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AGENTES DE LA EDUCACION.

RELACIONES ENTRE LAS FAMILIAS, LOS DOCENTES Y EL ESTADO

Francisco Muscará (2012)


muscara@ffyl.uncu.edu.ar

Introducción

¿Quiénes tienen la responsabilidad de educar?. Reconocemos que cada hombre tiene


en su naturaleza un principio activo que lo impulsa hacia su perfeccionamiento, por naturaleza
el hombre tiende a auto-conducirse y ese es uno de los motivos de la “crisis de la adolescencia”
porque el sujeto reclama más espacios de autonomía e independencia. El adolescente se
resiste a ser conducido porque descubre que él mismo tiene la capacidad para decidir
libremente qué hacer con su vida.
A pesar de ello, vemos que el hombre nace indigente y falible, que necesita del auxilio
de su familia para crecer y desarrollarse y, posteriormente, de los maestros y de la sociedad
para adquirir los bienes de la cultura. La educación aparece acá como un auxilio que se le
ofrece al hombre que es débil y necesita de ayuda para no errar en la elección de los fines
hacia los que debe orientar su vida.

La educación es un arte y todo arte imita a la naturaleza por eso, un educador


profesional que se propone desarrollar las dimensiones educables de sus alumnos debe:
-Conocer la naturaleza humana (toda actividad pedagógica tiene un fundamento
antropológico) y conocer las características concretas del sujeto que se propone ayudar (yo soy
yo y mis circunstancias).
-Conocer los fines de la naturaleza humana y los medios que se proponen para
alcanzarlos a través de la instrucción (formación de la inteligencia) y de la disciplina (formación
de la voluntad).
-Tener intencionalidad perfectiva permanente de auxilio.
-Proponer una educación religiosa que promueva en los niños su relación con los
valores morales y con Dios, que es el Bien Supremo.
- Amar al educando con amor de donación para buscar su bien. Este amor pedagógico
supone un “encuentro pneumatológico”, interpersonal, entre el educador y el educando.
También, supone, a veces, la postergación de intereses legítimos del educador en favor del
bien del educando.

Mientras más indigente es el hombre (por niñez o por enfermedad) más predominio
tiene la hetero-educación pero, a medida que el niño crece y desarrolla su inteligencia y su
voluntad, se dará un proceso progresivo hacia la auto-educación. Desde este punto de vista,
los educadores sólo somos causa eficiente secundaria de la formación de un sujeto puesto que
sólo él puede aceptar o rechazar las enseñanzas (palabras y ejemplos) que se le ofrecen.
2

Poco a poco los educadores (padres y maestros) enseñarán a los niños criterios de
conducción, de valoración, de discernimiento, capacidad de juicio moral... Las palabras, la
conducta y la presencia personal de los educadores serán los medios que indicarán a los
educandos cómo deben proceder. Cuando tenga uso de razón, el educando estará capacitado
para juzgar su propia conducta y para reconocer sus fortalezas y debilidades, de esa manera,
él mismo podrá formular su proyecto de vida y orientar sus acciones hacia los bienes que él se
ha propuesto alcanzar.

1. La educación y las distintas sociedades

Nuestra Ley de Educación Nacional (N° 26206) menciona las instituciones


responsables de ofrecer acciones educativas: “El Estado garantiza el ejercicio del derecho
constitucional de enseñar y aprender. Son responsables de las acciones educativas el Estado
Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (responsabilidad principal e
indelegable de proveer una educación integral, permanente y de calidad para todos); los
municipios, las confesiones religiosas reconocidas oficialmente y las organizaciones de la
sociedad; y la familia, como agente natural y primario” (art. 6).

En el estudio de las distintas sociedades que influyen en la educación es esencial el


concepto de paidocenosis (“enseñanza común”) con el cual se expresa un conjunto de
estímulos educativos que influyen en la formación humana. La influencia de la paidocenosis no
se proyecta en un aprendizaje específico o en la adquisición de un rasgo particular de la
personalidad. Se trata de un influjo más profundo, aunque más difícil de definir, que se extiende
a toda la personalidad de los que pertenecen a un grupo, de suerte que la paidocenosis puede
ser definida como “un conjunto de estímulos educativos que tienden a configurar en el
educando un peculiar modo de ser y de reaccionar” (García Hoz, 1974).
En cierta manera, toda paidocenosis menciona un ambiente social o comunidad que
influye de un modo permanente en la formación humana. La familia, la escuela en tanto
comunidad, la profesión, la Nación… determinan modos comunes de comportamiento y por eso
pueden ser consideradas paidocenosis.

1.1. La Familia: Por ser natural y primario, la legislación escolar no prescribe sino que
reconoce que este derecho de los padres a la educación de sus hijos es anterior al de cualquier
otro agente. Es más, Argentina ha adherido a tratados internacionales que también aluden a
esta obligación primaria de las familias (por ej. Pacto de San José de Costa Rica).
En tanto los hijos son frutos del amor de los esposos, la tarea de los padres no
concluye con el nacimiento de sus hijos sino que se prolonga durante las primeras etapas de la
vida. Es en su familia donde los niños aprenden las pautas culturales y los valores que hacen a
la socialización primaria de los individuos.Es por eso que los padres tienen el derecho a “elegir
para sus hijos, la institución educativa cuyo ideario responda a sus convicciones filosóficas,
éticas o religiosas” (LEN., art. 128,c).1
1
El Papa Juan Pablo II, en su Encíclica “FamiliarisConsortio” (1981), afirmaba que esta preocupación de
los padres por el bienestar material y espiritual de sus hijos era parte de ese “servicio a la vida” que es
fruto del amor y que se demuestra en gestos de dulzura, de bondad, de paciencia, de constancia y de
servicio desinteresado. De allí que: “El derecho-deber educativo de los padres se califica como esencial,
porque está relacionado con la transmisión de la vida humana; como original y primario, respecto al
3

La familia puede ser considerada como un sistema social en el que las relaciones de
los padres entre sí, de los padres con los hijos, de los hermanos unos con otros y de los demás
miembros que pudieran incorporarse, constituyen estímulos pedagógicos concretos y
profundos. Es una situación de aprendizaje en la que las conversaciones, el trato y las
enseñanzas de los padres, las ocupaciones, preocupaciones y relaciones entre las personas,
crean un clima psicológico en la casa que contribuye a reforzar u obstaculizar la acción
educativa de las escuelas.

1.2. El Estado: Ante la cantidad de prestaciones que puede realizar junto con otros
agentes educativos, existen algunasque son específicas del Estado. Por ej.: debe realizar las
acciones educativas que no son asumidas por las sociedades intermedias y debe controlar el
servicio que ofrecen las instituciones particulares.
Debe determinar, difundir e imponer los fines y objetivos básicos que tienen que
perseguir los protagonistas del sistema educativo, especialmente aquellos que corresponden a
los ciclos y niveles de la escolaridad formal. Debe garantizar niveles de calidad equivalentes en
todas las realizaciones educativas, de gestión estatal y privada. Debe velar por los intereses
morales, culturales, sanitarios y materiales de los habitantes que transitan por los centros
educativos. Debe estimular, facilitar y supervisar la obra formativa de las instituciones no
gubernamentales: gremios, clubes, academias, etc.

En los debates previos a la sanción de la Ley de Educación Nacional (2006) se


coincidió en la importancia que el servicio educativo tiene como función del Estado:

“La educación pública, universal y de calidad es uno de los pilares básicos sobre el cual se
apoyan las características más nobles de nuestra tradición histórica: un país abierto a todas las
culturas, nacionalidades y religiones, con gran capacidad para integrarlas sin discriminaciones;
un país con procesos dinámicos de movilidad social e igualdad deoportunidades; un país
creativo, capaz de brindar aportes significativos en la cultura, la ciencia y la tecnología. Aún con
importantes asignaturas pendientes, la educación argentina jugó un rol protagónico en la
construcción de una sociedad integrada durante buena parte del siglo XX…” (Documento para
el debate, p. 10).

1.3. Centros educativos de gestión privada: Para que sea efectivo el poder de los
padres de elegir las escuelas que mejor respondan a sus convicciones, el sistema educativo
debe ofrecer diversidad de instituciones con distintos proyectos institucionales.La Ley de
Educación Nacional dedica un apartado específico (arts. 62-66) a regular los servicios
educativos de gestión privada. Afirma que deben estar autorizados por las autoridades
competentes; menciona las instituciones que pueden ofrecer estos servicios; prescribe los
derechos y obligaciones de las instituciones propietarias y de los docentes y establece los
lineamientos que sedeberán tener en cuenta para que el Estado pueda ayudar financieramente
con el funcionamiento de estos centros educativos.

Entre ese tipo de instituciones se destaca la acción de las escuelas confesionales que
va directamente orientada a la enseñanza de las verdades de fe y de moral y a fortalecer la
deber educativo de los demás, por la unicidad de la relación de amor que existe entre padres ehijos;
como insustituible e inalienable y que, por consiguiente no puede ser totalmente delegado o usurpado
por otros” (nro. 36)
4

fidelidad de los miembros a la religión a la que pertenecen. Indirectamente las asociaciones


religiosas operan también cerca de las familias y en una determinada relación con el Estado
porque condicionan, al menos parcialmente, algunos comportamientos morales de las personas
y esos comportamientos tienen repercusión social.

2. Características de la educación familiar

La educación es una necesidad de la persona humana ya que prácticamente debe


aprenderlo todo, hasta el caminar erecto y el lenguaje. Debido a su misma indefensión, el
hombre necesita del grupo social más que cualquier otro animal para llegar a un desarrollo que
puede ser considerado como autónomo.

De los tipos de educación que vienen determinados por las diferencias de estímulos
educativos, la educación familiar es el primero que debemos considerar puesto que la familia
constituye la paidocenosis fundamental por dos razones: a) porque es donde el hombre
adviene a la existencia y b) porque los influjos familiares son los más extensos y los más
hondos que se conservan en la vida humana. Por lo general es en la familia donde el hombre
encuentra la plenitud de su existencia.
Cuando un sujeto ha completado su desarrollo físico y psíquico puede transmitir su
vida a otros seres humanos. La familia es el camino natural por donde el hombre puede
entregarse a los demás y justificar su propia existencia. Es en la vida familiar donde la
personalidad se afirma de manera patente porque es en su casa, junto a sus padres y
hermanos, donde el hombre transcurre el mayor tiempo de su vida.

Como toda sociedad, la familia es una entidad compleja, constituida por distintos
elementos. Dentro de sus relaciones interiores debemos considerar primero las relaciones
conyugales, es decir las que ligan a los padres entre sí, y luego las relaciones de los padres
con los hijos que son relaciones jerárquicas, distintas a las que pueden existir entre los
hermanos.La entrega mutua de los cónyuges y la dedicación a los hijos, constituye uno de los
servicios más hondos y eficaces que un hombre puede hacer a otro. En el seno de la familia la
educación se realiza como una forma de vida. El intento constante de comprender, de ponerse
en el lugar del otro, expresa el amor entre los esposos y entre los padres y los hijos porque en
vez de apegarse a las propias ideas y de querer hacer prevalecer la propia voluntad, el sujeto
se abre a las razones y los sentimientos del prójimo.
Aunque a veces es la competencia e, incluso, la agresividad un factor que se verifica
en las relaciones entre hermanos, también debemos mencionar las frecuentes posibilidades de
cooperación y de ayuda que existen entre ellos. La presencia de un hermano menor es, en
muchas ocasiones, la primera oportunidad que tiene un ser humano para realizar acciones de
ayuda y protección.

Es probable que junto a los padres y hermanos existan en una familia otras personas,
parientes o amigos, que compartan sus vidas con ese grupo. Podemos afirmar que la familia se
presenta como la comunidad en la que se vive con mayor intensidad la fluencia de la vida.Por
eso, si la escuela es el lugar principal en el que se va a desarrollar la vida intelectual, es en la
familia donde se va a afirmar el carácter moral y la personalidad de un sujeto.El cultivo de la
5

personalidad supone una atención constante del sujeto que es tratado siempre de acuerdo con
sus características singulares. El gusto estético, el tono vital, el predominio de la alegría o de la
tristeza, del optimismo o del pesimismo… son características que se cultivan dentro de un
ambiente familiar adecuado.

Podemos señalar como características específicas de la educación familiar: 1) El


incipiente desarrollo intelectual de los niños a través del lenguaje y las nociones de número y
de espacio. 2)El cultivo de la personalidad, la formación predominantemente moral y la
orientación del carácter.Se aprenden en la familia las normas de conducta social, de
cooperación o agresividad, de dominio o de sumisión, de relación o de apartamiento y, en
definitiva, de generosidad y egoísmo. 3) También se cultivan en la familia la fe en la existencia
de Dios o la indiferencia en materia religiosa, los hábitos religiosos de oración y la apertura del
sujeto hacia la trascendencia.

Relacionados con la familia, existen otros grupos sociales (el grupo de amigos y la
clase social) cuyo influjo educativo no puede ser desconocido. El grupo de amigos: continúa la
vida de familia y enseña a ser parte de un grupo de pares como líder o como seguidor; la clase
social: influye decisivamente en el proceso de aprendizaje por la diferencia en el aprestamiento
y dominio de vocabulario antes de entrar a la escuela.
La mayoría de los padres y docentes son conscientes de la relación que existe entre el
rendimiento escolar ascendente y la actividad educativa familiar, del vínculo estrecho que debe
existir entre la familia y la escuela.2

No podemos ignorar que, indirectamente, también influyen en la educación de los hijos


los elementos materiales de la vivienda familiar. Un adecuado ambiente limpio, ordenado y
confortable, no necesariamente lujoso, influye positivamente en las actitudes de los hijos. Al
contrario, la carencia de una casa digna y confortable influye negativamente en el desarrollo de
los niños. La falta de comodidades, las malas condiciones de luz y de ventilación, la falta de
espacios adecuados para trabajar, para estudiar o para entretenerse pueden incidir
negativamente sobre el carácter y el rendimiento escolar de los hijos

2.1. Influjo de los padres: Constituyen el factor educativo fundamental en la vida de


una familia por eso se los considera como los primeros educadores. Ellos son los que deben
promover en sus hijos el deseo de educación y de perfección. La acción de los padres se
realiza en virtud de dos cualidades fundamentales: el amor y la autoridad. Los hijos verifican
cotidianamente el amor que les tienen sus padres y depositan en ellos su confianza, esto les da

2
Para observar esta relación es muy importante el estudio realizado por Ana Ma. Eichelbaum de Babini
(1990) en alumnos de primeros grados de nivel primario que vivían en villas del conurbano bonaerense;
allí se concluye que: “Lo que determina en mayor medida el progreso a través del sistema escolar es
haber recibidoun estímulo intelectual relativamente excepcional en el seno de una familia pequeña, que
no se destaca necesariamente por sus ingresos, estabilidad u otras características... Cuanto mayor es la
herencia educacional y menor el número de herederos, mayores serán las posibilidades de éxito en los
primeros grados. Probablemente, serán también mayores las oportunidades de seguir avanzando a
través del Sistema Educativo, de capacitarse para conseguir ocupaciones mejor remuneradas y de
alcanzar mejores condiciones de vida que la generación anterior” (Sociología de la Educación, p. 220)
6

seguridad. Se ha demostrado experimentalmente que el contacto físico y emocional de los


niños, en sus primeros años de vida, con su madre o con una persona que la sustituya
permanentemente, es fundamental para su desarrollo psíquico.

Los padres deben prepararse para cumplir con eficacia su tarea educativa. Ellos son
las primeras personas que se presentan como objetos de imitación para sus hijos. El lenguaje,
los hábitos personales y sociales, los modos de comer, de vestirse, de tratar a las cosas y a las
personas… son costumbres que se adquieren durante la niñez gracias a la imitación y al
consejo de los padres.
También se aprenden de los padres las ideas básicas para la vida personal y moral: la
noción de lo bueno y de lo malo, de lo importante y de lo que no tiene importancia, de lo digno
de aprecio y de lo despreciable. Es cierto que esa tendencia de los hijos a imitar a sus padres
no se realiza siempre de la misma manera e, incluso, se pueden dar casos en que los hijos
opten por caminos diferentes a los que les enseñaron sus padres pero lo que los padres
permiten y lo que los padres prohiben constituye la primera regla de actuación moral para los
hijos.

Durante mucho tiempo los niños han descubierto la sociedad a través de sus padres.
Hoy, lo hacen también a través de la escuela que se la considera como una prolongación de la
familia en el campo de la educación.

Todo ello es reconocido por la LEN cuando establece que: “Los padres, madres o
tutores de los estudiantes tienen derecho a:
-Ser reconocidos como agentes naturales y primarios de la educación
-Participar en las actividades de los establecimientos educativos en forma individual o
a través de las cooperadoras escolares y los órganos colegiados representativos, en el marco
del proyecto educativo institucional.
-Elegir para sus hijos o representados la institución educativa cuyo ideario responda a
sus convicciones filosóficas, éticas o religiosas.
-Ser informados periódicamente acerca de la evolución y evaluación del proceso
educativo de sus hijos o representados”. (art. 128)

Por otro lado, “los padres, madres o tutores de los estudiantes tienen los siguientes
deberes:

-Hacer cumplir a sus hijos o representados la educación obligatoria


-Asegurar la concurrencia de sus hijos o representados a los establecimientos
escolares para el cumplimiento de la escolaridad obligatoria, salvo excepciones de salud o de
orden legal que impidan a los educandos su asistencia periódica a la escuela.
-Seguir y apoyar la evolución del proceso educativo de sus hijos o representados
-Respetar y hacer respetar a sus hijos o representados la autoridad pedagógica del
docente y las normas de convivencia de la unidad educativa.
7

-Respetar y hacer respetar a sus hijos o representados la libertad de conciencia, la


dignidad, la integridad e intimidad de todos los miembros de la comunidad educativa”. (art.
129)3

3. El Estado y el servicio educativo

A partir de la definición nominal: Política viene de Polis (ciencia del bien común),
afirmamos que la Política Educativa trata, principalmente, del modo cómo debe comportarse el
Estado en materia cultural o pedagógica.
Corresponde, entonces, que repasemos el concepto de Estado:
El Estado es una sociedad completa y perfecta, compuesta de una multitud de familias
y de grupos intermedios, ordenada a la realización del bien común.4

El liberalismo del siglo XIX compartió con la Ilustración su fe en la educación como


portadora de libertad y, en consecuencia, como garante de la democracia. Los liberales del
siglo XIX consideraban que la educación era una cuestión de Estado que debía hacerse
efectiva para sobrevivir no sólo como democracia sino también como Nación.
El liberalismo entendió que la función del Estado se limitaba a gobernar, a aplicar la
ley y a mantener el orden, los tribunales de justicia y los ejércitos (“Estado gendarme”); el
mercado se encargaría de producir y distribuir. Sin embargo, el servicio educativo, sobre todo
en el nivel elemental, se consideró desde el comienzo un derecho de los ciudadanos que debía
ser garantizado por el Estado.

La crisis económica de 1929 y la aparición de los conflictos sociales dieron lugar a las
teorías del economista inglés John Keynes que propuso el incremento del gasto público para
estimular la demanda del consumo y de la inversión.
Este keynesianismo adquiere mayor repercusión después de la Segunda Guerra
Mundial y se extiende a los derechos sociales de los individuos. En el modelo del “Estado de
bienestar” se afirma que el Estado debe hacerse cargo de la seguridad social, del subsidio a la
vejez, de la sanidad y de la educación pública gratuita, no sólo en el nivel básico sino también
en los niveles superiores, para asistir a las personas desde que nacen hasta que mueren.
Corresponde al Estado establecer mecanismos compensatorios y redistribuir rentas y riquezas
(“Estado protector”), especialmente mediante los impuestos (“Estado fiscal”), pero también es el
Estado el que contrata y el que consume.

Esta nueva dimensión del Estado no es compartida por la mayoría de los economistas
liberales porque piensan que se atenta contra la libre iniciativa. Ello, unido al déficit y a la
3
Hemos redactado esta parte en función del concepto tradicional de familia. No es objeto de este estudio
tratar todas las nuevas realidades que se presentan a las familias en el mundo actual: infidelidad de los
cónyuges, separaciones, divorcios; exceso de trabajo que impide disponer de tiempo suficiente para el
cuidado de los hijos; desocupación o falta de un trabajo que permita conseguir los recursos adecuados;
etc. Ultimamente, además, se aprobaron en Argentina leyes que permiten el matrimonio de
homosexuales y de transexuales. Todas esas son realidades que no sabemos qué impacto concreto
tendrán en la educación de los hijos.
4
El mismo Aristóteles enseña que “La polis es una sociedad perfecta que se basta completamente,
formada para procurar a sus miembros la vida feliz” (Jolivet, R., Tratado de Filosofía Moral, p.372)
8

inflación que provocan las políticas de protección, hace que muchos países vuelvan a
plantearse el rol que debe cumplir el Estado.

A pesar de todo, el Estado, en su acepción tradicional, y los poderes públicos, en la


moderna, siguen teniendo a la educación entre sus funciones básicas no sólo como un derecho
de los individuos, sino también como una obligación que está justificada por la protección de
ese derecho y por la defensa de la misma democracia que necesita para su apoyo la
conformación de una ciudadanía consciente y responsable. Como dice Mario López (1989):

“La educación, pues, en su total dimensión. La educación de los párvulos y de los


adolescentes, desde luego. En el aula sí, pero también fuera de ella. Y además la educación
como tarea ilimitada e inacabable, la educación paralela y la educación permanente. La
educación, claro está, no como propaganda, no como “adoctrinamiento”, pero tampoco como
artilugio para arquetipos exquisitos, piezas de museo o de cementerio, esquemas vacíos, sin
conexión vital, sin calor y sin sangre. La educación como construcción consciente, como
búsqueda incesante del auténtico ser, el ser libre, que es también y sin contradicción, ser
social, ser con otros, aquí y ahora”. (Educación, democracia y pluralismo, p. 13)

Se justifica la obligación escolar del Estado en base a cuatro criterios: a) Los


individuos comparten una cultura política mínima que se necesita para desenvolverse con
eficacia en el régimen político conociendo las reglas del juego que lo rigen, para ser en una
democracia un ciudadano en plenitud, conocedor de sus derechos y de sus obligaciones, de los
saberes y competencias propias de todo buen ciudadano (dialogante, crítico, solidario…); b)
Contribuye a la eficacia de la economía puesto que un mínimo de eficiencia es necesario para
la estabilidad de las instituciones y porque una preparación básica para la vida laboral
proporciona al individuo una situación de autoestima e independencia; c) La sociedad logra
ciertos niveles de homogeneidad, es decir, una cultura que identifica, un conjunto de
tradiciones y valores que definen un modo de vida y que es necesario transmitir a quienes se
incorporan a la sociedad; d) Posibilita el desarrollo moral de los individuos. Una sociedad
democrática debe disponer de ciudadanos que éticamente estén bien formados en el
discernimiento del bien y del mal.

No obstante, en la actualidad se plantean nuevo interrogantes: ¿Qué lugar ocupa el


Estado en una sociedad globalizada?; ¿cómo afecta la pérdida de soberanía al ejercicio de sus
funciones tradicionales?; ¿cómo afecta la concepción del Estado y su nuevo perfil a la
formación de los ciudadanos?; ¿qué papel debe desempeñar el Estado ante las desigualdades
educativas?...

3.2.El Estado y la identidad nacional


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La identidad es la persistencia o permanencia de la unidad esencial en relación con el


tiempo y los cambios que él produce. Así como decimos que una persona es idéntica porque, a
pesar de los cambios que manifiestan su organismo y sus ideas, ese sujeto sigue siendo el
mismo; también los pueblos y las naciones permanecen esencialmente iguales a través del
tiempo aunque cambien de condiciones.
No es fácil descubrir los rasgos de la identidad nacional, sobre todo en países jóvenes
como el nuestro que aún no han podido desarrollar todas sus dimensiones, pero es indudable
que los valores que sostienen su cultura es lo que otorga a la Nación su propio ser, su propia
identidad y, por lo mismo, una soberanía fundamental. La cultura de un pueblo está
esencialmente condicionada por su evolución histórica. De allí que sea imposible pensar
laidentidad nacional como algo estático. Por ser histórica, la cultura es una realidad dinámica
susceptible de transformaciones.5

Para que se construya la identidad es necesario que todos los ciudadanos participen
de estados anímicos semejantes y compartidos sobre aquellos puntos con los que se llega a la
personalidad básica: a) sentimiento de unidad; b) advertencia de continuidad histórica y c)
conciencia formativa o aceptación de ser diferente de otros.
La conciencia nacional depende de la participación más o menos activa en las
tradiciones culturales: la historia, la geografía, la lengua, la religión… Esta conciencia significa
que todos los miembros de la comunidad poseen un “registro” de sentimientos, de ideas, de
recuerdos y, sobre todo, una voluntad y un ideal comunes que les permiten desarrollarse día a
día. Por eso decimos que la Nación es como una “persona moral” que tiene su vocación y
suproyecto, que se impone como un deber permanente a cada uno de los miembros de la
comunidad.

Por varias razones debe preocuparse el Estado de formar y promover la identidad


nacional en un proceso que pase incesantemente por sucesivas generaciones: permite originar
la unidad de la Nación en forma consciente y ordenada; hace posible su perdurabilidad
histórica en lo relativo alas fuerzas psíquicas de las personas; recoge las notas más inteligibles
que puedan discernirse dentro de ese amplio concepto que se conoce como ser nacional. Sin
una auténtica Nación, sin un cuerpo de creencias, de tradiciones, de actitudes compartidas y,
sobre todo, de la voluntad para continuar viviendo juntos, la “democracia pluralista” vive en
peligro de muerte. Por eso es necesario que la concordia supere a la discordia y que el
consenso sea mayor que el conflicto.
El Estado necesita legitimarse, hacer entender a sus ciudadanos que su presencia es
necesaria. Para ello apela al sentimiento de nacionalidad de todos aquellos que habitan en el
mismo territorio, que hablan la misma lengua y que comparten una misma cultura. El Estado
5
Ernesto Sábato (1987) trata de explicar los rasgos de nuestra identidad cultural: …”Fracturada la primitiva
realidad hispanoamericana en esta cuenca del Plata por la inmigración, sus habitantes venimos a ser
algo dual, con todos los peligros pero asimismo con todas las ventajas de esa condición: por nuestras
raíces europeas, vinculamos de modo entrañable el interior de la Nación con los perdurables valores del
Viejo Mundo; por nuestra condición de americanos… nos vinculamos al resto del continente, sintiendo de
algún modo la vocación de aquella Patria Grande que imaginaron San Martín y Bolívar… Acaso sea esta
dualidad la que da a los argentinos esa inquietud y esa angustia por el destino de la patria, pero también
tanta riqueza espiritual y tanta complicación mental, tanta sutileza y tanta posibilidad histórica”… (Cultura
y Educación, p. 34)
10

crea en los nacionales un sentido de pertenencia a la Nación que los aglutina y actúa a modo
de cemento adherente de los individuos que la componen (cohesión social).

En función de esos objetivos, en los orígenes de nuestro sistema educativo se adoptó:

-Un modelo universal y homogéneo de política educativa: el sistema recalcaba la


pertenencia de todos a algo común que los unía. La homogeneidad en las normas y en las
prácticas era el modo de transmitir ese valor común
-Conducción centralizada: el modelo se aplicaba a partir de una cabeza que tomaba
decisiones únicas y universales y una estructura que las implementaba (Consejo Nacional de
Educación)
- Estructura vertical: las decisiones se tomaban en la cúpula y no había posibilidad de
participación en la construcción de consensos. La meta, en términos de eficiencia, era el logro
de la homogeneidad en el cumplimiento de las prescripciones. Los ministerios generaban
directrices didácticas puntuales.
- Pensamiento centralizado, universal y único: cada maestro en su aula debía
implementar las normas formuladas desde el nivel central. El currículo era nacional y único,
muy prescriptivo y rígidamente controlado en su cumplimiento. Existía la idea de que todos
aprendemos lo mismo, cumplimos las mismas normas y somos supervisados del mismo modo.
- Currículo único: esta herramienta se transformó en el eje de la política, en la clave
para direccionar y homogeneizar el sistema. Esto fue acompañado por el uso de los mismos
recursos didácticos y de los mismos libros de texto.
- Formación del sentimiento nacional: a través de rituales y celebraciones. Calendarios
estructurados alrededor de fiestas patrias. Actos emotivos alrededor de símbolos patrios,
lugares destacados para los abanderados…6

3.3. Estado e igualdad de posibilidades

La igualdad de posibilidades es una de las finalidades fundamentales de la política


educativa en una sociedad democrática y se relaciona con la libertad de las personas y la
6
Fernando Storni (1989) afirma que “el modelo francés modeló nuestras universidades y los sistemas
secundario y primario con un rigorismo positivista en el que el orden era más importante que la
enseñanza misma”; dice que a partir de esa concepción se piensa “que todo lo importante viene del
Estado y que éste no es aquel que asegura el ejercicio de los derechos sino el que sustituye a los
particulares y a las sociedades intermedias en la realización de sus propios fines”. Propone, por tanto,
que si queremos educar a los niños en el ejercicio de la libertad adoptemos el modelo norteamericano en
el que la educación es, ante todo, un problema local y en el que no existen universidades nacionales. El
mismo Autor concluye que para democratizar el sistema es necesario aumentar la autonomía de la
relación maestro-alumno dentro del aula; la relación maestros, directivos, padres y comunidad local en el
gobierno del propio establecimiento; asegurar la autarquía de los centros educativos. Es necesario, por
fin, asegurar el respeto a las diversidades culturales propias del pluralismo a fin de que sea una realidad
de derecho de los padres de familia la efectiva elección del proyecto educativo que desean para sus
hijos (Educación, democracia y pluralismo, p. 62).
11

expansión de la enseñanza. Hay una coincidencia casi absoluta en afirmar que la


democratización de la enseñanza y la igualdad de oportunidades son problemas
interdependientes. En términos generales, la democratización de la enseñanza se concibe
como el acceso abierto a sus distintos niveles y como la difusión, en gran escala, de una
enseñanza extraescolar, diferente de la alfabetización de adultos.7

Otro significado, que completa el anterior, considera a la democratización como la


posibilidad de participar en la gestión de las instituciones escolares; en la elección de los
métodos de enseñanza y aprendizaje, etc. Por este sentido parece inclinarse Fernando Storni
(1989) cuando dice:

“La educación necesita un régimen de libertad y es necesario que los gobiernos democráticos
asuman como una verdad esa necesaria libertad que deben respetar y fomentar si realmente
se desea una gran educación... Decir que la democratización de la educación pasa ante todo
por el crecimiento de la matrícula no es cierto porque también han ampliado su matrícula
escolar los estados totalitarios pero les ha servido para imponer la ley que deseaba el Führer,
el partido o la oligarquía que gobernaba, pero no para educar en la libertad. Con autoritarismo
no se educa, se puede instruir o lavar el cerebro, pero no educar. Y la educación es educación
en la libertad” (Las exigencias de la democracia, autonomía y pluralismo, p. 52).8

En general, dejando de lado los matices, el concepto de igualdad de oportunidades se


ubica en alguna de las siguientes perspectivas: algunos parten del principio del “darwinismo
social” y se fundan en el derecho de todos de competir en igualdad de condiciones para
acceder a través del sistema educativo a las diversas posiciones sociales. Otros privilegian el
derecho a un tratamiento diferente y acorde con las capacidades y los intereses personales,
piensan que la igualdad de oportunidades no tiene por qué identificarse con igualdad de
tratamiento.

La igualdad de oportunidades intenta, como meta final, llegar a un estado en el que


todos los hombres (exceptuando las diferencias innatas) dispongan de las mismas
posibilidades para el libre desarrollo de su personalidad por medio de la formación. Esta
parece ser la respuesta clave al problema de cómo emparejar individuos desiguales con
posiciones desiguales. Si todos tienen las mismas oportunidades, la posición que finalmente se
logre dependerá, al menos en teoría, de los propios esfuerzos. Es más, se ha pensado que al
eliminar las desigualdades escolares se contribuye a eliminar otras desigualdades muy

7
La difusión del conocimiento en gran escala se ve facilitada en la actualidad por el desarrollo
tecnológico; es cada vez más evidente que, ante la influencia combinada del desarrollo de programas y
equipos de información y comunicación, se abren vías que facilitan nuevos tipos de servicio educativo.
“Así como fue y sigue siendo una misión de la escuela el ingreso de los niños a la cultura letrada, hoy
debe incorporar el aprendizaje y la utilización de los nuevos lenguajes digitales, desde la educación
inicial hasta la capacitación para el mundo del trabajo… El término brecha digital no sólo marca las
diferencias en el acceso entre los individuos sino también entre grupos sociales y áreas geográficas que
tienen o no la oportunidad de acceder a las tecnologías de la información y las comunicaciones”
(Documento para el debate, p. 41)
8
Coincide J.J. Llach: “Fue el siglo XX el de la gran explosión educativa. Sin embargo, frecuentemente lo
hizo con una orientación totalitaria o autoritaria… si educación para todos implica uniformidad ideológica
impuesta, no es digna de tal nombre” (Escuelas ricas para los pobres, p. 15)
12

vinculadas a aquéllas (por ej.: sociales y económicas). En síntesis este principio supone que
toda desventaja natural, económica, social o cultural debe ser compensada, en la medida de lo
posible, por medio del sistema educativo (ingreso irrestricto; cursos de nivelación; clases
compensatorias, etc.)9

Bajo el título “Políticas de promoción de la igualdad educativa”, la Ley de Educación


Nacional (2006) prescribe que las instituciones gubernamentales “fijarán y desarrollarán
políticas de promoción de la igualdad educativa, destinadas a enfrentar situaciones de
injusticia, marginación, estigmatización y otras formas de discriminación, derivadas de factores
socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos, de género o de cualquier otra índole, que
afecten el ejercicio pleno del derecho a la educación” (art. 79).
Esas “políticas de promoción de la igualdad educativa deberán asegurar las
condiciones necesarias para la inclusión, el reconocimiento, la integración y el logro educativo
de todos los niños, jóvenes y adultos en todos los niveles y modalidades, principalmente los
obligatorios. El Estado asignará los recursos presupuestarios con el objeto de garantizar la
igualdad de oportunidades y resultados educativos para los sectores más desfavorecidos de la
sociedad. El MECyT, en acuerdo con el Consejo Federal, proveerá textos escolares y otros
recursos pedagógicos, culturales, materiales, tecnológicos y económicos a los alumnos,
familias y escuelas que se encuentren en situación socioeconómica desfavorable” (art. 80).

3.4. Factores que influyen en el aumento de las desigualdades

Hacer posible la realización del derecho a la educación presenta dificultades de orden


subjetivo y de orden objetivo. Entre las primeras se encuentra la principal: la voluntad y el
interés del propio educando para cultivarse y progresar, sus aptitudes y capacidades; su salud
y temperamento... Aunque es cierto que cada uno puede crecer indefinidamente en la medida
de sus posibilidades, sabemos que el límite principal a todo influjo educativo se encuentra en la
libertad del mismo educando. Ningún maestro, por más excelente que sea, podrá enseñar nada
a quien no quiera aprender.

Existen también dificultades de orden objetivo a las que las autoridades deberán
prestar atención especial para garantizar a los argentinos el acceso a un servicio de buena
calidad para todos:

a) Desigualdades de orden geográfico: las regiones menos desarrolladas y con escasa


población disponen de una red poco densa de escuelas superiores y, consecuentemente, de
menores posibilidades culturales. Por lo general, los niños nacen en el seno de una familia y se
9
“Los procesos vividos en las últimas décadas mostraron que fue posible combinar el crecimiento
económico con mayores niveles de desocupación, pobreza y exclusión. En este contexto, la educación
se vio disminuida en su capacidad igualadora a partir de políticas que desembocaron en un modelo de
país que sometió a la pobreza y la exclusión a grandes sectores de la población. La necesidad de
proponer una nueva ley de Educación Nacional está sustentada, en cambio, en la convicción de que la
educación como derecho social es uno de los factores claves para desarrollar estrategias que permitan
que el progreso del país esté sustentado en un modelo en el cual el objetivo principal del crecimiento
económico sea fortalecer la justicia social… Sólo una educación de excelente calidad para toda la
población permitirá alcanzar los objetivos de justicia social, crecimiento económico y ciudadanía
democrática, que guían una estrategia de desarrollo sustentable” (Documento para el debate, 2006)
13

insertan en la sociedad a la que pertenece su familia, de ese fondo físico y cultural reciben usos
y costumbres que actuarán poderosamente en la configuración de su personalidad.10

Por ejemplo, en un estudio reciente del Prof. Llach (2004) se alude a las diferencias
geográficas que, en Argentina, impactan sobre las posibilidades de aprendizaje. Teniendo
como referencia una evaluación realizada a escala nacional entre alumnos de sexto año de
EGB, se afirma: “Los resultados obtenidos en Catamarca, Misiones y Santiago del Estero son
similares a los logrados por el 10% más pobre del total del país. En el otro extremo, los
resultados de la Ciudad de Buenos Aires se igualan al promedio del segundo decil más rico… A
igualdad del resto de los factores, los sistemas con mejor desempeño resultaron los
deCórdoba, Entre Ríos, Mendoza, Salta y Santa Fe y los peores los de Catamarca, Chubut,
Corrientes, La Rioja, San Juan, Santiago y Tierra del Fuego” (Escuelas ricas para los pobres, p.
16)

b) Desigualdades de orden social: al iniciar la escolaridad obligatoria, las aptitudes en


los niños están marcadas por profundas desigualdades que en gran medida son imputables a
sus familias. En todos los países se observa que las personas que viven en ciudades reciben
más educación y obtienen más fruto de ella que las procedentes de un medio rural. Por otro
lado, los niños pertenecientes a hogares cuyos padres son profesionales o empleados obtienen
mejores resultados en sus estudios que los niños cuyos padres son simples trabajadores
manuales. Parece ser que la “educabilidad” no depende sólo de factores congénitos sino
también de la acción ejercida sobre los niños en los primeros años de su vida.11

c) Desigualdades de orden económico: el mundo se hace cada vez más rico pero ello
no quiere decir que todos los habitantes de la tierra gocen por igual de esa riqueza sino que
mientras unos pueden acceder a bienes lujosos, otros carecen de lo necesario para vivir. Ello
también es causa de desigualdades y oportunidades diferentes ante la educación. 12 El sistema
10
GARCIA HOZ (1960), enseñaba que: “La vida del hombre se halla determinada, en parte, por el medio
físico en que vive… La acción del ambiente físico influye en una gradación de fenómenos que van
desde el calor, el viento, la humedad, la presión atmosférica y, en general, toda acción química, eléctrica
o puramente mecánica, hasta aquellos otros influjos que partiendo del medio físico llevan a modificar las
condiciones educativas. Desde el punto de vista pedagógico, la más interesante de las influencias
directas del ambiente físico es la que ejercen el clima y las variaciones estacionales sobre el desarrollo
biológico, sobre las reacciones psíquicas y sobre el rendimiento del trabajo”(Principios de Pedagogía
Sistemática, pp. 411 y ss.)
11
Para disminuir las futuras consecuencias que se puedan derivar de la heterogeneidad de los niños que
ingresan al sistema escolar, la Ley de Educación Nacional establece: “…h) Atender a las desigualdades
educativas de origen social y familiar para favorecer una integración plena de todos los niños en el
sistema educativo. I) Prevenir y atender necesidades especiales y dificultades de aprendizaje” (art. 20:
Objetivos de la educación inicial)
12
En el Informe Educación y conocimiento, eje de la transformación productiva con equidad(CEPAL,
1992), se hace la siguiente propuesta: “El Estado debe asegurar que la distribución de las oportunidades
educacionales sea adecuada y equitativa. Esos objetivos sólo se lograrán si quienes pueden pagar el
costo de su educación lo hacen, mientras que los estudiantes de escasos recursos deben tener acceso a
un plan solidario de becas y préstamos del Estado a fin de poder cubrir la diferencia entre los costos y el
valor de los aranceles y la parte que pueden financiar con sus ingresos propios o familiares. Los planes
de becas y préstamos deberán favorecer a los estudiantes independientemente del tipo de
establecimiento de enseñanza en que éstos se matriculen, a condición de que todos se sujeten a los
mismos procedimientos de acreditación y evaluación que se establezcan en cada país. El hecho de que
la enseñanza básica suele ser gratuita no debe hacer olvidar los gastos efectivos relacionados con la
14

educativo no debe reproducir el circuito cultural de estratificación social según el cual los
principales beneficiarios de la educación media y superior son aquellos jóvenes que provienen
de sectores de mayor poder económico.

¿Cómo hacer para superar esas desigualdades?, ¿Cómo pueden contribuir las
autoridades para que todos los argentinos tengan posibilidades equitativas de acceder a los
bienes de la cultura y de la educación?. Félix Bravo (1989) confiaba en que una educación
prestada y gestionada por el Estado sería la única garantía de justicia en la distribución de los
conocimientos: “La necesaria preminencia de la escuela pública u oficial en la prestación del
servicio educativo, dado que ella está abierta a todos los sectores de la comunidad, ajena a
discriminaciones de cualquier orden así como a intereses de círculos y a pujos
aristocratizantes. He aquí configurado el Estado docente, en cuya virtud la Nación, las
provincias y las comunas tienen no sólo la atribución sino particularmente el deber de crear,
organizar, dirigir y sostener un servicio educacional acorde con las necesidades y los intereses
de todos los habitantes” (Democracia y pluralismo en la educación argentina, p. 44).

Sin embargo, a partir de un análisis de los datos ofrecidos por el Operativo Nacional
de Evaluación de la Calidad (2000) para sexto año de EGB, Llach comprobó que en la realidad
de nuestro sistema “las escuelas pobres son para los pobres”. Tomando como referencia lo que
él llama “capitales básicos”: capital físico (ambiente e infraestructura edilicia); capital humano
(directivos y maestros) y capital social (organización escolar y relaciones con la comunidad),
concluyó que “las escuelas son tanto más ricas en los tres capitales cuanto mayor es el nivel
socioeconómico de los alumnos que concurren a ellas. Esto ocurre para el conjunto del país
pero también dentro de cada provincia y tanto para las escuelas de gestión estatal como para
las de gestión privada… También pudimos probar diferencias muy importantes en la dotación
de recursos dentro de cada una de las gestiones… Más aún, las diferencias entre escuelas
estatales son mayores que entre escuelas privadas, sobre todo en el capital físico” (op. cit., p.
13)

Parece que el capital físico influye mucho sobre los resultados de aprendizaje y eso es
bueno porque puede ser mejorado con facilidad; sólo se necesita una administración racional
de los recursos. Respecto de los directivos, se observa que obtienen mejores resultados
aquellos que tienen mayor experiencia y mayor dedicación horaria en la escuela; aquellos que
ocupan más tiempo a cuestiones pedagógicas, a la organización escolar y a la atención de los
padres. Por otra parte, consiguen resultados positivos aquellos docentes que tienen título de
nivel superior, que están mejor dispuestos y cumplen responsablemente con sus tareas, que
desarrollan la mayoría de los contenidos establecidos y que pueden seleccionar los textos para
favorecer la participación crítica de sus alumnos.

Si consideramos el “clima social”, las investigaciones han demostrado cómo influyen


las relaciones interpersonales de los miembros de una determinada escuela: observaremos
que un centro de “alta moral” tiene un clima positivo y tiende a producir relaciones sociales
satisfactorias y rendimientos intelectuales altos mientras que en una escuela de “baja moral” los
fracasos intelectuales y afectivos son más frecuentes. El clima positivo se traduce, también, en
asistencia escolar (transporte, uniformes, materiales didácticos…). Los principales beneficiarios de esas
transferencias deberían ser los hogares pobres de las zonas rurales…”( p.193)
15

la buena relación con los padres de los alumnos y en el trabajo entusiasta de los docentes que
vislumbran posibilidades de crecimiento profesional.

Llach sugiere las siguientes propuestas que debe tener en cuenta la política educativa
para que el sistema escolar contribuya a realizar en la práctica la meta de igualdad de
posibilidades

a) Escuelas autónomas: La descentralización administrativa debe extenderse a cada


una de las instituciones, las cuales deben ser capaces de formular un proyecto educativo
pertinente, con metas alcanzables, gestionado con el compromiso de todos los miembros de la
comunidad educativa y adecuado a la realidad social en la que ellas se ubican. La mayor
autonomía de gestión supone que las mismas escuelas deben diseñar e implementar
programas de perfeccionamiento docente e, incluso, administrar recursos económicos en
función de sus necesidades.

b) Universalizar la pre-escolaridad: En principio, debe extenderse la escolaridad


obligatoria hasta el 100% de los niños de cuatro años. Esto no lo prescribe la Ley de Educación
Nacional pero si, por ej., algunas provincias como Buenos Aires y Mendoza.

c) Doble escolaridad: Así como los niños que proceden de familias de nivel
socioeconómico alto, los niños pobres deben poder acceder a actividades educativas que
contribuyan al desarrollo integral de sus capacidades (deportivas; idiomas; computación…). La
extensión del horario escolar debería también ofrecer cursos de apoyo a los alumnos que
tienen problemas de aprendizaje.

d) Financiamiento: Llach afirma que es posible mejorar la calidad del servicio ofrecido
por el Estado si existiera voluntad política dispuesta a eliminar gastos públicos inútiles; a
disminuir los recursos que se destinan a burocracia e incrementar los fondos derivados
directamente a las escuelas. La asignación de recursos debe estar sometida a un estricto
control que permita determinar cuánto se gasta por alumno y por escuela para ser más
eficientes y equitativos.

e) Calidad educativa: Es necesario revalorizar la cultura del esfuerzo y rescatar el rol


protagónico que desempeñan las escuelas en los procesos de enseñanza-aprendizaje de los
niños. Garantizar, al menos, ciento ochenta días de clases al año. Cumplir con los contenidos
básicos establecidos y mejorar la formación de los docentes. Para controlar el cumplimiento de
estos objetivos habrá que promover (a nivel provincial y nacional) la creación de instituciones,
con independencia de criterio, encargadas de velar por la calidad de la educación.

f) Jerarquizar la profesión docente: Es necesario que esta ocupación sea atractiva


para las personas con mayor capital cultural; también es necesario que los jóvenes varones
puedan ver en la carrera docente una opción válida para un proyecto de vida digno. Habrá que
mejorar las remuneraciones y ofrecer incentivos adecuados a los mejores profesionales.

Pensamos que existe consenso en las propuestas formuladas y que la mayoría de


ellas han sido tenidas en cuenta por los legisladores en la Ley de Educación Nacional. No
16

obstante, estamos de acuerdo con la advertencia que formula el mismo Llach: “¿es posible la
equidad o la igualdad de oportunidades educativas en sociedades fuertemente desiguales?.
Ciertamente, es mucho más difícil que en sociedades más equitativas. Por tanto, parte de las
críticas hacia nuestro sistema educativo deberían dirigirse más bien a los procesos y políticas
económicas y sociales que hicieron posible una sociedad con tanto desempleo, tanta
desigualdad y tanta pobreza” (op. cit., p. 17)

En la actualidad existe el convencimiento de que no podrá lograrse una verdadera


igualdad de oportunidades si las reformas propuestas en ese sentido por la política educativa
no van acompañadas por cambios en las estructuras sociales y en los sistemas económicos.
Se coincide en que no pueden mejorarse las opciones ofrecidas por un sistema de enseñanza
si no las garantiza previamente el sistema social. La escuela no es la gran igualadora que quiso
el siglo XIX puesto que la educación, aun cuando es capaz de proporcionar un cierto grado de
competencia, no elimina las desventajas sociales y económicas. Por eso debemos pensar que
la igualación de oportunidades educativas ayudaría a la reducción de las desigualdades
económicas pero no sería el único factor necesario para lograr ese objetivo.

4. La institución escolar

Para poner de manifiesto la compleja multiplicidad de los posibles modelos de escuela


que se desarrollan en la actualidad es necesario remontarse en la historia hasta la constitución
de la instrucción en la antigua Grecia. En Atenas, a mediados del siglo V AC.se denominó
“scholé” (“espacio destinado para pensar”) a esta institución que, por estar alejada de la vida
productiva y del mundo del trabajo, designa el ocio que necesita el hombre libre para formarse
espiritualmente. El conocimiento de la poesía clásica, especialmente de Homero, era el
distintivo de los hombres cultivados.

En los primeros siglos de cristianismo y durante la Edad Media se cultivaron las siete
artes liberales: el Trivium (gramática, retórica, dialéctica) y el Quadrivium (geometría,
aritmética, astronomía y música). Junto con ellas se enseñaba la Doctrina Cristiana porque se
entendía que la ciencia era un medio para alcanzar la sabiduría divina. A principios del siglo XIII
la formación medieval se amplió con las universidades, que, en su origen, fueron corporaciones
libres de profesores y alumnos, vagamente diferenciadas de las escuelas.
En efecto, desde la escuela elemental hasta la Universidad, enseñar “lectio” no era
más que leer y comentar. Ante la autoridad de los textos el profesor quedaba reducido al papel
de lector y sus comentarios se atenían al contenido de los documentos considerados válidos.

Desde los inicios del siglo XVII, influida por un concepto más positivista de ciencia, la
escuela fue reconocida como un instrumento necesario para un cambio económico y social
planificado. La puesta en práctica de estas nueva ideas exigía: establecer una instrucción
pública general y global; abandonar el latín y enseñar en la lengua materna; ampliar el plan
educativo que estaba centrado en la Filosofía y en la Literatura; fomentar la experimentación
como método de estudio; introducir métodos didácticos que tuvieran en cuenta los intereses de
los alumnos; desterrar el aprendizaje de memoria.
17

Por último, los planes unificados que surgieron después de la Revolución Francesa
buscaron insertar a la escuela en un sistema de objetivos políticos: producir el hombre nuevo
que necesita la nueva sociedad. Dado que la escuela es una organización de estructura
burocrática, debe realizar aquellos objetivos propios de la educación que han sido definidos
por la sociedad y que son controlados por ella.

La configuración de los sistemas educativos, como macro-estructuras de carácter


generalizado, requirió la proliferación de los micro-sistemas de las escuelas para encontrar las
células de su tejido. Los sistemas educativos nacen en la época moderna con la “educación
pública” pero consiguen su organización con la expansión de la educación primaria, impulsada
por la revolución industrial, hasta llegar al “gigantismo” que presentan en la actualidad. (Nassif,
1984). Por tanto, los sistemas educativos son el resultado de una red de escuelas y de
instituciones educativas aunque también involucran una serie de servicios de apoyo y de
instancias que les permiten irradiarse en el todo social y conectarse con otros sistemas en los
cuales radican los valores y las pautas reguladoras del complejo educativo formalizado.

La LEN define a las escuelas como “unidad pedagógica del sistema responsable de
los procesos de enseñanza-aprendizaje destinados al logro de los objetivos establecidos por
esta ley. Para ello, favorece y articula la participación de los distintos actores que constituyen la
comunidad educativa: directivos, docentes, padres, madres y/o tutores, alumnos, ex alumnos,
personal administrativo y auxiliar de la docencia, profesionales de los equipos de apoyo que
garantizan el carácter integral de la educación, cooperadoras escolares y otras organizaciones
vinculadas a la institución” (art. 122)13

4.1. Estado y pluralismo escolar

El pluralismo político expresa una actitud práctica, fundada en diferentes concepciones


del mundo y de la vida, convicciones religiosas, intereses materiales, valores morales, etc.
Supone, en lo esencial, una revalorización del hombre, al mismo tiempo que una repartición del
poder para impedir hegemonías propias de una sociedad cerrada. El pluralismo político,
fundado en el principio de subsidiariedad, privilegia los derechos de las instituciones
intermedias para limitar el excesivo desarrollo del poder del Estado y estimular el gobierno
autónomo de las comunidades intermedias.
En educación, el pluralismo político se expresa en el pluralismo escolar bajo el amparo
del principio de libertad de enseñanza: derecho de las personas y de las asociaciones para
crear y organizar establecimientos, diseñar el currículo, obtener acreditación de aprendizajes,
13
La Iglesia Católica, en el Concilio Vaticano II, ha actualizado su concepto de escuela y dice (1965) que
“en virtud de su misión, a la vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la
capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las generaciones
pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara para la vida profesional, fomenta el trato amistoso
entre los alumnos de diversa índole y condición, contribuyendo a la comprensión mutua; constituye
además como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar juntamente las
familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, cívica y religiosa, así
como la sociedad civil y toda la comunidad humana” (Gravissimumeducationis, 5)
18

etc.Sobre esta responsabilidad del Estado escribieron los obispos argentinos con ocasión del
Congreso Pedagógico (1987):

“El primer deber del Estado en materia educativa –como en cualquier otra- es respetar los
derechos fundamentales de las personas. Pero este respeto no es una función exclusivamente
pasiva, pues en muchos casos la vigencia efectiva de aquellos derechos depende total o
parcialmente de un apoyo positivo y concreto del Estado. Ambos aspectos de la acción estatal
conforman el llamado principio de subsidiariedad… Aplicando este principio a la educación
sistemática, resulta claro que el Estado tiene el deber de respetar las iniciativas de orden
privado, que expresan el natural y legítimo dinamismo social. Y, simultáneamente, tiene el
deber de obrar por sí mismo, prestando los servicios educativos que hagan falta para satisfacer
necesidades sociales no atendidas. En el cumplimiento de este último deber, el objetivo
prioritario y permanente de la acción del Estado es la plena vigencia del principio de igualdad
de oportunidades educativas” (Educación y proyecto de vida, nn. 122-123)

Respecto de las escuelas de gestión privada, la LEN dice que “Tendrán derecho a
prestar estos servicios la Iglesia Católica, las confesiones religiosas inscriptas en el Registro
Nacional de Cultos, las sociedades, cooperativas, organizaciones sociales, sindicatos,
asociaciones, fundaciones y empresas con personería jurídica y las personas físicas. Estos
agentes tendrán los siguientes derechos y obligaciones:
a)Derechos: crear, administrar y sostener establecimientos educativos; matricular,
evaluar y emitir certificados y títulos con validez nacional; nombrar y promover a su personal
directivo, docente, administrativo y auxiliar; formular planes y programas de estudio; aprobar el
proyecto educativo institucional de acuerdo con su ideario y participar del planeamiento
educativo.
b) Obligaciones: cumplir con la normativa y los lineamientos de la política educativa
nacional y jurisdiccional; ofrecer servicios educativos que respondan a necesidades de la
comunidad; brindar toda la información necesaria para la supervisión pedagógica y control
contable y laboral por parte del Estado” (art. 63)

La Historia de Argentina nos dice que a nuestra sociedad le ha costado reconocerse


pluralista. En distintos momentos han surgido conflictos que sólo pretendían superarse con la
desaparición del contrario: unitarios y federales; liberales y católicos; radicales y
conservadores; peronistas y antiperonistas; doctrina nacional justicialista y doctrina de la
seguridad nacional… En consecuencia, nuestro sistema educativo no ha sabido reconocer el
pluralismo como una riqueza de nuestra sociedad y no ha podido desarrollar valores típicos de
la democracia basados en la autonomía de las personas y de las sociedades intermedias.
No obstante, el pluralismo es una realidad que se ha ido imponiendo a través de los
tiempos y si el servicio educativo quiere contribuir al desarrollo pleno de la persona humana y al
perfeccionamiento de sus potencialidades, incluyendo la identidad socio-cultural, debe rechazar
la uniformidad de tratamiento y admitir la existencia de una educación inclusiva pero diversa.
Por eso, para afirmar el derecho de enseñar y aprender, el Estado no puede imponer una sola
19

manera de encarar la educación y un solo tipo de proyecto escolar desde la primaria hasta la
universidad14.
Si se insiste en la unidad se corre el riesgo de caer en la uniformidad pero insistir en
el pluralismo puede llevar a la desarticulación y a la fragmentación. Promover la unidad y la
identidad nacional no quiere decir negar las diferencias sino agruparse en torno a valores
comunes básicos que permitan la creación y el sostenimiento de la Nación.

A fines del siglo XX se pensó que un sistema diseñado para la búsqueda de la


homogeneidad resultaba ineficiente para atender demandas diversificadas, estrategias de
calidad pertinentes a cada uno de los contextos, tensiones entre distintas culturas regionales y
locales. En la década de los 90, en que se cuestionaba el valor del aparato estatal se
adoptaron estrategias de descentralización para que las reformas educativas se implementaran
de una manera más rápida y eficaz. Esto puso a prueba la capacidad del Estado para articular
la creciente heterogeneidad y comprometió su función de sostener los lazos comunes
indispensables para construir una identidad común. La desarticulación del sistema se convirtió
en una dificultad para alcanzar la cohesión social y, por otra parte, los nuevos contenidos y
enfoques curriculares no contribuyeron a mejorar el aprendizaje de los estudiantes.

Como consecuencia, dicen Laies y Delich (2009): “Los nuevos objetivos proclamados
por las reformas (que apuntaban al aumento de la calidad y la equidad educativa, a la
descentralización orientada a fortalecer la escuela y a la asunción de responsabilidades por
parte de todos los actores del sistema) quedaron yuxtapuestos con el viejo sistema educativo,
orientado, en los hechos, a la escolarización organizada a partir de una matriz normativa que
respondía a un modo de distribuir el poder, los recursos y las responsabilidades desde arriba
hacia abajo. Lejos de articularse, ambos modelos chocaban y se debilitaban como tales” (p.
203).

En una sociedad cada vez más fragmentada, tanto en lo económico como en lo


cultural, reconstruir los lazos que contribuyan a promover la cohesión social debe ser un
objetivo fundamental. El reconocimiento de los otros como iguales, el respeto por las
diferencias y el compromiso con un proyecto que nos integre a todos desde el punto de vista
económico y cultural, son algunas metas de política educativa que nos ayudarán a construir
una sociedad integrada.
14
En la historia de la educación de nuestro país sabemos el rol importante que ha desempeñado la
Iglesia Católica en la oferta de servicios educativos alternativos. Por eso, los obispos argentinos han
manifestado (1985): “Así como el pluralismo cultural no atenta contra la unidad nacional mientras se
mantenga firme la adhesión a un núcleo básico de valores e instituciones comunes, así tampoco el
pluralismo escolar atenta contra la unidad del sistema escolar, mientras haya un conjunto de principios y
normas básicos, comunes a todos los establecimientos educativos que integran el sistema. Por el
contrario, son las discriminaciones, las desigualdades y las arbitrariedades las que atentan contra la
unidad de la Nación y del sistema, pues nada hay que debilite más los vínculos sociales profundos que la
conciencia de ser víctima de una marginación o una injusticia… La Iglesia Católica ha apoyado y
aplaudido todas y cada una de estas conquistas legales, pero sería injusto olvidar que, al hacerlo, no ha
intentado nunca reservar algún privilegio o ventaja para sí puesto que al lado de las escuelas católicas
se levantan escuelas cristiano-evangélicas y escuelas israelitas, así como muchas escuelas no-
confesionales; todas las cuales ejercitan el derecho de ofrecer un servicio educativo calificado a quienes
libremente desean recibirlo…” (Educación y proyecto de vida,nn. 126-129).
20

Conclusiones

1. La autoeducación y la heteroeducación se complementan. Aunque en los primeros


años de vida el sujeto es más dependiente y tiene predominio la acción de los padres y
maestros; cuando el sujeto es mayor ha configurado su proyecto de vida y elige los medios que
él considera convenientes para alcanzar los objetivos que se ha propuesto. En el proceso de
formación, poco a poco, la acción de los padres y maestros dejará lugar a la autonducción del
educando.

2. La familia es el agente natural y primario de la educación, es el primer mundo


circundante con el que se encuentra un ser humano, por eso en la escuela, entendida como
comunidad educativa, la iniciativa y el trabajo personal de los alumnos es fruto de la
convergencia no sólo del trabajo de los docentes sino también de las preocupaciones y
posibilidades de las familias. Aparte de las relaciones institucionales que puedan tener entre sí
las instituciones escuela-familia-sociedad, hay entre ellas una continua comunicación vital
porque sus miembros viven constantemente implicados: padres e hijos; docentes y alumnos;
padres y docentes. De allí que la legislación reconoce el derecho de los padres a elegir el tipo
de institución que proponga un modelo pedagógico acorde con sus convicciones morales y
religiosas

3. La comunidad escolar no se puede entender como una entidad completa y cerrada


en sí misma sino como una comunidad pequeña inserta en una sociedad mayor (la Nación) que
(regulada por el Estado):
a) condiciona el desarrollo psicológico y social de los niños
b) prescribe objetivos que la escuela debe tener en cuenta (política educativa)
c) dispone de un amplio campo para el estudio y la investigación de los alumnos
d) ofrece elementos materiales que pueden ser útiles para las actividades escolares
e) ofrece personas que pueden estimular el interés de los alumnos por algún tema

Desde este marco teórico es fundamental que la escuela sea una comunidad en la que
los docentes señalan y ordenan las actividades escolares pero también estimulan el proceso
reflexivo y valorativo que deben realizar los propios alumnos para que puedan desarrollar un
criterio objetivo que les ayude a entender y valorar la realidad y a tomar decisiones legítimas y
eficaces.

4. En el concepto vulgar, el profesor es el profesional que con su palabra expone un


tema, explica una materia y hace patente algo que está implícito en una idea. El mejor profesor
es el que mejor explica y atrae la atención de los alumnos. No obstante, es mucho más, es un
mediador entre el sujeto que es capaz de conocer y la verdad que puede ser conocida. En
tanto partícipe de una verdad adquirida, el profesor es depositario de la herencia cultural de
una generación y es servidor de esa herencia cuando la pone a disposición de la generación
futura. Este servicio sólo puede prestarse cuando se es capaz de comprender la situación en
que se halla el alumno
21

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