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SONIDOS NATURALES Y ARTIFICIALES

El sentido de la audición permite que todas las personas que lo hayan desarrollado
en forma correcta (y no lo hayan perdido) sean capaces de identificar con mayor o
menor exactitud el origen de los sonidos que perciben.

La propagación del sonido es algo sobre lo cual se ha estudiado mucho, en la


medida que el hombre buscó combinarlos para crear nuevos: se realiza por medio
de ondas, y cuenta con determinadas magnitudes físicas bajo las cuales se
distinguen.

Estas son las magnitudes que hacen que ciertos sonidos puedan ser perceptibles a
una persona joven y no a una de mayor edad, o (lo que se ve con mayor fuerza)
sonidos perceptibles a ciertos animales y no a las personas.

Los sonidos artificiales deberían ser aquellos que son creados por el hombre, al
tiempo que los sonidos naturales deberían ser los que se producen en la naturaleza:
sin embargo, el hombre no es capaz de crear sonidos desde la nada, sino que
simplemente los encuentra transformando el medio que lo rodea (la naturaleza) al
mismo tiempo que la naturaleza que tiene algunos sonidos más allá del hombre, en
rigor de verdad cuenta al ser humano como parte de ella.

Ejemplos de sonidos naturales


Abejas - invertebrados
El zumbido de una abeja
El viento
La voz humana (pese a que la realiza la persona, le es precedente a su voluntad)
El rugido de un tigre
El sonido de un arroyo pasando por encima de las piedras

Ejemplos de sonidos artificiales


Avión volando - ruido artificial
El sonido asociado a un avión
El ‘tic-tac’ de un reloj
El sonido habitual de una alarma
La bocina
La voz de una persona interferida por un megáfono.

SALUD AUDITIVA
El sentido del oído es fundamental para nuestra vida diaria. Tanto para escuchar
nuestro entorno, como para mantener nuestro equilibrio. Por eso en Amplifon, líder
mundial en soluciones auditivas, te ayudamos a cuidar tu oído con estos consejos.

¿Sabes que realizando pequeñas rutinas puedes ayudar a mantener en forma tu


salud auditiva?
Protégete de ruidos fuertes y repentinos, como los de golpes, tráfico, martillos,
neumáticos que chirrían…
Escucha música con auriculares o cascos a un volumen adecuado. Un truco: que el
volumen te deje escuchar los sonidos de tu entorno.
¿Estás rodeado de ruido? Dale un descanso a tus oídos.
Reduce el consumo de alcohol y tabaco: pueden influir en la transmisión del sonido
al cerebro.
Ten cuidado con los deportes acuáticos y las inmersiones ya que la presión del agua
puede dañar el tímpano.
Si se te tapan los oídos al viajar en tren o avión, haz la maniobra de Valsalva: tápate
la nariz, cierra la boca y trata de expulsar el aire.
Reduce el consumo de fármacos, sobre todo de antibióticos.
Limpia tus oídos con agua y jabón en vez de los bastoncillos.
Revisa tu audición cada año al cumplir los 25.

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