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Las malformaciones arteriovenosas (MAV) son defectos del sistema circulatorio que ocurren por
lo general durante el desarrollo del embrión o feto o poco después del nacimiento del bebé.
Constituyen un enredo de arterias y venas. Las arterias llevan la sangre oxigenada del corazón a
las células del cuerpo humano; las venas traen la sangre no oxigenada a los pulmones y al
corazón. La presencia de una malformación arteriovenosa interrumpe este proceso cíclico vital.
A pesar de que las MAV se pueden desarrollar en diversos sitios, las que ocurren en el cerebro
o en la médula espinal - ambas partes integrales del sistema nervioso central - pueden tener
efectos secundarios graves en el organismo.
Aunque pueden aparecer a cualquier edad, por lo general, los síntomas se presentan entre los
10 y los 40 años. Con el tiempo, las malformaciones arteriovenosas pueden dañar el tejido
cerebral. Los efectos se acumulan lentamente y, con frecuencia, producen síntomas a principios
de la adultez.
Algunas personas pueden presentar signos y síntomas neurológicos más graves, según la
ubicación de la malformación arteriovenosa, como:
ANEURISMA
Aneurisma sacular: Es el tipo más común de aneurisma, y también se llama aneurisma "baya"
debido a su forma. Un aneurisma sacular se ve como un saco o baya que se forma más
normalmente en una intersección (o "Y") en la red de arterias ubicada en la base del cerebro
(también llamado el polígono de Willis).
Según el Ministerio de Salud, anualmente se presentan en el Perú unos tres mil casos
de aneurismas cerebrales, siendo las mujeres mayores de 50 años las más afectadas.
Por lo general el aneurisma es congénito, pero resulta mortal si no es detectado y
tratado a tiempo.
La mayoría de los aneurismas cerebrales son congénitos, debida a una anormalidad innata en la
pared arterial y no suelen manifestarse hasta los 40 años.
Otras posibles causas que pueden producir o favorecer la aparición de un aneurisma cerebral
son:
la hipertensión arterial,
arteriosclerosis,
infecciones,
tumores,
además de hábitos de vida poco saludables, como el tabaquismo.
dilatación aneurismática por lesión directa de la pared arterial.
SÍNTOMAS
A. Rotura de un aneurisma
Un dolor de cabeza repentino e intenso es el síntoma clave de la rotura de un aneurisma.
Este dolor de cabeza suele describirse como el «peor dolor de cabeza» que puedas sentir.
Los signos y síntomas frecuentes de la rotura de un aneurisma son:
DIAGNOSTICO.
Tomografía computarizada (TC). La primera prueba que se usa para determinar si hay
sangrado en el cerebro suele ser una exploración por tomografía computarizada (un
examen especializado con rayos X). En esta prueba se producen imágenes que son
«cortes» bidimensionales del cerebro.
En esta prueba, también te pueden inyectar un tinte que permite observar mejor el flujo
de sangre en el cerebro, y puede indicar la presencia de un aneurisma. Esta variante de
la prueba se llama «angiografía por tomografía computarizada».
TRATAMIENTO.
Luego, usa un alambre guía para introducir un alambre blando de platino a través del
catéter hasta dentro del aneurisma. El alambre se enrosca dentro del aneurisma, detiene
el flujo sanguíneo y, básicamente, sella el aneurisma desde la arteria.
Se pueden usar analgésicos, como paracetamol (Tylenol u otros), para tratar el dolor de
cabeza.
Los bloqueantes de los canales de calcio evitan que el calcio ingrese a las células de las
paredes de los vasos sanguíneos. Estos medicamentos pueden disminuir el
estrechamiento aleatorio de los vasos sanguíneos (vasoespasmo) que puede ser una
complicación de la rotura de un aneurisma.
Se ha demostrado que uno de estos medicamentos, la nimodipina (Nymalize, Nimotop),
reduce el riesgo de lesión cerebral tardía que se produce a causa del flujo sanguíneo
insuficiente después de una hemorragia subaracnoidea por la rotura de un aneurisma.
COMPLICACIONES
Un aneurisma no roto puede pasar desapercibido durante toda la vida de la persona. Sin
embargo, un aneurisma que estalló puede ser fatal o llevar a un accidente cerebrovascular
hemorrágico, un vasoespasmo (la causa principal de discapacidad o muerte luego del estallido
de un aneurisma), hidrocefalia, coma, o daño cerebral a corto plazo o permanente
Los aneurismas pueden estallar y sangrar dentro del cerebro, causando complicaciones serias
como el accidente cerebrovascular hemorrágico, daño nervioso permanente, o ambos. Una
vez que estalla, el aneurisma puede estallar otra vez y volver a sangrar dentro del cerebro,
pudiendo producirse aneurismas adicionales. Comúnmente, la ruptura puede causar una
hemorragia subaracnoidea, el sangrado en el espacio entre el cráneo y el cerebro. Una
complicación retardada pero seria de la hemorragia subaracnoidea es la hidrocefalia, donde la
acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cráneo dilata las vías del líquido
llamadas ventrículos que pueden hincharse y comprimir el tejido cerebral. Otra complicación
retardada luego de la ruptura es el vasoespasmo, donde otros vasos sanguíneos cerebrales se
contraen y limitan el flujo sanguíneo a áreas vitales del cerebro. Este flujo sanguíneo reducido
puede causar un accidente cerebrovascular o daño tisular.
Se estima que alrededor del 40 por ciento de los pacientes cuyo aneurisma se ha roto no
sobrevive las primeras 24 horas; hasta el 25 por ciento muere de complicaciones dentro de los
6 meses.
Los pacientes que tienen hemorragia subaracnoidea pueden tener daño neurológico
permanente. Otros individuos pueden recuperarse con poco o nada de déficit neurológico.
VALORACION DE ENFERMERIA
A MODO DE PREVENCIÓN: