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Laúdes 11 de agosto 2019

Fiesta de Santa Clara Asís, VIRGEN

Por la Señal de la Santa Cruz…

Gloriosa Santa Clara, primera discípula del pobre de Asís, que, por tu inquebrantable fe, abandonaste las cosas
terrenales y pusiste tu mirada en los tesoros eternos.
Yo te suplico con humilde confianza que intercedas ante Dios para que pueda obtener la gracia que te
pido…pedir lo que se desea…
Que siempre tenga la esperanza firme y caridad ardiente hacia Dios y hacia mi prójimo, siempre haga la voluntad
del Padre y toda mi confianza esté puesta en su divina providencia.
Amén.

AMBIENTACIÓN

PARA UN MUNDO CARACTERIZADO POR LA «INSATISFACCIÓN» Y LA «SUPERFICIALIDAD»


Santa Clara de Asís, es hoy más actual que nunca para un mundo caracterizado por la «insatisfacción» y la
«superficialidad». Su carisma, «se caracteriza, en primer lugar, por ser una llamada a vivir según la perfección del
santo Evangelio, con una referencia decidida a Cristo, único y auténtico programa de vida».

«Es una propuesta alternativa a la insatisfacción y a la superficialidad del mundo contemporáneo que con
frecuencia parece haber perdido la propia identidad, pues ha dejado de experimentar que ha sido generado por el
Amor de Dios y que es esperado por él en la comunión sin límites».

El origen se remonta a la madrugada del lunes santo de 1211, cuando Clara, de 18 años, perteneciente a una de
las familias más nobles de Asís, se fugó de su casa y marchó a Santa María de la Porciúncula, en Asís, donde la
esperaba san Francisco con sus primeros compañeros para consagrarla al Señor.

«La perfecta consonancia de valores humanos y cristianos, la sabia armonía de ardor contemplativo y de rigor
evangélico, hacen que sea un camino maestro que hay que seguir, sin componendas o concesiones al espíritu del
mundo».
«Ante la necesidad de un renovado compromiso de santidad, santa Clara ofrece al mismo tiempo un ejemplo de
esa pedagogía de la santidad que, nutriéndose de la incesante oración, lleva a convertirse en contempladores del
Rostro de Dios, abriendo de par en par el corazón al Espíritu del Señor, que transforma a toda la persona, la mente,
el corazón y las acciones, según las exigencias del Evangelio».

Su «opción exclusiva por Cristo crucificado», explica el «camino de altísima pobreza», que escogió santa Clara y
que abrazan sus seguidoras, «expresión que recoge en su significado la experiencia de expoliación, vivida por el
Hijo de Dios en la Encarnación». «¿No es éste un desafío para nosotras hoy?»

Himno:

Clara es tu nombre, claro tu vivir,


trigo tus cabellos, miel tu sonreír.
Frágil como un mimbre, sed de eternidad,
/Dios te da su fortaleza, sol de claridad/.

Clara, Clara, Clara, trigo, lirio y luz


Clara, Clara, Clara, esposa de Jesús.
Clara, Clara, Clara, alma de cristal,
/en invierno y en la nieve floreció el rosal/.

Alma franciscana, llama de oración,


búsqueda constante en tu sed de Dios.
Flor que nos ofrece, sed de eternidad,
/Dios te da su fortaleza, sol de claridad/.
Salmo 62
Ant. 1. Se preocupó de los asuntos del Señor, consagrándose a Él en cuerpo y alma.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,


mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansias de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario


viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré


y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a las sombras de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Salmo: VOLVER A LA REVOLUCIÓN DE LA TERNURA.

Ant. 2: Empápanos en tu ternura para que podamos ser enteramente tuyos y dejar que los demás nos curen
también con la suya, la tuya.

Los lugares de nuestra geografía corporal se nos Que te sintamos Cuerpo amante y entregado,
cierran demasiadas veces, Señor siempre bendición y arrebato para nuestro ser de carne,
Compasivo. que se cierra de compulsión y de temor, de rabia
frente a la soledad y el miedo a ser dañados y
Cada día cerramos infinidad de veces nuestros tirados al margen del camino: rotos, inservibles.
ojos para no ver más miserias, nuestros oídos
ahítos de gritos, llantos y gemidos. La conversión que te imploramos es que nos
regales ojos, oídos y manos para ver, oír y tocar
Pero sobre todo se nos cierra nuestra carne, la tu nuevo rostro, que no se nos hurte sino para la
doliente y amante carne que ha sido asumida por sorpresa de encontrarte de nuevo entre los
ti para revestir la humilde gloria de nuestro Dios. árboles del nuevo Edén de tu humanidad.

Necesitamos exponernos más, dejarnos Queremos disfrutarte como exceso, como


acariciar, abrazar y tocar por tu Mano que nos abundancia de justicia, derroche de dignidad en
cura. Lo queremos, lo deseamos como la cierva esta tierra nuestra tan devastada y tan estéril.
herida, como tierra reseca y sin agua.
Enséñanos a elegir la pobreza, a ser
Nos hemos sentido convocados al llanto, pero no compasivos, a saber aguantar, felices de que tú
a la risa; hemos comido el pan del destierro, pero seas el rey de nuestro pequeño corazón.
nos falta saborear la dulzura del vino de tu
corazón… Queremos desatarnos el sayal del Ensancha tú la tienda del Encuentro para que
desencanto y vestirnos la túnica de peregrinos. nos sintamos entre tus brazos, rendidos de amor
y de ternura, abiertos ante la inmensidad de tu
No sabemos volver sobre nuestros brazos, Presencia, ante el embate de la perennidad de tu
heridos de tanto recoger víctimas al borde de amor.
nuestros caminos, y ver nacer en ellos las flores
abiertas y fragantes de tu unción sanadora. Haznos para ti más atentos y flexibles; para los
demás más íntimos y reales en sus impotencias,
Nos falta el vino para vendar las heridas, propias en sus incapacidades. No nos dejes caer en la
y ajenas, se nos escapa el cariño para cargar con tentación de prescindir de nuestro cuerpo para
nuestros hermanos en un abrazo tierno y alabarte cada día, en cada ocasión, en cada
fraternal. encuentro.

Padre, esposo, Dios y madre nuestra, escucha Revélanos el querido rostro de tu amado, el de
nuestro clamor y llena nuestros dedos de caricias Jesús, el que llevamos impreso en nuestras
y de toques amorosos y curativos. pupilas del corazón, bésanos con sus labios en
la frente, en la mejilla, en nuestras manos
tendidas a tus pequeños.

Empápanos en tu ternura para que podamos ser


enteramente tuyos y dejar que los demás nos
curen también con la suya, la tuya.
Texto bíblico: Filipenses 3, 7-16

Compartir la experiencia de vida en binas: Relacionando los tres valores citados de Santa Clara en el
anexo del mes de junio: Experiencia mística, Paradigma de la ternura y Especialista del encuentro con la
oración que estamos realizado ¿a qué me invitan en este caminar Congregacional con miras hacia la
Resignificación?
Canto: Dos buscadores del absoluto

Como el arroyo busca la mar,


busco yo en mi quietud,
todo mi ser ansia volar,
busco tu plenitud.
Suenan dos voces como un cantar,
en mi corazón,
mira hacia el cielo,
Dios es tu hogar,
Clara y Francisco son.
Buscan los hombres en su dolor,
fuentes de juventud,
yo solo tengo sed de tu amor,
busco tu plenitud.
Tú lo eres todo, eres el bien,
eres el sumo bien,
eres paciencia, eres quietud,
eres mi plenitud.

Cántico Evangélico: Dichosa la virgen Clara que negándose a sí misma y cargando con su cruz siguió al
Señor, esposo de las Vírgenes.

Preces Voluntarias.

Padre Nuestro.
Oración Final:
Oh Dios, que infundiste a Santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos por su
intercesión, que, siguiendo a Cristo pobre, merezcamos llegar a contemplar tu Reino. Por nuestro Señor
Jesucristo…

Bendición de Santa Clara

El Señor os bendiga y os guarde. Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras. Vuelva su rostro a
vosotras y os dé la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, y a todas las otras que han de venir y
permanecer en vuestra comunidad, y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que perseveren
hasta el fin en todos los otros monasterios de Damas Pobres.
Os bendigo en mi vida y después de mi muerte,
en cuanto puedo y más aún de lo que puedo,
con todas las bendiciones con que el Padre de las misericordias
bendijo a sus hijos e hijas
y los bendecirá en el cielo y en la tierra.
El Señor esté siempre con vosotras
y vosotras siempre estéis con El.
Amén.

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