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SÁBADO MISIONERO
Es una publicación del Departamento de Ministerio Personal.
Av. Comandante Espinar 610, Miraflores, Lima - Perú
Telf. 610-7700 Fax: 241 0728
JOB 21351-16
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2016-15436
EL PLAN DIVINO
I. INTRODUCCIÓN
Durante la construcción del puente de Brooklyn, el ingeniero princi-
pal, Juan A. Roebling, recibió una herida accidental en un Ferri, pro-
vocando en él un caso de Gangrena que lo obligó a guardar cama
hasta su muerte. Pero la construcción del puente no se detuvo.
Se obtuvo una habitación grande con una inmensa ventana que
daba la vista hacia el sitio donde se encontraba el puente, para
que desde su cama el ingeniero Roebling pudiese vigilar la obra de
construcción. Antes de su muerte vio como los grandes pilares del
puente surgían de sus fundamentos y se iban tejiendo hábilmente
la telaraña de los cables.
Así como el arquitecto traza planos para el edificio que quiere cons-
truir, Dios tiene un infalible plan en la gran controversia entre Cristo
y Satanás. Este plan abarca la gran lucha que se ha de reñir y la
victoria que se ha de alcanzar por el plan de la salvación.
II. ARGUMENTACIÓN
a. A todos y por Doquiera. El gran mandato de ir “a todo el mundo”
no se limita a una simple introducción del Evangelio en los di-
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ferentes países o regiones geográficas o políticas. Abarca toda
ciudad, pueblo y comunidad. Alcanza a toda persona. Significa
no solamente dar a saber que se debe rehuir un castigo retribu-
tivo y ganar el cielo. Se refiere más bien a proclamar las gratas
nuevas, a proclamar un mensaje de salvación al corazón de
cada persona.
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cien de vosotros perseguirán a diez mil… porque yo me volveré
a vosotros… os haré crecer… os multiplicaré, y afirmaré mi pacto
con vosotros”. Levítico 26:8,9
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Hemos de ser auxiliadores de Dios para salvar almas, conduc-
tos por medio de los cuales su amor ha de manifestarse día
tras día a los que perecen”. Testimonios Tomo 9, pág. 150.
III. CONCLUSIÓN
Dios a través de su Palabra y los consejos del Espíritu de Profecía;
en esta mañana nos ha mostrado cual es el plan divino que tiene
para cada uno de nosotros a través de estos tres puntos que son:
Dios tiene un plan para todos y por doquiera, somos llamados a ser
misioneros no un día, un mes o un año sino ser misioneros siempre;
mientras Dios nos da vida y por últimos somos llamados a man-
tener una evangelización coordinada, unida y siempre dispuestos
hacer la voluntad de Él, solamente seamos sensibles a la invitación
que Dios nos hará, Él tiene un plan divino para cada uno, en una
forma personal.
“Los ángeles del cielo han esperado por mucho tiempo la colabo-
ración de los agentes humanos, de los miembros de iglesia – en la
gran obra que debe hacerse. Ellos os están esperando… todo cora-
zón santificado se ha alistado en el servicio como un instrumento
del poder divino.” Testimonios Selectos Tomo 5, pág. 161.
IV. LLAMADO
El General George Washington declaró una vez, que diez mil hombres,
intentado cada uno por turno, no podrían mover una tonelada. Pero
veinte de ellos, trabajando al unísono, podrían alzarlo con facilidad.
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CRISTO PROVEE LA RESPUESTA
I. INTRODUCCIÓN
Conocí a una hermana de tamaño mediano, ese año llevo como 22
nuevas personas a los pies de Jesús y tuve el privilegio de acom-
pañarla una tarde a sus estudios bíblicos que ella daba, recuerdo
muy bien que ella no habría la Biblia ni buscaba los textos bíblicos;
sino que entregaba al nuevo estudiante una Biblia y el curso bíblico;
luego entonces ella después de orar, le preguntaba, muy bien, aho-
ra, ¿qué número de lección nos toca y cómo se titula el estudio?,
entonces la persona interesada contestaba, toca la lección número
13 y el título es el Sábado, la hermana contestaba ¡muy bien! en-
tonces cuál es la primera pregunta y el texto bíblico, y el estudiante
hacía la pregunta y buscaba el texto, pero para ello, la hermana ya
sabía el texto de memoria, y así pasamos aquella tarde visitando y
dando los estudios como a unas siete personas y en todas hacia lo
mismo, entonces al finalizar los estudios, tuve la curiosidad y me
preguntaba en silencio del ¿por qué? ella no buscaba y le daba la
Biblia con el texto abierto, y se lo dije, entonces ella me contestó;
Pastor, lo que pasa es que yo nunca fui a la escuela y por lo tanto
no se leer ni escribir, soy analfabeta, pero Dios me dio la capacidad
de poder aprender los versículos de memoria y es por eso que hago
esto, pero la gente no se da cuenta de ello.
Con esta breve historia quiero decirte que Dios está listo a proveer
todo aquello que no tenemos, solo espera de ti y de mí nuestra dis-
posición y compromiso.
Cuando uno quiere servir a Dios de corazón no hay excusa ni impe-
dimento que pueda existir.
II. ARGUMENTACIÓN
a. El Contacto Inicial. Cuando tratamos de hacer el contacto ini-
cial en una casa, creemos que Dios preparó el camino en res-
puesta a la oración ferviente que elevamos, y que sus ánge-
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les nos acompañarán. Consideremos lo que debemos decir y
como debemos decirlo.
Jesús nos recomienda en el libro de Mateo 10:16 “He aquí, yo
os envío como a ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes
como serpientes, e inocentes como palomas.”
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nos aconseja así: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros co-
razones y estar siempre preparados para presentar defensa con
mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón
de la esperanza que hay en vosotros.” 1 Pedro 3:15
III. CONCLUSIÓN
A través de este mensaje hemos entendido en esta mañana que
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Dios está listo a usarnos y asistirnos con su Espíritu Santo, para
darnos las palabras precisas que necesitamos en el momento
oportuno para toda esa gente necesitada que espera.
Hemos repasado siete pasos para tener éxito en la ganancia de las
almas.
Debemos tener mucho cuidado desde que comenzamos con el pri-
mer contacto con las personas, ya que es la base para el desarrollo
de un determinante estudio de la Palabra Divina.
Tomemos en cuenta a todos los miembros de la familia e involu-
cremos en los estudios a todos. Siempre habrá objeciones pero
debemos estar preparados para poder dar una respuesta con un :
“Escrito Está”, teniendo para ello un pleno conocimiento de la Pala-
bra de Dios.
IV. LLAMADO
Queridos hermanos: es un gran regalo y privilegio ser portavoces
del mensaje que Dios nos legó.
Los ángeles quisieran hacer esta labor, pero es solo un importan-
tísimo legado que se nos encomendó; el de impartir el mensaje de
salvación.
Queridos hermanos: esto a su vez es una gran responsabilidad que
tenemos, el de guiar a la personas en las más grandes decisiones
de sus vidas.
Queridos hermanos: Cristo está listo a asistirnos en todo momento
y lugar. Los ángeles de Dios velan sobre vosotros, y saben cómo
impresionar a aquellos cuya oposición solo puede terminar en dis-
cusiones.
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¿CÓMO LLEGAR A LOS CORAZONES?
I. INTRODUCCIÓN
La proclamación del evangelio a todo el mundo es la obra que Dios
ha encomendado a los que llevan su nombre. El evangelio es el úni-
co antídoto para el pecado y la miseria de la tierra. Dar a conocer
a toda la humanidad el mensaje de la gracia de Dios es la primera
tarea de los que conocen su poder curativo.
II. ARGUMENTACIÓN
La clave para el éxito verdadero
Solo el método de Cristo dará éxito para llegar a la gente. El Salva-
dor trataba con los hombres y siempre deseaba hacerles el bien.
Les mostraba simpatía, y atendía sus necesidades ganándose su
confianza. Entonces, al final les decía: “Sígueme”.
Es necesario acercarse a la gente por medio del servicio y esfuerzo
personal. Si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servi-
cio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a
los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolien-
tes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de
llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan.
Acompañada del poder de la persuasión, del poder de la oración y
del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infruc-
tuosa. En casi todas las poblaciones hay muchos que no escuchan
la predicación de la Palabra de Dios ni asisten a ningún servicio
religioso. Para que conozcan el evangelio, hay que llevárselo a sus
casas. Muchas veces la atención prestada a sus necesidades físi-
cas, es la única manera de llegar a ellos.
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Muchos no tienen fe en Dios y han perdido la confianza en el hom-
bre. Pero saben apreciar los actos de compasión y de auxilio. Cuan-
do ven a alguien que sin el aliciente de las alabanzas, ni esperan-
za de recompensa en esta tierra, va a sus casas para asistir a los
enfermos, dar de comer a los hambrientos, vestir a los desnudos,
consolar a los tristes y encaminarlos a todos con ternura hacia
Aquel de cuyo amor y compasión, el obrero humano es el mensa-
jero, cuando ven todo esto, sus corazones se conmueven. Brota el
agradecimiento. Se enciende la fe. Ven que Dios cuida de ellos, y así
quedan preparados para oír la Palabra divina.
“Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar –ordena
Cristo–, para que se llene mi casa” (Luc. 14:23). Jesús relaciona a
los hombres con aquellos a quienes quieren servir. Dice [acerca del
deber cristiano]: “¿No es que […] a los pobres errantes albergues en
casa; que cuando veas al desnudo lo cubras?” .“Sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán” (Isa. 58:7; Mar. 16:18.) Por medio
del trato directo y de la obra personal, se han de comunicar las ben-
diciones del evangelio.
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caritativa cristiana. Debería haber no solo enseñanza teórica, sino
también trabajo práctico bajo la dirección de instructores experi-
mentados. Abran los maestros el camino trabajando entre el pue-
blo, y otros, al unirse a ellos, aprenderán de su ejemplo. Un ejemplo
vale más que muchos preceptos.
III. CONCLUSIÓN
En todo nuestro trabajo, hemos de recordar que estamos unidos con
Cristo y que somos parte del gran plan de la redención. El amor de
Cristo debe fluir por nuestra conducta como un río de salud y vida.
Mientras procuramos atraer a otros al círculo del amor de Cristo, la
pureza de nuestro lenguaje, el desprendimiento de nuestro servicio
y nuestro comportamiento gozoso han de atestiguar del poder de
su gracia. Demos al mundo una representación de Cristo tan pura y
justa que los hombres puedan contemplarlo en su hermosura.
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Mientras que la desconfianza y la desunión llenan al mundo, les
toca a los discípulos de Cristo revelar el espíritu que reina en los
cielos.
Hablen como Él hablaría, obren como Él obraría. Revelen conti-
nuamente la dulzura de su carácter. Muestren aquellos tesoros de
amor que son la base de todas sus enseñanzas y de todo su tra-
to con los hombres. En colaboración con Cristo, los obreros más
humildes pueden pulsar cuerdas cuyas vibraciones se percibirán
hasta en los confines de la Tierra, y harán oír sus melodías por los
siglos de la eternidad.
IV. LLAMADO
Los seres celestiales aguardan para cooperar con los agentes hu-
manos, a fin de revelar al mundo lo que pueden llegar a ser los seres
humanos, y lo que mediante la unión con lo divino puede llevarse a
cabo para la salvación de las almas que están a punto de perecer.
No tiene límite la utilidad de quien, poniendo el yo a un lado, da lugar
a la obra del Espíritu Santo en su corazón y lleva una vida dedicada
por completo a Dios. Todo aquel que consagra su cuerpo, su alma y
su espíritu al servicio de Dios recibirá continuamente nuevo caudal
de poder físico, mental, y espiritual. Las inagotables reservas del
Cielo están a su disposición.
Todo aquel que se ofrece para el servicio del Señor, sin negarle
nada, recibe poder para alcanzar resultados incalculables. Por él,
hará Dios grandes cosas. ¿Estás dispuesto a aceptar este desafío?
¡Es momento de poner nuestros dones y talentos en las manos de
Dios!
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PASOS QUE LLEVAN A LA DECISIÓN
I. INTRODUCCIÓN
Un día mientras Henry Ford, paseaba por una campiña, estando de
vacaciones en Inglaterra, vio a un grupo de pasajeros de pie al lado
de uno de los autos que él había construido. Se detuvo y pregunto
si podía ser de ayuda.
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II. ARGUMENTACIÓN
Los pescadores de peces y los pescadores de hombres no nacen,
se hacen. El Señor prometió enseñarnos cómo debemos trabajar
con Él: “Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hom-
bres” (Mat. 4: 19). Por eso es importante observar a Jesús mientras
trabajaba por las almas. Él ganaba los corazones por medio de la
amistad. Se identificaba con las personas. La persuasión, a favor
de Cristo, comprende tanto el logos (conocimiento) como el ethos
(confianza) en relación con el que presenta la verdad.
Debemos pedir al Señor que nos dé palabras apropiadas y guiadas
por su Espíritu. “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para sa-
ber hablar palabras al cansado…” (Isa. 50: 4,5).
A. ACEPTAR
Jesús aceptaba a las personas. Les servía en la condición en
que los encontraba. No trata de conseguir un cambio sin an-
tes establecer una relación de confianza. Cuando se encon-
tró con la mujer samaritana junto al pozo, ganó su confianza
pidiéndole un favor, cuando sus conciudadanos ni siquiera le
habrían dirigido la palabra.
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conseguir decisiones mientras se dice: “no estoy de acuer-
do con usted”, es cortar una relación antes de que empiece;
y una relación negativa lleva a decisiones negativas.
CITA
“Manifestaos de acuerdo con la gente sobre todo punto
donde podáis hacerlo en forma consecuente. Vean ellos
que amáis sus almas, y que queréis estar en armonía con
ellos hasta donde sea posible. Si el amor de Cristo se revela
en todos vuestros esfuerzos, podréis sembrar la cimiente
de la verdad en algunos corazones; Dios regará la simiente
sembrada y la verdad brotará y llevará fruto para su gloria”
(El Evangelismo, pág. 107).
B. CREER
Nadie es ganado por alguien que no le agrada. Nadie gusta
de alguien que al parecer no lo acepta. Crea que la persona
desea sinceramente la verdad y quiere seguir a Cristo. Crea
que esa persona es honesta y desea tomar la decisión co-
rrecta. Si cree que las personas son duras, que no respon-
den y no se las puede alcanzar, su propia actitud se reflejará
en las decisiones que ellos tomen.
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C. CONFIAR
Al llevar a la gente a tomar una decisión, es necesario que
actuemos con confianza, como si fuera imposible el fraca-
so. Debe esperar que la gente tome una decisión. ¿No te
has dado cuenta, que muchas veces la gente actúa como
nosotros esperamos que actué? ¿Te has dado cuenta que
cuando sonríes a alguien, casi siempre esa persona te de-
vuelve la sonrisa? No olvidemos que la confianza genera
confianza. Cristo creía en la gente y confiadamente espe-
raba una confianza positiva. Extraía lo mejor que había en
ellos. Al realizar tu trabajo para Cristo tú también debes ac-
tuar con confianza. El Señor estará a tu lado y te proporcio-
nará las palabras apropiadas.
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Enseñemos con corazón sincero y entusiasmo
Mucho depende de la actitud del predicador en lo que respecta
a conseguir que la gente se decida. Cuando realmente creemos
lo que lo que enseñamos; ello se manifiesta en fervor y entu-
siasmo. Nos emociona compartir la verdad y lo hacemos desde
lo más profundo de nuestro corazón. Recuerda que el fuego
solo se enciende con el fuego. Así que préndale fuego a su co-
razón y encenderá otros corazones.
III. CONCLUSIÓN
Cuanto gozo sentimos cuando vemos aquella persona por la cual
trabajamos y oramos, descender a las aguas del bautismo entre-
gando su vida a Dios y preparándose para la eternidad. No hay
dicha más grande, para un cristiano, que ser colaboradores con el
cielo, y ver cómo la gente es arrancada de la oscuridad y llevada al
camino de vida y luz.
IV. LLAMADO
George Whitfield, el famoso predicador inglés, decía: “¡Oh Señor!,
dame almas o toma la mía”. El misionero Henry Martin, de pie en los
bancos de la India, clamaba: “Aquí arderé para Dios”. John Hunt, un
misionero en las islas Fidji, oró mientras moría: Señor, salva a Fidji:
salva a este pueblo; ¡Oh Señor! ten misericordia de Fidji”.
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Mi oración esta mañana es: “¡Oh Señor! ayúdame a ganar almas
para tu reino, o toma mi alma. Ayúdame a sentir pasión por la obra
misionera y a depender de ti, en cada paso de mi vida”. ¿Cuántos
en esta mañana quieren decirle lo mismo al Señor? ¿Puedo ver las
manos de aquellos que han decidido poner en práctica lo que he-
mos aprendido esta mañana? ¡Dios les bendiga!
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I. INTRODUCCIÓN
Sus gritos y sollozos sonaban desgarradores. La noticia había caí-
do como un balde de agua helada que la había dejado congelada.
No podía creerlo, su padre, el hombre que más amaba estaba muer-
to, nadie lo esperaba, nadie estaba preparado… papito, papito no me
dejes, repetía una y otra vez aquella señorita de 17 años… papito no
me dejes.
La vida de aquel hombre transcurría normalmente, hace años que
sufría de diabetes y ya estaba acostumbrado a los achaques nor-
males de la enfermedad que se presentaban de vez en cuando. Pero
él ya sabía la rutina: ir al doctor, no olvidar las pastillitas y después
regresar al trabajo, tenía que darle duro al “Motokar”, su hija lo nece-
sitaba; ella la luz de su vida, su princesita, tenía que estudiar; él se lo
había prometido: ella iba a ser profesional. Pero esa mañana ocurría
algo distinto, se sintió mal, fue al médico, esperando sentirse mejor
al medio día y volver al trabajo; pero a diferencia de las otras veces
donde se había sentido mal, la cosa no mejoraba. Al medio día se
sintió peor, mejor no voy a trabajar pensó. En la tarde sentía que se
desvanecía, volvió al médico; esta vez lo internaron. En la noche ha-
bía muerto. Todo fue tan repentino y veloz, que parecía una pesadilla
horrible de la que todos querían despertar y no se podía.
II. ARGUMENTACIÓN
a. Versículo 23: Lázaro, el amigo de Jesús, el hermano de Marta y
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María había muerto. Ellas estaban desconsoladas ante la muer-
te de quien no sólo era su hermano, sino también su protector
y sostenedor; ahora la vida se presentaba gris. La muerte siem-
pre traerá dolor porque nunca estuvo en el plan de Dios que el
hombre experimentara de ella; la muerte llegó al ser humano
como consecuencia del pecado (Romanos 6: 23). En los días
de Cristo había dos ideas muy comunes sobre la muerte; la pri-
mera menciona que después de la muerte se acabó todo y la
segunda , que después de la muerte el alma de la persona vive
errante vagando por el inframundo. Jesús con convicción y sin
rodeos dirige una mirada a Marta y le dice: tu hermano resucita-
rá. Quiere decir que la muerte será derrotada y completamente
vencida.
Aplicación: En esta mañana, tal vez entre nosotros se encuen-
tra una persona que ha perdido un ser amado, y se consuela
pensando que el alma de él o ella vive errante o que desde el
cielo le acompaña. Quiero decirte que la solución divina al pro-
blema de la muerte es algo mucho más grande y gratificante;
nuestros seres amados volverán a vivir. La resurrección es una
realidad que llegará a nuestras vidas como regalo de nuestro
Dios. La resurrección es la gran esperanza del cristianismo (1
Corintios 15: 20 – 22). Por lo tanto, debemos consolarnos en
esta bendita esperanza.
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c. Versículos 25 – 26: La conversación entre Jesús y Marta conti-
núa, ahora Él señala claramente que sólo Él tiene el poder sobre
la vida y la resurrección: “Yo soy la resurrección y la vida”. Es
gratificante saber que para nuestro Dios no hay nada imposi-
ble, cómo lo demostró en la cruz del calvario, donde la muerte
no pudo retenerlo. Jesús continúa diciéndole a Marta que cuál
es el requisito para ser parte de la resurrección: “el que cree en
mí, aunque muera vivirá”. En las culturas antiguas los hombres
creían que para acceder al favor de los dioses tenían que hacer
grandes sacrificios y pagos. Pero el Dios de la Biblia nos prome-
te la resurrección, sólo a cambio de creer en Él, de amarlo con
todo el corazón y con toda la mente (Mateo 22: 37). Ahora Je-
sús nuevamente se dirige a Marta, pero con una gran pregunta:
¿Puedes creer en esto?
III. CONCLUSIÓN
La Muerte llegó a este mundo como consecuencia del pecado.
Nunca estuvo en el plan de Dios que el hombre experimentara el
dolor que trae la muerte. Pero Dios tenía la solución al problema
de la muerte, Cristo, su hijo amado, pagó nuestras culpas y la pena
del pecado y derrotando con su resurrección a la muerte. Gracias
a esto, hoy todos los seres humanos tenemos a nuestro alcance la
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vida eterna, aun después de la muerte por medio de la resurrección.
IV. LLAMADO
Recuerdo que conocí a una joven pareja que esperaban un bebé.
Todos sus familiares se emocionaron con la noticia. La alegría les
desbordó a un más al saber que el bebé que esperaban era una
niña. Los meses pasaban uno tras otro, mientras tanto la barriguita
de ella seguía creciendo; poco a poco comenzaron a aparecer las
primeras pataditas, un movimiento por aquí y otro por allá, y la casa
se fue llenando de cosas que compraron para la nueva niña que
pronto vendría. El gran día llegó; la pequeña llegó al mundo, todos
tuvieron que acostumbrarse a escucharla llorar por su leche y por
los cambios de pañales. Pasaron unas semanas acostumbrándose
a vivir con una recién nacida. Un día ella amaneció con fiebre, y
la fiebre no bajaba, ellos vivían en el campo lejos de la ciudad, así
que las vecinas más entendidas en la salud de los bebés llegaron a
colaborar, pero lamentablemente el tiempo pasaba y la fiebre no ba-
jaba. Finalmente tomaron la decisión de envolver a la bebé en una
sábana y caminar dos horas hasta encontrar un transporte que los
llevara a la ciudad. Cuando el bus llegó a la mitad del camino la niña
murió. Tuve la oportunidad de conversar con ellos cuando bajaban
del bus con el cuerpo de su bebita en brazos. Nunca olvidaré que en
medio de las lágrimas y del dolor expresaron: Dios nos acompaña
y cuando Él vuelva por segunda vez nos devolverá a nuestra hijita y
nunca más la muerte nos separará.
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NIO
JU
I. INTRODUCCIÓN
Hace muchos años cuando estaba visitando una iglesia, una mujer
se acercó a mí y me contó su triste historia. Cuando ella era niña,
vivía en un hogar muy pobre y lejano. Un día llegaron unos familia-
res a su casa y le ofrecieron a sus padres trabajo para ella en la ciu-
dad: “ayudaría en la limpieza de una casa a cambio de alimentación,
ropa y educación”. Sus padres; personas sencillas y crédulas se la
entregaron a sus tíos, los cuales no la llevaron a una casa para que
trabaje como empleada, se la llevaron a un burdel a trabajar como
prostituta. Cuando ella creció huyó de aquel lugar, pero la prostitu-
ción la llevaba en el alma y el corazón, no podía dejar de prostituir-
se. Muchas veces lo había intentado pero el resultado era el mismo:
siempre volvía a prostituirse. Cuando las fuerzas y las esperanzas
habían huido, ella pensó: Mi única esperanza es Dios, pero qué debo
hacer para ser cristiana.
II. ARGUMENTACIÓN
a. Versículo 37: La multitud de las personas escuchó el sermón
de Pedro, los cuales sintieron dolor en el corazón por sus peca-
dos. Aquí está el primer paso para llegar a ser cristiano: Sentir
que si continuamos en la vida de pecado, sólo traeremos dolor
a nuestro corazón. Para el ser humano es difícil rechazar el pe-
cado, ya que naturalmente nos gusta, el pecado nos trae un
emocionante placer y seduce nuestros sentidos. Por eso el úni-
co que puede lograr que en nosotros nazca el anhelo de aban-
donar el pecado es el Espíritu Santo trabajando en nuestros
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corazones (Juan 16: 8). El versículo 37 también nos muestra la
respuesta natural de un corazón que fue tocado por el Espíritu
Santo y que desea abandonar el pecado: ¿Qué haremos?
Aplicación: Por eso en este día amigo, quiero decirte que no
continúes en esa vida de pecado sólo estas consiguiendo dolor
y vergüenza. Hoy es el momento de darle la oportunidad al Es-
píritu Santo en nuestros corazones y permitir que nos muestre
una realidad feliz, que es lo que Dios quiere para nosotros. En
este día tal y como la multitud que escuchó a Pedro debemos
preguntarnos: ¿Qué haremos?
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Aplicación: Que Dios tan misericordioso y bueno tenemos. Él
quiere para ti una vida nueva plena, libre de las cargas del pe-
cado y sus consecuencias funestas. No más noches sin dormir
a causa de la culpa que nos atormenta. No más lágrimas en
soledad sintiendo que no valemos nada o que siempre estare-
mos solos. Por eso hoy es el día que debemos mostrar nuestro
arrepentimiento por medio del bautismo para recibir el perdón
de los pecados y gozar del don del Espíritu Santo que Dios nos
ofrece.
III. CONCLUSIÓN
Al empezar el sermón abordamos la pregunta ¿Cómo llegar a ser
cristianos? La respuesta es sencilla, aceptando a Jesús en nuestro
corazón, mostrando nuestro sincero arrepentimiento a través del
bautismo, recibiendo el perdón de los pecados que Él nos ofrece y
a partir de allí viviendo en comunión con el Espíritu Santo a través
de la oración, el estudio de la Biblia, la predicación y la vida en la
Iglesia.
IV. LLAMADO
El día para ser cristiano es ahora, el día para vivir la felicidad que
Dios nos ofrece es ahora, el día para aceptar el perdón que Dios nos
ofrece es ahora.
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gruesas lágrimas recorrieron sus mejillas; la escena traía a la mente
la imagen de la niña asustada que encuentra refugio en los brazos
protectores de su Padre. Al terminar el culto de aquella noche, regre-
só a su casa sabiendo que a esa hora su esposo estaría dormido, no
habría peligro alguno. Estaba tranquila por lo que había encontrado
en aquel parque, no sabía que era exactamente, pero si sabía que el
día de mañana volvería a aquel lugar a cantar y escuchar la palabra
de Dios, lo necesitaba, lo necesitaba con toda el alma.
Ella volvió todas las noches junto a sus hijos. Su esposo miraba que
ella salía todas las noches junto a sus hijos. Él pensó, seguramente
tiene un amante y sale con los niños para que no sospeche, así que
decidió seguirla y llegó al parque donde se estaban dando las confe-
rencias evangelísticas. Se escondió detrás de un árbol para no llamar
la atención mientras esperaba que aparezca el amante de su esposa
y sorprenderlos. Cuando comenzó la predicación él había escuchado
con atención cada una de las canciones. Ese día al oír la palabra de
Dios pudo ver cuán equivocado estaba, cuánto daño le había hecho
a su familia; lloró en silencio, hacía tiempo que no lo hacía, así que
no pudo contenerse y las lágrimas salían a raudales. Siguió asistien-
do todas las noches, siempre escondido detrás de aquel árbol. Su
corazón ardía de una extraña alegría desconocida para él. Llegó la
noche cuando el predicador invitó a las personas a recibir el bautis-
mo, muchas personas salieron adelante al escuchar las palabras del
predicador. Él observó que su esposa y sus hijos estaban adelante.
Él también quería entregar su vida a Cristo, pero parecía que sus pier-
nas no le obedecían, parecía petrificado inmóvil. Se decía a él mismo,
ahora o nunca, ahora o nunca; se armó de valor, respiró profundo y
de una carrera, sin parar salió hacia adelante.
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LIO
JU
“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento” Lucas 15:7
I. INTRODUCCIÓN
La IGLESIA de Cristo es, en esta tierra, el agente designado por Dios
para la salvación de los hombres perdidos en el pecado. Todo aquel
que nació de nuevo ha sido escogido por el Salvador para trabajar
en favor de la salvación de las almas que perecen. La iglesia fue
establecida para hacer esta obra. El cristiano no puede eludir la res-
ponsabilidad que ha recibido de Dios como ganador de almas. Dar
a conocer a otros el mensaje celestial de amor debe ser la regla
diaria de su vida.
En todo nuestro derredor hay almas que perecen “sin esperanza y
sin Dios en el mundo”. Aun dentro de nuestras iglesias hay muchos
que nunca han entregado su vida a Cristo. Cada año centenares de
nuestros jóvenes se deciden en favor o en contra de Cristo, y este
mismo hecho debe ser para cada miembro de la iglesia una incita-
ción a estudiar fervorosamente cómo puede llegar a ser eficiente
en la obra de ganar almas por medio de la evangelización personal,
método preferido del Salvador, por ser el que tiene más éxitos. ¿Qué
gran cantidad de oportunidades tienen los ancianos de las iglesias,
los maestros de las escuelas sabáticas y los padres? ¡Qué abun-
dante mies de almas nos aguarda si aprendemos a seguir las ins-
trucciones del Señor! ¡Cuán consoladora debe ser para el cristiano
esta promesa: He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo”, cuando sale a trabajar para Cristo en busca de las
almas perdidas.
II. ARGUMENTACIÓN
a. No habrá santos sin corona ni corona sin estrella. A menudo
oímos los hermosos acordes de aquel himno:
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Cuando me halle por gracia con Cristo el Señor,
¿La corona de estrellas tendré?
Se nos dice que los ángeles están haciendo coronas para los re-
dimidos. Esas coronas son de oro puro y adornado de estrellas.
Las estrellas de estas coronas representan a las almas gana-
das para Cristo. En el cielo no habrá santo sin corona ni corona
sin estrellas. Cada estrella resplandecerá con las gemas que
representan almas redimidas. “Venid en pos de mí, dijo Jesús, y
os haré pescadores de hombres” Mateo 4:19.
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Aplicación. “En el gran día del juicio, los que no hayan trabajado
para Cristo, que hayan ido a la deriva pensando en sí mismos,
serán puestos por el juez de toda la tierra con aquellos que hi-
cieron lo malo. Reciben la misma condenación. DTG. pág. 580
c. Sobre las aguas. “Echa tu pan sobre las aguas; que después de
muchos días lo hallarás”. Eclesiastés 11:1. Esta es una orden y
también una promesa. Es tan sencilla que puede comprenderla
todo hijo de Dios. Si repartimos fielmente el pan de vida, tendrá
eficacia e influirá en las vidas humanas para dirigirlas hacia Cristo.
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tar-
danza; si no que es paciente para con nosotros, no queriendo
que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimien-
to”. 2 Pedro 3:9. Dios cumple siempre su parte cuando nosotros
hacemos la nuestra. Jesús no falta nunca a sus promesas.
33
hijos de Dios que aguardaban que se realizase algún cambio,
que una fuerza impelente se apoderase de ellos. Pero se verán
chasqueados, porque están equivocados. Deben obrar, deben
echar mano de la obra ellos mismos, y clamar fervorosamente
a Dios por un conocimiento exacto de sí mismos, las escenas
que se están desarrollando delante de nosotros son de suficien-
te magnitud para inducirnos a levantarnos y presentar la verdad
al corazón de todos los que quieran escuchar. La mies de la
tierra está casi madura”. Testimonies, tomo 1 pág. 261.
III. CONCLUSIÓN
Veíase a centenares y miles de personas visitando a las familias y
explicándoles la palabra de Dios. Los corazones eran convencidos
por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sin-
cera conversión. Mensajes selectos, tomo 5 pág. 220.
En un tiempo, tal como en el que vivimos, todo hijo de Dios debe de-
dicarse activamente a comunicar a otros el camino de la salvación.
IV. LLAMADO
La voz de Dios nos habla claramente hoy y dice: “¡Id adelante!”.
¿Obedeceremos su mandato? ¿Escucharemos su llamamiento? El
fin se acerca, y no tenemos tiempo que perder. ¿Cuál es nuestra
respuesta a la invitación de Jesús? Los obstáculos que se nos opo-
nen no desaparecerán jamás de un Tomás vacilante. Debemos oír
con el oído de la fe la voz de nuestro gran capitán que nos dice: “¡Id
adelante!” Dios no faltará a sus promesas si nosotros obramos y
avanzamos por fe de acuerdo con ellas.
34
S TO
AGO
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados
hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le
conoció a él” 1 Juan 3:1
I. INTRODUCCIÓN
El gran plan trazado para la redención del hombre que se concentra
en Cristo es tan sencillo y, sin embargo, tan profundo; tan fácil de
comprender que el menos educado de los hombres puede enten-
derlo y participar de sus beneficios y, sin embargo, tiene misterios
tan profundos que aun los intelectos más poderosos requerirían es-
tudiarlos toda la vida para empezar tan solo a vislumbrar su belleza
y sus prodigios.
II. ARGUMENTACIÓN
a. Dos verdades fundamentales. La Biblia nos revela dos grandes
verdades: primero, que somos todos grandes pecadores. Se-
gundo, que tenemos a un Salvador aun mayor, que puede sal-
varnos hasta lo sumo (Hebreos 7:25). La gran norma de justicia
que presenta Dios es su ley, los diez mandamientos. Cuando
estudiamos la naturaleza y las cualidades de esta ley, vemos
la maravilla de su carácter abarcante, la divinidad de sus princi-
pios y su invitación a la espiritualidad.
El apóstol Santiago habla de la ley de Dios como un espejo,
(Santiago 1:22-25).
35
Posiblemente el hecho de que el espejo divino revela demasia-
do constituye el motivo por el cual algunos se niegan a mirarse
de nuevo en él, o llegan hasta denunciar la ley y buscar argu-
mentos para cubrirla de desprecio.
36
obediencia y victoria que vivió mientras estaba aquí en la tierra.
Es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” Hebreos 13:8.
Pablo conoció la experiencia bienaventurada que es la presen-
cia de Cristo en el corazón y testificó: “Con Cristo estoy junta-
mente crucificado, y vivo, no ya yo, Cristo en mí: y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó,
y se entregó a si mismo por mí”. Gálatas 2:20.
37
Aplicación. La obediencia es la más alta expresión de nuestra
fidelidad y de la honra que tributamos a Dios. Es la más alta
forma de verdadero culto, “más el que guardar su Palabra la
caridad de Dios está verdaderamente en él: por esto sabemos
que estamos en él”. 1Juan 2:5.
III. CONCLUSIÓN
A través de este mensaje hemos entendido, en esta mañana, que
Dios está listo a usarnos y asistirnos con su Espíritu Santo para
darnos las palabras que necesitamos en el momento oportuno y
para la gente necesitada.
Hemos repasado siete pasos para tener éxito en la ganancia de las
almas.
Debemos tener mucho cuidado desde la primera vez que nos con-
tactamos con las personas, tomemos en cuenta a todos los miem-
bros de la familia e involucremos en los estudios a todos. Siempre
habrá objeciones, pero debemos estar preparados para poder dar
una respuesta con un Escrito Está, además, debemos conocer bien
la Palabra de Dios.
IV. LLAMADO
Apreciados hermanos, es una gran oportunidad para ti y para mí
ser parte de este pueblo escogido, porque Dios nos llamó para
cumplir y enseñar a los demás los mandamientos de Dios.
Oremos.
38
E
BR
IEM
SET
I. INTRODUCCIÓN
Los jóvenes que hoy conocen a su Salvador tienen algo digno de
ser compartido. Y debemos compartirlo ahora mismo y en cuales-
quiera circunstancias que estemos. Este es el tiempo en que los
jóvenes, vibrantes de confianza en su fe, deben salir a compartir-
la con otros. Nuestra vida debe ser un laboratorio de la gracia y
el poder de Cristo dondequiera que estemos. Así podemos crear y
aprovechar las oportunidades de presentar a Cristo a los jóvenes
incrédulos. Debemos comenzar donde estamos y con lo que tene-
mos. Hacemos atrayente la vida cristiana cuando revelamos que
Cristo pone en ella ese algo adicional que todos desean y buscan.
II. ARGUMENTACIÓN
La preparación personal
En esta tarea, de ganar almas, la preparación personal es importan-
te. Debemos poseer al Cristo vivo en nuestra vida si queremos tener
éxito. Hoy los jóvenes quieren saber: “¿Qué puede hacer Cristo por
mí ahora?”:
39
no necesita ser hábil para compartir su fe, pero debe ser espiritual-
mente puro.
40
y folletos en el centro de la ciudad, en las noches cuando están
abiertos los negocios. Hagamos, con la directiva de la iglesia, pla-
nes para celebrar reuniones con proyecciones para los jóvenes, en
las cuales hablarán otros jóvenes en algún salón, y dichas reuniones
pueden ir seguidas por una distribución de publicaciones y volantes.
41
Escuelas bíblicas para la comunidad.- Este es un plan que se ha
probado ya. Fórmense equipos de jóvenes evangelizadores quienes
usarán proyectores y películas.
III. CONCLUSIÓN
¿Qué debemos esperar?
Se cometerán errores.- Se presentarán seguramente emergencias
inesperadas mientras nos esforcemos por dar un testimonio perso-
nal en el servicio para Cristo. Todo no resultará fácil. Hay que tener
en cuenta que se cometerán errores y se producirán chascos. Pero
la mayoría de las veces encontraremos que son bendiciones dis-
frazadas. Nos prepararán para tareas más importantes. El peligro
se manifiesta tan solo cuando repetimos nuestros errores; siempre
debiéramos sacar provecho de ellos.
42
También podemos esperar resultados.- Los jóvenes consagrados,
que solo se creen dotados de capacidad común, pueden tener éxito
en la conquista de almas. Cuando nos encontramos frente a ciertas
condiciones, podemos tener confianza en que se alcanzarán resul-
tados. Mientras seamos conductos por los cuales pueden transmi-
tirse el poder del Espíritu Santo, podemos esperar que tendremos
éxito. Este no se alcanzará por nuestra propia fuerza. Jesús dijo: “El
que en mí cree las obras que yo hago también él las hará; y mayores
que estas hará”. Juan 14:12.
IV. LLAMADO
Tal vez preguntes, ¿Es necesario pertenecer a una clase especial de
cristianos para tener éxito en la obra de ganar almas? ¿No requie-
re acaso habilidad extraordinaria, una capacidad desarrollada, una
preparación extensa y otras cualidades? “El Señor imparte idonei-
dad para el trabajo a todo hombre y mujer que quiera cooperar con
el poder divino. Cuando se pongan la armadura obtendrán todo el
talento, el valor, la perseverancia, la fe y el tacto requeridos”. – Tes-
timonies, tomo 6, pág. 333.
43
OC
TU
BR
E
I. INTRODUCCIÓN
En este pequeño planeta llamado tierra son varios los días de la se-
mana que se observan como día de culto. Los principales de estos
“días santos” son el viernes, el sábado y el domingo. ¿Por qué algu-
nos guardan el día viernes y otros el día domingo como día santo
del Señor o día de reposo? ¿Y hay razón para guardar el día sábado
como día de reposo?
Hoy veremos las razones del por qué muchos siguen un día no se-
ñalado por Dios y el por qué nosotros, como adventistas, guarda-
mos el día sábado como día de reposo.
II. ARGUMENTACIÓN
¿Por qué los mahometanos o musulmanes guardan el viernes?
Más o menos unos doscientos millones de mahometanos conside-
ran el viernes como día de culto, de acuerdo con las instrucciones del
Corán. (El Corán 2:239). Los mahometanos o, dicho con más exacti-
tud, los discípulos del Islam, incluyendo al mundo musulmán, deben
ir a la mezquita para adorar el viernes. La palabra mezquita (Masjid)
significa “lugar de postración”. La mezquita es un lugar de culto muy
sencillo. Puesto que es el “lugar de postración”, las esteras destina-
das a la oración, sobre las cuales se arrodillan lo adoradores, son los
objetos que más llaman la atención. No hay sillas o bancos, como en
las iglesias cristianas. Los ornamentos brillan por su ausencia.
44
contrando posibilidad de transigir con ellos en cuestiones religio-
sas ni de obtener su apoyo leal, parece haber reaccionado en favor
del paganismo y, después de residir como un año en Medián, cam-
bió la dirección en el cual se oraba, que hasta entonces había sido
hacia Jerusalén, y la volvió hacia el sur, hacia el templo pagano de la
meca”. – Encyclopaedia Britannica, 14° edición, tomo 15, pág. 647.
Este rompimiento con los judíos puede haber tenido algo que ver
con el establecimiento del viernes, sexto día de la semana, como
día santo en contraste con el sábado, que había sido observado
desde la antigüedad por los judíos. Parece haber existido el deseo
de dejar bien clara la raya de separación.
“En general, cualquier práctica recibida de otra secta fue modifica-
da de manera que dejase absolutamente distinto el método musul-
mán”. – Ibid.
Este lenguaje es muy claro. Sin embargo, hay otros testigos que de-
ben dar su testimonio. Echemos una mirada a algunos catecismos
católicos. En uno de ellos leemos:
45
transfirió la solemnidad del sábado al domingo”. - Pedro Geier-
mann, The Convert´s Catechism of Catholic Doctrine, (1946), pág.
50.
46
incorporadas en el código de Justiniano, Libro iii, título 12 (de feri-
is)”. – Encyclopaedia Britannica, 11° ec., Articulo “Domingo”, tomo
26, pág. 95.
¿En qué sentido fue Jesús Señor del sábado? En primer lugar, estu-
vo con el Padre cuando se creó el mundo y se instituyó el sábado en
el Edén. Allí estaba cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre a nues-
tra imagen”. Juan nos dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo
era con Dios, y el Verbo era Dios”. “Y aquel verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros”. “Todas las cosas por él fueron hechas; y sin
él nada de lo que es hecho, fue hecho”. Juan 1: 3. Y Jesús declaró
explícitamente que “el sábado por causa del hombre fue hecho”.
Marcos 2:27. Él lo hizo. Reposó en sábado cuando creó el mundo,
y entonces bendijo ese día. Lo santificó, lo puso aparte para un uso
santo. Tales fueron los tres pasos que él dio al instituir el sábado.
¿Se han dado estos pasos alguna vez en el establecimiento de cual-
47
quier otro día de culto? Notemos cuán bello es el lenguaje de las
Sagradas Escrituras:
III. CONCLUSIÓN
¿Quién debe ser nuestro ejemplo?
Como cristianos no seguimos a Mahoma y no consideramos su
orden o mandamiento de adorar en viernes como mandato válido
que hayamos de acatar. No aceptamos el Corán como palabra de
Dios. Por lo tanto, no tenemos obligación de santificar el viernes
ni de observarlo como día de culto. Nosotros seguimos a Jesús.
Tampoco haremos caso a lo iniciado por Constantino y continuado
por la Iglesia católica y la mayoría de protestantes evangélicos que
guardan el domingo.
IV. LLAMADO
Puesto que Jesús no fue el autor del viernes ni del domingo como
días del culto, fijémonos un poco más en Jesús y veremos cuáles
fueron sus preceptos y sus prácticas con respecto al séptimo día
de la semana o sábado. ¿Quieres seguir el ejemplo de Cristo o de
hombre? Amén.
48
E
BR
EM
VI
NO
EL PREDICADOR VOLUNTARIO
Y SU IGLESIA
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas ten-
ga vida eterna” Juan 3:16
I. INTRODUCCIÓN
Todos podemos concordar con las declaraciones siguientes:
“Las lámparas no hablan, pero brillan. Un faro no toca ninguna cam-
pana ni ningún tambor; sin embargo, desde muy lejos el marine-
ro ve su fulgor amistoso sobre las aguas”; dejemos resplandecer
nuestras acciones en nuestra religión, y que toda nuestra conducta
ilustre el principal sermón de nuestra vida.
Cristo ha señalado a cada uno su obra, porque con su influencia
inconsciente puede derramar bendiciones abundantes.
II. ARGUMENTACIÓN
Dediquemos algunas consideraciones al tiempo. Durante el plazo
típico de setenta años, el promedio de las personas dedica un total
de solo 14 años al trabajo. Los años restantes son consumidos por
la escuela, el sueño, las comidas, las conversaciones, los paseos
y otras diversiones. Mientras se precipita este torrente de la vida
debemos dedicar tiempo para trabajar en la obra de Dios.
La misión que encomendó a cada uno de nosotros es un puesto
que todos pueden desempeñar mediante la Cooperación y la Uni-
dad, el estudio y la enseñanza encauzados al servicio.
El Dr. Juan White dijo que el cristiano debe llevar una espada en
una mano y una herramienta de albañil en la otra, quiso decir que
toda la vida y el trabajo son sagrados para el cristiano. Representa-
mos bien o mal a Dios en todo lo que hacemos y decimos.
49
Son muchas las clases de _responsabilidades que han de lle-
var los dirigentes de la iglesia y los miembros a los cuales_ se
asignan tareas específicas en la iglesia como: participar en la
escuela sabática o culto joven,visitar a los enfermos, y prestar
atención general a la obra sagrada de la organización que se
llama iglesia.
50
personal, debe estudiar en forma especial el plan de la organi-
zación que ha sido impartido en forma muy definida a la iglesia
remanente para desarrollar la cooperación armoniosa de todos
los ramos de la obra del Señor. Nadie debe creer por un momen-
to que puede proceder en su obra independientemente de cual-
quier otro obrero. Debe haber comprensión mutua, consultas
con el pastor y la junta directiva de la iglesia, y la más estrecha
cooperación.
51
blicas en una iglesia local, escuela o salón, debe presentar su plan
al pastor y a la junta directiva de la iglesia para saber el apoyo y la
cooperación de la iglesia. Sería prudente comunicar los planes a
los dirigentes de la asociación, obtener su aprobación y sus indica-
ciones para realizar una obra efectiva en la conquista de almas.
“En toda iglesia hay talentos que, con la debida clase de trabajo,
podrían desarrollarse para ayudar mucho en esta obra. Lo que se
necesita ahora, para la edificación de nuestras iglesias, es el buen
trabajo de obreros sabios para discernir y desarrollar el talento que
hay en la iglesia, talento que puede ser educado para uso del Maes-
tro”. - Testimonies, tomo 9, pág. 117.
52
la iglesia”. - Obreros evangélicos, pág. 234.
Si Cristo ha señalado “a cada uno su obra”; entonces ¿Qué puedo
hacer para Dios en cuanto a interesar a la gente en nuestro mensa-
je?
III. CONCLUSIÓN
• Dejemos resplandecer nuestras acciones y que toda nuestra
conducta se asemeje a la de Jesús y que este sermón de nues-
tra vida sea una luz para los que desean alcanzar la salvación.
• Cualquier aspiración espiritual que el Señor Jesús haga brotar
en nuestro corazón, para inducirnos a trabajar en este sentido,
no debe ser reprimida. Sometámonos completamente a su vo-
luntad.
53
• Todo obrero laico tiene el privilegio y el deber de enseñar la ver-
dad bíblica a otras personas y familias.
• Cuando un predicador voluntario se propone celebrar reuniones
públicas en una iglesia local, escuela o salón, debe presentar su
plan al pastor y a la junta directiva.
• El obrero laico, al entrar en una esfera más amplia de servicio
personal, debe estudiar en forma especial el plan de la organi-
zación que ha sido impartido en forma muy definida a la iglesia
remanente.
• La cooperación y la unidad son esenciales para tener un con-
junto armonioso, dentro del cual cada obrero hace la obra que
Dios le dio.
• Cristo quiere que sus ministros sean educadores de la iglesia
en la obra evangélica. Han de enseñar a la gente a buscar y
salvar a los perdidos.
IV. LLAMADO
Hoy decide, por la gracia de Dios, ser un ejemplo de servicio en tu
comunidad, familia e iglesia, unamos fuerzas para trabajar como
un solo equipo y apoyando a nuestro pastor para llevar adelante la
sagrada obra de predicar el evangelio a toda nación, tribu, lengua
y pueblo, ¿deseas manifestar esta decisión poniéndote en pie ahí
donde estás? Oremos.
54
E
BR
M
CIE
DI
LA VERDAD SE CONCENTRA
EN JESUCRISTO
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí” Juan 14:6
I. INTRODUCCIÓN
Él es el camino, la verdad y la vida, y verle a Él es ver al Padre…
II. ARGUMENTACIÓN
Recordemos el cuádruple propósito de nuestro estudio:
55
Al presentar la verdad, tal cual es en Jesús y al hacer claros los re-
querimientos de la ley y del Evangelio, enseñamos bondadosa pero
firmemente en forma positiva y en el espíritu del Maestro; sin em-
bargo, con corazón lleno de amor, fervor y a la vez con prudencia
(Salmos 39:3; Lucas 24:32; Miqueas 3:8).
“Cultivemos el fervor y un tono positivo cuando nos dirigimos a la
gente. Nuestro material puede ser excelente y eso es precisamente
lo que la gente necesita, pero convendrá mezclar un tono positivo
con las súplicas persuasivas”. Evangelismo, pág. 296.
“Ahora, precisamente ahora, hemos de proclamar la verdad presen-
te con seguridad y con poder”. Id., pág. 180.
56
tema que se presente, ensalcemos a Jesús como Centro de toda
esperanza, ´la raíz y el linaje de David, la Estrella resplandeciente de
la mañana´”. – Testimonies to Ministers. pág. 118.
57
que hará en las mentes, y con el carácter cristiano que desarro-
llarán más tarde los que reciban la verdad. Ensalcemos al Cristo
crucificado, y los hombres serán atraídos a él. La bondad de Dios es
la que induce a los pecadores a arrepentirse. Llamemos la atención
a él para que lo vean quienes lo necesitan. En toda visita y estudio
elevemos a Cristo y hagamos de él el centro de nuestra enseñanza.
“Haced que vuestras ilustraciones sean evidentes de por sí. Por gran-
de que sea el conocimiento de un hombre, no sirve para nada, a me-
nos que pueda comunicarlo a otros. Dejad que lo patético de vuestra
voz, y su profundo sentimiento, haga su impresión en los corazones.
Instad a vuestros alumnos a entregarse a Dios… Presentadlo en su
sencillez”. – Consejo para los maestros, págs. 193-195.
58
la cadena de la verdad que une al hombre con Dios, la tierra con el
cielo”. – Id., págs. 13, 14.
Sacaba sus ilustraciones de las cosas de la vida diaria, y aunque
eran sencillas, tenían una admirable profundidad de significado.
Las aves del aire, los lirios del campo, la semilla, el pastor y las ove-
jas eran objetos con los cuales Cristo ilustraba la verdad inmortal.
La sencillez y la seriedad con que se dirigían a los necesitados, san-
tificaban cada palabra.
III. CONCLUSIÓN
“Delicada cosa es tratar con las mentes. Solo aquel que lee en el
corazón sabe llegar a los hombres al arrepentimiento. Solo su sa-
biduría nos proporcionará éxito en alcanzar a los perdidos. El amor
de Cristo, manifestado en palabras y obras, se abrirá camino hasta
el alma, cuando de nada sirviera la reiteración de preceptos y argu-
mentos”. – El ministerio de curación, pág. 154.
59
Si queremos ganar almas, recordemos que “la piedad práctica debe
hallar cabida en todo discurso”. Evangelismo, pág. 178. “Cualquie-
ra que sea la fase del tema que se presente, ensalcemos a Jesús
como centro de toda esperanza, ´Raíz y el Linaje de David, la Estre-
lla resplandeciente de la mañana”. – Testimonies to Ministers. pág.
118.
4. LLAMADO
Cuantos esta mañana queremos, en el nombre del Señor, presentar
la verdad presente con fervor y pasión, reconociendo que el tiempo
está cerca, cuidando siempre de nuestro testimonio como un ser-
món aparte del hablado que puede llevar a muchas personas hasta
los pies de Jesús, predicando del milagro del cambio de vida a tra-
vés del hijo de Dios. Si hasta ahora no lo hemos hecho, entonces,
toma la decisión de ser su instrumento, déjate llevar por Él. Si ese
es tu deseo en esta mañana, te invito a que te pongas de pie ahí
donde estás para terminar con una oración.
60
Notas:
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