Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
El vencido sacudirá una vez la cabeza, o dos, en agradecimiento, sin hablar, porque
una palabra, un gesto amartillado en falso, puede precipitar el llanto. Y el vencido
digno no se permitirá llorar ante terceros. Se marchará solo. Se preparará en su casa
un café fuerte, negro, espeso y caliente. Se tomará la cara con las dos manos, para
apretarse aún más sobre los párpados esa poesía inútil de las derrotas. Para fijarse
sobre los pómulos todo el romanticismo suave e impalpable de las derrotas. Se podrá
permitir, ahora sí, un gesto nervioso, un puñetazo corto y duro al aire dulzón de la
cocina o bien sobre la mesa. Se podrá permitir, ahora sí, llorar con un llanto
comprimido, convulsivo, desesperado y hondo contra el marco de la puerta del
comedor. Deberá luego lavarse la cara, secarse los ojos con una toalla. Mirarse al
espejo preguntándose si tenía realmente necesidad de llorar.
Tomará su café.