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ORIGINALES Rev. Logop. Fonoaud., vol. II, n.º 3 (161-166), 1983.

BASES SOBRE EL TRATAMIENTO EN LA


PARALISIS CEREBRAL*
Por Jesusa Balasch
Rosa Botrán
Con la colaboración de:
Marisa Frontera, Concepción Sant
y Maria Jesús Ranspott

Fisioterapeutas. Especializadas en técnica Bobath.


Unidad de desarrollo psicomotor del Servicio de Neurología del Hospital Infantil San Juan de Dios. Barcelona

ITUAREMOS la parálisis cerebral como una lesión Sabemos que el bebé aprende el movimiento a tra-
S a nivel del sistema nervioso central. Y entende-
mos el cerebro como un órgano de integración
vés de la sensación de movimiento; el niño va experi-
mentando movimientos y los va repitiendo hasta que
y reacción, que actúa como un ordenador, recibe in- los automatiza, desarrollando los llamados esquemas
formaciones del exterior y da respuestas. o patrones automáticos de movimiento. Éstos quedan
Con el tratamiento lo que hacemos es actuar sobre grabados en el cerebro de tal forma que cuando no-
la información que llega al cerebro, ignoramos la res- sotros hacemos un movimiento (por ejemplo ponernos
puesta que dará este cerebro, y esto variará depen- de pie), no estamos pensando: «tengo que poner los
diendo de: pies en el suelo, extender las rodillas, extender las
caderas, pasar el peso del tronco hacia delante y en-
- El grado de la lesión, que podrá abarcar una
derezarlo», sino que hacemos el movimiento automá-
zona de mayor o menor extensión.
ticamente, ya que es un esquema motor que tenemos
- El lugar donde asiente la lesión, pudiendo da-
grabado. Por ello decimos que el cerebro no entiende
ñar más estructuras motrices o áreas intelectuales.
de músculos, sólo entiende de esquemas de movimien-
- La edad del niño, porque cuanto mayor sea el
to. Para realizar el tratamiento, nos basamos en esto,
niño menor será el grado de plasticidad del cerebro.
en esquemas globales; no haremos trabajar un múscu-
- El tipo de información que se le dé (aquí pode-
lo en concreto, sino que nos basaremos en acciones.
mos valorar los distintos métodos de tratamiento).
Para ello seguimos los periodos del desarrollo del
- El equilibrio afectivo, el nivel intelectual, los
niño normal, que a grandes rasgos describiremos:
factores ambientales, sociales...
El niño de 0 a 4 meses, pasa de la postura asimé-
trica de cabeza y brazos que presenta en el nacimien-
¿En qué criterios nos basamos para dar esta infor-
mación? En el movimiento normal. to, hacia una orientación a la línea media. Empieza a
abducir las piernas dentro de su patrón en flexión
(figuras 1 y 2).
* Para el tratamiento de los problemas de lenguaje en la
parálisis cerebral infantil es de gran interés la realización de una
fisioterapia adecuada. Las técnicas que favorecen el movimiento
normal y normalizan el tono muscular constituyen unos conoci-
mientos necesarios para que el logopeda pueda realizar su tera-
péutica. Éste es el tema del presente artículo, al que seguirá, en
el próximo número, otro sobre el Tratamiento de logopedia. FIG. 1.

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blada, ya que cuando estamos en un determinado esta-


dio vamos preparando el siguiente.

FIG. 2.

El niño de 4 a 6 meses en prono (boca abajo) es


capaz de lograr una extensión de cadera, una abduc-
ción de piernas y un control del vientre (fig. 3). Sen-
tado, endereza el tronco y hace el apoyo manual, FIG. 5
disocia entre las caderas dobladas y las rodillas exten-
didas. Inicio de la rotación de tronco que le permite
el volteo. Antes de iniciar el tratamiento es importante hacer
una valoración detallada del niño, basándose en dos
puntos de referencia:
- Uno será el positivo, es decir, empezar a obser-
var qué es capaz de hacer, cómo lo hace, deducir por
qué lo hace de esta forma y qué es lo que hay que
corregir.
FIG. 3. - El otro punto será el negativo: qué es lo que no
logra. Lo que hace incorrectamente, intentaremos
hacérselo de la forma más normal posible y observa-
El niño de 7-8 meses rastrea, porque sabe trasladar remos las reacciones: las que faltan y las que sobran.
el peso del cuerpo de uno a otro lado (fig. 4). Se pone
a gatas pero no avanza. Sentado, adquiere los apoyos Partiendo de este enfoque observamos:
laterales (fig. 5). La audición, la visión.
Prensión unilateral o bilateral. Preferencia manual.
Forma de coger el objeto: pronación, supinación; si
cambia el tono del resto del cuerpo al cogerlo. En el
niño pequeño, si se lo lleva a la boca. Si es capaz
de realizar la pinza superior.
FIG. 4.

El niño de 9-10 meses, se equilibra de pie e inicia


la marcha (fig. 6).
Hasta llegar a los 5 años, en que el niño salta a la
pata coja, hay eslabones intermedios pero, a grandes
rasgos, podría ser la evolución motriz de un niño
normal.
En el tratamiento nos basamos en estas fases y en
sus pasos intermedios, no siendo nunca estrictos en el
perfeccionamiento de una fase o en el aprendizaje
de una sola, sino que lo hacemos de forma ensam- FIG. 6.

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Explorar el tono. Si es variable en relación a los El tratamiento intentará conseguir la relajación del
cambios de postura, si hay una predominancia con tono y la obtención de movimientos de gran ampli-
flexión o en extensión, si este predominio es homo- tud articular. Es más fácil la relajación del tono a
géneo. Simetría o asimetría, fija o variable. Tipo de través de movimientos rápidos.
movimientos, cómo son: bruscos o lentos: éstos pue- Ataxia: el cerebelo es el responsable de la coordi-
den ser debidos a un tono elevado o muy bajo. Mo- nación del movimiento y del ajuste corporal ante una
vimientos lentos junto con hipotonía, pueden ser debi- nueva postura.
dos a una ataxia o bien a un retraso mental. Su lesión, la ataxia, provoca una falta de coordi-
Explorar si existen contracturas. nación que se hace más evidente en el momento de
Su edad motriz: homogénea en todas las postu- la marcha, que es lenta y acompañada de constantes
ras o no. rectificaciones, y en la presencia de dismetría en el
Grado de independencia funcional: observar si es momento de la manipulación.
capaz de desnudarse y vestirse solo; si es capaz, cómo La ataxia generalmente va acompañada de un tono
lo hace. muscular bajo y en el tratamiento buscaremos el
Comportamiento. Alimentación. aumento de este tono muscular y la obtención de
Todos estos datos, que obtendremos por observa- reacciones de equilibrio y de defensa.
ción directa, los comentaremos con los padres ya que Es importante acentuar la visión como mecanismo
la actitud del niño puede variar ante una situación compensatorio.
que le es desconocida. A partir de este momento inten- Hipotonía: es la alteración contraria a la espasti-
tamos establecer una estrecha relación con ellos, ya cidad.
que serán nuestros más estrechos colaboradores y por El tono muscular es bajo y generalmente son niños
eso creemos necesario informarles, para que puedan poco activos.
llegar a formar parte activa. El tratamiento irá encaminado a aumentar el tono.
Y por fin, el plan de tratamiento a partir del pro- Además de esta clasificación según el tipo de le-
blema principal. El plan de tratamiento no es están- sión, puede hacerse otra según la parte del cuerpo
dar sino que lo adecuaremos a cada niño según el que se halle afectada.
tipo de lesión, de edad y de su nivel de compresión. Tetraplejía: es la afección de las cuatro extremida-
Según el tipo de lesión puede dividirse en: des por un igual.
Atetosis: la atetosis la definimos como una afec- Diplejía: es la afección de las extremidades infe-
ción del sistema extrapiramidal y sus características riores con ligera afección de las extremidades supe-
principales son la variabilidad del tono muscular y la riores.
aparición de movimientos espontáneos no voluntarios, Paraplejía: tan sólo estarían afectadas las extremi-
de carácter serpenteante, que aumentan con la pre- dades inferiores.
sencia de estímulos como el ruido, luz, etc..., y que Hemiplejía: es la afección de un hemicuerpo, o
disminuyen con la calma. sea del brazo y de la pierna de un mismo lado.
En este caso, el tratamiento irá encaminado a es- Monoplejía: constituye una entidad rara dentro de
tabilizar el tono y a buscar movimientos precisos con la parálisis cerebral ya que es la afección de un solo
aproximación a la línea media. miembro y generalmente no se ven cuadros tan ais-
Espasticidad: es una lesión de la vía piramidal. lados.
Clínicamente existe una alteración del tono muscular El gran objetivo del tratamiento es lograr la máxi-
(que se halla elevado) provocando una tensión muscu- ma independencia posible. Por ello, además del tra-
lar permanente. Este hecho origina movimientos de tamiento fisioterapéutico específico, y basándonos en
poca amplitud articular y rigidez. el examen que habremos hecho del niño, damos unas
Los movimientos son escasos y pobres y se acom- normas para las actividades de la vida diaria así
pañan, además, de otros signos como son el clonus, como otras, posturales, a las que concedemos tanta
babinski, y reflejos miotácticos exaltados. importancia como el tratamiento. En efecto, éste sería

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realmente poco efectivo si no se acompañara de un


control de las posturas que impidiese la aparición
de los patrones anormales que el niño tiende a
adoptar.
La primera etapa dentro de este programa es des-
pertar el interés del niño por lo que está haciendo
y, a medida que se desarrollen sus habilidades,
tratar de ganar su cooperación.
Debe recordarse que el niño normal no empieza
a cooperar para vestirse antes del año de edad y
pasarán por lo menos cinco o más años antes de que
pueda hacerlo en forma completamente independien-
te. Se requiere todo este tiempo para que logre do-
minar todos los movimientos que intervienen en el FIG. 8.
vestirse y desnudarse, a la vez que adquiere el equi-
librio necesario para hacerlo sin peligro de caerse.
Después de haber expuesto los diferentes tipos de Con el niño tumbado boca abajo sobre los muslos
afección, podemos adivinar que cada niño presentará de la madre, resulta relativamente fácil suscitar su
una dificultad también diferente ante los hábitos de interés enseñándole su ropa para que eleve la cabeza,
la vida diaria, que habremos de ir solventando para a la vez que podremos efectuar las alternancias de
lograr conseguir el interés y la cooperación que ante- peso que nos serán útiles como preparación al volteo,
riormente citábamos. que es el primer desplazamiento que efectuará el
En el caso de un bebé es aconsejable el colocarle niño (fig. 7).
tumbado boca abajo sobre las rodillas de la madre En un niño un poco más mayor, debemos buscar
ya que en esta postura tienden a sentirse más seguros, una actitud más activa, siempre que su grado de afec-
dado que existe una inhibición de los reflejos arcai- ción lo permita.
cos y que es la postura que se acerca más a la que La posición de sentado, que puede ser o bien en-
debería adoptar un niño de una edad en que lo pre- cima de la madre si necesita mayor control o bien
dominante es un patrón en flexión. en un taburete de base amplia, es una buena postura.
Si observamos que el niño tiene dificultad para sos-
tener la cabeza o separar las piernas, adoptaremos
la primera opción ya que la madre puede controlar
con su cuerpo la cabeza del niño y con sus piernas
la tendencia al cierre de las piernas del niño. Desde
esta postura es fácil imprimir en el cuerpo del niño
las rotaciones que le serán necesarias para alcanzar
el siguiente escalón de la evolución motriz.
La postura de sentado en un taburete requiere,
por parte del niño, un buen control de su cabeza y
cuerpo a la vez que la posibilidad de pequeñas reac-
ciones de equilibrio.
En el caso de un niño en una situación intermedia,
adoptaremos la postura de la figura 8; desde ella se
obtiene «una independencia controlada».
En un niño mayor independiente y con una afec-
FIG. 7. ción mínima, se puede aprovechar este hábito diario

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como un juego del que obtendremos reacciones elabo-
radas de equilibrio.
Para todas estas normas hay unas condiciones sine
qua non, que son:
- El conocimiento, por parte de la madre, de qué
es lo que se quiere obtener y por qué.
- El conocimiento, por parte del niño, de qué es
lo que estamos haciendo y qué es lo que esperamos
que él haga, ya que de esta forma le ayudaremos en
la adquisición de su esquema corporal. FIG. 10.
- El conocimiento por parte nuestra de que un
niño sólo puede empezar a vestirse y desnudarse
cuando conoce las partes de su cuerpo. posibilidad de la simetría y la de poder usar sus ma-
nos para el juego a la vez que le proporciona una
Además de estas normas para vestirse y desnudarse nueva visión del espacio.
existen unas ayudas posturales que, además de coad- El plano inclinado deberá acoplarse a cada niño,
yuvar, harán la vida más fácil a la familia y al pro- creándose para ello las adaptaciones que fueran pre-
pio niño, aportándole nuevas posibilidades y mayor cisas (fig. 9).
independencia. Siguiendo la tónica de proporcionar a cada niño
el material más adecuado, empleamos diversos tipos
Ayudas estáticas de sillas que van desde las sillas especiales existentes
en el mercado, hasta la silla de enea con adaptacio-
Plano inclinado: en un niño con predominancia de nes caseras para conseguir respaldos más altos y en-
un patrón flexor, o en el caso de que necesite de sus volventes, reposapiés más elevados, etc.
manos para afianzar la posición de sentado, o que Silla triangular: consiste en dos tablas que forman
no se sostenga de pie, el plano inclinado le da la un ángulo recto, asentadas sobre una plataforma en
la que puede acoplarse un triángulo de espuma a fin
de obtener la abducción de las piernas.
Es una silla baja que puede colocarse en el suelo
o bien sobre una silla de adulto.
Se acompaña de una cincha que permite la suje-
ción del niño por debajo de los brazos sin impedirle
su actividad (fig. 10).
Es una silla útil para niños afectos de diplejía
espástica o bien en los niños con atetosis acompa-

FIG. 9.

FIG. 11.

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Cojín grande: este tipo de asiento es, como la ha-


maca, una alternativa de cambio postura1 en niños
muy afectados.
Consiste en un costal de lona u otra tela, relleno
de bolitas de poliuretano que tiene la ventaja de
adaptarse a las formas del cuerpo.
Cuña: consiste en un triángulo de espuma que
aportará al niño la posibilidad de jugar recostado
sobre el vientre, permitiéndole que los brazos le que-
den libres del peso del cuerpo y las caderas exten-
didas (fig. 13).
FIG. 12.
Ayudas dinámicas
ñada de espasticidad, ya que tienen tendencia a ex-
tender las caderas y rodillas al intentar levantar los Cuando el interés del niño por el desplazamiento
brazos para usar las manos. es evidente y sus handicaps motores se lo impiden,
No estaría recomendada en los niños en que hubie- tratamos de buscar una solución haciendo las adap-
se un predominio claro de la flexión, ya que favorece taciones que sean necesarias sobre juguetes ya exis-
dicha postura. tentes en el mercado como son triciclos, tractores,
Silla cilíndrica: es una variación de la anterior. carros, bicicletas, etc.
La diferencia estriba en el respaldo ya que, mien- Existen muchos medios o adaptaciones que, sin
tras que en la silla triangular se mantiene a 90º, en ser sustitutivos del tratamiento, pueden constituir
ésta es un semicilindro. una gran ayuda, especialmente en casa y en la es-
El niño queda más recogido, por lo que es una cuela; pero hay que recordar que no hay dos niños
silla útil en niños afectos de atetosis que presentan iguales y sólo con la observación detallada de cada
gran dificultad para mantener sus manos en la línea uno se puede seleccionar lo que más le conviene.
media. Como puede deducirse de todo lo expuesto, una
Hamacas: resultan útiles como variantes de cambio estrecha colaboración entre médico, terapeutas y psi-
postura1 en niños gravemente afectos: al tenerlos cólogo es imprescindible para que, junto con la fami-
tumbados sobre la espalda, se ponen muy tensos y se lia, pueda tratarse al niño en su globalidad. Sin em-
ven imposibilitados para levantar o voltear la cabeza bargo, tampoco debemos caer en el error de algún
(figura ll). método y exagerar en el adiestramiento y enseñanza.
Son preferibles las hamacas ligeras que propor- Recordemos la frase de Tizard: «La niñez no sólo
cionan un pequeño balanceo y pueden asentarse en es la preparación para el porvenir y la vida adulta;
el suelo (fig. 12). El mejor material es la lona. es ya la vida».

BIBLIOGRAFÍA

BOBATH, B. y K.: Desarrollo motor en distintos tipos de pará-


lisis cerebral. Ed. Médica Panamericana, Buenos Aires,
1976.
CAPLAN, F.: The first Twelve Months of Life. Ed. Grosset
and Dunlap, Nueva York, 1973.
CORIAT, L. F.: Maduración psicomotriz en el primer año
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FINNIE, N.: Atención en el hogar del niño con parálisis cere-
FIG. 13. bral. Ed. La prensa médica mexicana, México, 1976.

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