LECHUGA TIPO "DE HOJA". PRÁCTICAS PARA UNA PRODUCCIÓN
CONTÍNUA A CAMPO. Esto indica que para cultivar lechuga, hay que concebirla dentro de un sistema, con una rotación y de allí el condicionamiento económico si no se escoge al cultivo complementario con una adecuada estrategia de empresa. En la zona es posible la siembra de lechuga sobre la misma superficie con una frecuencia de hasta tres veces en el año, luego se impone rotar. Los cultivos hortícolas son intensivos en el uso de mano de obra, de suelo y de insumos. Sin duda, ello exige, por parte de quien toma decisiones, una preparación técnica para hacer una utilización eficiente de estos factores. Algunas establecimientos hortícolas tienen proyectos que terminan en fracasos, como es el caso del cultivo que nos ocupa, el cual si no se piensa como parte de una rotación, tiene serios impedimentos para llevarse a cabo. Esto indica que para cultivar lechuga, hay que concebirla dentro de un sistema, con una rotación y de allí el condicionamiento económico si no se escoge al cultivo complementario con una adecuada estrategia de empresa. En la zona es posible la siembra de lechuga sobre la misma superficie con una frecuencia de hasta tres veces en el año, luego se impone rotar. Existen por lo menos dos formas de cultivar lechuga; una es la tradicional al aire libre, llamada "a campo" y la otra es bajo cobertura o en invernáculo. Dentro del cultivo a campo existen varias alternativas: siembra mecánica sobre el terreno, a partir de plantines y transplante, o bien siembras en canchas o almácigos. Otro condicionamiento para el cultivo está dado por la época, pudiéndose optar durante el invierno por invernadero o macrotúneles y en el verano utilizando media sombra. El objetivo del presente trabajo es describir las técnicas utilizadas en la zona para lograr los mayores rendimientos comerciales en producción al aire libre con siembra mecánica y riego. Existen características y técnicas que son generales para el cultivo tales como el suelo, la preparación del mismo, las labores culturales, etc., y otras que son más específicas : variedades, cuidados sanitarios, fertilización, riegos, etc. y que varían con la época en que se implante. Clima La lechuga se desarrolla bien en climas templados frescos, con temperaturas promedios mensuales comprendidas entre 13 y 18º C, con un rango que puede oscilar entre 7 y 24º C, variación que normalmente ocurre en la zona productora que rodea la ciudad de Santa Fe durante otoño y primavera. La temperatura alta, principalmente aquella que supera los 30 C, es el factor más importantes que gravita negativamente en la germinación y el posterior desarrollo del cultivo, condicionando el crecimiento. Tambien las bajas temperaturas tienen un afecto adverso, sobre todo las menores a 5º C. Suelo Calidad: Los que mejor se adaptan son los de alta fertilidad (alto contenido de materia orgánica), de buen drenaje con alta capacidad de retención de humedad y un pH entre 7 y 7,5. La zona noroeste de la capital santafesina (Distritos Monte Vera, Recreo, Arroyo Aguiar y Santa Fe) no difiere significativamente del suelo descripto, y donde este cultivo se desarrolla bien, con rendimientos compatibles con las mejores zonas de producción del país. Preparación: Debe ser trabajado en profundidad (labores verticales hasta 30 cm.) para lograr buen drenaje y favorecer el lavado de las sales del agua de riego y de la fertilización Antes de la siembra debe desmenuzarse bien el terreno, especialmente teniendo en cuenta el pequeño tamaño de la semilla (800 a 1000 semillas pesan 1 gramo) y la profundidad a la que deberá colocarse la misma, que no excederá los 0,5 cm. Nivelación: Aspecto muy importante que deberá tenerse presente en la preparación del suelo, ya que de lo contrario ocurren encharcamientos que originan las condiciones predisponentes para la instalación de un complejo de enfermedades fúngicas, como Sclerotinia, entre otras. En esta tarea se utiliza una pala u hoja niveladora, su uso está reservado para aquellas superficies que no vienen de cultivos anteriormente nivelados. Variedades La lechuga pertenece a la familia de las compuestas, su nombre botánico es Lactuca sativa L, y es una planta anual. Existen diferentes tipos comerciales de lechuga: Grupo latino (criolla), Arrepollada o Capuchina, Lechuga de hoja, y Lechuga mantecosa. En cuanto al tipo comercial a utilizar ,es necesario hacer un análisis de conveniencia respecto del precio de la semilla y la época de venta, ya que están muy relacionadas con el valor que se recibirá por el producto. Para el cultivo a campo y al aire libre todo el año, se aconseja el tipo de lechuga de hoja En verano se recomienda la variedad comercial "brisa", mientras que para invierno la "grand rapids waldmanns green" es la más confiable. Para las restantes épocas se utiliza el cultivar "grand rapids TBR". Fechas de siembra y rendimientos Según la época del año existen técnicas más convenientes, por ejemplo en otoño- invierno - primavera se recomienda la siembra en surcos separados 80 - 90 cm, con implantación en lomos de doble hilera distanciadas a 20 cm, y 15 a 25 cm entre plantas. En verano la rigurosidad del clima, con picos de temperatura elevada, hace recomendable la siembra en canchas con riego por inundación, complementado con riego por aspersión o microaspersión, para provocar un descenso de la temperatura ambiente. Los procesos de germinación adquieren su desarrollo óptimo cuando el suelo tiene un adecuado tenor de humedad (70% de su capacidad de campo), con buena aireación y temperaturas que no excedan los 20º C. Normalmente se debe sembrar 0,8 kg. de semilla por ha, pero hay que tener en cuenta que por encima de 30oC disminuye notablemente la germinación, razón por la cual durante el verano es necesario aumentar la densidad de siembra mecánica, hasta 1,5 kg. por hectárea. La tendencia es producir la variedad que demanda el mercado, y si bien en la actualidad existe preferencia por los tipos "de cabeza" o "mantecosa", también se observa una demanda sostenida e importante por las variedades de hoja tipo "Grand Rapids". Esta variedad se adapta muy bien al cultivo a campo y puede desarrollarse durante todo el año (Cuadro1). Cuadro 1. Fechas de siembra, cosecha y rendimiento para lechuga de hoja con siembra a campo.
(*) Mediados de cada mes
Si bien la época ideal de crecimiento es durante la primavera y el otoño, existen distintas formas de implantación que permiten llevar adelante el cultivo en los restantes meses del año, tal como se describe a continuación: Siembras de otoño y primavera: entre mediados de marzo y abril, luego en agosto, setiembre, octubre,y noviembre. El sistema es el descripto anteriormente, y es posible obtener producciones de 25.000 kg./ha. de materia verde (MV). Siembras de invierno: entre mayo, junio y julio. Se realiza en forma similar al anterior, con producciones de 15.000 a 20.000 kg. de MV/ha. Siembras de verano: Durante diciembre, enero, febrero y primera quincena de marzo, es necesario tener en cuenta la disminución de la germinación. Esta puede estimularse, en condiciones de alta temperatura del suelo (más de 25 grados a 3 cm. de profundidad), si previo a la siembra la semilla se mantiene a 4-5 grados durante tres a cinco días (en la práctica se puede humedecerla y colocarla en una heladera). Existen además otras prácticas culturales apropiadas para tratar de minimizar los efectos de las altas temperaturas de verano. Algunas de ellas son: No llegar a una cama de siembra con suelo excesivamente pulverizado, estos tienden a calentarse más, si se dejan pequeños terrones se crea un efecto de sombreado. Regar la parcela y sembrar en horas de la tarde, cuando la temperatura empieza a bajar (nunca en horas de mayor exposición al sol). El objetivo del riego no es solo proporcionar humedad sino el de bajar la temperatura del suelo, por ello se recomienda ampliar la frecuencia a varios riegos en el día, con bajo caudal. Las primeras 24 a 36 horas posteriores a la siembra son críticas, durante ese período el proceso germinativo se inicia y prosigue de manera tal que los inhibidores ya no pueden actuar La profundidad de siembra debe ser la menor posible, ya que algunos cultivares deben recibir parcialmente la luz para germinar Otro problema de las temperaturas altas es el estrés hídrico en el cultivo, ya que en estas situaciones el sistema radicular no es capaz de suministrar a las hojas el agua necesaria para la transpiración y de este modo las hojas cierran sus estomas, detienen la sudación y consecuentemente el crecimiento. Igual ocurre con la fotosíntesis, a medida que aumenta la temperatura aumenta la actividad fotosintética de la planta, hasta llegar a un máximo que se encuentra en torno a los treinta grados. A partir de esta temperatura, la fotosíntesis decrece también por destrucción de los sistemas enzimáticos del vegetal (Cervantes Flores. 2002). La planta obtiene el equilibrio (dependiendo de especies, variedades, técnicas de cultivo, etc.) alrededor de los 30ºC, pudiéndose descender drásticamente la temperatura si se consigue evaporar mucha cantidad de agua en el ambiente, pero teniendo cuidado de que la misma no le llegue a la planta, ya que se podrían producir enfermedades. Uno de los métodos que se basa la técnica anteriormente descripta y que se emplea para hacer descender las altas temperaturas, es el riego por microaspersión, que consiste en colocar a determinada altura por sobre el cultivo gotas de agua de un volumen adecuado como para que en el trayecto de su caída gravitacional logre evaporarse en el ambiente. En épocas de temperaturas elevadas se recomienda, además de los métodos anteriores, la cobertura con tela de las denominadas "mediasombra", cuya malla debe producir 35% de sombra. En estas condiciones del ambiente se recomienda riegos más frecuentes (4 por semana) de aproximadamente unos 20 milímetros por aplicación Es decir que, con un buen control del ambiente de crecimiento de la lechuga en los meses de verano, se puede producir en épocas en que antes era imposible y si se hacía era a costa de reducir la producción y la calidad. Labores culturales Carpidas y raleos: Son las labores de mayor insumo de mano de obra y para disminuir costos se efectúan simultáneamente. El primer raleo se lleva a cabo cuando la planta tiene unos 5 cm de altura, dejando la planta a la distancia definitiva de 20 a 25 cm de espacio entre cada una. Una segunda carpida se produce cuando la planta tiene 8 a 10 hojas (unos 10 cm. de altura). Se utiliza escardillo para mantener el control de malezas entre los camellones, además de aflojar el suelo, y en promedio se realizan tres escardilladas durante el ciclo. Riego: Este cultivo, en ningún caso admite deficiencias de humedad, aunque la parte superficial del suelo conviene que esté seca para evitar en lo posible la aparición de podredumbres del cuello. Es necesario que el suelo permanezca con adecuada humedad constante en los primeros centímetros, con ello se logra mantener la planta sin interrupción de crecimiento por estrés hídrico durante todo su ciclo. Las exposiciones a la falta de humedad, aunque sean momentáneas, hacen que se induzca la floración antes de alcanzar su estado óptimo de comercialización. Por esto el riego tiene aquí un importante valor. Abonado y Fertilización: Previo a la siembra es importante el abonado o enmienda orgánica, con lo que se consigue mantener el suelo mullido, fundamentalmente para aquellos más pesados. Se puede utilizar estiércol de bovinos, de equinos, o de aves que contengan cáscara de arroz (cama de pollo parrillero). Para utilizarlos deben estar bien descompuestos y colocarlos, si es posible, en el cultivo precedente, o por lo menos con un mes de anticipación. Se recomiendan dosis de 12 a 15 toneladas por ha. en los casos que no se haya utilizado nunca y 4 a 5 toneladas cuando el suelo haya recibido abonados anteriores. Los requerimientos de los principales nutrientes para una cosecha superior a los 21.000 kg./ha. de M.V, son los siguientes: 80 a 100 kg/ha de nitrógeno 35 kg/ha de fósforo como P205 150 a 200 kg/ha de potasio como K2O 40 kg/ha de calcio como O Ca. 10 kg/ha de magnesio como MgO La recomendación para fertilizar debe basarse en el análisis de suelo. La deficiencia de nutrientes afecta notoriamente el desarrollo de la planta, limita el rendimiento, deprime la calidad comercial y su capacidad para resistir el transporte. Por otro lado, un exceso de nitrógeno hace que tienda a florecer con más facilidad y que tenga menor tolerancia al traslado hacia los centros de comercialización. El potasio es el elemento que la planta extrae en mayor proporción, debiéndose cuidar el aporte del mismo, especialmente en épocas de bajas temperaturas. Su absorción se encuentra relacionada con el nivel de magnesio y calcio, ya que un exceso de aquel, reduce la absorción de éstos últimos También existe una alteración de origen fisiológico llamada "quemadura del borde de las hojas", que está relacionada con el metabolismo del calcio. Esto no significa una deficiencia del elemento en el suelo, sino que es causada por una transpiración excesiva, cuando se combinan en el ambiente temperaturas elevadas y baja humedad relativa, acompañada de fluctuaciones en el suministro de agua al suelo. Algunas recomendaciones para reducir estos inconvenientes son evitar la falta de calcio en el suelo, mantener constante la provisión de agua (regar a la tarde o a la noche), evitar el exceso de fertilizantes con amonio y potasio y pulverizar las hojas con soluciones de calcio. En verano se recomiendan como mínimo dos aplicaciones, en especial desde el estado de roseta del cultivo, dependiendo de la rigurosidad del clima; a mayor temperatura ambiente, mayor cuidado se deberá tener con la provisión del calcio. Control químico de malezas: en el mercado existen productos selectivos para el cultivo que controlan distintos tipos de malezas, pudiéndose escoger también su forma de aplicación; de presiembra incorporado como trifluralina y dinitramina; de pre emergencia o post emergencia como propizamida. También se puede usar pendimentalin, tanto en pre siembra incorporado como en pre emergencia. La selección del activo químico deberá estar de acuerdo con las especies de malezas presentes en el lote y complementarse generalmente, con desmalezado manual durante el ciclo del cultivo. Plagas y enfermedades La lechuga es una especie hortícolas de hoja que suele ser atacadas por enfermedades cuyos agentes causales son hongos, bacterias, y virus. Por ser una planta dotada de tejidos tiernos y siendo las hojas los órganos comestibles, las enfermedades foliares adquieren singular importancia, ya que desmerecen la calidad comercial del producto y obligan a realizar un laborioso descarte de hojas exteriores. Algunas de las enfermedades más importantes se detallan a continuación: Hongos: Sclerotinia sp, Botritis sp, Bremia lactucae, Cercóspora sp, Antracnosis spp, Alternaria spp, Septoria spp Bacterias: Pseudomona marginalis. Virus: Mosaico y Peste Negra Otras causas: Necrosis del borde de la hoja o "Tipburn Entre las enfermedades producidas por hongos, deben citarse como las más importantes a la "caída o marchitamiento" ( Sclerotinia) y " Mildew" (Bremia ).La primera se presenta en cultivos ya desarrollados, en condiciones de alta humedad y frío y la segunda puede atacar durante todo el ciclo del cultivo, pero especialmente con tiempo fresco y húmedo. Los tratamientos preventivos con fungicidas específicos, que permiten evitar las enfermedades de la hoja, son recomendados como práctica habitual. Algunos de los que pueden utilizarse son: folpet, zineb y mancozeb. Para el tratamiento específico de Sclerotinia deben emplearse fungicidas que tienen como principio activo a procimidone o iprodione después de cada raleo, a partir del estado de roseta y dirigidos al cuello de la planta. También este actúa sobre botritis sp. En los casos de bremia, se puede usar un producto en base a propamicarb. En estas situaciones se deben realizar entre dos y tres aplicaciones, especialmente después de los raleos y cuando las plantas comienzan a cerrar el espacio entre ellas. Otras prácticas culturales que permiten reducir el ataque de las enfermedades anteriormente citadas son: Realizar la siembra en lomos (8 a 10 cm. de alto y 40 - 50 cm. de ancho) y en suelo con buen drenaje Evitar riegos excesivos y alta densidad de plantas (lo recomendado es 10 a 12 plantas por metro cuadrado) que impidan una buena y rápida aireación después de una lluvia o riegos intensos. Mantener el cultivo libre de malezas Entre las plagas insectiles más importantes están los pulgones, lostrips y los minadores de la hoja. Los dos primeros, además de los daños directos, son transmisores de virus, siendo los pulgones responsables de las enfermedades "mosaico de la lechuga" y "amarillamiento necrótico". A los trips se los ha identificado como transmisores de "la peste negra", razón por la cual es recomendable realizar tratamientos de control de estos insectos apenas se note su presencia. Algunos insecticidas de uso general son los que tienen como pincipio activo a metomil o imidacloprid y en la dosis que recomienda el marbete de cada producto comercial. Otros que también se utilizan por su escaso tiempo de carencia, son: pirimicarb, metiocarb y endosulfan. Para los tratamientos químicos es necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones: Pulverizar con la presión y el caudal de agua necesario para llegar a todas las partes de la planta (300 a 400 litros de agua por hectárea y 30 libras de presión por pulgada cuadrada) Realizar un correcto diagnóstico de la plaga y/o enfermedad, así como su potencial destructivo de acuerdo a las condiciones climáticas, el estado del cultivo, etc. Seleccionar el o los productos recomendados y registrados en SENASA, respetando las dosis y restricciones de uso (tiempo de carencia) y rotar los principios activos para reducir la probabilidad de resistencia. Restringir el número de tratamientos y hacerlo cuando es estrictamente necesario. Cosecha y tratamiento postcosecha La recolección se realiza en forma manual representando un alto porcentaje de la mano de obra requerida por el cultivo. Se debe cortar la planta al ras del suelo a nivel de las hojas exteriores, luego se suprimen las que están en mal estado, se corta el tronco enrasando a nivel de las hojas exteriores, cuidando que las mismas queden limpias de tierra. Las plantas recién cortadas son altamente perecederas, deteriorándose muy rápido a temperatura ambiente y la calidad, a diferencia de algunos frutos, no mejora en postcosecha, solo declina. Por lo cual, para obtener mayor duración la planta debe ser enfriada a 1º C inmediatamente después de la cosecha y almacenada a 0º C bajo condiciones de alta humedad relativa (95 a 98 %) (Cervantes Flores. 2002).Esto último no es una práctica común entre los productores de la zona por no tener desarrolladas las instalaciones adecuadas, por lo que la cosecha deberá efectuarse en horas de menor temperatura (a la mañana temprano), con envío inmediato y directo a mercado. Es necesario precisar que las cámaras de frío cobran sentido práctico, si esta menor temperatura se continúa a través de toda la cadena comercial del producto, además de diferenciarse por calidad. Bibliografía Miguel Ángel Cervantes Flores. I.T.A, y EFA CAMPOMAR. Consultado en Internet en diciembre de 2002 en http://www.infoagro.com/industria_auxiliar/altas_temperaturas Revista Produciendo Nº 43. Pg. 33 a 37. El Cultivo de la lechuga. Consultado en Internet en diciembre de 2002, en http:// www.infoagro.com. Ferratto. Jorge. 1995. Producción de hortalizas en invernáculo. Cultivo de la lechuga. INTA. Curso a Distancia. Módulo 5. 79 pp. Scaglia E.; Vega M.A. 1 ; Salto C. 1 Actividad privada asantafe@rafaela.inta.gov.ar INTA Rafaela fuentes INTA EEA Rafaela.