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Introducción
Mientras más indigente es el hombre (por niñez o por enfermedad) más predominio
tiene la hetero-educación pero, a medida que el niño crece y desarrolla su inteligencia y su
voluntad, se dará un proceso progresivo hacia la auto-educación. Desde este punto de vista,
los educadores sólo somos causa eficiente secundaria de la formación de un sujeto puesto que
sólo él puede aceptar o rechazar las enseñanzas (palabras y ejemplos) que se le ofrecen.
2
Poco a poco los educadores (padres y maestros) enseñarán a los niños criterios de
conducción, de valoración, de discernimiento, capacidad de juicio moral... Las palabras, la
conducta y la presencia personal de los educadores serán los medios que indicarán a los
educandos cómo deben proceder. Cuando tenga uso de razón, el educando estará capacitado
para juzgar su propia conducta y para reconocer sus fortalezas y debilidades, de esa manera,
él mismo podrá formular su proyecto de vida y orientar sus acciones hacia los bienes que él se
ha propuesto alcanzar.
1.1. La Familia: Por ser natural y primario, la legislación escolar no prescribe sino que
reconoce que este derecho de los padres a la educación de sus hijos es anterior al de cualquier
otro agente. Es más, Argentina ha adherido a tratados internacionales que también aluden a
esta obligación primaria de las familias (por ej. Pacto de San José de Costa Rica).
En tanto los hijos son frutos del amor de los esposos, la tarea de los padres no
concluye con el nacimiento de sus hijos sino que se prolonga durante las primeras etapas de la
vida. Es en su familia donde los niños aprenden las pautas culturales y los valores que hacen a
la socialización primaria de los individuos.Es por eso que los padres tienen el derecho a “elegir
para sus hijos, la institución educativa cuyo ideario responda a sus convicciones filosóficas,
éticas o religiosas” (LEN., art. 128,c).1
1
El Papa Juan Pablo II, en su Encíclica “FamiliarisConsortio” (1981), afirmaba que esta preocupación de
los padres por el bienestar material y espiritual de sus hijos era parte de ese “servicio a la vida” que es
fruto del amor y que se demuestra en gestos de dulzura, de bondad, de paciencia, de constancia y de
servicio desinteresado. De allí que: “El derecho-deber educativo de los padres se califica como esencial,
porque está relacionado con la transmisión de la vida humana; como original y primario, respecto al
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La familia puede ser considerada como un sistema social en el que las relaciones de
los padres entre sí, de los padres con los hijos, de los hermanos unos con otros y de los demás
miembros que pudieran incorporarse, constituyen estímulos pedagógicos concretos y
profundos. Es una situación de aprendizaje en la que las conversaciones, el trato y las
enseñanzas de los padres, las ocupaciones, preocupaciones y relaciones entre las personas,
crean un clima psicológico en la casa que contribuye a reforzar u obstaculizar la acción
educativa de las escuelas.
1.2. El Estado: Ante la cantidad de prestaciones que puede realizar junto con otros
agentes educativos, existen algunasque son específicas del Estado. Por ej.: debe realizar las
acciones educativas que no son asumidas por las sociedades intermedias y debe controlar el
servicio que ofrecen las instituciones particulares.
Debe determinar, difundir e imponer los fines y objetivos básicos que tienen que
perseguir los protagonistas del sistema educativo, especialmente aquellos que corresponden a
los ciclos y niveles de la escolaridad formal. Debe garantizar niveles de calidad equivalentes en
todas las realizaciones educativas, de gestión estatal y privada. Debe velar por los intereses
morales, culturales, sanitarios y materiales de los habitantes que transitan por los centros
educativos. Debe estimular, facilitar y supervisar la obra formativa de las instituciones no
gubernamentales: gremios, clubes, academias, etc.
“La educación pública, universal y de calidad es uno de los pilares básicos sobre el cual se
apoyan las características más nobles de nuestra tradición histórica: un país abierto a todas las
culturas, nacionalidades y religiones, con gran capacidad para integrarlas sin discriminaciones;
un país con procesos dinámicos de movilidad social e igualdad deoportunidades; un país
creativo, capaz de brindar aportes significativos en la cultura, la ciencia y la tecnología. Aún con
importantes asignaturas pendientes, la educación argentina jugó un rol protagónico en la
construcción de una sociedad integrada durante buena parte del siglo XX…” (Documento para
el debate, p. 10).
1.3. Centros educativos de gestión privada: Para que sea efectivo el poder de los
padres de elegir las escuelas que mejor respondan a sus convicciones, el sistema educativo
debe ofrecer diversidad de instituciones con distintos proyectos institucionales.La Ley de
Educación Nacional dedica un apartado específico (arts. 62-66) a regular los servicios
educativos de gestión privada. Afirma que deben estar autorizados por las autoridades
competentes; menciona las instituciones que pueden ofrecer estos servicios; prescribe los
derechos y obligaciones de las instituciones propietarias y de los docentes y establece los
lineamientos que sedeberán tener en cuenta para que el Estado pueda ayudar financieramente
con el funcionamiento de estos centros educativos.
Entre ese tipo de instituciones se destaca la acción de las escuelas confesionales que
va directamente orientada a la enseñanza de las verdades de fe y de moral y a fortalecer la
deber educativo de los demás, por la unicidad de la relación de amor que existe entre padres ehijos;
como insustituible e inalienable y que, por consiguiente no puede ser totalmente delegado o usurpado
por otros” (nro. 36)
4
De los tipos de educación que vienen determinados por las diferencias de estímulos
educativos, la educación familiar es el primero que debemos considerar puesto que la familia
constituye la paidocenosis fundamental por dos razones: a) porque es donde el hombre
adviene a la existencia y b) porque los influjos familiares son los más extensos y los más
hondos que se conservan en la vida humana. Por lo general es en la familia donde el hombre
encuentra la plenitud de su existencia.
Cuando un sujeto ha completado su desarrollo físico y psíquico puede transmitir su
vida a otros seres humanos. La familia es el camino natural por donde el hombre puede
entregarse a los demás y justificar su propia existencia. Es en la vida familiar donde la
personalidad se afirma de manera patente porque es en su casa, junto a sus padres y
hermanos, donde el hombre transcurre el mayor tiempo de su vida.
Como toda sociedad, la familia es una entidad compleja, constituida por distintos
elementos. Dentro de sus relaciones interiores debemos considerar primero las relaciones
conyugales, es decir las que ligan a los padres entre sí, y luego las relaciones de los padres
con los hijos que son relaciones jerárquicas, distintas a las que pueden existir entre los
hermanos.La entrega mutua de los cónyuges y la dedicación a los hijos, constituye uno de los
servicios más hondos y eficaces que un hombre puede hacer a otro. En el seno de la familia la
educación se realiza como una forma de vida. El intento constante de comprender, de ponerse
en el lugar del otro, expresa el amor entre los esposos y entre los padres y los hijos porque en
vez de apegarse a las propias ideas y de querer hacer prevalecer la propia voluntad, el sujeto
se abre a las razones y los sentimientos del prójimo.
Aunque a veces es la competencia e, incluso, la agresividad un factor que se verifica
en las relaciones entre hermanos, también debemos mencionar las frecuentes posibilidades de
cooperación y de ayuda que existen entre ellos. La presencia de un hermano menor es, en
muchas ocasiones, la primera oportunidad que tiene un ser humano para realizar acciones de
ayuda y protección.
Es probable que junto a los padres y hermanos existan en una familia otras personas,
parientes o amigos, que compartan sus vidas con ese grupo. Podemos afirmar que la familia se
presenta como la comunidad en la que se vive con mayor intensidad la fluencia de la vida.Por
eso, si la escuela es el lugar principal en el que se va a desarrollar la vida intelectual, es en la
familia donde se va a afirmar el carácter moral y la personalidad de un sujeto.El cultivo de la
5
personalidad supone una atención constante del sujeto que es tratado siempre de acuerdo con
sus características singulares. El gusto estético, el tono vital, el predominio de la alegría o de la
tristeza, del optimismo o del pesimismo… son características que se cultivan dentro de un
ambiente familiar adecuado.
Relacionados con la familia, existen otros grupos sociales (el grupo de amigos y la
clase social) cuyo influjo educativo no puede ser desconocido. El grupo de amigos: continúa la
vida de familia y enseña a ser parte de un grupo de pares como líder o como seguidor; la clase
social: influye decisivamente en el proceso de aprendizaje por la diferencia en el aprestamiento
y dominio de vocabulario antes de entrar a la escuela.
La mayoría de los padres y docentes son conscientes de la relación que existe entre el
rendimiento escolar ascendente y la actividad educativa familiar, del vínculo estrecho que debe
existir entre la familia y la escuela.2
2
Para observar esta relación es muy importante el estudio realizado por Ana Ma. Eichelbaum de Babini
(1990) en alumnos de primeros grados de nivel primario que vivían en villas del conurbano bonaerense;
allí se concluye que: “Lo que determina en mayor medida el progreso a través del sistema escolar es
haber recibidoun estímulo intelectual relativamente excepcional en el seno de una familia pequeña, que
no se destaca necesariamente por sus ingresos, estabilidad u otras características... Cuanto mayor es la
herencia educacional y menor el número de herederos, mayores serán las posibilidades de éxito en los
primeros grados. Probablemente, serán también mayores las oportunidades de seguir avanzando a
través del Sistema Educativo, de capacitarse para conseguir ocupaciones mejor remuneradas y de
alcanzar mejores condiciones de vida que la generación anterior” (Sociología de la Educación, p. 220)
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Los padres deben prepararse para cumplir con eficacia su tarea educativa. Ellos son
las primeras personas que se presentan como objetos de imitación para sus hijos. El lenguaje,
los hábitos personales y sociales, los modos de comer, de vestirse, de tratar a las cosas y a las
personas… son costumbres que se adquieren durante la niñez gracias a la imitación y al
consejo de los padres.
También se aprenden de los padres las ideas básicas para la vida personal y moral: la
noción de lo bueno y de lo malo, de lo importante y de lo que no tiene importancia, de lo digno
de aprecio y de lo despreciable. Es cierto que esa tendencia de los hijos a imitar a sus padres
no se realiza siempre de la misma manera e, incluso, se pueden dar casos en que los hijos
opten por caminos diferentes a los que les enseñaron sus padres pero lo que los padres
permiten y lo que los padres prohiben constituye la primera regla de actuación moral para los
hijos.
Durante mucho tiempo los niños han descubierto la sociedad a través de sus padres.
Hoy, lo hacen también a través de la escuela que se la considera como una prolongación de la
familia en el campo de la educación.
Todo ello es reconocido por la LEN cuando establece que: “Los padres, madres o
tutores de los estudiantes tienen derecho a:
-Ser reconocidos como agentes naturales y primarios de la educación
-Participar en las actividades de los establecimientos educativos en forma individual o
a través de las cooperadoras escolares y los órganos colegiados representativos, en el marco
del proyecto educativo institucional.
-Elegir para sus hijos o representados la institución educativa cuyo ideario responda a
sus convicciones filosóficas, éticas o religiosas.
-Ser informados periódicamente acerca de la evolución y evaluación del proceso
educativo de sus hijos o representados”. (art. 128)
Por otro lado, “los padres, madres o tutores de los estudiantes tienen los siguientes
deberes:
A partir de la definición nominal: Política viene de Polis (ciencia del bien común),
afirmamos que la Política Educativa trata, principalmente, del modo cómo debe comportarse el
Estado en materia cultural o pedagógica.
Corresponde, entonces, que repasemos el concepto de Estado:
El Estado es una sociedad completa y perfecta, compuesta de una multitud de familias
y de grupos intermedios, ordenada a la realización del bien común.4
La crisis económica de 1929 y la aparición de los conflictos sociales dieron lugar a las
teorías del economista inglés John Keynes que propuso el incremento del gasto público para
estimular la demanda del consumo y de la inversión.
Este keynesianismo adquiere mayor repercusión después de la Segunda Guerra
Mundial y se extiende a los derechos sociales de los individuos. En el modelo del “Estado de
bienestar” se afirma que el Estado debe hacerse cargo de la seguridad social, del subsidio a la
vejez, de la sanidad y de la educación pública gratuita, no sólo en el nivel básico sino también
en los niveles superiores, para asistir a las personas desde que nacen hasta que mueren.
Corresponde al Estado establecer mecanismos compensatorios y redistribuir rentas y riquezas
(“Estado protector”), especialmente mediante los impuestos (“Estado fiscal”), pero también es el
Estado el que contrata y el que consume.
Esta nueva dimensión del Estado no es compartida por la mayoría de los economistas
liberales porque piensan que se atenta contra la libre iniciativa. Ello, unido al déficit y a la
3
Hemos redactado esta parte en función del concepto tradicional de familia. No es objeto de este estudio
tratar todas las nuevas realidades que se presentan a las familias en el mundo actual: infidelidad de los
cónyuges, separaciones, divorcios; exceso de trabajo que impide disponer de tiempo suficiente para el
cuidado de los hijos; desocupación o falta de un trabajo que permita conseguir los recursos adecuados;
etc. Ultimamente, además, se aprobaron en Argentina leyes que permiten el matrimonio de
homosexuales y de transexuales. Todas esas son realidades que no sabemos qué impacto concreto
tendrán en la educación de los hijos.
4
El mismo Aristóteles enseña que “La polis es una sociedad perfecta que se basta completamente,
formada para procurar a sus miembros la vida feliz” (Jolivet, R., Tratado de Filosofía Moral, p.372)
8
inflación que provocan las políticas de protección, hace que muchos países vuelvan a
plantearse el rol que debe cumplir el Estado.
Para que se construya la identidad es necesario que todos los ciudadanos participen
de estados anímicos semejantes y compartidos sobre aquellos puntos con los que se llega a la
personalidad básica: a) sentimiento de unidad; b) advertencia de continuidad histórica y c)
conciencia formativa o aceptación de ser diferente de otros.
La conciencia nacional depende de la participación más o menos activa en las
tradiciones culturales: la historia, la geografía, la lengua, la religión… Esta conciencia significa
que todos los miembros de la comunidad poseen un “registro” de sentimientos, de ideas, de
recuerdos y, sobre todo, una voluntad y un ideal comunes que les permiten desarrollarse día a
día. Por eso decimos que la Nación es como una “persona moral” que tiene su vocación y
suproyecto, que se impone como un deber permanente a cada uno de los miembros de la
comunidad.
crea en los nacionales un sentido de pertenencia a la Nación que los aglutina y actúa a modo
de cemento adherente de los individuos que la componen (cohesión social).
“La educación necesita un régimen de libertad y es necesario que los gobiernos democráticos
asuman como una verdad esa necesaria libertad que deben respetar y fomentar si realmente
se desea una gran educación... Decir que la democratización de la educación pasa ante todo
por el crecimiento de la matrícula no es cierto porque también han ampliado su matrícula
escolar los estados totalitarios pero les ha servido para imponer la ley que deseaba el Führer,
el partido o la oligarquía que gobernaba, pero no para educar en la libertad. Con autoritarismo
no se educa, se puede instruir o lavar el cerebro, pero no educar. Y la educación es educación
en la libertad” (Las exigencias de la democracia, autonomía y pluralismo, p. 52).8
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La difusión del conocimiento en gran escala se ve facilitada en la actualidad por el desarrollo
tecnológico; es cada vez más evidente que, ante la influencia combinada del desarrollo de programas y
equipos de información y comunicación, se abren vías que facilitan nuevos tipos de servicio educativo.
“Así como fue y sigue siendo una misión de la escuela el ingreso de los niños a la cultura letrada, hoy
debe incorporar el aprendizaje y la utilización de los nuevos lenguajes digitales, desde la educación
inicial hasta la capacitación para el mundo del trabajo… El término brecha digital no sólo marca las
diferencias en el acceso entre los individuos sino también entre grupos sociales y áreas geográficas que
tienen o no la oportunidad de acceder a las tecnologías de la información y las comunicaciones”
(Documento para el debate, p. 41)
8
Coincide J.J. Llach: “Fue el siglo XX el de la gran explosión educativa. Sin embargo, frecuentemente lo
hizo con una orientación totalitaria o autoritaria… si educación para todos implica uniformidad ideológica
impuesta, no es digna de tal nombre” (Escuelas ricas para los pobres, p. 15)
12
vinculadas a aquéllas (por ej.: sociales y económicas). En síntesis este principio supone que
toda desventaja natural, económica, social o cultural debe ser compensada, en la medida de lo
posible, por medio del sistema educativo (ingreso irrestricto; cursos de nivelación; clases
compensatorias, etc.)9
Existen también dificultades de orden objetivo a las que las autoridades deberán
prestar atención especial para garantizar a los argentinos el acceso a un servicio de buena
calidad para todos:
insertan en la sociedad a la que pertenece su familia, de ese fondo físico y cultural reciben usos
y costumbres que actuarán poderosamente en la configuración de su personalidad.10
Por ejemplo, en un estudio reciente del Prof. Llach (2004) se alude a las diferencias
geográficas que, en Argentina, impactan sobre las posibilidades de aprendizaje. Teniendo
como referencia una evaluación realizada a escala nacional entre alumnos de sexto año de
EGB, se afirma: “Los resultados obtenidos en Catamarca, Misiones y Santiago del Estero son
similares a los logrados por el 10% más pobre del total del país. En el otro extremo, los
resultados de la Ciudad de Buenos Aires se igualan al promedio del segundo decil más rico… A
igualdad del resto de los factores, los sistemas con mejor desempeño resultaron los
deCórdoba, Entre Ríos, Mendoza, Salta y Santa Fe y los peores los de Catamarca, Chubut,
Corrientes, La Rioja, San Juan, Santiago y Tierra del Fuego” (Escuelas ricas para los pobres, p.
16)
c) Desigualdades de orden económico: el mundo se hace cada vez más rico pero ello
no quiere decir que todos los habitantes de la tierra gocen por igual de esa riqueza sino que
mientras unos pueden acceder a bienes lujosos, otros carecen de lo necesario para vivir. Ello
también es causa de desigualdades y oportunidades diferentes ante la educación. 12 El sistema
10
GARCIA HOZ (1960), enseñaba que: “La vida del hombre se halla determinada, en parte, por el medio
físico en que vive… La acción del ambiente físico influye en una gradación de fenómenos que van
desde el calor, el viento, la humedad, la presión atmosférica y, en general, toda acción química, eléctrica
o puramente mecánica, hasta aquellos otros influjos que partiendo del medio físico llevan a modificar las
condiciones educativas. Desde el punto de vista pedagógico, la más interesante de las influencias
directas del ambiente físico es la que ejercen el clima y las variaciones estacionales sobre el desarrollo
biológico, sobre las reacciones psíquicas y sobre el rendimiento del trabajo”(Principios de Pedagogía
Sistemática, pp. 411 y ss.)
11
Para disminuir las futuras consecuencias que se puedan derivar de la heterogeneidad de los niños que
ingresan al sistema escolar, la Ley de Educación Nacional establece: “…h) Atender a las desigualdades
educativas de origen social y familiar para favorecer una integración plena de todos los niños en el
sistema educativo. I) Prevenir y atender necesidades especiales y dificultades de aprendizaje” (art. 20:
Objetivos de la educación inicial)
12
En el Informe Educación y conocimiento, eje de la transformación productiva con equidad(CEPAL,
1992), se hace la siguiente propuesta: “El Estado debe asegurar que la distribución de las oportunidades
educacionales sea adecuada y equitativa. Esos objetivos sólo se lograrán si quienes pueden pagar el
costo de su educación lo hacen, mientras que los estudiantes de escasos recursos deben tener acceso a
un plan solidario de becas y préstamos del Estado a fin de poder cubrir la diferencia entre los costos y el
valor de los aranceles y la parte que pueden financiar con sus ingresos propios o familiares. Los planes
de becas y préstamos deberán favorecer a los estudiantes independientemente del tipo de
establecimiento de enseñanza en que éstos se matriculen, a condición de que todos se sujeten a los
mismos procedimientos de acreditación y evaluación que se establezcan en cada país. El hecho de que
la enseñanza básica suele ser gratuita no debe hacer olvidar los gastos efectivos relacionados con la
14
educativo no debe reproducir el circuito cultural de estratificación social según el cual los
principales beneficiarios de la educación media y superior son aquellos jóvenes que provienen
de sectores de mayor poder económico.
¿Cómo hacer para superar esas desigualdades?, ¿Cómo pueden contribuir las
autoridades para que todos los argentinos tengan posibilidades equitativas de acceder a los
bienes de la cultura y de la educación?. Félix Bravo (1989) confiaba en que una educación
prestada y gestionada por el Estado sería la única garantía de justicia en la distribución de los
conocimientos: “La necesaria preminencia de la escuela pública u oficial en la prestación del
servicio educativo, dado que ella está abierta a todos los sectores de la comunidad, ajena a
discriminaciones de cualquier orden así como a intereses de círculos y a pujos
aristocratizantes. He aquí configurado el Estado docente, en cuya virtud la Nación, las
provincias y las comunas tienen no sólo la atribución sino particularmente el deber de crear,
organizar, dirigir y sostener un servicio educacional acorde con las necesidades y los intereses
de todos los habitantes” (Democracia y pluralismo en la educación argentina, p. 44).
Sin embargo, a partir de un análisis de los datos ofrecidos por el Operativo Nacional
de Evaluación de la Calidad (2000) para sexto año de EGB, Llach comprobó que en la realidad
de nuestro sistema “las escuelas pobres son para los pobres”. Tomando como referencia lo que
él llama “capitales básicos”: capital físico (ambiente e infraestructura edilicia); capital humano
(directivos y maestros) y capital social (organización escolar y relaciones con la comunidad),
concluyó que “las escuelas son tanto más ricas en los tres capitales cuanto mayor es el nivel
socioeconómico de los alumnos que concurren a ellas. Esto ocurre para el conjunto del país
pero también dentro de cada provincia y tanto para las escuelas de gestión estatal como para
las de gestión privada… También pudimos probar diferencias muy importantes en la dotación
de recursos dentro de cada una de las gestiones… Más aún, las diferencias entre escuelas
estatales son mayores que entre escuelas privadas, sobre todo en el capital físico” (op. cit., p.
13)
Parece que el capital físico influye mucho sobre los resultados de aprendizaje y eso es
bueno porque puede ser mejorado con facilidad; sólo se necesita una administración racional
de los recursos. Respecto de los directivos, se observa que obtienen mejores resultados
aquellos que tienen mayor experiencia y mayor dedicación horaria en la escuela; aquellos que
ocupan más tiempo a cuestiones pedagógicas, a la organización escolar y a la atención de los
padres. Por otra parte, consiguen resultados positivos aquellos docentes que tienen título de
nivel superior, que están mejor dispuestos y cumplen responsablemente con sus tareas, que
desarrollan la mayoría de los contenidos establecidos y que pueden seleccionar los textos para
favorecer la participación crítica de sus alumnos.
la buena relación con los padres de los alumnos y en el trabajo entusiasta de los docentes que
vislumbran posibilidades de crecimiento profesional.
Llach sugiere las siguientes propuestas que debe tener en cuenta la política educativa
para que el sistema escolar contribuya a realizar en la práctica la meta de igualdad de
posibilidades
c) Doble escolaridad: Así como los niños que proceden de familias de nivel
socioeconómico alto, los niños pobres deben poder acceder a actividades educativas que
contribuyan al desarrollo integral de sus capacidades (deportivas; idiomas; computación…). La
extensión del horario escolar debería también ofrecer cursos de apoyo a los alumnos que
tienen problemas de aprendizaje.
d) Financiamiento: Llach afirma que es posible mejorar la calidad del servicio ofrecido
por el Estado si existiera voluntad política dispuesta a eliminar gastos públicos inútiles; a
disminuir los recursos que se destinan a burocracia e incrementar los fondos derivados
directamente a las escuelas. La asignación de recursos debe estar sometida a un estricto
control que permita determinar cuánto se gasta por alumno y por escuela para ser más
eficientes y equitativos.
obstante, estamos de acuerdo con la advertencia que formula el mismo Llach: “¿es posible la
equidad o la igualdad de oportunidades educativas en sociedades fuertemente desiguales?.
Ciertamente, es mucho más difícil que en sociedades más equitativas. Por tanto, parte de las
críticas hacia nuestro sistema educativo deberían dirigirse más bien a los procesos y políticas
económicas y sociales que hicieron posible una sociedad con tanto desempleo, tanta
desigualdad y tanta pobreza” (op. cit., p. 17)
4. La institución escolar
En los primeros siglos de cristianismo y durante la Edad Media se cultivaron las siete
artes liberales: el Trivium (gramática, retórica, dialéctica) y el Quadrivium (geometría,
aritmética, astronomía y música). Junto con ellas se enseñaba la Doctrina Cristiana porque se
entendía que la ciencia era un medio para alcanzar la sabiduría divina. A principios del siglo XIII
la formación medieval se amplió con las universidades, que, en su origen, fueron corporaciones
libres de profesores y alumnos, vagamente diferenciadas de las escuelas.
En efecto, desde la escuela elemental hasta la Universidad, enseñar “lectio” no era
más que leer y comentar. Ante la autoridad de los textos el profesor quedaba reducido al papel
de lector y sus comentarios se atenían al contenido de los documentos considerados válidos.
Desde los inicios del siglo XVII, influida por un concepto más positivista de ciencia, la
escuela fue reconocida como un instrumento necesario para un cambio económico y social
planificado. La puesta en práctica de estas nueva ideas exigía: establecer una instrucción
pública general y global; abandonar el latín y enseñar en la lengua materna; ampliar el plan
educativo que estaba centrado en la Filosofía y en la Literatura; fomentar la experimentación
como método de estudio; introducir métodos didácticos que tuvieran en cuenta los intereses de
los alumnos; desterrar el aprendizaje de memoria.
17
Por último, los planes unificados que surgieron después de la Revolución Francesa
buscaron insertar a la escuela en un sistema de objetivos políticos: producir el hombre nuevo
que necesita la nueva sociedad. Dado que la escuela es una organización de estructura
burocrática, debe realizar aquellos objetivos propios de la educación que han sido definidos
por la sociedad y que son controlados por ella.
La LEN define a las escuelas como “unidad pedagógica del sistema responsable de
los procesos de enseñanza-aprendizaje destinados al logro de los objetivos establecidos por
esta ley. Para ello, favorece y articula la participación de los distintos actores que constituyen la
comunidad educativa: directivos, docentes, padres, madres y/o tutores, alumnos, ex alumnos,
personal administrativo y auxiliar de la docencia, profesionales de los equipos de apoyo que
garantizan el carácter integral de la educación, cooperadoras escolares y otras organizaciones
vinculadas a la institución” (art. 122)13
etc.Sobre esta responsabilidad del Estado escribieron los obispos argentinos con ocasión del
Congreso Pedagógico (1987):
“El primer deber del Estado en materia educativa –como en cualquier otra- es respetar los
derechos fundamentales de las personas. Pero este respeto no es una función exclusivamente
pasiva, pues en muchos casos la vigencia efectiva de aquellos derechos depende total o
parcialmente de un apoyo positivo y concreto del Estado. Ambos aspectos de la acción estatal
conforman el llamado principio de subsidiariedad… Aplicando este principio a la educación
sistemática, resulta claro que el Estado tiene el deber de respetar las iniciativas de orden
privado, que expresan el natural y legítimo dinamismo social. Y, simultáneamente, tiene el
deber de obrar por sí mismo, prestando los servicios educativos que hagan falta para satisfacer
necesidades sociales no atendidas. En el cumplimiento de este último deber, el objetivo
prioritario y permanente de la acción del Estado es la plena vigencia del principio de igualdad
de oportunidades educativas” (Educación y proyecto de vida, nn. 122-123)
Respecto de las escuelas de gestión privada, la LEN dice que “Tendrán derecho a
prestar estos servicios la Iglesia Católica, las confesiones religiosas inscriptas en el Registro
Nacional de Cultos, las sociedades, cooperativas, organizaciones sociales, sindicatos,
asociaciones, fundaciones y empresas con personería jurídica y las personas físicas. Estos
agentes tendrán los siguientes derechos y obligaciones:
a)Derechos: crear, administrar y sostener establecimientos educativos; matricular,
evaluar y emitir certificados y títulos con validez nacional; nombrar y promover a su personal
directivo, docente, administrativo y auxiliar; formular planes y programas de estudio; aprobar el
proyecto educativo institucional de acuerdo con su ideario y participar del planeamiento
educativo.
b) Obligaciones: cumplir con la normativa y los lineamientos de la política educativa
nacional y jurisdiccional; ofrecer servicios educativos que respondan a necesidades de la
comunidad; brindar toda la información necesaria para la supervisión pedagógica y control
contable y laboral por parte del Estado” (art. 63)
manera de encarar la educación y un solo tipo de proyecto escolar desde la primaria hasta la
universidad14.
Si se insiste en la unidad se corre el riesgo de caer en la uniformidad pero insistir en
el pluralismo puede llevar a la desarticulación y a la fragmentación. Promover la unidad y la
identidad nacional no quiere decir negar las diferencias sino agruparse en torno a valores
comunes básicos que permitan la creación y el sostenimiento de la Nación.
Como consecuencia, dicen Laies y Delich (2009): “Los nuevos objetivos proclamados
por las reformas (que apuntaban al aumento de la calidad y la equidad educativa, a la
descentralización orientada a fortalecer la escuela y a la asunción de responsabilidades por
parte de todos los actores del sistema) quedaron yuxtapuestos con el viejo sistema educativo,
orientado, en los hechos, a la escolarización organizada a partir de una matriz normativa que
respondía a un modo de distribuir el poder, los recursos y las responsabilidades desde arriba
hacia abajo. Lejos de articularse, ambos modelos chocaban y se debilitaban como tales” (p.
203).
Conclusiones
Desde este marco teórico es fundamental que la escuela sea una comunidad en la que
los docentes señalan y ordenan las actividades escolares pero también estimulan el proceso
reflexivo y valorativo que deben realizar los propios alumnos para que puedan desarrollar un
criterio objetivo que les ayude a entender y valorar la realidad y a tomar decisiones legítimas y
eficaces.
BIBLIOGRAFIA
García Hoz, Víctor (1960). Principios de Pedagogía Sistemática. 7° ed. Madrid: Rialp
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Jolivet, Régis (1962). Tratado de Filosofía. Tomo IV: Moral. 5° ed. francesa. Trad. de
Leandro de Sesma. Buenos Aires: Lohlé
Llach, Juan José (2004). Escuelas ricas para los pobres. En Boletín de la Academia
Nacional de Educación. N° 57. Buenos Aires: Academia de Educación, pp. 13-21