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Regulatory Reform: Economic Analysis and British Experience.

Mark Armstrong, Simon Cowan, y John Vickers.

REFORMA REGULATORIA: ANALISIS


ECONOMICO Y LA EXPERIENCIA BRITANICA

Traducción parcial de los capítulos 1, 2, 3, 4 y 5 del libro “Regulatory Reform:


Economic Analysis and British Experience”, de Mark Armstrong, Simon Cowan, y John Vickers,
The MIT Press, 1994
Capítulo 1

Introducción
Una de las preguntas centrales en la política industrial es cómo regular a las firmas con
poder en el mercado. La respuesta dada por quienes hacen las políticas en diferentes países se ha
alterado bastante en la última década y el cambio continúa. Métodos recientes del análisis de la
economía de organización industrial y de incentivos han iluminado esta cuestión. En este libro
damos un marco analítico para estudiar los puntos principales de la reforma regulatoria.
Aplicamos el análisis a cuatro industrias de servicios públicos, telecomunicaciones, gas,
electricidad y provisión de agua.
Hace diez años todos estos servicios en Gran Bretaña, eran monopolios del Estado, pero
ahora están en manos privadas y sujetas a la competencia, por lo menos en parte. En el proceso de
la reforma regulatoria los mercados han sido liberalizados, las industrias reestructuradas y se han
creado nuevas instituciones y métodos regulatorios. Lo dramático y global de la naturaleza de
estas reformas hacen que los casos de Gran Bretaña sean interesantes para estudiar, aunque
también hay otros casos en otros lugares.
La reforma regulatoria moderna comenzó en Estados Unidos en 1970, notablemente en
telecomunicaciones, líneas aéreas, fletes y servicios financieros. En la regulación también se
habla de la industria petrolera, del gas y ferroviaria. Para los propósitos de este libro el hecho más
significativo fue la separación de AT&T en 1984, dos años después del juicio antimonopólico de
parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos. El caso de AT&T generó la cuestión
fundamental de si la regulación efectiva de un monopolio integrado puede coexistir con
condiciones reales y no distorsionadas de competencia en industrias que contienen actividades de
naturaleza monopólica y potencialmente competitivas y si la separación estructural de estas
actividades es necesaria. Se optó por lo último y AT&T fue despojada de su red de operaciones
regionales de naturaleza monopólica.
La reforma regulatoria está en un proceso mundial y las zonas más importantes son
Europa del este y la antigua Unión Soviética. Dentro de los países de la OECD el Japón ha
llevado adelante políticas de reformas regulatorias de largo alcance con frecuencia en conjunción
con un proceso de privatización. El servicio de telecomunicaciones ha sido liberalizado
ampliamente y en 1987 los ferrocarriles nacionales del Japón fueron divididos en siete
compañías. En Nueva Zelanda se han implementado medidas drásticas de desregularización,
privatización y reforma del sector público. En muchos países de Europa Occidental se han
planteado iniciativas de reforma y también a nivel de la Comunidad Económica Europea. Aparte
de su programa de mercado único, la Comunidad Europea ha emitido directivas para promover la
armonización y liberalización de redes de acceso, por ejemplo, en telecomunicaciones, energía y
ferrocarriles. Además de la liberalización y reforma estructural también están cambiando los

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métodos de regulación. Luego de la introducción de la regulación RPI-X en Gran Bretaña a


mediados de 1980, han habido cambios, por ejemplo en las telecomunicaciones de Estados
Unidos, dejando de lado la regulación a través de la tasa de retorno y yendo al control de los
monopolios a través de una política de price caps.

En la parte II de este libro focalizamos en los servicios de telecomunicaciones, gas,


electricidad y provisión de agua. Los cuatro tienen actividades en red con naturaleza de
características monopólica y requieren regulación (las telecomunicaciones locales, gasoductos,
red de distribución eléctrica y la infraestructura de provisión de agua y cloacas) y surgen
preguntas sobre la política común, como por ejemplo, la separación de la red de provisión del
suministro de servicios. Creemos entender por esta última frase la separación entre el transporte y
la distribución domiciliaria de los distintos servicios. Sin embargo, en otros aspectos hay una
diferencia considerable en las características económicas y tecnológicas de estas industrias y
también en las políticas de reforma regulatoria adoptada en Gran Bretaña. Hace apenas algunos
años, los cuatro servicios fueron privatizados y sometidos a la reforma regulatoria, por lo que hay
algo de experiencia que informar. Los ferrocarriles y el correo son servicios con características de
red donde surgen temas de políticas similares aunque hay algunas diferencias, pero la reforma
regulatoria no se ha implementado todavía. Al momento de escribir este libro, está por llevarse a
cabo en los ferrocarriles y está en consideración para el servicio postal de Gran Bretaña. Mucho
del análisis siguiente y algo de las lecciones que nos dejan las experiencias son de aplicación
potencial en estos servicios y en otros, incluyendo las emisoras y otros sectores de transporte.
Dado que los servicios públicos son tierra fértil para una gran variedad de prácticas monopólicas
y anticompetitivas su liberalización es de gran interés para las políticas de competencia en
general.
No intentamos explicar en toda su complejidad porqué los métodos de regulación de
empresas con poder en el mercado, han sufrido tantos cambios en los años recientes. Las han
influenciado un número de factores económicos, políticos y tecnológicos que interactúan entre sí.
Por ejemplo, en telecomunicaciones los cambios tecnológicos y el crecimiento en la demanda han
disminuído significativamente el poder del monopolio natural y han aumentado las posibilidades
de competencia potencial. A nivel general ha habido una revaloración de la importancia de las
fallas en la regulación respecto de la fallas del mercado. Sin embargo como muestra la
experiencia británica la reforma regulatoria ciertamente no es una simple cuestión de tener más
competencia y menos regulación. Es por eso que en el título del libro aparece reforma regulatoria
en vez desregularización.

Marco Analítico
Ninguna industria es exactamente igual a otra en sus características económicas pero la de
los servicios públicos y algunas otras, tienen importantes elementos en común. En particular, que
combinan por un lado actividades de naturaleza monopólica como la transmisión en red y por el
otro, actividades potencialmente competitivas como la provisión de servicios a través de la red,
que pueden ser o no competitivas, para lo que el acceso al primer tipo de actividades es un
ingrediente esencial.
Entonces en telecomunicaciones las actividades del primer tipo incluyen, servicios locales
de red de eslabón fijo, por lo menos al corto plazo y el segundo tipo de actividades incluye
muchos servicios de larga distancia. En gas y electricidad el primer tipo de actividades incluye la

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transmisión y distribución, y las actividades del segundo tipo incluyen producción, generacíón y
provisión al menos para los grandes usuarios. En ferrocarriles las actividades del primer tipo
incluyen la infraestructura de las vías, sistemas de señalización y estaciones, pero los servicios de
tren pueden entrar dentro de las actividades del segundo tipo. En el servicio de provisión de agua,
sin embargo, hay muy pocas actividades del segundo tipo.
La política pública para una industria de este tipo implica dar respuesta a una serie de
preguntas:
1) Integración vertical. ¿Se le permite a una empresa que desarrolla actividades de
naturaleza monopólica, por ejemplo la empresa M, operar también en un área de actividades que
podrían ser competitivas?
2) Liberalización. ¿Tiene la empresa M el derecho exclusivo de operar en un sector que
podría ser competitivo y por lo tanto disfrutar de un monopolio sobre toda la industria o se
permitirá la libre entrada de empresas?. En el caso de una política de liberalización, ¿la entrada de
empresas puede ser restringida, facilitada o quien regula debe abstenerse de intervenir?.
3) Estructura horizontal. Si la empresa M opera en actividades potencialmente
competitivas, ¿deberían los bienes en dichas áreas ser desmenuzados en unidades competitivas?
4) Estructura regional. ¿Debe la empresa M tener el monopolio nacional en la
actividades de monopolio natural, o deben haber monopolios separados en cada región?
5) Regulación del precio del producto. De los productos ofrecidos por la industria,
¿cuáles deben tener su precio al consumidor regulado y de qué manera?
6) Regulación del precio de acceso. ¿Bajo que términos pueden otras empresas dentro
de la industria obtener acceso a los servicios del monopolio natural de la empresa M?
7) Regulación del comportamiento de la empresa que no se asocia al precio. ¿Cómo
se aplica la regulación a aspectos que no están asociados al precio en la empresa M y otras dentro
de la industria, por ejemplo, calidad del servicio y cumplimiento con los requisitos de la política
ambiental?

Las cuatro primeras preguntas tienen que ver con la estructura. La más simple de todas, el
monopolio integrado verticalmente se muestra en la figura 1.1.. La empresa M es el único
operador en ambas actividades, por lo tanto no hay problemas de ponerle precio al acceso de los
rivales, pero todos los precios al consumidor necesitan ser regulados. Se supone que algunos de
los productos y servicios de naturaleza monopólica son provistos directamente a los
consumidores en el mercado uno, además de ser productos intermedios para otros productores,
por ejemplo servicios locales de red en telecomunicaciones. Los productos y servicios que
requieren insumos que podrían en principio ser ofrecidos de manera competitiva se venden a los
consumidores en el mercado 2. Generalizando antes de 1980 todos los servicios públicos en Gran
Bretaña, eran monopolios verticalmente integrados. Virtualmente todos los aspectos de sus
negocios eran monopolios legales que además eran propiedad del stado y la regulación estaba
implícita en vez de explícita como lo es ahora.
Como se muestra en la Figura 1.2., la separación vertical es una estructura muy diferente.
La firma M se limita a las actividades de monopolio natural cuyos precios están regulados y la
competencia se desarrolla en otra área. El cambio de una situación de monopolio verticalmente
integrado a una situación de separación vertical implicaría que la empresa M fuese despojada de
sus actividades potencialmente competitivas con una separación horizontal y liberalización. La

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separación vertical no termina con la necesidad de la regulación del precio de acceso pero las
firmas competidoras están en igualdad de condiciones ya que ninguna es propiedad de la empresa
M.
Como se muestra en la figura 1.3. no es así en el caso híbrido de la integración vertical y
liberalización, donde la asimetría entre la empresa M y sus rivales es obvia. La asimetría puede
requerir que se regulen todos los precios de M aún en las áreas potencialmente competitivas. La
posible distorsión de la competencia depende sobremanera de la regulación de los términos de
acceso.

Redes y otras actividades


M
de Monopolio Natural

Actividades Potencialmente M
Competitivas

Regulación de
Precios

Consumidores Mercado 1 Mercado 2

Figura 1.1:. Monopolio Integrado Verticalmente

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Redes y otras actividades


M
de Monopolio Natural

Regulación de Precios
de Acceso
Actividades Potencialmente
Competitivas
Otros

Regulación de
Precios
Mercado 1 Mercado 2
Consumidores

Figura 1.2:. SeparaciónVertical.

Simplificando un poco, British Telecom fue privatizada con el modelo híbrido, British
Gas se privatizó efectivamente como un monopolio verticalmente integrado y el servicio de
provisión de electricidad fue privatizado bajo un modelo de separación vertical. Como vemos se
han utilizado una variedad de enfoques en los servicios públicos de Gran Bretaña y como
explicaremos, en términos generales, hay una tendencia a través del tiempo hacia la separación.

Plan Del Libro


Este libro está separado en dos partes que tratan respectivamente temas analíticos y
estudios de industrias específicas. La primer parte está organizada en torno al marco analítico
bosquejado anteriormente, ver Figura 1.4.. Los capítulos 2 y 3 tratan la regulación del monopolio.
Temas de competencia y verticalidad se tratan en forma resumida, se focaliza en las actividades
monopólicas o en el caso de monopolio integrado sobre todas las actividades. Algunas secciones
de estos capítulos están marcadas con asteriscos; éstas contienen material más técnico y pueden

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ser omitidas sin pérdida de continuidad.1 El Capítulo 2 comienza repasando las fallas de un
mercado que fundamentan la regulación, principalmente el poder monopólico.
La economía de la regulación, sería relativamente simple si los reguladores fuesen
omniscientes, benevolentes y capaces de comprometerse a una política futura pero en la práctica
hay problemas que surgen de la información asimétrica, la credibilidad de la política y el peligro
de captura. Los temas estáticos se discuten en el Capítulo 2, mientras que los más complejos
multiproductos y dinámicos, se ven en el Capítulo 3.

Redes y otras actividades


M
de Monopolio Natural

Regulación del
Precio de Acceso

Actividades Potencialmente
M
Competitivas
Otros

Regulación de
Precios

Consumidores
Mercado 1 Mercado 2

Figura 1.3:. Integración Vertical con Liberalización.

1
(N de los T): Dichas secciones no forman parte de la presente traducción en castellano.

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El tema del Capítulo 4 es la política respecto a la competencia y la liberalización. Salvo


en la teoría del mercado desafiable que nosotros sostenemos es de relevancia limitada con
respecto a la política para los servicios públicos, la competencia es un mecanismo más o menos
imperfecto y el punto es cómo se compara con la alternativa, también imperfecta de la regulación.
Se discute la posibilidad de que la liberalización resulte en un exceso de entrada de empresas o en
“Cream Skimming” (descremar el mercado) pero se enfatiza las ventajas de la información y los
incentivos dentro de la competencia. Las empresas que tienen ventajas y disuaden la entrada de
otras al mercado de los servicios públicos de manera estratégica, pueden volver inefectiva la
política de liberalización a no ser que existan regulaciones procompetitivas. También está la
cuestión de si es necesaria o no la ayuda a las empresas que entran al mercado. Este Capítulo
también considera la posibilidad de franchising de los derechos del monopolio y algunas
interacciones posibles entre la competencia y la regulación: la liberalización puede ayudar o
dañar la regulación y la regulación puede distorsionar la competencia.
Mientras que el Capítulo 4 trata únicamente la competencia “horizontal”, las relaciones
“verticales” entre las actividades monopólicas y competitivas, que son de importancia central en
los servicios públicos, se analizan en el Capítulo 5. Primero, resumimos temas regulatorios y
consideramos cómo la integración puede afectar la eficiencia productiva y cómo pueden servir
propósitos ineficientes y anticompetitivos. Luego se repasan algunos principios de la fijación
óptima de precios de acceso. Dependiendo de las circunstancias competitivas éstos pueden variar
según esté o no la empresa M integrada verticalmente. Finalmente, se analiza y se profundiza la
discusión respecto a la cuestión fundamental de la separación vertical versus la integración. Este
tema es inevitablemente difícil ya que involucra la combinación de un número de temas
competitivos y regulatorios mencionados anteriormente.
La segunda parte del libro comienza en el Capítulo 6 describiendo y evaluando la forma
de regulación price cap, conocida como RPI - X que ha sido un elemento de regulación novedoso
y distintivo en Gran Bretaña y objeto de la atención internacional. En los Capítulos 7 a 10 se
desarrollan los estudios de sectores específicos (telecomunicaciones, gas, electricidad y provisión
de agua). En cada uno describimos las características económicas de la industria (elementos de un
monopolio natural, otros fracasos del mercado, etc.), las opciones generales de la política, las
selecciones adoptadas en Gran Bretaña, y además analizaremos las lecciones que resultan de la
experiencia. Mientras que las condiciones en estas industrias pueden ser relacionadas al marco
analítico bosquejado previamente, cada una también tiene características económicas importantes
que le son propias y que consideraremos. Por ejemplo los temas de medio ambiente son
particularmente importantes en los sectores de electricidad y de provisión de agua.
El Capítulo final contiene conclusiones sobre el desarrollo de la política regulatoria para
la estructura industrial, la liberalizaçión y control de precios y el aprendizaje que se obtiene de la
experiencia británica, además de los desafíos del futuro. Comentamos sobre los nuevos entes de
regulación.

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Reforma regulatoria y privatización


Obviamente no es ninguna coincidencia que muchas de las reformas regulatorias
discutidas en este libro sucedan en conjunción con la privatización. La transferencia de empresas
con un poder en el mercado sustancial al ámbito de la propiedad privada creó la necesidad de un
nuevo marco regulatorio y naturalmente fue la ocasión para revisar la estructura de
competitividad de las industrias en cuestión. Sin embargo, este libro no trata directamente las
privatizaciones.
Hay ciertas cuestiones con respecto al proceso de transferencia de propiedad, la técnica
de ventas, fijación de precio de las acciones, beneficios producidos, el efecto sobre la propiedad
de acciones, etc. y hay una cuestión fundamental, ¿cuánto importa la propiedad para la
perfomance de la empresa? Para las industrias competitivas, libres de fallas significativas en el
mercado, tanto la teoría como la evidencia apoyan la conclusión de que la propiedad privada es
más eficiente que la propiedad pública. Sin embargo la respuesta es menos sencilla para el caso
de las industrias de los servicios públicos.
En el caso de las industrias con poder de mercado y/o otras fallas en el mercado , sin tener
en cuenta la propiedad o cambio de propiedad, los incentivos para la eficiencia dependen
críticamente del régimen de competencia y regulación dentro del cual opere dicha industria. Estos
regímenes y sus reformas son determinantes cruciales de la importancia de la propiedad, el grado
de éxito que logre la privatización en su objetivo de eficiencia y más generalmente lo bien que
funcione la industria, ya sea bajo propiedad pública o privada. En resumen, los incentivos para la
eficiencia dependen conjuntamente de la propiedad, la competencia y la regulación. A pesar de
que este libro trata la reformas de marcos competitivos y regulatorios, el análisis tiene numerosas
implicaciones para la privatización, que con frecuencia es parte del proceso de reforma
regulatoria de todas formas.

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Capítulo 2

Regulación del monopolio - Análisis estático


En la mayoría de las áreas de la economía no es necesario la regulación de un monopolio.
Los intereses de las empresas y la sociedad más o menos coinciden en muchos mercados: una
empresa en competencia con otras empresas intentará reducir sus costos y aumentar la calidad de
su producción (o sino ofrecerá menor calidad a un menor precio, si es eso lo que prefieren los
consumidores). También puede introducir nuevos productos para ganar una ventaja competitiva
sobre las otras empresas. A su vez estos efectos tenderán a incrementar el bienestar general. En
una primera aproximación se puede decir que las empresas en la mayoría de los mercados hacen
ganancias al darle a los consumidores lo que quieren comprar y que la búsqueda de ganancias
competitivas es buena para el bienestar de los consumidores.
Sin embargo hay varias razones por las que los mercados pueden no operar de esta
manera. Estas fallas en el mercado pueden llegar a ser tan severas que sea necesario la regulación
a pesar de los costos que esto implica. Generalizando hay tres tipos de fallas en el mercado que
pueden ser: problemas de información asimétrica, problemas de externalidades y problemas de
poder monopólico.
Los mercados pueden fallar cuando las empresas ofrecen bienes o servicios cuyas
características son desconocidas por parte de los consumidores, como por ejemplo son los
mercados de información por ejemplo, el estado financiero de empresas que cotizan en bolsa.
Consumidores de esta información no tienen forma de conocer la calidad de ésta antes de
comprarla y por lo tanto deben tener cierto grado de confianza en el vendedor. Los consumidores
de servicios legales y médicos también entran en esta categoría ya que la razón misma por la que
ellos buscan estos servicios es para obtener consejo de parte de alguien que esté mejor informado
que ellos mismos. Dado que es difícil asegurarse la calidad de un abogado o un médico en una
sola entrevista y para evitar que los chantas se aprovechen de los consumidores mal informados
es aconsejable requerir que estos profesionales tengan ciertas calificaciones mínimas para poder
entrar en la profesión (Ver Leland 1979). Asimismo los consumidores no pueden observar por
ellos mismos, si una droga nueva es segura y efectiva a no ser que esté aprobada por una
autoridad sanitaria. Los autos y otros bienes mecánicos complicados deben satisfacer ciertas
condiciones de seguridad mínimas, y se requiere que los gerentes de la mayoría de los fondos
financieros sigan reglas cuando hacen sus decisiones de inversión. Por supuesto, que hay muchos
aspectos de este problema de información que no están sujetos a un control externo, por ejemplo
un comprador, generalmente no podrá estar seguro, por anticipado, exactamente de cuánto
tiempo durará su auto nuevo. Los mercados con información asimétrica que están desregulados
fueron analizados por primera vez por Akerlof 1970, quién estudió el caso de los autos de
segunda mano. Demostró que la presencia de información asimétrica sobre la calidad de los autos
puede a veces resultar en un fracaso total del mercado. A pesar de que el comercio puede ser
mutuamente beneficioso es posible que no se dé ninguna transacción económica. La regulación
externa no será siempre necesaria ya que es posible asegurar la calidad del producto por medio de
garantías y además estas pueden servirle al comprador como señal de calidad de producto.
Además es de esperarse que los efectos de la reputación mejoren en un grado significativo los
efectos adversos de la información asimétrica. (ver Allen 1984).
Las externalidades son con frecuencia una fuente potente de fracasos de mercado.
Cuando el comportamiento de una empresa afecta a otras empresas o personas (por razones que

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van mas allá de las que se trasmiten vía precios) ya sea de una manera positiva o negativa puede
ser necesaria la regulación, para mejorar el bienestar de todos los involucrados. Si el uso de
combustibles no renovables para la generación de electricidad también produce lluvia ácida,
entonces esto impone un costo directo sobre los demás que no es soportado por la empresa y el
resultado es mas polución que la que es eficiente. Los reguladores pueden imponerle a las
empresas un límite en las emanaciones o cobrarles un impuesto por el nivel de emanación para
reducir el nivel de contaminación a un nivel más eficiente. Asimismo si las empresas de provisión
de agua potable y de servicios cloacales, se les permitiese tirar directamente los deshechos en los
ríos o mares entonces el medio ambiente y quienes lo usan sufrirían un perjuicio que no sería
pagado directamente por la empresa. (La regulación del medio ambiente un gran tema por si
mismo no se analiza en la primer parte de este libro pero algunos de sus aspectos se analiza en los
capítulos 9 y 10). En las redes de teléfono se da un ejemplo de externalidades positivas. Los
abonados existentes se benefician cuando más personas se incorporan a la red ya que aumentan
las posibilidades de comunicación. Sin embargo la política de fijación de precios de una empresa
de telecomunicaciones desregulada podría igualar el costo marginal de la suscripción con los
beneficios obtenidos de los abonados marginales y no se harían cargo en forma directa de los
beneficios para los abonados inframarginales. Un posible remedio sería que el gobierno
subsidiara el costo de la provisión de líneas telefónicas adicionales. Esta externalidad de las redes
también tiene sus implicancias para el desarrollo de la competencia dentro del sector de
telecomunicaciones: un pequeño rival respecto de un gran operador de red tiene una gran
desventaja para atraer clientes, ya que si bien puede ser más eficiente y ofrecer tarifas más bajas
por los llamados, sus clientes potenciales se darán cuenta de que solo podrán llamar a una
pequeña porción de aquellas personas que podrían llamar si usasen la red más importante. Lo más
probable es que el pequeño rival permanezca pequeño, a no ser que se le requiera a la empresa
mas importante que provea conexión entre las dos redes.
Un último tipo de fracaso de mercado (y el tipo que más nos interesará en este libro) es el
poder de mercado que existe cuando el mercado en cuestión sufre de una competencia inefectiva,
real o potencial. En el caso extremo el mercado será provisto solo por una empresa protegida por
el impedimento de entrada de otras empresas en el mercado y esta empresa en caso de que no
haya regulación no tendrá ningún control sobre los precios que cobre a excepción de la
disponibilidad de los consumidores para pagar por el producto. En el caso de los servicios
públicos la mayoría de los consumidores estarían dispuestos a pagar una gran suma por los
productos de las empresas (la elasticidad de la demanda es baja) y en un monopolio desregulado
los precios que se podrían cobrar resultarían en una asignación de recursos dramáticamente
ineficiente. El uso más eficiente de los recursos, generalmente implica que los consumidores
paguen un precio igual al costo marginal de la provisión del producto y, por lo tanto, un precio
mayor a esto significa una perdida de bienestar o ineficiencia en la asignación. El monopolista
buscará maximizar sus ganancias y fijará el precio por encima del costo marginal. Hay un
beneficio claro en buscar maneras para reducir esta ineficiencia de asignación. Que los precios
difieran de los costos no es el único problema que implica el poder de mercado. Los monopolios
no tienen suficientes incentivos como para bajar los costos donde (tanto como) les sea posible.
Tampoco son tan rápidos como las empresas que funcionan en mercados competitivos para
introducir nuevos productos. Esto resulta en una ineficiencia productiva. Los efectos dinámicos
pueden ser al menos tan importantes como una pérdida de bienestar por mala asignación de
recursos.
En términos generales hay dos maneras alternativas para controlar el problema del poder
de mercado: uno es introducir alguna forma de regulación para evitar que la empresa cobre los
precios que desee; otra es encontrar, de ser posible, maneras de introducir más competencia en el

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mercado. La segunda opción se tratará en el capítulo 4 y por ahora es suficiente decir que las
relaciones entre la competencia y la regulación son complejas y algunas veces entran en
conflicto. Por ejemplo, requerir que una empresa cobre precios bajos puede beneficiar a los
consumidores al corto plazo pero inhibiría la entrada de otras empresas y resultaría en un
perjuicio para los consumidores a largo plazo. Además de acercar los precios al costo marginal, la
competencia generalmente da a la empresa incentivos dinámicos para bajar sus costos y buscar
una mayor innovación. Si se opta por la regulación como el medio principal para contener los
excesos del poder de mercado, debe asegurarse de darle a las empresas buenos incentivos.
En un mundo ideal el regulador de una empresa sería omnisciente, benevolente y tendría
amplios poderes para cumplir con sus compromisos. La información disponible para el regulador
con respecto a la demanda de los consumidores, los costos de la empresa y las posibilidades de
reducción de costos, no serían inferiores a los conocimientos de la empresa y el regulador
actuaría como “el gran guardián del interés público” y tendría los medios para comprometerse a
un contrato de regulación dinámico. En la sección 2.1 examinaremos este caso de referencia. Esto
incluye las discusiones sobre la fijación de precios al costo marginal, la fijación de precios al
costo medio, tarifas en dos partes, tarifas no lineales y las posibilidades para reducir los costos.
En las secciones 2.2. y 2.3 levantamos el supuesto de que el regulador conoce tanto como
la empresa sobre sus condiciones. En este caso el regulador debe tomar en cuenta el monopolio
de la empresa sobre la información en algunos aspectos de la industria y debe intentar diseñar una
regulación que incentive a la empresa a fijar precios y costos eficientemente. En la sección 2.2. le
permitimos al regulador que tenga la autoridad suficiente para hacer transferencias monetarias
desde o hacia la empresa mientras que en la sección 2.3 la regulación debe depender solamente
del precio para dar incentivos. Finalmente la sección 2.4 contiene algunas conclusiones. En el
capítulo siguiente consideraremos además de cuestiones multiproducto, el efecto de levantar los
supuestos de que el regulador es benevolente y capaz de comprometerse a políticas futuras de
regulación.

2.1 Regulación con información simétrica. Casos de referencia.


2.1.1 Fijación de precio al costo marginal
El principio de fijación de precio mas conocido es el de fijación de precio al costo
marginal. Suponga, al igual que lo hacemos nosotros en este capítulo, que la empresa produce
solo un tipo de producto y lo hace por tan solo un período de tiempo 2. Si el consumidor paga un
precio que difiere del costo marginal, entonces tanto la empresa como el consumidor estarían
mejor si se cambiara apropiadamente la cantidad producida a cambio de una transferencia de
dinero. Por ejemplo, si el precio excediera el costo marginal, como es el caso de un monopolio
desregulado, entonces ambas partes se beneficiarían si la empresa produjese una unidad adicional
del bien a cambio de un pago intermedio entre el precio y el costo. Entonces la única asignación
eficiente de los productos de la empresa (en el sentido de que ni la empresa ni el consumidor
pueden beneficiarse simultáneamente al cambiar la asignación) requiere que el consumidor pague
un precio por su unidad marginal igual al costo de producción de la misma. Si la empresa ofrece a
los consumidores un precio que sea igual al costo marginal, entonces la producción estará
eficientemente asignada. Sea C(Q) el costo de la firma de producir un output igual a Q, y sea
C'(Q) el costo marginal de producir dicha cantidad. Entonces, si la demanda agregada al precio P

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Usamos un marco de equilibrio parcial. La validez de los supuestos implícitos detrás de este enfoque se
discutirán luego.

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es Q(P), la fijación de precios bajo el criterio de costo marginal será eficiente al precio P*, si P*
=C[Q(P*)].
Hay dos advertencias para esta regla. Si hay externalidades en la producción o consumo
del bien, entonces la función de costos C(Q) debe ser modificada para reflejar el costo total de la
producción de Q, en vez de tener en cuenta solo los costos de los que la empresa se hace cargo.
Por ejemplo, si a una empresa generadora de electricidad, producir una cantidad Q de kw hora le
cuesta C(Q), pero además daña el medio ambiente a un costo estimado en dinero D(Q), entonces
los costos totales son D(Q)+C(Q). Una fijación de precios eficiente significa fijar el precio igual
al total del costo marginal D'(Q) + C'(Q) 3. En algunos mercados en particular, si hay otras
distorsiones en la economía no siempre es mejor usar el criterio de fijación de precios al costo
marginal. Si la producción de la empresa regulada es usada como un insumo por otras empresas,
como es el caso de las industrias de servicios públicos, y si estas empresas productoras de
servicios y bienes no operan en mercados competitivos, puede ser aconsejable el fijar los precios
por debajo del costo marginal, para equilibrar la práctica del segundo grupo de empresas de fijar
los precios como porcentaje de los costos (price/cost markup) (ver sección 5.2 luego).
Desafortunadamente, la fijación de precios al costo marginal en industrias como las de los
servicios públicos, puede significar que la empresa tenga pérdidas. Por ejemplo si la empresa
tiene un costo medio variable igual a c y costos fijos iguales a K, tal que, C(Q) = c Q + K,
entonces el criterio de fijación de precios al costo marginal sería P = c lo que resultaría en que la
empresa perdería una cantidad igual a K. En general, cuando una empresa tiene rendimientos
crecientes a escala de manera tal que C (Q)/Q decrece cuando aumenta la producción (Q),
entonces el criterio de fijación de precios al costo marginal, necesariamente implicará que la
empresa no pueda cubrir sus costos. Muchas industrias no exhiben fuertes rendimientos
crecientes a escala. En el trascurso normal de los hechos esperaríamos que la competencia
empuje los precios hacia abajo aproximándose al costo marginal y que las empresas continúen
teniendo beneficios normales. Sin embargo, muchas industrias reguladas, incluyendo a aquellas
sobre las que se discute en la segunda parte de este libro, son reguladas precisamente porque
sufren problemas de poder monopólico, causado en parte por tener rendimientos crecientes a
escala, y para tales industrias el criterio de fijación de precios al costo marginal no ofrece una
solución simple al problema regulatorio. La pérdida en los beneficios causada por el criterio de
fijación de precios al costo marginal puede ser cubierta por subsidios directos a la empresa
sacados de fondos públicos. Pero ya que no hay una manera de generar estos fondos sin causar
distorsiones en otras áreas de la economía, esta política tiene problemas propios.
Como regla general a los reguladores simplemente no se les permite fijar impuestos, ni
subsidiar a las empresas que regulan; y en las secciones 2.1.2 a 2.1.4 examinaremos los mejores
métodos de regular empresas bajo la condición de que el precio que el precio o tarifa que la
empresa cobre cubra los costos.

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En este ejemplo la relación entre la contaminación y la producción es fija. En la práctica una preocupación
importante es la reducción de la contaminación por unidad producida de manera eficiente (ver sección 9.4.4).

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2.1.2 Fijación del precio bajo el criterio de costo medio


Hemos visto que la regulación first best (o primer mejor) generalmente implica la fijación
del precio igual al costo marginal, pero que para las empresas con rendimientos crecientes a
escala esta fijación de precios resultará en una pérdida para la empresa. Aquí mostraremos que la
fijación del precio igual al costo medio es mejor en términos de bienestar general, sujeto a la
condición de que los beneficios de la empresa sean normales.
Primero debemos explicitar nuestro criterio de bienestar. Suponemos que el objetivo del
regulador es maximizar el bienestar tal como lo indica la expresión
W ( P ) = V ( P ) + απ ( P ) [2.1]
donde P es el precio cobrado por la empresa y α es una constante
que adopta valores entre 0 y 1. Ya que esta es la expresión de bienestar que utilizaremos en el
libro, la expresión [2.1] merece ser explicada. Aquí V(P) es el excedente del consumidor a un
precio P, tal que V(P), es el área bajo la curva de demanda Q( . ). La misma satisface la condición
V'(P) = - Q(P), donde V' es la derivada de V. La reducción en el bienestar del consumidor
resultante de un pequeño aumento en el precio, es igual a la cantidad demandada por los
consumidores multiplicada por el incremento en el precio. El excedente del consumidor es una
medida estándar del bienestar del consumidor, pero tiene conocidas desventajas. Es estrictamente
válido sólo cuando no hay efecto ingreso, entonces cambios en el ingreso no resultan en cambios
en la demanda del bien. Sin embargo ante pequeños cambios en los precios la función V(P)
provee una medida aproximada del bienestar del consumidor.4 Surge un segundo problema del
hecho de que los productos de las industrias de servicios públicos son insumos para otras
empresas. Salvo que estas empresas (las empresas cuyos insumos son los bienes producidos por
las empresas de servicios públicos) operen en un mercado competitivo, hay más razones por las
que la medida V(P) es imperfecta.
Un supuesto implícito al tomar V(P) como la medida del bienestar del consumidor, es que
el regulador considera que, un peso en la mano de un consumidor, vale tanto como un peso en la
mano de cualquier otro consumidor. En otras palabras, la utilidad marginal del ingreso es
constante para todos los consumidores. Esto puede ser cierto en un sistema de impuestos y de
beneficio ideal (ideal tax/benefit), pero en los casos en que el sistema es imperfecto, surge la
cuestión de si el regulador debe tener en cuenta las imperfecciones de los efectos redistributivos
del gobierno al enmarcar su política regulatoria. En teoría y con un regulador idealizado, es difícil
ver como la respuesta a esta pregunta puede no ser afirmativa. Sin embargo, en la práctica parece
que la regulación de empresas privadas es una herramienta poco adecuada para la política
redistributiva. Cuando discutamos aspectos teóricos de la regulación ignoraremos la diferencia en
la utilidad marginal de ingreso para todos los consumidores. Sin embargo, en la parte dos del
libro veremos que las preocupaciones por la distribución han sido tenidas en cuenta por la política
regulatoria de Gran Bretaña.
El beneficio de la empresa π (P) se define como P.Q(P) - C[Q(P)]. En vez de simplemente
sumar el excedente del productor y del consumidor en muchos casos parece más apropiado
agregarle una suma ponderada de excedente del consumidor y beneficio, y así la ponderación α
se incluye en la ecuación 2.1. Una razón por la que podemos elegir darle menos importancia al
beneficio que al excedente del consumidor (o sea que α < 1), es que dado que los accionistas
suelen ser más ricos que los consumidores promedio un criterio de bienestar con alguna

4
Para más información sobre las condiciones bajo las que V(P) es una buena medida de la utilidad del
consumidor, ver Willig (1976).

13
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preocupación distributiva debe valorar más un peso en la mano de un consumidor típico que un
peso en la mano de un accionista típico5. Por otro lado bajo un punto de vista más político
podemos considerar al regulador como mediador en un acuerdo entre consumidores y poseedores
de acciones de la empresa, sobre sus partes en las ganancias del negocio, siendo α la debilidad
relativa de los poseedores de acciones en este proceso. Por otro lado, como se observa en los
servicios públicos, si el porcentaje de accionistas que residen fuera del país, es mayor que el
porcentaje de consumidores de servicios regulados que son extranjeros, entonces una
ponderación menor de los beneficios debería reflejarse en el bienestar, si este es definido en
términos nacionalistas.
En cuanto al criterio de bienestar [2.1] es importante enfatizar que la preocupación
distributiva es solo entre consumidores y la empresa. Por ejemplo, este es el enfoque que adoptan
Baron y Myerson (1982). Más comúnmente podemos introducir explícitamente al gobierno
dentro del criterio de bienestar. Sería apropiado hacer esto si las transferencias no condicionadas
de los consumidores al gobierno tuvieran un valor social positivo, por ejemplo, a causa de la
posibilidad de reducir la distorsión sobre los impuestos en otras áreas de la economía. Este
enfoque del costo social de los fondos públicos es el que adoptan Lafont y Tirole (1993). Aunque
hay diferencias entre estos dos criterios de bienestar complementarios, tienen puntos centrales en
común y son que existe un conflicto entre eficiencia y distribución, o captación de rentas (ver
sección 2.2).
El problema del regulador es elegir P* con el objetivo de maximizar la función W(P) en
[2.1] sujeta a la restricción de que PQ(P) - C [Q(P)] ≥ 0. El caso que es más relevante cuando
consideramos a los servicios públicos y el que tiene la solución más fácil es cuando la empresa
tiene rendimientos crecientes a escala (donde el costo medio C[Q(P)]/Q disminuye cuando
aumenta la producción Q), en este caso el precio óptimo es P*, que es igual al costo medio
(cualquiera sea el valor de α): P*=C[Q(P*)]/Q(P*). Con rendimientos crecientes el precio es
definido de manera única y es el precio más bajo con el que la empresa no tiene pérdidas. La
fijación de precios bajo el criterio del costo medio es óptima para cumplir con la restricción de
beneficios normales, cuando hay rendimientos crecientes porque si P>C[Q(P)]/Q(P), la empresa
tiene beneficios estrictamente positivos y una pequeña reducción en el precio no causará
pérdidas. Cuando el bienestar se define como en [2.1] y el precio es mayor que el costo marginal,
entonces el bienestar aumentará al bajar el precio hacia el costo marginal. (El aumento resultante
en el excedente del consumidor será mayor o igual a la ponderación de la pérdida de beneficios.).
Siempre y cuando la empresa tenga rendimientos crecientes, si el precio es mayor que el costo
medio, entonces será mayor que el costo marginal. Por lo tanto, si el precio sobrepasa el costo
medio se podrá aumentar el bienestar con una reducción en el precio que permitirá que la
empresa tenga beneficios normales, y entonces debe ser óptimo requerirle a la empresa que cobre
un precio igual al costo medio.
La fijación del precio igual al costo medio refleja el punto medio entre la necesidad o el
deseo de cumplir con la eficiencia asignativa (al fijar el precio cerca del costo marginal) y la
necesidad de la empresa de tener beneficios normales. A continuación veremos como estos
objetivos que entran en conflicto pueden ser resueltos de la mejor manera.

5
Desde luego que esto entra en conflicto con nuestro supuesto anterior de que la utilidad marginal es constante
para toda la población

14
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2.1.3 Tarifas en dos partes


La sección anterior consideró como se regula mejor a una empresa si se le ofrece a los
consumidores una tarifa en la que el precio por cada unidad del producto es el mismo, o sea, que
la firma o la empresa ofrece una tarifa lineal. En muchos casos es posible aumentar el bienestar
al elegir tarifas en las que los precios que tienen que pagar los consumidores, varían con la
cantidad de producto elegida, o sea que la empresa ofrece tarifas no lineales.
Un tipo común de tarifas no lineales son las tarifas en dos partes, que requieren que un
consumidor pague un cargo fijo A para poder comprar cualquier cantidad del producto y además
un precio marginal P por unidad. (Entonces lo que se cobra por la primera unidad del producto es
A + P, y por las unidades siguientes es P). Por lo tanto si la cantidad Q > 0, lo que se cobra en
total es:
T ( q ) = A + Pq [2.2]
Las tarifas en dos partes se usan con frecuencia en los servicios públicos: en las
telecomunicaciones, el gas, la provisión de electricidad, los consumidores pagan un cargo fijo en
forma trimestral y además una tarifa por unidad consumida. En la provisión de agua de muchos
hogares en Gran Bretaña tienen un tipo de tarifas en dos partes bastante extrema, ya que la
variación marginal de lo que se les cobra es 0 y deben pagar un cargo fijo que no tiene en cuenta
cuanto consumen. Para un análisis económico de las tarifas en dos partes, ver Oi (1971), Varian
(1989) y Wilson (1993)
La manera más simple de ver como las tarifas no lineales pueden mejorar a las tarifas
lineales simples, es suponer que todos los consumidores son iguales y por lo tanto pueden ser
considerados un único consumidor, con una función de excendente del consumidor V (P). El
problema que consideramos acá es cómo elegir la tarifa en dos partes como para maximizar el
bienestar sujeto a: (1) que la empresa tenga beneficios normales y (2) que el consumidor esté
dispuesto a participar en el mercado. El total del excedente del consumidor obtenido de la tarifa
[2.2.] es V (P)- A, y entonces esta segunda reflexión requiere que V(P) - A≥0. El bienestar se
define en la expresión V ( P ) - A + α [ A + R ( Q ( P ) ) - C ( Q ( P ) ) ] , y es óptimo fijar el precio
marginal P* igual al costo marginal C'(Q(P*)), y compensar cualquier déficit en los beneficios a
través de un cargo fijo A. Por ejemplo, si la función de costos de la empresa es de la forma C(Q)=
cQ+K, entonces será óptimo fijar la tarifa en dos partes con A*=K y P*=c (siempre y cuando K <
V (c) ), y sin tener en cuenta la forma de la función de demanda y el valor de α . En este caso la
tarifa en dos partes óptima trae como resultado una asignación first-best, en la que el precio es
igual al costo marginal, una asignación que le da al consumidor un nivel de excedente superior
que la fijación del precio a través del criterio del costo medio. El agregado del cargo fijo A*
permite que el precio se fije igual al costo marginal, mientras que también cubre los costos fijos
de la empresa.
Este argumento fracasa cuando los consumidores son heterogéneos, porque quienes están
dispuestos a pagar sólo un precio relativamente bajo por consumir el producto, abandonarían el
mercado al introducirse un cargo fijo uniforme suficiente para cubrir la pérdida de la empresa con
una fijación de precios con el criterio del costo marginal. Esto es ineficiente siempre que los
consumidores estén dispuestos a pagar un precio por lo menos igual al costo marginal por algunas
unidades del producto. Por otro lado, sería deseable continuar cobrando un precio marginal igual
al costo marginal por razones de eficiencia asignativa. Generalmente en estos casos será óptimo
fijar un precio marginal un tanto superior al costo marginal, con el correspondiente cargo fijo más
bajo de modo de equilibrar estos dos efectos opuestos.

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Este dilema entre el deseo de mantener a los consumidores de demandas bajas dentro del
mercado (por razones de eficiencia y posiblemente también de distribución) y el obligar a todos
los consumidores a pagar una tarifa con un precio marginal cercano al costo marginal, puede ser
resuelto hasta cierto grado por medio de tarifas de características más generales, en vez de tarifas
en dos partes. Se les podría ofrecer a los consumidores dos esquemas tarifarios, uno de tarifa en
dos partes con un cargo fijo más bajo y un cargo por uso más elevado, para quienes tienen
demanda baja y otro con una tarifa con cargo fijo más elevado y un cargo por uso menor, para
quienes consumen grandes cantidades del producto. De hecho no es difícil mostrar que si además
de una tarifa lineal con un precio mayor al costo marginal, la empresa le ofrece a los
consumidores la opción de usar una tarifa en dos partes, con el precio igual al costo marginal y un
cargo fijo lo suficientemente elevado, entonces ningún consumidor puede ser perjudicado, todos
siguen teniendo la opción de usar la antigua tarifa y tanto la empresa como algunos consumidores
de demanda suficientemente alta, se ven ampliamente beneficiados.6. En la siguiente sección
estudiaremos las tarifas en las que el precio marginal por unidad del producto varía en forma
contínua con la cantidad comprada.

2.1.5 Reducción de Costos


En la mayoría de los casos no es realista suponer que los costos de una empresa regulada
son simplemente exógenos. Una de las preocupaciones centrales de la regulación es proveer
buenos incentivos para lograr costos eficientes. Las empresas generalmente son capaces de
reducir los costos al invertir mayor esfuerzo. En tales casos el regulador hipotéticamente
omnisciente debe controlar dos cosas: el precio y el nivel de esfuerzo por reducir los costos.
Es conveniente subsumir todas las actividades de reducción de costos en términos de
esfuerzo. Específicamente de acuerdo a Lafont y Tirole (1986) supongamos que la empresa
realiza un esfuerzo a un nivel e, entonces el costo marginal constante de la empresa es c0 - e,
donde c0 es el nivel de costo de esfuerzo 0. El costo fijo de la empresa es definido por ψ ( e ),
dónde ψ es una función creciente y convexa. A todo esto, cómo deberían elegirse los precios y la
reducción de costos de manera tal que se maximice el bienestar?
Para simplificar considere el caso donde la empresa únicamente ofrece una tarifa en dos
partes [2.2] y todos los consumidores son iguales. Entonces, a partir de lo argumentado en la
sección 2.1.3., el cargo por uso debe ser fijado al nivel del costo marginal donde P* = c0 - e, para
cualquier esfuerzo de nivel e. El cargo fijo debe cubrir exactamente el costo fijo ψ (e) para que
los beneficios sean exactamente 0. Bajo este régimen el excedente del consumidor es V (c0- e) -
ψ (e), y e*, es el nivel óptimo de esfuerzo de reducción de costos, que debe ser elegido para
maximizar esta expresión. Esto implica que e* satisface la expresión:
Q(P*) = ψ‘( e* ) [2.14.]
donde P* = c0 - e*. Esto es intuitivo, si Q es la cantidad producida, entonces tiene que ser óptima
para elegir el esfuerzo necesario para minimizar el costo total (c0 - e) Q+ψ(e) que implica la
expresión (2.14). Así en este mundo del first-best (del primer mejor) se da la eficiencia asignativa
(donde los precios marginales son iguales al costo marginal) y también la eficiencia productiva
(donde se minimizan los costos totales).

6
Para profundizar una discusión sobre el criterio de Pareto sobre las mejoras posibles a través de las tarifas en
dos partes que son opcionales, ver Willig (1978) y también la sección 3.3. debajo. Ordover y Panzar (1980)
muestran que si la empresa produce un producto intermedio y lo vende a una industria que sea solamente
competitiva de manera imperfecta entonces no será posible encontrar mejoras bajo el criterio de Pareto con
tarifas no lineales.

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Cuando los consumidores no son todos iguales nuevamente tenemos el problema de que
la fijación del precio marginal igual al costo marginal, puede requerir de un cargo fijo lo
suficientemente alto como para dejar fuera del mercado a los consumidores de demandas bajas y
que en consecuencia puede resultar óptimo un precio marginal superior al costo marginal. Sin
embargo, al igual que antes sigue siendo óptimo que se dé una eficiencia productiva. Cualquiera
sea el precio P* que se elija, el nivel de esfuerzo óptimo minimizará los costos totales y
satisfacerá la expresión [2.14].

2.1.6 Discusión
Hasta ahora hemos discutido la regulación óptima para los casos donde la empresa y el
regulador están igualmente informados sobre las condiciones de la industria. La tarea del regular
aquí, es bastante sencilla: dado lo que se sabe sobre la industria el regulador simplemente calcula
los precios óptimos y el nivel de esfuerzo de reducción de costos para la empresa y le indica que
lleve adelante esta solución. El precio first-best (o primer mejor) es igual al costo marginal. Sin
embargo, para las funciones del costo de tipo más generales que tienen rendimientos crecientes a
escala, la fijación de precios al costo marginal necesariamente implicará que la empresa correrá
con pérdidas. A pesar de que sería posible financiar estas pérdidas con fondos provenientes de
ingresos generales del gobierno, esta acción en sí implicaría la creación de distorsiones en otras
áreas de la economía. Entonces en términos generales como maneras de evitar estas distorsiones
y además por razones que discutiremos en la sección 3.7., imponemos la limitación de que sólo
aquellos precios que le permiten a la empresa obtener beneficios normales, pueden ser
considerados por el regulador.
Consideramos progresivamente tarifas más elaboradas, yendo de tarifas simples como las
lineales a tarifas en dos partes y tarifas generales no lineales. La tarifa lineal óptima cuando la
empresa debe obtener beneficios normales es la fijación de precios según el criterio del costo
medio y con economías a escala el resultado es un grado de ineficiencia asignativa. El uso de una
tarifa en dos partes permite que se acerquen los precios a un costo marginal al imponer un cargo
fijo a los consumidores que ayuda a cubrir las pérdidas de la empresa, pero salvo el caso no
realista de que todos los consumidores tengan los mismos gustos, en general, queda alguna
ineficiencia ya que los consumidores de baja demanda son excluídos del mercado. Se pueden
obtener niveles de bienestar del consumidor más altos al usar tarifas generales no lineales o sea
ofreciendo descuentos al consumidor por cantidad. Los descuentos por cantidad son una manera
de obtener los beneficios de una tarifa en dos partes y mantener el precio marginal cercano al
costo marginal, para aquellos consumidores que tengan alta preferencia por el producto y al
mismo tiempo poder ofrecerle a los consumidores de baja demanda una tarifa con un cargo fijo
más bajo. Como resultado se excluyen menos consumidores del mercado y la eficiencia
asignativa es mayor.
Finalmente, consideramos las posibilidades para la reducción de costos. Nuevamente a no
ser que todos los consumidores sean iguales, sigue dándose un cierto grado de ineficiencia
asignativa a causa de la necesidad de mantener los beneficios normales. Siempre es óptimo que
haya una eficiencia productiva perfecta de manera tal que se minimicen los costos totales,
incluyendo el esfuerzo de reducir los costos. En la próximo sección trabajaremos con más
realismo ya que levantaremos el supuesto de que el regulador está tan bien informado como la
empresa sobre los costos de la empresa y su nivel de esfuerzo.

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2.2 El Problema de la Información Asimétrica


En la discusión anterior sobre la fijación de precios en forma no lineal nos encontramos
con un ejemplo de problemas de información. Este es, la incapacidad de tanto el regulador como
la empresa, de distinguir entre consumidores con poca preferencia por el producto y quienes
tienen alta preferencias por el mismo. Esto significaba que lo mejor era ofrecerle a los
consumidores tarifas no lineales que los incentivaran a organizarse en grupos de alta y baja
demanda. La asignación resultante es inferior que el caso first-best (o el primero mejor) de
información perfecta que implicaría que todos los consumidores estarían siendo servidos a un
precio igual al costo marginal, pero es mejor que ofrecerles una tarifa simple y lineal que cubra
los costos de la empresa.
Sin embargo, el problema de información más importante en la economía de la regulación
moderna se relaciona con la asimetría en la información que poseen el regulador y la empresa. En
general la empresa está mejor informada que el regulador sobre: 1) el costo y la demanda dentro
de la industria y 2) sus actividades, por ejemplo, el nivel de esfuerzo de reducción de costos.
Usando el lenguaje del paradigma principal - agente, los primeros son problemas de información
oculta (o selección adversa) y los últimos problemas de acción oculta (o riesgo moral). Por
ejemplo, puede ser que British Telecom tenga mejores estimaciones que el regulador para el
costo de la conversión de varias partes de su red a fibra óptica, o que el proveedor de agua tenga
una mejor idea sobre los costos de transporte entre dos puntos de su red de distribución que el
regulador. Como lo indica Weitzman (1978,684) en la mayoría de los casos ni siquiera los
gerentes, ni los ingenieros más cercanamente asociados a la producción podrán especificar con
claridad por anticipado la manera más barata de generar diferentes niveles de producción
hipotéticos. Como los reguladores están más aún alejados del proceso de producción es muy
probable que tengan menos noción de la función de costos de las empresas. Casos particulares de
acción oculta dentro de las empresas públicas incluyen casos como que el regulador no es capaz
de juzgar con exactitud el esfuerzo de los proveedores de electricidad para asegurar que su
energía sea obtenida un costo mínimo, o si las empresas cloacales están siendo lo suficientemente
cautas para evitar la contaminación de los ríos.
El problema más importante de la acción oculta en el contexto regulatorio, sin embargo,
es que los esfuerzos de reducción de costos de la empresa no pueden ser observados y esto
apareja un riesgo de negligencia de parte de la dirección de la empresa, en este aspecto los
reguladores están en una posición similar a la de los accionistas de grandes empresas.
Ciertamente los directores de las empresas privadas reguladas actúan como agentes para dos
principales, el regulador y el cuerpo de accionistas y estos principales tienen objetivos bastante
diferentes a cumplir por el director.7 ( Ambos principales pueden estar de acuerdo en que la
dirección de la empresa debe tratar de reducir los costos, pero si sus intereses difieren en el
momento de decidir la política de fijación de precios.). Al discutir la relación principal - agente es
común ignorar el hecho de que para los accionistas y también para el regulador, hay problemas de
monitoreo, también es frecuente ver al director como a alguien que simplemente maximiza todos
los beneficios para la empresa (tomando en cuenta el esfuerzo de reducción de costos). Mientras
que este supuesto simplifica considerablemente el análisis económico del problema de la
información en la regulación, y es por este motivo que continuaremos usándolo, también es
verdad que ignora un aspecto del problema en general.
Si hay presencia de información asimétrica, entonces el tipo de regulación considerada en
la sección (2.1.) no es viable. Si el regulador no conoce los costos con exactitud, entonces la

7
Para un análisis del problema principal agente cuando hay más de un principal, ver Stole (1991)

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fijación de precios al costo marginal se vuelve más problemática aunque no imposible como
vemos en la sección (2.2.1.)8. Si el nivel de esfuerzo de la empresa no puede ser observado por el
regulador, entonces no se le puede indicar a la empresa simplemente, cual es el nivel deseable de
esfuerzo al que debe llegar y debe incentivarse a la empresa para reducir sus costos. Esquemas
regulatorios que incentiven a la empresa a revelar información privada sobre sus costos y que
requieren el cumplimiento de ciertas condiciones, al mismo tiempo que, motivan a la empresa
para llevar adelante la actividad de reducción de costos resultará superior que el tipo de
regulación en la sección (2.1.), donde simplemente se le indicaba a la empresa que debía ofrecer
una tarifa o precio fijo. En esta sección examinamos como los diferentes o varios tipos de
información asimétrica pueden ser incorporados al marco de trabajo de la sección (2.1.).
Formalmente veremos que el regulador se enfrenta a un trade-off de tres maneras (o caminos o
posibilidades) entre 1) eficiencia asignativa donde el precio marginal es mantenido cercano al
costo marginal, 2) eficiencia productiva donde los costos de la empresa se mantienen lo más bajo
posibles y 3) la minimización del efecto distributivo adverso del exceso de los beneficios de la
empresa causados por su ventaja informativa.

2.2.1 La Regulación en la Ausencia de Cuestiones Distributivas


Aquí ignoramos las preocupaciones distributivas y demostramos, cómo esto simplifica el
problema en gran manera, al menos cuando la demanda de los consumidores es conocida por
ambas partes. Tal como observan Loeb y Magat (1979), para este caso especial la información
asimétrica no perjudica el bienestar.
Al ignorar las preocupaciones distributivas, lo que queremos decir es que el regulador se
interesa en maximizar la simple suma del excedente del consumidor y beneficio: α = 1 en (2.1.).
Suponga que el costo total de la empresa incluyendo costos de esfuerzo para lograr una
producción a nivel Q es C(Q,e), dónde e es el nivel de esfuerzo de reducción de costos de la
empresa. Aquí se puede suponer que el regulador no sabe nada sobre la función C (Q,e) ni que
pueda observar el costo real de C o el esfuerzo e. Sin embargo, el precio P, la función de
demanda Q( P ) y la función de excedente del consumidor V( P ) pueden ser observadas.
Entonces dado todo esto los problemas de información del regulador tienen que ver
exclusivamente con la empresa en vez de con su incertidumbre sobre la demanda de los
consumidores.
El mecanismo regulador que proponen Loeb y Magat es muy simple: por cada precio P
que ofrezca la empresa el regulador le permite quedarse todo el ingreso PQ(P) y además le otorga
a la empresa transferencias no condicionadas iguales al total del excedente del consumidor V( P ).
En este caso los beneficios de la empresa incluyendo la transferencia, si el precio que se ofrece es
P, son:
V( P )+ PQ( P )- C(Q(P),e),
que es simplemente el bienestar social como se lo definió en (2.1.) con α = 1. Los objetivos
privados de la empresa coincidirán con exactitud con los del regulador y la empresa elegirá P* y
e* para maximizar el bienestar. En particular el precio igualará al costo marginal y se elegirá el
esfuerzo para minimizar el costo total dado el nivel de producción. Así hay una eficiencia
completa, tanto asignativa como productiva. El manejo eficiente de la empresa puede ser

8
Desde luego como lo indica la anterior cita de Weitzman, bien puede ser que los directores tampoco tengan
información perfecta sobre los costos detallados de sus negocios, pero los problemas regulatorios surgen cuando
el regulador está peor informado sobre los costos que el director, en vez de que ambas partes tengan igual
información aunque imperfecta. O sea, es la asimetría de la información lo que importa.

19
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delegado a la empresa misma bajo ningún costo. Esta descentralización resultante significa que el
hecho de que tanta información le sea inaccesible al regulador, no va para nada en detrimento del
bienestar social.
Sin embargo, este mecanismo tiene algunos problemas una vez que se lo lleva a la
práctica 9. Se requiere que la función de demanda sea conocida con exactitud, mientras que en las
situaciones reales solamente puede ser estimada y además la empresa es quién típicamente tiene
más información exacta sobre la demanda que el regulador. Más seriamente en el esquema tal
como se lo menciona, los consumidores no obtienen ninguno de los beneficios de la transacción.
Loeb y Magat sugieren que una manera de aliviar este problema distributivo es licitar el derecho
de franquicia a ese monopolio entre empresas competitivas. Esta opción junto con sus
desventajas, se discutirá en el capítulo 4. Por otro lado el regulador podría darle a la empresa
V(P) - K en vez del excedente total de V(P), siendo K alguna constante positiva. Entonces
siempre y cuando la empresa encuentre que continuar con la producción sea beneficioso esta
constante no tiene efectos sobre los incentivos. Desde luego el problema es cómo elegir el
tamaño de K, si K es demasiado elevado se corre el riesgo de que la empresa no pueda obtener
ningún beneficio y cierre en casos donde la producción es deseable o necesaria. El regulador
tiene que tener una idea sobre cuales niveles de costos son probables y cuales no y el esquema
pierde su atractiva simpleza.10 En cualquier caso si las preocupaciones distributivas son
relevantes cuando α < 1, veremos debajo que el esquema de Loeb y Magat, aún cuando se ha
modificado en esta manera, no es óptimo y son deseables las desviaciones de tanto la eficiencia
asignativa como productiva.
Las dos secciones siguientes sobre la regulación óptima con información y acción ocultas
son más técnicas y por lo tanto algunos lectores podrán preferir ir directamente a la sección
(2.2.4), para la discusión del analisis.

2.2.4 Discusión
Hace tan sólo una década o un poco más, que la información ha sido analizada
explícitamente en el problema regulatorio, pero ahora ha asumido una importancia central en las
economías de regulación (Un buen ejemplo de esto es el libro de Lafont y Tirole (1993) ). Si la
empresa no posee mejor información sobre las condiciones de la industria que el regulador y si
no hay otras fallas regulatorias entonces el problema del monopolio puede ser resuelto
simplemente al indicarle a la empresa que lleve adelante lo que se calcula que corresponde a un
plan social óptimo. Ciertamente en un caso tal, el regulador benevolente podría manejar la
empresa. En la realidad la empresa está mucho mejor informada que el regulador sobre muchos
aspectos de como se la maneja y entonces el problema es diseñar regímenes regulatorios que la
motiven, para usar su información superior para beneficios generales en vez de usarla para
incrementar sus propias rentas monopólicas.
En el modelo de Baron y Myerson el regulador no puede observar el nivel de costos de la
empresa, no hay un papel para la reducción de costos y por lo tanto tampoco hay posibilidad de

9
Ver Sharkey (1979)
10
Sappington y Sibley (1988) proponen una variante dinámica del esquema de Loeb y Magat al que llaman
incremental surplus subsidy scheme. En cada período t la empresa se queda con su actual beneficio Pt Q(Pt )-
C(Q(Pt)) además de transferencias no condicionadas iguales al incremento en el excedente del consumidor en
este período respecto del período anterior, V(P t )-V(P t - 1 ), menos el beneficio del período previo P t - 1 Q(P t -
1 )-C(Q(P t - 1 )). En este caso la empresa en su primer período de operación logra una renta positiva pero desde
ese punto en adelante fija los precios al costo marginal y recibe un subsidio justo como para obtener beneficios
normales.

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ineficiencia productiva; el regulador está ante un trade-off entre lograr una eficiencia asignativa y
minimizar los efectos distributivos adversos. La eficiencia asignativa ciertamente es una opción
viable implentando el mecanismo Loeb y Magat, pero implica un costo distributivo demasiado
grande. Para reducir este costo distributivo lo óptimo es fijar el precio en cierto grado por encima
del costo marginal. En el modelo de Lafont y Tirole el costo de la empresa puede ser observado,
pero la empresa puede bajar sus costos al hacer un esfuerzo y el regulador entonces está ante un
trade-off, entre la eficiencia asignativa, los efectos distributivos y la eficiencia productiva. De
acuerdo a la manera simple que nosotros describimos, la forma de resolver esto es fijar el precio
igual al costo marginal y usar transferencias no condicionadas para proveer a la empresa de
incentivos para que reduzcan sus costos. Dado que este esfuerzo no puede ser observado, esto
sólo puede ser hecho de manera imperfecta y a la empresa le quedan excesos de beneficios a
causa de su monopolio en la información y produce a un costo mayor del mínimo posible. A todo
esto el problema de información trae como resultado una inversión baja de parte de la empresa en
actividades de reducción de costos.
Es importante apreciar el propósito de los dos modelos de regulación de Baron y Myerson
y también de Lafont y Tirole. El regulador de una empresa real de producto único (suponiendo
que existieran ese tipo de empresas) no encontrará ninguna solución explícita al problema
regulatorio al leer estas páginas. Aunque estos modelos de información asimétrica representan
una mejora significativa en cuanto a realismo sobre el caso de la sección (2.1.) no es nuestra
intención que capturen todos los aspectos relevantes de la realidad. El subsumir toda la
información privada de la empresa en una o dos variables (θ y e en los modelos) presenta una
versión muy simplificada de una real asimetría de información. Por ejemplo, en los modelos tal
como los describimos el regulador sabe con seguridad que la empresa tiene un costo unitario
constante y tan sólo está inseguro sobre el nivel de este costo. Por qué un regulador no debiera
tener dudas sobre la pendiente de la función de costos?. Por qué el regulador no está seguro sobre
la función costo pero está perfectamente informado sobre la demanda del consumidor?. La
cantidad de información privada que se incluye en los modelos parece demasiado poca
comparada con los problemas que los reguladores reales deben afrontar. Una manera de
sobreponerse, aunque sea parcialmente, a este problema puede ser el introducir más parámetros
que representen la información privada de la empresa. Por ejemplo, el regulador puede suponer
que la función de costo de la empresa es aproximadamente cuadrática o cúbica pero puede no
saber los coeficientes precisos del polinomio. También podrían darse en forma simultánea la
inseguridad sobre el costo y la demanda sin embargo el análisis requerido para analizar tales
modelos es significativamente más complejo que el requerido para los modelos aquí presentados
y los esquemas regulatorios óptimos han sido obtenidos sólo para casos especiales y con gran
esfuerzo. Volveremos a este punto cuando discutamos la regulación de empresas multiproductos,
en la sección (3.2.).
Los modelos aquí considerados deben ser tomados como guías para nuestra intuición y
como fuentes de reflexiones en vez de como soluciones a un problema regulatorio real. La
implicación central de las nuevas economías de regulación es que cuanto más información sobre
las condiciones de la industria posee el regulador, significará que habrá mejores resultados (al
menos en la ausencia de otras fallas regulatorias). Por ejemplo, si hay impedimentos que eviten a
los reguladores el obtener datos o información importante de una empresa, esto bien podría ir en
contra del funcionamiento efectivo de la regulación. O para reducir la asimetría de la información
el regulador puede considerar beneficioso el investigar los costos de la empresa, aunque esto
mismo implique un costo, (ver Baron y Besanko 1984).

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Regulatory Reform: Economic Analysis and British Experience.
Mark Armstrong, Simon Cowan, y John Vickers.

El propósito de la parte 1 de este libro, no es solamente examinar la regulación óptima en


modelos teóricos, sino también analizar las propiedades de los esquemas regulatorios utilizados
en la práctica. Por ejemplo, es raro que el regulador en sí tenga el poder para hacer transferencias
no condicionadas o para ofrecer menúes de contrato, y cuando estas herramientas no son
accesibles los esquemas delineados arriba (esquemas que hacen uso de las transferencias no
condicionadas) no son viables. En su estudio sobre la regulación de electricidad en Estados
Unidos, Joskow y Schmalensee (1986), observan que “para nuestro conocimiento ningún estatuto
estatal, permite que las comisiones subsidien o multen a las emprresas públicas sujetas a su
jurisdicción. En vez, son los métodos utilizados para determinar los precios los que proveen los
incentivos, ellos sean buenos o malos, para las empresas reguladas.” Aunque es cierto que en las
condiciones que hemos discutido la regulación sería mejorada al darle a los reguladores poderes
para hacer transferencias, hay razones fuera del modelo formal, que pueden justificar que no se
incluya su uso. (Discutiremos este punto, más en profundidad en la sección (3.7.)). Idealizando
tendríamos un gran modelo que explicase en forma conjunta: 1) la ausencia de transferencias y 2)
la regulación óptima sujeta a 1). 11. Pero eso es demasiado ambicioso para los objetivos presentes.
Por lo tanto parece que vale la pena considerar qué constituye una buena regulación cuando lo
que se usa como método (o medio) principal para controlar las empresas es solamente los precios.
12
Este es el tema de la próxima sección.

2.3 Regulación de Precios


Supongamos que el gobierno considera un nuevo proyecto, por ejemplo, un enlace
ferroviario a una empresa. Este proyecto costará una cantidad incierta pero puede ser afectado por
el grado de esfuerzo que haga la empresa. El gobierno tiene una opción: puede ofrecer un
contrato de llevar adelante el proyecto a cambio de un precio fijo que la empresa acepta o
rechaza, o puede ofrecer pagar un precio que dependa de algún modo del costo final del proyecto.
En el primer caso, el gobierno no corre ningún riesgo sobre el precio que pagará, la empresa tiene
todos los incentivos para minimizar su costo total, pero puede resultar que el gobierno haya
pagado significativamente más que el costo del proyecto. En el otro extremo, el gobierno podría
simplemente pagar lo que el proyecto eventualmente costase por contrato. En este caso el
gobierno no tiene seguridad de cuánto será el precio en realidad, el precio está en línea con el
costo, la empresa no tiene beneficios anormales, pero la empresa tampoco tiene incentivos para
llevar adelante medidas de reducción de costos. Los contratos intermedios que le pagan a la
empresa más de un precio de referencia si el costo resulta ser particularmente alto, o le permiten
al gobierno bajar el precio ofrecido si el costo es bajo, tienen efectos de incentivos y eficiencia
entre estos extremos. Existe exactamente el mismo dilema al regular servicios públicos y a
continuación consideraremos tanto esquemas de incentivos lineales, como esquemas de
incentivos absolutamente óptimos.

2.3.1 Reglas de Fijación de Precios Lineales


Supongamos que la empresa es tal cual se la describió en la sección 2.2.3 y por lo tanto su costo marginal es
constante y está definido por la expresión c=θ - e, donde θ es información privada de la empresa y e es el
esfuerzo de la empresa (que generalmente implica un costo ψ(e)). El costo c es observable por el regulador. Se
supone que la demanda es inelástica en este ejemplo, por lo que Q=1. Si el regulado no puede hacer

11
Este es el enfoque que adoptan Lafont y Tirole (1991).
12
Este enfoque que deja sin explicar porqué se dejan de lado las transferencias, puede ser criticado como ad-hoc.
Pero creemos que no deja de ser un complemento útil para los enfoques que suponen, al contrario de lo que se
observa, que las transferencias están disponibles. Ciertamente también se puede cuestionar cual de los dos
enfoques es más ad-hoc.

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Regulatory Reform: Economic Analysis and British Experience.
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transferencias no condicionadas, entonces, la única herramienta de la que dispone es hacer que el precio
permitido dependa de alguna manera del costo: P=P(c). La regulación con el precio fijo significaría que el
regulador ofrecería el precio P ( c ) ≡ P , sin tener en cuenta el valor de c. Si todo tipo de empresas han de estar
dispuestas a participar en el proceso regulatorio, entonces este precio fijo debe ser lo suficientemente alto como
para que el valor máximo sobre todos los niveles de esfuerzo e de P − (θ − e) − ψ ( e) no sea negativa, donde
θ es el peor tipo de empresa posible. Si esto es asegurado, entonces queda claro que todas las empresas con un
parámetro de costos θ < θ tendrán beneficios estrictamente positivos, por lo que habrá efectos distributivos
adversos. Además el precio con frecuencia diferirá significativamente del costo. Por otro lado, para cada tipo de
empresa el nivel de esfuerzo se elegirá para minimizar los costos (θ - e)+ψ(e), y habrá una eficiencia productiva
total. Por otra parte, si siempre se fija el precio para igualar al costo P(c)=c, entonces queda claro que e=0 y
P=c=θ . La empresa no tiene beneficios y se da la eficiencia asignativa, pero no hay esfuerzo de reducción de
costos y por lo tanto existe ineficiencia productiva. Las reglas de precios lineales intermedios entre ambos casos
son:
P ( c) = P + (1 − ρ )c [2.20]

donde 0≤ ρ ≤1, es un parámetro que determina la sensibilidad del precio respecto del costo.
Entonces cierto grado de incertidumbre en el costo puede pasar a (o ser soportado por) los
consumidores, aunque la empresa también cargará con parte de la pérdida si los costos resultan
ser altos (a no ser que ρ=0).
Un modelo simple con el que podemos calcular explícitamente el nivel óptimo de pasaje
de costo es el siguiente13: La demanda es inelástica e igual a 1 a todos los precios, y el costo del
esfuerzo esta definido por la función ψ(e)=e2 / 2. Contrariamente al modelo de Lafont y Tirole,
supongamos ahora que la decisión de esfuerzo de la empresa fue tomada antes de conocerse el
parámetro de costo θ 14. A causa de esto, la empresa enfrenta algún riesgo sobre sus beneficios y
suponemos que tiene aversión al riesgo, en el sentido de que su función de utilidad es definido
γ
por la expresión E[π ] − var[π ] , donde E[π] es el valor esperado de los beneficios, var[π] es la
2
varianza de los beneficios y γ es el parámetro que mide el grado de aversión al riesgo. (Se elige
este método de "mean/variance" para describir la actitud de la empresa hacia el riesgo ,porque es
particularmente simple para analizar). El problema que se considera aquí es encontrar cual de
todas las reglas de precios, entre las disponibles dentro de la familia del tipo (2.20) es óptima.
e2
Con una regla tal, el beneficio de la empresa con un esfuerzo de nivel e es P − ρ (θ − e) − , y
2
por lo tanto su utilidad es la expresión
e 2 γρ 2 σ 2
P − ρ ( µ − e) − −
2 2

13
Un modelo similar es discutido en Milgrom y Roberts (1992, cap.7) . Este tema también ha sido examinado en
Schmalensee (1989), y es un modelo analizado más en profundidad en Gasmi et al (1992)
14
Utilizaremos una variante del modelo siguiente en la sección 3.4. Los lectores familiarizados con la literatura
sobre el principal agente reconocerán que el resultado first-best es viable en esta situación, al utilizarse el
argumento de "shifting support" o apoyo móvil. Si e* es el nivel de esfuerzo en el resultado first-best y θ es el
nivel máximo posible de θ, entonces, al garantizarle a la empresa la posibilidad de un precio muy bajo cuando c
〉 θ - e*, la empresa elegirá un nivel de esfuerzo e=e*. A continuación buscaremos la mejor regla de precio
lineal, que deja de lado este tipo de contrato de imposición. Bajo otras circunstancias donde el apoyo no sea
móvil, sin embargo los esquemas lineales son en realidad óptimos; ver Holmstrom y Milgrom (1987)

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por lo tanto el nivel de esfuerzo que maximiza la utilidad para la empresa es e*=ρ, y vemos que
el hacer el precio más sensible al costo en (2.20) ( al tomar un valor mas bajo para ρ), resulta en
que la empresa elige un nivel de esfuerzo más bajo. El sustituir e*=ρ en la expresión de arriba
define a la utilidad máxima de la empresa como la expresión

ρ2 γρ 2 σ 2
P − ρ(µ − ρ) − − [2.21]
2 2
donde suponemos que esta utilidad debe ser mayor que alguna utilidad de reserva π0 si la
empresa ha de estar dispuesta a entrar en la producción. Los consumidores son neutrales al riesgo
y el regulador desea minimizar el gasto total estimado o esperado P + (1 − ρ )( µ − ρ ) , sujeto a la
ρ2 σ2
restricción (limitación participante) de que P − ρ ( µ − ρ ) − − γρ 2
≥ π 0 . Mientras que el
2 2
precio de referencia P dependerá del nivel de utilidad de reserva de la empresa, el nivel óptimo
de pasaje de costo no lo hará y puede ser calculado según la expresión
1
ρ* = [2.22]
1 + γσ 2
Por lo tanto (2.22) implica que un price cap (o límite de precio puro) es óptimo (ρ*=1) si
la empresa es neutral al riesgo, o no hay incertidumbre ( γ o σ2 es cero ). El regulador debe hacer
que el precio sea más sensible al costo si (1) la empresa tiene mas aversión al riesgo (alto γ), o si,
(2) hay más insertidumbre sobre los costos (alto σ2). Si los consumidores también tienen aversión
al riesgo, en el sentido de que les disgusta la incertidumbre en el precio se considerará la
posibilidad de compartir el riesgo dentro del análisis. Cuanta más aversión al riesgo tengan los
consumidores más bajo será el nivel óptimo de pasaje, dadas las otras cosas iguales.
El tipo de regulación dada por la expresión (2.20) puede ser comparada en forma útil al
régimen de first-best en que el regulador puede observar y controlar el nivel de esfuerzo de la
empresa. En este caso se puede demostrar que el nivel de esfuerzo óptimo es e*=1, y el regulador
debe entonces darle a la empresa un precio P +c tal que haya un pasaje de costo total (fijándose a
P como para que la empresa logre su utilidad de reserva). En otras palabras, la empresa debe
estar totalmente asegurada en contra de la incertidumbre en sus costos. Entonces, comparado con
este caso, en un mundo de second-best (o de segundo mejor) donde el esfuerzo no puede ser
observado, el esfuerzo es insuficiente (el esfuerzo es ρ*<1), y el seguro es inadecuado para la
empresa. La razón es que se requiere que los precios cumplan dos tareas: (1) incentivar los
esfuerzos de reducción de costo, y (2) asegurar a las empresas con aversión al riesgo contra
incertidumbres sobre el costo. Desafortunadamente, estas dos tareas van en direcciones opuestas
y la manera de aumentar el esfuerzo es ofrecer menor seguro. Existe un trade-off entre incentivos
y seguro a causa de estos objetivos en conflicto, y el punto óptimo donde se da el trade-off es la
expresión 2.22.-

2.3.3 Discusión
Esta sección ha considerado dos modelos de regulación de precios. En el primero hemos
adoptado el supuesto ad hoc, pero simplificador, de que solamente pueden usar reglas de fijación
de precio lineales. La empresa hizo su elección de esfuerzo antes de resolver cualquier
preocupación sobre incertidumbre de costos. Esto fue para resaltar el efecto del pasaje de costos
sobre riesgo soportado por la empresa regulada. Ha sido demostrado que un grado de aversión al

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riesgo más elevado para la empresa, implica un grado de pasaje de costo mayor al que debe ser
permitido. En el segundo modelo, volvimos al supuesto de que la empresa eligió su esfuerzo
luego de observar la función de costo para discutir el nivel óptimo de pasaje de costo. En este
caso la empresa no enfrentaba ningún riesgo, entonces el grado de aversión al riesgo por parte de
la empresa era irrelevante. Para una conveniencia analítica, la demanda se considerará inelástica.
Si el regulador no debiera preocuparse por temas distributivos (α=1), entonces un price cap puro
puede ser considerado óptimo y puede no permitirse ningún pasaje de costos. Este es un caso
especial, el esquema de Loeb-Magat. Si el regulador estaba preocupado por mantener bajas las
rentas de información, (α<1), entonces se considera óptimo un cierto grado de pasaje de costo.
Sin embargo, cuando la demanda no es inelástica, la eficiencia asignativa se convierte en
un problema, y el hecho de que el regulador no pueda usar las transferencias no condicionadas
como instrumento complica el tema considerablemente. En la sección 2.2.3 fue visto que el
precio se utilizó para obtener una eficiencia asignativa, y que la transferencia fue usada para darle
un incentivo a la empresa para disminuir sus costos e incrementar su eficiencia productiva.
Cuando no se dispone de transferencias, se utiliza el precio para intentar lograr estas dos tareas.
La eficiencia asignativa no es posible porque el precio debe cubrir el costo de esfuerzo de la
empresa ψ(e), además del costo unitario c. Si el precio es muy sensible a los costos ( un tipo de
costo plus o regulación por la tasa de retorno) esto resultará en una producción ineficiente. La
regulación a través del price cap puro, un tipo de regulación que se ha hecho más popular
recientemente , sí induce la eficiencia productiva, pero tiene las dos grandes desventajas de que el
precio puede estar significativamente desalineado en referencia al costo y que la empresa puede
tener beneficios excepcionales.

2.4 Conclusiones
El proposito de este capítulo ha sido proveer un estudio breve y selectivo de las teorías
modernas de la regulación. Se ha mantenido en marco analítico lo más simple posible: la empresa
regulada produce un producto único en un punto único en el tiempo y no hay amenazas
competitivas. Además el regulador actúa de manera puramente benevolente. El rol de la
regulación es evitar que el monopolio fije su precio demasiado elevado con referencia al costo y
el motivar una actividad de reducción de costo sufuciente.
En la sección 2.1 examinamos un caso de referencia donde el regulador y la empresa
estaban igualmente informados sobre las condiciones de la industria. En este caso la regulación
óptima significa fijar el precio igual al costo marginal para obtener una eficiencia asignativa. Sin
embargo, para las empresas con rendimientos crecientes a escala esta política requiere un
subsidio a través de transferencias no condicionadas para evitar que la empresa opere en pérdida.
Si se dejan de lado tales subsidios se agrega la limitación de que los precios deben ser
suficientemente altos como para cubrir todos los costos, resultando esto en una fijación de precios
al costo medio en vez de al costo marginal. Se puede obtener un mayor grado de eficiencia
asignativa si la empresa ofrece tarifas mas complejas, ya sea en dos partes o tarifas generales no
lineales. Las tarifas en dos partes tienen la ventaja de que los precios (marginales) no deben
cubrir todos los costos, y que se puede usar un cargo fijo para compensar cualquier caída en los
beneficios. Sin embargo este cargo fijo causará que los consumidores de baja demanda salgan del
mercado lo que es malo para la eficiencia asignativa. Las tarifas generales no lineales, o las tarifas
en dos partes opcionales pueden supearar este problema a un cierto grado al permitir que los
consumidores de gran demanda sean satisfechos con un precio cercano al costo marginal
(mientras que pagan un cargo fijo bastante elevado) y al mismo tiempo los consumidores de baja
demanda pagan un precio por encima del costo marginal (mientras que pagan poco o nada de

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cargo fijo). Asi la eficiencia asignativa no sufre mucho a causa de la limitación de que la empresa
obtenga beneficios normales. Este diseño puede mejorar en cierto grado el problema causado por
la información asimétrica entre el regulador y los consumidores.
Estrategias similares también son efectivas cuando la información asimétrica entre el
regulador y la empresa es sobre las condiciones de la industria, por ejemplo, los costos de la
empresa y los niveles de esfuerzo. Este problema de información es el centro de las teorías de
regulación modernas. Cuando la empresa posee información privada, por ejemplo, sobre su nivel
de costos, entonces un buen esquema regulatorio debe discriminar entre las empresas con
diferentes costos unitarios. Sin embargo ya que las empresas con diferentes costos se les debe
ofrecer contratos similares, el monopolio de información de la empresa implica que las empresas
de bajos costos, tengan rentas del monopolio sobre esta información. Se demostró que hay un
trade-off entre la eficiencia asignativa (el precio cercano al costo marginal) y el minimizar estas
rentas de información, las cuales por razones distributivas reducen el bienestar general. Como
resultado, generalmente es óptimo fijar los precios sobre el costo marginal. Cuando la empresa
puede reducir sus costos al realizar un esfuerzo, y el nivel de esfuerzo no es observado por el
regulador, entonces surge el tercer punto que es la eficiencia productiva. En el modelo formal se
vio que la eficiencia asignativa era obtenida, pero se sacrificaba un cierto grado de eficiencia
productiva para reducir rentas monopólicas indeseables.
Estos esquemas regulatorios óptimos usan en gran cantidad, las transferencias no
condicionadas a las empresas y también los menúes con tarifas en dos partes. Ya que los
reguladores reales rara vez tienen la autoridad para hacer tales transferencias (posiblemente por
buenas razones como discutiremos en la sección 3.7) consideramos cual sería la mejor manera de
regular un monopolio utilizando tan solo los precios. En líneas generales este es el punto de nivel
apropiado de pasaje de costos: ya que el costo se determina tanto por factores exógenos y por el
nivel de esfuerzo de la empresa, ninguno de ellos observable por el regulador, cuán sensible debe
ser el precio al nivel del costo final? Si el precio refleja con exactitud los costos reales
observados, que es una representación posible de la regulación de tasa de retorno, entonces estará
casi obtenida la eficiencia asignativa. No habrá beneficios excesivos, pero la empresa tendrá solo
incentivos débiles para actuar para reducir sus costos. Cuando el precio se fija en un nivel
predeterminado un tipo de regulación de price cap puro, entonces estos beneficios y problemas
son revertidos. En casi todos los casos, se vio que una buena regulación de precio debe estar en
un punto medio entre estos dos extremos, donde una mayor incertidumbre de costos y también
una mayor aversión al riesgo por parte de las empresas, signifiquen que una mayor proporción de
los costos pueden ser pasados a los consumidores.
En el próximo capítulo, algunos de los supuestos un tanto restrictivos asumidos hasta
ahora serán levantados. Particularmente, se extenderá el análisis al caso de empresas de varios
productos, o cuya producción se desarrolla a través del tiempo. De aquí surge el problema de la
credibilidad de la política. Además consideraremos algunas de las implicancias del peligro de
captura regulatoria.

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