y la regla de
lo justo y de lo injusto para todos los miembros del estado, en relación con éste y con aquéllos” (Rousseau
1985, 9). Rousseau señala que es la necesidad de proteger la propiedad lo que da nacimiento a la
sociedad. Advierte Rousseau que “como para querer hace falta ser libre, otra dificultad no menor consiste en
asegurar a la vez la libertad pública y la autoridad del gobierno. Buscad los motivos que llevaron a los hombres,
unidos por sus mutuas necesidades en la gran sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades civiles: no
encontraréis otro que el de asegurar los bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la protección
de todos” (Rousseau 1985, 13).
Rousseau plantea la necesidad de regresar a las pequeñas agrupaciones sociales, es decir, reivindica el
regreso a la Ciudad-Estado. Consideraba que el pueblo soberano no puede estar representado, que no
puede delegar su autoridad ni sus derechos a gobernarse. El pueblo debe gobernar por sí mismo y
directamente y, como supone que tal cosa sólo puede lograrse en una sociedad lo bastante pequeña para
que todo el pueblo pueda concurrir a la Asamblea, vuelve otra vez a la Ciudad-Estado como la única forma
en que los términos del contrato social pueden ser cumplidos cabalmente. Y agrega Rousseau que “no basta
con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además cuidar de su subsistencia. Satisfacer las
necesidades públicas es una consecuencia evidente de la voluntad general y el tercer debate esencial del
gobierno”
Rousseau estableció que la voluntad popular es el único fundamento de la organización política. Es defensor
de la soberanía popular que considera debe ser expresada en Asambleas y niega la representación
popular a la que considera ha de llevar fatalmente al dominio de la mayoría por los representantes
populares. Según el autor las distintas formas de gobierno tienen su origen en las diferencias que se presentan
entre los particulares en el momento de constituir el gobierno. “Si existía un hombre eminente en poder, en
virtud, en riqueza o en crédito, en ese caso fue elegido él solo magistrado y el Estado se convirtió en
monárquico. Si muchos, más o menos iguales entre sí, destacaban sobre los demás, entonces fueron elegidos
de modo conjunto y surgió una aristocracia. Aquellos cuya fortuna o talentos eran menos desproporcionados
y habían alejado menos del estado de naturaleza, conservaron en común la administración suprema y formaron
una democracia. El tiempo verificará cuál de estas formas era la más ventajosa para los hombres” (Rousseau
1989, 193).
El concepto de sociedad civil en Rousseau indica además de la condición política de los hombres
asociados, el carácter progresivo y civilizado del vivir social moderno, contrapuesto a la sencillez del
modo de vida natural de los salvajes. Para Rousseau la historia de la civilización precede y pone a la cabeza
la institución de los Estados. La sociedad civil de Rousseau resume primero lo económico y lo técnico y
finalmente político. Por eso el tercer momento del esquema del autor es la república.
Para Rousseau el contrato es un órgano del pueblo, y está, por ende, desprovisto de poder independiente. El
acto imaginario que da origen a una sociedad no es ni siquiera remotamente semejante a un contrato, ya que
los derechos y libertades de los individuos carecen en absoluto de existencia excepto en la medida en que los
hombres son ya miembros de un grupo. Todo el pensamiento de Rousseau se basa en el hecho de que una
comunidad de ciudadanos es única. Es una asociación, no un agregado, una personalidad moral y colectiva.
El orden social, según Rousseau, es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Precisa que se
trata de encontrar una forma de asociación que de protección a las personas y a los bienes de cada asociado, y
por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes.
Para el autor la sociedad deviene debido a la necesidad de proteger la propiedad. Pero también porque al
convertirse en miembros de la sociedad, los hombres ganan individualmente más de lo que ganarían
permaneciendo aislados. En este caso, la sociedad sustituye al instinto por la justicia y da a las acciones de los
hombres la moralidad de que antes carecían. Precisa “en lugar de volver nuestras fuerzas contra nosotros
mismos, unámoslas en un poder supremo que nos gobierne según sabias leyes, que proteja y defienda a todos
los miembros de la asociación, rechace los enemigos comunes y nos mantenga en eterna concordia” (Rousseau
1989, 180).
Lo Político, La Política y el Bien Común PDF . Pág. 5 a 48 Concepto de Bien Común: Dos presupuestos
antropológicos (la sociabilidad y la dignidad humana).
Holismo e individualismo. Otra posición.
Algunos elementos consustanciales a la política. ¿Qué significa que el bien sea común?
La relación entre las personas y el bien común.