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INFORMES PSIQUIÁTRICOS
I. Relato inicial
III. Conclusiones
I. Convocatoria
II. Cronograma
V. Antecedentes personales
XI. Conclusiones
De la evaluación psiquiátrico legal efectuada oportunamente al Sr. M.
A. T., el profesional encomendado extrae las siguientes conclusiones:
El examinado es portador quizás desde su infancia del cuadro
neuropsiquiátrico que actualmente lo aqueja en forma ostensible.
La dramática muerte de su padre contextuada en una penosa agonía,
enfermo terminal al que en un momento tuvo que tomar la decisión de
hacerle efectuar una amputación, operó como detonante para que el
duelo consecuente asumiese características patológicas, duelo entonces
que posibilitó externalizar la patología subyacente que ya vehiculizaba
en forma subclínica su infortunado portador.
Indudablemente, la muerte del progenitor deflagró la constelación
sintomática, pero ello habría igualmente ocurrido quizás en otro
momento evolutivo ante la eventual irrupción de otra noxa (agente
traumático) imprevisible.
Informe psiquiátrico legal sobre el Sr. L. E. G. solicitado por él
mismo al Prof. Dr. René Raúl Ugarte y realizado en su
consultorio particular en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Fecha: 16/6/2014
Horario: 16:00 a 18:00 horas
Evaluación:
I. Preámbulo
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, matrícula nacional nro.
38,691, médico psiquiatra y legista, doctorado y especialista
universitario en psicología clínica, especialista en medicina del trabajo y
postgraduado en criminología, expone “infra” los considerandos de su
evaluación.
II. Inicio
V. Perfil clínico
a) Antecedentes heredo-familiares
b) Antecedentes personales
VII. Conclusiones
Fecha: 5/6/2014
Horario: 16:00 a 18:00 horas
Modalidad de examen
I. Preámbulo
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, matrícula nacional nro.
38,691, médico psiquiatra y legista, doctorado y especialista
universitario en psicología clínica, especialista en medicina del trabajo y
postgraduado en criminología, ex prof. de psiquiatría forense y de
antropología a nivel de postgrado en la Universidad de Buenos Aires,
presidente del Capítulo de Salud Mental y Ley de la Asociación
Argentina de Salud Mental (AASM – dependiente de la World Federation
for Mental Health [WFMH]), y ex cosecretario de la Sección Neurociencia
del Cono Sur en la Asociación Psiquiátrica de la América Latina (APAL),
expone “infra” los considerandos de su evaluación.
II. Inicio
V. Perfil clínico
a) Antecedentes heredo-familiares
b) Antecedentes personales
Aporta que vivió con sus padres biológicos hasta los dos años y
medio. Luego fue llevada a vivir con sus abuelos maternos. En 1965
falleció el abuelo, y quedó entonces con la abuela hasta 1998. Desde
esa fecha pasó a vivir sola por su traslado bancario desde La Plata a
Buenos Aires.
Comenta que presenció sola la muerte por un infarto masivo de
miocardio desencadenado en su abuelo materno. Así quedó con su
abuela y un hijo de aquella (su tío esquizofrénico). Dicha abuela nunca
pudo elaborar el duelo por la muerte de su hija (su madre biológica).
Tuvo una infancia y adolescencia con buenos y malos momentos. Su
padre tenía una difícil relación vincular con su abuela materna.
No obstante, hubo paseos, salidas y veraneos en familia (la por aquel
entonces su pequeña familia).
Hubo buenos tratos y se generaron amistades familiares.
Estudios cursados: primarios secundarios y terciarios. Hizo la
tecnicatura superior en comunicación psicofísica. También incursionó en
magisterio, psicología clínica y psicología social. Pero todas estas
carreras quedaron incompletas.
En cuanto a su recreación, mira televisión, va a cines y teatros, lee
revistas o eventualmente libros. Tiene pocos amigos pero leales, a los
que visita y la visitan. Su vida social se extiende a sus vecinos, con los
que mantiene un buen diálogo.
No tiene hobbies. Tampoco practica deportes.
Rastreando en torno a su vida afectiva como mujer, se encuentra lo
siguiente.
Su primer novio lo tuvo de los 17 a los 24 años. Mantuvo otra relación
desde los 25 a los 28 años. Desde los 29 a los 31 sostuvo una
convivencia, pero decidió romperla porque su pareja era un alcohólico
empedernido. Él buscaba superar su adicción y ella lo ayudaba todo lo
que podía, hasta que no pudo más. Tras varios años de soledad volvió a
relacionarse con un señor casado. Esto duró de sus 40 a sus 45 años.
Actualmente, desde hace unos años, se vincula escuetamente con una
pareja fugaz cada 15 días.
En su vida cotidiana, refiere que se levanta a hora prudente, toma
mate, desayuna, toma su medicación, arregla su cuarto mientras
escucha el noticiero radial, sale a hacer sus compras, luego almuerza, a
veces duerme una pequeña siesta, revisa su correo electrónico, también
el contestador de su teléfono, vuelve a tomar mate, escucha música y
baila sola. Al llegar la noche ingiere su comida nocturna, habla por
teléfono con sus amistades y con alguna de ellas, a veces sale a dar una
vuelta.
Dice luego que actualmente su humor es estable, puede tener
circunstancialmente algún ligero “bajón”, pero vuelve a “su eje
rápidamente”.
Ahora duerme con más facilidad. Antes demoraba un tiempo en
conciliar el sueño.
“De vez en cuando” –acota– va a la oficina a visitar sus compañeros
de trabajo y compartir al mismo tiempo unos mates con ellos.
Dice sentirse tranquila; en ocasiones, un poco ansiosa por lo que
“está atravesando en lo laboral”, y –agrega– “si no me reintegran, me
cortan el sueldo, que es mi único ingreso, y esto me preocupa”.
Prosopográficamente, la examinada impresionó como una mujer
agradable, de edad media y vestida con informalidad, pero sobriamente.
Gestualidad moderada y disposición colaboradora.
En lo semiológico, el examen de la esfera cognitiva no permitió
detectar desniveles en la sensopercepción, aspectos ideativos, curso y
contenido del pensamiento, juicio y raciocinio. Sus aspectos vinculados
a prosexia (atención) y aptitud para concentrarse evidenciaron estar
dentro de los parámetros corrientes para su rango etario (“puedo
mantener la atención en algo mientras no me genere aburrimiento”). En
cuanto a su perfil mnésico (memoria), no está restringido en cuanto al
propio de una persona de su adultez. Sus pequeñas dudas en algunas
fechas son consecuentes a los psicotrópicos que le administraban en
esos momentos. No expone tampoco trastornos referidos a lucidez de
conciencia (incluyendo conciencia de situación, de aspectos mórbidos y
de orientación auto y alopsíquica [témporo-espacial]).
En la esfera de la actividad vinculada a lo volitivo, dentro de las
alteraciones de la acción implícita de carácter cuantitativo, se observa
absoluta normalidad. Hay real compromiso en lo que atañe a estrategias
de futuridad. Tiene voluntad para el trabajo. Es muy activa en su
subjetividad. Puntualiza: “tengo muchas ganas de trabajar, sé que me
haría muy bien, porque necesito ocuparme de lo que sé”.
Por último, en la esfera afectiva, se pesquisaron moderados rasgos
de un trastorno hipertímico en el polo del displacer (hipertrofia
emocional de carácter penoso), de connotaciones ansiosas. Mantiene el
nivel óptimo de sus afectos y vivencia los sentimientos de los otros
hacia ella. Es decir, su capacidad afectiva se mantiene inalterable.
Señala con énfasis: “siento que hay gente que me quiere, me ven muy
humana, me aceptan tal como soy y me respetan”.
“Mi padre” –dice finalmente— “estuvo bastante ausente en mi vida”.
En resumen, la examinada expone matices sintomatológicos
vinculados a su personalidad y vertientes concausales en lo
etiopatogénico.
No debe olvidarse que la examinada aprobó un examen
preocupacional, en los que es habitual consignar un perfil clínico médico
laboral y una evaluación psicotécnica.
Del mismo modo, cuando hay licencias vinculadas con el psiquismo,
es corriente que las empresas soliciten el auxilio que les representa la
administración de los llamados psicodiagnósticos.
Cabe consignar algunas aclaraciones necesarias.
Se considera mayoritariamente que el abordaje semiológico es la
mejor manera de evitar el fraguado de síntomas y la fabulación de
instancias mórbidas.
La clínica es soberana y esencial para arribar a la presunción
diagnóstica. El perito debe basarse, para emitir su diagnóstico, en el
abordaje clínico integral y en la confrontación de los puntos críticos de
la constelación sintomática. Debe haber una coherencia que excluya
asimetrías que ponderen simulación.
Es necesario exponer la opinión del experto sobre los
psicodiagnósticos. Se los prescribe solo por rutina, pero dándoles un
carácter referente y no vinculante.
Así por ejemplo, el eminente catedrático de la Universidad
Complutense de Madrid, Prof. Dr. Francisco Alonso-Fernández, de
renombre universal, en sus “Fundamentos de la psiquiatría actual” (4ª
ed., Paz Montalvo, Madrid, 1979, tomo I, pág. 170) dice: “Si cotejamos el
valor de los tests con el de la exploración psiquiátrica, casi todos los
clínicos llegamos a la conclusión de que la libre conversación con el
enfermo mental representa la tónica exploratoria más segura y
completa, cuyo material debe elaborarse después adecuadamente con
el concurso de la comprensión psicológica, la explicación
somatopsíquica y el análisis fenomenológico”. A ello agregando luego:
“A los tests en la clínica psiquiátrica les corresponde la posición
jerárquica de pruebas exploratorias complementarias”.
Conceptos similares emiten Manfred Bleuler, H. G. J. Weitbrecht, R. M.
Palem y otros, entre los más destacados autores de la psiquiatría
europea, y asimismo, ya en el año 2002, el Prof. Dr. Joaquín Santo
Domingo Carrasco del Hospital Universitario La Paz de Madrid, y en el
2005 el Prof. Dr. Renato D. Alarcón, catedrático de la Escuela de
Medicina de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, USA), sostienen
asimismo la preeminencia fundamental de la clínica, postura masiva de
la psiquiatría occidental desde 1990.
Un neurólogo de valía no se basa en un simple electroencefalograma
para diagnosticar un trastorno netamente comicial (epiléptico). Se
fundamenta básicamente en su minucioso rastrillaje neurosemiológico.
No es posible someterse a la subjetividad que impera en las
interpretaciones psicodiagnósticas. Debe primar el rigor científico. Un
sujeto emitirá respuestas diferentes si la batería psicodiagnóstica se
administra estando el mismo en ayunas, hambriento, con exiguo
descanso previo o en plena digestión de una suculenta comida. Y si el
examen lo toman dos o más profesionales, sus informes pueden diferir
entre sí.
Se estimó necesario hacer conocer estas consideraciones.
Una personalidad algo ansiosa, proclive por su historia personal en
alguna circunstancia a salidas distímicas, o sea, a las antiguamente
llamadas manifestaciones de depresividad reactiva. Pero al momento de
esta evaluación se encuentra perfectamente eutímica.
Su medicación no obstaculiza su desempeño óptimo. Y no debe ser
diferente de la que se autoadministran un alto porcentaje de agentes
públicos y privados de todas las jerarquías en el desempeño de sus
funciones.
La subjetividad de la examinada vehiculiza los altibajos de su
existencia. Y nadie está exento, a menos que sea una personalidad
disocial, a excluirse de la gravitación endogámica y cultural.
VII. Conclusiones