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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

FACULTAD DE PEDAGOGÍA E INNOVACIÓN EDUCATIVA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

EVALUACIÓN DE PROCESOS EDUCATIVOS

REPORTE DE LECTURA

PERFIL DE REFERENCIAS DE EVALUACIÓN DE LA DOCENCIA

ALUMNA:

NAHOMY CASAS BARRERA

MEXICALI, BAJA CALIFORNIA 26 DE MAYO DE 2018


PERFIL DE REFERENCIAS DE EVALUACIÓN DE LA DOCENCIA

El presente reporte integra tres lecturas sobre un adecuado perfil que un docente debe poseer
en educación básica y educación superior. Estas características ayudan a evaluar su práctica
profesional, valorando su desempeño, áreas de oportunidad y competencias pertinentes al
nivel educativo en el que se encuentre. Además, hay que recordar que el propósito de una
evaluación es conocer los aspectos que se deben mejorar sobre la situación, lugar o persona
que será evaluado. Teniendo esto en cuenta, a continuación, se plantean dos perfiles de
referencia para la educación básica y un perfil para la educación superior.

En México, existe un documento llamado perfil, parámetros e indicadores para


docentes y técnicos docentes (por sus siglas PPI). Este documento se elaboró a través de una
construcción colectiva donde participaron docentes, directores, supervisores, jefes de sector,
asesores técnicos, pedagógicos, responsables de niveles educativos y autoridades educativas
locales. De acuerdo a la Ley General del Servicio Profesional Docente establecida desde el
año 2013, establece la necesidad de asegurar la calidad y equidad de un buen desempeño
docente para la EB y EMS.

Entonces ¿cómo sabrán los docentes que están ofreciendo un buen desempeño? El
SPD crea el documento antes mencionado, donde desarrolla el perfil, parámetros y perfiles
referentes para una práctica profesional. Se adjunta entonces, funciones de docencia,
dirección y supervisión, tales como las prácticas didácticas, evaluación al alumno, logro de
aprendizajes, entre otros. Así mismo, está integrado por dos apartados, el primero es para
docentes de educación preescolar, primaria y secundaria, y el segundo para la educación
indígena, especial, física y telesecundaria.

La Secretaria de Educación Pública (2017) crea el PPI para la educación preescolar,


primaria y secundaria están conformados cada nivel por cinco dimensiones, con el propósito
de integrar las características, habilidades y competencias que necesita el docente para una
mejor práctica profesional, sobre todo, para aquellos que están por ingresar a la educación
básica.

Dimensión 1; un docente que conoce a sus alumnos, sabe cómo aprenden y lo que
deben aprender. Dividido en tres parámetros, esta dimensión alude a las particularidades que
tiene cada alumno, como el desarrollo cognitivo, sus intereses y el entorno en el que vive. El
docente reconoce las formas de intervención e interacción hacia el aprendizaje de los alumnos
e identifica aspectos esenciales de los campos del conocimiento que están inscritos en los
contenidos educativos.

Dimensión 2; un docente que organiza y evalúa el trabajo educativo, y realiza una


intervención didáctica pertinente. Desglosado por cuatro parámetros, esta dimensión hace
referencia al conocimiento de estrategias y la habilidad de identificar las necesidades
educativas de sus alumnos, cuándo y cómo usarlas, también, la evaluación formativa toma
un papel importante para la mejora continua y finalmente, la creación de un ambiente
favorable, inclusivo, respetuoso y propicio para una relación afectiva (SEP, 2017).

Dimensión 3; un docente que se reconoce como profesional que mejora


continuamente para apoyar a los alumnos en su aprendizaje. En esta dimensión, existen tres
parámetros que hablan sobre el crecimiento profesional en la práctica académica y el trabajo
colaborativo en el plantel donde labora. El maestro analiza su práctica, incorpora nuevos
conocimientos y estrategias, incluye las TIC, asimismo, participa y comunica adecuadamente
inquietudes e información pertinente en su entorno laboral (SEP, 2017).

Dimensión 4; un docente que asume las responsabilidades legales y éticas inherentes


a su profesión para el bienestar de los alumnos. Aquí, cuatro parámetros aluden a que toda
función docente debe estar orientada en cuidar la integridad tanto de sus alumnos, su práctica
profesional, la promoción de ambientes inclusivos y la intervención en casos de abusos o
maltrato infantil. Cabe destacar, que un profesional en la educación preescolar o primaria
mantiene un perfil de cuidador ante los ojos de sus alumnos, debido a su etapa de desarrollo,
por lo tanto, es importante establecer una acción participativa con los padres de familia (tal
como lo menciona la dimensión 1) (SEP, 2017).

Dimensión 5; un docente que participa en el funcionamiento eficaz de la escuela y


fomenta su vínculo con la comunidad para asegurar que todos los alumnos concluyan con
éxito su escolaridad. Dividido en tres parámetros, hace referencia a que un docente identifica
áreas de oportunidad y fortalezas tanto de la escuela como de su aula, conoce la expresión
cultural de sus alumnos y lo orienta hacia el trabajo educativo, además, establece la relación
de colaboración con las familias de los alumnos (SEP, 2017).

Estas dimensiones componen una serie de atributos que un maestro de educación


básica debe dominar al estar frente a grupo, no obstante, para Romero (2014) el docente no
es perfecto, ni podrá serlo, pero si debe ser capaz de reflexionar su propia práctica, de corregir
sus errores aceptando nuevas formas de comprender el mundo, dando apertura a todas las
corrientes del pensamiento y ser un ejemplo mediante sus funciones y valores.

Por otra parte, Chile crea el Marco para la Buena Enseñanza, este documento también
es dirigido a educación básica, con el propósito de que los docentes examinen su propia
práctica de enseñanza y educación para determinar cuán bien lo hace cada uno en el aula y
en la escuela, y así mejorar y perfeccionarse como maestros. Cada criterio muestra elementos
específicos en los que deben centrarse los profesores, respondiendo a las preguntas ¿Qué es
necesario saber? ¿Qué es necesarios saber hacer? y ¿Cuán bien se debe hacer o cuán bien se
está haciendo? (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones
Pedagógicas, 2008).

El Marco para la Buena Enseñanza tiene un total de cuatro dominios, con sus
respectivos criterios para cada uno de estos. Dominio A; preparación de la enseñanza.
Establece cinco criterios, de los cuales, tienen en cuenta conocer los conceptos de las
disciplinas que enseña, dominando diferentes estrategias de enseñanza para generar
aprendizajes significativos, además, relaciona los contenidos con los contextos fuera del aula,
comprende distintos ritmos y estilos de aprendizaje de sus estudiantes, así mismo, utiliza la
evaluación para identificar los aprendizajes logrados por sus alumnos (CPEIP, 2008).

Dominio B; creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Desglosa cuatro


criterios, haciendo referencia a las relaciones interpersonales que el maestro mantiene con
sus alumnos y a su vez, generando un clima respetuoso, inclusivo y colaborativo que
enriquezca a la clase. Asimismo, el maestro conoce los intereses de sus estudiantes de
acuerdo a su edad, por lo que presenta situaciones de aprendizaje relacionadas con esto y
favorece la motivación y participación en el aula; crea un espacio interactivo con reglas de
convivencia pertinentes y usa recursos disponibles tanto naturales, sociales y culturales como
medios de aprendizaje (CPEIP, 2008).

Dominio C; enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes. Cuenta con seis
criterios, estos aluden en cómo el profesor comunica los objetivos de aprendizaje, por lo que,
él anticipa una propuesta metodológica de la clase y la autoevaluación entre los estudiantes.
Establece una estructura clara y definida sobre los contenidos, tiene la habilidad de estimular
a los estudiantes a hacer uso de su pensamiento crítico y creativo sobre temas abordados, es
capaz de transmitir el conocimiento de forma ordenada, voz audible y con un nivel de
profundidad al desarrollar los contenidos. Además, entrega retroalimentación a sus alumnos
de manera constructiva y oportuna (CPEIP, 2008).

Dominio D; responsabilidades profesionales. En este dominio, existen cinco criterios


que hablan sobre un docente consciente sobre su práctica, él evalúa, analiza e identifica el
trabajo que se ha realizado en clase, tanto de sus alumnos como su propio desempeño.
También, mantiene un trabajo colaborativo promoviendo dialogo y participación activa entre
su entorno laboral, es capaz de asumir responsabilidades en la orientación de sus alumnos,
apoyándolos en sus necesidades de desarrollo personal o dificultades, asimismo, toma un rol
importante con padres de familia, pues debe propiciar relaciones de colaboración.
Finalmente, se mantiene al tanto y analiza las actualizaciones sobre la profesión docente y
las políticas vigentes (CPEIP, 2008).

Para esta evaluación, se establecen cuatro niveles de desempeño: destacado,


competente, básico e insatisfactorio. A diferencia del PPI de México, todas las características
se engloban en cuatro dominios, mientras que el PPI describe cada dimensión de manera
amplia y minuciosa la labor profesional. Cabe mencionar, que los dos perfiles de evaluación
son un tanto similares, ya que ambos mantienen la idea de conocer el contexto, intereses,
estrategias de enseñanza, evaluación, educación integral e inclusiva para sus alumnos, así
como el trabajo colaborativo.

Ahora bien, una vez descrito el perfil de educación básica, existe también un perfil
adecuado para educación superior. A través de la Red de Investigadores sobre Evaluación de
la Docencia (RIED) se crea el modelo de evaluación de competencias docentes (ECD). Tiene
como objetivo orientar las actividades de profesores y directivos en los procesos a través de
la evaluación, por lo que mantiene tres elementos importantes para la construcción del ECD
y cuatro competencias oportunas que valoran el proceso enseñanza y aprendizaje, y una
competencia para la valoración del impacto del proceso de enseñanza y aprendizaje (García,
Loredo, Luna y Rueda, 2008).

Dentro del contexto institucional, se realiza la planeación macro, involucrando los


principios orientadores, organización académico-administrativa y congruencia entre las
asignaturas y el plan de estudios; se desarrollan procesos de formación continua para el
profesorado, se incluyen las políticas de formación, planes de formación, programas y
actividades adecuados a las necesidades. Finalmente, se establece la capacidad de diálogo de
los participantes, trabajo en equipo, innovación y liderazgo compartido, redes de
colaboración y capacidad de gestionar proyectos (García et al, 2008).

Por otro lado, para evaluar la función docente, la ECD establece la competencia
Planear el curso de la asignatura, hace referencia al dominio de saberes de su materia,
establece una metodología para la clase, diseña situaciones para un aprendizaje significativo,
colaborativo y autónomo, un ambiente de convivencia, incorpora uso de TIC y estrategias
alternativas para apoyar a los alumnos. La segunda competencia Gestionar la progresión de
los aprendizajes, toma en consideración el diseño de actividades, materiales didácticos y de
evaluación, y estrategias de enseñanza apoyadas en las TIC. Aquí lleva a cabo controles
periódicos para monitorear el logro de las metas (García et al, 2008).

La tercera competencia es Llevar a cabo la interacción didáctica en el aula, alude a


trabajar dificultades que se presenten en la clase, promueve formas cooperativas entre ellos,
proporciona retroalimentación en su desempeño, así como oportunidades equitativas de
participación en el aula, emplea la evaluación diagnóstica, continua y sumativa, de la misma
manera que involucra a los estudiantes en los procesos de autoevaluación, evaluación y
coevaluación (García et al, 2008).

La cuarta competencia es Utilizar formas de comunicación adecuadas para apoyar


el trabajo académico, implica estructurar lógicamente la presentación de sus ideas, tanto
orales como escritas, explicar con claridad y usar un tono de voz adecuado, transmite la
información con ejemplos e ilustraciones, además de comunicarse de manera eficiente una
lengua extranjera.

Para la valoración del impacto del proceso de enseñanza y aprendizaje, se acompaña


de una quinta competencia Utilizar formas adecuadas para valorar el proceso enseñanza y
aprendizaje, así como su impacto, aquí el docente evalúa el logro de las metas de la asignatura
haciendo uso de instrumentos acordes a la asignatura, involucra estándares de excelencia en
la actividad académica, sigue trayectorias personales de los estudiantes, mantiene la
autoevaluación y reflexión sobre el logro de las metas del curso (García et al, 2008).

Si bien, el perfil del docente en la educación superior establece competencias


pertinentes a su nivel educativo, ya que, a diferencia de la educación básica, la población y
el contexto se vuelven autónomos. Estas competencias apuntan a un profesor capacitado y
especializado en un tema, y en áreas de liderazgo, investigación, conocedor de estrategias
para alcanzar un aprendizaje significativo y de una lengua extranjera. Es necesario, que un
docente sea capaz de adquirir estas competencias para contribuir a la formación académica
de los futuros profesionales en México. Como se mencionó anteriormente, el objetivo de
delimitar las características particulares de cada nivel educativo es conocer y autoevaluar qué
competencias son necesarias y cuáles debemos rescatar para mejorar en nuestra práctica
profesional.

Referencias

Centro de Perfeccionamiento, experimentación e investigaciones pedagógicas (2008). Marco


para la buena enseñanza. Recuperado de http://www.cpeip.cl/wp-
content/uploads/2017/10/MBE.pdf
García, B., Loredo, J., Luna, E. y Rueda, M. (2008). Modelo de evaluación de competencias
docentes para la educación media y superior. Revista Iberoamericana de Evaluación
Educativa, 1 (3), 97-108.
Romero, T. (2014). Cuestionario de opinión para la evaluación del desempeño docente en la
UNAN-MANAGUA, Nicaragua, FAREM-CHONTALES. Revista Actualidades
Investigativas en Educación, 14 (2), 1-28.
Secretaría de la Educación Pública (20 de enero de 2017). Perfil, parámetros e indicadores
para docentes y técnicos docentes. Recuperado de
http://servicioprofesionaldocente.sep.gob.mx/content/ba/docs/2017/ingreso/PPI_IN
GRESO_EB_2017_2018.pdf

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