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"Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una pere1me reforma, de la que la Iglesia misma,
en cuanto institución humana y terrena , tiene siem.pre necesidad"
lema ecclesia semper reformanda, expresión surgida en el siglo XVI en el ámbito de la
Reforma
las expresiones "renovación" -expresión también utilizada en LG 8 y "reforma" como
sinónimos.
La razón teológica que fundamenta esta necesidad de la "perenne reforma" -perennis
reformatioa análoga aunque no idéntica a la expresión sancta simul et semper
purificanda (LG 8)-
la Iglesia es una "institución humana y terrena", no debido a su origen trinitario
Incluyen no sólo la vida moral de los creyentes, sino también la disciplina eclesial y la
forma de la predicación.
siglo XX con sus temáticas propias: "el movimiento bíblico y litúrgico, la predicación de
la palabra de Dios y la catequesis, el apostolado de los seglares, las nuevas formas de
vida religiosa, la espiritualidad del mah·imonio, la doch'ina y la actividad de la Iglesia en
el campo social" (UR 6,2
cuando hablamos de reforma de la Iglesia, estamos frente a una agenda
exh·emadamente amplia y ambiciosa que no deja fuera ningún aspecto esencial de la
vida eclesial.
debe ser consciente que se ocupa sólo de w1 aspecto determinado y que muchas oh·as
perspectivas son necesarias para hacer justicia a una agenda de reforma "esh·uctw·al".
En las páginas siguientes ofrezco, primero, tma consideraciónsobre la noción de
sinodalidad. Este concepto es pruticulannente rico y sugestivo para ilum.ii1rue· impulsar
los cambios a que alude el título de este texto
En segundo lugar, me detengo en un diagnóstico histórico-teológico qtie pretende
sacru· a la luz de la manera más precisa posible el núcleo de la problemática esh·uctural
que exige una reforma.
1. La sinodalidad como característica estructural constitutiva de la Iglesia
Con ella se caracteriza la dinámica específica del camino de la Iglesia en la historia como
expresión adecuada de aquel sujeto comunitario escatológicamente instituido en
Jesucristo y su Espíritu como pueblo de Dios consagrado a dru· testim01úo de la venida
del Reino enh·e todos los seres humanos.
No indica primeramente w1a forma jurídica de gobierno de la Iglesia
sino, más originariamente, un espíritu y w1 método de vida y de testimonio del
Evangelio que, naturalmente,
-sy11-odosd-el entel'o pueblo de Dios que incluye el ejercicio articulado de los variados
carismas en una creativa perijoresise clesial.
decuado espacio de escucha y encarnación de la Palabra en una dinámica de servicio a
las alegrías y las esperanzas, las h'istezas y las angustias de las mujeres y varones de
nuesh·o tiempo
Sinodalidad describe, entonces, la "dinámica interna que es constitutiva para la
formación de la identidé_l.de ese sujeto comunitario" y
Como
emerge en varios documentos antiguos, la retmión testimoniada
en Hechos 15, más allá de sus circunstancias y forma concreta,
fue vista como un modelo para la experiencia conciliar y sinodal
posterior.
implica también, en
tanto Iglesia comunión de iglesias, la búsqueda de la 1111a11i11d1eilt as,
consenso comprendido en w1a dirección vertical y horizontal, diacrónica
-a11tiq1ta1si - y sincrónica -1111iversit
En este sentido,
tiene razón el teólogo francés cuando dice que el Vaticano
II no se dio como tai·ea primai·ia el despliegue de la sinodalidad,
sino la de articular mejor la potestad del papa y de los obispos.
lo más precisa
posible sobre la naturaleza del problema "estructural".
Yves Congar,
la mayoría de los h'atados clásicos De Ecclesiad e la época, eran
"puros tratados de derecho público eclesiástico", en ellos no se
planteaban sino "cuestiones de autoridad y de poder, de validez
y derecho, ninguna verdaderamente teológica"
Las expresiones
del obispo Emilio De Smedt, de Brujas, Bélgica, en la
primera sesión del Vaticano II, diciembre de 1962, caracterizaron
bien el esquema preliminar De Ecc/esiad, eudor del modelo apuntado,
por medio de tres ténninos que, desde entonces, se han
hecho famosos: clericalismo, juridicismo y h'iunfalismo.
w1 enfoque moral-espiritual es
necesru'io, pero no suficiente. Existe una "densidad propia de las
esh·uctmas impersonales y colectivas" que debe tenerse en cuenta;
"de lo conh·m·io, las más generosas intenciones de reforma se
agotru·ían en la tarea de recomenzru· incesantemente un esfuerzo
condenado siempre a w1a eficacia disminuida a causa de haber
dejado intactas w1as esh·uctmas conh·mias
Las sociedades
moderna _s no dejm1 libradas a la buena voluntad de los individuos
sus agendas de derechos humm1os y justicia
losmás pobres, los menos influyentes, quienes más necesitan de instituciones fuertes en el
mru·co de un estado de derecho.
la importancia del derecho, preocupación que, en relación con la Iglesia, competen validos
autores/ as, incluso en referencia a los cambios propuestos por el Concilio
Sinodalidad a todos los niveles, entre todas las personas y en todas las estructuras
la autocomprensión teológica de la
Iglesia y, por supuesto, en diálogo y emiquecinúento recíproco
con las formas socio-políticas, institucionales de nuesh·a modenúdad
tardía.
La repetida apelación al derecho divino de
la estructura eclesiástica ru·gumentada para cerrar un diálogo en
este aswlto es claramente inconsistente.
la convicción
acerca de la competencia de los creyentes en las cosas de la fe
(se11s11fisd ei, se11s11fisd eli11111e)s ta11a tltigua como la Iglesia núsma
y está emaizada profundamente en la comprensión católica de la
fe y de la Iglesia
la vida y la libertad
de las personas la modernidad ha subrayado la importancia
de contai· con instituciones regidas por estados de derecho y
configuradas por una preocupación cenh·al: limitar el ejercicio
del poder.
(c) No fue w1a casualidad que el punto más debatido del último
Concilio haya sido la nociónd e coleginlidndep iscopale, n la medida
en que ella afirmaba tma autoridad que debía articularse con
la ya consagrada de la primacía papal en el Vaticano I.
de gobierno, como
simbólico
¿Se
conseguirá disolver el cenh·alismo sin perder la unidad?", 1 preguntaba
Ratzinger en 1965
En otros términos, la
capacidad de participar en la elección de las propias autoridades
no debe ser identificada con la idea de que la autoridad se fundamenta
en la soberanía popular tal como se formula en los estados
modernos.
la dificultad para prever formas de relación vinculantes -no solo optativas, "consultivas"
en el mejor de los casos- del ministerio ordenado con
las oh·as instancias del pueblo de Dios
Las ideas precedentes no representan una agenda de reforma eclesiocénh·ica, sino teocénh·ica
y "en salida misionera" (EG 17);
Así la Iglesia podrá servir mejor a las grandes causas evangélicas de hoy en los diversos
continentes. Es un paso insustituible de una agenda amplia: w1 proceso que, bajo el dinamismo
de una renovada espiritualidad, promueva un cristianismo cultmalmente policéntrico,
crecientemente ecwnénico en diálogo con las h·adiciones y las formas religiosas de nuesh·o
mw1do y al servicio de la paz y la justicia enh·e los seres humanos, particulannente de los
pobres y enh·istecidos de la tierra.