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IRMAN

-Estructuración del relato:


La narración está escrita en tercera persona del singular, el narrador testigo, a
través de los hechos que suceden a su alrededor, nos cuenta lo que pasó. Es
observador y a la vez participa de los hechos.
-Descripción de los ambientes y personajes:
Se nos presenta el restaurante a partir de detalles como encontrar un montón de
migajas sobre la mesa, el ventilador que no alcanza a darles aire a los comensales
del lugar, la cortina de plástico desde la que sale el mesero y la ineficiencia del
servicio, desde el principio, nos pintan un ambiente decadente que pudiera pasar
desapercibido como un escenario más donde se desarrollan los personajes del
cuento, sin embargo, el lugar, complementa a las acciones que se irán
desarrollando.
Siguiendo con las descripciones que nos ofrece el narrador, como lectores podemos
apreciar cómo son los espacios, de qué manera percibe él a las personas y las
cosas y qué valor tienen para él. Los recursos que más emplea son la adjetivación
y figuras retóricas como el símil, la metáfora, la hipérbole entre otras.
-Presentación de los personajes:
Cuando aparece el mesero (mozo), desde la primera frase en que lo presenta el
narrador, a través de su percepción, lo concibe como menos que un humano, lo
objetiviza para enfatizar que su modo de estar en el lugar no corresponde con lo
que se espera de él, parece ser quien atiende el restaurant por su forma de vestir
pero su manera tan desorientada de aparecer “en escena” causa contradicción en
quienes lo observan. Si bien, momentos después toma su rol de mesero, hay en él
una actitud extraña, hace pocas preguntas a los comensales sobre qué desean
ordenar, para nada les da explicaciones acerca del menú, incluso cuando los
comensales interactúan con él a través de un comentario informal que pudiera
provocarle una reacción muy natural como una sonrisa, él permanece inmutable,
llega un punto en que parece que realiza su trabajo de manera mecánica y tanto el
narrador como los lectores comenzamos a tener más evidencias que nos confirman
que algo no encaja del todo en el hombre.

-Configuración de las frases:


Algunas frases se estructuran a partir de contrastes, por ejemplo:
“Pasó un rato, mucho más de lo que lleva elegir dos botellas frías de cualquier cosa
y traerlas a la mesa”.
El efecto que provoca en el lector es la intensificación de la vivencia, revive en él su
experiencia en el mundo porque éste texto, la ficción de la que nos estamos
ocupando, continuamente apela a la lógica de la realidad y al corresponderse hay
un diálogo muy interesante entre estos dos discursos que a simple vista parecieran
estar yendo en sentidos opuestos. Como si la autora quisiera señalar que hay
puntos de toque entre ambos discursos donde menos lo esperamos; esto con la
intención de volvernos críticos observadores de los límites entre una y otra,
preguntarnos hasta dónde llega la ficción, qué tan lejana está de la realidad, etc.

–Particularidades de los personajes:


El narrador
Podríamos clasificar a los personajes de acuerdo a lo que se observa en los
diálogos, acciones y pensamientos, de ahí configuramos su personalidad. El
narrador es visceral, constantemente está aludiendo a sus deseos e instintos antes
que a la razón, lo principal para él es su persona, lo que a él le interesa y en el
momento le apremia. Desde que llega al restaurante tiene sed y está de mal humor
porque el mesero no le lleva una bebida, que es lo único que le importa; inclusive
hay un momento en que el mesero vuelve de la cocina sin sus pedidos y él quiere
agarrarlo a golpes, poco le importa que el mesero le explique medianamente la
razón de su retraso, de hecho, llega a molestarle que su amigo se interese por lo
que está pasando con el hombre. Por lo que cuando Oliver lo deja solo con el
mesero, para investigar qué está pasando con el hombre, la situación resulta
bastante irónica, el narrador está furioso con el mesero y a pesar de su intolerancia
hacia él, se queda “frente a frente con semejante imbécil” (Samanta, 2009, p.7).
Oliver y el narrador
Avanzando con el relato, observamos que existe una relación de complicidad entre
el narrador y Oliver, se apoyan en las decisiones y actúan en beneficio de ambos,
como cuando el mesero saca su escopeta para amedrentarlos y el narrador se lleva
a la fuerza a Oliver para que se libren de la situación. También podemos apuntar
que existe cierta jerarquía en el equipo, si bien, ambos toman sus resoluciones
Oliver es quien lidera al equipo. Entre ellos, hay contraste de personalidades,
mientras Oliver toma la situación del mesero y su esposa muerta con
despreocupación y después se irrita al sentirse ofendido por el mesero, en cambio,
el narrador siempre está bastante atento a las reacciones que percibe desde el
exterior e interior, todo el tiempo parece molesto y sólo espera que cada uno cumpla
su función y satisfagan sus deseos.
El mesero
Una de las particularidades físicas del mesero que resalta nuestro narrador es su
tamaño pequeño, característica que le llama bastante la atención, como cualquier
rasgo notable que rompe con lo cotidiano. Después nos damos cuenta de que su
estatura no sólo lo vuelve curioso, sino que ser pequeño le obstaculiza llevar a cabo
sus tareas de mesero, incluso lo inutiliza porque no alcanza los objetos que
necesita. A esto se añade que el hombre tiene un tipo de retraso, cuando Oliver y
su compañero le preguntan qué ha pasado con su mujer, en un primer instante
podríamos pensar que el pobre hombre ha tenido un fuerte impacto y por esa razón
es impreciso al darles información, aunque es muy extraño que no sepa algo de vital
importancia como si su mujer está muerta o no. Conforme seguimos leyendo,
encontramos más hechos que muestran la gravedad de su estado mental;
manifiesta no poder realizar ciertas tareas si previamente no le han indicado cómo
se hace o peor aún, espera a que le tengan los platos servidos para que él vaya y
los coloque en la mesa que corresponde. No obstante sorprende a todos su
razonamiento cuando Oliver lo cuestiona sobre qué sabe hacer en el restaurant; el
hombre responde que sólo hace cosas sencillas y después de un rato piensa y le
hace una propuesta a Oliver, contratarlo para que él se encargue del restaurant. Su
iniciativa ofende a Oliver a tal grado que comienza a portarse agresivo, pues piensa
que es indigno que alguien con menor capacidad, le esté proponiendo ser su jefe.
Oliver
Cuando comienza Oliver a interactuar con el mesero, como primera impresión nos
hace pensar que está interesado en lo que le pasa, conforme se desarrolla la
situación, observamos que su comportamiento es de total indiferencia; fríamente
separa sus intereses de la responsabilidad u obligación que tiene ante el mesero
simplemente por saber su situación.
Es muy interesante analizar su resolución al enterarse de que la mujer del mesero
está muerta; decide irse del restaurant en lugar de intentar ayudar al hombre y no
sólo eso sino que actúa con desfachatez, coge dos bebidas de la heladera sin la
menor empatía por el mesero y sale de la cocina. Afuera, junto con su compañero,
se quedan observando los movimientos del hombre y piensan que es realmente
estúpido porque no puede crear soluciones a pequeños problemas como colocar un
banco para alcanzar las bebidas, incluso lo ponen a prueba, le piden que les lleve
lo más sencillo y él dice que no es capaz de hacerlo por lo que Oliver lo humilla
poniendo en duda su inteligencia y llega al punto de preguntarle sobre lo que sí
puede hacer por lo que el mesero les dice cómo él sólo ejecuta órdenes, eso denota
que no tiene la habilidad de pensar por sí mismo, eso le exaspera a Oliver pero su
tope llega cuando el hombre tiene iniciativa y lo que le propone cambia de manera
virtual los roles de poder, él quiere que Oliver sea su empleado por lo que ahora es
el mesero quien con fundamentos, le ofrece a Oliver un trabajo, pasa de ser una
relación cliente-mesero a la posibilidad de convertirse en empleado-dueño además
de poner en juego quién de los dos tiene mayores posibilidades económicas. Estas
acciones enfurecen a Oliver quien reacciona con agresividad, quiere golpearlo pero
su compañero lo detiene por lo que sólo lo amedrenta y le exige su dinero, el mesero
sale asustado y la intervención del narrador ante la situación nos sorprende, por
primera vez muestra empatía y le reclama a Oliver su actuar quien aún se quiere
vengar del viudo y busca desesperado la caja con el dinero; encuentra una caja de
madera y cree que esa es la indicada. El mesero en la cocina los amenaza con una
escopeta, ahora el tipo indefenso se convierte en alguien peligroso, por lo que el
narrador se disculpa con él mientras salen huyendo del lugar hacia su camioneta.
Cuando van en camino el más interesado en el botín es Oliver, pero como él
conduce, pide a su copiloto le diga cuánto dinero hay en la caja. Éste hecho se
vuelve irónico porque el narrador, quien tiene la caja, descubre a partir de la llave
que se trata de un artículo de poco valor “Tomé la caja. Era liviana y demasiado
chica para contener una fortuna. Tenía una llave de fantasía, como la de un cofre”.
(Samanta, 2009, p.11), cuando revisa su contenido, se encuentra con cartas de
amor, fotos, pedazos de un dulce y una medalla de un concurso de poesía. Oliver
se da cuenta de que no hay dinero en la caja y decide arrojarla por la ventana, su
compañero se queda sorprendido y la respuesta de Oliver nos causa escalofrío, se
lamenta no haber llegado a otro lugar a comer, como si lo que acaba de vivir en el
otro restaurant fuera un suceso cotidiano. Pareciera querernos decir la autora que
dentro de la condición humana no sólo existe el egoísmo, sino que llega a tal grado
la individualidad del sujeto y la preocupación por su propia existencia, que lo que le
pase al otro, semejante en tanto ser humano, poco importa si no nos perjudica,
incluso somos capaces de actuar con prepotencia sin darnos cuenta que todos
somos vulnerables.

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