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El principio de no contradicción

a) El primer juicio del entendimiento

In I Metaph., l. 6, n. 605:

“Es necesario considerar que existe una doble operación del intelecto: una, por
medio de la cual se conoce lo que la cosa es, que se llama intelección de los indivisibles;
otra, por medio de la cual compone y divide; en [el orden de ] ambas [operaciones] hay
algo primero: en la primera [operación], ciertamente, hay algo que cae en primer lugar
en la concepción del entendimiento, a saber, lo que llamo ‘ente’; en efecto, la mente no
puede concebir nada mediante esta operación, si no entiende ‘ente’. Y dado que este
principio, ‘es imposible ser y no ser simultáneamente’, depende de la intelección de
‘ente’ –así como el principio ‘el todo es mayor que su parte’ [depende de la intelección]
de ‘todo’ y de ‘parte’–, así también este principio es naturalmente el primero en [el
orden de] la segunda operación del intelecto, a saber, la [operación] que compone y
divide. Pues tampoco puede el entendimiento entender algo en segundo lugar mediante
esta operación, sin haber entendido esto en primer lugar. Pues así como ‘todo’ y ‘parte’
no pueden entenderse sin haber entendido ‘ente’, del mismo modo tampoco el principio
‘el todo es mayor que la parte’ [puede entenderse] sin haber entendido el antedicho
principio firmísimo”.

Summa Theol., I-II, q. 94, a. 2:

“Se encuentra cierto orden ente aquellas cosas que caen en la aprehensión de
todos. Pues aquello que primeramente cae en la aprehensión, es el ente, cuya intelección
está incluida en toda cosa que alguien aprehende. Por eso, el primer principio
indemostrable consiste en que no se puede afirmar y negar simultáneamente, el cual
[principio] está fundado sobre la razón [/noción] de ‘ente’ y ‘no ente’, y todos los otros
principios están fundados sobre este, como se dice en el libro IV de la Metafísica”.

b) Evidencia inmediata del principio de no contradicción

In I Metaph., l. 6, n. 597-602:

“Aquí muestra cuál es el principio más cierto o firme. Acerca de esto hace dos
cosas. Primero, dice cuáles son las condiciones del principio más cierto. Luego, las
aplica a un principio.
Expone, pues, en primer lugar, las tres condiciones del principio más firme. La
primera es que nadie puede mentir o errar acerca de esto. Esto es evidente, dado que los
hombres no se engañan más que acerca de aquellas cosas que ignoran: conviene por eso
que aquello acerca de los cual nadie puede engañarse sea evidentísimo.
La segunda condición es que no sea condicional, es decir, que no se tenga por
una suposición […]. Y esto porque dado que el mismo es necesario para entender
cualquier [otra] cosa, es preciso que cualquiera que conozca otras cosas, lo conozca
[previamente].
La tercera condición es que no se adquiera por demostración, o de otro modo
similar, sino que advenga casi por virtud de la naturaleza de quien lo tiene, como si se
conociera naturalmente, y no por medio de una adquisición. Pues los primeros
principios se hacen conocidos a partir de la misma luz del intelecto agente, y no se
adquieren por medio de razonamientos, sino solo en virtud de que se tiene conocimiento
de sus términos. […] Por consiguiente, es evidente que el principio sumamente cierto o
firme debe ser tal que no se pueda errar acerca de él, que no sea una suposición, y que
advenga naturalmente.
A continuación, muestra a qué principio corresponde la antedicha
caracterización. Y dice que corresponde como sumamente firme a este principio, que es
imposible que lo mismo sea y no sea simultáneamente en lo mismo. Pero se debe añadir,
y según lo mismo. Y todas las demás [proposiciones] deben ser determinadas de acuerdo
con este principio, cualquiera sea la [proposición] que se deba determinar.
Ahora bien, que las [condiciones] antedichas le correspondan a este principio, lo
muestra del siguiente modo. Es imposible, pues, que alguien acepte u opine que lo
mismo sea y simultáneamente no sea, aunque algunos atestigüen que Heráclito ha
opinado esto. Pues es verdad que Heráclito ha dicho esto, sin embargo no lo ha podido
pensar. Pues no es necesario que todo lo que alguno dice lo piense u opine con la mente.
Si alguien dijese que sucede que alguno opina que es lo mismo ser y no ser, se
seguiría el inconveniente de que ocurriría que los contrarios existirían simultáneamente
en lo mismo”.

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