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LA FOTOGRAFIA ARTISTICA,—...ss r,A qus aesoA t,z sso, (ss. x us o.)

© Biblioteca Nacional de España


A NUESTROS AMIGOS
Sea nuestra primera palabra, al reanudar la comunicación semanal forzosamente
interrumpida, de sincero agradecimiento a las bondades de nuestros queridísimos ami-
gos y favorecedores que una vez más nos han alentado entusiasmos y genero-
con sus

sos ofrecimientos para llevar adelante, sin temer contrariedades de cualquier orden an-
tes cada vez con mayor impulso, la obra de propaganda católica que realiza LA HoR-
MIGA DE ORO.
No esperábamos, ciertamente, otra cosa de quienes tantísimas pruebas nos tie-
nen dadas de estar incondicionalmente adheridos a nuestra labor de cristiana moraliza-
ción social. Con ellos nos consideramos más estrechamente
desde ahora, obligados
esperando que la normalización absoluta del trabajo nos permita, además de corregir
las actuales deficiencias, demostrar prácticamente nuestra gratitud resarciendo los per-
juicios sufridos, ya con aumento de páginas en algunos níímeros, ya, si es posible y —

lo será, Dios mediante,— con un delicado obsequio, que será sin duda bien recibido.

MONOTONfA DE LA PIEDAD vida espiritual, como en la teologfa, es preciso, para lle-


gar a la verdad, algo más
que la 16gica, algo de un ardor
Cuando se trata de nosotros
mismos, hacemos muy más elevado. En tanto que nuestros espfritus no saben
bien en tomar siempre las por buena parte; pero
cosas abrazar sin dificultad verdades que parecen diametral-
si se trata de persuadir a los demás, es bueno tomar por mente opuestas, son impotentes para contener la verdad
la peor el asunto de sus quejas La mayor parte de los en su grandeza; la sacrificarán a la
rigidez de una 16gi-
hombres que pertenecen a algún grado de la vida espi- ca estéril. Toda persona que ha leido
y comparado me-
ritual, se lamentan de la monotonfa de la piedad; la vida dia docena de te61ogos, en sus tratados sobre la gracia,
interior es triste, lánguida, sin interés, fatigosa, unifor- ha podido palpar ese fen6meno. Por más opuestos
que
me y enfermiza. Acaso podrfa responderse que la medi- parezcan, tienen más que ponerse a trabajar, a es-
no

taci6n de las magnificencias de Dios no puede llamarse cribir libros espirituales populares, para encontrarse de
cosa triste; que el defender su vida contra la inteligen- acuerdo y satisfechos; todos están conformes en reco-
cia superior y el poder de un seraffn cafdo, supone otra nocer que la salvaci6n es enteramente el efecto de la
cosa que languidez; que la recepci6n constante de nue. gracia; mas un momento después se expresan en sentido
vas gracias "actuales, los progresos de la gracia santi- opuesto, vuelven a acometerse unos a otros y a insistir
ficadora, la átenci6n a las inspiraciones infinitamente a todo trance el
poder de la libertad; por manera que
en

variadas del Espiritu Santo, no pueden estar desprovis- en las enseñanzas incompatibles se encuentra el
meflio
tas de interés; que es diffcil no Ver más que uniformidad de quedar complacidos en las cosas divinas; lo mismo
en un movimiento casi perpetuo de gracias, de luz y de sucede en las cuestiones debatidas en la vida
espiritual.
amor; y que si hay, en efecto, algo de fatigoso en los Una direcci6n afectuosa opera sobre nuestras teorias
combates del Señor, contra tentaciones tan viles como ascéticas el mismo trabajo que una larga experiencia del
inoportunas, esa condici6n militante no puede indicar un confesonario opera en nuestras ideas de teologia moral.
estado valetudinario. Bajo un punto de vista elevado, Abandono, pues, simplemente la respuesta que se da
no serfa fácil encontrar acá abajo nada más vivificante, a la objeci6n de la monotonfa de la piedad. No os re-

más variado y de un interés más palpitante que la vida prenderé si llamáis al servicio de Dios y a la salvaci6n
espiritual. Es lo más sano, lo más viril, lo más completo de las almas una obra poco interesante y sin trascen-
y lo más divino que hay sobre la tierra. Reducida a sus dencia. Lo admito; lo admito según mi propia experien-
elementos, oraci6n, luz, amor, comunicaciones celestia- cia; creo que hasta admitiendo el hecho, llegaremos a
les, altas operaciones de la voluntad humana,?qué cosa ver mejor algunas verdades que, sin hacer a la piedad
más noble, más independiente, más magnffica ni más am- menos mon6tona, no dejarán de enseñarnos a sacar el
plia? Aun bajo su punto de vista más sombrio, (qué cosa mejor partido posible de monotonia. Confieso que
esa

más interesante que sus derrotas, sus tentaciones, sus no conozco nada en el mundo
que pueda comparar el
a

cafdas, sus pruebas fntimas y sus conflictos con el de- fastidio que algunas veces causa una vida piadosa, sino
monio? Seguramente que en eso no hay nada insignifi- al hallarse detenido en una mala venta un dfa de lluvia,
cante ni mon6tono. Esa respuesta bastante comun tiene o el de hacer andar caballo cansado una larga jor-
a un

su fondo de Verdad; sin embargo, no es satisfactoria, nada. Estas comparaciones no tienen grande
dignidad,
porque no es completamente franca. Por más verdadera convengo en ello, pero?d6nde se ha de encontrar la dig-
que pueda ser, no tiene los encantos de la verdad, por- nidad en semejante asunto?
que no se aplica a nosotros sino en cuanto la monotonia Procuremos tener una idea clara de la monotonfa, Es
de la verdad no se hace sentir y la Verdad práctica no algo más que falta de interés, algomás que uniformidad,
vféne a dar un mentis a la verdad especulativa. En la más qué simple fatiga. Los hombres celestes aman los

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relámpagos, decia Rahel Varnhagen: quizá es lo ultimo principio se nos prometia todo lo contrario; además, la
que puede causar fastidio, pero al fin puede cansar el monotonia no s61o tiene algo de pasivo y de tranquilo,
mirarlos;?se dirá por eso que los relámpagos son mon6- como un grado más de calor en el estfo, sino que es una
tonos? Cuando una cosa no nos hace impresi6n llega a verdadera obsesi6n. Y ahora, sin la más ligera esperan-
ser mon6tona, sin que precisamente pierda su interés. za de que varfen las cosas, sin el menor esfuerzo para
Lo mismo sucede con el cambio o mudanza si procede llegar a ese objeto, sin designio, sin idea de encontrar
pesadamente y por leyes ásperas y uniformes. La nove- un remedio, vamos a estudiar nuestro asunto con la mi-

dad misma puede ser mon6tona si tiene algo de fuerza o ra de sacar de él alguna utilidad práctica. Es una regi6n
de aspereza, como el programa de una diversión en don- que atravesaremos para verla mejor; ty cuál es el hom-
de encontramos las mismas cosas con diversos disfraces. bre, que merezca ese nombre, que todo cuanto ve no le
Esta observaci6n es particularmente aplicable a las no- haga mejor, más sabio y más verdadero? Tengo como un
vedades en materia de devoci6n. Se reconoce siempre presentimiento de que con un poco de destreza llegare-
a los amigos antiguos aun cuando varien de traje. So- mos a hacer algo de nuestra monotonia.
mos niños demasiado viejos para dejarnos sorprender por ?Por qué es tan monótona la piedad? Pero en ver-
esos ardides y para saber que la vida es demasiado dad, dirá alguno, pues que llamáis mi atenci6n sobre
corta para disgustarse de este lo que
punto, eso es
ella. I yo no veo.Alma cándida,
En realidad, la monoto- no prosigáis; buscad una
nia no se encuentra de mo- materia que os convenga
do alguno enlazada con la en las demás Conferen-
uniformidad; pero lo que cias, si es que tenéis ne-
hay de cierto en sus vani- cesidad de alguna. Nos-
dades es que nos retie- otros vamos a trabajar en
nen en las pequeñeces de ese problema de nuestra
nuestra naturaleza y nos monotonia y a distraer-
hacen caer en una infini-
nos estudiándole. (Por
dad de bajezas. Las hay qué es la piedad tan mo-
que irritan y las apa- hay n6tona? Porque sus limi-
cibles que favorecen la in- tes son muy estrechos;
dolencia, como el murmu- porque alli no hay más
llo de una fuente. Casi
que mandamientos; por'-
todo el mundo tiene una
que toda temor; por-
es
monotonia favorita de que
que es toda amor. He ahf
no se
cansa; asi, para mi, la raz6n en dos palabras,
el susurro lastimero del
y nadie puede rechazarla.
viento es una música, y Sin embargo, la piedad no
casi diria un lenguaje seria menos mon6tona'si
siempre nuevo. La con-
tuViésemos que guardar
versaci6n fluida de un más de diez mandamien-
hombre alegre que cono- tos y un sinnúmero de
ce bien su
idioma, es una consejos que observar.
monotonia deliciosa, he- ARTE CRISTIANO.— BAJO RELIEVE DBL TRASCORO DE LA CATEDRAL

cha abstracción de las co- DE BARCELONA, REPRESENTANDO EL MARTIRIO DB SANTA EULALIA (Continuará)
sas; una monotonia con-

tundente es la de un tono
magistral, más insoporta- EL AMOR DE LOS HIJOS
ble para los hombres que para las
mujeres; para las so-
lemnidades parece tener cierto poder y atractivo, tal L: Quien bien te quiere...
vez porque ese elemento no se encuentra natura-
en su
El,brigada Juan L6pez, recluido en el Castillo de San
leza; porque mujer de carácter grave y solemne es
una
Antonio, estaba aquel dia más triste que de costumbre;
un fen6meno raro y probablemente poco conocido. Hay movia del banco de
apenas se piédra que cubierto con
monotonias que reposan, por lo menos, en ciertas situa- una colchoneta le servia de lecho y asiento.
ciones de ánimo, como la vista del desierto o del Océa- El centinela, también en silencio, paseaba delante de
no. Pero ya hemos hablado bastante de las
diversas mo- la celda, y no se atrevia a hablar con su recluido
y ami-
notonias para que puedan darnos, si no una
explicaci6n go, como otras veces; únicamente cuando 'vi6 que aquél
de ellas, al menos producimos una
impresión suficiente. hacia gestos como de despertar de una pesadilla, le di-
De otro modo hubiera podido salir del con la an- paso rigi6 algunas palabras de consuelo:
tigua definici6n bien conocida: «Hay falta de variedad —

Ea, López, despavila esa tristeza que te domina de


en la
cadencia», porque eso es precisamente lo que nos continuo; a estas horas se debe estar celebrando el Con-
fastidia en la vida; la repetici6n de las mismas
cadencias, sejo de guerra y no tardarás en verte en libertad.
el serm6n pronunciado
por el tono de una lecci6n del ofi- —

lOh libertad, libertad!... Cuando un niño quiere al-


cio del En nuestros tiempos de molicie, (no
coro.
puede canzar la sombra que proyecta su cuerpo, si es que co-
decirse que casi todas las vidas están en el mismo tono?
rre, más lejos, parece que le incita a correr más; si se
Tomemos, pues, como punto de partida, el que la pie. afana por llegar a la cabeza que ve en la penumbra, más
dad es una monotonia casi imperdonable, y que nuestras desafiante se aparta de sus pies, más lejos le parece que
quejas son tanto más excusables cuanto
que desde un la tiene. Pues bien: yo también creo tener cerca la li-

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bertad y si quiero tocarla en la realidad la veo lejos, ferma y sobresaltada con el recuerdo de lo que me di-
mas lejos cada dia, porque hace más tiempo que la per- jerami mujer al salir de casa: c¡qué escasez en aquel
di. IQué triste es estar preso! Ni una persona que en dlai» No fueron precisos muchos aldabonazos para que
los momentos de decaimiento nos tienda una diestra ami- las pasiones aparentemente dormidas, despertasen como

ga, ni quien escuche nuestras quejas y nos consuele; na- le6n deseoso al olor de la presa. La virtud luch6 con
die comparte las tristezas del alma que llora en la sole- el Vicio; el hambre con la honradez; a la serenidad si-
dad y en las tinieblas... Pero tú eres mi amigo y compa- gui6 la alucinaci6n; los sanos consejos y las adverten-
ñero de siempre que escucharás mis cuitas cias buenas de la conciencia hubieron de obscurecerse
Y empez6 a contar sin omitir detalle, su proceso, lo ante los deslumbrantes argumentos de la tentación, que

que él llamaba su historia negra. apenas si eran más que embaucadores sofismas, hijos
Desde que me habian encomendado la guardia del

de un espiritu maquiavélico.

Dep6sito de viveres, varias veces se me ocurriera ha- El almacén estaba bien aprovisionado, yo lo sabia.
cer lo que al fin habla ejecutado, pero tantas como esta Unos kilos que sustrajerá no los echarian de menos, y
idea diab6lica se atrevia a insinuarse, otras tantas mi enmi casa alegrarian a mis hijos que los saborearian
honor, el convencimiento de una degradaci6n inmediata, con tanta avidez como delicado turr6n o sabroso pan de

la imagen del Castillo con sus muros impenetrables y higos. Además yo sabia de una llave simétrica a la del
sus ventanas de recias
rejas, por las que sólo un tenue almacén, obraria con rapidez y en seguida estarla en mi

rayo de luz puede furtivamente, me apartaban de


entrar casa. Por fin mis buenos prop6sitos naufragaron en
poner en práctica aquel pensamiento fatidico. Mas el dia aquel océano de tentaciones donde no se vislumbraba
de Navidad, antes de salir para el cuartel, mi mujer me el faro de la Fe, ni el islote de la esperanza.
habia dicho «Juan, hay que llevar los niños a la parro- El soldado se pasó la mano por la frente y sigui6 ha-

quia para que Vean el Nacimiento del Mesias. blando:


Llévalos tú si quieres.


En verdad, amigo mio, es muy triste la condici6n
Si es la única alegria que podemos proporcionarles que alhombre inclina a seguir el camino que parezca

en este dia'triste para nosotros y festivo para casi to- más llano aunque en realidad sea de más cuesta y en su
dos los creyentes; que será de escasez en nuestra casa cima se abra un verdadero caos! Sin reparar en más, tsi
y de abundancia en las demás. como pensé lo hice... Sali del 'almahén, cerré, miré a
lo
MI mujer no quisiera mortificarme con mis palabras, y , todos lados, nadie me habia visto. Me faltó tiempo para
"

sin eínbargo me habia herido en mi. amor de padre, por- llegar a mi casa y decir a mi mujer que una gratificación
que yo era el único que tenia la culpa, dia tras dia iba suficiente para comprar aquello haria que fuésemos fe-
dejando en la mesa del café, el sueldo, los ahorros que .licesaquel dia de Navidad.
atnorosa hacia mi esposa, el pan de mishijos y la felici- Después de que el sol prosigui6 se ocultara en el
— —

dad de hogar que ponla en manos del tahur para que


un horizonte entre las ondas plateadas del mar, como ru-
desapiadadamente la rasgara. borosa ninfa; luego que las campanas dieran el último
Porque la dorada manzana que Eva ofreció a Adán le adi6s a la tarde que morfa; cuando todo estaba en el re-
excitó fatalmente la desobediencia, y este sino nos es
a ducido comedor dispuesto para la cena, y contra la cos-
tigmatiza a los que somos'sus hijos, y por eso sin duda tumbre sobre los limpios manteles, pan blanco y una so-
admiti yo las caricias qúe la felicidad me brindaba para pa humeante que anunciaba una refacci6n abundante,
mis hijitos inconscientes y falté a mi deber: robé. nos Ibamos sentando alrededor de la mea y lo estorba-
Aque! mismo dia, cuando a las doce mis compañeros ron dos compañeros que me iban a llamar de
parte del
marchaban para comer, uno de ellos
invit6-a que los me ., coronel. Llegué al cuartel donde me esperaba el coronel,
acompañase, pero yo desprecié a la Providencia que que apenas me vi6 en su despacho, me.dijo:

acudia a salvarme en la invitaci6n de aquel amigo. —

Juan L6pez, usted estuvo hoy en el Dep6sito.


Juan, vente.a comer, que tus hijos esperarán por el

Sobre la mesa fué poniendo uná cartera, 'un' retrato


turrón. de mis hijos y un documento del servicio en que estaba
Es inútil, cuesta mucho.

mi firma. La prueba era certisima y no me daba lugar a
Ciertamente. Yo compré un poco para los mios que

disculparme siquiera. Tuve qúe confesar, pedir clemen-


me lo pidieron esta mañana, me cost6 diez y seis reales cia, mis hijos hambrientos, el sueldo tan exiguo eran cau-
y no es nada, a la noche seguramente que no hay ni las sas que pedian la atenuaci6n del castigo. Pero el
Jefe,
migas. Pero un dia es un dia, ly se álegrarán tanto cuan- con voz fingida de mando en que dejaba adivinar cierta

do lo veanl compasi6n, orden6 que me trajesen aqui. Desde enton-



Pues yo aun no lo compré; está tan caro el pan... Ia ces no supe nada de mis hijos».

carne... que...
Me voy,'que el dia se presenta frfo, y yo estoy de-

Se abren las puertas del calabozo y penetran el coro-
seando tomar la sopa caliente. nel,un capitán con un fárrago de papeles
y a la puerta
Yo aun no puedo marchar', tengo que hacer media

quedan los cinco números de la escolta. El prisionero se


hora de guardia. levantó, se cuadr6 militarmente, y el capitán a empez6
Eres incapaz de faltar a tus deberes; también yo te-

leer' él ola como si desde los pies a la cabeza fuera un
nla que estar ahi hasta la una,.pero un dfa se hace un monstruo con s61o oidos. Al llegar al fallo quisiera que
exceso. Hasta luego y felices Pascuas. la tierra faltaraa sus pies para no
soportar el peso del

Gracias, gracias. baldón de su condena. Escuch6: se le apreciaba el tiem-


iQué sarcasmol Felices Pascuas a mi qúe las pasarla po que habla estado recluido y algunas atenuantes, en
oyendo el llanto de los pequeñuelos. Marchó mi compa- virtud de todo lo cual decretaban su libertad.
ñeío,'Volvl a quedar solo delante de] Depósito y mil
ideas se asomaron a las véntanas de mi imaginaci6n en- Entr6 en su casa por una ventana que habla muy cer-

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ca de la calle. Todo estaba en silencio. Con gran caute- No tenían tanto pan, que se osasen hartar; no tenían
la sedirigió a una habitaci6n en que se percibía un te- p61vora ni pelotas ni almacén ninguno; estaba aportilla-
nue murmullo. Se acerc6, y por la
rendija de la puerta da la casa, que no pocos se ocupaban en la guardar.
pudo distinguir a la luz débil de una
lamparilla de aceite Todas eran bastantes estas causas para desamparar
el cuadro más hermoso y emocionante que puede imagi- a Méjico y amparar sus vidas; aunque, por otra parte,
narse. De rodillas ante una imagen de la Virgen de los lesparecia mal caso volver la cara al enemigo; que las
Desamparados, su mujer y delante sus pequeñuelos. piedras se levantan contra el que huye. Especialmente
En la estancia se respiraba una atm6sfera de tristeza temían el pasar los ojos de la calzada por do entraron,
y misticismo; con candor propio de ángeles, los niños que tenían quitadas las puentes; asi que por un cabo los
rezaban un Padrenuestro por el prisionero. cercaban duelos y por otro quebrantos
Quiso guardar silencio, pero la emoci6n embargaba Acord6se, pues, entre todos que se fuesen, y luego
su pecho, los sollozos aprisionaban su garganta, y con aquella noche, que era la de Botello; el cual presumía
la vista velada por ese llanto generoso de las almas de astr61ogo, o como lo llamaban, de nigromántico, y
agradecidas, el soldado que con pecho fuerte resistiera que dijera muchos días antes que si se salían de Méjico
más de una batalla, se enterneci6 por las plegarias de a cierta hora señalada de noche, que era ésta, se salva-

aquellas criaturitas inocentes y s6lo pudo exclamar: rian, y si no, que no. Ora lo creyesen, ora no, todos, en

Nü7+g AtARRQQUftrS. —
Usos Y cosTUMBRBs DB Los Monos DB TBTUÁN. osnro DB INDiaBNAs BN BL zoco. (Por. H. DB o.i

1De cuántas tristezas y sufrimientos compensa el fin, acordaron de irse aquella noche; y para pasar los
amor de los hijos! ojos de la calzada hicieron una puente de madera, que
LUIS MosqUERA CARAMELO. pusiesen y quitasen.
Santa iYtarta de Ortigneira. Esto es muy de creer, que todos se concertasen, y no
lo que algunos dicen, que Cortés se partió los cencerros
atapados, y que se quedaron más de doscientos españo-
PÁGINAS HISTÓRICAS les en el mismo patio y real, sin saber de la partida; a
quienes después mataron, sacrificaron y comieron los
LA NOCHE TRISTE de Méjico; pues de la ciudad no se podiera salir, cuánto
más de una misma casa. Cortés dice que se lo requirie-
Cortés, Viendo perdido el negocio, habló a los espa- ron.
ñoles para que se fuesen, y todos ellos holgaron mucho Llam6 Cortés a Juan de Guzsián, su camarero, que
de oirlo; ca no había casi ninguno que herido no fuese. abriese una sala do tenía el oro,-plata, joyas, piedras,
Tenian miedo de morir, aunque ánimo para morir; por- plumas y mantas ricas, para que delante los alcaldes y
que eran tantos indios, que aunque hicieran sino de-
no
regidores tomasen el quinto del Rey sus tesoreros y ofi-
gollarlos como a carneros, no bastaban. ciales, y di61es una yegua suya y hombres que lo lleva-

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'

sen guardasen; dijo'asimismo que cada uno tomase lo


y
Las centinelas de los enemigos y las guardas del tem-
y ciudad sonaron luego sus caracoles, y dieron
vo-
que quisiese o pudiese del tesoro, que él se lo
daba. plo
ces que se iban los cristianos; y en un salto, como no
Los dé Narváez, hambrientos de aquello, cargaron de
cuanto pudieron; mas caro los cost6, porque a la salida, tienen armas ni vestidos que echar encima y los impi-
con la carga, no podian pelear y andar; y así, los indios dan, sali6 toda la gente tras ellos a los mayores gritos
del mundo, diciendo: «lMueran los malos, muera quien
mataron muchos de ellos, arrastraron y comieron.
También los de caballo tomaron dello a las ancas; y tanto mal nos ha hecho!»
Y ansí, cuando Cortés lleg6 a echar el pont6n sobre
en fin, todos llevaron algo, que más había de setecien-
el ojo segundo de la calzada, llegaron muchos indios
tos milducados; sino que, como estaban en joyas y pie-
zas grandes, hacian gran volumen. El que menos tom6, que se lo defendían peleando;pero, en fin, hizo tanto,
que lo ech6 y pas6 cinco de caballo y cien peones
libr6 mejor, ca fué sin embarazo y salV6se; y aunque al-
con

españoles, y con ellos aguij6 hasta la tierra, pasando a


gunos digan que se qued6 allí mucha cantidad de oro y
nado las canales y quebradas de la calzada, que su puen-
cosas, creo que no, porque los tlaxcaltecas y los otros
indios dieron saco y se lo tomaron todo. te de madera ya era perdido.
Dió cargo Cortés a ciertos españoles que llevasen a Dej6 los peones en tierra con Juan Jaramillo y torn6
con los cinco de caballo a llevar los demás, y a darles
recado a un hijo y dos hijas de Moteczuma a Cacama, y
otro su hermano y a otros muchos señores grandes que prisaque caminasen; pero cuando lleg6 a ellos, aunque
tenia presos. Mand6 a otros cuarenta que llevasen el algunos peleaban reciamente, ha116 muchos muertos.
Perdi6 el oro, el fardaje, los tiros, los prisioneros; y
pont6n,'y a los indios amigos la artilleria y un poco de de
fin, no,hall6 hombre con hombre ni cosa con cosa
centli que habia; puso delante a Gonzalo de Sandoval y en

AIItonío de Quiñones; di6 la rezaga a Pedro de Albara- como dej6 y sac6 del real.
lo
tras
do, y él acudia a todas partes con hasta cien españoles; Recogió los que pudo, ech6los delante, sigui6
Pedro de Albarado a esforzar y recoger
y asi, con esta orden salieron de casa a media noche en ellos, y dej6 a

os que quedaban; mas Albarado no pudiendo resistir ni


punto, y con gran niebla y muy callandito, por no ser
sufrir la carga que los enemigos daban, y mirando la
sentidos, y encomendándose a Dios que los sacase con
Vida depquel peligro y de la ciudad. mortandad de sus compañeros, vi6 que no podía él esca-
con la lanza en la
Eco"Cortés por la calzada de Tlacopan, que habian par si atendia, y sigui6 tras Cortés
pasando sobre españoles muertos y caidos, y
entrado, y todos le siguieron; pasaron el primer ojo con mano,
la puente que llevaban hechiza. oyendo muchas lástimas,

CALLES DE POBLACIONES RURALES CATALANAS


I,A DB NUBSTRA SBNORA DEL CARMEN) DE ULLDBCONA LA DB SAN IOSEi DE RUPII

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Lleg6 a la puente cabera, y salt6 de la otra parte so- no los que llevaban y los que fueron delante
menos oro
bre la lanza; de este salto quedaron los indios espanta- o sin miedo; por que los mat6 el oro y murieron
manera
dos y aun españoles, ca era grandisimo, y que otros no ricos. Acabada que fué de pasar la calzada, no siguieron
pudieron hacer, aunque lo probaron, y se ahogaron. los indios nuestros españoles, o porque se contentaron
Cortés a esto se par6, y aun se sent6, y no a descan- con lohecho, o porque no osaron pelear en lugar an-
sar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos churoso, o por se poner a llorar los hijos de Moteczuma,
quedaban, y pensar y decir el baque que la fortuna le que aún hasta entonces nunca los habían conocido ni sa-
daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto man- bido que fuesen muertos. Grandes llantos y plañidos hi-
do, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba cieron sobre ellos, mesándose las cabezas por los haber
la desventura presente, más temía la venidera, por estar ellos muerto.
todos heridos, por no saber adonde ir, y por no tener FRANc!sco LÓPEZ DE GÓMARA.
cierta la guarida y amistad en Tlaxcallan; y )quién no De la Conquista de Méjico.

llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con


tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían? Empe- PODER CIVILIZADOR DE LA BELLEZA
ro, porque no acabasen de perecer alli los que queda- Entre las
cosas del orden natural que, accesibles a to-

ban, caminando y peleando lleg6 a Tlacopan, que está do el género humano, contribuyen al bienestar privado,
en tierra, fuera ya de la cal- a la cultura individual y a la
zada. civilizaci6n general, ninguna
Murieron en el desbarate posee tan' intensa virtud co-
de esta triste noche que fué mo la belleza en sus dos ma-
a10de Julio del año de 20 nifestaciones fundamentales:
sobre mil quinientos, cuatro- la belleza natural y la belle-
cientos y cincuenta españo- za artificial, obra del hombre
les, cuatro mil indios amigos, mismo y derivaci6n de aqué-
cuarenta y seis caballos, y lla por imitaci6n consciente.
creo que todos los prisione- Su disfrute no está circuns-
ros. Quién dice más, quién crito a una clase de hombres:
menos; pero esto es lo más aunque mayor grado de
a
cierto. culturaintelectual.- corres-
Si esta cosa fuera de día, ponde mayor intensidad..de
por ventura no murieran la impresi6n producida por'el
tantos ni hobiera tanto, rui-
objeto de belleza, y mayor
do; mas, como pasó de noche capacidad creadora, la emo'-
escura y con niebla, fué de ci6n estética existe en todos,
muchos gritos, llantos, ala- y esta universalidad está re-
ridos y espanto; ca los in- velando designio provi-
un

dios, como vencedores vo- dencial y proclamando un pa-


ceaban victoria, invocaban
pel predominante de la belle-
sus dioses, ultrajaban los cai- za y su resultante subjetiva
dos y mataban los que en pie en el imperio del mundo.
se defendían. Entre el papel de la con-
Los nuestros, como venci- ciencia moral y el ministerio
dos, maldecían su desastra- del sentimiento estético hay,
da suerte, la hora y quien allí
pues, una palpable paridad:
los trujo. Unos llamaban a
que ambos son universales,

Dios, otros a Santa María, altamente imperiosos, y se


OtrOS deCían: «Ayuda, ayuda; BOiqA GeWT.-sovoGBABIA manifiestan de
DB D. IGAQU1N AMIG6, t>SBMIADA espontáneo
BN UN CONCURSO DB FOTO G
g » modo: entre la conciencia,
No sabría decir si murieron tantos en agua como en que mira al bien, y el sentimiento estético, que se
tierra, por querer echarse a nado o saltar las quebra- despierta ante lo bello, hay una especie de hermandad o
das y ojos de la calzada, y porque los arrojaban a ella un género demancomunidad para dirigir al individuo,y
los indios, no pudiendo apear con ellos de otra con él a toda la especie, por senderos más puros a me-
manera;
y dicen que en cayendo el español en agua, era con él tas más elevadas.
el indio; y como nadan bien, los llevaban a las barcas Acaso
y no sea muy difícil la explicaci6n, siquiera sea
donde querian, o los desbarrigaban. ligeramente analitica, de esta igualdad de oficio y comu-
También andaban muchas acalles a raiz de la calzada, nidad de destinos.
peleando, que, como tiraban a bulto, daban a todos, El universo es orden. Donde no se rompa ese orden
aunque algo devisaban el vestido de los suyos, que pa- entre los actos individuales y la raz6n hay una acci6n
recían encamisada, y eran tantos los de la calzada, que resplandeciente de bondad, y hay una conciencia com-
se derribaban unos a otros en agua y a la tierra; y asi, placida: que la complacencia es el efecto del bien sobre
ellos se hicieron a si mismos más daño que los nuestros, las facultades que lo aprehenden.
y si no se detuvieran en despojar a los españoles caidos, Por otro aspecto, donde no se rompa ese orden en
Pocós o ninguno dejaran vivos. las diversas partes del mundo subjetivo u objetivo,"y
De los nuestros tanto más morían, cuanto más antes bien
carga- fulgure con viva luz la feliz disposici6n de
«s iban de ropa de oro y
y joyas; ca no se salvaron si- las partes o de las energias intelectuales o morales, se

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ARTE CRISTIANO. PORTADA DE LA CATEDRAL DE OVIEDO

Brillan en los tres portales de entrada al templo lindos calados de piedra que bordan su cerramiento ojival, guirnaldas y caprichos que

trepan por sus escocias, doble serie de nichos con doseletes que adornan sus arquivoltas y aliligranados estribos; pero en ellos ni
una sola estatua, como si la escultura hubiese quedado por hacer. Es ia basilica hermosa muestra del último periodo ojival.

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encontrará un espiritu supremamente deleitado, que es del torrente que baja de las laderas, desalado y cantor.
el efecto de lo bello sobre el alma que lo percibe. A los pocos días logró ponerse en contacto con eso que
Orden moral, orden intelectual, orden material: he él llamaba «la dinámica espiritual», y se convenci6 que
aquí uno de los más elementales fundamentos de la be- los períodos absolutos no cuadraban con la elasticidad
lleza, que como se ve, comparte en cierta medida con bonaerense. Supo también que su cultura llegaba tardia
el bien moral. El radio del sentimiento estético es mu- y que nuevas gentes habían desplazado dioses. Era
a sus
cho más amplio que el de la conciencia, por cuanto irremisiblemente un archivo de infolios y estatuas olvi-
mientras ésta sólo exige que el acto humano esté de dadas. ¡Oh! lSi él, Palmed6n Moreta, hubiera nacido en
acuerdo con la raz6n, que no viole el orden intelectual, la «urbe», con esa su vocaci6n por las cosas del espi-
aquél abarca cuanto se relaciona con el orden material, ritu!
el intelectual y el moral, conjunta o separadamente. Terminaron los dineros paternos, y debia habérselas
Y no es s61o eso. La belleza artistica tiene como ma- con la vida y por la vida misma. Como no sabia sino ha-
teria plástica y objeto de su modelaci6n cuanto hay en cer cláusulas, 16gicamente escribiria. Empez6 entonces
todas las divisiones del mundo y en todas las categorías la olimpiada sin nombre Derrotado cien veces, cien ve-
de los seres, desde el Ente increado hasta el ínfimo de ces volvi6 a la acción, siempre erguido como el cerro
la creaci6n. Con materia tan vasta el arte todo no es aborigen, y atrevido a manera del río que se precipita de
sino la constante expresi6n de ese orden, y no como las breñas. Pero aquel su modo, su estilo, no eran efica-
quiera, sino armonía bienhechora que reproduce
como
ces, y macerándose el temperamento pudo domar sus
el orden armónico de la naturaleza en toda su variedad. arrebatos. De este modo Palmed6n penetr6 en lo que
La piedrezuela del fondo del arroyo, los ásperos y ne. llamaba «la palestra de los elegidos», y que un humano
gros peñascales por donde salta con gracia el hilo cris- periodista dijera el oficio. He aquí una nueva etapa, un
talino de la fuente, el rayo mortal que se engendra en ciclo mejor en sus andanzas. Empez6 a besarle la gloria
las nubes cuando éstas obscurecen el 'puro azul del,fir- y a difundirle la fama. Su temple macizo y su emotivi-
mamento,,la, espina que guarnece el vástago en cuya dad puestos en el molde y en el ritmo del siglo dieron
extremidad florece lozana una rosa inmaculada, el do- frutos deexcelencia. ~Quién rechazaria ahora sus pro
lor que ensangrentado recorre selvas y desiertos llo- sasP Y Palmed6n, tanto sufrir, tanto batirse con los se-
rando una dicha o.buscando un ideal,, la sombra la luz, y res grandes y pequeños, se convenci6 de algo.muy gra-
la noche y el día, el mal en lucha eterna con el bien, ve y.que-digámoslo con franqueza,— le colm6;de orgu-
son otras tantas manifestaciones de seres
que se equili- llo: supo que muchos de los escritores y poetas de moda
bran y sostienen la armonia universal. eran vacuos por dentro. La revelación lleg6 oportuna,
Con ellos forma el arte su mundo nuevo, es decir, crea
y Moreta, que era atrevido en crear tropos, los crucifi-
labelleza artificial, trasunto del mundo en que vive el có en una metáfora: «Sois les dijo — —

como los cardones


artista materialmente; y el sujeto a quien la obra
impre- secos de mi
tierra, sonoros, pero huecos por dentro».
siona tiene la intuición del orden y la armonía, y evo- Apareciera la comparaci6n en la polémica mantenida
cando la condici6n fundamental que mantiene a todo lo con cierto publicista, y que fué por mucho tiempo tema
creado en existencia, siente el deleite
supremo e inex. de actualidad. Después del famoso tropo,,ni Luzbel hu-
plicable de la emoción estética Y como orden cs tam. biera osado atreverse con el prosador de la montaña.
bién bondad, el apetito busca también lo bello
por su Los prestigios bonaerenses del viajero subieron hasta
aspecto de bueno: ejercicio constante y fecundo que no la provincia, y no faltaron quienes vocearan su nombre
podrá sino redundar en la perfectibilidad del sentimien- como predestinado a representarla en el Congreso. Mas
to, que proporcionará mayor conciencia de la cohesi6n la diputaci6n venia, y nuestro hombre continuaba
no
entre los diversos seres,
y que por lo mismo engendra- luchando a brazo
partido. Ya eran sus,prosas mansas,
rá en el hombre mayor empeño racional en
guardar el en las páginas de emoci6n; ya temibles, en la sátira; tur-
equilibrio del mundo, cuya base es la perfecci6n moral. bulentas si en diarios de su tierra conducía hasta el pa-
Josk oe a~ C~uz HEsRER4. tíbulo a «las oligarquías», al «comisario fronterizo»; y
apost6licas, si declamaba por el «pueblo soberano» y las
«autonomías provinciales». Puesto que no hay mal que
VACjo POR DENTRO dure cien años, soplaron vientos de auspicio para las
tendencias de Palmedón. El partido por cuyas virtudes
Una tranquila mañana de Marzo descendia del tren un luchara en todos los terrenos fué arriba; y Moreta entró
viajero de melena al desgaire y altos prestigios provin- de lleno a colaborar en cuestiones de Estado. Se le
cianos Busc6 en vano en el andén el amigo que le daria nombró jefe en el ministerio de Agricultura, y aunque
la bienvenida, y, sin desalentarse por
ello, tom6 la ma- nada sabía de esto, allá fué con su leyenda de escritor.
leta y entró a pie en Buenos Aires.
lAhora sí que publicaria sus obras, y ya verian los astros
El habia leído en su roquedal nativo la literatura re- y los tiempos los valores de Palmed6n Moreta!
dencionista de Balzac; y lo mismo que esos héroes que Sobre los sofás de la oficina agraria el viajero fué
se atreven en París con sus bajo el brazo y un
poemas paulatinamente, y sin saberlo, postergando sus prefe-
antojo de estrellas en el alma, igual el forastero penetr6 rencias de otro tiempo. El puritanismo del partido, el
en la ciudad fantasma. Traía muchas prosas y más de un
reglamento y el horario domaron los arrestos del poeta.
verso feliz, y conducía una carta de recomendaci6n Falto de luces en cuestiones de maíz y alfalfa nacional,
para
cierto personaje. lPor faVor, su nombre! ~No adivinas, tuvo que invocar la sapiencia de un escribiente de su
lectora Se llamaba Palmed6n Moreta: todo un grito de oficina. Más de una ocasión el amanuense le levant6 la
combate lanzado en plena cordillera. voz en fiera imprecaci6n, y a no ser su
pecado original
Tenia el estilo de Palmed6n el alma y las aristas del de «viejo régimen», hubiera desplazado al propio Palme-
terruño: roqueño y lujoso de cielo azul; mas el ritmo d6n,

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.

Tantos altibajos lograron por fin adiestrarlo en la sas y poemas de otro tiempo: y sea por evolución o de-
ciencia del trámite, y asi Moreta pas6 de héroe de Bal- negaci6n de espiritu, la labor realizada le pareció in-
su
zac a'cumplido funcionario. Al principio su firma en los nocua, baladf. Quiso la mala suerte, se encontrara con
expedientes era grande y sobria. Se imaginaba firmar un la famosa pólémica, y en ella la metáfora contra los
poema solar, de rubioS trigos y zagalas morenas, o bien malo~ escritores: «Sois como los cardones secos de mi
una alba prosa de orientaciones estéticas. Empero, con tierra: sonoros, pero huecos por dentro». Palmedón me-
el tiempo se cans6 y lleg6 a la mayúscula proverbial se- dit6 largo rato sobre aquel su tropo de combate y vi6
guida de dos o tres garabatos. que ahora no podfa suscribirlo. No en 'vano habfan pa-
lAhf viene el doctor Moreta!...

sadó las horas en un largo viento fatal que todo lo cam-
¡Chit, llega el doctor!...

bia. El Palmed6n Moreta, resonante de lentejuelas, era,


Para acentuar más su bronce de funcionario, adopt6 en verdad, el cardo infortunado de la montaña, sonoro;
la costumbre de mirar de soslayo a los comprovincianos pero vacio por dentro.
que le esperaban y pasar sin saludarlos, ¡Eso era! iSa- Césaüü C~RRüzo.
ludarlosél? No faltaba más; y entraba, firme el paso,
dura la columna, y las pupilas ausentes, clavadas lejos,,
en 'quién sabe qué serio problema de agricultura... LA VERDADERA CULTURA
Con la opulencia exterior, vino también la muerte es-
piritual. Los libros no salieron, ni él volvi6 a buscar el igué es la Verdadera culturaP

misterio de la beHeza. Para siempre habfan huido aque. La verdadera cultura es el grado de educación que se
ifaia horas dé gracia'y atrevimiento en que llenaba cuar- adquiere por rudo y constante batallar bajo la gloriosa
tlflati y le parecfa estar:,iabrando un pedestal argivo para bandera de Cristo. Las armas que se esgrimen en este

su propia estatuai Vfóse postergado. La nueva genera- combate son en primer lugar el pensamiento sano como
ci6n que'Negaba por todos los caminos levantaba un pol- nos lo enseña la plosofia cristiana, la elevada doctrina
vo'invasor, más que suficiente para eclipsar a los viejos que tiene fuente en Dios mismo y nos ha sido mani-
su

astros. Moreta, que se crefa uno de ellos y en plenitud festada lucida claridad por el orden natural del uni.
con

celesüte, se convenci6 que fas falanges bisoñas eran irre- verso todo, de'que formamos. parte nosotros, y por el
áfüütibleé. orden sobrenatural establecido por Dios en la.divina
Cierto dfa, revolviendo viejos papeles, reley6 sus pro- revelación.

'üi!l! il iüilüüflüiliüjlül 'il'!ütil lhl'lil i!l l l~i~l ilili liü!I!l il l li!l i !l i l 5li l l l l!l liül )üüiiülüil i )üli!l i il üüüll l l )üli il

ARTE CONTE!üüPGRANEQ.-~csr,ssssüüuo ss mases~, curso usissswsxso p„us sosoxsvos

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MALLORCA' DETALLE DEL TORREñTE DE SOLLER

Entre la verdadera ciencia y la divina revelación no .

XI O 7 A. S S U R.I> T A S
puede haber contradicción por proVenir la una y la otra
de una misma fuente infalible. Un viajero encuentra
en su camino un rio caudaloso;
Los sabios'de profundo pensar y sentir han sido y son le preciso atravesarle ignora si hsy algún peligro en
es

todos hombres creyentes, y no pocos de ellos (por ejem- este o aquel vado, y está oyendo que muchos qué se ha-
plo el gran matemático francés Cauchy) se han distin- llan como él a la orilla, ponderan la profundidad del
guido por la santidad de su Vida. agua en determinados lugares,.y la.imposibilidad.de sal-
Si los asociados de una naci6n son cristianos que varse el temerario que a tantearlos se atreviese. El in-
practican consecuente y fielmente la ley.de Dios, como 'sensato dice: «?qué;me importan 'a mi esas cuestiones?»
se encuentra depositada en la Iglesia de Cristo, no pue.- y se arroja.al rio sin mirar por d6nde. He aqui al indife-
den faltar,la prosperidad y el.progreso de la patria. La rente en materias de religi6n.
justicia, es el fundamento de todo Estado, tiene su
que Bplmes.
raiz en la conciencia inmaculada del ciudadano. En una I

comunidad inépirada y gobernada por jefes intrépidos Yo he


contemplado los ojos de ágata del perezoso ga-
que en lo'intimo de su conciencia se reconocen respon- to cuando rezonga indolente en el hogar; los ojazos me-
sables ante un Sér Supremo, todo se ordena como por lanc61icos de la vaca que rumia echada en Ía mullida
encanto: cada uno ocupará el puesto que le correspon- hierba; los ojos cariÁosos del perro amigó y los ojos vi-
de, conforme a sus capacidades y méritos, y todos for- Vos y audaces del caballo, y ni en los ojos diminutos del
marán gran familia estrechamente unida por los vin-
una pez, ni en' los del insecto, ni aun en los ojos tristes del
culos indestructibles de las virtudes cristianas. asno, he hallado esa expresión de estupidez y de can-
Con la filosofia cristiana debe hermanarse el arte sancio del hombre aburrido.,
cristiano. Ricardo León.
El arte verdadero que atrae, educa y levanta al alma
es el pensamiento y sentimiento laureados El que descuida de servir a la
Virgen morirá en peca-
por la gra-
cia divina. do. Todosaquellos qúe no me quieren la muerte
aman,
El mundo que gravemente enfermo se ve postrado an- eterna. El que acude a mi y oye lo que le digo, no se
te los pies del dios Mammón s61o puede curarse si los perderá. IOh, Madre de Diosl si yo pongo mi confianza
directores de la vida moral y espiritual se dejan guiar en vos, me salvaré. Si estoy debajo de vuestra protec-

'conscientemente por esta máxima: ci6n, nada tengo que temer, porque el ser vuestro devo.
Hacer resucitar en Cristo la ciencia y el arte. to, es tener ciertas armas de salvaci6n, que Dios no

concede sino a los que quiere que se salVen.


DR, EUQENIO Lurz. San Juan Damasceno.

RR

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EL ALMA DE UN I UEDLO
NOVELA HISTÓRICA DE F'RINCIF'IOS DEL SIGLO XV

(CONTINUACIÓN)

1Sabrías decirme —

pregunto —

qué doncellas son quio, leretozaba la risa en el cuerpo, y no pudiendo


esas que han contraido matrimonioP ya contenerse dijo sentenciosamente:

No sé sino que estaban al servicio de laPrince- La verdad la sabremos en la Corte de Masovia.

sa, ignoro también si fueron todas o si quedó toda.


e Sanderus le mir6 con aire burlón.
vía alguna en su compañía.

Si creerá,s —

dijo —

que me da miedo la CorteP


~Recuerdas volvi6 a preguntar Zbyszko s!
— — — —
No digo esto replicó el tcheco; pero sí te
— —

entre esas jóvenes damas a que te refleres figurab aseguro que ni hoy, ni manana¡ni el siguiente día
Danusia de Jurand? cabalgará,s en caballo regalado; y podrás dar gra-

Este nombre... cias al Santo de tu nombre si conservas enteros tus

Ks el mismo que te hice escribir en la tablilla. huesos y puedes andar todavía con tus pies.
Sanderus qued6 en actitud reflexiva. K! nada sa- Ciertamente murmur6 Zbyszko.
— —

bía, y comprendió que manteniendo a Zbyszko'en la Sanderus¡a quien hicieron poca gracia las afirma-
incertidumbre podría más fácilmente cautivar su ciones de Glava, tom6 el partido de mostrarse más
ánimo. Zbyszko era joven, y por consiguiente debía prudente, y dijo:
ser también generoso. Sanderus conocía la fuerza de Si yo hubiese querido mentir habria desde lue-

su potente brazo, había podido apreciar la valía de go aflrmado si Danusia era o no era esposa¡ pero en
su coraza de Milán, conocía sus relaciones con la vez de esto he considerado un deber mío reflexionarlo
Corte, e instintivamente le vino a las mientes el co- antes. Y qué clase de caletre es el tuyo que no
no sé
nocido refrán, que quien a buen á,rbol se arrima, haya sabido
comprender en mi propia respuesta la
buena sombra le cobija. sinceridad y la honradez de mi proceder.

gLa seíiorita Danusia de JurandP —

dijo,— óDe Mi caletre no tiene la menor conexi6n ni grado


que país procedéP alguno de parentesco con tu virtud¡ que acaso sea

De Spychow. hermaná del alma de un can.


De momento no
puedo recordar, porque fueron

Mi virtud no ladra, y tu caletre sí; y no olvides
varias las jóvenes damas que ví. que quien ladra en vida, aúlla en muerte,

Danusia es aún jovencita; tane muy bien el laúd —

!Bravo! Tu virtud no aullará, pero será cosa de


y es muy amada de la Princesa, que se deleita con oir su llanto y su crujir de dientes.
su canto. La disputa se iba agriando, sobre'todo por parte

IA.h! ..
jovencita,tane el laúd...!Si; está casa- de Glava, cuyas réplicas se parecían a golpes de
da!... Ks muy morena.. su cabello es negro como el maza, y acaso habría acabada mal para el tudesco si
ébano, Zbyszko no lo hubiese evitado a
tiempo dando la se'-
Zbyszko lanzó un suspiro. Iial de partir.

No,— dijo; —
Danusia es rubia, y su tez rosada,

Ahora recuerdo —
se apresuró a decir Sanderus,

La joven dama morena sigue al lado de la Prince-

y casi todas las demás se han casado.


sa ¡

éDices «casi todas»P Ks como si dijeses que



se Más allá de Seradz se extendían dilatados y espe-
han casado todas, sos bosques¡y a través de ellos blanqueaba un ancho
!Caramba!... no... En este preciso momento no camino que hacía recordar el nombre del rey Casimi-
os lo puedo asegurar... Dejadme reflexionar, y poco ro. Después de su muerte ¡ las guerras y d!scordias

a poco daré en el olavo. entre Nalencios y Grimaldos habían sido


Tengo empeSo en satisfacer causa de la
vuestro deseo, y confío que entre hoy y maíiana po destrucci6n de las vías de comunicaci6n, pero en
dré hacerlo... Pero no dudéis que yo podría reflexio- tiempo de la reina Kduvigis fueron reparadas de tal
nar más provechosamente si tuviese un caballo que manera que los mercaderes y negociantes podían
me llevara mi sagrada mercancía. recorrerlas con pesados carros sin temor de que las

Lo tendrá,s si me dices la verdad. ruedas se atascasen.
Al tcheco Glava, que había oído el anterior colo. Los animales feroces y los bandidos constituían

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un gran peligro
para los viajeros, los cuales se de- peligros,los combates podrían distraerle de sus tris-
fendian por la noche con antorchas y durante el dia tespensamientos. Pero aunque en todas partes se
con picas y lanzas. Pero luego, formando hablaba de la guerra, nadie imaginaba qué motivo o
comitivas,
pudieron mercaderes y caballeros viajar con relativa pretexto podia encenderla, pues entre el Soberano y
seguridad. la poderosa Orden Teutónica existían el mejor acuer-

A. Zbyszko lo que menos le preocupaba era una do y la más completa armonía.


posible agresión, ya fuese de los hombres, ya de las Esto no obstante, el presentimiento era
general y
bestias: lo que le tenía inquieto y desasosegado era se iba repitiendo que la unión de la Polonia y la Li-
lo que hubiese podido ocurrir en la Corte, de la cual tuan1a no se había realizado sino para una acci6n
no
podía distraer su imaginaci6n. Una duda cruel le común contra los lobos voraces, los Teut6nicos, con
atormentaba. 6Encontraría aún a Danusia con la los cuales era preciso acabar de una vez para siem-
princesa AnaP... seguía Danusia manteniéndosele pre. Y el pueblo se preparaba sin apresuramiento¡
fielP... Si bien le parecía imposible que ella le hubie sin ruido, pero con la constancia de quien ha sopor-
se olvidado, luego representábasele la tado demasiadas
arrogante persecuciones y ve aproximarse el
figura y el ce5o adusto de Jurand, quien podía haber momento de la vindicta.
hecho presión en el ánimo de su hija, induciéndola En todas partes encontraba Zbyszl-o caballeros
a dar su mano a algún caballero de las tierras ad.
dispuestos a acudir a la primera seíial de
alarma, y
yacentes a Spychow. óNo habia ofdo Zbyszko de la- maravillábase de ver tan adelantados los preparati-
bios de Jurand en Cracovia que Danusia no era
vos¡complacíase en mirar a los hombres de armas

para 'élP examinando los caballos, las picas, las espadas, las
De vez en cuando Zbyszko interrogaba a Sande- hachas, los las corazas¡y o1a con júbilo el
yelmos,
lusi pero éste caía en continuas contradicciones y' estrépito de los yunques en los talleres de herrería,
procuraba escabullíree efugios: ha-
con sus maíias y en los que se forjaban pesadas corazas, buenas para
bía visto desposarse una jovencita rubia, sí; pero abrumar a los gráciles caballeros de Occidente, pero
esto no quería decir que fuese precisamente Danu- no a los fuertes guerreros de Polonia.

sia. De esta suerte manteníale Sanderus en duda Zbyszko pasó una noche con un anciano hidalgo;
continua. Bartosh de Beliaw, padre de veintid6s hijos, quien
Zbyszko hábía olvidado completamente a Bogda- había empeíiado tierras para comprar un número
sus

nietz, y' pensando en lo que debía hacer, fué su pri- igual de corazas
y otros tantos yelmos y diversas
mer objetivo salir de dudas cuanto antes y presen- armas¡ y nuestro joven caballero daba gracias a
tarse en la Corte para saber la verdad de lo que Dios porque nada le faltaba de todo lo necesario para
tanto le interesaba. Al efecto procur6 detenerse lo 'la guerra. Su armadura llamabá la atención de to-
menos posible en el camino, sólo el tiempo preciso dos; crefanle hijo de algún jefe de alta graduaci6n;
para tomar algún descanso. Veíasele cada vez má,s y cuando le oían afirmar que era muy posible pro.
triste y taciturno.Siempre había amado a Danusia; otra igual descargando buen
curarse un
golpe de
y si eu Bogdanietz y en Zgogelitz el trato frecuente clava o un fuerte hachazo en la cabeza de un tudes.
con
Elena¡ cuya bondad y belleza admiraba, le ce f sus
oyentes sentían hervir su sangre y ardían en
habían hecho olvidar algún tanto a la hija de Ju- deseos de combatir.
rand, ahora se lc representaba continuamente su En la IKasovia eran más raras las voces de guerrá,
imagen, y su recuerdo no )e abandonaba un momen-
y en Varsovia todo estaba tranquilo. La Corte se
to: soíiábala con el laúd
en la
mano, y ceíiída su encontraba en Tzechanow, que el príncipe Janusz
frente con lade rosas;... veíala extender
corona estaba reconstruyendo porque de la antigua ciudad
hacia él sus manos, y oía la voz bronca y pausada de casi no quedaba en pie má,s
que el Castillo.
Jurand repitiéndole de lejos < no! ¡no!~ Al fi se En la fortaleza de Varsovia fué recibido
Zbyszko
desvanecía el sueíio, y Zbyszko sentíase más triste por Jasko Socha, preceptor del hijo del comandante
y desconsolado que antes... Nunca había amado tan- Abragam, que había perecido en la batalla de Vors-
to a Danusía como ahora que temía haberla perdido. kla. Jasko Socha conocía a Zby'szko por haber esta-
Y gcómo podía acusarla de haber dado a otro su do juntos en Cracovia al lado de la Princesa¡y por
mano de esposa, si a ello se hubiese visto obligada esto le recibi6 cordialmente. Apenas se hubieron
contra su propio querer? Danusia era una' tierna sentado a la mesa, Zbyszko le pidi6 noticias de Da-
adolescente, y su voluntad no podía resistir, oponer- nusia, y concretamente le preguntó si sabía que
se a la de un padre severo y de férrea voluntad. también ella¡ como otras damas de la Princesa) se
Pensando en esto, Zbyszko se irritaba contra Jurand había desposado. Pero Socha no pudo enterarle¡
y contra la misma Princesa, y nutría un odio tan porque el Príncipe y la Princesa desde los comienzos
profundo contra el marido de Danusia, que sus ojos del otoíio'residían en el Castil'.o de Tzechanow. Ha.
fulguraban siniestramente dejando a sus hombres bía¡sí, oído decir que se habían celebrado muchas
at6nitos y confusos. fiestas y que buen número de nobles doncellas ha-
Consolábale un poco la esperanzá en una guerra bían contraído matrimonio antes de Navidad¡ según
pr6xima, creyendo que el fragor de las armas ¡los costumbre¡pero ignoraba sus nombres.

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COSTUMBRES CHINAS ello aunque más prefieran las riñas de gallos o de co-
dornices. En ciertos lugares se ven grupos de hombres
Los niños
en cuclillas en calle en torno de un plato
mitad de una

Los parvulitos no duermen


cuna; en se acuestan en el donde batallandos grillos. Se estimula a los insectos
suelo sobre esteras; de dia van amarrados sobre los haciéndoles cosquillas con pajuelas; los animalitos asi
hombros de la madre o de alguna' criada que los lleva excitados luchan hasta morir uno de ellos; estos com-
siempre consigo, al paseo o al trabajo. Cuando princi- bates ocasionan tanto bullicio e interés como una gran
pian las criaturas a caminar cálzanles los pies con me- riña de gallos. En el teatro no mascan el tradicional
dias que llevan pintados dos ojos de gato en la punta, y CheuIing Gum de los norteamericanos sino que mordis-
aseguran los chinos que con esto se le comunica al niño can semillas de sandias o de calabazas. Fuman poco ta-

la seguridad y agilidad de dicho animal. La instrucci6n baco; en cambio abusan del opio, que causa lamentables
es más apreciada que en ninguna parte del mundo; los efectos. Lo mascan como breva, hacen bebidas con él o
niños que aspiran a cargo elevado se empeñan en al- lo fuman hasta embriagarse.
canzar el grado de instrucci6n necesaria, pues estas

dignidades no se logran sino por oposici6n, después de Alimentos


serios exámenes. A los padres y asimismo a los maes-

tros se les hace responsables hasta cierto punto, de las Su alimento principal es el arroz cocido en agua. En
faltas'cometidas por los niños, porque dicen, no sin cier- elsur de China lo cuecen en gran cantidad; y para cáda

to asomo de raz6n, que si hubiesen sido los pupilos más comida lo recalientan echándole encima agua hirviente.
correctamente educados no habrian incurrido en tales Por no encender fuego y por lo tanto por no consumir

faltas. combustible (el chino es muy econ6mico), el agua ca-


liente suele venderse en calles y tiendas. En algunos
Dioersiones
lugares hay cocinas públicas que suministran alimentos
La diversi6n más en boga para los niños es echar a a los poblados durante el invierno, y en llegando la pri-

volar cometas;(los[hombres también se entretienen en mavera se cierran. Muchos afirman que los pobres se

JESUS ARROJA A LOS MERCADERES DEL TEMPLO


cuADRo DB GUERCINO ()DAN RRANcIsco sARBIBRI, DI,ARIADD IL) NAcIÓ BN cBNToy soI,DNIAg BN 1591' MURIÓ BN 1666

(BSCUBI.A BCL(ICTICA SOLOÑBSA)

R 4

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alimentan de perros y ratas, pero los ricos tienen co- Elpobre Lázaro cogi6 un extremo de su traje y lo pu-
mida más exquisita y variada. Los nidos de las salanga- so encima de la mesa delante de su plato invitándolo a
nas proporcionan un alimento muy apreciado con el cual comer.
se prepara la famosa sopa de golondrina. Al agua fria iQué haces?-Ie pregunt6 el dueño de la casa, sor-

le tienen horror; el te lo beben caliente lo mismo


que el prendido ante aquel gesto.
vino; emplean mesas bajas para comer y unos palillos Quiero que coma mi vestido respondi6 el interpe-

en vez de cucharas, tenedor


y cuchillo; es cosa mara- lado,— porque ha sido él, no yo, el objeto de tu galan-
villosa ver la destreza con que los mismos muchachitos teria.
llevan a la boca los granos de arroz con tales utensi ~

lios. No se lavan las manos antes de las comidas sino


que un criado con toalla húmeda y caliente restrega las
manos de los comensales. Muchos tan s61o las han ba-
UNA CASA TRANQUILA
ñado dos veces en toda su vida: después de nacer y an-
tes de la sepultura. La mamá.— ¡Basta, bastal !Eres un cinico, un degene-
Los hijos de la Tierra Amarilla tienen mucha ansia rado, egoistal
un

por saber c6mo serán sepultados. No se alejan de su El papá.— (Nada más? tNo tienes algo más
que aña.
pais sino con la certidumbre de que sus restos serán dir? Entonces voy terminar la lec'.ura de ese articulo.
a
traidos, después desu muerte, a la tierra natal,
y mu- (Alegres, moninas, entran bulliciosamente las tres hi-
chos compran su ataud años antes de morir. Un regalo jas únicas Marisa, Marilia y Marida. Más que parecidas
de gran aprecio para el dia de año nuevo es un ataúd
soniguales. Iguales de estatura, de color, de aspecto.
rico y preciosamente adornado. Este aguinaldo queda Visten igual, llevan igual sombrero y cuando se han
qui-
expuesto en el salón y se enseña con orgullo a los ve- tado éste aparecen con idéntico
peinado).
cinos y visitantes. ¡Cuántas tonterlas no evitar!amos si Marisa. Buenas tardes, papá.

pensáramos seria y frecuentemente en la muerte! El Marida.— Buenas tardes, mamá,


vestido de luto es de color
blanco, y cuando ha trans- Marilia. Buenas tardes, papá y mamá.

currido la mitad delperiodo de duelo, se añade una cin- (Abrazos, besos, expansiones, confusi6n).
ta azul; pasado este tiempo se ofrece un
banquete sun- Marisa. !Qué apetito!

tuoso a los amigos. Las tarjetas de luto son también


-

Marilia. ¡Cuánta sed!


blancas, al paso que las ordinarias son de color rojo Marida.— !Qué sueño!
bastante subido. El papá.— !Basta! iBasta, hijitas! Estoy leyendo,.ca-
ramba.
Otras costumbres curiosas Marilia.— Cuando lees, papá;-lo haces con- tanta so-
lemnidad que podria creerse que eres siempre el autor
Para saludar, en vez de quitarse el sombrero, los chi- de lo que lees.
nos sequitan el zapato y sacuden su propia mano en Marida.—,Es verdad.
vez de apretar ladel amigo. El dejar crecer las uñas Marisa.— Y por eso, papaito, te proclamamos el más
indefinidamente es señál de alta educaci6n y una prue- grande autor de todas las edades.
ba de que uno no emplea las manos en
trabajos mate'- Marida.— tQué tienes, mamá?
rlalés. Ciertas señoras resguardan las uñas en estuches Mar!l!a,-? Has llorado?
de plata.,Cuéntase que un rico comerciante de Cant6n Marisa (al papá).— Apuesto que tú tienes la culpa.
podia rascarse el cogote con las uñas, teniendo des. Marilia (sentenciosamente). Cuando una mujer llora,

cansada la barba en la palma de la mano. Llevan la ca-


hay siempre, remoto o pr6ximo, un hombre que deberla
beza afeitada, excepto en la
coronilla„donde arranca avergonzarse de aquellas:lágrimas. Y esta vez, el hom-
la legendaria trenza'. Lós altos oficiales usan vestidos bre que debe avergonza~se-eres tú;
recamados de riquisimos bordados, ostentan en el som- Marida. tQué le has hecho?

brero hermosas y delicadas plumas; los hombres gastan


Marisa.-lQueremos saberlo!
medias y las mujeres calcetines. Marida. !Pronto l—

El papá (fuera de si).— !Silencio! ¡Basta


ya! !Aturdi-
riais a un muerto! !Hablad uria después de otra!
-!Sindi-
calizaos y nombrad una delegada que hable "
por todasl
BUENA LECCIÓN Marilia. Entonces hablo yo.

Marisa.-t Y por qué tú, justamente?


Un turco rico, para celebrar el matrimonio de Marilia,— Porque también la oratoria
hija, su es una forma li-
di6 un espléndido banquete. Entre los
que asistieron, teraria y espero que reconoceréis que en literatura es-
encontrábase un pobre Lázaro humildemente trajeado. toy más fuerte que vosotras.
Observó éste que el dueño de la casa acompañaba a Marisa.— Como presumida sf que nos'ganas.
los asientos principales y servia los más exquisitos man- Marilia.— !Vaya! !Quién habla de presunciónl 'pigno-
jares a las personas soberbiamente'vestidas, mientras a
ras, acaso, que los más'desmesurados excesos de pre'-
é! le tenla olvidado
y por completo arrinconado. eunci6n han sido'siempre los de los
Fué entonces a casa de un su amigo y le pidi6 presta-
músicos'y cantan-
'tes?
da valiosisima
ropa de seda bordada; vistiósela y entr6
'

Marisa.— Te prohibo que me confundas con lós can'-


de nuevo en el
lugar del festin, tantes.
Inmediatamente le saludaron con respeto; le sentaron Marida.—.!Qué bobas sois!
en
lugar escogido y sirviéronle los más apetitosos pla- Marilia.— !Tú, insigne emplastadora de colores, cá-
tos.
llate!

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El papá.— !Callad todos, cigarras, mochuelos, parlan- La mamá. —

!Pero, Juan!
El papá.— Todas iguales. Y ahora callad un poco y
chinas, que no sois otra cosa!
La mamá. ¡Juan! dejadme terminar este artículo. (Toma el diario; pero el
Marilia.— ILa culpa es tuya, papá! silencio es de corta duraci6n).
El papá.— !Como de costumbre! Marilia.— Mamá, ?quieres oir el final de mi Poema

Marida.— Si supiésemos cual de nosotras la mayor es mortal'


estos altercados no ocurririan porque sería siempre ella La mamá —

Oigámoslo.
la que hablase por todas. Marilia (declamando enfáticamente):
Marilia.— Es una tonteria no decirlo. Y la línea de cipreses, murmurando,
lo dices? Irasta el suelo se inclinó...
Marisa. —

?Por qué no nos

El papá.— ¡Nunca! (A Marisa que toca desesperadamente el piano):


Marilia.— I!Pero, por qué? !Acaba ya con este maldito instrumento!
El papá.—Porque si cualquiera de vosotras tuviese Marida (que pinta).— ¡Esto es un infiernol lAsí no es
un privilegio de edad, de belleza o de inteligencia, esta posible hacerme cargo de lo que me dicen los colores!
casa seria inhabitable; seria aún más infernal de lo
Marilia.— Te dicen que no pintes más (a la mamá): Y

que es. cuando los cipreses se han inclinado, prosigue:


Marida.— De ningún mo... (Con voz estruendosa para apagar la del piano)
!Calla! iCallad! «Y reinó sublime, mortal, fúnebre silencio...»
El papá. —

Marilia. —

!Queremos gritar! El papá (levantándose furioso). !No es verdad! El si-


estaos quietas. Os aseguro lencio ya no existe. El silencio ha muerto. Lo habéis


El papá.-Gritad, pero

MISIONES CATOLICAS.— PUBRTD-Asís, vILLA DBL PUTUMAYo ícoLDMBIA)


NIñAs DBI, oRFBLINATo LAYANDo RoPA íMIsIÓN cAPUcHINA DE LA PRovINcIA DE cATALUNA)

con el caracter que tenéis, los pleitos no tendrian asesinado. Y luego dirán que el arte es la expresi6n tá-
que
cita de un recogimiento del alma. !EI arte es una confu-
fin.
Msrisa.— Pero, si6nl !El arte es una baraúnda! lEI arte es un fastidio!
perdona...
El papá.— !Chit6n! Paréceme oiros: «Yo soy la mayor (Abandona elsal6n).
Marida. Papá no siente el arte.
y quiero...», o «Yo soy la menor y tengo derecho...», o

bien «Yo soy la mediana y represento parte del derecho Marilia.Y tú tampoco lo sientes, mamá.

de la mayor y parte del de la menor», o «Porque es la La mamá.— Es cierto, no lo sentimos porque nos ha-

mayor todos la complacen» o «ninguno piensa en mi por- béis vuelto sordos. (También se va).

que soy la más pequeña», o «Yo soy la criada porque no


Marilia.— Es una desgracia no ser comprendidos.
soy ni la mayor ni la menor». Esto sería nuestra casa. Marida.— Pero tienen raz6n. Tú con tus chirridos
!Nada! El Señor, para castigarme algun pecado gordo poéticos ytíí con tu música furiosa, habéis convertido
del que no me acuerdo, me ha dado tres mujeres, ade- la casa en un manicomio.
más de mi esposa. Soy un hombre que vive entre cuatro Marisa.— Y tú, ilustre pintamonas, ?en qué la has

mujeres, cinco con la camarera, seis con la cocinera. convertido?


éLa comprendéis esa monstruosa iniquidad del destino? Marida.— Mi arte no mete ruido.
Marilia.— Pero tus colores huelen mal, huelen ben-
Pero, Nuestro Señor, para mitigarla un poco os ha he- a

cho a las tres iguales, a las tres de la misma edad, a las cina hasta dar náuseas.
tres moninas, inteligentes e insoportables. No contraria- Marida.— ?Acaso sabéis vosotras el efecto que me

ré,la Voluntad de la Providencia.? Habéis entendido? To- producen vuestros versos y vuestra música?
las tres el mismo dia. NICOMEDRS RODIA.
das iguales. Nacisteis

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:Ai HORMIGA DE ORO :;
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~ ILUSTRACIÓN CATÓLICA a
Numero I a
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año'15pesetas
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)a a a a a a a a a s a a a a s 0 4 a a > a a a a a a a a a s w a a a I a a a a a a a a a k a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a pq a a sl
e'

Concurso literario de 1919 Avisos a los señores concursantes alguno de ellos no fuese inédito o re-
sultara plagio o traducción, perderá el
Los autores laureados manden su
Los que subscriben, designados por derecho a la recompensa adjudicéda.
retra(o si quieren que ácompeñe al tra.
la Dirección de la lliIStraeíón católi- Los trabajos escritos en castellano,
bajo premiado cuando lo publiquemos,
ca LA HoRMIGA:, oe Oeo para consti ~
A los autores laureados con mención prosa y sin firma, de carácter propio
en

tuir el Jhredo calificador de los traba- .

honorffica se les mandará un ejemplar para LA HoRMIGA üE ORo y que a lo


sumo llenen tres columnas de la misma,
jos enviados a este Coricurso, tienen de alguna de estas obras:
el honor de propone~, tras'un detenido Ben Hur Le dama detective dirijanse a la secretarfe del Jurado,
estudio de las noventa y seis compo- Del trono al cadalso plaza de Santa Ana, 26, Barcelona,
Ameya antes del dia 31 de Octubre próximo.
siciones'literarias'aspirantes e recom- El Siglo XX La voz de una madre
Cada trabajo he de ir acompañado
pensa, el siguiente Quo Vadis. Febiola
del nombre del autor y señas de su
No se nos pida noticia ni se nos diri-
i Veredicto domicilio, contenidos dentro de un so-
ja pregunta alguna sobre composicio- bre cerrado, y con el tftulo de la com-
prímer premio: nes del Concurso sin acompañar el ti-
Núm. 2. «Prata Menua».'L.: ¡Cha- tulo del número de orden con que fue- posición escrito en la parte exterior.
La lista de composiciones recibidas y
chipé! ron registradas.
'

todos los avisos y noticias referentes


Sin contraer el compromiso de de-
Accésit: al Concurso, irán apareciendo sucesi-
volver los trabajos no premiados pro-
Núm. 91. Si me descuido voy al cie- vamente en esta sección.
curaremos compiacer a los autores
lo. L.: Sin lema.
que deseen recuperarlos y nos manden Jurado calificador
Menciones los sellos necesarios para su franqueo.
honorificas: Presidente: M, I. Dr. D. José Gesfa
Núm. 16. Anuncio productivo.. L.: Estos nos dirán si quieren el envio en
sobre abierto o cerrado, certificado o Español, cenónigo archivero de es-
Pax.-Núm. 32. Buscando tema. te S. I. C.
Sin lema, sin certificar.
En las condiciones'. consignadas en Vocales: D. Jaime Trebel, abogado,
Segundo premio: les «Advertencias generales de la Re= Presidente del Consejo de las Confe-
Núm. 81. Le fuente del herofsmo. dacción» insertas en otro lugar dees- rencias de S. V. de P.
te número, publicaremos-a no recibir Dr. D. Jaime Serra y Hunter, cate-
L.: Caritas Christi.
orden contraria los trabajos que indi. drático en le Facultad de Filosoffa y

Acr:ésits : Letras de esta UnfIersided.


caremos próximamente.
Num. 79. El Divino encanto de los D. José Escofet, critico redactor de
niños. Sin lema.— Núm. 31. Muer- «La Vanguardia».
tos y vivos. L.: R. I. P. 'D. José M. de Dalmases y Bocabe.
XI CONCURSO LITERARIO lla, editor, vocál secretario.-
Menciones honorifi cas: HISPANO. AMERIGANO
Nvm. 86, La fortuna del mendigo,
de «La Hormiga de Oro>
L : La avaricia...— Núm. 27. La
vuelta el hogar, L.: Cariños. par a I 920 P«ograraa A ia victoria deftnitlva
Barcelona, 22 de Enero de 1920.
Luis Cerreras, Pbro.— Joaqufn Ca- PRIMER PREMIO: Diploma hono- El imperio de la tiranfa ésteba en su
bot.— Miguel Salellas.-Francisco Suá- rifico y doscientas cincuenta pe- auge.
rez Bravo. setas.— Los trabajos que opten a este Y la ley de les-castas en todo su
premio hen de ser humorísticos. vigor.
Nombre de los autores premiados SEGUNDO PREMIO El débil gemfa bajo las garras del
Diploma ho-
Tema primero norifico y cien pesetas.— Los tra-
. fuerte sin entrañes.
bajos que aspiren e este premio, han Le crueldad se cebaba en los peque-
'
Núm; 2. Premio. P. Ricardo Ro.
chel, S. J.l Málege. de ser cuentos o narraciones origi- ños esclevizándoles y considerándolas
Núm. 91. Accésit. Juan Sitjas, Se- nales e interesantes. como cosas sacrificables al capricho
Para cada teme el Jurado podrá conce- de los grandes.
badell.<
Níim. 16. Mención. Crisento Cie, der dos accesits y las menciones ho-
, El sentimiento de justicia hebiase
S. J„Orduñs. norificas que estime de justicia. desterrado.
Núm. 32. Mención. Emilio F. del El accésit consistirá en Diploma ho- Hasta los sacerdotes desviábanse de
Rincón y Begué, Baeza. norifico y veinticinco pesetas, y su misión y el mismo Santuario fué
la mención en une obra literaria, convertido en cueva de ladrones.-
Tema segando Las composiciones laureadas serán Entonces un Joven, hijo de un pobre
Níím. 81. Premio. Ricardo de Bea- publicadas en LA HoRñIIGA DR ORo carpintero, levantó su bandera y em-
bide, Pbro., Barcelona. con los' retratos de los respectivos au- pezó a predicar una doctrina diame-
Num. 79. Accésit. Julio Antonio Mi- toreá que oportunamente nos los hayan tralmente opuesta e aquella atviliza-
ramar, Santender. mandado, y a la recompensa obtenida ción, frente a-frente de los poderosos
Núm. 31, Accésit, Juan M. Borrás se les añadirá de regalo el clisé del que habfen de combatirla tenazmente a
Jarque, Ortells.l retrato correspondiente. sangre y a fuego.
Núm. 86. Mención. Aurelio Mas Es. Las recompensas podrán hacerse
.
Y ¡oh colmo de maravilla! sin hala-
pinose, Crevillente. efectivas dos meses después de la pu- gos ni promesas de bienes terrenos,
Num 27, Mención. José M, Olive- blicación de los trabajos laureados. Si empieza a ganar seguidores, y sin cons-
ras, Barcelona Sehs. durante este tiempo se descubriera que piraciones, ni complots, ni cimas, ni

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dinero, realizó la más grande de las humana,'pidi6 el perdón para sus ver- dad de los dueños y las esplendideces
revoluciones que registra la Historia. dugos. de la cocina; los gitanos, en cambio,
El furor de loa perseguidores crecia Su Esposa la Santa iglesia que sos- huían de aquel sitio cual del séptimo
por momentos, pero los apóstoles de tiene la ley de la Caridad y la obliga- Mandamiento; pues él bueno y pacífico
la nueva doctrina confesaban denoda- ción de amar al- prójimo como a nos- habitualmente señor Ramón al incomo-
dos a su Maestro delante del mismísi- etros mismos, es la que, sin embargo, darse sancionaba sus rapiñas y fecho-
mo verdugo que había de castigar eleva a Dios la súplica contenida en la rías de una manera asezelocuentey
aquella confesi6n con una muerte pre- Sagrada Liturgia en estos términos: persuasiva. )
cedida de los más crueles suplicios. «Pagad a nuestros opresores con Muy próxima a Ia venta; en una co-
t Y sebeis cuál fué la ejemplaridad de males siete veces mayores; tomad ven- lina salpicada de añejos ártoles, mana-
tal castigo? ganza de la sángre de vuestros siervos ba una alegre fontana, clara como la
Pues que cuanta más sangre se de- que ha sido derramada.»
.

luz zenital y fresca y pura cual la nieve


rramaba más héroes de la nueva predi.- El 'mismo Jesús que nos recomienda de los Alpes, en cuyas ondas humede-
cación de austeridades, surgían del odio. al pecado y amor al. pecador, es cía sus hojas un álamo corpulento.
seno de aquella corrompida y senáual el que dice también que «más le valiera Éntre los concurrentes a aquélla, era
sociedad. no habér nacido» -el traidor o que le el más popular y simpático Juanón, de
Aunque siempre perseguido, el nue- hubiesen arrojado al mar con una rue- cuerpo gigantesco e infantil alma él
vo estado de cosas, o la Institución da de molino atada en el cuello el que era el primer barrista de la Ribera;
producida por las enseñanzas dé Jesús escandalizara a los pequeños. quien mejor rasgueaba la vihuela e im-
de Nazareth, la Iglesia subsiste y sub- En el tiempo puede padecer la Justi- provisaba intencionadas coplas; y' el
sistirá por los siglos de los siglos, cia y ser oprimida la virtud.' que en varias ocasiones, psr defender
mientras los peréeguidores y sus obras, En la eternidad la Justicia ha de a sus camaradas habia sostenido arries.
se suceden y huyen por la Historia co- quedar satisfecha y la virtud vindi- gados encuentros con los salteadores
mo sombras. cada. que pululaban pór encrucijadas y ba-
Y mientras los grandés van bajando Allí se pagan muy caras, incluso las rrancos cual avispas en vendimia,
rápidamente a la tumba del olvido, los péqueñas faltas-y así, todo relativa- Cuando el mozo detenía su carro fren-
más humildes son propuestos, en los mente, hasta los pecados más graves. te al ancho portalón, sus'dueños salían
altares, a la memoria y veneración de Y no habrá insolventes ni partidas a saludsrlo; los chicos retozaban go-
todas las generaciones. fallidas. zosos, menéaba el mastín su mutilado
Es la eterna victoria de los oprimi-
'

Asi, pues. con la cabeza muy alta, hopo, y hasta la vieja guitarra, colgada
dos sobre la victoria efímera de los el justo puede decir a los opresores: de una escarpia en la cocina sacudien-
opresores y un anticipo o degustación <Con qué disfrutáis de vuestro triun. do el polvo se- remozaba. Pero había
en esta vida de la Justicia definitiva. fo? tOs gozáis en la actual impotencia alguien que a todos ganaba,en júbilo y
Y continúa.la lucha, porque siempre de vuestras víctimas? gOs complacéis esa «alguien» era Vicenta, la buena
habrá lustos .que sufrirán bajo la per- en la satisfacción. de vuestras concu- moza, la moza
garrida de'frescas'meji-
versidad de los malos. píscencíasP tOs alegráis con vuestra llas y endrinos ojos, digna de emparen-
Difamadores y difamados. victorias Pues, ¡ay de vosotros! si la tar con aquel mocet6n de férreo cuerpo
Escandalosos y escandalizados. muerte os sorprende para convertir ese y de sentimientos tiernos.
'-'Perseguidores y perseguidos. gesto dé vuestra alegría en horrible y
.

Hemos afirmado que a Juanón que- .

-"Y la iniquidad de los malos acrisolá- eterna mueca de desesperación. rian todos; excepteenos: tenía uh ene-
rá la fe de los buenos, aquilatará su El triunfo del soberbio es temporal, migo, un rival en amor que es la pasión
virtud y aumentará sus méritos. efimero, accidental. que más enlazay que divide más: era
'- Es doctrina de Cristo. El del humilde es eterno y defini- Miguel, muchacho bizco y desmirriado,
Y aquí acude á nuestra mente Ia rara tivo. el cual miraba a Vicenta con voluptuo-
manera de discurrir de algunos te6ri- Sabemos a.qué atenemos y la elec- sos instintos v odiaba a Juanón como
cos creyentes y prácticos mundanos ci6n no es dudosa. o'iarian las viboras si tal pasi6n alber-
de los que no queriendo acomodarse a Vayamos a la victoria definitiva. gasen. La moza lorechazaba indignada,
la Ley, la interpretan como más les su noviocesaba.de decirle:
no
SEBASTJÁN J. CARNER. y
conviene para ajustarla a su capricho. —
bastante desgracia tiene.
Déjalo;
La conciencia les hurga, pero recor- Si, pero es muy desvergonzadc; el

dando, verbigracia, que, como dijo el Dientes cariados, los .evita el Li- bofetón del miércoles lo ha olvidado
Señor, habrá siempre escándalos; ellos, cor del Polo, y fortifica las encías. demasiado pronto.
si con sus excesos no se creen instru- Pues que no se ponga ante mí,
Representante en la Rep. Argentina: P. —

meritos de la Providencia, esperan que Carlos P rayones, Victoria, 91 3, B. Aires porque no le arriendo la ganancia.
cuando menos, como cooperadores del
Plan divino, han de ser indultados con -I I
indulgencia plenaria. La Fuente de la Loca La noche estaba ideal, digna del mes
Cooperadores del Plan divino es to K.ema: Tradiciones y Leyendas reinante que era Agosto; las estrellas
da la Creación con todas sus criaturas, titilaban nerviosas, asustadas por la
conscientes o inconscientes, desde los En la presa del Arquillo en donde Luna que por el horizonte bogaba;
Angeles buenos hasta los rebeldes. Y tiene su cuna el regadío, beneficiante mientras que esta, para mejor sorpren-.
es bien sabido que para los rebeldes asiduo de la campiña, y en el lugar mis- derlas, ocultábase astuta tras algunos
no hay indulto posible. mo en que el Arga se déja sangrar fi- jirones de nimbos, en el ambiente se
Siempre habrá escándalos, es ver- lantrópico en'holocausto benéfico de mascaba el sosiego; la tierra, cual la-
dad, asi lo dijo el divino Maestro, pero Peralta.y Falces (1), existen flaquean- briego fatigado por la brega, dormía
no olvideis que añadi6: ¡Ay de aque- tes ruinas, cuyas gnetas, como alien- silenciosa. CamIno de la fuente iban
llos de quienes proviene el escándalo! to vital, arrojan punzantes zarzas re- nuestros enamorados en casto charlo-
Entendámoslo bien: camadas de incitantes moras; antaño teo,llevando Vicénta el arcilloso cánta-
¡Ay de los eseandalososi enclav6se allá, bullanguera la venta de ro pendiente de su rechoncha .mano;
Y de los difamadores. las Arcas albergando hospitalaria a sentados cabe la alegre fontana habl6
Y de los opresores. docenas de viajeros, que en aquellos el novio.
Y de los perseguidores. buenos años llenaban sus largas y ver- Mis negocios marchan bien; si el

Y... gqueréis conjeturar la gravedad dosas bolsas con las áureas peluconas rumbo no se toree pronto te llamaré
de una amenaza tan categórica? Pues que sus negocios les producia; noches mía; antes de asegurar mi porvenir no
fijaos en que la fulminó nada menos hubo de feriosos días que pernoctó quiero dar ese paso; me moriría de pe-
que aquel mansísimo Cordero todo sua- medio centenar, atraidos por la afabili- na si por casate con mt átvtds que pa-
vidad y ternura que desde el patibulo sar nesecidades; deseo tenete como a
de la Cruz a que le conden6 la malicia (1) Vñlss de Navarra. una reina y pa iso sueño en arreglar

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mi casa conbalcones corridos por don- El crepusculo con sudario gris envol- junto a él, le dijo al ofdo estas pala-
pasear como princesa; en via amante el paisaje melancólico; pes-
bras:
"

de puedas
un huerto donde al calor de tus ne tañeaba neurasténico Héspero, y en —
Caballero, no resista usted a la
el pincel crepus- de su Padre celestial, y la otra
gros ojos secrfen las frutas más axqui languideces silentes,
voz

sitas y dulces, casi tanto como esas cular vestia de penumbras el paisaje, madre se lo agradecerá.
miradas de azúcar que en ocasiones cuando yo, para tornar a mis lares, me

?La conoce usted, señor cura?


me dedicas; y, flores hermosisimas, ro- enhebré en la polvorienta senda que

No, señor; pero lo adivino.


El diálogo acab6 en el confesonario,
jas como tus labios y con un aroma enmarcada entre viñedos semejaba
tan agradable que paizcan besadas <via láctea» en un cielo de esmeralda. y aunque el joven tenia dispuesto eÍ
por tú. viaje 'para aquella tarde, le aplazó al-
Vicenta bebia ansiosa Ias palabras JosÉ SAYÉS Y BAsTERREcHEA. gunas horas para tener la dicha de co-
de su novio, y aun a sabiendas de ha- mu)gar en el altar de la Virgen Santi-
blar inmotivadamente le dijo: sima.

Ay,Juan6n; creo que me qu$es me-


?Y mi encargo? Ie preguntó ia

nos que antes:quizá algunamoza ga- Un obsequio bien remunerado dama provinciana en tono de recon-
rrida me va robando tu cariño. vención apenas llegó el joven.

Mimosa, embusterona;no vales pa ?.Quién Parla sin despedirse si-


va a —
La Virgen Santisima me ha dicho
fingir;tu alma es de cristal que /raspa- quiera de las personas de su afecto? que un avemsria era demasiado poco,
renta tus intenciones, ¡Demasiado co- Aunque distraido y mundano, el jo- y me ha pedido que comulgara por us-
noces mis prop6sitos noblesl ?No es ven que asi pensaba era bastante bien ted, como lo hice ayer en la iglesia de
cierto? educado para olvidar los deberes so Nuestra Señora de las Victorias.
ISois los hombres tan pillines y ciales, y ya en visperas de su via je se —
;No cabe más amabilidad!
'veletas...1 di6 a visitar las casas de sus relacio- —
Ni mejor fortuna para mi.
<Tienes alguna

queja
contra mi? nes. Entre éstas era la señora de B... El hecho es histórico, tal como lo ha
Dila pronto para que sufras.
no amiga de su familia y tan ilustre como contado el señor cura de la iglesia en
Denguna, hombre; no te pongas

piadosa. cuestión.
serio; es que las mujeres gozamos

Vengo a ponerme a sus 6rdenes...


oyendo hablaros de amor, y el repetir.

Que lleve usted buen viaje.


noslo cien y mil veces nos suena a mú Muchas gracias. Y a preguntarle
La muerte 'de Amado Nervo

sica del cielo.?No os pasa igual a vos- qué es lo que tiene que mandar para
otros? Paris... Amado Nervo, el poeta americano,
Juanón iba a responder; no pudo, -Nada... es decir... una niñeria. fué para la Prensa sectaria un gran
lanzó un grito espeluznante; otro cual =Dicen que en las cosas menudas genio, un vate escfarecido, en cuyo
de leona a quien roban sus cachorros, se conoce,:más el afecto. honor se tributaron los mayores elo-
le hizo eco; y al poco rato", tras de re. Si no ha de servirle de molestia

gios. Y es que esa Prensa juzgaba a


cia lucha, un tercero,' como de vibora, Y aunque me sirviera. Lo que na-

Nervo como cosa suya y le ensalzaba,
aplastada por la leona, se escapó de un da cuesta, nada vale, pensando, más que en sus obras, en la
pecho moribundo... Es una impertinencia; no me

condici6n del autor, victima de una
La luna, curiosa cual mujer, rasgan- atrevo... desdichada indiferencia.
do un cendal parduzco, se asom6 para

Señora: si duda usted de mi dis- Murió Amado Nervo, y su muerte


mirar dos cadáveres en tierra: el de un creción... fué ejemplarisima, y aquella Prensa
No se trata de eso. Vamos, lo di- que tanto le encomi6, creyéndolo dis-
'

atleta. asesinado por la espalda, y el


de un Vellido, que en las convulsiones ré. Que rece usted por mf un avema- cipulo de su sectarismo, lo abandon6
postreras trataba en vano de arrancar- ria a la Virgen de las Victorias en su al morir por haber muerto cristiana-
se un puñal que habia momentos antes iglesia. mente, y su silencio de conjura rode6
quitado la vida a un coloso.

jNada más que eso? al momento en que desapareci6 del


La moza, tras de clavar el acero en —
Nada más, mundo para volar a mejor vida,el alma
tan aviesas carnes, soltó una carcajada ? Y eso le daba a usted cortedad? del poeta.

helante y ech6a correr a campo tra. —,IYa se ve! IComo usted vive ocu- Nosotros hemos de recoger el epi-
viesa. Diana ocultóse espantada:la padisimo en cosas tan trascendenta- sodio más grande de la vida de Amado
sangre de Miguel fué deslizándose has- les! Nervo, el episodio de su muerte, para
ta juntarse a la de Juan6n, cual si la El caballero, que estaba alejado de que sirva de ejemplo nobilisimo.
sangre malvada implorase el perd6n de la Iglesia, prometió hacerlo bajo pala- El doctor Juan Zorrilla San Martin,
la inocente sangre. bra de honor. Fué a la gran ciudad y uno de los más afamados de Montevi-
Una noche apareci6 Vicenta con ca- permaneci6 mucho tiempo sin cumplir deo, relata asi la muerte del poeta:
bello hirsuto y extraviado mirar llevan- el encargo. Recordábalo, sin embargo, ~Cuando Nervo vino a Montevideo,
do en la diestra una szadilla. cada vez que escribia a su familia, tocóme el honor de presentarlo ante la

No llores dijo pobre fuente la avergonzándose de no poder emplear
— —
sociedad de mi pais en "un discurso cri ~

muerte de mi novio;para llorarla son su- la consabida fórmula de «mis respetos tico de su personalidad y de sus escri-
ficientesmis lágrimas dijo.— Ycegan- ala señora de tal, y que ya tuve el

tos, discurso que me valió estrechar


do febrilmente el manantial con los es- gusto de cumplir su encarguito». más intimamente nuestra amistad. Pa.
combros de una abandonada alqueria, La vispera de volver a su provincia saron algunos dias cuando me sorpren-
ech6 a correr por entre z~rzales y ma- sinti6se incapaz, como buen caballero, di6 la gravedad de su enfermedad.
tojos, lanzamdo de vez en cuando furti- defaltar a su honrada palabra y de Desde el primer momento no tuve otra
vas miradas hacia el lugar dramático. mentir como un villano por un avema- preocupación sino de lograr en la pri-
Esto me refirió un amigo, una tarde ria. Encaminóse, pues, denodadamen- mera oportunidad que mi amigo reci-
en el Arquillo; desbordóse mi fantasia te a la iglesia, no sin cierto, fastidio y biera los copeuelos de nuestra reli-
al oir la narración, la tristeza se adue- repugnancia. gi6n; providencialmente le encontré
ñ6 de mi espi itu; la leyenda empapó- Arrodlllándose en una silla, hallába- solo en la mañana que fui a visitarlo.
me en gotas de sangre y lágrimas; vi- se buscando en su memoria aquellas Recibi6me con los brazos abiertos, ma-
sité las ruinas, hoy reducidas a careo- palabras, que aun no babia dicho des- nifestándome la vivisima complacencia
'midos muros, por cuyas dentadas grie- de su infancia, cuando al pronunciar. que tenla con mi visita. Y al preguntar-
tas, recelosas, sabandijas asomaban las sinti6 en el coraz6n un movimiento le de su salud, me contestó:
sus 'cabezas chatas, mirándome inte- tan hondo, que las lágrimas acudieron

El dolor, el amigo dolor, siempre
rrogantes. El manantial no existe, y a sus ojos. acompañándome,
nadie os6 profanar los materiales que El anciano cura de la iglesia, que Pues el amigo dolor, el hermano

lo cerraron, cubiertos ahora de cim- estaba acostumbrado a semejantes es. dolor le repliqué se le puede santi
~
— —

breantes juncos y malvas humildosas. pectáculos, y que pasaba cabalmente ficar y convertir en una fuente de con-

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suelo. Precisamente el primer santo Dáselo a Nervo, quien lo toma con do a defender en la prensa' y' en las
que entró en el cielo fué llevado por el gran cariño, y con una calma y fervor reuniones públiCas,, allí donde le deja-
dolor. Para eso se sirvi6 de un medio, sorprendentes, exclama: «Señor, Se- ran escribir y allf donde le dejaran ha-
el más eficaz, para mover la bondad de ñor», y apretándose fuertemente el blar, la emancipación del pueblo. «so.
Jesús, hablándole de cruz a cruz., Crucifijo sobre su corazón, entrega su metido —.son frases suyas, tomadas de
? Qué cosas más hermosas me está alma a su Creador. Es que le había ha- sus.artfculos inéditos a ominosa tute-

usted diciendo, me dice Nervo;.?y c6- blado en la forma que Jesíís no puede la, victima de todas las tiranfas, escla-
mo logró ese santo entrar en-el cielo? de escuchar.> ayer, esclavo
menos vo hoy y esclavo siení-
Del modo más sencillo contesto.

Amado Nervo ha muerto cristiana- pre,»


-Dimas desde la cruz.hab16 a Cristo, mente, y no podfa ser de otro modo. fY qué en serio tom6 el pobre Pérez
crucificado como él en la cruz. De esta Su espfritu que tanto ambicionaba su profesión de orador! !Dios santo lo
manera Jesíís, el bondadoso Jesús, no hal!arse frente a frente de la Beldad que charlabat Salia casi a dfscurso por
puede olvidar a su compañero de dolor Infinita, a la que cantara tan sonoros hora, y hasta para pedir el chocolate a
y se lo lleva al cielo; Háblele, usted versos, no podia entrar en la eternidad la patrona invocaba los nombres de la
también desde la cruz de su enfermedad sin encontrarla. revolución y de la repúbhca.
y será oido. Nervo ha tenido la muerte que pedfa ¡La revolución! Esta palabra surgfa
Pero si hace tiempo que no me he

su alma.- siempre de su- boca con entonación
confesadó manifiesta el poeta meji-

El ministro del Períí en Montevideo, cómicamente solemne.


cano. doctor Belaunde, que no se apartó un ¡La rre u>o lu aiónl Y amenazando al
'

'No importa agrega Zorrilla,— instante del lecho del poeta, ha dicho:
'

espacio con sus enormes puños de ga-


— —

todo se lo arreglará el representante «Nervo tuvo una muerte admirable.La ñán, la melena revuelta, los ojos sa-
de Cristo. muerte de un santo, de un iluminado. liéndosele de las 6rbitas, pálido, sudo-

Bueno—
dice con decisión Nervo, La dulzura y la delicadeza de su alma. roso, descompuesto, inspiraba a veces

llame cuando quiera usted al con- no se empañaron nunca durante la en- miedo y-a veces risa. lla rre u>o lu-
fesor. fermedad.» aiónl
Y Zorrilla de San Martfn sale presu- El insigne poeta ha muerto como Por espacio de cinco años, del ochen-
roso del hotel, toma un carruaje y se Rubén Dario y como tantos otros hom- ta al ochenta y cuatro (ambos inclusi.
dirige al Seminario, donde encuentra bres ilustres; pero, como ellos, ha sido ve), la voz de Pérez. sonó amenazado-
al P. Benftez, distinguido jesuí!a co- vfctima de líj conspiración del silencio. ra y elocuente en circulos
y en cafés,
rrentino. Vuelven al hotel, y entretantó Por esto hay que decirlo. bien alto. en la taberna y en la calle, anunciando
habian llegado varios amigos,- entre Amado Nervo ha muerto confesado: el triunfo del pueblo, «o sea la procla-
ellos algunos de ideas liberales muy y no'podfa ser de otra manera. mación de :la república.»
arraigadas,. quienes comenzaron a po- :.'Pocos días después de la muerTe de
toda clase de dificultades para que
"Corren óleütes.'de Fronda...
ner Amado Nervo se reunfa en Buenos
no se confesara.. Aires el gran Congreso de kos católi- «La~inión comienza a despertar de
..

Es una imprudencia dice uno.—


— —

cos sociales de América latina, y fué su letargo.;:»'«En el reloj de los tiem-


Está durmiendo dice otro.— Se puede

uno de sus primeros actos rendir un pos va a.sonar la hora de las grandes
impresionar dice el doctor.

delicado homenaje al gran poeta, ins- justicias...» Etc, etc.


Si es asf
— —
contesta Zorrilla de cripto como uno de sus socios, y el Estas y.otras frases del mismo esti-
San Martfn,— volveremos luego. Re- Nuncio de Su Santidad envi6 al encar- lo valían a:Pérez ovaciones estruendo-
gresaremos cuando se despierte in. gado de Negocios de Méjico una carta sas. Su popularidad en el dfstrito de la

dica el P. Benitez, y ya se disponían a hermosfsima, en la que se dice: Inclusa lleg6 a ser enorme. La fama de
salir, cuando se siente la voz del en- «Alma buena por naturaleza, espfritu Pérez llenaba toda la calle de Embaja-
fermo,rogando que entrase el Padre. elevado y culto, supo unir la dignidad áores y adyacentes.
Ya lo ven ustedes —
manifiesta personal con la sencillez y prodigar la éOyá usted anoche a Mi r abeauP

Zorrilla de San Martfn,— es el mismo bondad de su coraz6n, sin incurrir en —

?Qué Mirabeau?
Amado Nervc que pide el sacerdote. apocamiento y debííidades. —

!Hombre, Pérez! (Nole conoceus-


Mudo y profundo silencio de parte Su nombre pasará a la posteridad ted?
de los liberales, en que debió sentirse como dechado de lo que puede el es --¡Ah, sf, Pérez! !Pues no había de
el aleteo de los ángeles que bajaban fuerzo personal para. abrirse una senda oirle!:.¡Estuvo admirable! ¡Qué pico de
del cielo a contemplar la confesi6n de de gloria en el camino de la vida, oro tiene e! condenado! .

Nervo, Y entró el Padre en la habita- cuando se lo atraviesa con la concien.


'

iNi Castelar!.
ci6n, confesándose Nervo con toda'cal- cia de lo que exige el deber y cuando —

¡Y lo que sabe!
ma y-sosiego, se ponen las condiciones personales al —

!Más que Pf!


lQué pai, qué tranquilidad siento servicio de un ideal. Y ese ideal fué el , Pero la gloria de Pérez se fué 'poco
en mi alma! repetfa después el enfer- anhelo constante de Amado Nervo, que poco eclipsando. La revolución no se

a
mo a su gran amigo el doctor Belaun-
siempre tuvo su mirada fija*'en:,'.Ias hacía a pesar de elos vientos de Fron-
de,ministro plenipotenciario del Perú alturas, como para dilatar su pecho>en da», y el distrito de la Inclusa comen-
en Montevideo.-Hace murhos años ese ambiente de luz
y de inmortaNdad z6 a perder la fe en su orador.
que no gozaba de una suavidad tan que nos revela en casi todas las obras Además, el pobre Pérez se iba que.
grata en mi espfritu. lQué bueno es portentosas de su genio.» dando calvo; ya'no podfa, como antes,
confesarsé! agitar al aire sume!ana de león,y las
Y tal fué el bien que la confesiór> le hondas huellas que habfan dejado en
produjo, que los médicos notaron una EI gran Mirabeaít>) su rostro las viruelas iban desapare-
sensible mejoría; tan es asf que el mís- ciendo cicuta, pero progresivamente».
mo Zorrilla de San Martín dej6 de vi- Era de pequeña estatura, más bien Ya apenas si nadie se atrevía a llamar-
sitarle aquel dfa y el siguiente. Pero grueso que delgado, de cabeza ancha le Mirabeau. éQuién concibe un Mira-
Dios habfa destinado llevarse a aquella y larga, foh, una gran cabeza!,' que

beau sin viruelas?


alma grande y dos días más tarde la decian sus amigos,— moreno de color, Enfermó de tristeza, «emigró» al hos-
buena muerte sentó sus reales sobre e! barbilampiño, los ojos negros, de'mi- pital, y cuando sali6 del benéfico esta-
lecho del poeta mejicano. Momentos rada triste, la cara corroida por la vi-
blecimiento, delgado como un alambre,
antes llegó Belaunde, y viendo que Ner- ruela .. sin solo pelo en la cabeza y la cara
un
vo no tenia ningún objeto
religioso, -Sus paisanos de Coria del Rfo, ad. limpia de toda mancha, el pobre Pérez
fuese a, buscar uno; mas pensó que tal mirados de sus dotes oratorias y del comprendió que su destino en la vida
vez el enfermo tendrfa
alguno; y efec- horror de su fisoriomfa, le pusieron de habia concluido, y que no tenfa ya de-
tivamente, abre sus valijas y se-'en- mote Mirabeau. recho para dirigir la palabra al pueblo
cuentra con el Crucifijo que precisa- Y a Madrid vino el pobre Juan Pé- en nombre de la revoluci6n y de la re-
mente le kebfa regalado Rubén Dario. rez, a la edad de treinta años, decidi- pííblica,

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Pero en el frustrado'Mirabeau habla distribuidas. Nosotros no estamos con. ha .obligado a hacer cosas contra el
un temperamento, un carácter. (Do- tentos con haya pobres y ricos;
que- genio de cada uno, y por añadidura
blegarse él, Pérez, ante la desgracia? con que haya quienes nadan en la aún no' se ha enipezado a practicar un
¡Nunca! Si, era muy triste tener que abundancia, y quienes padecen en la arte, un oficio, cuando ya hay que de-
comenzar de nuevo, a su edad, des- miseria; quien tiene vastas posesiones, jar el puesto para otros. En suma, Se-
pués de tantos años de lucha... gPero y quien carece hasta de un huerto para ñor, hemos caído de la sartén en las
qué remedio le quedabais Era preciso plantar cebollas; quien goza de la vida brasas, nuestrá sociedad en una Babel
vivir. «Los vientos de Fronda no sin hacer nada y quien trabaja sin un completa. Si Vos, Señor, no lo reme-
traian la república. La profesidn de momento de reposo. Si somos todos diáis...
orador estaba perdida y no daba ape- hijos vuestros, quitad esta desigual- —
Podré también haceros hábiles,
nas- para comer. dad. dispuestos y prontos para todos los
Pues bien; Pérez dirigiria uña carta No hay duda que puedo hacerlo, y

oficios, para todas las artes, para to-


a sus amigos del distrito dela Inclusa me basta con quererlo respondi6 el

dás las profesiones, para todos los mi-
manifestándoles que.se retiraba de la Señor.— Pero pensad primero un poco. nisterios. Pero gy después'
vida politica y prometiéndoles volver ¡Ph! !Hace ya mucho tiempo qué
— —

Pero después,'gqué mundo seria,


a ella «cuando la causa del pueblo asi venimos pensando y meditando! Ha- Señor; si todos- tuviéremos la misma
lo exigiera.» Escrita ia carta, la firmó cednos este favor, y os bendeciremos. habilidad, las mismas inclinaciones? El
asi: Pues bien, será hecho.

mundo es bello, porque es vario.
Juan Pérez, Y se marchó,. No miréis a eso; yo estoy cansado

(Mirabeau) Al añó siguiente, y casi en !a misma de vuestros lamentos, y estoy dis.


época, aparece de nuevo el ancianito puesto a "daros la última prueba de
!Pasta mineral catalana para lim- de los caballos blancos y luenga barba, quepo no he distribuido mal las cosas.
piar toda clase de metales!... Señores: y al instante preguntó: gQué tal'vamos —

iAh, Señor! Lo 'tendremos que


¡corren vientos de 'Fronda!" Nada más ahora' gEstáis' bien as!P gEstáis con- confesar. Mientras haya, como antes,
útil ni más conveniente en'*una casa tentosP La diferencia entre ricos y po- prepotentes, malos, ambiciosos, gloto-
que la pasta mineral que tengo el ho- bres ha desaparecido,.porque, comó nes, injustos, poltrones y viciosos,
nor de ofrecer al respetable público... véis, he puesto todo en comun. siempre andaremos mal. Son éstos, és-
La oplni6n comienza a despertar de su ¡Ah,Señor! 'respondieron a coro,
— —

tos, los que todo lo echan a perder;


letargo... ~Qué persona, por cuidado- estamos en la misma. No se ha hechó

sabed- que son éstos el castigo de los
sa que sea, no se manchá alguna vez, otra cosa que dar vuelta a la tortilla; demás, la semilla de la discordia y la
bien de grasa, bien de tinta, o de cual- hemos cambiado de molino, péro no de causá de nuestros lamentos. pQué nos
quier otra materia-repugnánteP... En el molinero. importan los bienes comunes, la igual-
reloj de los tiempos va a sonar la hora -gEs posibles exclam6 el Señor.—

dad de ingenio, de cultura, de habi-


de las grandes justicias... .Se creia que todo el mal provenia de lidad, si no somos todos buenos, jus-
La acción en la plaza deZocodover, la propiedad privada y la he abolido. tos, honestos y laboriosos del mismo
de Toledo.'Mirabeau, fiel a su ideal, Ahora, gqué queréis' modo?
trabaja por la causa de la república y ¡Ya no existen los-patronos de an-

-'IAh, de modo que ya habéis enten-


vende pasta mineral catalána. tes, es verdad; pero son ahora tantos dido que todo el mal está aqui! Y en-
a' mandar a dirigir, ordenar, vigilar, tonces gpara qué habéis querido tantos
¡GUEL SAwA
dispensar, escribir y anotar!... Estos, cambios y mudanzas)
"

que son los más despiertos, los más ¡Ah, Señor, si supiérais! Hacia ya

instruidos, los más inteligentes, se han mucho tiempo que con atronadoras vo-
Las desigualdades sociales cogido al cucharón por el mango y ces nos venian clamando a los o!dos

parten y comparten a su'talante. Se contra la propiedad privada, tanto que


Cuenta la leyenda, que en una tarde chupan la substancia del puchero y de- nosotros por verla abolida 'estábamos
calurosa de Julio, mientras !os labra- jan para nosotros el agua hervida. prontos a cometer cualquier fechorfa,
dores segaban las mieses, pas6 por Ellos son los amos y los criados somos aún la mismisima revolución. -Ahora
cierta aldea un viejecito, de blancos siempre nosotros; ellos resguardan la que hemos hecho esta prueba, os pedi
~

cabellos y luenga ba>ba, deteniéndose piel y nosotros trabajamos hasta rom- mos que nos volváis a nuestro estado

aqui y allá para hablar con los pobreci- pernos el espinazo. Ahora todos qui- primitivo. Solamente o s suplicamos
tos trabajadores e interesarse cariño. siéran emprender los estudios: pero se que prohibáis la maldad, las injusti-
samente por la condición de cada uno debe sacar la suerte un número limita- cias, ambiciohes, glotonerias, espe-
de ellos. do de individuos, entre aquellos que cialmente en aquellos que gobiernan y
Su hablar 'dulce y suave penetraba presenten mayor aptitud. También aqul tienen posesiones; y esto bastará.
los corazones. Ensalzaba al trabajo, hay descontentos y se arma cada ca- Pero ¡si tengo ya todo eso prohi-

considerándole como noble ejercicio morra... Hacednos al menos a todos bido en mi ley! He amenazado con se-
de las dotes y dones recibidos de Dios, iguales en inteligencia,-en instrucci6n veros castigos a quien defraude su
exhortando a soportar con.paciencia y habilidad, y entonces estaremos'qui- jornal al operario, a quien no tiene mi-
los trabajos de la vida para pasar, me- zás mejor. Estamos hartos de solda- sericordia de los infelices', hé mandado
reciéndolo, de este valle de lágrimas al dos, que tienen que vivir con poco di- repetir la parábola del rico Epulón,
prem!o de la celeste felicidad.- nero, y de oficiales, a quienes no bas- precisamente por esto; he mandádo
Algunos asentfan', otros callaban, tan ni diez pesetas diarias! predicar que es más fácil que un came-
quizás por no estai del todo convenci-
'

Tamb!én en eso' puedo contenta-


llo pase por el ojo dé una aguja que un


dos; pero en cambio otros, no atre- ros; pero guardáos de pedirme algo rico entre en el paraiso. gQué más que-
viéndose a contradecirle, murmuraban más. réisp'
por lo bajo.Uno de éstos, más atrevido Hacednos esto y basta. I'Que hagais observar esa ley!

que sus compañeros, preguntó: (Quién El SeñOr lo prometió y se fué. —


Si yo obligase !os hombres a
a
sois vos, buen viejo, que tan buenas Volvió al tercer año, y ap~naé se cumplir necesariamente lo que es justo,
cosas nos declsP ! acercó a ellos cuando empezaron a la- les quitarla libertad, y por consiguien-
.

Yo soy el Señor contest6 el inte- mentarse:


te, el mérito de las buenas obras. Al


rrogado,— yandorecorriendoel mundo -!Señor, esto va mal; vamos de ma! contrario, yo intento dejaros a todos
para ver c6mo se portan los hombres, en peor! Somos demasiado iguales y libres, para que obrando libre y espoñ-
mis criaturas predilectas, para oir sus ninguno quiere obedecer a los otros; táneamente el bien, podáis ganaros el
lamentos y esparcir palabras de ins- nadie quiere cargarse ron los oficios premio reservado a los justos. Este es .

trucción, consuelo y fortaleza. más baios y pesados. Nos hemos visto el fin para el cual os he creado,

Pues entonces, sabed, Señor, que obligados á distribuIr por turno cieitas De modó, (que no hay'otro'reme-

contra Vos se hacen muchas murmura. cargas y ciertos trabajos, pero se cho- .dio?
ciones, porque tenéis las cosas muy mal ca con inconvenientes gravisimos. Se —
El remedio lo tenéis en mi ley, en

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mi Evangelio,en mi Religión. Pero si los alimentos, que consiste en mente. hecho creer:
que no hay motivo para
vosotros, tanto ricos como pobres„no nerlos dentro de la cámara de conser- «protestar» contra ella. Por fin
llegué
queréis saber de Religi6n, ni de Evan- vación en una atm6sfera de nitrógeno, a la conclusión de que no es posible
gelio, ni de ley divina... gqué culpa anhidrido carbónico y oxfgeno en pe. buscar la verdadera religi6n sin aca-
tengo yo? Si os acogéis a mi consejo, queña cantidad. bar en el.catolicismo, cualesquiera que.
las desigualdades no desaparecerán Las pruebas efectuadas con manza- sean los prejuicios y el punto de par-
del todo, pero se hallarán muy ate. nas, frambuesas, pescados y huevos tida,»
nuadas, y serán menores las estriden- han dado exceletnes resultados, demos-
cias.'Esto es lo unico posible para vos- trando que se conservaban en perfecto
otros sobre la tierra. Yo me voy y vol- estado y sin
experimentar alteración Invernal
veré cuando sepa que soie más fieles a en sue propiedades.
mi voluntad. Como niila amortajada
Aquellos labradores, cuando queda- Refinado de aceites.— Sabido es que de blanco velo tocada,
ron solos recapacitaron un poco, y se la industria considerados de ca-
en eon apagada la mirada
convencieron de que con la lucha,o me- lidad superior los aceites menos colo- que como un ascua brilló,
jor dicho, con el odio de)clases, nada se reados. A los agricultores de España, es la campiña nevada,
puede aliviar. donde tanto abunda el Olea europea, por la nieve blanqueada,
Son necesarias la armonia, el amor var. sativa y otras muchas plantas .
que al caer acompasada
de clases. En un mundo de hombree oleafiinosas, interesa conocer el senci- lentamente la cubrió,
santos y perfectos, que se aman mutua- llfsimo procedimiento de decolorar los
mente, se puede obtener la mayor feli- aceites de toda clase que a continua- También la aldea dormfa,
cidad; pero en un mundo de hombres ci6n exponemos. y calles no se ofa
en sus
viciosos e imperfectos que se odian, Se disuelve en 10 litros de agua' un esos cantos de alegrfa
ninguna felicidad será posible, kilogramo de permanganato potásico, que inspiran castos amores,
F, B. oE B. y la disolución, que tiene color rojo de y la lejana maeia
púrpura, se vierte gradualmente en 30 también estaba vacia,
~+~ kilogramos de aceite, agitando a ratos que abandonada segufa
la mezcla durante dos dfas, al cabo de de zagalas y pastores.
C U B ZOSI DA DES los cuales pueden añadirse 20 litros
de agua y cinco de ácido clorhidrico Rasgando el blanco sudario,
Palabras de León Xlll.— Hablando comercio, a 20 o 22' Beaumé y de nue- cierto roble centenario
un dia el Papa León Xlll con un Pre- vo se agita fuertemente. cual gigante extraordinario,
lado español de las circunstancias de su Déjese reposar unos dias y después sus ramas secas alzaba,
elección, dijoentre otras cosas: se decanta el agua acidulada. Los res- y era albergue hospitalario
«Era yo de salud quebrada, y cuando tos de ácido que puedan quedar des- de un pájaro solitario
reparé en las inclinaciones de los Car- aparecen, tratándolos por el agua qa- que cual canto funerario,
denales durante el Cónclave, les repre- liente y filtr; ndo por último al carbón. muerto de frio, piaba.
sentaba e hice notar mie años prolon-
gados y lo quebradizo de mi naturale Otro mds que piensa bien. —
Los Un arroyuelo que ha sido
za. Todo en balde. hombres que buscan la verdad con co- en bello Mayo florido,
Pero han logrado la resurrección de razón sencillo y alma pura la encuen- quien bullidor ha corrido
las energfas ffsicas y me sostienen las tran en la Religión cat6lica y la abra- entre un verde matorral;
plegarias de mis hijos. Asf me lo dicen zan con amor. hoy aparece dormido
y aseguran.-» Hace poco se convirti6 al catolicismo, por el hielo detenido,
e I famoso senador Mr. Soriner, rresf- semejando en parecido
La ración alimenticia.— Se ha dis- d ente de «Nationa! Bank», de Chi ~
a una cinta de cristal.
cutidp no poco durante la guerra sobre c s/o.
cuál es la raci6n alimenticia suficiente Al dfa siguiente de su conversi6n, un Yo siento en el alma el hielo,
para conservar a un individuo en buen p eriodista le pidi6 explicaciones de lo y el frio.del desconsuelo
estado de salud, y sin que experimente q ue habfa hecho. va cubriendo con un velo
pérdida de peso. Mr. A. Benoit ha pre- El recién convertido hizo estas con- mis doradas ilusiones;
sentado a la Sociedad francesa de Bio- f idencias al reportero: duerme en el alma un'anhelo
logfa algunos informes acerca de esta «Durante quince años lef todos los ,
porque ha perdido el consuelo
cueati6n, según sus observaciones duM ibros de controversia religiosa que he que el sol manda desde el cielo
rante dos años de cautividad en Ale- p odido tener a mano; y llegué a la con- a los pobres corazones.
mania. C lusión de que sólo me restaba una co-
No todos los fiei61ogos concuerdan 8 a: hacerme católico. Me repugnaba Espera el a1ma apenada,
en señalar la ráción alimenticia. Segun m ucho entrar en la Iglesia cat6lica; cese la blanca nevada
Moieschott, para un hombre adulto, de 'p ero cuanto más estudiaba el asunto, que Ia tuvo aprisionada
60a B5kf logramos de peso, la ración m ás clara vefa la obligaci6n y tuve que en la más fria prisión,
diaria de sostenimiento debe contener: h acerme catnlico casi a pesar mfo. pues no vive reejgnada,
130 gramos de aÍbuminoides, 84 de Nacf en Escocia. Mi padre era mi ~
-

y aun eonfla esperanzada


grasa, 404 de hidrtos de carbono y 30 n istro presbiteriano, extraordinaria- morir un dia abrasada
de sales. m ente rfgido. Estudié religión hasta al fuego de un coraz6n.
Mr. Benoft dice que pudo observar 1 os veinte años, y en todo este tiempo
a 78 oficiales rusos prisioneros de los n o ofa más que invectivas contra la
FRAhrcisco XrMáxEz DE EhrBÚN.
alemanes, que durante 16 meses no re- I glesia romana, Creci, pues, en el odio
'

cibiéron en su ración alimenticia más a esta Iglesia; y fué precisamente este


que 48'7 gramos de albuminoides, 14'8 o dio la causa de mi conversi6n. Me Ep?SODIos R[FESos
de grasas y 352 de hidratos de carbono d ecfa yo: Si la Iglesia romana es tan
Las deudas de sangre
(1,794 calorfas), ya pesar de ello no m ala como dicen, icómo puede conti-
experimentaron pérdida de peso, ni n uar existiendo? t( 6mo es posible que El odio, esa pasión horrible que es
alteración en su salud. u na instituci6n que ha cometido tantos causa de tantos males, tiene asiento en
C rfmenes pueda continuar manchando muchos corazones humanos, s61o la
Conservación de los alimentos El l a tierra? Empecé mis investigaciones,

Religi6n de Cristo puede combatirlo


doctor indio S. A. Kapania, residente c omo campeón decidido de la causa eficazmente y el temor o la educación
en Londres, ha perfeccionado el méto. la encubren infinidad de veces, evitan-
p rotestante; a poco noté que la!glesia
do de Lawton para la conservaci6n de r omana no era mala con:o me hablan doque el que se siente presa de ese

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monstruo sanguinario, llegue a reali- en que el Roghi vivfa en la Alcazaba dad; los alquileres no pagados se acu-
zar sus depravados propósitos. Mas de Zeluán y dictaba leyes a los cabile- mularon unos sobre otros, y la miseria
trasladaos al corsz6n de' un pueblo de ños imponiéndose a ellos por la fuerza; negra, sin salida ni esperanza, se po-
sesion6 de la habitación del obrero.
organizaci6n semisálvaje y veréis lo debido a la amistad que el padre de
que es el odio. Yo lo he visto en el Uld-el-Mir tenfa con el Roghi, toda su El propietario, hombre avaro y des-
pueblo moro. familia se hizo famosa en la llanura-de piadsdo, se mostr6 inflexible; y un dfa,
El moro criado en otro ambiente muy Beni Bu- Yahi. el dfa mismo del aniversasio de la
diferente al nuestro y amasado con El suceso de referencia fué motiva- muerte de Lisa, se vendfa a su instan-
otra sangre más. enérgica, se. enciende do por la eterna lucha de la venganza cia, en pública subasta, el pobre mena-
con la mayor facilidad en prop6sitos entre gentes que desconocen las divi ~
je de Wilhem. Aquel dfa llovfa a ma-
iracundos, y no de~cansa mientras no nas enseñanzas del Redentor. res, y los prenderos que esperaban la
pueda consumarlos. Asf lo requiere su Antes que los españoles pacificaran hora de la subasta, se hsbfan refugia-
manera de ser. Beni-Bu-Yahi, uno de la familia de do en el portal, y hablaban entre ellos.
'

Más que ningunaotrapasión, el odio Uld-el.Mir mat6 a otro de la de Mo- ¡Todo lo que hay no vale nada!—

es una chispa que al caer en el cora- kaddem,. y éste se armó de paciencia decfa uno, cuyo acento denunciaba al
zón del moro lo enciende y loconsúme. hasta que pasados los anos pudo liqui- industrial habituado a tales espectá-
El moro que no.se venga de su enemi- dar asf la deuda de sangre. culos.— Lo he visto, y no se puede dar
un franco más de la tasación.'
go pasa por cobarde y su familia será R. Vázquaz. Yo creo dijo otro que no habrá
proscrita en la cabila transmitiendo a
-
— —

sus sucesores ese sello; por eso no muchos postores; hace un tiempo en
consienten que el enemigo quede sin 'que todos gustan quedarse en casa..
castigo en esta vida, castigo que una La marmita -~Por cuánto se ha hecho el embar-
familia tiene que propinar a la enemiga go? pregunt6 un tercero.

por propia mano y al igual; ya se lo di- En una reducida habitación de la ca- ¡Por una miserial Doscientos cin-
ce el Corán: diente por diente. lle Saint Antoine, de Paris, vivfa hace cuenta francos; trescientos con los
Si alguna persona de una familia algún tiempo, uri pobre obrero alsacia- gastos...
mata a otra persona,de diferente fami- no, Wilhem Kraft, con su mujer Lisa, -¡Pobre diablo!
,

lla, la parte ofendida no descansa ni y su hijo. niño de cinco años,'el peque- lBah!?por qué no paga?

repara en medios hasta matar a otro ño Karl. Wilhem era zapatero y pasa- -Se dice que su mujer ha muerto
indfviduo de la parte' contraria, con la ba grandes apuros para poder unir, co- hace poco tiempo, y que ha queda-
particularidad de que aun cuando sea mo vulgarmente se dice, los dos ex- do solo, con un pequeñuelo de seis
necesario esperar ailos y años la deu- tremos del año. años!...
da de sangre tiene que pagarse de Lisa dedicaba a la costura, el
se Un señor de alguna edad> que se ba-
cualquier modo que sea. Tanto esta tiempo que le dejaban libre las ocupa- bia refugiado en el mismo portal, infen-'-
deuda como el derecho de cobrarlaen ciones de la casa; pero su salud era tras pasaba el aguacero, parecia escu-.

esa manera juzgan que irá pasando de tan débil que con frecuencia tenfa que- char interés la conversaci6n.,
con

padres a hijos hasta que se. presente devolver las prendas recibidas, sin ha- ¡Vamos! dijo en esto uno de los

ocasión. berlas, terminado. Entonces Wilhem prenderos.— (Subimos? Me parece que


A la vista tenemos el suceso ocurrl. doblaba las horas de trabajo; porque la es ya la,hora...
do el dfa17 de Enero en. laestaci6n vida es cara en parfs, y su jornal or- Todos ellos se dirigieron hacia la
ferroviaria de Monte Árrui en pleno dinario resultaba insuficiente. escalera, y como la lluvia aumentaba,
dia. Muy pronto el pobre Wilhem no pu- aquel señor los sigui6 por curiosidad.
Se suben a un coche de primera dos do ya hacerse ilusiones acerca del es- La habitaci6n de Wilhem estaba en
moros notables; toman asiento tado de su mujer: comprendió que Dios el último. piso, y se componfa de dos
y ami-
gablemente cambian los saludos de rú ~
la llamaba a sf, y se esforz6 en dulci cuartitosy una cocina. En el primero
~

brfca' luego pregunta uno: -. ficar los dias que le quedaban de vida, de los cuartitos se vefan amontonados
todos los objetos que iban a ser vendi-
?A donde vas? prodigándola sus cuidados y redoblan-

A Melilla. do su cariño. dos, Wilhem se habfa retirado al se-


Hoy no vas tú a Mélfffa porque yo Por fin el momento fatal llegó: era gundo, no queriendo ser testigo de la
no quiero. una noche del mes de Noviembre. El venta de todas aquellas cosas que él
costa
Y sin más preámbulos saca una pis- tiempo estaba brumoso y ráfagas he- habia adquirido en otro tiempo, a
tola y ledispara cuatro tiros, que hi- ladas arrojaban contra los vidrios de de trabajo y de privaciones sin cuen-
cieron blanco tres en ei pecho y uno en las ventanas las hojas amarillas de un to. Karl iba y venfa de uno a otro
una' mano, cayendo el moro sin vida y álamo que crecia en el patio de la casa. cuarto.
bañado en sangre; pero el asesino no Wilhem trabajaba con ardor a los pies Nada más triste que una subasta de
Al la-
estaba satisfecho, y empuñando la gu- de la cama de su mujer: gruesas gotas objetos embargados por deudas.
de deudor corrfan por su frente. De do de los muebles indispensables
se
mia se abalanza sobre el cuerpo muer-
to-
to y le raje el cuello, con el fin de lle. cuando en cuando levantaba los ojos ven allf las reliquias del corazón; y
varia a su cabila como trofeo, lo que hacia la moribunda, y al ver sus meji- do se ha tasado, de la misma manera,
no pudo realizar por intervenir con ra- llas sonrosadas y su mirada tranquila, todo es disputado con el mismo encar
pidez la policfe, la que aprision6 al sentia renacer en su coraz6n la espe- nizamiento s6rdido, o se ve desprecia-
criminal que con airedetriunfoy lleno ranza, y se decfa que Dios tendria do brutalmente...
de satisfacción les decfa: compasión de él, y le conservarfa su En un rincón habfa un gran armario
c6moda con ta-
A mf me prendéis, pero yo hé sa- querida compañera. El pequeño Karl de nogal, al lado una

cedo del medio a ún granuja. dormfa en un rinc6n. blero de piedra, y sobre ella, tazas y
Con la rapidez del relámpago se ex- Pero hacia media noche la enferma platos, cubiertos de metal desparea-
lana con
tendi6 por toda la zona ocupada la no- empeor6 repentinamente, y a la meña- dos, una palmatoria de porc
ticia de que el kaid Mohamed Uld el- na siguiente después de recibir losSa- filetes doradosquna sopera y algunas
cramentos con un fervor admirable, ha- escudillas de barro. En los cajones
en-
Mir habfa sido asesinado por el kaid
Mokaddem Ufd.el-Guyfl. bia muerto. treabiertos se vefa algo de ropa blan-
El kaid Uld el-Mir era un moro de Muerta Lisa, Wilhem trató de aho- ca: muy poca, porque la mayor parte
o empeñada. Por el
espfritu guerrero Cuando los españo- gar su dolor con el trabajo; pero el habfa sido vendida
de
les tomaronBeni-Bu-Yahi, se presentó trabajo faltaba con frecuencia, y en- suelo estaban esparcidos los útiles
al dfa siguiente para ofrecer a España tonces el desaliento se apoderaba de cocina.
sus respetos y la sumisión de todos los él. Con la falta de trabajo vino la es- La subasta empez6. La mayor parte
casez. Poco a poco, todas las prendas de los objetos de poco valor
hablan si-
suyos, ayudando desde entonces a
nuestra obra de pacificación. Su padre de Lisa, 'que él guardaba 'como reli- do reunidos en lotes. Se comenzó por
fué kaid de UldFetona por los tiempos quias, fueron a pararal Monte de Pie- la bateria de cocina, que fué adjudica-

© Biblioteca Nacional de España


da a uno prenderos, quien se
de los en Ciencias y Presi!lente del Sindi-
apresuró a una a una, las pie-
retirar, cato Central de Aiaffón de Asocia-
zas que la componian. ciones Agrfcolas cat6lfcas..Con un Molke jamás abrfa la boca si podfa
En el momento en que levantaba del prólogo de D. Mariano Baselgay hablar por gestos. Hasta su fisonomfa,
suelo una marmita, que formaba parte Ramirez, Doctor en Letras y en con los labios fuertemente apretados¡
de su lote, el pequeño.Karl, que pre- Leyes. Director del Banco de Cré. ofrecfa el tipo del silenciaso. Le gus-
senciaba Ía venta, se echó a llorar, dito de Zaragoza. Zaragoza, 1919. taban los hechos, no las palabras, y
desconsolado. Un tomo de IX+399 páginas. de can frecuencia decfa que en alemán
exclamó, cogiendo las 15 ~l, X 22 ctms Precio 5'50 ptas. hey un verbo que vale' por todos los

!Señor! —

manos del prendero,. con aire supli ~ demás: «Tun» (hacer).


Muchos y muy varios son los asun-
cante, —

ldejadnos nuestra marmita! ¡Es Cuando se le anunci6 que los fran-


tos de estos apuntes en número de 62
la que usaba siempre mamá, que ha ceses acababan de declarar la guerra
articulos. desde un brindis 'pronuncia- a Prusia, no dijo a sus ayudantes más
muerto, y nosotros no tenenios otraf: do en convite fntimo hasta una memo.
Os doy veinte francos por ella-

que estas palabras: «Segundo cajón de
ria'leida en sesión pública y solemne la derecha, primera fila», y con esto di-
dijo adelantándose el desconocido, que de Academia, desde un articulo breve,
habfa subido con los prenderos. jo bastante, pues en aquel sitio estaba
fugaz de periódico escrito a vúefa plu- todo el plan de campaña que los ale-
!Aunque me dierais cuarenta no os

ma con ocasión de una noticia, de un


la cederial contest6 el comprador,

manes llevaron a término.
visiblemente emocionado.—T ó m al a,
proyecto, de un hecho,hasta un estudio
concienzudo recitado en alguna asam-
amigo mfo añadió dirigféndose al ni-

b]ea social o conferencia de San Vi-


En de don Gonzalo Torruella,
ño, a la vez que enjugaba furtivamen- cente de Peííl.
casa

te sus ojos humedecidos por las lágri ~


abogado como susdos hijos, también
Los más.de estos artfculos defien-
mas,— ahf tienes tu marmita. casados, que con él viven, se desarro-
den los intereses regionales de Arag6n,
El desconocido se dirigi6 entonces lla ef siguiente diálogo entre uno de
especialmente los agrfco!as, los trigue-
~

hacia el prendero y le estrech6 las ma- ellos y un nuevo cliente:


ros y de viñedos; no pocos declaran la
nos. '-~Por quién pregunth usted?
existencia de un mal y proponen su Por el señor Torruelia.
Sois un hombre de

bien-le dijo —

eficaz remedio. En todos ellos palpita


ente mecido.— Pero ahora —

añadió, vol el corazón de un patriota y de un ca-


gCuál?
viéndose hacia Karl es —

preciso algo '-Don Gonzalo.


recobrado tu
tólico, que se preocupa por los intere. Hay dos.
más. No basta que hayas

ses niateriales de su pafs y mucho más


marmita, hay que echar algo dentro,

El casado.
por los morales. Hay tres.
para que puedas ponerla al fuego.

El autor se firma y es un propagan-


Y sacando de una cartera unos cuan-

El padre.
dista convencido, activo, infatigable;
tos billetes, los arrojó en la marmita, y

Hay dos,
y como Presidente del Sindicato Cen- -El abogado.
abrazó al pobre niño, que le sonreia en tral de Aregón de Asociaciones Agrf-
medio de sus lágrimas. colas Católicas procura irrfiltrar su es-

Hay tres,
La~ubasta continu6, pero después

El que se llama Torruella y Ro-


plritu' en su patria y hacer perenne su
dewquelia escena nadie se sentia ya labor con la publicación de esta obra.
meu.

con ánffno para contribuir, de ninguna


Merece 'por ello nuestros plácemes y

Hay
dos.
El que ejerce.
manera, al despojo del pobre obrero.

cordial enhorebuéna,
De repente- la puerta del cuarto in-

Hay tres.
En el Prólogo el Sr. Baselga, actual -El mejor,
mediato se abrió, y Wilhem, a quien Presidente de la Cámara de Comercio
Karl habia corrido a enseñar triunfan-

Servidor de usted.
de Zaragoza, a vueltas de presentar al
te su marmita, se presentó en la estan.
libro y al autor, trata de puntos intere.
cia, y entreg6 al encargado de la venta
santes de crédito egrfcola, con el esti-
'

la cantidad necesaria para pagar a sus


de las pulgas.
Huyendo
lo atildado que le es propio. En un puebfécfllo del Norte, un ve-
acreedores: después, guiado por el pe-.
raneante pide la cuenta, y, el fondista
queño Karl quiso ir a dar las gracias a
su generoso bienhechor; pero este ha- Piadoso ejercicio para el primer lll- le pregunta:
bfa desaparecido,' y Wilhem hubo de nes de cada mes a favor de las !Cómo! (se va el señor? .;

contentarse con expresar, arrasados benditas dnimas del Purgatorio, Sf; aquf llevamos una vida de

los ojos por el llanto, su reconacimien. compuesto por D. Angel Manso, Ca. perros.
to al prendera que le habfa devuelto la- n6nigo de la Santa Iglesia Catedral

pDe perros?
marmite... de Santo Domingo de la Celzaday

Si; la prueba es que estamos lle-


Director de la Obra expiatoria, nos de pulgas.
Hoy Wilhem tiene una tfqndecfta en
-

la misma calle, y cuenta con una nume- .

Opúsculo de 144 páginas.' de 10 X 16


rosa clientela de obreros. centfmetros. Barcelnna, Tipofjraf!a
AI vuelo, a la puerta de una logia:
En el cajón del mostra4or guarda Cat6lica Pontificia, 1917.
cuidadosamente la marmita protectora,

Desengáñate, Juanillo; cuando yo


Siendo esf que la piedad de los fieles muera, mi alma irá casabes dónde? pues
que le sirve de caja de caudales: en dedica en honor de las benditas ánimas al cuerpo de una bestia.
ella deposita todas. sus economfas.
del Purgatorio un dlaala semana, el ¡Hombre! para eso no tienes Nece.

Cuando logre llenerlaise propone vol-


lunes, es natural que se practiquen al- sidad de morirte.
ver a Alsacia, y éstablecerse con Karl,
gunos actos de piedad encaminados a
que es un joven modelo, en Robertsau,
.

un lindo puehlecillo pr6ximo a Stras-


conseguir el alivio de sus penas.
A ello tiende este librito. Agradeci Un individuo va corriendo por la ca-
~

bourg, 'en el cual, según me ha con-


dos al autor de éi le quedarán muchos lle hacia una iglesia, y tropieza con un
tado muchas veces, vió por primera
devotos de las almas, por cuanto les andaluz que sale del templo.
vez a Lisa.
Diga usted, (alcanzaré aun la
'

propone un ejercicio variado y utrffsf-


mo para cada primer lunes de 'ínes. misa?


~ lJUVN
Consta de una piadosa meditaci6n !Camará! Al paso que lleva usted,

Secclórt bib!!ográfictt acompañada de su prop6sito práctico no s6lo la alcanzará, sino que la deja.
correspondiente, y de varias preces, rá atrás.
Todas las obras en venta anunciadas en c.sta excelentes todas, algunas sacadas de
seccidn, pueden pedirse a esta casa la liturgia católica, otras, como el san- No puedo ir a misa,
to Rosario, de la práctica cotidiana de
Apuntes sociales y agrarios de un muchisimas familias cristianas. porque estoy cojo.
propagandispa aragonés. por José Me voy a la taberna
Maria Azara, agricultor. licenciado StrVERINO, poquito a poco,

© Biblioteca Nacional de España

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