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FITOSANIDAD Y FISIOPATIAS
Plagas
Moluscos
Nemátodos
Enfermedades
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ANEXO II
RECOMENDACIÓN DISTRIBUCIÓN DE NUTRIENTES A LO LARGO DEL CICLO
++++
Germinación
Temperaturas cardinales
Efecto de los factores ambientales
Oxígeno
++++
DISPONIBILIDAD DEL COBRE PARA LAS PLANTAS
Factores que afectan la disponibilidad de los elementos traza para las plantas:
Para que un elemento sea biodisponible, éste debe estar en contacto con la planta
(accesibilidad física) y presentarse en una forma o especie química particular accesible para
ella (accesibilidad química) de manera que pueda ser capaz de penetrar en la raíz de la planta,
a esta dinámica se le conoce como “fitodisponibilidad”.
Ha sido mencionado anteriormente que la determinación de la concentración total
prácticamente no entrega información o es muy limitada respecto a la disponibilidad de un
elemento para las plantas. Para determinar correctamente la disponibilidad es necesario
elucidar cuales son las formas químicas en las que se presenta ese elemento. Esta práctica
constituye lo que hoy en día se conoce como análisis de especiación, definida por
TEMPLETON et al., (2002) como las actividades analíticas destinadas a identificar y/o
determinar la cantidad y distribución de una o mas especies químicas individuales en una
muestra.
La fitodisponibilidad se define como “la cantidad de un elemento químico determinado que
puede ser transferido a la planta durante su desarrollo”. Esto es el resultado de un conjunto de
procesos que contribuyen al transporte del elemento desde la fase sólida del suelo hasta los
tejidos del vegetal. Los factores que afectan la fitodisponibilidad son los parámetros del suelo y
de la planta. Los parámetros principales del suelo son pH, potencial redox, textura, cantidad y
calidad de materia orgánica y cantidad y tipo de arcillas (KABATA-PENDIAS, 2004). En relación
a la planta, depende de su dotación genética, su estado fonológico y el tejido u órgano de esta
(GÁRATE Y BONILLA, 2000).
El ión Cu+2 forma los complejos y compuestos de coordinación más estables con la fracción
orgánica del suelo, también con las arcillas y con otros compuestos inorgánicos (óxidos de Mn,
Al y Fe), su adsorción crece con el aumento del pH (McBRIDE, 1994). El ión Cu +2 es la forma
más biodisponible y, también, la más tóxica de cobre, tanto en suelos como en agua
(ADRIANO, 2001). Es por esto que se piensa que el conocimiento de la actividad de Cu +2
permitiría predecir los efectos tóxicos de este elemento sobre cultivos, organismos y procesos
microbianos del suelo (DUMESTRE et al., 1999).
En contraste, GINOCCHIO et al., (2002) argumentan que no hay suficiente evidencia para el
postulado sobre que los iones cúpricos libres están relacionados con la absorción por parte de
las plantas. En lugar de ello, los autores reportan que la concentración de cobre en las plantas
de la zona central de Chile, depende no solo de la concentración del ión libre en la solución del
suelo, sino también de otros factores, tales como la concentración total y de cobre soluble.
Ellos sugieren que el cobre total es capaz de ir supliendo el cobre de la solución del suelo, a
medida que las plantas van absorbiendo los iones Cu +2. Esta idea proviene del concepto de
intensidad/capacidad, el cual establece que la absorción de los elementos por las plantas no
depende únicamente de la disponibilidad de dicho elemento en la solución (intensidad), sino
que también de la habilidad del suelo de ir supliendo este elemento en particular (capacidad)
(PEIJNENBURG et al., 2000). De manera similar, AMONETTE (2002) definió la disponibilidad
ambiental de un elemento químico como “la capacidad que tiene el suelo de mantener una
concentración de este elemento en la solución del suelo”.
LOUÉ (1988) señala que; el cobre necesariamente es distribuido a las hojas debido a que
cerca del 70% del cobre está localizado en los cloroplastos. SALISBURY (1994) describe que
el Cu es un componente de una proteína (plastocianina) que integra dichas estructuras
fotosintéticas.
Sin embargo, concentraciones demasiado altas de Cu pueden llegar a ser tóxicas, GUPTA
(1979), KABATA-PENDIAS y PENDIAS (1992) y ADRIANO (2001) consideran que
concentraciones de Cu que van desde 5 a 20 mg/kg en los tejidos son adecuados para el
crecimiento normal de las plantas, mientras que concentraciones menores a 5 mg/kg son
deficientes. En contraste, concentraciones de 20 a 100 mg/kg en las partes aéreas son
consideradas tóxicas para las plantas.
Entonces, las concentraciones de Cu en las hojas de las plantas cultivadas en los suelos
estudiados, pueden considerarse como normales en la mayoría de los casos.
GINOCCHIO et al. (2002) se refieren a la diferencia entre las concentraciones de cobre en las
distintas estructuras vegetales, mencionando que, en plantas herbáceas, la acumulación de Cu
puede ser mayor en las raíces que en los órganos aéreos. Específicamente, la diferencia entre
la concentración de cobre en el xilema y la raíz sumado a la baja movilidad de Cu hacia las
estructuras aéreas, explican el transporte de Cu en bajas proporciones hacia las hojas.
Aparentemente, según las pendientes de las correlaciones realizadas entre la concentración de
Cu en las raíces y las hojas de espinaca y lechuga, la translocación de cobre está regulada por
factores fisiológicos de la planta muy complejos, que dependen de la especie vegetal (Figura
1). Las espinacas muestran una pendiente de 0,1 y 0,09 en el primer y segundo experimento
respectivamente (Figura 1). La tendencia del Cu a ser distribuido hacia las hojas,
aparentemente depende de las concentraciones de este elemento contenidas en las raíces, es
decir que a mayor concentración de Cu en la raíz, mayor es su distribución hacia las hojas de
espinaca. Las lechugas por su parte, en el primer experimento, acumularon menos Cu en sus
raíces, mostrando una pendiente menos pronunciada (0,03) en comparación a las espinacas
(Figura 1).
Bibliografía