Desarrollos del Psicoanálisis II (2014) La invención de J.
Lacan: el objeto a
EJE A
EL OBJETO EN PSICOANÁLISIS
El concepto de objeto en la Teoría Psicoanalítica. El objeto perdido del deseo
freudiano. La invención de J. Lacan: el objeto a. El objeto y el orden simbólico. La no
complementariedad sujeto-objeto. Dimensiones del objeto: imaginario, simbólico y
real. La pérdida como condición de advenimiento del objeto del deseo. Diferencia
con el objeto pulsional. El objeto imaginario del Estadío del espejo y el objeto
simbólico en relación a ser reconocido por el otro. La falla en ser. El paso de la cosa
al objeto. El reconocimiento como objeto simbólico. El significante produce la falta
en lo real. El Fort-Da. La dimensión de la causa. La frustración, la privación y la
castración. Privación y castración en su articulación con el deseo del Otro.
 Levato: “Observaciones sobre el objeto “a” en Lacan
 Pontalis: “Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas (Cap. I) (1978)
 Rabinovich: “El concepto de objeto en la teoría psicoanalítica. Sus incidencias en la
dirección de la cura (1997)
 Imbriano: “Las enseñanzas de las psicosis” Cap. I: El objeto a en las psicosis (2010)
El concepto de objeto en la Teoría Psicoanalítica
A través del objeto a va a dar cuenta de eso que cae como resto a través de una
operación, convirtiéndose así en eso imposible de simbolizar, irreductible y que está
en relación a lo real. ¿El objeto del psicoanálisis cuál es? El objeto de deseo no es lo
mismo que el objeto de la pulsión. La cosa perdida, la experiencia de satisfacción,
como dato de una pérdida inicial y la instalación del objeto como deseo.
El objeto puede ser:
1. objeto causa de deseo
2. objeto plus de goce
3. objeto resto
4. objeto formula del fantasma
El objeto perdido del deseo freudiano
Lacan acepta la hipótesis freudiana, según la cual este objeto perdido,
incesantemente buscado y nunca hallado, que instala el deseo y es condicionante de
posibilidad para que un sujeto humano acceda a la realidad del aprendizaje, para
que sea capaz de conocer el mundo. Lacan reemplaza la palabra conocimiento por la
palabra saber, porque precisamente el objeto a no se puede conocer porque está en
disyunción con la imagen. Pero sí puede alcanzarse un saber. Lacan lo diferencia del
objeto de conocimiento y del objeto del instinto, destacando la pérdida de su
naturalidad.
La invención del objeto a, es en realidad un objeto producido (porque necesita de
una materialidad: del cuerpo –tripa causal-), diferente de la creación, la cual es a
partir de la nada.
Empieza siendo a minúscula, objeto especular, pero luego cambia su posición a ser a
minúscula inicial de “autre” (ya no el otro imaginario especular), sino a objeto real, y
como tal, irrepresentable en el espejo. Por lo tanto, también escapa a la metáfora y a
la metonimia, aunque participe en su producción. Escapa al conocimiento sensible.
Por eso Lacan enfatiza que carece de imagen especular, y adonde debería aparecer el
objeto, surge un vacío. Es un pedazo, un trozo de lo real. Se articula con el deseo y la
pulsión.
 El objeto a en el Esquema Lambda: El símbolo a (primera letra de la palabra
autre (otro) es uno de los primeros signos algebraicos que aparecen en la obra
de Lacan, introducido en 1955 en el esquema Lambda. Es siempre una
minúscula cursiva, para indicar que designa al pequeño otro (el que no es otro
en absoluto, porque está esencialmente unido con el Yo, en una relación que
siempre refleja, intercambiable –a y a’ representan al Yo y Semejante/Imagen
especular del esquema Lambda-), en oposición a la “A” mayúscula del gran
Otro (alteridad radical e irreductible).
 Objeto causa de deseo / fórmula del fantasma: En 1957, al introducir el
matema del fantasma ($ <> a), el objeto a comienza a ser concebido como el
objeto que nunca puede alcanzarse, que es realmente la causa del deseo. Es
cualquier objeto que pone en movimiento el deseo, especialmente los objetos
parciales que definen las pulsiones. Las pulsiones no intentan obtener el objeto
a, sino girar en torno a él.
 Objeto como resto: En los seminarios de 1962-3 y 1964, el objeto a es
definido como el resto, que deja detrás de él la introducción de lo simbólico en
lo real. Cuando elabora su fórmula de los cuatro discursos, en el discurso del
amo, un significante trata de representar al sujeto para todos los otros
significantes, pero siempre se produce, inevitablemente, un excedente, que es
el objeto a (“plus de goce”). Este concepto se inspira en la idea marxista de la
plusvalía (a es el exceso de goce que no tiene “valor de uso”, pero persiste por
la pura justificación del goce).
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 La operación de separación surge de la confrontación del conjunto vacío del
sujeto con la parte vacía del conjunto del Otro. La separación es el resultado de
la intersección de la falta del sujeto, más la falta del conjunto del Otro (S 1S2). El
resultado de la intersección entre el S y el A es el a. Es ese resto que cae,
imposible de simbolizar.
 Objeto a como semblante: En 1973 lo vincula al concepto de SEMBLANTE, y
afirma que a es un “semblante del ser”.
 Centro del nudo borromeo: En 1974 lo ubica en el centro del nudo borromeo,
en el lugar donde se intersectan los tres órdenes (real, simbólico e imaginario).
 El lugar del analista es el lugar del objeto a, destinado a caer. Al analista le
está prohibido gozar del ejercicio de su función porque interfiere en el efecto
de la cura.
El matema del significante de una falta en el Otro
El objeto y el orden simbólico
El nacimiento del deseo (su punto cero) por el orden simbólico (cuando el lenguaje
se apodera del organismo) implica la constitución de un objeto que pierde su ser de
objeto al perder sus propiedades naturales (objeto fijo del instinto). Esta pérdida es
la condición que el objeto debe cumplir para devenir objeto de deseo.
Además de la fuente freudiana, Lacan recurre a la lectura de Hegel a través de
Kojeve, en lo que hace referencia al deseo como deseo del otro (en función de que el
objeto primero del ser humano es ser reconocido por el otro).
La no complementariedad sujeto-objeto
El objeto perdido es diferenciado del objeto de conocimiento y del objeto del
instinto. La no complementariedad sujeto-objeto está presente en “la carta robada”.
Se intenta desde el lugar de la palabra, restaurar algo de lo imposible. Qué soy para
el otro, como no existe otro del otro, siempre va a haber una discontinuidad. La falta
es la carencia en ser, siempre estamos constituyéndonos. Qué me quiere el otro? Se
responde desde la gramática pulsional.
La no complementariedad entre sujeto y objeto, es porque la pulsión para Lacan es
parcial, como paradigma del primer objeto que se pierde (el pecho materno). A
través de la articulación significante, el paciente mediante el discurso nos dice lo que
desea y lo que anhela, pero actúa al revés, no puede concretar lo que desea.
El objeto a como resto que cae, es un resto de libido que nunca va a poder ser
satisfecho. Es la hiancia entre el deseo y la pulsión.
Dimensiones del objeto: imaginario, simbólico y real
El otro materno no sólo aporta la imagen, sino que también aporta significantes:
 Lo imaginario: La formación del Yo en el Estadío del Espejo, como una unidad
imaginaria, que no es tal (en realidad es un ser indefenso y dependiente). Pero lo
imaginario está siempre estructurado por el orden simbólico. En el eje
imaginario “el muro del lenguaje” invierte y distorsiona el discurso del Otro
(Esquema L).
 Lo simbólico: Es la alteridad radical (el Otro, encarnado primero por la madre)
La Ley regula el deseo en el Complejo de Edipo. Es el reino de la cultura en tanto
opuesto al orden imaginario de la naturaleza. El significante es la base del orden
simbólico.
 Lo real: Es lo imposible de significar, está fuera del lenguaje. No hay ausencia en
lo real. Es en sí mismo indiferenciado. Es “lo imposible de imaginar, de integrar
en el orden simbólico. Es lo simbólico lo que introduce un corte en lo real (es el
mundo de las palabras lo que crea el mundo de las cosas). De la pulsión tenemos
un representante representativo. No podemos dar cuenta de la pulsión, sino a
través de sus efectos.
La pérdida como condición de advenimiento del objeto del deseo
Otro concepto central en el pensamiento de Lacan es que el deseo es algo imposible
de simbolizar y que siempre será insatisfecho. La insatisfacción es necesaria para
motorizarlo indefinidamente. Su discurso habla del sujeto, del deseo y del goce como
algo que se encuentra más allá del principio del placer.
Diferencia con el objeto pulsional
Así como todas las pulsiones son parciales, también lo son necesariamente todos los
objetos. Son objetos parciales, “no porque sean parte de un objeto total, el cuerpo,
sino porque representan sólo parcialmente la función que los produce. En el
inconsciente sólo está representada la función de dar placer, pero no la función
biológica de estos objetos. Lacan sostiene que hay una diferencia por la pérdida de
naturalidad respecto del instinto.
El objeto imaginario del Estadío del Espejo y el objeto simbólico en relación a
ser reconocido por el otro
Lacan establece una diferencia entre el objeto imaginario del Estadío del Espejo y el
objeto simbólico propio del ser humano. El deseo del otro debe ser interpretado, no
en función de la posesión por parte de ese otro del objeto deseado, sino en función
de que el objeto primero del ser humano es ser reconocido por el otro.
La falla en ser
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La falta es la falta de ser (paralelos con Sartre). La falta de ser del sujeto es “el núcleo
de la experiencia analítica”. El concepto de separación, tiene como efecto una
pérdida, la falla en ser. Lacan contrasta la falta de ser, relacionada con el deseo, con
la falta de tener, que se relaciona con la demanda.
El paso de la cosa al objeto
El paso de la cosa al objeto, paso que, parafraseando a Heidegger Lacan lo llama
“asesinato de la cosa”, es inseparable de la posibilidad de eternización del deseo
inconsciente planteada por Freud.
El sujeto busca en la palabra la respuesta del otro a la pregunta que en tanto sujeto
lo constituye. El sujeto mismo, deja de ser en esta dialéctica, objeto, para devenir, a
través del reconocimiento del Otro, sujeto humano.
El reconocimiento como objeto simbólico
El reconocimiento como objeto simbólico único sustituye la pluralidad de los objetos
imaginarios del transitivismo y la competencia especular. Se ubica en el eje S-A del
esquema Lambda, mientras que estos últimos se sitúan en el eje a-a’, que funciona,
como obstáculo (resistencia).
Diferentes lecturas del reconocimiento:
1. Juzgar que un objeto (rostro, cosa, etc.) ya fue conocido por alguien, el hecho
de reconocerse mutuamente y volver a encontrarse después de una larga
separación
2. Aceptar, admitir a alguien o algo
3. Reconocer un beneficio o placer recibido (gratitud)
El significante produce la falta en lo real
Aparece el símbolo S (A) para designar “el significante de la falta en el Otro”. Este
significante que falta, es constitutivo del sujeto.
El Fort-Da
Lacan reintroduce el ejemplo de los juegos repetitivos, haciendo mención especial
del Fort-Da, deduciendo de ellos tres proposiciones:
1. La solidaridad entre la humanización del deseo y el par presencia-ausencia,
propio de la estructura del lenguaje.
2. Esta humanización del deseo es correlativa de la transformación del deseo en
deseo del otro
3. El objeto de ese otro deviene de allí en más “su propia pena”
La acción que el juego infantil ejemplifica “destruye el objeto”, negándolo en tanto
que ser dado.
La dimensión de la causa
Su función es para Lacan, realizar una mediación entre lo simbólico y lo real. Vale
decir, que la pregunta sobre el ser desemboca en la dimensión de la causa, que
prepara la futura causa del deseo.
Lo innombrable
En el Seminario II (El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica), al
analizar el sueño de Irma, Lacan señala un punto que revela algo “innombrable”, que
caracteriza como una revelación de lo real, sin ninguna mediación posible, ante el
cual las palabras se detienen. Surge un objeto, que Lacan formula como el objeto de
la angustia por excelencia, del cual el hombre está irremediablemente separado. Lo
“innombrable” es aludido mediante la cabeza de Medusa, referencia freudiana que
remite a la castración.
El objeto causa de deseo
El objeto causa de deseo es el objeto a, representado por una variedad de objetos
parciales en diferentes pulsiones parciales. El objeto a no es el objeto hacia el cual
tiende el deseo, sino la causa del deseo. El deseo no es una relación con un objeto,
sino una relación con una falta, porque representa parcialmente la función que la
produce.
El deseo es siempre “el deseo de alguna otra cosa”, puesto que es imposible desear lo
que uno ya tiene. El objeto de deseo es continuamente pospuesto, por lo cual el
deseo es una metonimia.
El objeto causa de deseo en la histeria
Histérico es alguien que convierte el deseo de otro en el suyo propio.
Dora está identificada al señor K, entonces su objeto de deseo es la señora K, porque
ella conoce el enigma de lo que es ser mujer, porque los dos hombres la desean. El
deseo de la histérica es tener un deseo insatisfecho. Cuando Dora se pregunta “¿qué
es ser una mujer?” intenta simbolizar el órgano femenino en cuanto tal. Su
identificación al hombre (el señor K), portador del pene, es una manera de
aproximarse a esa respuesta que se le escapa.
El deseo es deseo del Otro. El deseo fundamental, es el de desear incestuosamente a
la madre, el Otro primordial. Elige desde la vertiente edípica, desde la identificación
con el padre. Hay un significante que falta. Se inscribe un significante fálico en lugar
de una ausencia que no se inscribe. La histeria sólo se priva para gozar del deseo
insatisfecho. El problema en Dora es aceptarse como objeto de deseo del hombre,
porque ella misma no ha renunciado al falo.
Por qué toma las identificaciones de la otra? Porque su Yo es tan lábil que necesita el
soporte de lo especular.
Por lo tanto, lo que importa en el análisis de una histérica no es descubrir el objeto
de su deseo, sino el lugar desde el cual ella desea (el sujeto con el cual ella se
identifica).
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 Las tres formas de falta de objeto Acción Objeto Agente
Las tres formas de la falta de objeto señaladas por Lacan son: Frustración (I) De goce Real (pecho) Otro simbólico (madre)
(daño imaginario)
Falta de objeto Objeto Agente (II) De amor Simbólico (don) Otro real (madre como poder)
(el falo) (el padre)
Castración: Relacionada con el orden de la ley, presente en Imaginario Real
el Edipo y la prohibición del incesto. Implica ese Privación y castración en su articulación con el deseo del Otro
Hay una disimetría esencial a nivel simbólico. No hay lugar del Otro,
diferenciado
La falta en el Otro materno se convierte en el problema de cómo ser reconocido
simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal. El sexo como objeto del deseo del Otro, que es doble problema porque no se sabe qué desea
femenino tiene un carácter de ausencia, de vacío, de agujero. del objeto real
y de lo el Otro. Si el falo es aquello que podría colmar la falta en el Otro, la solución está en
En lo real nada le falta a la mujer. Sólo puede faltarle el falo imaginario de proponerse como tal, identificándose con él, siendo el objeto privilegiado de la
en la medida que éste es un objeto simbólico. la vivencia madre.
subjetiva
Luego irrumpe la ley como instancia reguladora del poder de la madre, sometiendo
(el pecho) (madre)
Frustración: Es la ruptura de una promesa (un daño así su capricho. El falo es en la castración un objeto imaginario y opera en su
Real Simbólica
imaginario). El objeto que va a estar en juego es el amor. El carácter de tal.
Otro va a ser la madre que se jugará en una presencia-
ausencia (responder o no a esa demanda, que es de amor). La privación se caracteriza a nivel de la acción, por la presencia de la falta en lo real,
aunque en lo real no le falta nada a la mujer. Sólo puede faltarle el falo, en la medida
(el falo) (el padre)
Privación: Plantea una pregunta: ¿de qué manera un ser Simbólico Imaginario en que éste es un objeto simbólico. Esa falta en lo real del Otro es un punto clave en
puede sentirse privado de algo que por definición no tiene? relación a la castración. En Lacan dicha falta se vuelve la meta del deseo como deseo
(la mujer no tiene falo/pene) del Otro, ese Otro que se inscribirá en el grafo como (A) en oposición al Otro sin
tachar de la demanda de amor (A).
Entre estas tres formas de falta, la castración es la más importante desde el punto de
vista de la experiencia analítica, y la palabra “falta” tiende a convertirse en sinónimo JACQUES LACAN Y LAS ENSEÑANZAS DE LA CLINICA
de castración. El Otro como elemento determinante para el sujeto. La condición del sujeto depende
de lo que tiene lugar en el Otro. La clínica del Otro como clínica del Trieb. El sujeto y
La frustración desempeña un papel importante en la cura. Freud observó que, en la el Otro: su referencia al sexo y la contingencia. Esquema Lambda. El matema del
medida que los síntomas generadores de malestar desaparecían con el progreso del significante de una falta en el Otro. Estatuto del deseo. El anhelo de ser. Las
tratamiento, tendía a disminuir la motivación del paciente para continuarlo. satisfacciones del padecer. Justificación de la intervención de un analista: penar en
Entonces para evitar el riesgo de que interrumpiera prematuramente el tratamiento, demasía
Freud recomendaba que el analista restableciera el sufrimiento “en otra parte, en la
forma de alguna privación apreciable” (regla de la abstinencia). Implica que el  Imbriano: “La enseñanza del Psicoanálisis”
analista debe frustrar continuamente al paciente, negándose a gratificar sus  Imbriano: ”Jacques Lacan y las enseñanzas de la clínica” (p. 1-14)
demandas de amor. Debe ir más allá de la demanda y provocar la aparición del  Imbriano: “Jacques Lacan y la clínica psicoanalítica”
deseo.  Imbriano: “Las satisfacciones del padecer”. Del cálculo infinitesimal al número
transfinito
Lacan subraya que existe una demanda mucho más común que el analista puede
también frustrar: la demanda de una respuesta. El Otro como elemento determinante para el sujeto
El sujeto aparece primero en el Otro, en la medida en que el primer significante
Otro recurso que tiene el analista para frustrar es la negativa a dar al analizante la (“unario”) surge en el campo del Otro y representa al sujeto para otro significante
señal de angustia, que podría ser la más fructífera de todas las formas de frustración (significante cuyo efecto es la afánisis o desaparición del sujeto).
en la cura.
En la operación de alienación, el sujeto ha encontrado el sentido, se ha articulado a la
Frustración, demanda y don cadena significante (S1-S2), pero a costa de su desaparición. El sujeto luego

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encuentra el camino de regreso de la alienación en la operación denominada
“separación”, que implica la producción del sujeto en tanto que dividido por el
significante y de un objeto en tanto que perdido.
La condición del sujeto depende de lo que tiene lugar en el Otro
La condición del sujeto, en tanto neurosis, perversión o psicosis, depende de lo que
tiene lugar en el Otro, y lo que tiene lugar allí está articulado como un discurso. El
sujeto se constituye en cuanto que articulado a cuatro puntos que Lacan representa
en el esquema Lambda.
Esquema Lambda
En el esquema Lambda se representa la relación del Sujeto al Otro:
 S: su existencia
 a: sus objetos
 a’: el yo, lo que se refleja de su forma en sus objetos
 A: el lugar desde donde puede plantearse la cuestión de su existencia
El psicoanálisis, en su trabajo de abordar las estructuras clínicas en la praxis,
encuentra que ese Otro (lugar de la palabra), es el lugar al cual se dirigen las
preguntas esenciales. La estructura neurótica es una pregunta:
- La pregunta histérica por la condición sexuada (¿qué es ser una mujer?)
- La pregunta obsesiva acerca de la vida, en tanto puede perderse (no la tiene
asegurada)
- La pregunta fóbica respecto de cuál es el lugar que se ocupa en el Otro en tanto
puede perderse (qué quiere el Otro de mí?)
La clínica del Otro como clínica del Trieb
La pulsión (Trieb) es considerada uno de los cuatro conceptos fundamentales
(inconsciente, repetición, pulsión y transferencia), que quedan englobados en la
función significante. Lo que introduce la función significante en el hombre es la
dimensión de lo perdido, que abre búsqueda del deseo, que en la imposibilidad de
realizarse (capturar su objeto), arroja al hombre a la repetición.
El Trieb tiene función de “cimiento”, de concepto fundacional del Psicoanálisis como
praxis. Se halla ligado a las “interioridades íntimas” del sujeto, que muchas veces se
muestran bajo las diversas formas del padecer.
La articulación de la letra en lo inconsciente, en tanto deseo, implica constituirse en
la palabra recibiendo el sentido desde el Otro. La clínica del Otro es la clínica de una
gramática pulsional.
La pulsión está en relación a la vuelta a lo inorgánico (la muerte). Por eso la clínica
de la pulsión es una clínica del despertar.
El sujeto y el Otro: su referencia al sexo y la contingencia
La praxis psicoanalítica nos muestra que es en el campo del Otro, adonde tiene lugar
el cuestionamiento de la existencia, apareciendo bajo la forma de pregunta
articulada: ¿qué soy ahí?, referente al sexo y a la contingencia en el ser, saber que es
hombre o mujer por una parte, y anudándolo en los símbolos de la procreación y de
la muerte.
Estatuto del deseo
 DESEO INSATISFECHO: Histeria
 DESEO POSTERGADO, IMPOSIBLE: Neurosis Obsesiva
 DESEO INEXISTENTE: Fobia
El anhelo de ser
Se trata de un anhelo que está en relación a encontrarle una razón al ser. Cuando el
sujeto se pregunta ¿quién soy? Se pregunta ¿quién soy para el Otro? El anhelo de ser
es el de encontrar un lugar “seguro” en el Otro, pero si el Otro es otro del lenguaje y
el lenguaje es un enredo (es multívoco), adonde la palabra no lo dice todo, quiere
decir que estamos constituidos por eso que nos permite comunicarnos pero que
nunca sabemos enteramente, qué quiere el Otro. En las preguntas de un sujeto se
descubre el deseo. Siempre habrá un resto que no se sabe, porque el Otro no nos
puede dar todo.
Las satisfacciones del padecer
Sabemos que los pacientes “padecientes” no están satisfechos con lo que son. No
obstante, lo que viven, aún sus síntomas, tiene que ver con la satisfacción. Satisfacen
algo que va en contra de lo que podría satisfacerlos, por la vía del displacer (del
penar demasiado).
Si de pulsión se trata, lo que está en juego es la “vuelta a lo inorgánico”: la muerte.
Cuando el sujeto está tomado por lo pulsional, se encuentra en un nivel muy alto de
“acomodación” en relación a la muerte, y el costo es muy alto (las satisfacciones del
padecer).
Justificación de la intervención de un analista: penar en demasía
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El penar en demasía (“trop de mal”) aparece allí, cuando la pulsión de muerte toma
al sujeto deseante, convirtiéndolo en sujeto de goce pulsional. El analista,
intervendrá poniendo en tela de juicio la satisfacción. Entonces, si hay una clínica de
la pulsión, será una clínica del despertar.
EL OBJETO EN LAS NEUROSIS Y EL ESTATUTO DEL DESEO
El objeto en la histeria, la obsesión y la fobia. El deseo como insatisfecho o imposible.
La pregunta histérica. La Otra. La función del mito individual. El superyó en la
neurosis obsesiva. El lugar del padre en psicoanálisis. Revisión de los casos
freudianos Dora, Paul y Hans desde la perspectiva lacaniana. La constitución
subjetiva y la culpa. La fobia como plataforma base de la neurosis. El significante
fóbico o comodín. Plataforma giratoria. El deseo prevenido. El lugar del padre en la
fobia.
 Imbriano: “Jacques Lacan y las enseñanzas de la clínica” (p. 14-21)
 Imbriano: “Las enseñanzas de las psicosis. Cap. I Punto: Lugar del padre en
psicoanálisis: un significante (p. 41-47)
 Imbriano: “Sobre la Fobia”. Testimonios de Trabajo (p. 31-34)
 Jozami: “Culpa, crimen y castigo”
 Pontalis: Transcripción del seminario de J. Lacan “Las relaciones de objeto y las
estructuras freudianas”. Cap. II: Dora (p. 59-61). Cap. III (p. 66-78) Cap IV y V: Hans
(p. 66-77)
 Lacan: “Seminario 3 “Las Psicosis” (1984/ 1955-56). Cap. XII, Punto 3 (p 242-245).
“La manifestación sintomática del sujeto está dominada por elementos…” hasta final.
Cap. XIII. Puntos 1 y 2 (p. 248-257)
 Lacan: “Intervenciones y textos 1” (1985). El mito individual del neurótico (p. 37-59)
El objeto en la histeria, la obsesión y la fobia
 El objeto en la histeria: El objeto en la histeria es fálico. Freud se equivoca
respecto del objeto de deseo de Dora. Se pregunta qué desea Dora, antes de
preguntarse quién desea en Dora, y termina percatándose que es la señora K el
objeto que verdaderamente interesa a Dora, en tanto que ella misma está
identificada con el Sr. K.
Hay una disimetría a nivel simbólico, porque no hay simbolización del sexo de
la mujer en cuanto tal. Lo imaginario sólo proporciona una ausencia, un vacío,
un agujero, adonde en otro lado hay un símbolo muy prevalente (la Gestalt
fálica), que hace que el sexo femenino se presente como menos deseable que el
sexo masculino, lo cual fuerza a la mujer a tomar el rodeo de la identificación
con el padre, y a seguir durante un tiempo los mismos caminos del varón.
 El objeto en la obsesión: En la neurosis obsesiva el objeto es el anal. El
período de la etapa anal se revierte: por primera vez la madre le pide algo que
el niño tiene: las heces; el producto de desecho anal, del cual el sujeto no sabe
si es él, o no loes. Implica un problema del ser y del tener, si es de él o de su
madre (ecuación simbólica: pene, heces, hijo, dinero). Ceder ese objeto es como
cederse a sí mismo. El obsesivo dice:” todos me defecan“.
En el hombre de las ratas: significante amo: Raten, Ratten (Ratas, dinero: como
deuda de juego, casamiento, etc.) Empieza a dudar pago o no la deuda??? Del
padre.
 El objeto en la fobia: El objeto fóbico es un elemento imaginario que puede
funcionar como significante, al ser utilizado para representar todos los
elementos posibles del mundo del sujeto. Para Juanito, el caballo, en diferentes
momentos, representa a su padre, su madre, a él mismo, etc. Es decir, que una
fobia desempeña exactamente el mismo papel que Lévi-Strauss les asigna a los
mitos, sólo que en el nivel del individuo, y no en el de la sociedad.
El deseo como insatisfecho o imposible
La histeria: Su neurosis está en relación a poder sostenerse como deseante (deseo
insatisfecho)
La obsesión: El obsesivo construye su deseo como imposible: como no puede
encontrar la fórmula de garantizar la vida, elige lo peor, elige postergar, elige no
sostenerse en una relación directa al deseo (deseo como imposible).
EL FANTASMA:
Freud emplea el término “fantasma” para designar una escena que se presenta en la
imaginación y que dramatiza un deseo inconsciente. El sujeto invariablemente
desempeña un papel en esta escena, incluso cuando esto no sea evidente. La escena
fantasmatizada puede ser consciente o inconsciente.
Lacan acepta las formulaciones de Freud sobre la importancia del fantasma,
poniendo énfasis en la función protectora. Compara la escena fantastmatizada con la
imagen detenida sobre una pantalla cinematográfica; así como es posible detener la
película en cierto punto para evitar una escena traumática que viene a continuación,
la escena fantasmatizada es una defensa que vela la castración, la falta en el Otro. El
fantasma se caracteriza entonces, por una cualidad fija e inmóvil. La distorsión
evidente en el fantasma lo signa como una formación de compromiso; es lo que le
permite al sujeto sostener su deseo.
Lacan sostiene que siempre hay un “fantasma fundamental”, que es inconsciente. En
el curso de la cura, el analista reconstruye el fantasma del analizante con todos sus
detalles. Sin embargo, el tratamiento no se detiene allí. El analizante debe continuar
hasta “atravesar el fantasma fundamental” (debe producir alguna alteración en su
modo de goce, en el modo de defensa fundamental).
Es una tendencia general, contraria al síntoma, que es particular. Es calificado como
una cadena dúctil (evoca múltiples reorganizaciones de la lógica del significante en
lo imaginario) e inextensible (como límite último, tope con lo real).
La pregunta histérica. La Otra
Dora culmina en una pregunta fundamental acerca del tema de su sexo. No sobre
qué sexo tiene, sino: ¿Qué es ser una mujer? Y específicamente ¿Qué es un órgano
femenino? Su identificación al hombre, portador del pene, le es un medio para
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aproximarse a esa definición que se le escapa. El pene le sirve literalmente de
instrumento imaginario para aprehender lo que no logra simbolizar.
Para la mujer la realización de su sexo no se hace en el complejo de Edipo en forma
simétrica a la del hombre, por identificación a la madre, sino al contrario, por
identificación al objeto paterno, lo cual le asigna un rodeo adicional.
La función del mito individual
El mito es lo que da forma discursiva a algo que no puede ser transmitido en la
definición de la verdad.
La función del mito es un intento de sobrellevar la falta en la estructura. Ahí donde la
verdad se nos escapa, ponemos un mito (el mito es propio de cada sujeto).
El niño recurre a una serie de mitos destinados a reorganizar lo imaginario y
ayudarlo a efectuar el pasaje al Edipo. Esto sería: pasar de una captación fálica de la
relación con la madre a la captación castrada de la pareja parental. Se trata de un
pasaje de lo imaginario a lo simbólico y la organización de lo imaginario en mito
(mito individual del neurótico).
El Superyó en la neurosis obsesiva
La neurosis obsesiva, puede revelar la función del Superyó, mejor que otras
estructuras, en la articulación del síntoma bajo la forma de autoreproche y la
compulsión a pensar. La idea obsesiva constituye un recurso ante la amenaza que
representa para el sujeto la manifestación de la falta en el Otro.
El Superyó no es un sistema de prohibiciones sino un empuje. Miller señala que si El
Nombre del Padre, es una ley coordinada al deseo, el Superyó es una ley coordinada
al goce, su envés. La metáfora paterna no hace más que operar la represión de ese
significante primordial condenado por siempre al retorno. En la orden superyoica se
verifica la articulación entre el significante y la pulsión invocante. A diferencia del
psicótico, el Nombre-del-Padre garantiza que la voz, soporte del órgano de la
palabra, esté velada y no aparezca en lo real.
El Superyó conforma una formación reactiva, es decir, puede ser el más tierno y el
más cruel. Necesita ser el padre severo y el promiscuo, el marido ideal pero infiel.
Esto tiene que ver con la ambivalencia. Goza de ambas posiciones y vive en el drama
de no poder unificar su identidad, por eso puede sostenerse en la disociación del
objeto de amor y el objeto sexual. La oposición de amor y de odio puede llevar al
sujeto a una parálisis de la voluntad, a la incapacidad para decidir, instalándose poco
a poco el imperio de la compulsión y la duda.
Freud encontró en su segunda teoría pulsional, en relación a la pulsión de muerte y
mediante el concepto de Superyó como el cultivo de ésta.
El lugar del padre en psicoanálisis
El padre es aquel que es por derecho poseedor de la madre, con un pene suficiente,
mientras el niño es insuficiente y mal asimilado. El niño accederá a la función
paternal plena y se sentirá legítimamente en posesión de su virilidad, sólo si su
propio pene es momentáneamente negado.
Para que se estructure el mundo simbólico es esencial el nombre del padre. Por él el
niño sale de su acoplamiento con la omnipotencia materna.
Revisión de los casos freudianos Dora, Paul y Hans desde la perspectiva
lacaniana
Dora: Simbólicamente el padre da el objeto faltante: el falo. El de Dora es impotente,
no puede darlo. Según la ley del intercambio, el don es lo que se da según lo que se
ha recibido. Pero en la relación amorosa el don se da por nada. El sujeto sacrifica
más allá de lo que tiene. Dora ama a su padre por lo que él no le da, y por otra parte
el padre intenta suplir con dones simbólicos (regalos) lo que no realiza como
presencia viril.
Dora acepta que su padre la ame a ella a la vez y quizá más la Sra. K, pero con la
condición de que el Sr. K la ame más a ella que a su mujer. Por eso cuando el Sr. K le
dice que su mujer no significa nada para él, Dora lo abofetea, porque esto implica
que ella no significa nada para su padre.
Paul: En el caso del Hombre de las Ratas, sabemos que Freud tomó este caso, a
partir del relato de un suplicio, la introducción de ratas: Ratten. El sujeto Paul
Lorenz, escuchaba el relato con horror fascinado, horror ante un placer, ignorado
por el mismo. Este relato refería al Capitán Cruel, lo que hace que se despertaran sus
temas y suscita la angustia. Hay una constelación original en el sujeto, que presidio
al nacimiento del sujeto, la unión de sus padres. En este caso, el prestigio está del
lado de la madre, ya que el padre fue suboficial, y el casamiento con su mujer fue
ventajoso para él.
El mito individual del neurótico tiene que ver aquí con un argumento fantasmático:
el drama por la deuda de los anteojos que nunca puede/quiere pagar. Aquí se da la
diplopía: el elemento de la deuda está colocado en 2 planos a la vez, y es en la
imposibilidad de hacer que ambos planos se reúnan donde se juega todo el drama
del neurótico. Se refiere a una doble deuda:
 por un lado, la frustración, o suerte de castración, del padre. Deuda simbólica.
 Por otro lado, la deuda social implicada en la relación con el amigo (q paga la
deuda).
Hans: Hans no teme manifiestamente la castración por parte del padre. Antes de que
aparezca la fobia, fantasea el falo, le pregunta a la madre si lo tiene ella, si lo tiene el
padre, si lo tienen los animales. Necesita que la madre tenga falo.
7
Para el niño, el falo es el centro del deseo de la madre. Le atestigua que puede
colmarla, no sólo como niño, sino por lo que le falta (él será la metonimia del falo).
Cuando aparece su pene real nace la angustia, porque puede medir por lo cual es
amado y su pene. Cuando él mismo se concibe con insuficiencia, hace su fobia,
primero de ser devorado (convertirse en presa de la madre).
El problema de Hans consistiría en pasar de una relación fálica con la madre a la
captación castrada de la pareja parental. Ese pasaje se hizo posible por el progreso
de lo imaginario a lo simbólico y la organización de lo imaginario en mito (el
fantasma del instalador).
La angustia no es el miedo a un objeto, sino el enfrentamiento del sujeto con una
ausencia de objeto, una falta de ser que lo atrapa.
La constitución subjetiva y la culpa
La operación de la constitución subjetiva implica dos operaciones fundamentales
(alienación y separación), de las cuales resulta la inscripción de S1 en relación a un
S2, la emergencia del sujeto en tanto que sujeto dividido ($ sujeto barrado) y la
producción de un objeto en tanto que perdido (a).-
La fobia como plataforma base de la neurosis
El complejo de castración se vive únicamente si el padre juega de verdad el juego.
Por eso se puede pensar la fobia como un llamado a que la castración sobrevenga, a
que el padre ocupe su función. (ver plataforma giratoria)
El significante fóbico o comodín
Lacan propone su propia concepción de fobia. Siguiendo a Freud, subraya la
diferencia entre fobia y angustia: la angustia aparece primero (angustia de
castración, donde lo que angustia tiene una complejidad: angustia la separación de la
madre, pero también angustia quedar atrapado en ella), y la fobia es una formación
defensiva que convierte la angustia en miedo, concentrándola en un objeto
específico. Sin embargo, en lugar de identificar el objeto fóbico como representante
del padre (según la idea de Freud), Lacan sostiene que la característica fundamental
del objeto fóbico es que no se limita a representar a una persona, sino a distintas
personas sucesivamente.
El objeto fóbico es, entonces, un elemento imaginario que puede funcionar como
significante al ser utilizado para representar todos los elementos posibles del
mundo del sujeto (para Juanito, el caballo, en diferentes momentos, representa a su
padre, su madre, su pequeña hermana, sus amigos, a él mismo, etc.).
Plataforma giratoria
Lacan sólo diferencia dos estructuras neuróticas (la histeria y la neurosis obsesiva),
y describe la fobia como un síntoma (no como una estructura). Lacan sostiene que
no se puede ver en la fobia una entidad clínica, sino una plataforma giratoria de
empalme, algo que hay que elucidar en sus relaciones con aquello hacia lo cual
usualmente tiende (la histeria y la obsesión), y también de empalme con la
perversión. El vínculo con la perversión puede verse en las semejanzas entre el
fetiche y el objeto fobígeno, que son por igual, sustitutos simbólicos de un elemento
que falta, y sirven para estructurar el mundo circundante. Tanto la fobia como la
perversión surgen de dificultades en el pasaje desde el triángulo preedípico
imaginario hasta el cuaternario simbólico edípico (padre-madre-niño-falo).
El deseo prevenido
En relación a la castración del Otro, el deseo imposible de la neurosis obsesiva, el
deseo insatisfecho de la histeria y el deseo prevenido de la fobia son formas
diferentes de no enterarse de la castración, o sea, de no realizar el deseo como el
deseo del Otro, ya que donde hay castración hay pérdida de goce.
En el caso de la fobia, al tomar un objeto del mundo externo se permite mantener
una distancia considerable entre el miedo en cuestión y el objeto y permite alejarse
(de la castración el sujeto no puede alejarse).
El lugar del padre en la fobia
Lacan sostiene que Juanito desarrolló la fobia a los caballos, debido a que su padre
real no intervino como agente de la castración. La intervención del padre real habría
salvado a Juanito de esta angustia, al castrarlo simbólicamente, pero en ausencia de
esta intervención, Juanito se ve obligado a encontrar un sustituto en la fobia.
Por eso se puede pensar la fobia como un llamado a que la castración sobrevenga, a
que el padre ocupe su función,
EL OBJETO EN LAS PSICOSIS
El lugar de las psicosis en la enseñanza de Sigmund Freud y de Jacques Lacan. Los
conceptos fundamentales. El sujeto y el Otro en las psicosis. El desencadenamiento
de las psicosis. El sujeto fuera de discurso. La forclusión del significante Nombre-del-
Padre. La regresión tópica al Estadío del Espejo. El empuje-a-la-mujer. Los
fenómenos elementales. La alucinación verbal. El objeto a en las psicosis: la voz, el
silencio, la mirada. El delirio. La metáfora delirante. Significación personal. Frases
interrumpidas. Fenómenos de código y de mensaje. El neologismo. Criterios para un
diagnóstico de las psicosis. La ética de la intervención posible. No retroceder del
psicoanalista frente a las psicosis. La psicosis como producto de una intervención
posible. Un punto de partida ético: orientarse en la estructura ¿Qué puede hacer un
analista frente a un psicótico? ¿Qué espera un psicótico de un analista? Presencia del
analista. Función testigo. Función destinatario. Función secretario. Función garante.
Algunas intervenciones estabilizantes. Función de los fenómenos de lenguaje en la
psicosis. Función del neologismo como barrera al goce. El trabajo de la psicosis.
Psicosis y acto analítico. Reivindicar el lugar del sujeto. Maniobras de la
transferencia. De un tratamiento posible a la dirección de la cura. Relatos clínicos: de
“malo de constitución” a “Maliato” y Señora Bv.
 Imbriano: “Las enseñanzas de las psicosis” (2010)
 Bianchi: “Coordenadas para pensar la transferencia en la esquizoparanoia
 Clancy: “Bejahung y forclusión del Nombre-del-Padre”
8
 Lacan: Escritos 2: “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis” (1988/1957). Cap. I, Puntos 2, 3, 4 y 5 (p. 218-227), Cap. III, Punto 2 (p. 234-
235), Cap. IV, Punto 1 (p. 242-244) y Cap. V (p. 262-263 y 268)
 Lacan: Seminario 3: “Las Psicosis” (1986/ 1955-1956). Cap. I: La introducción a la
cuestión de las psicosis. Punto 3, Cap II: La significación del delirio. Puntos 1 y 2. Cap.
VI: El fenómeno psicótico y su mecanismo. Punto 1.
 Palau: “La relación entre significante y estructura en la neurosis y en las psicosis”
El lugar de las psicosis en la enseñanza de Sigmund Freud y de Jacques Lacan
El Nombre-del-Padre como significante, o se inscribe en lo simbólico (neurosis), o se
rechaza, se forcluye (psicosis), pero no ambas cosas. Podríamos decir que en la
psicosis no hay Bejahung del Nombre-del-Padre.
Lacan toma el término Verwerfung de Freud, del historial del Hombre de los Lobos,
donde lo utiliza para dar cuenta de algo que opera de manera diferente de la
represión: el rechazo.
En “La negación” (1925) Freud piensa la constitución del psiquismo a partir de un
primer tiempo lógico pulsional, del par Afirmación-Expulsión (Bejahung-
Ausstossung). En el Seminario III, Lacan nombra Verwerfung a la expulsión
primordial, ubicándola en el lugar de la Ausstossung, como la contracara de la
Bejahung.
Entonces Lacan a la fórmula de Freud Afirmación-Expulsión la modifica por
Afirmación-Forclusión.
En la neurosis también se trata de falta, hay en ella una supresión del significante,
pero que retorna en el mismo registro: el simbólico se expresa en los síntomas.
En la psicosis, la forclusión del significante no produce un retorno al mismo registro,
sino que retorna desde lo real. Lo real es aquello que queda por fuera de la
simbolización.
Los conceptos fundamentales
Los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis son:
1. Inconsciente
2. Repetición
3. Pulsión
4. Transferencia
Estos cuatro conceptos potencian la función del inconsciente. Lacan habla de un
inconsciente pulsátil (que pulsa), que se manifiesta como hiancia, discontinuidad,
como lo que no cierra y que interrumpe el discurso del sujeto. La constancia es que
irrumpe en lo real. Hay algo que va más allá de ese desplazamiento de la cadena de
significantes del Seminario II, se trata de la función de la causa. Lacan distingue el
determinismo con el que se manifiesta una parte del inconsciente regido por las
leyes del placer – displacer, y sitúa para el inconsciente la función de la causa.
Encuentra otros puntos de partida para teorizar la repetición: Tyche y Automatón.
Son dos maneras que causan la repetición inconsciente.
El sujeto y el Otro en las psicosis
Relacionándolo con el esquema Lambda, la condición del sujeto S (neurosis o
psicosis) depende de lo que tiene lugar en el Otro (A). Lo que tiene lugar allí es
articulado como un discurso (el inconsciente es el discurso del Otro), del que Freud
buscó primero definir la sintaxis por los trozos que en momentos privilegiados,
sueños, lapsus, rasgos de ingenio, nos llegan de él. El sujeto cree que es dueño de sus
actos, cuando en realidad es hablado por el Otro.
El sujeto está “estirado” en los cuatro puntos del esquema: a saber S (su inefable y
estúpida existencia), a (sus objetos), a’ (su yo, lo que refleja de su forma en sus
objetos) y A (el lugar desde donde puede planteársele la cuestión de su existencia.
Qué soy ahí? referente a su sexo y a su contingencia en el ser (estoy pero podría no
estar).
El desencadenamiento de las psicosis
El desarrollo no es insidioso, siempre hay brotes, fases. Lacan lo llama “momento
fecundo”. Ese momento siempre es sensible al inicio de una paranoia.
Cuando se buscan las causas desencadenantes de una paranoia, siempre se pone de
manifiesto, un elemento emocional, una crisis vital en la vida del sujeto.
En la neurosis, lo reprimido se expresa en los síntomas y otros fenómenos. En
cambio, todo lo rehusado en el orden simbólico, en el sentido de la Verwerfung
(forclusión) reaparece en lo real a modo de alucinación.
El sujeto fuera de discurso
Según Lacan, en lo inconsciente, todo no está sólo reprimido (desconocido por el
sujeto luego de haber sido verbalizado), sino que también puede estar rechazado
(forcluído). Hay una Bejahung primordial (primer nivel estructural de inscripción de
significantes, que puede a su vez faltar). Esta falta en el sujeto provoca un agujero en
la significación, su consecuencia es una invasión de goce desde lo real, no regulado
por el falo. Por eso podríamos decir, que el sujeto habita el lenguaje, pero está por
fuera del discurso.
Ahora, un mismo significante no puede, a la vez, haber sido admitido en lo simbólico
y ser rechazado en lo real (en el origen, o hay Bejahung (afirmación de lo que es) o
Verwerfung (rechazo). Desde la perspectiva del nombre-del-padre como significante,
o se inscribe en lo simbólico, o se rechaza (forcluye), pero no ambas cosas. En el
primer caso ubicamos a la neurosis, y en el segundo a la psicosis.
La forclusión del significante Nombre-del-Padre
La tesis central de Lacan es que en la psicosis hay una falta esencial. Falta el
significante del Nombre-del-Padre. Su forclusión expone al sujeto a la psicosis.
Supone la imposibilidad de que la castración se inscriba como tal en lo simbólico, lo
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que se traduce en un exceso de goce que retorna desde lo real, modificando las
relaciones del sujeto con el Otro, con su cuerpo y con el lenguaje (queda por fuera
del discurso).
La regresión tópica al Estadío del Espejo
Adviene una regresión tópica libidinal al Estadío del Espejo, en donde el sujeto
queda encerrado en una mortífera relación dual imaginaria. La tensión se resuelve
en agresividad con producción de vociferaciones y escenas obscenas, injuriantes,
atormentadoras.
Ante la falta del significante Nombre-del-Padre en su función ordenadora, lo
imaginario se desorganiza pudiendo hasta llegar al fenómeno de estallido del
cuerpo, instrumentalización, desconocimiento de la propia imagen, etc.
El empuje-a-la-mujer
En la psicosis, Lacan define la solución de Schreber (al no poder ser el falo que falta a
la madre) por la vía de un suplemento e introduce la solución por el lado de ser “la
mujer que falta a los hombres”.
Los fenómenos elementales
Toma el término fenómenos elementales de Clérembault, para demostrar el carácter
radicalmente diferente de esos fenómenos de lo que es comprensible para todo el
mundo.
Por fenómenos elementales se entiende al conjunto de fenómenos que componen la
semiología de las psicosis, que tienen por característica ser elementos que se pueden
aislar y a su vez obedecen al automatismo de repetición. Algunos de ellos
sucumbirán tiempo después al estallido o desencadenamiento de la crisis, mientras
que otros acompañarán toda la vida del psicótico.
El fenómeno elemental tiene una importancia de primer orden: se sitúa como el
elemento fundamental de la estructura psicótica, irreductible, que está al nivel de la
interpretación. La clínica de las psicosis es la clínica del fenómeno elemental ya que
comprende los disturbios que se producen en la relación entre el sujeto y el Otro,
relación marcada por un recorrido en donde el significante (S1) crea el campo de la
significación (S2) a partir del pasaje del sujeto por el sitio previo del Otro.
Los fenómenos de las psicosis tienen un carácter de certeza.
De los fenómenos elementales, la alucinación es la forma más característica. El
sujeto literalmente habla con su Yo, y es como si un tercero, su doble, hablase y
comentase su actividad. El delirio es también un fenómeno elemental.
El sujeto en cierto período de su delirio dice que hay significación, no sabe cuál pero
se impone y para él es perfectamente comprensible. Justamente porque se sitúa en
el plano de la comprensión como un fenómeno incomprensible, la paranoia es tan
difícil de captar. Es decir, hay un núcleo completamente comprensible, pero
inaccesible.
El fenómeno elemental es lo que hace síntoma para las psicosis. Tiene la estructura
misma de la forclusión, pasaje de lo simbólico a lo real, y de este modo, tiene una
función homóloga a la función del padre faltante en la estructura. El fenómeno
elemental alude al significante que rechazado fuera de la estructura del discurso
inconsciente, repite. Pone en juego el límite, pero ese límite es gozador, es irónico. Le
juega una mala pasada al sujeto, quien se siente burlado, molestado, por las voces
que no reconoce como propias.
Los fenómenos más prototípicos son:
1. La Alucinación Verbal, donde se juega un papel esencial el objeto a
destacándose la voz, el silencio y la mirada
2. El Delirio
3. El Neologismo
La alucinación verbal
Hay una falta por la que el sujeto se ve obligado a construir ese mundo imaginario.
Aquí la propia palabra producida por el sujeto le viene desde afuera, traída por la
voz del Otro.
Una alucinación es el retorno de este significante forcluído del Nombre-del-Padre en
la dimensión de lo real.
En el sujeto psicótico la alucinación muestra al sujeto totalmente identificado a su Yo
con el que habla. El habla de él, el sujeto, el S, en los dos sentidos equívocos del
término, la inicial S y el Es (Ello) alemán.
En el esquema L, la alucinación verbal surge como efecto de la interrupción de la
palabra plena entre el sujeto y el Otro, y su desvío por los dos yo, a y a’, y sus
relaciones imaginarias. Hay una triplicidad en el sujeto. El sujeto literalmente habla
con su Yo, y es como si un tercero, su doble, hablase y comentase su actividad (el
emisor es al mismo tiempo receptor, que oye sus propias palabras).
La existencia del Otro en el fenómeno elemental se presenta primero bajo la forma
de la alucinación. Al comienzo el sujeto no puede dar cuenta de lo que le pasa,
aparece la perplejidad. Después de un tiempo surge una certeza radical
(característica fundamental del fenómeno elemental).
La alucinación es una respuesta que viene a anticiparse a una pregunta que no se
hizo, ha sido sustituido por la certeza que, encuentra su ubicación por fuera de lo
simbólico. Es un retorno del significante forcluído en lo rea. Estas respuestas
conforman el texto de la alucinación que en sus formas puras son los Neologismos
(mensaje de código) y los fenómenos de mensaje (frases ininterrumpidas).
10
Lacan sostiene que es un error considerar a la alucinación verbal como “alucinación
auditiva (ej.: en un sordomudo).
Lacan critica a las posiciones mecanicistas y dinamistas, respecto del origen de la
psicosis. Según Lacan, estas corrientes, que sostienen que la alucinación es un objeto
percibido sin objeto, y no se preguntan acerca de si éste deja un sentido unívoco al
percipiens. Para Lacan nunca es unívoco.
El objeto a en las psicosis: la voz, el silencio, la mirada
En tanto el sujeto no está anclado por el significante del Nombre-del-Padre diciendo
no al goce del Otro (madre), barrándolo. El objeto a en la psicosis aparece como
irrumpiendo desde lo real.
Si el Nombre-del-Padre, no funciona diciendo no al goce del Otro, barrándolo,
porque está forcluído, el goce no podrá localizarse en la función fálica, el cuerpo
toma parte de lo real, así por ejemplo el objeto voz tomara consistencia desde lo real.
La voz:
El psicótico sufre de la intervención de la voz que lo retorna desde lo real
exteriorizado. Sufre de voces voraces del gran Otro que lo insultan, mortifican,
ordenan etc.
El silencio
Los pacientes enseñan que se debe a un vacío inexplicable (lo encontramos en
memorias de un neurópata: Schreber, habla del asesinato del alma).
Se trata de un desorden por la falla del significante. Es la ausencia del falo simbólico,
se traduce en un exceso de goce en lo real y a veces en la inercia El estar mudo
muestra la petrificación ante el Otro que ordena el goce. El silencio responde a una
cuestión de estructura.
La mirada
Prevalece la mirada como esbozo del deseo del Otro, no como objeto del fantasma
escópico. La contigüidad del objeto mirada con la voz cedidos al goce del gran Otro
hacen surgir la voz como mortificante.
El delirio. La metáfora delirante
La metáfora delirante en Lacan sería muy similar a lo que Freud propone como
delirio como curación. El delirio irá tejiendo una metáfora sustitutiva (la metáfora
paterna ausente).
Es una forma de discurso, es el texto de la alucinación, por eso es importante lo que
el psicótico relata.
Su estructura es específicamente bimembre: el primer miembro va del sujeto que
percibe al objeto percibido (incluye las significaciones comunes de las percepciones
de todos); el segundo miembro es el eslabón específicamente delirante e
incomprensible (va del objeto percibido, con sus significaciones normales, a la
significación anómala).
La significación delirante es experimentada por el sujeto como impuesta, llegando a
construir una especie de revelación.
El delirio manifiesta la autonomía del significante que deviene persecutorio e
intrusivo, convirtiendo al psicótico en una marioneta: “cuando una marioneta habla,
no habla ella sino alguien que está detrás”.
Hay una relación entre el delirio y el narcisismo. La identificación ideal (la primera
de las identificaciones), viene a suplir la carencia del significante del Nombre-del-
Padre.
La metáfora delirante puede pensarse de manera más precisa con la lógica del
empuje-a-la-mujer. El psicótico es tomado desde lo real por un saber que lo sabe,
hay certeza, se trata de la violencia del lenguaje. Esto no implica que lo simbólico no
exista, son palabras impuestas, el delirio muestra la máquina del lenguaje que puede
tratar las palabras como cosas, nada excede a su decir. El psicótico está condenado a
decir lo verdadero.
Significación personal
Es fácil que el sujeto confiese que sólo él lo oyó. Pero, a diferencia del sujeto normal
para quien la realidad está bien ubicada, él tiene una certeza: lo que está en juego –
desde la alucinación hasta la interpretación- le concierne.
Esta certeza ordena su mundo. Esa es la doble cara de los fenómenos elementales: lo
mismo que lo sume en un profundo sufrimiento, lo guía.
Frases interrumpidas. Fenómenos de código y de mensaje. El neologismo
El neologismo se trata de la producción de palabras clave que se pronuncian a veces
reiteradamente, que no pueden ser sustituidas por otras, y que no reenvían a otra
significación. En este sentido Lacan señala al neologismo no como manifestaciones
de déficit sino como producción.
Se destaca la importancia respecto de la función del neologismo para la producción
de una recomposición de la subjetividad (simbólico-imaginario-real). El neologismo
comporta una función estabilizadora respecto de la recomposición simbólica y
consecuentemente un reordenamiento imaginario y real, acotando el goce pulsional.
En las alucinaciones verbales se distingue entre:
 Fenómenos de código: Son las voces que hacen uso de la Grundsprache (lengua-
de-fondo). Se caracterizan por los neologismos. Son la cosificación de las
palabras (palabras compuestas nuevas, conforme a las reglas de la lengua del
paciente).
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 El neologismo, considerado clásicamente como alteración del lenguaje, puede
funcionar como elemento estabilizador. EL NEOLOGISMO COMPORTA UNA
FUNCION ESTABILIZADORA RESPECTO DE LA RECOMPOSICIÓN SIMBOLICA Y
CONSECUENTE REORDENAMIENTO IMAGINARIO Y REAL, EN LAS PSICOSIS
ESQUIZOFRENICAS DESENCADENADAS.
 Fenómenos de mensaje: Las frases interrumpidas, puesto que falta un eslabón,
la cadena significante aparece fragmentada y de este modo el sujeto se
atribuye una parte de ella en tanto que la otra le es atribuida a otro al que se le
imputa provocación. Son en general hostigantes, ofensivos. En estas frases el
sujeto se ve compelido a producir una respuesta. Estos fenómenos los
responsables del cansancio, del agotamiento del sujeto psicótico al someterlo a
un esfuerzo continuo de réplica. Las más de las veces implican ofensa e injuria.
El sujeto sabe, con la certidumbre inquebrantable que le caracteriza, que el
Otro goza de él.
La frase se interrumpe en el punto donde termina el grupo de las palabras que
podríamos llamar términos-índices (shifters). Son términos que en el código
indican la posición del sujeto a partir del mensaje mismo (atribución, fechado,
lugar de emisión. En general demarca adónde termina de hablar un Yo y
adónde comienza el otro.
Criterios para un diagnóstico de las psicosis
Los criterios diagnósticos son:
1. Fenómenos elementales en relación a la voz: alucinaciones verbales.
2. Fenómenos elementales en relación a la mirada: brillo, luminosidad, imágenes
visuales.
3. Alteraciones de la sensopercepción.
4. Desconocimiento de su propia imagen en el espejo. Regresión al Estadío del
Espejo
5. Perplejidad.
6. Imputación al Otro.
7. Significación personal.
8. Fenómeno de desencadenamiento.
9. Fenómeno de alarido
10. Llamado de socorro.
11. Calculo del significante en oposición simbólica: alusión al significante
rechazado (paternal, sexual, muerte).
12. Delirio.
13. Formación de metáfora delirante.
14. Certeza delirante.
15. Neologismo.
16. Otros fenómenos de código: juego de palabras.
17. Fenómenos de mensaje. Frases interrumpidas.
18. Regresión tópica libidinal, cuerpo despedazado.
19. Manifestaciones empuje a la mujer.
20. Elementos que revelan la posición del sujeto frente a lo pulsional: impulsiones,
masturbación compulsiva, pasajes al acto, mutilaciones, golpes, emasculación,
rechazo sexual, rechazo a la maternidad y a la paternidad etc.
21. Conformación de imaginarios de inseguridad.
22. Elementos que revelan la posición del sujeto frente a lo imaginario: respecto de
su imagen en el espejo se puede producir falta de reconocimiento,
visualización como diferente, reconocimiento bajo condiciones delirantes,
relación agresiva con los otros.
23. Elementos que revelan alteraciones en la articulación simbólico imaginaria:
trastornos del yo corporal, hipo o hipertonicidad, euforia, ausencia de futuro,
sentimiento de insuficiencia, identificación a un ideal, producción delirante,
etc.
24. Elementos que revelan alteraciones en la articulación real simbólica: necesidad
de ubicarse siempre en el mismo lugar, necesidad de realizar siempre la misma
actividad, estereotipia motriz, insomnio, etc.
No retroceder del psicoanalista frente a las psicosis
La Maniobra de transferencia tiene su punto pivote en “el no retroceder” respecto de
la ética del psicoanálisis.
Significa prestar su significante, su nombre de psicoanalista y su presencia, o sea
capacidad de soportar la transferencia delirante.
El goce no se eliminará. Se puede acotar, frenar (no logra atravesar el fantasma),
sino como barrera al goce.
La posición del analista fluctuará entre silencio abstinente (cada vez que es
requerido, como el Otro que es poseedor de todas las respuestas) y su significante
acotador de goce en lugar de significante Nombre-del-padre no inscripto. El lazo
analítico que se crea funciona como estabilizador de la psicosis: testigo, secretario,
destinatario y garante.
La psicosis como producto de una intervención posible
La ética de la intervención posible
Que el sujeto pueda trabajar las alucinaciones auditivas (reconociéndolas,
ubicándolas, interpretándolas, etc.) equivale a que vayan perdiendo poder (o goce)
como orientadoras del mundo del sujeto. La posibilidad de que el sujeto modifique
su creencia, no su certeza, sino su posición subjetiva ante ello: desde su
interpretación, repensar su certeza, desde su delirio, frenar la embestida de goce.
Un tratamiento posible va desde el analista, en tanto lugar adonde dirigirse, el
analista en posición de objeto a, condensador del goce.
Un punto de partida ético: orientarse en la estructura
La cura del psicótico se presenta más problemática, porque la operación de
separación está en falta. El analista trata de saber qué lugar puede ocupar en la
estructura del significante y sus relaciones con el objeto.
12

El sujeto neurótico se hace preguntas. El psicótico no, lo que sostiene es la certeza.
¿Qué puede hacer un analista frente a un psicótico?
Indudablemente presta su significante, su nombre de psicoanalista y también su
presencia, o sea, su capacidad de soportar la transferencia delirante.
No le es dable ocupar un lugar de saber, pero sí de no saber, de saber poco y, por
ende, de gozar poco. Implica poner en juego su propia castración simbólica. Y esto,
de contragolpe, trabaja a su vez en oposición de la conocida tentación de hacer de
padres o de madres de los sujetos.
El psicótico a diferencia del neurótico se sostiene de la certeza que el saber no es un
supuesto. Espera que el analista sea testigo de sus certezas.
¿Qué espera un psicótico de un analista?
El analista estará allí para que pueda intentarse la operación denominada “maniobra
de transferencia” por la cual se posibilite el pasaje de “sujeto de goce” (sujeto
subsumido por la pulsión de muerte desenfrenada) al de “sujeto acotado por el
significante” (en donde el significante opera como freno a la pulsión de muerte).
Se tratará de la instalación de una ortopedia a la falla simbólica, de la construcción
de una sutura del agujero simbólico y quizás del advenimiento de una suplencia, a
partir de la cual se producirá la posibilidad de reconstrucción de un “como sí” de
lazo social y de un reordenamiento imaginario pacificante.
Presencia del analista. Función testigo. Función destinatario. Función
secretario. Función garante
El lugar del analista en el tratamiento de psicosis esta dado, por la función de:
 Testigo: Es testigo de su incontinencia, de la sinceridad del sujeto, depositario
del acta de su discurso. Es el primer testigo de la negación de la castración de
su madre. El analista se ofrece como relevo del psicótico y así encuentra un
lugar para poder dar testimonio, y así lograr la apertura.
 1 salir del narcisismo autoerótico
 2 salir hacia nosotros
 Secretario: Dirigirse al analista en tanto guardián de secretos. El papel de
secretario es concentrado sobre el mensaje es un papel técnico y
administrativo. Tiene que ver con la difusión que está en su posesión, darle
escritura, archivarlo, conservarlo en secreto o publicarlo.
 Destinatario: Por medio de la transferencia es destinatario de un mensaje, es
sobre quien recae la transferencia, o sea es al mismo tiempo destinatario del
mensaje y lector de él.
 Garante: Significa que el analista está allí prestando su significante, su
persona, para que la palabra se articule construyendo un lugar de garantía
para el acotamiento que el significante hace del goce. El garante es quien con
su patrimonio soporta a otro para una gestión.
Función de los fenómenos de lenguaje en la psicosis. Función del neologismo
como barrera al goce
Lacan plantea que en la esquizofrenia el sujeto habla pero se encuentra privado de
disponer de lo simbólico. Esto se acercaría bastante a lo postulado por Freud cuando
plantea que las palabras son tomadas como cosas. No hay lenguaje del cuerpo, lo
cual no le permite al sujeto hacer una representación simbólica del mismo (ej.:
delirios del cuerpo sin órganos).
El trabajo de la psicosis. Psicosis y acto analítico
(ver Una intervención posible)
Reivindicar el lugar del sujeto. Maniobras de la transferencia
Coordenadas para pensar la transferencia
El analista sólo puede sostener su lugar con su castración simbólica. Y la experiencia
clínica muestra en el caso particular de las esquizoparanoias, que esto posibilita el
alojamiento del sujeto en el tratamiento.
Lejos de cualquier transferencia maternante o de cualquier tentación de hacer de
padre o de madre ante el sujeto, como lo señala E. Laurent; y lejos de la impostura
lógica del SSS, como lo marca Miller, ese lugar resguarda al analista de quedar
confrontado con la certeza del sujeto, con la erotomanía o con los acercamientos
imaginarios al mundo que pueda desplegar, y a su vez, prepara al sujeto para el
trabajo que él mismo realizará en su tratamiento.
El sujeto esquizoparanoico, en conjunción con un Otro castrado, con un Otro que
sabe poco y goza poco, le destina a la transferencia un lugar: ser la nueva
orientadora del sujeto.
La Dra. Imbriano, refirió que en el caso BV, maniobró con una alternancia de
intervenciones entre un silencio testigo y un apuntalamiento del límite, intervención
que conjuga presencia, silencio, mirada y una palabra límite.
En cuanto a la llamada Maniobra de Transferencia, dice, que el psicótico va a buscar
desestabilizar al psicólogo, debe estar atravesado en su falta en ser. El paciente
puede convertirse en una persona muy obscena, sin tener barrera de represión.
Se trabaja una suplencia de la forclusión del Nombre-del-Padre, que le permite a la
paciente el acceso a una estabilización posible. La “maniobra de transferencia” es el
efecto de la posición del analista que posibilita la transferencia en términos de goce,
un pasaje de ser absolutamente un sujeto de goce a ser un sujeto acotado por el
significante.
13
De un tratamiento posible a la dirección de la cura.
La Maniobra de transferencia tiene su punto pivote en “el no retroceder” respecto de
la ética del psicoanálisis. Si el analista se mantiene en ella, el dispositivo posibilitará
que se operen distintas funciones: testigo, secretario, destinatario, garante, que
permiten “maniobrar la transferencia”, o sea, el trabajo de transferencia de los
fondos de goce del inconsciente al significante. Y, es desde este lugar, que la Dra.
Imbriano sostiene “una dirección de la cura posible para la psicosis”.
Relatos clínicos: de “malo de constitución” a “Maliato” y Señora BV
De “malo de constitución” a “Maliato”
“Sos el único hombre de la casa, sos malo de constitución”
“sos el único hombre  funciona como oposición simbólica (un-padre en lo real)
“malo de constitución”  se debió a la emergencia de una de las formas del
fenómeno elemental (la alucinación verbal), a través de la cual el Superyó realizó su
mandamiento y el sujeto acató: fue a la plaza a golpearse.
“El Dr. Xiato está soy el malo de constitución”: verbigeración, producción positiva en
el sentido del armado de un recurso de significantización.
Soy Maliato: neologismo, condensación.
Señora BV
Como construcción del relato clínico los antecedentes serían: el matrimonio de sus
padres (primos entre sí) resulta de relaciones de conveniencia entre 2 herederos de
terratenientes decididos a aumentar sus dominios.
La madre se dedica a "tener todos los hijos que dios manda". La paciente nace en el
7mo parto, siendo melliza. El padre, dueño de la única óptica del Pueblo, figura de
carácter severo, fue quien dijo que era oligofrénica, (pues su melliza al nacer
primero le pateo la cabeza). Les dicen a la madre y hermanos que nació muerta y es
criada aparte en un altillo entre las criadas al cuidado de la Mamama.
Desencadenamiento
 Primer desencadenamiento: Fue a los 24 años, luego de parir un hijo
engendrado por uno de sus hermanos, ya que el altillo era lugar de desahogo
sexual. Al nacer El Niño la Mamama le devela el secreto a la madre biológica y
deciden llevarse al bebe "de quien no se habla no se sabe" con complicidad del
hermano mayor que luego le cuenta a los otros. (uno sufre tartamudez, el otro
se suicida y el otro se va al exterior) la paciente queda acunando a un bebé
ausente, tiene una crisis en que intenta estrangular a Mamamma. Allí se la
interna en un neuropsiquiátrico lejano. Cuatro años después se la incluye en la
familia como "criada" cuidando a su madre.
 Segundo desencadenamiento: Fue a los 36 años, luego de la muerte de su
madre. La internan. Una de las hermanas se la lleva a vivir con ella y su familia
(hermana melliza) a la ciudad, pero al tiempo la convivencia es imposible.
 Tercer desencadenamiento: Luego del segundo tiempo del análisis, se ubica en
un accidente cuya resolución es un pasaje al acto en lo real, luego de ser
nombrada como "madre" por la familia. La producción final que realiza la Sra.
B.V para alcanzar la estabilidad es a través de la escultura, construye cabezas,
construye suplencias para atemperar el goce.
A lo largo de su análisis, la paciente logra inventarse un “saber hacer” con el goce a
través de un trabajo artesanal llegando a un final de análisis del que dice del
siguiente modo: “por ahora lo hablado, hablado está”.
En este caso se destaca el valor positivo del neologismo en la psicosis en el sentido
de hacer sutura en el agujero del lenguaje como suplencia del significante del
nombre del padre estabilizando la relación significante significado. No hay nada que
interpretar dado que no se rige por una lógica articulada por la represión, sino
destacar su función de nudo (reemplaza o hace de parche al Nombre-del-Padre
forcluido).
La ética del psicoanálisis. La dirección de la cura. Entrevistas preliminares y
establecimiento del SSS.
El lugar del analista en las entrevistas preliminares. La demanda de felicidad en el
inicio. La caída del sujeto de la certeza. El analista y la docta ignorancia. El sujeto
supuesto al saber y la entrada en análisis. El significante de la transferencia. El
discurso analítico. Establecimiento del significante de la transferencia en el relato
del caso Matías. La oferta del psicoanálisis
 Imbriano: “La invención de una praxis”
 Imbriano: “La caída especular para un posible análisis”
 Imbriano: “La intervención analítica, una cuestión ética”. Relato del caso Matías
(2009)
 Imbriano: “La odisea del siglo XXI”. Efectos de la globalización (2010). Cap. V: La
oferta del psicoanálisis (p. 171-195)
 Imbriano: “Tratamiento desde el alma”. Lectura introductoria a la obra de Freud
(2013). Cap. IX: La invención de una praxis (p. 237-264)
 Levato: “El amor en psicoanálisis” (1998). Saber sobre el amor (p. 183-187)
 Miller: “Recorrido de Lacan” (1984). La transferencia de Freud a Lacan (p. 59-87) /
El sujeto supuesto al saber (p. 98-100)
 González: “Por la gracia del psicoanalizante”
 Ocampo: “El amor, un instrumento de la práctica analítica”
 Porrás: “La demanda de felicidad en el inicio del análisis ”
El lugar del analista en las entrevistas preliminares
El objetivo de las entrevistas preliminares es la apertura del inconsciente y ello
depende de la posición del analista.
Llamar a un analista implica un corrimiento de la situación habitual (para hablar con
un amigo no es necesario hacer una cita previa). Con el analista se combinan una cita
y un lugar determinados previamente y es necesario pagar honorarios para hablar.
14
En los neuróticos suele aparecer siempre el miedo, a encontrarse “sin darse cuenta”
diciendo “algo que no se sabía”, pero que se produce como propio. Está en juego la
caída de la aserción del sujeto (el supuesto conocimiento del Yo se ha caído). “El
analista es el hombre a quien se habla libremente”, está para eso. Pero el sujeto no
muestra gran libertad en lo que dice, se encuentra encadenado a sus asociaciones
según las leyes del inconsciente, pero que pueden desembocar en una palabra plena.
Es necesario que el analista se oriente respecto de la lógica del Estadío del Espejo
para encontrar su lugar en el dispositivo analítico, absteniéndose de ubicarse como
un espejo más.
La demanda de felicidad en el inicio
La felicidad es aquello que busca el paciente cuando demanda un análisis. El analista
se ofrece a recibir la demanda de la felicidad. Lo que hace que se pueda decir que el
analista promete, es que el analizante espera. Hay una promesa implícita en el inicio
del análisis, en tanto el analista acepta la demanda.
La caída del sujeto de la certeza
Lo que está en juego en el análisis es la caída del sujeto de la certeza. Si un sujeto fue
a consultar, ya en algún punto, la cuestión del conocimiento del Yo (ese supuesto
conocimiento que el yo tiene de sí mismo) se ha caído.
El analista y la docta ignorancia
Lacan usa la expresión tomada de Nicolás de Cussa “docta ignorancia” como un
saber acerca de lo inconmensurable y el valor de esto en la causa del deseo. La docta
ignorancia es la ignorancia en la que se revela el no saber.
Por lo tanto Lacan dirá que lo que el analista debe saber, es ignorar lo que sabe
(ignorancia no como ausencia de saber, sino como pasión del ser).
La “docta ignorancia”, es un saber puesto entre paréntesis, posición sostenida por el
analista que permitirá habilitar un espacio para la asociación libre. Esta es en primer
lugar, la implicación del analista en su acción de escuchar. Para el analizante se trata
de hablar libremente. El analista está ahí para eso.
El sujeto supuesto al saber y la entrada en análisis
Cuando Lacan crea al “sujeto supuesto al saber” en el seminario 9 “La Identificación”,
trata de fundamentar la no existencia previa de un sujeto garante del saber al estilo
del sujeto cartesiano, ni de un saber absoluto. “Supuesto saber” es un oxímoron1 que
lo que hace es desestabilizar el peso del saber.
No se refiere con esto a lo que relata el psicoanalista, sino justamente a la situación
analítica.
1 Combinación de dos expresiones opuestas que dan un nuevo significado (ej.: muerto viviente)
La relación es disimétrica, puesto que uno entrega material, mientras que el otro
tiene como función estructural interpretar este material, escucharlo, recibirlo,
apreciarlo.
Para Lacan hay apertura a la transferencia por el hecho de que el paciente se coloca
en posición de entregarse a la asociación libre, de buscar la verdad sobre sí mismo,
sobre su identidad, sobre su verdadero deseo.
El paciente busca su verdad en el analista, en tanto que gran Otro, y por ello su
silencio es tan esencial y no debe precipitarse a satisfacer la demanda del paciente,
que es la demanda de ¿quién soy? ¿cuál es mi deseo? ¿qué quiero verdaderamente?
SIGNIFICADO la transferencia se ubica en este vector
A (analista)
SINIFICANTE
A es el primer eje (eje significante). En el segundo eje escribimos el
significado, y colocamos al analista en este punto, al mismo tiempo
como aquel a quien se dirige el significante y en tanto es quien,
retroactivamente, decide acerca de la significación de lo que le es
dirigido. En gran A, colocamos al analista, que funciona como el
sujeto que se supone sabe el sentido.
Lacan llama el error inmanente a la experiencia analítica la ilusión del paciente, de
que su saber, el saber del inconsciente, está ya todo constituido en el psicoanalista.
El psicoanalista no debe identificarse al sujeto supuesto al saber: el sujeto supuesto
al saber es un efecto de la estructura de la situación analítica, lo cual es muy distinto
a identificarse a esta posición.
En el neurótico no se observa forzosamente que el paciente crea y diga que el
analista sabe todo lo que le concierne. En cambio, sí se observa una emergencia muy
pura del sujeto supuesto al saber, cuando la experiencia analítica desencadena una
psicosis alucinatoria crónica, en la cual el psicoanalista encarna realmente al sujeto
supuesto saber todo lo que se refiere al paciente y es imaginado por éste en posesión
de los hilos que mueven las marionetas. Tenemos allí una emergencia real del sujeto
supuesto al saber y esta teoría explica ese efecto de desencadenamiento psicótico
que se produce por la entrada misma en la experiencia analítica.
15
Miller critica las consecuencias que tuvo en la historia del psicoanálisis, la
identificación del psicoanalista con la posición del Otro, como amo, maestro,
todopoderoso omnisciente. Esta teoría implica, en primer lugar, que el analista debe
ocupar el lugar del Superyó y, en segundo lugar, que el analizante debe identificarse
a él, siendo esto entendido como la cura. La cura se presenta entonces como una
especie de educación por sugestión del paciente, Así la cura se convierte en un
adoctrinamiento que tiene como consecuencia el aplastamiento del deseo del
paciente. Esto el psicoanalista no lo logra, gracias a una resistencia (la buena
resistencia) del paciente, la resistencia del deseo. Este tipo de teoría, no le deja otra
salida al paciente, que la de tomar como modelo acabado de perfección a su
psicoanalista e introyectarlo.
Critica en este sentido que en esta teoría se perdió el sentido del descubrimiento de
Freud, de que el Superyó freudiano nada tiene que ver con una función normalizante
y legal (el Ideal del yo implica ciertas funciones normalizantes, pero el Superyó, no).
El Superyó se vincula al automatismo de repetición, no es una función de adaptación
sino de inadaptación del sujeto. Freud lo relaciona con la organización de los
síntomas. La exhortación superyoica implica insaciabilidad, imposibilidad de
satisfacción. Según Lacan, el imperativo del Superyó no dice: “¡triunfa!”, dice “¡goza!”,
y el goce está más allá del principio del placer.
En 1935, en el Esquema del Psicoanálisis, Freud dice que “si el paciente coloca al
analista en el lugar de su padre o de su madre, le da también el poder que su
Superyó ejerce sobre su Yo. Este nuevo Superyó tiene ahora la ocasión de realizar
una especie de post-educación del neurótico, puede corregir errores de los cuales los
padres fueron responsables cuando lo educaban.”
Entonces hay algo acertado en el hecho de que el analista ocupa el lugar del Otro y a
partir de ahí, tiene efectivamente una posición de poder. Pero agrega Freud, que se
debe alertar sobre el mal uso, ya que por grande que sea la inclinación del analista a
convertirse en educador, modelo e ideal de otros, nunca debe olvidar que ésta no es
su tarea en la relación analítica. Esto explica, dice Miller, por qué los analizantes de
un mismo analista terminan por parecerse, como si llevaran un uniforme.
Miller hace dos observaciones:
1. El analista tiene la función de garantizar la experiencia analítica, interviniendo
en tanto que Otro, cuando se trata de mantener el marco de la relación
analítica. El acto en tanto que simbólico corresponde al psicoanalista,
planteando el axioma “todo tiene una causa”. Pero el trabajo, la producción
están del lado del analizante. Lacan siempre promovió la importancia del
silencio del analista, que debe medir exactamente el peso de cada una de sus
palabras.
2. El final del análisis: El análisis de la transferencia consiste en descubrir que no
hay, en sentido real, sujeto supuesto al saber. Esto es lo que constituye el deseo
del analista, de no identificarse al Otro, de respetar lo que Freud llama la
individualidad del paciente, de no ser un ideal, un modelo, un educador, sino
dejar libre campo a la emergencia del deseo del paciente.
Discurso del analista: El $ es el sujeto que habla (el analizante) a partir
de la posición del psicoanalista. Lejos de instalar al significante-amo en
la posición de dominante, Lacan formula la experiencia analítica como
el rechazo del sujeto de su significante-amo. Es por lo tanto, en
términos exactamente contrarios a los de introyección como Lacan
formula la experiencia analítica, si se quiere en términos de deyección
o de exclusión. La grandeza del psicoanalista, en el sentido de Lacan, es
permanecer en el lugar de desecho.
El significante de la transferencia
Matema de la transferencia:
S----------------Sq
s (S1, S2….Sn)
S, en el establecimiento de la transferencia simbólica conecta con un significante
cualquiera (Sq) y de esta conexión surge un saber (s). Del S, significante de la
transferencia en conexión con un significante cualquiera, resulta un saber de los
significantes inconscientes
El significante de la transferencia es un significante destacado, un significante
especial, un significante que el sujeto se pregunta por lo que quiere decir.
El discurso analítico
El hallazgo freudiano se sostiene por demostrar que mediante el artificio del
procedimiento de la asociación libre y el lugar del analista (su intervención) en el
dispositivo de la cura, se puede afectar lo real del síntoma.
La intervención analítica está regida por la ética del discurso analítico que se
concreta en la puesta en forma del dispositivo. En él intervienen cuatro lugares: el
analista (que comprende un trípode: estudio de los conceptos, análisis y
supervisión), el analizante, la palabra y sujeto del inconsciente. La concepción sobre
los conceptos fundamentales del psicoanálisis -inconsciente, pulsión, repetición y
transferencia-, son su efecto, y consecuentemente de ello deriva el “tipo” de
intervención que un analista realiza.
Establecimiento del significante de la transferencia en el relato del caso Matías
Matías, de nueve años estaba internado en un asilo estatal, habiendo pasado por
varios desde su nacimiento. Hijo de inmigrantes polacos, nace el día en que fallece su
padre de un ataque cardíaco y la madre, que desencadena una psicosis en el parto,
16
rechaza al niño. De ahí en más, su vida transita en asilos estatales. La carátula del
caso era “Matías, psicosis infantil, niño intratable”. Una asistente social tiene la
indicación judicial de pasarlo a una institución psiquiátrica, para protección de él y
de terceros, pero a ella se le ocurre “tratarlo de otra manera” y recurrió a la Dra.
Imbriano, quien decide no leer el expediente.
Durante varias sesiones entra al consultorio rompiendo todo, pero la analista se
remite a decirle “te espero mañana”. La intervención se orienta a evitar la
especularidad, no devolviéndole la violencia. Son entrevistas muy cortas,
respondiendo con silencio, mirándolo con tranquilidad y ofreciéndole otro
encuentro, con el objeto de acogerlo en su sufrimiento e intentando la posibilidad de
habilitar otro trato.
De a poco empieza a responder con la mirada, a tratar de otra manera y a preguntar
cosas. La analista le sigue diciendo que lo espera la próxima. Busca con eso permitir
el efecto de significación, para que la transferencia en su repetición se transforme y
abra así a otra transferencia, y posibilite a Matías vincularse de otra manera, ocupar
un lugar diferente para el Otro.
Un día Matías agarra un libro de historia y empieza a jugar al profesor de historia, lo
que dura unas diez sesiones y le dice a la analista: “Yo tengo una historia, Usted me
entiende”. Dice: Yo busco matar a todos porque mi padre murió y mi madre no me
quiere, me tiró, se volvió loca”; “Yo tiro cosas y me hago el loco por eso”; “El
psicólogo dice que soy loco porque así no pierdo a mi mamá”. La analista responde
siempre diciendo “no entiendo”, “quiero que hables”.
Finalmente, tras otros episodios, Matías entra diciendo que es un “matón” y ante la
pregunta de a quién había matado, pide ayuda.
La desaparición del expediente (que la analista resuelve no leer) con el encuentro
del libro de historia, producen el significante historia desde una dimensión
subjetiva.
“Matón”, es el significante amo que produce una identidad subjetiva donde se fija la
repetición. “¿A quién mataste?”, es la intervención que da cuenta de la posición del
analista y resulta significante de la interpretación que, ubicando a Matías en relación
a la culpa, produce la animación subjetiva. El significante matón es un punto de
anudamiento en donde la transferencia comienza a ser una relación con el saber.
Matías, al responder “No sé... ayúdeme”, se implica en una animación al saber; hay
un saber que no sabe que habita en lo que dice (represión).
La oferta del psicoanálisis
Se trata de ofrecer un espacio para que el sujeto hable, para que se escuche y
hablando, construya su deseo.
En el discurso analítico el saber funciona como “docta ignorancia”, habilitando un
espacio para la asociación libre. El analista se implica en escuchar y el analizado en
hablar libremente. El trabajo del análisis implica el despertar del sujeto.
La metapsicología de los fenómenos contemporáneos. Una lectura de la
escuela francesa. Trastornos de alimentación
Anorexia-Bulimia. Papilla asfixiante. Rechazo del alimento. Demanda materna.
Fantasmas fálicos en la anorexia
 Broca: “El psicoanálisis y la odisea (2000). Anorexia (p. 97-109)
 Cibeira: “La problemática del cuerpo en los trastornos de alimentación”
 Palau: “Siempre como bien”
 Vasallo: “Dos formas de violencia sobre el cuerpo”
Anorexia-Bulimia
Los trastornos de la alimentación aparecen como patologías que se caracterizan por
alteraciones importantes en la alimentación, acompañadas por un gran temor a
engordar, una excesiva preocupación por el peso y una distorsión de la imagen
corporal. Encontramos dos grandes grupos:
 Anorexia-Bulimia como formación sintomática: Para Freud el síntoma es
una transacción entre el deseo y la defensa, en la cual se deforma, transforma
algo, al mismo tiempo que en ese producto se devela lo ocultado.
A través de la desmentida, se coloca un cuerpo en pos de un ideal estético de
extrema delgadez que nunca se alcanza, como significante fálico y cuya
producción aparece favorecida por la cultura.
 Anorexia-Bulimia como expresión de las patologías del acto: Freud en la
carta 52 a Fliess plantea la estructuración del aparato psíquico a partir de
estratificaciones sucesivas en base a un reordenamiento de huellas mnémicas
según nuevos nexos que implican una retranscripción, e intenta pensar las
psiconeurosis por el hecho de no producirse la transcripción de ciertos
materiales. La primera transcripción es a partir de signos perceptivos, la
segunda implica un reordenamiento por nexos causales y la tercera está a
ligada a la representación palabra que acompaña a la estructuración del Yo.
Dice Freud que ciertos signos perceptivos que no llegan a traducirse en
representaciones psíquicas ni palabras, quedan grabados en circuitos
corporales.
Papilla asfixiante
Negarse a comer es la manera de mostrarle al Otro, que lo que se le pide no es
ningún objeto en particular, sino algo que ese Otro tampoco tiene. Si el Otro se
entromete , y en lugar de lo que no tiene, atiborra con la papilla asfixiante de lo que
tiene (confunde sus cuidados con el don de su amor), es el niño al que se alimenta
con más amor, el que rechaza el alimento y juega con su rechazo como con un deseo.
17
Dando lo que se tiene es el odio el que paga el amor, siendo la ignorancia la que no se primera menstruación, la madre le dice que “ser mujer es terrible”. La madre de
perdona. Carla espantaba a los hombres.

Rechazo del alimento

Al no comer nada, el anoréxico demuestra que la comida no es solamente un objeto La metapsicología de los fenómenos contemporáneos. Una lectura francesa.
de necesidad. Fenómenos psicosomáticos
Consideraciones psicoanalíticas respecto de las enfermedades orgánicas. Diferencia
Tanto el anoréxico como el bulímico no están excluidos de la ley del deseo. Es por el entre fenómeno psicosomático y síntoma. Holofrase o ausencia de afánisis.
síntoma oral que estos sujetos marcan su desapego en relación al Gran Otro. Para Solidificación del primer par significante. Un S1 absoluto: un jeroglífico en el
operar esta separación, el precio a pagar es muy alto, llegando al sacrificio del desierto. El Otro como cuerpo. Una libido corporificada
cuerpo.
 López Arranz: “La perspectiva freudiana del fenómeno psicosomático” (2009). (p.
Demanda materna 41-43, 62-63, 73-74, 102-103, 130 )
A través de la necesidad de satisfacción del alimento, hay una demanda, que va más  López Arranz: “FPS: una falla en lo simbólico que hace marca en el cuerpo”
allá del alimento, es una demanda de amor. Pero aunque el Otro pueda proporcionar  López Arranz: “Fenómeno psicosomático: algún dos que se hace uno y cuya
consecuencia es un goce específico”
el objeto que satisface la necesidad del infante, nunca estará en una posición que le
permita responder incondicionalmente a la demanda de amor, porque también es un
Consideraciones psicoanalíticas respecto de las enfermedades orgánicas
sujeto dividido. No podemos responder a la demanda de amor, dando lo que
En su posición de desvalimiento, el niño necesita del auxilio externo para poder
tenemos (confundir ese pedido de amor con la satisfacción de una necesidad). Eso
cancelar los estímulos. El Otro recibe (o no) el grito del niño y lo transforma en un
conduce a la anorexia mental.
llamado, que deviene significación.
Según Freud, la hija responsabiliza a la madre de no haberla sabido proveer del falo.
En el fenómeno psicosomático la respuesta del Otro no satisface la necesidad. Al no
producirse la descarga exterior, el sujeto que confundido con el objeto, que toma
El problema para Lacan es que la hija espera de la madre un ser de mujer, la
características hostiles.
respuesta a aquello que no puede delimitarse con el falo.
Ubicamos al fenómeno psicosomático en una etapa anterior al narcisismo.
Según Freud detrás del Superyó paterno hay un Superyó materno más exigente, más
Corresponde a pulsiones primordiales que quedaron retenidas en una etapa previa a
oprimente, más devastador. Ese deseo de la madre estragante es comparado por
la de la represión. La descarga que es imposibilitada hacia el exterior, debido a la
Lacan con la boca de un cocodrilo, que encontrará un palo para que no se cierre en la
imposibilidad de ligazón por vía de la asociación lingüística (segunda
medida en que la operación de la metáfora paterna logre su cometido, que las fauces
retranscripción), es llevada por otros rodeos hacia un órgano o función.
del cocodrilo no se cierren sobre el sujeto.
En el fenómeno psicosomático la investidura, al no poder descargar hacia el exterior
Fantasmas fálicos en la anorexia
(tramitación por la vía de lo anímico) recae sobre un órgano o función produciendo
A través de la desmentida se coloca un cuerpo en pos de un ideal estético de extrema
una lesión real.
delgadez que nunca se alcanza, igual que el significante fálico, y cuya producción se
encuentra favorecida por la cultura.
Diferencia entre fenómeno psicosomático y síntoma
El cuerpo biológico que constituye un organismo no se concilia con el estatuto del
Así como en la histérica se produce una aversión en el momento en que el órgano
cuerpo para el psicoanálisis, para el cual tiene que ver con la palabra y se articula
deja de estar en posición fálica y recae a su condición de pene, la anoréxica rechaza
con el inconsciente, transformándose en una sustancia gozante.
la comida.
Fenómenos psicosomáticos: Son fenómenos patológicos orgánicos o funcionales,
En el caso Carla, ella se siente rechazada por el otro materno, que nunca se muestra
cuyo desencadenante y evolución son comprendidos como la respuesta simbólica a
conforme con la figura de su hija, pese a los sacrificios que haga. Su madre no puede
una situación simbólica, pero que no fue tratada como tal por el inconsciente del
renunciar a la posición fálica, rechazando incluso la posibilidad de que su relación al
sujeto; lo que lo distingue de los síntomas conversivos histéricos, que son
falo se juegue en el hecho de tener un hijo (ocultaba su embarazo de Carla con
formaciones del inconsciente.
cinturones y camisolas, para que no se le viera la panza). Cuando Carla tiene su

18
El fenómeno psicosomático:
 NO es un síntoma
 NO es una formación del inconsciente
 ES una formación del Ello pulsional
¿Por qué es importante distinguirlo del síntoma?
Porque nos permitirá pensar la dirección de la cura y las maniobras de la
transferencia.
 Síntoma: Según el Seminario XI (en el cual Lacan aborda lo simbólico a partir
de su articulación en el discurso), el síntoma tiene estructura de metáfora (de
sustitución de significantes –un sujeto es lo que representa un significante para
otro significante, y en la hiancia que se produce entre el S1 y el S2 es el lugar de
aparición y desaparición del sujeto-.
 Fenómeno psicosomático: En este caso nos encontramos con la holofrase,
adonde S1 (significante unario) y S2 (significante que viene del Otro, bajo la
forma de un saber inconsciente) están “pegoteados”, aglutinados, congelados.
Se reduce el par de significantes a un UNO absoluto que no puede representar
al sujeto. No existe el intervalo, la hiancia (afánisis), adonde el sujeto aparece y
desaparece. Teniendo en cuenta las operaciones de constitución del sujeto, el
fenómeno psicosomático podría ser pensado como una patología de la
separación. Al no existir intervalo entre el S1 y el S2, no hay caída del objeto a,
lo que significa que no hay agujero ni en el Otro ni en el sujeto. Por ello Lacan
sitúa al fenómeno psicosomático del lado de la psicosis y de la debilidad
mental.
La falla a nivel simbólico, adonde el lenguaje no cumple la función de separar el
goce del cuerpo (dejando reservado el goce a las zonas erógenas), hace que el
goce tome al propio cuerpo como cuerpo del Otro.
Holofrase o ausencia de afánisis
Solidificación del primer par significante
En el fenómeno psicosomático el sujeto se vuelve inlocalizable. Hay ausencia de
afánisis, de desaparición (el sujeto no puede estar representado por un significante
para otro significante), y ahí se pone en presencia la holofrase, adónde el S1 y el S2
están “pegoteados”.
El origen se encuentra en la primera operación: la alienación (el tiempo de la
constitución subjetiva). El sujeto, por nacer en el campo del Otro, nace dividido. El
fading permite al sujeto hallar la falta en el Otro como manifestación del deseo. Si el
niño encuentra la falta en el discurso de ese primer gran Otro (la madre), se produce
la separación (segunda operación), o sea la superposición de las dos faltas, lo que
indicará la puesta en funcionamiento de la pregunta por el deseo de la madre. Pero
si esto ocurre es porque primero ocurrió la alienación.
Un S1 absoluto: un jeroglífico en el desierto
Podría pensarse que en fenómeno psicosomático “algo no anda” en el cuerpo debido
a fallas que el lenguaje presenta en ciertos puntos del discurso y ante esto, el cuerpo
responde de una manera particular. Por eso Lacan sostiene que el fenómeno
psicosomático puede compararse con un jeroglífico en el desierto (escrito para no
ser leído). En lugar de decir “el cuerpo habla”, se podría decir “el cuerpo grita”.
Poder leerlo sería encontrar el sentido que descongelaría la holofrase.
El Otro como cuerpo
Lacan sostiene que la experiencia del amor no busca en el otro su complemento
sexual, sino esa parte de sí mismo eternamente perdida. Explica que el ser humano
es inducido a su sexualidad por vía del engaño, busca la parte perdida para siempre
de uno en el Otro.
Lacan así abandona el concepto de libido como campo de fuerzas (atracción de
macho y hembra como polos magnéticos) y plantea la libido como un órgano esencial
para comprender la naturaleza de la pulsión. Este órgano es irreal, por eso recurre a
un mito para explicarlo (el mito de la laminilla).
Una libido corporificada
Una de las formas más antiguas de encarnar en el cuerpo este órgano irreal es el
tatuaje y la escarificación (en la antigüedad: incisión e introducción de un producto
químico para producir una cicatriz que indicaba la pertenencia a un determinado
grupo).
Una metáfora de ese órgano irreal, perdido al nacer sería la placenta.
El engaño es que creemos que mediante la pulsión nos dirigimos al Otro, pero la
flecha yendo hacia el Otro, lo que verdaderamente busca, es volver al propio cuerpo.
La metapsicología de los fenómenos contemporáneos. Una lectura francesa.
Objetos de consumo
Referencias freudianas a las adicciones. Las adicciones como lugar de sustitución de
un puro autoerotismo. Las adicciones del lado de los síntomas actuales. Referencias
lacanianas acerca de la droga. La droga y la relación al falo. La droga como objeto. El
consumo y la relación a la época. El objeto droga. El goce clínico. Ruptura con el goce
fálico. Tres observaciones sobre la toxicomanía: ruptura con el nombre del padre
por fuera de la psicosis; rupturas con las particularidades del fantasma; surgimiento
de un goce Uno
 Imbriano: “La odisea del siglo XXI”. Efectos de la globalización (2010)
 Levato: “Objetos de consumo”
 Levato: “Maratones tóxicas: la pulsión, el goce y el síntoma en las toxicomanías”
 Levato: “Masturb-a-ton”
19
Referencias freudianas a las adicciones
Freud ubica a la adicción en el lugar de la sustitución de un puro autoerotismo sin
que esté articulado a la fantasía y a la palabra.
Las adicciones como lugar de sustitución de un puro autoerotismo
Conectada a la nutrición, la pulsión sexual tiene un objeto fuera del cuerpo propio: el
pecho materno. Cuando el niño puede formarse la representación global de la
persona, esto se pierde y la pulsión sexual pasa a ser autoerótica. La vivencia tiene
que ver con el deseo y el autoerotismo con la pulsión. La tercera pérdida para Freud
tiene que ver con el amor.
La pulsión parcial se articula en torno a un objeto instrumental entre la variabilidad
y la fijación, la elección de objeto de amor, se despliega entre la elección narcisista y
la elección anaclítica (los modelos de la primera infancia).
En la carta 79 a Fliess Freud dice que la masturbación es el único gran hábito que
cabe designar “adicción primordial” y las otras adicciones sólo son sustitutos
(alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, etc.).
Las adicciones del lado de los síntomas actuales
Las adicciones sólo se pueden pensar como síntoma de las neurosis actuales, donde
el problema se ubica en la libido objetal no aplicada (problemas de abstinencia
sexual, masturbación excesiva, etc.). Freud habla una génesis tóxica producto del
autoerotismo que no se pudo tramitar vía la palabra.
En “El malestar en la cultura”, Freud hace referencia a las drogas como método para
soportar el sufrimiento. No sólo se les debe el placer inmediato, sino también una
muy anhelada medida de independencia frente al mundo exterior. Pero justamente
esta cualidad de los estupefacientes entraña su peligro y su nocividad.
El principio del placer trata de evitar lo displacentero, pero eso es imposible. Freud
propone desde el Superyó, la renuncia pulsional.
Referencias lacanianas acerca de la droga
El peligro de la droga es el desenganche del Otro, del Otro del lenguaje, del Otro
social. Es como una muleta que marca la falta de la pierna, no la suple.
Lacan dice que el mandato del Superyó es a gozar. El Superyó actual es lacaniano y
lleva al consumismo y por lo tanto, al taponamiento de la causa del deseo por la
invasión de productos del mercado. Promueve el goce autista en tanto el discurso
capitalista sostiene el rechazo social y al amor.
La droga y la relación al falo
Ruptura con el goce fálico
Con respecto a las toxicomanías, se habla de un cierto goce que no pasa por el Otro, -
lo que implicaría el funcionamiento fálico- . En las toxicomanías no hay pasaje por el
Otro sexo que incluye un encuentro con otro cuerpo y con la diferencia, no se trata
sólo de esto, pues existen formas de acceder a un encuentro sexual sin tener que
soportar la diferencia, como lo sería en el caso de la homosexualidad. Existiría otro
tipo de goce que pasa por el propio cuerpo y que tiene relación con el autoerotismo,
por lo tanto rechaza al Otro y conduce a la masturbación.
La ruptura con lo fálico le evita al sujeto plantearse problemas sexuales y este goce
lo lleva a la muerte.
La drogas como objeto
El objeto droga
Podemos ubicar claramente a las drogas como objetos tratando de recuperar lo que
está perdido por estructura, en su partenaire que le permite hacer un impasse
respecto al Otro sexual. El objeto droga no es causa de deseo.
El consumo y la relación a la época
En la época de Freud la toxicomanía era un “síntoma” aislado. Esto no es lo que
ocurre hoy. Se llega a hablar de toxicomanía o consumo generalizado. Las nuevas
formas de discriminación y segregación, la globalización y sus efectos en la
subjetividad, las vicisitudes del síntoma en el discurso capitalista ubican al
psicoanálisis respecto de la actualidad del malestar. El avance de la tecnología
acentúa la inexistencia del Otro.
El que consume expresa su confianza en el futuro, su esperanza de poder continuar
consumiendo.
El goce clínico
Podría decirse que la Toxicomanía es el esfuerzo sostenido para encarnar el objeto
de goce en un objeto del mundo. Lo que el tóxico procura, en tanto experiencia, es su
vacuidad, una experiencia vacía, de sujeto, del Otro, del partenaire, de sexo, de
significación. Pero tiene una positividad la del goce, es con esto como la droga trata
el vacío central del sujeto.
Tres observaciones sobre la toxicomanía: ruptura con el nombre del padre por
fuera de la psicosis; rupturas con las particularidades del fantasma;
surgimiento de un goce Uno
 Ruptura con el nombre del padre por fuera de la psicosis: el sujeto queda
sin el Nombre del Padre y lo deja en una posición sin límites.
 Rupturas con las particularidades del fantasma: La droga ocuparía el lugar
donde el fantasma se ha desestabilizado y este encuentro posterga la pregunta
sobre la cuestión sexual que estaba pronta a formularse, pero el drogadicto no
se formula pregunta alguna sólo se satisface con la droga.
 Surgimiento de un goce uno: El goce sexual está totalmente fracturado.
20
 EJE B

La teoría de los discursos en J. Lacan

Definición de discurso. Discurso, significante y goce. Los cuatro lugares del discurso.
Agente, otro, verdad y producción y sus variaciones equivalentes. Imposibilidad e
impotencia. Un significante representa a un sujeto para otro significante. La
producción del resto. El discurso del amo. El discurso de la histeria. El discurso de la
Universidad. El discurso del analista. El discurso del capitalismo como mutación del
discurso del amo. Fórmulas discursivas. El discurso del capitalismo y sus Variaciones equivalentes
consecuencias. El lugar de la verdad en el discurso del capitalismo y su influencia
sobre los ideales.

 Imbriano: “La odisea del S. XXI”. Efectos de la globalización (2010). Cap. 2: Los
nombres de la muerte (p. 69-101)
 Imbriano: “La odisea del S. XXI”. Efectos de la globalización (2010). Cap. 3: De Orfeo a
Dionisos (p. 105-145) Un agente posicionado respecto de lo que funciona como verdad, interviene sobe
 Imbriano: “Seminario de San Buenaventura”. La tanatopolítica y su violencia (2013) otro causando una producción.

Definición de discurso. Discurso, significante y goce

Se define como discurso “la organización de la comunicación”, principalmente del
lenguaje, específica de las relaciones del sujeto con los significantes, y con el objeto,
que son determinantes para el individuo y reglan las formas del lazo social.

Todo discurso vincula de una manera determinada sus elementos. Supone cierto Un agente, sostenido desde una evocación, interviene sobre otro, maniobrando una
enlace significante. El referente del discurso es el goce. elaboración, y causando una producción.

Siempre que Lacan emplea el término “discurso” (y no, por ejemplo, “palabra”) lo
hace para subrayar la naturaleza transindividual del lenguaje, el hecho de que la
palabra siempre implica a otro sujeto, un interlocutor. De modo que la célebre
fórmula lacaniana “el inconsciente es el discurso del Otro” designa el inconsciente
como el efecto, sobre el sujeto de la palabra, que le es dirigida desde otra parte, por
otro sujeto que ha sido olvidado, por otra localidad psíquica (la otra escena).
Imposibilidad e impotencia
En 1971, Lacan propone que la posición del agente es también la posición del
semblante. En 1972 inscribe dos flechas en las fórmulas, en lugar de una. Una flecha
(que denomina “imposibilidad”) va del agente al otro, la otra flecha (“impotencia”)
va de la producción a la verdad.

Los cuatro lugares del discurso. Agente, otro, verdad y producción y sus
variaciones equivalentes
Cada discurso se define escribiendo los cuatro signos algebraicos en posiciones
diferentes. Conservan el mismo orden, de modo que cada discurso es simplemente el
resultado de hacer girar a los símbolos un cuarto de vuelta.

La posición de arriba a la izquierda (“el agente”) es la dominante, y define el

discurso. Además de los cuatro símbolos, cada algoritmo incluye una flecha que va
del agente al otro.

21
Un significante representa a un sujeto para otro significante. La producción
del resto
La naturaleza proporciona significantes y estos organizan de una manera inaugural
las relaciones humanas. En este sentido el sujeto es efecto de discurso. Entonces, un
significante (S1) representa al sujeto ($) ante todos los otros significantes (S2 =
“saber”) y por ello mismo, a determinarlo, relación que produce un resto
(denominado como a, que funciona como plus de goce).
El discurso del amo. El discurso de la histeria. El discurso de la Universidad. El
discurso del analista
Lacan identifica cuatro tipos posibles de lazo social que regulan las relaciones
intersubjetivas. Estos cuatro discursos son:
Lacan representa cada uno de estos discursos por un algoritmo y cada algoritmo
contiene los cuatro siguientes símbolos algebraicos:
S1 = significante amo
S2 = el saber (le savoir)
$ = el sujeto
a = plus de goce
Discurso del amo
Es el discurso básico del que derivan los otros tres. La posición dominante es
ocupada por el significante amo (S1), comandado por un ideal (la ley), que
representa al sujeto ($) (tachado porque no es un sujeto autónomo, sino
determinado por el significante) para otro significante, o, para todos los otros
significantes. (S2). En esta operación significante hay siempre un excedente, el objeto
a.
En el discurso del amo hay una distancia entre el sujeto ($) y el objeto a, en tanto
perdido, que funcionará como causa de deseo, producto de la alienación que me
viene del Otro, que no me puede dar todo. Instaura la ley, los ideales, que permiten al
hombre vivir en sociedad.
El efecto de pérdida no tiene reparación y arroja al hombre a la repetición, contraria
al principio del placer. Lo no ligado insiste, y aparece en los fallidos, tropiezos. El
discurso del amo es el discurso del inconsciente, que se organiza en torno a esos
encuentros fallidos.
Discurso de la universidad
Se produce haciendo girar un cuarto de vuelta el discurso del amo en sentido
levógiro (contrario de las agujas del reloj). La posición dominante es ocupada por el
saber. Esto ilustra el hecho de que detrás de todos los intentos de impartir un saber
aparentemente “neutral”, al otro siempre puede localizarse un intento de dominio
(dominio del saber). El discurso de la universidad representa la hegemonía del
saber, particularmente visible en la modernidad en la forma de hegemonía de la
ciencia.
Discurso de la histérica
Se obtiene también haciendo girar un cuarto de vuelta el discurso del amo en
sentido dextrógiro (mismo sentido de las agujas del reloj). No es simplemente “lo
que dice una histérica”, sino un cierto tipo de lazo social, en el cual puede inscribirse
cualquier sujeto. La posición dominante es ocupada por el sujeto dividido, el
síntoma. Este discurso es el que señala el camino hacia el saber. La cura
psicoanalítica involucra “la introducción estructural del discurso de la histérica
mediante condiciones artificiales”
Discurso del analista
Se obtiene haciendo girar un cuarto de vuelta el discurso de la histérica en sentido
dextrógiro (de las agujas del reloj). La posición del agente (el analista en la cura) es
ocupada por el objeto a, lo cual ilustra que el analista, en el curso de la cura, tiene
que convertirse en la causa del deseo del analizante.
El discurso del capitalismo como mutación del discurso del amo
Discurso capitalista
Es una mutación del discurso del amo ($ pasa arriba y S1 abajo), porque sólo hay
una modificación en la primera parte de la fórmula, la segunda queda igual. Lacan
sostiene que el discurso capitalista es perverso, porque no hay ninguna impotencia
(ni imposibilidad). El capitalismo niega la castración. El sujeto produce su propia
verdad, quedando por fuera de ésta. El objeto aquí viene a obturar la castración del
sujeto (ej.: la ciencia y la tecnología obturan el objeto a, para que creamos que todo
es posible).
22
El discurso del capitalismo y sus consecuencias
El discurso del capitalismo hace desaparecer al hombre en su singularidad. El
capitalismo niega la diferencia, masifica, crea la ilusión de que seamos todos iguales.
En el discurso capitalista hay una aniquilación del estatuto de objeto perdido, causa
de deseo, y un predominio de la función del objeto como elemento de goce.
La era industrial impone una mutación al discurso del amo al producir un saber
absoluto, en donde el amo ha quedado sólo como instrumento. Esta mutación está en
relación directa con el real sin velos. Produce un plus de goce producto de la
industria (plus de goce de imitación).
El sujeto “es” en función de lo que tiene, es determinado por el objeto (se transforma
en objeto). Hay una fetichización de la mercancía. A través del consumo, tapona
mediante los objetos las carencias subjetivas y cree que mediante éstos alcanzará
una supuesta felicidad.
Algunas de las consecuencias son:
1. La forclusión del discurso del padre en la cultura, y su sustitución por un amo
multinacional oculto que “manda-verdad”
2. La inflación del Yo ideal
3. El reinado superlativo de un Superyó gozador
4. El predominio de la función del objeto como elemento de goce y la aniquilación
de su estatuto como perdido y causa de deseo
5. Un sujeto imposibilitado en relación al deseo. El hombre contemporáneo no
soporta la incomodidad que generan los objetos de deseo, siempre en el
porvenir, siempre sustitutos, siempre inciertos, siempre insatisfactorios
6. Un sujeto alienado en goces autoeróticos
7. Un sujeto atrapado en la dormidera inercial del exceso de goce. Desvincula al
sujeto en relación a la carencia, produciendo una saturación certera de goce
8. Suspensión subjetiva en lo simbólico y patentización del sujeto en lo real
El lugar de la verdad en el discurso del capitalismo y su influencia sobre los
ideales
La verdad en el discurso del capitalismo
En el discurso del amo, el sujeto queda determinado por la verdad (S1 sobre $).
En cambio, en el discurso capitalista, el sujeto opera sobre el significante amo como
verdad (el sujeto dirige la verdad, por eso este discurso supone el rechazo de la
castración).
El discurso capitalista se vincula a la caída del nombre-del-padre como sostén
simbólico, como orden, a través de una verdad. Hay rechazo de la castración, cada
sujeto inventa su propia verdad y le interesa poco la del otro. Ya no hay causa de
deseo, sino plus de goce (ej.: adicciones).
Influencia sobre los ideales
El discurso capitalista se sostiene de la ficción de un ideal de igualación. El término
“ideal” aparece en la teoría freudiana con un uso relativo a la figura del “yo ideal” e
“ideal del yo”. El “yo ideal” se presenta como objeto de las primeras satisfacciones
narcisistas, implicando una identificación primaria.
En el discurso del amo, la producción es la reiteración del objeto perdido. En el
discurso capitalista, la producción es anticipada y se trata de un objeto-de-goce que
el sujeto debe absorber. El sujeto se hace objeto de una voluntad ajena.
En los síntomas contemporáneos existe un sujeto que se queda sin recursos frente a
su propia inermidad, pero denunciante de que el malestar existe: él es un producto
de la “política del malestar”. El sujeto quiere ser representado, hacerse escuchar,
aunque sea a costa de sus síntomas.
Del síntoma al fantasma
Fantasía de una paliza anudada a una satisfacción autoerótica. Estatuto de confesión
de la fantasía. Rasgo primario de perversión. Fantasías que permanecen ajenas al
contenido de la neurosis. Fases de la fantasía de paliza: mudanzas. Segunda fase:
construcción en el análisis. Fantasía inconsciente. Posición masoquista. No todo es
significante. El fin de análisis en términos de travesía del fantasma. El síntoma en la
entrada como lo que se precipita en su formalización. La oposición entre síntoma y
fantasma también es una oposición entre significante y objeto. Placer del fantasma.
El fantasma y el deseo del Otro. Tres dimensiones del fantasma.
 Freud: “Pegan a un niño. Contribución al conocimiento de la génesis de las
perversiones sexuales (1919) Vol XVII (p. 173-200)
 Levato: “Observaciones sobre el objeto “a” en Lacan”
 Miller: “Dos dimensiones clínicas: Síntoma y Fantasma” (1984). Cap. 1 y 2 (p. 11-34 y
42-43)
Fantasía de una paliza anudada a una satisfacción autoerótica
Pegan a un niño: En esta representación fantasía un niño es azotado. Lo que quizás a
Freud le llama la atención es el investimento libidinal, el exceso de placer que
aparece en el sujeto y evidencia un acto de satisfacción autoerótica sumamente
placentera (en la clínica).
El concepto de fantasía se instala en la temprana infancia para la satisfacción
autoerótica. Luego del sepultamiento edípico el niño puede haber reemplazado eso
por una satisfacción reactiva o por una sublimación. Freud sitúa estas fantasías de
paliza hacia el final, cuando entra en niño en el Edipo, entre los 2 y los 4.
23

Estatuto de confesión de la fantasía
La confesión de estas fantasías sólo sobreviene con titubeos. El recuerdo de su
primera aparición es inseguro, una inequívoca resistencia sale al pase de su
tratamiento analítico, y la vergüenza y el sentimiento de culpa quizá se movilizan
con mayor vigor en este caso que a raíz de parecidas comunicaciones sobre los
comienzos recordados de la vida sexual.
Rasgo primario de perversión
Uno de los componentes de la función sexual se habría anticipado a los otros en el
desarrollo, se habría vuelto autónomo de manera prematura, fijándose luego y
sustrayéndose por esta vía de los ulteriores procesos evolutivos. Al propio tiempo,
atestiguaría una constitución particular, anormal, de la persona.
Para Freud todas las fantasías son siempre perversas. Por eso Freud habla siempre
de la neurosis infantil y del niño como el perverso polimorfo, en el sentido de que las
fantasías son textos que dan cuenta siempre de algo prohibido, o sea que si es algo
prohibido escapa a la ley.
Las primeras fantasías de esta clase se cultivaron muy temprano, antes de la edad
escolar (5-6 años). Para Freud las fantasías predominantemente en la etapa fálica
están sujetadas al complejo de Edipo y desde Lacan podríamos decir que “El nombre
del padre” es un significante, que con su efectividad aloja al sujeto en la estructura
neurótica: la eficacia del nombre del padre.
Fantasías que permanecen ajenas al contenido de la neurosis
El elemento fantasmático no está en armonía con el resto de la neurosis. El síntoma y
el fantasma se ubican en lugares diferentes. Uno va a seguir produciendo la
interrogación para que deje de ser una víctima.
Una perversión infantil de esta índole no necesariamente dura toda la vida. Más
tarde puede caer bajo la represión, ser sustituida por una formación reactiva o ser
transmudada por una sublimación. Pero si estos procesos faltan, la perversión se
conserva en la madurez, y siempre que en el adulto observamos una aberración
sexual (perversión, fetichismo, inversión), solemos descubrir en la infancia un
suceso fijador de esa naturaleza.
Fases de la fantasía de paliza: mudanzas
Analiza la fantasía de paliza en 3 fases:
1. El padre pega al niño (que yo odio): El niño azotado es siempre otro niño
(inconsciente), casi siempre un hermanito, cuando lo hay. Por lo tanto, la
fantasía seguramente no es masoquista. Se la llamaría sádica, pero no debe
olvidarse que el niño fantaseador nunca es el que pega. No es posible
establecer una correlación entre el sexo del azotado y el fantaseador, no se
sabe quién pega al comienzo, sólo puede comprobarse que es un adulto. Esta
persona adulta indeterminada, se vuelve más tarde reconocible de manera
clara y unívoca como el padre.
La primera fase de la fantasía de paliza se formula entonces acabadamente
mediante el enunciado: “El padre pega al niño”. “El padre pega a un niño que yo
odio” (que el niño odia), quizás se trate de recuerdos de esos hechos de deseo
que surgen en diversas ocasiones. Esta primera fase es una inscripción del
texto en el inconsciente.
El contenido y significado de la fantasía en su primera fase es: “El padre no ama
a ese otro niño, me ama sólo a mí”.
2. Yo soy azotado por el padre: Esta fantasía tiene un carácter masoquista,
también es inconsciente, pero Freud dice que es la más importante por sus
consecuencias. Puede decirse de ella que nunca ha tenido una existencia real.
En ningún caso es recordada, nunca es llegado al devenir consciente, se trata
de una construcción en el análisis, pero no por eso es menos necesaria. Es un
ordenador de la fantasía, es el significante padre. Si vamos a Dora en las
fantasías originarias planteo para la histeria la seducción por un adulto (esa
sería la fantasía ordenadora de un sujeto histérico).
La fantasía de esta fase, de ser uno mismo azotado por el padre, permanece por
regla general inconsciente, probablemente a consecuencia de la intensidad de
la represión.
3. La persona que pega, nunca es la del padre: Puede quedar indeterminada
(como en la primera fase) o es investida por un subrogado del padre
(maestro). La persona propia del niño fantaseador ya no sale a la luz con la
fantasía de paliza. Si se les pregunta con insistencia, los pacientes sólo
responden: “probablemente yo estoy mirando”. En lugar de un solo niño
azotado, casi siempre están presentes ahora muchos niños (muy
frecuentemente, en las fantasías de las niñas, son varoncitos). El azotar mismo
puede experimentar diversas variaciones y adornos y el azotar mismo puede
ser sustituido por castigos o humillaciones.
La fantasía es ahora portadora de una excitación intensa, inequívocamente
sexual, y como tal, procura la satisfacción onanista.
Están claras las diferencias de las fantasías. La primera y la tercera son sádicas y la
segunda, es la que nos interesa que es la masoquista, es a él a quien le hacen algo. El
carácter principal de la fantasía es que logra un efecto de placer en el sujeto, ya sea
por una satisfacción onanista o por el alto montante de libido. Siempre le da al
sujeto satisfacción imaginaria, mayormente el sujeto se coloca como espectador,
hasta que con análisis puede convertirse en actor. Revelar la fantasía le da
vergüenza y culpa.
El niño azotado siente que no está en el deseo del otro, se siente desalojado del otro,
Cuando los niños pescan que el adulto significativo, los rechaza, a lo mejor dejan de
24
comer, o se vuelven sumamente agresivo para llamar la atención. Porque lo que no
tolera el psiquismo es este lugar donde no soy nada para el otro.
Segunda fase: construcción en el análisis
Fantasía inconsciente
Posición masoquista
Esta fantasía tiene un carácter masoquista, también es inconsciente, pero Freud dice
que es la más importante por sus consecuencias. Puede decirse de ella que nunca ha
tenido una existencia real. En ningún caso es recordada, nunca llega a devenir
consciente, se trata de una construcción en el análisis, pero no por eso es menos
necesaria. Es un ordenador la fantasía, es el significante padre.
La fantasía de esta fase, de ser uno mismo azotado por el padre, permanece por regla
general inconsciente, probablemente a consecuencia de la intensidad de la
represión. Debe reconstruírsela en el análisis. Acaso esto dé la razón a los pacientes
que pretenden recordar, que el onanismo emergió en ellos antes que la fantasía de
paliza de la tercera.
No todo es significante
Miller enfatiza que es un error suponer que de la enseñanza de Lacan se deduce la
proposición, según la cual todo es significante. Que el inconsciente está estructurado
como un lenguaje fue sólo el punto de partida para levantar la enseñanza de Freud.
Es el objeto a, en cambio, lo que Lacan llamó su descubrimiento en psicoanálisis y su
estatuto exige a partir de esto, a saber, que en el campo de la experiencia
psicoanalítica no todo es significante.
Un ejemplo preciso de una estructura, donde no todo es significante es el discurso
lacaniano (a es un término perteneciente a la estructura que no es un significante y
no funciona como tal).
¿Qué es necesario para que algo funcione como significante? Que se sitúe en
oposición a otro. El objeto en análisis no se plantea por oposición a otro, tiene una
peculiaridad absoluta. Un significante, en cambio, nunca es el único ni es absoluto. El
objeto puede colocarse en una estructura como un producto.
En una estructura no todo es significante, pero lo que no lo es, el objeto, se encuentra
ahí estructurado. Es un término que tiene su lugar. Ese lugar puede cambiar en los
discursos, etc.
El fin de análisis en términos de travesía del fantasma
Con el fin del análisis lo que se puede esperar es que la relación del sujeto con ese
fantasma fundamental cambie. Punto límite del análisis.
Partiendo de la definición de Lacan del fin del análisis en términos de la travesía del
fantasma, Miller se pregunta cuál podría ser el término correlativo correspondiente
para el síntoma, dado que no tiene sentido hablar de travesía del síntoma. Ve que
síntoma y fantasma se oponen, porque tienen sentidos diferentes.
Del síntoma, un sujeto se queja, o sea que hay un sufrimiento puesto allí, es la
incomodidad que lo hace hablar, está del lado del displacer.
El fantasma es placentero, no hay pregunta del lado del paciente por su propio
fantasma, siempre tiene una función de consuelo (Miller), con lo cual vemos que no
es fácil implicar al sujeto en su propio fantasma, que se interrogue acerca de él.
No es lo mismo trabajar en el nivel del síntoma y en el orden de lo fantasmático
(=genera una nada). Lo que tiene para decir son sus síntomas. El fantasma es el
ordenador de la estructura. Se trabaja a nivel del síntoma, pero en una primera
entrevista se ve algo de lo fantasmático.
Dos vertientes del fantasma:
 la de ser respuesta al deseo del Otro y
 la de su vinculación con la falta en el campo del significante, ya que si no hay
interpretación de fantasma fundamental es justamente porque el mismo se
ubica en esa falta de significante. De ahí que se pueda decir que es la cuestión
más difícil de la dirección de la cura, y también la del fin del análisis, pudiendo
definir al fantasma fundamental como lo que se presenta en la experiencia
como no tocado, no alcanzado directamente por el significante.
El fin del análisis tiene por objeto una modificación mucho más profunda que la del
nivel del síntoma, pues lo que se persigue es una cierta modificación de la posición
subjetiva en el fantasma fundamental.
Esto no es cuestión de cura. Se lo podría ubicar como el residuo de la interpretación
del síntoma.
El síntoma en la entrada como lo que se precipita en su formalización
Si en el fin del análisis quedaba situado por Lacan a partir del fantasma, resultaba
interesante preguntarse si, por el contrario, la entrada en análisis no atañe
especialmente al síntoma. Miller intenta describir lo concerniente al síntoma en la
entrada en análisis como lo que precipita su formación. Pero eso no implica que
pueda reducirse la clínica al síntoma, pudiendo distinguirlo del fantasma, no
olvidando que la clínica se hace bajo transferencia y que no puede carecer de ética.
La oposición entre síntoma y fantasma también es una oposición entre
significante y objeto
El fantasma fundamental nunca es interpretado por el analista, sino que es un objeto
de construcción (corresponde a la Urverdrängung (represión originaria), es
correlativo a lo que, en lo reprimido, nunca podría salir a la luz) La interpretación es
interpretación de síntomas.
Si creemos que podemos hacer algo con el análisis para curar los síntomas, es
25
porque suponemos su articulación significante. Por el contrario, el fantasma
concierne a una relación con el objeto ($ <> a). Hay acá una dificultad, porque el
fantasma también tiene una dimensión simbólica que esa fórmula no expresa (entre
el síntoma y el significante por un lado y el fantasma y el objeto por el otro). Se
descubre que el objeto también está implicado en el síntoma de la reacción
terapéutica negativa, donde lo que se descubre es la existencia de un goce propio del
síntoma (goce paradojal porque no es un placer, sino un displacer). Por lo tanto el
objeto a, como “plus de goce” también está presente en el síntoma.
El fantasma se reduce cada vez más a un instante esencial, al punto del instante. No
tiene, pues, verdaderamente, una dimensión temporal. Implica que el fantasma no
tiene el mismo tipo de tiempo retroactivo característico del síntoma.
El síntoma aparece a los ojos del sujeto como una opacidad subjetiva, como un
enigma. El paciente no sabe qué hacer con esa irrupción, y por eso demanda
interpretación.
La oposición entre síntoma y fantasma es una oposición entre significante y objeto.
Lo que prevalece en el síntoma es un significante. Para el síntoma su articulación
significante es la entrada de análisis. O sea que la pregunta a lo largo de un análisis,
es como localizar sus objetos a como núcleos de goce y tratar de conmover ese lugar
para que disminuya el goce, para eso tiene que atravesar el fantasma, tener cierto
dominio sobre estos objetos de goce.
Es el fantasma el que nos conduce a la dimensión ética del psicoanálisis. Hace a la
ética la asociación libre y la postura como objeto a hace a la ética del analista. Si nos
quedamos a nivel del síntoma, obviamente con el levantamiento alcanza. Primero
por la posición terapéutica del amo, del que sabe. El psicoanalista por ocupar del
sujeto a, es ético, le permite abrir el fantasma,. Nuestra interpretación es lo que el
sujeto nos cuenta, porque el fantasma fundamental es la roca viva del psicoanálisis.
Placer del fantasma
Es una idea estrictamente freudiana considerar al fantasma como algo que permite
al sujeto obtener placer. Entonces es una hipótesis estrictamente lacaniana que el
fantasma es como una máquina para transformar el goce en placer. Como una
máquina, para domar al goce, pues por su propio movimiento, el goce no se dirige
hacia el placer sino hacia el displacer (el Fort-da funciona como maquinación para
obtener placer). El fantasma tiene una función semejante a la del juego: la de
producir placer a partir de una situación tanto de goce como de angustia
El fantasma y el deseo del Otro
Para que el Otro pueda tener un deseo es necesario que algo falte. En la cuestión del
fantasma corresponde al mismo tiempo, tanto a la manifestación del deseo del Otro,
como a la manifestación de una falta en el campo del significante. Por eso el
fantasma se presenta en la clínica de la experiencia analítica como un tope, y como
una resistencia a la intervención del analista
El fantasma se puede ubicar como lo que cubre la angustia suscitada por el deseo del
Otro (ej.: la fobia es un medio elemental de cubrir la angustia, a través de un miedo).
El fantasma se pone en juego cuando se manifiesta el deseo del Otro.
Tres dimensiones del fantasma
 En primer lugar: El fantasma tiene un aspecto imaginario, correspondiente a
todo lo que un sujeto puede producir como imágenes, tanto de aspectos de su
mundo como personajes de su ambiente, etc. Fue el primer aspecto articulado
por Lacan, y puede observarse cómo en uno de sus primeros esquemas se
sitúan todos los fantasmas en lo que ahí figura como relación a  a’ (la
dimensión imaginaria).
 En segundo lugar: La dimensión simbólica del fantasma, aspecto ya mucho
más escondido. Se observa en el hecho de que el fantasma consiste, cada vez
más, en una pequeña historia que obedece a ciertas reglas, a ciertas leyes de
construcción, que son leyes de la lengua. El texto de Freud Pegan a un niño,
muestra esto con toda claridad, pues trata de un fantasma que no es más que
una frase y cuyos tres tiempos son ciertas variaciones gramaticales. O sea, que
ya hay en Freud una gramática del fantasma. Contrariamente al caso de la
dimensión imaginaria, este aspecto simbólico no aparece en un primer nivel de
la experiencia (un término no obtiene sentido, sino en relación a otro que pudo
haber sido dicho en su lugar y no fue dicho).
 En tercer lugar: La dimensión fundamental del fantasma es su dimensión real.
En la experiencia analítica es como decir que es un residuo que no puede
modificarse (lo real es lo imposible de cambiar). Por eso, para Lacan, el fin del
análisis es el logro de una modificación de la relación del sujeto con lo real del
fantasma.
La reformulación del concepto de repetición y la última teoría del síntoma en J.
Lacan
El concepto de repetición en Freud, antes y después de 1920. Repetición y pulsión de
muerte. Compulsión a la repetición. Neurosis de destino. Diferencia entre causa y
determinismo. Relación entre causa y significante. Tyche y Automaton. Real como
encuentro fallido. Lo real nunca es lo mismo y siempre está en el mismo lugar. Una
lectura lacaniana del Fort-Da. Distinción entre repetición y reproducción. Repetición
propiamente dicha. Singularidad del trauma. Lecturas lacanianas de la compulsión a
la repetición en los seminarios: 2, 11 y 17. Concepto de: lalengua. El síntoma como
letra de goce que repite. La historia no es el pasado. Lo a-histórico. El significado y
lalengua. El síntoma como modo de gozar del inconsciente. La forclusión
generalizada. Reconceptualización de la función del Nombre-del-Padre como
síntoma. El padre como excepción.
 Imbriano: “Las enseñanzas de las psicosis” (2010). El padre como síntoma (p. 50-52)
 Imbriano: “El sueño, el significado y lalengua” (2007)
 Imbriano: “La historia no es el pasado. Lo a-histórico”
 Imbriano: “La odisea del S. XXI”. Efectos de la globalización (2010). Cap. Los nombres
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 de la muerte, puntos: el concepto de pulsión, la compulsión a la repetición como
evidencia de la pulsión de muerte, apuntes para una revisión lacaniana del concepto
de pulsión / La disyunción deseo-goce (p. 70-101)
 Porrás: “Azar y destino en psicoanálisis (2008). Una lectura lacaniana del concepto
de repetición en Freud (p. 85-110) / El concepto de repetición en el “Seminario
sobre la carta robada” (p. 129-138) / Responsabilidad subjetiva y eficacia
terapéutica
 Porrás: “De la necesidad a la contingencia y el deseo del psicoanalista”
 Loray: “La función del padre”
 Vasallo: “Actos compulsivos y pasajes al acto”
El concepto de repetición en Freud, antes y después de 1920
Recordar, repetir y reelaborar (1914): Freud se va dando cuenta que sus
pacientes repiten sin saber que repiten, el agieren freudiano. En lugar de
recordar=actúan, escenifica para el médico algo que debería ser recordado. sino
todo puede ser reelaborado, Freud sostiene la idea de que hay una pulsión de
muerte poderosa, que va más allá del principio del placer.
Más allá del principio del Placer (1920): Freud sostiene la primariedad de la
pulsión de muerte, es decir, que ella pretende siempre la vuelta a lo inorgánico a ese
punto cero. En este texto da 3 evidencias clínicas que son la neurosis de guerra, el
juego de Fort-da y la neurosis de transferencia.
Repetición y pulsión de muerte
Freud sostiene que en transferencia es justamente donde se muestra la pulsión de
muerte, por el camino de esta repetición inconsciente, en la cual el analizado es sólo
un testigo, desde lo consciente no quiere hacer tal cosa, sin embargo va y lo hace.
Fort-da, el juego le permite al niño obtener un placer a raíz de una situación
traumática, que tiene necesidad de repetir, tiene esa función el juego, que se realice
nuevamente porque le da placer (el adulto sustituye el juego por las fantasías).
Respecto de las neurosis traumáticas, Freud da cuenta el concepto de sueño a
repetición o pesadilla o el otro extremo que es el insomnio, como herida abierta de
temor a dormirse, que se daba en los soldados. Estos sueños eran los que insistían
en el aparato psíquico sin que el sujeto.
Compulsión a la repetición
En Lacan va a ir tomando otra consistencia, de acuerdo a que Seminario nos
refiramos. En un principio Lacan toma la compulsión a la repetición Freudiana y si
bien forma parte del goce de un sujeto, fundamentalmente la va a trabajar en el
orden simbólico y pone el énfasis en la red significante. Los pacientes cuando actúan,
tienen ese plus de goce (Lacan) o plus de satisfacción (Freud) que caracteriza a las
repeticiones. Siempre la repetición agrega algo nuevo.
Neurosis de destino
Lacan explica el tema del azar a partir de dos ejemplos: el primero, con un cierto
azar ligado a la naturaleza (no hay nieve). En el segundo, se trata de ciertas
casualidades propias de la trama de las causas sociales.
El determinismo psíquico conlleva cierta complejidad en tanto hay lugar para el
azar, que se manifiesta a través de acontecimientos externos. A partir de allí anuncia
el concepto de repetición. Un sujeto puede armarse una neurosis de destino a partir
de fórmulas conocidas: “me pasa siempre lo mismo, todo el año esperando para
esquiar y esta temporada no nevó, tengo mala suerte”. En tales casos, los hechos
azarosos se imponen en el sujeto como sentimientos inconscientes de culpa.
Se produce cierta transformación de la mala fortuna en buena fortuna. La mala
fortuna de la demanda es que el azar hace fracasar aquello que se pedía. Y
podríamos decir que si la demanda fracasa, “buena fortuna para el deseo”. El aparato
queda ligado al trauma – aquello que debería evitarse- mediante la repetición.
Diferencia entre causa y determinismo
Cuando Lacan habla de causa, dirá que sólo hay causa de lo que cojea.
En las determinaciones nunca se tiene una hiancia, están todos los términos y se ha
conseguido una ley que dado el término A sucederá el término B.
En este punto, el inconsciente freudiano, entre la causa y lo que ella afecta, está lo
que cojea. No importa si el inconsciente determina la neurosis, el inconsciente
muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real. Pertenece al orden
de lo no realizado.
Lacan intentará mostrar que para Freud el peso no está en una teoría determinista
de las neurosis.
Relación entre causa y significante
La causa carece de significante, aunque sólo se localice por el significante.
Tyche y Automaton
Encuentra otros puntos de partida para teorizar la repetición inconsciente: Tyche y
Automatón.
1. Automatón: Sería la parte automática de la repetición, eso que se repite en la
cadena significante.
2. Tyché: Es la falla de la repetición en su encuentro con lo real, que abre un
espacio, otra cosa más allá del principio del placer, más allá del significante. Es
lo que escapa a la representación, como real imposible, como “acontecimiento
traumático” (Freud), cuyas características son la fragmentariedad (algo visto,
oído o percibido), el carácter aparentemente accidental y una resignificación
inagotable, haciendo que lo accidental se vuelva necesario. Lo real como resto,
ya que se opone lo accidental con lo intencional.
Son dos dimensiones diferentes del inconsciente. A ésta altura del Seminario XI no
podemos separar el inconsciente y la repetición. Se repite de una misma manera, por
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un lado, pero por otro, repite lo nuevo, lo azaroso. Nos muestra la hiancia por donde
la neurosis empalma con un real.
La repetición tendría tres vertientes; imaginario, simbólico y real.
La experiencia analítica, consiste en que el paciente cuente algo de su propio goce,
trabajando desde los significantes. En ésta Tyché, como el encuentro con lo real,
alguien puede interrogarse acerca de sus repeticiones.
La vertiente de la repetición, está más cerca de lo real, de éste real imposible de
decir, el trauma en Freud, y que confronta al sujeto, quizás si tiene suerte, con alguna
situación nueva del lado de la Tyché, que a lo mejor le permite registrar algo del
orden de la repetición, sino es más de lo mismo, siempre.
Real como encuentro fallido
La Tyché es el encuentro con lo real, es eso que yace siempre detrás del Automatón.
El encuentro fallido con lo real, sería el equivalente a lo que Freud llamó trauma. Lo
real se presenta bajo la forma de un inasimilable. Por ejemplo, el sueño, es algo
inasimilable, que Freud se cansó de decir que teníamos que traducir eso, porque no
se entiende, por la deformación, proceso primario, etc.
Lo real nunca es lo mismo y siempre está en el mismo lugar
El niño exige exactamente el mismo cuento, se ocupa de que no se produzca la
menor variación en el significante. Pero esta literalidad es para repetir el trauma
(repetir el encuentro con lo real), puesto que no puede decirse que, cada vez el
trauma sea el mismo. El trauma se repite, pero cada vez es algo diferente. En algún
lugar del recorrido, el significante queda en relación a su falta, y en ese lugar es
donde surge lo real. El encuentro con ese real, nunca es el mismo, siempre está en el
mismo lugar.
Una lectura lacaniana del Fort-Da
Parecería que hay en este juego cierto modo de la repetición, en tanto que por medio
del carretel, el niño sustituye a la madre y pasa del estado pasivo del trauma a su
dominio. No obstante, Lacan refiere que esto es secundario.
En el Seminario XI, Lacan expone que s en esta alternancia, donde se produce la
constitución de un objeto en el lugar del deseo del Otro. El objeto se constituye
lógicamente en el campo del Otro barrado, en el campo del deseo del Otro. El
siguiente paso es que un a viene a representar, a velar fantasmáticamente, a este
objeto. El carretel da cuenta del objeto a y no opera como el sustituto de la madre. Se
trata de un objeto que se constituye en la confrontación con el deseo delo Otro.
Distinción entre repetición y reproducción. Repetición propiamente dicha.
La repetición no ha de confundirse con el retorno de los signos, ni tampoco con la
reproducción de una especie de rememoración actuada. La repetición es algo, cuya
verdadera naturaleza está siempre vedada en el análisis. Lo que aparece con cierta
sorpresa es un plus de repetición que se actúa en la transferencia.
Existe una primera repetición significante que cede al hacerle variar su sentido
(“repetición curable”). Pero existe una segunda dimensión, más incurable, porque
aparece en la transferencia, en acto.
Finalmente, tenemos una repetición que llamamos Tyché, que no se reduce a ningún
significante, ni por rememoración, ni por actuación.
Singularidad del trauma
El trauma es la marca de un goce real con el que se topó el sujeto, para quien hubo
encuentro, una marca dejada por el atravesamiento de una experiencia, accidental,
dependiente de la Tyché (no es predecible, calculable). Por ello se inscribe como una
marca de singularidad. Trauma es una vivencia que en breve lapso provocó en la
vida anímica un exceso tal en la intensidad del estímulo que su tramitación por las
vías habituales, fracasa. Es singular porque en cada sujeto es diferente.
Lecturas lacanianas de la compulsión a la repetición en los seminarios: 2, 11 y
17. Concepto de: lalengua
Seminario II
Una carta que va destinada a la reina, no queda del todo claro quién la escribe, hay
una suposición, pero no se sabe más que eso. Muestra muy bien cómo una carta, por
el momento anónima, tiene poder. Se reúnen permanentemente interrogándose
acerca de las posibilidades de los efectos de si ésta carta se llegara a conocer, sería
terrible. Lo que muestra éste seminario de la carta robada, es que hay algo que se
repite e insiste operando a nivel de la cadena significante. La repetición afecta la red
de la cadena significante, circula por allí. Todos sabemos de lo que estamos hablando
pero no se puede impedir que se repita. En el caso de las adicciones, todos tienen la
dificultad para hablar. Hay algo del orden de la compulsión a la repetición que no
está en el dominio de éstos sujetos. Entonces la repetición, a la altura del Seminario
II, afecta principalmente la cadena significante.
Seminario XI
Este seminario XI, contiene los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis
(inconsciente, repetición, pulsión, transferencia), tienen tanto que ver uno con otro,
que se hacen difícil de separarlos para la teorización.
Son dos dimensiones diferentes del inconsciente. A ésta altura del Seminario XI no
podemos separar el inconsciente y la repetición. Se repite de una misma manera, por
un lado, pero por otro, repite lo nuevo, lo azaroso. Nos muestra la hiancia por donde
la neurosis empalma con un real.
Seminario XVII
Aquí Lacan reformula la cuestión y plantea la repetición en el S1. S1 que también va
a llamar “rasgo unario” como un medio de goce. O sea que todo aquel exceso de
pulsión de muerte freudiano, el equivalente lacaniano sería la repetición del S1
como rasgo unario como maquinaria de goce. Aparece, además, la relación, en este
S1 entre el significante del cuerpo. El significante como aparato de goce erogeniza,
introduce voluptuosidad marcando el cuerpo (alienación y separación). Algo del
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goce el Otro ingresa en el campo del sujeto. Ese plus que el Otro me da, implica el
exceso de goce. La repetición es una repetición del rasgo unario, un palote, un
elemento descriptivo. El goce no es algo articulado en lo simbólico, tratamos de
hacerlo. Ésta marca, palote, está del lado del displacer.
El síntoma como letra de goce que repite. La historia no es el pasado. Lo a-
histórico
La historia es el pasado historizado en el presente. El camino de la restitución de la
historia del sujeto adquiere la forma de una búsqueda de restitución del pasado. Con
Freud, el valor de esa historia radica en que se trata de “algo todavía vivo”. En ella,
“todo lo esencial se ha conservado, aún lo que parece olvidado por completo, está
presente de algún modo y en alguna parte, sólo que enterrado”.
Lacan postula que la conjunción entre el significante y la pulsión, va a dar origen al
concepto de “letra gozada”. Letra gozada porque es esa marca de goce que no hace
cadena, es única en la serie, es la que comanda. En el síntoma hay una letra de goce
que repite. Lo que no cesa de inscribirse en el síntoma, releva de allí. Así como Freud
habría pensado en la pulsión parcial, en éste sentido Lacan dice algo similar: no se
puede hablar de un goce todo, siempre hay algo que no hay, que no está. Tiene la
particularidad de quedar a - semántico, a–histórico.
El origen de la invención freudiana –el objeto perdido-, concepto fundamental en la
elaboración conceptual de la metapsicología, es un intento de formalizar una falta
constitutiva, un real perdido, a-histórico (vivencia de satisfacción, representación
cosa).
El significado y lalengua. El síntoma como modo de gozar del inconsciente
“Lalengua” es el material en que la repetición corporal del goce se inscribe y suple el
goce todo que no hay. El síntoma es la satisfacción sustitutiva de la satisfacción plena
que no hay.
La lengua son huellas que no tienen ligadura, ha fijado un modo de goce donde lo
que cuenta es el monto de excitación. Su repetición no proviene del retorno de lo
reprimido, sino del más allá del principio del placer, como repetición de huellas no
ligadas.
La forclusión generalizada
La forclusión generalizada quiere decir que el Otro es agujereado para todo sujeto.
En el caso del neurótico y el perverso tenemos el Nombre del Padre para construir
un fantasma para protegerse de la beance (hiancia) del Otro, el psicótico no tiene
cómo protegerse, el goce del Otro le vuelve, no hay fantasma para protegerse de lo
real.
Reconceptualización de la función del Nombre-del-Padre como síntoma
El Nombre-del-Padre es un síntoma, es una letra en excepción que repite.
El padre como excepción
Ser la excepción, que es la función del padre; es situarse como S1 con relación a
todos los otros significantes; pero a condición de ser marca de un deseo efectivo. El
S1 no puede acceder a la existencia más que si realiza efectivamente la inscripción
de un deseo que tenga como causa.
Ello hace lugar a lo que Lacan nombra como perversión paterna. Dicha perversión
consiste en hacer surgir el objeto a como causa del deseo, del deseo del padre. Para
ello es preciso que haga de una mujer el objeto a que causa su deseo.
El objeto en la perversión
La neurosis como negativo de la perversión. Génesis de la perversión. El fetichismo.
El fetiche como sustituto del falo materno. Función del fetiche. La voluntad de goce.
Rasgos de perversión. Diferencias entre síntoma y rasgos de perversión.
 Freud: “Fetichismo” (1927). OC Vol XXI (p. 147-152)
 Pontalis: “Transcripción del seminario de Jacques Lacan. Las relaciones de objeto y
las estructuras freudianas” (1978). Cap. 3 (p. 62-65)
 Kozak: “La ética del sacrificio” (2003). J. Lacan y la cultura filosófica (p. 29-40)
 Papuchado: “La ley del deseo?” (1990). La voz … la perversión (p. 29-40)
 Suvagnat: “El amor en psicoanálisis” (1998). La cuestión de la estructura perversa
femenina (p. 231-240)
La neurosis como negativo de la perversión
El neurótico se las ingenia para rehuir, para controlar una castración nítidamente
identificada, el perverso, por el contrario, intenta hacer desaparecer el obstáculo. El
perverso busca la manifestación visible de lo invisible.
En términos de defensas, hay un predominio de defensas narcisísticas y
fundamentalmente de desmentida por sobre la represión.
La Verdrängung (represión) constituyó el modelo defensivo princeps para la teoría
de las neurosis, referida a los deseos incestuosos. La Verlegung (desmentida)
aparece como defensa responsable de diferentes corrientes psíquicas. La
desmentida fue habitualmente considerada por Freud, en conexión con el complejo
de castración. Para Freud se entrelazan dos temas: la noción de Verlegung y la idea
que ella da por resultado la escisión del Yo.
Génesis de la perversión
Para Freud se entrelazan dos temas: la noción de Verlegung (desmentida) y la idea
de que ella da como resultado una escisión del Yo. El perverso apunta a preservar a
la madre como instancia siempre a salvo, guardando así el mito de la omnipotencia
del deseo, negando que él pueda no representar la realidad de lo que ella desea. Sólo
la falta puede ser causa de deseo y a este punto se refiere la renegación del perverso.
En la perversión no reina el deseo, porque éste pone en evidencia la condición
menesterosa del hombre, inaceptable en la perversión. No hay falta.
29

El fetichismo
Freud dice que es el sustituto del pene pero no de uno cualquiera, sino de un
determinado particular que ha tenido gran significación en la primera infancia. Algo
que ha sido resignado en este objeto fetiche, obviamente se habla del sustituto del
falo en la mujer, en el que el varón ha creído y no puede renunciar ejemplo Juanito
“todas tienen” al principio para él. Implica una cuestión Narcisista. Por un lado
funciona la represión en función al afecto, pero también funciona la desmentida, la
Verleugung, rehusamiento, no acepta la cuestión de la castración en la mujer. Sería
la designación correcta respecto del destino de la representación. La represión
deslinda el afecto y representación y la desmentida afecta la de la representación. El
fetiche va a ser el sustituto que le permite en un punto superar el horror a la
castración. Perdura el afecto fetiche como símbolo del triunfo sobre la amenaza de
la castración y a la vez lo protege de ella.
Freud pregunta por qué no pasa a una homosexualidad: Sería un intermedio. El
fetiche simboliza que la mujer esta castrada pero al mismo tiempo que no lo está. Da
el ejemplo de la simbología de los chinos de mutilar el pie de las mujeres (1927).
Fetichismo en Freud:
Hay una doble actitud del fetichista respecto de la castración femenina:
1) Reconoce la castración (afirmación ante la falta en la vertiente imaginaria)
2) Rechaza, desmiente la castración
La consecuencia de esto es para el yo la escisión, a partir de la cual, dos corrientes
coexisten en el psiquismo y aparece el fetiche, que preserva la desaparición del falo
materno, al cual el niño no quiere renunciar.
El fetiche como sustituto del falo materno
El fetiche es el símbolo del falo, pero en tanto ella no lo tiene o lo tiene como ausente.
De hecho el fetiche es el falo en tanto que es simbólico y no el símbolo del falo real.
Acá se distinguen dos planos que se entrecruzan: el imaginario y el simbólico.
En un punto la imagen de un velo, esta cortina ubicada por parte de un objeto
porque tapona la ausencia, lo que no hay. El objeto fetiche es el ídolo de la ausencia.
El perverso queda fijado a lo pre-edípico genital. No hay pasaje del ser al tener (él
“es” el falo). Borra el-nombre-del-padre (puede introducir el pene en su madre). En
el neurótico hay culpa, en el perverso, no. No hay madre que desee al padre, no hay
ley.
El perverso reniega de la función paterna (castración) y se apodera del saber de la
mujer (“él sabe lo que quiere”). El perverso no está dividido (no está en falta), divide
al otro. No fantasea, pasa al acto.
Función del fetiche
El neurótico desea, pero no captura el objeto. El perverso logra la captura del objeto
a través de la fijeza (es ese y no otro). Ese objeto se denomina fetiche, destinado a
tapar la falta. Ubica al otro como objeto de goce. No hay deseo en el perverso, sino
voluntad de goce. A través de la fijeza del objeto borra toda diferencia (la mujer
para el perverso, tiene pene (plano imaginario).
La voluntad de goce
Para Lacan la renegación no aparece sólo frente a la falta, sino que el perverso de lo
que reniega es del deseo del Otro. El neurótico desea porque el otro desea (va detrás
de lo que quiera el otro). El perverso desea frente al objeto, tiene que estar la falta
tapada. Si el neurótico se encuentra con un Otro completo, se angustia, porque es la
dimensión del goce). El perverso tiene voluntad de goce, sabe que goza del otro.
El fantasma del perverso está en el Superyó. De ahí que la voluntad de goce está
elevada a un imperativo categórico. El fantasma encubre el horror a la castración del
Otro. Sustituye la castración simbólica por la voluntad de goce. No sufre, está
anclado en el principio del placer.
Para que haya deseo, el goce debe ser barrado, posibilidad que permite el
mecanismo de la represión bajo la inscripción del nombre-del-padre (de lo contrario
estaríamos en el lugar del padre de la horda, adonde impera el puro principio del
placer).
Rasgos de perversión
- El perverso conoce la ley porque ha conocido la castración, la falta en la madre
y en sí mismo, pero no la puede aceptar, como no puede aceptar las fallas
humanas en las leyes humanas, de allí que el crea su propia ley o se aferre a
leyes absolutistas y tiranas, de un gran Otro completo y gozador.
- Para el perverso el Otro no está barrado, está completo, pues quien lo completa
es el propio sujeto perverso, en tanto se ubica en el lugar del objeto causa de
deseo, lugar desde donde que ejecuta la voluntad del Otro, y no así el propio
deseo.
- En la perversión el goce es obtenido en actos que no siempre implican a los
órganos genitales (fetichismo, voyeurismo, etc.)
30

La mutación discursiva capitalista. Efectos subjetivos de la globalización
El estatuto del deseo y el goce en la civilización contemporánea. Los nombres de la
muerte. Primariedad de la pulsión de muerte. La pulsión de muerte como
estructural. El goce. El trop-de-mal. Influencia de la cultura sobre el sujeto. El
malestar en la cultura. Los malestares de la sociedad contemporánea. Sociedad y
violencia. Efectos subjetivos de la globalización. La esclavitud del hombre
tecnológico. El mundo, el inmundo. Tecnociencia y tecnocracia. La aldea global. Lo
aditivo adictivo. Ocio y negocio. Lo “ready-madre-trush”. Los desechos. Degradación
mercantilista. Víctimas del capitalismo. El mito de Orfeo. De Orfeo a Dionisos. El
alma bella frente a la vidriera del mundo contemporáneo. Eros privado. El desquite
de Tánatos. Ataque de pánico. La mímesis y la fetichización. La alquimia del
capitalismo. Algunas reflexiones sobre los estados de excepción modernos.
 Imbriano: “La odisea del S. XXI” (2010). Efectos de la globalización. Cap. 1, 2, 3 y 4
 Imbriano: “Aportes del psicoanálisis a la criminología”. Algunas reflexiones sobre
los estados de excepción modernos. El acto homicida como efecto de discurso
 Imbriano: “Seminario de San Buenaventura (2013). La tanatopolítica y su violencia
 Risueño: “Reflexiones acerca de la violencia en un entramado social perverso”
El estatuto del deseo y el goce en la civilización contemporánea
El discurso del capitalismo crea una cultura que hace desaparecer al hombre en su
singularidad. Produce un saber absoluto, un plus de goce producto de la industria,
un plus de goce de imitación.
 En el discurso del amo: El sujeto queda determinado por la verdad, lo que se
escribe S1 sobre $
 En el discurso capitalista: El sujeto opera sobre el significante amo como
verdad (el sujeto dirige la verdad, por lo cual este discurso supone el rechazo
de la castración). Es una verdad dirigida, construida desde el sujeto que
encubre su tachadura absorbiendo objetos. En el capitalismo, el objeto
determina al sujeto (se “es” en función de lo que se “tiene”)
En la civilización contemporánea se transportan brutalmente modos de economía de
un lado al otro provocando la mutación de en los sistemas valorativos. Según
Bauman, el anonimato del capitalismo permitió la coexistencia de numerosas
autoridades, y al haber tantas, tienden a cancelarse entre sí, lo que lleva a fallas en
las normas. Así el modo de nuestra época es el “sin límite”
Los nombres de la muerte
Imbriano denomina “nombres de la muerte” a todo topos que compruebe la
hipótesis freudiana sobre la primariedad de la pulsión de muerte, en relación a la
función del padre como límite. En tanto las variaciones de la relación el sujeto con el
placer, refiere a la satisfacción vía el displacer como compulsión de repetición.
Repetición de la vivencia penosa en los sueños traumáticos y el juego infantil (Fort-
da). Freud destaca aquello que aparece en la compulsión a la repetición en la
transferencia, mediante la cual lo no-ligado es la cara silenciosa de la pulsión de
muerte.
Primariedad de la pulsión de muerte
La pulsión de muerte primordial sería la patentización del sujeto en lo real. Por eso
el exceso de violencia en la actualidad.
La pulsión de muerte como estructural
Si bien la pulsión de muerte es estructural, en la actualidad el sujeto no tiene
recursos para detener la pulsión de muerte, se encuentra solo frente a la ferocidad
pulsional. La pulsión de muerte se manifiesta como pulsión de dominio, de agresión,
de destrucción. El fracaso del discurso paterno (las falencias en la castración
simbólica) produce fallas en la regulación de los lazos sociales, y de la imposición de
límites.
El goce. El trop-de-mal
El objeto de deseo es el objeto del deseo del Otro y el deseo es siempre deseo de otra
cosa, de lo que falta (referido al objeto primordialmente perdido). El deseo no es
plenamente articulable, porque si lo fuese quedaría satisfecho al articularse con el
objeto y perdería su estatuto de deseo. Ahí se organiza el campo del más allá del
principio del placer, el campo del goce.
Siempre queda algo que no termina de inscribirse, un resto que la repetición intenta
ligar, pero fracasa. Ese resto no ligado hace que se vuelva al mismo lugar, lo que
Lacan llama “trop-de-mal” (sufrimiento en demasía, mal de sobra), origen de las
satisfacciones del padecer. El goce es nocivo.
Los síntomas contemporáneos, toman al sujeto en un goce irrefrenable, llevándolo a
los bordes de una muerte no metaforizada (ya no se trataría de una niña “muerta de
amor”, sino de una niña muerta, ya sea por no comer o por consumir en exceso).
Influencia de la cultura sobre el sujeto. El malestar en la cultura
El problema actual es que la cultura ofrece demasiadas posibilidades cómodas de
lograr satisfacciones y no deja espacio para la pregunta por el deseo. Por lo que se
observa en la clínica se trataría de una única satisfacción: la de la pulsión de muerte.
Sabemos que ningún objeto del mundo es el objeto del deseo, porque el objeto del
deseo falta, y el capitalismo propone a los sujetos la existencia de objetos que
puedan taponar ese lugar de falta.
La adhesión masiva al objeto-logo evidencia que la cultura incide en la subjetividad,
en tanto el discurso capitalista tiene la intención de regular el goce subjetivo. Esto
deja al sujeto una sola posibilidad de discriminación entre virtual y real: la
emergencia de la patentización en lo real.
31
Los malestares de la sociedad contemporánea
En los síntomas contemporáneos existe un sujeto que queda sin recursos frente a su
propia inermidad, abatido frente a la propia imprecisión de su malestar, pero
denunciante de que el malestar existe: él es un producto de la “política del malestar”.
Así el sujeto intenta hacerse escuchar a costa de sus síntomas, busca su lugar en “lo
real del síntoma”.
Sociedad y violencia
En la sociedad actual se observa una nueva actitud frente a la violencia, se recurre al
derecho para legitimar lo ilegítimo y, por ende, a la justicia como comodín de la vida
en sociedad. Vivimos en un mundo sin pautas frente a las nuevas preocupaciones. El
desarrollo creciente de violencia es también producto de la inadecuación de las leyes
a las realidades sociales.
Hay una violenta desigualdad que separa centro y periferia, opulencia y miseria,
hiperdesarrollo y subdesarrollo, que son institucionalizadas en las formas de
interrelación de las naciones.
Hay actividades delictivas de los Estados y de asociación ilícita junto al Estado,
llevando a “nuevas formas de criminalidad transnacional organizada: lavado de
dinero, fraude, narcotráfico, delincuencia ecológica, delitos informáticos,
delincuencia financiera, … sobre todo el delito más importante, respecto del cual hay
gran impunidad, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos”.
Efectos subjetivos de la globalización
El discurso capitalista crea una cultura que hace desaparecer al hombre en su
singularidad, para tratar de superar la imposibilidad de encontrar el “objeto
perdido”. La ciencia con su gran producción de objetos produce un “exceso de goce”.
La dependencia a los objetos reemplaza al deseo subjetivo. Hay que tener para
pertenecer.
El consumismo actual no tiene como objetivo la gratificación de algún deseo
subjetivo, sino la producción del “individuo de la posesión”, en donde la voluntad de
posesión reemplaza al deseo. La dependencia a los objetos se extrema bajo la
creencia de poseer la libertad de estar al alcance de ellos. Los individuos llevan una
vida según un modelo que quiere imponer una identidad común (“pertenecer” a
alguna comunidad, en donde el sentimiento de “todos somos iguales” es atractivo),
lo cual es un engaño.
A mayor homogeneidad, mayor incomodidad frente a los extraños. La diferencia
resulta amenazante y provoca angustia, llevando a tomar distancia y provocando la
fragilidad de los vínculos sociales.
También la creación de los DSM clasifican a los individuos en títulos determinados,
perdiéndose la subjetividad de quien padece. Asimismo los psicofármacos ayudan a
construir un mundo igual para todos, de una felicidad alcanzable hecha para todos.
Los denominados síntomas contemporáneos muestran la mentira del “vale para
todos”. El exceso de goce no puede tramitarse y el sujeto se hace escuchar a través
de sus síntomas.
La esclavitud del hombre tecnológico
Michel F. Sciacca que se refería a la “esclavitud del hombre tecnológico”, y a la
“suspensión de la subjetividad”. Denunciaba una política del malestar maniobrada
desde los capitales que aplican fondos para el desarrollo de avances tecnológico-
científicos sin miramientos éticos. Así, la proliferación de objetos, siempre en
aumento intenta superar la pérdida de objeto y la fuga a la castración para obturar la
falta.
El mundo, el inmundo
El significado del término mundo refiere a “todo aquello que rodea al hombre, tanto
la tierra como el cielo”, distinguiendo: “el conjunto de todas las cosas” y “el conjunto
de todas las cosas creadas”. Proviene del latín: mundus. Deriva de un adjetivo que
significa “limpio”.
¿Qué hace que el mundo (limpio) sea inmundo (sucio)? El término in-mundus,
etimológicamente significa “sin limpieza”. De él deriva el término “sucio”. Entonces
lo in-mundo se refiere a todos los seres creados por la intervención del hombre
sobre el mundo. En síntesis, el hombre intervine sobre el mundo, lo altera.
¿Qué significa el término “humano”? Del griego hummus y del latín humanus,
significa tierra o lodo, hecho de tierra. Significaciones que nos permiten considerar
que los hombres son barrosos y que se embarran, son in-mundos (no-limpios).
Algunas de las características que componen “la inmundicia contemporánea” son:
1. El hombre se pregunta por el modo de inserción-intervención en el mundo en
tanto puede alterar la naturaleza, lo social y lo político, ejerciendo un poder.
2. El ejercicio del poder lleva al hombre a la expansión de la ciencia que usará
para su intervención sobre el mundo, produciendo la proliferación de objetos
3. La eficacia tecnológica es instrumento de poder
4. El hombre industrioso se empeña en producir objetos de satisfacción:
industrialización del goce
5. La invención de objetos al por mayor, para ser consumidos
6. Para sostener la industrialización de objetos, los impone anticipando la
satisfacción hasta la saturación
7. Estos objetos, denominados “objetos de goce”, causan el cese de la relación
humana por inciertos andariveles del deseo y de la demanda de amor
La globalizacón, el discurso capitalista, la tecnociencia y sus consecuencias
(síntomas de fin de siglo) son algunos de los que componen la inmundicia mundanal.
32
Tecnociencia y tecnocracia
Tecnociencia es una palabra acuñada en la modernidad. En ella dos términos se
unen en una nueva filiación. La lógica que la sostiene es la satisfacción de cualquier
demanda a través de la operatividad técnica que ofrece los mejores manjares de la
sociedad de consumo, en donde la identidad se juega en el tener, causando el
apremio de no quedar al margen y generando con ello una población “esclava o
cautiva”, denominación usada en las teorías comercialistas.
Las sociedades son cada vez más desiguales en sus oportunidades, aún cuando no
puedan negarse las diferencias entre el primer y el tercer mundo. Y, cada vez más
sobreigualadoras en las demandas que imponen, lo que bien puede leerse como un
efecto de “renegación”: la globalización impone la igualación obligatoria que actúa
en contra de toda diversidad y promueve a la cultura del consumo. La ética
imperante es el utilitarismo, en donde el éxito es la eficacia y el rendimiento.
La Tecnocracia es un modo de violencia. Está vinculada una división violentamente
desigual de la humanidad. La globalización produce un nuevo modo de división del
trabajo, en donde los países y sociedades más pobres realizan actividades ilícitas,
cuyos productos son utilizados ventajosamente por los países poderosos (economía
del primer mundo).
La aldea global
En los shoppings está todo y el que camina por el megacentro comercial pertenece a
la aldea global. Allí el día y la noche no se diferencian. Tampoco se diferencian los
productos, en todo caso son marcas. Las personas son anónimamente atrapadas por
las imágenes que excitan hasta la saturación y son promesa de saciedad. Viven llenos
de “lo light”, de esas etiquetas iguales en todo el mundo, que siendo marcas
comerciales conforman el paisaje de la inmundicia mundana. Todos reconocemos
los mismos productos a través de los mismos logos. Se habla una lengua universal,
intentando disimular, la nueva “Babel” que construimos. La dependencia a los
objetos se extrema (vivimos revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos
manoseados).
Lo aditivo adictivo
Se ha renegado una sociedad tendiente a la adición y a la adicción, en la cual aquello
que se consume, debe llegar hasta el exceso de la máxima satisfacción. Se impone la
ley del “satis-facere”, en donde un pretencioso “demasiado hacer” es acto logrado en
el “hacer en demasía”” que nos atrapa. La consecuencia está a la vista: “no tengo
tiempo” es la frase con la cual nos pronunciamos respecto de lo que llamamos
“nuestra vida”.
Existe una lógica aditiva, la lógica del uno más, de una serie con tendencia al infinito.
Ejemplo de ello son los envases de bebidas que se agrandan cada vez más
(botellones de gaseosas con un cuarto litro más ¿gratis?). Ahora se bebe hasta la
descompostura.
Todo es homogéneo, uniforme. No hay alteridad y la virtud de la prudencia está en
desuso (deportes de alto riesgo).
El mundo de las soluciones, del “todo-listo” y “siempre-listo”, y el que no puede,
tiene una solución al alcance de la mano: químicos para dormir, despertar, tener
fuerza, divertirse, no comer, no dormir, no parar. Así las asociaciones entre fármacos
y sustancias tóxicas están a la orden del día.
Cabe la pregunta respecto de si la globalización trae como consecuencia una adición-
adicción: no importa aquello que entra en la cuenta, el asunto es que sume, que no
pare de sumar y que construya una inexorable costumbre aditiva, de lograr más, no
importa qué, en tanto sea lograr “lo todo, de todos”.
La saturación lleva a querer “tener todo pleno” o bien “tener la nada”, en donde
juegan sus lugares la bulimia y anorexia, ya no sólo como patologías alimenticias,
sino como modos de encarar la vida: ambas son figuras del vacío del ser. Se trata de
modos de relación al Otro en los avatares de la alienación (bulimia) o de la
separación (anorexia).
El post-modernismo, con la primacía del “todo-vale”, está en relación con las
patologías contemporáneas (alcohólicos, sidosos, drogadictos, golpeadores,
violadores, etc.).
Cultura de lo adictivo en el sentido de lo no-dicho, no porque el sujeto se calle, cosa
ya grave, sino porque el sujeto no tiene algo propio para decir. Ha pasado a ser
objeto del mercado, regulado por las leyes del “marketing”. El sujeto está impulsado
por la inercia como “sujeto entregado al goce de la pulsión”.
Ocio y negocio
Dentro de una concepción económica, el ocio se considera un bien de consumo de
primera necesidad. Se puede considerar al ocio en cuanto a una medida de tiempo
equivalente a tiempo libre. Pero el mercado del ocio es el mejor negocio (nec-otium).
El capitalismo genera una numerosa oferta: psicofármacos, drogas, alcohol, SPA,
realidad virtual, etc. De este modo el discurso capitalista se impone como rechazo a
la castración y su producto es un inmundo “his majesty de global baby”.
El “ataque de pánico” se convierte en un síntoma contemporáneo. En los ataques de
pánico existe un sujeto que se queda sin recursos frente a su propia inermidad,
abatido frente a la propia impresión de su malestar, pero denunciante de que el
malestar existe, él es un testigo del “malestar en la cultura”. El sujeto que padece de
ataques de pánico viene a mostrar el desalojamiento que produce el mensaje “todo-
vale-para-todos”. Como ese exceso que no puede tramitarse, el sujeto re-aparece en
los síntomas corporales del pánico.
33
Lo “ready-madre-trush”
El punto de partida del Psicoanálisis es la consideración de la relación del sujeto al
Otro.
Así como la elección por el Edipo impone a la pulsión un acotamiento (no al incesto,
no al parricidio), regulándola a través de un rodeo para bordear el objeto en tanto
perdido; la elección por fuera de él permite a la pulsión su desborde, haciendo que el
recorrido pulsional sea muy corto y por lo tanto su camino sea el exceso. Esto lleva a
que la pulsión de muerte reine sin obstáculos, trayendo a la violencia como una de
las principales consecuencias.
Así el objeto se ha transformado en lo que denominamos “ready-made-trush”,
adonde la pulsión de muerte lleva a las satisfacciones del padecer y al goce. Las
mercancías se vuelven desecho desde el momento de su adquisición, porque el
objetivo del capitalismo es empujar al consumo insaciable de objetos.
La civilización contemporánea se caracteriza por la mutación del sujeto deseante
por el sujeto gozante.
Los desechos. Degradación mercantilista. Víctimas del capitalismo
El discurso capitalista es un discurso en rechazo a la castración. La perversión del
capitalismo reside precisamente en un sistema social, en donde el todo-compacto es
el modelo que siguen las partes. La capacidad destructiva del capitalismo es enorme
y todos somos víctimas. Lo evidencian entre otras cosas:
las guerras, el entusiasmo por el horror, la complicidad, la igualación obligatoria (que
proclama un modo de vivir y gozar universal), lo desechable (en el capitalismo todo
es mercancía, y por lo tanto, un objeto efímero, ya caduco en el momento de su
adquisición y destinado a ser reemplazado por uno nuevo y más prometedor, siendo
el hombre una mercancía más –se ha desechado, des-hecho, al sujeto de derecho y al
sujeto de deseo-), la degradación mercantilista (somos una sociedad destituida de
cualquier autoridad ética, y víctimas de un sistema perverso), la fetichización de la
mercancía del logo (funciona como fetiche, tapa la falta, empuja a volver a comprar),
la tecnocracia (los dirigentes, lejos de velar por los valores en torno a la justicia, se
dedican al estudio de ofertas y demandas, costos, precios y monedas, para extender
el consumo cada vez más).
El mito de Orfeo. De Orfeo a Dionisos
La lira de Orfeo tenía el poder de aplacar las cosas violentas, construyendo un
tiempo edénico sin violencia ni odio, una ficción de un mundo en el cual “todo es
orden y belleza” y en el cual los efectos de la castración parecen suspendidos.
Orfeo era un semidiós (hijo de un rey de Tracia y la musa Calíope). Según los
relatos, cuando tocaba su lira, los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar
sus almas. Se casó con la ninfa Eurídice, quien el día de la boda, murió al pisar una
serpiente, cuando escapaba de Aristeo. Orfeo descendió al inframundo para
buscarla. Hades le permitió volver al mundo de los vivos con la condición de que
Orfeo no mirara atrás hasta que Calíope estuviese bañada por el sol. Al llegar a la
luz Orfeo se dio vuelta para ver si lo seguía, pero como ella no había llegado a la
luz, la perdió para siempre. Cuando Dionisos (dios del vino, que representa la
encarnación de las fuerzas de la vida) invadió Tracia, Orfeo no le rindió los honores
debidos y pregonaba en su contra. Ofendido, Dionisos hizo que lo atacaran las
Ménades, que lo desmembraron. Dionisos salvó a las Ménades, pero las convirtió en
encinas (árboles). La cabeza de Orfeo fue guardada en una cueva consagrada a
Dionisos y desde allí profetizaba. Apolo, viendo que los oráculos de Delfos, Grineo y
Claro habían sido abandonados, fue a la cueva y silenció a Orfeo para siempre.
En los relatos de Orfeo se destacan el lugar que ocupan:
 La pacificación armónica a precio de la máxima violencia: la confiscación
 La generación de la subversión que lleva a la destrucción y a la muerte
 La vida tiene condiciones: entre ellas los negocios (así las Ménades son
convertidas en encinas y la cabeza de Orfeo silenciada).
Cabe la comparación respecto de la vida contemporánea y la globalización.
El alma bella frente a la vidriera del mundo contemporáneo
Freud se refirió al “alma bella” a propósito de la posición subjetiva de la histeria, en
donde el predominio de la des-implicancia tiene una proporción directa con el alto
grado de implicación respecto de aquello sobre lo cual se queja –siendo este su goce-
Las histéricas de Freud gozaban de lo humano, de las pasiones del alma. En cambio,
el hombre contemporáneo, producto del discurso capitalista de la sociedad
contemporánea, goza de lo atroz, de lo in-humano.
En el panóptico lo que importaba era que supuestamente las personas a cargo
estaban siempre “allí”, cerca, en la torre de control. En las relaciones de poder
postpanópticas, lo que importa es que la gente que maneja el poder puede ponerse
en cualquier momento fuera de alcance y volverse absolutamente inaccesibles como
lo demuestran las telecompras, el teletrabajo, la telepresencia.
En la actualidad, la obediencia al estándar tiende a lograrse por medio de la
seducción, no de la coerción, y aparece bajo el disfraz de la libre voluntad.
Eros privado
Este título se refiere a la obstaculización de Eros.
El vínculo totalizante y homogeneizante que impone el discurso capitalista,
mediante la negación de la diferencia, tiene consecuencias pulsionales: Priva a Eros
de todo espacio de investidura. El proceso de generalización de la cultura que
demuestra la historia, que pareciera llevar a Eros a su término, sólo puede terminar
con el triunfo de Tánatos.
El desquite de Tánatos
En la vida moderna hay en el hombre un impulso a considerar que su propia forma
de vida es la única verdadera, lo que lleva a la tentación de imponer lo propio a los
34
demás. La política que comulgue con tales propensiones, inexorablemente terminará
en la violencia y termina haciéndose una política al servicio de planes estratégicos.
Un poderoso paternalismo autoritario viene a convertirse en un falso padre.
Ataque de pánico
En los ataques de pánico, existe un sujeto que se queda sin recursos frente a la
propia inermidad, abatido frente a la propia imprecisión de su malestar, pero
denunciante de que el “malestar en la cultura” existe. El sujeto viene a mostrar el
desalojamiento que produce el mensaje “todo-vale-para-todos” que fluye en el
discurso contemporáneo.
Se trata de un sujeto “embuchado” por el exceso de goce, que como no puede
tramitarse, aparecen los síntomas corporales del pánico que somete al cuerpo, lo
fragmenta. Es una patentización subjetiva en lo real como consecuencia de la
suspensión subjetiva en lo simbólico. El sujeto quiere ser representado, quiere
hacerse escuchar, aunque sea al precio de estos costos a través del síntoma.
La mímesis y la fetichización
En el capitalismo neoliberal tanto cosas como personas quedan igualadas,
extinguiendo toda singularidad, lo cual rebaja al sujeto en relación a su deseo y lo
conduce a la satisfacción a través de soluciones inmediatas.
El objeto de consumo sólo adquiere significado diferenciándose de los demás
objetos, según un código de significaciones jerarquizadas, lo cual lleva a una
fetichización de la mercancía, promovida a través de las sutilezas de la publicidad.
Nos encontramos en una época en donde el fetiche ya no es el resultado de una
posición del sujeto respecto de la castración, sino de algo dado desde un
ordenamiento social ligado a lo económico. Esto estaría demostrando una falta de
posición del sujeto respecto de lo simbólico, revelando un discurso social en rechazo
a la castración.
La alquimia del capitalismo
El significante del Nombre-del-Padre nombra la ley del deseo. La metáfora paterna
permite al sujeto interpretar ese deseo, y la significación fálica somete en el campo
del lenguaje ese deseo a la castración.
Así como la elección por el Edipo impone el acotamiento de la pulsión (no al incesto,
no al parricidio), la elección por fuera de él permite a la pulsión su desborde. En el
primer caso, se regula a través de un rodeo para bordear el objeto, en tanto perdido.
En el segundo caso, el tour pulsional es muy corto y su camino es el exceso, trayendo
como consecuencia un reinado de la pulsión de muerte sin obstáculos, siendo la
violencia una de las grandes consecuencias. El imperativo superyoico que gobierna
la pulsión de muerte es: ¡goza!
Algunas reflexiones sobre los estados de excepción modernos
Se denomina “estado de excepción” a toda forma de gobierno, cuyo modo de
constitución y/o funcionamiento opera como excepción a las leyes que rigen en una
Nación respecto de la constitución de los gobiernos y distribución de los poderes. Su
característica es suspender el orden jurídico en beneficio de lograr mayor libertad
de maniobra para ejercer el poder.
Pedro David, destaca que en el Estado moderno se cumple con la función de
transformar lo ilegítimo en legítimo. Sabemos que en esa transformación se organiza
un espacio para la economía política, donde el poder dominando los mercados está
en intersección con los mercados, dominando el poder. Se trata de un ejercicio del
poder. Apunta a extender una política del aumento insaciable del consumo.
Variantes contemporáneas de la economía psíquica
La inestabilidad de la autoridad paterna y sus consecuencias. La caída de los ideales.
Procesos de identificación. Los sujetos infatuados. Las consecuencias del ideal de
libertad. La pasión por la unicidad y la igualdad. El drama social contemporáneo. El
desquite de Tánatos. El delito como recurso de la globalización. Eros privado. La
cosa política en Freud. La lógica de la guerra como evidencia de la pulsión de muerte.
La producción de una alquimia entre deseo y goce. Sobre la gestión utilitarista y la
causación de la violencia
 Imbriano: “La odisea del S. XXI” (2010). Efectos de la globalización. Cap. 1, 3 y 4
 Imbriano: “Aportes del psicoanálisis a la criminología”. Algunas reflexiones sobre
los estados de excepción modernos. El acto homicida como efecto de discurso
 Imbriano: “Seminario de San Buenaventura (2013). La tanatopolítica y su violencia
 Jozami: Revista Borromeo N° 2
La inestabilidad de la autoridad paterna y sus consecuencias
Cuando la incidencia de la Ley introducida por la función del padre que nombra lo
permitido y lo prohibido decae, el goce queda sin freno, sin nada que lo acote,
permitiendo la mutación de lo ilegítimo en legítimo.
El hombre se empeña en la recuperación narcisística de su desvalimiento originario,
superar la pérdida de objeto y fugarse de la castración, a través de la invención de
objetos que otorgan satisfacción inmediata. Se genera así, un empuje al exceso que
facilita el imperio del ideal de consumo.
La caída de los ideales
El discurso capitalista se sostiene de la ficción de un ideal de igualación. El término
“ideal” aparece en la teoría freudiana en relación a la figura de:
 El “yo ideal”: Sobre éste recae el amor de sí mismo del que en la infancia gozó el
“yo real”, poseedor de todas las perfecciones, objeto de las primeras
satisfacciones narcisistas. Implica una identificación primaria. (no renunciará a
ser “Su Majestad el Bebé”)
 El “ideal del yo”: Se origina sobre la base del “yo ideal”. Para ello las primeras
35
 satisfacciones narcisistas procuradas por el “yo ideal” son progresivamente incomodidad frente a los extraños. La diferencia parece cada vez más amenazante y
abandonadas y el sujeto busca reconquistarlas bajo la forma del “ideal del yo”, en la angustia que provoca es cada vez más intensa
donde para lograr la satisfacción se realiza una conciliación entre las exigencias
libidinales y las culturales. El drama social contemporáneo
El modo que caracteriza a nuestra época es el “sin límite”, debido a la decadencia de
Para Lacan el “ideal del yo” designa la instancia, cuya función en el plano la función del padre. El discurso capitalista es el rechazo a la castración, adonde el
simbólico es regular lo imaginario, las funciones del “moi”, las identificaciones y todo-compacto es el modelo a seguir.
la conflictiva con el semejante.
Así los síntomas que muestra la clínica contemporánea son anoréxicos, bulímicos,
El estatuto de la pulsión depende de la demanda del Otro, sostenido en un drogadictos, violentos, violados, etc., todos “padecientes” de un exceso de
discurso. satisfacción, de un “penar en demasía” (pulsión de muerte), en donde predomina el
objeto al alcance de la mano, el objeto “ready-made-trush”, en el cual predomina lo
- En el discurso del amo, la producción es la reiteración del objeto perdido.
real al desnudo.
- En el discurso capitalista, la producción es anticipada y se trata de un objeto-
de-goce que el sujeto debe absorber (el sujeto se hace objeto de una voluntad
El delito como recurso de la globalización
ajena)
Pedro David destaca la transformación de lo ilegítimo en legítimo en las sociedades
actuales. Considera que los problemas del delito en la niñez, la adolescencia y la
Procesos de identificación
juventud son parte de un amplio espectro de situaciones que se dan en la
Los procesos de las primeras identificaciones serán duraderos y de mayor valencia,
problemática de la globalización: la prostitución infantil, la inequidad social, la
y el soporte de las identificaciones secundarias
pobreza crítica, el delito organizado, el desquiciamiento de las instituciones básicas,
el narcotráfico, el terrorismo, la utilización de niños y jóvenes en guerras, las
Los sujetos infatuados
migración y el éxodo de refugiados, los niños en cárceles de adultos y la violación de
La diferenciación de los procesos de identificación mediatizados por lo simbólico y
sus derechos, y la corrupción que los acompañan son planeados y ejecutados a
los que no lo están
través de una vasta y compleja red internacional, y que los Estados “conviven con el
delito organizado internacional”.
Las nuevas tecnologías de información-difusión desempeñan un papel vital en el
proceso de la fetichización de la mercancía, que denota la falta de posición del sujeto
Considera que las actitudes de rebelión y violencia son una forma de manifestación
respecto de lo simbólico y revela un discurso social en rechazo a la castración,
de desconfianza hacia el sistema jurídico social y una solicitud de reconocimiento a
porque provocan procesos de desterritorialización, de ruptura de tradiciones y
la dignidad.
cambios culturales. Pero sobre todas las cosas, se ha producido una infatuación
(engreimiento) del sujeto, sumergido en lo virtual, adonde las imágenes pueblan lo
Los problemas de la delincuencia actual están ligados a la industrialización
imaginario.
denominada globalización que con el recurso a la legitimización de lo ilegítimo,
victimizan a grandes masas de la población.
Las consecuencias del ideal de libertad
En el mundo actual, si bien se habla de “libertad”, se ha globalizado el consumismo La cosa política en Freud
como un modo de esclavitud moderno. El sujeto está obligado por el sistema a
Freud jamás menciona la política explícitamente (posiblemente por el obstáculo en
“consumir”. Y, su modo de sufrimiento es el de “ser consumido”.
la articulación entre la psicología individual y la colectiva). No obstante la
preocupación por la “cosa política” está presente en muchas de sus obras:
La pasión por la unicidad y la igualdad
Entre una de las capacidades destructivas del capitalismo se encuentra la igualación
Más allá del principio del placer (1920): Freud descubre que el ser humano tiende
obligatoria, en donde la globalización nos ofrece un sueño narcisista, proclamando
a destruirse a sí mismo y que el principio del placer trabaja a favor de la pulsión de
un modo de vivir y gozar universal: un mundo hecho para todos, igual para todos.
muerte.
Si yo soy igual a los extranjeros, ya no existen los extranjeros y somos todos
Psicología de las masas y análisis del yo (1921): En este texto menciona que el
integrantes de una gran liga fraterna, adonde de la pretendida solidaridad es
individuo aparece integrado siempre efectivamente al “otro”, como modelo, objeto
siniestra (la paradoja es que en un mundo narcisista no existe la solidaridad,
auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y
predomina el individualismo), porque a mayor homogeneización, mayor
desde un principio, psicología social. Ese escrito ya sería político porque teoriza
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respecto de las modalidades de constitución y funcionamiento de las “masas
artificiales” organizadas en torno a un conductor, que los miembros de la masa
colocan en el lugar del ideal del yo.
El porvenir de una ilusión (1927): Plantea la cuestión de saber si los principios que
regían los “dispositivos de estado” que presuntamente organizaban las relaciones
entre los hombres no debían calificarse de “ilusión”, debido al fracaso en evitar el
sufrimiento de la vida social. La desilusión es mayor cuando los adelantos
tecnológicos propagan la idea de que el hombre tiene un dominio casi divino sobre
el mundo externo, fuente de hostilidad.
El malestar en la cultura (1930): Sostiene que “no se puede estudiar el destino del
individuo por fuera del de la comunidad, en la cual está inserto. Uno y otro son
partes solidarias de una misma estructura”. Las relaciones con los otros ocasionan
sufrimiento. El ser humano no es un ser manso, sino que tiene una cuota de
agresividad y eso perturba los vínculos con el prójimo. La cultura tiene que poner
límites a las pulsiones agresivas (ej.: identificaciones y vínculos amorosos de meta
inhibida), pero esto es difícil de lograr.
El iusnaturalista indica que la única norma ética basada en la igualdad esencial de
los seres humanos que puede ser universal y simétrica es el respeto de los derechos
de propiedad de cada persona sobre sí mismo y sobre aquellos bienes que coloniza,
crea o intercambia libremente con los demás.
Una concepción exclusivamente utilitarista de la libertad y el mercado es peligrosa,
porque la definición de eficiencia como medición del aprovechamiento de los
factores en la producción de un bien es demasiado estrecha y limitada. La eficiencia
es posible en la producción de bienes y de males (ej.: el mercado negro de asesinos a
sueldo). Una persona puede desear el mal a otra, o querer obligar a otro, o sentirse
amargado por comportamientos ajenos perfectamente pacíficos. Prohibir las
agresiones supone una pérdida de utilidad para quienes desean agredir.
Los presuntos análisis de costos y beneficios sociales son falacias que sólo sirven
para excusar (justificar) las actividades ilegítimas de los políticos.

La lógica de la guerra como evidencia de la pulsión de muerte

Clausewitz (militar prusiano teórico de la disciplina militar moderna) define la
guerra como una forma de doblegar, de someter al otro. La esencia de la guerra es el
combate. Se trata de un acto para imponer la propia voluntad al adversario por
medio de la fuerza física.

La guerra tiene un aspecto moral. Por un lado, como exaltación de valores y virtudes
y por el otro, como ética implicada en toda política. Esto soporta la ambivalencia del
héroe entre víctima y asesino.

La guerra podría entenderse como una puesta en escena de crímenes del superyó. Su
función esencialmente simbólica, retorna en lo real, sobre la sangre y los cuerpos
devastados.

La producción de una alquimia entre deseo y goce

El objeto se ha transformado en lo que llamamos “ready-made-trush”. El imperativo
superyoico gobierna la pulsión de muerte y manda a gozar. La producción de una
alquimia de deseo a goce y la mutación entre el sujeto deseante por el sujeto
gozante son representantes de la civilización contemporánea.

Sobre la gestión utilitarista y la causación de la violencia

La fundamentación del liberalismo suele efectuarse desde dos puntos de vista: el
utilitarista o el iusnaturalista.

El utilitarista indica que el sistema económico liberal produce y distribuye más

riqueza, optimiza la asignación y la utilización de recursos escasos y coordina de
forma espontánea los deseos y las capacidades de los participantes en el mercado.

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