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SENA
FICHA 1904285
AÑO 2019
LA INFLIENCIA DE LA MUSICA EN EL DESARROLLO DEL COEFICIENTE INTELECTUAL
Cuando los bebés balbucean, están produciendo patrones musicales que escuchan en su
entorno. Con dos meses son capaces de igualar el tono, el volumen y contorno melódico
de las canciones. A la mitad del segundo año, los niños comienzan de modo voluntario a
emitir sonidos punteados, inventando músicas y haciendo ejercicios sonoros. Hacia los
tres años, el niño puede aprender a “como escuchar” percibiendo e identificando los
sonidos de su entorno y de la naturaleza. Pero es a la edad de siete años, cuando la
mayoría de los niños han alcanzado las características esenciales y se les puede considerar
participantes más o menos maduros en el proceso artístico.
L a música puede impulsar un cambio como personas hacerla mejor, o que se conozca a sí
misma, así como llevarla a afrontar con éxito sentimientos que nacen de las adversidades
emocionales o las situaciones difíciles.
Según consultó Efe, el filósofo, compositor y director de orquesta Íñigo Pirfano, quien
aporta claves para cultivar la audición inteligente, “existen estudios que demuestran que
los niños que aprenden a tocar un instrumento están mejor preparados para las
matemáticas y los idiomas”, señaló en la entrevista.
“La música es una vía de conocimiento, algo que hace nuestra vida más honda, rica y
hermosa, una realidad que da respuesta a nuestras inquietudes más íntimas y tiene un
gran poder transformador que incide en nuestro estado de ánimo y nos hace más
inteligentes”, agrega Pirfano, fundador y director titular de la Orquesta Académica de
Madrid (España).
La música es mucho más que melodía, ritmo y armonía combinados.
Para Pirfano, autor del libro ‘Inteligencia musical’, la música no es solo un lenguaje, sino
también “un gran solucionador de problemas”. También, permite elevar nuestra
conciencia individual y fomentar la comunicación con los demás”.
En opinión de este experto, para afrontar los desafíos del mundo actual no basta con ser
inteligentes en el sentido de nuestra capacidad lógico-matemática, o nuestra racionalidad,
sino que también hay que cultivar la ‘inteligencia musical’, ya que la música es “una
gimnasia para el cerebro que nos ayuda a desarrollar la sensibilidad y educar las
emociones”.
Cuando le preguntan a Pirfano “¿para qué sirve la música?”, suele responder con un toque
de humor y picardía “para nada”, pero esta ocurrente afirmación queda rotundamente
desmentida por el proverbio hindú que encabeza su libro “Las cosas más importantes de
la vida no son cosas”.
CONOCIMIENTO Y VIDA
Para Pirfano, los efectos profundos que tiene la música van desde inducir a un cambio
sustancial en el comportamiento, hasta hacer que estos cambien. En esto radica el poder
transformador de este arte, y en ello se fundamenta principalmente la inteligencia
musical.
La música, asimismo, nos ayuda a conocer y a conocernos a nosotros mismos, sostiene el
experto escritor.
Practicar algún instrumento trae múltiples beneficios.
“Está demostrado que la práctica musical, así como la escucha analítica y atenta de la
música, nos hace personas más inteligentes, al desarrollar todas nuestras capacidades
intelectuales de manera orgánica, casi ‘orquestada’: nuestra inteligencia especulativa,
nuestras facetas de carácter más emocional, nuestra riqueza espiritual interior y nuestras
capacidades para la relación interpersonal”, puntualiza Íñigo Pirfano.