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UNIVERSIDAD METROPOLITANA
DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Depto. de Castellano.

Profesor- Orlando Vidal L.

ROMANTICISMO

Aspectos generales:

Sometidas a las rigurosas exigencias del preceptismo, las artes ya no podían con la línea
mesurada y sujetas a la preponderancia que le imponía el neoclasicismo a los aspectos relacionados
con la expresión de contenido propio del racionalismo; por tanto irrumpen con un movimiento
revolucionario de extensión continental, eco de las terribles conmociones producidas por el hombre
europeo al filo del siglo XIX (fines del S. XVIII). Pues bien, a este movimiento se la ha llamado
ROMANTICISMO. Término que no debemos restringir sólo a una manifestación de tipo literario,
sino que es una actitud vital que alcanza a todas las manifestaciones de la vida humana, incluyendo el
pensamiento filosófico.

Se ha visto en el romanticismo una constante en la historia de la humanidad. Así, a determinados


periodos clásicos en que la razón y el orden alcanzan primacía, sucedían etapas caracterizadas como
movimientos de ruptura y contorsión en-que prevalece el sentimiento o la pasión, la intuición. La
postura serena del clásico sería dada periódicamente por el dinamismo romántico, el cual, a su vez,
cedería su lugar a una nueva actitud vital de mesura y paz: romántico y gótico, renacimiento y
barroco, neoclasicismo y romanticismo; serían respectivamente las principales expresiones modernas
de las posiciones clásica y romántica.

ANTECEDENTES:
La gran particularidad que presenta el siglo XVIII son sus grandes conmociones espirituales
contradictorias propias de la inquisición profunda de la realidad que hace el hombre europeo,
inquisición que abre un período de crisis que se resolverá en una vacilación entre racionalismo e
idealismo; así, también, sus propósitos artísticos están dominados por dos corrientes contrarias, "Y tan pronto se
acercan a una concepción severamente clasicista como a otra desenfrenadamente pictórica".
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De la misma manera, el racionalismo preponderante de la época es un fenómeno difícilmente definible y


"sociológicamente equívoco", puesto que está sostenido alternativamente por estratos sociales unas veces
cortesanos y aristocráticos, y otras por grupos burgueses emergentes, y termina desarrollando un estilo artístico
representativo de la burguesía revolucionaria.

"El hecho que la pintura de David (Jacques Louis David) se convierta en el arte oficial de la revolución"
sólo puede parecer extraño e, incluso, inexplicable si se tiene una idea demasiado estrecha del concepto de
clasicismo, reduciéndolo sólo a ser la visión artística de las clases superiores de mentalidad
conservadora. El arte clasicista tiende al conservadurismo y es muy apropiado para la representación de
ideologías autoritarias, pero el sentido de la vida de la aristocracia encuentra en sí una expresión más inmediata
en el barroco sensualista y exuberante que en el sobrio y seco clasicismo. La burguesía de mentalidad
racionalista, disciplinada y moderada, prefiere, por el contrario, las formas artísticas sencillas, claras y sin
complicaciones del clasicismo, y se siente tan escasamente atraída por la confusa e informe imitación de la
naturaleza como por el petulante arte imaginativo de la aristocracia. Su naturalismo se mueve dentro de límites
relativamente estrechos y habitualmente se restringe al retrato racionalista de la realidad, es decir, de una
realidad sin contradicciones internas. Naturalidad y disciplina formal significan en él casi lo mismo. Sólo en el
clasicismo de la aristocracia se convierten los principios de orden de arte burgués en una conformación
estricta o rígidas normas, su aspiración a la simplicidad y a la economía, en coerción y subordinación, y su sana
lógica, en un indiferente intelectualismo. En el clasicismo griego o en el del Giotto, la fidelidad de la
naturaleza no es entendida nunca como incompatible con la concentración formal; sólo en el arte de la
aristocracia cortesana la forma se impone a expensas de la naturalidad, y sólo en él se le concibe como una
limitación y una barrera.

La oposición del romanticismo a la ilustración y a la revolución es la primera en alumbrar el principio del


arte "puro" e "inútil", y cuando las clases dominantes temen perder su influencia sobre el arte es cuando aparece
la exigencia de la pasividad artística. La auténtica creación estilística de la revolución no es el clasicismo sino el
romanticismo; es decir, no el arte que practicó sino el arte al que le preparó el camino.

También el romanticismo, al que la revolución preparó el camino, se apoya en un movimiento similar


anterior, pero el pre-romanticismo y el romanticismo propiamente dicho no tienen entre sí tanto en común
como las otras dos formas del moderno clasicismo. No constituyen de modo alguno un movimiento
unitario que simplemente fuera interrumpido en su desarrollo. El pre-romanticismo sufre a manos de la
revolución su derrota decisiva y definitiva.

El romanticismo post-revolucionario refleja un sentido nuevo del mundo y de la vida y hace madurar
sobre todo una nueva interpretación de la idea de libertad artística. Esta capacidad, libertad, no es ya un
privilegio del genio, sino un derecho innato de todo artista y de todo individuo con capacidad.

"El pre-romanticismo autorizaba sólo el genio a apartarse de las reglas; el romanticismo niega el valor de toda
regla artística objetiva. Toda expresión individual es única e insustituible, y tiene sus propias leyes y su propia
tabla de valores en sí; esta visión es la gran conquista de la revolución para el arte".

"El movimiento romántico se convierte ahora, por primera vez, en una lucha por la libertad que no se dirige
contra las academias, las iglesias, las cortes, los mecenas, los aficionados, los críticos o los maestros, sino contra el
mismo principio de tradición, de autoridad y contra toda regla". Todo el arte moderno es hasta cierto punto el
resultado de esta romántica lucha por la libertad.

El arte moderno es la expresión del hombre solitario, del individuo, que se siente diferente, trágica o
dichosamente diferente de sus compañeros. "La revolución y el romanticismo significan el fin de una época
cultural en la que el artista apelaba todavía a una sociedad, a un grupo más o menos numeroso, pero
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homogéneo, a un público cuya autoridad en principio reconocía de manera incondicional". El arte deja de
ser arte social regido por criterios objetivos y convencionales, y se convierte en un arte de expresión propia,
creador de sus propios criterios de acuerdo con los cuales quiere ser juzgado; en una palabra, se convierte en
un medio por el que el individuo particular habla a individuos particulares.

El Romanticismo Alemán y el Europeo Occidental

El liberalismo del siglo XIX identificaba el romanticismo con la Restauración y la Reacción. Es


posible que esta relación se haya dado especialmente dentro de Alemania, pero esto conduce a una falsa
concepción de la historia. Esto se corrige cuando se hace una fehaciente distinción entre estos dos tipos
de romanticismos, es decir, cuando separamos el romanticismo alemán del europeo occidental. Y se
comenzó a hacer derivar el uno de tendencias reaccionarias y el otro de corrientes progresistas.

Lo anterior es también una peligrosa simplificación de los hechos, pues, desde este punto de vista
político ninguna de las dos formas fue clara ni consecuente. Finalmente se establece una distinción de acuerdo
a la situación real, así, reconocemos una etapa o fase primera y otra posterior, tanto en el romanticismo alemán
como en el inglés o francés.
De este modo podemos hablar de un romanticismo de primera y otro de segunda generación. Pero esta
primera clasificación sólo es válida inicialmente, puesto que la evolución siguió caminos distintos entre
Alemania y el resto de Europa; así: Romanticismo Alemán proviene de una actitud originariamente
revolucionaria que evoluciona a una posición reaccionaria. El europeo proviene de una posición
conservadora y monárquica y deriva en una actitud liberal.

"El Romanticismo fue no sólo un movimiento general a toda Europa, que abarcó una nación tras otra y creó
un lenguaje literario universal, el cual era al fin tan comprensible en Rusia y Polonia como en Inglaterra y
Francia, sino que acreditó ser al mismo tiempo una de aquellas tendencias que, como el naturalismo del gótico o
el clasicismo del renacimiento, ha continuado siendo un factor permanente en el desarrollo del arte".

Efectivamente, no hay producto del arte moderno, no hay impulso emocional, no hay impresión o disposición
de ánimo del hombre moderno que no deba su sutileza y variedad a la sensibilidad nerviosa que tiene su
origen en el romanticismo. Toda exuberancia, la anarquía y la violencia de! arte moderno, su lirismo ebrio y
balbuceante, su exhibicionismo desenfrenado y desconsiderado proceden del romanticismo.

Ninguna generación tuvo tan agudamente el sentimiento de ser heredera y descendiente de períodos
anteriores, ni poseyó un deseo tan definido de repetir simplemente un tiempo pasado, una cultura perdida y
despertarlos a una nueva vida. El romanticismo buscaba constantemente recuerdos y analogías en la historia,
y encontraba su inspiración más alta en ideales que él creía ver realizados en el pasado, recuerda el tiempo
antiguo y pasado como una pre-existencia. Es innegable que la experiencia romántica de la historia expresa un
miedo morboso al presente y un intento de "fuga" al pasado. Pero nunca una psicosis ha sido tan fructífera.
A ella debe el romanticismo su sensibilidad histórica, su clarividencia y su agudeza para todo, por
muy lejanamente emparentado que estuviera, o por difícil de interpretar que fuera. Sin esta hiperestesia
difícilmente hubiera conseguido restaurar las grandes continuidades históricas de la cultura, delimitar la
cultura moderna frente a la clásica, reconocer esa herencia sólo es posible gracias a la concepción que de la
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historia aporta el romanticismo.

La idea que nosotros y nuestra cultura estamos en un eterno fluir y bajo una lucha interminable, la
idea que nosotros, y nuestra vida espiritual, es un proceso y tiene un carácter vital transitorio, es un
descubrimiento del Romanticismo y representa su contribución más importante a la filosofía del
presente.

El Romanticismo era la ideología de la nueva sociedad y expresaba la concepción del mundo de una
generación que no creía ya en ningún valor absoluto, que no quería creer ya en ningún valor sin acordarse de su
relatividad y de su determinación histórica. La mayoría de los hombres románticos se vieron condenados a carecer
en absoluto de influencia y se sintieron completamente superfluos. Se refugiaron en el pasado que convirtieron
en el lugar en donde se cumplían sus deseos y todo sus sueños, y excluyeron de él toda tensión entre idea y
realidad, yo y mi mundo, individuo y sociedad.
El romanticismo tiene sus raíces en el tormento del mundo y así se encontrará un pueblo tanto más romántico y
elegíaco cuanto más aciagas sean sus condiciones. El sentimiento de la carencia de patria y de la soledad se
convierte en la experiencia definitiva de la nueva generación, toda su concepción del mundo era
dependiente de ello y siguió siéndolo. Este sentimiento asumió innumerables formas y encontró presión en
una serie de intentos de fuga de los que el volverse al pasado fue sólo el más característico.

La fuga a la utopía y los cuentos, a lo inconsciente y a lo fantástico, a lo lúgubre y a lo secreto, a la niñez y a la


naturaleza, al sueño y a la locura, eran meras formas encubiertas y más o menos sublimadas del mismo
sentimiento, del mismo anhelo de irresponsabilidad e imposibilidad, intentos de huida de aquel caos y aquella
anarquía contra los que el clasicismo de los siglos XVII y XVIII luchó tan pronto con furia y recelo como con
gracia y agudeza, pero siempre con la misma decisión.

El romanticismo, por el contrario, no reconocía ningún vínculo externo, era incapaz de obligarse a sí mismo, y
se sentía expuesto e indefenso a la prepotente realidad; de aquí su desprecio y su edificación simultánea
de la realidad. La violentaba o se entregaba a ella ciegamente y sin resistencia, pero nunca se sentía igual a
ella. Se postula la dignidad de lo desconocida. Al romántico no le basta con ser romántico, sino que hace
del romanticismo un propósito y un programa de vida.

De este modo, se constata que las artes en general, y la literatura en particular, no podían continuar con la Unes
mesurada y restringida impuesta por el neoclasicismo e irrumpe, desde luego, como un movimiento
revolucionario de extensión continental, consecuencia de las terribles conmociones espirituales sufridas por el
hombre europeo al filo del siglo XIX. Será este movimiento el llamado romanticismo, término que corresponde
más a una actitud vital que a mía simple denominación de escuela literaria. Es un hecho que el Romanticismo
-tomado ahora el término dentro de los límites de la época que estudiamos- surge en Europa como reacción
frente a las exageradas exigencias de los racionalistas. Éstos de tanto insistir en la imitación de los modelos y en
la subordinación de la obra de arte (contenido de la expresión) a los preceptos de la razón y del buen gusto
(expresión de contenido), habían terminado por cansar a los hombres de letras y demás artistas que desearon una
mayor libertad para su labor creadora. La palabra libertad surge como la divisa de la época, y a ella se
consagran absolutamente los nuevos valores.

Dentro de la creación literaria de la época surgen nuevos prototipos de héroes como el pirata, el bandido, el
contrabandista, el don Juan, el estudiante libertino y el científico que quiere liberarse del hastío engendrado en el
cumplimiento riguroso del deber; son personajes típicos del nuevo movimiento caracterizado por la
rebeldía e indisciplina. La libertad del hombre primitivo no puede dejar indiferente al romántico y. Así, surgen
novelas como Rene y Átala de Chateaubriand.
Se idealiza al caballero medieval, prototipo del héroe batallador y generoso, del cristiano leal dentro de su
independencia, digno y valiente hasta la audacia. El afán libertario llega hasta el extremo de constituir un
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verdadero atentado contra la razón. El romántico pondrá en su lugar el sentimiento y aún la razón. A las
normas mesuradas de lo clásico seguirán el capricho y el arbitrario de una nueva escuela, dispuesta a
arrasar con preceptos y academias. La variedad métrica, la tragicomedia, la mezcla de prosa y versos en una
misma obra, la ruptura de las viejas unidades de espacio, tiempo y acción, la liberación del didactismo m la
creación artística, el brusco contraste entre el tono delicado o íntimo y la estridencia o el patetismo de un arranque
patriótico, la combinación de diversos géneros literarios en una composición determinada., son las principales
expresiones formales de este deseo incontenible de libertad.

Un subjetivismo sentimental daría amplia acogida a los diarios personales y a las confecciones íntimas,
como puede verse en Confesiones de un Hijo del Siglo, de Alfredo Musset; la manía del sentimiento llega a la
cúspide en el Werther, pequeña e inmortal obra de Göethe, poderoso espíritu que ha sido llamado "el último de
los grandes clásicos y el primero de los grandes románticos". La melancolía que contrasta curiosamente con el
entusiasmo también propio de la nueva escuela, tiene un claro antecedente en Juan Jacobo Rosseau y se difunde
por toda Europa a través de Young y de Walter Scott, de Leopardi y de Alfredo de Vigny. Es el mal del siglo,
lloroso y depresivo estado de ánimo que nace de la incomprensión en que el autor cree vivir.

Relacionado con esta actitud depresiva está el interés romántico por las ruinas, por las tumbas, por lo lúgubre y
sombrío, por la noche y por la muerte. La imaginación se ve exacerbada por la impresión de la obscuridad,
dando lugar a fantasmas y embozado, a brujas y espíritus infernales.

Lo sobrenatural alcanza un gran desarrollo en la literatura de la época que está traspasada, en gran parte, de
espíritu cristiano. Zorrilla y Chateaubriand son representantes cabales de esta tendencia.

Se hace presente al mismo tiempo un deseo manifiesto de huir de lo actual y lo local y de remontarse,
consiguientemente, a épocas pretéritas -en particular la Edad Media- y a países lejanos. Entre éstos gustan de
preferencia los exóticos. De España, por ejemplo, interesa antes de todo Andalucía. Árabes caballerosos y
hermosas cautivas moras aparecen con cierta insistencia en Leyendas y Romances. De esta vuelta al pasado
remoto surge una revaloración de formas métricas antiguas, particularmente del romance, y de autores como
Calderón de la Barca o Shakespeare, que habían sido pospuestos por el neoclasicismo.

Con palabras muy acertadas describe el escritor costumbrista Ramón Mesonero Romanos (1803 -1882) el
advenimiento del movimiento romántico en España:

Al par que la transformación política que se verificaba por


aquellos años en nuestro país, como consecuencia natural de ella,
llegó a operarse también en la esfera literaria una verdadera
revolución. Y no podía menos de ser así. La libertad de pensamiento,
exento ya de toda traba de previa censura; el aumento de vitalidad y
de energía propias de las épocas de transformaciones políticas, de
discusión y de lucha; el vigor y el entusiasmo de una juventud ardiente y
apasionada, que entraba a figurar en un mundo agitado par las nuevas
ideas; el brillo y el esplendor con que éstas se engalanaban, brindando a
sus cultivadores un risueño porvenir; todas estas causas reunidas
produjeron en nuestra juventud una excitación febril hacia la gloria
política, literaria, artística,- hacia toda gloria, en fin, o más bien a toda
fama y popularidad. Una parte de aquella dedicada a las luchas políticas,
a seguir la marcha histórica de los sucesos, corrió decididamente a verter
su sangre generosa en los campos de batalla en defensa de sus contrarias
opiniones y teorías, o bien a ostentar su elocuente voz en la tribuna, su
bien cortada pluma en la prosa periódica, su energía y capacidad en
los altos puestos del estado. Otra más inclinada al halagüeño cultivo
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de las letras y de las artes, se reunía en sociedades numerosas,


fundada en Ateneos, Liceos, Institutos y Academias; hacía brillar en ellos
su talento y entusiasmo, y ofrecía en aquellos magníficos torneos un
público alarde de sus medios intelectuales, un espectáculo seductor,
que imprimió su fisonomía especial a aquella fecunda época de
vitalidad y energía.

En este nuevo revolucionario movimiento, Alemania e Inglaterra son importantes personajes que participan o se
identifican con éste. Sólo a partir de la revolución y del romanticismo comenzó la naturaleza del hombre y de la
sociedad a ser sentida como esencialmente evolucionista y dinámica.

El Romanticismo en Alemania

Aparece a fines del S, XVIII y como forma pre-romántica, se agrupa en tres grandes y diferenciadas
escuelas: a) Jena, b) Heidelberg y c) Stuttgart.

Características:

a) Jena: Jóvenes procedentes de la Aufklärung de Berlín, quienes sintiéndose vinculados por ideales y
tendencias literarias comunes, coincidieron en el año 1789 alrededor de los hermanos Schlegel, Tiek y
Novalis, siendo su órgano de expresión el Athenäum (1798 - 1800) Grupo de corta duración, pues Novalis
muere en 1801 y Tiek viaja a Italia.

b) La escuela de Heidelberg pertenece a esta primera época y aunque es menos importante que la de Jena, cuenta
con Arnim, Brentano, los hermanos Grimm y el pensador y "publicista" J. L. Von Göeres. También el traslado
de Arnim y Brentano a Berlín (1808), disolvía prematuramente este grupo para tomar allí contacto con
Eichendorff, Fourque y otros, y construir una nueva fase del movimiento romántico alemán.

c) El último grupo es el de la escuela de Suabia, que en esta región y en Stuttgardt (1810 - 1830), unió varios
poetas de relieve Uhland es el jefe del grupo, pero Kermer es el más romántico. La inspiración de esta
escuela es local, popular y éticamente se opone a la libertad moral que proclamaban los hermanos
Schlegel.

Sin embargo, los más destacados románticos, Heine y Hoffmann, no pertenecen a ningún grupo en particular.

Sin restar la debida importancia de dichas escuelas como impulsoras de este movimiento, lo
verdaderamente interesante en la producción literaria son las individualidades, la selección de escritores sin
la cual no podría hablarse de Romanticismo Alemán.
Sobresalen:
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* August y Friedrich Schlegel, quienes divulgan los principios del nuevo movimiento.

* Bernardo Enrique Kleist (1771 - 1811), dramaturgo y novelista del pueblo alemán,

* Schleiermacher, Filósofo

* J. L. Tiek, dramaturgo lírico

* Adalberto Schamisso, célebre por su "Pedro Schemihl', Historia del hombre que perdió su sombra

* Y Uhland, Hoffmann y J. P. Richter; también figuran como los más importantes románticos germanos.

Pero, tal vez, los más significativos son aquellos que estaban a la cabeza del movimiento, "Sturn und Drang”
a fines del S, XVIII, Con su genio acreditaron este revolucionario movimiento, de señalada tendencia popular
y nacional, Göethe y Herder.

El caso de Göethe (1749 - 1832) es particular. Los alemanes lo consideran ordinariamente como un autor
clásico, pero no puede negarse su fuerte tendencia romántica de sus obras:

Werther (1774), es una novela en la cual la intimidad sentimental se hace presente y tiene estrechas
vinculaciones con obras del romanticismo indiscutible, en definitiva, Göethe es uno de esos escritores
extraordinarios que en cada una de sus obras adopta posiciones personalísimas dentro de escuelas diversas,
de modo que no podemos o no sería posible clasificarlo en forma absoluta en una de ellas.

Göethe es considerado como "el último de los grandes clásicos y el primero de los grandes románticos, pues,
resulta romántico antes de que el romanticismo se defina.

En resumen: Muchos han sido los autores que sirven de precursores de este movimiento, al igual que las
tantas obras en las que se muestra la pugna entre el individuo y la sociedad, la generosidad, la hidalguía; en
donde se muestran, también, los valores heroicos y cristianos y muchos otros en oposición total al
movimiento anterior.
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Características Generales del Romanticismo alemán e inglés.

De acuerdo a la exposición realizada en clases se puede concluir, en términos generales, que el movimiento
romántico se manifiesta en su plenitud al mismo tiempo en Alemania e Inglaterra, presentando características
comunes:

I El amor a la naturaleza.
II El interés por la poesía popular del pasado.
HI La afición por el Romancero.
IV Las leyendas históricas medievales.
V El teatro español del Siglo de Oro.
VI El impulso dramático de Shakespeare.
VII La ideología Roussoniana.

LINEAS ESENCIALES DEL ROMANTICISMO EUROPEO

El Romanticismo así como el Renacimiento y el Barroco, no sólo es un fenómeno literario, sino que
abarca todos los aspectos culturales; pues responde a una actitud frente a la vida. Su principal rasgo es el
espíritu individualista, y se manifiesta en el ansia de libertad que clama contra cualquier traba: política,
ideológica y literaria. El Romanticismo defenderá el accionar de las creencias populares.

El hombre de la época pasa por sobre las leyes de la conducta de la tradición y las costumbres;
instaurando la pasión y el "instinto" (la intuición) como "única ley de vida".

La naturaleza libre y el impulso espontáneo por influjo de Rousseau, son exaltados, así hasta constituir el
modelo excitante que incita al abandono y al abandonarse a las más extremas emociones, desde el
entusiasmo hasta la melancolía morbosa y depresiva.

El hombre romántico siente la vida con arrastre, porque nota la presencia de un infinito irracional y misterioso
en el mundo de emociones en que se sumerge. Es por esto que su agitada existencia está impregnada por
vagos anhelos de idealistas realizaciones. Pero tras las idealizaciones viene el desengaño, choca con la
realidad en forma violenta y provoca grandes conmociones espirituales (CRISIS), o irreprimibles deseos de
miedo que conducen, a veces, al suicidio.
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Ante la creación artística el exacerbado individualismo levanta, asimismo, una protesta contra los preceptos del
arte neoclásico (consideradas ahora como trabas sin sentido) y proclama la libertad absoluta dentro del proceso
de creación artístico.

El poeta se siente "genio", dejándose guiar exclusivamente por su impulso creador y su "fantasía", sus
sentimientos y su intuición estética.

En poesía se renuevan por completo los tipos de versificación y se introduce una variada polimetría
que quiere adecuar la expresión rítmica y estrófica a las más diversas situaciones. Pero la búsqueda de
originalidad degenera muchas veces en un simple ejercicio de musicalidad o de plástica, perdiéndose la
esencia poética y la sincera expresión de un afectividad auténtica.

En el teatro se niegan las tres unidades y se confunden los géneros y las formas. Todo va dirigido hacía
la movilidad y el dinamismo, que llega ahora a hacerse trépidamente. El arte se enfoca contrariamente a la
época contraria, hacia lo local, lo particular, lo concreto y ya no interesa aleccionar sino conmover.

En general, toda la literatura adquiere un fuerte matiz subjetivo, no sólo en la lírica, donde el poeta ofrece
su propia intimidad como espectáculo conmovedor, sino que también en la visión entusiasta de la naturaleza.
Los románticos son, en efecto, los que descubren el paisaje, es decir, los que por primera vez saben hallar
resonancias auténticamente emotivas en la contemplación de la naturaleza, especialmente cuando ésta es agreste y
sublime, o sea, excitante.

Con ello el paisaje cobra valor por sí mismo, pues, el poeta se halla inmerso en él, con ciertas
actitudes algo panteístas que verifican la naturaleza basándose en valores emotivos desconocidos hasta
entonces. La luna, las minas, el ambiente sepulcral; serán de esta forma motivo de especial predilección por parte
de los autores afectados ahora de melancólicos sentimientos.

En ocasiones el choque con la realidad no provoca actitudes de morbosa tristeza, sino que una huida de
la imaginación hacia lo exótico, lo lejano en el tiempo (Edad Media) y en el espacio (Oriente), países nórdicos.

La transferencia a la realidad de los siglos "medios" se hace con un entusiasmo ilimitado, interviniendo
más la imaginación que la razón.

A medida que se va analizando la expresión romántica, se ve cuan profundamente se halla arraigado el


romanticismo en el sentimiento individualista y personal. Incluso cuando la literatura plantea los grandes
problemas propios de la generación, el sentido de la muerte, el destino... etc.
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Las obras revelan una particular violencia y pasión que demuestran hasta qué punto el autor lo escribe con
finalidad propagandística, sino para afirmar su personal e inquieto sentir.

El sentido de la perfección se pierde y lo que se busca ahora, pese a cualquier deformidad o fealdad, es el
genio, la tensión que provoca su interés. El objeto primordial del artista es conmover, excitar la sensibilidad de
su público; por eso, no es la corrección lo que intenta, sino el halago musical o plástico y la emoción
sentimental. En relación con ello, hay que hacer constar que lo más propio del romanticismo no es la blanda
melancolía de los pre-románticos, sino un tono más apasionado y febril, que se manifiesta en un estilo retórico y
esencialmente efectista.

De todas formas, el romanticismo no es un fenómeno de dirección única. Hay un


romanticismo orientado hacia la exaltación de los viejos valores tradicionales y dirigidos con
nostalgia a la revaloración de la Edad Medía, y otro liberal y revolucionario, que aspira a crear una
nueva cultura igualitaria y renovadora, prescindiendo de las antiguas ideas de religión, tradición y
jerarquía.

Romanticismo en Inglaterra

El romanticismo inglés, que se venía preparando a lo largo del siglo XVIII floreció durante los primeros
treinta años del S. XIX.

Florece como una consecuencia natural de los cambios internos que se estaban operando en el mundo de
las ideas y los sentimientos.

Fue un movimiento psicológico más que doctrinario; respondía más a exigencias internas.

PRECURSORES: (Primer Grupo de Románticos)

Wordsworth - Coleridge - Sonthey - Scott

Wordsworth:

Es el poeta que con palabra familiar, profunda y sencilla, enseña a los hombres a ver la naturaleza, el espíritu
de la belleza y la bondad esparcidas en ella por el creador.

Estas características se reflejan en sus primeros poemas: Lyrical Ballads y luego en los Poems (1807).
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Coleridge:

Es el soñador entusiasmado con los accidentes extraordinarios que transportan al lector a las regiones de lo
sobrenatural, aspectos que se constatan en:

- The Rime of the Ancient Mariner (1798).

- Kubla Khan (1797).

- Christabel (1797 - 1800).

Robert Sonthey:

Más narrativo e historiador, viajó por Portugal y España y se interesó por la historia y la literatura
española.

Obras:
- Chronicle of the Cid (1808).
- Versificación de la Leyenda de García Fernández (1809).
- Rodrigo el último Godo (1814).

Walter Scott:

También se interesó por España, escribiendo en 1811, Vision of don Roderck.


A partir de 1814 empieza a publicar sus novelas históricas, proyecta el género por Europa, Norteamérica y
Latinoamérica:

- Quintín Durward (1823).


- Kenilworth(1821)

Posteriormente aparecen Byron, Schelley, keats. Este Segundo grupo de románticos difieren de los
anteriores en su cortante expresión de disconformidad ante la sociedad de la época, en su arrogante, desesperada
y despectiva actitud vital. Grupo de autores que se caracterizan por los siguientes aspecto que se proyectan en la
mayoría de sus obras:

- Su desprecio a la moral establecida.


- Su encendido idealismo.
- Sus distintas preocupaciones estéticas.
- Su atracción por el mundo helénico.
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Inglaterra tuvo su revolución política en el siglo XVII y su revolución industrial y artística en el siglo
XVIII.

El romanticismo inglés se desarrolló de manera más continua, más consecuente y encontró en el público
menos resistencia u oposición que en Francia; su evolución política fue también más homogénea. El entusiasmo
de los románticos por la naturaleza es inconcebible sin la separación de la ciudad frente al campo y a la miseria
de las ciudades industriales. Están completamente conscientes de lo que está ocurriendo y ven muy bien lo
que significa la transformación del trabajo humano en mera mercancía.

El romanticismo más juvenil, o sea, la generación de Schelley, Keats y Byron es el que mantiene
este proceso. Su humanitarismo (sin concesiones) constituye su protesta contra la explotación y opresión; su
modo de vida inconvencional, su ateísmo agresivo y su carencia de prejuicios morales son las distintas
formas de su lucha contra la clase que dispone de los medios de explotación y opresión. El romanticismo inglés,
incluso en sus representantes más conservadores, Wordsworth y Scott, es en cierto modo un movimiento
democrático tendente a la popularización de la literatura. Un ejemplo característico de esta tendencia
popularizante es el propósito de Wordsworth, de acercar el lenguaje poético al lenguaje diario.

De todos los románticos famosos, Byron es el que ejerce más influencia sobre sus
contemporáneos. Los dos elementos fundamentales de su poesía son: el mal del siglo y el héroe orgulloso y
solitario señalado por el destino. La obra de Byron tiene un espíritu altanero y burlón. La meta era la mayor
flexibilidad como maestro de un estilo fluido, virtuosista y aparentemente improvisado, fue como encantó
Byron a sus contemporáneos.

Don Juan, una de sus principales obras se convirtió en modelo de poesía ingeniosa del momento,
petulante y satírica, origen de todo el moderno folletinismo. La influencia de Scott fue sólida y profunda. De él
partió la renovación de la novela naturalista, el género literario moderno por excelencia, y con ella la
transformación de todo el moderno público lector.

Desde principios del siglo XVIII, el número de lectores en Inglaterra estaba en constante crecimiento.
En este proceso de crecimiento pueden distinguirse tres etapas:

- I La que comienza alrededor de 1710 con las nuevas revistas y culmina con la novelas de mediados de
siglo.

- II El periodo de la novela de terror, pseudo histórica de 1790 al 1800.

- III La etapa de la moderna novela, naturalista-romántica que comienza con Walter Scott.

W. Scott fue el último gran novelista del siglo XVIII. Llevó a popularidad la novela "terrorífica y
sensacional". El desarrollo maravilloso de la novela inglesa se debió a las conquistas políticas de la burguesía, se
paraliza alrededor de 1770, debido al repentino crecimiento del público lector. La demanda es mucho mayor
que el número de buenos escritores. Los géneros más buscados aparte de la novela terrorífica, son las
historias de escándalos de actualidad, casos famosos, biografías ficticias y semificticias, descripciones de
ambiente y memorias secretas, en otras palabras, literatura sensacionalista. En los círculos cultos se habla
de la novela con desprecio. El prestigio de la novela no vuelve a recuperarse hasta Scott, éste es considerado por
la crítica moderna como el creador de la novela histórica y fundador de la novela de historia social.
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El Romanticismo en Francia

El romanticismo es el movimiento de oposición al Racionalismo y al Clasicismo, localizado entre la


segunda mitad del siglo XVIII y la mitad del XIX. El alcance del término romanticismo son, con todo,
problemáticos, en algunos países como Inglaterra y Alemania tiene claros precedentes, se trata de
literatura en que "lo romántico", si bien llega a concretarse a lo largo de la etapa apuntada, viene a ser una
constante del país en cuestión. Por el contrario, el romanticismo francés ofrece caracteres de franca ruptura con la
tradición clasicista, de ahí que pueda hablarse de un romanticismo "interior".

La causa principal del romanticismo, es decir, cómo se encausó a este movimiento fue el resultado de
choques de diversas corrientes del pensamiento, y del encuentro de estas tendencias dispares debían surgir,
forzosamente, formas distintas de expresión artística. Jamás hubo en Francia ni siquiera en los momentos más
apasionados de la "batalla romántica", una doctrina única y precisa sobre el conjunto de la estética literaria, ni
una escuela única con jefes reconocidos por todos. Sin embargo, podemos designar con el nombre de escuela
romántica al grupo que, desde 1827 al 1830, reconoció a Víctor Hugo como dirigente. Esta diferencia con respecto
a la escuela de Jena y de Berlín respecto con la de Milán se explica fácilmente por la más larga duración, y el
más extenso campo que tuvo la polémica clásica-romántica en Francia y por el número y la diversidad de
escritores que en ella participaron.
El romanticismo es una reacción contra el predominio de la razón, por esto presta particular atención al
individuo, al hombre; pero no en el sentido humanista propio del Renacimiento, sino en una forma difusa en la
que predominan el sentimiento y la emoción. Se vuelve la vista al pasado, en particular a los tiempos medievales, y
presta una atención desmesurada a la figura del héroe, de los castillos en mina, de los atardeceres dulces, de una
naturaleza mistificada, idealizada por escritores y artistas que no la conocían, generalmente, más que a través de
producciones literarias o pictóricas. El contacto con la realidad era mínimo, y el predominio de la fantasía enorme,
sólo superado por el del sentimiento.
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Sorprende el carácter casi únicamente literario de aquellas discusiones en las que no entraron
casi consideraciones filosóficas, morales y sociales; y en esto se distingue netamente el movimiento romántico
en Francia de lo que fue en Alemania, en Italia y en el este de Europa.

El movimiento romántico ofrece en Francia muchas de las características generales que también
presenta en otras literaturas, entre ellas podemos señalar como las principales: Los esfuerzos por
desembarazarse de las tradiciones literarias, por conceder más lugar a la persona del escritor, por inspirarse en
ideas y en aspiraciones temporáneas, por beber nuevas fuentes nacionales o extranjeras, por hacer reinar en la
literatura la libertad, la verdad y lo individual; por renovar los géneros, la forma y el arte. Se asemeja a la
escuela romántica alemana por la abundancia de la obra crítica, por el espíritu legitimista y católico que
lo animó en sus comienzos y por su antirracionalismo en pugna con las tendencias del siglo de la ilustración.

Pero hay otras características que le son particulares: no se apoya como lo hizo la primera escuela
romántica alemana, en doctrinas filosóficas y de ideas estéticas de un orden superior; ninguno de los
grandes románticos franceses fue pensador, salvo Vigny, cuyo pensamiento no mira totalmente hacia ese lado.
No se funde, como en la literatura polaca de la inmigración, con un potente movimiento místico, idealista y de
origen cristiano. No es visionario y cultiva escasamente lo fantástico tan gustoso a los alemanes y a los polacos. No
posee razones históricas para exaltar el patriotismo y las aspiraciones de independencia nacional, como sucede
en Alemania, en Italia, en Polonia, en Hungría y en Serbia.

No concede sino un espacio restringido, con excepción de Nodier, a las leyendas o en cuentos
populares que desempeñan tan importante papel en el romanticismo alemán, Polaco y Húngaro ni los
recuerdos épicos de la historia o de la tradición nacional que llenan la prosa de Walter Scott, de los suecos, de
los yugoslavos.

Finalmente, la poesía intimista o rústica cultivada por Wordworth y frecuentemente representada


en el sureste de Europa, sólo muy raramente se manifiesta en Francia. En cambio, en el romanticismo francés, si
se le compara con el de otras naciones, domina el elemento personal y subjetivo. El amor es lo que ocupa más
espacio en el romanticismo francés y el que más elocuentemente le inspira. Tan pronto este amor es
ideal y soñador, como vehemente y apasionado; por lo general, va acompañado por un ferviente
sentimiento de naturaleza y por una ensoñación melancólica, tiene sus derechos que la sociedad le niega y
que algunos románticos reclaman con ardor, tiene sus héroes apasionados y vengadores: el héroe romántico del
drama y de la novela, amante fogoso o melancólico, que se da con más frecuencia en Francia que en otros
países y que se ha convertido en un tipo literario.

En el dominio de la forma o del arte, los románticos combaten en Francia con más energía que en otros
países el dogma neoclásico que imponía a la tragedia preceptos y formalismos; y de la separación de los géneros
poéticos y, por consecuencia, de la unidad de tono en la obra de arte. Tratan en particular de renovar la
versificación y de dar flexibilidad y mayor riqueza a los alejandrinos. La importancia que conceden a los
problemas de técnica es uno de los rasgos distintivos más sobresalientes del movimiento romántico francés.
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Personajes:

En Francia, una de las primeras figuras del Romanticismo fue Francisco Renato de
Chateaubriand (1768 - 1848); su principal obra es El Genio del Cristianismo, destinada a compartir la
propaganda antirreligiosa de la época. El movimiento romántico produjo en Francia gran número de figuras:
Alfonso Lamartine (1790 - 1863), noble hombre muy pesimista que vivió casi siempre recluido en su castillo en
Francia hubo una escala de suicidios generalmente de jóvenes, demostrando así el alcance del movimiento
romántico en Francia.

Siguiendo con las figuras más relevantes del romanticismo francés se recuerda a Alfredo Musset
(1810 ~ 1857) y su pasión por George Sand, con su poema Noches, pero la figura más notable de la época,
en Francia, es Víctor Hugo (1802 - 1857), como poeta escribió Orientales, filadas, Odas, etc., pero es más
conocido como novelista. Su drama Hernaní entusiasmó a los románticos. Sin embargo, su celebridad se la
proporcionaron, entre otras, las novelas Nuestra Señora de París y Los Miserables, ambas muy divulgadas.

Contemporáneo del anterior fue Alejandro Dumas (1803 - 1870), era un hombre alto y fuerte, amigo de
los placeres que, en su vejez, tuvo que ser auxiliado económicamente por su hijo a pesar de haber ganado
muchísimo dinero, pues fue autor de 157 novelas entre las que se recuerdan Los Tres Mosqueteros y El
Conde de Montecristo, ambas muy típicas dentro de los temas del romanticismo; también fue autor de
varios dramas, entre ellos Enrique III y Anthony. Su hijo también llamado Alejandro (1824 - 1895), escribió
la conocida novela La Dama de las Comedias expresión acabada del gusto romántico.

El Romanticismo Muere:

El romanticismo era una posesión en cierto modo falsa a la vida. Excesiva fantasía y excesivo
sentimentalismo. Debía producirse, forzosamente, una reacción, ésta vino impulsada, entre otras razones, por el
gran desarrollo científico e industrial de la segunda mitad del siglo XIX. En la literatura también influyó la visión
de un mundo que se engrandecía y enriquecía, pero que era capaz de mantener grandes masas humanas en la
más espantosa miseria. Este hecho explica la noble reacción de los escritores llamados "realistas", que parecen
complacerse en retratar la parte más triste y sórdida de la vida.

Aparece después el movimiento llamado Naturalista, que fue como el superrealismo, es decir, el realismo
llevado hasta sus últimas consecuencias, sin miedo a enfrentarse con las lacras más terribles de la humanidad
a los desgarradores efectos de los problemas sociales y políticos. Esta tendencia se prolongó a lo largo del siglo
XX. Por esta razón las novelas de Charles Dickens (1812 - 1870) son, a veces, tan deprimentes, porque no
evitan el retratar su propia vida de niño desgraciado, gran parte de su existencia aparece dibujada en David
Copperfleld. Otras obras suyas son: Oliver Twist, Tiempos Difíciles, Los Papeles Póstumos del Club
Pickwick, Grandes Esperanzas y Cuentos de Navidad. Dickens era un gran sentimental. Una novela que
alcanzó justa fama fue La Feria de las Vanidades, debida a Tackeray (1811 - 1863). Cabalgando entre el
Romanticismo y el Naturalismo, aparece en Francia la figura extraordinaria de Balzac (1799 -1850),
novelista que supo captar la psicología de tipos y personajes en una obra varia, desigual y considerable: La
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Comedia Humana.

En Francia, la novela realista se inicia con Gustav Flaubert (1812 - 1880), autor de Madame Bovary.
Historia de una mujer sometida a un conflicto sentimental entre su vida vulgar y sus sueños románticos.

Oposición Romanticismo y Naturalismo:

Romanticismo

- Espíritu individualista (manifestación en el ansia de la libertad, clama contra la política, ideología).


- Defensa de las creencias liberales.
- El hombre pasa por sobre las leyes de la conducta (instaura la pasión y el instinto como único patrón
de vida.)
- El hombre se abandona a las más extremas emociones.
- Siente la vida con angustia y sus expectativas se idealizan.
- Dios concebido ahora a través de un impreciso deísmo; la patria unida frecuentemente a un ideario político
revolucionario, la mujer totalmente idealizada.
- El hombre choca con la realidad, provocando crisis que terminan en el suicidio.
- En la creación artística se levanta una protesta contra lo Neoclásico (obsoleto).
- Poeta "Genio"; creación intuitiva, fantástica y sentimental.
- Renovación total en la poesía tanto en la expresión de contenidos como en los contenidos de la expresión.
- En el teatro, cambio de las formas, géneros. Gira en tomo al movimiento. Enfocado hacia lo local, lo
particular, lo concreto y su interés es conmover.
- Elementos utilizados en el romanticismo: la luna, las ruinas y el ambiente dado por los sepulcros.
- Se provocan "huidas" hacia lo medieval, al Oriente y a países nórdicos.
- Se pierde el sentido de la perfección y se busca el genio, el interés. Su objeto es despertar la
sensibilidad del público, pero en un tono más apasionado y febril.
- Existe exaltación a los valores antiguos, como también a lo liberal y revolucionario.
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Naturalismo

- Acentúa el materialismo científico, pero se niega a cualquier compromiso religioso o con ideísmo.

- El Naturalismo procura dar una visión del mundo basado en la observación empírica.

- Denuncia ante el mundo las clases sociales postergadas por la época anterior.

- El narrador se convierte en el "narrador-experimentador".

- El narrador se apoya en el prestigio de la ciencia.

- La ironía del narrador está en el ser poseedor de un saber que el individuo y la comunidad ignora.
- La novela está constituida por la oposición entre conocimiento y error,
- En la novela mueren aquellos que han ignorado las leyes de la naturaleza.
- Se desea encontrar en la ciencia el fundamento de la seguridad y la felicidad.
- Se presenta la realidad en forma fuerte y seria.
- Muestra a los personajes humildes y populares en toda su dramaticidad vivencial; los saca a la luz de
los acontecimientos.
- Muestra el submundo burgués con los cuentos de alcoba y de instinto sexual en vez de satirizarlo.
- Castiga la hipocresía social.
- Representa profundamente la realidad comunitaria tanto como la individual.
- La forma interior del estilo se adecua de modo bien determinado a lo científico, experimental,
sentimental, etc.
- A la riqueza científica se agrega la descripción del paisaje en sus pormenores (flora, fauna, medios
urbanos, luz, etc.) no conocidos antes.
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A modo de conclusión:

Sobre la base de lo expuesto podemos aceptar que uno de los aportes fundamentales del
romanticismo está dado por la nueva imagen del mundo, pues, ésta, hasta el romanticismo había sido
fundamentalmente estática y ahistórica.

Respecto a la concepción del hombre, también podemos observar un cambio importante ya que sólo a
partir del romanticismo comenzó la naturaleza del hombre y de la sociedad a ser sentida como esencialmente
evolucionista y dinámica. Es importante hacer notar que este aspecto aportado por el hombre romántico
produjo una dinámica evolutiva dentro del pensamiento occidental que aún hoy sigue generando
conocimiento respecto del hombre y de su existencia.

La idea de que nosotros y nuestra cultura estamos en un eterno fluir y en una lucha
interminable; asimismo, la concepción de que nuestra vida espiritual es un proceso y tiene un carácter vital-
transitorio es un descubrimiento del romanticismo y representa su contribución más importante a la filosofía del
presente.

La literatura contemporánea mantiene la constante romántica que se evidencia prácticamente en toda la


manifestación narrativa actual.

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