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sos ofrecimientos para llevar adelante, sin temer contrariedades de cualquier orden an-
tes cada vez con mayor impulso, la obra de propaganda católica que realiza LA HoR-
MIGA DE ORO.
No esperábamos, ciertamente, otra cosa de quienes tantísimas pruebas nos tie-
nen dadas de estar incondicionalmente adheridos a nuestra labor de cristiana moraliza-
ción social. Con ellos nos consideramos más estrechamente
desde ahora, obligados
esperando que la normalización absoluta del trabajo nos permita, además de corregir
las actuales deficiencias, demostrar prácticamente nuestra gratitud resarciendo los per-
juicios sufridos, ya con aumento de páginas en algunos níímeros, ya, si es posible y —
lo será, Dios mediante,— con un delicado obsequio, que será sin duda bien recibido.
taci6n de las magnificencias de Dios no puede llamarse cribir libros espirituales populares, para encontrarse de
cosa triste; que el defender su vida contra la inteligen- acuerdo y satisfechos; todos están conformes en reco-
cia superior y el poder de un seraffn cafdo, supone otra nocer que la salvaci6n es enteramente el efecto de la
cosa que languidez; que la recepci6n constante de nue. gracia; mas un momento después se expresan en sentido
vas gracias "actuales, los progresos de la gracia santi- opuesto, vuelven a acometerse unos a otros y a insistir
ficadora, la átenci6n a las inspiraciones infinitamente a todo trance el
poder de la libertad; por manera que
en
variadas del Espiritu Santo, no pueden estar desprovis- en las enseñanzas incompatibles se encuentra el
meflio
tas de interés; que es diffcil no Ver más que uniformidad de quedar complacidos en las cosas divinas; lo mismo
en un movimiento casi perpetuo de gracias, de luz y de sucede en las cuestiones debatidas en la vida
espiritual.
amor; y que si hay, en efecto, algo de fatigoso en los Una direcci6n afectuosa opera sobre nuestras teorias
combates del Señor, contra tentaciones tan viles como ascéticas el mismo trabajo que una larga experiencia del
inoportunas, esa condici6n militante no puede indicar un confesonario opera en nuestras ideas de teologia moral.
estado valetudinario. Bajo un punto de vista elevado, Abandono, pues, simplemente la respuesta que se da
no serfa fácil encontrar acá abajo nada más vivificante, a la objeci6n de la monotonfa de la piedad. No os re-
más variado y de un interés más palpitante que la vida prenderé si llamáis al servicio de Dios y a la salvaci6n
espiritual. Es lo más sano, lo más viril, lo más completo de las almas una obra poco interesante y sin trascen-
y lo más divino que hay sobre la tierra. Reducida a sus dencia. Lo admito; lo admito según mi propia experien-
elementos, oraci6n, luz, amor, comunicaciones celestia- cia; creo que hasta admitiendo el hecho, llegaremos a
les, altas operaciones de la voluntad humana,?qué cosa ver mejor algunas verdades que, sin hacer a la piedad
más noble, más independiente, más magnffica ni más am- menos mon6tona, no dejarán de enseñarnos a sacar el
plia? Aun bajo su punto de vista más sombrio, (qué cosa mejor partido posible de monotonia. Confieso que
esa
más interesante que sus derrotas, sus tentaciones, sus no conozco nada en el mundo
que pueda comparar el
a
cafdas, sus pruebas fntimas y sus conflictos con el de- fastidio que algunas veces causa una vida piadosa, sino
monio? Seguramente que en eso no hay nada insignifi- al hallarse detenido en una mala venta un dfa de lluvia,
cante ni mon6tono. Esa respuesta bastante comun tiene o el de hacer andar caballo cansado una larga jor-
a un
su fondo de Verdad; sin embargo, no es satisfactoria, nada. Estas comparaciones no tienen grande
dignidad,
porque no es completamente franca. Por más verdadera convengo en ello, pero?d6nde se ha de encontrar la dig-
que pueda ser, no tiene los encantos de la verdad, por- nidad en semejante asunto?
que no se aplica a nosotros sino en cuanto la monotonia Procuremos tener una idea clara de la monotonfa, Es
de la verdad no se hace sentir y la Verdad práctica no algo más que falta de interés, algomás que uniformidad,
vféne a dar un mentis a la verdad especulativa. En la más qué simple fatiga. Los hombres celestes aman los
dad misma puede ser mon6tona si tiene algo de fuerza o ra de sacar de él alguna utilidad práctica. Es una regi6n
de aspereza, como el programa de una diversión en don- que atravesaremos para verla mejor; ty cuál es el hom-
de encontramos las mismas cosas con diversos disfraces. bre, que merezca ese nombre, que todo cuanto ve no le
Esta observaci6n es particularmente aplicable a las no- haga mejor, más sabio y más verdadero? Tengo como un
vedades en materia de devoci6n. Se reconoce siempre presentimiento de que con un poco de destreza llegare-
a los amigos antiguos aun cuando varien de traje. So- mos a hacer algo de nuestra monotonia.
mos niños demasiado viejos para dejarnos sorprender por ?Por qué es tan monótona la piedad? Pero en ver-
esos ardides y para saber que la vida es demasiado dad, dirá alguno, pues que llamáis mi atenci6n sobre
corta para disgustarse de este lo que
punto, eso es
ella. I yo no veo.Alma cándida,
En realidad, la monoto- no prosigáis; buscad una
nia no se encuentra de mo- materia que os convenga
do alguno enlazada con la en las demás Conferen-
uniformidad; pero lo que cias, si es que tenéis ne-
hay de cierto en sus vani- cesidad de alguna. Nos-
dades es que nos retie- otros vamos a trabajar en
nen en las pequeñeces de ese problema de nuestra
nuestra naturaleza y nos monotonia y a distraer-
hacen caer en una infini-
nos estudiándole. (Por
dad de bajezas. Las hay qué es la piedad tan mo-
que irritan y las apa- hay n6tona? Porque sus limi-
cibles que favorecen la in- tes son muy estrechos;
dolencia, como el murmu- porque alli no hay más
llo de una fuente. Casi
que mandamientos; por'-
todo el mundo tiene una
que toda temor; por-
es
monotonia favorita de que
que es toda amor. He ahf
no se
cansa; asi, para mi, la raz6n en dos palabras,
el susurro lastimero del
y nadie puede rechazarla.
viento es una música, y Sin embargo, la piedad no
casi diria un lenguaje seria menos mon6tona'si
siempre nuevo. La con-
tuViésemos que guardar
versaci6n fluida de un más de diez mandamien-
hombre alegre que cono- tos y un sinnúmero de
ce bien su
idioma, es una consejos que observar.
monotonia deliciosa, he- ARTE CRISTIANO.— BAJO RELIEVE DBL TRASCORO DE LA CATEDRAL
cha abstracción de las co- DE BARCELONA, REPRESENTANDO EL MARTIRIO DB SANTA EULALIA (Continuará)
sas; una monotonia con-
tundente es la de un tono
magistral, más insoporta- EL AMOR DE LOS HIJOS
ble para los hombres que para las
mujeres; para las so-
lemnidades parece tener cierto poder y atractivo, tal L: Quien bien te quiere...
vez porque ese elemento no se encuentra natura-
en su
El,brigada Juan L6pez, recluido en el Castillo de San
leza; porque mujer de carácter grave y solemne es
una
Antonio, estaba aquel dia más triste que de costumbre;
un fen6meno raro y probablemente poco conocido. Hay movia del banco de
apenas se piédra que cubierto con
monotonias que reposan, por lo menos, en ciertas situa- una colchoneta le servia de lecho y asiento.
ciones de ánimo, como la vista del desierto o del Océa- El centinela, también en silencio, paseaba delante de
no. Pero ya hemos hablado bastante de las
diversas mo- la celda, y no se atrevia a hablar con su recluido
y ami-
notonias para que puedan darnos, si no una
explicaci6n go, como otras veces; únicamente cuando 'vi6 que aquél
de ellas, al menos producimos una
impresión suficiente. hacia gestos como de despertar de una pesadilla, le di-
De otro modo hubiera podido salir del con la an- paso rigi6 algunas palabras de consuelo:
tigua definici6n bien conocida: «Hay falta de variedad —
ga, ni quien escuche nuestras quejas y nos consuele; na- le6n deseoso al olor de la presa. La virtud luch6 con
die comparte las tristezas del alma que llora en la sole- el Vicio; el hambre con la honradez; a la serenidad si-
dad y en las tinieblas... Pero tú eres mi amigo y compa- gui6 la alucinaci6n; los sanos consejos y las adverten-
ñero de siempre que escucharás mis cuitas cias buenas de la conciencia hubieron de obscurecerse
Y empez6 a contar sin omitir detalle, su proceso, lo ante los deslumbrantes argumentos de la tentación, que
que él llamaba su historia negra. apenas si eran más que embaucadores sofismas, hijos
Desde que me habian encomendado la guardia del
—
de un espiritu maquiavélico.
Dep6sito de viveres, varias veces se me ocurriera ha- El almacén estaba bien aprovisionado, yo lo sabia.
cer lo que al fin habla ejecutado, pero tantas como esta Unos kilos que sustrajerá no los echarian de menos, y
idea diab6lica se atrevia a insinuarse, otras tantas mi enmi casa alegrarian a mis hijos que los saborearian
honor, el convencimiento de una degradaci6n inmediata, con tanta avidez como delicado turr6n o sabroso pan de
la imagen del Castillo con sus muros impenetrables y higos. Además yo sabia de una llave simétrica a la del
sus ventanas de recias
rejas, por las que sólo un tenue almacén, obraria con rapidez y en seguida estarla en mi
en este dia'triste para nosotros y festivo para casi to- más llano aunque en realidad sea de más cuesta y en su
dos los creyentes; que será de escasez en nuestra casa cima se abra un verdadero caos! Sin reparar en más, tsi
y de abundancia en las demás. como pensé lo hice... Sali del 'almahén, cerré, miré a
lo
MI mujer no quisiera mortificarme con mis palabras, y , todos lados, nadie me habia visto. Me faltó tiempo para
"
sin eínbargo me habia herido en mi. amor de padre, por- llegar a mi casa y decir a mi mujer que una gratificación
que yo era el único que tenia la culpa, dia tras dia iba suficiente para comprar aquello haria que fuésemos fe-
dejando en la mesa del café, el sueldo, los ahorros que .licesaquel dia de Navidad.
atnorosa hacia mi esposa, el pan de mishijos y la felici- Después de que el sol prosigui6 se ocultara en el
— —
carne... que...
Me voy,'que el dia se presenta frfo, y yo estoy de-
—
Se abren las puertas del calabozo y penetran el coro-
seando tomar la sopa caliente. nel,un capitán con un fárrago de papeles
y a la puerta
Yo aun no puedo marchar', tengo que hacer media
—
aquellas criaturitas inocentes y s6lo pudo exclamar: rian, y si no, que no. Ora lo creyesen, ora no, todos, en
Nü7+g AtARRQQUftrS. —
Usos Y cosTUMBRBs DB Los Monos DB TBTUÁN. osnro DB INDiaBNAs BN BL zoco. (Por. H. DB o.i
1De cuántas tristezas y sufrimientos compensa el fin, acordaron de irse aquella noche; y para pasar los
amor de los hijos! ojos de la calzada hicieron una puente de madera, que
LUIS MosqUERA CARAMELO. pusiesen y quitasen.
Santa iYtarta de Ortigneira. Esto es muy de creer, que todos se concertasen, y no
lo que algunos dicen, que Cortés se partió los cencerros
atapados, y que se quedaron más de doscientos españo-
PÁGINAS HISTÓRICAS les en el mismo patio y real, sin saber de la partida; a
quienes después mataron, sacrificaron y comieron los
LA NOCHE TRISTE de Méjico; pues de la ciudad no se podiera salir, cuánto
más de una misma casa. Cortés dice que se lo requirie-
Cortés, Viendo perdido el negocio, habló a los espa- ron.
ñoles para que se fuesen, y todos ellos holgaron mucho Llam6 Cortés a Juan de Guzsián, su camarero, que
de oirlo; ca no había casi ninguno que herido no fuese. abriese una sala do tenía el oro,-plata, joyas, piedras,
Tenian miedo de morir, aunque ánimo para morir; por- plumas y mantas ricas, para que delante los alcaldes y
que eran tantos indios, que aunque hicieran sino de-
no
regidores tomasen el quinto del Rey sus tesoreros y ofi-
gollarlos como a carneros, no bastaban. ciales, y di61es una yegua suya y hombres que lo lleva-
AIItonío de Quiñones; di6 la rezaga a Pedro de Albara- como dej6 y sac6 del real.
lo
tras
do, y él acudia a todas partes con hasta cien españoles; Recogió los que pudo, ech6los delante, sigui6
Pedro de Albarado a esforzar y recoger
y asi, con esta orden salieron de casa a media noche en ellos, y dej6 a
ban, caminando y peleando lleg6 a Tlacopan, que está do el género humano, contribuyen al bienestar privado,
en tierra, fuera ya de la cal- a la cultura individual y a la
zada. civilizaci6n general, ninguna
Murieron en el desbarate posee tan' intensa virtud co-
de esta triste noche que fué mo la belleza en sus dos ma-
a10de Julio del año de 20 nifestaciones fundamentales:
sobre mil quinientos, cuatro- la belleza natural y la belle-
cientos y cincuenta españo- za artificial, obra del hombre
les, cuatro mil indios amigos, mismo y derivaci6n de aqué-
cuarenta y seis caballos, y lla por imitaci6n consciente.
creo que todos los prisione- Su disfrute no está circuns-
ros. Quién dice más, quién crito a una clase de hombres:
menos; pero esto es lo más aunque mayor grado de
a
cierto. culturaintelectual.- corres-
Si esta cosa fuera de día, ponde mayor intensidad..de
por ventura no murieran la impresi6n producida por'el
tantos ni hobiera tanto, rui-
objeto de belleza, y mayor
do; mas, como pasó de noche capacidad creadora, la emo'-
escura y con niebla, fué de ci6n estética existe en todos,
muchos gritos, llantos, ala- y esta universalidad está re-
ridos y espanto; ca los in- velando designio provi-
un
Brillan en los tres portales de entrada al templo lindos calados de piedra que bordan su cerramiento ojival, guirnaldas y caprichos que
trepan por sus escocias, doble serie de nichos con doseletes que adornan sus arquivoltas y aliligranados estribos; pero en ellos ni
una sola estatua, como si la escultura hubiese quedado por hacer. Es ia basilica hermosa muestra del último periodo ojival.
Tantos altibajos lograron por fin adiestrarlo en la sas y poemas de otro tiempo: y sea por evolución o de-
ciencia del trámite, y asi Moreta pas6 de héroe de Bal- negaci6n de espiritu, la labor realizada le pareció in-
su
zac a'cumplido funcionario. Al principio su firma en los nocua, baladf. Quiso la mala suerte, se encontrara con
expedientes era grande y sobria. Se imaginaba firmar un la famosa pólémica, y en ella la metáfora contra los
poema solar, de rubioS trigos y zagalas morenas, o bien malo~ escritores: «Sois como los cardones secos de mi
una alba prosa de orientaciones estéticas. Empero, con tierra: sonoros, pero huecos por dentro». Palmedón me-
el tiempo se cans6 y lleg6 a la mayúscula proverbial se- dit6 largo rato sobre aquel su tropo de combate y vi6
guida de dos o tres garabatos. que ahora no podfa suscribirlo. No en 'vano habfan pa-
lAhf viene el doctor Moreta!...
—
sadó las horas en un largo viento fatal que todo lo cam-
¡Chit, llega el doctor!...
—
misterio de la beHeza. Para siempre habfan huido aque. La verdadera cultura es el grado de educación que se
ifaia horas dé gracia'y atrevimiento en que llenaba cuar- adquiere por rudo y constante batallar bajo la gloriosa
tlflati y le parecfa estar:,iabrando un pedestal argivo para bandera de Cristo. Las armas que se esgrimen en este
su propia estatuai Vfóse postergado. La nueva genera- combate son en primer lugar el pensamiento sano como
ci6n que'Negaba por todos los caminos levantaba un pol- nos lo enseña la plosofia cristiana, la elevada doctrina
vo'invasor, más que suficiente para eclipsar a los viejos que tiene fuente en Dios mismo y nos ha sido mani-
su
astros. Moreta, que se crefa uno de ellos y en plenitud festada lucida claridad por el orden natural del uni.
con
celesüte, se convenci6 que fas falanges bisoñas eran irre- verso todo, de'que formamos. parte nosotros, y por el
áfüütibleé. orden sobrenatural establecido por Dios en la.divina
Cierto dfa, revolviendo viejos papeles, reley6 sus pro- revelación.
'üi!l! il iüilüüflüiliüjlül 'il'!ütil lhl'lil i!l l l~i~l ilili liü!I!l il l li!l i !l i l 5li l l l l!l liül )üüiiülüil i )üli!l i il üüüll l l )üli il
XI O 7 A. S S U R.I> T A S
puede haber contradicción por proVenir la una y la otra
de una misma fuente infalible. Un viajero encuentra
en su camino un rio caudaloso;
Los sabios'de profundo pensar y sentir han sido y son le preciso atravesarle ignora si hsy algún peligro en
es
todos hombres creyentes, y no pocos de ellos (por ejem- este o aquel vado, y está oyendo que muchos qué se ha-
plo el gran matemático francés Cauchy) se han distin- llan como él a la orilla, ponderan la profundidad del
guido por la santidad de su Vida. agua en determinados lugares,.y la.imposibilidad.de sal-
Si los asociados de una naci6n son cristianos que varse el temerario que a tantearlos se atreviese. El in-
practican consecuente y fielmente la ley.de Dios, como 'sensato dice: «?qué;me importan 'a mi esas cuestiones?»
se encuentra depositada en la Iglesia de Cristo, no pue.- y se arroja.al rio sin mirar por d6nde. He aqui al indife-
den faltar,la prosperidad y el.progreso de la patria. La rente en materias de religi6n.
justicia, es el fundamento de todo Estado, tiene su
que Bplmes.
raiz en la conciencia inmaculada del ciudadano. En una I
'conscientemente por esta máxima: ci6n, nada tengo que temer, porque el ser vuestro devo.
Hacer resucitar en Cristo la ciencia y el arte. to, es tener ciertas armas de salvaci6n, que Dios no
RR
(CONTINUACIÓN)
1Sabrías decirme —
pregunto —
dijo —
entre esas jóvenes damas a que te refleres figurab aseguro que ni hoy, ni manana¡ni el siguiente día
Danusia de Jurand? cabalgará,s en caballo regalado; y podrás dar gra-
—
Este nombre... cias al Santo de tu nombre si conservas enteros tus
—
Ks el mismo que te hice escribir en la tablilla. huesos y puedes andar todavía con tus pies.
Sanderus qued6 en actitud reflexiva. K! nada sa- Ciertamente murmur6 Zbyszko.
— —
bía, y comprendió que manteniendo a Zbyszko'en la Sanderus¡a quien hicieron poca gracia las afirma-
incertidumbre podría más fácilmente cautivar su ciones de Glava, tom6 el partido de mostrarse más
ánimo. Zbyszko era joven, y por consiguiente debía prudente, y dijo:
ser también generoso. Sanderus conocía la fuerza de Si yo hubiese querido mentir habria desde lue-
—
su potente brazo, había podido apreciar la valía de go aflrmado si Danusia era o no era esposa¡ pero en
su coraza de Milán, conocía sus relaciones con la vez de esto he considerado un deber mío reflexionarlo
Corte, e instintivamente le vino a las mientes el co- antes. Y qué clase de caletre es el tuyo que no
no sé
nocido refrán, que quien a buen á,rbol se arrima, haya sabido
comprender en mi propia respuesta la
buena sombra le cobija. sinceridad y la honradez de mi proceder.
—
que país procedéP alguno de parentesco con tu virtud¡ que acaso sea
—
De Spychow. hermaná del alma de un can.
—
De momento no
puedo recordar, porque fueron
—
Mi virtud no ladra, y tu caletre sí; y no olvides
varias las jóvenes damas que ví. que quien ladra en vida, aúlla en muerte,
—
Danusia es aún jovencita; tane muy bien el laúd —
IA.h! ..
jovencita,tane el laúd...!Si; está casa- de Glava, cuyas réplicas se parecían a golpes de
da!... Ks muy morena.. su cabello es negro como el maza, y acaso habría acabada mal para el tudesco si
ébano, Zbyszko no lo hubiese evitado a
tiempo dando la se'-
Zbyszko lanzó un suspiro. Iial de partir.
—
No,— dijo; —
Danusia es rubia, y su tez rosada,
—
Ahora recuerdo —
se apresuró a decir Sanderus,
—
La joven dama morena sigue al lado de la Prince-
para 'élP examinando los caballos, las picas, las espadas, las
De vez en cuando Zbyszko interrogaba a Sande- hachas, los las corazas¡y o1a con júbilo el
yelmos,
lusi pero éste caía en continuas contradicciones y' estrépito de los yunques en los talleres de herrería,
procuraba escabullíree efugios: ha-
con sus maíias y en los que se forjaban pesadas corazas, buenas para
bía visto desposarse una jovencita rubia, sí; pero abrumar a los gráciles caballeros de Occidente, pero
esto no quería decir que fuese precisamente Danu- no a los fuertes guerreros de Polonia.
sia. De esta suerte manteníale Sanderus en duda Zbyszko pasó una noche con un anciano hidalgo;
continua. Bartosh de Beliaw, padre de veintid6s hijos, quien
Zbyszko hábía olvidado completamente a Bogda- había empeíiado tierras para comprar un número
sus
nietz, y' pensando en lo que debía hacer, fué su pri- igual de corazas
y otros tantos yelmos y diversas
mer objetivo salir de dudas cuanto antes y presen- armas¡ y nuestro joven caballero daba gracias a
tarse en la Corte para saber la verdad de lo que Dios porque nada le faltaba de todo lo necesario para
tanto le interesaba. Al efecto procur6 detenerse lo 'la guerra. Su armadura llamabá la atención de to-
menos posible en el camino, sólo el tiempo preciso dos; crefanle hijo de algún jefe de alta graduaci6n;
para tomar algún descanso. Veíasele cada vez má,s y cuando le oían afirmar que era muy posible pro.
triste y taciturno.Siempre había amado a Danusia; otra igual descargando buen
curarse un
golpe de
y si eu Bogdanietz y en Zgogelitz el trato frecuente clava o un fuerte hachazo en la cabeza de un tudes.
con
Elena¡ cuya bondad y belleza admiraba, le ce f sus
oyentes sentían hervir su sangre y ardían en
habían hecho olvidar algún tanto a la hija de Ju- deseos de combatir.
rand, ahora se lc representaba continuamente su En la IKasovia eran más raras las voces de guerrá,
imagen, y su recuerdo no )e abandonaba un momen-
y en Varsovia todo estaba tranquilo. La Corte se
to: soíiábala con el laúd
en la
mano, y ceíiída su encontraba en Tzechanow, que el príncipe Janusz
frente con lade rosas;... veíala extender
corona estaba reconstruyendo porque de la antigua ciudad
hacia él sus manos, y oía la voz bronca y pausada de casi no quedaba en pie má,s
que el Castillo.
Jurand repitiéndole de lejos < no! ¡no!~ Al fi se En la fortaleza de Varsovia fué recibido
Zbyszko
desvanecía el sueíio, y Zbyszko sentíase más triste por Jasko Socha, preceptor del hijo del comandante
y desconsolado que antes... Nunca había amado tan- Abragam, que había perecido en la batalla de Vors-
to a Danusía como ahora que temía haberla perdido. kla. Jasko Socha conocía a Zby'szko por haber esta-
Y gcómo podía acusarla de haber dado a otro su do juntos en Cracovia al lado de la Princesa¡y por
mano de esposa, si a ello se hubiese visto obligada esto le recibi6 cordialmente. Apenas se hubieron
contra su propio querer? Danusia era una' tierna sentado a la mesa, Zbyszko le pidi6 noticias de Da-
adolescente, y su voluntad no podía resistir, oponer- nusia, y concretamente le preguntó si sabía que
se a la de un padre severo y de férrea voluntad. también ella¡ como otras damas de la Princesa) se
Pensando en esto, Zbyszko se irritaba contra Jurand había desposado. Pero Socha no pudo enterarle¡
y contra la misma Princesa, y nutría un odio tan porque el Príncipe y la Princesa desde los comienzos
profundo contra el marido de Danusia, que sus ojos del otoíio'residían en el Castil'.o de Tzechanow. Ha.
fulguraban siniestramente dejando a sus hombres bía¡sí, oído decir que se habían celebrado muchas
at6nitos y confusos. fiestas y que buen número de nobles doncellas ha-
Consolábale un poco la esperanzá en una guerra bían contraído matrimonio antes de Navidad¡ según
pr6xima, creyendo que el fragor de las armas ¡los costumbre¡pero ignoraba sus nombres.
la seguridad y agilidad de dicho animal. La instrucci6n baco; en cambio abusan del opio, que causa lamentables
es más apreciada que en ninguna parte del mundo; los efectos. Lo mascan como breva, hacen bebidas con él o
niños que aspiran a cargo elevado se empeñan en al- lo fuman hasta embriagarse.
canzar el grado de instrucci6n necesaria, pues estas
tros se les hace responsables hasta cierto punto, de las Su alimento principal es el arroz cocido en agua. En
faltas'cometidas por los niños, porque dicen, no sin cier- elsur de China lo cuecen en gran cantidad; y para cáda
to asomo de raz6n, que si hubiesen sido los pupilos más comida lo recalientan echándole encima agua hirviente.
correctamente educados no habrian incurrido en tales Por no encender fuego y por lo tanto por no consumir
volar cometas;(los[hombres también se entretienen en mavera se cierran. Muchos afirman que los pobres se
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por saber c6mo serán sepultados. No se alejan de su El papá.— (Nada más? tNo tienes algo más
que aña.
pais sino con la certidumbre de que sus restos serán dir? Entonces voy terminar la lec'.ura de ese articulo.
a
traidos, después desu muerte, a la tierra natal,
y mu- (Alegres, moninas, entran bulliciosamente las tres hi-
chos compran su ataud años antes de morir. Un regalo jas únicas Marisa, Marilia y Marida. Más que parecidas
de gran aprecio para el dia de año nuevo es un ataúd
soniguales. Iguales de estatura, de color, de aspecto.
rico y preciosamente adornado. Este aguinaldo queda Visten igual, llevan igual sombrero y cuando se han
qui-
expuesto en el salón y se enseña con orgullo a los ve- tado éste aparecen con idéntico
peinado).
cinos y visitantes. ¡Cuántas tonterlas no evitar!amos si Marisa. Buenas tardes, papá.
—
currido la mitad delperiodo de duelo, se añade una cin- (Abrazos, besos, expansiones, confusi6n).
ta azul; pasado este tiempo se ofrece un
banquete sun- Marisa. !Qué apetito!
—
blancas, al paso que las ordinarias son de color rojo Marida.— !Qué sueño!
bastante subido. El papá.— !Basta! iBasta, hijitas! Estoy leyendo,.ca-
ramba.
Otras costumbres curiosas Marilia.— Cuando lees, papá;-lo haces con- tanta so-
lemnidad que podria creerse que eres siempre el autor
Para saludar, en vez de quitarse el sombrero, los chi- de lo que lees.
nos sequitan el zapato y sacuden su propia mano en Marida.—,Es verdad.
vez de apretar ladel amigo. El dejar crecer las uñas Marisa.— Y por eso, papaito, te proclamamos el más
indefinidamente es señál de alta educaci6n y una prue- grande autor de todas las edades.
ba de que uno no emplea las manos en
trabajos mate'- Marida.— tQué tienes, mamá?
rlalés. Ciertas señoras resguardan las uñas en estuches Mar!l!a,-? Has llorado?
de plata.,Cuéntase que un rico comerciante de Cant6n Marisa (al papá).— Apuesto que tú tienes la culpa.
podia rascarse el cogote con las uñas, teniendo des. Marilia (sentenciosamente). Cuando una mujer llora,
—
!Pero, Juan!
El papá.— Todas iguales. Y ahora callad un poco y
chinas, que no sois otra cosa!
La mamá. ¡Juan! dejadme terminar este artículo. (Toma el diario; pero el
Marilia.— ILa culpa es tuya, papá! silencio es de corta duraci6n).
El papá.— !Como de costumbre! Marilia.— Mamá, ?quieres oir el final de mi Poema
Oigámoslo.
la que hablase por todas. Marilia (declamando enfáticamente):
Marilia.— Es una tonteria no decirlo. Y la línea de cipreses, murmurando,
lo dices? Irasta el suelo se inclinó...
Marisa. —
Marilia. —
con el caracter que tenéis, los pleitos no tendrian asesinado. Y luego dirán que el arte es la expresi6n tá-
que
cita de un recogimiento del alma. !EI arte es una confu-
fin.
Msrisa.— Pero, si6nl !El arte es una baraúnda! lEI arte es un fastidio!
perdona...
El papá.— !Chit6n! Paréceme oiros: «Yo soy la mayor (Abandona elsal6n).
Marida. Papá no siente el arte.
y quiero...», o «Yo soy la menor y tengo derecho...», o
—
bien «Yo soy la mediana y represento parte del derecho Marilia.Y tú tampoco lo sientes, mamá.
de la mayor y parte del de la menor», o «Porque es la La mamá.— Es cierto, no lo sentimos porque nos ha-
mayor todos la complacen» o «ninguno piensa en mi por- béis vuelto sordos. (También se va).
cho a las tres iguales, a las tres de la misma edad, a las cina hasta dar náuseas.
tres moninas, inteligentes e insoportables. No contraria- Marida.— ?Acaso sabéis vosotras el efecto que me
ré,la Voluntad de la Providencia.? Habéis entendido? To- producen vuestros versos y vuestra música?
las tres el mismo dia. NICOMEDRS RODIA.
das iguales. Nacisteis
'ztraolero (Europa)
~bao wDXIZ A.MTA.DO t América y demée paieea ee ia Unión Postai, . ~ 50
)a a a a a a a a a s a a a a s 0 4 a a > a a a a a a a a a s w a a a I a a a a a a a a a k a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a pq a a sl
e'
Concurso literario de 1919 Avisos a los señores concursantes alguno de ellos no fuese inédito o re-
sultara plagio o traducción, perderá el
Los autores laureados manden su
Los que subscriben, designados por derecho a la recompensa adjudicéda.
retra(o si quieren que ácompeñe al tra.
la Dirección de la lliIStraeíón católi- Los trabajos escritos en castellano,
bajo premiado cuando lo publiquemos,
ca LA HoRMIGA:, oe Oeo para consti ~
A los autores laureados con mención prosa y sin firma, de carácter propio
en
Asi, pues. con la cabeza muy alta, hopo, y hasta la vieja guitarra, colgada
dos sobre la victoria efímera de los el justo puede decir a los opresores: de una escarpia en la cocina sacudien-
opresores y un anticipo o degustación <Con qué disfrutáis de vuestro triun. do el polvo se- remozaba. Pero había
en esta vida de la Justicia definitiva. fo? tOs gozáis en la actual impotencia alguien que a todos ganaba,en júbilo y
Y continúa.la lucha, porque siempre de vuestras víctimas? gOs complacéis esa «alguien» era Vicenta, la buena
habrá lustos .que sufrirán bajo la per- en la satisfacción. de vuestras concu- moza, la moza
garrida de'frescas'meji-
versidad de los malos. píscencíasP tOs alegráis con vuestra llas y endrinos ojos, digna de emparen-
Difamadores y difamados. victorias Pues, ¡ay de vosotros! si la tar con aquel mocet6n de férreo cuerpo
Escandalosos y escandalizados. muerte os sorprende para convertir ese y de sentimientos tiernos.
'-'Perseguidores y perseguidos. gesto dé vuestra alegría en horrible y
.
-"Y la iniquidad de los malos acrisolá- eterna mueca de desesperación. rian todos; excepteenos: tenía uh ene-
rá la fe de los buenos, aquilatará su El triunfo del soberbio es temporal, migo, un rival en amor que es la pasión
virtud y aumentará sus méritos. efimero, accidental. que más enlazay que divide más: era
'- Es doctrina de Cristo. El del humilde es eterno y defini- Miguel, muchacho bizco y desmirriado,
Y aquí acude á nuestra mente Ia rara tivo. el cual miraba a Vicenta con voluptuo-
manera de discurrir de algunos te6ri- Sabemos a.qué atenemos y la elec- sos instintos v odiaba a Juanón como
cos creyentes y prácticos mundanos ci6n no es dudosa. o'iarian las viboras si tal pasi6n alber-
de los que no queriendo acomodarse a Vayamos a la victoria definitiva. gasen. La moza lorechazaba indignada,
la Ley, la interpretan como más les su noviocesaba.de decirle:
no
SEBASTJÁN J. CARNER. y
conviene para ajustarla a su capricho. —
bastante desgracia tiene.
Déjalo;
La conciencia les hurga, pero recor- Si, pero es muy desvergonzadc; el
—
dando, verbigracia, que, como dijo el Dientes cariados, los .evita el Li- bofetón del miércoles lo ha olvidado
Señor, habrá siempre escándalos; ellos, cor del Polo, y fortifica las encías. demasiado pronto.
si con sus excesos no se creen instru- Pues que no se ponga ante mí,
Representante en la Rep. Argentina: P. —
meritos de la Providencia, esperan que Carlos P rayones, Victoria, 91 3, B. Aires porque no le arriendo la ganancia.
cuando menos, como cooperadores del
Plan divino, han de ser indultados con -I I
indulgencia plenaria. La Fuente de la Loca La noche estaba ideal, digna del mes
Cooperadores del Plan divino es to K.ema: Tradiciones y Leyendas reinante que era Agosto; las estrellas
da la Creación con todas sus criaturas, titilaban nerviosas, asustadas por la
conscientes o inconscientes, desde los En la presa del Arquillo en donde Luna que por el horizonte bogaba;
Angeles buenos hasta los rebeldes. Y tiene su cuna el regadío, beneficiante mientras que esta, para mejor sorpren-.
es bien sabido que para los rebeldes asiduo de la campiña, y en el lugar mis- derlas, ocultábase astuta tras algunos
no hay indulto posible. mo en que el Arga se déja sangrar fi- jirones de nimbos, en el ambiente se
Siempre habrá escándalos, es ver- lantrópico en'holocausto benéfico de mascaba el sosiego; la tierra, cual la-
dad, asi lo dijo el divino Maestro, pero Peralta.y Falces (1), existen flaquean- briego fatigado por la brega, dormía
no olvideis que añadi6: ¡Ay de aque- tes ruinas, cuyas gnetas, como alien- silenciosa. CamIno de la fuente iban
llos de quienes proviene el escándalo! to vital, arrojan punzantes zarzas re- nuestros enamorados en casto charlo-
Entendámoslo bien: camadas de incitantes moras; antaño teo,llevando Vicénta el arcilloso cánta-
¡Ay de los eseandalososi enclav6se allá, bullanguera la venta de ro pendiente de su rechoncha .mano;
Y de los difamadores. las Arcas albergando hospitalaria a sentados cabe la alegre fontana habl6
Y de los opresores. docenas de viajeros, que en aquellos el novio.
Y de los perseguidores. buenos años llenaban sus largas y ver- Mis negocios marchan bien; si el
—
Y... gqueréis conjeturar la gravedad dosas bolsas con las áureas peluconas rumbo no se toree pronto te llamaré
de una amenaza tan categórica? Pues que sus negocios les producia; noches mía; antes de asegurar mi porvenir no
fijaos en que la fulminó nada menos hubo de feriosos días que pernoctó quiero dar ese paso; me moriría de pe-
que aquel mansísimo Cordero todo sua- medio centenar, atraidos por la afabili- na si por casate con mt átvtds que pa-
vidad y ternura que desde el patibulo sar nesecidades; deseo tenete como a
de la Cruz a que le conden6 la malicia (1) Vñlss de Navarra. una reina y pa iso sueño en arreglar
de puedas
un huerto donde al calor de tus ne tañeaba neurasténico Héspero, y en —
Caballero, no resista usted a la
el pincel crepus- de su Padre celestial, y la otra
gros ojos secrfen las frutas más axqui languideces silentes,
voz
sitas y dulces, casi tanto como esas cular vestia de penumbras el paisaje, madre se lo agradecerá.
miradas de azúcar que en ocasiones cuando yo, para tornar a mis lares, me
—
?Y mi encargo? Ie preguntó ia
—
nos que antes:quizá algunamoza ga- Un obsequio bien remunerado dama provinciana en tono de recon-
rrida me va robando tu cariño. vención apenas llegó el joven.
—
queja
contra mi? nes. Entre éstas era la señora de B... El hecho es histórico, tal como lo ha
Dila pronto para que sufras.
no amiga de su familia y tan ilustre como contado el señor cura de la iglesia en
Denguna, hombre; no te pongas
—
piadosa. cuestión.
serio; es que las mujeres gozamos
—
sica del cielo.?No os pasa igual a vos- qué es lo que tiene que mandar para
otros? Paris... Amado Nervo, el poeta americano,
Juanón iba a responder; no pudo, -Nada... es decir... una niñeria. fué para la Prensa sectaria un gran
lanzó un grito espeluznante; otro cual =Dicen que en las cosas menudas genio, un vate escfarecido, en cuyo
de leona a quien roban sus cachorros, se conoce,:más el afecto. honor se tributaron los mayores elo-
le hizo eco; y al poco rato", tras de re. Si no ha de servirle de molestia
—
de un Vellido, que en las convulsiones ré. Que rece usted por mf un avema- cipulo de su sectarismo, lo abandon6
postreras trataba en vano de arrancar- ria a la Virgen de las Victorias en su al morir por haber muerto cristiana-
se un puñal que habia momentos antes iglesia. mente, y su silencio de conjura rode6
quitado la vida a un coloso.
—
helante y ech6a correr a campo tra. —,IYa se ve! IComo usted vive ocu- Nosotros hemos de recoger el epi-
viesa. Diana ocultóse espantada:la padisimo en cosas tan trascendenta- sodio más grande de la vida de Amado
sangre de Miguel fué deslizándose has- les! Nervo, el episodio de su muerte, para
ta juntarse a la de Juan6n, cual si la El caballero, que estaba alejado de que sirva de ejemplo nobilisimo.
sangre malvada implorase el perd6n de la Iglesia, prometió hacerlo bajo pala- El doctor Juan Zorrilla San Martin,
la inocente sangre. bra de honor. Fué a la gran ciudad y uno de los más afamados de Montevi-
Una noche apareci6 Vicenta con ca- permaneci6 mucho tiempo sin cumplir deo, relata asi la muerte del poeta:
bello hirsuto y extraviado mirar llevan- el encargo. Recordábalo, sin embargo, ~Cuando Nervo vino a Montevideo,
do en la diestra una szadilla. cada vez que escribia a su familia, tocóme el honor de presentarlo ante la
—
No llores dijo pobre fuente la avergonzándose de no poder emplear
— —
sociedad de mi pais en "un discurso cri ~
muerte de mi novio;para llorarla son su- la consabida fórmula de «mis respetos tico de su personalidad y de sus escri-
ficientesmis lágrimas dijo.— Ycegan- ala señora de tal, y que ya tuve el
—
lo cerraron, cubiertos ahora de cim- estaba acostumbrado a semejantes es. dolor le repliqué se le puede santi
~
— —
breantes juncos y malvas humildosas. pectáculos, y que pasaba cabalmente ficar y convertir en una fuente de con-
usted diciendo, me dice Nervo;.?y c6- blado en la forma que Jesíís no puede la, victima de todas las tiranfas, escla-
mo logró ese santo entrar en-el cielo? de escuchar.> ayer, esclavo
menos vo hoy y esclavo siení-
Del modo más sencillo contesto.
—
—
'No importa agrega Zorrilla,— instante del lecho del poeta, ha dicho:
'
todo se lo arreglará el representante «Nervo tuvo una muerte admirable.La ñán, la melena revuelta, los ojos sa-
de Cristo. muerte de un santo, de un iluminado. liéndosele de las 6rbitas, pálido, sudo-
—
Bueno—
dice con decisión Nervo, La dulzura y la delicadeza de su alma. roso, descompuesto, inspiraba a veces
—
llame cuando quiera usted al con- no se empañaron nunca durante la en- miedo y-a veces risa. lla rre u>o lu-
fesor. fermedad.» aiónl
Y Zorrilla de San Martfn sale presu- El insigne poeta ha muerto como Por espacio de cinco años, del ochen-
roso del hotel, toma un carruaje y se Rubén Dario y como tantos otros hom- ta al ochenta y cuatro (ambos inclusi.
dirige al Seminario, donde encuentra bres ilustres; pero, como ellos, ha sido ve), la voz de Pérez. sonó amenazado-
al P. Benftez, distinguido jesuí!a co- vfctima de líj conspiración del silencio. ra y elocuente en circulos
y en cafés,
rrentino. Vuelven al hotel, y entretantó Por esto hay que decirlo. bien alto. en la taberna y en la calle, anunciando
habian llegado varios amigos,- entre Amado Nervo ha muerto confesado: el triunfo del pueblo, «o sea la procla-
ellos algunos de ideas liberales muy y no'podfa ser de otra manera. mación de :la república.»
arraigadas,. quienes comenzaron a po- :.'Pocos días después de la muerTe de
toda clase de dificultades para que
"Corren óleütes.'de Fronda...
ner Amado Nervo se reunfa en Buenos
no se confesara.. Aires el gran Congreso de kos católi- «La~inión comienza a despertar de
..
uno de sus primeros actos rendir un pos va a.sonar la hora de las grandes
impresionar dice el doctor.
—
dica el P. Benitez, y ya se disponían a hermosfsima, en la que se dice: Inclusa lleg6 a ser enorme. La fama de
salir, cuando se siente la voz del en- «Alma buena por naturaleza, espfritu Pérez llenaba toda la calle de Embaja-
fermo,rogando que entrase el Padre. elevado y culto, supo unir la dignidad áores y adyacentes.
Ya lo ven ustedes —
manifiesta personal con la sencillez y prodigar la éOyá usted anoche a Mi r abeauP
—
?Qué Mirabeau?
Amado Nervc que pide el sacerdote. apocamiento y debííidades. —
iNi Castelar!.
ci6n, confesándose Nervo con toda'cal- cia de lo que exige el deber y cuando —
¡Y lo que sabe!
ma y-sosiego, se ponen las condiciones personales al —
lQué pai, qué tranquilidad siento servicio de un ideal. Y ese ideal fué el , Pero la gloria de Pérez se fué 'poco
en mi alma! repetfa después el enfer- anhelo constante de Amado Nervo, que poco eclipsando. La revolución no se
—
a
mo a su gran amigo el doctor Belaun-
siempre tuvo su mirada fija*'en:,'.Ias hacía a pesar de elos vientos de Fron-
de,ministro plenipotenciario del Perú alturas, como para dilatar su pecho>en da», y el distrito de la Inclusa comen-
en Montevideo.-Hace murhos años ese ambiente de luz
y de inmortaNdad z6 a perder la fe en su orador.
que no gozaba de una suavidad tan que nos revela en casi todas las obras Además, el pobre Pérez se iba que.
grata en mi espfritu. lQué bueno es portentosas de su genio.» dando calvo; ya'no podfa, como antes,
confesarsé! agitar al aire sume!ana de león,y las
Y tal fué el bien que la confesiór> le hondas huellas que habfan dejado en
produjo, que los médicos notaron una EI gran Mirabeaít>) su rostro las viruelas iban desapare-
sensible mejoría; tan es asf que el mís- ciendo cicuta, pero progresivamente».
mo Zorrilla de San Martín dej6 de vi- Era de pequeña estatura, más bien Ya apenas si nadie se atrevía a llamar-
sitarle aquel dfa y el siguiente. Pero grueso que delgado, de cabeza ancha le Mirabeau. éQuién concibe un Mira-
Dios habfa destinado llevarse a aquella y larga, foh, una gran cabeza!,' que
—
que son los más despiertos, los más ¡Ah, Señor, si supiérais! Hacia ya
—
instruidos, los más inteligentes, se han mucho tiempo que con atronadoras vo-
Las desigualdades sociales cogido al cucharón por el mango y ces nos venian clamando a los o!dos
cabellos y luenga ba>ba, deteniéndose piel y nosotros trabajamos hasta rom- mos que nos volváis a nuestro estado
aqui y allá para hablar con los pobreci- pernos el espinazo. Ahora todos qui- primitivo. Solamente o s suplicamos
tos trabajadores e interesarse cariño. siéran emprender los estudios: pero se que prohibáis la maldad, las injusti-
samente por la condición de cada uno debe sacar la suerte un número limita- cias, ambiciohes, glotonerias, espe-
de ellos. do de individuos, entre aquellos que cialmente en aquellos que gobiernan y
Su hablar 'dulce y suave penetraba presenten mayor aptitud. También aqul tienen posesiones; y esto bastará.
los corazones. Ensalzaba al trabajo, hay descontentos y se arma cada ca- Pero ¡si tengo ya todo eso prohi-
—
considerándole como noble ejercicio morra... Hacednos al menos a todos bido en mi ley! He amenazado con se-
de las dotes y dones recibidos de Dios, iguales en inteligencia,-en instrucci6n veros castigos a quien defraude su
exhortando a soportar con.paciencia y habilidad, y entonces estaremos'qui- jornal al operario, a quien no tiene mi-
los trabajos de la vida para pasar, me- zás mejor. Estamos hartos de solda- sericordia de los infelices', hé mandado
reciéndolo, de este valle de lágrimas al dos, que tienen que vivir con poco di- repetir la parábola del rico Epulón,
prem!o de la celeste felicidad.- nero, y de oficiales, a quienes no bas- precisamente por esto; he mandádo
Algunos asentfan', otros callaban, tan ni diez pesetas diarias! predicar que es más fácil que un came-
quizás por no estai del todo convenci-
'
trucción, consuelo y fortaleza. más baios y pesados. Nos hemos visto el fin para el cual os he creado,
—
Pues entonces, sabed, Señor, que obligados á distribuIr por turno cieitas De modó, (que no hay'otro'reme-
—
contra Vos se hacen muchas murmura. cargas y ciertos trabajos, pero se cho- .dio?
ciones, porque tenéis las cosas muy mal ca con inconvenientes gravisimos. Se —
El remedio lo tenéis en mi ley, en
Más que ningunaotrapasión, el odio Uld-el.Mir mat6 a otro de la de Mo- ¡Todo lo que hay no vale nada!—
—
es una chispa que al caer en el cora- kaddem,. y éste se armó de paciencia decfa uno, cuyo acento denunciaba al
zón del moro lo enciende y loconsúme. hasta que pasados los anos pudo liqui- industrial habituado a tales espectá-
El moro que no.se venga de su enemi- dar asf la deuda de sangre. culos.— Lo he visto, y no se puede dar
un franco más de la tasación.'
go pasa por cobarde y su familia será R. Vázquaz. Yo creo dijo otro que no habrá
proscrita en la cabila transmitiendo a
-
— —
sus sucesores ese sello; por eso no muchos postores; hace un tiempo en
consienten que el enemigo quede sin 'que todos gustan quedarse en casa..
castigo en esta vida, castigo que una La marmita -~Por cuánto se ha hecho el embar-
familia tiene que propinar a la enemiga go? pregunt6 un tercero.
—
por propia mano y al igual; ya se lo di- En una reducida habitación de la ca- ¡Por una miserial Doscientos cin-
ce el Corán: diente por diente. lle Saint Antoine, de Paris, vivfa hace cuenta francos; trescientos con los
Si alguna persona de una familia algún tiempo, uri pobre obrero alsacia- gastos...
mata a otra persona,de diferente fami- no, Wilhem Kraft, con su mujer Lisa, -¡Pobre diablo!
,
lla, la parte ofendida no descansa ni y su hijo. niño de cinco años,'el peque- lBah!?por qué no paga?
—
repara en medios hasta matar a otro ño Karl. Wilhem era zapatero y pasa- -Se dice que su mujer ha muerto
indfviduo de la parte' contraria, con la ba grandes apuros para poder unir, co- hace poco tiempo, y que ha queda-
particularidad de que aun cuando sea mo vulgarmente se dice, los dos ex- do solo, con un pequeñuelo de seis
necesario esperar ailos y años la deu- tremos del año. años!...
da de sangre tiene que pagarse de Lisa dedicaba a la costura, el
se Un señor de alguna edad> que se ba-
cualquier modo que sea. Tanto esta tiempo que le dejaban libre las ocupa- bia refugiado en el mismo portal, infen-'-
deuda como el derecho de cobrarlaen ciones de la casa; pero su salud era tras pasaba el aguacero, parecia escu-.
esa manera juzgan que irá pasando de tan débil que con frecuencia tenfa que- char interés la conversaci6n.,
con
padres a hijos hasta que se. presente devolver las prendas recibidas, sin ha- ¡Vamos! dijo en esto uno de los
—
—
brfca' luego pregunta uno: -. ficar los dias que le quedaban de vida, de los cuartitos se vefan amontonados
todos los objetos que iban a ser vendi-
?A donde vas? prodigándola sus cuidados y redoblan-
—
Hoy no vas tú a Mélfffa porque yo Por fin el momento fatal llegó: era gundo, no queriendo ser testigo de la
no quiero. una noche del mes de Noviembre. El venta de todas aquellas cosas que él
costa
Y sin más preámbulos saca una pis- tiempo estaba brumoso y ráfagas he- habia adquirido en otro tiempo, a
tola y ledispara cuatro tiros, que hi- ladas arrojaban contra los vidrios de de trabajo y de privaciones sin cuen-
cieron blanco tres en ei pecho y uno en las ventanas las hojas amarillas de un to. Karl iba y venfa de uno a otro
una' mano, cayendo el moro sin vida y álamo que crecia en el patio de la casa. cuarto.
bañado en sangre; pero el asesino no Wilhem trabajaba con ardor a los pies Nada más triste que una subasta de
Al la-
estaba satisfecho, y empuñando la gu- de la cama de su mujer: gruesas gotas objetos embargados por deudas.
de deudor corrfan por su frente. De do de los muebles indispensables
se
mia se abalanza sobre el cuerpo muer-
to-
to y le raje el cuello, con el fin de lle. cuando en cuando levantaba los ojos ven allf las reliquias del corazón; y
varia a su cabila como trofeo, lo que hacia la moribunda, y al ver sus meji- do se ha tasado, de la misma manera,
no pudo realizar por intervenir con ra- llas sonrosadas y su mirada tranquila, todo es disputado con el mismo encar
pidez la policfe, la que aprision6 al sentia renacer en su coraz6n la espe- nizamiento s6rdido, o se ve desprecia-
criminal que con airedetriunfoy lleno ranza, y se decfa que Dios tendria do brutalmente...
de satisfacción les decfa: compasión de él, y le conservarfa su En un rincón habfa un gran armario
c6moda con ta-
A mf me prendéis, pero yo hé sa- querida compañera. El pequeño Karl de nogal, al lado una
—
cedo del medio a ún granuja. dormfa en un rinc6n. blero de piedra, y sobre ella, tazas y
Con la rapidez del relámpago se ex- Pero hacia media noche la enferma platos, cubiertos de metal desparea-
lana con
tendi6 por toda la zona ocupada la no- empeor6 repentinamente, y a la meña- dos, una palmatoria de porc
ticia de que el kaid Mohamed Uld el- na siguiente después de recibir losSa- filetes doradosquna sopera y algunas
cramentos con un fervor admirable, ha- escudillas de barro. En los cajones
en-
Mir habfa sido asesinado por el kaid
Mokaddem Ufd.el-Guyfl. bia muerto. treabiertos se vefa algo de ropa blan-
El kaid Uld el-Mir era un moro de Muerta Lisa, Wilhem trató de aho- ca: muy poca, porque la mayor parte
o empeñada. Por el
espfritu guerrero Cuando los españo- gar su dolor con el trabajo; pero el habfa sido vendida
de
les tomaronBeni-Bu-Yahi, se presentó trabajo faltaba con frecuencia, y en- suelo estaban esparcidos los útiles
al dfa siguiente para ofrecer a España tonces el desaliento se apoderaba de cocina.
sus respetos y la sumisión de todos los él. Con la falta de trabajo vino la es- La subasta empez6. La mayor parte
casez. Poco a poco, todas las prendas de los objetos de poco valor
hablan si-
suyos, ayudando desde entonces a
nuestra obra de pacificación. Su padre de Lisa, 'que él guardaba 'como reli- do reunidos en lotes. Se comenzó por
fué kaid de UldFetona por los tiempos quias, fueron a pararal Monte de Pie- la bateria de cocina, que fué adjudica-
!Señor! —
gCuál?
viéndose hacia Karl es —
Hay dos,
y como Presidente del Sindicato Cen- -El abogado.
abrazó al pobre niño, que le sonreia en tral de Aregón de Asociaciones Agrf-
medio de sus lágrimas. colas Católicas procura irrfiltrar su es-
—
Hay tres,
La~ubasta continu6, pero después
—
Hay
dos.
El que ejerce.
manera, al despojo del pobre obrero.
—
cordial enhorebuéna,
De repente- la puerta del cuarto in-
—
Hay tres.
En el Prólogo el Sr. Baselga, actual -El mejor,
mediato se abrió, y Wilhem, a quien Presidente de la Cámara de Comercio
Karl habia corrido a enseñar triunfan-
—
Servidor de usted.
de Zaragoza, a vueltas de presentar al
te su marmita, se presentó en la estan.
libro y al autor, trata de puntos intere.
cia, y entreg6 al encargado de la venta
santes de crédito egrfcola, con el esti-
'
contentarse con expresar, arrasados benditas dnimas del Purgatorio, Sf; aquf llevamos una vida de
—
los ojos por el llanto, su reconacimien. compuesto por D. Angel Manso, Ca. perros.
to al prendera que le habfa devuelto la- n6nigo de la Santa Iglesia Catedral
—
pDe perros?
marmite... de Santo Domingo de la Celzaday
—
Secclórt bib!!ográfictt acompañada de su prop6sito práctico no s6lo la alcanzará, sino que la deja.
correspondiente, y de varias preces, rá atrás.
Todas las obras en venta anunciadas en c.sta excelentes todas, algunas sacadas de
seccidn, pueden pedirse a esta casa la liturgia católica, otras, como el san- No puedo ir a misa,
to Rosario, de la práctica cotidiana de
Apuntes sociales y agrarios de un muchisimas familias cristianas. porque estoy cojo.
propagandispa aragonés. por José Me voy a la taberna
Maria Azara, agricultor. licenciado StrVERINO, poquito a poco,