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EDAD CONTEMPORÁNEA

SIGLOS XIX, XX y XXI


Gráfica de la evolución histórica de España

EDAD CONTEMPORÁNEA
Siglo XIX Siglo XX S.XXI

1808 1898 1902-1931-1936-1939 1975 2014

-I------------------------------I--I-----I-I----------------I----------→?
Guerra de la Desastre Alfonso XIII Segunda España Transición
Independencia colonial de Borbón República Franquista Democracia
Guerra Crisis
Civil

Romanticismo Vanguardias
Realismo (-ismos)
Naturalismo
Modernismo
EDAD CONTEMPORÁNEA

La edad o época contemporánea para España


comienza en 1808 con el inicio de la Guerra de
la Independencia de los españoles contra el
ejército invasor de Napoleón Bonaparte y
continúa hasta la actualidad (2014).
O sea que comprende el siglo XIX, el XX y lo que
llevamos del XXI, en que se dan etapas que
presentan características concretas marcadas
por hechos históricos relevantes.
ETAPAS DEL SIGLO XIX
1808-1814. Guerra de la Independencia.
1814-1833. Reinado de Fernando VII de Borbón.
1833-1843. Regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
1843-1868. Reinado de Isabel II de Borbón.
1868-1870. Regencia del general Francisco Serrano y
Domínguez.
1870-1873. Reinado de Amadeo I de Saboya.
1873-1874. Primera República.
1875-1885. Reinado de Alfonso XII de Borbón.
1885-1902. Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena.
GENERALIDADES DEL S. XIX EN ESPAÑA

A grandes rasgos y dependiendo de las diferentes


etapas, el siglo XIX español se caracteriza por una
constante lucha intransigente y violenta entre:

• LIBERALES (minoría ilustrada, culta, anticlerical,


partidaria de la monarquía constitucional, agresiva
-en determinados momentos- y sin gran respeto
por el pueblo) y

• TRADICIONALISTAS (mayoría del pueblo,


católica, partidaria de la monarquía absoluta, del
centralismo administrativo y político –según las
etapas y las regiones-).
1808-1814. GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
El 1º de mayo de 1808 se produce la entrevista de Bayona (Francia)
entre Napoleón Bonaparte, Carlos IV y su hijo Fernando VII.
Bonaparte logra que ambos renuncien al trono español en favor de
su hermano José Bonaparte.
El 2 de mayo de 1808, al ser conocida la noticia, se produce la rebelión
del pueblo madrileño y se inicia la Guerra de la Independencia contra
el ejército ocupante francés.
Se crean las Juntas de Defensa en todo el país dado el carácter
popular y espontáneo de la sublevación.
Hacen su aparición los héroes populares que llevaron a cabo una
guerra de guerrillas. También en las colonias americanas se realizan
cabildos abiertos, que serán el comienzo de la independencia de los
territorios americanos.
En 1810 se reúnen las Cortes de Cádiz, que deciden iniciar la
elaboración de una carta magna.
El 19 de marzo de 1812 se aprueba la Constitución de 1812 (a la que
se le dio el nombre popular de “la Pepa”, por ser la festividad de
San José).
En 1814 se produce la abdicación de Napoleón Bonaparte, con lo que
se pone fin a la guerra.
CONSTITUCIÓN DE 1812 'LA PEPA'
En la primera constitución española se establece que:
• la soberanía nacional radica en el pueblo,
• las Cortes constan de una sola Cámara de Diputados,
elegidos sin distinción de clases,
• la forma de gobierno es la monarquía constitucional,
• el poder legislativo está en manos del Rey junto con las
Cortes,
• el poder judicial lo detentan los Tribunales de Justicia,
• la nobleza pierde sus antiguos privilegios.
Asimismo,
• se proclama la libertad de imprenta,
• se regula la existencia de conventos y monasterios,
• se suprime el tribunal de la Inquisición.
PARTIDOS POLÍTICOS
Ya desde la Guerra de la Independencia se van constituyendo
dos partidos antagónicos:

• el Partido liberal (negro), formado por dos facciones:


- los moderados, que propugnan reformas políticas y
sociales al modo inglés o sea la monarquía constitucional y
- los radicales, que exigen de forma exaltada la
implantación de los principios revolucionarios de la
Constitución francesa de 1791 o sea que eran anticlericales
y anticatólicos.

• el Partido realista (blanco), constituido por los defensores


del absolutismo monárquico.
MILITARISMO

Una consecuencia negativa de la Guerra de la


Independencia fue la creciente intervención del
Ejército en la vida política creando una
mentalidad militarista, tanto entre los liberales
como entre los monárquicos absolutistas.

Durante el siglo XIX, tanto el partido blanco como


el negro acudieron al Ejército para imponer sus
ideas por la fuerza, derrocando gobiernos y
alzando otros.
1814-1833. REINADO DE FERNANDO VII DE BORBÓN
El reinado de Fernando VII pasó por varias etapas:
Período absolutista (1814-1820). Una vez finalizada la Guerra
de la Independencia regresó a España Fernando VII, quien
reimplanta el aparato político del Antiguo Régimen, persigue a
los liberales, deroga la Constitución, suprime la libertad de
prensa, restablece el tribunal de la Inquisición y permite el
regreso de los jesuitas expulsados.
Los liberales reaccionan en la clandestinidad, por lo que las
logias masónicas adquieren gran importancia.
Trienio liberal (1820-1823). En 1820 el comandante Rafael
Riego se subleva a favor de la restauración de la Constitución
de 1812. Fernando VII acepta la Constitución presionado por
los movimientos revolucionarios, pero la Santa Alianza (Prusia,
Rusia, Austria y Francia) envía al ejército francés (Los cien mil
hijos de San Luis) para restablecer el absolutismo.
Década ominosa (1823-1833). Una vez restablecida la
monarquía absoluta, comenzó una etapa reaccionaria en que
murieron importantes líderes liberales o simples simpatizantes
de la Constitución, como Mariana Pineda (1804-1831),
acusada de mandar bordar una bandera liberal.
1833-1843. REGENCIA DE MARÍA CRISTINA
DE BORBÓN-DOS SICILIAS
En 1833 muere Fernando VII y su hija mayor, Isabel, de tres años,
es reconocida como heredera bajo la regencia de su madre, la
reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1806–1878), cuarta
esposa y sobrina de Fernando (hija de su hermana menor María
Isabel de Borbón y Francisco I de las Dos Sicilias).
Los tradicionalistas católicos y absolutistas, no reconocieron a
Isabel, por lo que formaron el Partido Apostólico, bajo el lema
Rey, Religión y Fueros, para apoyar la candidatura al trono de
don Carlos, hermano de Fernando VII.
Los carlistas se oponían al centralismo, pues buscaban el retorno a
los privilegios y fueros regionales.
Por su parte, los liberales insistían en la proclamación de una
constitución liberal anticlerical, por lo que apoyaron a Isabel
(isabelinos o cristinos).
Los levantamientos carlistas condujeron a la Primera Guerra
Carlista (1833-1839) con enfrentamientos armados en las
Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia,
los cuales se caracterizaron por el fanatismo y la crueldad de
ambos bandos.
1833-1843. REGENCIA DE MARÍA CRISTINA
DE BORBÓN-DOS SICILIAS

Durante la regencia de María Cristina se sucedieron diferentes


gobiernos de carácter absolutista, constitucional y liberal.

En 1835 el ministro de Hacienda Juan Álvarez Mendizábal


decretó la supresión de las órdenes religiosas y la
desamortización de los bienes de la Iglesia (incautación
por el Estado), con la salvedad de los bienes dedicados a la
enseñanza de niños pobres y a la asistencia de enfermos.
Las propiedades de la Iglesia fueron malvendidas y adquiridas
por burgueses ricos, que mejoraron la producción agrícola,
pero que empeoraron la situación del proletariado rural.

Tras el motín de La Granja (1836) realizado por los liberales


progresistas, las Cortes votaron la Constitución de 1837, de
carácter liberal moderado, por lo que no satisfizo a los
progresistas.
1843-1868. REINADO DE ISABEL II DE BORBÓN
En 1843 las Cortes declaran mayor de edad a la
infanta Isabel, quien con trece años jura la
Constitución de 1837 y comienza a reinar como
Isabel II.
Continúan las luchas políticas entre liberales
progresistas y moderados en forma cada vez más
dura. En veinte años se suceden sesenta
gobiernos, sin que haya una obra política
constructiva para España.
La politización de los jefes del Ejército hace que los
generales Espartero, Narváez, O’Donnell,
Serrano y Prim intervengan activamente en la vida
política.
En 1845 se promulga una nueva Constitución, que
concede mayor poder a la autoridad real
robusteciendo el Poder Ejecutivo.
1843-1868. REINADO DE ISABEL II DE BORBÓN
En 1846 Isabel II se casa con Francisco de Asís (sobrino de
Fernando VII y primo hermano suyo) rechazando al
consorte propuesto por los tradicionalistas, el hijo de su tío
don Carlos (también primo hermano de Isabel).
Al año siguiente estalla la Segunda Guerra Carlista (1847-
1849), pero solo en Cataluña.

Los radicales del liberalismo progresista se convierten en anti-


isabelinos y antimonárquicos apoyando ideas republicanas.
En 1868 se produce una sublevación militar, conocida como la
Revolución de 1868 o La Gloriosa, que destrona a Isabel
II y la obliga a salir de España junto al príncipe heredero
Alfonso.
1868-1870. REGENCIA DEL GENERAL SERRANO

En 1869 las Cortes nombran Regente del Reino al


general Francisco Serrano y Domínguez (1810-
1885) y al general Juan Prim y Prats (1814-1870)
como Jefe del Gobierno.
Asimismo, votan una nueva Constitución, muy
progresista, que
 concedía el poder ejecutivo exclusivamente a las
Cortes,
 asignaba a las provincias la elección de senadores,
 reconocía la libertad de cultos y el matrimonio civil.
La regencia del general Serrano fue un período de
graves problemas sociales y económicos, no resueltos
por la falta de acuerdo entre partidos.
1870-1873. REINADO DE AMADEO I DE SABOYA

En 1870 las Cortes aceptan la propuesta del general Prim de


coronar a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor
Manuel II y de María Adelaida de Austria (bisnieta
de Carlos III de España, o sea que Amadeo era su
tataranieto).
En 1871 llega Amadeo I a España y es asesinado su valedor
el general Prim.
Alfonsinos, carlistas, republicanos, liberales moderados,
católicos y el pueblo en general se oponen al rey
extranjero.
La situación empeora para Amadeo I al estallar la Tercera
Guerra Carlista (1872) en las Provincias Vascongadas y
Navarra.
En 1873 Amadeo I renuncia a la Corona española, a causa
de la anarquía política y la falta de apoyo.
1873-1874. PRIMERA REPÚBLICA
Después de la abdicación de Amadeo I la Asamblea Nacional
(Congreso y Senado = las Cortes) proclama la República española
(1873) por gran mayoría de votos.
No obstante, los problemas políticos se acentúan.
Los partidos liberales no se ponen de acuerdo ante la idea de nación:
• unos favorecen el sistema federativo de provincias y regiones,
• otros la unión centralizada.
Cataluña intenta formar un Estado Catalán y cada provincia quiere
imponer su propio plan de reformas sociales y económicas
independientemente del Gobierno central.
El 2 de enero de 1874 el general Manuel Pavía disolvió las Cortes y se
creó un gobierno provisional bajo la presidencia del general
Francisco Serrano y Domínguez.
El partido alfonsino crece ante el desengaño producido en menos de un
año de gobierno republicano y por el desgaste de las Guerras
Carlistas.
En diciembre de 1874 se produjo en Sagunto un pronunciamiento
militar encabezado por el general Martínez Campos, que puso fin a
la República y originó la restauración borbónica.
1875-1885. REINADO DE ALFONSO XII DE BORBÓN
En 1875 comienza un período llamado La Restauración.
Alfonso XII, hijo de Isabel II y Francisco de Asís de
Borbón, asumió la corona con 16 años.
Su breve reinado de diez años fue de reconstrucción
nacional.

En 1875 se puso fin a la Tercera Guerra Carlista, en que


participó todo el Levante español, además de las
Provincias Vascongadas y Navarra.
En 1876 se promulgó una nueva Constitución, de
carácter moderado, que establecía el catolicismo como
religión oficial del Estado, pero reconocía la tolerancia
religiosa, y que concedía el poder legislativo al Rey y
las Cortes.
En 1885 muere Alfonso XII de tuberculosis sin haber visto
nacer a su hijo Alfonso, que reinaría como Alfonso XIII.
1885-1902. REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE
HABSBURGO-LORENA
Al morir Alfonso XII en 1885 su segunda esposa, María Cristina
de Habsburgo-Lorena, asume la Regencia.
Los principales partidos políticos acuerdan un sistema de turno
pacífico en el gobierno (el balancín), que no impide las
luchas políticas con los republicanos, los regionalistas y los
socialistas.
En 1898 se produce el llamado Desastre colonial. Cuba,
Puerto Rico, Guam (mayor de las islas Marianas) y Filipinas,
apoyados por los Estados Unidos, se independizan de
España (las tres últimas de estas colonias fueron vendidas
por 20 millones de dólares a EEUU).

El 17 de mayo de 1902 el príncipe Alfonso es declarado mayor


de edad a los 16 años, jura la Constitución y asume como
Alfonso XIII.
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL S. XIX
A pesar de las continuas guerras internas (las guerras carlistas, los
pronunciamientos militares, los atentados), la población española creció
a lo largo del s. XIX, debido a las mejoras materiales y a los adelantos
higiénicos y médicos generalizados.
El carácter conservador de la sociedad española y su economía agraria
hizo que los cambios (positivos y negativos), que había traído la
industrialización en el norte de Europa, se fueran introduciendo
lentamente.
La tradicional división estamental entre nobles y pueblo llano fue cambiando
a causa de la industrialización, que se fue aplicando a la producción
(introducción de la máquina a vapor, del motor a combustión interna, del
ferrocarril) creando una nueva división social en clases.
La nueva sociedad capitalista determinaba que todos los individuos fueran
ciudadanos iguales ante la ley pero establecía una nueva pirámide
social:
 la clase dominante, en la cúspide social,
 las clases medias, en el centro, y
 el proletariado, en la base.
Las principales ciudades, donde se concentraba la actividad comercial,
financiera e industrial, fueron Barcelona y Bilbao, junto con Madrid que
mantenía el prestigio del centralismo político y burocrático.
CLASES SOCIALES
La nueva clase dominante, o sea la oligarquía terrateniente, industrial
y financiera, estaba integrada por la vieja aristocracia y la alta
burguesía.
La alta nobleza del Antiguo Régimen mantuvo sus títulos honoríficos,
sin privilegios, y pasó a formar parte de los grupos dirigentes gracias
a sus propiedades territoriales y sus negocios.
La media y baja nobleza desaparecen fundidas en las nuevas clases
según su riqueza.
La alta burguesía (clase capitalista) estaba compuesta por hombres
de negocio, que se habían enriquecido con la amortización, la
industria, las finanzas y el comercio (actividades concentradas en la
región vasca y catalana principalmente).
Las clases medias (o pequeña burguesía) constituían un grupo muy
heterogéneo integrado por empleados públicos, profesionales
liberales (médicos, abogados, maestros, profesores, técnicos),
pequeños comerciantes y pequeños empresarios.
Se concentraban en las ciudades, poseían una buena educación y
bienestar económico y se convirtieron en la conciencia de la
sociedad española, influyendo en la opinión pública, los gustos y
costumbres populares y en todos los aspectos de la vida política,
social y cultural de la época.
CLASES SOCIALES
El proletariado estaba constituido por obreros y campesinos.
Los obreros formaban el proletariado urbano, que trabajaba
en las nuevas fábricas a las afueras de las ciudades,
habitaba en barrios bajos y se encontraba a merced del
capital industrial, sin leyes que lo protegieran (los gremios
de artesanos habían desaparecido bajo el impulso liberal).
El proletariado urbano era una clase en aumento, que se
nutría del éxodo rural hacia las ciudades (Barcelona,
Vizcaya, Madrid).
Los campesinos constituían el proletariado rural. Eran
jornaleros agrícolas que trabajaban en los nuevos
latifundios (Extremadura y parte de Andalucía) surgidos de
la desamortización de bienes de la Iglesia ordenada por
Mendizábal (1835). Se hallaban a merced de los
propietarios, sin leyes que los protegiesen.
PENSAMIENTO IMPERANTE EN EL SIGLO XIX

Durante el s. XIX se va incrementando la división de la


sociedad en dos Españas opuestas e irreconciliables:
• la España tradicionalista y católica, también llamada
la España negra o la España profunda, y
• la España liberal, anticlerical y anti-tradicionalista.

Es decir que, por un lado, tenemos


la España atada a sus tradiciones más recalcitrantes y
vetustas, que no supo adaptarse a los cambios que se
estaban produciendo en la sociedad, y por otro,
la nueva España, que al comienzo fue liberal progresista
para después convertirse en izquierdista.
Ambas Españas, irreconciliables y aferradas a sus ideas,
incapaces de dialogar, terminaron enfrentándose en la
sangrienta Guerra Civil española de 1936-1939.
PENSAMIENTO IMPERANTE EN EL SIGLO XIX
Antonio Machado en su poema “El mañana efímero” (1913), de la
colección poética Campos de Castilla, reflejó claramente ambas
Españas conformadas en el s.XIX:
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta. […]
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar de la cabeza […]
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
TRADICIONALISMO CATÓLICO
Al igual que en el resto de Europa, también en España el
pensamiento católico del s. XIX adoptó una postura
defensiva ante los ataques liberales; cuanto más que la
religión católica había tenido un protagonismo fundamental
en la vida política y cultural de España desde la Edad
Media.
Las nuevas actitudes, conocimientos y métodos científicos
produjeron gran recelo entre los católicos llevando a
posiciones intransigentes que tuvieron consecuencias en la
vida política, económica y social.
Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912), historiador y
crítico literario, fue la figura más destacada del
tradicionalismo católico por su erudición y producción
escrita y por ser su gran defensor. Su tesis histórica plantea
que
la grandeza de España radica en su historia y que
el catolicismo es la esencia de la historia y de la grandeza
españolas.
PENSAMIENTO LIBERAL

Durante la primera mitad del s. XIX el pensamiento liberal


español se centró en lo político y económico, estaba influido
por el liberalismo francés y oscilaba entre una postura
moderada y conservadora hasta una más revolucionaria y
extremista. Era anticlerical, proponía la tolerancia religiosa y
defendía la subjetividad frente al ritualismo católico.

En la segunda mitad del s. XIX cobra prestigio en España el


pensamiento filosófico alemán. En particular, el Prof. Julián
Sanz del Río (1814-1869) difundió desde su cátedra de la
Universidad de Madrid las ideas adaptadas del filósofo
alemán Karl Christian Friederich Krause (1781-1832)
creando un movimiento krausista español, que tuvo amplia
difusión entre los jóvenes intelectuales de la época y aún de
principios del s. XX influyendo en la vida cultural y política de
España.
KRAUSISMO
Las doctrinas krausistas fueron reinterpretadas
en España y revestidas de una ética subjetiva y
sentimental, basada en la bondad individual,
que buscaba la armonía personal y universal.
Para los krausistas españoles
el progreso de la humanidad solo se podía lograr
a través de la perfección moral.
Los krausistas se dedicaron al proselitismo
haciendo uso de temas como la razón, la
libertad, la tolerancia, el progreso y la
humanidad; por lo que desdeñaron el
pensamiento católico tradicional.
A causa de sus ideas opuestas al catolicismo
tradicional fueron combatidos.
INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA
Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), junto
con un grupo de profesores universitarios
krausistas destituidos, fundó la Institución
Libre de Enseñanza (1876) adoptando el
krausismo una orientación pedagógica que tuvo
honda repercusión en la educación.
En 1878 fundó una escuela primaria, en la que
implantó los nuevos métodos pedagógicos
existentes en Europa; posteriormente las
innovaciones se introdujeron en la enseñanza
secundaria y superior.
Su programa proponía el perfeccionamiento de la
naturaleza humana, la tolerancia, la armonía, la
libertad, la regeneración, la emancipación
(incluida la de la mujer) y la paz.
REGENERACIONISMO
Se llama Regeneracionismo al movimiento intelectual que entre
los siglos XIX y XX medita objetiva y científicamente sobre las causas
de la decadencia de España como nación.
Conviene diferenciarlo de la Generación del 98, con la que se le suele
confundir, ya que, si bien ambos movimientos expresan el mismo
juicio pesimista sobre España, los regeneracionistas lo hacen de una
forma objetiva, documentada y científica, mientras que la Generación
de 1898 lo hace en forma más literaria, subjetiva y artística.
Su principal representante fue el aragonés Joaquín Costa (1846-1911),
cuyo lema era «Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid».
Costa causó una auténtica conmoción con sus obras Colectivismo
agrario en España (1898) y Oligarquía y caciquismo como la forma
actual de gobierno en España (1901), si bien su camino fue
preparado anteriormente por Los males de la patria y la futura
revolución española (1890), de Lucas Mallada (1841-1921) y El
problema nacional. Hechos, causas, remedios (1899) de Ricardo
Macías Picavea (1847-1899), así como por las críticas que sobre el
analfabetismo y la pedagogía del estado habían sido vertidas por
los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza dirigida
por Francisco Giner de los Ríos.
SOCIALISMO – ANARQUISMO
A mediados del siglo XIX comenzó la difusión en España de
corrientes de pensamiento tales como el socialismo y el
anarquismo.
El movimiento obrero español rápidamente se identificó con
tales tendencias primando los sectores anarquistas
seguidores de la Alianza Internacional de la Democracia
Socialista, fundada en 1868, en Ginebra, por Mijaíl Bakunin.
El planteamiento de los anarquistas españoles del siglo XIX se
resumía en la fórmula "anarquía política, ateísmo religioso,
socialismo-colectivismo en economía".
Asimismo, eran partidarios de la "acción revolucionaria directa" y
abiertamente "antielectorales". Además, muchos anarquistas
empezaron a defender el terrorismo individual. El principal
centro difusor de las ideas anarquistas se encontraba en
Barcelona.
En 1879 Pablo Iglesias (1850-1925) fundó en la clandestinidad
el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1888 la
Unión General de Trabajadores (UGT).
ORIENTACIONES ESTÉTICAS EN EL S. XIX
La Guerra de la Independencia española puso fin al
proteccionismo que el Estado ejercía sobre el buen
gusto francés.
En líneas generales, durante el siglo XIX se cultivan
en España las siguientes orientaciones estéticas
llegadas de Europa, pero siempre adaptadas a la
sensibilidad y espiritualidad españolas.

 Neoclasicismo
 Romanticismo
 Realismo
 Naturalismo
NEOCLASICISMO
Introducido en la segunda mitad del s. XVIII, el estilo
neoclásico afrancesado pervive durante el primer tercio
del s. XIX, tanto en las artes como en las letras.
En pintura se le sigue dando preferencia al dibujo, al contorno
delimitado, a las líneas bellas y elegantes, o sea al
academicismo, frente al movimiento y el color.
No obstante, se van abandonando los temas mitológicos,
considerados fríos, para dar paso a los de carácter
patriótico y nacionalista; es decir que se llega a un
prerromanticismo, que mantiene la técnica y el estilo
neoclásico, pero que introduce temas románticos.
Los gustos neoclásicos afrancesados se fueron depurando a
medida que avanzó el siglo XIX convirtiéndose en una
reproducción más fiel del arte clásico.
El neoclasicismo depurado de elementos franceses
continuó hasta el siglo XX, en particular en arquitectura.
Neoclasicismo del s. XIX.
Palacio de Las Cortes (Congreso de Diputados) (1843-1850),
Madrid.
Obra del arquitecto Narciso Pascual Colomer (1808-1870).
Neoclasicismo depurado.
Museo Nacional de Antropología (1875) obra del arquitecto
Francisco de Cubas (1826-1899).
Escultura neoclásica.
José Álvarez Cubero (1768-
1827)
Ganímedes (1804) realizada
en la Academia de San
Fernando.
Diana cazadora, obra de una
fría y calculada perfección,
carente de vitalidad.
José Álvarez
Cubero (1768-
1827)
Defensa de
Zaragoza, de
técnica neoclásica
pero que expresa
un nacionalismo
exaltado dentro de
la estética
romántica.
Tímpano (frontón) del palacio de Las Cortes, obra de Ponciano
Ponzano y Gascón (1813-1877).
Tema alegórico-político de España y la Constitución que anuncia
el gusto romántico, realizado con técnica neoclásica. Aparece
representada España abrazando la Constitución del Estado y
rodeada de la Fortaleza, la Justicia, las Bellas Artes, el
Comercio, la Agricultura, los Ríos y Canales de Navegación, el
Valor Español, las Ciencias que contribuyen al desarrollo de la
Industria y la Navegación, la Abundancia y la Paz.
Academicismo francés neoclásico.
Muerte de Viriato, de José de Madrazo y Agudo (1781-1859),
pintor y grabador, tanto barroco como neoclásico.
Tema de carácter patriótico acorde con la nueva tendencia neoclásica
que abandona los temas mitológicos acercándose al gusto
prerromántico.
Madrazo fue discípulo del francés Jacques-Louis David, continuador de
la idea de que el arte no debe copiar la Naturaleza sino idealizarla.
ARQUITECTURA FUNCIONAL
El aumento de la población en las ciudades y los
progresos que trae la industrialización llevaron a
la creación de una arquitectura funcional, que
emplea nuevos materiales: el hierro y el cristal,
con los que se pueden hacer grandes espacios,
con buena luminosidad, en corto tiempo y bajo
costo.
Así pues, se construyen edificios públicos como
mercados o estaciones de ferrocarril, donde la
funcionalidad prima sobre lo estético y
decorativo.
Estación de Atocha
(1888-1892), Madrid.
Obra del ingeniero
Alberto del Palacio y
Elissague (1856-
1939) en colaboración
con el ingeniero
Saint-James.
Gran nave central de
acero con muros de
cristal y dos edificios
menores laterales.
Palacio de Cristal del Parque del Retiro (1887), inspirado en el
Crystal Palace de Londres, obra del ingeniero Alberto del Palacio
y Elissague en colaboración con el arquitecto Ricardo Velázquez
Bosco (1843-1923) y el ceramista Daniel Zuloaga.
ROMANTICISMO
El Romanticismo es un fenómeno cultural que afectó tanto las
artes y las letras como la vida política y social en general.

Tiene sus raíces históricas en la crisis política europea


producida por los enfrentamientos entre el Antiguo Régimen
monárquico absolutista y las nuevas ideas liberales,
principalmente después de la Restauración absolutista,
lograda por las luchas contra la dominación napoleónica y
su espíritu liberal.
En un principio se volvió a la tradición, la religiosidad y el
orgullo nacional, a causa del deseo de restaurar los viejos
valores tradicionales, dando lugar a la tendencia
tradicionalista o conservadora del Romanticismo, también
conocido como Romanticismo histórico.
Poco después cobra fuerza la tendencia revolucionaria,
partidaria del liberalismo, dando lugar al llamado
Romanticismo revolucionario.
ROMANTICISMO
En el Romanticismo predomina la sensibilidad sobre la
razón, el individualismo sobre la uniformidad,
contrariamente a lo que pasaba en el Neoclasicismo.
El motor del cambio fue la crisis metafísica originada en
Europa a finales del siglo XVIII, a causa del desengaño
que trajo la puesta en duda de las dos vías tradicionales
de explicación del mundo y del ser humano: la religiosa y
la racional.
El profundo pesimismo, producto de ese desengaño,
condujo a que el ser romántico se revelase contra todas
las normas establecidas, ya fueran sociales, religiosas o
políticas, en busca de la libertad.
La nueva vía de conocimiento de la realidad sería a través
de la intuición, la imaginación, la emoción y el instinto,
que arrastrarían al romántico hacia las pasiones, en vital
euforia optimista y autodestructora.
ROMANTICISMO
La sensibilidad romántica manifestó un deseo nostálgico de
evasión de la realidad.
Tal evasión podía ser hacia:
• el mundo de las emociones (amor, ternura, nostalgia,
desesperación, terror). Las emociones también fueron trasladas a
la naturaleza, la cual fue retratada o descripta no tal cual es, sino
según la visión personal del artista o literato, que trató de que la
naturaleza provocara fuertes emociones (cumbres borrascosas,
mares tempestuosos, selvas infranqueables, cielos tormentosos);
• el tiempo pasado, a fin de reafirmar la personalidad cultural o
histórica individual de cada grupo nacional (idealización de la
Edad Media y de las tradiciones populares);
• los lugares lejanos, a través del gusto por lo desconocido,
imaginado, misterioso y exótico (mundo árabe, mundo oriental,
mundo nórdico), así como también del gusto por lo nocturno y
sepulcral (lunas llenas, cementerios lúgubres, castillos ruinosos);
• la otra vida, a través del suicidio como salida evasiva de la
realidad (tal el caso del literato Mariano José de Larra †1837).
ROMANTICISMO
Frente al ateísmo racionalista el romántico desarrolló
un sentimiento vago hacia un Ser subjetivo, alejado
de la visión de Dios que ofrecían las religiones
tradicionales.

El canon de belleza incluía la languidez y la blancura


inmaculada de piel, y hasta tenía una enfermedad
predilecta, la tisis (tuberculosis).
Pero también se describió o representó lo interesante,
lo feo y lo grotesco abriendo el camino al Realismo
y al Naturalismo.
El Romanticismo fue cultivado en literatura, en las
artes y en música.
ROMANTICISMO EN LITERATURA
El Romanticismo en literatura pasa por varias
etapas:
- Prerromanticismo de finales del siglo XVIII y
comienzos del XIX.
- Romanticismo pleno, a partir del triunfo del
drama romántico Don Álvaro o la fuerza del sino
(1835) del Duque de Rivas, con escritores de la
talla de Juan Eugenio Hartzenbusch, Mariano
José de Larra, José Espronceda y José
Zorrilla.
- Posromanticismo, que se manifestó en la
segunda mitad del siglo XIX con los poetas
Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
ROMANTICISMO EN ARTE

ARQUITECTURA

El gusto romántico burgués se manifiesta a


mediados del siglo XIX en viviendas,
edificios públicos y conjuntos urbanísticos,
cuyas formas, materiales y decoración
imitan los estilos históricos del arte español,
principalmente el neogótico, el neomudéjar y
el neoplateresco.
Estilo neogótico
Interior de la catedral de
La Almudena, Madrid.
Francisco de Cubas y
González-Monte, marqués
de Cubas (1826-1899).
Eclecticismo histórico dentro de
la estética romántica que
busca la exaltación del
pasado.
El proyecto fue abandonado
durante la Guerra Civil y
retomado en 1950 por
Fernando Chueca Goitia,
que creó un exterior barroco
clasicista, más acorde con la
fachada del Palacio Real.
Banco Hispano-Americano (1902), Madrid.
Eduardo Adaro Magro (1848-1906).
Eclecticismo histórico dentro de la estética romántica que
busca la exaltación del pasado.
Estilo neomudéjar
Estación de Ferrocarril
(1917-1919), Toledo.
Obra del arquitecto
impulsor del
neomudejarismo
Narciso Clavería.
Eclecticismo histórico
dentro de la estética
romántica que busca
la exaltación del
pasado.
ROMANTICISMO EN ARTE

ESCULTURA

En la segunda mitad del siglo XIX


predomina la tendencia romántico-realista
en escultura, la cual se caracteriza por un
naturalismo de gran teatralidad.
Naturalismo y teatralidad románticos.
Monumento a Alfonso XII, en el
Parque del Retiro, Madrid.
Proyectado en 1901 por el arquitecto
José Grases Riera (1850-1919).
La estatua ecuestre en bronce es
obra del escultor valenciano
Mariano Benlliure y Gil (1862-
1947) y fue colocada en la cima en
1909.
ROMANTICISMO EN ARTE

PINTURA

La pintura romántica española presenta tres


tendencias o géneros:
• el retrato burgués,
• el costumbrismo y
• el paisajismo.
Pintura romántica de
género retrato
burgués, con
técnica
academicista.

Amalia de Llano y
Dotres, condesa de
Vilches (1853)
Federico de Madrazo
y Küntz (1815-
1894).
Pintura romántica, con
técnica
academicista.
Retrato de Isabel II de
Borbón.
Federico de Madrazo
y Küntz (1815-
1894).
Pintura romántica de género costumbrista.
Interior de la iglesia de San Juan de los Reyes de
Toledo (1839). Jenaro Pérez de Villaamil y
Duguet (1807-1854).
Pintura romántica de género paisajista.
Manada de toros junto a un río y castillo en lo alto (1837). Jenaro Pérez de
Villaamil y Duguet (1807-1854). Paisaje panorámico con motivos
arquitectónicos y geográficos de aspecto misterioso logrado por los
contraluces artificiales y la atmósfera vaporosa. Predominio de la
teatralidad.
REALISMO
El Realismo es un movimiento cultural que aparece en Francia
hacia 1830 (con Rojo y Negro de Stendhal) y que alcanza
su plenitud en Europa alrededor de 1850.
Su aparición coincide con el auge de la burguesía, el aumento
de la población urbana a causa de la industrialización y, por
consiguiente, la expansión del proletariado.
Surge como reacción a la postura artificiosa que había tomado
el Romanticismo ante la realidad, por lo que su principal
característica es:
• la desvalorización del mundo interior a favor de la realidad
tal como es percibida por los sentidos, en consonancia con
el positivismo filosófico de la época y las nuevas teorías
científicas, como las de Auguste Comte (1798-1857),
Charles Darwin (1809-1882), Herbert Spencer (1820-1903),
Ernest Renan (1823-1892).
REALISMO
Escritores y artistas buscan reflejar la realidad mediante la
exposición objetiva de lo presente, lo cotidiano, lo
circundante, por eso se hace una descripción minuciosa de
ambientes y personajes.
No obstante, la percepción y expresión de la realidad en la
obra de arte es según el temperamento artístico, religioso,
social o político del artista o literato, por lo que la pretendida
objetividad quedó influida por el subjetivismo romántico.
Se mantienen temas nacionales, populares y sociales que el
Romanticismo ya había destacado en sus géneros
costumbrista y regionalista, pero tratados bajo un deseo de
objetividad y de análisis científico (la vida humana, las
clases bajas de la sociedad, el proletariado urbano e
industrial).
El Realismo es cultivado preferentemente por la prosa
novelesca (Fernán Caballero, Pedro Antonio de Alarcón,
Juan Valera, José María Pereda, Benito Pérez Galdós) y
la pintura.
PINTURA REALISTA
En España el realismo pictórico se hace presente en
dos géneros:
• el paisaje realista y
• la pintura de historia.
La pintura de historia se cultiva principalmente en la
segunda mitad del siglo XIX en obras de gran
formato, que presentan composiciones
complicadas, muy teatrales y efectistas, con
ambientación cuidada y precisa.
Tres son los pintores especializados en temas
históricos: Francisco Pradilla, Eduardo Rosales
y Antonio Gisbert.
Juana la Loca por los campos de Castilla, de Francisco Pradilla (1848-1921).
Dramatismo escenográfico subrayado por el paisaje desolador, la luz
mortecina, la atmósfera brumosa, las telas negras, los elementos religiosos
y heráldicos, realizado mediante una técnica suelta, de pincelada amplia.
Realismo de tema muy apreciado por el Romanticismo más dramático,
realizado en gran formato (3,40x5 m).
Pintura de historia de estilo realista.
Juan de Austria se presenta a Carlos V (1870), de
Eduardo Rosales (1836-1873).
El fusilamiento del general Torrijos y sus compañeros en la playa de Málaga,
de Antonio Gisbert (1834-1902).
Representación cruda y violenta de la muerte, de clara influencia goyesca, en
las diferentes actitudes de los protagonistas y el anonimato de los
soldados. La técnica dibujística contribuye al realismo de los retratos,
mientras que los colores fríos y la atmósfera invernal subrayan la fuerte
carga emocional de la escena, según el gusto romántico.
NATURALISMO
El Naturalismo es una evolución del Realismo, al reflejar
ambos la realidad tal y como es (contrariamente al idealismo
romántico).
Sin embargo, el Realismo es más descriptivo y refleja los
intereses de una capa social muy definida, la burguesía,
mientras que el Naturalismo extiende su descripción a las
clases más desfavorecidas, intenta explicar de forma
materialista y casi mecanicista la raíz de los problemas
sociales y alcanza a hacer una crítica social profunda.
Asimismo, el Realismo destaca el individualismo burgués, libre
y optimista en su fe liberal de que el progreso es posible y
que cada uno se labra su propio destino, mientras que el
Naturalismo es pesimista y ateo merced al determinismo,
que afirma que es imposible escapar de las condiciones
sociales que guían nuestro sendero en la vida sin que
podamos hacer nada por impedirlo.
En literatura, el Naturalismo surge en Francia hacia 1870 con
Emilio Zola y fue cultivado también por la pintura y escultura.
NATURALISMO
Las características fundamentales del Naturalismo son:
• el determinismo social, físico y biológico, según las teorías
científicas de la época (determinismo geográfico del francés
Hippolyte Taine (1828-1893), evolución de las especies del
inglés Darwin);
• el fatalismo, al que se ve reducida la vida humana;
• el pesimismo amargo;
• la descripción de los instintos más primarios y brutales;
• la observación de la realidad cotidiana y social en sus aspectos
más miserables (locos, alcohólicos, enfermos incurables,
prostitutas);
• la denuncia de una sociedad injusta y corrupta (finalidad).

En España el Naturalismo no se cultivó en sus aspectos más


crudos y en prosa no se puede separar del Realismo. Los
principales escritores que presentan rasgos naturalistas en
relatos realistas son la Condesa de Pardo Bazán, Leopoldo
Alas “Clarín” y Vicente Blasco Ibáñez.
BELLE ÉPOQUE O
LA EUROPA FINISECULAR DECIMONÓNICA
La Belle Époque es el período de la cultura europea que abarca
las últimas décadas del s. XIX y las primeras del s. XX
finalizando con la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Es una visión y valoración de la vida presente netamente
burguesa, cuya característica es el optimismo y la satisfacción
expresados a través de la elegancia y el refinamiento de las
clases acomodadas, en un mundo considerado moderno.
Se piensa que la ciencia resolverá todos los problemas y que la
tecnología facilitará toda las comodidades, gracias a los
nuevos inventos: la lámpara eléctrica, el automóvil, el
neumático, el avión, el submarino, el cinematógrafo. Se
descubre el radio y la radioactividad; Freud comienza a hablar
del subconsciente y a aplicar el psicoanálisis.
La alta burguesía se enriquece y siente la necesidad de mostrar
su poder adquisitivo, el proletariado apenas ha comenzado la
lucha de clases y la mujer sufragista comienza a reclama sus
derechos.
FEMINISMO ESPAÑOL
Durante el siglo XIX y principios del XX, el feminismo español tuvo
como movimiento social una menor envergadura que en la
mayoría de los países desarrollados europeos.
Se centró más en reivindicaciones de tipo social, como el derecho a
la educación o al trabajo, que en demandas de igualdad política.
Nunca adoptó la acción directa violenta como estrategia de combate
ni alcanzó un grado destacado de militancia. En consecuencia, la
resonancia social de las feministas españolas fue bastante
reducida.
El modelo de género establecido en la sociedad liberal española
mantenía la subordinación de la mujer al varón y establecía unas
pautas muy estrictas para su actuación social.
El sistema de dominación masculino, muy jerárquico, actuó en dos
niveles:
• el legislativo, que discriminaba totalmente a la mujer y
• el social, que controlaba la función y el código de conducta de la
mujer a través de los arquetipos femeninos de “ángel del hogar”,
“madre solícita”, “dulce esposa”, etc.
http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/femespana2.htm
FEMINISMO ESPAÑOL
A fines del siglo XIX, la subordinación de la mujer todavía
seguía justificándose en una supuesta inferioridad genética:
la función reproductora convertía a la mujer en un ser
pasivo, inferior, incompleto, y, en resumen, un mero
complemento del hombre, que era considerado el ser
inteligente por excelencia.
Esta opinión no era exclusiva de los grupos sociales españoles
más conservadores o reaccionarios. El escritor catalán,
Pompeu Gener, ideológicamente adscrito al republicanismo
federal y, por consecuencia, ligado a los sectores más
progresistas del país, afirmaba en 1889:
“En sí misma, la mujer, no es como el hombre, un ser
completo; es sólo el instrumento de la reproducción, la
destinada a perpetuar la especie; mientras que el hombre es
el encargado de hacerla progresar, el generador de la
inteligencia, (...) creador del mundo social.”

http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/femespana2.htm
FEMINISMO ESPAÑOL

Pese al retraso del movimiento feminista español, diversas


mujeres iniciaron la defensa de la idea de la igualdad
femenina.
Concepción Arenal Ponte (1820 - 1893) fue la iniciadora
del feminismo en España a finales del siglo XIX.
A igual que los krausistas, otorgó a la educación e
instrucción de la mujer un papel fundamental, desde una
óptica católica social, a la que se opuso el catolicismo
conservador.
FEMINISMO ESPAÑOL
Dolors Monserdà (1845-1919) defendió los derechos
de la mujer desde una perspectiva nacionalista
catalana y profundamente católica.
Teresa Claramunt (1862-1931), obrera textil y
militante anarcosindicalista, reivindicó el papel de la
mujer como madre que trasmite valores ideológicos
a sus hijos.
María de Echarri (1878-1955), concejal del
Ayuntamiento de Madrid e inspectora de trabajo del
Instituto de Reformas Sociales, promovió, desde
una perspectiva de feminismo católico, algunas
medidas de mejora laboral para las obreras.
Destaca la llamada “Ley de la Silla” de 1912, por la
cual los empresarios debían proporcionar una silla a
todas las mujeres que trabajan en la industria o el
comercio.
BELLE ÉPOQUE O
LA EUROPA FINISECULAR DECIMONÓNICA
Numerosos son los movimientos artísticos de finales del siglo XIX y
principios del XX considerados modernos.

En pintura se cultiva el impresionismo y el puntillismo, dando paso


posteriormente a las vanguardias.

En arquitectura y artes decorativas continúa el estilo ecléctico, pero lo


moderno es el art nouveau.

En poesía el parnasianismo y simbolismo franceses inspiran el


modernismo, surgido en Hispanoamérica y difundido en España por
el mismo Rubén Darío, su mayor exponente.

En escultura van creando obras dentro de una estética modernista.

En música los compositores europeos se ven influidos por la música


española, como en la ópera Carmen (1874) de George Bizet.
LA ESPAÑA FINISECULAR DECIMONÓNICA

España se ve influenciada por el gusto francés belle


époque, que se difunde a través de revistas
ilustradas (con imágenes), como Blanco y Negro, o
a través de quienes viajan a París y traen las nuevas
modas, que se imponen principalmente en Madrid y
Barcelona.
El movimiento literario modernista encuentra adeptos
en España, entre los que se encuentran Juan Ramón Jiménez y
Manuel Machado.
Por su parte, la Generación del 98 expresó su descontento frente al
ambiente político, social y cultural de España, después del
desastre militar de 1898, creando un movimiento ideológico y
estético con profunda resonancia en la cultura española, ya que
representará la tendencia tradicionalista, de actitud política
nacionalista y espíritu profundamente religioso (católico), como
en los literatos Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán,
José Martínez Ruíz “Azorín”, Pío Baroja, Ramiro Maeztu y
Antonio Machado, y el intelectual Ramón Menéndez Pidal.
LA ESPAÑA FINISECULAR DECIMONÓNICA

En arquitectura, la nueva concepción ciudadana –burguesa y


capitalista– se expresó en edificios públicos y privados.

Se mantuvo la tradición romántica que gustaba de lo medieval


en edificios de estilo neogótico, neomudéjar o de
eclecticismo barroco.
Se introduce el modernismo ornamental en la arquitectura de
estilo art nouveaux o modernista, que daba una
preferencia absoluta a la línea curva sinuosa, la decoración
con flores, hojas y figuras de mujer con largos y ondulados
cabellos.
El arquitecto finisecular español más importante es Antonio
Gaudí, que logró crear un estilo personalísimo e
inconfundible por el uso de la piedra tallada, el hierro
forjado, la cerámica policromada y el ladrillo.
Eclecticismo barroco.
Sede central del Banco de España. Fachada norte sobre la calle de
Alcalá, Madrid.
Edificio construido entre 1884 y 1891. Eduardo Adaro Magro (1848-
1906) fue el arquitecto auxiliar en el diseño y planificación de la
construcción.
Pseudoclasicismo finisecular (eclecticismo).
Palacio de Bibliotecas y Museos (1892), Madrid. Hoy Biblioteca
Nacional.
Obra del arquitecto Francisco Jareño y Alarcón (1818-1892).
Arquitectura modernista.
La Casa Gallardo de la plaza de España,
Madrid, es el resultado de la reforma de
un edificio anterior que se llevó a cabo
entre 1909 y 1915, bajo el proyecto del
arquitecto Federico Arias Rey.
Arquitectura modernista. Palacio Longoria, Madrid (1902–1904). Obra del
arquitecto Josep Grases Riera (1850–1919). Sede en la actualidad de la
Sociedad General de Autores y Editores (SGAE)
Interior modernista. Cúpula del Palacio Longoria, Madrid. Obra de la Casa
Maumejean, fundada en 1860 por Jules Pierre Maumejean y dedicada a la
realización de vidrieras artísticas durante 150 años.
Detalles de arquitectura estilo art nouveau o modernista,
que da preferencia absoluta a la ornamentación de línea
curva sinuosa, con flores y hojas.
Modernismo catalán.
Casa Batlló, edificio construido en 1877 y remodelado entre
1904–1906 por Antoni Gaudí y Josep Maria Jujol.
Modernismo catalán.
Casa Milà o La Pedrera (1905-1907), de Antoni Gaudí
(1852-1926).
La Sagrada Famila de Antoni Gaudí i
Cornet (1852–1926).
El dragón del Parque Güell, que se ha
convertido en un emblema de la obra de
Gaudí.
LA ESPAÑA FINISECULAR DECIMONÓNICA

En escultura, el nuevo estilo siguió la


tendencia europea de vaguedad de
exposición, con contornos que
parecen inacabados, incompletos o
indefinidos, pero de gran sensualidad,
que mezcla lo material con lo espiritual
y lo real con lo simbólico.
Escultura modernista.
Ángel caído (1877), de
Ricardo Bellver (1845-
1924). Fundido en
bronce para la 3a Feria
Mundial de París, de
1878.
Parque del Retiro, Madrid.
Dramatismo y
originalidad.
Escultura modernista.
Alegoría de Zaragoza
del Monumento a los
mártires de la
religión y de la patria
(1904), Zaragoza.
Obra de Agustín
Querol y
Subirats (1860-
1909).
Sensualidad que
mezcla realismo y
simbolismo.
Monumento de los
españoles (1900),
Buenos Aires.
Obra de Agustín
Querol y
Subirats (1860-
1909), mejor
representante
español de la
escultura
modernista.
Escultura modernista.
Los primeros
fríos (1892), versión
en mármol de la
escultura de Miquel
Blay Fábregas
(1866-1936), Jardín
Botánico de Buenos
Aires.
Josep Llimona I Bruguera (1864–1934) escultor catalán
cuyas primeras obras fueron académicas, pero a
partir de una estancia en París, influido por Auguste
Rodin, su estilo derivó hacia el modernismo.

Friso del Arco de Triunfo de Barcelona (1888).


Escultura academicista.
El Ángel Exterminador (1895). Escultura modernista
existente en el cementerio de Comillas, Cantabria.
Escultura modernista.
Desnudo femenino o
Desconsuelo (1925),
Barcelona.
Obra de Josep Llimona i
Bruguera (1864–1934).
Figura femenina de un
marcado idealismo,
capaz de despertar un
sentimiento o una
emoción.
Clara influencia de Auguste
Rodin.
Palau de la Música Catalana (1908), del arquitecto Lluís
Domènech i Montaner (1850-1923). La escultura
modernista muy frecuentemente se encuentra integrada
en los edificios como un arte decorativo.
Farola modernista del Passeig de Gràcia.
El modernismo catalán es un estilo arquitectónico que se
desarrolla principalmente en Barcelona, a lo largo de
unos 50 años, entre 1880 y 1930. Aunque es parte de
una corriente general que surge en toda Europa, en
Cataluña adquiere una personalidad propia y
diferenciada, y se convierte probablemente en el
modernismo más desarrollado en decoración.
LA ESPAÑA FINISECULAR DECIMONÓNICA
En pintura:
- por un lado, se mantiene la escuela de temas
históricos, típicos del Romanticismo, así como la
pintura costumbrista realista, con técnica academicista
(pincelada fina, contornos definidos, juegos de luz y
sombra, perspectiva estudiada);
- por otro, se cultiva la nueva técnica impresionista, que
da importancia a la mancha de color sin contornos
definidos y a la incidencia de la luz natural sobre los
objetos.
El extremo del impresionismo es el puntillismo, donde
las figuras están conformadas por puntos de color,
según la incidencia de la luz sobre ellas.
La escuela impresionista catalana se muestra más
intimista y lírica, con Santiago Rusiñol, Joaquín Mir,
Ramón Casas y Joaquín Sorolla.
Santiago Rusiñol i Prats
(1861-1931), en su pintura
impresionista da importancia a
la incidencia de la luz natural
sobre parques y jardines.
Jardín de las Elegías. Son Moragues, (c. 1903) Jardín y alberca de la finca Son
Moragues del archiduque Luis Salvador de Austria en Mallorca.
Santiago Rusiñol i Prats (1861-1931).
Joaquim Mir i Trinxet (1873-1940) en sus
paisajes impresionistas resalta la mancha de
color sin contornos definidos y la incidencia de
la luz natural sobre los objetos.
Santa María Maspujols, de Joaquim Mir i Trinxet (1873-
1940).
Ramon Casas i Carbó (1866-1932)
Playa valenciana (1908) de Joaquim
Sorolla i Bastida (1863-1923).
Impresionismo regionalista valenciano.
Paseo por la playa (1909) de Joaquim Sorolla i Bastida (1863-1923).
Impresionismo regionalista valenciano.
LA ESPAÑA FINISECULAR DECIMONÓNICA
En música, los compositores españoles más importantes de finales
del siglo XIX y principios del XX son:
• Isaac Albéniz (1860-1909), especialmente por sus obras para
piano, de inspiración nacionalista y lenguaje musical moderno
(suite Iberia), y
• Enrique Granados (1867-1916), que combina las influencias
europeas con temas típicamente españoles en sus composiciones
para piano (Danzas españolas) o en la ópera Goyescas (1915).
La zarzuela sigue siendo el género lírico más popular, con dos tipos
de composiciones:
• la zarzuela grande u ópera española (Luisa Fernanda, 1932, de
Federico Moreno Torroba, 1891-1982), y
• el género chico, más breve, en uno o dos actos, con libreto y
música popular, cuyo impulsor fue Francisco Asenjo y Barbieri
(1823-1894). Los mejores ejemplos de género chico son las
zarzuelas:
La verbena de la Paloma, 1894, de Tomás Bretón (1850-1923),
La revoltosa, 1897, sainete lírico de Ruperto Chapí (1851-1909).

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