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Escuela de Letras
Turno: Noche
argentina de fines del siglo XIX que supo comprometerse con la realidad
discursos en los que se ha visto implicada como ser cuentos, novelas cortas,
tuvo para referirse a aquellos tópicos que eran de sumo interés para la
ojos del lector moderno. En los artículos a trabajar, como también en varias de
denominó «El gran baile del Progreso» donde es posible apreciar ciertas
nuestra escritora y cómo, a partir de este bagaje, logra relacionar los lujos de
las deidades romanas con los de las mujeres argentinas de elite. Esto da
cuenta, por un lado, de la formación académica que supo tener; por el otro,
así que, tras un breve repaso por los tópicos renacentistas, Mansilla introduce
Los dioses del Olimpo amaron el lujo: Juno la altiva no desdeñaba los brillantes
atavíos, Minerva la modesta y severa hija de Júpiter, llevaba reluciente casco y
escudo bruñido (…), Vénus misma, la madre de los amores, poseía un cinto
brillante en el cual hallábanse condensados con magia sobrenatural, que á
comprender no llega la humana fantasía, las galas, los encantos que solo puede
ostentar la divinidad (Mansilla, 2015, p. 321).
lujos. En su transitar por estos eventos es que Eduarda forma y expone sus
Mansilla declara que la mujer busca embellecerse no para que los hombres la
admiren, sino para que sean las mujeres quienes puedan compartir este placer.
No es una cuestión de moda, ya que de forma intuitiva la mujer sabe las leyes
un objetivo claro: empoderar al género. De ninguna manera esto tiene que ver
Las mujeres se embellecen cuando quieren (…). Diré mas, las mujeres cobran
belleza las unas de las otras; hay en un conjunto de mujeres hermosas como un
fluido invisible que se desprende de las unas para embellecer á las otras (…). Y
en las grandes reuniones femeninas el poder de la irradiación es inmenso
(Mansilla, 2015, 322).
Ahora bien, nuestra escritora es absolutamente consciente de la fugacidad del
tiempo, de la decadencia del cuerpo y de las obligaciones civiles que tiene una
mujer como parte de la sociedad. Por ello, valiéndose de los tópicos clásicos
tempus fugit, carpe diem y collige, virgo, rosas, no pierde oportunidad de invitar
vida privada.
casa, de la mujer maternal que tiene el deber de cuidar y educar a sus hijos,
por sobre todas las cosas. En su artículo publicado hacia 1883 en La Nación,
“Me llaman muchas veces á casas de ricos magnates, para asistir á una dama
que se halla á punto de ser madre, y cuando pido tijeras ó trapos, me ofrecen
encajes (…)”.
Tal cosa, por suerte, no es aplicable á nuestras mujeres; que tienen el instinto de
la maternidad mas desarrollado que las yankees, y lo llamo instinto
espresamente, pues en este caso lo es (Mansilla, 2015, p.620).
instaurado socialmente, sino que, para nuestra escritora, esta cuestión natural
regalo, pero no es ella impedimento para que la mujer pueda transitar caminos
vida sociocultural:
Seria menester el don de la ubicuidad, y sobre todo, no ser madre de hijos como
dice aquí la gente sencilla, sin saber la belleza de tal redundancia, para poder
asistir al colosal concierto del Cuarteto (…).
Una tregua; un instante; consagrado á mis deberes maternales y luego en álas
de la fantasía penetraremos juntas en un recinto encantado (Mansilla, 2015, p.
339).
el contexto en el que tuvieron lugar y los leemos bajo las ideas feministas de
nuestra época.
Eduarda hace una exposición detallada del valor que tiene el arte de la costura
oficio.
Soy una gran partidaria de la costura, no lo niego, y creo que la aguja y la tijera
no tienen por que cederle el paso ni al pincel ni al buril. El trabajo de una muger
de nuestros días es algo tan artístico, o tan complicado como lo es la
composición de un bello cuadro (Mansilla, 2015, p. 622).
país:
No es del todo exacto, igualmente, que la costura se pague tan mal. Hoy la
costurera, la grande faiseuse, como dice el parisiense, es una de las mujeres
que más ganan con su trabajo; otro tanto digo de las grandes modistas de
sobreros y flores (…).
En cuanto a las costuras blancas, hacen vivir aquí a muchas familias. (Mansilla,
2015, p.621).
La moda (…) es un tirano que ha reinado en todos los tiempos. Tiene tantos
adeptos!
Yo, quizás porque soy mujer, pienso que la moda y el lujo son esponentes de
civilización, y que el embellecimiento de la mujer es, ha sido y será mientras ella
reine, y reinará siempre, una ley natural (Mansilla, 2015,p. 622).
Esta reflexión trae consigo una crítica a la sociedad lujosa y está directamente
pertenecer a las tendencias que rigen. Esto no solo refiere a la vestimenta, sino
moda rige y despotiza, no solo en lo relativo á los trajes, sino por lo que
respecta al conjunto de necesidades artístico-elegantes que constituyen el
Conclusiones
como en los debates sociales. Pero, a los ojos de las líneas escritas y
la aguja: Las escritoras de la generación del ´80 (1993): «El progreso también
una línea que tuvo su origen en el seno familiar, en la vida doméstica, pero que
líneas para hacer mención a por lo menos un ejemplo de mujer que compartió
la labor intelectual del género femenino con la doméstica: «Que aguja y pluma,
Eduarda: «Sin la aguja y sin un poco de cultura intelectual ¿qué harían esas
Referencias Bibliográficas
Frederick, B. (Comp.). (1993). La pluma y la aguja: las escritoras de la Generación del
Aires: Corregidor.