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SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL


UNIDAD 092 AJUSCO

“Ensayo sobre la decolonidad del poder en América


Latina”

DOCENTE: Juan Eduardo Hernández Hernández.

ASIGNATURA: Educación y Sociedad en América Latina

LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA.

GRUPO: 4GV4

SALÓN: 203

Fecha 23/05/2019

Alumna: Ortega Méndez Karen Cecilia.


Antes de aunar en el tema de la decolonidad; se me hace importante
exponer que es la colonidad y por qué se busca esta “decolonidad”, la
colonidad para Aníbal Quijano es el resultado de que a partir de la
constitución de América y del capitalismo colonial/moderno se instituyó un
nuevo patrón de poder mundial, bajo la hegemonía europea y cómo es
que esta colonialidad del poder afectó la configuración histórica de
América Latina. Para empezar, el autor nos habla de la idea de raza, un
constructo mental acuñado por los colonizadores europeos en base a
supuestas diferencias biológicas determinantes que justificaban las
relaciones de dominación y servía como un criterio de clasificación y
distribución de la población según su jerarquía y función en la estructura
de poder de la nueva sociedad.

A. Quijano (2000) menciona que: «América, la modernidad y el


capitalismo nacieron el mismo día» con ello reitera que la imposición del
primer horizonte colonial es de cierta forma contemporáneo a la
formación de la América hispana del siglo XVI. Por tanto, la aparición del
capitalismo histórico no puede desligarse del aspecto colonial en
Latinoamérica. El patrón de dominación entre colonizadores y
colonizados fue organizado y establecido sobre la base de la idea de
raza. Las implicaciones de esa clasificación fue el despojo no sólo de sus
tierras sino de sus identidades, es decir, aztecas, incas, mayas,
araucanos, aymaras, etc., pasaron a ser simplemente «indios».

La idea de raza como lo menciona A. Quijano (1998) - venía formándose


durante las guerras de «Reconquista» del mundo ibérico, ya que en esas
guerras los cristianos de la Contrarreforma implementaban en su
percepción las diferencias religiosas con las fenotípicas. O de que otro
modo se puede explicar la exigencia de «certificados de limpieza de
sangre» que los vencedores establecieron contra musulmanes y judíos.
Pero como sede y fuente de relaciones sociales y culturales concretas
fundadas en diferencias biológicas, la idea de «raza» se gestó junto a
América, la modernidad y el sistema mundial.

Al curso de estas clasificaciones raciales se estaban desarrollando


prácticas sociales de dominación, control y explotación étnico-sociales.
Las desafortunadas condiciones de trabajo y la esclavitud exterminaron
casi por completo a los indígenas del Caribe y estaban exterminando
considerablemente la población de América. Por ello, la Corona de
Castilla decidió pasar de la esclavitud a la servidumbre pues una de sus
posesiones más valiosas estaba en peligro, la mano de obra indígena.
Los españoles establecieron nuevas formas de trabajo forzado como la
encomienda que significó un modo particular de producción articulado al
capitalismo. De hecho, «de ese modo se impuso una sistemática división
racial del trabajo». (Quijano, 2000: 204)

Entonces la colonidad es el producto de lo que nace en 1492, cuando


llega Hernán Cortes con todo lo que engloba la conquista, es decir la
lógica que ellos traían, de que eran una raza superior, que podían hacer
con los “indios” lo que les viniera en gana, que eran los dueños de todo
por a verlo “descubierto”, que ellos eran los productores del
conocimiento, que su religión era la verdadera, que quien lo dudara debía
morir, que ellos tenían la lógica del saber, la lógica del ser humano. A
pesar de todos estos años estos pensamientos prevalecen hasta
nuestros días, todo lo que somos hoy en América es el resultado de ese
proceso.

Así fue como se fueron adueñando de todo, bajo estos principios de raza,
les colocaron a los nativos etiquetas, en las cuales no eran considerados
como iguales sino como inferiores a ellos.

Algo que considero paradójico en nuestros días es que muchas personas


dicen estar orgullosos de sus raíces pero copian las costumbre europeas,
es decir que hay una contracción en la manera en la que se habla y en la
que se actúa.

Algunos hombres o mujeres se sienten menos por no tener la piel de


color blanca, o por no tener los ojos de color azul o verde, porque este
pensamiento colonial prevalece hasta nuestros días haciéndonos creer
que todo lo “bueno” o lo “superior” tiene estas características, y lo ven
como un ideal.

También hay quienes discriminan a los indígenas o personas de color por


creerlos “menos” y esto viene a colación ya que piensan que son “brutos”
o que solo nacieron para servir, cuando ellos eran portadores y dadores
de enseñanzas; ya que estas personas tienen conocimientos que no se
les considera científicos, pero si se les puede catalogar de manera
empírica.

Aun tenemos tan presentes estos ideales de la colonidad que no hay


tanta gente de color o indígena en las universidades,

En estos términos de raza, podemos catalogar otra forma de etiqueta,


que prevalecía o estaba muy presente (aun en nuestros días), se trata
del tema del sexo, puesto que siendo mujeres no teníamos
consideraciones, ya que el patriarcado solo se encargo de destinar el rol
y decir que la mujer se queda en casa a cuidar de su marido, a cuidar de
sus hijos y ser un mueble mas, que no tiene ni voz ni voto en decisiones
que le competen, ellas no podían escoger el numero de hijos que iban a
tener, en ocasiones ni el marido que iban a tener, ya que esos tratos solo
los llevaban a cabo los hombres. También se les veía como
reproductoras de mano de obra.

Con todo esto la decolonidad surge como la reivindicación a todos estos


problemas que los consideramos como comunes y que mucha gente no
comprende hasta que punto estamos influenciados todavía por el
pensamiento europeo.
Es así que la descolonización es un proceso de independencia de
reivindicar, de contraponerse, no de erradicar sino de cambiar, de
innovar.

Hablando en términos de la decolonidad del poder, se podría decir que


es la disolución de las estructuras de dominación y explotación
configuradas por la colonialidad del poder y el desmantelamiento de sus
dispositivos ideológicos.

Es aquí donde surge este nuevo paradigma de contraponer lo ya


aprendido, dando paso a descubrir y hacer participes de lo que posee
América, es decir en vez de imitar y querer ser como Europa empezar a
hacer otra vez América, incorporando a las comunidades que son
generadoras de conocimiento, que después de tantos siglos aun siguen
resintiendo a esta corriente.

En México tenemos el caso de las comunidades Zapatistas las cuales


podríamos decir que son decoloniales y que su intención es preservar
sus conocimiento adquiridos, mediante la implementación de sus
escuelas, ya no como ocurre en todo el país donde el conocimiento es
general, ellos se apropian de sus identidades y se sienten parte de este
movimiento, el cual está haciendo que permanezcan a flote.

Menciona Boaventura de Sousa (2009; 160), que estas distinciones “son


establecidos a través de líneas radicales que dividen la realidad social en
dos universos, el universo de este lado de la línea, y el universo del otro
lado de la línea” Es decir unos se presenta como la perspectiva universal
y estos estados que obviamente están situados en los espacios
contiguos, aquellos invisibles, sencillamente las periferias, son conocidos
como objetos y no como sujetos, permitiendo que hasta históricamente
estos pueblos sean desplazados y no se les permita tener memorias ni
registros que los identifiquen como propios
En esta parte donde se encuentran los dos universo, que serían lo que
se considera científico y a lo que no es considerado, hay que tener en
cuenta que lo científico siempre se le atribuye a Europa, ya que la
mayoría de las corrientes ya sea filosóficas, pedagogías etc. son de
autores Europeos, y tenemos abandonados o ignorados a los
conocimientos que se dan en nuestro país, por ejemplo con los remedios
medicinales, el crear la vestimenta, etc.

Conclusión.

América Latina debería de tener un reconocimiento propio en todos los


sentidos para así poder reconocer al otro no como superior sino como un
igual dentro del mundo en el que estamos inmersos. De Sousa (2009)
invita a emanciparnos, a generar nuevas formas de pensamiento crítico
que surjan del contexto, de las necesidades que tenemos como
continente, a realizar acciones transformadoras y colectivas.

Sobre esto De Sousa (2009; 356) formula tres grandes desafíos; el


primero, “pensar una emancipación social sin una teoría general de la
emancipación social, como una exigencia ética y política”, nadie tiene
una receta universal, las luchas surgen de atropellos de los estados
neoliberales, de la globalización contra hegemónica, el segundo
planteamiento es “determinar en qué medida la cultura y la filosofía
política occidental son hoy indispensables para reinventar la
emancipación social,” los estatutos de los estado- nación , los derechos
humanos (por mencionar alguno), están regidos por las practicas del
sistema (mundo moderno) , por lo tanto se debe de construir estos
aparatos excluyentes. Y por ultimo “el tercer desafío consiste en saber
maximizar la interculturalidad sin suscribir el relativismo cultural y
epistémico” Des-construir y construir, buscar conceptos alternativos,
establecer principios éticos, políticos, que no sean universales, basados
en fundamentos que no sean absolutos; apoyados en compromisos de la
vida propia, inspirándose en nuestra América.
Bibliografía

Quijano, Aníbal (2007) “Colonialidad del poder y clasificación social”, en


Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel (eds.) El giro decolonial:
reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo
global. Bogotá, Siglo del Hombre Editores.

Quijano, Aníbal (2000) “Colonidad del poder, Eurocentrismo y América


Latina” CLACSO, Buenos Aires Argentina.

De Sousa, Boaventura (2009) Una epistemología del sur Coediciones


CLACSO, siglo XXI México

Walsh, Catherine (2013). Pedagogías decoloniales Practicas insurgentes


de resistir, (re)existir y (re)vivir (Ed. rev.). Quito-Ecuador: Serie
Pensamiento Decolonial.

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