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En el módulo 2 señalamos que algunas dinámicas familiares pueden ser la causa de origen de la
violencia en las escuelas y el acoso escolar; es por ello que las estrategias de prevención deben
contemplar la participación de las familias, pues al atender o solventar los problemas que
se presenten en su interior, disminuirán las probabilidades de que se generen actos de
violencia en los planteles educativos.
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) señala que las familias son grupos fundamentales
de la sociedad y medio natural para garantizar el crecimiento y bienestar de las personas, en particular
de niñas, niños y adolescentes, quienes deben recibir la protección y asistencia necesarias para poder
asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad (CNDH, 2016).
Dato interesante
1
trascendentes en la vida de sus hijas e hijos que lo que sientan, piensen y hagan impactará
en sus sentimientos, pensamientos y comportamiento a largo plazo. Enfatiza que numerosas
investigaciones coinciden en que el primer año de vida es fundamental para la formación del
“apego seguro” que se construye cuando niñas y niños reciben una afectuosa y pronta atención
de todas sus necesidades.
La LGDNNA en su artículo 103 enlista las principales obligaciones de las familias respecto a niñas,
niños y adolescentes, las cuales están presentes en distintas normas de las entidades federativas
con algunas variaciones, y son1:
1 Ante el incumplimiento de cualquier deber legal de las familias para con niñas, niños y adolescentes, sus integrantes serán
responsables de las afectaciones o daños que se les causen, con la posibilidad de hacerse acreedores de sanciones que se
impondrán de acuerdo con la naturaleza y gravedad de la conducta realizada, desde multas, medidas privativas de la libertad e,
incluso, pérdida de los derechos que sobre ellas y ellos ejercen.
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Asegurar un entorno Fomentar el respeto a las Evitar conductas que puedan
afectivo, comprensivo y sin personas, el cuidado de vulnerar el ambiente de
violencia y protegerlos de los bienes propios y de la respeto entre niñas y niños
ella. comunidad. Por ejemplo, y los/as demás integrantes
enseñarles a ser empáticas/os, de las familias. Por ejemplo,
a respetar las diferencias entre impedir que convivan con
las personas, escuchar a otros/ alguno de sus progenitores/
as y expresar sus opiniones sin as o su familia extensa; dar un
lastimar los sentimientos de los trato diferenciado a niñas y
demás. niños, o mostrar actitudes de
sobreprotección o permisión
absolutas.
Obligaciones de las familias y otras personas responsables del cuidado de niñas, niños y adolescentes
3
Una familia que satisface integralmente los
derechos de niñas, niños y adolescentes,
contribuye a su formación integral y a
la creación de vínculos de confianza y
amor, lo cual favorece que ellas y ellos
cuenten con bases sólidas para que en la
vida adulta, eviten y rechacen la violencia,
traten a las demás personas con respeto,
acepten la diversidad humana, participen
en los procesos democráticos y políticos del
país, actúen con justicia y adquieran una
conciencia plena de su valor como personas
y la dignidad de quienes les rodean. A su Maryge. (2010). Convivencia familiar [fotografía].
vez, todo ello permitirá, en el mediano y Tomada de https://flic.kr/p/7SjyVJ
largo plazos, mejorar las condiciones de vida
de nuestra sociedad y reducir los índices de
violencia que hoy vivimos.
En la presentación de la Alianza global para poner fin a la violencia contra niños, niñas y adolescentes,
el titular de la CNDH, Luis Raúl González Pérez (2017) afirmó que debemos concientizar y
sensibilizar a las familias sobre “las formas alternas de crianza que privilegian la comprensión y el
diálogo entre sus integrantes, así como […] sobre la importancia de empoderar y habilitar a sus
hijas e hijos para la vida”.
Sobre este tema, la doctora Jiménez, en el cuaderno Usted padre, madre o tutor puede impulsar el
desarrollo y bienestar de su hija o hijo (2017, p. 51), expone que:
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La Encuesta Nacional de Niños, Adolescentes y Jóvenes 2015 (Fuentes, González, Padrón y Tapia,
2015, p. 87) reveló que 40.2 % de las personas encuestadas consideraron justificado pegarle a
niñas, niños y adolescentes como respuesta a su “mal comportamiento”, mientras que el 25.3 %
manifestó que los golpes son necesarios para su educación. Uno de los factores que desencadena
la violencia es el desconocimiento por parte de las y los integrantes de las familias de la evolución
de sus capacidades; por ello, el conocimiento de situaciones que pueden ocurrir durante el
crecimiento y desarrollo de las personas menores de edad, es fundamental para desincentivar
el uso de la violencia como método disciplinario y educativo que propicie los actos de
violencia en la escuela y el acoso escolar.
Dato interesante
Las familias con hijas e hijos con discapacidad también deben informarse y prepararse para evitar
el uso de la violencia para su formación. Recordemos que ellas y ellos son más susceptibles de
padecer las consecuencias de la violencia en la escuela y el acoso escolar, por lo cual los métodos
de crianza deben adaptarse a sus necesidades particulares. Hernández y otros (2011, p. 9)
refieren que un estudio llevado a cabo en Aguascalientes en 2003 mostró que “las expectativas
y prácticas disciplinarias y de crianza de parejas de mamás y papás que tienen un hijo con
desarrollo promedio normal […] y aquellos que tenían un hijo con necesidades especiales son
semejantes, y que las expectativas y la disciplina se incrementan del primer año de edad del niño
al siguiente”. Eso significa que el uso de castigo, regaños e incluso violencia física son empleados
indistintamente entre niñas, niños y adolescentes con o sin discapacidad.
En materia de disciplina, la Fundación Piquer citando a Nicolás Merino(2011, p.21) señala que:
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conflictos. Solemos dar mucha importancia a que nuestro hijo aprenda a
leer, sumar y restar... pero a veces se nos suele olvidar que también debe
aprender a enfrentarse a las frustraciones cuando algo no le sale bien.
Las familias deben fortalecer sus capacidades para afrontar los desafíos que implica la formación
de una persona menor de edad, para ello es recomendable recurrir a los avances resultado de
investigaciones científicas como guías que pueden ser de utilidad para atender las necesidades y
propiciar el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.
Debemos ser cuidadosos de no responsabilizar a las personas menores de edad de los actos de
violencia en la escuela o acoso escolar; no obstante, es recomendable hablar con ellas y ellos de
esos temas y proporcionarles algunas herramientas para protegerse y buscar ayuda en caso de
que se sientan agredidos/as por sus compañeros/as o el personal de las escuelas. Ello de ninguna
manera exime al personal educativo de intervenir para la atención de los casos que se presenten,
sino que se trata de acciones que podemos enseñarles para que se protejan temporalmente de la
situación. A continuación, enumeramos algunas de ellas.
Evitar a la persona que ejerce el Controlar la ira. Hablar y practicar con las
acoso escolar y recurrir a otros/as hijas e hijos para no reaccionar llorando o
compañeros/as. Por ejemplo, utilizar otro con enojo. Pueden resultar útiles acciones
baño si quien genera el acoso está cerca o para tranquilizarse como contar hasta
procurar estar acompañadas/os para no 10, escribir cómo se sienten, respirar
encontrarse a solas con la persona que profundamente o alejarse(The Nemours
agrede(The Nemours Foundation, 2013). Foundation, 2013).
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Actuar con valentía, alejarse e Enseñarles a responder con rápidez.
ignorar a quienes ejercen el acoso En algunos casos, una respuesta rápida
escolar. Enseñarles a que de manera firme e ingeniosa puede desalentar a las
y clara digan a quien las/os acosa que deje personas agresivas para continuar con su
de comportarse así y retirarse; practicar comportamiento.
formas de ignorar los comentarios
dañinos, como no mostrarse interesado/a Por ejemplo, si alguien se ríe de una niña
en ellos o realizar otra actividad, pues o niño porque usan lentes, el/la afectado/a
cuando se ignora quienes ejercen acoso, puede responder algo como "son para
se les resta importancia, lo que puede verte mejor" o "con ellos veo el futuro"
cesar el comportamiento agresivo (The (Ministerio de Educación Chile, 2016)
Nemours Foundation, 2013). (American Psychological Asociation, s.f. b).
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Valorar su persona y cuerpo. Es
importante que desde edad temprana
enseñemos a niñas, niños y adolescentes
sobre su valor como personas y el respeto
que deben exigir hacia su persona; que
identifiquen por su nombre todas las
partes de su cuerpo, incluyendo los
órganos genitales, para evitar que sean
víctimas de abuso sexual, y que aprendan
a decir "no" ante situaciones que les hacen
sentir incómodo/as o que les desagradan
(American Psychological Asociation, s.f.) Identificar las conductas de riesgo o
agresivas. Hablar con nuestras hijas e hijos
sobre qué comportamientos, expresiones
de afecto y palabras de otras personas
hacia ellos/as son adecuados y cuáles
no deben ser permitidos, contribuye a
que puedan desarrollar su capacidad
para saber cuándo se encuentran en una
situación de peligro. Por ejemplo, no es
recomendable inculcarles "obediencia
absoluta" hacia las personas adultas (de la
escuela o las familias), ya que ello puede
hacerlos/as más vulnerables frente a las
órdenes o peticiones que les formulen las
personas que pretendan ejercer violencia
en su contra. Recuerda que la información
que les proporciones debe ser adecuada
a la edad, desarrollo y características de la
niña, el niño o la/el adolescente; así será
más sencillo que una persona en primera
infancia pueda comprender a través
de ejemplos, dibujos u otros métodos
pedagógicos (Asociación Alanda, s. f.)
(CNDH-SEP, 2017).
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Solicitar el apoyo de una persona de su
confianza. En ocasiones, a pesar de que
niños, niñas y adolescentes conozcan las
estrategias de autocuidado, no pueden
resistir la violencia que se ejerce en su
contra, ya sea por que la persona quien
los agrede recurre al engaño, el chantaje u
otras acciones para hacerles daño. Por ello
es determinante que sepan que pueden
hablar con nosotros/as abiertamente de
todo lo que les suceda, sus inquietudes,
expectativas, sus miedos, y cualquier
tema que les interese. Asimismo,
ayudarles a identificar a personas a las
que pueden solicitar apoyo si no estamos
presentes, como abuelos/as, primos/as,
tías/os, vecinos/as, profesores/as, entre
otros (Asociación Alanda, s. f.) (CNDH-SEP,
2017).
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Ahora bien, la resiliencia se refiere a la “capacidad de recuperarse de un trauma, del estrés, o de
una adversidad; vencer las pruebas y las crisis de la vida, resistirlas primero y superarlas después
para resurgir con mayor fuerza y recuperar la salud mental” (Cohen, 2015, p. 31). Aplicado a las
situaciones de acoso escolar y violencia en la escuela, el desarrollo de la resiliencia tiene como
objetivo que niñas, niños y adolescentes quienes han ejercido, padecido u observado esos
fenómenos adquieran herramientas y desplieguen su capacidad de procesar las consecuencias
negativas que de éstos se derivan, evitando que el daño se vuelva permanente y afecte su
desarrollo integral.
La resiliencia, afirma Milly Cohen (2015) no depende de un solo elemento ni de la suma de aspectos
personales, biológicos o sociales, sino que más bien es un proceso que puede desarrollarse a lo
largo de la vida y, por tanto, susceptible de ser aprehendido2.
Dato interesante
Tanto las familias como el personal de las escuelas pueden implementar diversas acciones para
contribuir al proceso resiliente de las personas menores de edad, por ejemplo:
2 En educación, se utiliza el verbo aprehender para referir la adquisición de aprendizajes significativos y no sólo de conocimientos
formales, es decir, que cada persona incorpore y se apropie de los saberes y los aplique realmente en su vida, en contraposición a
la simple memorización o retención de datos.
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Fortalecer su autoestima, es decir, la valoración
que niñas, niños y adolescentes tienen sobre sí
mismos/as.
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Promover el desarrollo de la empatía consistente
en la capacidad de entender la experiencia y
situación de otras personas, ser solidario ante su
sufrimiento y demostrar un interés real por ellas.
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Establecer límites claros a su comportamiento.
Niñas, niños y adolescentes necesitan saber que
no siempre podrán hacer lo que desean, y que hay
normas que todas y todos estamos obligados a
cumplir.
¿Cómo? A través de métodos de crianza positiva
sin violencia, orientarlos a través del diálogo y
la comprensión, haciéndoles ver que todo acto
tiene consecuencias, con medidas de disciplina
restaurativas y no "castigos", establecer reglas
Noticabos. (2010). Crianza positiva simples, claras y consistentes que se apliquen a
sin violencia [fotografía]. Tomada
toda la familia por igual, educar con el ejemplo
de https://flic.kr/p/7Ay75n
(Jiménez Hernández, 2017).
Si la niña o niño en quien nos queremos enfocar es el generador de acoso escolar, podemos
recurrir a las siguientes estrategias:
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Hablar con nuestros hijas/
Dialogar calmada y respetuosamente
os y afirmar con seguridad y
sobre los incidentes de bullying.
claridad que el acoso escolar o el
comportamiento agresivo no es
Cuando nuestra hija o hijo se vea
tolerado ni en casa ni en la escuela.
involucrado o involucrada en
una situación de acoso escolar,
Debemos enfatizar que molestar y
debemos evitar regañarlo, culparlo o
agredir a otras personas no es un juego
desesperarnos ante su conducta, y más
ni es divertido, ya que nuestra conducta
bien hay que buscar un espacio para que,
puede lastimar los sentimientos de
cuando estemos tranquilos, podamos
otras personas. Enseñar que deben
preguntarle qué fue lo que ocurrió, el
tratar a sus compañeras/os y maestros/
porqué de su comportamiento, quién o
as como les gustaría que los trataran a
quiénes resultaron lastimados/as, si cree
ellos/ellas.
que fue una buena o mala decisión y qué
podría hacer para que no se repita.
Implementar consecuencias
Fomentar las relaciones
consistentes a las
e interacciones amables
conductas agresivas.
y libres de violencia.
Debemos promover la responsabilidad
Es recomendable facilitar que nuestras
de nuestras hijas e hijos. Podemos, por
hijas e hijos se involucren con otras
ejemplo, hacer que pidan disculpas a
personas de su edad fuera de la escuela
las personas que resultaron lastimadas
y aliente las amistades positivas, buscar
con su comportamiento y aplicar una
oportunidades para mostrarle cómo la
consecuencia negativa (no violenta) por
gente puede resolver sus conflictos sin
su conducta, como apoyar en alguna
recurrir a la violencia, incentivarlos/as o
situación a la niña o niño afectado,
pedirles que nos acompañen a realizar
asignarle alguna tarea específica, limitar
algún trabajo voluntario o altruista
temporalmente el uso de algún
para que experimente la satisfacción de
juguete o de los permisos para algunas
ayudar a otras personas.
actividades, etcétera.
Estrategias en caso de generación de acoso escolar por parte de niños, niñas o adolescentes
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Recuerda: cada niña, niño y adolescentes es diferente, por lo que pueden responder de distinta
forma a las estrategias que hemos presentado en este apartado. Por ello, es muy importante
que solicites apoyo a las y los profesionales en medicina, psicología, pedagogía e,
incluso, psiquiatría, quienes podrán realizar una valoración integral de la situación concreta
y recomendarte estrategias que se adapten a la situación particular de tu hija o hijo. Es un
hecho que para prevenir el acoso escolar y la violencia en la escuela, siempre será necesaria
tu participación activa como madre/padre/tutor/tutora o persona responsable de niñas,
niños y adolescentes.
La participación de las familias en la dimensión escolar de la vida de sus hijas a hijos es crucial para
lograr que la educación cumpla sus funciones; los retos que niñas, niños y adolescentes enfrentan
como integrantes de la sociedad son muy distintos a los de las generaciones anteriores, de ahí que
madres, padres, tutores u otras personas responsables de su atención y cuidado deben encontrar
en el proceso educativo la oportunidad “de reflexionar sobre la forma como se desempeñan […] y
la manera cómo pueden ser parte activa en la formación de los hijos, en la medida que establezcan
una relación de corresponsabilidad en la formación y construcción de valores con directivos,
docentes, con otros padres de familia y en general, con toda la comunidad educativa en beneficio
de [las y los alumnos]” (énfasis añadido) (Corpoeducación, 2007, p. 6).
Ley General de Educación, en su artículo 65, Sección 1, establece pautas para la participación de
las familias en la educación de niñas, niños y adolescentes, entre las cuales se encuentran:
3 El artículo 49 de la Ley General de Educación (LGE) dice que: “El proceso educativo se basará en los principios de libertad y
responsabilidad que aseguren la armonía de relaciones entre educandos y educadores y promoverá el trabajo en grupo para
asegurar la comunicación y el diálogo entre educandos, educadores, padres de familia e instituciones públicas y privadas”.
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Participar con las autoridades de las escuelas
en cualquier problema relacionado con la
educación de éstos, a fin de que, en conjunto,
se aboquen a su solución.
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Informar a las autoridades educativas los
cambios que se presenten en la conducta
y actitud de los educandos, para que las
citadas autoridades apliquen los estudios
correspondientes, con el fin de determinar las
posibles causas que hayan dado origen a tales
cambios.
Pautas para la participación de las familias en el proceso educativo de niñas, niños y adolescentes
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Estamos conscientes de que debido a la diversidad de formas de vida, ocupaciones, opiniones,
percepciones sobre cuál debe ser el propósito de la educación, no siempre es posible llegar a
consensos o acuerdos entre los padres y madres de familia, o entre ellos/ellas y el personal
escolar; no obstante, es fundamental que las familias realicen un esfuerzo importante para
ser parte y estar al tanto de las actividades y acontecimientos que tienen lugar en el ámbito
escolar de niñas, niños y adolescentes bajo su cuidado.
Asistir a las pláticas informativas o Dialogar con los hijas e hijos sobre
sesiones organizadas por la escuela para la violencia en la escuela y el acoso
transmitirles información al respecto. escolar, así como qué pueden
hacer si se encuentran o conocen
a alguien en esa situación.
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También es especialmente importante que las familias cuenten con información sobre los
derechos de niñas, niños y adolescentes para que su participación en el proceso educativo
coadyuve en la protección de los derechos de las y los estudiantes.
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