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FUNDAMENTO DE

GRACIA Y VERDAD – PARTE I


Prof. Yonathan Lara

Nivel 1 | Año 1 | Módulo 4


Índice

Introducción Página i

Sección 1 : Definiendo la Gracia Página 1

Lección 1: ¿Qué es la gracia?


Lección 2: Conociendo la Gracia de Dios en Verdad
Lección 3: La Gracia tiene muchas formas

Sección 2 : Entendiendo y accediendo a la Gracia Página 11

Lección 4: La Gloria es el Objetivo de la Gracia


Lección 5: Gracia y Gloria
Lección 6: Perseverar y Crecer en la Gracia

Sección 3 : La Gracia operando en nosotros para Transformación Página 21

Lección 7: La Gracia forma la Identidad y Determina, Autoriza y Empodera la Función


Lección 8: La Palabra de Dios es el Contenedor Preeminente y Comunicador de la Gracia
Lección 9: Cada Revelación de Cristo, a través de Su Palabra, imparte Gracia

Sección 4 : La Gracia de Dios es todo lo que necesitamos Página 33

Lección 10: La Suficiencia de la Gracia


Lección 11: Hacer Nula la Gracia de Dios (Parte I)
Lección 12: Hacer Nula la Gracia de Dios (Parte II)
Introducción

La Gracia no es una dispensación teológica, ni una doctrina bíblica, es la naturaleza de Dios mismo
impartida a nosotros.

En el ámbito evangélico, es muy frecuente el uso del término “gracia” hasta el grado del abuso y
distorsión del concepto, ocasionando así confusión, perturbación, prevención y prejuicio.

Debe señalarse que hay una deliberada intención de los falsos maestros para su torcimiento, pero
también, de otros que no comprenden su significado y uso, siendo el resultado de estas acciones
algo lamentable, porque impide el crecimiento en el conocimiento del Reino de Dios y Su voluntad
para los creyentes.

Oramos al Señor que, durante la lectura de este manual y la impartición de estas clases, podamos
comprender en profundidad la GRACIA DE DIOS.

A vuestro servicio.

Prof. Yonathan Lara

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Sección 1 : Definiendo la Gracia

Lección 1: ¿Qué es la gracia?

Un diamante tiene muchos lados y ninguno de estos es capaz de capturar la mezcla y el compendio
de las cualidades únicas que es capaz de exhibir en su totalidad. Se necesita que todos los lados den
una descripción exacta de la belleza total, profunda y brillo del diamante. Cuando algo es
multifacético, se vuelve extremadamente difícil de definir brevemente. Lo mejor que se puede hacer
es intentar describir las distintas dinámicas de los diversos componentes que constituyen esa cosa.
Tal es el caso de la gracia.
1 Pedro 4:10 indica que la gracia de Dios es “multiforme”, es decir, de muchos lados o variada.
Su gracia tiene muchos lados y no podemos definir adecuadamente la totalidad de todo lo que es
centrándonos simplemente en un “lado” específico de esta multiforme gracia. La definición típica,
dada por muchos, es que la gracia es el favor inmerecido de Dios. Esta definición es verdadera pero
no está completa, ya que sólo representa un “lado” específico o un aspecto de Su gracia. No se puede
definir la totalidad de la gracia enfocándonos en una sola dimensión de la misma. La gracia es mucho
más que el favor inmerecido de Dios. En este escrito, intento dar una explicación a algunos aspectos
claves del funcionamiento práctico de la gracia de Dios. Incluso en este débil intento no se puede
hacer justicia, de algún modo, a todo lo que Su gracia abarca. En las palabras de Pablo, estamos
tratando con las “sobreabundantes riquezas de Su gracia”, una gracia tan RICA que es abundante,
inmensurable e insondable (Efesios 2:7).

Efesios 2:7 “(…) a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia
por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”

Si les pidiéramos a varias personas que definan “fuego”, obtendríamos un sinnúmero de respuestas
diferentes. Por ejemplo:
• Un cocinero lo describiría como una fuente de calor.
• Una persona que vive en temperaturas bajo cero lo describiría como una fuente de calor.
• Un bombero lo describiría como un término destructivo.
• Una persona en la oscuridad lo describiría como una fuente de luz.
• Un orfebre y un platero lo verían como una fuente de refinamiento y purificación.
• Los científicos lo ven como una fuente de energía - energía solar que podría ser empleada para
diversos usos.

Una definición exacta de “fuego” sería: un proceso en el cual las sustancias se combinan
químicamente con el oxígeno del aire y que por lo general dan luz brillante, calor y humo, combustión
o quema.
En cada caso, el contexto de la persona sería la influencia predominante en la perspectiva y
descripción del fuego. Pero, en cada caso, la persona describe el fuego en términos de un efecto o
beneficio que le trae, y no como una entidad en sí misma. Las personas describen lo que hace el
fuego y no lo que es el fuego. Muchos ven y definen la gracia desde el punto de vista del beneficio
que les trae.

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Por ejemplo:
• Para el pecador que recibe el don de la salvación, la gracia es un favor inmerecido.
• Para alguien que está en tribulación, la gracia es el poder sustentador de Dios.
• Para Pablo, que en su estima natural fue descalificado del apostolado porque había perseguido a
la iglesia, la gracia es la que lo hizo apto y lo calificó para el ministerio apostólico.
• Para el ministro que alcanzó madurez, la gracia es la fuerza que lo capacita para hacer la obra de
Dios.

GRACIA Y MANÁ
La gracia representa el maná que Israel comió durante su viaje por el desierto. Esta provisión era
diaria para el sustento durante el viaje. El maná tipifica la habilitación de Dios que viene a nosotros
a través de Su Palabra y a través de la persona que Él nos envía para enseñarnos o instruirnos.
Cuando Israel vio la provisión por primera vez, la llamaron “maná”, que cuando se tradujo significó
“¿QUÉ es?” y “¿QUIÉN es?”.
Éxodo 16:15 “Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros, ¿Qué es esto? porque no sabían qué
era. Entonces Moisés les dijo, Es el pan que Jehová os da para comer.”
Éxodo 16:31 “Y la casa de Israel lo llamó Maná, y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como
de hojuelas con miel.”

Su vocabulario no logró describir adecuadamente este recurso del Cielo. Del mismo modo, la
“gracia” es difícil de definirse de una manera holística. Nuestra limitada sabiduría humana y
vocabulario nunca podrían describir esta asombrosa Gracia.
El maná sustentó a Israel durante los 40 años de viaje a través del desierto, y cesó cuando cruzaron
el Jordán para tomar posesión de la Tierra Prometida.

Josué 5:12 “Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra, y los
hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel
año.”

Esta es una imagen de cómo la GRACIA está diseñada para facilitar y sustentar nuestros
movimientos, dentro de la voluntad de Dios para nuestras vidas, hasta que podamos asegurar la
intención final de Su voluntad.
La intención final de Dios para nuestras vidas es que, como Sus hijos, podamos reflejar, a nivel
personal y corporativo, Su naturaleza y Su propósito en y para toda la creación.
La gracia nos asegurará de que alcancemos este fin. En nuestro camino hacia este ideal,
necesitaremos acceder a Su gracia diariamente. Esto se puede ver en la declaración “danos hoy
nuestro pan de cada día” (Mateo 6:11).

Jeremías 31:1-2 “En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me
serán a mí por pueblo. Así ha dicho Jehová, El pueblo que escapó de la espada halló GRACIA EN EL
DESIERTO, cuando Israel iba en busca de reposo.”

Las experiencias en el desierto no están destinadas a permanecer, tenemos que ATRAVESARLAS.


La gracia va a nutrir y alimentar nuestro avance en estos tiempos, hasta que lleguemos al “reposo”
(promesa). Necesitamos posicionarnos, para acceder y confiar en la GRACIA de DIOS, para ser
preservados e impulsados a través del desierto de cualquier tipo. Si lo hacemos, el “reposo” estará
asegurado.
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El maná también significa “QUIÉN ES”, representando la verdad de que la Gracia es una PERSONA,
la persona de Dios mismo. Jesús se equiparó a sí mismo como el Pan del Cielo, con el maná que cayó
en el desierto (véase Juan 6). Vamos a demostrar que la gracia, por excelencia, tiene que ver con la
esencia de la naturaleza de Dios mismo.
La gracia no es sólo algo que Dios nos da aparte de la composición que Él es como Dios. La Escritura
menciona “La Gracia de Dios”, como también “el Dios de toda gracia”.

Por ejemplo,

1 Pedro 4:10b “(…) como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”


1 Pedro 5:10b “(…) el Dios de toda gracia (…) Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Nunca experimentaremos completamente la “gracia de Dios” multiforme o multifacética, sin conocer


de manera íntima al “Dios de toda gracia”.
A continuación, intentaremos dar una descripción de la GRACIA, basada en el uso de la palabra en
la Escritura.

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Lección 2: Conociendo la Gracia de Dios en Verdad

Colosenses 1:6 “(…) que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también
en vosotros, desde el día que oísteis y CONOCISTEIS la gracia de Dios en verdad.”

Conocer = ‘epiginosko’, conocer plenamente, como un verbo incipiente, llegar a conocer, ganar o
recibir pleno conocimiento de, conocer a fondo.
Debemos conocer o entender la gracia de Dios TOTAL o COMPLETAMENTE. Sólo llegaremos a esto si
buscamos conocerla EN VERDAD. Jesús dijo que Su Palabra es “verdad” (Juan 17:17). Comprender la
gracia de Dios en verdad, implica que debemos buscar su comprensión por REVELACIÓN, de acuerdo
a la Verdad de la Palabra de Dios revelada, y no según las ideas teológicas humanistas o tradicionales
de lo que representa.
Que nuestros ojos espirituales y nuestro entendimiento sean iluminados para conocer y
experimentar la gracia de Dios que se manifestará exteriormente en nuestras vidas en un “fruto
creciente” (véase Colosenses 1:6), es decir, la naturaleza, voluntad e intención de Dios serán evidentes
como señales indiscutibles de que hemos entendido Su GRACIA.
La gracia no se entiende cuando somos capaces de articular una descripción verbal adecuada, sino
cuando se ha caracterizado la totalidad de nuestras vidas de manera comprobable.

LA GRACIA, EL COMPONENTE DE DIOS COMO ESPÍRITU


En Éxodo 33, Moisés, al saber que había encontrado “gracia” o “favor” a los ojos de Dios, pidió que, si
esto era realmente cierto, Dios le enseñara SUS caminos, para que él pudiera apropiarse
completamente de la plenitud de la gracia.

Éxodo 33:3 “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino,
para que te conozca, y halle gracia en tus ojos, y mira que esta gente es pueblo tuyo.”

La gracia es una persona, no un concepto. No accederemos a la plenitud de la gracia sin buscar a


Dios mismo y sin desear conocer Sus caminos. Note la inserción de Moisés al final del versículo,
“y mira que esta gente es pueblo tuyo”.
Él destaca el mandato al que es llamado, es decir, llevar al pueblo de Dios a su destino profético. La
tarea de liderazgo es imposible si los líderes no están saturados de la gracia de Dios, en buscar
conocerlo más. Al haber hallado gracia a los ojos de Dios, Moisés desea continuar para acceder a ella
por medio de entender los caminos de Dios para CONOCERLO. Nosotros haríamos bien al hacer lo
mismo. Al recibir la gracia como favor inmerecido, debemos seguir adoptando un deseo ardiente de
comprender los CAMINOS de Dios que nos proporcionan un conocimiento más íntimo de Su
persona. El acceso a Su persona nos da un mayor otorgamiento de Su gracia.
Moisés le pide a Dios que le muestre Su gloria, a lo que Dios responde que Él mostrará Su bondad.
Si has sido el recipiente de la bondad de Dios, has visto Su gloria.
La gracia de Dios es un tema amplio, pero se refiere fundamentalmente a la naturaleza sustancial o
a la reputación de Dios.
Al haber accedido a la gracia de Dios, Moisés quiso ver Su gloria. La gracia y la verdad son dos
ingredientes de la gloria de Dios (Juan 1:14). No hay gloria sin gracia. El Señor le indica a Moisés que
Él pasaría fugazmente ante él y diría SU nombre, que representa su carácter.

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Éxodo 33:19 “Y le respondió, Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de
Jehová delante de ti, y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que
seré clemente.”

Cuando Dios proclamó el nombre del Señor a Moisés, Él enfatizó el hecho de que Él es clemente y
compasivo, es decir, lleno de gracia.

Éxodo 34:6-7a “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó, ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que
perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado.”

Entonces, concluimos que el componente esencial por excelencia de Dios es la GRACIA. Dios no es
Dios si no está lleno de gracia. Dios no es Dios si no está conformado por GRACIA. Entonces,
respondiendo a la pregunta, “Gracia – ¿qué es o quién es?” Nuestra respuesta simplemente es, “DIOS”.
Vamos a proveer algunas aclaraciones adicionales sobre este asunto. Tengamos en cuenta que Dios
es Espíritu como indican las Escrituras. Todo de Dios es Espíritu. El Padre es Espíritu, El Hijo es Espíritu
y el Espíritu Santo es Espíritu. Aquí hay algunos versículos que demuestran estos hechos:

Juan 4:24 “Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”
Mateo 10:10 “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.”
Gálatas 4:6 “Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama,
¡Abba, Padre!”
2 Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

Espíritu por definición no se puede ver. El término hebreo 'ruach', traducido como “espíritu”,
simplemente alude al viento en movimiento, no se puede ver, al igual que no se puede ver el espíritu.
El hecho de que no se puede ver no descuenta su existencia ni el hecho de que tiene sustancia o ser.
Ya que cualquier cosa que sea “espíritu” es invisible, no lo hace inconsistente. Todo lo que sea material
ha surgido de la inmaterialidad, las cosas visibles han surgido de la invisibilidad. Lo que se ve fue
hecho de lo que no se puede ver humanamente. Incluso el “tiempo” fue activado desde un reino de
intemporalidad. La inmaterialidad e invisibilidad de las cosas espirituales no niegan su existencia
sustancial.
Quiero demostrar ahora que la gracia es la sustancia en toda la Deidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo)
como espíritu. La gracia es el elemento constituyente de Dios como Espíritu. Dios, como Espíritu,
tiene una composición anatómica de Su persona como Deidad llamada GRACIA.

LA GRACIA SE DESCRIBE COMO ESPÍRITU


Zacarías 12:10a “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de
gracia y de oración (…)”
Hebreos 10:29 “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere
por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
Zacarías 4:6-7 “Entonces respondió y me habló diciendo, Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice,
No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran
monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura, él sacará la primera piedra con aclamaciones de,
Gracia, gracia a ella.”
Hechos 6:8 “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.”
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Lucas 4:17-22 “Y se le dio el libro del profeta Isaías, y habiendo ABIERTO EL LIBRO, halló el lugar donde
estaba escrito, El ESPÍRITU DEL SEÑOR está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a
los pobres, Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, A pregonar libertad a los cautivos, Y
vista a los ciegos, A poner en libertad a los oprimidos (…) Y todos daban buen testimonio de él, y estaban
maravillados de las PALABRAS DE GRACIA que SALÍAN DE SU BOCA, y decían, ¿No es éste el hijo de José?”

Todos los intercambios entre Dios y el hombre tienen lugar entre Su Espíritu y el espíritu en el
hombre, dado a él por Dios. Por lo tanto, Pablo es prudente en sus imparticiones apostólicas de
gracia a los lectores de sus cartas en las que él dirige conscientemente la gracia al espíritu del
hombre. El espíritu del hombre es el receptor ideal de la gracia, ya que la gracia misma forma parte
del Espíritu.

Filemón 1:25 “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.”
Juan 6:63 “Más adelante, vamos a ver que la gracia se comunica y se transmite en y a través de las
PALABRAS de Dios, que “son ESPIRITU y vida”.”

Cuando Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra como el “verbo hecho carne”, exhibió la gloria de Dios,
LLENO de gracia y verdad.

Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Si tenemos un recipiente, como un vaso LLENO de agua hasta el tope, y lo hacemos caer,
¿qué es lo que sale? Agua, naturalmente. Ahora, si fuera posible vaciar a Dios de la sustancia que lo
compone y lo llena, ¿qué cree que fluiría de Él? GRACIA, ¡por supuesto! Esto es exactamente lo que la
Biblia enseña. Aquí está el texto:

Juan 1:16 “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.”

La PLENITUD que Dios tiene se llama GRACIA. Nos volvemos receptores de esta plenitud, e
impartidores y legados de “gracia SOBRE gracia” o “gracia POR gracia”. La gracia es el constituyente
anatómico y composicional de Dios, que es Espíritu. Esta gracia se comunica a través de Su Palabra.
Esta Palabra se hizo carne y visible, representando la Gloria de Dios, llena de GRACIA y verdad.
La gracia es esa propiedad divina, dentro de Dios, que presiona para ser vista en vasijas para exhibir
la gloria de Dios.

COMPRENSIÓN DE LA GRACIA EN HEBREO Y EN GRIEGO


Examinemos brevemente la palabra en hebreo (A.T.) y en griego (N.T.) traducida como “gracia”.

En el Antiguo Testamento:
Gracia = ‘chen’.
• Favor, aceptación;
• Alguna posición especial o privilegio con Dios o con la gente (Ej. Ester 5:2).

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En el Nuevo Testamento:
Gracia = ‘charis’.
• Lo que causa alegría, placer, gratificación, favor, aceptación, por una bondad concedida o deseada,
un beneficio, gracias, gratitud.
• La influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida.
• La absoluta expresión de la bondad amorosa de Dios para con los hombres, que encuentran su
único motivo en la generosidad y benevolencia del dador.

Las palabras en hebreo y en griego ponen atención principalmente a los efectos que la gracia
produce en las personas. Cuando nos convertimos en receptores de gracia, esta tiene una influencia
sobre nuestros corazones y se refleja abiertamente en nuestro comportamiento y funcionamiento
en el mundo. Comenzamos a gozar de un favor y una posición especial con Dios y con los hombres.
Esto provoca gozo y alegría en nosotros y hace que respondamos recíprocamente con expresiones
de gratitud a nuestro Dios, que es extremadamente benevolente y generoso en Su disposición de
gracia y Su voluntad de concederla. Al conceder Su gracia, Él se está concediendo a sí mismo.

LA GRACIA ES ESA PROPIEDAD DIVINA, INVISIBLE,


INMATERIAL O ESA VERDADERA SUSTANCIA DE LA DEIDAD
QUE NOS EMPODERA PARA FUNCIONAR COMO REPRESENTANTES DE DIOS,
Y TAMBIÉN NOS DA LOS RECURSOS QUE NOS PERMITEN FUNCIONAR
DE UNA MANERA PARTICULAR PARA REALIZAR
EL TRABAJO DE ACUERDO CON EL PLAN DE DIOS.

La gracia de Dios es la sustancia y la propiedad por la cual Dios, como Espíritu, está constituido. Este
legado o depósito divino se imparte a una persona, lo que le permite llegar a ser todo lo que Dios le
ha destinado a ser y le da poder para ejecutar con éxito Su voluntad sobre la tierra. A la persona
receptora se le concede empoderamiento, favor, aceptación y privilegio, causando alegría y
contentamiento a medida que se desarrolla en la plenitud de su identidad predeterminada como
hijo de Dios.
La gracia facilita el desarrollo progresivo de uno en la plenitud de su asignación en Dios y sobre todo
hace que las personas cumplan eficazmente y con éxito el propósito de Dios.
Servimos a un Dios LLENO de gracia, que se desprende de su naturaleza y composición, como es Su
costumbre ser amable en impartir esta naturaleza expresada en favor, amabilidad y
privilegio/posición especial a pecadores arrepentidos y a aquellos que ya lo conocen.
Dios es benevolente y generoso y es su intención impartirnos Su GRACIA. Él está dispuesto a
otorgarnos Su GRACIA. Es Su meta que nosotros, Sus hijos, seamos llenos de Su gracia en medidas
cada vez mayores.

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Lección 3: La Gracia tiene muchas formas

En la lección anterior, tratamos de proveer una definición de gracia, no tanto en términos de su


efecto (lo que hace), sino en términos de su esencia (lo que es). Esencialmente, la gracia de Dios es
la sustancia y la propiedad por la cual Dios, como Espíritu, es constituido. Así, la gracia alude más a
la persona de Dios que a la actuación de Dios en un sentido particular. Aunque, sin duda, habiendo
dicho esto, nosotros tendremos el privilegio de recibir, participar y beneficiarnos de Su gracia de
maneras poderosas. Nuestra experiencia de este elemento constituyente de Dios, llamado gracia, es
multiforme, simplemente porque Su gracia es variada.

1 Pedro 4:10 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.”
NVI “Cada uno (…) la gracia de Dios en sus diversas formas.”
PDT “Cada uno (…) Dios les ha dado en tantas formas.”
RCV “Ponga cada uno (…) la gracia de Dios en sus diferentes manifestaciones.”

Efesios 2:7 describe la riqueza o abundancia de la gracia de Dios como “inmensurable” o


“incomparable”. La gracia de Dios no es unilateral, sino que tiene muchos lados. Cada “lado” de Su
gracia multifacética logra resultados específicos. Es por eso que la gracia no puede definirse en
términos de un “lado” o una dimensión específica que se manifiesta en un momento determinado.
Las diversas formas o expresiones de la gracia se manifestarán en diferentes momentos. Desde el
momento en que comenzamos una relación con Dios al reconocer a Cristo Jesús como Señor y
Salvador y llegamos a ser hijos de Dios, hasta que crezcamos progresivamente a ser hijos maduros
de Dios, la gracia de Dios está constantemente en acción. La gracia estará presente en todo el
camino. Comenzamos la carrera por gracia, continuamos en gracia y culminamos en gracia, llegando
al final por gracia. En esta lección, daremos primordial atención a nuestro primer encuentro con el
DIOS de TODA GRACIA, especialmente, cómo somos SALVOS POR LA GRACIA. Nuestro traslado fuera
del dominio de la oscuridad al Reino de Su Hijo es por una INTRODUCCIÓN a la gracia. La gracia ya
estaba trabajando, concediéndonos legítimo acceso o entrada al Reino de nuestro Padre.

Colosenses 1:13-14 “(…) el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su
amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

NUESTRA INTRODUCCIÓN (ACCESO/ENTRADA) A LA GRACIA


Nuestra vida en Cristo comienza y se mantiene por gracia. La vida en Dios es vida EN Su Gracia.

Romanos 5:1-2 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo, por quien también tenemos ENTRADA por la fe a ESTA GRACIA en la cual ESTAMOS FIRMES, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.”

La salvación por gracia (como favor inmerecido) es solamente la INTRODUCCIÓN o ACCESO a la


gracia. El acceso a ESTA GRACIA ES POR FE EN CRISTO JESÚS, por quien estamos justificados y por lo
tanto disfrutamos la paz con Dios. El texto anterior describe todo el estado del ser justificado por la
fe y disfrutar la paz con Dios a través de Jesucristo como “esta gracia”, en la cual estamos
INTRODUCIDOS o a la cual tenemos acceso.

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Introducción/Acceso = ‘prosagoge’.
• Acceso, acercamiento.
• Desde la raíz, ‘proságo’, que significa “acercar”.
• El término se utilizó comúnmente para el derecho concedido de acercarse a alguien como altos
funcionarios y monarcas.

Ester 5:2 “Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos, y el rey
extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro.”

Somos salvos por la gracia. Somos LLEVADOS hacia Dios y podemos tener confianza al acercarnos a
Él.

Efesios 2:13 “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo.”

Por lo general, la introducción a una cosa no es la plenitud o totalidad de esa cosa.


La introducción de un libro provee una breve descripción sobre el tema del cual se trata.
Su introducción a la GRACIA, por el hecho primario de ser justificado, es sólo un punto de ACCESO a
toda la manifestación de Dios, en donde pasamos a ser hijos maduros, herederos y coherederos
junto con su eterno Hijo, Cristo Jesús. Lamentablemente, muchos sólo entienden la gracia como una
entrada o acceso a la salvación, sin aventurarse más en la intención final por la cual somos salvos.
No somos salvos solamente para escapar del infierno para poder ir al cielo, sino que somos salvos
para ser HEREDEROS de Dios y para reflejarlo a Él en naturaleza/carácter, como Su hijo, al administrar
todo el orden creativo en Su nombre y de acuerdo con Su voluntad.
El término “ESTA” en la frase “esta gracia”, implica que la GRACIA es un estado de SER, o un estado de
vida/existencia, en la que somos introducidos y dentro del cual estamos diseñados para funcionar.
La gracia es una economía en la que uno entra. Se trata de una economía destinada a preservar,
proteger y proveer cada necesidad, relativa a la voluntad de Dios, para nuestras vidas como Sus hijos.
Romanos 5:2 nos exhorta a que, después de haber entrado en “ESTA GRACIA” permanezcamos en ella,
es decir, a establecernos firmemente o posicionarnos allí. Su entrada o introducción a la vida en Dios
es por gracia, y debemos permanecer anclados y asegurados en nuestra comunión con Él por la
gracia.

1 Pedro 5:12 “Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente,
amonestándoos, y testificando que ésta es la VERDADERA GRACIA DE DIOS, en la cual estáis.”

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APUNTES

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Sección 2 : Entendiendo y accediendo a la Gracia

Lección 4: La Gloria es el Objetivo de la Gracia

Empezamos nuestra experiencia de salvación por una recepción de la GRACIA y no por nuestros
propios esfuerzos para merecerla o ganarla. Es un REGALO de la GRACIA. Esta gracia tiene un
objetivo claramente establecido, es decir, la revelación del HIJO (Cristo Jesús) dentro de nosotros
(Gálatas 1:16). La recepción continua de “gracia sobre gracia”, (Juan 1:16) a medida que crecemos
espiritualmente al oír y obedecer la Palabra de Dios, es el proceso por el cual debemos madurar
como hijos en Cristo. ¡El HIJO ya está en nosotros! Él debe ser REVELADO – o descubierto – en toda Su
plenitud y poder.

Las imparticiones de la gracia son para descubrir


lo que Dios ya nos ha dado en Cristo.

Ahora, debemos “crecer EN ÉL en todas las cosas” (Efesios 4:15). Él debe crecer, pero nosotros
debemos disminuir (Juan 3:30). La gracia es tan necesaria para MADURAR, como fue necesaria para
SALVARNOS.
Así pues, somos salvos por GRACIA, somos capaces inclusive de creer en Dios por gracia, nuestra
redención es por gracia, recibimos el perdón de nuestros pecados y la justificación como un acto de
la gracia de Dios. Más adelante vamos a ver que nuestra santificación progresiva es por gracia.
Nuestra glorificación como hijos maduros también será por gracia (“glorificación” como significado
de nuestra madurez final, estar sin mancha como se relata en Judas 1:24).

Judas 1:24 “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su
gloria con gran alegría.”

El objetivo de la GRACIA es mostrar la GLORIA de Dios a los hombres.

Romanos 5:1-2 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual ESTAMOS FIRMES, y nos
gloriamos en la ESPERANZA de la gloria de Dios.”

Note el versículo 2, “ESPERAMOS en la GLORIA DE DIOS”.


“Esperanza” se refiere a la expectativa de algo materializado. Habiendo sido introducidos
“EN ESTA GRACIA”, anticipamos que, por haberla recibido, la gloria de Dios se manifestará.
Esta gracia tiene como esperanza, la revelación y manifestación de la gloria de Dios, es decir,
la naturaleza sustantiva y exacta, el carácter y la reputación de Dios que se forma plenamente en
nosotros.
El último fin de la gracia es reflejar la gloria de Dios en Sus hijos. Por ejemplo, la obediencia será un
indicio de esto.

Romanos 1:5 “(…) y por quien recibimos la GRACIA y el apostolado, para la OBEDIENCIA a la fe en todas
las naciones por amor de su nombre.”

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LA GLORIFICACIÓN DE LA GLORIA DE DIOS SERÁ POR GRACIA
La gloria de Dios debe ser evidente en Sus hijos. Para que esto ocurra, Su GLORIA debe ser evidente
al reflejarse dentro y a través de Sus hijos. El término “gloria” es un término extremadamente
cargado, que merece un estudio separado, pero para el propósito de este estudio, simplemente la
definiremos en términos de su esencia.

Palabra hebrea para “Gloria” en el Antiguo Testamento:


Gloria = ‘kabed’ / ‘kabod’.
• Honor, gloria, majestad, riqueza.
• Gran cantidad, multitud, reputación, esplendor.
• Estar pesado, es decir, cargado, numeroso, seria consideración, renombrado.
• Ser honrado, honorable, estimado, mostrarse grande o poderoso, ser rico.

El significado principal aquí es “estar cargado”. Por ejemplo: cargado de bienes, propiedad, dinero,
estima, honor, etc.

Palabra hebrea para “Gloria” en el Nuevo Testamento:


Gloria = ‘doxa’.
• De ‘dokéo’, pensar, reconocer.
• Pensamiento u opinión.
• Por lo tanto, reputación, alabanza, honor, esplendor, luz, perfección, recompensas.

Esencialmente, la gloria de Dios se refiere a una expresión exacta de Su carácter y naturaleza, que
es tan substancialmente significativa y notablemente obvia, que puede ser vista o reconocida, y por
lo tanto formula una opinión en la mente del observador. Por lo tanto, la reputación de Dios se
obtiene de las manifestaciones de Su gloria. Por definición, la gloria debe ser vista o contemplada.

TODO LO QUE ES "APARENTE", REQUIERE UNA REALIDAD FUNDACIONAL SUBYACENTE.


Lo que no se puede ver sostiene todo lo que se puede ver. Lo visible es sostenido por lo
invisible. Los rascacielos están anclados en fundamentos profundos, fuertes, pero no se ven.
La GLORIA de Dios es esa dinámica de Dios que es visible a la vista del hombre, sin embargo, debe
ser establecida sobre un espíritu invisible llamado GRACIA.

Hebreos 1:3 “(…) el cual, siendo (Jesús el hijo) el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.”

Consideremos la frase, “RESPLANDOR DE SU GLORIA” y “LA IMAGEN MISMA de su NATURALEZA”. Jesús, el


Hijo, es el resplandor de la gloria de Su Padre. Esta gloria radiante no es Su gloria, sino la de Su Padre.
Él refleja La gloria de Su Padre. Ningún hijo tiene una gloria independientemente de la gloria de su
Padre, la cual está destinada a ser exhibida.

Proverbios 17:6b “(…) Y la honra de los hijos, sus padres.”

La gloria tiene un resplandor – un brillo – un esplendor que atrae la atención, se puede ver.

 12
Esta gloria se describe como la “representación exacta de Su naturaleza”, es decir, la gloria radiante
que se ve no es más que una representación exacta o un reflejo de la NATURALEZA inherente y
esencial de Su Padre.
Entonces, podemos decir que Su naturaleza es la realidad invisible que la gloria busca dar a conocer.
Esta naturaleza subyacente es la GRACIA de Dios.
Hebreos 1:3 expresa poderosamente, “(…) el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma
de su sustancia”. Así, la naturaleza esencial de Dios – Su GRACIA – es SU PERSONA.
El término griego 'hupostasis' traducido como NATURALEZA o PERSONA es importante para nosotros,
porque describe directamente LA GRACIA DE DIOS como mencionamos anteriormente.
→ Naturaleza = ‘hupostasis’, “aquello que subyace lo aparente, por lo tanto, realidad, sustancia, aquello
que es la base de algo, por lo tanto, seguridad, garantía, confianza, sustancia, lo que realmente existe
bajo cualquier apariencia, realidad o naturaleza esencial”.
La definición de ‘hupostasis’ es importante. Note lo siguiente, hay una apariencia de los atributos de
Dios diseñado para que los hombres vean, estos deben ser “aparentes” ante los hombres. Estos
atributos son reflejos de la gloria ponderada inherente a Su persona como Dios. Hay algo “debajo”
de estos atributos o características que les proporcionan una subestructura fundacional. Esta es la
“naturaleza esencial” de Dios. Los atributos están sujetos allí, y por lo tanto emanan de esta
subestructura subyacente, naturaleza o “esencia”. Estos atributos aparentes requieren una realidad
central que da lugar a su manifestación. Esta “naturaleza esencial”, “esencia”, “sustancia” de Dios es Su
GRACIA.
La subestructura de Dios es Su ‘hupostasis’ (naturaleza) que subyace, sostiene y proporciona una base
sobre la cual todo lo que está diseñado para llegar a ser “aparente” o visible en cuanto a Él fluya hacia
adelante. Esta ‘hupostasis’ es Su GRACIA, que se centra en manifestar Su gloria de manera exacta.
Jesús, el Hijo, hizo esto, manifestó la gloria de su Padre. Esta es la preservación y la responsabilidad
de cada hijo de Dios, incluidos usted y yo.
Thamo Naidoo, nos da un entendimiento más claro sobre el término 'hupostasis':

“Cuando los primeros padres de la iglesia trataron de explicar que el cristianismo tiene un solo Dios
expresado en tres personas, dijeron que es un Dios de sustancia (hupostasis), es decir, que tiene una
sustancia no material. Las tres personas de la Deidad son iguales en el sentido que tienen la misma
sustancia, esta es la composición de Dios. Cada una de las partes de la Deidad tiene el mismo peso
de sustancia, pero el carácter de esa sustancia puede expresarse de manera diferente. Esta es la base
sobre la cual se expresa la imagen de Dios. Interiormente tenemos que tener una sustancia divina
que lleva y comunica nuestro carácter. Esta es la base sobre la cual se funda nuestra vida. Ésta
afianza todo lo que en nuestra vida aparece como la imagen de Dios. Este es el fundamento
inamovible de nuestra vida. La fe es la sustancia esperada. La fe es el medio para acceder a la
sustancia Divina, que es la esencia de todo lo que Dios es.”

Así podemos concluir entonces, que el objetivo de la gracia de Dios es la generación y manifestación
de Su gloria. Esto se muestra poderosamente en la vida de Jesús en Juan 1.

 13
Lección 5: Gracia y Gloria

Lea el capítulo completo de Juan 1 y note los siguientes versículos:

1
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
4
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
5
“La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
9
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
14
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad.”
16
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.”
18
“A Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Note que “su gloria” está LLENA de “gracia y verdad” (v. 14).
→ Gracia = Esencia de Dios / el elemento esencial como Espíritu.
→ Gloria = Naturaleza y reputación de Dios.
→ Verdad = La Palabra de Dios.

La gracia de Dios en nosotros está destinada a mostrar Su Gloria. La gloria debe ser contemplada
por un observador. Es algo que se exhibe hacia afuera como una expresión de un estado interior
permanente. El estado interior es la GRACIA que descansa sobre la VERDAD (Su Palabra).
La manifestación resultante de la gracia que viene a través de la verdad de la Palabra, es la ¡GLORIA!
Es imposible mostrar la gloria de Dios sin estar saturado interiormente de Su GRACIA, construida
sobre Su Verdad (la Palabra). La Gracia y la Gloria encajan entre sí. La gloria es el resultado de la
gracia. La gracia está contenida en la Palabra de Dios.
Nuestras VIDAS, como la de Jesús, deben ser la LUZ del mundo (Juan 8:12; 9:5; Mateo 5:14).
La luz (la gloria de Dios) debe ser exhibida en la VIDA (nuestro comportamiento, actitudes, etc. - ver
Filipenses 2:15). Nótese que, EN Jesús, fue la VIDA, que es la LUZ de los hombres (Juan 1:4). Pero
también dice que ÉL era la GRACIA - porque de “SU PLENITUD hemos recibido gracia sobre gracia”
(Juan 1:16). Así, concluimos que la GRACIA de Dios es Su VIDA misma, la cual, encarnada en forma
humana, ofrecerá al mundo la VIDA y la LUZ. Esta vida, que es luz, cuando se manifiesta, será la gloria
de Dios reflejada en Su hijo a toda la creación.
El Espíritu de Dios también se llama Espíritu de Gracia (Hebreos 10:29; Zacarías 12:10). El Espíritu de
Gracia es un Espíritu vivificante. Nuestros espíritus reciben gracia a través de la impartición de la
Palabra de Dios. Así también, nos convertimos en espíritu de “vida”. En nuestro mundo, donde sea
que funcionemos, estamos destinados a DAR VIDA y LUZ a las personas a través del reflejo de la
gloria de Dios, una gloria llena de gracia basada en la verdad (la Palabra).
Debemos estar conscientes de esto. Tenemos la VIDA de Dios dentro de nosotros. Esta VIDA es Su
GRACIA, la base sobre la que Su gloria brillará como LUZ. Todo esto se administra desde nuestro
espíritu, que debe estar llenos de gracia, de modo que podamos afectar nuestro ambiente
dondequiera que estemos con la VIDA (‘Zoe’ en el griego) del mismo Dios. Hacemos esto mediante
nuestro comportamiento que refleja a Cristo en todos los sentidos. Damos vida a los hombres al ser
embajadores del Reino, reconciliándolos con Dios y ofreciéndoles el perdón de sus pecados.

 14
Donde hay enfermedad, podemos sanar a los enfermos con la autoridad del nombre de Jesús. Donde
prevalece cualquier condición que sea contraria a la voluntad de Dios, tenemos el poder de
proclamar VIDA sobre ella y disipar la oscuridad. Este es el poder de la gracia de Dios dentro de
nosotros. Afecta nuestro entorno. Con nuestras palabras, hablamos con autoridad de la
impregnación y disposición de la gracia dentro de nuestro espíritu, y manifestamos la gloria del Padre
en nuestro mundo. Los hombres verán esto, se maravillarán y se volverán a Él.
Tengamos en cuenta también que Pedro describe la gracia como la “GRACIA de la VIDA” en
1 Pedro 3:7. Específicamente, señala que somos HEREDEROS de la gracia de la vida.

1 Pedro 3:7 “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a
vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan
estorbo.”

Por lo tanto, si hemos de ser “espíritus vivificantes”, nuestro espíritu debe estar saturado de gracia,
porque la gracia es vida, que es luz (gloria).
La gracia tiene una “gloria”. Nosotros, como hijos, no sólo damos gloria a Dios, sino que debemos
SER para alabanza de la gloria de su gracia.

Efesios 1:5-6 “(…) en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la GLORIA de su GRACIA, con la cual nos
hizo aceptos en el Amado.”

Dios, que nos llamó a su GLORIA eterna, es un Dios de TODA GRACIA.


Para llegar a ser como Cristo, necesitamos tener una revelación de él. Al verlo cuando se revela a
nosotros, somos transformados para ser como Él (2 Corintios 3:18). ¿Cómo se nos revela? Mediante la
exposición, el oír, el escudriñar y obedecer Su palabra (Juan 14:22-25). Cada revelación de Cristo trae
Gracia que resulta en Gloria.

1 Pedro 1:13 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la GRACIA que se os traerá cuando Jesucristo sea MANIFESTADO.”
Colosenses 3:4 “Cuando Cristo, vuestra vida, se MANIFIESTA, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en GLORIA.”
Salmos 84:11 “Porque sol y escudo es Jehová Dios, GRACIA y GLORIA dará Jehová. No quitará el bien a los
que andan en integridad.”

Manifestar la gloria de Dios es ser semejante a Él siendo glorificado Él en nosotros y nosotros en Él.
Esto sucederá “SEGÚN” (es decir, “de acuerdo con”) Su gracia.

2 Tesalonicenses 1:9-12 “(…) los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser GLORIFICADO EN SUS SANTOS y ser
admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). Por lo
cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su
llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de
nuestro Señor Jesucristo SEA GLORIFICADO EN VOSOTROS, y vosotros en él, POR LA GRACIA de nuestro Dios
y del Señor Jesucristo.”

Note que Él debe ser glorificado dentro de sus santos y ser admirado (v. 10). Esta es nuestra vocación,
de la cual debemos ser considerados dignos (v. 11). Si esto es nuestra meta, Dios, con su poder,
cumplirá cada deseo y expresión de fe obediente al hacer su voluntad en algún aspecto.

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El versículo 12 indica que TODO ESTO ocurre para que la naturaleza (nombre) del Señor Jesús se
GLORIFIQUE en nosotros y nosotros en Él. Esta gloria está en proporción directa a la que SE RECIBE
LA GRACIA.
Cuando ESTAMOS en la GRACIA, en la cual hemos obtenido ACCESO, nuestra siguiente búsqueda
debe ser “esperar en la GLORIA de Dios” (Romanos 5:1-2). La gracia por la cual, o, mejor dicho,
“por medio de quien”, somos salvos, será, por su continuidad y crecimiento en ella, la gracia a través
de la cual la gloria de Dios será reflejada en ustedes. La VIDA de Dios y la LUZ de Dios serán conocidas
a los hombres como ellos al verlo reflejado en y a través de nosotros.
1 Pedro 1:2b “GRACIA y paz os sean MULTIPLICADAS.”

 16
Lección 6: Perseverar y Crecer en la Gracia

En las lecciones anteriores hemos demostrado que toda nuestra experiencia de salvación es por
gracia, desde el momento de nuestra entrada al Reino hasta nuestra maduración como hijos
desarrollados en Dios. La salvación es pasada, presente y futura, es decir, hemos sido salvos,
estamos siendo salvos y aún seremos salvos. Nuestro espíritu experimenta una renovación y
regeneración en el momento de nuestra conversión (pasado). Nuestra alma continúa
experimentando una renovación en el área de nuestra mente, voluntad y emociones a través del
tiempo (presente). Nuestros cuerpos esperan la redención final cuando la inmortalidad se alcanza
en el regreso de Jesucristo (futuro). La gracia está en funcionamiento hasta el final.

Salvación por gracia


Llamado por gracia Gálatas 1:6, 15-16
Salvo por gracia Efesios. 2:8
Creer por gracia Hechos 18:27
Arrepentido por gracia Romanos 2:4
Perdón de los pecados por gracia Efesios 1:5-7
Redimido por gracia Efesios 1:5-7
Justificado por gracia Romanos 3:24; Tito 3:7
Santificado por gracia Tito 2:11-12
Glorificado por gracia Romanos 5:1-2, 2 Tesalonicenses 1:9-12

Al comenzar nuestro caminar con Cristo, como hijos de Dios por gracia, debemos PERSEVERAR en la
gracia para crecer como hijos.

PERSEVERAR EN LA GRACIA
Cuando Bernabé fue a Antioquía para ver el movimiento poderoso de Dios que había tenido lugar
allí (muchos fueron llevados al Reino), las Escrituras indican que él VIO LA GRACIA de Dios.

Hechos 11:23 “Este, cuando llegó, y VIO la GRACIA de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con
propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.”

¿Qué es lo que vio? Él fue testigo del tremendo cambio en las vidas de las personas a través del
mensaje del Evangelio. La gracia es evidente para el observador. La gracia siempre busca encarnarse
en la vida humana para alterarla y devolverla a su diseño original, determinado en Dios antes de la
fundación del mundo. La gracia en funcionamiento o la gracia en acción es evidente en vidas
transformadas, mientras la gloria de Dios se manifiesta en y hacia la creación. Esto es cierto cuando
reconocemos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. También es cierto cuando seguimos
creyendo en Cristo y recibimos un suministro continuo de Su gracia. Cuando lo contemplamos a
través de la revelación de Su Palabra y recibimos “gracia sobre gracia”, seremos progresivamente
transformados de “gloria en gloria” (2 Corintios 3:18). Perseveremos en la GRACIA para que GLORIA
se manifieste en niveles cada vez mayores.
El encuentro inicial con la gracia de Dios nos hizo nacer de nuevo (Juan 3:3-5). Ahora, la experiencia
continua en la gracia está destinada a hacernos madurar como hijos de Dios. Al comenzar la vida en
Cristo en la GRACIA, ahora debemos perseverar en la gracia.

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Hechos 13:43 “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron
a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les persuadían a que PERSEVERASEN en la GRACIA de Dios.”

→ Perseverar = ‘epinémo’, permanecer en adición, permanecer, continuar en un estado o curso, ser


constante o perseverante.
La inclinación dentro de cada uno de nosotros de apartarnos en cuanto a relacionarnos con Dios en
y por Su gracia es real. Por lo tanto, el mandato de PERSEVERAR en la gracia se convierte en un
imperativo.

CRECER EN LA GRACIA
No estamos destinados a estancarnos en la gracia, sino a crecer en ella. La gracia es una economía
vasta y debe ser explorada por completo.

2 Pedro 3:18a “Antes bien, CRECED EN LA GRACIA y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo.”

La palabra CRECER en este texto es interesante.


→ Crecer = ‘auxano’, exceder, incrementar y crecer.
Para que alguien o algo crezca (auxano), debe actuar sobre un poder exterior o tener el elemento de
vida dentro de sí. Esto se ve claramente en el uso del verbo ‘auxano’. Por ejemplo, los lirios crecen
(Mateo 6:28, Lucas 12:27), la semilla crecida (Mateo 13:32), el fruto proviene de las semillas
(Marcos 4:8), la semilla de mostaza creció hasta convertirse en un árbol. En todos estos casos, era
algo vivo que podía crecer debido al elemento de vida dentro de éstas. Este crecimiento, sin embargo,
no fue debido a ninguna habilidad especial de las semillas, sino por la calidad de vida implantada por
Dios mismo.
Derivamos el término inglés ‘auxins’ del griego, ‘auxano’. Las auxinas son hormonas vegetales que
promueven y estimulan el crecimiento. Inherente dentro de la gracia de Dios recibida en nuestra
entrada al Reino, es la vida misma de Dios, diseñada para crecer y aumentar exponencialmente a
través del tiempo. Nosotros recibimos la gracia de Dios en nuestro espíritu. Debemos CRECER en la
gracia de Dios. La vida de Dios es inherente a Su gracia. Esta gracia dentro de nosotros debe
amplificarse a la máxima medida.

1 Pedro 1:2b “Gracia y paz os sean multiplicadas.”

→ Multiplicar = ‘plethuno’, llenar, por lo tanto, multiplicar, aumentar.


La Gracia Salvadora se llama comúnmente “gracia o favor no merecido”. Pero esto es sólo la
“introducción a esta gracia” (Romanos 5:1, 2). No hay nada que hagamos para ganarla o merecerla.
No es por nuestras propias obras. Su intención no es sólo traernos la salvación para escapar del
infierno, sino emprender un viaje glorioso de crecimiento en la madurez como hijos de Dios que
manifestarán Su gloria a toda la creación, representándolo de manera correcta en todos los aspectos,
tanto en la naturaleza como en la ejecución del propósito.
Para alcanzar esto, tenemos que intervenir en y acceder a otras dimensiones de Su gracia
multiforme. Podemos acceder a otros aspectos de la gracia de Dios mediante la adopción de una
específica posición, actitud, mentalidad, actividad, etc. En este sentido, gran parte de la gracia de Dios
es merecida, es decir, aventurarse en la plenitud de la gracia exigirá de nosotros una disposición
particular como dice Su Palabra. Por ejemplo, el orgullo recluta la resistencia o la oposición de Dios,
mientras que la humildad atrae cada vez más gracia de Dios - Él “se opone a los orgullosos, pero DA
gracia a los humildes” (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5).
 18
No hay nada que tengamos que hacer para ENTRAR en la economía de la GRACIA de Dios
(es inmerecida en nuestra entrada inicial a la salvación), pero hay mucho que se requiere de nosotros
para crecer en la PLENITUD de la naturaleza multiforme de esta gracia. Esto es semejante a la
comparación de las buenas obras que no pueden salvarnos, pero una vez que somos salvos por
gracia a través de la fe, se espera que produzcamos buenas obras (compare Efesios 2:7-9 con
Efesios 2:10, 5:16 y 1 Timoteo 6:18).

JESÚS CRECIÓ EN LA GRACIA


¿Cómo MADURÓ Jesús en lugar donde fue, “EL RESPLANDOR DE LA GLORIA DE SU PADRE Y LA IMAGEN
MISMA DE SU SUSTANCIA” (Hebreos 1:3)? La respuesta es simple, ¡Él creció en la GRACIA!
Esta distinción de la gracia para salvación al ser un favor inmerecido y el crecimiento en la gracia que
está condicionado a ciertas exigencias, se demuestra acertadamente en dos versículos de las
Escrituras concernientes al crecimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Consideremos,

Lucas 2:40 “Y el niño CRECÍA y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría, y la GRACIA DE DIOS era sobre él.”
Lucas 2:52 “Y Jesús CRECÍA en sabiduría y en estatura, y en GRACIA para con Dios y los hombres.”

La palabra griega traducida “crecer” en el versículo 40 es ‘auxano’, explicada anteriormente.


La palabra griega traducida como “crecer” en el versículo 52 es ‘prokopto’, que significa “dar un paso
adelante a través de golpes repetidos”. El verbo ‘prokópto’ tiene en sí el carácter de logro/esfuerzo
humano. Es un avance, no por la inevitabilidad de su constitución interna (como sugiere la palabra
‘auxano’), sino por el esfuerzo consciente.
En el versículo 40, Jesús creció como el resultado natural y sin esfuerzo del principio de vida dentro
de sí mismo. Esto tuvo lugar humanamente dentro de su cuerpo físico, así como Su capacidad para
la sabiduría. Entonces el texto indica en referencia a esto, que la GRACIA de Dios estaba sobre él.
Cuando la gracia de Dios nos asiste al comienzo de nuestra relación con Dios, la gracia también
reposa sobre nosotros. Esto es lo que Bernabé vio en Antioquía (Hechos 11:23). En esta gracia está
el principio de la vida y el potencial para crecer, y sin duda habrá expresiones e indicios de este
crecimiento en alguna medida. Esto será, con gran respeto, el hacer del Señor con muy poco esfuerzo
de nuestra parte. Pero llega un momento en el que debemos concentrarnos conscientemente, como
lo hizo Jesús en el versículo 52 y CRECER en GRACIA aplicando deliberadamente nuestro esfuerzo
mediante la observación repetitiva, consistente y diligente de principios diseñados para esta
intención.
En el versículo 40, la gracia de Dios estaba sobre él, En el versículo 52, CRECIÓ en ella. Algunas cosas
significativas ocurrieron con Jesús entre el versículo 40 y el versículo 52 que generaron este
resultado. Por ejemplo:
• Su humildad.
• Su sometimiento voluntario durante 18 años a la crianza espiritual de José y María.

Busquemos incrementar el depósito de GRACIA que Dios nos ha otorgado libremente.


Antes bien,

2 Pedro 3:18a “CRECED en la GRACIA y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”


2 Pedro 1:2 “GRACIAS y paz os sean MULTIPLICADAS, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”

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APUNTES

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Sección 3 : La Gracia operando en nosotros para Transformación

Lección 7: La Gracia forma la Identidad y Determina, Autoriza y Empodera la Función

En 1 Corintios 15:10, en la NVI, Pablo declara enfáticamente que la gracia de Dios para con él “NO FUE
INFRUCTUOSA”.
Anteriormente describí lo siguiente referente a los resultados de la gracia:
• El objetivo de la gracia es manifestar la gloria de Dios. Esta gloria se ve cuando se OBEDECE la
Palabra, es decir, cuando la Palabra de Dios se hace carne en nuestra carne (Juan 1:14-18).
Pablo dijo que Dios lo llamó POR GRACIA para revelar a SU HIJO dentro de él (Gálatas 1:15-16).
La gracia busca revelar al HIJO DE DIOS en nosotros. La gloria de Dios manifestará Sus variados
atributos visibles a la creación. Estos son construidos y luego expresados en y por medio de nosotros
como Sus hijos. Así, la naturaleza de Dios en nosotros como Hijos debe ser claramente manifestada.
Esta GRACIA, la base de la gloria, forma nuestra identidad y naturaleza como hijos de Dios. Debemos
OBEDECER a Dios al cumplir con todos sus principios diseñados para moldearnos y perfilarnos como
Sus hijos. Por lo tanto, la obediencia a Su palabra se convierte en un resultado intencional de la gracia
(Romanos 1:5).
Glorificar a Dios en nuestras vidas incluye OBEDIENCIA a Su voluntad para nuestras vidas en relación
al propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros al ejecutar algún aspecto de Su voluntad - que
nos beneficia no sólo a nosotros sino a la comunidad corporativa (iglesia y mundo). Cada uno de
nosotros tiene un trabajo que hacer. En este sentido, la gracia está diseñada para EMPODERAR
NUESTRA FUNCIÓN al ejecutar la voluntad de Dios.

Juan 17:4-5 “Yo te he glorificado en la tierra, he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues,
Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”

La gracia multiforme de Dios ciertamente tiene muchos más resultados que los citados
anteriormente. Pero, considero personalmente, los puntos mencionados anteriormente captan los
resultados esenciales y fundamentales de la gracia de Dios.
Podemos resumir lo anterior en dos grandes rasgos de la siguiente manera,

1. La gracia forma mi IDENTIDAD como hijo de Dios.


• La gracia hace madurar mi naturaleza y carácter como hijo de Dios.

2. La gracia determina, autoriza y empodera mi FUNCIÓN en cuanto a mi rol específico.


• La gracia moldea mi llamado específico en el propósito eterno de Dios.
• La gracia determina y dirige mis esfuerzos en el trabajo para Dios.
• La gracia fortalece y empodera mis esfuerzos en el trabajo para Dios.

Más simple:
La gracia moldea LO QUE SOY y LO QUE HAGO.

 21
Lo que hacemos (obras) está basado en quienes somos (ser). ¿Quiénes somos? Hijos de Dios.
Una vez que nuestra identidad ha sido firmemente establecida, la ejecución de su función y destino
resultará naturalmente. Nunca intentemos explorar la función sin primero consolidar firmemente
nuestra identidad, es decir, quiénes somos en Cristo. Si intentamos HACER la voluntad de Dios sin
funcionar desde la base de una identidad segura como Sus hijos, siempre estaremos esforzándonos
por consolidar y recibir la validación de quienes somos por lo que hacemos. Lo contrario, más bien,
es cierto. Lo que hacemos debe fluir de una identidad establecida como hijos en Cristo, y nuestros
esfuerzos no tienen nada que ver con probar quienes somos, sino que Dios ya ha afirmado que
somos Sus hijos.

CONSIDEREMOS LOS DOS RESULTADOS PRINCIPALES DE LA GRACIA EN LA VIDA DE JESÚS


La gracia estuvo en la vida de Jesús desde su nacimiento, siendo manifestada sobre Él a la edad de
doce años. Desde ese punto la gracia AUMENTÓ exponencialmente, sin que se hicieran OBRAS hasta
los treinta años, cuando Su Padre afirmó y validó SU IDENTIDAD, Su filiación. El primer resultado
notable de la gracia en la vida de Jesús fue su capacidad para madurar dentro de su identidad como
Hijo de Dios. Desde esta coyuntura, Él ejecutó y terminó los negocios de Su Padre por el poder de Su
gracia. Juan está en lo cierto cuando resume la vida de Jesús como LLENO DE GRACIA y VERDAD Y
DE SU PLENITUD HEMOS RECIBIDO GRACIA SOBRE GRACIA.
La gracia lo hizo quien era, y autorizó y empoderó Su función. La gracia formó Su persona, condicionó
Su personalidad y luego validó Su propósito. Lo mismo será válido para nosotros. No busquemos
HACER, sin primero “LLEGAR A SER”. La gracia nos formará antes de se nos ordene que funcionemos
de una manera específica. De hecho, creo que una auténtica validación y afirmación de nuestra
filiación en Cristo por nuestro Padre Celestial es en realidad el factor que nos autoriza y nos
empodera. La gracia asiste al hijo, no a la obra que el hijo está llamado a realizar, sino la persona del
hijo en su trabajo. Cuando la “persona” es dotada de gracia, el trabajo realizado será la habilidad de
la gracia. Nosotros recibiremos cada vez más descargas e imparticiones de la gracia de Dios,
Entonces el trabajo de Dios que acompaña al hijo tendrá permiso divino (autorización) y también
empoderamiento.

Repasemos entonces:
→ La gracia forma mi identidad como hijo.
→ La gracia determina mi rol y función específica.
→ La gracia valida mi derecho en la función.
→ La gracia da poder a mi deseo voluntario y obediente de hacer la voluntad de Dios.

CONSIDEREMOS LOS DOS RESULTADOS PRINCIPALES DE LA GRACIA EN LA VIDA DEL APÓSTOL


PABLO
Dos Escrituras claves que nos ayudan a entender la gracia más profundamente y que demuestran
algunos de los elementos contenidos en la descripción de la gracia son Gálatas 1:15-16 y
1 Corintios 15:9-10.
Estos pasajes de la Escritura demuestran que la gracia forma la identidad, el mandato y la función
de cada uno.

 22
Pablo experimentó estos dos resultados de la gracia en su vida y ministerio.

1. La gracia formó su identidad como hijo de Dios.

Gálatas 1:15-16 “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó
por su GRACIA, REVELAR A SU HIJO en mí, para que YO LE PREDICASE entre los GENTILES.”

Pablo fue llamado por la gracia de Dios, su intención era “revelar a Su Hijo” en él. La revelación del
HIJO en Pablo era para darle forma como hijo de Dios. Pablo estaba convencido de que todo esto
era esencial para otro propósito de Dios, es decir, “predicar a Cristo entre las naciones de los
gentiles”. No fue elegible ni autorizado para predicar hasta que el Hijo se reveló en él. Antes de que
la GRACIA nos capacite para ser usados por Dios, primero nos preparará como hijos. Nuestro
hacer como hijos es, de hecho, la autorización para funcionar en el empoderamiento que la gracia
nos proporcionará en virtud de la madurez como hijos.

2. La gracia determinó, validó y empoderó el llamado específico de Pablo como un apóstol de


Dios.
Una vez más, observemos el texto anterior. Hay un TRABAJO que Dios tiene para Pablo, es decir,
PREDICAR a Cristo. Pero no sólo predicar a Cristo en general, sino específicamente a los GENTILES.

1 Corintios 15:9-10 “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado
apóstol porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero POR LA GRACIA DE DIOS SOY LO QUE SOY, y su gracia
no ha sido en vano para conmigo, antes HE TRABAJADO más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia
de Dios conmigo.”

La gracia es lo que nos hace llegar a ser todo lo que Dios nos ha destinado a ser y hacer todo lo
que Dios nos ha asignado para hacer. Uno debe crecer en la gracia constantemente.
La gracia hará que funcionemos a un nivel más allá de nuestra capacidad natural. Pablo fue
llamado a funcionar como un apóstol de Dios. En el versículo 9, viendo las cosas naturalmente y
basándose en su anterior persecución de la iglesia, Pablo se sintió el menor de todos los apóstoles
y también descalificado de la función apostólica. Pero entonces cambia de perspectiva, y recuerda
que la GRACIA de Dios en su vida corrige ambas cuestiones.
Pablo está diciendo dos cosas fundamentales en el verso 10:
1) “YO SOY lo que soy por gracia”.
2) “YO TRABAJO, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.

La gracia de Dios lo calificó cuando su historia personal lo descalificó. Cuando el fracaso humano,
la debilidad e incluso el pecado nos descalifican de convertirnos en el hombre o la mujer que Dios
quiere que seamos para así cumplir una asignación específica en la que estamos llamados a
trabajar, entonces la GRACIA elimina todos los elementos naturales descalificantes y valida
nuestra identidad (quiénes somos como hijos de Dios), nuestro mandato (el llamado a la función
ministerial que tenemos) y el grado de nuestra función (la eficacia con la que trabajamos). Cuando
el fracaso histórico arraigado en la ignorancia o inmadurez en Cristo busca descalificarnos de
comprometernos plenamente con el propósito eterno de Dios, la GRACIA nos hará elegibles,
autorizados y habilitados para cumplir con esta tarea.

 23
Considero importante añadir que no deberíamos juzgar a alguien después de su fracaso, debilidad
o pecado en el pasado, que Dios ya ha perdonado, más bien deberíamos evaluarlos según la obra
de la gracia presente en sus vidas. Dios no requiere nuestro permiso para cambiar a las personas
que cooperan con su obra en sus vidas. Podemos percibir algo de alguien luego de una impresión
obsoleta que todavía tenemos de ellos basada en su inmadurez previa, cuando de hecho, Dios ya los
ha transformado por la GRACIA sin nuestro consentimiento. Mejoremos nuestra percepción de las
personas. Juzguémoslos por obra de la gracia.
Pablo le escribió a Filemón para actualizar y mejorar su visión de Onésimo, que en otro tiempo era
“infructífero”, pero debido a la obra de gracia en la vida de Onésimo, demostró ser productivo y
beneficioso. La opinión de Filemón sobre Onésimo era obsoleta y podía haberse robado
potencialmente el beneficio que Onésimo ya transformado podía ser para él (véase el libro de
Filemón).

Pongamos atención a estas dos declaraciones, “Yo soy – por gracia / yo trabajo – por gracia”.
→ YO SOY por gracia: identidad y función ministerial específica.
→ YO TRABAJO por gracia: trabajo y función.
Pablo vivió y trabajó por la gracia.

Nótese que en Gálatas 1:15-16 la gracia de Dios en Pablo DETERMINÓ su área específica de enfoque
como apóstol. Su obra apostólica estaba dirigida a los gentiles y no a los judíos como lo fue Pedro.

Gálatas 2:8 “Pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para
con los gentiles.”

Esta fue la determinación de Dios y Pablo no tuvo opción en el asunto. Dios nos dará gracia para una
función y un rol específico para algunas personas o grupo de personas específicas. Pablo, por los
relatos naturales, estaba más calificado para ministrar a los judíos y Pedro más calificado para
ministrar a los gentiles. Pablo fue educado en las mejores escuelas judías y bajo la tutela de uno de
los rabinos judíos más célebres, Gamaliel (Hechos 22:3). ¿Se equivocó Dios al tomar a un hombre
educado como Pablo y colocarlo para ministrar a naciones paganas irreligiosas, y, por otro lado, tomar a
un pescador sin educación como Pedro y colocarlo como apóstol para ministrar a los judíos educados y
religiosos impregnados en la tradición Mosaica? La respuesta es NO.
Aquí vemos el poder absoluto de la gracia de Dios. Dios estaba tratando de demostrar tanto en Pablo
como en Pedro que la única dirección que tomarían sus respectivos ministerios apostólicos no
dependería en modo alguno de lo que ellos consideraban como tal. Nosotros haríamos bien en
reconocer este principio en nuestro caminar en Cristo y disponernos a hacer Su voluntad. Confiemos
más en la gracia que en nuestra propia autosuficiencia. También permitamos que la gracia decida,
determine y dirija la función específica en nuestras vidas.

La gracia está diseñada para funcionar de manera más eficiente y poderosa


en contextos donde la capacidad y habilidad humana se vuelven impotentes.

 24
La gracia está diseñada para formar, validar y habilitar la voluntad de Dios en nuestras vidas.
La gracia asiste a los hijos de Dios donde quiera que estén, dentro del contexto de la iglesia o fuera
de ella. A menudo distinguimos entre lo secular y lo sagrado, algo que realmente no existe en
absoluto. Toda la vida es sagrada y espiritual. Nuestro compromiso secular en la vida es tan
importante para Dios como alguien a quien ha llamado para ocupar una función espiritual en Su
Reino. No hay distinción entre los dos. Ambos necesitan la gracia para funcionar eficientemente.
Todos estamos en el “ministerio a tiempo completo”. Nuestro trabajo diario es el ambiente o contexto
que Dios ha diseñado para manifestar sus propósitos con precisión. Ese dominio en el cual vivimos
o trabajamos es el área de nuestra función ministerial. Necesitamos la gracia para ser eficaces.
Permitamos que la gracia de Dios se manifieste por completo en nuestras vidas. Que la gracia nos
forme como hijos de Dios, cuando esto se establezca firmemente, sentiremos la autorización y
validación para cumplir con aspectos específicos de Su voluntad.
Crezcamos en la gracia y dejemos que se vean los resultados completos en nosotros.

1 Corintios 15:10a “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió NO FUE
INFRUCTUOSA.”

 25
Lección 8: La Palabra de Dios es el Contenedor Preeminente y Comunicador de la Gracia

Salmo 45:2b “La GRACIA se derramó en tus LABIOS”

En esta lección, consideraremos el método principal por el que la gracia se nos comunica.
¿Cómo se imparte exactamente la gracia a nosotros? ¿De qué manera viene la gracia? Si vamos a crecer
plenamente en ella, entonces ¿cómo se hace? Esto depende fundamentalmente de dos factores,
a) Nuestra exposición a la VERDAD.
b) Nuestra ACTITUD interna.

Uno de los factores que hizo que Jesús proceda de una manera en la que CRECIÓ, del griego ‘auxano’
(Lucas 2:40), en la gracia, estando la gracia “SOBRE ÉL”, de manera en la que PERSEVERABA (del griego
‘prokopto’ – Lucas 2:52) en ella era su disposición a sujetarse a las palabras y al consejo de María y
José, que representaban sus padres espirituales, es decir, la paternidad espiritual. Como Dios en la
carne, Jesús no vino a la tierra dotado de las posibilidades que la gracia estaba destinada a permitirle.
Él vino como un hombre para mostrarnos con su propio ejemplo cómo nosotros también tendríamos
que adoptar una manera donde constantemente escuchemos las Palabras de Dios a través de
aquellos a quienes Dios ha puesto sobre nosotros. También aprendemos de Él a cómo adoptar
patrones de comportamiento específicos dentro de nosotros para crecer en la plenitud de la gracia
de Dios.
En este enfoque, consideremos cómo el oír y obedecer la Palabra de Dios para nosotros es la
metodología principal por la que la gracia está diseñada para venir y crecer en nosotros.

Consideremos lo siguiente:
1) Dios es Espíritu.
2) La gracia es la composición del Espíritu.
3) Dios expresa su Ser a través de Palabras, La naturaleza de Dios se expresa a través de sus
Palabras. Sus Palabras, como su Ser, que está “lleno de gracia”, también es Espíritu y Vida.
4) Sus Palabras, que son Espíritu, comunican gracia, el elemento constituyente del Espíritu.
5) La vida y la naturaleza de Dios están investidas en Sus Palabras.
6) El oír la Palabra de Dios imparte gracia a nuestros espíritus. La Palabra, que es Espíritu y comunica
gracia, debe ser recibida en el espíritu de las personas. El destino de impartición de la gracia es
el espíritu humano.
7) Dios, un ser spiritual, comunica gracia – el elemento constituyente del Espíritu – a través de
Palabras, que son Espíritu y Vida. La gracia se comunica a nuestro espíritu, para que nosotros
también, como Cristo, podamos ser espíritus dadores de vida a través de las palabras que
hablamos.
8) Cuando oímos la palabra con la mente del espíritu somos iluminados y limpios.
9) La palabra de gracia recibida en el espíritu debe ser GRABADA en el alma, conduciendo a la
renovación de ella progresivamente.
10) La obediencia a la palabra purifica y perfecciona el alma, y así la trae a un estado compatible y
sumiso con la luz del espíritu.

 26
En sus cuerpos, los hijos de Dios ahora pueden expresar la GLORIA de Dios ante los hombres.
La gracia que está destinada a ayudar a cuidar y a madurar nuestra alma, es dada a las personas que
generalmente llamamos padres espirituales. Ellos velan por nuestra alma al alimentar a nuestro
espíritu con la Palabra de Dios. Son colocados en nuestra vida como un medio fundamental para
facilitar nuestra madurez en Cristo.

Hebreos 13:7a “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta (…)”
Hebreos 13:7a NVI “Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron la palabra de Dios.”

Además de acceder a la gracia a través de la Palabra de Dios en un sentido general, más


específicamente, uno necesita conectarse, oír y obedecer la Palabra de gracia que fluye de la persona
que Dios, en Su sabiduría, ha determinado para velar por nuestra alma, así como para llevarnos
progresivamente a la renovación total por la recepción de la gracia en nuestro espíritu. Una vez que
esta realidad está establecida para recibir la Palabra que va a maximizar la recepción del depósito
de gracia, debemos adoptar ciertas actitudes dentro de nosotros referentes a la Palabra de Dios y a
aquel por medio del cual la Palabra nos es entregada.

LA “PALABRA DE DIOS” Y LA GRACIA

Juan 1
1
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
14
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad.”
16
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.”
17
“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.”

Jesús, cuando estuvo en la tierra como humano, era el “Verbo” hecho carne. Cuando la Palabra se
encarna y se vive, la gloria que acompaña a la persona obediente se hace visible (v. 14 “vimos”). Esta
gloria manifiesta, estará claramente marcada o llena de dos cosas, “Gracia y verdad”. La gracia de
Dios y la Palabra de Dios no se pueden separar, porque inherente a la Palabra de Dios es la gracia
de Dios. Jesús, la Palabra, estaba llena de gracia. La gracia viene a nosotros a través de la Palabra de
Dios. No podemos anhelar la gracia sin desear y priorizar el conducto preeminente de la gracia, es
decir, la Palabra de Dios. La gracia viene a nosotros a través de la Palabra de Dios. Cuando
obedecemos, la Palabra “se hace carne” y, entonces, la gloria de Dios se hace visible.
Así que, expresada en la Palabra de Dios impartida, es la misma sustancia de Dios que llamamos
“gracia”. Así, la Palabra de Dios se convierte en el medio principal a través del que se imparte y se
recibe gracia. La Palabra de Dios es el recipiente de la gracia. La gracia viene expresada en la Palabra.
Nunca podemos recibir la gracia sin recibir Su Palabra. La Palabra de Dios nos dará gracia.
No podemos acceder a la gracia sin acceder a Su palabra que es la “verdad presente”.
Pablo pasó tres años ministrando a la iglesia de Éfeso DIARIAMENTE. En ese tiempo él literalmente
no retenía nada, sino que declaraba “todo el consejo de Dios” o “todo el propósito y el plan de Dios”
(Hechos 20:27). Cuando Pablo se fue de Éfeso, les informó que no lo verían más. Les recordó que
vigilen cuidadosamente el rebaño de Dios y les advirtió que algunos, incluso dentro de sus rangos,
surgirían para dañar a los santos. Los ancianos lloraron con él por su partida.

 27
¿Qué podría dejarles Pablo por todo el trabajo, el resultado y la influencia que había tenido? ¿Qué les diría
Pablo en sus últimas palabras de despedida, sabiendo que nunca volvería a verlos? Pablo,
calculadamente y conmovedoramente, seleccionó sus palabras y les dice lo siguiente:

Hechos 20:32 “Y ahora, hermanos, os ENCOMIENDO a Dios, y a la PALABRA DE SU GRACIA, que tiene poder
para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.”

Pablo se dio cuenta de que, en su ausencia, lo que mantendría y sostendría a los ancianos de Éfeso
y a su pueblo, sería la GRACIA, que procede de la PALABRA de Dios, la PALABRA de Su Gracia. Pablo
encomienda a estos ancianos primero a Dios, y luego a la Palabra de la gracia de Dios. Esto implica
que, la alabanza a la gracia de Dios, es una alabanza a Dios mismo, y la forma en que nos
encomendamos a Dios y a Su gracia es a través de Su Palabra.
→ Encomendar = ‘paratithemi’, ponerse o colocarse cerca de alguien.
La palabra griega ‘paratithemi’ se compone de dos partes, “para” que significa “cerca” y ‘tithemi’ que
significa “poner o colocar estratégicamente”. Pablo los elogia o los coloca estratégicamente cerca de la
Palabra de la gracia de Dios. Encontrar proximidad en la Palabra de Dios es crucial para acceder a la
gracia. Esto implica que debemos posicionarnos regularmente cerca de la PALABRA, en el sentido de
estar expuestos al oírla. Es importante que escuchemos repetidamente los mensajes que se han
grabado en formato de audio. También es recomendable que tomemos nuestras propias notas
escritas. Tengamos en cuenta que Pablo había pasado tres años exponiendo la totalidad del consejo
de Dios a los ancianos de Éfeso. Al encomendarlos a la Palabra, también estaba implicando que se
aferren a la verdad que ya les había comunicado.

La Palabra de Gracia hace dos cosas:


1. Es capaz de construirnos.
2. Es capaz de asegurar nuestra herencia.

Hechos 14:3 “Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor,
el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos
señales y prodigios.”

Este es el punto, la gracia para edificarnos, para asegurar nuestra herencia en Dios, y para las señales
y maravillas, viene directamente por medio de la Palabra de Dios.
Ahora, uno puede acceder a la gracia a través de su propia investigación y consideración en la
Palabra. Esto es importante y requiere un estudio consistente y diligente. Pero no podemos ignorar
que la comunión y conexión con nuestros padres espirituales es esencial para que la gracia fluya en
nosotros en mayor medida. Entonces, descubriremos que estamos siendo edificados y firmemente
establecidos y se podrá acceder a los aspectos de la herencia multifacética de Dios de manera
práctica.

 28
Lección 9: Cada Revelación de Cristo a través de Su palabra, imparte Gracia

A los dos discípulos en el camino de Emaús, Cristo se reveló a sí mismo, no apelando a la evidencia
física de Su cuerpo resucitado, sino explicando y sacándose a sí mismo de las Escrituras (ver
Lucas 24). Las Escrituras revelan a Cristo y, cada vez que Cristo es revelado, se imparte o se recibe
gracia. La gracia viene a nosotros cada vez que recibimos una nueva revelación o un entendimiento
de Cristo.

1 Pedro 1:13 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la GRACIA que se os TRAERÁ cuando Jesucristo sea MANIFESTADO.”

La frase “os traerá” se traduce literalmente, en el griego, como “os anunciará”. La predicación de la
palabra de Dios es una proclamación o un anuncio de la verdad divina, que siempre trae un
entendimiento más profundo de la naturaleza de Cristo. Cuando esto ocurre, la gracia avanza.
Pablo estaba convencido que, a través de la predicación de la palabra, él sería capaz de impartir
entendimiento del misterio de Cristo a los gentiles:

Efesios 3:8-9 “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, ME FUE DADA ESTA GRACIA
de ANUNCIAR entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos
cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas (…)”

Las inescrutables riquezas de Cristo se dan a conocer a los hombres por medio de la predicación.
La gracia es ese tesoro en Cristo, cuyas profundidades son insondables ("riquezas de su gracia"
Efesios 1:7 – "las abundantes riquezas de su gracia" Efesios 2:7). Por medio de la predicación, la Palabra
de gracia, que contiene las riquezas de Cristo, es dispensada a las personas.
Jesús dijo, “Yo soy la Verdad” (Juan 14:6). La verdad es más que una doctrina o un conjunto de
principios del reino. La verdad es, en última instancia, una persona, Cristo mismo. Cada faceta de la
verdad bíblica debe aumentar siempre nuestro entendimiento y nuestra comprensión de la
naturaleza y el carácter de Cristo. La verdad que no es cristocéntrica y que no revela a Cristo, no es
una verdad en absoluto. Donde sea que Cristo es revelado a través de Su Palabra, se imparten las
riquezas de Su gracia y la sustancia de la Deidad. La gracia y la verdad van de la mano, la gracia
siempre asiste a la verdad, la verdad provee la base para la gracia, la Palabra de Dios es la verdad
que revela a la persona de Cristo, llena de gracia.

LA GRACIA A TRAVÉS DE LAS PALABRAS


Muchas porciones de la Escritura vinculan el HABLAR DE LA PALABRA con la liberación y la impartición
de la GRACIA. El Salmo 45 es un “Salmo Mesiánico”, es decir, es profético de Jesús.

Salmos 45:2 “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres, La gracia se derramó en tus labios,
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.”
RVC “la gracia mana de tus labios”

→ Más hermoso = ‘yapah’, ser brillante, precioso, excelente.


Aquí, Jesús es descripto como el “más hermoso” y, después, el texto indica que la gracia se derramó
en sus labios.
→ ‘Yapah’ = fairer, en inglés, indica excelencia y esplendor en un sentido ético y moral.

 29
El factor que distingue a Cristo y, por consecuencia, a sus hijos también, es el grado en que las
palabras o el habla se caracterizan por la gracia. Por el habla se imparte la gracia. Pero la impartición
por el habla sólo es posible por alguien que ha convertido la Palabra en su carne
(es decir, que vive obedientemente según la Palabra). Sólo recibimos gracia sobre gracia de Su
plenitud, cuando Él, la Palabra, se ha hecho carne. Lo mismo se aplicará a nosotros también.

La impartición por el habla sólo es posible


por alguien que ha convertido la Palabra en su carne.

Nótese el énfasis en el texto, “La gracia se derramó en sus labios”. El labio es una parte de la boca que
sirve para enmarcar, formular y emitir “palabras”.

Mateo 10:20 “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.”
Mateo 10:40 “El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”
Lucas 10:16 “El que a vosotros oye, a mí me oye, y el que a vosotros desecha, a mí me desecha, y el que
me desecha a mí, desecha al que me envió.”
Gálatas 4:14 “(…) y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien
me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.”
1 Tesalonicenses 2:13 “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino
según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”

• Prestar atención a la palabra de una autoridad espiritual imparte gracia para gobernar y
reinar.

Proverbios 1:8-9 “Oye, hijo mío, la instrucción de tu PADRE, y no desprecies la dirección de tu madre,
Porque adorno de GRACIA serán a tu cabeza, y collares a tu cuello.”

La instrucción de un padre es semejante a dos cosas: una es ADORNO DE GRACIA a la cabeza y la


otra, collares al cuello. El adorno a la cabeza es símbolo de victoria. Los collares al cuello son
símbolo de prestigio, dignidad y autoridad delegada (ver Génesis 41:42) La exposición y la
aplicación de la instrucción de un padre imparte GRACIA y nos posiciona para una vida victoriosa.
Cuando oímos y obedecemos la palabra de Dios que es dada a través de nuestros pastores,
padres espirituales, discipuladores, la gracia impartida nos posiciona para REINAR EN LA VIDA y
llegar a ser “el más hermoso” entre los hombres, con un sentido de belleza, realeza, dignidad y
autoridad.

Romanos 5:17 “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más REINARÁN EN VIDA
por uno solo, Jesucristo, los que reciben la ABUNDANCIA DE LA GRACIA y del don de la justicia.”

El nombre “Esteban” significa “coronado” que denota reinado y honor y las Escrituras indican que
estaba lleno de GRACIA (Hechos 6:8). La gracia nos corona y nos permitirá gobernar y reinar en la
vida. ¡Gobernemos por gracia!

 30
Un “TRONO” denota la posición en la que un rey emite decretos y acelera sus propósitos dentro
de su reino de influencia. El trono de Dios se describe como un “TRONO DE GRACIA” (Hebreos 4:16).
No se puede separar el gobierno de la gracia. Donde la gracia opere en la vida, se concede el
gobierno y la victoria para subyugar cualquier principio o estado que esté en contradicción con la
voluntad de Dios. Además, la gracia no sólo nos hace reinar, sino que, mientras reinamos, nuestro
gobierno se caracteriza por la gracia de Dios. Todo gobierno debe ser digno.

• Las palabras de gracia fluyen de la persona en la que la palabra se “haya cumplido” y lo que
se declara lo pueden experimentar los que las oyen.

Lucas 4:17-22 “Y se le dio el libro del profeta Isaías, y HABIENDO ABIERTO EL LIBRO, halló el lugar donde
estaba escrito, El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a
los pobres, Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos, A poner en libertad a los oprimidos, A predicar el año agradable del Señor. Y
enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó, y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles, Hoy se ha CUMPLIDO esta Escritura delante de vosotros. Y todos daban buen
testimonio de él, y estaban maravillados de las PALABRAS DE GRACIA que SALÍAN DE SUS LABIOS, y
decían, ¿No es éste el hijo de José?

La lectura de esta porción en el “libro” de Jesús (v. 17) liberó gracia a los oidores. Tal vez en tiempos
pasados, otros han leído el mismo pasaje sin impartir gracia. Es fundamental que la persona que
habla la Palabra, esté llena de la vida de Dios. De lo contrario no se liberará gracia, no habrá ningún
depósito de gracia. Hubo una clara diferencia en las palabras de Jesús oídas por la gente que
estaba presente en la reunión de la sinagoga. Se maravillaban y se asombraban de las palabras
de gracia que oían.
Jesús dijo, “Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros”. Él fue el cumplimiento vivo de la
Palabra que acababa de liberar, y a través de esta dinámica, la gracia fue liberada. Aquellos
destinados a impartir gracia a través de la Palabra de Dios, deben ser ejemplos vivientes de esa
Palabra hecha carne en sus propias vidas.

• Imitar a aquellos que hablan la palabra de Dios afirma nuestro corazón por la gracia.

Hebreos 13:7-9 “Acordaos de vuestros pastores, que os HABLARON LA PALABRA DE DIOS, considerad
cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los
siglos. No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es AFIRMAR EL CORAZÓN
POR LA GRACIA, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.”

“Vianda” en este pasaje es indicativo de falsa doctrina o enseñanza. Note que nuestro corazón
puede ser afirmado por la gracia (v. 9) cuando oye la “PALABRA DE DIOS” (v. 7). Pero esto sólo es
posible si hay tres cosas en orden:
I. Si la conducta del líder / padre espiritual / discipulador es “considerada” por nosotros,
y considerada como un reflejo de la Palabra que predican.
II. Si imitamos su fe (obediencia a lo que hemos oído).
III. Si lo que enseñan no es una falsa y “extraña” enseñanza (asegurémonos de que lo que oímos
es una doctrina que refleja y revela la naturaleza de Cristo).

 31
Cuando nos disponemos a oír la Palabra de Dios, obtendremos una impartición de gracia. Pero el
mayor grado de impartición de la gracia, que está acompañado por la Palabra liberada, es cuando
realmente obedecemos la Palabra encarnada (“imitad su fe”).
El punto tres, citado arriba (previamente), coloca una seria responsabilidad personal en nosotros
para adoptar una actitud “más noble”, donde de manera constante y penetrante indaguemos en
la Palabra del Señor para validar la precisión de lo que oímos, de lo que se nos enseña (ver
Hechos 17). Esto es importante porque la gracia sólo se impartirá a través de una doctrina
correcta.

2 Pedro 3:17-18 “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que,
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, CRECED EN LA GRACIA y
el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la
eternidad. Amén.”

→ Inicuo = ‘athesmos’, ilícito, es decir, perverso; aquel que rompe la restricción de la ley y gratifica
sus deseos. No conforme con la costumbre aceptable. Desviación de la conducta que se acepta
como buena y adoptada como una ley o regla de costumbre. Contrario a lo que es correcto, es
decir, ilegal.
→ Firmeza = ‘sterigmos’, condición firme, estabilidad, de la mente.

Pedro resalta el hecho de que hay un cierto calibre de hombres que seducen a los demás,
conduciéndolos por mal camino con una doctrina falsa o errónea. Estos hombres son descriptos
como “sin principios” NBLH, es decir, “sin ley”, que deliberadamente transgreden los códigos
establecidos de una conducta aceptable, que son apropiados para los hijos de Dios (ver 2 Pedro
2:18).
Ellos adoptan un patrón de comportamiento libertino en el que se dan a todo tipo de actividad
lasciva y perversa. El efecto producido en los que son sus víctimas es que “caen de su propia
firmeza”, se vuelven inestables y ya no están firmemente arraigados en su compromiso con Cristo
y con la verdad. Esta inestabilidad también se manifiesta en ausencia de la gracia. Por lo tanto,
Pedro posiciona “crecer en Gracia” en el mismo contexto que la solución para no “caer de nuestra
firmeza” por exponerse a la enseñanza erróneas de aquellos cuyas vidas no son verdaderos
reflejos de la naturaleza de Cristo. No caeremos de nuestra firmeza si constantemente crecemos
en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
En 2 Pedro 1:2 aprendemos que la gracia se multiplica “EN” el conocimiento de Dios y de Jesús,
nuestro Señor.

2 Pedro 1:2 “Gracia y paz os sean multiplicadas, EN el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”

Es a través de nuestro crecimiento en conocer a Dios que la gracia se multiplica, y nuestro


conocimiento de Dios crece principalmente a través de Su Palabra. Es a través de la Palabra, que
Cristo se revela.
Recordemos que la palabra griega ‘auxano’, traducida como CRECER en la frase “CRECED en la
GRACIA”, implica que para que algo crezca en la gracia, debe obedecer un poder exterior, o tener
el elemento de vida dentro de él. En nuestra búsqueda de sobresalir en la gracia, necesitamos la
influencia de la Palabra de Dios sobre nosotros. La Palabra de Dios es el poder externo que debe
venir a nosotros y entonces debe convertirse en nosotros.

 32
Sección 4 : La Gracia de Dios es todo lo que necesitamos

Lección 10: La Suficiencia de la Gracia

La gracia de Dios es la naturaleza y realidad de nuestra relación con Dios en Cristo. En otras palabras,
la gracia es la manera mediante la cual Dios se relaciona con nosotros en su Hijo. En esta relación de
gracia, Cristo se hizo todas las cosas espirituales para nosotros. Es decir, por la gracia de Dios, Cristo
ES su vida, su sabiduría, su justificación, santificación, redención, etc. Nosotros no traemos nada a
esta relación, más bien recibimos todo, en y como la persona de Cristo. Nosotros crecemos en la
gracia de Dios cuando crecemos en el entendimiento espiritual y experiencia de dicha relación.
La “gracia” es una palabra que muy a menudo se usa en contraste con la palabra ley. ¿Qué era la ley
de Dios? La ley era la justicia de Dios, Su carácter, naturaleza, santidad, perfección, demandada a la
carne de Israel a través de palabras escritas. La ley era una descripción de la persona de Cristo en
palabras. Era un montón de reglas, mandamientos, sacrificios y fiestas que describían la naturaleza
de Cristo, Su relación con Su Padre, con Su cuerpo, con Sus enemigos, etc.

La ley, en un sentido, era Cristo, pero una descripción de Cristo


sin la sustancia y dádiva de Su vida, y sin la dádiva de Su vida, la ley,
o la descripción de Cristo, no se podía cumplir.

Entonces, la ley existía por dos razones principales:


• La primera, para crear un testimonio natural de lo que iba a venir, o como acabo de describir,
que el Israel corporativo se convirtió en un cuadro, un tipo y sombra, del cuerpo espiritual de
Cristo. Ahora leemos los cuadros de Dios establecidos en el Antiguo Pacto, y el Espíritu de Dios
nos muestra la realidad espiritual en la cual estamos viviendo.
• La segunda razón por la que existía la ley era, para exponer la necesidad de la gracia de Dios. Es
decir, para hacer un contraste entre el deseo de Dios descripto en la ley y la debilidad del hombre
adámico.

Entonces, ¿qué es la gracia? La gracia no es sólo el perdón por la manera en que el hombre adámico
quedó corto de la ley, sino la verdadera dádiva de Cristo a nosotros, y en Él, toda la plenitud de lo
que Dios requiere. Es decir, la gracia es la justicia de Dios, Su carácter, naturaleza, sabiduría, etc.,
dada y obrando en nosotros, a través de la persona de Cristo morando en nuestro interior.
La ley nos puso en evidencia por medio de la descripción de Dios de Su Hijo. La ley demostró que
somos culpables y nos dijo, “¡Ciertamente, deben morir!” En cambio, por su gracia, Dios nos vio y dijo,
“Es cierto que deben morir, sin embargo, en mi Hijo podrán vivir, y mi Hijo va a hacerse todas las cosas
espirituales en ustedes”. ¡Esto es gracia!

 33
La gracia no sólo es el perdón por nuestros defectos, sino la eliminación de la fuente de nuestros
defectos. Y más aún, es una experiencia continua y eterna del Hijo de Dios como nuestra vida.
Por desgracia, mucha gente piensa que la gracia de Dios es una reacción. En otras palabras, cuando
alguien queda corto, Dios le entrega un poco de gracia. Cuando alguien realmente mete la pata, Dios
tiene que darle más gracia para compensar su deficiencia. El pensamiento es que la gracia de Dios
es una reacción a nuestro pecado, pero eso no es correcto. Si en nuestra comprensión, el pecado es
algo que nosotros hacemos de vez en cuando, entonces vamos a pensar que la gracia de Dios es algo
que necesitamos ocasionalmente. En cambio, si nos damos cuenta que el pecado es algo que
nosotros somos, entonces la gracia será la única manera de vivir. Necesitaremos vivir en y por la
gracia de Dios. La gracia no es una reacción por parte de Dios a nuestros pecados, sino la manera
por medio de la cual nuestras almas pueden vivir con Cristo en Dios.
Y la puerta a esta comunión es nuestro juicio con Cristo. De ninguna manera la gracia es un escape
del juicio de Dios. La gracia es el regalo increíble en el que Dios nos permite morir en el Cordero,
para que el Cordero resucitado pueda ser nuestras vidas.
La gracia no es que Dios permita que nosotros vivamos, la gracia es que Dios permita que nosotros
hayamos muerto. Tenemos que entender esto. A través de Su gracia, Dios permitió que nosotros
experimentáramos el juicio y muerte de Su Hijo, y posteriormente, permaneciéramos en Su vida
resucitada. Pero NO es el perdón de Adán. No es el perdón de los delitos de Adán, es mucho más
que eso, es la muerte y final del hombre adámico en nosotros.
Nunca debemos afirmar que la gracia de Dios perdona el pecado sin crucificar al pecador.
Nunca debemos imaginar o enseñar que la gracia de Dios es la libertad de vivir nuestras vidas con la
aprobación de Dios. ¡Es lo opuesto! La gracia de Dios es la libertad de perder nuestras vidas y hallarnos
a nosotros mismos en la de Él. Sí, es libertad, pero no es la libertad de ser nosotros mismos, sino la
libertad de nosotros mismos.

La gracia nos hace libres de nosotros mismos.

2 Corintios 12:7-10 “Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir
que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para
que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y El me ha
dicho, Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, con muchísimo gusto
me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco
en las debilidades, en insultos, maltratos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a
Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”

Tenemos que recordar la clase de vida natural que Pablo estaba experimentando. Supongo que muy
pocas personas han experimentado una vida así, una vida llena de problemas, dolor, tortura, mucho
tiempo solo, muchas lágrimas. Al contrario de la gran mayoría de nuestras vidas naturales, se podría
decir que la vida natural de Pablo fue miserable. Ahora bien, fue un hombre en cuyo corazón estaba
la alegría del Señor, la experiencia del Espíritu, y la comunión de los santos (cuando no estaba en la
cárcel), pero creo, que ni siquiera Hollywood podría retratar la clase de sufrimiento y crisis que este
hombre soportó la mayoría de su tiempo en la carne.

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Según 2 Corintios 12 lo que Pablo tenía que enfrentar, era el hecho de que lo que Dios le había dado
en la persona de su Hijo era suficiente (v. 9). A pesar de todo lo que estaba sucediendo en el ámbito
de la vista natural, a pesar de todas las experiencias en el ámbito de la tierra, la gracia de Dios era
todo lo que necesitaba. ¡La gracia era suficiente! Aunque la gracia nunca puso fin a la tribulación en la
vida de Pablo, era mayor que el mundo. Nunca arregló sus circunstancias en el mundo, pero terminó
su relación con el mundo en su corazón. Nunca quitó el aguijón o espina en la carne, pero crucificó
la carne junto con el aguijón. Jesús dijo:

Juan 16:33 “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación, pero
confíen, Yo he vencido al mundo.”

Algo estaba sucediendo en la vida de Pablo que era extremadamente incómodo. Era algo en el
ámbito de la carne, porque él nos lo dice, era natural. Algunas personas dicen que era una
enfermedad. Otras dicen que era la persecución de los judíos. Hay varias opiniones, pero para
nosotros eso no debería ser lo importante. Podemos afirmar casi con seguridad que el Espíritu,
intencionalmente, no quiso que Pablo lo explicara. Y también podemos inferir con total seguridad
que este problema era absolutamente terrible, de otra manera no lo hubiera mencionado. Sabiendo
lo que sabemos de otras cosas que él tuvo que soportar.
Fuera lo que fuera, sabemos que lo abofeteaba, o lo atormentaba, y tres veces Pablo clamó a Dios
para que le quitara el aguijón. Y, ¿qué dijo Dios? “Pablo, voy a arreglar la situación, y esto será suficiente
para ti”. O, “Pablo, voy a quitar este aguijón, y esto será suficiente para ti”. O, “Pablo, nunca voy a dejar
que esto vuelva a suceder, y esto será suficiente para ti”. O, “Pablo, no va a durar mucho tiempo, y esto
será suficiente para ti”. ¡No, nada de eso! ¿Qué dijo el Señor? “Pablo, mi gracia es suficiente para ti”.
En otras palabras, “Pablo, lo que ya te he dado en Cristo y como Cristo, es mucho más de lo que necesitas.
Pablo, en el mundo tendrás tribulación, pero ya te he dado algo mayor que el mundo. De hecho, Yo he
vencido al mundo”.
Me imagino a Cristo diciéndole a Pablo, “Pablo, ¿no sabes que ya has sido bautizado en Mi muerte?
Pablo, ¿no sabes que, aunque tu cuerpo sufre, tu alma mora conmigo en Mi Padre? ¿No has entendido que
la cruz te ha crucificado al mundo? Pablo, la vista ve las circunstancias, pero la fe experimenta la gracia
en la cual estás firme. La vista ve el aguijón en tu carne, pero la fe ve una nueva creación”. Juan dijo:

1 Juan 5:4 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe.”

Entonces Cristo le dice a Pablo, “La vista ve tus temores, dolores y debilidades, pero la fe ve y experimenta
la gracia de Dios. Y, Pablo, la gracia de Dios es suficiente para ti”.
Entonces Pablo entiende, y dice, “Es cierto Señor, por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien
en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en
insultos, maltratos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy
débil, entonces soy fuerte”.
Pensemos por un momento al Señor diciendo, “Sí Pablo... es cierto que tú necesitas ayuda, pero mi
ayuda nunca te hará suficiente. Mi ayuda te hará encontrar la suficiencia de la gracia. Sí Pablo, te escucho
clamando y llorando, pero en lugar de mostrarte una liberación menor, esta vez déjame mostrarte la
suficiencia de la gracia. Sí Pablo, veo tus lágrimas, pero en vez de hacer algo por ti en la tierra, déjame
mostrarte por el Espíritu lo que ya he hecho por ti en el cielo, donde tú realmente vives. Pablo, no voy a
cambiar la tierra porque quiero enseñarte el cielo”.

 35
Es aterrador, en la medida que la gracia todavía sea un concepto y no una experiencia. Es que la
gracia de Dios sólo será suficiente en la medida que dicha gracia se haya convertido en una realidad
en nuestra alma. Por lo tanto, regresamos, como siempre, a la necesidad de que Cristo sea revelado
en nosotros, la revelación de la Persona en la que la gracia existe. Es muy fácil creer que la gracia es
suficiente y es muy diferente conocer la suficiencia de la gracia. Podemos suponer que todos los
cristianos dirían que la gracia de Dios es suficiente, pero también podemos suponer, que hay muy
pocos que viven en la suficiencia de la gracia. Es fácil creer en lo que Dios ha hecho en Cristo, pero
otra cosa, es permanecer en esa obra consumada y conocerla como todo lo que se necesita.
No podemos permanecer en una doctrina. No podemos descansar en una teología. No podemos
encontrar Su suficiencia en un versículo de la Biblia. Tenemos que permanecer en la Persona que
fue hecha todas las cosas espirituales para nosotros, una Persona que fue hecha para nosotros una
muerte que no podíamos morir, y una vida que nunca podríamos vivir. Si esto es una realidad en
nosotros, Cristo llega a ser la suficiencia en cualquier situación y circunstancia. Pablo dijo:

Filipenses 4:11-13 “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera
que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el
secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece.”

En griego, el versículo 13 dice, “Puedo hacer todo EN Cristo, él me fortalece”.

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Lección 11: Hacer Nula la Gracia de Dios (Parte I)

En estas últimas lecciones vamos a aprender qué significa “hacer nula la gracia de Dios”, una frase que
aparece varias veces a lo largo del Nuevo Testamento. Vamos a comenzar con dos escrituras:

Hebreos 12:15-17 “Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios, de que ninguna raíz de
amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados. Que no haya ninguna
persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque saben que
aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el
arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.”
Gálatas 2:20-21 “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí, y la
vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí. No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la Ley, entonces Cristo
murió en vano.”

Antes de hacer unos comentarios acerca de estas dos escrituras, creo que sería beneficioso que
repasáramos el concepto de la gracia de Dios. ¿Qué es gracia? Para muchos cristianos, gracia es una
palabra que significa nada más que perdón de pecados. Vemos gracia como si fuera un borrador, un
don de Dios que tiene el poder de borrar las cosas malas que hemos cometido. Este entendimiento
no es correcto. La gracia es mucho más que un borrador.
Otros dicen que la gracia es como una nota de permiso, escrita por Dios, para pecar. La idea es que,
bajo la ley, en el antiguo pacto no tenían permiso para cometer errores y pecados. Pero gracias a
Dios, ahora tenemos “gracia”, y bajo gracia podemos vivir nuestras vidas sin temor al castigo. Puesto
que Dios ya castigó a Jesús, ahora no nos puede castigar. Pero, aunque esta idea es popular, no es
correcta tampoco.
La grandeza de Gracia no es algo que Dios quite de nosotros (como pecados, errores, castigos), sino
algo que Dios nos da a nosotros. Aunque es cierto que parte de nuestra salvación involucra la
eliminación del hombre adámico, la grandeza de la gracia es la realidad y comunión en la que Cristo
es hecho para nosotros, todo lo que Dios quiere y requiere. Gracia es una muerte y juicio en la cruz
de Cristo, y una nueva vida en la resurrección de Cristo. Gracia es Cristo viviendo en usted como la
vida, justicia, y comunión que Dios reconoce. Gracia es Cristo operando en usted como su luz,
y propósito, y naturaleza, y amor. Gracia es la dádiva de Cristo y la obra de Cristo en su interior.
Ahora, ¿qué significan frases como “hacer nula la gracia de Dios”, o “cuídense de que nadie deje de
alcanzar la gracia de Dios”? Una traducción mejor del griego original sería: “Cuídense de que nadie
quede corto de la gracia de Dios”.
La respuesta no es muy complicada. Cristo es la plenitud y definición de la gracia de Dios,
pero quedamos cortos de la gracia cuando recibimos TODO y vivimos en y experimentamos menos
de lo que hemos recibido. Estamos haciendo nula la gracia de Dios en la medida que estemos
viviendo nuestras vidas carnales, con nuestra mente caída, para nuestros propósitos adámicos.
Quedamos cortos de la gracia de Dios cuando recibimos a Cristo, pero sólo conocemos y caminamos
en Adán.
Esto es exactamente lo que Pablo está diciendo en el famoso pasaje de Gálatas 2:20-21.
Usualmente dejamos de leer en el versículo 20, pero él sigue con: “la vida que ahora vivo en la carne,
la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No hago nula la gracia
de Dios”.

 37
¿Podemos ver la conexión entre los dos versículos? Puesto que Pablo ahora no vive, sino que Cristo vive
en él, y puesto que la vida que él vive en la carne es por la fe, la luz, la mente de Cristo, entonces
Pablo no hace nula la gracia de Dios. Cualquier otra cosa, cualquier otra manera de vivir, sería un
desperdicio de la gracia de Dios.
Hay un “lado” de la gracia de Dios que casi nunca mencionamos en la iglesia. Nos gusta la idea de
que Cristo nos fue dado a nosotros. Nos gusta el concepto de tener la justicia de Cristo, la redención
de Cristo, el amor de Cristo, etc. Pero tenemos que entender algo importante. Un lado de la gracia
de Dios es el hecho de que Cristo nos fue dado a nosotros, porque nosotros no somos nada, ni
tenemos nada. Pero, el otro lado de la moneda es el hecho de que Dios sólo busca, requiere, y quiere
lo que Él nos ha dado.
En otras palabras, Dios no nos dio a Cristo para que pudiéramos continuar nuestras vidas en la carne.
Cristo no es un boleto para ir al cielo que guardamos en nuestro bolsillo. ¡Cristo es la vida que
hemos recibido y la vida que Dios espera! Cristo es la justicia que Dios nos ha dado, y la justicia
que tiene que ser formada en nosotros. Cristo es la luz que hemos recibido, y la luz por la que
tenemos que caminar. Esto es lo que vemos en la parábola de los talentos. El dueño les dio talentos
y luego volvió con la expectativa de que hubiera un incremento de lo que ellos habían recibido.

Mateo 25:20-27 “Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo:
'Señor, usted me entregó cinco talentos, mire, he ganado otros cinco talentos.' Su señor le dijo: 'Bien, siervo
bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor.' Llegando también
el de los dos talentos, dijo: 'Señor, usted me entregó dos talentos, mire, he ganado otros dos talentos.' Su
señor le dijo: 'Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu
señor.' Pero llegando también el que había recibido un talento (21,6 kilos), dijo: 'Señor, yo sabía que usted
es un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, y tuve miedo, y fui y
escondí su talento en la tierra, mire, aquí tiene lo que es suyo.' Pero su señor le dijo: 'Siervo malo y perezoso,
sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 'Debías entonces haber puesto mi dinero
en el banco, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses.”

Es como Adán y Eva en el huerto. No había ninguna compañera adecuada para el hombre. Entonces
Dios hizo DEL HOMBRE, de la misma vida del hombre, una compañera adecuada y la trajo al hombre.
Dios no le dio vida a Eva, para que ella pudiera casarse con un gorila. Dios no le dio vida a ella para
que pudiera crear su propio propósito en la tierra. Le dio vida para traérsela a Adán, para ofrecérsela
a Adán. La vida de ella salió de Adán, y fue dada a Adán para su incremento y gloria. Así es la gracia
de Dios.
Entonces, ahora quiero que nos centremos en la historia de Esaú y Jacob como un cuadro de esta
realidad. Es una historia importante, y es una advertencia para nosotros. Y para entender la
advertencia, tenemos que entender de qué se trata esta historia, o hacia qué está apuntando. No es
una historia acerca de un hombre que cometió un error y luego no pudo solucionarlo. Es un cuadro
de algo importante. Cuando leemos la historia de Jacob y Esaú, estamos viendo un cuadro del primer
Israel o pueblo (el de la carne) y el segundo Israel o pueblo (el del Espíritu).
¿Cómo lo sabemos? Porque Dios nos lo dijo claramente en Génesis 25.

Génesis 25:22-23 “Los hijos luchaban dentro de ella y ella dijo: Si esto es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a
consultar al SEÑOR. Y el SEÑOR le dijo: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos se dividirán desde tus
entrañas, un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.”

 38
Desde el mismo principio, estos dos hombres representan dos pueblos corporativos, dos “israelís”.
No sólo eran dos hombres. Dios estaba tratando con estos hombres como cuadros de dos naciones,
pueblos.
Esaú es lo primero, es el primer Israel, el primer pueblo que se prostituyó con otros dioses. Ellos
tenían todas las promesas de Dios, tenían todas las palabras de Dios, y fueron invitados a recibir la
salvación de Dios. Pero ellos (no todos, pero el pueblo en general) rechazaron las promesas y las
palabras de Dios, quebrantaron su pacto, y perdieron su herencia, como un pueblo.
Jacob, en cambio, es otro pueblo, el pueblo espiritual, el cuerpo espiritual de Cristo. Este pueblo,
Israel fue preparado perfectamente por la obra de Cristo para aparecer en la presencia del Padre, y
recibir la bendición y herencia. Voy a hablar acerca de cómo Rebeca preparó el segundo pueblo para
recibir la herencia, pero primero quiero subrayar lo que hizo Esaú para perder la herencia.

Génesis 25:29-34 “Un día, cuando Jacob había preparado un potaje, Esaú vino agotado del campo.
Entonces Esaú dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer un poco de ese guisado rojo, pues estoy agotado.
Por eso lo llamaron Edom. Véndeme primero tu primogenitura, le contestó Jacob. Mira, yo estoy a punto
de morir, le dijo Esaú, ¿de qué me sirve, pues, la primogenitura? Júramelo primero, replicó Jacob. Esaú se
lo juró, y vendió su primogenitura a Jacob. Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. El comió
y bebió, se levantó y se fue. Así despreció Esaú la primogenitura.”

Lo que debemos ver en esta historia es que Esaú, la primera nación, pueblo, Israel, despreció todo
lo que Dios le ofrecía, la primogenitura... y todo lo que era parte de esta primogenitura,
es decir, la bendición, la herencia, las promesas, etc. Él despreció todo para ganar algo temporal
en la carne, algo pasajero, algo de su propio apetito, algo para el beneficio del yo. Esaú no
miraba arriba, no pensaba en la herencia. Simplemente vio el presente, lo natural, la tierra y quería
la satisfacción de la carne más que el propósito de su padre. Y la razón, como siempre, era
autopreservación.

“Mira, yo estoy a punto de morir,” le dijo Esaú, "¿de qué me sirve, pues, la primogenitura?"

Esto es más o menos igual a lo que hicieron los Israelitas en el desierto. Aunque ellos (desde la
perspectiva de Dios) ya habían perdido sus vidas naturales, ellos pasaron todo el tiempo tratando de
mantener, guardar lo que Dios ya había matado y rechazado. Todas las quejas en el desierto tenían
que ver con el temor a la muerte. El autor a los Hebreos habla de este temor.

Hebreos 2:14-15 “Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de
lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el
diablo, y librar a los que, por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.”

Por naturaleza, somos esclavos del temor a la muerte. Ahora bien, tenemos que entender lo que
esto significa. Porque no necesariamente tiene que ver con la muerte del cuerpo. La muerte que
tememos es la muerte del YO. Es la muerte, el fin, de lo que nosotros pensamos o llamamos nuestra
vida.
Hay personas que se matan, pero es PARA el beneficio del yo. Hay personas que se sacrifican, pero
es PARA la gloria del yo. Hay personas que no tienen miedo de morir físicamente porque están
convencidas de que su “vida” está a punto de mejorar. Pero, cuando la cruz (la obra y voluntad de
Dios) tiene que ver con perder el yo, y recibir otra vida... entonces nos rebelamos. Nos negamos a
entrar en la Tierra Prometida, con todas las excusas que podemos inventar.

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Entonces, Esaú escogió el yo, la autoprotección, la vida en la carne por encima de la vida en el Espíritu.
Otra vez, todo estaba ligado a la primogenitura, el derecho de presentarse ante el Padre y recibir lo
que Él tiene. Menospreciar la primogenitura es rechazar el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
Despreciar la primogenitura es intentar acercarse a Dios en la carne. Y Dios no tiene ninguna
bendición para el hombre adámico.
Y tal vez alguien tenga la tentación de decir, “¿Cómo es posible que Esaú lo hiciera?” La respuesta es
que ¡NOSOTROS lo hacemos todos los días! Dios nos ha ofrecido todo EN Su Hijo y COMO Su Hijo, nos
ha ofrecido la primogenitura, y siempre estamos escogiendo el hombre maldito. Siempre estamos
escogiendo la carne, lo temporal, la tierra, el temor a la muerte. Nuestras vidas y nuestras
escogencias son testimonios de nuestros verdaderos deseos, y el lugar donde buscamos nuestro
tesoro.
Pero, lo más triste, es que después de despreciar la oferta de Dios, pensamos que podemos recibir
la bendición y herencia de Dios en el hombre equivocado. Pensamos que, después de menospreciar
el don del derecho de llegar a ser hijos de Dios, todavía podemos pedir o esperar algo de Dios. En
otras palabras, aunque rechazamos todo lo que Dios nos ofrece EN Cristo, pensamos que tenemos
el derecho de pedir OTRA bendición de Dios. ¡Esto es lo que hizo Esaú!
Esaú había rechazado la primogenitura, el derecho de llegar a ser un heredero de su Padre, pero
seguía esperando la herencia. ¡¡Pero el padre sólo tenía una herencia, una bendición!! Fuera de los
límites de la primogenitura, no existía una bendición. Tenemos que entender esto: fuera de las
fronteras de Cristo, no existe una herencia. Si rehusamos el derecho de ser hijos en y por Cristo, ¡no
podemos esperar otra bendición y herencia en Adán! Cuando rechazamos la adopción, el estado de hijo
de Dios EN Cristo, rechazamos TODO lo que Dios nos ofrece. Dios no tiene nada para los que
rechazan a su Hijo, excepto un momento de sombras vacías en un cuerpo natural. Nunca vamos a
encontrar la herencia fuera de las fronteras de Cristo, ¡nunca!
Para nosotros, rechazar la primogenitura es rechazar al Hijo en el que podemos experimentar la
bendición del Padre. Juan dice:
Juan 1:11-12 “A lo Suyo vino, y los Suyos no Lo recibieron. Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el
derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre (…)”

Igual que Esaú, si nosotros rechazamos hoy el don de la adopción, el don de ser hallado en Cristo,
entonces Dios no tiene nada para nosotros.

Génesis 27:30-40 “Pero tan pronto como Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y apenas había
salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, su hermano Esaú llegó de su cacería. También él hizo un
buen guisado y lo trajo a su padre, y dijo a su padre: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo,
para que tú me bendigas. Y su padre Isaac le dijo: ¿Quién eres? Soy tu hijo, tu primogénito, Esaú, le
respondió. Isaac tembló con un estremecimiento muy grande, y dijo: ¿Quién fue entonces el que trajo caza,
antes de que tú vinieras, y me la trajo y yo comí de todo, y lo bendije? Sí, y bendito será. Al oír Esaú las
palabras de su padre, clamó con un grande y amargo clamor, y dijo a su padre: ¡Bendíceme, bendíceme
también a mí, padre mío! Pero Isaac respondió: Tu hermano vino con engaño y se ha llevado tu bendición.
Y Esaú dijo: Con razón se llama Jacob, pues me ha suplantado estas dos veces. Primero me quitó mi
primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición. Y añadió: ¿No has reservado una bendición para mí?
Mira, le respondió Isaac, yo lo he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus parientes, y
con grano y vino nuevo lo he sustentado. En cuanto a ti ¿qué haré, pues, hijo mío? Y Esaú dijo a su padre:
¿No tienes más que una bendición, padre mío? Bendíceme, bendíceme también a mí, padre mío. Y Esaú
alzó su voz y lloró. Entonces su padre Isaac le dijo: Lejos de la fertilidad de la tierra será tu morada, Y lejos
del rocío que baja del cielo. Por tu espada vivirás, Y a tu hermano servirás, Mas acontecerá que cuando te
impacientes, Arrancarás su yugo de tu cuello.”
 40
Lección 12: Hacer Nula la Gracia de Dios (Parte II)

LA VERDADERA PRIMOGENITURA
¿Qué es la primogenitura de Cristo? ¿Por qué es importante? No tiene nada que ver con el hecho de que
Cristo era el primer hijo de María. Más bien, es el hecho de que Cristo fue primero en salir del vientre
de la muerte. Él era la Semilla fiel que cayó en la tierra y murió, para luego salir de la muerte como
la cabeza de un nuevo hombre, una nueva creación. El abrió el vientre. El abrió la puerta con sangre,
y como el primogénito de entre los muertos, El Padre le da la herencia y las promesas.
ESTA es la primogenitura que nosotros heredamos. Y fuera de esta primogenitura no heredamos
nada. Tenemos que ser hallados EN Él, que salió del vientre de la muerte. De hecho, tenemos que
experimentar el mismo viaje. Esto es lo que Cristo dijo antes de morir, en el mismo pasaje que habla
de la simiente.

Juan 12:23-26 “Jesús les respondió: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. En
verdad les digo que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo, pero si muere, produce
mucho fruto. El que ama su vida (alma) la pierde, y el que aborrece su vida (alma) en este mundo, la
conservará para vida eterna. Si alguien Me sirve, que Me siga, y donde Yo estoy, allí también estará Mi
servidor, si alguien Me sirve, el Padre lo honrará.”

Entonces, para recibir la herencia tenemos que tener el derecho de ser hijos de Dios en Cristo.
¿Y cómo se obtiene este derecho? Tenemos que seguirlo, para que donde Él esté, nosotros estemos
también. Y no existe un cuadro más perfecto de esta realidad que el cuadro que vemos en Rebecca
y Jacob. De muchas maneras, Cristo nos prepara para acercarnos al Padre.

Génesis 27:6-29 “Rebeca dijo a su hijo Jacob: "Mira, oí a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú,
diciéndole: 'Tráeme caza y prepárame un buen guisado para que coma y te bendiga en presencia del
SEÑOR antes de mi muerte.' "Ahora pues, hijo mío, obedéceme en lo que te mando. "Ve ahora al rebaño y
tráeme de allí dos de los mejores cabritos de las cabras, y yo prepararé con ellos un buen guisado para tu
padre como a él le gusta. "Entonces se lo llevarás a tu padre, que comerá, para que te bendiga antes de su
muerte." Pero Jacob dijo a su madre Rebeca: "Esaú mi hermano es hombre velludo y yo soy lampiño. "Quizá
mi padre me toque, y entonces seré para él un engañador y traeré sobre mí una maldición y no una
bendición." Pero su madre le respondió: "Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío. Solamente obedéceme. Ve
y tráemelos." Jacob fue, tomó los cabritos y los trajo a su madre, y su madre hizo un buen guisado, como
a su padre le gustaba. Entonces Rebeca tomó las mejores vestiduras de Esaú, su hijo mayor, que ella tenía
en la casa, y vistió a Jacob, su hijo menor. Le puso las pieles de los cabritos sobre las manos y sobre la
parte lampiña del cuello, y puso el guisado que había hecho y el pan en manos de su hijo Jacob. Entonces
Jacob fue a su padre, y le dijo: "Padre mío." "Aquí estoy. ¿Quién eres, hijo mío?" preguntó Isaac. Jacob
contestó a su padre: "Soy Esaú tu primogénito. He hecho lo que me dijiste. Levántate, te ruego. Siéntate y
come de mi caza para que me bendigas." Pero Isaac dijo a su hijo: "¿Cómo es que la has encontrado tan
pronto, hijo mío?" "Porque el SEÑOR tu Dios hizo que así me sucediera," respondió Jacob. Isaac entonces
dijo a Jacob: "Te ruego que te acerques para tocarte, hijo mío, a ver si en verdad eres o no mi hijo Esaú."
Jacob se acercó a Isaac su padre, y él lo tocó y dijo: "La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las
manos de Esaú." No lo reconoció porque sus manos eran velludas como las de su hermano Esaú, y lo
bendijo. Y le preguntó: "¿Eres en verdad mi hijo Esaú?" "Yo soy," respondió Jacob. Entonces dijo: "Sírveme,
y comeré de la caza de mi hijo para que yo te bendiga." Y le sirvió, y comió, le trajo también vino, y bebió.
Y su padre Isaac le dijo: "Te ruego que te acerques y me beses, hijo mío. "Jacob se acercó y lo besó, y al
notar el olor de sus vestidos, Isaac lo bendijo, diciendo: "Ciertamente el olor de mi hijo Es como el aroma
de un campo que el SEÑOR ha bendecido. "Dios te dé, pues, del rocío del cielo, y de la riqueza de la tierra,
Y abundancia de grano y de vino nuevo. “Sírvante pueblos, Y póstrense ante ti naciones, sé señor de tus
hermanos, e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, Y benditos los que te
bendigan.”
 41
Hay muchas razones por las que Jacob NO PODÍA acercarse a su padre y recibir la bendición. Pero
Rebecca lo preparó para el encuentro. Ella dejó que la maldición cayera sobre ella. Ella le dio la
ofrenda perfecta, la ropa, piel, y olor del primogénito.
Lo que ella hace es un cuadro de la obra de Cristo para nosotros. Naturalmente hablando, nosotros
no tenemos ningún derecho o posibilidad de recibir la herencia y bendición del Padre. Todo lo que
somos por naturaleza es contrario a Él. Pero Cristo lleva nuestra maldición, y nos cubre con Sí mismo.
Nos da Su vida, justicia, fragancia, ofrenda, cubierta. Nos da todo lo que se necesita para vivir como
hijos de Dios en Su presencia.
Es interesante que muchos cristianos hablan mucho acerca del engaño involucrado en esta historia,
y le dan mucha importancia. Hacemos esto porque generalmente no sabemos cómo leer el Antiguo
Testamento. Es que, estamos tan acostumbrados a leer el Antiguo Testamento buscando moralejas
y lecciones naturales para nuestras vidas naturales. Queremos usar a los personajes del Antiguo
Testamento como ejemplos, modelos, héroes, etc. Queremos encontrar características de sus vidas
naturales que podamos emular, o tal vez queremos aprender lecciones de sus fracasos. Pero así no
es cómo debemos leer el Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento, es un testimonio natural de una realidad espiritual. Las historias fueron
registradas por Dios para apuntar a Cristo, y a todo lo que Dios ha logrado en Él y por Él. Obviamente
no es bueno mentirle a su padre, pero ¡esta no es una historia acerca de relaciones familiares!
Obviamente no debemos engañar a nuestro hermano, pero ¡este no es el punto de la historia!
El punto de esta historia es que ¡alguien indigno recibe algo que no se merece! Alguien que no tiene
derecho de recibir nada, por un milagro de gracia, recibe todo lo que Dios puede darle a Su Hijo.
Y dicho “alguien” es nosotros EN Cristo. El engaño es una parte importante de la historia porque nos
muestra algo, nos muestra que nosotros no merecemos nada, no tenemos nada, no somos nada,
fuera de la cubierta y ofrenda y mérito de Alguien más. Obviamente Dios nunca se engaña, pero al
mismo tiempo, Él nos recibe a nosotros escondidos en Cristo. Él nos acepta a nosotros sin ver lo que
realmente somos. Él nos ama a nosotros en la cubierta de su Primogénito.
El engaño de Isaac representa la realidad increíble de que “hemos muerto y nuestra vida está escondida
con Cristo en Dios”. Hemos sido crucificados con Cristo, y ahora Dios no reconoce lo que éramos, sino
lo que Cristo es. Naturalmente hablando, nosotros no merecemos nada, pero Dios solamente nos
ve en Su Hijo. Nos parecemos a Él, olemos como Él, y llevamos Su ofrenda.
Ahora, para terminar estas lecciones volvamos a esta cita de Hebreos 12. Nuevamente, dice:

Hebreos 12:15-17 “Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios, de que ninguna raíz de
amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados. Que no haya ninguna
persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque saben que
aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el
arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.”

Creo que el autor a los Hebreos está tratando de decirnos que Esaú es un ejemplo de alguien que
quedó corto de la gracia de Dios. Lo llama una persona “inmoral y profana”. La palabra “inmoral” es
una palabra en griego que significa prostituta. Esaú, como Israel en muchas otras historias, unió su
corazón a la tierra, a algo que no era Dios. La palabra “profana” significa literalmente alguien que ha
cruzado una frontera, una entrada, y ha entrado en un lugar inmundo, común, profano.

 42
Y con respecto a la siguiente parte donde dice “pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque
la buscó con lágrimas”, todos los eruditos de griego dicen lo mismo. El asunto no es que Esaú quería
arrepentirse, pero no pudo. La palabra “arrepentimiento” en griego habla de un cambio de opinión,
un cambio de idea, y este versículo quiere decir que Esaú no pudo hallar un cambió en el decreto de
Dios, y en la bendición de su padre.
Literalmente debe leerse, “pues no halló ocasión para un cambio de opinión/idea, aunque lo buscó con
lágrimas”. La bendición no se podía cambiar. Le pertenecía a lo segundo porque sólo él tenía la
primogenitura. No era asunto de lágrimas o deseos humanos.
Como Isaac le dijo,

Génesis 27
33
“¿Quién fue entonces el que trajo caza, antes de que tú vinieras, y me la trajo y yo comí de todo, y lo
bendije? Sí, y bendito será (...)”
37
“yo lo he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus parientes, y con grano y vino nuevo
lo he sustentado. En cuanto a ti ¿qué haré, pues, hijo mío?”

No importa cuánto lloremos o nos quejemos. Todo tiene que ver con la primogenitura. Dios ha
establecido las fronteras de su bendición, y las fronteras son las fronteras de Cristo.
En la carne, somos igual a Esaú. Queremos una bendición en la carne, en el mundo, en el hombre
equivocado. Queremos la herencia, aunque hemos menospreciado el don de Dios, las promesas de
Dios que son sí y amén en Cristo. Queremos algo, por lo menos ALGO, que no se halla en Cristo y
como Cristo. Pero nuestras lágrimas y oraciones no sirven para nada.
La religión del hombre natural, incluso la religión que existe dentro de la iglesia, es un intento de
conseguir la bendición de Dios en el hombre equivocado, el hombre que despreció la primogenitura.
Pero, en la mente y propósito de Dios, TODO en el cristianismo tiene que ver con la invitación a ser
partícipes del Hombre que tiene la primogenitura y ser vestidos de Él.
El hombre natural se queja y grita y dice, “¡No es justo! ¡No es correcto!” Pero el asunto desde la
perspectiva de Dios tiene que ver con una sola cosa: ¿tenemos la primogenitura al ser unidos a Cristo?
Acerca de esto, Juan dice:

Juan 1:12-13 “Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios,
es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la
voluntad del hombre, sino de Dios.”

Y Pablo dice:

Gálatas 3:27-29 “Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. No hay
judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. Y si
ustedes son de Cristo, entonces son simiente de Abraham, herederos según la promesa.”

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APUNTES

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