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Enfermedades de lechuga

MANEJO BIOLOGICO, ECOLOGICO Y ORGANICO DE LA FITOSANIDAD EN EL


CULTIVO DE LECHUGA (INVERNADERO)

FITOSANIDAD Y FISIOPATIAS
Plagas

Moluscos
Nemátodos

Enfermedades

+++

NORMAS TECNICAS DE PRODUCCION INTEGRADA EN LECHUGA


Consejería de Agricultura, Agua y Medio Ambiente.
Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Redacción: Monserrat Delgado, A.; Vicente Conesa, Fco.
Nov-2003
ANEXO I
CONTROL FITOSANITARIO IPM EN LECHUGA
Es obligatorio extremar las medidas de higiene y prácticas culturales encaminadas a
reducir los problemas fitosanitarios, respetar al máximo
los insectos beneficiosos autóctonos y recurrir solo a plaguicidas cuando no sean
viables otras técnicas de control.
Nota: En situaciones excepcionales o no contempladas en esta Norma, podrá hacerse
uso de otras materias activas distintas de las especificadas en los diferentes Anexos,
previa solicitud justificada del interesado y autorización expresa por escrito del Servicio
de Protección y Sanidad Vegetal de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Podrán utilizarse formulados comerciales con mezclas de materias activas incluidas en
una misma patología o en patologías diferentes, en el caso de que estuviera justificado
el tratamiento contra ambas).
Dada la frecuencia con que el Registro Oficial Central de Productos y Material
Fitosanitario del MAPA modifica las condiciones de autorización de las materias
activas inscritas en el mismo, el Técnico responsable de la explotación deberá
confirmar, previo a la utilización de cualquier producto comercial recomendado al
agricultor, la vigencia de la autorización del mismo para el cultivo y la plaga o
enfermedad a tratar, con el fin de evitar usos inadecuados.

ANEXO II
RECOMENDACIÓN DISTRIBUCIÓN DE NUTRIENTES A LO LARGO DEL CICLO

++++
Germinación

Cambios fisiológicos en lechuga durante su germinación

Efecto de los factores ambientales


Agua
Efecto de los factores ambientales
Temperatura

Relación entre temperatura, tasa de germinación y porcentaje de emergencia en


cebolla (Brewster, Ann Appl Biol, 93:351, 1979.

Efecto de los factores ambientales

Temperaturas cardinales
Efecto de los factores ambientales
Oxígeno

Efecto de la concentración de oxígeno y la temperatura sobre la germinación de


semillas de manzana. A 20 ºC se presentan el número de plantas totales (T) y el
número de plantas normales (N) (Popinigis, 1977).

Tratamientos de semilla en pre-siembra

++++
DISPONIBILIDAD DEL COBRE PARA LAS PLANTAS

Factores que afectan la disponibilidad de los elementos traza para las plantas:
Para que un elemento sea biodisponible, éste debe estar en contacto con la planta
(accesibilidad física) y presentarse en una forma o especie química particular accesible para
ella (accesibilidad química) de manera que pueda ser capaz de penetrar en la raíz de la planta,
a esta dinámica se le conoce como “fitodisponibilidad”.
Ha sido mencionado anteriormente que la determinación de la concentración total
prácticamente no entrega información o es muy limitada respecto a la disponibilidad de un
elemento para las plantas. Para determinar correctamente la disponibilidad es necesario
elucidar cuales son las formas químicas en las que se presenta ese elemento. Esta práctica
constituye lo que hoy en día se conoce como análisis de especiación, definida por
TEMPLETON et al., (2002) como las actividades analíticas destinadas a identificar y/o
determinar la cantidad y distribución de una o mas especies químicas individuales en una
muestra.
La fitodisponibilidad se define como “la cantidad de un elemento químico determinado que
puede ser transferido a la planta durante su desarrollo”. Esto es el resultado de un conjunto de
procesos que contribuyen al transporte del elemento desde la fase sólida del suelo hasta los
tejidos del vegetal. Los factores que afectan la fitodisponibilidad son los parámetros del suelo y
de la planta. Los parámetros principales del suelo son pH, potencial redox, textura, cantidad y
calidad de materia orgánica y cantidad y tipo de arcillas (KABATA-PENDIAS, 2004). En relación
a la planta, depende de su dotación genética, su estado fonológico y el tejido u órgano de esta
(GÁRATE Y BONILLA, 2000).

Disponibilidad y toxicidad de cobre para las plantas:


El Cu se encuentra en los suelos generalmente como Cu +2. Sin embargo, la reducción a Cu+
(cuproso) o a Cu (metálico) es posible bajo condiciones reductoras (McBRIDE, 1994). El cobre
se asocia mayormente con sulfuros, los cuales son muy insolubles en condiciones anóxicas, es
por esto, que en suelos reducidos, el cobre tiene muy baja movilidad. Los sulfuros se disuelven
en condiciones oxigenadas vía oxidación de sulfatos.

El ión Cu+2 forma los complejos y compuestos de coordinación más estables con la fracción
orgánica del suelo, también con las arcillas y con otros compuestos inorgánicos (óxidos de Mn,
Al y Fe), su adsorción crece con el aumento del pH (McBRIDE, 1994). El ión Cu +2 es la forma
más biodisponible y, también, la más tóxica de cobre, tanto en suelos como en agua
(ADRIANO, 2001). Es por esto que se piensa que el conocimiento de la actividad de Cu +2
permitiría predecir los efectos tóxicos de este elemento sobre cultivos, organismos y procesos
microbianos del suelo (DUMESTRE et al., 1999).

En contraste, GINOCCHIO et al., (2002) argumentan que no hay suficiente evidencia para el
postulado sobre que los iones cúpricos libres están relacionados con la absorción por parte de
las plantas. En lugar de ello, los autores reportan que la concentración de cobre en las plantas
de la zona central de Chile, depende no solo de la concentración del ión libre en la solución del
suelo, sino también de otros factores, tales como la concentración total y de cobre soluble.
Ellos sugieren que el cobre total es capaz de ir supliendo el cobre de la solución del suelo, a
medida que las plantas van absorbiendo los iones Cu +2. Esta idea proviene del concepto de
intensidad/capacidad, el cual establece que la absorción de los elementos por las plantas no
depende únicamente de la disponibilidad de dicho elemento en la solución (intensidad), sino
que también de la habilidad del suelo de ir supliendo este elemento en particular (capacidad)
(PEIJNENBURG et al., 2000). De manera similar, AMONETTE (2002) definió la disponibilidad
ambiental de un elemento químico como “la capacidad que tiene el suelo de mantener una
concentración de este elemento en la solución del suelo”.

LOUÉ (1988) señala que; el cobre necesariamente es distribuido a las hojas debido a que
cerca del 70% del cobre está localizado en los cloroplastos. SALISBURY (1994) describe que
el Cu es un componente de una proteína (plastocianina) que integra dichas estructuras
fotosintéticas.

Sin embargo, concentraciones demasiado altas de Cu pueden llegar a ser tóxicas, GUPTA
(1979), KABATA-PENDIAS y PENDIAS (1992) y ADRIANO (2001) consideran que
concentraciones de Cu que van desde 5 a 20 mg/kg en los tejidos son adecuados para el
crecimiento normal de las plantas, mientras que concentraciones menores a 5 mg/kg son
deficientes. En contraste, concentraciones de 20 a 100 mg/kg en las partes aéreas son
consideradas tóxicas para las plantas.
Entonces, las concentraciones de Cu en las hojas de las plantas cultivadas en los suelos
estudiados, pueden considerarse como normales en la mayoría de los casos.
GINOCCHIO et al. (2002) se refieren a la diferencia entre las concentraciones de cobre en las
distintas estructuras vegetales, mencionando que, en plantas herbáceas, la acumulación de Cu
puede ser mayor en las raíces que en los órganos aéreos. Específicamente, la diferencia entre
la concentración de cobre en el xilema y la raíz sumado a la baja movilidad de Cu hacia las
estructuras aéreas, explican el transporte de Cu en bajas proporciones hacia las hojas.
Aparentemente, según las pendientes de las correlaciones realizadas entre la concentración de
Cu en las raíces y las hojas de espinaca y lechuga, la translocación de cobre está regulada por
factores fisiológicos de la planta muy complejos, que dependen de la especie vegetal (Figura
1). Las espinacas muestran una pendiente de 0,1 y 0,09 en el primer y segundo experimento
respectivamente (Figura 1). La tendencia del Cu a ser distribuido hacia las hojas,
aparentemente depende de las concentraciones de este elemento contenidas en las raíces, es
decir que a mayor concentración de Cu en la raíz, mayor es su distribución hacia las hojas de
espinaca. Las lechugas por su parte, en el primer experimento, acumularon menos Cu en sus
raíces, mostrando una pendiente menos pronunciada (0,03) en comparación a las espinacas
(Figura 1).

Bibliografía

1. ADRIANO, D. 2001. Trace Elements in Terrestrial Environments: Biogeochemistry,


Bioavailability, and Risk of Metals, New York, Springer-Verlag. 2nd ed. Springer-Verlag.
2. AMONETTE, J. 2002. Methods for Determination of Mineralogy and Environmental
Availability. In: Dixon, J. B. and Schulze, D. G. eds, Soil Mineralogy with Environmental
Applications. Madison Soil science Society of America, pp. 153-197.
3. DUMESTRE, A., SAUVÉ, S., MCBRIDE, M., BAVEYE, P. Y BERTHELIN, J. 1999.
Copper speciation and microbial activity in long-term contaminated soils. Archives of
Environmental Contamination and Toxicology 36:124-131.
4. GÁRATE, A. Y BONILLA, I. 2000. Nutrición mineral y producción vegetal. In: McGraw-
Hill. Fundamentos de fisiología vegetal. Madrid, McGraw-Hill. pp. 113-130.
5. GINOCCHIO, R.; RODRIGUEZ, P.; BADILLA-OHLBAUM, R.; ALLEN, H. AND LAGOS,
G. 2002. Efect of soil content and pH on copper uptake of selected vegetables grown
under controlled conditions. Enviromental Toxicology and Chemistry 21 (8):1736-1744.
6. GUPTA, U. 1979. Copper in Agricultural Crops. In: Nriagu, J. O. ed. Copper in the
Environment. Part I: Ecological Cycling. New York. John Wiley & Sons. pp. 255-288.
7. KABATA-PENDIAS, A. AND PENDIAS, H. 1992. Trace Elements in Soils and Plants.,
2nd ed.Boca Raton. CRC Press.
8. KABATA-PENDIAS, A. 2004. Soil-plant transfer of trace elements – An environmental
issue. Geoderma 122:143-149.
9. LOUÉ, A. 1988. Los microelementos en agricultura. Madrid, Ediciones Mundi-Prensa,
354 pp.
10. McBRIDE, M. B. 1994. Environmental Chemistry of Soils. New York, Oxford University
Press.
11. PEIJNENBURG, W.; BAERSELMAN, R.; DE GROOT, A.; JAGER, T.; LEENDERS, D.;
POSTHUMA, L. AND VAN VEEN, R. 2000. Quantification of metal bioavailability for
lettuce (Lactuca sativa L.) in field soils. Archives of Environmental Contamination and
Toxicology 39: 420-430.
12. SALISBURY, F.B. Y ROSS, C.W. 1994. Fisiología Vegetal. Nebraska, Grupo Editorial
Iberoamericana S.A. 759 pp.
13. TEMPLETON D.; ARIESE F.; CORNELIS R.; DANIELSSON L.G.; MUNATU H.;
VANLEEUWEN H. AND LOBINSKY R. 2002. Guidelines for terms related to chemical
speciation and fractionation of elements. Definitions, structural aspects, and
methodological approaches. Pure and Applied Chemistry 72 (8): 1453-1470.

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