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NATHALIA
MIGUEL
YOHAN ESTIVEN CHILITO CARVAJAL
La selva amazónica está en llamas. Los satélites han detectado 39.194 incendios
solo en 2019, un aumento de más del 77% respecto al año pasado. Ahora, los
incendios están tan desplegados e intensos que el humo se ha extendido a miles
de kilómetros de distancia a San Paulo en la costa atlántica, oscureciendo el cielo
del mediodía sobre la ciudad más poblada del país.
Hace unos días la NASA publicó unas fotos en las que se confirma que el humo de
los incendios es claramente visible desde el espacio. El panorama es aterrador y en
Brasil hay un cruce de acusaciones: por un lado, Jair Bolsonaro apunta a las
organizaciones los incendios, por el otro, los ambientalistas culpan al presidente por
alentar la industria agricultora.
Esto es un desastre natural muy importante, ya que produce el 20% del oxígeno en
la atmósfera terrestre, alberga innumerables especies de flora, es uno de los puertos
donde se extrae la mayor parte de los medicamentos para américa latina, es una
cuenca hidrográfica donde se filtra y produce el 21% de agua dulce, uno de los
reguladores del clima más grande del planeta, el hogar de más de diez millones de
especie.