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TECNICA QUIRURGICA DEL TRASPLANTE


HEPATICO

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Emilio Vicente López Yolanda Quijano Collazo


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TECNICA QUIRURGICA
DEL TRASPLANTE 39
HEPATICO
Emilio Vicente
Yolanda Quijano
Javier Nuño
Pedro López-Hervás
Gustavo Zarzosa
Gloria Rodríguez
Gustavo Díaz
Asunción Aguilera
La técnica quirúrgica del trasplante hepático trocoagulación, el uso rutinario del by-pass veno-
(TH) suele representar en muchas ocasiones, un venoso para el mantenimiento hemodinámico del
auténtico reto para el cirujano. La situación clíni- enfermo en la fase anhepática, una monitorizaci-
ca del paciente, las alteraciones hematológicas se- ón anestésica más agresiva en el trasplante y un
cundarias a la enfermedad hepática terminal y las control más estricto de la situación hematológica
difíciles condiciones locales encontradas como del enfermo para detectar las alteraciones existen-
manifestación de la hipertensión portal existente tes en las diferentes fases de la cirugía que permi-
condicionan la dificultad del procedimiento. Pro- tiesen una adecuada terapia sustitutiva, fueron
cesos quirúrgicos previamente realizados, especi- factores que contribuyeron, independientemen-
almente en el área hepato-biliar incrementan de te de otros aspectos inmunológicos y médicos, a
una forma notable esta dificultad. la mejora de los resultados (2, 3, 4, 5). La década
Tres diferentes etapas se aprecian con clara de los 90 constituye la definitiva consolidación del
nitidez en la historia de la técnica quirúrgica del procedimiento, que ha permitido un notable de-
trasplante hepático. La primera de ellas, se inicia sarrollo de las denominadas técnicas alternativas;
en 1963 con la realización del primer TH clínico reducción del injerto, bipartición del injerto y tras-
(1) en la Universidad de Denver y concluye en plante hepático de donante vivo. Durante estos
1980. En este periodo de tiempo, el procedimien- años, el factor técnico más importante ha sido la
to entraba dentro de los considerados de “inves- realización de la hepatectomía del receptor con
tigación clínica”. A las limitaciones en los recur- preservación de la vena cava receptora (6) aban-
sos tecnológicos existentes y lógica inexperiencia donando progresivamente el uso del by-pass
en la técnica quirúrgica se le asociaba las dificul- veno-venoso.
tades anestésicas, manifestadas fundamentalmen- La técnica quirúrgica del TH tiene cuatro fa-
te en la dificultad del mantenimiento hemodiná- ses claramente definidas: 1) Hepatectomía del ór-
mico del paciente en la fase anhepática y en el gano afecto, 2) Fase anhepática, 3) Implante y 4)
manejo de las alteraciones hematológicas encon- Hemostasia y reconstrucción biliar.
tradas antes, durante y después de la realización
del trasplante. Las consecuencias de todo ello eran
evidentes; duración muy prolongada de la técni- HEPATECTOMIA
ca, elevado consumo de hemoderivados y una Tras la preparación del campo abdominal, una
importante mortalidad operatoria. Desde 1980, doble incisión subcostal es realizada, evitando
evidentes mejoras en la técnica quirúrgica de la efectuar rutinariamente una ampliación vertical
explantación del órgano afecto y su posterior im- en sentido xifoideo. Solamente en pacientes obe-
plante con especial énfasis en las anastomosis vas- sos o con un arco costal muy cerrado en los que
culares, el perfeccionamiento de aparatos de elec- exista dificultad para el abordaje de la vena cava

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suprahepática consideramos necesaria esta pro- La ligadura o cauterización de los ligamentos
longación. La incisión subcostal derecha, realiza- suspensorios del hígado según el grado de colate-
da como mínimo a 1 cm. del borde costal, debe de ralidad existente: ligamento falciforme, triangu-
alcanzar la línea media axilar, prolongando la lon- lar derecho e izquierdo y gastro-hepático facilita
gitud de la izquierda en función de las caracterís- el abordaje de la vena cava inferior. Este abordaje
ticas anatómicas del enfermo. Otro tipo de incisi- en su porción intrahepática entre el lóbulo cau-
ones como las combinadas toraco-abdominales no dado y las venas renales, se facilita tras una cor-
parecen en nuestra opinión, estar justificadas en recta movilización del hígado. En pacientes con
la actualidad. En aquellos pacientes en los que por severa hipertensión portal es obligada una rigu-
anomalías vasculares existentes se requiera una rosa disección y hemostasia que evitará importan-
reconstrucción vascular que deba alcanzar la au- tes pérdidas hemáticas, especialmente tras la re-
rícula derecha, el abordaje por vía abdominal vascularización del injerto. La liberación de la vena
transdiafragmática e intrapericárdica a dicha ca- cava inferior debe de ser completa en toda su cir-
vidad cardiaca es sencillo, evitando de esta forma cunferencia para facilitar la colocación de un
la apertura esternal. clamp vascular si se efectúa la técnica clásica, es
Un adecuado separador que facilite la apertu- decir la resección del órgano afecto con la vena
ra del arco costal es colocado a efectos de obtener cava. La vena adrenal es identificada y ligada. La
una buena exposición. La confirmación de ano- disección debe de proseguir proximalmente, libe-
malías arteriales es obligada en este momento La rando la vena cava del espacio retroperitoneal tras
palpación adecuada retroportal o del ligamento la rotación del hígado a la derecha e izquierda,
gastrohepático permite confirmar la existencia de respectivamente hasta alcanzar la porción infra-
orígenes anómalos de la arteria hepática derecha diafragmática, donde se rodea para facilitar su
o izquierda, respectivamente. Si la indicación del clampaje.
trasplante es por un proceso tumoral, una cor- El comienzo de la fase anhepática comienza
recta y meticulosa exploración de la cavidad ab- con el clampaje y posterior sección de la vena
dominal debe de realizarse, efectuando biopsias porta y vena cava inferior infra y suprahepática y
ante la presencia de afectación ganglionar o sig- la realización de la hepatectomía total. La coloca-
nos macroscópicos de posible diseminación ex- ción del clamp vascular en la vena cava inferior
trahepática. La confirmación de estos hallazgos suprahepática se efectúa englobando el diafrag-
descartaría la realización del trasplante. ma y su sección a través del propio parénquima
La disección del hígado debe de adaptarse a hepático a efectos de obtener la máxima longitud
las condiciones locales encontradas, especialmen- de la misma. Con el mismo objetivo, la vena cava
te en aquellos pacientes que hayan tenido ciru- inferior infrahepática es seccionada muy próxi-
gías previas o repetidos episodios de peritonitis ma al lóbulo caudado. Si en la sección de la vena
bacteriana, a efectos de minimizar las perdidas porta se comprobase la existencia de un trombo
hemáticas durante la cirugía. Independiente- portal o porto-mesentérico, se debe de proceder
mente de este aspecto, el abordaje del hilio es el a la extracción del mismo con el objeto de inten-
primer paso quirúrgico que se debe de realizar tar restablecer un adecuado flujo portal al injerto
con la identificación, liberación y posterior sec- antes del clampaje de la vena cava inferior. La
ción proximal de arteria hepática y vía biliar. Es trombectomía (7), la interposición de un injerto
aconsejable efectuar esta sección tras confirmar venoso desde la vena mesentérica del receptor a
la validez del hígado donante. Durante esta fase, la vena porta del donante (8,9) o más excepcio-
el control manual del pedículo hepático asegu- nalmente la arterialización de la vena porta (10) o
ra, un rápido y seguro control del mismo para transposición cavo-portal (11) en casos de impo-
aquellos casos en los que se produjera alguna le- sibilidad de obtener un flujo venoso adecuado son
sión vascular. Tras la sección proximal de la arte- las opciones técnicas. Una vez retirado el hígado
ria hepática y vía biliar extrahepática, la vena afecto de la cavidad abdominal, se debe de reali-
porta es fácilmente identificada y liberada del zar una cuidadosa preparación de los pedículos
tejido linfograso circundante, confirmándose por vasculares del receptor para la posterior recons-
sus características y palpación la presencia de una trucción. Esta preparación que tiene un gran im-
trombosis a dicho nivel. portancia en todos los pedículos vasculares, la ti-

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ene muy especialmente en la vena cava suprahe- entes trasplantados por síndrome de Budd-Chia-
pática, donde es obligado en ocasiones realizar el ri. Los pasos quirúrgicos inicialmente descritos no
cierre de alguna de las venas hepáticas a efectos se modifican cuando se opta por la utilización del
de adaptar el tamaño de la vena cava donante y by-pass veno-venoso (Bomba centrífuga. Bio-me-
receptora. dicus). Una vez liberada la vena cava inferior del
tejido retroperitoneal que le rodea, una disección
inguinal y axilar se realiza por dos diferentes equi-
FASE ANHEPATICA pos quirúrgicos con el objetivo de identificar y
En la técnica denominada como clásica (2) en liberar la vena safena izquierda en su confluencia
donde se reseca el hígado con la vena cava retro- con la vena femoral y la vena axilar izquierda, res-
hepática sin ningún método de soporte mecáni- pectivamente en un reducido plazo de tiempo.
co, se produce una anulación completa del flujo La canulación de ambas venas con cánulas ade-
venoso portal y sistémico con la ya conocida con- cuadas a su calibre, habitualmente 16-20 Fr, pre-
gestión del territorio esplácnico y retroperitone- cede a la introducción de otra cánula portal de
al. El descenso del gasto cardiaco producido por un calibre superior; 28-34 Fr. La existencia de una
la oclusión del flujo venoso puede provocar el trombosis portal puede obligar a realizar la canu-
desarrollo de insuficiencia cardiaca, hipotensión lación a través de la vena mesentérica inferior.
arterial, arritmias e incluso paro cardiaco (3). Por Todas ellas son introducidas de una forma suave
ello antes de la resección es necesario realizar una para evitar lesiones en la pared venosa y asegura-
maniobra de clampaje vascular al menos durante das firmemente para evitar su movilización. La
tres minutos, con el objeto de comprobar el gra- colocación percutánea de la cánula en la vena fe-
do de tolerancia hemodinámica a esta interrupci- moral y vena yugular, respectivamente, represen-
ón vascular. Equipos anestésicos experimentados tan una excelente alternativa a la disección abier-
consiguen mantener la estabilidad hemodinámi- ta de ambas venas. En este momento la circulación
ca del paciente cuando existe una moderada o del by-pass puede ser iniciada y completada la
severa hipertensión portal durante un periodo no hepatectomía total con sección de la vena cava
superior a los 45 minutos que es el tiempo aproxi- inferior en los niveles anteriormente descritos. La
mado para poder realizar con seguridad las tres obtención de un flujo adecuado representa un
anastomosis vasculares; vena porta y vena cava aspecto de singular importancia. Flujos inferiores
necesarias para reestablecer el flujo venoso. a 1000 ml/min suelen ir asociados a la formación
de trombos en el circuito y en consecuencia a la
Dos diferentes procedimientos han sido des- ineficacia del sistema de drenaje. La descompre-
critos para solucionar las alteraciones hemodiná- sión del territorio esplácnico por la utilización del
micas existentes en esta fase: 1) Utilización de una by-pass veno-venoso activo facilita la posibilidad
derivación externa veno-venosa o by pass activo de realizar una cuidadosa hemostasia de dicha
femoro-porto-axilar (4) y 2) La preservación de la área con la peritonización del área retroperitone-
vena cava receptora con o sin utilización de bypass al, así como la reconstrucción venosa del injerto
porto-axilar (6). sin ningún tipo de precipitación. Complicaciones
como fenómenos tromboembólicos asociados o
DERIVACIÓN EXTERNA VENO-VENOSA complicaciones locales de la canulación venosa
han sido descritas con la utilización del by-pass
La derivación externa veno-venosa no tiene veno-venoso en el TH (3).
en la actualidad un uso rutinario en el TH (12).
Debe de contemplarse su utilización en pacientes PRESERVACIÓN DE LA VENA CAVA RECEPTORA
con escasa o nula circulación colateral y en los (TÉCNICA DE PIGGYBACK)
que por razones técnicas o anatómicas no pueda
realizarse la técnica de piggyback, en enfermos La primera descripción de esta técnica corres-
con hipertensión portal severa e importantes di- ponde a Calne (13) en 1968, aunque su populari-
ficultades técnicas provocadas por intervenciones zación corresponde a Tzakis (6). En la actualidad
previas realizadas en el hilio hepático y finalmen- se le considera como el procedimiento de elecci-
te ante la intolerancia hemodinámica al clampaje ón en el TH (14). Su utilización se ha asociado a
hiliar. Su utilización está contraindicada en paci- un menor consumo de hemoderivados así como

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a una reducción en el tiempo operatorio y una jerto. De cualquier forma, la colocación del clamp
menor incidencia de complicaciones post-opera- vascular dependerá del tipo de reconstrucción
torias (14). venosa a efectuar.
Sin embargo las condiciones anatómicas pue-
den hacer modificar este criterio. Hígados cirróti- IMPLANTE
cos atróficos firmemente adheridos a la vena cava
Tras la colocación del injerto sobre el campo
presentan una mayor dificultad para su moviliza-
operatorio protegido por compresas humedeci-
ción y en consecuencia un mayor riesgo de he-
das con suero a 4º C la fase del implante se inicia
morragia en la fase de disección de la vena cava.
con la realización de la anastómosis de la vena cava
Por el contrario y aunque pudiera parecer lo con-
inferior en su porción suprahepática. Mientras
trario, hígados de gran tamaño no suelen plante-
tanto y a través de la cánula mantenida en la vena
ar grandes dificultades técnicas para la realizaci-
porta se perfunde el hígado con una solución de
ón de la técnica de piggyback. Aunque su
Ringer lactato a 4º C a efectos de “lavar el híga-
utilización puede ir asociada al de un by pass par-
do” y eliminar la solución de preservación que se
cial porto-axilar, no es necesaria la asociación de
mantiene en el árbol vascular intrahepático. Aun-
ambos procedimientos debido a que la preserva-
que la cantidad a perfundir dependerá del tamaño
ción de la vena cava receptora permite realizar el
del hígado y del valor de potasio sérico existente
TH con una adecuada estabilidad hemodinámi-
en ese momento en el receptor, se considera que 1
ca, sin la necesidad de efectuar una derivación
litro es la cantidad adecuada en los adultos. Una
externa veno-venosa. Algunos autores (15,16) han
cuidadosa sutura continua con material monofi-
defendido la realización de un shunt porto-cava
lamento (3/0) deberá facilitar una óptima adapta-
temporal asociado, con el objetivo de descompri-
ción de la vena cava donante y receptora. La lon-
mir el territorio esplácnico durante la fase anhe-
gitud de ambas deberá de ser la adecuada a efectos
pática. Si bien de forma rutinaria no parece estar
de evitar la angulación de la anastómosis, angula-
justificado, en aquellos pacientes que presentan
ción que podría incrementarse con el cierre de la
una circulación portosistémica mínimamente de-
cavidad abdominal. Su consecuencia sería la alte-
sarrollada como en los trasplantes realizados por
ración del flujo venoso y el consiguiente riesgo
hepatitis fulminante, esta derivación temporal
de trombosis. La anastómosis de la vena cava in-
puede tener una especial indicación.
ferior infrahepática se realiza de la misma forma.
Técnicamente, el TH con preservación de vena Pacientes en los que se realiza una preservación
cava receptora obliga a la identificación, aislami- de vena cava receptora, se pueden realizar dife-
ento y ligadura de las pequeñas venas hepáticas rentes formas de reconstrucción en la vena cava
tributarias de la vena cava sin necesidad de aislar inferior suprahepática. Cuando existe una adecu-
la vena cava inferior. La disección que permite ir ada proporción en el tamaño de ambas estructu-
separando progresivamente la vena cava del hí- ras venosas, la forma más frecuentemente reali-
gado, hasta alcanzar la bifurcación de las tres ve- zada es la anastómosis de la vena cava donante a
nas hepáticas, que se disecan de forma individua- la cavidad creada por la sección y apertura del
lizada. En órganos de difícil movilización, la ostium de las tres venas hepáticas (6). El tamaño
sección de la vena porta facilita la última parte de obtenido en la anastómosis y la colocación “natu-
la liberación del hígado de la vena cava. La colo- ral” del injerto en la cavidad abdominal garantiza
cación de un clamp vascular en forma transversal el drenaje. Si dicha desproporción existiese, el ci-
a nivel de las tres venas hepáticas, comprometi- erre de una vena hepática, preferentemente la
endo de una forma ligera el flujo en la vena cava derecha, para obtener una adecuada posición del
aunque sin manifestación hemodinámica, permi- injerto en la cavidad abdominal o la realización
te tras la sección de las mismas dentro del propio de una anastómosis cavo-caval latero-lateral faci-
parénquima, la realización de la hepatectomía to- lita igualmente el drenaje venoso (17). En la técni-
tal. Esta forma de colocación del clamp vascular ca de piggyback se efectuará el cierre de forma
permite obtener tras la apertura del ostium de manual o mecánica de la vena cava donante tras
separación de las tres venas hepáticas una amplia la ligadura de pequeñas venas hepáticas, a efec-
cavidad venosa de aproximadamente 3 cm. de tos de abandonar una porción de vena cava de
diámetro que facilita un adecuado drenaje del in- pequeña longitud.

496
La reconstrucción portal se inicia una vez El tipo de reconstrucción arterial a efectuar
adaptada la longitud y el tamaño de la vena porta dependerá básicamente de las anomalías anató-
donante y receptora. Esto evitará la redundancia micas halladas en el donante y receptor y de las
venosa y/o acodamiento que pueda dificultar el características de los vasos a anastomosar. Suele
flujo venoso post-operatorio y la trombosis vas- representar la técnica de reconstrucción vascular
cular. La sección de vena porta sobrante se debe que exige una mayor destreza y entrenamiento
de realizar siempre en la parte donante, a efectos técnico. Por otra parte las consecuencias que se
de facilitar la técnica y de preservar la vena porta derivan de una técnica inadecuada suelen ser de-
receptora ante un posible retrasplante. Con el sastrosas, con pérdida muy frecuente del injerto
objetivo de evitar la estenosis anastomótica, es y necesidad de un retrasplante. Independiente-
necesario anudar la doble sutura continua de mente de una correcta y meticulosa técnica qui-
material monofilamento irreabsorvible (5/0), a una rúrgica, dos son los principios quirúrgicos que
distancia de la pared del vaso similar al diámetro deben mantenerse en esta reconstrucción: reali-
del mismo (factor de crecimiento). Debido al gran zarla cuando es posible en zonas que permitan
flujo de la vena porta, esta distancia es recupera- obtener una correcta dimensión anatómica y evi-
da, evitando de esta forma la hemorragia a través tar que quede una arteria redundante que pueda
de la línea de sutura. ser responsable junto a otros factores médicos o
Una vez finalizada esta reconstrucción veno- quirúrgicos de su oclusión post-operatoria. Para
sa, el injerto puede ser revascularizado. La revas- este último aspecto, las zonas de bifurcación de la
cularización del injerto se realiza una vez elimi- arteria hepática en el receptor; bifurcación lobar
nado el aire y la solución de preservación utilizada derecha e izquierda o la zona de salida de la arte-
ria gastroduodenal o arteria esplénica son adecu-
que se mantiene en el árbol vascular intrahepáti-
adas para obtener un parche de Carrel que facili-
co. A la forma tradicional de “lavado hepático”
te la reconstrucción arterial con el tronco celiaco
con una solución de Ringer lactato a 4º C, descri-
del donante. Sutura continua anudada una vez
ta previamente y que representa nuestra forma
que se ha desclampado la arteria y recuperado el
habitual de actuar, se le pueden añadir como pro-
flujo arterial a efectos de evitar una estenosis anas-
cedimiento alternativo, el lavado del hígado con
tomótica o sutura entrecortada con material mo-
la propia sangre del receptor. Para ello, se desclam-
nofilamento (7/0) en arterias de pequeño calibre
pa primeramente la vena porta permitiendo el siempre ayudados por lupas de magnificación es
drenaje a través de la vena cava inferior. Por el la técnica de elección.
momento, no ha sido demostrada la superioridad
de ninguna de estas opciones. La forma más usu- Algunas anomalías arteriales encontradas en
al es realizar esta revascularización solamente con el donante pueden exigir reconstrucciones vas-
el drenaje venoso. Así, tras el desclampaje de la culares diferentes (19, 20). Todas ellas tienen un
objetivo común; convertir las alteraciones anató-
vena cava inferior, primeramente en su porción
micas encontradas en un único vaso arterial, pre-
suprahepática y posteriormente en la infrahepá-
feriblemente el de mayor calibre, para realizar una
tica se retira el clamp vascular colocado en la vena
cómoda anastomosis con la arteria del injerto. De
porta, visualizándose el cambio de la tonalidad del todas las anomalías anatómicas encontradas la que
órgano. La otra posibilidad es obtener la revascu- requiere un mayor esfuerzo quirúrgico es la pre-
larización arterial y venosa del órgano de una for- sencia de una arteria hepática derecha proceden-
ma simultánea (18). Teniendo en cuenta que la te de la arteria mesentérica superior del donante.
reconstrucción arterial es la más compleja de to- En estos casos es obligado efectuar una anasto-
das las que se realizan y en consecuencia la que mosis entre el origen en la aorta de la propia arte-
requiere más tiempo quirúrgico, esta revasculari- ria mesentérica y el tronco celiaco, de tal forma
zación simultánea se debe de realizar únicamente que la arterialización del injerto se realiza entre la
en aquellos pacientes en los que esté mantenido arteria mesentérica superior del donante y la ar-
el flujo de la vena cava y de la vena porta durante teria hepática o tronco celiaco del receptor. En
la fase anhepática. Los discutibles beneficios de la aquellos casos en los que el receptor tenga una
misma no justifican la prolongación de una fase doble vascularización arterial; arteria hepática
anhepática prolongada con interrupción del flu- derecha accesoria y arteria hepática propia, debe
jo venoso. de utilizarse la rama arterial dominante.

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Una excelente alternativa a estos procedimi- (23,24). Inicialmente, el uso de la vesícula biliar
entos es reconstrucción arterial mediante la inter- como conducto interpuesto entre la vía biliar do-
posición de los dos injertos iliacos extraídos del nante y receptora (25) estuvo asociada a un eleva-
donante (21). Esta interposición utilizando un do número de complicaciones biliares que han
conducto prepancreático, transmesocólico y re- desestimado su utilización como técnica de elec-
trogástrico entre la aorta abdominal receptora a ción. La técnica más fisiológica y más comúnmente
nivel infrarenal justo por encima de la salida de la utilizada en la reconstrucción biliar es la anastó-
arteria mesentérica inferior o supraceliaca especi- mosis colédoco-coledocal termino-terminal con
almente en los pacientes pediátricos, permite so- material monofilamento reabsorbible de larga
lucionar situaciones complejas derivadas funda- duración de 5/0 tutorizada con un tubo en T de
mentalmente de una arteria hepática receptora no látex del nº 8 que se exterioriza a través de una
adecuada. incisión independiente en la vía biliar receptora.
La adecuación de la longitud de la vía biliar do-
nante y receptora eliminando una tensión excesi-
HEMOSTASIA Y RECONSTRUCCIÓN BILIAR va en la zona anastomótica o una redundancia de
Una vez revascularizado el injerto, comienza la vía biliar, evitará complicaciones posteriores,
una fase tediosa pero muy importante en la pos- manifestadas en forma de fistulas o estenosis por
terior evolución del trasplante y del enfermo, angulación de la zona anastomótica. La importante
como es la obtención de una correcta hemostasia. desproporción en el calibre de la vía biliar donan-
Para ello se visualizarán con detenimiento el esta- te y receptora que en ocasiones se observa, espe-
do de las suturas vasculares y del lecho quirúrgi- cialmente en donantes y receptores colecistecto-
co, especialmente el área retroperitoneal, a efec- mizados previamente, obliga a la apertura
tos de detectar puntos sangrantes que se longitudinal de la vía biliar de menor tamaño con
controlarán con puntos hemostáticos. Cuando se el objetivo de adecuar las dimensiones de ambas
ha realizado la técnica clásica, una reperitonizaci- estructuras. De esta forma la anastómosis es más
ón del espacio retroperitoneal facilitará en mu- sencilla técnicamente y reduce la incidencia de
chas ocasiones el control rápido de la superficie complicaciones post-operatorias. El uso rutinario
sangrante. De cualquier forma, el grado de difi- del tubo de Kehr ha sido motivo de controversia.
cultad en obtener la hemostasia dependerá fun- Las complicaciones derivadas de su uso, especial-
damentalmente de la meticulosidad quirúrgica mente en el momento de la extracción del mismo,
empleada durante la resección del órgano afecto ha sido la argumentación esgrimida por diferen-
y en las anastómosis vasculares. El control qui- tes grupos para evitar su colocación de forma sis-
rúrgico de la hemostasia requerirá en esos mo- temática (26,27). Sin embargo, la utilización de
mentos de la estrecha colaboración del equipo tubos de latex en las dos ramas del tubo o sola-
anestésico a efectos de ir corrigiendo las alteraci- mente en su porción vertical con la rama hori-
ones en la coagulación que hayan podido apare- zontal de silicona, asociada a su extracción en la
cer tras la revascularización del injerto. región subxifoidea ha reducido de forma consi-
derable la incidencia de complicaciones. En nu-
La valoración hemodinámica del injerto debe estra opinión, las ventajas de la utilización del tubo
realizarse una vez confirmada la ausencia de pun- en T en términos de monitorización del injerto en
tos sangrantes en el campo quirúrgico (22). La el post-operatorio inmediato y del estado de la
medición del flujo arterial y portal, lógicamente reconstrucción biliar realizada superan en la ac-
relacionadas con la hemodinamia sistémica del tualidad las complicaciones derivadas de su utili-
paciente, permitirá conocer la situación hemodi- zación. En pacientes con una vía biliar de reduci-
námica hepática y en consecuencia el estado de do tamaño o con patología previa en la misma
las reconstrucciones vasculares realizadas así como como: atresia de vía biliar, colangitis esclerosante
la existencia de “robo vascular” a través de cone- o carcinoma de vía biliar es aconsejable realizar
xiones vasculares espontáneas que deberán ser li- una anastomosis bilio-enteral con un asa desfun-
gadas a efectos de disminuir la incidencia de com- cionalizada en Y de Roux con igual material de
plicaciones vasculares. sutura y tutorizada con un drenaje multiperfora-
Diferentes técnicas han sido descritas en la do exteriorizado y tunelizado a través del asa en-
reconstrucción biliar del trasplante hepático térica, a efectos de obtener una óptima protecci-

498
ón en el momento de su retirada. En aquellos ca-
sos en los que la sección de la vía biliar del donan-
te permita ver la presencia de dos orificios, cor-
respondientes a la vía biliar principal y al conducto
cístico, es necesario efectuar una incisión que sec-
cione la pared externa del conducto cístico o cons-
truir una sola boca anastomótica seccionando el
tabique intermedio que separa ambas estructuras.
El objetivo es evitar la obstrucción y dilatación del
muñón cístico que provocasen post-operatoria-
mente la compresión y obstrucción de la vía biliar
extrahepática (28).
Si el paciente presentase una patología asocia-
da que requiriese su solución quirúrgica como
patología de pared abdominal; hernia umbilical,
Fig. 39.2 — Sección de vía biliar extrahepática tras ligadura de conducto
hernia inguinal, eventración, o patología gastro- cístico.
intestinal, es en estos momentos cuando debe de
plantearse su solución, una vez mejorada la hi-
pertensión portal y las alteraciones en la coagula-
ción.
Tras una nueva confirmación de la correcta
hemostasia del campo abdominal, la colecistecto-
mía y la confirmación de la estanqueidad de la
anastómosis biliar mediante la realización de una
colangiografía intraoperatoria, el lavado de la ca-
vidad abdominal y la colocación de tres drenajes
aspirativos cerrados en los espacios subfrénico
derecho e izquierdo y subhepático, respectiva-
mente, completan los últimos pasos técnicos de
la cirugía del receptor del trasplante hepático. El
cierre de la cavidad abdominal se realiza con ma-
terial monofilamento irreabsorbible. Fig. 39.3 — Visión de vena porta tras la sección del tejido linfo-graso
del hilio hepático.

Fig. 39.1 — Disección de arteria hepática derecha tras sección de


arteria hepática izquierda. Fig. 39.9 — Desclampaje vena cava suprahepática.

499
Fig. 39.6 — Fase anhepática en la técnica de preservación de vena cava
receptora

Fig. 39.4 (a y b) — Control de vena cava inferior.

Fig. 39.7 — Anastómosis de vena cava infrahepática.

Fig. 39.5 — Sección de vena cava suprahepática. Fig. 39.8 — Anastómosis entre vena porta donante y receptora.

500
El trasplante ortotópico de hígado representa
uno de los procedimientos más complejos de la
cirugía moderna. Por ello, resulta difícil de con-
cretar en un capítulo los múltiples “matices y se-
cretos” que tiene la técnica La realización del mis-
mo por un equipo quirúrgico que posea un
excelente conocimiento de la anatomía del híga-
do y una acreditada experiencia en la cirugía he-
pato-biliar, digestiva y vascular así como una im-
portante tenacidad y resistencia para poder
soportar la duración del mismo facilitará junto con
el fundamental apoyo anestésico el éxito del mis-
mo.

Fig. 39.11 — Anastómosis entre arteria hepática donante y receptora.

Fig. 39.12 — Visión de la reconstrucción vascular tras trasplante hepá-


tico; vena porta y arteria hepática.

BIBLIOGRAFIA
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