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INFERTILIDAD Y ESTERILIZACIÓN

Se define como infertilidad a la incapacidad de lograr


un embarazo después de 12 meses de relaciones
sexuales sin protección anticonceptiva. Puede ser
primaria si la pareja no ha tenido embarazos previos, o
secundaria si ha habido un embarazo anterior.
La esterilidad en cambio, es la falta total de
posibilidades de concebir; es en consecuencia una
alteración irreversible.
La mayoría de parejas sin hijos, son infértiles pero no estériles.
Causas de infertilidad
Las causas pueden estar relacionadas a la mujer:

a) problemas ováricos: ausencia de gónadas, anomalías en la ovulación, alteraciones en la


fase lutea;
b) problemas tubaricos: obstrucción a nivel de las trompas de Falopio;
c) problemas uterinos: lesiones del endometrio, falta de permeabilidad;
d) problemas a nivel de cuello uterino;
e) problemas vaginales;
f) otras causas físicas.

Algunas mujeres enfrentan este problema luego de uso prolongado de anticonceptivos.


En el caso del varón, las causas pueden estar a nivel:
a) testicular: alteraciones congénitas, inexistencia de espermatogonias por anomalías
cromosomitas;
b) anomalías en las vías excretorias o en las glándulas accesorias; c) espermatozoides
débiles
Pueden existir factores que no sean ni de la mujer ni del hombre, sino comunes. Por
ejemplo el factor inmunológico en el caso de una incompatibilidad en el sistema sanguíneo
de los cónyuges.
ESTERILIZACIÓN ANTIPROCREATIVA
Aplicación de una técnica medica con el fin de provocar la supresión de la capacidad
reproductora del hombre o de la mujer. No es anticoncepción, pues hace perder al sujeto
la posibilidad de reproducirse en forma definitiva.
Estas técnicas han tenido cierto auge en la temática referente a las políticas de
planificación familiar. La esterilización puede responder a fines, terapéuticos, eugenésicos
o políticos (es el caso de las esterilizaciones compulsivas llevadas a cabo por ciertos
gobiernos y organismos internacionales).
La esterilización es perfectamente lícita, como veremos, si se realiza exclusivamente con
un fin terapéutico, o sea, cuando, por ejemplo, se tiene una grave infección en los ovarios,
o cáncer en los órganos reproductivos, y se hace imprescindible este tipo de terapia.

Puede ser que el paciente solicite al médico una operación de esterilización, mediante la
vasectomía, en el caso del varón, o mediante la ligadura de trompas en el caso de la mujer.

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Aquí el “acto médico” no busca curar, sino que de lo que se trata es de determinar la
pérdida de fertilidad en el hombre o en la mujer, lo que en muchos casos es requerido por
la pareja para poder desarrollar una actividad sexual sin “riesgo” de procrear.

Corresponde también diferenciar lo que es la esterilización de la castración. En este último


caso lo que ocurre es la extirpación de las glándulas sexuales masculinas o femeninas,
mientras que en la esterilización lo que se hace es suprimir la función procreadora en el
hombre o en la mujer mediante una intervención quirúrgica o a través de la administración
de sustancias farmacológicas, sin eliminar ninguna de las glándulas sexuales.
Clasificación
Cuando se alude a la esterilización se suelen diferenciar distintos tipos según la finalidad
que se persigue.
a) Esterilización terapéutica (curativa)
La esterilización es el resultado de un tratamiento médico ineludible para evitar otra
enfermedad mayor. La esterilización terapéutica o curativa no plantea ningún tipo de
dificultades morales, y se verifica cuando, por ejemplo teniendo que actuar para
extirpar un tumor de un órgano enfermo, se provoca o determina indirectamente la
esterilidad. Aplicando el principio de la totalidad, es lícito sacrificar la parte enferma
del cuerpo para curar al organismo entero.
Se denomina esterilización indirecta, pues la intención de la intervención no es
esterilizar sino extirpar el órgano enfermo. Puede suceder también que el órgano en
sí no esté enfermo, sino que su normal funcionamiento sea nocivo para otro órgano.
Por ejemplo en algunos cánceres de próstata se propone la extirpación testicular; del
mismo modo que en el cáncer de mama, si se demuestra la existencia de una
dependencia hormonal, junto con la mamectomía se realiza una ooforectomia
bilateral

Pío XII, en 1953, estableció con claridad cuáles son las exigencias que se deben tener
en cuenta para la licitud ética de la esterilización terapéutica, señalando: a) que el
mantenimiento de la facultad procreativa debe estar provocando un daño grave o
constituye una amenaza de vida; b) que este daño no pueda ser evitado o
notablemente disminuido, más que por la mutilación en cuestión; c) que pueda darse
por descontado que el efecto negativo será superado por el efecto positivo.
b) Esterilización antiprocreativa
La denominada esterilización antiprocreativa, supone la aplicación de técnicas que
obstaculizan artificialmente la posibilidad de concebir en forma permanente.
No solamente se trata en forma individual, sino que algunos estados, aplicando
políticas de detención del crecimiento demográfico, fomentaron la esterilización,
ofreciendo prácticas de este tipo en forma gratuita. Las situaciones que llevan a la
esterilización antiprocreativa tienen diversas causas: se deben al miedo a la
maternidad; al deseo de no tener más hijos y no complicarse la vida, o no alterar la
situación económica en que se encuentra la familia; la existencia de una enfermedad,
como puede ser respiratoria, cardiaca, etc. Lo grave es cuando se encaran situaciones
en que puede ser el propio Estado el que impone, por razones de control de la
natalidad, la esterilización del hombre o de la mujer, afectándose su derecho a la
procreación. Se entra en un proceso irreversible de afectación de la facultad
procreativa. Lo que se protege con la prohibición de la esterilización, es la integridad
corporal.
La intención de practicar la esterilización simplemente para evitar lo hijos, debe ser
siempre rechazada. Recurrir a la esterilización como un método para practicar la

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paternidad responsable, supone una auténtica contradicción. Si se recurre a la
esterilización irreversible, donde ya no será posible procrear, no existe libertad de
procreación; luego, no se puede hablar de paternidad responsable. Al igual que la
contracepción, la esterilización antiprocreativa es un acto intrínsecamente malo.
c) Esterilización eugenésica

La esterilización también fue pensada como una forma de seleccionar el tipo de


calidad humana que se entiende conveniente para una determinada sociedad. Se
sostuvo que quienes pueden concebir fetos que no sean viables o descendencia que
no sea sana estarían habilitadas para proceder a la esterilización.
Incluso existieron tentativas, como Hitler que trataron de imponer la esterilización
eugenésica para seleccionar a las personas según su calidad. Sin llegar a esos
extremos, podrían pensarse en familias que ya tuvieron un hijo enfermo y corren el
riesgo de tener otro en similar situación.

En casos particularmente graves en que puede pensarse que la criatura nacerá con
serias dificultades o deficiencias, algunos ideólogos o teólogos han invocado el valor
de la natalidad responsable. Están situaciones socialmente graves, como puede ser
procrear un hijo enfermo, no habilita a eliminar la facultad procreativa pues los
procesos humanos no existen solo para el hombre sino que forman parte del hombre
mismo, de tal manera que cuando se esteriliza a una persona no se está manipulando
simplemente a una persona sino al hombre mismo. El límite al dominio del hombre
sobre sus propias funciones viene fijado por la propia dignidad humana; es la
dignidad del hombre la que prohíbe atentar contra la integridad física en estos casos.
Con la esterilización eugenésica se trata de que ciertos genes indeseados no se
desarrollen por medio de la procreación. La persona puede ser conocedora de que sus
genes son patológicos y con el fin de no transmitirlos decide libre y a conciencia
hacerse esterilizar.

En el ámbito del derecho comparado existen países en los que la ley declara
explícitamente la posibilidad de esterilización. En otros países no hay prohibición ni
regulación del tema y finalmente en otros se considera ilegal y está prohibida. Desde
el punto de vista médico se ha propuesto que la persona que solicita la esterilización
sea puesta plenamente en conocimiento de las consecuencias irreversibles que este
acto tiene y los posibles perjuicios futuros que le pueda causar.
d) Esterilización en otras circunstancias
La difícil problemática de la esterilización se ha tenido que encarar de frente a otras
circunstancias por cierto peculiares, que aparentemente se utilizan para justificar
semejante técnica de mutilación humana. Que un gobierno, para controlar el
crecimiento demográfico, imponga técnicas de esterilización, supone un grave
atentado contra la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales.
Tampoco se concibe imponer la esterilización a aquellos delincuentes que han
incurrido en delitos sexuales y que se consideran por tanto un peligro para la
sociedad. La esterilización no se puede imponer con fines penales, seria gravemente
atentatorio contra el derecho de la vida del delincuente que no por tal pierde su valor
como persona.
La esterilización aun con fines penales o de defensa social, debe ser combatida por
inmoral.

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Irreversibilidad
Estas son técnicas irreversibles en la mayoría de los casos. No es posible asegurar a todo
aquel que ha sido esterilizado que pueda dejar de estarlo cuando lo desee. En algunos
casos se puede intentar una microcirugía para recanalización con posibilidades de éxito
escasas.

Lo que marca la inmoralidad y la contranaturalidad de la esterilización es el fin


antiprocreativo que se busca.
Esterilización terapéutica en personas disminuidas mentalmente
Algunos utilizan cono fundamento la aplicación del principio de la legítima defensa contra
una injusta agresión. La actividad sexual les es impuesta a la fuerza o por encontrarse en
estado de demencia no tiene conciencia de lo que está ocurriendo y por lo mismo no pueden
asumir la responsabilidad que implica gestar y cuidar un hijo.
A nivel internacional existe una cierta tendencia autorizar la esterilización en estos casos.
Debe ser considerada sin embargo como la última razón y se puede aplicar solo cuando
no existen otros medios de control que ofrezcan seguridad.
Riesgo de vida en otros embarazos
Podría llegarse a pensar en justificar la esterilización si el embarazo puede ser letal para
la mujer. No debe olvidarse que hay otros medios para evitar embarazos y que la
esterilización no es el único. Más allá de las buenas intenciones o de los fines buscados,
la esterilización no es admitida en casos extremos. La solución no está en eliminar la
capacidad procreativa sino en regular la facultad procreativa.
Aspectos éticos

La esterilización anticonceptiva es condenada porque conlleva una lesión grave a la


integridad física y supone una trasgresión a la libertad de la persona referida a la
posibilidad de procrear en el matrimonio.
La esterilización terapéutica es moral si se cumplen ciertos requisitos:
a) debe estar ordenada al bien de la totalidad del organismo;
b) debe ser necesaria para salvar el cuerpo;
c) no debe existir otro método aplicable para lograr el resultado y en consecuencia no hay
más que esterilizar,
d) debe tratarse de una necesidad actual e inminente.
Juan Pablo II, en la Familiares Consortio (1981) sostuvo que la Iglesia condena como
ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia, todas aquellas actividades de los
gobiernos u otras autoridades públicas que traten de limitar la libertad de los esposos en
la decisión sobre los hijos. Hay que condenar totalmente y rechazar con energía cualquier
violencia ejercida por las autoridades a favor del anticoncepcionismo, de la esterilización y
del aborto provocado.
La esterilización, desde el punto de vista del análisis ético, tiene particular interés porque
pone en juego principios fundamentales: a) el principio de la no disponibilidad o
inviolabilidad de la persona en cuanto bien supremo; b) el principio de la unidad y totalidad
de la persona.

La libertad del hombre en este ámbito está limitada, no puede mutilarse pues no tiene
facultades para disponer de su propio cuerpo, debiendo este ser respetado en su
integridad. El hombre tiene una responsabilidad sobre su cuerpo, no un dominio o una
auto posesión arbitraria.

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En síntesis los principios éticos fundamentales aplicados a la esterilización son:
a) Principio de la totalidad: señala que las partes componentes de una unidad compleja,
quedan subordinadas a la unidad de la que forman parte, estando supeditadas al bien
del todo. La parte existe para el todo, y por tanto el bien de la parte queda subordinado
al bien del todo; el todo es determinante para la parte y puede disponer de ella en su
interés. No se cumple con este principio cuando se busca la esterilidad solo con la
intención anticonceptiva o para evitar el embarazo.

b) Principio del dominio: la relación de la persona con su cuerpo y con su propia vida no
se configura en términos de perfecto dominio o auto posesión ilimitada, sino en
términos de responsabilidad, respeto y fidelidad a su propio ser. Entre el principio del
dominio y el de la totalidad hay una interdependencia.

c) Principio de la acción con doble efecto: puede eventualmente realizarse una acción que
tiene un efecto bueno y otro malo, con las siguientes condiciones: que la acción sea
buena o al menos indiferente; que el fin del agente sea honesto; que el efecto bueno
siga inmediatamente a la acción; y que exista una causa proporcionadamente grave.

d) Principio de la inseparabilidad del significado unitivo y procreativo del acto conyugal:


existe una relación natural y original entre el amor conyugal y la orientación a la vida;
el acto conyugal debe estar dirigido hacia la unión procreativa.

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REGULACIÓN NATURAL DE LA FERTILIDAD
Y ANTICONCEPCIÓN ARTIFICIAL

La procreación responsable puede inducir a una pareja de


esposos a distanciar los nacimientos o a no tener, temporal o
definitivamente, más hijos. Esto se puede lograr de dos
modos: siguiendo el ritmo natural de la fertilidad o
interviniendo artificialmente con un anticonceptivo.

REGULACIÓN NATURAL DE LA FERTILIDAD

La fertilidad de la mujer es cíclica. Durante el ciclo menstrual se alternan periodos no


fértiles con periodos fértiles. La ordenada secuencia de acontecimientos que caracteriza al
ciclo menstrual implica la secreción de hormonas y cambios morfológicos en la mujer, que
pueden ser observados e interpretados, para discernir si se está en presencia o no de
periodos fértiles.

La regulación natural consiste en poder realizar el acto conyugal cuando la mujer está en
periodo no fértil y en abstenerse de él cuando está en periodo fértil, si no se desea tener
hijos.
Métodos naturales
a) Lactancia materna. La lactancia retarda el reinicio de la ovulación en la mujer.

b) Método de la temperatura basal: la ovulación provoca un aumento de la temperatura


basal. El método consiste en medir la temperatura y calcular el inicio de la infertilidad
posovulatoria.

c) Método del ritmo: trata de localizar los periodos fértiles basándose en cálculos
matemáticos sobre los últimos seis ciclos. Muy inseguro, ha sido abandonado.

d) Método de la ovulación “Billings”: se puede detectar el inicio y el fin del periodo fértil
basándose en las características de la mucosidad cervical, producida por el cuello
uterino, como consecuencia de las variaciones hormonales producidas durante la
ovulación. Da indicaciones seguras antes y después del periodo fértil.

e) Método sintotérmico: conjunto de elementos que comprenden análisis técnicos


computarizados e integran parámetros de tiempo, temperatura, mucosidad cervical,
etc. ofrecen un medio para conocer con mayor seguridad su estado de fertilidad o
infertilidad.
Juicio ético
La regulación natural de la fertilidad no presenta problemas éticos en cuanto respeta la
naturaleza del acto sexual conyugal. Los cónyuges, tienen que hacer un uso “responsable”
de los métodos naturales y no un uso “exclusivamente no procreador”; al hacer o no hacer
el acto sexual conyugal, deben estar guiados por criterios de “paternidad responsable”, y
no solo por motivos egoístas y hedonistas. La enseñanza de la regulación natural tiene que
ir más allá del hecho técnico; no se enseña una técnica, sino un estilo de vida responsable
y moralmente licito. Es una de las grandes diferencias con la anticoncepción.

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LA ANTICONCEPCIÓN
Toda acción que, en previsión de la realización del acto conyugal, se proponga como fin o
como medio, impedir la concepción.

Lo más importante en la anticoncepción, no es la técnica usada, sino la voluntad de


impedir la concepción; sin embargo, con frecuencia, muchos de los llamados
“anticonceptivos”, no son tales, porque en lugar de impedir el encuentro entre el ovulo y el
espermatozoide (concepción), impiden que el ovulo ya fecundado pueda desarrollarse. No
son anticonceptivos sino “abortivos”.
La anticoncepción se aplica en el hombre y en la mujer, y puede ser de dos tipos:
- Anticoncepción mecánica: se impide que los espermatozoides entren en contacto con el
ovulo.
- Anticoncepción hormonal: se modifica el cuerpo del hombre o la mujer con sustancias
químicas, de modo que al acto sexual no siga la concepción.
Métodos anticonceptivos
Se presentan los que actúan predominantemente de modo anticonceptivo.

 Preservativo o condón: lo usa el hombre. Constituido por una envoltura de látex o goma
que se aplica sobre el pene con el objetivo de impedir que el líquido seminal sea
depositado en la vagina. Existe también la versión femenina.
 Diafragma: lo usa la mujer. Constituido por un disco de goma, blando en el centro
rígido pero flexible en los bordes, que colocado en la vagina, la separa del cuello del
útero impidiendo el paso de los espermatozoides.
 Esponja: lo usa la mujer. Es un aparato de poliuretano empapado de un espermicida
que, colocado en la vagina, ejercita una acción mecánica y una acción química contra
los espermatozoides impidiéndoles el paso hacia el cuello uterino.
 Espermicidas: los usa la mujer. Son sustancias químicas que debilitan o impiden la
acción de los espermatozoides. Se utilizan en varias fórmulas: óvulos, gel. Se aplican
poco antes de la relación sexual.
 Píldora anticonceptiva: la usa la mujer. Compuesta por dos hormonas, un estrógeno y
un progestínico, que interfieren en los mecanismos hormonales que regulan la
actividad reproductiva de la mujer. Causa los siguientes efectos:

1. Bloqueo de la ovulación
2. Alteración de la mucosidad que impide a los espermatozoides subir hacia las
trompas de Falopio.
3. Alteraciones de las trompas y del útero que impiden el paso y la anidación del
embrión. Este último efecto es abortivo.

 Suministración “depot”: parche. Lo usa la mujer. Inyecciones intramusculares o


capsulas implantadas bajo la piel, que liberan gradualmente los estroprogestínicos.
 Bloquea parcialmente la ovulación y altera la mucosidad y el útero impidiendo a los
espermatozoides subir o al embrión implantarse. Este último efecto es abortivo.
 Coito interrumpido: es el acto de interrumpir la relación sexual, para que la eyaculación
ocurra fuera de la vagina.
Juicio ético
El uso de los métodos anticonceptivos es inmoral porque, separando voluntariamente el
aspecto unitivo del procreador, contradice la naturaleza intrínseca de la sexualidad
humana. Es ilícita toda acción que, o en previsión del acto conyugal o en su cumplimiento

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o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio,
impedir la procreación.
La unión conyugal tiene dos dimensiones; unitiva y procreadora. Separar estas dos
dimensiones significaría perjudicar la verdad intima de la sexualidad. La procreación
responsable consiste en asumir la sexualidad en su verdad. Frente a la elección de tener
o distanciar o evitar una concepción, la pareja podrá decidir si hacer los actos conyugales
en momentos en que es o no posible una concepción, sin que esto altere la verdad objetiva
de aquel acto. En este sentido, no es, en cambio, responsable manipular el acto conyugal
de modo que exprese solo la dimensión psicológico-afectiva y no la procreadora, porque la
persona es una unidad-totalidad.

Si el objetivo es evitar la concepción, ¿qué diferencia hay entre métodos naturales y


métodos anticonceptivos? La diferencia radica en el estilo de vida y en el comportamiento
sexual de la persona. No es el hecho de ser “artificial” lo que funda el juicio moral en la
anticoncepción. Lo que está en juego no es la “técnica”, sino la dimensión personal del acto
conyugal.
En la anticoncepción se exime el comportamiento sexual de su responsabilidad inmediata
de poder ser causa de una nueva vida; se exime de su tarea de ser responsable, y de actuar
o no actuar sobre la base de esta responsabilidad. En la anticoncepción el acto sexual,
llamado por naturaleza intrínseca a realizarse en relación con la decisión responsable, se
desliga de ella. El “artificio” actúa por sí mismo y hace inútil la modificación del
comportamiento sexual.
Con los métodos naturales, es el sujeto el que tiene que modificar su comportamiento
sexual; a través de un acto libre se abstiene de realizar el acto. Este abstenerse es un acto
positivo que decide libremente no realizar el acto conyugal, porque se asume la
responsabilidad del mismo. Es un verdadero acto de comportamiento sexual responsable.
En la anticoncepción, se descarga esta responsabilidad sobre el “artificio técnico”.

El problema no es si los métodos “naturales” son lícitos, porque respetan el ritmo biológico
“natural” de la mujer, mientras que la anticoncepción “artificial” es ilícita porque perturba
la naturaleza biológica. Lo que está en juego no es la naturaleza en el sentido biológico del
término, sino la dignidad personal del amor, y por tanto, la naturaleza humana racional,
que es material y espiritual a la vez. El hecho de que el amor humano tome la forma de un
intercambio sexual y este estructuralmente tan ligado a la procreación no depende de una
elección arbitraria de nuestra libertad. Es un dato de la naturaleza humana racional.
Separar esta unión estructural es contradecir no solo la naturaleza “biológica” de la
persona, sino también la naturaleza “humana” racional, es decir, la unidad de la persona.

Es lícito, por el contrario, el uso terapéutico de medios anticonceptivos, es decir, utilizados


directamente para curar una enfermedad, que tiene como resultado indirecto la
anticoncepción. Esta sería una acción con doble efecto.

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