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29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El canto de las sirenas


El elefante
Cómo usar tus problemas
Pipo y Pepe
La tentación
El enojo

El canto de las sirenas


Nota
"Advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las Sirenas, Ulises
ordenó tapar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
por el hechizo musical pedía que lo liberasen, debían apretar aún más fuerte sus posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
ataduras.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los infaustos que se dejaban seducir.
Estas criaturas monstruosas se precipitaron al abismo al verse vencidas."

Cuán superior es la vida del cristiano a la de Ulises. Nosotros en vez de taparnos los
oídos los abrimos para oír a Jesús que es nuestra fuerza y en vez de atarnos a un
mástil nos clavamos juntamente con Cristo en la cruz donde somos muertos al
pecado y por eso no oímos el canto del demoniaco mundo. A diferencia de Ulises
no coqueteamos con los placeres y hechizos de las sirenas. Porque Jesús puso un
canto de liberación en nuestra alma.

¡Gloria a Cristo Jesús!

El elefante

En cierta ocasión habían atado a un elefante con una cadena por una de sus patas.

Por muchos años el animal caminaba haciendo un círculo hasta donde llegaba el
extremo de la cadena.

Un día el dueño decidió' quitarle la cadena y le puso la comida mas allá de aquel
circulo. El Elefante lanzaba balidos de hambre y de ira pero no traspaso' su antiguo
limite aunque podía haberlo hecho.

Muchos hombres han sido atados por hábitos indeseables. Luego se han entregado
a Cristo quien los ha libertado de todo mal camino, pero muchos cristianos siguen
andando, caminando, dentro de su círculo de malos hábitos en lugar de disfrutar de
la libertad que Cristo les ha dado.

Cómo usar tus problemas como solución

En un lejano pueblo vivía un aldeano que tenía un asno, cierto día el aldeano tenía que ir a
un pueblo vecino a comprar ciertas provisiones para subsistir. Cuando iba de camino
el aldeano no se percato que el camino estaba dañado y en medio de la calle había un
agujero grande cuando de repente su asno cayo en el. El aldeano llamo a muchas
personas que le ayudaran a sacar el animal pero por mas esfuerzo que hicieron no lo
pudieron sacar.

Entonces el aldeano se resigno y decidió enterrar al animal para que no siguiera sufriendo
y consiguió algunas palas y empezaron a echarle tierra al animal pero algo extraño estaba
sucediendo ya que el asno con cada palada que le caía en su espalda se sacudía la tierra
y iba formando una grada con la tierra.

Así iba haciendo una tarima para ir acercándose a la entrada hasta que logro salir del
agujero.

Moraleja cada vez que en la vida te valla mal sacúdete los problemas y úsalos como
trampolín para salir de donde estas no te sientes a quejar o echarte a morir has como el
asno y sal de ese problema recuerda al mal tiempo buena cara.
 

Pipo y Pepe

Pipo y Pepe nacieron el mismo día. Pepe nació en un pequeño hogar en medio del
bosque, en pleno contacto con la naturaleza. Pipo, sin embargo, nació en un hogar en lo
alto de una montaña. ¿A quién se le ocurriría vivir en lo alto de una montaña?, siempre se
preguntaba Pepe; él pasó su vida en el bosque, en tierra firme, y en contacto con la
naturaleza.

Pipo, por su parte, siempre dentro de su hogar; es que sus padres no lo dejaban salir
mucho de casa, apenas un poquito para estirarse, ver el paisaje y vuelta a casa. Quizá
tenían temor de que fuera a caer por un acantilado, o algo por el estilo. Pepe, mientras
tanto, se conocía muy bien el vecindario (al menos él lo creía así), y tenía muchos frutos
para comer y deleitarse. El pobre Pipo, aún siendo bastante grande, eran sus padres los
que siempre le traían de comer, y a veces se lo daban en la boca. Mientras tanto, Pepe,
disfrutaba de su "rápida experiencia" y de su espíritu independiente, hasta ese fatídico día
en que murió devorado por un horrible pajarillo...

Pipo tardó mucho en dejar su hogar e independizarse, pero el día que se fue lo hizo muy
lejos, y muy alto también...

Volvamos a Pepe, ¿cómo un niño pudo morir devorado por un pajarillo? Es que Pepe no
era un niño... sino un gusano de las frutas, y tan sólo vivió el tiempo suficiente que le
tomó al ave poder encontrarlo y devorarlo. A pesar de lo tan seguro que se sentía por ser
independiente, tan rápidamente, y aún creyendo que él ya sabía todo: ÉL FUE UNA PRESA
FÁCIL.

Pipo, sin embargo, tardó un tiempo (el necesario) en dejar su hogar, y tuvo que ser bien
instruido por sus seres amados antes de volar, además él siempre estuvo seguro en lo
alto de la montaña. Es que Pipo es un hermoso ejemplar de águila dorada, una de las
aves voladoras más grandes y majestuosas del planeta. El pasó tiempo preparándose
para volar, pero el día indicado emprendió vuelo, y se remontó muy alto, a más de
6000mts de altura. Dicen que las águilas doradas viven hasta los 70 años.

MORALEJA:

Así pasa, muchas veces, en la vida cristiana. Hay quienes se apresuran y "comen" todo lo
que encuentran (libros, métodos, formas, "nuevas verdades", imitaciones, etc.), luego ya
creen que lo saben todo y que están listos para salir por doquiera; al tiempo que creen
que otros tardan mucho preparándose y piensan que ellos nunca van a hacer nada. Pero,
lamentablemente, son una PRESA FÁCIL DEL ENEMIGO, y terminan devorados o
destruidos. FRACASAN.

Sin embargo, los otros, pasan el tiempo necesario en "la escuela de Dios", siendo
obedientes, sujetándose, preparándose, soportando todo y adquiriendo experiencia de
sus mayores. Estos son los que luego emprenden el vuelo, tan alto como el águila, y
TRIUNFAN. Como está escrito en Isaías 40:31:

"... pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán."

¿TÚ QUÉ ERES... GUSANO O ÁGUILA?

La tentación

Un hombre con problemas de obesidad había decidido dejar de comer, sobre todo,
aquello que le hacía mal y nutría su obesidad.

Un día, al pasear por cierta avenida en la cual se hallaba una tienda de pasteles y
bocadillos dijo: "no pasaré cerca de esa tienda" y... después de un momento dijo: "bueno...
¿qué de malo hay en que pase por el frente?".

Con esto en mente se acercó poco a poco a la tienda y... una vez estando frente a los
pasteles dijo: "¿qué puede pasarme si entro a la tienda... finalmente... no compraré ni un
solo pastelillo" y entró a la tienda con esta idea. Ya estando dentro dijo: "bueno y... ¿que
tiene de malo que compre un pastelillo y le dé solo una mordida?" y efectivamente,
compró un pastelillo y lo mordió. A estas alturas ya se había consumado la tentación.

La tentación es tan sutil en determinadas circunstancias que, aparentemente, no nos


damos cuenta en qué momento se consuma y engendra al pecado; y aún cuando
detectamos la sospecha de que hay peligro en tal o cual asunto, no lo detenemos a
tiempo cuando hay escasez de consagración.

El enojo

El enojo es un componente negativo esto es un movimiento del animo que suspira ira,
molestia y pesar, en el creyente y en el ser humano en general, a su vez debemos
considerar que el enojo es algo que puede venir independiente si seamos cristianos o no.

El problema del enojo es que provoca el cambio del estado de ánimo, el cual provoca en
el hombre (me refiero hombre y mujer) que en algunos casos llegue a cometer locuras
que producen resultados que son perversos y demasiado malos "El que fácilmente se
enoja hará locuras" (Libro de proverbios de Salomón) el cual tiempo dirá si estas
actuaciones del hombre pueden ser subsanadas o no.

- ¿Cuántos conflictos, asesinatos, homicidios, accidentes se han producido por el enojo o


por el carácter iracundo de algunos seres humanos independiente si son o no creyentes?
¿Cuántos malos entendidos podrían prevenirse producto del enojo y del carácter? Dios
ayúdanos a formar la característica de un hombre que tarde en enojarse, este es aquel
que tarda en generar conflictos producto de enojo "El hombre iracundo promueve
contiendas; Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla" Proverbios 15:18.

Dejarse llevar por el enojo es para gente necia:

Como señale anteriormente todos nos podemos enojar, cada día tiene su afán y su
problema y depende de nosotros si dejamos que esto nos haga llevar un buen día o un
mal día, pero la Biblia nos da una referencia muy buena al respecto, dice Eclesiastés 7: 9
"No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los
necios", "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte" Proverbios 16:32.

Consideraciones en cuanto al enojo:

El hombre en especial el creyente (por que este pasaje esta dirigido a nuestros hermanos
en el cual estoy incluido), El Apóstol Santiago entrega un buen y excelente consejo, dice:
"Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse" Santiago 1:19. El hombre debe aprender a oír, por lo general siempre
actuamos.. a su vez también debemos aprender a ser tardos en retener la lengua dado
que en ocasiones ésta última, se transforma en el instrumento que desbarata un gran
incendio en la comunicación de un hogar en el mundo laboral, ministerial etc.- La lengua
produce en ocasiones grandes y malos entendidos ocasionados por el enojo y la Ira.
Proverbios 14:29 nos enseña: "El que tarda en airarse es grande de entendimiento; el
impaciente de espíritu pone de manifiesto su necedad"

Conclusión, ¿Nos podemos enojar?:

Antes de responder si podemos o no enojarnos, debemos ver los ejemplos que nos da la
Palabra de Dios:

- Jesús se enojó y se entristeció

Marcos Cap. 3 verso 1 al 5 "Otra vez entró Jesús en la sinagoga. Había allí un hombre que
tenía seca una mano. Y lo acechaban para ver si lo sanaría en sábado, a fin de poder
acusarlo. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: —Levántate y ponte en medio.
Y les preguntó: — ¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o
quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos con enojo, entristecido por la dureza
de sus corazones, dijo al hombre: —Extiende tu mano. Él la extendió, y la mano le fue
restaurada sana".

En este pasaje observamos que Jesús se enojó por la actitud de los fariseos, pero no solo
eso, sino que también se puso triste por la dureza de sus corazones, pero esto no fue un
impedimento para que Jesús cumpliera su ministerio de sanidad.

- Jesús se enojó con los principales sacerdotes y escribas

En este pasaje observamos que Jesús se enojó por la actitud de los principales
sacerdotes y escribas, pero no solo eso, sino que también tuvo una actitud de celo por las
cosas celestiales, pero esto tampoco fue un impedimento para que Jesús cumpliera
su ministerio de sanidad.

Mateo Cap. 21:12-14: "Entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que
vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los
que vendían palomas, y les dijo: «Escrito está: "Mi casa, casa de oración será llamada",
pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones». Y vinieron a él en el templo ciegos y
cojos, y los sanó".

- Dios también se enoja por no cumplir el llamado.

Dios mismo también se enojó con Moisés cuando lo llama y moisés da sus excusas
respecto del llamado, veamos:

Éxodo Cap 4:14 "Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu
hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se
alegrará en su corazón"

En definitiva podemos concluir que Jesús y Dios Padre se enojaron pero por su enojo no
dejaron de cumplir sus propósitos, ni ministerio” ni se fueron de la Iglesia" Jesús no tuvo
una actitud necia de no dejar de hacer lo enviado y lo mandado, nosotros debemos tener
esa actitud frente al enojo, esto es como dice la Biblia "Airaos, pero no pequéis; no se
ponga el sol sobre vuestro enojo" (Ef. 4:26) que equivale a decir, si es factible tomar la
reconciliación el mismo día del enojo y no dejarnos llevar por el por que podemos causar
mucho daño.-

Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día,
(Ef. 4:26 BLS).

Dios Guarde a cada uno y conceda Gracia y Paz.

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Reloj
Representación de navidad
Regalos que nada cuestan
Reloj Yo temía...
El bordado y las hilachas
Cualquiera...
Un relojito que acababa de ser terminado por el relojero, fue puesto en una repisa en la Desiderata
bodega, junto a dos relojes mayores que estaban muy ocupados marcando los segundos Los hijos aprenden...
El fruto del Espíritu
con su tictac. Poder de la amistad

Bien: dijo uno de los relojes al recién llegado, De modo que te has iniciado en este
Nota
trabajo?
Lo siento por ti. Ahora estás dando tu tictac con mucho entusiasmo, pero ya te cansarás Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
cuando hayas marcado treinta y tres millones de tic tacs. posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.

-¡Treinta y tres millones de tic tacs! dijo asustado el relojito-.


Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
¡Yo jamás podré hacer eso! E inmediatamente se detuvo desesperado. nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.

-No seas necio- le dijo el otro reloj en ese momento-.


¿Por qué prestas oídos a tales palabras?
La cosa no es así. Lo único que tienes que hacer, es dar un tictac en este momento.

Eso es fácil, ¿verdad?


En seguida das otro, lo que es tan fácil como el anterior, y así sucesivamente.

¿¡Ah! Si eso es todo -gritó el relojito-, se hace fácilmente.


Así, que ¡aquí voy!

Y comenzó con nuevo entusiasmo a hacer un tictac a la vez sin pensar en los meses, ni
en los millones. Al final de un año, había hecho 33.000,000 de vibraciones sin darse
cuenta de ello.

¡Ojalá los cristianos quisieran vivir solamente el momento que les corresponde y no el
año completo!

En el Padre Nuestro se pide por el día.


"Basta al día su afán", dice el Señor.
Y la promesa que no se ha agotado en cuatro mil años dice:
"Como tus días será tu fortaleza."
¿Por qué te afanas hoy por el mañana?
Tu corazón hoy llenas de pesar?
Conoce tus pruebas, Tus cargas Él lleva; Si Dios tiene cuidado de las aves, De ti sin duda
ha de cuidar.

Representación de navidad

Era Navidad y en el pueblo iban a hacer la representación del nacimiento de Jesús. Todos
estaban muy entusiasmados, querían que la obra fuera un éxito.

Los niños la iban a representar, pero entre ellos había un niño con problemas; quién sabe
por qué causa, era más lento en aprender que los demás. El quería estar en la obra, y a la
maestra le dio ternura verlo con tanta emoción que le dio un papel pequeño: el del
posadero que rechazaba a la Virgen y a José porque la posada estaba llena.

El día de la obra, el teatro estaba a reventar; hasta había gente de pie. Y cuando llegaron a
la parte en la que llegan José y María a la posada, donde este niño con problemas tenía
que hablar, pasó algo inesperado.

José toco la puerta y salió el posadero, y cuando ya los iba a rechazar, al ver a la joven
pareja y sobre todo a la mujer, embarazada de quien iba a ser nuestro salvador, al niño se
le llenaron los ojos de lágrimas y les dijo:
"Pasen, pasen, la señora puede dormir en mi cama, que yo dormiré en el suelo."
Hubo un silencio intenso en la sala y a muchas personas les salieron lágrimas. La obra
fue un éxito, a pesar de que no fue fiel representación de lo que realmente pasó en esa
noche de Navidad, pero sentimos que algo había cambiado en nuestras vidas, pues ese
niño nos enseñó una lección de amor; en su inocencia nos enseñó que debemos amar y
ayudar a otros, no importa quienes sean, porque somos hijos de Dios y estamos aquí para
hacer el bien, sin pedir nada a cambio.

Regalos que nada cuestan

1. El regalo de escuchar.
Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Sólo escuchar.

2. El regalo del cariño.


Ser generoso con besos, abrazos, una palabra amable, un apretón de manos. Con estas
pequeñas acciones demuestras el cariño por tu familia y amigos.

3. El regalo de la sonrisa.
Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas, y tu regalo dirá "me gusta
reír contigo".

4. El regalo de una nota escrita.


Puede ser un simple "gracias por ayudarme". Un detallito así puede ser recordado toda
una vida, y aún, tal vez, inclusive cambiarla.

5. El regalo del reconocimiento.


Un simple, pero sincero "te ves preciosa con ese vestido", "has hecho un gran trabajo",
"fue una cena estupenda", "muchas gracias", "eres un cielo", "qué suerte tenerte cerca"...
pueden convertir en especial un día ordinario.

6. El regalo del favor.


Todo los días procura hacer un favor.

7. El regalo de la soledad.
Hay momentos en que preferimos estar solos. En esas ocasiones especiales ofrécete ese
regalo a ti mismo, o pídele a otros que te lo obsequien.

Yo temía...

Temía estar solo... hasta que aprendí a disfrutar de mi propia compañía. Temía fracasar...
y me di cuenta que es la mejor oportunidad para aprender. Temía a lo que opinaran los
demás.... y reconocí que lo importante es mi opinión acerca de mí mismo. Temía la
ingratitud... y encontré que el dar era mi regalo. Temía que me rechazaran ...y reconocí
que la mayoría de los rechazos están en mi propia exageración.Temía el dolor ....hasta
que aprendí que yo podía retenerlo o soltarlo. Temía a la verdad ...y descubrí en ella la
oportunidad de liberarme. Temía a la muerte ...hasta que aprendí a vivir con plenitud cada
instante. Temía al resentimiento ...hasta que me di cuenta que es a mí a quien hace daño.
Temía el ridículo ...hasta que aprendí a reírme de mí mismo. Temía envejecer ....hasta que
encontré que cada estación tiene su encanto. Temía al pasado ...hasta que reconocí que
todo fue perfecto. Temía al cambio ...hasta que encontré que en él estaban mis tesoros
del futuro.

El bordado y las hilachas

Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le
preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando. Yo observaba
el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así
que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo
me parecía muy confuso. Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:
"Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi
regazo y te dejaré verlo desde mi posición". Me preguntaba porqué ella usaba algunos
hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados desde donde yo
estaba. Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: "Hijo, ven y
siéntate en mi regazo." Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la
hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía
tan confuso. Entonces mi mamá me decía: "Hijo mío, desde abajo se veía confuso y
desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo
lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba
haciendo."Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho: "Padre,
¿qué estás haciendo?" El responde: "Estoy bordando tu vida." Entonces yo le replico: "Pero
se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, "¿porqué no son más
brillantes?" El Padre parecía decirme: "Mi niño, un día te traeré al cielo y te pondré sobre
mi regazo y verás el plan desde mi posición.
….Entonces entenderás.

Cualquiera...

Cualquiera reclama un derecho, pero pocos se atienen a sus deberes.


A cualquiera le brota una idea, pero pocos saben realizarla.
Cualquiera puede criticar, pero pocos enmendar.
Cualquiera puede señalar el mal, pero pocos trabajar el bien.
Cualquiera se compromete, pero pocos cumplen.
Cualquiera sentencia como un juez, pero pocos indultan como un cristiano.
Cualquiera sabe lo que debería hacerse, pero pocos lo hacen en el momento de actuar.
Cualquiera se pone un disfraz en sociedad, pero pocos se lo quitan ante Dios y se miran
tal cual son.
Cualquiera arrebata al otro la corona del triunfo, pero pocos resisten pagar el precio que
por ella se les exige.
Cualquiera quisiera mejorar el mundo, pero pocos se ponen al servicio de esa causa....
Animo tú no eres cualquier persona.Tú eres una persona muy especial.

Desiderata

(Max Ehrman, 1872-1945)

(Desiderata= palabra latina que significa "cosas que se desean")

Ve plácidamente entre el ruido y la prisa, recuerda que la paz puede estar en el silencio.
Sin renunciar a ti mismo, esfuérzate por ser amigo de todos. Di tu verdad, quietamente,
claramente. Escucha a los otros aunque sean torpes e ignorantes; cada uno de ellos tiene
también una vida que contar.
Evita a los ruidosos y agresivos, porque ellos denigran el espíritu. Si te comparas con los
otros puedes convertirte en un hombre vano y amargado; siempre habrá cerca de ti
alguien mejor o peor que tú. Alégrate tanto de tus realizaciones como de tus proyectos.
Ama tu trabajo aunque sea humilde; es el tesoro de tu vida. Sé prudente en tus negocios,
porque en el mundo abundan las gentes sin escrúpulos. Pero que esta convicción no te
impida reconocer la virtud; hay muchas personas que luchan por hermosos ideales y
dondequiera, la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo. Sobre todo no pretendas disimular tus inclinaciones. No seas cínico en el
amor, porque cuando aparece la aridez y el desencanto en el rostro, se convierte en algo
tan perenne como la hierba.
Acepta con serenidad el consejo de los años y renuncia sin reservas a los dones de la
juventud. Fortalece tu espíritu, para que no te destruyan inesperadas desgracias. Pero no
te crees falsos infortunios; muchas veces, el miedo es producto de la fatiga y la soledad.
Sin olvidar una justa disciplina, sé benigno contigo mismo.
No eres más que una criatura en el Universo, no menos que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí. Y, si no tienes ninguna duda, el Mundo se desplegará ante ti.
Vive en paz con Dios, no importa como lo imagines; sin olvidar tus trabajos y
aspiraciones, mantente en paz con tu alma, pese a la ruidosa confusión de la vida.
Pese a tus falsedades, penosas luchas y sueños arruinados, la Tierra sigue siendo
hermosa. Sé cuidadoso. Lucha por ser feliz.

"Desiderata" fue escrito en 1927 por Max Ehrmann (1872-1945), abogado y filósofo de
Harvard y publicado en 1948, después de su muerte, por su viuda, en el libro "Los poemas
de Max Ehrman".
En 1956, el reverendo Kates, pastor de la iglesia de San Pablo en Baltimore (Maryland),
incluyó el texto en una colección de poemas de su congregación.
Alguien cambió la fecha del poema unos 200 años al decir erróneamente que el poema
se encontró en una inscripción fechada en 1692 grabada en una tumba de la antigua
Iglesia de San Pablo de Baltimore. El año 1692 es el año en que se fundó la iglesia y no
tiene nada que ver con la fecha de creación del poema.

Los hijos aprenden lo que viven

Si un niño vive con las críticas, aprende a condenar.


Si un niño vive con la hostilidad, aprende a pelear.
Si un niño vive con el ridículo, aprende a ser tímido.
Si un niño vive con la vergüenza, aprende a ser culpable.
Si un niño vive con la tolerancia, aprende a ser paciente.
Si un niño vive con el aplauso, aprende a confiar.
Si un niño vive con el elogio, aprende a apreciar.
Si un niño vive con la seguridad, aprende a tener fe.
Si un niño vive con la aprobación, aprende a gustarse.
Si un niño vive con la aceptación y la amistad,
aprende a encontrar amor en el mundo.

El Fruto del Espíritu

Por causa del Calvario tengo la libertad de decidir, así que decido.... Elijo el amor. Ninguna
ocasión justifica el odio; ninguna injusticia justifica la amargura... Elijo el amor.
Hoy amaré a Dios y todo lo que Dios ama... Elijo el gozo.
Invitaré a mi Dios para que sea el Dios de las circunstancias. Rehusaré la tentación de ser
cínico... la herramienta del pensador perezoso. Rehusaré considerar a las personas como
menos que seres humanos, creados por Dios. Rehusaré ver en los problemas algo menos
que una oportunidad de ver a Dios... Elijo la paz.

Viviré habiendo sido perdonado. Perdonaré para que pueda vivir... Elijo la paciencia.

En lugar de quejarme porque la espera es demasiado larga, agradeceré a Dios por un


momento para orar. En lugar de cerrar mi puño por una nueva tarea asignada, la encararé
con gozo y valor... Elijo la amabilidad.
Seré amable con los pobres pues están solos. Amable con los ricos pues tienen temor. Y
amable con los malvados pues de tal manera me ha amado Dios... Elijo la bondad.

Prefiero estar sin un dólar que aceptar uno de manera deshonesta. Prefiero ser ignorado
antes que jactarme. Prefiero confesar antes que acusar. Elijo la bondad... Elijo la
fidelidad.

Hoy guardaré mis promesas. Mis acreedores no se lamentarán de su confianza. Mis


asociados no cuestionarán mi palabra. Mi esposa no pondrá en duda mi amor. Y mis
hijos nunca tendrán temor de que su padre no regrese a casa... Elijo la humildad.

Nada se gana por la fuerza.... Elijo ser manso.

Si levanto mi voz que sólo sea en alabanza. Si cierro mi puño que sólo sea en oración. Si
hago exigencias que sólo sean a mí mismo... Elijo el dominio propio.

Soy un ser espiritual. Luego de que haya muerto, mi espíritu remontará vuelo. Me niego a
permitir que lo que se va a podrir gobierne lo eterno... Elijo el dominio propio.

Sólo me emborracharé de gozo. Sólo me apasionará mi fe. Sólo Dios ejercerá influencia
sobre mí. Sólo Cristo me enseñará.... Elijo el dominio propio.

Amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad, dominio propio. A
estos encomiendo mi día. Si tengo éxito, daré gracias. Si fallo, buscaré su gracia. Y luego,
cuando este día haya acabado, pondré mi cabeza sobre mi almohada y descansaré.
Tomado de Cuando Dios susurra tu nombre, de Max Lucado, Editorial Betania.

El poder de la amistad

Un viernes por la tarde, me dirigía a casa tras salir de clase. Un chico nuevo, alumno de
primer curso de secundaria, iba media cuadra delante de mí. Se llamaba Kyle. Llevaba
una pila de libros y tenía pinta de ser el típico alumno estudioso, capaz de pasarse el fin
de semana estudiando. Yo ya tenía planeado lo que iba a hacer: iría a fiestas y jugaría un
partido con mis amigos.
Momentos después, otros chicos corrieron hacia Kyle, le arrebataron los libros y le
pusieron la zancadilla. Kyle cayó al suelo, sus gafas salieron volando y cayeron en la
hierba a corta distancia. Mientras se levantaba, miró hacia mí. Aun a media cuadra de
distancia, vi que estaba enojado, frustrado y humillado.
Me compadecí de él y corrí hacia donde estaba. Cuando llegué, andaba a gatas buscando
sus anteojos. Intentó disimular las lágrimas que le nublaban los ojos, e hice como si no
las hubiera notado. Le entregué los anteojos, y le dije: «¡Qué estúpidos! ¡No tienen nada
mejor que hacer!»
Kyle me miró y respondió: «¡Gracias!» En los labios se le dibujó una amplia sonrisa que
evidenciaba gratitud.
Le ayudé a recoger los libros y le pregunté dónde vivía. Era cerca de mi casa. Le pregunté
cómo era que no lo había visto antes, y me explicó que hasta entonces siempre había
asistido a un colegio privado. Antes, yo nunca habría trabado amistad con un chico que
asistiera a un colegio privado. Conversamos todo el camino a casa y le llevé algunos de
sus libros. Resultó ser de lo más buena onda.
Le pregunté si quería jugar un rato al fútbol con mis amigos. Aceptó. Aquel fin de semana
lo pasamos juntos. Mientras más conocía a Kyle, mejor me caía. Mis amigos compartían
mi opinión.
El lunes por la mañana vi de nuevo a Kyle, iba camino al colegio con su inmensa pila de
libros. Lo detuve y le dije bromeando: «¡Te van a salir unos buenos músculos de cargar
tantos libros cada día!» Riéndose, me pasó la mitad de los textos.
En el transcurso de los siguientes cuatro años, Kyle y yo nos hicimos muy buenos
amigos. Cuando estábamos en el último año de secundaria y empezamos a pensar en
estudiar una carrera, optamos por distintas universidades. Sin embargo, sabíamos que
siempre seríamos amigos. La gran distancia que mediaba entre nosotros jamás supuso
un problema. Kyle estudiaría medicina y yo administración de empresas, gracias a una
beca.
Kyle fue el estudiante con el mejor desempeño académico en su clase, y el que pronunció
el discurso de clausura de curso. Yo lo llamaba ratón de biblioteca. Me alegré de no tener
que ser yo el que tendría que ponerse en pie ante todos para hablar.
El día de fin de curso vi a Kyle. Estaba espléndido. Puede decirse que es uno de esos
chicos que se encuentran a sí mismos durante los años de la enseñanza media. Ya no
estaba tan flaco, y la verdad es que le quedaban bien los anteojos. Tenía más amigos que
yo y las chicas lo adoraban. A veces me ponía celoso. Aquel día sin ir más lejos lo estaba.
Me di cuenta de que Kyle estaba nervioso antes de pronunciar el discurso. Le di una
palmada en la espalda, y le dije: «¡Ánimo! ¡Te saldrá muy bien!»
Me miró con una sonrisa llena de gratitud, y respondió: «Gracias».
Llegó el momento, subió al estrado y se aclaró la garganta.
«La clausura de curso -dijo- es una oportunidad de dar gracias a los que nos ayudaron a
salir adelante en los años difíciles: de dar gracias a los padres, a los profesores, a los
hermanos, tal vez a un entrenador... pero más que nada a los amigos. No les quepa duda
de que la verdadera amistad es el mejor regalo que se pueda recibir. Voy a relatar algo
que me sucedió en una ocasión...»
No podía dar crédito a lo que oía. Kyle se puso a contar lo que ocurrió el día en que nos
conocimos. Confesó que ese fin de semana tenía pensado suicidarse. Kyle me miró a los
ojos, y me sonrió. Luego, prosiguió: «Gracias a Dios, me salvé. Mi amigo impidió que
cometiera una barbaridad.»
Los presentes se sobrecogieron cuando aquel joven apuesto y querido les habló de su
momento de mayor debilidad. Sus padres me miraron con la misma sonrisa de gratitud.
Hasta ese momento no me había dado cuenta de la gran trascendencia de lo que hice.
Jamás debemos subestimar el poder de nuestras acciones. Un pequeño gesto puede
transformar para bien o para mal la vida de otro.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 8:57:34 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

La honestidad
La lucha de la...
La rosa y blanca la...
La Honestidad Oración de un padre
Paz perfecta
Contento con lo que tengo
Hace mucho tiempo, un emperador convocó a todos los solteros del reino pues era 10 ideas para trabajar...
tiempo de buscar pareja a su hija. Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: "Os voy a Cambio de domicilio
Conquista a tu enemigo...
dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de seis meses deberán traerme De las pruebas...
en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija,
y por ende el reino". Así se hizo, pero entre ellos hubo un joven que plantó su semilla y
Nota
esta nunca llegó germinar. Mientras tanto, todos los demás participantes del singular
torneo no paraban de hablar y de mostrar las hermosas plantas y flores que iban Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
apareciendo en sus macetas. posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.

Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
hermosísimas y exóticas plantas. Nuestro héroe estaba demasiado triste pues su semilla
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
nunca llegó a dar señales de vida, por lo que ni siquiera quería presentarse en el palacio. darte el crédito correspondiente.
Sin embargo, sus amigos y familiares lo animaron e insistieron tanto que tomando valor
decidió culminar el torneo mostrando con sinceridad el fruto de su semilla a lo largo de
ese tiempo.

Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y
burla. Fue en ese momento cuando el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey.
Todos hicieron su respectiva reverencia mientras el soberano se paseaba entre todas las
macetas admirando los resultados.

Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su
maceta vacía. Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción. El rey dijo
entonces: "Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos
ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras
plantas, pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo
sincero, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece".

La Lucha de la Mariposa

Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la
mariposa cuando saliera del capullo. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces
se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por poder salir de
capullo.

El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño
orificio en el capullo , hasta que llego un momento en el que pareció haber cesado de
forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció que se había
atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una
pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande y así fue que
por fin la mariposa pudo salir.

Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y
dobladas.

El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se
desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al
reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa
solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas
dobladas... Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura


del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la
forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para
que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

Libertad y el volar solamente podrán llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la


lucha, también le fue privada su salud. Algunas veces las luchas son lo que necesitamos
en la vida. Si Dios nos permitiese progresar por nuestras vidas sin obstáculos, nos
convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podíamos haberlo
sido. ¡Cuánta verdad hay en esto! Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto
para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser
libres.

Necesitamos recordar que nunca recibimos más de lo que podemos soportar y que a
través de nuestros esfuerzos y caídas, somos fortalecidos, así como el oro es refinado
con el fuego.

Nunca permitamos que las cosas que no podemos tener, o que no tenemos, o que no
debemos tener, interrumpan nuestro gozo de las cosas que tenemos y podemos tener.

No pensemos ni nos enfoquemos en lo que no tenemos, disfrutemos cada instante de


cada día por lo que tenemos y nos ha sido dado.

La Rosa Blanca y la Muñeca

De prisa, entré en la tienda por departamentos a comprar unos regalos de Navidad a


Última hora. Miré a mi alrededor toda la gente que allí había y me molesté un poco.
"Estaré aquí una eternidad; con tanto que tengo que hacer" pensé. La Navidad se había
convertido ya casi en una molestia.

Estaba deseando dormirme por todo el tiempo que durara la Navidad. Pero me apresuré
lo más que pude por entre la gente en la tienda. Entré en el departamento de juguetes.
Otra vez más, me encontré murmurando para mí misma, sobre los precios de aquellos
juguetes. Me pregunté si mis nietos jugarían realmente con ellos.

De pronto, me encontré en la sección de muñecas. En una esquina, me encontré un niñito,


como de 5 años, sosteniendo una preciosa muñeca. Estaba tocándole el cabello y la
sostenía muy tiernamente. No me pude aguantar; me quedé mirándolo fijamente y
preguntándome para quién sería la muñeca que sostenía, cuando de pronto se le acercó
una mujer, a la cual el llamó tía.

El niño le preguntó: "¿Estás segura que no tengo dinero suficiente?" Y la mujer le contestó,
con un tono impaciente: "Tú sabes que no tienes suficiente dinero para comprarla. "La
mujer le dijo al niño que se quedara allí donde estaba mientras ella buscaba otras cosas
que le faltaban. El niño continuó sosteniendo la muñeca.

Después de un ratito, me le acerqué y le pregunté al niño para quién era la muñeca. El me


contestó: "Esta muñeca es la que mi hermanita deseaba con tanto anhelo para Navidad.
Ella estaba segura que Santa Claus se la iba a traer." Yo le dije que lo más seguro era que
Santa Claus se la traería.

Pero El me Contestó: "No, Santa no puede ir a donde mi hermanita está. Yo le tengo que
dar la Muñeca a mi Mamá para que ella se la lleve a mi hermanita." Yo le Pregunté dónde
estaba su hermana.

El Niño, con una cara muy triste me Contestó: Ella se ha ido con Jesús. Mi Papá dice que
Mamá se va a ir con ella también. Mi corazón casi deja de latir. Volví a mirar al Niño una y
otra vez. El continuó: Le dije a Papá que le dijera a Mamá que no se fuera todavía. Le dije
que le dijera a ella que esperara un poco hasta que yo regresara de la tienda. El Niño me
Preguntó si querría ver su foto y le dije que me encantaría.

Entonces, el sacó una fotografía que tenía en su bolsillo que había tomado al frente de la
tienda y me dijo: Le dije a Papá que le llevara estas fotos a mi mamá para que ella nunca
se olvide de Mí. Quiero mucho a mi mamá y no quisiera que ella se fuera. Pero Papá dice
que ella se tiene que ir con mi hermanita. Me di cuenta que el Niño había bajado la cabeza
y se había quedado muy callado. Mientras el no miraba, metí la mano en mi cartera y
saqué unos billetes. Le dije al niño que contáramos el dinero otra vez. El niño se
entusiasmó mucho y comentó: "Yo sé que es suficiente."

Y comenzó a contar el dinero otra vez. El dinero ahora era suficiente para pagar la
Muñeca. El Niño, en una voz muy suave, comentó:

"Gracias Jesús por darme suficiente dinero."

El Niño entonces Comentó: "Yo le acabo de pedir a Jesús que me diera suficiente dinero
para comprar esta muñeca, para que así mi Mamá se la pueda llevar a mi hermanita. Y El
oyó mi oración. Yo le querría pedir dinero suficiente para comprarle a mi Mamá una rosa
blanca también, pero no lo hice. Pero El me acaba de dar suficiente para comprar la
muñeca y la rosa para mi Mamá. A ella le gustan mucho las rosas. Le gustan mucho las
rosas blancas"

En unos minutos la tía regresó y yo, desapercibidamente, me fui. Mientras terminaba mis
compras, con un espíritu muy diferente al que tenía al comenzar las compras, no podía
dejar de pensar en el Niño.

Seguí pensando en una historia que Había leído en el periódico unos días antes, acerca
de un accidente causado por un conductor ebrio, el cual había causado un accidente
donde había perecido una niñita y su mamá estaba en estado de gravedad. La familia
estaba deliberando en si mantener o no a la mujer con vida artificial y máquinas. Me di
cuenta de inmediato que este niño pertenecía a esa familia.

Dos días más tarde leí en el periódico que la mujer del accidente había sido removida de
la maquinaria que la mantenía viva y había muerto. No me podía quitar de la mente al
niño. Más tarde ese día, fui y compré un ramo de rosas blancas y las lleve a la funeraria
donde estaba el cuerpo de la mujer. Y allí estaba, la mujer del periódico, con una rosa
blanca en su mano, una hermosa muñeca, y la foto del niño en la tienda. Me fui llorando...
mi vida había cambiado para siempre. El amor de aquel niño por su madre y su hermanita
era enorme. En un segundo, un conductor ebrio le había destrozado la vida en pedazos a
aquel niñito.

Ahora tu tienes dos opciones, tu puedes:

Primero, cambiar de actitud y ser más sensible ante la necesidad de los demás, pudiendo
convertirte en instrumento de Dios para ayudar a otros. Y segundo, olvidar este mensaje y
actuar como si no te hubiera tocado el corazón.

La Oración de un Padre

Ayúdame, Señor, a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que quieren


decirme y a responderles a todas sus preguntas con amabilidad. Evítame que los
interrumpa, que les discuta o contradiga.

Hazme cortés con ellos, para que ellos sean conmigo de igual manera.

Dame el valor de confesar mis errores y de pedirles perdón cuando comprenda que he
hecho algo incorrecto.

Impídeme que lastime los sentimientos de mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus
errores o que recurra a la afrenta y a la mofa como castigo.

No me permitas que induzca a mis hijos a mentir ni a robar.

Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la honestidad es
fuente de felicidad. Modera, te ruego, la maldad en mí. Evítame que los incomode y,
cuando esté malhumorado, ayúdame, Dios mío, a callarme. Hazme ciego ante los
pequeños errores de mis hijos y auxíliame a ver las cosas buenas que ellos hacen.

Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad y no me permitas exigirles el juicio y
convicciones de los adultos.

Ayúdame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos, pensar, escoger o


tomar sus propias decisiones.

No me permitas que los castigue sólo para satisfacer mi egoísmo.

Socórreme para concederles todos los deseos que sean razonables, y apóyame para
tener el valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño.

Hazme justo y ecuánime, considerado y sociable para con mis hijos, de tal manera que
ellos sientan hacia mí estimación. Hazme digno, Señor, de que sea amado e imitado por
mis hijos.

La Paz Perfecta

Hubo una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una
pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron.

El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubieron dos que a él
realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se
reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo
muy azul con tenues nubes blancas.

Todos quienes miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas.
Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y
truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no
se revelaba para nada pacífico.

Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, el miró tras la cascada un delicado arbusto
creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio
del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el
medio de su nido...

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?

El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?

"Porque", explicaba el Rey, "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas,
sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas
cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero
significado de la paz."

Y tú... ¿ya sabes QUIEN te da la verdadera paz del corazón?. Jesucristo nos ha dicho: "La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. Así que no se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo"

Contento con lo que tengo

«He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación» (Filipenses 4:11). Esta
frase fue escrita por el apóstol Pablo cuando se hallaba en una celda privado de toda
comodidad.

Se cuenta de un rey que salió a dar una vuelta por su jardín una mañana y observó que
todo se estaba marchitando y muriendo.
Al roble que se alzaba cerca de la entrada le preguntó qué pasaba, y descubrió que
estaba hastiado de la vida y había decidido morir, porque no era tan alto y hermoso como
el pino. El pino estaba descorazonado, porque no producía uvas como la vid.
La vid iba a echar su vida a perder porque no podía permanecer erguida y dar un fruto tan
delicado como el durazno. El geranio estaba atormentado porque no era tan alto y
fragante como la lila. Y así por todo el jardín.
Con el tiempo llegó a una humilde margarita, que como siempre encontró muy derechita y
radiante:
—Margarita, me alegra encontrar una florecilla valerosa en medio de tanto abatimiento —
le dijo el monarca—. No pareces estar en los más mínimo descorazonada.
—No. No valgo gran cosa, pero pensé que si hubieras querido tener aquí un roble, un pino,
un duraznero o una lila, habrías plantado eso. Pero como querías una margarita, estoy
resuelta a ser la mejor margarita que pueda.

10 ideas para trabajar sin estrés

Michael Mercer, especialista en psicología industrial a sugerido las siguientes ideas para
vivir sin estrés...

1 Llevarse bien con los demás. Mercer asevera: "Los empleados que no están sometidos
a mucho estrés, invariablemente tienen mejores relaciones laborales con casi todo el
mundo". Para ello, hay que averiguar qué se tiene en común con los demás y tratar
amistosamente a todos, desde el presidente de la empresa hasta los que hacen la
limpieza de la oficina.

2 Sea siempre diplomático. Proceda con tacto. Evite actuar con ira e impaciencia incluso
cuando se sienta frustrado. Mercer afirma: "Expresar ira en el trabajo por lo general
acarrea represalias directas o indirectas, lo cual indudablemente genera más estrés".

3 Descubra qué es lo que se le pide. Averigüe qué es lo que esperan su jefe y el superior
de este. Dice Mercer: "El éxito de su vida profesional depende de sus jefes. Cumpliendo
con sus exigencias se puede progresar, a la vez que disminuir una posible causa de
estrés."

4 Trabaje en colaboración con su jefe y sus compañeros. Mercer comenta: "Los que
trabajan en equipo se manifiestan aprecio y sufren mucho menos que los empleados que
actúan con rebeldía o les gusta trabajar solos".

5 Diga cada día tres frases elogiosas en su lugar de trabajo. Mercer puntualiza: "A todo el
mundo le agradan los cumplidos. La satisfacción que brinde a otros haciéndoles un
cumplido redundará en que procuren facilitarle la vida. Cuando les pida un favor, se
acordarán de su elogio."

6 Fíjese metas en su vida personal y en el trabajo. Quienes están sometidos a mucho


estrés pocas veces hacen algo por alcanzar sus objetivos. En cambio, los que no andan
muy estresados dedican más de la mitad del tiempo a actividades que les ayudan a lograr
las metas que se han fijado a corto y largo plazo.
Para determinar cuánto tiempo dedica a lograr sus metas, anote todo lo que hizo en los
últimos siete días. En una hoja aparte, anote tres objetivos a corto plazo (a lograr en los
próximos tres meses) y tres a largo plazo (para los próximos tres años). Seguidamente,
repase lo que hizo en siete días y anote todo lo que contribuyó a que lograra alguna meta,
ya fuera a corto o largo plazo.
Dice Mercer: "Lo normal es que se dedique menos del 5% del tiempo a actividades
conducentes a lograr los objetivos. Y al no alcanzar sus objetivos, la gente se siente
frustrada."

7 Haga una lista de asuntos pendientes. "Todos los días, antes de salir del trabajo, haga
una lista de lo que tiene que hacer al día siguiente". Con ese mínimo de organización
evitará verse agobiado por tareas pendientes.

8 Mantenga ordenados su escritorio y su lugar de trabajo. No se trata de tener una


obsesión por el orden. Mercer dice que su escritorio mide 3 metros por 1 y lo tiene
cubierto de documentos, salvo por un espacio cuadrado de como medio metro de lado
justo delante de él. Dicho espacio lo tiene reservado para aquello en lo que esté
trabajando en el momento.

9 Haga al menos un poco de ejercicio. Hasta una caminata de diez minutos es


beneficiosa. Mercer afirma que la tensión emocional o estrés se acumula en los
músculos. Con un poco de ejercicio se elimina esa tensión y la cabeza queda más
despejada para decidir la manera de abordar una situación estresante.

10 Considere la posibilidad de buscarse otro empleo. Dice Mercer: "Si las nueve ideas
anteriores no dan resultado, quizá sea hora de buscarse otro trabajo".
Por muchas tensiones que tenga en el trabajo, será más productivo si descubre una
manera de relajarse al menos cinco minutos cada hora. Casi todo el estrés nos lo
acarreamos nosotros mismos con malas actitudes o costumbres. Anote todo lo que hace
durante el día que le cause estrés. Seguidamente, mire a ver qué factores agravan la
tensión. Estudie luego las maneras en que puede revertir esas situaciones. ¿Le ayudará
hablar con un compañero de trabajo? Si se levantara media hora antes en las mañanas,
¿podría dejar de correr y caminaría, incluso a paso lento? ¿Hace ejercicio por lo menos
veinte minutos al día? En caso contrario, le conviene hacerlo, pues así aliviará el estrés y
podrá trabajar y dormir mejor.

Cambio de domicilio

Un banco de Bringhamton (Nueva York) envió un ramo de flores a un banco de la


competencia con motivo de la inauguración de sus nuevas instalaciones. Por una
confusión, la tarjeta que acompañaba las flores decía: «Nuestras más sinceras
condolencias».
Poco después, la florista que había cometido el error llamó al banco para ofrecer sus
disculpas. Lo que más le preocupaba, agregó la muchacha, era que el otro ramo, enviado
a un funeral, llevaba el saludo destinado originalmente al banco: «Felicitaciones por su
nuevo domicilio».
Para el cristiano, morir es como mudarse a una vivienda mejor. Estar con Jesús en un
lugar hermoso, dejar atrás pesares y dolores y reencontrarse con sus seres queridos.
Debe ser causa de esperanza, no de temor. Así pues, al creyente que fallece podemos sin
duda felicitarlo por su cambio de domicilio.

Conquista a tu enemigo: Transfórmalo en tu amigo

Cuando una mujer hindú se hizo seguidora de Cristo, su marido y otros parientes trataron
de hacerle la vida imposible. Un día un misionero le preguntó:
—Cuando tu esposo se enfada y te hostiga, ¿qué haces?
—Le preparo una mejor comida y le barro mejor el piso —replicó la señora—. Cuando me
habla ásperamente, le respondo con suavidad. En todo lo que hago procuro demostrarle
que desde que me hice cristiana soy mejor esposa.
Ese marido se resistió a todos los sermones del misionero, pero no pudo rechazar la
prédica práctica de su mujer. El Espíritu Santo se valió del gentil testimonio de aquella
ama de casa y a la postre el hombre aceptó a Jesús.
Cuando alguien nos trata mal, tenemos dos alternativas: abrigar resentimientos o buscar
medios de demostrar el amor de Dios a nuestro antagonista.

De las pruebas salen perlas

Una ostra del fondo del mar abrió su concha de par en par para dejar entrar el agua
refrescante. Mientras pasaba el agua, las branquias recogían alimento y lo enviaban al
estómago. De pronto, pasó por allí un inmenso pez, y de un coletazo levantó una nube de
arena. ¡Arena! ¡Qué poca gracia le hacía la arena a la ostra! Era tan áspera que le
amargaba la vida y le producía gran incomodidad. ¡Qué mal lo pasaba cada vez que
entraba un poco de arena en su interior! La ostra se apresuró a cerrar la concha de golpe,
pero ya era tarde. Un molesto granito de arena había logrado introducirse entre su cuerpo
y la concha.
¡Cómo fastidiaba a la ostra aquel granito de arena! Pero casi al instante, unas glándulas
con las que Dios la había dotado se activaron y comenzaron a envolver el incómodo
granito de arena con una sustancia preciosa, suave, anacarada. Año tras año, la ostra
añadía más capas de aquella sustancia al granito de arena, hasta que terminó
produciendo una hermosa perla reluciente, de gran valor.
Jue. 13 Dic. 2018 / 8:57:53 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Yo quiero ese
La vasija agrietada
Regalo de amor
Yo Quiero Ese ¡Hazme como Joe!
Es más que un trabajo
Las prioridades
Cierta vez escuché un relato acerca de un granjero que tenía cachorros para vender. Hizo El valor del ser...
un cartel ofreciendo los cachorros y lo clavó en un poste en una esquina de su campo. Predicación en el bus
La ventana del...
Mientras estaba clavando el cartel al poste, sintió que le daban un tirón en sus pantalones ¿Recuerdas lo del...?
de trabajo.

Miró hacia abajo y vio a un muchachito con una amplia sonrisa y con algo en su mano. Nota
“Señor”, le dijo, “quiero comprarle uno de sus cachorritos”. “Bueno”, le contestó el Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
granjero, “estos cachorros son de raza , y cuestan bastante dinero”. El muchachito inclinó posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
por un momento su cabeza, luego volvió a levantarla para mirar al granjero y dijo: “He
conseguido treinta y nueve centavos ¿Es esto suficiente para echarles un vistazo? ”
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
“Seguro”, dijo el granjero, comenzando a silbar y a gritar, “Dolly , ven aquí, Dolly”. Dolly darte el crédito correspondiente.
salió corriendo de su casilla y bajó la rampa seguida de cuatro pequeñas bolas de piel.
Los ojos del muchachito danzaban de alegría.

Entonces de la casilla salió, a hurtadillas, otra pequeña bola, ésta era notablemente más
pequeña. Se deslizó por la rampa y comenzó a renguear en un infructuoso intento por
alcanzar al resto. El cachorrito era claramente el más pequeño de la camada. El
muchachito apretó su carita contra la cerca y gritó con fuerzas: ¡Yo quiero a ése!,
señalando al más pequeño. El granjero se arrodilló y dijo: "Hijo, tú no quieres a este
cachorrito. Él nunca podrá correr y jugar contigo de la forma en que tú quisieras”. Al oír
eso, el muchachito bajó la mano y lentamente se subió el pantalón en una de sus
piernas. Al hacerlo, mostró un doble abrazadero de acero a ambos lados de su pierna,
que iba hasta un zapato especial. Mirando hacia arriba al granjero, le dijo: “Como usted
verá, señor, yo tampoco corro tan bien que digamos, y él necesitará a alguien que lo
comprenda”.

Colaboración de: Erika Anaya, North Hollywood, California, USA

La Vasija Agrietada

Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos
de un palo que el llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía una grieta,
mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a
pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Cuando llegaba, la vasija rota solo
contenía la mitad del agua. Por dos años completos esto fue así diariamente. Desde
luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para
la cual fué creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia
imperfección y se sentía miserable porque solo podía conseguir la mitad de lo que se
suponía debía hacer. Después de dos años le habló al aguador diciéndole:

- "Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo"

-¿Por qué? le preguntó el aguador.

- Porque debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga. Debido a mis
grietas, solo obtienes la mitad del valor de lo que deberías.

El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo:

-Cuando regresemos a la casa del patrón quiero que notes las bellísimas flores que
crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo y en efecto vió muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos
modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga. El
aguador le dijo:
-¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino?, siempre he sabido
de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del
camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido
recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro. Sin ser exactamente como eres,
El no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero si
le permitimos a Dios utilizar nuestras grietas para decorar la mesa de su Padre......" En la
gran economía de Dios, Nada se desperdicia".

Regalo de Amor

Hace un tiempo, un amigo mío, castigó a su pequeña hija de tres años por desperdiciar un
rollo de papel de regalos dorado. El dinero no alcanzaba, y se puso furioso cuando la niña
trató de decorar una caja para colocarla debajo del árbol de Navidad. A pesar de eso, al
día siguiente, la pequeña trajo el regalo a su padre y le dijo: "Esto es para ti, papito". El
estaba avergonzado por la exagerada reacción que había tenido, pero su enojo volvió a
encenderse cuando vio que la caja estaba vacía.

Le gritó: "¿No sabes que cuando le das un regalo a alguien debe de haber algo dentro de
él?"

La pequeña lo miró, con lágrimas en los ojos, y le dijo: "Oh, papito, no está vacía. Yo soplé
besitos en la caja. La llené con mi amor. Todo para tí, papito".

El padre estaba conmovido. Rodeó con sus brazos a la pequeña y le pidió perdón. Mi
amigo me contó que conservó la caja dorada por años junto a su cama. Siempre que se
sentía desanimado, sacaba un beso imaginario y recordaba el amor que la niña había
puesto en su interior.

En un sentido real, cada uno de nosotros, como padres ha recibido un recipiente lleno de
amor incondicional y de besos de nuestros hijos. No hay posesión más preciosa que uno
pueda tener.

Colaboración de: José Lara, Van Nuys, California, USA

¡Hazme Como Joe!

Joe era un Borracho que milagrosamente se había convertido en la Misión Bowery. Antes
de su conversión, se había ganado la fama de ser un sucio borracho para quien no había
esperanza, era solamente una miserable existencia en el suburbio. Pero luego de su
conversión a una nueva vida con Dios, todo cambió. Joe se transformó en la persona más
atenta que la misión hubiera conocido. Joe pasaba sus días y sus noches en la misión
haciendo todo lo que era necesario. No había ninguna tarea que se le solicitara, la cual él
considerase indigna de hacer. Ya sea para limpiar el vómito dejado por algún alcohólico
muy enfermo, o para cepillar los inodoros, después que hombres descuidados dejaran el
baño hecho una inmundicia. Joe hacía lo que se le pedía con una sonrisa en sus labios y
una aparente gratitud por la oportunidad de poder ayudar. Se podía contar con él para dar
de comer a hombres débiles que provenientes de la calle entraban en la misión, y para
desvestir y llevar a la cama a hombres que estaban demasiado perdidos como para
cuidar de sí mismos.

Una tarde, mientras el director de la misión estaba dando su mensaje evangelístico a la


usual multitud de hombres hoscos y silenciosos con su cabezas gachas, hubo un hombre
que levantó la mirada, vino por el pasillo hasta el altar y se arrodilló para orar, pidiéndole a
Dios que le ayudase a cambiar. El borracho arrepentido no dejaba de gritar. "¡Oh Dios!
¡Hazme igual a Joe! ¡Hazme igual a Joe! ¡Hazme igual a Joe! ¡Hazme igual a Joe!"

El director de la misión se inclinó hacia adelante y le dijo al hombre: "Hijo, yo creo que
sería mejor si orases, "Hazme igual a Jesús".

El hombre levantó la cabeza para mirar al director con una burlona expresión en su rostro
y le preguntó, "¿Es él igual a Joe?".

Colaboración de: José Lara, Van Nuys, California, USA

Es Más que un Trabajo

Un joven muchacho entró apresuradamente dentro de una estación de servicio y le


preguntó al encargado si tenía un teléfono público. El encargado asintió con la cabeza.
"Seguro, allí está". El muchacho introdujo algunas monedas, marcó un número y esperó la
respuesta. Finalmente alguien le contestó. "Un, señor", dijo con voz profunda, "¿podría
serle útil un muchacho honesto, buen trabajador, para trabajar con usted?" El encargado
de la estación no pudo evitar oír la pregunta. Después de unos instantes, el muchacho
dijo: "¡Oh!, ¿usted ya tiene un muchacho joven, honesto y buen trabajador? Bueno, ¡está
bien!. Igualmente gracias".

Con una amplia sonrisa de oreja a oreja, cortó la comunicación y volvió a su coche,
cantando eufóricamente. "¡Eh!, permíteme un minuto", lo llamó el encargado de la
estación. "No pude evitar escuchar tu conversación. ¿Por qué estás tan contento? Yo
pensé que el hombre te había dicho que ya tenía a alguien y no te necesitaba". El
muchacho sonrió y dijo: "Bueno, verá usted, yo soy el muchacho honesto y trabajador.
¡Estaba solamente controlado mi trabajo!"

Colaboración de: Bernardino Sánchez, North Hollywood, California, USA

Las Prioridades

De niño, mientras crecía, conocí un hombre que me parecía más grande que la vida
misma. Su nombre era Edwin E. Bailey, y atendía el observatorio astronómico del Instituto
Franklin de Filadelfia. Yo iba, la mayoría de los sábados, al Instituto Franklin solamente
para pasar tiempo con él. Su mente de enciclopedia me fascinaba. Parecía saber algo
sobre todo.

Fuimos amigos con Ed Bailey hasta que falleció hace varios años atrás. Fui a visitarlo,
cuando estaba en el hospital, después de sufrir un severo ataque de presión. En un
esfuerzo por charlar un poco, le conté acerca de todos los lugares donde había estado
hablando y cómo había llegado hasta su cama, directamente desde el aeropuerto.

Me escuchó y después me dijo en una forma levemente sarcástica: "Has ido por todo el
mundo y llegado a personas que, diez años después, no recordarán tu nombre. Pero no
has tenido tiempo para las personas que te quieren realmente. Esta frase tan simple me
golpeó fuertemente y cambió mi vida. Decidí no dejar que mi tiempo fuera usado por
personas a las cuales no les importo, mientras descuido a aquellos para los cuales soy
irremplazable.

Un amigo mío recibió, hace poco, un llamado desde la Casa Blanca pidiéndole una
conferencia con el presidente de los Estados Unidos. El la rechazó, debido a que iba a ser
el día que había prometido pasarlo con su nieta en la costa del mar. La nación sobrevivió
sin él, el presidente no lo extrañó, y su nieta tuvo un día maravilloso con su "Abue". Las
prioridades debieran ponerse primero siempre.

Colaboración de: Bernardino Sánchez, North Hollywood, California, USA

El Valor del Ser Humano

Alfredo, con el rostro abatido de pesar se encuentra con su amiga Marisa en un


restaurante para tomar un café. Profundamente desanimado, derrama ante ella sus
angustias ... que si el trabajo, que si el dinero, que si la relación con su mujer. Todo parece
ir mal en su vida.

Derrepente, Marisa introduce la mano en su bolso, y balancea ante los asombrados ojos
de Alfredo un billete de 100 dólares. "Alfredo, quieres este billete?". Con gesto de
incredulidad, Alfredo la mira sin saber bien qué quiere su amiga. "... son 100 dólares!,
¿quién no los querría?" Como respuesta, Marisa esconde el billete en su mano cerrada, y
lo aprieta con fuerza, hasta dejarlo reducido a una arrugada pelota de papel verde.

Abre la mano, y le enseña a Alfredo la piltrafa de papel: "¿Y ahora lo sigues queriendo?"

-"Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 dólares, claro que los
quiero, si es que me los vas a dar."

Entonces Marisa desdobló el billete, lo estiró como pudo en la mesa ¡y lo tiró al suelo,
pisándolo y restregándolo entre las losetas! Cuando volvió a cogerlo, algunos
parroquianos la miraban divertidos desde las otras mesas. Alfredo empesó a sentir
vergüenza, pero otra pregunta le sacó de sus pensamientos: "¿Lo sigues queriendo?"

-"Mira Marisa, sigo sin entender lo que pretendes, pero ese es un billete de 100 dólares. y
mientras no lo rompas conserva todo su valor..."

-"Entonces, Alfredo, debes saber que aunque a veces la vida no marche como quieres,
aunque las circunstancias te arruguen o te pisoteen SIGUES siendo tan valioso como
siempre lo has sido ... lo que debes preguntarte es CUANTO VALES en realidad y no lo
golpeado que puedas estar en un momento determinado".

Alfredo se quedó mirando a Marisa sin atinar con palabra alguna mientras el impacto del
mensaje penetraba profundamente en su alma y en su mente.

Marisa puso el arrugado billete delante de él, en su lado de la mesa, y con una sonrisa
cómplice agregó: -"Toma, guárdalo para que lo recuerdes cuando te sientas mal ... ¡pero
me debes un billete nuevo de 100 dólares, para poder usarlo con el próximo amigo que lo
necesite!"

Le dio un beso en la mejilla a Alfredo, que miraba el billete sin pronunciar palabra, y
levantándose de su silla se alejó rumbo a la puerta.

Alfredo volvió a mirar el billete, sonrió, y con una renovada energía llamó al camarero para
pagar la cuenta... pero no con el billete de 100 dólares.

"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra


semejanza. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y
hembra los creó" Génesis 1:26-27.

Predicación en el Autobús

Hace años un pastor protestante llegó a un pueblo de Madrid para iniciar su labor en una
nueva iglesia. A los pocos días de mudarse, fue a visitar a uno de sus feligreses. Como no
tenía coche y vivía algo apartado del domicilio a visitar, decidió subir a un autobús.

Al sentarse al fondo del vehículo, descubrió que el conductor le había dado en la vuelta
quinientas pesetas de más. Se quedó con la moneda en la mano, pensando para sí
mismo, "Bah, olvídalo, son sólo quinientas pesetas ¿A quien le importa una cantidad tan
pequeña de dinero?. Nadie va a echarla de menos. La empresa de autobuses recauda
muchos millones. Acéptalo como un detalle de parte de Dios."

Pero cuando llegó a su parada, antes de bajarse se detuvo y, en un impulso, decidió


devolverle las quinientas pesetas al conductor, diciéndole: "Tome, usted me dio este
dinero de más en la vuelta."

El conductor, con una sonrisa de picardía le respondió, "Sé que es usted el nuevo pastor
de la iglesia evangélica del pueblo. Dejé de asistir hace unos años, y he estado pensando
en regresar. Quería ver qué hacía si yo le daba dinero de más en el cambio". Se bajó el
pastor con una sacudida interior, pensando: "Dios mío, por poco vendo el testimonio de tu
Hijo por quinientas pesetas."

Fue una predicación rotunda, aunque sin palabras, del pastor. El conductor del autobús
fue un fiel seguidor de Jesucristo y miembro comprometido de la iglesia. Nuestras vidas
serán la primera Biblia, y a veces la única, que algunos leerán.

Sed imitadores de mí, como yo lo soy de Cristo. 1ª Corintios 11:1

Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Santiago 2:17.

La Ventana del Hospital

Dos hombres ancianos, seriamente enfermos, ocupaban la misma habitación de un


hospital. Ninguno podía casi moverse, pero uno de ellos (el que estaba cerca de la única
ventana) tenía la suerte de poder sentarse en su cama cada tarde, durante la escasa hora
a la que llegaban sus fuerzas, afectadas por una grave enfermedad. El otro paciente,
totalmente escayolado por un terrible accidente de tráfico, tenía que permanecer quieto y
boca arriba, en un auténtico tormento de quietud.

Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus vidas, de la coincidencia de no tener
ya ninguna familia ni amigos que les visitasen, sus recuerdos... Y cada tarde, cuando el
hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el rato describiendo a su
vecino el panorama que podía ver desde su privilegiada posición. El hombre inmovilizado
llegó a desear con toda su alma esa hora, en la que el reducido mundo de la habitación se
ensanchaba, y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior que él
no podía ver.

La ventana, le decía su compañero, daba a un parque con una preciosa fuente y un


pequeño lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus
cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de vivos colores.
Frondosos árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista del
perfil de la ciudad. El paciente que estaba junto a la ventana tenía el arte de hacer un
relato exquisito, lleno de detalles y de vida. Desde el otro lado de la habitación, su
compañero cerraba los ojos e imaginaba las escenas.

Así pasaron un par de semanas. Una mañana, la enfermera del turno de día entró como
cada mañana, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había
muerto plácidamente mientras dormía. Tras superar el vacío de su compañero, al que
había llegado a apreciar mucho, el otro hombre pidió ser cambiado a la cama que estaba
junto a la ventana, a lo que los médicos accedieron.

En cuanto se quedó solo, lentamente y con enorme esfuerzo, el anciano aprovechó la


progresiva mejoría que estaba teniendo para apoyarse en su codo, y conseguir lanzar su
primera mirada al ansiado mundo exterior que le había relatado su fallecido amigo. ¡Por
fin tendría la alegría de verlo él mismo! Se esforzó para girarse despacio y mirar a través
del cristal... ¡y se encontró con la pared blanca de un edificio!

El hombre se quedó mitad asombrado y mitad enfadado. En cuanto volvió a entrar la


enfermera en la habitación le contó la extraña experiencia, y le preguntó qué podría haber
motivado a su antiguo compañero a describir cosas tan hermosas y falsas a través de la
ventana. La enfermera le explicó que aquel hombre casi no podía ver, y que difícilmente
habría alcanzado a vislumbrar más allá de veinte metros. Sin embargo, se quedó
pensativa, y le contestó finalmente: "Quizás sólo quería animarle a usted".

En todo tiempo ama el amigo. Y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios


17:17

¿Recuerdas lo del Pato?

Había un pequeño niño visitando a sus abuelos en su granja. El tenía una resortera
(honda) con la que jugaba todo el día, practicaba con ella en el bosque pero nunca daba
en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena. Al acercarse a
casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse, usó su resortera y le
pegó al pato en la cabeza y lo mató.

Estaba triste y espantado, y todavía en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque.
Pero se dió cuenta que su hermana lo estaba observando. Lucrecia lo había visto todo
pero no dijo nada. Después de comer la abuela dijo, "Lucrecia, acompáñame a lavar los
platos." Pero Lucrecia dijo, "Abuela, Pedro me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina,
¿no es cierto Pedro? Y ella le susurró al oído: "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, sin decir
nada, Pedro lavó los platos.

En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo
siento pero Lucrecia debe ayudarme a preparar la comida." Pero Lucrecia con una sonrisa
dijo, "Yo si puedo ir, porque Pedro me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le
susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, Lucrecia fue a pescar y Pedro se
quedó.

Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de Lucrecia,
finalmente él no pudo más. Fue donde la abuela y confesó que había matado al pato. Ella
se arrodilló, le dió un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabía. Estuve parada en la
ventana y lo ví todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que me preguntaba era hasta
cuando permitirías que Lucrecia te tuviera como esclavo.

¿Hasta cuándo permitirás que tus pecados sin confesar te mantengan esclavo? Hoy
puedes gozar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Petición extraña
¿Cómo es la ...?
El chisme
Petición Extraña Parientes lejanos
Samaritanos...
La fe de Jorge...
En la corte de un rey de Sicilia vivían dos soldados que pasaban por envidioso el uno y No menosprecies...
avariento el otro. Queriendo divertirse el príncipe, llamólos a su presencia, y después de Reportándose
¿Me recuerdas?
haber elogiado sus servicios, manifestóles su intención de dar a cada uno el premio que Palabras de aliento
desearen, haciéndolos observar, no obstante, que el primer solicitante recibiría el objeto
de su deseo, y el segundo el duplo del primero.
Nota
Silenciosos y meditabundos quedaron largo rato los dos soldados, no queriendo ninguno Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
de ellos adelantar su solicitud. El avariento decía para sí: “Si empiezo yo, me tocará la posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
mitad menos que a mi compañero”.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
El envidioso a su vez discurría en sus adentros: “Jamás consentiré que a este grandísimo nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
avariento le toque más que a mí” darte el crédito correspondiente.

El príncipe gozaba al contemplar tal indecisión, y después de mucha espera, resolvió


terminar aquella escena. dirigiéndose al envidioso, le ordenó se adelantara y manifestase
su deseo. Vaciló éste un momento, diciendo entre sí: “¿Qué favor pediré o de qué
estratagema me valdré para que este avariento no se lleve más que yo?”

Si pido un caballo, dos habrá para él; si una casa, dos conseguirá él...¿Qué cosa puedo
pedir? ... ¡Canastos! Ya lo sé, pediré un castigo para que él reciba dos. Y dirigiéndose en el
acto al príncipe, díjole con tono decidido: “Suplico a su Mejestad mande se me arranque
un ojo”

Cuando esto oyeron rey y cortesanos, soltaron una ruidosa carcajada; todos hicieron
mofa del envidioso echándole en cara su bárbaro atrevimiento, y él con su insulsa
petición, sólo logró poner de manifiesto la fiera pasión que le dominaba.

¿Cómo es la Gente por Aquí?

Un joven recién llegado a un pueblo preguntó a un anciano que estaba con su nieto:
"¿Cómo es la gente que vive aquí?".
El anciano le respondió con otra pregunta: ¿Cómo es la gente del lugar de donde vienes?
El joven le dijo: "Muy egoísta, envidiosa y vengativa"
El viejo replicó..."Pues esa misma gente encontrarás aquí"
Más tarde llegó otro joven que hizo la misma pregunta que el anterior: El anciano le hizo
la misma pregunta: ¿Cómo es la gente del lugar de donde vienes? El joven le contestó:
"Confiable, amable, justa, y con mucho amor para los demás..."
A lo que el anciano contesta: "¡Pues esa misma gente es la que encontrarás aquí!"
El nieto del anciano preguntó entonces: "¿Por qué has dicho eso abuelo?"
A lo que su abuelito le respondió: "Cada cual, crea su ambiente externo con lo que sale
del interior de su corazón, y por su forma de percibir las cosas..."

El Chisme

Existe una historia de una mujer en Inglaterra quien llegó hasta su párroco con una
conciencia atormentada. El párroco la conocía como una habitual chismosa, ella
calumniaba a casi todo el pueblo.

"¿Cómo puedo hacer para cambiar?", suplicó. El párroco replicó: "Si usted quiere tener paz
en su conciencia, tome un saco de plumas de ganso y ponga una en la entrada de cada
casa de las personas que ha difamado".

Después de cumplir con el pedido, volvió al párroco y le preguntó: "¿Eso es todo?" "No",
dijo el sabio anciano ministro, "Ahora debe volver y recoger cada pluma y traérmelas a
mí".
Luego de largo tiempo, la mujer volvió sin una sola pluma. "El viento las espació a todas",
dijo ella. "Buena mujer", replicó el párroco, "Así es con los chismes. Las hirientes palabras
se arrojan con facilidad, pero nunca podremos volver a recogerlas".

Colaboración de José Lara, Van Nuys, California, USA

Parientes Lejanos

Cierto viejo solitario, vivía en las profundidades de las montañas de Colorado. Cuando
murió, sus parientes lejanos vinieron de la ciudad para llevarse sus cosas de valor. Luego
de llegar, todo lo que ellos vieron fue una vieja choza con un retrete adosado a ésta.
Dentro de la choza, cerca de la chimenea de piedra, había una vieja cacerola y su equipo
de minería. Una mesa llena de grietas con una silla de tres patas montaban guardia junto
a una delgada ventana, y una lámpara de kerosene servía como centro de mesa. En un
rincón oscuro había un desmoronado catre con una gastada bolsa de dormir sobre él.

Ellos recogieron algunas de las viejas reliquias y se dispusieron a partir. Mientras se iban,
un viejo amigo del solitario, sobre su mula, les hizo señas que parasen. "¿Les importaría si
yo saco algo de lo que ha quedado en la cabaña de mi amigo?", preguntó. "Vaya
tranquilo", le contestaron. Después de todo, pensaron, ¿qué puede haber de valor dentro
de la choza?.

El viejo amigo entró a la choza y caminó directamente hacia la mesa. Estiró el brazo
debajo de ella y levantó una de las tablas del piso. Luego procedió a sacar todo el oro que
su amigo había encontrado en los últimos 53 años, suficiente como para que se hubiese
construido un palacio.

El solitario murió con un solo amigo que lo sabía. Mientras el amigo miraba por la
pequeña ventana observando la nube de polvo, detrás de la cual desaparecía el coche de
los parientes, dijo: "Deberían haberlo conocido mejor.

Colaboración de José Lara, Van Nuys, California, USA

Samaritanos de Hoy

Casi no la había visto. Era una señora anciana con el auto varado en el camino. El día
estaba frío, lluvioso y gris. Alberto se pudo dar cuenta que la anciana necesitaba ayuda.
Estacionó su vetusto Pontiac delante del mercedes de la anciana, aún estaba tosiendo
cuando se le acercó.
Aunque con una sonrisa nerviosa en el rostro, se dio cuenta que la anciana estaba
preocupada. Nadie se había detenido desde hacía más de una hora, cuando se detuvo en
aquella transitada carretera. Realmente, para la anciana, ese hombre que se aproximaba
no tenía muy buen aspecto, podría tratarse de un delincuente. Mas no había nada por
hacer, estaba a su merced. Se veía pobre y hambriento.
Alberto pudo percibir como se sentía. Su rostro reflejaba cierto temor. Así que se
adelantó a tomar la iniciativa en el diálogo. "Aquí vengo para ayudarla señora. Entre a su
vehículo que estará protegida del clima. Mi nombre es Alberto". Gracias a Dios sólo se
trataba de un neumático bajo, pero para la anciana trataba de una situación difícil.
Mientras Alberto arreglaba el vehículo, la anciana le contó de donde venía; y que tan solo
estaba de paso por allí. Cuando Alberto terminó, ella preguntó cuanto le debía, pues
cualquier suma sería correcta dadas las circunstancias, pues pensaba las cosas terribles
que le hubiese pasado de no contar con la gentileza de Alberto. Él no había pensado en
dinero. Esto no se trataba de ningún trabajo para él. Ayudar a alguien en necesidad era la
mejor forma de pagar por las veces que a él, a su vez, lo habían ayudado cuando se
encontraba en situaciones similares. Alberto estaba acostumbrado a vivir así. Le dijo a la
anciana que si quería pagarle, la mejor manera de hacerlo sería que la próxima vez que
viera a alguien en necesidad y estuviera a su alcance el poder asistirla, lo hiciera de
manera
desinteresada y entonces... "tan solo piense en mí", agregó despidiéndose.
Alberto esperó hasta que el auto se fuera. Había sido un día frío, gris y depresivo, pero se
sintió bien en terminarlo de esa forma, estas eran las cosas que más satisfacción le
traían. Entró en su coche y se fue.

Unos kilómetros más adelante la señora divisó una pequeña cafetería. Pensó que sería
bueno quitarse el frío con una taza de café caliente antes de continuar el último tramo de
su viaje. Se trataba de un pequeño lugar un poco desvencijado. Por fuera había dos
bombas viejas de combustible que no se habían usado en años. Al entrar se fijó en la
escena interior. La caja registradora se parecía a aquellas de cuerda que había usado en
su juventud. Una cortés camarera se le acercó y le
extendió una toalla de papel para que se secara el cabello, mojado por la lluvia. Tenía un
rostro agradable con una hermosa sonrisa. Aquel tipo de sonrisa que no se borra aunque
estuviera muchas horas de pie.
La anciana notó que la camarera estaría de ocho meses de embarazo. Y sin embargo
esto no le hacía cambiar su simpática actitud. Pensó en cómo, gente que tiene tan poco,
pueda ser tan generosa con los extraños. Entonces se acordó de Alberto. Luego de
terminar su café caliente y su comida, le alcanzó a la camarera el precio de la cuenta con
un billete de 100 dólares. Cuando la muchacha regresó con el cambio constató que la
señora se había ido. Pretendió alcanzarla. Al correr hacía la puerta vio en la mesa algo
escrito en una servilleta de papel al lado de otros cuatro billetes de 100 dólares. Los ojos
se le llenaron de lágrimas cuando leyó la nota: "No me debes nada, yo estuve una vez
como tú estás.
Alguien me ayudó como hoy te estoy ayudando a ti. Si quieres pagarme, esto es lo que
puedes hacer: No dejes de asistir y ser bendición a otros como hoy lo hago contigo.
Continúa dando de tu amor y no permitas que esta cadena de bendiciones se rompa".
Aunque había mesas que limpiar y azucareras que llenar, aquél día se le fue volando. Esa
noche, ya en su casa, mientras entraba sigilosamente en su cama, para no despertar a su
agotado esposo que debía levantarse muy temprano, pensó en lo que la anciana había
hecho con ella... ¿Cómo conocería las necesidades que tenía con su esposo, y los
problemas económicos que estaban pasando, máxime ahora con la llegada del bebé?.
Era consciente de cuan preocupado estaba su esposo por todo esto. Se acercó
suavemente hacía él, para no despertarlo, mientras lo besaba
tiernamente, y le susurró al oído: "Todo va a estar bien, te amo... Alberto"

La Fe de Jorge Müller

El capitán de un barco contó la siguiente historia:

La última vez que navegué por aquí, hace cinco semanas, me aconteció algo
extraordinario que revolucionó mi vida por completo. Teníamos a bordo a Jorge Müller,
de Bristol. Durante veinticuatro horas yo no había abandonado el puente de mando,
cuando se acercó Jorge Müller y me dijo:

-Capitán, he venido para decirle que necesito estar a Québec el sábado por la tarde.

-Es imposible- le repliqué

-Está bien, si su barco no puede llevarme, Dios proveerá otro medio. Durante cincuenta y
siete años nunca he faltado a ninguno de mis compromisos. ¿quiere acompañarme a
orar?

Miré a aquel hombre de Dios y me dije, “¿de qué manicomio habrá escapado este
hombre?” ¡Nunca había oído cosa semejante!

-Señor Jorge Müller- le dije-.¿No se da cuenta de lo densa que es esta niebla?

-No- contestó-. Mis ojos no miran la densidad de la niebla, sino al Dios vivo, quien controla
todas las circunstancias de mi vida.

Se arrodillo y oró una oración simplísima, y cuando terminó yo iba a orar; pero Müller,
poniendo su mano en mi hombro, me dijo que NO orase, “primero, porque usted no cree
que Dios contestará; y segundo, porque YO CREO QUE ÉL HA CONTESTADO, y no hay
necesidad de que usted ore acerca de ello.”

-Capitán- me dijo-, yo he conocido a mi señor durante cincuenta y siete años, y durante


todo es tiempo no he faltado ni un solo día en tener una audiencia con el rey. Levántese,
capitán, abra la puerta y vera como la niebla ha desaparecido.

Me levanté, y verdaderamente, la niebla había desaparecido.

El sábado por la tarde Jorge Müller estaba en Québec cumpliendo su compromiso.

No Menosprecies tu Obra

John Egglen nunca había predicado un sermón en su vida. ¡Jamás!. No es que no quisiera
hacerlo, sólo que nunca tuvo la necesidad de ello. Pero una mañana lo hizo: La nieve
cubrió de blanco su ciudad, Colchester, un lugar de Inglaterra. Cuando se despertó esa
mañana de domingo de enero de 1850, pensó quedarse en casa. ¿Quién iría a la iglesia en
medio de semejante condición climática?. Pero cambió de parecer. Después de todo era
un diácono. Y si los diáconos no iban ¿Quién lo haría?. De modo que se calzó las botas,
se puso el sombrero y su capa, y caminó las seis millas hasta la iglesia metodista. No fue
el único miembro que consideró la posibilidad de quedarse en casa. Es más, fue uno de
los pocos que asistieron.
Sólo había trece personas presentes: Doce miembros y un visitante. Incluso el pastor
estaba atrapado por la nieve. Alguien sugirió que volviesen a casa, pero Egglen no aceptó
esa posibilidad. Habían llegado hasta allí, así que tendrían una reunión. Además, había
una visita, un jovencito de trece años. Pero ¿Quién predicaría? Egglen era el único
diácono. Le tocó a él. Así que lo hizo. Su sermón sólo duró diez minutos. Daba vueltas y
divagaba y al hacer un esfuerzo por destacar varios puntos, no remarcó ninguno en
especial. Pero al final, un denuedo poco común se apoderó del hombre. Levantó sus ojos
y miró directo al muchacho y le presentó un desafío: Joven, mira a Jesús. ¡Mira! ¡Mira!
¡Mira!
¿Produjo algún cambio ese desafío?. Permitan que el muchacho, ahora un hombre,
conteste: “Sí, miré, y allí mismo se disipó la nube que estaba sobre mi corazón, las
tinieblas se alejaron y en ese momento vi el sol” ¿El nombre de ese muchacho?... Carlos
Haddon Spurgeon, el que fuera conocido hasta en nuestros días como "El príncipe de los
predicadores".
¿Supo Egglen lo que hizo? NO. ¿Saben los héroes cuando realizan actos heroicos? Pocas
veces. ¿Los momentos históricos se reconocen como tales cuando suceden?. Ya sabes
la respuesta a esa pregunta. (Si no, una visita al pesebre te refrescará la memoria). Rara
vez vemos a la historia cuando se genera y casi nunca reconocemos a los héroes. Y
mejor así, pues si estuviésemos enterados de alguno de los dos, probablemente
arruinaríamos a ambos. Pero sería bueno que mantuviésemos los ojos abiertos. Es
posible que el Spurgeon de mañana esté cortando tu césped, y el "héroe" que lo inspira
podría estar más cerca de lo que te imaginas, podría estar en tu espejo.

Fuente: del libro: "Cuando Dios Susurra tu Nombre", de Max Lucado.

Reportándose

Una vez un Pastor estaba dando un recorrido por la Iglesia al mediodía... al pasar por el
Altar decidió quedarse cerca para ver quien había venido a orar. En ese momento se abrió
la puerta, el Pastor frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo. El
hombre estaba sin afeitarse desde hacía varios días, vestía una camisa rasgada, tenía el
abrigo gastado cuyos bordes se habían comenzado a deshilachar. El hombre se arrodilló,
inclinó la cabeza, luego se levantó y se fue. Durante los siguientes días el mismo hombre,
siempre al mediodía, estaba en la Iglesia cargando una maleta... se arrodillaba
brevemente y luego volvía a salir. El Pastor, un poco temeroso, empezó a sospechar que
se tratase de un ladrón, por lo que un día se puso en la puerta de la Iglesia y cuando el
hombre se disponía a salir le preguntó: "¿Qué haces aqui?". El hombre dijo que trabajaba
cerca y tenía media hora libre para el almuerzo y aprovechaba ese momento para orar,
"Sólo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que sólo
me arrodillo y digo: "Señor, sólo vine nuevamente para contarte cuán féliz me haces
cuando me liberas de mis pecados... no sé muy bien orar, pero pienso en Ti todos los
días... así que Jesús, este es Jim reportándose". El Pastor, sintiéndose un tonto, le dijo a
Jim que estaba bien y que era bienvenido a la Iglesia cuando quisiera. El Pastor se
arrodilló ante el altar, sintió derretirse su corazón con el gran calor del amor de aquel
humilde hombre.

Mientras lágrimas corrían por sus mejillas, en su corazón, él también repetía la oración de
Jim:"SOLO VINE PARA DECIRTE, SEÑOR, CUAN FELIZ FUI DESDE QUE TE ENCONTRE Y
ME LIBERASTE DE MIS PECADOS... NO SE MUY BIEN COMO ORAR, PERO PIENSO EN TI
TODOS LOS DIAS... ASI QUE JESUS, SOY YO REPORTANDOME".

Cierto día el Pastor notó que el viejo Jim no había venido. Los días siguieron pasando sin
que Jim volviese para orar. Continuaba ausente, por lo que el Pastor comenzó a
preocuparse, hasta que un día fue a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que él
estaba enfermo, que pese a que los médicos estaban muy preocupados por su estado,
todavía creían que tenía un oportunidad de sobrevivir.

La semana que Jim estuvo en el hospital trajo muchos cambios, el sonreía todo el tiempo
y su alegría era contagiosa. La enfermera Jefe no podía entender por qué Jim estaba tan
feliz, ya que nunca había recibido ni flores, ni tarjetas, ni visitas. El Pastor se acercó al
lecho de Jim con la enfermera y ésta le dijo, mientras Jim escuchaba: "Ningún amigo ha
venido a visitarlo, él no tiene a quien recurrir".

Sorprendido, el viejo Jim dijo con una sonrisa: La enfermera está equivocada... ella no
puede saber que TODOS LOS DIAS, desde que llegué a este lugar, a MEDIODIA, un querido
amigo mío viene, se sienta aquí en la cama, me agarra de las manos, se inclina sobre mi y
me dice: "SOLO VINE PARA DECIRTE, JIM, CUAN FELIZ FUI DESDE QUE ENCONTRE TU
AMISTAD Y TE LIBERE DE TUS PECADOS. SIEMPRE ME GUSTO OIR TUS ORACIONES,
PIENSO EN TI CADA DIA... ASI QUE JIM, ESTE ES JESUS REPORTANDOSE".

Amado Hermano, ahora, cada día, no podemos perder la oportunidad de decirle a Jesus:
Aquí Estoy REPORTANDOME....

¿ME RECUERDAS...?
SOY YO... LA MUERTE

Te envío este memorando, para notificarte que MAÑANA te toca a ti... ¡SI!, ¿pensaste que
vivirías mil años?... Calma, no te lamentes; no te lamentes... ni te preocupes más...
todavía te resta todo un día...Y un día puede ser toda una vida... Si lo sabes aprovechar.
¿Cómo?...Ya no postergues tu vida...Ya no renuncies a ella jamás. Tienes 24 horas para
demostrar tu cariño, tienes 24 horas para decirle a tus seres queridos, que les amas. para
sentir el sol, para soltar tu llanto, para entregar tu alma al Todo Poderoso.

Tienes todo un día para pedir perdón, para ser un niño, para ser un sabio, para reír con
fuerza, para gritarle al viento, para disfrutar del resto de la vida, que queda en tu corazón...
La vida te esta rodeando a cada instante aunque la busques en el futuro, aunque creas
haberla olvidado en el pasado.
LA VIDA ESTA ALLI CONTIGO. Te envuelve con su magia. Pero tú como un ciego prefieres
ignorarla. Es por eso que te envío este memorando... Para que recuerdes que tienes que
morir... Que mañana tomaré tu mano y te llevaré de aquí...Y quiero preguntarte...

¿Podrías describirme el aroma de las Rosas?... ¿Podrías decirme lo que sientes, cuando el
viento te envuelve con su ternura, con su brisa y con su fuerza?... ¿Conoces la maravillosa
sensación que brinda el Amor? ¿Haz disfrutado el arte de amar...SIN NINGÚN limite...O te
ha detenido el temor?. Disculpa si soy indiscreta... Lo que pasa es que me causa mucha
gracia el pensar que mañana que te tome en mis brazos...Vas a estar muerto
COMPLETITO AL 100%... No habrá ningún asomo de vida en ese cuerpo tuyo... Y sin
embargo hoy que estas vivo... El 75% de tu ser parece estar muerto. Tengo aquí a muchos
suicidas que en el justo momento que me vieron de frente. Descubrieron que la vida es
muy bella y mucho más grande que todos esos problemitas que creyeron irremediables...
Justo cuando sus ojos dejaron de percibir colores, cuando su piel dejó de tener
sensaciones, cuando sus oídos no escuchaban ni siquiera el silencio, cuando su boca no
pudo decir...TE AMO, AYÚDAME, TE PERDONO, TE EXTRAÑO, ERES ESPECIAL... Cuando
sus brazos ya no pudieron abrazar... Cuando sus piernas ya no pudieron correr...Cuando
sus labios dejaron de sonreír. En ese momento todo suicida me suplica una oportunidad
sin entender que cada instante, de cada hora, de cada día de su vida es una oportunidad...
UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR CON INTENSIDAD....Y que yo LA MUERTE, SI, doy
oportunidades. Pero sólo a aquel que sabe USAR la vida, sólo a aquel que se da cuenta
que la vida no se puede comprar con ninguna cantidad de dinero... Que la vida es como
una montaña rusa, a la que te subes y LO DISFRUTAS AL 100% porque sabes que el final
esta cerca y que no podrás comprar otro boleto.

Así que si no me recordabas, AQUI ESTOY !!! ... Porque mañana te toca a ti... Te queda un
sólo DIA... ¿Qué harás con el?... HOY ESTAS EN LOS BRAZOS DE LA VIDA... PERO
MAÑANA... MAÑANA ESTARAS EN LOS MIOS.... ASI QUE...VIVE TU VIDA !! ... TE
ESPERO...

Atte... LA MUERTE

Palabras de Aliento

¿Podría hablar con la encargada?

La súbita pregunta de mi amiga a la camarera me sobresaltó. Nuestra cena en una


popular pizzería parecía haber transcurrido sin novedad, por lo cual me preguntaba que
estaba por hacer Eileen.

La encargada apareció ante nuestra mesa pocos minutos después. "¿Qué puedo hacer
por usted?", preguntó titubeando, como si estuviese esperando otra queja de un cliente
enojado.

"Simplemente quería hacerle saber, que la camarera de esta noche fue realmente
excepcional", comentó Eileen. Luego describió algunas acciones de la camarera que la
habían impresionado.

La encargada estaba obviamente aliviada y encantada. Igual estaba la camarera, parada


cerca de nosotros. Las cuatro reímos y charlamos por unos minutos. Eileen les había
alegrado el día a dos mujeres que trabajaban duramente... Y me había dejado una
indeleble impresión acerca del poder de las palabras positivas.

Cuando pensamos en nuestras palabras, es fácil fijarse en aquellas que quisiéramos


recobrar. Afortunadamente, sin embargo, hay ciertas frases que casi siempre son las
adecuadas para decir, palabras que comunican amor y estímulo. He aquí algunas de
ellas:

"Ha hecho esto muy bien".

"¿puedo orar ahora mismo por usted?"


"¿cómo esta usted realmente?"

" Lo que ha dicho, me ayudó".

"Yo estaba equivocado".

"Gracias por guiarme (o por servirme)".

"Si le he ofendido, le pido perdón"

"He apreciado la forma en que usted________".

"¿Qué puedo hacer para ayudar?"

"Cuéntame acerca de tu día, trabajo, tus hijos..".

"Te sigo amando".

"Dios es lo suficientemente grande como para.________".

"Estoy orgulloso de ti".

"Realmente estas creciendo".

"Por favor ven a cenar".

"Te extrañé".

"Estoy tan contento por ti".

"He orado por ti hoy".

"¡Estaré muy contento de... ayudar!"

En pocas palabras, si hay palabras que a usted le gustaría escuchar, puede apostar que
también estimularían a otros.

Colaboración de: Berbardino Sánchez, North Hollywood, California, USA.

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Las cosas no son...


La herencia
La oferta final
Las Cosas no Siempre son lo que Parecen La oración
El carpintero
Eres importante
Dos ángeles viajeros se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy El analfabeto
adinerada. La familia era descortés y no quiso permitirle a los ángeles que se quedaran La palabra navidad
Con una sola vez basta
en la habitación de huéspedes de la mansión. En vez de eso les dieron un Concurso de belleza
espacio pequeño en el frío sótano de la casa. Sucedió que mientras los
ángeles preparaban sus camas en el duro piso, el ángel más viejo vio un hueco en la
Nota
pared y lo reparó. Cuando el ángel más joven preguntó el por qué, el ángel más viejo le
respondió: "Las cosas no siempre son lo que parecen." Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
La siguiente noche, el par de ángeles vino a descansar en la casa de un señor y una
señora muy pobres, pero muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida que la
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
familia pobre tenía, la pareja le permitió a los ángeles que durmieran en su cama donde nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
ellos podrían tener una buena noche de descanso. Cuando amaneció al siguiente día, los darte el crédito correspondiente.

ángeles encontraron bañados en lágrimas al señor y a su esposa. La única vaca que


tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El
ángel más joven estaba furioso y preguntó al ángel más viejo: "¿Cómo pudiste
permitir que esto pase? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste. La
segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y tú
permitiste que la vaca muriera"

"Las Cosas no siempre son lo que parecen," le replicó el ángel más viejo. "Cuando
estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado
en aquel hueco de la pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con
avaricia y no dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que
nunca lo encontraría."

"Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte


vino en busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar... Las Cosas no
siempre son lo que parecen."

Algunas veces, eso es exactamente lo que pasa cuando las cosas no salen como uno
espera que salgan. Si tú tienes fe, solamente necesitas confiar en que cualesquiera que
fueran las cosas que vengan, serán siempre para bien, incluso si no parecen serlo.

Dice el Libro de Dios: "y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien..." (Rom. 8:28a).

La Herencia

Pertenecía a su bisabuela y él sabía que debía ser muy cuidadoso. El jarrón era uno de los
tesoros más preciados de su madre. Así se lo había afirmado.

El jarrón, puesto en alto, estaba fuera del alcance de pequeñas manos, pero de alguna
manera lo logró. Solamente quería ver si el delgado borde de capullos de rosas iba todo
por detrás. Él no se dio cuenta que las manos de un niño de cinco años, a veces son
torpes y no están hechas para sostener delicados tesoros de porcelana. Se hizo pedazos
cuando golpeó el suelo y él comenzó a llorar. El llanto se transformó pronto en un
sollozante gemido, que iba haciéndose más y más fuerte. Desde la cocina su madre oyó
llorar a su hijo y vino corriendo. Sus pisadas apresuradas resonaron en la sala y doblaron
la esquina. Ella entonces se detuvo, lo miró y vio lo que él había hecho.

Entre sollozos, él pudo pronunciar dificultosamente las palabras:"rompí... el jarrón".

Y entonces su madre le dio un regalo.

Con una mirada de alivio, su madre dijo: "Oh, gracias a Dios. ¡pensé que te habías
lastimado! Y lo sostuvo tiernamente hasta que sus sollozos desaparecieron".
Ella fue perfectamente clara, él era su tesoro. A pesar de ser ya un hombre maduro, es un
regalo que sigue manteniendo en su corazón.

Colaboración de José Lara, Van Nuys, California, USA

La Oferta Final

El acaudalado Barón inglés Fitzgerald tenía sólo un hijo varón, el cual comprensiblemente
era la niña de sus ojos, el centro de sus efectos, hijo único, el foco de la atención de la
familia.

El hijo creció, pero a sus breves diez años su madre murió, abandonándolo a él y a su
padre. Fitzgerald sufrió por la pérdida de su esposa pero se propuso dedicarse a ser un
buen padre para su hijo. Pasado el tiempo, el hijo se enfermó gravemente y murió poco
antes de cumplir los once años. Mientras tanto, las empresas financieras de fitzgerald
prosperaron grandemente. El padre acostumbraba usar mucho de su fortuna para
comprar obras de arte de los "famosos".

Y con el transcurso del tiempo, Fitzgerald mismo enfermó y se murió. Previo a su deceso,
había preparado cuidadosamente su testamento con instrucciones explícitas cómo
debían ser liquidados sus bienes. Dispuso que debería efectuarse una subasta, donde se
vendería toda su colección de obras de arte. Debido a la cantidad y calidad de obras de
arte de su colección, valuada en millones de libras esterlinas, se había reunido,
expectante, una gran multitud de futuros compradores. Entre ellos se encontraban
muchos conservadores de museo y coleccionistas privados, ansiosos de hacer ofertas.

Las obras de arte fueron expuestas antes del comienzo del remate. Entre ellas estaba una
pintura que no había recibido mucha atención. Era de pobre calidad y estaba hecha por un
desconocido artista local. Parecía ser un retrato del único hijo de Fitzgerald.

Cuando llegó el momento de comenzar la subasta, el subastador martilló para llamar la


atención del publico antes que empezaran las ofertas, el abogado leyó el testamento de
Fitzgerald, quien había dado instrucciones de que el primer cuadro a ser subastado sería
la pintura de "mi hijo".

La pintura de pobre calidad no recibió ninguna oferta...¡ salvo una ! El único interesado fue
el viejo sirviente que había conocido al hijo y lo había amado y servido, el cual por razones
sentimentales hizo la única oferta. Por menos de una libra inglesa compró la obra.

El subastador interrumpió las ofertas y le pidió al abogado que leyera nuevamente el


testamento. La multitud estaba silenciosa, era bastante inusual, y el abogado leyó el
testamento de Fitzgerald: "Quienquiera que compre el cuadro de mi hijo recibe toda mi
colección. ¡La subasta ha terminado!"

La Oración

Un hombre norteamericano servía como misionero en un pequeño hospital en una área


rural de un país africano, cada dos semanas viajaba a la ciudad en bicicleta para comprar
provisiones y medicamentos. El viaje era de dos días y tenía de atravesar la jungla.
Debido a lo largo del viaje, debía de acampar en el punto medio, Pasar la noche y
reanudar el viaje temprano al siguiente día. Dejemos que él nos relate lo que experimentó
en cierta ocasión:

En uno de estos viajes, llegué a la ciudad donde planeaba retirar dinero del banco,
comprar las medicinas y los víveres y reanudar mi viaje de dos días de regreso al hospital.
Cuando llegué a la ciudad; observé a dos hombres peleándose, uno de Los cuales estaba
bastante herido. Le curé sus heridas y al mismo tiempo Le hablé de Nuestro Señor
Jesucristo. Después de esto, reanudé mi viaje de regreso al hospital. Esa noche acampé
en el punto medio y a la mañana siguiente reanudé mi viaje y llegué al hospital sin ningún
incidente.

Dos semanas más tarde repetí mi viaje. Cuando llegué a la ciudad, se me acercó el
hombre al cual yo había atendido en mi viaje anterior y me dijo que la vez pasada, cuando
lo curaba, el se dio cuenta que yo traía dinero y medicinas. El agregó "Unos amigos y yo te
seguimos en tu viaje mientras te adentrabas en la jungla, pues sabíamos que habrías de
acampar." Planeábamos matarte y tomar tu dinero y medicinas. Pero en el momento que
nos acercamos a tu campamento, pudimos ver que estabas protegido por 26 guardias
bien armados".

Ante esto no pude mas que reír a carcajadas, y le aseguré que yo siempre viajaba solo. El
hombre insistió y agregó: "no señor, yo no fui la única persona que vio a los guardias
armados, todos mis amigos también los vieron, y no solo eso, sino que entre todos los
contamos".
En ese momento, uno de los hombres en la Iglesia se puso de pie, interrumpió al
misionero y le pidió que por favor le dijera la fecha exacta cuando sucedió ese hecho. El
misionero les dijo la fecha y el mismo hombre le dijo la siguiente historia. "En la noche de
tu incidente en África, era de mañana en esta parte del mundo, y yo me encontraba con
unos amigos preparándome para jugar golf. Estábamos a punto de comenzar, cuando
sentí una imperiosa necesidad de orar por ti, de hecho, el llamado que el señor hacía era
tan fuerte, que llamé a algunas personas de nuestra congregación a que se reunieran
conmigo en este santuario lo más pronto posible." Entonces, dirigiéndose a la
congregación le dijo: " todos los hombres que vinieron en esa ocasión a orar, ¿podrían por
favor ponerse de pie?". Todos los hombres que habían acudido a orar por él se pusieron
de pie, el misionero no estaba tan preocupado por saber quienes eran ellos, mas bien se
dedicó a contarlos a todos - y en total eran 26 hombres.

Esta historia es un ejemplo vivo de como el Espíritu del Señor se manifiesta en forma tan
misteriosas. Si en alguna ocasión sientes esa necesidad de orar por alguien, deja lo que
estas haciendo y hazlo. Una oración sincera... siempre llegará a oídos de Dios.

El Carpintero

Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le dijo a su Jefe de sus
planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una vida más placentera con su
esposa y disfrutar de su familia. El iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba
retirarse. Ellos superarían esta etapa de alguna manera.

El Jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió que si podría
construir una sola casa más, como un favor personal. El carpintero accedió, pero se veía
fácilmente que no estaba poniendo el corazón en su trabajo. Utilizaba materiales de
inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su
carrera.

Cuando el carpintero terminó su trabajo y su jefe fue a inspeccionar la casa, el jefe le


extendió al carpintero las llaves de la puerta principal.

Esta es tu casa -dijo- es un regalo de la compañía para ti.

¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba
construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente. ¡Ahora
tendría que vivir en la casa que construyó no muy bien que digamos!

Así es con nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando


cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello lo mejor de nuestra parte. Muy a
menudo, no ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo. Entonces, con pena
vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa
que nosotros mismos hemos construido.

Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente. Piensen como si fueran el


carpintero. Piensen en su casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared
o edificamos un techo.

Construye con sabiduría. Es la única vida que podrás construir. Inclusive si sólo la vives
por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

Eres Importante para Mí

Una profesora universitaria inicio un nuevo proyecto entre sus alumnos. A cada uno les
dio cuatro moños de color azul, todos con la leyenda Eres importante para mí, y les pidió
que se pusieran uno.

Cuando todos lo hicieron, les dijo que eso era lo que ella pensaba de ellos. Luego les
explicó de qué se trataba el experimento: tendrán que darle un listón a alguna persona
que fuera importante para ellos, explicándoles el motivo y dándole los otros listones para
que ellos hicieran lo mismo. El resultado esperado era ver cuánto podía influir en las
personas ese pequeño detalle.

Todos salieron de esa clase platicando a quien darían sus listones. Algunos mencionaban
a sus padres, a sus hermanos o a sus novios. Pero entre aquellos estudiantes, había uno
que estaba lejos de casa. Este muchacho había conseguido una beca para esa
universidad y al estar lejos de su hogar, no podía darle ese listón a sus padres o sus
hermanos.

Pasó toda la noche pensando a quien daría ese listón. Al otro día muy temprano tuvo la
respuesta. Tenía un amigo, un joven profesionista que lo había orientado para elegir su
carrera y muchas veces lo asesoraba cuando las cosas no iban tan bien como
el esperaba.

¡Esa era la solución! Saliendo de clases se dirigió al edificio donde su amigo trabajaba.
En la recepción pidió verlo. A su amigo le extrañó, ya que el muchacho lo iba a ver
después de que el saliera de trabajar, por lo que pensó que algo malo estaba sucediendo.

Cuando lo vio en la entrada, sintió alivio de que todo estuviera bien, pero a la vez le
extrañaba el motivo de su visita. El estudiante le explicó el propósito de su visita y
le entregó tres moños, le pidió que se pusiera uno y le dijo que al estar lejos de casa, él
era el más indicado para portarlo. El joven ejecutivo se sintió halagado, no recibía ese
tipo de reconocimientos muy a menudo y prometió a su amigo que seguiría con el
experimento y le informaría de los resultados.

El joven ejecutivo regresó a sus labores y ya casi a la hora de la salida se le ocurrió una
arriesgada idea: Le quería entregar los dos moños restantes a su jefe. El jefe era una
persona huraña y siempre muy atareada, por lo que tuvo que esperar que estuviera
"desocupado".

Cuando consiguió verlo, su jefe estaba inmerso en la lectura de los nuevos proyectos de
su departamento, la oficina estaba repleta de reconocimientos y papeles. El jefe solo
gruño "¿Qué desea?" El joven ejecutivo le explicó tímidamente el propósito de su visita y
le mostró los dos moños. El jefe, asombrado, le preguntó "¿Por qué cree usted que soy el
más indicado para tener ese moño?". El joven ejecutivo le respondió que él lo admiraba
por su capacidad y entusiasmo en los negocios, además que de él había aprendido
bastante y estaba orgulloso de estar bajo su mando. El jefe titubeó, pero recibió con
agrado los dos moños, no muy a menudo se escuchan esas palabras con sinceridad
estando en el puesto en el que él se encontraba.

El joven ejecutivo se despidió cortésmente del jefe y, como ya era la hora de salida, se fue
a su casa. El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas, esta vez se fue
temprano a su casa. En la solapa llevaba uno de los moños y el otro lo guardó en la bolsa
de su camisa. Se fue reflexionando mientras manejaba rumbo a su casa. Su esposa se
extrañó de verlo tan temprano y pensó que algo le había pasado, cuando le preguntó si
pasaba algo, el respondió que no pasaba nada, que ese día quería estar con su familia. La
esposa se extrañó, ya que su esposo acostumbraba llegar de mal humor.

El jefe preguntó "¿dónde esta nuestro hijo?", la esposa salió y lo llamó, ya que estaba en
el piso superior de la casa. El hijo bajó y el padre solo le dijo "Acompáñame". Ante la
mirada extrañada de la esposa, y del hijo, ambos salieron de la casa. El jefe era un
hombre que no acostumbraba gastar su "valioso tiempo" en su familia muy a menudo.
Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa. El padre miró a su hijo,
quien a su vez lo miraba extrañado. Le empezó a decir que sabía que no era un buen
padre, que muchas veces se había perdido de aquellos momentos que sabía eran
importantes para él.

Le mencionó que había decidido cambiar, que quería pasar más tiempo con ellos, ya que
su madre y él eran lo más importante que tenía. Le mencionó lo de los moños y su joven
ejecutivo. Le dijo que lo había pensado mucho, y que quería darle el último moño a él, ya
que era muy importante para él, que el día que nació, fue el más feliz de su vida y
que estaba orgulloso de él.

Todo esto mientras le prendía el moño que decía: "Eres importante para mí". El hijo, con
lágrimas en los ojos le dijo: "Papá, no sé que decir, mañana pensaba suicidarme porque
pensé que no te importaba. Te quiero papá, perdóname..."

Ambos lloraron y se abrazaron, el experimento de la profesora dio resultado, había


logrado cambiar no una, sino varias vidas, con sólo expresar lo que sentía...

¡Cuán sabias fueron las palabras de Salomón!, El nos dice, que hay en nuestras lenguas el
poder de bendecir o maldecir. somos llamados a expresar lo que sentimos y darle valor a
los detalles de la gente que nos ama, y si llevamos esto un poco más lejos, somos
llamados a ser de bendición aún a aquellos que no tienen quien les ame. Por eso, tú para
mí... eres muy Importante.

Porque no realizas tú también, el experimento de aquella maestra. Puedes hacerlo hoy,


siempre habrá alguien a quien puedas bendecir con tus palabras y acciones. ¡Dios te
bendiga hoy... y siempre!.

El Analfabeto

En un lugar lejano y aislado de nuestras tierras, hace muchísimos años, vivía don Tano, un
señor de pocas palabras y de un carácter fuerte y extraño. Su vida estaba dedicada al
cuidado de sus animales de la granja y a los cultivos; esa era la forma de subsistir junto a
su familia.

Un día recibió carta de un compadre, pero como nadie en su humilde hogar sabía leer ni
escribir, guardaron la carta, mientras encontraban quien la leyera. Pasó por el lugar un
desconocido, un señor de cuerpo corpulento y una voz muy fuerte, a quien le solicitaron
que leyera la carta. El señor empezó leyendo el texto: "querido compadre, quiero que me
preste de inmediato cien pesos; al vender la cosecha se los voy a devolver".

El desconocido se marchó y don Tano, dirigiéndose a su mujer, le dijo: "Mira el compadre


me viene a pedir dinero prestado y lo hace con tal modo y hablándome tan golpeado que
no le prestaré nada". La señora hizo lo imposible para hacerlo comprender que la voz
fuerte y golpeada era del hombre que leyó la carta, pero don Tano seguía confundido y a
pesar de las explicaciones de su esposa no logró convencerse.

Transcurrido algún tiempo pasó por el lugar una señorita a quien le solicitaron el favor de
leer nuevamente la misma carta. La señorita la leyó muy amablemente. Don Tano, con un
gesto de satisfacción se dirigió a su mujer y le dijo: "así me gusta que me hablen, con voz
suave y buen modo, no como la primera vez. Ahora si le enviaré el dinero a mi compadre.
La señora se puso muy contenta y le dijo a su marido: "Si alguno de nosotros hubiese
aprendido a leer el tono hubiera sido aún mas cariñoso.

Este cuento nos deja como moraleja que el tono con el que pidamos las cosas nos hace
mas accesibles a las mismas.

No es lo mismo discutir algo con voz enojada que hacerlo con educación y cortesía
cuando solicitamos algo a alguien. Las exigencias nadie las acepta, ni las amenazas
tampoco. Debemos ser muy prudentes cuando queremos obtener lo que nos interesa y
en ninguna manera imprudentes pues con eso no vamos a lograr nada. Busquemos el
tono mejor que tengamos para decir o solicitar algo, no nos dejemos llevar por nuestras
emociones cuando estamos enojados para comunicarnos con los demás, el tono de
nuestra voz es básico para que nuestras peticiones sean mejor aceptadas por los que
nos escuchan. No creamos que por alzar el tono de nuestra voz la gente nos va a temer, y
se van a amedrentar, por que hablemos con una voz más ronca o más aguda para
intimidar. Busquemos comprensión en las personas de una manera convincente, con
nuestras palabras podemos llegar muy lejos, sea que las escribamos o sea que las
verbalicemos, nosotros podemos quedar muy bien o muy mal con las personas que nos
rodean.

En resumen, si nuestro tono de voz, es positivo y agradable, eso es lo que recibimos:


respeto y positivismo de parte de los otros, que nos ayudan a ser positivos, a hacernos la
vida más fácil y llevarnos bien con el resto de la humanidad.

Nuestro tono de voz afecta a cualquiera, si hablamos hoscamente, nos contestarán de la


misma manera, si hablamos calmadamente, nadie discutirá acaloradamente con
nosotros, por el contrario bajaremos los humos hasta del más enojado. Pruébalo y te
convencerás.

Colaboración de: José Lara, Van Nuys, California, USA

La Palabra Navidad

Un profesor de psicología le dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras.


Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera
cada palabra. Por ejemplo, si decía "conversación", podía escribir "teléfono" o "diálogo".
Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente
interesantes. La palabra era "Navidad".

Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta.
lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo
ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento.

La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy
pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino. Muy pocos de
nuestros pensamientos abordan lo religioso. Hablamos con vehemencia en contra del
materialismo. Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo. Nos enojamos
cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Sin embargo, guardamos muy
poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás
una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de
una exigencia social. Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia,
pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra
esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad,
mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a
Dios. Así que aquellas asociaciones con la palabra "Navidad" revelan algo que se expresa
en todas las facetas de nuestra vida.
Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, "conversación",
habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque
a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos,
árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros.
Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo,
reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que
pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora
todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios. Él está esperando que
respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante
esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el
verdadero sentido de la palabra "Navidad".

Colaboración de: José Lara, Van Nuys, California, USA

Con una Vez Basta

¡Apedréenlo! La orden fue dada en formo seca y terminante. Era el antiguo suplicio
bíblico, el que sufrieran muchos hombres y mujeres culpables, como también muchos
hombres y mujeres inocentes. Era un suplicio bárbaro, un suplicio que prolongaba la
muerte de la víctima en medio de crueles golpes, horribles dolores y espantoso terror.

Ciento sesenta guardias iraníes arrojaron a una zanja a Amín Rahmati, de veinticuatro
años de edad, y comenzaron a arrojar piedras sobre él. Le habían arrojado ya más de
ochenta, cuando el joven, con un alarido más de fiera que de hombre, saltó de la zanja y
echó a correr desesperado.

La ley islámica es explícita. Ella declara que si un condenado a lapidación logra escapar
del suplicio, no podrá volver a ser castigado de nuevo, aunque sea culpable. Las palabras
de esta ley, en el idioma islámico, rezan así "Con una vez basta".

Es un principio jurídico, adoptado por las leyes de casi todos los países del mundo, que
no se puede castigar dos veces a una persona por el mismo delito. En este caso, Amín
Rahmati era culpable del delito de trata de blancas.

Pero cuando pudo escapar al suplicio, sangrante, amoratado, desgarrada las ropas y la
carne, al punto de morir, la ley que lo había condenado también lo protegía.

Dios usa el mismo principio de justicia. Él nunca aplicará dos veces el mismo suplicio, por
el mismo delito. Una vez que el criminal ha sido condenado, no puede ser juzgado de
nuevo por el mismo crimen.

Ahora bien, Dios, movido por su infinita gracia y misericordia, ya castigó todo el pecado
de todo la raza humana. Ese castigo lo pagó Jesucristo en la cruz del Calvario. Esa, por
cierto, fue la razón de la cruz. Y como Dios no aplica el mismo castigo una segunda vez,
el delito suyo y el mío, el delito de todo ser humano, ya sea de esta o aquella raza, religión,
de esta o aquella era y de este o aquel lugar, ya fue castigado en la persona de Jesucristo,
cuando Cristo murió crucificado.

Es por esta razón de justicia divina que cada hombre y cada mujer pueden recibir perdón
gratuito, eterno y perfecto de todos los pecados que él o ella han cometido. El precio ya
está pagado. La culpa la llevó Cristo. Lo único que nosotros tenemos que hacer es
aceptar a Cristo como nuestro Redentor.

Colaboración de: José Lara, Van Nuys, California, USA

El Concurso de Belleza

Un exitoso negociante de productos de belleza invitó a la gente de una gran ciudad a


enviar fotografías junto a breves cartas hablando acerca de las mujeres más bellas que
conocieran. En un par de semanas miles de cartas fueron entregadas a la compañía.
Una carta en particular llamó la atención de los empleados y rápidamente llegó a las
manos del presidente de la compañía. La carta había sido escrita por un muchacho
joven, el cual provenía obviamente de un hogar destruido que vivía en un barrio de bajo
nivel económico. Mostrando errores de escritura, un extracto de esa carta decía:
“Cruzando la calle, enfrente de mi casa, vive una hermosa mujer. La visito todos los días.
Ella me hace sentir como si fuese el chico más importante del mundo. Jugamos a las
damas y ella escucha mis problemas. Ella me comprende y cada vez que la dejo grita
desde la puerta que está orgullosa de mí”.

El muchacho termina su carta diciendo: “Esta fotografía le mostrará que ella es la mujer
más hermosa. Espero tener una mujer tan linda como ella”.
Jue. 13 Dic. 2018 / 9:01:31 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

La fe que espera...
El rey y el Rabí
Sacados del...
La Fe que Espera La fe
No se puede...
Árbol de manzanas
Respuesta Árbol de los problemas
El eco
El dirigente
Jorge Müller, de Bristol, Inglaterra, se hizo famoso por la atención que prestó a los niños La conciencia
huérfanos. Construyó un hogar donde se refugiaron y educaron cientos de ellos. Fue
proverbial su fe y vida de oración .Una vez los niños del orfanato se reunieron alrededor
Nota
de las mesas como de costumbre para desayunar pero esta vez solo había sobre las
mesas cucharas, platos y jarras vacíos, pues no tenían nada para comer. Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
El señor Müller dijo entonces:
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
“Demos gracias a Dios por lo que vamos a recibir”. Todos inclinaron sus cabezas con nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
reverencia: Apenas habían terminado de orar cuando llamaron a la puerta . Era el lechero , darte el crédito correspondiente.
cuyo carro se había averiado a la puerta y el buen hombre entendió aquello como una
indicación de parte de Dios de que debería dejar allí la leche para beneficio de los niños .
Mientras descargaba la leche , llegaron de la panadería con una partida de pan que había
salido defectuoso y no lo podían vender, pero que estaba en perfectas condiciones para
comer . De esta manera, aquellas docenas de niños comieron aquel día. De mil maneras
se mostró en la vida y ministerio de Jorge Müller el poder de la fe y la oración.

El Rey y el Rabí

Federico de Prusia, conocido por "El rey escéptico", dijo en cierta ocasión a un rabino
judío que le mostrase a Dios, si quería persuadirle de su existencia. El astuto rabino
respondió:

-No puedo mostraros al Señor, pero si vuestra Majestad quiere asomarse a la puerta de
su tienda podrá ver en este preciso momento a una de sus criaturas que con más
diligencia le sirven.

Asómase el rey, dándole el sol del mediodía en plena frente.

-¿No lo veis? Está allí el servidor de Dios -dijo el rabí.

-¿Dónde? exclamó cerrando los ojos.

-Allá arriba -prosiguió el rabí. -Allá, no hay más que la luz del sol, que no puedo mirar -
exclamó el rey volviendo el rostro.

Pues si no podéis mirar la luz que procede de una de sus criaturas, ¿cómo pretendéis ver
con vuestros ojos humano¡ al Creador de todas las cosas?

Sacados del Polvo

El profesor E. Slosson, de Washington, un analista químico de alta reputación declara la


asombrosa veracidad verbal que distingue a la Biblia, aún en química, llevándole a rendir
homenaje al "Libro de los libros" como "Palabra de Dios".

A este propósito explica que el capítulo dos del Génesis afirma que Dios formó al hombre
"del polvo de la tierra". El profesor Slosson asegura que estas simples palabras tienen el
más profundo significado científico, pues "el polvo de la tierra" contiene exactamente 14
de los 92 elementos químicos conocidos por la ciencia, y el cuerpo humano está
compuesto precisamente de los mismos 14 elementos que integran la tierra; ni más ni
menos. Otros científicos ingleses confirman esta interesante afirmación como un hecho
conocido de la ciencia química
La Fe

El gran equilibrista había tendido una cuerda desde un borde al otro de un acantilado. El
se aprestaba a hacer su demostración y la multitud, situada abajo, esperaba ansiosa.
¿Creen que puedo cruzar al otro lado caminando por la cuerda?- Preguntó el artista. -¡Sí!
Contestó la multitud. Y allá fue el hombre llegando a la orilla opuesta en medio de los
aplausos y el bullicio. -¿Creen que puedo cruzar al otro lado llevando una carretilla?- .

-¡Sí ! - se escuchó nuevamente.

-Ahora : ¿Creen que puedo cruzar llevando una persona en la carretilla? Preguntó. ¡Sí!
Nuevamente fue la respuesta. Entonces el artista dijo: ¿Quién es voluntario para subir a
la carretilla?. Se hizo un silencio total. Todos se estremecieron. Todos temieron. Todos
creían siempre y cuando no estuviera en juego su seguridad personal. En realidad no
creían. No confiaban en él. Entonces, de la multitud surgió un niño, que rápidamente
corrió y subió a la carretilla. Ambos el equilibrista y el niño llegaron sin demora al otro
lado, corriendo por la cuerda. Ese niño era el hijo del artista, que confiaba con todo su
corazón en su papá.

Cuantas veces nosotros decimos que creemos pero no es así. Pensamos que Cristo es el
Salvador del Mundo pero no creo que sea mi Salvador. Creemos que el libró a otros pero
no creo que me librará a mí.. Creo que sanó a otros pero no creo que me sanará a mí. No
me atrevo a emprender alguna tarea difícil, porque creo que no me sostendrá.

¡Ojalá nuestra fe sea como la de ese niño!

No se Puede Molestar al Papa

En un relato de prensa a cerca del Vaticano por dentro, se publicaba que el Papa tiene
cerca de su amplio escritorio un teléfono de color blanco. Esto no tendría nada de
particular si la noticia no agregara que nadie puede llamar al Papa; y que éste solamente
usa el aparato en muy pocas ocasiones para comunicarse con sus colaboradores más
allegados.

Esta novedad sirvió para confirmarnos en la convicción de que es mejor tener por cabeza
a Aquel que nos anima a llamarle de noche y de día, diciendo: “Clama a mí y yo te
responderé; y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes”; “Porque antes
que clamen, responderé yo; y mientras aún hablan, yo habré oído” (Jer. 33:3; Isaías 65:24)

¡Alégrate, hermano, el teléfono del cielo nunca está “ocupado”! Tus llamadas serán
siempre oídas a través de aquel cable tendido en la persona de Cristo, único “mediador
entre Dios y los hombres” (2 Tim. 2:5).

El Arbol de Manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba
mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y el le daba
sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del
enorme árbol.
Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:"¿Vienes a jugar
conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor
de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para
comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas
y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar
triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"¿Vienes a jugar conmigo?"
"No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para
compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?"...
" Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu
casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el
joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a
jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo.
Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa
mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre
cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya
no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para
morder, ni fuerza para escalar...Por ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la
única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito
mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años".
"Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven
siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando
somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá...
Cuando crecemos los dejamos .....sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o
estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo
lo que puedan y hacernos felices. Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el
árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres...
Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que
la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando
estás cansado...

El Arbol de los Problemas

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de
finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se daño y lo hizo perder una
hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.

Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invito a
conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a
un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.

Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara


estaba plena de sonrisas. Abrazo a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí
curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.

"Oh, ese es mi árbol de problemas", contestó. "Sé que yo no puedo evitar tener problemas
en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi
esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando
llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez".

"Lo divertido es", dijo sonriendo, "que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay
tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".

El Eco

Jorge, que no sabía lo que era el eco, un día se divertía en el campo en ir montado sobre
un palo de escoba, como si fuera un asno y en gritar: -¡Arre! ¡Arre! Pero inmediatamente
oyó las mismas palabras en el bosque cercano. Creyendo que algún niño se hubiera
escondido en él, le preguntó admirado:

-¿Quién eres tú? La voz misteriosa repitió inmediatamente:

-¿Quién eres tú? Jorge, lleno de furor, le gritó entonces:

- Tú eres un necio.
Enseguida la misteriosa voz repitió las mismas palabras. Entonces Jorge montó en cólera
y lanzó palabras cada vez más injuriosas contra el desconocido que suponía escondido;
pero el eco se las devolvía con la máxima fidelidad. Jorge corrió al bosque para descubrir
al insolente y vengarse de él, pero no encontró a nadie. Entonces marchó a su casa, y fue
a consolarse con su mamá de lo que le había sucedido, diciéndole que un bribonzuelo,
escondido en el bosque, lo había colmado de injurias.

Esta vez te has engañado, pues lo que has oído ha sido el eco de tus mismas palabras - le
dijo la madre -. Si tú hubieras dicho en alta voz una palabra afectuosa, la voz de que
hablas te hubiera respondido también en términos afectuosos. Lo mismo sucede en la
vida ordinaria. Por lo común, el proceder de los demás para con nosotros es el eco de
nuestra conducta para con ellos. Si somos educados con los demás, los demás lo serán
con nosotros. Si, en cambio, somos descorteses, ruines y groseros con nuestros
semejantes, no tenemos derecho a esperar ser tratados de diferente manera.
El Dirigente

Un día un hombre sabio llegó hasta una pequeña ciudad. Necesitaba un lugar donde
parar, por lo cual fue a la primera iglesia que encontró. Adentro, la gente discutía acerca
de cómo podían agradar más a Dios.

“Yo les voy a ayudar, dijo el hombre”, “Pero deben prometerme que van a hacer lo que yo
digo para glorificar a Dios”.

“Oh sí, nosotros queremos hacer eso”, le aseguró la gente. “Nosotros queremos”.

Él les dio dones a cada uno, uno iba a ser pianista, el otro un flautista. A uno le dio un
violonchelo, a otro un violín y aún a otro le dio el papel del dirigente.

La gente trabajó larga y duramente para preparar una canción de alabanza para
presentarla en la iglesia. La música cada vez era más hermosa.

Una noche, durante los ensayos, el violinista dijo al pianista: “Estoy tan contento de tener
el puesto importante de violinista. Seguramente odiaría ser un dirigente”. El dirigente
estaba tan herido que se fue a su casa.

Al día siguiente, cuando el grupo se reunió para practicar, nada funcionó bien.
Finalmente, el flautista dijo: “Sin el dirigente aquí, yo no sé cuándo me toca entrar con mi
parte”. Empezaron una y otra vez pero la música sonaba terrible.

Fue entonces que el violinista habló con voz triste. “Lo lamento. Es todo por mi culpa. Yo
creí que era tan importante que no necesitaba la ayuda de un dirigente. Estaba
equivocado!”

Por lo tanto, se dirigió hacia la casa del dirigente y le pidió que regresase con él. El
dirigente accedió y otra vez la música era magnífica.

Un domingo, ejecutaron su música en la iglesia. Dios miraba desde arriba y sonreía.

Yo creo que hasta le guiñó un ojo al dirigente.

La conciencia

(Los dos hombres del corazón)

Un indio americano visitó la casa de unos vecinos blancos para pedirles un poco de
tabaco. El generoso vecino le dio un buen puñado y cuando el indio estaba haciendo
cigarros, descubrió un cuarto de dólar entre el tabaco. De momento pensó que como se
lo habían dado debía guardárselo, pero a la mañana siguiente compareció ante su vecino
y le devolvió el dinero. Éste le preguntó porqué razón lo devolvía, si nadie se lo podía
reclamar. El indio respondió señalando su pecho:

- Es que yo tengo aquí hombre bueno y hombre malo. El hombre bueno me decía:

- "Ese dinero no es tuyo; tienes que devolverlo a su dueño"

El malo respondía:

- "Tu vecino te lo dio y es tuyo ahora"

El bueno replicaba:

- "No es verdad; él te dio el tabaco, no el dinero"

El malo volvía a replicar:

- "No importa, ahora es tuyo, vete y compra alguna bebida"

El bueno respondía:

- "No lo hagas"

No sabiendo que hacer me fui a dormir, pero el hombre malo y el hombre bueno han
estado discutiendo toda la noche y no me han dejado pegar un ojo. Por esto le devuelvo
el dinero, y ahora me siento mejor.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:01:53 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El hombre y el ...
El inventario
Poder de la actitud
El Hombre y el Mundo El zapatero pobre
Eres muy valioso
Es curioso
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a La importancia
encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de Escogiendo mi cruz
La diferencia
respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a Hoy aprendí que...
ayudarlo a trabajar.
Nota
El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista en donde venía el
mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo darte el crédito correspondiente.

entregó a su hijo diciendo: "Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo
todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie".

Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así.
Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. "Papá,
papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que,
a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.
Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería
el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo.

Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible?
¿Cómo el niño había sido capaz?
- Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
- Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para
recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los
recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. Cuando conseguí
arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo.

El Inventario

Aquel día lo vi distinto. Tenía la mirada enfocada en lo distante. Casi ausente. Pienso
ahora que tal vez presentía que ese era el último día de su vida. Me aproximé y le dije:
¡Buen día, abuelo! Y él extendió su silencio. Me senté junto a su sillón y luego de un
misterioso instante, exclamó: Hoy es día de inventario, hijo!
¿Inventario? - pregunté sorprendido. Sí. El inventario de las cosas perdidas! - me contestó
con cierta energía y no sé si con tristeza o alegría. Y prosiguió: Del lugar de donde yo
vengo, las montañas quiebran el cielo como monstruosas presencias constantes.
Siempre tuve deseos de escalar la más alta. Nunca lo hice, no tuve el tiempo ni la
voluntad suficientes para sobreponerme a mi inercia existencial... Recuerdo también a
Mara, aquella chica que amé en silencio por cuatro años hasta que un día se marchó del
pueblo, sin yo saberlo. Sabes algo? También estuve a punto de estudiar ingeniería, pero
mis padres no pudieron pagarme los estudios. Además, el trabajo en la carpintería de mi
padre no me permitía viajar. Tantas cosas no concluidas, tantos amores no declarados,
tantas oportunidades perdidas!
Luego, su mirada se hundió aún más en el vacío. Y continuó: En los treinta años que
estuve casado con Rita, creo que sólo cuatro o cinco veces le dije te amo.
Luego de un breve silencio, regresó de su viaje mental y mirándome a los ojos me dijo:
Este es mi inventario de cosas perdidas, la revisión de mi vida. A mí ya no me sirve. A ti sí.
Te lo dejo como regalo para que puedas hacer tu inventario a tiempo. Y luego, con cierta
alegría en el rostro, continuó con entusiasmo y casi divertido: Sabes qué he descubierto
en estos días? ¿Qué, abuelo? --Aguardé unos segundos y no contestó, sólo me interrogó
nuevamente ¿Cuál es el pecado más grave en la vida de un hombre?
No lo había pensado -contesté con inseguridad, sorprendido por la pregunta - Supongo
que matar a otros seres humanos, odiar al prójimo y desearle el mal. Tener malos
pensamientos, tal vez? Movió su cara de lado a lado, como reacción a mi respuesta
errada. Me miró intensamente, como remarcando el momento y en tono grave y firme me
señaló: El pecado más grave en la vida de un ser humano es el pecado por omisión. Y lo
más doloroso es descubrir las cosas perdidas sin tener tiempo para encontrarlas y
recuperarlas. Al día siguiente, regresé temprano a casa, luego del entierro del abuelo, para
realizar en forma urgente mi propio inventario de las cosas perdidas.

El Poder de la Actitud

Jerry era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y
siempre tenia algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, él
respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Él era un gerente único porque
tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.

La razón por la que las meseras seguían a Jerry era por su actitud. Él era un motivador
natural: Si un empleado tenía un mal día, Jerry estaba ahí para decirle al empleado como
ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Jerry y le
pregunté: "No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo...
¿cómo lo haces?" Jerry respondió: Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo,
Jerry, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger
estar de mal humor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo
escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que
alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado
positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida. " Si... claro... pero no es tan fácil"
(protesté). " Si lo es" dijo Jerry. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas
todo lo demás, cada situación es una elección. Tu eliges como reaccionas a cada
situación. Tu eliges como la gente afectará tu estado de ánimo. Tu eliges estar de buen
humor o mal humor. En resumen:"TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA". Reflexioné en lo que
Jerry me dijo. Poco tiempo después, dejé la industria restaurantera para iniciar mi propio
negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Jerry cuando tenía que
hacer una elección en la vida. Varios años mas tarde, me enteré que Jerry hizo algo que
nunca debe hacerse en un negocio de restaurante. Dejó la puerta de atrás abierta una
mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte,
su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes
sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Jerry fue encontrado relativamente
pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de 18 horas, de cirugía y semanas
de terapia intensiva, Jerry fue dado de alta aun con fragmentos de bala en su cuerpo.

Me encontré con Jerry seis meses después del accidente y cuando le pregunté como
estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Le pregunté que pasó
por su mente en el momento del asalto. Contestó: "Lo primero que vino a mi mente fue
que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso pensé
que tenía 2 opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir". "No sentiste
miedo", le pregunté. Jerry continuó: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme
que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las
caras de médicos y enfermeras, realmente me asusté... podía leer en sus ojos: Es hombre
muerto. Supe entonces que debía tomar acción..." ¿Qué hiciste? pregunté. "Bueno... uno
de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité ¡Sí!, a las
balas... Mientras reían les dije: Estoy escogiendo vivir... opérenme como si estuviera vivo,
no muerto". Jerry vivió por la maestría de los médicos pero sobre todo por su asombrosa
actitud. Aprendí de que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. La actitud, al
final, lo es todo.

Dios nos dio la libertad de elegir. Elige la mejor parte. Él siempre estará contigo. Hace
muchos años Jeremías escribió estas palabras: "Así dijo Jehová: Paraos en los caminos,
y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma..."

El Zapatero Pobre

Se cuenta que un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acercó a casa del
zapatero y le dijo:

"Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni una
sóla moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir
caminando".

El zapatero le respondió: "Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene
a pedir y nadie viene a dar!".
El Señor le contestó: "Yo puedo darte lo que tú quieras".

El zapatero le preguntó: ¿"Dinero inclusive?".

El Señor le respondió: "Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus
piernas".

¿"Para que quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, moverme


libremente?", dijo el zapatero.

Entonces el Señor replicó: " Esta bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de
tus brazos".

El zapatero le contestó: ¿"Para que quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder
comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?.

Entonces el Señor le dijo: "En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a
cambio de tus ojos".

El zapatero respondió asustado: ¿"Para que me sirven 1000 millones de dólares si no voy
a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me
rodean?".

Entonces el Señor le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".

Eres Muy Valioso

Marina, era una ostra. No era un caracol. Marina era alguien que vivía en la profundidad
del océano, y como todas las de su raza, había buscado la roca del fondo para agarrarse
firmemente a ella. Una vez que lo consiguió, creyó haber dado en el destino claro que le
permitiría vivir sin contratiempos su ser de ostra. Pero el Señor había puesto su mirada en
Marina. Y todo lo que en su vida sucedería, tendría como gran responsable al mismo
señor Dios. Porque el Señor Dios en su misterioso plan para ella, había decidido que
marina fuera valiosa. Ella simplemente había deseado ser feliz. Y un día el Señor Dios
colocó a Marina su granito de arena. Literalmente: un granito de arena. Fue durante una
tormenta de profundidad. De esas que casi no provocan oleaje de superficie, pero que
remueven el fondo de los océanos. Cuando el granito de arena entro en su existencia,
Marina cerró violentamente. Así lo hacía siempre que algo entraba en su vida. Porque es
la manera de alimentarse que tienen las ostras. Todo lo que entra en su vida es atrapado,
es integrado y asimilado. Si esto no es posible, se expulsa hacia el exterior el objeto
extraño. Pero con el granito de arena, la Ostra Marina no pudo hacer lo de siempre. Bien
pronto constató que aquello era sumamente doloroso. La hería por dentro. Lejos de
desintegrarse, mas bien la lastimaba a ella. Quiso entonces expulsar ese cuerpo extraño.
Pero no pudo. Ahí comenzó el drama de Marina.

Lo que Dios le había mandado pertenecía a aquellas realidades que no se dejan integrar, y
que tampoco se pueden suprimir. El granito de arena era indigerible e inexpulsable. Y
cuando trato de olvidarlo, tampoco lo pudo. Porque las realidades dolorosas que Dios
envía son imposibles olvidar o de ignorar. Frente a esta situación. Se hubiera pensado
que Marina no le quedaba mas que un camino: luchar contra su dolor, rodeándolo con el
pus de su amargura, generando un tumor que terminaría por explotarle envenenando su
vida y la de todos la que la rodeaban. Pero en su vida había una hermosa cualidad. Era
capaz de producir sustancias sólidas. Normalmente las ostras dedican esta cualidad a su
tarea de fabricarse un caparazón defensivo, rugoso por fuera y terso por dentro. Pero
también pueden dedicarlo a la construcción de una perla. Y eso fue lo que realizo Marina.
Poco a poco, y con lo mejor de sí misma, fue rodeando el granito de arena del dolor que
Dios le había mandado, y a su alrededor comenzó a gestarse una hermosa perla. Me han
comentado que normalmente las ostras no tienen perlas. Que estas son producidas sólo
por aquellas que se deciden a rodear, con lo mejor de sí mismas el dolor de un cuerpo
extraño que las ha herido.

Muchos años después de la muerte de Marina, unos buzos bajaron hasta el fondo del
mar. Cuando la sacaron a la superficie se encontró en ella una hermosa perla que al verla
brillar con todos los colores del cielo y del mar, nadie preguntó si Marina había sido feliz.
Simplemente supieron que había sido valiosa.

Es Curioso

Es curioso lo simple que es para la gente desechar a Dios y después preguntarse porque
el mundo va de mal en peor.

Es curioso como nos creemos todo lo que leemos en el periódico, pero cuestionamos lo
que la Biblia dice.
Es curioso como cada uno quiere irse al cielo argumentando que ellos no tienen que
creer, pensar, decir, o hacer nada de lo que la Biblia dice.

Es curioso como alguien dice "Yo creo en Dios", pero con sus acciones muestra que sigue
a otros.

Es curioso como puedes enviar cientos de "bromas" a través de un correo electrónico...,


mismas que se esparcen como un fuego voraz, pero cuando envías mensajes acerca de
Dios a gente lo piensa dos veces acerca de compartirlos con otros.

ES CURIOSO, VERDAD? - Es curioso como alguien puede estar tan encendido por Cristo
en Domingo, pero ser un cristiano invisible el resto de la semana.

Es curioso como me preocupo más por lo que la gente piense de mí que por lo que Dios
pueda pensar de mi?.

El tiempo no espera para ninguno. Atesora cada momento que tengas.

La Importancia

Yo tenía un estudiante en la universidad, víctima de una parálisis cerebral. Era capaz de


caminar, pero lo hacía con gran dificultad dado que sus piernas y brazos se movían en
todas direcciones fuera del control de los impulsos motores que hacen del caminar una
simple tarea. Su modo de hablar era confuso, lento y angustioso, exigiendo una gran
concentración de parte de su interlocutor. No había nada anormal en su cerebro, sin
embargo, su chispeante personalidad y espontánea sonrisa eran una inspiración para sus
compañeros de clase y para todos los que se encontraban con él.

Un día, vino a mí enojado por un problema y me pidió que orase por él. Durante la oración,
dije algo rutinario, y con palabras parecidas a: “Oh Señor, por favor ayuda a este hombre a
luchar con su problema”. Cuando abrí los ojos, el estudiante estaba llorando
silenciosamente. Le pregunté qué había pasado y me contestó tartamudeando: “Usted
me llamó hombre, nunca nadie me había llamado así antes”.

Escogiendo Mi Cruz

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:

- "Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada muy
grande para mi estatura" Jesús amablemente le dijo:

- "Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti"

El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el
hombro y le lastimaba, buscó otra pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo,
tomó otra pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó
a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:

- "Señor, he encontrado la que más se adapta a mi, muchas gracias por el cambio que me
permitiste" Jesús le mira sonriendo y le dice:

- "No tienes nada que agradecer, has tomado exactamente la misma cruz que traías, tu
nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar
porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida"

Muchas veces nos quejamos por las dificultades que hay en nuestra vida y hasta
cuestionamos la voluntad de Dios, pero El permite lo que nos suceda porque es para
nuestro bien y algo nos enseña a través de eso. Dios no nos da nada más grande de lo
que no podamos soportar, y recordemos que después de la tormenta viene la calma y un
día esplendoroso en el que vemos la Gloria de Dios.

La Diferencia

Cuentan que una vez un hombre mayor caminaba por la playa contemplando el mar,
cuando a lo lejos vio una figura de un hombre que parecía bailar.

Se apresuró para acercarse más a esa persona y ver exactamente lo que hacía.

Cuando se acercó se dio cuenta que no estaba bailando sino tomando estrellas de mar y
arrojándolas mar adentro tan fuerte como podía.
Le pregunta entonces: "¿Qué haces mi joven amigo?".

Este respondió: "La tarde está cayendo y la marea bajando, si no arrojo estas estrellas al
mar morirán, así que las estoy enviando dentro del mar otra vez".

El hombre mayor sonrió irónicamente y le dijo: "Pero hay miles de playas en todo el
mundo, donde miles de estrellas de mar morirán. ¿Crees tú que con eso harás la
diferencia?".

El joven se detuvo por un momento, suspiró, tomó otra estrella, la arrojó y dijo: "¡Bueno,
acabo de hacer la diferencia para esa!".

¿Saben?, mucha gente se pasa la vida diciendo cosas como:

"Para qué... todos lo hacen",

"Qué gano con respetar si nadie lo hace",

"No vale la pena ayudar, si todos no ayudamos".

Si bien es cierto que la unión hace la fuerza, cada uno de nosotros debe buscar hacer el
bien a cada persona que encontremos, pues los héroes son aquellos que hacen más de lo
que los demás fueron capaces, y no porque no pudieran hacerlo, sino porque no
quisieron.

Si ves a una persona tirada en la calle y nadie se inclina a hablarle hazlo tú; tal vez no
acabes con la pobreza en el mundo, pero le habrás recordado a alguien que es un ser
humano y que aún hay personas buenas en el mundo.

Cristo murió en una cruz, y a pesar de que muchos se pierden, a pesar de que muchos se
alejan, a pesar de que muchos no creen... Cristo no "tira la toalla" sino que siempre está
en la playa haciendo la diferencia para aquellos que le buscan de corazón...

Hoy Aprendí Que...

El obstáculo más grande es el miedo.

El día mas bello es hoy.

Los mejores maestros son los niños.

El mayor error es darse por vencido.

El más grande defecto es el egoísmo.

La mayor distracción es el trabajo.

La peor bancarrota es el desánimo.

El regalo más hermoso es el perdón.

Lo más maravilloso es el amor.

La felicidad más grande es la paz,

Y que dar antes de pensar en sí mismo,

es la mejor forma de recibir.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:02:09 AM

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Ilustraciones

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

A una Madre
El portero del...
A mi padre
A una Madre Abandono
¡Abrázame!
Huellas en la arena
Cuando viniste a este mundo, La confianza
Ella te sostuvo en sus brazos. La esperanza
Una persona sin...
Tú se lo agradeciste gritando. Cuando sea viejo
Cuando tenías un año,
Ella te alimentaba y te bañaba. Nota
Tú se lo agradeciste llorando la noche entera. Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
Cuando tenías 2 años, posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
Ella te enseñó a caminar.
Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
Cuando tenías 3 años, nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
Ella te hacía todas las comidas con amor. darte el crédito correspondiente.

Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.


Cuando tenías 4 años,
Ella te dio unos lápices de colores.
Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.
Cuando tenías 5 años,
Ella te vestía para las ocasiones especiales.
Tú se lo Agradeciste tirándote por la pila de barro mas cercana.
Cuando tenías 6 años,
Ella te llevaba a la escuela.
Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!
Cuando tenías 7 años,
Ella te regaló una pelota.
Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.
Cuando tenías 8 años,
Ella te trajo un helado.
Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.
Cuando tenías 9 años,
Ella te pagó unas clases de piano.
Tú se lo agradeciste nunca practicando.
Cuando tenías 10 años,
Ella te llevaba en el auto a todas partes, del Gimnasio al partido de
fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.
Tú se lo agradeciste saliendo del coche apresuradamente sin mirar atrás y darle una
sonrisa.
Cuando tenías 11 años,
Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película.
Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.
Cuando tenías 12 años,
Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas televisivos.
Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa para mirar tales programas.
Cuando tenías 13 años,
Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.
Tú se lo agradeciste diciéndole que ella no tenía buen gusto.
Cuando tenías 14 años,
Ella te pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano.
Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una breve carta.
Cuando tenías 15 años,
Ella venía de trabajar y quería darte un abrazo.
Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.
Cuando tenías 16 años,
Ella te enseñó como manejar su coche.
Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías sin permiso alguno.
Cuando tenías 17 años,
Ella esperaba una llamada telefónica muy importante.
Tú se lo agradeciste hablando por teléfono con tu amigo toda la noche.
Cuando tenías 18 años,
Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.
Tú se lo agradeciste estando de fiestas con tus amigos hasta el amanecer.
Cuando tenías 19 años
Ella te pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus
y cargó tus maletas.
Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde afuera del dormitorio, así no
te sentirías avergonzado ante tus amigos.
Cuando tenías 20 años,
Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.
Tú se lo agradeciste diciéndole: "A Ti no te importa eso"
Cuando tenías 21 años,
Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro.
Tú se lo agradeciste diciéndole: "No quiero ser como Tú."
Cuando tenías 22 años,
Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.
Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.
Cuando tenías 23 años,
Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.
Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos y de muy mal
gusto.
Cuando tenías 24 años,
Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro.
Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste "¡Cállate, no te metas con ella!".
Cuando tenías 27 años,
Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo.
Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad de el país.
Cuando tenías 30 años,
Ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé.
Tú se lo agradeciste diciéndole que las cosas son diferentes ahora que en sus tiempos….
Y que se las podían arreglar solos.
Cuando tenías 40 años,
Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.
Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado... y que no tenías tiempo ya
para esas cosas.
Cuando tenías 50 años,
Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.
Tú se lo agradeciste argumentando que llega un tiempo en que los padres vienen a ser
una carga para los hijos.

De repente, un día,
Ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste vinieron a tu memoria
como un trueno. Tomémonos un momento para
rendir honor y tributo a la persona que llamamos
Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.
No hay sustituto para Ella. Alegra cada momento de su vida. Aunque a veces, Ella no
parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún
así… ¡Es tu Madre!
Ella estará allí cuando otros te abandonen… para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus
frustraciones.
Pregúntate a ti mismo:
¿Has separado tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas sobre el
trabajo en la cocina, su cansancio?
Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque pienses
diferente de Ella.
Una vez que se vaya de este mundo, solamente los recuerdos cariñosos
del ser que llamamos Mamá quedarán….Sólo eso nos quedará.

El Portero del Botiquín

No había en el pueblo peor oficio que el de portero del botiquín. Pero ¿qué otra cosa
podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía
ninguna otra actividad ni oficio.

Un día se hizo cargo del botiquín un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El
joven decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y después citó al personal para darle
nuevas instrucciones.

Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar un


reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran día por día y
anotará sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio. El hombre tembló, nunca
le había faltado disposición al trabajo pero..... Me encantaría satisfacerlo, señor -
balbuceó - pero yo... yo no se leer ni escribir. ¡Ah! ¡Cuanto lo siento! Pero señor, usted no
me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida. No lo dejó terminar.

Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una
indemnización para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que
tenga suerte. Y sin mas, se dio vuelta y se fue. El hombre sintió que el mundo se
derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. ¿Qué
hacer? Recordó que en el botiquín, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa,
él, con un martillo y clavos lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta
podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. El problema es que solo
contaba con unos clavos oxidados y una tenaza mellada.

Usaría parte del dinero para comprar una caja de herramientas completa. Como en el
pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más
cercano a realizar la compra.

¿Qué mas da? Pensó, y emprendió la marcha. A su regreso, traía una hermosa y completa
caja de herramientas. De inmediato su vecino llamó a la puerta de su casa.

Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.

Mire, si, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin
empleo...

Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano. Esta bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía
necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?

No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería esta a dos días de mula.

Hagamos un trato -dijo el vecino- Yo le pagaré los dos días de ida y los dos de vuelta, más
el precio del martillo, total usted esta sin trabajar. ¿Qué le parece?.

Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días... Acepto. Volvió a montar su mula. Al
regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa. Hola, vecino. ¿Usted le vendió un
martillo a nuestro amigo? Si...Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle
sus cuatros días de viaje, más una pequeña ganancia. Yo no dispongo de tiempo para el
viaje.

El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador,


un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.

"...No dispongo de cuatro días para compras", recordaba. Si esto era cierto, mucha gente
podría necesitar que el viajara a traer herramientas. En el siguiente viaje arriesgó un poco
más del dinero trayendo más herramientas que las que había vendido.

De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes. La voz empezó a correrce por el barrio y
muchos quisieron evitarse el viaje.

Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que
necesitaban sus clientes. Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas
semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primer ferretería del
pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le


enviaban sus pedidos. El era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas
preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha. Un día se le ocurrió que su
amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué
no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos...
Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó
con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. Un día decidió
donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría, además de leer y escribir, las artes y
oficios mas prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le
entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo: Es con gran orgullo y gratitud que le
pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primer hoja del libro de actas de la
nueva escuela.

El honor sería para mí - dijo el hombre -. Creo que nada me gustaría más que firmar allí,
pero yo no se leer ni escribir. Yo soy analfabeto. ¿Usted? - dijo el Alcalde, que no
alcanzaba a creerlo -¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir?
Estoy asombrado. Me pregunto, ¿que hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y
escribir?

Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma -. Si yo hubiera sabido leer y


escribir... ¡sería portero del botiquín!.

Generalmente los cambios son vistos como adversidades. Las adversidades muchas
veces encierran bendiciones. Aún en las crisis más profundas podemos encontrar nuevas
oportunidades.

A Mi Padre

De niño tan seguro me sentía de tu mano, que el tan solo perderme por segundos, me
hacía sentir como un velero en tormenta.

Más el tiempo fue pasando y mi cuerpo fue creciendo, terminé siendo un adolescente el
cual odiaba el tener que agarrarte de la mano, por miedo de lo que otras personas
pensaran o que me llamaran niño, más mi intelecto mucho lo sabía, un gran sabio me
creía, que tus consejos menospreciaba pensando que tu nada sabías.

Pasé la etapa de adolescente a adulto, mis ocupaciones y mi trabajo, de tu lado me


despegaron, tiempo alguno no tuve para disfrutar de tu compañía, como aquellos viejos
días que entre cuentos y pescados veíamos transcurrir el día.

Ahora soy padre y mucho comprendo lo que tu sentías, el tratar de ser mi amigo eso es lo
que tu pedías, en mi ignorancia e inexperiencia pude haber aprovechado mucho más de
tu sabiduría y estoy cien por ciento seguro que en estos aprietos que estoy ahora, no lo
estaría, y a la vida le sonreiría.

Gracias por tus enseñanzas, padre, que trataré de pasárselas a mis hijos algún día.

Sólo deseo que tus consejos y tu compañía, padre, sean como la luz de ese faro, hasta el
fin de mis días...

Abandono

Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo de algún lugar de Oriente, vivía un señor con
cuatro hijos, el menor de los cuales tenía 30 años. Sus hermanos 35, 37 y 40...

El padre tenía algo más de sesenta, pero como en esa época el promedio de vida rondaba
los cuarenta años, era prácticamente un anciano y, por lo tanto, tenía todos los problemas
propios de la senectud....

Su cabeza, su cuerpo, sus esfínteres, su capacidad de valerse por sí mismo, nada de esto
funcionaba bien en el viejo....

Un día, el hijo más joven se casó y se fue de la casa. Se generó entonces un gran
problema: el padre se quedaría solo. La madre había muerto a raíz del último parto y los
otros hermanos ya estaban casados. En consecuencia, no había nadie que pudiera
hacerse cargo de este viejo, con el agravante de que no eran épocas en las que hubiera
geriátricos ni dinero para pagarle a alguien para que se ocupara de su cuidado....

Los hijos empezaron a sentir que, pese al amor que le tenían, el padre era una
complicación. No era posible que ninguno de ellos se llevara al padre a vivir a su casa
para hacerse cargo de él. Los hijos tenían verdaderamente un serio problema....

Se reúnen para conversar acerca de cuál será el futuro del padre. En un momento dado,
se les ocurre que se podían turnar. Pero pronto advierten que esa solución no va a ser
suficiente y, además, significa un gran costo para sus vidas. Y entonces, casi sin darse
cuenta, empiezan a pensar que lo mejor que les podría pasar sería que el padre se
muriera.

Pese al dolor que significaba para ellos ese reconocimiento, pronto advirtieron que no
podían esperar sólo que esto sucediera, porque el padre podría vivir muchos años más en
aquella situación. Y entonces, misteriosamente, a uno se le ocurrió que, quizás sólo
deberían esperar a que el invierno terminara con él. Y así fue como imaginaron que si
entraban al bosque con su padre, y el padre se perdía, el frío y los lobos harían el resto...

Lloraron por esto, pero asumieron que tenían que hacer algo por el resto de sus vidas. Y
decidieron turnarse para cuidar al padre, pero sólo hasta la llegada del invierno.

Después de la primera nevada, los cuatro hermanos se reunieron y le dijeron al padre:-


Ven papá, vístete que vamos a salir. -¿Salir? ¿Con la nieve? -preguntó el padre sin
comprender. Pero los hijos respondieron: -¡Sí, vamos!.

El padre sabía que su cabeza no estaba funcionando bien, así que decidió acatar con
sumisión lo que sus hijos le decían. Lo vistieron, lo abrigaron mucho y se fueron los cinco
rumbo al bosque.

Una vez allí, buscaron un lugar para abandonarlo y desaparecer rápidamente. Cuando
llegaron a un claro, de pronto, el padre dijo: - Es aquí. ¿Qué? - preguntaron asombrados los
hijos. - Es aquí- repitió el anciano.

Supuestamente el anciano no tenía lucidez suficiente para darse cuenta de lo que estaba
ocurriendo. Ellos, además, se habían cuidado muy bien de no decirlo. -¿A qué se referiría
el padre?. - Aquí, aquí, éste es el lugar, insistió. - ¿Qué lugar papá, qué lugar?

-Este es el lugar donde, hace veinticinco años, abandoné a mi papá....

¡Abrázame!
¡No me ahorques! ¡abrázame! Lee Shapiro es un juez jubilado. Realmente es también de
las personas más cariñosas que conozco. En un momento de su carrera se dio cuenta
que el amor es el poder más grande que existe. Como resultado se convirtió en un
abrazador. Comenzó ofreciendo a todos un abrazo. Sus colegas lo apodaron "el juez
abrazador" (creemos que en oposición al "juez ahorcador"). La calcomanía de su auto
dice: "¡No me ahorques! ¡abrázame!" Hace más de seis años Lee creó lo que llama su kit
abrazador. En la parte de afuera se lee: "Un corazón por un abrazo". El interior contiene
treinta corazoncitos rojos bordados, con cinta pegante en la parte posterior. Lee saca su
kit de corazones para abrazar, se dirige a todas las personas y les ofrece un corazoncito a
cambio de un abrazo. Lee llego a ser bien conocido por esto, y a menudo se le invita a
conferencias y convenciones en las que comparte sus mensajes de amor incondicional.
Los diarios locales lo criticaron en San Francisco. -Es fácil dar abrazos en la conferencia,
a personas que seleccionaron para estar aquí. Pero no dará resultado en el mundo real -le
dijeron.

Desafiaron a Lee para que saliera a dar abrazos en las calles de San Francisco. Salió
entonces a la calle seguido por un equipo de televisión de la estación local de noticias y
se aproximó a una mujer que pasaba por allí. -Hola, soy Lee Shapiro, el juez abrazador.
Estoy cambiando estos corazoncitos por un abrazo-le dijo. -Seguro-, Replicó ella. -
Demasiado fácil -dijo el comentarista local. Lee miró alrededor. Vio una controladora de
parquímetros que tenía dificultades con el propietario de un BMW, al que estaba
multando. Se dirigió hacia ella seguido por las cámaras. -Me parece que le hace falta un
abrazo. Yo soy el juez abrazador, y le ofrezco uno -le dijo. Ella aceptó. El comentarista de
la televisión lanzó un desafió final: -Mira, ahí viene un bus. Los conductores de buses en
San Francisco son las personas mas rudas, toscas y malas de la ciudad.

Veamos si consigues que éste te dé un abrazo. Lee aceptó el reto. -Hola, soy Lee Shapiro,
el juez abrazador -dijo el chofer cuando el autobús llegó a la parada-. Este trabajo suyo
tiene fama de ser el más difícil de todo el mundo. Estoy dando abrazos a las personas
hoy día, para aliviarles un poco la carga... quiere uno? El conductor del bus, de 1.85
metros y 105 kilos, se levantó de su asiento, bajó a la calle y le dijo: ¿Por qué no? Lee le
dio un gran abrazo, le entregó un corazón y se despidió con la mano cuando el bus se
alejaba. El equipo que filmaba para la televisión estaba sin habla. -Tengo que admitir que
estoy muy impresionado dijo finalmente el comentarista.

Un día, Nancy Jonson, amiga de Lee se presentó en la puerta de su casa, utilizando su


tradicional disfraz de payaso con maquillaje y todo, y le dijo: - Lee agarra algunos de tus
kits del abrazador y vámonos al hogar de los minusválidos. Cuando arribaron al lugar
comenzaron a repartir sombreros hechos con globos y brazos a los pacientes. Lee se
sentía incómodo, Nunca había abrazado a personas con enfermedades terminales,
retardados mentales o cuadripléjicos. Era definitivamente ponerse a prueba. Sin embargo,
después de un momento se hizo fácil que un grupo de enfermeras, doctores y camilleros
siguieran a Nancy y Lee de sala en sala. Varias horas más tarde entraron a la última sala.
Estos fueron los peores treinta y cuatro casos que Lee había visto en toda su vida. La
tristeza fue tan grande que se descorazonó. Pero resuelto a cumplir su compromiso de
compartir su corazón y de hacer algo que valga la pena, Nancy y Lee comenzaron su
tarea por toda la habitación seguidos del personal médico, quienes tenían ya sus
corazoncitos en la solapa, y los sombreros inflados en la cabeza. Finalmente, Lee fue
hasta donde estaba Leonard, la última persona. Éste usaba una gran pechera blanca
sobre la que babeaba. Lee miró a Leonard babeando sobre su pechera y dijo a Nancy: -
Vámonos, no hay modo de que podamos lograr hacer nada con él. -Vamos Lee, le replicó
Nancy, -¿Él es también un ser humano, que no?

Entonces ella colocó un cómico sombrero inflado sobre al cabeza de él. Lee tomó uno de
sus corazoncitos rojos y lo colocó en la pechera de Leonard, respiró profundamente, se
inclinó y le dio un abrazo.

¡Ehhhh, Eehh! Comenzó a chillar Leonard de repente. Algunos de los otros pacientes
empezaron a aplaudir y a sonar todo lo que podían. Lee se asustó y volteó al personal
médico en busca de una explicación, sólo para descubrir que cada médico, enfermera y
camillero estaba llorando. ¿Qué pasa? preguntó a la jefa de enfermeras. Lee no olvidará lo
que ella dijo:
-Ésta es la primera vez en 23 años que hemos visto sonreír a Leonard. ¡Qué sencillo es
hacer algo que valga la pena en la vida de los otros!

Gracias Juez abrazador por tan inspirador ejemplo.

Huellas en la Arena

Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a
través del cielo, pasaban escenas de mi vida.

Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena:
unas eran las mías y las otras del Señor.
Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la
arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas
en la arena.

Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente
me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tú me dijiste, cuando resolví seguirte,
que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi
vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tú me dejaste en
las horas en que yo más te necesitaba". Entonces, El, clavando en mí su mirada infinita
me contestó: "Mi querido hijo.

Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en


la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".

La Confianza

Una vez se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy
importante; las personas del edificio al enterarse que el edificio estaba en llamas
rápidamente salieron de sus departamentos, a excepción de un niño de 8 años de edad
que dormía en el octavo piso, pues su papá había salido a comprar algo y su mamá
estaba de viaje. El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso, los bomberos
intentaban apagarlo pero sus esfuerzos eran imposibles, el edificio estaba totalmente en
llamas y los bomberos pidieron refuerzos a otras unidades de la ciudad y de ciudades
vecinas.

El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo
piso, el fuego crecía iba ya por el quinto piso, de repente aparece el padre del niño
preocupado por él, viendo este cuadro, los bomberos hacen un último intento, pero las
escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas,
entonces se escucha el llanto del niño, gritando:

- Papi !!!Tengo miedo!!!

El padre lo escucha y llorando le dice:

- Hijo! No tengas miedo yo estoy aquí abajo, no tengas miedo.

Pero el niño no lo miraba:

- Papi no te veo, sólo veo humo y fuego.

Pero el Padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina.

- Pero yo sí te veo, hijo.

- Hijo sabes que debes hacer, tírate que aquí te agarramos todos los que estamos abajo,
¡¡¡TÍRATE!!!

El hijo le dice:

- Pero yo no te veo.

El padre contesta.

- Sabes cómo debes hacer, cierra los ojos, y ¡¡¡lánzate!!!

El niño dice:

- ¡¡¡PAPI no te veo, pero allá voy!!!

Y cuando el niño se lanzó, abajo lo rescatan. Entonces el padre lo abraza, llora con el hijo,
juntos pero muy contentos.

El hijo comprende que hay veces que al padre no se lo ve pero sus palabras son
suficientes para confiar en él.

Así es nuestra vida, muchas veces hay incendios, tenemos problemas parecidos a este
niño, y nuestro padre DIOS nos dice: ¡TÍRATE! CONFÍA EN MÍ, y nosotros tenemos que
lanzarnos, así, no miremos nada, ni sintamos nada, con FE, con FE tienes que salir
¡adelante! ¡Porque sólo su palabra nos basta!

La Esperanza

Existían millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas,


plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.

Un día inquietas, ellas se acercaron a Dios y le dijeron:

-Señor Dios, nos gustaría vivir en la Tierra entre los hombres.

- Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré todas ustedes pequeñitas, como son
vistas para que puedan bajar para la Tierra.

Se dice que, en aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas.

Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto
con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños y la
Tierra quedó maravillosamente iluminada.

Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver
para el cielo, dejando la Tierra oscura y triste.

- ¿Por qué volvieron? Preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.

- Señor, no nos fue posible permanecer en la Tierra. Allá existe mucha miseria y violencia,
mucha maldad, mucha injusticia.

Y el Señor les dijo:

- ¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La Tierra es el lugar de lo transitorio, de


aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, nada es
perfecto. El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada
perece. Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número, Dios habló de
nuevo:

- Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?

Un ángel que estaba cerca replicó:

- No Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar
es exactamente donde existe la imperfección, donde hay limite, donde las cosas no van
bien, donde hay lucha y dolor.

- ¿Qué estrella es esa? Volvió Dios a preguntar.

- Es la Esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron para la Tierra, la estrella no estaba sola. La Tierra estaba nuevamente
iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único
sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la Esperanza. Dios ya conoce
el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de
aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe como será el futuro.

Recibe Amigo en este momento esta estrellita en tu corazón, la esperanza, tu estrella


verde. No dejes que ella huya y no permitas que se apague.

Ten certeza que ella iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece a Dios por todo.
Sé siempre feliz y contagia con tu corazón iluminado a otras personas.

Una Persona sin Comparación

He aquí un hombre que nació en una aldea insignificante. Creció en una villa oscura.
Trabajó hasta los 30 años en una carpintería. Durante tres años fue predicador
ambulante. Nunca escribió un libro. Nunca tuvo un puesto de importancia. No formó una
familia. No fue a la universidad. Nunca puso sus pies en lo que consideraríamos una gran
ciudad. Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su ciudad natal. No hizo ninguna
de las cosas que generalmente acompañan a los grandes. No tuvo más credenciales que
su propia persona. La opinión popular se puso en contra suya. Sus amigos huyeron. Uno
de ellos lo traicionó. Fue entregado a sus enemigos. Tuvo que soportar la farsa de un
proceso judicial. Lo asesinaron clavándolo en una cruz, entre dos ladrones. Mientras
agonizaba, los encargados de su ejecución se disputaron la única cosa que fue de su
propiedad: una túnica. Lo sepultaron en una tumba prestada por la compasión de un
amigo. Según las normas sociales, su vida fue un fracaso total. Han pasado casi veinte
siglos y hoy Él es la pieza central en el ajedrez de la historia humana. No es exagerado
decir que todos los ejércitos que han marchado, todas las armadas que se han
construido, todos los parlamentos que han sesionado y todos los reyes y autoridades que
han gobernado, puestos juntos, no han afectado tan poderosamente la existencia del ser
humano sobre la tierra como la vida sencilla de Jesús.
Cuando Sea Viejo

El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. Cuando
derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas
que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.

Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra
como terminan, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te
durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los
ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y


compréndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa
cuantas veces cuando niño te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que
terminaras lo que estabas haciendo. No me reproches porque no quiera bañarme; no me
regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te
inventaba para hacerte más agradable tu aseo. Acéptame y perdóname. Ya que soy el
niño ahora.

Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré
entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con
tu sonrisa burlona. Acuérdate que yo fui quien te enseño tantas cosas. Comer, vestirte y
tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo
y perseverancia por ti.

Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue a olvidar de qué estamos


hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo
hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante lo que hablaba y me conforme con
que me escuches en ese momento.

Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para
apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.

Por último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no
te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuanto te
ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir. Siempre
quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa
entonces que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta en
otro tiempo, pero siempre contigo.

No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Dame tu corazón,


compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera
como te he acompañado en tu sendero te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame
amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por
ti. "Ten fe en el infinito Amor de Dios y vive amando" El día que esté viejo y ya no sea el
mismo, ten paciencia y compréndeme.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:04:28 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Acuérdate...
Angeles del callejón
Antes que ellos...
Acuérdate... Aunque... gracias...
Amar a la vida
Amigos
Cuando el cielo esté gris, acuérdate cuando lo viste profundamente azul. Amor de madre
Amor verdadero
Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado. Ayúdame Señor...
Caleidoscopio

Cuando sufras una derrota, acuérdate de tus triunfos y de tus logros.


Nota
Cuando necesites amor, revive tus experiencias de afecto y ternura.
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría. posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.

Recuerda los regalos que te han hecho, los besos que te han dado, los paisajes que has
disfrutado y las risas que de ti han emanado. Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
Si esto has tenido lo podrás volver a tener y lo que has logrado, lo podrás volver a ganar.

Alégrate por lo bueno que tienes y por lo de los demás; desecha los recuerdos tristes y
dolorosos, no te lastimes más.

Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad.

Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas
otra vez.

Visualiza aquel atardecer que te emocionó.

Revive esa caricia espontánea que se te dio.

Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive el bien.

Allá en tu mente están guardadas todas las imágenes


Y solo tú decides cuáles has de volver a mirar...

Ángeles del Callejón

Diana, una joven estudiante de la universidad, estaba en casa por el verano. Fue a visitar
algunos amigos en la noche y por quedarse platicando se le hizo muy tarde, mas de lo
que había planeado y tuvo que caminar sola a su casa. No tenia miedo porque vivía en
una cuidad pequeña y estaba a solo unas cuantas cuadras del lugar. Mientras caminaba a
su casa, oro a Dios que la mantuviera salva de cualquier mal o peligro.

Cuando llegó al callejón que le servia como atajo para llegar mas pronto a su casa
decidió tomarlo, sin embargo cuando iba a la mitad, notó a un hombre parado al final del
callejón y se veía como que estaba esperando por ella. Diana se puso nerviosa y empezó
a orar a Dios por protección. Al instante un sentimiento de tranquilidad y seguridad la
envolvió, sintió como si alguien estuviera caminando con ella; llegó al final del callejón y
caminó justo enfrente del hombre y llegó bien a su casa.

Al siguiente día, leyó en el periódico que una joven había sido violada en aquel mismo
callejón unos 20 minutos después de que ella pasara por allí. Sintiéndose muy mal por
esa tragedia y pensando que pudo haberle pasado a ella, comenzó a llorar dando Gracias
a Dios por haberla cuidado y le rogó que ayudará a la otra joven, que la acogiera en su
reino.

Decidió ir a la estación de policía, pensó que podría reconocer al hombre y les dijo su
historia.

El policía le pregunto si estaría dispuesta a identificar al hombre que vio la noche anterior
en el callejón, ella accedió y sin dudar reconoció al hombre en cuestión. Cuando el
hombre supo que había sido identificado, se rindió y confesó.

El policía agradeció a Diana por su valentía y le pregunto si había algo que pudieran hacer
por ella, y ella le pidió que le preguntaran al hombre porque no la ataco a ella cuando paso
por el mismo callejón. Cuando el policía le pregunto al hombre el contesto: "Porque ella
no estaba sola, había dos hombres altos caminando uno a cada lado de ella

Antes que Ellos Crezcan

Hay un período en que los padres quedan huérfanos de sus hijos.

Es que, los niños crecen independientes de nosotros, como árboles murmurantes y


pájaros imprudentes.

Crecen sin pedir permiso a la vida.

Crecen con una estridencia alegre y, a veces, con alardeada arrogancia.


Pero no crecen todos los días, de igual manera, crecen de repente.

Un día se sientan cerca te ti en la terraza y te dicen una frase con tal naturalidad que
sientes que no puedes más ponerle pañales a aquella "criatura".
¿Dónde fue que anduvo creciendo aquella insignificancia que no lo percibiste?
¿Dónde quedaron la placita de jugar en la arena, las fiestecitas de cumpleaños con
payasos, los juguetes preferidos?...
El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil.

Ahora estás allí, en la puerta de la discoteca, esperando que él/ella no sólo crezca, sino
aparezca.
Allí están muchos padres al volante, esperando que salgan zumbando sobre patines y
cabellos largos y sueltos.
Allá están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas en las esquinas, con uniforme
de su generación, e incómodas mochilas de moda en los hombros.
Allí estamos, con los cabellos casi blanquecinos. Esos son los hijos que conseguimos
generar y amar a pesar de los golpes de los vientos, de las cosechas, de las noticias y de
la dictadura de las horas.
Ellos crecieron medio amaestrados, observando nuestros errores y aciertos.
Principalmente con los errores que esperamos que no repitan.

Hay un período en que los padres vamos quedando un poco huérfanos de los propios
hijos... ya no los buscaremos más en las puertas de las discotecas y en las fiestas.
Pasó el tiempo del piano, el ballet, el inglés, la natación y el karate...
Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas.
Deberíamos haber ido más junto a su cama al anochecer, para oír su alma respirando
conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia, y a los adolescentes
cubrecamas de aquellas piezas llenas de calcomanías, posters, agendas coloridas y
discos ensordecedores. No los llevamos suficientemente al cine, a los juegos, no les
dimos suficientes hamburguesas y bebidas, no les compramos todos los helados y ropas
que nos hubiera gustado comprarles.
Ellos crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto..

Al principio fueron al campo o fueron a la playa entre discusiones, galletitas,


congestionamiento, Navidades, pascuas, piscinas y amigos.
Sí, había peleas dentro del auto, la pelea por la ventana , los pedidos de chicles y
reclamos sin fin.
Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un
sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos y primeros enamorados.

Los padres quedaban exiliados de los hijos.


"Tenían la soledad que siempre desearon", pero de repente, morían de nostalgia de
aquellas pestes".
Llega el momento en que sólo nos resta quedar mirando desde lejos, torciendo y rezando
mucho (en ese tiempo, si nos habíamos olvidado, recordamos cómo rezar) para que
escojan bien en la búsqueda de la felicidad, y que la conquisten del modo más completo
posible. El secreto es esperar...
En cualquier momento nos pueden dar nietos.
El nieto es la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos, y que no
puede morir con nosotros.
Por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño.
Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto.

...Así es. Aprendemos a ser hijos después que somos padres, sólo aprendemos a ser
padres después que somos abuelos... en fin...sólo aprendemos a vivir después que ya no
tenemos más vida.

Los hijos crecen demasiado rápido o ¿nosotros vamos demasiado rápido por la vida...?

Nos pasa que un día los contemplamos y nos asombramos de la estatura de nuestros
hijos...o los escuchamos hablar sin parar...y allí el recuerdo nos emociona...
Recordamos el primer día que los cobijamos en nuestros brazos, los primeros pasos, la
primera palabra que dijeron así de improviso, la carita de sorpresa cuando se abrió la
puerta del colegio el primer día de clase...Tratamos de darles lo mejor, pero tal vez no
nos dimos cuenta que ellos necesitaban algo más...
Entonces nos damos cuenta que lo que dimos no fue suficiente y los vemos partir llenos
de emoción... No esperemos ese momento, el momento es ahora...el mimo, la caricia, el
abrazo, el beso, el dialogo...nos necesitan, a pesar de que en algunos momentos creemos
que no porque hay una etapa en que nos ven como seres anticuados o desactualizados:

Somos importantes para ellos, la calidad de lo que les damos es lo importante... nuestro
tiempo, nuestra protección, nuestra compañía, nuestro consejo...

Nuestro amor. Por eso es necesario hacer algunas cosas adicionales...

Antes que ellos crezcan...

Aunque... Gracias a Dios

"Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el
despertador... gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos que son sordos.

"Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación... gracias a
Dios que puedo ver. Hay muchos ciegos.

"Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... gracias a Dios que tengo fuerzas
para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden.

"Aunque peleo cuando no encuentro mis cosas en su lugar porque los niños hicieron un
desorden... gracias a Dios que tengo familia. Hay muchos solitarios.

"Aunque la comida no era de la que me gustaba mas... gracias a Dios que tengo
alimentos. Hay muchos con hambre.

"Aunque mi trabajo es difícil a veces... gracias a Dios que tengo ocupación.


Hay muchos desempleados.

"Aunque no estoy conforme con la vida, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos
para quejarme... gracias a Dios por la vida y por su paciencia al amarme a pesar de ser
tan malagradecido".

Demos gracias a Dios por todo lo que hagamos, pensemos, veamos, escuchemos.

Amar a la Vida

Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo
recibió un soldado llamado Ralph.

Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres


ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos
pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona.
Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.

"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra", contestó


Ralph. Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar
campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras
otro, encontraban una muerte prematura.

"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a ser el
último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría
entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía que cada paso era toda una
vida".

Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo
supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película
que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la
vida como lo que es: una gran aventura. Al final, no importará quién ha acumulado más
riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más.
Eso es, creo yo, lo que se pondrá en la balanza a la hora de hacer el recuento final.

Amigos

Hace tiempo al estar en mi casa, siendo como las 11:00 de la noche, recibí la llamada
telefónica de un muy buen amigo mío. Me dio mucho gusto su llamada y lo primero que
me preguntó fue: ¿cómo estas? Y sin saber porqué le contesté: "solísimo".

¿Quieres que platiquemos? Le respondí que sí y me dijo: ¿quieres que vaya a tu casa? Y
respondí que sí. Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba tocando a
mi puerta.

Yo empecé y hablé por horas y horas, de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mi novia, de


mis deudas, y él atento siempre ,me escuchó. Se nos hizo de día, yo estaba totalmente
cansado mentalmente, me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me
escuchara y que me apoyara y me hiciera ver mis errores, me sentía muy a gusto y
cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo: bueno, pues me retiro tengo que
ir a trabajar.

Yo me sorprendí y le dije: pero porque no me habías dicho que tenias que ir a trabajar,
mira la hora que es, no dormiste nada, te quite tu tiempo toda la noche. El sonrió y me
dijo: no hay problema para eso estamos los amigos. Yo me sentía cada vez más feliz y
orgulloso de tener un amigo así.

Lo acompañé a la puerta de mi casa... y cuando él caminaba hacia su automóvil le grité


desde lejos: oye amigo, y a todo esto, ¿porqué llamaste anoche tan tarde?. El regresó y
me dijo en voz baja… es que te quería dar una noticia...y le pregunté: ¿qué pasó? Y me
dijo...fui al doctor y me dice que mis días están contados, tengo un tumor cerebral, no se
puede operar, y solo me queda esperar... yo me quedé mudo...él me sonrió y me dijo: que
tengas un buen día amigo... se dio la vuelta y se fue...

Pasó un buen rato para cuando asimilé la situación y me pregunté una y otra vez, porque
cuando él me preguntó ¿cómo estás? me olvidé de él y sólo hablé de mi. Cómo tuvo la
fuerza de sonreírme, de darme ánimos, de decirme todo lo que me dijo, estando él en esa
situación?...esto es increíble.. desde entonces mi vida ha cambiado, suelo ser más crítico
con mis problemas y suelo disfrutar más de las cosas buenas de la vida, ahora aprovecho
mas el tiempo con la gente que quiero.. por ejemplo él... todavía vive y procuro disfrutar
más el tiempo que convivimos y platicamos, sigo disfrutando de sus chistes, de su locura,
de su seriedad, de su sabiduría, de su temple, de mi amigo...

"No hay amor más grande que dar la vida por los amigos". Cristo

Amor de Madre

Un artículo en National Geographic varios años atrás mostraban una foto impactante de
el verdadero amor materno.

Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, los


guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del
incendio.

Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas, posado cual


estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio
unos golpecitos al pajarillo con una vara. Cuando lo hizo tres diminutos polluelos se
escabulleron bajo las alas de su madre ya muerta.

La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base
del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, instintivamente conociendo que el humo
tóxico ascendería.

Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a
sus bebes. Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo ella permaneció
firme. Porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen
vivir.

Amor Verdadero

Moses Mendelssohn, abuelo del conocido compositor alemán, distaba de ser guapo.
Además de una estatura algo baja, tenia una grotesca joroba. Un día visitó a un mercader
de Hamburgo que tenia una hermosa hija llamada Frumtje. Moses se enamoró
perdidamente de ella, pero ella le repelía su apariencia deforme. Cuando llegó el
momento de despedirse, Moses hizo acopio de su valor y subió las escaleras hasta
donde estaba el cuarto de aquella hermosa joven, para tener la última oportunidad de
hablar con ella. Era tan hermosa, pero a Moses le entristecía profundamente su negativa
a mirarlo. Después de varios intentos de conversar con ella, le preguntó tímidamente: -
¿Crees que los matrimonios se crean en el cielo?, - Si- respondió ella, todavía mirando al
suelo - Y tú ?...
- Si, lo creo - contestó -. Verás. En el cielo, cada vez que un niño nace, el Señor anuncia
con que niña se va a casar. Cuando yo nací, me fue señalada mi futura esposa. Entonces
el Señor añadió: "Pero tu esposa será jorobada". Justo en ese momento exclamé: "Oh,
Señor, una mujer jorobada sería una tragedia, dame a mi la joroba y permite que ella sea
hermosa".. Entonces Frumtje levantó la mirada para contemplar los ojos de Moses y un
hondo recuerdo la conmovió. Alargó su mano y se la dio a Moses, tiempo después, ella se
convirtió en su esposa.

Es necesario, reflexionar un poco en todo esto. Muchas veces, los prejuicios que tenemos
al estar o convivir con personas distintas a nosotros, nos impiden entender y vivir el amor.
Hoy, haz la diferencia y verás.

¡Que tengas un excelente día!

Ayúdame Señor, te lo Suplico

A entender a mis hijos, a escuchar pacientemente Y contestar sus preguntas sin


alterarme; no permitas que los interrumpa y menos que los contradiga sin razón.
Concédeme la gracia de ser siempre cortés para con ellos, como yo quiero que sean
conmigo.
Dame el valor suficiente para confesarles mis faltas Y pedir perdón cuando les haya
hecho algún daño.
No permitas que hiera nunca con mis actos sus sentimientos o que me ría de sus errores
Y los castigue injustamente, avergonzándolos o poniéndolos en ridículo y, sobre todo, te
pido Señor que nunca descargue en ellos mi ira, tan solo para satisfacer mi egoísmo;
jamás permitas que los induzca a mentir o a robar.
Hazme cada día más humilde y que deje de sermonearles por cosas insignificantes.
Cuando salga de mis casillas, ayúdame Señor a contener mi lenguaje, pon siempre en mis
labios La palabra justa para cuando merezcan elogios.
Ayúdame a tratarlos de acuerdo a su edad, no permitas
Que les robe la oportunidad de cuidarse ellos mismos Y que piensen y lleven a cabo sus
propias decisiones.
Permíteme que pueda concederles todas las satisfacciones.
Que sean razonables, pero dame el valor suficiente para negarles cualquier privilegio que
pueda perjudicarles.
Permíteme que sea tan equitativo, tan justo y amigable para con ellos, que sientan
auténticamente estimación por mí. Concédeme Señor Todopoderoso, que sea siempre
digno de que mis hijos me amen y me imiten en lo bueno.

Caleidoscopio

Existía un hombre que a causa de una guerra en la que había peleado de joven, había
perdido la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una
gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como un
estupendo artesano; sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el
mínimo sustento.

Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había
conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba
reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos un
hermoso calidoscopio como alguno que él supo poseer en su niñez. Por las noches fue
recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de
espejos, vidrios, metales, ...

Al cabo de la cena de Noche Buena pudo, finalmente imaginar a partir de la voz del
pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. El niño no cabía en sí de la
dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le había traído de las manos rugosas de
su padre ciego.
Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo sitio portando el preciado
regalo, y con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo. En el receso entre clase y
clase, el niño exhibió y compartió lleno de orgullo su juguete con sus compañeros que se
mostraban fascinados con aquella maravilla.
Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del
artesano y le preguntó con mucha intriga: "Oye, que maravilloso calidoscopio te han
regalado...¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo..."

Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño


corazón, le contestó: "No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá"

A lo que el otro pequeño replicó con cierto tono incrédulo: "¿Tu padre?...imposible...¡si tu
padre está ciego!"

Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al cabo de una pausa de


segundos, sonrió como solo un portador de verdades absolutas puede hacerlo, y le
contestó: "Sí ... mi papá esta ciego ... pero de los ojos...SOLAMENTE DE LOS OJOS..."

El amor solo se puede ver con el corazón ..."Lo esencial es invisible a los ojos"
Jue. 13 Dic. 2018 / 9:04:45 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El niño y el helado
Da todo a quien amas
Depende de la forma
El Niño y el Helado El amor no espera
Respuesta a la oración
Entrevista con Dios
En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un Herramienta favorita
establecimiento y se sentó a una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. Carta de Dios
El elefante
Carta de satanás
"¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?", preguntó el niño.
Nota
"Cincuenta centavos", respondió la mesera.
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. "¿Cuánto cuesta posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
un helado solo?", volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando por una mesa
y la mesera ya estaba un poco impaciente.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
"Treinta y cinco centavos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. darte el crédito correspondiente.

"Quiero el helado solo", dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la
mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera
volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio.

Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos ... su propina.

Jamás juzgues a alguien antes de tiempo

Da Todo a Quien Amas

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conocí
a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad.

Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su


hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y
había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a


dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran
suspiro y decir: "Si, lo haré, si eso salva a Liz."

Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su


hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar
el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa
desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a
morirme?".

Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría TODA su
sangre a su hermana, y entonces moriría. Y aún así se la daba...

¿Eres tú capaz de DAR TODO a quien amas?

Depende de la Forma

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar
a un Sabio para que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia mi señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de
un pariente de vuestra majestad.

- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme


semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

- ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a
todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien
monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el
primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien
monedas de oro.

- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma
en el decir las cosas... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a
comunicarse.

- De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la


guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la
forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes
problemas.

- La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de
alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con
ternura ciertamente será aceptada con agrado.

El Amor no Espera

Había una vez un viejito que estaba enfermo y cansado. El tenía cuatro hijos, y de ninguno
de ellos recibía la menor atención.

Vivía en una abundante pobreza. A duras penas lograba sobrevivir. En su pequeñísima


granja deambulaban unas cuantas gallinas flacas, que existían casi de milagro, y por lo
menos, no dejaban de poner un par de huevos diariamente. El resto de la dieta que el
viejito consumía, eran unas cuantas frutas silvestres que cada día le costaba mucho
esfuerzo recolectar.

Un día, buscando entre sus escasas pertenencias, encontró dos monedas de plata y se le
ocurrió una genial idea. En el pueblo las intercambió con un mercader de artículos
antiguos quien le dio un viejo baúl.

Como pudo, se las arregló y lo trasladó a su casa. Una vez en ella, lo dejó a la vista en el
centro de su humilde choza. Por casualidad uno de sus hijos lo visitó e intrigado le
preguntó: "¿Qué guardas ahí?" -"Un secreto", le contestó, "que solamente conocerán tú y
tus hermanos el día en que me muera, pues ahí está toda mi herencia". Al día siguiente lo
enterró debajo de su lecho.

Cual fue su sorpresa que a partir de entonces, un hijo al menos lo visitaba durante el día.
Le llevaban leche y miel, y entre los cuatros hijos le mantenían su choza bastante limpia.

Un día al viejo se le detuvo el tiempo muriendo en su granja. De inmediato los hijos se


dieron cita, no tanto para velarlo, por supuesto, sino para ver a cuanto ascendía su
herencia.

Y cual fue su sorpresa que una vez desenterrado y abierto el cofre, lo único que
encontraron fue un trozo de papel que decía de su puño y letra, un poco torcida y
temblorosa: "Hijos míos: el auténtico amor no espera, se entrega generosamente sin
esperar recompensa. Mi única herencia es que aprendan a amar; hubiera deseado
dejarles más, pero mi único legado es darles las gracias por lo que me dieron en vida."

Los cuatro hermanos al fin comprendieron que un buen padre puede dar la vida por sus
hijos, pero algunos no entregan nada en vida a sus padres. En profunda reflexión y con
lágrimas en los ojos, le dieron finalmente una digna sepultura, y uno de ellos, cuando
arrojó el último puñado de tierra, le despidió diciendo: "TE PROMETO AMAR SIN
ESPERAR, AMEN".

Respuesta a una Oración

Luisa Ríos, una mujer pobremente vestida y con una expresión de derrota en el rostro,
entró en una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda y de una forma muy
humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas. Hablando suavemente, le explicó que
su esposo estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían siete hijos y que
necesitaban comida. Juan Longoria, el abarrotero, se mofó de ella y le pidió que saliera de
la tienda. Recordando las necesidades de su familia, la mujer le dijo: "Por favor señor, le
traeré el dinero tan pronto como pueda" Juan le dijo que no podía darle crédito, ya que no
tenía cuenta en la tienda. Junto al mostrador había un cliente que estaba escuchando la
conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al abarrotero que él respondería
por lo que necesitara la mujer para su familia. El abarrotero, no muy contento con lo que
pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si traía una lista. Luisa respondió: "Sí,
señor" "Está bien", le dijo el tendero, "ponga su lista en la balanza y lo que pese la lista,
eso le daré en mercancía". Luisa pensó un momento con la cabeza baja, sacó una hoja de
papel de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente
sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron de
asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato de la balanza bajó hasta el
mostrador y se mantuvo abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el
cliente y le dijo: "¡No puedo creerlo!" El cliente sonrió mientras el abarrotero empezó a
poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, así que siguió
llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero vio lo que había puesto,
completamente disgustado. Finalmente, quitó la hoja de papel del plato y la vio con
mayor asombro. No era una lista de mercancía, era una oración que decía: "Señor mío, tú
sabes mis necesidades y las pongo en tus manos". El tendero le dio las cosas que se
habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. Luisa le dio las
gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a Juan un billete de 50 dólares y le dijo:
Realmente valió cada centavo. Fue un tiempo después que Juan descubrió que la balanza
estaba rota. En consecuencia, solo Dios sabe cuánto pesa una oración.

Entrevista con Dios

Con mi título de periodista recién obtenido, decidí realizar una gran


nota...
-"Pasa" me dijo Dios, -"¿Así que quieres entrevistarme?"
-"Bueno" le Contesté, "si tiene tiempo..." Se sonrió y dijo:
"Mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo; ¿Qué preguntas quieres hacerme?"
-"Ninguna nueva ni difícil para usted".
"¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?"
Y dijo:
- Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser
niños.
Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para
recuperar la salud.
Que por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que ni viven el
presente ni el futuro.
Que viven como si fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido, y pensar que
yo..."
Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada deja de hablar. Sus manos toman
fuertemente las mías y seguimos en silencio. Después de un largo tiempo y para contar el
clima, le dije:
-"¿Me deja hacerle otra pregunta?" No me respondió con palabras sino sólo con su tierna
mirada.
"Como padre, ¿qué es lo que pedirías a tus hijos para este nuevo año?"
"Que aprendan, que no pueden hacer que alguien los ame. Lo que sí pueden es dejarse
amar.
Que aprendan, que toma años construir la confianza, y sólo segundos para destruirla.
Que aprendan que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en
sus vidas.
Que aprendan, que no es bueno compararse con los demás. Pues siempre habrá alguien
mejor o peor que ellos.
Que aprendan, que "rico" no es el que más tiene, sino el que menos necesita. Que
aprendan, que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán.
Que aprendan, que bastan unos pocos segundos para producir heridas profundas en las
personas que amamos, y que pueden tardar muchos años en ser sanadas.
Que aprendan, que a perdonar se aprende practicando.
Que aprendan, que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no sabe cómo
demostrarlo.
Que aprendan, que el dinero lo compra todo, menos la felicidad.
Que aprendan, que a veces cuando están molestos tienen derecho a estarlo, pero eso no
les da derecho a molestar a los que los rodean.
Que aprendan que los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino de un tren de
aterrizaje para lograrlos.
Que aprendan que amigos de verdad son escasos y, quien ha encontrado uno, ha
encontrado un verdadero tesoro.
Que aprendan, que no siempre es suficiente ser perdonado por otros, algunas veces
deben perdonarse a sí mismos.
Que aprendan que son dueño de lo que callan y esclavos de lo que dicen.
Que aprendan, que de lo que siembran cosechan, si siembran chismes cosecharán
intrigas, si siembran amor cosecharán felicidad.
Que aprendan, que la verdadera felicidad no es lograr sus metas sino ser feliz con lo que
tienen.
Que aprendan que la felicidad no es cuestión de suerte sino producto de sus decisiones.
Ellos deciden ser feliz con lo que son y tienen, o morir de envidia y celos por lo que les
falta y carecen.
Que aprendan, que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente
diferente.
Que aprendan, que sin importar las consecuencias, aquellos que son honestos consigo
mismos llegan lejos en la vida.
Que aprendan, que a pesar de que piensen que no tienen nada más que dar, cuando un
amigo llora con ellos encuentren la fortaleza para vencer sus dolores.
Que aprendan que retener a la fuerza a las personas que aman, las aleja más
rápidamente de ellos y el dejarlas ir las deja para siempre al lado de ellos.
Que aprendan, que a pesar de que la palabra `amor" pueda tener muchos significados
distintos, pierde valor cuando es usada en exceso.
Que aprendan, que amar y querer no son sinónimos sino antónimos, el querer lo exige
todo, al amar lo entrega todo.
Que aprendan, que nunca harán nada tan grande para que Dios los ame más, ni nada tan
malo para que los ame menos. Simplemente los amo, a pesar de sus conductas.
Que aprendan, que la distancia más lejos que pueden estar de Mí es la distancia de una
simple oración..."
Y así en un encuentro profundo, tomados de las manos, continuamos en silencio.

La Herramienta Favorita

En una tienda de herramientas, dentro de un estuche de cartón y plástico, colgado en una


mampara se encontraba un destornillador, era el último modelo que se había sacado al
mercado, su mango estaba pintado de vistosos colores que lo hacían ser bastante
llamativo.. cuando caía la noche y toda la gente abandonaba la tienda, las herramientas
se ponían a platicar...

-- Hoy vino un electricista y me estuvo observando por varios minutos, seguro que en
cuanto junte el dinero viene a comprarme -- platicaba emocionada la caja de
herramientas.

Pues hoy se vendieron diez de mis hermanos destornilladores, seguramente no tarda en


que alguien me compre a mí, somos las herramientas más nuevas y bonitas que hay en
toda la tienda -- decía el orgulloso destornillador. Y tenía razón, al día siguiente un padre
de familia, de esos que les gusta hacer un poco de todo y que no contratarían a un
plomero o a un electricista hasta no estar seguros de haber dejado sin remedio aquello
que querían arreglar por sí mismos con tal de ahorrarse unos centavos.. El señor iba en
busca de un nuevo destornillador y nuestro orgulloso amigo resultó ser el afortunado
elegido... camino a su nuevo hogar iba pensando en todos los tornillos que atornillaría o
destornillaría... . Después de todo él había sido fabricado para hacer eso y le emocionaba
cumplir con su destino. Por fin llegó a su nuevo hogar y su dueño lo metió dentro de la
caja de herramientas, el destornillador se puso a observar a sus nuevos compañeros,
todos lucían sucios y grasientos,

-- Todos lucen terribles, definitivamente soy la herramienta más bella que tiene mi amo,
no creo tardar en convertirme en su destornillador favorito--pensaba nuestro amigo, sin
embargo se puso a buscar a su competencia, ¿en dónde estaban los otros
destornilladores?, no podía encontrarlos. Después de algunos minutos de búsqueda la
llave de tuercas le informó que no había más destornilladores, el único que había se
rompió y por eso el dueño tuvo que comprar otro.

Las palabras de la llave de tuercas tranquilizaron al destornillador, él sería el favorito y no


tendría competencia.. Al poco tiempo comenzó su trabajo, un día a quitar los tornillos de
un contacto eléctrico, al otro a desarmar la plancha y así fue pasando la vida del
destornillador, hubo un día en que el amo estaba pintando unas ventanas y quiso revolver
la pintura, la única herramienta que se encontraba cerca de él era el destornillador así que
lo tomo, lo metió a la lata de pintura y comenzó a revolver. El destornillador estaba
confundido, el no estaba hecho para eso, él era un DESTORNILLADOR no un revolvedor, al
sacarlo de la lata estaba todo manchado de pintura y eso no le gustaba mucho a un
destornillador tan orgulloso de su apariencia.

Espero que no tarde mucho antes de que mi amo me lave, no quiero lucir así por el resto
de mi vida-- sin embargo ese día nunca llegó y tuvo que vivir manchado por siempre. En
otra ocasión, el dueño estaba clavando unas maderas, cuando sólo le faltaba colocar un
clavo se dio cuenta que el martillo se encontraba algo lejos, así que tomó el destornillador
y utilizó su mango como martillo. El destornillador sintió dolor, los golpes le dejaron
algunas marcas y su apariencia se había deteriorado aun más y así fueron pasando los
días, en ocasiones servía como espátula, otras como martillo o como palanca, en una
ocasión hasta sirvió de asta de bandera para que el hijo de su amo jugara a los
soldaditos, un día se dio cuenta que los colores que tanto orgullo le causaban ya no
podrían distinguirse entre tantos rasguños, abolladuras y manchas, pero era el único así
que no tenía de que preocuparse... Casualmente ese mismo día su dueño llegó con un
destornillador nuevo, un nuevo modelo con colores aun más vistosos que los que él había
tenido cuando era nuevo.. nuestro amigo se preocupó, -- Ya no me va a utilizar, ahora él
va a ser el destornillador favorito, luce mucho mejor que yo -- nuestro amigo se llevó una
gran sorpresa al día siguiente cuando se dio cuenta que su amo lo seguía utilizando en
sus labores diarias. Nuestro amigo no entendía lo que pasaba, cada día su apariencia era
peor, cada día estaba más maltratado, en cambio su rival lucía totalmente nuevo, bello y
lleno de color, simplemente no podía comprender que era lo que pasaba, ¿porque él tenía
tanto trabajo y el otro destornillador no?, pronto se llenó de envidia. -- Todo el trabajo lo
hago yo y por eso tengo esta apariencia tan horrible, mi cuerpo esta cansado, en cambio
tu no haces nada y por eso luces así de bello, no es justo!! -- le gritó desesperado al otro
destornillador, en eso se escuchó la voz de su amo platicando con otra persona. -- Pero
aun no tengo dinero ¿con qué quieres que cubra mi deuda?-- -- Puedes darme algo a
cambio del dinero, por ejemplo tu caja de herramientas-- El amo de las herramientas se
dirigió a la caja y separó su viejo, manchado y maltratado destornillador y dijo en voz alta,
"este destornillador es lo único que me voy a quedar, es mi favorito, me ha servido para
muchísimas cosas, el resto de las herramientas son tuyas". El corazón del viejo
destornillador se llenó de alegría, pudo comprender que nunca fue el favorito por su
apariencia sino por todo el trabajo que había realizado para su amo, al recordar todo lo
que había hecho desde que salió de la tienda se dio cuenta de que no solo había servido
para poner y quitar tornillos sino que había servido para muchas otras cosas que jamás
imaginó y que gracias a todo eso fue que su amo le tomó mayor aprecio.

Cuando estés cansado, desvelado o enfermo y veas que eres el que más ha trabajado
para el único dueño que todos nosotros tenemos no te enojes con el que luce limpio,
sano y poco cansado, por el contrario siéntete feliz porque tú eres el favorito, si de pronto
te sucede lo que al desarmador, que recibes golpes, rayones, maltratos o trabajos,
cansancios, preocupaciones, problemas y responsabilidades con los que otros no tienen
que vivir, entonces alégrate de ser la herramienta favorita de Dios porque igual que al
destornillador del cuento, puedes estar seguro que en el día de la verdad vas a ser de los
seleccionados para quedarse por siempre a acompañarlo en su casa.

La clave está en estar siempre dispuesto a trabajar por Dios en lo que Dios te pida sin
importar si fue para eso para lo que te preparaste y sin importar que tanto hayas
trabajado por él, por el contrario, preocúpate si tú o tu vida luce demasiado bien debido a
que nunca te has preocupado por trabajar para El.

Carta de Dios para Ti

Querido (a) hijo (a):

Tú, que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de
dones y talentos. Cuenta tus dones y talentos. Entusiásmate con ellos. Reconócete.
Encuéntrate. Acéptate. Anímate. Y piensa que, desde este momento, puedes cambiar tu
vida para bien, si te lo propones y te llenas de entusiasmo. Y sobre todo, si te das cuenta
de la felicidad que puedes conseguir con sólo desearlo.

Eres mi creación más grande. Eres mi milagro. No temas comenzar una nueva vida. No te
lamentes nunca. No te quejes. No te atormentes. No te deprimas. ¿Cómo puedes temer,
si eres mi milagro?. Estás dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del
universo. Eres único. Nadie es igual a ti. Sólo en ti está aceptar el camino de la felicidad y
enfrentarlo, y seguir siempre adelante hasta el fin. Simplemente porque eres libre.

En ti está el poder de no atarte a las cosas. Las cosas no hacen la felicidad. Te hice
perfecto para que aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyas con tonterías. Te
di el poder de pensar, te di el poder de amar, te di el poder de determinar, te di el poder de
reír, te di el poder de imaginar, te di el poder de crear, te di el poder de planear, te di el
poder de hablar, te di el poder de rezar...y te situé por encima de los ángeles, cuando te di
el poder de elección. Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad. ¿Qué
has hecho de estas tremendas fuerzas que te di?. No importa. De hoy en más, olvida tu
pasado, usando sabiamente ese poder de elección.

Elige amar en lugar de odiar, elige reír en lugar de llorar, elige actuar en lugar de aplazar,
elige crecer en lugar de consumirte, elige bendecir en lugar de blasfemar, elige vivir en
lugar de morir.

Y aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida. Crece cada día un poco más en
el optimismo de la esperanza. Deja atrás los miedos y los sentimientos de derrota. Yo
estoy a tu lado siempre. Llámame, búscame, acuérdate de mi. Vivo en ti desde siempre y
siempre te estoy esperando para amarte. Si has de venir hacia mi algún día...que sea hoy,
en este momento. Cada instante que vivas sin mi, es un instante infinito que pierdes de
paz.
Trata de volverte niño, simple, inocente, generoso, dador, con capacidad de asombro y
capacidad para conmoverte ante la maravilla de sentirte humano, porque puedes conocer
mi amor, puedes sentir una lágrima, puedes comprender el dolor...

No te olvides que eres mi milagro. Que te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para
que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que tú aprendas a
reír. Y si eres mi milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente,
contagiando esperanza y optimismo sin temor, porque yo estoy a tu lado.

Con todo cariño,


DIOS.

El Elefante

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos
eran los animales.

También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.


Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza
descomunal ... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario,
el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a
una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que
ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenia
cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces
a algún maestro, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que
el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: -Sí está amaestrado... ¿Por qué lo encadenan? No
recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del
misterio del elefante y la estaca ... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros
que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio
como para encontrar la respuesta:

"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que
era muy pequeño".

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de
soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día
siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía... Hasta que un día, un terrible
día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que NO PUEDE. El tiene registro
y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sentís poco después de nacer. Y
lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... Jamás ... intentó poner a prueba su fuerza otra vez ... Cada uno de nosotros
somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que
nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos"
simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestro recuerdo:
No puedo... No puedo y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje que nos
impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de
saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento TODO TU CORAZÓN.

Carta de Satanás

Te vi ayer cuando comenzabas tus tareas diarias. Te levantaste sin siquiera orar a tu
Dios, en todo el día no hiciste nada de oración. De hecho ni recordaste bendecir tus
alimentos. Eres muy desagradecido con tu Dios, y eso me gusta de ti. También me agra
la enorme flojera que demuestras siempre en lo que se refiere a tu crecimiento cristiano.
Rara vez lees la Biblia y cuando lo haces estas cansado. Oras muy poco y muchas veces
recitas palabras que no meditas. Por cualquier pretexto llegas tarde o faltas a tus
reuniones en la iglesia. Y qué decir de tus quejas al cooperar en la evangelización o dar
tus ofrendas. Todo eso es útil para mí. No puedo describirte cómo me alegra que en
todo este tiempo en que estas siguiendo a tu Dios, no hayas cambiado tu manera de
comportarte. Tantos años y sigues como al principio, crees que no tienes nada que
cambiar. Me encantas. Recuerda que tú y yo hemos pasado muchos años juntos y
todavía te detesto. Es mas te odio porque odio a tu Padre. Solamente te estoy usando
para molestarlo. El me echó del Cielo y yo voy a utilizarte mientras pueda para vengarme
de El. Mira ignorante, Dios te ama y tiene grandes planes preparados para ti, pero tu eres
tan tonto que me has cedido tu existencia y yo voy a hacer que vivas un verdadero
infierno en vida. Con tu cooperación voy a mostrar quien realmente es el que gobierna tu
vida. Recuerdo de todos los momentos que hemos pasado juntos... Hemos disfrutado
juntos muchas películas XXX, y ¡qué decir de las veces que hemos ido a los "espectáculos
artísticos mundanos! Recuerdo aquel día de tu debilidad con aquella personita simpática,
que bien nos la pasamos. Pero más me agrada que no te arrepientes, sino que
reconozcas que eres joven y tienes derecho a gozar la vida, no hay duda: eres de los míos
aunque te llames de Dios. Disfruto mucho los chistes colorados que dices y que
escuchas, tú te ríes por lo gracioso de ellos, yo me río de ver a un hijo de Dios
participando en eso. El hecho es que ambos la pasamos bien. La música vulgar y de
doble sentido que escuchas me encanta. ¿Cómo sabes cuáles son los grupos que me
gusta escuchar? También disfruto cuando difamas y te revelas contra tu Dios, me siento
feliz cuando te veo bailando y haciendo ese tipo de movimientos que tanto te fascinan,
¡cómo lo disfruto! Ciertamente cuando vas y te diviertes sanamente, me desilusionas,
pero no hay problema siempre habrá otra oportunidad. Hay veces que me haces
servicios increíbles cuando das malos ejemplos a los niños o cuando le permites que se
desvíen de su inocencia, por medio de la televisión o cosas por el estilo. Me encanta
cuando los niños están intranquilos y en vez de mandarlos a orar o leer la Biblia, los
mandas a jugar juegos de videos. Son tan perceptivos que fácilmente imitan lo que ven.
Te lo agradezco mucho. Lo que más me agrada es que rara vez tengo que tentarte, casi
siempre caes por tu cuenta. Tú buscas los momentos propicios, tú te expones a
situaciones peligrosas, tú buscas mis ambientes, si tuvieras algo de sesos cambiarías de
ambiente y compañías, recurrías a la Biblia y entregarías realmente tu vida al que dices
llamar "tu Dios" y aun vivir mas el resto de tus años bajo la guía del Espíritu Santo. No
acostumbro enviar este tipo de mensajes, pero eres tan conformista espiritualmente que
no creo que vayas a cambiar. No malentiendas aun te odio y no me interesas en lo más
mínimo. Si te busco es porque me agrada como es tu manera de comportarte, hace
quedar en ridículo al cristianismo.

Tu enemigo que te odia Satanás, o como me quieras llamar. JAJAJAAJAJA...............

Psdta. Si realmente me amas, no muestres esta carta a nadie.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:05:04 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El ragalo de conversar
Llamada de larga distancia
¡Vamos a brillar!
El regalo de conversar El corazón de papel
Cosechando amor
El pastel más delicioso
Lynn Rogers Círculo de amor
El ingrediente secreto de Marta
Aunque siempre me dijo que no hablara con gente extraña, mi mamá siempre lo hacía. En
la fila del supermercado. Buscando bolsas de mano en alguna tienda. Cuando estaba en Nota
un elevador lento y mientras la demás gente, seriamente, oprimía los botones. En el
aeropuerto, en los juegos de fútbol y en la playa. Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
Lo bueno era que sólo le hacía caso cuando se trataba de gente extraña que parecía muy
sospechosa. Creo que me fue bien así. Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
Hoy, cuando me pongo a pensar cómo ella se ponía a hablar con las personas, me dan darte el crédito correspondiente.

ganas de reír. Pero en aquel tiempo, cuando yo era un adolescente, me daba mucha
vergüenza. Una vez, le dijo a una mujer que andaba comprando con su hija: "Lynn también
va a tener su primera bata." Yo pensé esconderme en la sección de las batas de baño,
pero me puse roja y le dije con disgusto. "¡Maaaamaaaá!" Me sentí un poco mejor cuando
la mamá de la muchacha le contestó: "Andamos buscando una bata para Sara, pero
todas están muy grandes para ella."

No toda la gente le respondía a mamá cuando ella hacía alguna observación o trataba de
iniciar una discusión. Algunas personas la miraban con disgusto y se alejaban. Otras la
ignoraban completamente. Siempre que estuve con ella y esto sucedía, me daba cuenta
que eso lastimaba sus sentimientos. Pero ella alzaba los hombros y seguíamos
caminando.

Pero en muchas otras ocasiones, cuando yo regresaba de dar la vuelta, la encontraba


hablando amenamente con otras personas. Hubo otras veces, cuando pensé que se me
había perdido entre la gente. Pero entonces, oía sus risas cuando hablaba, haciendo
comentarios como. "¿De veras?"A mí también me pasa lo mismo.

Por medio de esas conversaciones espontáneas, mi madre me enseñó que nuestro


mundo era demasiado grande (o muy pequeño-ustedes escojan) para no tener tiempo de
hablar con los demás. Ella me hizo pensar que como mujeres, tenemos un nexo especial,
aun cuando no seamos diferentes. Aun en las cosas más triviales, tenemos cosas en
común que nos unen. Quizá, por eso sea que nos gusta más el papel que el plástico, 0 el
por qué pensamos que comprar un abrigo azul nunca es una mala compra, o por qué el
himno nacional todavía nos pone la carne de gallina.

Uno de los últimos recuerdos que tengo de mi madre, tuvo lugar en el hospital. El cáncer
en sus senos la habían reducido a un peso de apenas 85 libras. Aún así, apenas unas
horas antes de su muerte, ella conversaba con la enfermera cómo sembrar plantitas de
tulipanes. Yo me quedé parada en la puerta, en silencio. Tenía ganas de llorar, pero a la
misma vez, sentía una descarga de amor y calor. Ella me había enseñado a ver en otros,
la belleza de la primavera. Nunca lo olvidaré, especialmente cuando yo me doy vuelta y le
digo a alguien: " ¿No le parece lindo que ..."

Llamada de larga distancia

Bárbara Johnson

Leí en cierta ocasión, que un hombre llamó a su esposa desde un teléfono público en el
aeropuerto. Cuando se le acabaron las monedas, la operadora lo interrumpió para decirle
que quedaba sólo un minuto.

El hombre trató, rápidamente, de terminar la conversación con su esposa. Pero antes que
se pudieran decir adiós, se les había terminado el tiempo. El hombre salió de la cabina
telefónica suspirando. En ese mismo momento, el teléfono sonó. Pensó que era la
operadora que quería más dinero y no iba a contestar. Pero algo le decía que
levantara el teléfono. Y ciertamente era la operadora. Pero ella no quería más dinero. Ella
tenía un recado para él:

-Después que usted colgó, su esposa dijo: "Te amo. Pensé que a usted le gustaría
saberlo."

¡Vamos a brillar!

Cheryl Kirking

¡Es hora de dormir! les dije a mis tres hijos. Ya había leído tres cuentos, había oído tres
oraciones muy largas, había besado a tres osos de peluche, un conejo y un canguro para
darles las buenas noches. También había traído tres vasos de agua y había hecho tres
viajes al baño.

Pero Bryce me rogaba: "¡Mamá, tengo que decirte algo muy importante!" Con firmeza le
contesté: "¡Vete a dormir!"

"Pero es algo importante ... tienes que venir.

"Le pregunté: "¿De qué se trata?"

Y él persistió: "¡Tienes que venir aquí!"

Yo me arrodillé al lado de su camita y le volví a preguntar:

¿De qué se trata, Bryce? Tomó mi cara en sus suaves manos, me miró a los ojos y me
dijo: "Mamá, nunca escondas tu luz detrás de un mamut"

Yo le aseguré que no lo haría.

Su hermanita me explicó desde su cuarto que lo que quería decir él era: canasta. "La
maestra de escuela dominical nos explicó que almud era un tipo de canasta.

Blend también habló desde la tercera cama: "Es cierto, nosotros cantamos una canción
sobre eso."Y entonces, comenzó a cantar una versión muy alegre de: "Mi pequeña luz"
completa, con ademanes: "Escondida detrás de un almud..."

"Es cierto, Mamá," repetía Bryce solemnemente mientras pasaba sus manos sobre mi
rostro. "¡Nunca escondas tu rostro detrás de un mamut! ¡Deja que brille! ¡Deja que brille!
¡Deja que brille!

Después de otro vaso de agua y tres besos, pude bajar a la sala para disfrutar de un
momento de quietud bebiéndome una taza de té pensando en lo que ellos habían dicho.

Y me puse a pensar en aquellas veces que fallé, al no servir a otros porque no estaba
poniendo atención a sus necesidades. Recordé tiempos cuando me abstuve de hacer
algo porque me sentía insegura de mis habilidades. Y al abstenerme, perdía la
oportunidad de que mi luz brillara. Oré para que Dios nos ayudara, a mis hijos y a mí, para
que pudiéramos descubrir y ofrecer nuestras "pequeñas luces" a otros. ¡Qué nunca las
escondamos detrás del almud ... o, para el caso, detrás de un mamut!

El corazón de papel

Gigi Graham

Nuestras voces se alzaban con la intensidad de la discusión. Intercambiábamos palabras


que no queríamos decir. Sacábamos asuntos que no venían al caso. Traíamos a colación
los agravios del pasado, perdonados pero no olvidados.

Ninguno de nosotros tenía la intención de convertir una simple discusión en un pleito


acalorado.

Era tarde, los dos estábamos cansados. Muy cansados. Stephen y yo habíamos pasado
por una larga procesión de tensión, ansiedad y minicrisis. Yo me sentía como si me
estuvieran haciendo pedazos: los niños, la ropa para lavar, las compras, las fechas tope
para escribir, los amigos pidiendo consejo, las cartas que se necesitaba contestar, el
teléfono sonando todo el día. Me sentía agotada más de lo que las palabras pueden
describirlo.

Stephen también había pasado por un mal día tratando con hombres y mujeres cuyas
vidas estaban al borde de la ruina. Después de una hora batallando con el tráfico, llegó a
casa para encontrarse que los niños querían su atención, una lista de pacientes que tenía
que llamar y una pila de cuentas a pagar. Toda la tarde habíamos estado a punto de
gritar, controlándonos los nervios crispados.

Entonces, un pequeño desacuerdo nos sacó de control.

Mientras nuestras palabras ardían en el aire, la puerta de nuestro cuarto se abrió.


Despacio, lentamente, una pequeña mano se extendió por la abertura y puso algo en la
puerta. Y de la misma forma, aquella mano se retrajo y cerró la puerta. Con curiosidad,
me fui a investigar. Encontré un corazón de papel, pintado con crayolas rojas, pegado en
la puerta. Tenía también este mensaje: "' Yo amo a mi mamá y a mi papá.

Era mi hijo de ocho anos, Anthony, que estaba tratando de hacer la paz.

De pronto, recordé aquel versículo que dice: "Un niño los pastoreará" (Isaías 11:9).
Lágrimas de vergüenza rodaron por mi rostro. Stephen y yo nos miramos. Los dos nos
sentíamos mal por la forma como habíamos dejado a nuestras emociones cargadas.
sacarnos de control y alterar nuestro hogar ...

Ni siquiera recuerdo por lo que estábamos discutiendo cuando Anthony puso su corazón
de papel en la puerta de nuestro cuarto.

Pero lo dejamos ahí como recordatorio.

Las personas que más amamos son aquellas que nunca se acuerdan de nada malo de
nosotros. (Anónimo)

Cosechando amor

Gladys Hunt

Los vecinos que vivían en la casita roja, al lado de la nuestra, eran un caso especial. Eran
chismosos, maliciosos, ruidosos y peleadores. Sus niños tenían la mala costumbre de
tomar lo que no era de ellos -y esto es para decir, diplomáticamente, que eran una banda
de ladrones compuesta de menores de edad.

Como grupo, eran un aguijón en la carne para todo el vecindario.

En nuestra propiedad, pero cerca de la ventana de su cocina, a la cual le daba sombra,


estaba el más miserable esqueleto de árbol de duraznos que alguien haya visto jamás.
Cada primavera, este árbol viejo juntaba las fuerzas que le quedaban para producir unas
pocas hojas y flores. Cuando llegaba la época de la cosecha, las flores se convertían en
unos duraznitos verdes que nunca llegaban a madurar. Lo único para lo que servían era
para tirarlos. Ustedes se pueden imaginar quiénes los tiraban y hacia dónde. Así había
sido siempre. El árbol no producía nada y mamá decidió cortarlo y poner flores en su
lugar.

No pasó mucho tiempo en llegar a oídos de los vecinos. Ellos se apresuraron a ir a la


casa para pedirle que dejara al árbol donde estaba, porque era la única sombra que les
daba en la cocina. La cocina tenía un techo plano y estaba expuesta al despiadado sol de
Illinois. La tentación de dejar a esos sinvergüenzas debajo del sol ardiente era grande.
Ciertamente, había justicia poética en ello. Ellos nos habían quemado tanto, que ahora
uno podía ver un elemento profético en esta situación. Pero mi mamá era cristiana y creía
que uno tiene que hacer las cosas como cristiano. Ella les dijo: -Está bien, lo voy a dejar
donde está.-Y lo hizo.

Cuando la primavera llegó ese año, algo maravilloso le había pasado al árbol. Aquellas
pequeñas ramas habían desaparecido en medio de toda una nube de flores. Las flores se
volvieron duraznitos verdes, como los que siempre habíamos visto año tras año. Y
entonces, para nuestro asombro, se maduraron y llegaron a ser frutas dulces y deliciosas.

Nosotros comimos lo que pudimos. Mi mamá les dio algunos a los vecinos, incluyendo a
aquellos que no eran tan buenos. Y enlató suficientes para todo un año.

Meses más tarde, los vecinos de la casita roja se mudaron. No quiero dar la impresión de
alguna conexión. Pero ellos, en verdad, se mudaron. Yo solamente estoy diciendo lo que
pasó. Y ese año, o el siguiente, el árbol se secó.

El árbol nunca había producido buen fruto antes. Nunca más volvió a producirlo. Sólo lo
dio un año. Sé lo que algunos de ustedes están pensando: el árbol hubiera producido
fruto aun cuando mi mamá no hubiera sido tan buena. Pueden pensar que se debió a la
época y los químicos. Yo no sé lo que pasó. No pretendo saberlo. Pero sí sé esto: Si ella
hubiera devuelto mal por mal, el árbol no hubiera dado su fruto y yo hubiera perdido una
de las experiencias más lindas y una de las lecciones más profundas de toda mi vida.

Mi mamá tuvo la oportunidad de desquitarse y prefirió cosechar amor. Y ella tuvo una
cosecha preciosa. El árbol dio cosecha, pero también hubo una cosecha en su corazón,
en el mío y en el de muchos otros.

El pastel más delicioso

Ellen Javernick

Era el pastel más bello del mundo. Yo tenía siete años en aquel entonces, pero lo
recuerdo muy bien. Lo hicimos mi mamá y yo. Yo le ayudé a romper los huevos y a medir
el azúcar. También engrasé los moldes cuidadosamente, para que el pastel no se pegara.
Batimos la mezcla fuertemente. No queríamos que el pastel quedara flojo. Entonces, mi
mamá puso los moldes en el horno para comenzar a hornearlos. Yo puse a funcionar el
marcador de tiempo. Mi mamá se fue a doblar la ropa al cuarto de arriba y yo me quedé
en la mesa de la cocina y preparé la tarjeta de cumpleaños de mi papá. El pastel era para
él y tenía que quedar perfecto.

El marcador de tiempo no sonaba todavía, pero yo no pude seguir esperando. Y abrí el


horno para echarle un vistazo. Los pasteles se veían lindísimos: redondos en la parte de
arriba y dorados en las orillas. En ese mismo momento oí que mi mamá bajaba las
escaleras. Me sentí culpable de haberle echado un vistazo a los pasteles y cerré la puerta
del horno con fuerza. El golpe de la puerta fue en el peor momento. El centro de las dos

capas se arruinó. Cuando mi mamá abrió el horno, unos minutos más tarde, nuestros
bellos pasteles parecían un plato de sopa.

Lloré desconsoladamente. ¡Nuestra gran sorpresa se había echado a perder!

"Vamos a ver" dijo mi mamá con toda la calma del mundo.

¿Qué podemos hacer con estos chistosos pasteles? Ella comenzó a preparar la crema. –
Blanca se ve bien. Yo vi como, poco a poco, sacaba las capas de pastel para enfriarlas. -
Mira qué bien salen de los moldes.

Tengo que admitir que se veían bien. Pero le hice ver que había un pedazo aplastado en el
mismo centro de los pasteles.

Tienes razón, -me dijo, - vamos a quitarle todo el centro. Lo probamos y estuvimos de
acuerdo que estaba sabroso.

Pero yo le dije persistentemente: -Pero todavía se ve muy feo. De todos modos, ella no se
desanimó. –Ve allá afuera y tráeme unas margaritas, mientras yo preparo la crema y
cubro los pasteles.

Cuando regresé con las flores, el pastel con la crema encima ya no se veía tan mal.
Ahora, -me dijo mamá, mientras tomaba una jarra de jalea, vamos a poner las flores en el
hueco del centro. -¿Qué te parece?

Yo le dije: -¡Es el pastel más lindo del mundo!

Nunca olvidé esa lección que mamá me dio. La vida no está siempre llena de pasteles
con orillas perfectamente doradas o días perfectos. Pero tampoco tenemos que vivir en
el fracaso: hay que enfrentarlos y tornarlos en éxito. Funciona, no importa si tienes siete o
setenta años de edad.

Círculo de amor

Jeannie Williams

Cuando Joey tenía cinco años, su maestra del Jardín de infantes le pidió que hiciera un
dibujo de algo que él amaba. Joey dibujó a su familia ... entonces, tomó su crayon rojo e
hizo un círculo alrededor de su dibujo. Joey quería escribir una palabra encima de su
dibujo, así que se levantó de su silla y fue hasta el escritorio de la maestra.

-Maestra -le dijo-, ¿cómo se deletrea…?

Pero antes que pudiera terminar la pregunta, la maestra le dijo que regresara a su silla y
que no interrumpiera la clase. Joey dobló el papel y se lo puso en el bolsillo.

Cuando llegó a casa, se acordó del papel y lo sacó de su bolsillo. Lo puso en la mesa de
la cocina y lo estiró. Entonces, sacó también un lápiz de su mochila y vio el círculo rojo.
Su mamá estaba ocupada cocinando. Joey quería terminarlo antes de enseñárselo.

-Mamá, ¿cómo se deletrea ...?

La mamá le contestó: -¿No ves que estoy ocupada? ¿Por qué no te vas afuera a Jugar? -
Ah, y no cierres la puerta muy fuerte.

Joey dobló el dibujo y se lo metió en el bolsillo.

Esa tarde, Joey volvió a sacar el dibujo del bolsillo. Vio el círculo rojo y corrió a la cocina
para buscar un lápiz. Quería terminar el dibujo antes de mostrárselo a su padre. Le aplanó
los dobleces y puso el dibujo en el piso, cerca del sillón de su padre.

-Papá, ¿cómo deletreas ...?

-Joey, estoy leyendo el periódico y no quiero que me molestes. ¿Por qué no vas a jugar
afuera? -No cierres la puerta muy fuerte.

Joey dobló el dibujo y lo puso en su bolsillo. Su mamá lo encontró a la mañana siguiente


cuando iba a lavar la ropa. Lo puso en la basura sin desdoblarlo. También tiró a la basura
una piedrecita, un pedazo de cuerda y dos canicas que Joey había encontrado cuando
estaba jugando afuera.

Cuando Joey tenía 28 años, su hija hizo un dibujo. Joey se puso a reír cuando vio el dibujo
y su hija de cinco años le dijo: ¡Papá, este eres tú!

Annie también se rió- Joey se fijó en el círculo que su hija había hecho alrededor de la
figura y pasó lentamente su dedo alrededor.

-Regreso pronto, -le dijo Annie. Y dio un salto de las piernas de su padre donde estaba
sentada. Cuando regresó, traía un lápiz en la mano. Su padre puso el dibujo a un lado y le
hizo espacio para que se volviera a sentar en sus piemas.

Annie puso el lápiz en el papel, arriba del círculo y le preguntó: -Papá, ¿cómo se deletrea la
palabra amor?

Joey tomó a su hija en sus brazos y le ayudó a escribir las letras.

Le dijo: -Amor se deletrea: T-I-E-M-P-O.

El ingrediente secreto de Marta

Roy J. Reiman

A Ben, siempre le molestaba ir a la cocina. Era esa vasija de metal que estaba en la
alacena, arriba de la estufa de Marta. A él no le hubiera molestado tanto, ni siquiera
habría notado su existencia, si Marta no le hubiera repetido, vez tras vez, que no la tocara.
La razón que ella dio, fue que contenía una "hierba secreta" que su madre le había dado. A
ella le preocupaba que Ben u otra persona, la levantara para ver adentro y se cayera
accidentalmente, echando a perder su valioso contenido.

La vasija no tenía mucho atractivo. Estaba tan vieja, que muchos de sus colores
originales, flores rojas y doradas, estaban ya muy despintadas. Uno podía ver el desgaste
en las áreas donde se le había agarrado una u otra vez para levantarla. Aun la tapa ya
estaba suelta.

No era Marta la única que la había usado. Antes de ella, también la usaron su madre y su
abuela. Marta no estaba segura, pero ella creía que hasta su bisabuela había usado la
misma vasija para "la hierba secreta."

Lo único que sabía Ben era que, poco después de haberse casado con Marta, su madre
había traído la vasija. Y ella le había dicho a Marta que tratara con cariño el contenido,
como ella misma lo había hecho.

Y ella lo había hecho al pie de la letra. Ben nunca había visto a Marta cocinar sin que ella
sacara la vasija de la alacena y pusiera "la hierba secreta" en los ingredientes. Aun
cuando ella horneaba pasteles, panes o galletas, él la veía vertiendo unas gotitas sobre
las fuentes antes de ponerlas en el horno.

Y parece que lo que había en esa vasija, daba un buen resultado. Porque Ben pensaba
que Marta era la mejor cocinera del mundo. Y él no era el único que tenía esta opinión.
Cualquier persona que comía en su casa salía elogiando las comidas de Marta.

Pero, ¿por qué no dejaba que él tocara la vasija? ¿Estaba ella, realmente, temerosa que
derramaran su contenido? ¿Cómo era esa "hierba secreta"? Era algo tan fino, que Ben no
podía saber de qué se trataba. Obviamente, ella tenía que usar muy poco porque no había
forma de obtener más.

No se sabía cómo era que Marta había hecho para usarla por más de 30 años de
matrimonio. Y nunca había fallado al lograr delicias para el paladar.
Ben siempre tuvo la tentación de ver dentro de la vasija. Pero siempre la resistió.

Entonces, un día Marta se enfermó. Él la llevó al hospital y tuvo que quedarse en el


hospital esa noche. Cuando Ben regresó a casa, se sintió muy solo. Nunca antes Marta se
había quedado fuera de casa. Y cuando llegó la hora de comer, no sabía qué hacer. Marta
era la que siempre cocinaba. Él nunca se había preocupado en aprender a cocinar.

Cuando fue a ver lo que había en el refrigerador, lo primero que vio fue la vasija. Sus ojos
fueron atraídos como metal a un imán. El quiso tornar la mirada, pero la curiosidad lo
vencía.

La curiosidad lo siguió molestando.

¿Qué era lo que había en la vasija? ¿Por qué no podía tocarla? ¿Cómo era esa " hierba
secreta? ¿Cuánta quedaba?

Ben volvió a tornar su mirada y levantó la cubierta de un molde de hornear que estaba en
la mesa de la cocina. ¡Ah! Todavía quedaba la mitad de uno de los sabrosos pasteles de
Marta. Cortó un pedazo muy grande y se sentó a la mesa de la cocina. Todavía no se
había comido el primer bocado cuando sus ojos volvieron a fijarse en la vasija. ¿En qué
estaría lo malo de ver lo que había adentro? ¿Por qué tanto secreto?

Ben mordió otro pedazo de pastel y siguió debatiendo en su mente. ¿La abría o no la
abría? Y lo siguió pensando mientras le daba otras cinco mordidas al pastel y sin quitarle
la vista a la vasija. Por último, no pudo resistir.

Caminó muy despacio hacia donde estaba la vasija y con mucho cuidado le quitó la tapa.
¡Tenía mucho miedo de abrirla! Cuando pudo ver lo que había adentro, los ojos de Ben se
abrieron de sorpresa. ¡Estaba vacía! ... excepto por una papelito doblado en el fondo.

Como tenía manos muy anchas, tuvo problemas en alcanzar el papelito del fondo. Hasta
que por fin pudo agarrarlo por una esquina y lo sacó con mucha precaución. Lo desdobló
con mucho cuidado debajo de la luz de la cocina.

Había una nota muy breve en el papelito. Y Ben reconoció la letra de su suegra. Decía en
forma muy sencilla: "Marta, a todo lo que cocines, échale un poquito de amor."

A Ben se le hizo un nudo en la garganta. Puso la nota de nuevo en la vasija y se fue a


terminar de comer el pastel. Por fin entendía por qué estaba tan delicioso.

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

La cadena de papel
Carta de un hijo...
Sobre el juzgar
La Cadena de Papel Desde que la abeja...
El fiador
Verdaderos amigos
El pastor, un misionero norteamericano y su esposa, decidieron que la congregación se No esperes
responsabilizara, unos con otros de formar una cadena de oración, con el propósito que El náufrago
Siembra
Dios nos mostrara cómo desarrollar las actividades en la iglesia y especialmente Fracaso
conseguir o encontrar un nuevo pastor ya que ellos viajarían definitivamente a USA.
Es lamentable, pero como las palabras, generalmente se las lleva el viento.
Nota
Hicimos un compromiso de orar por escrito. En una cintas de papel se escribió el nombre
de cada uno y el día y hora que estaríamos utilizando para orar. Estas cintas tomaron Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
forma de eslabón y se pegaron unas a otras como una cadena. Y se colgaron en la pared posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
principal de la iglesia. Como para recordar en nuestro compromiso.
La verdad es que la gran mayoría NOS olvidamos de cumplir con esa promesa.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
No solo las palabras se las llevó el viento sino que también nuestras letras. nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
Cierto día, en la iglesia el misionero preguntó: ¿qué ha pasado que la congregación ha darte el crédito correspondiente.

ROTO la cadena y ya no cumplimos con este compromiso? ¡Nadie habló!.


Pero un niño de apenas 7 años, mirando hacia aquella pared vio que la cadena de papel
que colgaba estaba despegada y suelta en varios lados.
Entonces, con su inocencia y sin saber que lo estábamos escuchando dijo: ¡y cómo no se
va a romper la cadena si es de papel!.

Esto me hizo pensar que muchas veces nuestro compromiso es tan débil como un fino
papelito. ¡Y en ese compromiso ponemos nuestra confianza!

Carta de un Hijo...a su Padre

No me des todo lo que pida. A veces sólo pido para ver hasta cuanto puedo obtener.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también y yo


no quiero hacerlo.

No des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me sugieres las cosas, yo lo haría
más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo, pero también
si es un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces


lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré
yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa
decisión.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti. Aunque sea para sacarte
de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga "el porqué lo hice". A veces ni yo
mismo lo sé.

Cuando estás equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me


enseñarás a admitir mis equivocaciones también
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos ya que
porque seamos familia eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa que tú no haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú
hagas y no lo que no hagas.
Enséñame a amar y a conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar, que
de nada vale.

Cuando te cuente un problema mío, no me digas: "No tengo tiempo para boberías" o "eso
no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

y ... Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario


decírmelo.

Sobre el Juzgar

Una pareja de jóvenes tenían varios años de casados y nunca pudieron tener un hijo; para
no sentirse solos compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron como si fuera su
propio hijo... El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso pastor alemán.
El perro salvó en más de una ocasión a la pareja de ser atacadas por ladrones, siempre
fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro. Luego de siete años
de tener al perro, la pareja logró tener el hijo tan ansiado. La pareja estaba muy contenta
con su recién nacido hijo, Y como era de esperarse, disminuyeron las atenciones que
tenían para con el perro, éste a su vez se sintió relegado y comenzó a sentir celos del
bebé y ya no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.

El perro se sentía sólo y siempre estaba en espera de un llamado de su amo para sentirse
contento. Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna y fueron a la
terraza a preparar una carne asada, posteriormente fueron a ver al niño y cual fue su
sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con la boca
ensangrentada, moviéndoles la cola. El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma que
llevaba y en el acto mató al perro, después corre al cuarto del bebé y cuál fue su sorpresa,
encuentra una gran serpiente degollada... El dueño comienza a llorar y exclamar.... iHE
MATADO A MI PERRO FIEL! El perro salvó al bebé de la culebra y, como pago le dieron la
muerte.

Cuántas veces no hemos juzgado a las personas; lo que es peor las juzgamos y
condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles son sus
pensamientos y sentimientos... Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen,
sino todo lo contrario... La próxima vez que nos veamos tentados a juzgar y condenar a
alguien, recordemos esta historia, así quizás; aprendamos a no tener malas impresiones
de tal o cual persona. Debemos darnos cuenta que los sentimientos de las personas son
fáciles de dañar, pero difíciles de sanar.

Desde que la abeja picó a mamá

A una niña de corta edad que pedía ingresar en la Iglesia, preguntóle el Pastor desde
cuándo era convertida, a lo que ella respondió: "Desde que la abeja picó a mamá". Ante la
expectante hilaridad de los presentes explicó luego que su conversión había tenido lugar
cierto día en que una abeja entró en la habitación. Ella había tratado en vano de
defenderse del insecto, hasta que vino a esconderse bajo el delantal de su mamá y la
abeja posándose sobre el brazo desnudo de ésta clavó en él su aguijón. La madre
aseguró entonces a la niña que podía salir y hasta jugar con la abeja sin temor. Ante las
expresiones de pena y simpatía de la niña por el dolor de la madre, la piadosa cristiana
aprovechó el incidente para explicarle cómo Cristo sufrió por nosotros en la cruz, y por tal
razón nosotros podemos afrontar sin miedo la muerte; ésta puede rondar a nuestro
alrededor pero no tiene poder para herirnos gravemente. La niña comprendió y aceptó
desde aquel día el plan de la Redención.

El fiador

Había una vez en una escuela un muchacho tan malo que el maestro ya había perdido
todas las esperanzas de hacerle cambiar, no valían para él los castigos, ni tampoco los
golpes, era uno de esos que le llaman casos imposibles

Cierto día, cuando había acabado de cometer cierta fechoría, lo castigaron delante de
todos los muchachos de la escuela para que a la vez sirviera por ejemplo. Pero cuál no
sería la sorpresa de los profesores, hasta del mismo niño travieso, al ver que entre las
mesas se levantaba otro muchacho mucho más pequeño que él, el cual dijo a los
profesores:

-No le peguen más, por favor; denme a mí los castigos que él merezca.

Hubo unos momentos de silencio en toda la clase, nadie se atrevía a hablar, los maestros
se miraban unos a otros con mirada extraña, hasta que optaron por aplicarle los castigos
que merecía el delincuente. Las lágrimas de éste no tardaron en correr cara abajo al ver la
abnegación de su compañero, y esto fue el mayor estímulo para que se hiciera el firme
propósito de portarse bien, para que el otro no tuviera que recibir los azotes de su
castigo.

Desde entonces, aquel niño, que parecía un caso imposible, llegó a ser un modelo para
los otros alumnos de escuela.

Verdaderos amigos

Será que siempre buscamos lo que nunca hemos tenido. Alguna vez mi padre me dijo
cuando era pequeño: "Hijo, los amigos se cuentan con los dedos de las manos y muchas
veces hasta sobran dedos". De ahí me pregunto siempre, ¿quiénes serán mis verdaderos
amigos? ¿Acaso he de desconfiar de todo al que he conocido? No sé, ¿Cómo saber
quiénes son mis amigos?

Serán acaso aquellos que:


1) Me llaman para salir conmigo, o aquellos que me despiertan cuando estoy dormido.
2) Los que me apoyan cuando estoy afligido, o Los que me hacen ver mis errores aún y
que no sea lo que yo he querido.
3) Los que me felicitan en mi cumpleaños y celebran conmigo toda la noche, o los que
con una simple llamada me hacen sentir vivo.
4) Los que están incondicionalmente ahí cuando los necesito, o los que a pesar de su
ausencia son los que más me han querido.
5) Serán aquellos a los que les cuento mis amores en secreto, o con los que alardeo de
conquistas sin fundamentos.
6) Los que me dicen que todo esta bien, o los que me dan la contra y lo malo me hacen
ver.
7) Los que me prestan dinero cuando lo necesito, o los que me lo niegan porque saben su
destino.
8) Los que al verme me saludan con un gran abrazo, o los que me reciben con una
sonrisa y un sincero apretón de manos.
9) Los que me cuentan sobre todo lo que les pregunto, o los que sin pedirlo lloran
conmigo por lo que les ha sucedido.
10) Los que me dicen que me quieren, o los que con una sonrisa transmiten mas de lo
que pueden.
11) Con los que nunca peleo, o con los que a veces riño.

La verdad es que puede haber muchas clases de amigos; pero solamente cuento en mis
manos a los que aun conociendo mis sentimientos, mis pensamientos, mis fantasías, mis
alegrías, mis éxitos y mis fracasos, confían en mi y sobretodo me aceptan como soy, sin
cuestionamientos, ni reproches; Simplemente se limitan a decir ... ese que va allá es mi
AMIGO.

No esperes

Cuando la gente recuerda lo que de su vida ha sido, se refleja en sus rostros una frase
triste y vacía; "SI YO HUBIERA". Sin embargo es tiempo. Piensa que HOY es el primer día
del resto de tu vida.

No esperes a perder algo para darte cuenta de lo que tuviste. Voltea a tu alrededor y ve el
valor de todo lo que posees.

No esperes ha estar derrotado y lucha por el triunfo mientras mas tiempo dejes pasar,
mas trabajo te costará alcanzarlo.

Ya no esperes, mira que el tiempo corre y de ti depende convertir los minutos de tu vida
en escalones que te lleven a la cima.

No esperes a estar hasta abajo para intentar levantarte, Piensa cuantas cosas
importantes has dejado de hacer por creer que aun hay tiempo. Seguramente se han
quedado en tu pensamiento.

Entonces piénsalo...y no esperes a estar a un paso de la muerte para desear ...pues


únicamente tienes seguro el tiempo que estas viviendo AHORA.

Aprovéchalo, ¡VÍVELO!.

El náufrago

El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla.


El oró fervientemente a Dios pidiéndole ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte
buscando ayuda, pero no parecía llegar. Cansado, finalmente optó por construirse una
cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas
pertenencias.

Un día, tras de merodear por la isla en busca de alimento, regresó a casa para encontrar
su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había
ocurrido... lo había perdido todo. Quedó anonadado con tristeza y rabia.

¡Dios! ¡cómo me pudiste hacer esto a mí!, se lamentó. Temprano al día siguiente fue
despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Había venido a rescatarlo.
¿Cómo supieron que estaba aquí?, preguntó el cansado hombre a sus salvadores. ¡Vimos
su señal de humo!, contestaron ellos.

Es fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal. Pero no debemos desanimarnos,
porque Dios trabaja en nuestras vidas, aun en medio del dolor, la incertidumbre y el
sufrimiento.

Siembra

En el campo del mundo, tu eres el sembrador. No puedes huir de la responsabilidad. No


digas que el suelo es áspero, que llueve frecuentemente, que el sol quema o que la
semilla no sirve. No es tu función juzgar la tierra y el tiempo. Tu misión es sembrar.

¡La semilla es abundante! Un pensamiento, una sonrisa, una promesa de aliento, un


apretón de manos, un consejo, un poco de agua, son semillas que germinan fácilmente,
pero.... NO siembres descuidadamente como quien cumple una misión desagradable....
¡¡siembra con interés, con amor, con atención, como quien encuentra en eso la razón de
su felicidad!!

Y al sembrar no pienses, ¿Cuánto me darán? ¿Cuánto tardará la cosecha?. Recuerda que


no siembras para enriquecer aguardando las ganancias multiplicadas; siembras porque
no puedes estar inactivo, porque no puedes vivir sin dar, porque no puedes servir a Dios
sin servir a los demás.

Eres dueño de ti mismo, de la vida y del Universo. Tu semilla no caerá en el vacío, sin
esperar recompensa, recibirás compensación, sin esperar riquezas, enriquecerás; sin
pensar en cosecha, tus bienes se multiplicarán. Y todo porque siembras en un reino
donde dar es recibir, donde perder la vida es encontrarla, donde gastar sirviendo es
cimentar.

Siembra siempre en todo terreno, siembra siempre con amor, con interés, como si
estuvieras sembrando el propio corazón.

Fracaso

FRACASO NO SIGNIFICA QUE SOMOS UNOS FRACASADOS Significa que todavía no


hemos tenido buen éxito.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE NO HEMOS LOGRADO NADA Significa que hemos


aprendido algo.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS ACTUADO COMO NECIOS Significa que hemos
tenido mucha fe.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS SUFRIDO EL DESCREDITO Significa que estuvimos


dispuestos a probar.

FRACASO NO SIGNIFICA FALTA DE CAPACIDAD Significa que debemos hacer las cosas
de distinta manera.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE SOMOS INFERIORES Significa que no somos perfectos.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS PERDIDO NUESTRA VIDA Significa que tenemos
buenas razones para empezar de nuevo.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE DEBEMOS ECHARNOS ATRAS Significa que tenemos que
luchar con mayor ahínco.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE JAMAS LOGRAREMOS NUESTRAS METAS Significa que


tardaremos un poco más en alcanzarlas.

FRACASO NO SIGNIFICA QUE DIOS NOS HA ABANDONADO ¡Significa que DIOS tiene una
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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Providencia ...
Naranjas en el....
Fiel a su Palabra
Providencia Divina Cerca del guía
Ranas en el hoyo
El miedo
Hace unos cien años, vivía en Bristol un mercader, que era famoso por su generosidad Los tres filtros
con los pobres y sus éxitos en el negocio. La Providencia de Dios parecía sonreírle en Los clavos
Pescador y banquero
todo. En el andén de la vida

Se decía que nunca había asegurado, ni perdido un solo barco. Sin embargo, estaba
viajando una vez de retorno a su hogar, cuando su navío chocó con una roca que abrió Nota
una vía de agua tal que amenazaba con su destrucción. Inmediatamente se adoptaron Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
medidas para salvar el bajel, pero todo parecía inútil, pues el agua subía rápidamente. Sin posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
embargo, el agua cesó de subir repentinamente, sin ninguna causa aparente, y el barco
pudo llegar a Bristol sin novedad. Al examinar el agujero, se encontró un pez, que se decía
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
ser un delfín. Se había introducido en el agujero que había abierto la roca al chocar con el nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
casco, privando así de que el agua entrara durante el resto del viaje. Como memoria de darte el crédito correspondiente.

este singular suceso, en todas las procesiones públicas organizadas en Bristol en días
especiales se lleva la figura de un delfín en hombros de los niños educados en las
escuelas de caridad fundadas por mister Colstone.

Naranjas en el océano

En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le
dijo que solamente el comer muchas naranjas podría restablecerla. La señora, en su
debilidad dijo:

-Doctor, no se apure. Mi Padre Celestial me las enviará. Yo voy a pedírselo ahora.

-Pero, querida señora --contestó él- no olvidéis que nos hallamos en mitad del océano.

-No importa, amigo mío; para Dios todo es posible.

Unas horas más tarde, el mismo doctor entraba corriendo hasta la enferma, para poner a
los pies de su cama un cesto colmado de naranjas.

Como pudo, nervioso y maravillado, explicó su procedencia:

-Un buque averiado... Le hemos auxiliado... Un cargamento de naranjas en el buque... Un...

-¡Un milagro de mi Padre Celestial, doctor! -le interrumpió la enferma.

Fiel a su palabra

Aquel domingo por la mañana hacía mucho frío. Un siervo del Señor se dirigía a la capilla
cuando se encontró con otro creyente, quien después de saludarle, exclamó medio
tiritando: "¡Vaya día de frío que nos hace hoyl" "Oh, sí contestó el hombre de Dios, el Señor
sigue siendo fiel a sus promesas". El otro quedó un tanto asombrado ante esa respuesta,
y por un momento pensé que no le había entendido, pero pronto salió de dudas al oír la
explicación del ministro: "Hace más de tres mil años, Dios prometió que mientras la tierra
permaneciese no cesarían la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno,
y el día y la noche. Es por esto que, en vez de quejarme por el frío o el calor que hace, más
bien me alegro de que sea así, pues esto me demuestra que Dios sigue siendo fiel a su
palabra. ¿No le parece?

Cerca del guía

Un guía estaba mostrando la "Cueva del Mamuth" a un grupo de turistas. Cuando llegaron
al lugar conocido con el nombre de "La Catedral", el guía se subió a una roca llamada "El
Púlpito", y anunció con una sonrisa que iba a pronunciar "un sermón muy importante". Sin
embargo, todo cuanto dijo fue: "Manténganse agrupados cerca de mí".

Poco después, los turistas pudieron darse perfecta cuenta de cuán importante fue "el
sermón" que les predicó el guía, pues sólo manteniéndose muy cerca de él era posible
eludir los múltiples peligros que se esconden en el interior de "La Cueva del Mamuth".

Ahora, mucho más intrincados que los senderos de una gruta son sin duda alguna los
caminos de esta vida. ¿Cómo evitar el peligro de perderse por toda la eternidad? Sólo hay
un medio: ponte en las benditas manos de aquel que dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y
la Vida; nadie viene d Padre sino es por Mí".

Dios nos guía por su Palabra, y por las evidentes manifestaciones de su Providencia...
“Procede corno si hubiera Dios y hallarás que lo hay”. En medio de la oscuridad de los
caminos de esta vida, mantengámonos cerca del Guía.

RANAS EN EL HOYO

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo
profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuán
hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas que, para efectos prácticos, se debían dar por
muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron
tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían
insistiendo en que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso
atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana
continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le
gritaba que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada
vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: ¿No escuchaste lo que te decíamos? La rana
les explicó que ella era sorda, y pensó que las demás la estaban animando a esforzarse
más y salir del hoyo.

Ésta historia contiene dos lecciones:


1. La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida a alguien
que se siente desanimado puede ayudar a levantarle y finalizar el día.
2. Una palabra destructiva a alguien que se encuentre desanimado puede que acabe por
destruirlo.

Tengamos cuidado con lo que decimos. Hablemos de vida a aquellos que se cruzan en
nuestro camino. El poder de las palabras es tanto, que a veces es difícil de comprender
que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien. Cualquiera puede hablar palabras que
roben a los demás el espíritu que les lleva a seguir en la lucha en medio de tiempos
difíciles.

MIEDO

Una madre y su hijita se preparaban una noche para acostarse. La niña sentía miedo de la
oscuridad y estaba algo atemorizada.
Cuando las luces se apagaron vio la luna por la ventana y le dijo a su madre: - Mamá,
quiero qué me digas, ¿será la luna la luz de Dios?
-La madre le contestó: -Si, hijita.
La niñita volvió a preguntarle:
-¿Y apagará Dios su luz para dormir?
Esta vez la madre puso su mano sobre su cabecita y le dijo:
-No, hija mía, Dios nunca se queda dormido.
Estas palabras despertaron la fe de su corazón infantil y dijo:
-Pues si Dios esta despierto, entonces, ya no tengo miedo.

Eso es encontrar la confianza en una seguridad verdadera.

LOS TRES FILTROS

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:


- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
- ¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a
contarme?
- ¿Los tres filtros?
- Sí. El primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es
absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Eso que quieres
decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario...
- ¡Ah, vaya! El último filtro es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te
inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno ni necesario,
sepultémoslo en el olvido.

LAS PIEDRAS

Cierto día un motivador experto estaba dando una conferencia a un grupo de


profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás
olvidarían. De pie frente al auditorio de gente muy exitosa
dijo: "Quisiera hacerles un pequeño examen... "De debajo de la mesa sacó un jarro de
vidrio, de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de
rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro. Cuando el
jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio:
"¿Está lleno este jarro?" Todos los asistentes dijeron: "Sí". Entonces dijo: "¿Están
seguros?" Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras pequeñas de construcción.
Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se
acomoden en el espacio vacío entre las grandes. Cuando hubo hecho esto preguntó una
vez más:
"¿Está lleno este jarro?" Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los
asistentes dijo en voz alta: "Probablemente no". "Muy bien!" contestó el expositor. Sacó
de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se
acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más pregunto
al grupo:
"¿Está lleno este jarro?" Esta vez varias personas respondieron a coro:
"¡No!" Una vez más el expositor dijo: "Muy bien!", luego sacó una jarra llena de agua y echó
agua al jarro hasta que estuvo lleno hasta el borde mismo.
Cuando terminó, miró al auditorio y preguntó: "¿Cuál creen qué es la enseñanza de esta
pequeña demostración?" Uno de los espectadores levantó la mano y dijo:
"La enseñanza es que no importa qué tan lleno está tu horario, si de verdad lo intentas,
siempre podrás incluir más cosas"...
"¡No! -replicó el expositor-, esa no es la enseñanza. La verdad es que esta demostración
nos enseña lo siguiente: Si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en
ningún otro momento".

¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida? ¿Un proyecto que tú deseas hacer funcionar?
¿Tiempo con tu familia? ¿Tu fe, tu educación o tus finanzas? ¿Alguna causa que desees
apoyar? ¿Enseñar lo que sabes a otros? Recuerda poner estas piedras grandes primero o
luego no encontrarás un lugar para ellas. Así que hoy en la noche o mañana al despertar,
cuando te acuerdes de esta pequeña anécdota, pregúntate a ti mismo cuáles son las
piedras grandes en tu vida y corre a ponerlas de primero en tu jarro.

LOS CLAVOS

Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le
dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la
casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca... Pero poco a poco fue calmándose
porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en
la cerca. Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo
dijo a su padre y entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter
debería sacar un clavo de la cerca. Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a
su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca... Entonces el papá llevó de la
mano a su hijo a la cerca de atrás... Mira hijo, has hecho bien... pero fíjate en todos los
agujeros que quedaron en la cerca... Ya la cerca nunca será la misma de antes... Cuando
dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como éste agujero en la cerca... Es
como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha...
No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida esta ahí... Una herida física es igual
de grave que una herida verbal.

EL PESCADOR Y EL BANQUERO

Un banquero de inversión estaba en el muelle de un pueblito costeño cuando llego un


botecito con un solo pescador. Dentro del bote habían varios atunes amarillos de buen
tamaño. El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto
tiempo le había tomado pescarlos.

El pescador respondió que solo un poco tiempo. El banquero luego le preguntó que ¿por
qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?
El pescador dijo que el tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de
su familia. El banquero luego preguntó, "¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo?"
El pescador dijo, "duermo tranquilo, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con
mi señora, María, voy todas las noches al pueblo donde como y toco guitarra con mis
amigos. Tengo una vida feliz y ocupada".
El banquero replicó: Soy un egresado de la Universidad de Harvard y podría ayudarte.
Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande,
con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes, eventualmente
tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo
podrías hacer directamente a un procesador, eventualmente abrir tu propia procesadora.
Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de
este pueblo e irte a la ciudad, y eventualmente estarás exportando el producto a otros
países.
El pescador preguntó, "¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?".
Respondió el banquero: "entre 15 y 20 años".
"¿Y luego qué?". El banquero se rió y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando seas
próspero puedes vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás
millones".Millones ... ¿y luego qué?"
Dijo el banquero: "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde
puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer,
ir todas las noches al pueblo donde comas y toques guitarra con tus amigos".
El pescador respondió: ¿acaso eso no es lo que tengo ya?

Muchas veces el ser humano busca tener más de lo que necesita, debido a eso nuestro
planeta no está dando abasto pues la avaricia del hombre es mayor que la producción del
planeta. Cristo mismo nos enseñó a decir "danos hoy el pan de cada día" no el de todo el
año. Obviamente no es un llamado a vivir sin que nos importe nada, sino a vivir el hoy,
tomando lo que necesitamos y expresando nuestro afecto a quienes tenemos cerca.

EN EL ANDÉN DE LA VIDA

Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella
viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada,
compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo.
Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.
Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.
Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra,
estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a
una, despreocupadamente. La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero
tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que,
con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se
la comió mirándolo fijamente a los ojos.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La
señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a
comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El dialogo de miradas y
sonrisas continuó entre galleta y galleta.
La señora cada vez mas irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.
Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete solo quedaba la última galleta.
"No podrá ser tan descarado", pensó mientras miraba alternativamente al joven y al
paquete de galletas. Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con
mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció
la mitad de la última galleta a su compañera de banco. ¡Gracias! -dijo la mujer tomando
con rudeza aquella mitad. "De nada" -contestó el joven sonriendo suavemente mientras
comía su mitad. En esos momentos se anunció la partida del tren...
La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla
de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Que insolente, que
mal educado, que ser de nuestro mundo!".
Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que
aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se
quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de
galletas INTACTO.

¡Cuantas veces nuestros prejuicios, nuestras decisiones apresuradas nos hacen valorar
erróneamente a las personas y cometer las peores equivocaciones!
¡Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos,
injustamente a personas y situaciones, y sin ninguna razón, las encasillamos en ideas
preconcebidas, muchas veces tan alejadas de la realidad que se presenta...!

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:05:54 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Lo importante
Perlas genuinas
El limosnero
Lo importante Historia de milagros
¿Qué tan ricos somos?
Sólo Dios puede
En Tebas, la ciudad de las muchas puertas, de la antigua Grecia, había un tirano llamado Totalmente pagado
Arquías. Era tanta su crueldad que todo su pueblo le odiaba. Una noche celebraba un El toque del maestro
Los que no se rinden
festín con sus más allegados, cuando en medio de la orgía alguien le trajo una carta Bambú
sellada en la cual se le informaba de los planes que un grupo de conjurados había
fraguado para asesinarle aquella misma noche. Al recibir la carta preguntó que de qué se
Nota
trataba. Se le dijo que se trataba de asuntos muy serios. Soltó una carcajada y dijo: -Los
asuntos serios se dejan para mañana. Poco después, los conjurados se introdujeron en el Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
festín, disfrazados de mujeres y a una señal, cayeron sobre él y lo degollaron. posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
Imprudencia, dejadez o imprevisión. No importa cómo quieras llamarlo, pero lo que
tenemos delante es la tragedia de un hombre que no supo colocar en primer lugar lo que
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
era primero. ¿Cuántos no están haciendo exactamente lo mismo? nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
No se necesita realizar ningún esfuerzo para comprender que a Dios tenemos que darte el crédito correspondiente.

colocarlo en el más alto sitial de nuestras prioridades.

Perlas genuinas

Jenny era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras ella con su
mamá visitaban la tienda, Jenny vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50
dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo! Preguntó a su mamá si se lo compraría, su mamá le
dijo: Hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una
lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar. Y no te olvides que para tu
cumpleaños es muy posible que tu abuelita te regale un billete de un dólar enterito, ¿Está
bien...? Jenny estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas. Jenny trabajó
con tesón todos los días para cumplir con sus tareas, y tal como su mamá le mencionara,
su abuelita le regaló un billete nuevo de un dólar para su cumpleaños. En poco tiempo
Jenny canceló su deuda.

¡Jenny amaba sus perlas! Ella las llevaba puestas a todas partes: En la escuela, en la
cama, y cuando salía con su mamá a hacer los mandados. El único momento que no las
usaba era cuando se bañaba, su mamá le había dicho que las perlas con el agua le
pintarían el cuello de verde...
Jenny tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Jenny iba a su cama, él se
levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido.
Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo:
-Jenny, ¿tú me quieres?
-¡Oh! si papá, ¡tú sabes que te quiero!.
-Entonces, regálame tus perlas.
-¡Oh!, papá !No, mis perlas no!. Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?,
tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también, ¿está
bien papa?
-¡Oh! no hijita, está bien, no importa, (dándole un beso en la mejilla). Buenas noches
pequeña.
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario cuento
"¿Jenny, tú me quieres?"...
-¡Oh! si papá, tú sabes que te quiero!.
-Entonces regálame tus perlas.
-¡Oh!, papa! ¡No mis perlas!, pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete, ¿lo recuerdas? Es
mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas. Tu puedes
tenerlo si quieres papá.
-¡Oh! no hijita, está bien...(dándole nuevamente un beso en la mejilla) Dios te bendiga,
felices sueños.
Algunos días después, cuando el papá de Jenny entró a su dormitorio para leerle un
cuento, Jenny estaba sentada en su cama y le temblaban los labios:
-Toma papá, dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el
cual entregó a su padre. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo
de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita habían unas hermosas
perlas genuinas. El las había tenido todo este tiempo, esperando que Jenny renunciara a
la baratija para poder darle la pieza de valor...
Y así es también con nuestro Padre Celestial. Él está esperando a que renunciemos a las
cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros. ¿No es bueno el Señor?
Esto me hace pensar las cosas a las cuales me aferro y me pregunto:
¿Qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?

El limosnero

Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al lado de la calle. Vio a lo lejos venir a el
rey con su corona y capa. "Le voy a pedir, de seguro me dará bastante" pensó el
limosnero y cuando el rey pasó cerca le dijo : "Su majestad, ¿me podría por favor regalar
una moneda?" aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho. El rey le miró y
le dijo: "¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?" ...el mendigo no sabía qué
responder a la pregunta y dijo: "Pero su majestad... yo no tengo nada!". El rey respondió:
"Algo debes de tener... ¡busca!".
Entre su asombro y enojo el mendigo buscó entre sus cosas y supo que tenía una naranja,
un bollo de pan y unos granos de arroz". Pensó que el pan y la naranja eran mucho para
darle, así que en medio de su enojo tomó 5 granos de arroz y se los dio al rey.
Complacido el rey dijo: "¡Ves como si tenías!" Y le dio 5 monedas de oro, una por cada
grano de arroz. El mendigo dijo entonces: "Su majestad... creo que acá tengo otras
cosas", pero el rey no hizo caso y dijo : "Solamente de lo que me has dado de corazón te
puedo yo dar".

Es fácil en esta historia reconocer como el rey representa a Dios, y el mendigo a nosotros.
Notemos que el mendigo aún en su pobreza es egoísta y no se desprende de lo que tiene
aún cuando su rey se lo pide. A veces, Dios nos pide que le demos algo para así
demostrarle que El es el más importante, muchas veces nos pide ser humildes, otras ser
sinceros o no ser mentirosos. Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos
que no recibiremos nada a cambio sin pensar en que Dios devuelve 100 veces más.

Una historia de milagros

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un sabio con fama de hacer
milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la
conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.
Terrateniente: "Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que
inclusive puedes hacer milagros".
Sabio: "Soy una persona vieja y cansada... ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros?".
Terrateniente: "Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y
vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros solo los puede hacer alguien muy
poderoso".
Sabio: "¿Te referías a eso?... Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien
muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se
conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en
Dios puede hacer lo mismo".
Terrateniente: "Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú
haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".
Sabio: "¿Esta mañana volvió a salir el sol?".
Terrateniente: "¡¡Si, claro que si!!".
Sabio: "Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".
Terrateniente: "No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una
piedra.... mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".
Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz
hace algunos días?".
Terrateniente: "¡¡Si!! Fue varón y es mi primogénito".
Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".
Terrateniente: "Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."
Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, no hay trigo donde hace unos meses
solo había tierra?".
Terrateniente: "Si, igual que todos los años".
Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."
Terrateniente: "Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)
Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... Si lo que
encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía
hacer".
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber
encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda.
Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su
alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre el y sus
heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado...
Joven: "Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te
negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo?".
Sabio: "Lo que el buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros
y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe, y para ser maestro primero
hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los
pequeños milagros que se te muestran día a día.

¿Qué tan ricos somos?

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el
firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo. Estuvieron
por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina
muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
-¿Qué te pareció el viaje?
-¡Muy bonito Papá!
-¿Viste que tan pobre puede ser la gente?
-¡Si!
-¿Y qué aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
-Nosotros tenemos una piscina que llega de una barda a la mitad del jardín, ellos tienen
un arroyo que no tiene fin.
-Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas.
-Nuestro patio llega hasta la barda de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte.

-Ellos tienen tiempo para platicar y convivir en familia; Tú y mi mamá tienen que trabajar
todo el tiempo y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo.... y su hijo agregó:
-Gracias Papá por enseñarme lo rico que podemos llegar a ser.
Dice el Señor que "la fortaleza del rico es su ciudad
fortificada; y el desmayo de los pobres su pobreza"

Sólo Dios puede

Sólo Dios puede dar la fe, pero tú puedes dar testimonio.


Sólo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes aumentar la confianza de tus
hermanos.
Sólo Dios puede dar amor, pero tú puedes enseñarlo a los demás.
Sólo Dios puede dar la paz, pero tú puedes transmitir la tuya.
Sólo Dios puede dar la fuerza, pero tú puedes sostener al débil.
Sólo Dios es el camino, pero tú puedes mostrárselo a quienes no lo conocen.
Sólo Dios es la luz, pero tú puedes iluminar los ojos de todos.
Sólo Dios es la vida, pero tú puedes darles a otros ganas de vivir.
Sólo Dios puede hacer lo imposible, pero tú puedes hacer lo posible.
Sólo Dios se basta a si mismo, pero prefiere contar contigo. ¿Estás dispuesto a darle tus
manos?

Totalmente pagado

Un joven muchacho estaba a punto de graduarse de preparatoria... Hacia muchos meses


que admiraba un hermoso auto deportivo en un agencia de autos... Sabiendo que su
padre podría comprárselo le dijo que ese auto era todo lo que quería.
Cuando se acercaba el día de Graduación, el joven esperaba ver alguna señal de que su
padre hubiese comprado el auto. Finalmente, en la mañana del día de Graduación, su
padre le llamó a que fuera a su privado.
En su oficina, le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que
lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso y de algún
modo emocionado, el joven abrió la caja y lo que encontró fue una hermosa Biblia de
Cubiertas de Piel, y su nombre escrito con letras de oro.
Enojado le gritó a su padre diciendo: "¿Con todo el dinero que tienes, y lo único que me
das es esta Biblia ? y salió de la casa airado.
Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía
una hermosa casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre que ya era
anciano estaba muy enfermo, pensó en visitarlo. No lo había vuelto a ver desde el día de
su graduación.
Antes que pudiera partir para verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había
muerto, y había heredado todas sus posesiones, por lo cual necesitaba urgentemente ir a
la casa de su padre para arreglar todos los trámites de inmediato.
Cuando llegó a la casa, una tristeza y arrepentimiento llenó su corazón. De pronto
empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia
que en aquella ocasión su padre le había dado. Con lágrimas en los ojos, la abrió y
empezó a hojear sus páginas, y encontró que su padre cuidadosamente había subrayado
un versículo: Mateo 7:11 "...Y si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, cuanto mas nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le
pidan..." Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia.
Además tenía una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que
tanto había deseado. En la tarjeta estaba la fecha del día de su graduación y las palabras:
¡TOTALMENTE PAGADO!
Sabes, muchas veces hemos rechazado y perdido las Bendiciones de Dios sólo porque no
vienen envueltas en paquetes hermosos, como nosotros esperamos.

El toque del Maestro

Un viejo violín, maltrecho y golpeado...


¡No vale la pena!, pensó el subastador.
Lo alzó, sin embargo, con una sonrisa,
por si acaso surgía algún comprador.

¿Cuánto me dan por él, señores?


¿Quién hará la primera oferta?
¿Diez solamente?... ¡Veinte por aquí!
¿No hay quién pague treinta?

Treinta a la una... treinta a las dos...


¡señores, la oferta llega a su fin...!
De repente se acercó un hombre mayor
y tomó en sus manos arco y violín.

Limpió el polvo del viejo instrumento.


Tensó las cuerdas y comenzó a tocar
una melodía dulcísima, de esas
que atrapan y tienen virtud de extasiarnos.

Cesó la música y el subastador, alzando el violín,


dijo esta vez con voz suave y profunda:
¿Y ahora, señores, cuánto me ofrecen?
¿Quién hará una oferta?

¡Mil!... ¿Quién me ofrece dos?


Dos mil... ¡en tres lo liquido!
Tres mil a la una... tres mil a las dos...
¡en tres mil queda vendido!

Se oyeron aplausos, pero algunos decían:


¿A qué viene esto?,
¿qué le dio tanta valía?
El toque del Maestro.

Al igual que aquel viejo violín,


destemplada por la vida y el pecado,
más de un alma golpeada y maltrecha
se remata a precio rebajado.

Mas el mundo ignorante no entiende


cuán alto es el precio de un alma,
ni la transformación que en ella se obra
cuando el Maestro llega a tocarla.

¡Oh, Maestro!, destemplado estoy.


Pon Tu mano sobre mí.
¡Que tu toque haga vibrar mi corazón
con una melodía para Ti!

Los que no se rinden

En 1927, Babe Ruth logró 60 carreras o jonrones en 154 partidos, récord que nadie superó
en 34 años. Sir Winston Churchill repitió dos veces el octavo grado en el colegio porque
le costaba aprender la gramática y expresarse bien por escrito. Paradójicamente, años
más tarde la Universidad de Oxford le pidió que pronunciara el discurso de fin de curso.
Se presentó con su habitual puro, bastón y sombrero de copa.
Mientras Churchill se acercaba al estrado, los presentes se pusieron en pie y
prorrumpieron en aplausos. Con dignidad impecable, aplacó a sus admiradores y miró
confiado hacia ellos. Se sacó el puro de la boca y, colocando el sombrero sobre el atril,
miró fijamente a los asistentes, que estaban pendientes de que abriera la boca. Con tono
de autoridad, Churchill exclamó: "¡Jamás se rindan!" Transcurridos unos segundos, se
puso de puntillas y repitió: "¡Jamás se rindan!" Las palabras retumbaron en los oídos de
los presentes.
Se hizo un silencio sepulcral mientras Churchill alargaba la mano, se ponía de nuevo el
sombrero en la cabeza y el puro en la boca, y apoyándose en el bastón abandonaba el
estrado. Su discurso había concluido.

Imaginemos que Colón no hubiera zarpado. Hagamos de cuenta que Pasteur, mientras
buscaba la vacuna contra la rabia, no hubiese dicho a sus ayudantes, cuando estaban
agotados: "¡Persistan! ¡Lo importante es no abandonar!"
Muchas veces se pierde una carrera en la última vuelta. Numerosos barcos se han
estrellado contra los arrecifes cuando ya estaban a punto de llegar al puerto. Con
frecuencia, una batalla se pierde en la última ofensiva.
¿Qué esperanzas tenemos de terminar la carrera que hemos emprendido? Dios es
nuestra esperanza. Él nos ayudará a no apartarnos del rumbo que nos ha fijado.
Asimismo, Jesús es capaz de salvarnos a perpetuidad. (Hebreos 7:25).
Pero... no podrá ayudarnos si abandonamos, si desistimos en marchar hacia adelante.
Debemos estar dispuestos a ser firmes y poner nuestra confianza en Él. Dios nos puede
enviar refuerzos, pero uno tiene que estar presente para recibirlos.

Bambú

En el corazón del Reino de Oriente se extendía un hermoso jardín. El Amo, aprovechando


el fresco de la tarde, se paseaba por sus predios. De todos los moradores del jardín, el
más bello y amado era un noble bambú de grácil silueta.
Cada año aumentaban la belleza y la elegancia de Bambú. Éste era consciente del cariño
del Amo y de que aquél se complacía contemplándolo. A pesar de ello era siempre
humilde y de actitud amable. Con frecuencia, cuando el viento acudía a juguetear en la
floresta, Bambú se despojaba de su dignidad y se ponía a bailar y a balancearse
alegremente, inclinándose en jubiloso abandono. Presidía la gran danza del jardín, que
llenaba de gozo el corazón del Amo.
Cierto día el Amo se acercó a Bambú para observarlo detenidamente. Con mirada de
curiosa expectativa, Bambú inclinó su majestuoso penacho hasta el suelo en señal de
reverencia. El Amo se dirigió a él:
—Bambú, Bambú, necesito tus servicios.
—Amo, estoy dispuesto. Dime qué deseas.
—Bambú —dijo el Amo con voz grave—, me veré obligado a llevarte de aquí, a cortarte.
Horrorizado se estremeció Bambú:
—¿Co... cortarme, Amo... a mí, a quien convertiste en el más hermoso de tu jardín?
¿Cortarme? ¡Ah, no! ¡Eso no! Sírvete de mí para tu placer, oh Amo, pero... ¡no me cortes!
—Mi precioso Bambú —dijo el Amo con voz aún más grave—, si no te corto, no podrás
serme útil.
El jardín se cubrió de silencio. El viento contuvo su soplo. Lentamente Bambú inclinó su
glorioso penacho. Se alcanzó a oír un susurro. Bambú contestó:
—Amo, si no puedo serte útil a menos que me cortes, haz entonces tu voluntad. Córtame.
—Bambú, mi amado Bambú, debo también cortar tus hojas y ramas.
—Amo, te suplico, ¡ten piedad! Tálame y pon mi belleza entre el polvo. Pero ¿es necesario
que también me arranques las hojas y las ramas?
—Ay, Bambú; si no te las corto, no me servirás.
El sol ocultó su rostro. Una mariposa que escuchaba el diálogo alzó temerosa el vuelo.
Bambú tembló, preso de terrible ansiedad, y asintió quedamente:
—Amo, corta ya.
—Bambú, Bambú, debo también partirte en dos y sacarte el corazón. Si no lo hago, no me
serás útil.
—Ay, Amo mío, corta entonces y párteme.
Así pues, el Amo del jardín cortó a Bambú, podó sus ramas, le arrancó las hojas, lo partió
en dos y le sacó el corazón. Lo alzó entonces cuidadosamente y lo llevó hacia un
manantial del cual surgía a borbotones agua fresca y cristalina, en medio de las resecas
tierras del Amo.
Luego, el Amo depositó a Bambú suavemente en el suelo, apoyando un extremo en el
manantial y el otro en un canal que llevaría el agua hacia el campo. El manantial emitió su
canción de bienvenida. El agua fresca y chispeante se lanzó con júbilo por el cuerpo
rajado de Bambú rumbo a los campos sedientos.
Enseguida se plantó el arroz. Transcurrieron los días. Aparecieron los brotes. Llegó el
tiempo de cosecha. Entonces el cuerpo de Bambú, antes erguido en su imponente
hermosura, cobró más gloria aún en su humildad y quebranto. Cuando era hermoso
abundaba en vida. ¡Pero al ser quebrantado se convirtió en un canal de vida en
abundancia para el mundo de su Amo!
La Biblia nos dice que una vez Jesús profirió estas palabras...«Llamando a la gente y a
Sus discípulos, les dijo: "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome
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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Noticia de muerte
Enfermedades del alma
Diez diferencias....
Noticia de Muerte No es fácil
El libro diferente
Si un niño...
La Sra. Reunión de Oración falleció recientemente en la Primera Iglesia Negligente, Sobre el tiempo...
ubicada en la Av. del Mundo. Ella nació hace muchos años atrás en medio de un gran El asiento vacío
Banco del tiempo
avivamiento, ella fue una niña muy fuerte y saludable, alimentada con la Palabra de Dios, Observe
con abundante testimonios y santidad, creció rápidamente en prominencia y fue uno de
los miembros más influyentes en la famosa familia de iglesias de Cristo. Algunos años
Nota
antes la hermana Reunión de Oración fue menguando su salud gradualmente hasta ser
desahuciada por rigidez en las rodillas, enfriamiento del corazón, inactividad, falta de Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
propósito y fuerza de voluntad; por último ella terminó sólo siendo una sombra de su posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
formación feliz. Sus últimas y susurrantes palabras fueron para preguntar por la ausencia
extraña de sus amados, ahora ausentes de su presencia, ocupados en sus negocios y en
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
los lugares de diversión del mundo. Su hermano mayor el Sr. Reunión de Estudio Bíblico nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
murió hace muchos años también. Algunos expertos, incluyendo al Dr. Trabajo, el Dr. darte el crédito correspondiente.

Reforma y Dra. Unión discrepaban en las causas de su enfermedad fatal, administrándole


grandes dosis de reuniones sociales, competencias, deportes y entretenimiento, pero
todo fue inútil. La autopsia reveló que la deficiente alimentación espiritual, la falta de fe,
sincera consagración y la deserción de sus miembros, fueron la causa que contribuyeron
a su muerte. Sólo unos pocos estuvieron en su funeral, sollozando en los recuerdos de su
bello pasado y poder. Plañideras cuidadosamente escogidas fueron buscadas para llorar
sus recuerdos, pero no aparecieron. No hubo flores, sus himnos favoritos "Maravillosa
Gracia" y "Roca de la Eternidad" no fueron cantados; en vez de eso la Srta. Imaginación
Moderna interpretó "Bella Isla en Algún Lugar", pero nadie tenía idea dónde podría estar
esa isla. Su cuerpo descansa ahora en el cementerio de "Glorias Pasadas" esperando ser
llamada arriba. En honor a su partida, las puertas de la Iglesia estarán cerradas por
mucho tiempo, salvo cuando la Sociedad de Damas de la Limonada Rosada programe
alguna actividad para servir refrescos al equipo de fútbol.

Enfermedades del alma: Morbus Sabbaticus

MORBUS SABBATICUS es una enfermedad muy común en los miembros de la Iglesia y


ataca repentinamente el domingo por la mañana y los días que hay estudio bíblico por la
tarde, el hermano o hermana no siente ningún síntoma, hace sus tareas, cumple con su
trabajo, va al mercado a hacer sus compras, va de visita o de paseo, no importa si está
lloviendo, come bien, duerme bien, pero cerca de la hora de ir a la Iglesia le ataca el virus,
su ánimo decae, se siente mal, le duele el cuerpo, cree que tiene fiebre y que necesita
descansar y continúa hasta que el servicio ha terminado o un poco antes.

Cuando su familia regresa de la Iglesia ya le encuentran mejor. ¡Grande Milagro!

Esto se repite cada semana, el paciente puede hacer de todo durante toda la semana, se
siente en forma para hacer de todo, no siente ningún malestar, su espíritu se siente
alegre, ríe, goza, disfruta de la vida, ve la televisión, lee el periódico o alguna revista, nada
hace presagiar que esté enfermo. Pero cuando llega las 9.00 a.m. del Domingo o las 6.00
p.m. de los demás días, el virus empieza a atacar y el ciclo de la enfermedad se repite.

Características peculiares de esta enfermedad, son:

1.- Solo ataca a los miembros de la Iglesia.

2.- Nunca aparece en otros días de la semana.

3.- Los síntomas pueden variar en cada caso, pero no quitan el apetito ni el sueño.

4.- Nunca permanece por más de unas horas en esos días.

5.- Generalmente empieza a atacar al jefe de la familia o a la esposa y contagia a toda la


familia si no se cura a tiempo.
6.- Ninguno llama a un médico para atender este caso.

7.- Es grave y fatal para el alma, todas sus víctimas están en el infierno.

8.- No hay remedio humano para este mal, lo único recomendado por Dios es un sincero
arrepentimiento, confesar los pecados y humillarnos ante Dios. Suplicar su gracia.

9.- El nuevo nacimiento y la sangre de Cristo es el antídoto.

10.- Es una plaga peligrosa y barre con miles cada año, llevándoles prematuramente a la
destrucción.

RECOMENDACIONES: Si alguno padece esta grave enfermedad, recurre inmediatamente


a Jesucristo, él y su sangre dentro de nosotros no permitirá que esta enfermedad nos
ataque y nos destruya.

ESCUCHA ESTA ADVERTENCIA DADA A TIEMPO.

Diez diferencias entre la iglesia viva y la iglesia muerta

1. La iglesia viva está llena de personas con la Biblia en su mano. En la muerta nadie lleva
su Biblia.
2. La iglesia viva tiene un culto intenso y una alabanza profunda. La muera lo tiene
rutinario.
3. La iglesia viva tiene problemas de espacio. A la muerta le sobra durante años.
4. La iglesia viva tiene juventud "problemática". La muerta no.
5. La iglesia viva tiene una visión de fe. La muerta no tiene ningún tipo de programa.
6. La iglesia viva tiene como meta su proyección misionera. La muerta solo piensa en sus
"necesidades".
7. La iglesia viva enfoca su ministerio en la gente. La muerta sólo se mira a ella misma.
8. La iglesia viva está llena de diezmadores. La muerta está llena de pedidores.
9. La iglesia viva está llena de aire fresco de amor. En la muerta las rencillas son la única
motivación.
10. La iglesia viva es eminentemente evangelizadora. La muerta está fosilizada.

No es fácil
No resulta fácil...
Pedir perdón, empezar de nuevo, aceptar un consejo,
Admitir un error,
Ser generoso, enfrentar la crítica, ser amoroso, seguir probando,
Ser considerado, evitar las equivocaciones mostrarse modesto en el éxito, beneficiarse
de los errores, perdonar y olvidar, salirse de la rutina,
pensar y después actuar,
pensar primero y hablar después,
Lograr lo mejor de lo poco,
Dominar un temperamento rebelde,
Mantener un nivel elevado,
Aceptar una culpa merecida,
Ver la luz al final del túnel,
Pero siempre merece la pena. Procúrelo.

El Libro que es diferente

Es la Biblia. Es el libro que es diferente.


Los siglos pasan, pero la Biblia ahí está todavía
Los imperios aparecen, desaparecen y son olvidados,
Pero la Biblia permanece.
Las dinastías suceden a las dinastías,
Pero la Biblia ahí está.
Los reyes son coronados y destronados,
Pero la Biblia ahí está.
Los emperadores decretan su destrucción, pero ahí está.
Los ateos la atacan, pero ahí está.
Los agnósticos sonríen cínicamente, pero ahí está.
Los incrédulos lo abandonan, pero ahí está.
Los de la alta crítica niegan su inspiración,
Pero ahí está.
Encienden hogueras para quemarla,
Pero ahí está.
Se predice que será abandonada y olvidada pronto,
Pero ahí está.

Si un niño...

Si un niño le habla, escúchele.


Si un niño le pregunta, respóndale.
Si un niño no le habla, háblele usted.
Si un niño le llama, no tarde en ir a él.
Si un niño no juega, invítelo a jugar.
Si un niño le pide, dele sólo lo que conviene.
Si un niño está solo, dele todo lo que pueda de su tiempo.
Si un niño llora, no le deje llorar solo, consuélelo.
Si un niño no es feliz, enséñele a descubrir el valor de lo que posee.
Si un niño no tiene amigos, sea usted el primero.
Si un niño le ama, ámelo.
Si un niño le odia, ámelo más.

Sobre el tiempo y la vida

Date tiempo para trabajar; es el precio del éxito.


Date tiempo para pensar; es el origen del poder.
Date tiempo para amar y ser amado; es el privilegio de Dios.
Date tiempo para jugar; es el secreto de la eterna juventud.
Date tiempo para leer; es el fundamento de la sabiduría.
Date tiempo para soñar; es como enganchar tu carro a una estrella.
Date tiempo para hacer amigos; es el camino de la felicidad.
Date tiempo para mirar a tu alrededor; es muy corto el día para ser egoísta.
Date tiempo para reír; es la música del alma.

El asiento vacío en la iglesia

...Serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío. 1 Sam. 20:18


El asiento vacío habla con elocuencia. A pesar de que su mensaje no es agradable, todos
lo pueden oír.
Al predicador el asiento vacío le dice: "Tu sermón no vale".
Al que visita la iglesia, le advierte: "Ya ves, vamos perdiendo terreno".
Al nuevo que busca una iglesia donde asistir: "Vale más esperar a ver lo que pasa aquí".
Al tesorero de la iglesia: "¡Cuidado! Habrá un déficit!"
A los miembros presentes les aconseja: "Ustedes también pueden ausentarse el domingo
próximo".
A los verdaderos fieles les aconseja: "Trabajad, invitad, orad, llenad esos asientos vacíos".
El asiento vacío testifica contra los cultos. Mata la inspiración, ahoga la esperanza. Aleja
el celo y es un peso desanimador para toda la iglesia.
Por otro lado, el asiento ocupado es un ala, es un estímulo, es un incentivo y una
inspiración al predicador y a toda persona que ama al Señor Jesús.

Banco del tiempo

Imagínate que existe un banco, que cada mañana acredita en tu cuenta, la suma de
$86,400. No arrastra tu saldo día a día. Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo
que no usaste durante el día. ¿Qué harías? Retirar hasta el último centavo, ¡por supuesto!
Cada uno de nosotros tiene ese banco. Su nombre es tiempo.
Cada noche, este banco te acredita 86,400 segundos. Cada noche, este banco borra, y da
como perdido, cualquier cantidad de ese crédito que no has invertido en un buen
propósito. Este banco no arrastra saldos. Ni permite sobregiros. Cada día te abre una
nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tus depósitos del día, la
perdida es tuya. No se puede dar marcha atrás. No existen los giros a cuenta del depósito
de mañana. Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy. Invierte de tal manera, de
conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito. El reloj sigue su marcha. Consigue lo
máximo en el día.

Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de
estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a un
bebé prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un
semanario. Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan a
encontrarse. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió el
tren. Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que con las justas
evitó un accidente. Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a la
persona que ganó una medalla de plata en las olimpiadas.

Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más si los compartiste con alguien
especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo. Y recuerda que el
tiempo no espera por nadie.

Observe

Observe sus pensamientos; se convierten en palabras


Observe sus palabras; se convierten en acciones.
Observe sus acciones; se convierten en hábitos.
Observe sus hábitos; se convierten en carácter.
Observe su carácter; se convierte en su destino.

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30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Cicatrices de amor
Pasión por las almas
Allí estaré
Cicatrices de amor Diario de un bebé...
¿Dónde se halla la...?
Salmo de la TV
En un día caluroso de verano un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Si alguien dice...
Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. No se daba cuenta Moody, el cigarro y...
La obra de Cristo
de que un cocodrilo se le acercaba. El dinero comprará

Su mamá desde la casa miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida
corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Nota

Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es


Oyéndole, el niño se alarmó y viró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.

Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos justo cuando el cocodrilo le
agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la
abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y
mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo
llegar a caminar.

Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las
cicatrices de sus pies. El niño levantó la sábana y se las mostró. Pero entonces, con gran
orgullo se remangó las mangas y señalando hacia las cicatrices en sus brazos le dijo:
"Pero las que usted debe ver son estas"....

Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza.

"Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida". Nosotros también tenemos las
cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros pecados, pero
algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en
las garras del mal.

Pasión por las almas

Evangelización es nuestra vocación suprema. Jesús les dijo a los pescadores: “Venid en
pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19)

Su propia misión la definió así: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que
se había perdido” (Lucas 19:10).

Entonces les dijo a sus seguidores: “...como me envió el Padre, así también yo os envío”
(Juan 20:21)

Que bella la Palabra de Daniel 12:13 “Los entendidos resplandecerán como el resplandor
del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua
eternidad”

El erudito Matthew Henry dijo: “Para mí será mayor felicidad ganar un alma para Cristo,
que granjear montañas de oro para mí mismo”

David Brainerd, padre de las misiones, escribió: ”No me importaba dónde y cómo vivía o
cuáles eran los sacrificios que tenía que afrontar con tal de ganar almas para Cristo. Esto
era el objeto de mis sueños mientras dormía y el primero de mis pensamientos al
despertar.

John Vassar fue un hombre lleno del fuego de la evangelización. Vivió durante el siglo
antepasado en el estado de Nueva York. El se llamaba a sí mismo “el perro del Buen
Pastor” “Mi negocio –decía -no es predicar, sino recorrer la montaña en busca de la oveja
perdida”
Se cuenta que John Vassar estaba en Boston, visitó un elegante hotel y al entrar vio en el
lobby a una mujer solitaria y le habló de Cristo. Más tarde el marido le preguntó a ella:
“¿Qué hablabas con ese extraño?” ¡Oh! -dijo ella -Me preguntó si yo estaba segura de mi
salvación. Si yo tenía a Cristo en mi corazón”. El marido molesto agregó: “Le habrás dicho
que ¡qué le importaba!” La mujer le contestó: “Si hubieras visto su rostro, si hubieras
escuchado su voz, te hubieras dado cuenta que si le importaba.

Hay muchas historias alrededor de la vida de este hombre. Se cuenta que fue a un pueblo
a ayudar a un pastor. El pastor lo condujo a la casa que lo hospedaría y antes de entrar le
dijo: “En la otra cuadra vive el herrero del pueblo. Si le queda tiempo antes de irse, trate de
hablar con él”. No había terminado el pastor sus palabras, cuando John dejaba sus
maletas en el suelo, cruzaba la calle como una exhalación, entraba en la herrería y antes
de diez minutos entre las patas de los caballos, el herrero clamaba por salvación.

Durante esa semana John iba casa por casa hablando de Cristo. Una mujer dijo: “Si ese
extraño golpea mi puerta y me habla de religión, le cierro la puerta en la cara” John no
sabía aquello. Golpeó esa puerta, empezó a hablar de Cristo y la mujer le cerró la puerta
en el rostro. John no se quejó. No envió una carta de renuncia. Se sentó en el umbral
junto a la puerta y comenzó a cantar el himno: “Con lagrimas jamás podré mi deuda así
pagar, Señor, Gratitud te doy a Ti, pues más no puedo dar”.

Dos semanas después, en la iglesia del pueblo antes de ser bautizada, la mujer en su
testimonio dijo: “de los centenares de mensajes que escuché, ninguno traspasó mi
corazón como las lagrimas de ese extranjero”

¿Te importa la gente que no conoce al Señor? Tus vecinos, tus compañeros de trabajo,
tus familiares que sin Cristo se perderán eternamente.

La diferencia la hace tener una PASIÓN

Oramos para que esa pasión arda en tu corazón todos los días de tu vida. Jesús esta
buscando cristianos llenos del fuego de la evangelización.

Allí estaré

Cuando tu risa desborde tu alegría,

Cuando el éxito corone tus esfuerzos

Cuando la salud sea plena

Y la vida generosa...

Allí estaré

Cuando la pena sea amarga

Y la sonrisa sea escasa

Cuando el fracaso ponga a prueba tu entereza

Y estés triste...

Allí estaré

Cuando una sombra te recorra el alma

Y creas que todo esta perdido

Quiero que sepas que ese día

Si me llamo tu amigo....

Allí estaré

Diario de un bebé por nacer

Octubre 5: Hoy comienza mi vida, mis padres no lo saben todavía. Soy tan pequeña como
una semilla de manzana, pero ya existo y soy única en el mundo y diferente a todas las
demás. Y, a pesar de que casi no tengo forma aún, seré una niña. Tendré cabellos rubios
y ojos azules, y sé que me gustarán mucho las flores. Los científicos dirían que todo esto
ya lo tengo impreso en mi código genético.
Octubre 19: He crecido un poco, pero soy todavía demasiado pequeña para poder hacer
algo por mí misma. Mamá lo hace todo por mí. Pero lo más gracioso es que ni siquiera
sabe que me está llevando consigo, precisamente debajo su corazón, alimentándome con
su propia sangre.

Octubre 23: Mi boca comienza a tomar forma. ¡Parece increíble! Dentro de un año, poco
más o menos, estaré riendo, y más tarde ya podré hablar. Desde ahora sé cuál será mi
primera palabra: Mamá. ¿Quién se atreve a decir que todavía no soy una persona viva?
Por supuesto que lo soy, tal como la diminuta miga de pan es verdaderamente pan.

Octubre 27: Hoy comenzó a latir mi corazón por su cuenta. De ahora en adelante latirá
constantemente toda mi vida, sin detenerse para descansar. Luego, después de muchos
años, se sentirá fatigado y se detendrá y yo moriré de forma natural. Pero ahora no estoy
al final, sino al principio de mi vida.

Noviembre 2: Cada día crezco un poquito, están tomando forma mis brazos y mis
piernas. Pero ¡cuánto habré de esperar hasta que mis piernecitas me lleven corriendo a
los brazos de mi madre, hasta que mis brazos puedan estrechar a mi padre!

Noviembre 12: En mis manos empiezan a formarse unos dedos pequeñísimos. Es


extraño lo pequeños que son; sin embargo, ¡qué maravillosos serán! Acariciarán un
perrito, arrojarán una pelota, recogerán flores, tocarán otra mano. Mis dedos tal vez algún
día puedan tocar el violín o pintar un cuadro.

Noviembre 20: Hoy el médico le anunció a mi mamá por primera vez, que yo estoy
viviendo aquí bajo su corazón. ¿No te sientes feliz mamita? ¡Pronto estaré entre tus
brazos!

Noviembre 25: Mis padres todavía no saben que soy una niña, quizás esperan un varón.
¡O tal vez mellizos! Pero les daré una sorpresa; quiero llamarme Catalina, como mamá.

Diciembre 13: Ya puedo ver un poquito, pero estoy rodeada aún por la oscuridad. Sin
embargo, pronto se abrirán mis ojos al mundo del sol, de las flores, y de los sueños.
Nunca he visto el mar, ni una montaña, tampoco un arco iris. ¿Cómo serán en realidad?
¿Cómo eres tú, mamá?

Diciembre 24: Mamá, puedo oír tu corazón que late. ¿Puedes oír tú el mío? Lup-dup, lup-
dup..., tendrás una hijita sana, mamá. Sé que algunos niños tienen dificultades para entrar
en el mundo, pero hay médicos que ayudan a las madres y a los recién nacidos. Sé
también que muchas madres habrían preferido no tener al hijo que llevan en su seno.
Pero yo estoy ansiosa de encontrarme en tus brazos, de tocarte la cara, de mirarte a los
ojos, ¿Me esperas tú con la misma alegría que yo a ti?

Diciembre 28: ¿Qué está sucediendo? ¿Qué hacen? ¡Mamá, no dejes que me maten! ¡No,
no!

Mamá: ¿Por qué permitiste que le pusieran fin a mi vida? Habríamos sido tan felices...

Dice el Sagrado Libro: "Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de


mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui
formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu
libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de
ellas." (Salmo 139:13-16).

¿Dónde se halla la felicidad?

NO EN EL DINERO. Jay Gould, el millonario norteamericano, al morir dijo: "Supongo que


soy el hombre más miserable sobre la tierra."

NO EN EL PLACER. Lord Byron, quien vivió una vida de placeres y comodidad, escribió: "El
gusano, el cáncer y la pena son sólo míos."

NO EN EL PODER MILITAR. Después de que Alejandro el Grande había conquistado el


mundo entonces conocido, lloró en frustración porque no había mas mundos que
conquistar.

NO EN LA INCREDULIDAD. Voltaire, el notorio incrédulo, escribió: "Desearía no haber


nacido nunca."

NO EN LA POSICIÓN Y EN LA FAMA. Lord Baconsfield disfrutó de las dos cosas en muy


buena proporción, pero escribió: "La juventud es una equivocación; la adultez es una
lucha; la vejez es una pena."

¿DÓNDE ESTÁ LA FELICIDAD? La respuesta es simple: Solamente en Cristo. Él dijo: "...y


se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo."Juan 16:22

Salmo de la televisión

La televisión es mi pastor, nada me faltará.

En delicados sillones me hará descansar;

me desviará de la fe; destruirá mi alma.

Me guiará por sendas de sexo y violencia

por amor al patrocinador.

Aunque ande en valle de sombra de mis

responsabilidades cristianas,

no temeré interrupción alguna

porque la televisión está conmigo.

Sus colores y control remoto

me infundirán aliento.

Aderezas comerciales delante de mí

en presencia de mi mundanalidad.

Unges mi cabeza con humanismo y

materialismo; mi codicia está rebosando.

Ciertamente la flojera y la ignorancia

me guiarán todos los días de mi vida;

y en mi casa mirando televisión moraré

por largos días.

Si alguien dice...

"Empezaré mañana", eso es... pereza

"Si tuviera tiempo", eso es... falta de voluntad

"No tengo talento", eso es... mentira

"Si tuviera dinero", eso es... desconfianza

"Estoy cansado", eso es... un pretexto

"Si tuviera oportunidad", ... sobran en la vida

Moody, el cigarro y la Biblia

Le preguntaron al gran evangelista Moody si había

en la Biblia algún versículo que prohibiera fumar.

--No --dijo él--, pero conozco uno que ordena fumar.

--¡Cómo! --exclamó el interrogador. Y repuso Moody

--sí, en Apocalipsis 22:11: "El que es inmundo, sea

inmundo todavía."

La obra de Cristo
Un niño construyó un botecito con mucho cuidado. Al llevarlo a un río para probarlo, se lo
llevó la corriente. El niño triste se fue a su casa. Poco tiempo después lo vio en la vitrina
de una tienda. Entró y lo reclamó como suyo, pero el vendedor le explicó que lo había
comprado y que por eso no se lo podía dar a menos que le pagara el precio que le había
costado. El niño no tenía dinero y entonces se puso a trabajar duramente hasta conseguir
el dinero. Entonces fue a la tienda y compró el botecito.

Entonces le dijo: "Querido botecito ahora te amo doblemente, primero, porque te hice, y
segundo porque te compré."

Lo que puede comprar el dinero

EL DINERO COMPRARÁ:

Una cama pero no sueño

Libros pero no sabiduría

Comida pero no apetito

Adornos pero no belleza

Atención pero no amor

Una casa pero no un hogar

Un reloj pero no tiempo

Medicina pero no salud

Lujo pero no cultura

Asombro pero no respeto

Póliza de seguros pero no paz

Diversión pero no felicidad

Un crucifijo pero no un Salvador.

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30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Empuja la vaquita
Vendiendo ganado
Gotitas de amor
Empuja la vaquita La cobija para el abuelo
La deuda
Las últimas palabras...
Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo Naturaleza
La carroza vacía
lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la La naranja y el ateo
caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer Ama en vida
personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Nota
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la
casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.

- En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo


Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
hacen usted y su familia para sobrevivir aquí? nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
El señor calmadamente respondió:

- Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los
días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios
en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro
consumo y así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió


y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó:

- Busca la vaquita, llévala al precipicio de allí en frente y empújala al barranco.

El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el
medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del
maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.

Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel
lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se
aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro
en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió
triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el
terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy
simpático, el joven preguntó por la familia que vivía ahí hace unos cuatro años, el señor
respondió que seguían viviendo ahí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y
confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el
lugar y le preguntó al señor:

- ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?

El señor entusiasmado le respondió:

- Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante
nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no
sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.

Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para
nuestra sobre vivencia la cual es una convivencia con la rutina, nos hace dependientes, el
mundo casi se reduce a lo que la vaquita nos produce. Descubre cual es tu vaquita para
empujarla por el precipicio.

Ilustración enviada por: Rev. Eddie & Anny Argüelles.

Vendiendo ganado

Poco después que el Seminario de Dallas fue fundado en 1924, casi fracasa. Llegó al
punto de la bancarrota.Todos los acreedores estaban listos para ejecutar la hipoteca a
las doce del mediodía de cierto día. Aquella mañana, los fundadores de la escuela se
reunieron en la oficina del presidente para orar a fin de que Dios proveyera. En aquella
reunión de oración estaba Harry Ironside. Cuando llegó su turno de orar, él dijo de un
modo refrescantemente franco: "Señor, sabemos que el ganado que hay en mil colinas es
tuyo. Por favor, vende alguno y envíanos el dinero." Aproximadamente a esa hora, un alto
tejano con botas y camisa de cuello abierto, hizo su entrada en la oficina. -¡Hola! -le dijo a
la secretaria-. Acabo de vender dos furgones de ganado allá en Fort Worth. Yo había
estado tratando de cerrar un negocio, pero no podía. Siento que Dios quiere que le dé este
dinero al seminario. No sé si lo necesitan o no, pero aquí está el cheque -y se lo dio. La
secretaria tomó el cheque y, sabiendo algo de la crisis del momento, fue a la puerta del
salón donde se celebraba la reunión de oración y tocó tímidamente. El doctor Lewis
Sperry Chafer, fundador y presidente de la escuela, abrió la puerta y tomó el cheque de su
mano. Al mirar la cantidad, vio que era la suma exacta de la deuda. Entonces,
reconociendo el nombre en el cheque como el del vendedor de ganado, se volvió al doctor
Ironside y dijo: "Harry, Dios vendió el ganado."

Gotitas de amor

¡Entenderás con el tiempo que una gota de amor puede más que un océano de odio y que
la gota de rocío domina más a la flor que el rugido de la tempestad!

Había un incendio en un gran bosque. Formaba llamaradas impresionantes, de una altura


extraordinaria.

Una pequeña ave, muy pequeñita, fue al río, mojó sus alas, regresó sobre el gran incendio
y las empezó a agitar para apagarlo; regresaba e iba una y otra vez.

Unos ángeles, que la observaban, sorprendidos la mandaron llamar y le dijeron:

Oye, ¿por qué haces eso? ¿Cómo es posible? ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua
puedas tú apagar un incendio de tales dimensiones? Date cuenta: No lo vas a lograr.

Y el ave humildemente contestó:

¡El bosque me ha dado tanto, le amo tanto! Yo nací en él, este bosque me ha enseñado la
vida, me ha dado todo mi ser. Este bosque es mi origen y mi hogar y me voy a morir
lanzando gotitas de amor, aunque no lo pueda apagar.

Los ángeles entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a apagar el incendio.

Cada gotita de agua apacigua un incendio. De cada acción que con amor y entusiasmo
emprendemos, un mejor mañana es su reflejo.

No subestimes tus gotas: millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor
realizamos, regresa a nosotros multiplicado.

La cobija para el abuelo

Un día un viejito se sentía solo y fue con su hijo que estaba casado y tenia un hijo de 5
años para pedirle que lo dejase vivir con el un tiempo para no sentirse solo ...

-Hijo, cómo estás?, mira yo he venido a decirte que si puedo estar contigo ...

-!Claro que si papá esta es tu casa!...

-Lo que pasa hijo, lo que yo quiero pedirte ... es que me dejes vivir contigo un tiempo digo
-si es que se puede...

-Este... claro papá, pero tu sabes, la casa es muy chica y yo con mi hijo y mi esposa no sé,
mira lo que...

-No importa hijo lo que tú me des con eso me conformo lo único que yo quiero es no estar
solo....

-Mira papá lo que te puedo ofrecer es un lugar en el establo te puedo acondicionar algo...

-Está bien hijo lo que tú me des...

El padre llama a su hijo de 5 años y le dice...

-Hijo tráele una cobija a tu abuelito porque se va a quedar con nosotros un tiempo.
El niño subió a su cuarto y trajo una cobija y delante de su padre la rompió en dos
pedazos, el padre enojado le dice: -¿hijo porqué hiciste eso?...

y el niño le contesto:

-'Mira papá una es para mi abuelito y la otra es para ti, para cuando yo sea grande y tú
vengas a mi casa a pedirme a que te quedes conmigo....'

La Biblia nos exhorta: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da." (Éxodo 20:12).

La deuda

Una tarde, un pequeño se acercó a su madre que preparaba la cena en la cocina y le


entregó una hoja de papel en el que había escrito algo. Después de secarse las manos y
quitarse el delantal, ella leyó lo que decía:

Cortar el césped del jardín.............. $ 3.00

Por limpiar mi cuarto esta semana.....$ 1.00

Por ir al almacén en tu lugar............$ 2.00

Por cuidar a mi hermanito ..............$ 2.00

Por sacar la basura toda la semana...$ 1.00

Por buenas notas en los exámenes..... $ 5.00

Por limpiar y barrer el patio...... $ 2.00

TOTAL ADEUDADO..................... $16.00

Bueno, el caso es que la madre lo miró con fijeza; el aguardaba lleno de expectativa. Por
último, la madre tomó el lapicero y al reverso de la misma hoja escribió:

Por llevarte nueve meses en mi vientre y darte la vida.....NADA

Por tantas noches de desvelos, curarte, y orar por ti... NADA

Por los problemas y el llanto que me hayas causado... NADA

Por el miedo y las preocupaciones que me esperan..... NADA

Por comidas, ropa y juguetes.................... NADA

Por limpiarte la nariz........ NADA

COSTO TOTAL DE MI AMOR: ....... NADA

Cuando el niño terminó de leer lo que había escrito su madre, tenía los ojos llenos de
lágrimas. La miró a los ojos y le dijo:

¡TE QUIERO MUCHO MAMA!!! Luego tomó un lapicero y escribió con letra muy grande:
TOTALMENTE PAGADO. Así somos los hombres, como niños queriendo recompensa por
las buenas acciones que hacemos. Es difícil entender que la mejor recompensa es el
AMOR que viene de Dios (y que para nuestra suerte es GRATIS)

Las últimas palabras de un joven

El joven de diecinueve años, internado en un hospital, esperaba la muerte en su lecho de


dolor..
Instalado en una enfermería, junto a otros enfermos, tan graves como él, miró hacia los
lados y se sintió terriblemente solo...
Los familiares vendrían a visitarlo, un poco más tarde. Pero el pensaba que quizá no
llegarían a tiempo de encontrarlo con vida.
Estiró el brazo hasta la mesita a su lado, tomó un trozo de papel, un lápiz y con mucho
esfuerzo, escribió:
Papá, lo siento mucho. Siento mucho de verdad pero ha llegado el momento que sepas la
verdad que nunca siquiera has imaginado.
Voy a ser breve, claro y bastante objetivo...
Conocí a mi asesino a los 15 o 16 años. Es horrible, ¿no es verdad papá?
¿Sabes cómo nos conocimos? A través de un individuo elegante, bien vestido y que
hablaba muy bien. El nos presentó..
Al principio, intenté rechazar lo que me era ofrecido. Pese a ello, el individuo puso en duda
mi virilidad. Dijo que yo no era hombre. No es necesario que se diga más, ¿verdad,
papá?..
Entré al mundo de la droga, mi asesina..
Al principio todo me parecía bien. Después vino toda pérdida de control y a continuación,
la oscuridad. Nada hacía si ella no estaba presente. En seguida me sentía con falta de
aire, tenía miedo, alucinaciones. Pero, en seguida la euforia del momento máximo... Yo
me sentía más gente que los demás.
Mi amiga inseparable, sonreía. Sonreía...
Sabes, papá, cuando uno empieza todo parece ridículo y muy gracioso. Incluso Dios me
parecía ridículo.
Pero hoy, postrado en una cama de hospital, reconozco que Dios es lo más importante de
todo en el mundo...
Tengo la seguridad de que, sin su ayuda, yo no tendría fuerzas para escribir esta carta...
Papá, tengo solamente 19 años. Sé que no tengo la más mínima posibilidad de sobrevivir.
Es muy tarde para mí.
No obstante, quiero hacerte un último pedido...
Dile a todos los jóvenes que tu sabes lo que me sucedió.
Diles que en cada puerta de escuela, en cada curso de facultad, en cualquier lugar hay
siempre alguien que podrá mostrarles su futuro asesino y el destruidor de sus vidas: la
droga...
Por favor, papá, haz eso antes que sea muy tarde para ellos...
Perdóname por el sufrimiento que te causo. Perdóname por los sufrimientos que causé
con mis locuras. Incluso yo, ya he sufrido por demás...
Adiós, papá...
Terminó de escribir la carta, con dificultad la puso sobre la mesilla. Intentó respirar, pero
no lo logró.
El lápiz se le cayó de la mano. Inclinó la cabeza hacia el lado
y murió...

La Biblia dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 6:23).

Naturaleza

Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del
agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.

Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba
ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que
había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: "Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No
entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?".

El maestro respondió: "La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía,
que es ayudar". Y entonces, ayudándose de una hoja el maestro sacó al animalito del
agua y le salvó la vida.

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; solo toma precauciones.

Romanos 12:21 dice: "No seas vencido por lo malo; mejor vence con el bien el mal." La
Biblia.

La carroza vacía

Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y yo acepté con placer.
El se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
-Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: - Estoy escuchando el ruido
de una carroza.
-Eso es, -dijo mi padre. -Es una carroza vacía.....
Pregunté a mi padre: -¿Cómo sabes que es una carroza vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió.
-Es muy fácil saber que una carroza esta vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la
carroza mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto, y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado,
inoportuna, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, tengo la impresión de oír la
voz de mi padre diciendo: -Cuanto más vacía la carroza, más ruido hace......

Proverbios 10:19 “En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios
es prudente.”

Proverbios 29:20 “¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del
necio que de él.”
Eclesiastés 5:3 “Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las
palabras la voz del necio.”

La naranja y el ateo

Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de


Dios.

Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a


que subiera a la plataforma.

Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas
alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Cristo
Jesús aceptó la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla
lentamente.

El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable


pelando la naranja en silencio, al término de lo cual, se la comió.

Se volvió al conferencista y le preguntó : "¿Estaba dulce o agria?"

"No me pregunte tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo; "¿Cómo
puedo saber el gusto si no la he probado?"

Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces:

"Y ¿cómo puede usted saber algo de Cristo, si nunca lo ha probado?"

Ama en vida

"Perdón madre mía por tenerte en el abandono, y ahora que no estás conmigo te extraño,
y es hoy cuando me doy cuenta lo malagradecido que fui contigo en vida...

Por eso amigo le pido que si tiene todavía a su madrecita, que la ame en vida... Si amigo
en vida..."

"Dos amigos se encontraban tomando un café y uno le comenta en tono de queja al otro: -
Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a conversar con ella. Yo
voy poco a verla y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como
son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez. Además, nunca me faltan
compromisos: que el trabajo, que los amigos...

Yo en cambio -le dijo su compañero -converso mucho con mi mamá. Cada vez que estoy
triste, voy con ella; cuando me siento solo, cuando tengo un problema y necesito
fortaleza, acudo a ella y me siento mejor.

- Caramba -se apenó el otro -Eres mejor que yo.

-No lo creas, soy igual que tú -respondió el amigo con tristeza. Visito a mi mamá en el
cementerio. Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo, tampoco yo iba a
conversar con ella y pensaba lo mismo que tú. No sabes cuánta falta me hace su
presencia, cuánto la echo de menos y cuánto la busco ahora que ha partido. Si de algo te
sirve mi experiencia, conversa con tu mamá hoy que todavía la tienes, valora su presencia
resaltando sus virtudes que seguro las tiene y trata de hacer a un lado, sus errores, que de
una forma u otra ya forman parte de su ser. No esperes a que esté en un cementerio
porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del alma, porque entiendes que ya nunca
podrás hacer lo que dejaste pendiente, será un hueco que nunca podrás llenar. No
permitas que te pase lo que me pasó a mí.

En el automóvil, iba pensando en las palabras de su amigo. Cuando llegó a la oficina, dijo
a su secretaria: Comuníqueme por favor con mi mamá, no me pase más llamadas y
también modifique mi agenda porque es muy probable que este día, i¡se lo dedique a ella!!
¿Tú crees qué esto sólo se refiere a los padres? Desafortunadamente no. Siempre
estamos devaluando el cariño o la amistad que otras personas nos ofrecen y en
ocasiones los perdemos porque no sabíamos cuán importantes eran, hasta que ya no
están a nuestro lado. Por eso ama en vida .... Si hermano en vida...

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:07:02 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Papá... yo quiero ser...


¿Quién lo construyó?
¿Es normal esto?
Papá ... yo quiero ser como tú Una vocecilla suave
Una botella de leche
Un poco de ánimo...
Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal... Pero yo El banquero y el mendigo
estaba de viaje ... ¡tenía tantos compromisos! Tan solo una tarjeta
Estrellas en la corona
Vuelve a empezar
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, y comenzó a hablar cuando yo no
estaba... ¡Cómo crece mi hijo! ¡Cómo pasa el tiempo!
Nota
A medida que crecía, mi hijo me decía:
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
— ¿Papá, algún día seré como tú? ¿Cuándo regresas a casa, papá? lágrimas.
— No lo sé, hijo, pero cuando regrese, jugaremos juntos; ya lo verás.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
Mi hijo cumplió diez años hace pocos días y me dijo: nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
— ¡Gracias por la pelota, papá!, ¿quieres jugar conmigo?
— Hoy no hijo; tengo mucho que hacer.
— Está bien papá, otro día será.

Se fue sonriendo, siempre en sus labios las palabras: «Yo quiero ser como tú».

Mi hijo regresó de la Universidad el otro día, todo un hombre.


— Hijo, estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco.
— Hoy no papá, tengo compromisos. Por favor, préstame el auto para visitar a algunos
amigos.

Ahora ya estoy jubilado, y mi hijo vive en otro lugar. Hoy lo llamé:

— !Hola hijo, ¿cómo estás? ¡Me gustaría tanto verte! – le dije.


— Me encantaría, padre, pero es que no tengo tiempo. Tú sabes, mi trabajo, los niños...
!Pero gracias por llamar, fue increíble oír tu voz!

Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo había llegado a ser como yo ...

¿Quién lo construyó?

Hace muchísimos años, Sir Isaac Newton construyó una maqueta a escala del Sistema
Solar. En su centro tenía una gruesa esfera dorada que representaba el sol, y a su
alrededor giraban otras esferas más pequeñas en el extremo de varillas de diversa
longitud, las cuales representaban los diferentes planetas entonces conocidos. Un
dispositivo formado por ruedas dentadas y correas de transmisión los hacía girar
perfectamente sincronizados alrededor del sol.
Cierto día, mientras Newton se encontraba estudiando el modelo, lo visitó un amigo que
no creía en la explicación bíblica de la creación. Maravillado por tan genial mecanismo,
mientras observaba cómo el científico los hacía avanzar en sus órbitas, exclamó:
-¡Pero qué belleza! ¿Quién te lo construyó?
-Nadie -repuso Newton sin levantar la mirada.
-¿Cómo que nadie? -preguntó el amigo.
-¡Eso mismo! ¡Nadie! Todas estas ruedas, correas y mecanismos se juntaron por azar, y
como por arte de magia comenzaron a girar en su órbita a la velocidad precisa.
El incrédulo captó el mensaje. Era una insensatez suponer que la maqueta había surgido
de forma accidental. Más insensato todavía era aceptar la teoría de que la Tierra y el
universo infinito son obra de la casualidad.

***
Afirmar que un mundo tan complejo como el que habitamos es fruto del azar es tan ilógico
como decir que los dramas de Shakespeare fueron compuestos por monos que
jugueteaban en una imprenta.
Merrill C. Tenney
¿Es normal esto?

"No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi justicia" (Isaías 41:10).

Mientras el mundo se estremecía con los atentados terroristas acaecidos en Estados


Unidos, muchos acudieron a Dios en busca de refugio y estabilidad. Una encuesta
realizada a los pocos días reveló que el 90% de los estadounidenses rogaron en un
momento u otro por sus semejantes. Un conocido columnista comenta esta
consecuencia del desastre.

Cuatro mil personas se congregaron para la oración del mediodía en una catedral del
centro de la ciudad.
El martes pasado una iglesia neoyorquina se llenó en seis ocasiones.
El dueño de una zapatería de Manhattan abrió de par en par sus puertas y se puso a
entregar zapatos deportivos a la gente que huía de las torres.
La gente hacía cola en los hospitales para donar sangre y tratar a los enfermos, y en
iglesias para orar por los heridos.
Esta semana los EE.UU. era otro. Lloramos con desconocidos. Dimos dinero a familias
que jamás habíamos visto. Comentaristas leyeron la Biblia en televisión y columnistas
publicaron oraciones. Nuestro interés pasó de la moda y los resultados deportivos a los
huérfanos, las viudas y el futuro del mundo.
Esta semana nos cambió. Republicanos y demócratas hicieron causa común. Cristianos
oraron junto a judíos. El color de la piel quedó tapado por las cenizas de las torres. El país
no es el mismo de antes.
No somos tan egocéntricos como antes. No somos tan independientes y seguros de
nosotros mismos. Tendemos la mano al prójimo. Oramos. Esto no es normal. No puedo
menos que preguntarme: "¿Queremos volver a la normalidad?"
¿Es esto una vislumbre de una nueva forma de vivir? ¿Será un recordatorio de que el
enemigo no son nuestros semejantes, ni el poder está en nuestras manos ni el futuro en
nuestra cuenta bancaria?
¿Podría ser que Dios hubiera querido desde siempre que viviésemos con esta actitud
altruista y de oración?
Y también puede ser que la mejor forma de reaccionar a esta tragedia sea negarnos a
volver a la normalidad.
Tal vez la reacción más ejemplar fuera la de Jerry Glick y Tom Burnet, pasajeros del vuelo
93. Minutos antes de que el avión se estrellara en Pensilvania se comunicaron con sus
esposas por teléfono celular y les dijeron: "Todos vamos a morir, pero tres de nosotros
vamos a hacer algo".
Nosotros también podemos hacer algo. Podemos tomar la determinación de interesarnos
más por el prójimo. Podemos tomar la decisión de orar más. Y podemos resolver, con la
ayuda de Dios, no volver jamás a la normalidad.
Max Lucado.

Una vocecilla suave

Dios la rescató en el último momento

Dale Hurd, CBN News


NUEVA YORK.-Mientras los dos aviones secuestrados se dirigían a las Torres Gemelas,
una mujer oraba camino a su escritorio en el piso 61. Era una mañana como otra
cualquiera cuando sucedió la tragedia. Se anunció que había que quedarse en el edificio,
pero una voz interior sin palabras le dijo a Dawn Robinson que debía marcharse.
Dawn recuerda: "Antes de hacer mis oraciones de la mañana, acostumbro rogar a Dios
así: "Ayúdame en esta jornada. Me gozaré y alegraré en este día que me has dado."
Aquella mañana, mientras me dirigía al piso 61, oré al doblar una esquina: "Te doy
gracias, Señor, por este día que me va a ir tan bien"".
Poco después de que se estrellara el primer avión contra el World Trade Center, Dawn se
dirigió en medio de la confusión a un piso inferior con algunos compañeros para
averiguar qué ocurría. Le habían dicho que no pasaba nada y que volviera a su oficina.
Dawn añade: "Me dirigía a mi oficina, pero a mitad del camino, mientras iba en el
ascensor, algo hizo que me detuviera. No fue que tratara de decidir si debía volver al piso
donde trabajaba. Era como si en un instante hubiera comprendido que no tenía más
remedio que salir del edificio. De inmediato sentí claustrofobia. Me dio una sensación
extraña pero bien concreta. No era que quizás no debía subir a mi oficina. En ese
momento tuve plena seguridad de que tenía que salir de allí a toda costa. Para mí no hay
duda de que el Espíritu Santo me habló en ese momento."
"Me di la vuelta y vi a algunos de mis compañeros de trabajo. Les dije: "Tenemos que
irnos. Ahora mismo. ¡Vámonos!" Llegamos a las escaleras, y calculamos que
probablemente el 75% de las personas se quedaron, porque era lo que se les había dicho.
Unos se quedaron y fueron a la cafetería y otros intentaron volver a los pisos superiores.
"Sin embargo, una voz en mi interior me ordenaba: "Sal cueste lo que cueste. Vete de
aquí." Así que echamos a correr por las escaleras, y no olvidemos que miles de personas
ya iban bajando a todo correr cuando nosotros empezamos. No estoy segura, pero me
parece que estábamos en el piso 42 cuando el avión se estrelló contra nuestro edificio.
En ese momento, todavía no sabíamos que estaban estrellándose aviones contra
nuestros edificios. Es más, en ese instante, alguien comentó: "Serán terroristas", y nos
reímos, pues todos pensábamos que de ningún modo podía ser eso lo que pasaba.
"Como decía, echamos a correr escaleras abajo, y creo que íbamos por el piso 42 cuando
el avión se estrelló y la onda expansiva nos precipitó contra las paredes. La gente se puso
a gritar y se desató la histeria. El humo nos envolvía. Caía agua de arriba. Algunos
gritamos: "¡Avancen! ¡Rápido!" En una situación así te mueres de miedo, porque sabes que
te faltan 40 pisos para llegar y te llevará mucho tiempo bajarlos entre los miles de
personas que se van juntando en las escaleras."
"Seguí orando en voz muy alta: "Señor, protégenos. Jesús, acompáñanos." Cuando
llegamos al nivel de la calle, encontramos unas puertas por donde salir. Una vez afuera,
no paraban de caernos encima escombros. Huíamos, sin exagerar, del fuego que se veía
detrás. Entonces oí de nuevo el mismo ruido como de una explosión que había oído en mi
oficina."
Mientras se le llenaban los ojos de lágrimas, Dawn añadió: "Creía que nos estaban
bombardeando, porque no se podía mirar para arriba. Literalmente no veías más allá de
tus narices."
Dawn aclaró que era evidente que Dios tenía todas las intenciones de sacarla de allí, y
agregó:
"Siento como si se me hubiera dado una nueva oportunidad de vivir. Si Dios no me
hubiese detenido y dado aquella sensación de urgencia, ahora no podría contarlo, porque
el segundo avión chocó contra el piso donde trabajaba y lo incendió."

***

Promesas de protección en la Biblia

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto,
no temeremos aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del
mar" (Salmos 46:1- 2).
"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás
conmigo; Tu vara y Tu cayado me infundirán aliento" (Salmo 23:4).
"Estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice el Señor" (Jeremías 15:20).
”El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, Él te libre" (Daniel 6:16).
"Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: "Este es el camino, andad por
él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda" (Isaías 30:21).
"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20).
"Yo soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha y te dice: "No temas, Yo te ayudo"
(Isaías 41:13).

Una botella de leche

¿Nos habla Dios en la actualidad?

Un joven había asistido a un estudio de la Biblia un miércoles por la noche. El pastor había
hablado de escuchar a Dios y obedecer la voz del Señor. El joven no pudo menos que
preguntarse: "¿Hablará Dios todavía a la gente?"
Al término del culto, salió con unos amigos a tomar café y comer pastelillos. Mientras lo
hacían, conversaron sobre lo que les había dicho el pastor. Varios de ellos explicaron que
Dios los había orientado de diversas formas.
Serían como las diez, cuando el joven se subió a su automóvil para regresar a su casa. Se
sentó en el auto y oró: "Dios, si es verdad que todavía hablas a la gente, te ruego que me
hables. Te escucharé. Haré cuanto esté en mis manos para obedecer lo que me
indiques." Empezó a conducir por la calle principal de la ciudad, y de pronto oyó en su
interior una voz que le pedía: "Para a comprar una botella de leche".
El joven sacudió la cabeza y dijo en voz alta: "Dios, ¿eres Tú el que me habla?" Como
nadie le respondió, continuó hacia su casa. Sin embargo, volvió a oír la misma frase
resonando en su cabeza: "Compra una botella de leche".
El joven recordó la anécdota del joven Samuel en la Biblia, que no reconoció al principio
que la voz que lo llamaba era la de Dios (1º de Samuel 3:2-10). Así pues, oró: "Está bien,
Señor, por si acaso eres Tú el que me habla, compraré la leche". Aquello no parecía una
prueba de obediencia muy difícil.
Pensó que la leche siempre le podría servir. Se detuvo a comprarla y reanudó el camino a
casa. Al pasar ante la Calle Séptima sintió una imperiosa necesidad de transitar por ella.
Oyó la misma voz, que esta vez le ordenaba: "Ve por esa calle".
El joven pensó que aquello era una locura y pasó de largo. Una vez más, sintió el impulso
de ir por la Calle Séptima.
En el siguiente cruce, volvió y se dirigió a la Calle Séptima. Tomándoselo medio en broma,
dijo en voz alta: "Está bien, Dios, lo haré". Al cabo de varias cuadras, sintió el impulso
repentino de detenerse. Se detuvo al borde de la acera y miró a su alrededor. Estaba en
una zona semicomercial. No era ni el mejor ni el peor barrio. Los negocios estaban
cerrados y la mayoría de las casas estaban a oscuras; daba la impresión de que sus
moradores ya se hubiesen ido a dormir.
Esta vez, la voz le dijo: "Quiero que vayas a darles la leche a las personas de aquella casa
de enfrente". El joven observó la vivienda en cuestión: tenía las luces apagadas y parecía
que sus ocupantes no estuvieran allí, o bien ya dormían. Empezó a abrir la puerta de su
automóvil y volvió a sentarse, mientras le decía al Señor: "Esto es una locura. Los que
viven en esa casa ya están durmiendo. Si los despierto, se enojarán y quedaré como un
estúpido."
De nuevo, le embargó la sensación de que debía ir a entregar la leche a los ocupantes de
aquella morada. Por fin, abrió la puerta del automóvil y asintió: "Está bien, Dios, si eres Tú
el que me habla, me dirigiré a esa casa y entregaré la leche a los moradores. Si quieres
que me crean loco, está bien. Allá voy." Cruzó la calle y tocó el timbre. Alcanzó a oír algo
de ruido en el interior de la casa.
Una voz de hombre preguntó: "¿Quién es? ¿Qué desea?" La puerta se abrió antes de que el
joven tuviera oportunidad de acobardarse y huir. El que abrió la puerta era un señor
vestido con pantalones de mezclilla y una camiseta. Daba la impresión de que acabara de
levantarse de la cama. Tenía un semblante extraño. No parecía muy contento de que
hubiera un desconocido parado allí en su puerta, y preguntó:
-¿Qué se le ofrece?
El joven alargó la mano para ofrecerle la botella de leche antes de decir:
-Tome. Aquí tiene.
El hombre tomó la botella y corrió por el pasillo, hablándole a alguien en voz alta.
Después, al otro extremo del pasillo apareció una mujer con la botella de leche en la
mano que se dirigía a la cocina. El hombre la siguió, con un bebé en brazos. La criatura
lloraba. Al hombre también le rodaban las lágrimas por el rostro. Con la voz entrecortada
por el llanto, explicó:
-Mi esposa y yo acabábamos de orar. Este mes tuvimos que pagar unas deudas y nos
quedamos sin dinero. No teníamos ni para comprarle leche al bebé. Acababa de pedirle a
Dios que me indicara cómo podía conseguir algo de leche.
La esposa, que estaba en la cocina, gritó desde allí:
Había pedido a Dios que enviara un ángel con... ¿no será usted un ángel?
El joven sacó su billetera y puso en la mano de aquel hombre todo el dinero que llevaba
encima. Luego, se despidió y se dirigió a su automóvil con las lágrimas corriéndole por la
cara. Ahora no le cabía duda de que Dios todavía responde a las oraciones.
Anónimo

Un poco de ánimo llega muy lejos

Algunos de los mayores triunfos que constan en los anales de la Historia son precedidos
por una palabra de ánimo o un acto de confianza por parte de un ser querido o un buen
amigo. De no haber sido por su esposa Sophia, que tenía mucha fe en que su marido
llegaría a triunfar, Nathaniel Hawthorne no se contaría entre los nombres más celebres de
la literatura anglosajona.
En cierta ocasión, Nathaniel, volvió a casa descorazonado y le dijo a su esposa que era un
fracasado porque acababan de despedirlo de su empleo en la aduana. Pero ella lo
sorprendió exclamando con alegría y voz triunfante:
-¡Ahora podrás escribir tu novela!
-Sí -contestó con poca confianza-, pero, ¿de qué viviremos mientras lo hago?
Sorprendido, vio como Sophia abría un cajón y extraía una cantidad considerable de
dinero.
-¿De dónde lo sacaste? -preguntó él.
-Siempre tuve la certeza de que tenías talento para escribir -respondió su esposa-. Jamás
dudé que algún día escribirías una obra maestra. Por eso, todas las semanas apartaba un
poco de lo que me dabas para los gastos de la casa. Con esto nos basta para vivir un
año.
La confianza de aquella esposa dio pie a que Nathaniel escribiera La letra escarlata,
considerada su obra maestra y un clásico de la literatura estadounidense.

El banquero y el mendigo

Cierto banquero tenía por costumbre dar una moneda a un mendigo sin piernas que se
sentaba en la calle a las puertas de su banco. A diferencia de la mayoría de los
transeúntes, el banquero siempre tomaba un lápiz de los que ofrecía el mendigo y le
recordaba:
-Usted es comerciante, y cuando compro algo me gusta emplear bien el dinero.
Un día, el pordiosero sin piernas no estaba en la acera.
Transcurrió un tiempo y el banquero se olvidó de él, hasta que un día entró a un edificio
público y vio sentado en un stand al mismo hombre, el cual ya no mendigaba. Se notaba
que era el dueño de aquel pequeño negocio.
-Siempre tuve la esperanza de que viniera algún día -le dijo el ex limosnero-. Usted me
ayudó mucho a prosperar. Me dijo tantas veces que yo era un comerciante que empecé a
verme como tal, y en vez de aceptar limosnas me puse a vender lápices. Y vendí muchos.
Usted me devolvió la dignidad. Hizo que empezara a verme con otros ojos.

Tan solo una tarjeta

Susan tenía unos conflictos enormes. Tenía que afrontar cuestiones muy delicadas
relativas a su pasado, su marido se había distanciado emocionalmente de ella y la familia
atravesaba problemas económicos. No obstante, se las arreglaba para guardar las
apariencias en el trabajo, aunque hasta llegó a pensar en suicidarse.
Un día recibió una tarjeta de Navidad. Era de su jefe, que había escrito de su puño y letra:
«No sé qué haría sin usted. Gracias por ser tan competente y amable.»
Más adelante, ella comentó:
-Enmarqué la tarjeta y la puse en la pared de mi cocina. Es como un letrero que me
recuerda que valgo.
Así pues, mande esa tarjeta que tenía pensado enviar. Escriba una nota a alguien. Brinde
palabras de ánimo en el nombre de Jesús. Dé una palmadita en la espalda, conforme le
indique el Señor.
Es posible que infunda ánimo a alguien que lo necesite en ese preciso momento.

***

En la Biblia leemos: «Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como
conviene» (Proverbios 25:12).

«Animaos unos a otros». (1ª a Tesalonicenses 5:11)

«Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos»
(Proverbios 16:24).

«Tu amor me ha alegrado y animado mucho» (Filemón 1:7, Nueva Versión Internacional).

Estrellas en la corona

una señorita se hallaba ante el espejo, ajustando un ornamento sobre su cabello para que
pudiera brillar mejor.

Estaba preparándose par ir a una fiesta. Observando por el espejo a su hermana pequeña,
le dijo:

-Ana, ¿qué te pasa?

-sólo estaba pensando - replicó la niña.

-Pero, pensando, ¿qué?

-Pensando sobre lo que dijo mi maestro de la Escuela Dominical el Domingo pasado: Que
si podemos ganar un alma para Cristo, tendremos una estrella en nuestra corona, y
estaba preguntándome si mi estrella brillaría más que tu diamante.

La señorita fue a la fiesta y volvió cansada. Fue a su cuarto y halló a su hermana


durmiendo. Sus rizos medio cubrían su frente. La hermana mayor se arrodilló al lado de la
cama y tendiendo sus brazos sobre el cuello de la niña, dijo:

-¡Oh, Señor!, permíteme ser la estrella en la corona de mi hermanita.

Entonces despertándola, le dijo:

-¡Oye, querida! ¡Yo voy a ser la estrella de tu corona!. Lo que has dicho ha ganado mi
corazón.

El maestro de la Escuela Dominical ganó a la niña y la niña ganó a su hermana, y la


hermana ganó a otros después.

Y tú, amable lector… ¿ya has ganado una estrella para tu corona?.

VUELVE A EMPEZAR...

AUNQUE SIENTAS EL CANSANCIO ...

AUNQUE EL TRIUNFO TE ABANDONE…

AUNQUE UN ERROR TE LASTIME …

AUNQUE UN NEGOCIO SE QUIEBRE ...

AUNQUE UNA TRAICION TE HIERA...

AUNQUE UNA ILUSION SE APAGUE…

AUNQUE EL DOLOR QUEME TUS OJOS...

AUNQUE IGNOREN TUS ESFUERZOS...


Jue. 13 Dic. 2018 / 9:07:19 AM

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Ilustraciones

Págs. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 Sección 20
29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Aprendiendo a cargar...
Parado en el camino
Plumas en el camino
Aprendiendo a cargar paquetes Frente al espejo
Y entendió el por qué...
¡El amor!
“Se te olvidó, papá, enseñarme a llevar paquetes. ¿Cuándo se contó conmigo en casa? ¿Va a ayudarme?
Vestida de blanco
¿Cuándo tuve que recoger a mis hermanos del colegio? Ayer mandaste al chofer a hacer ¿Y ud. quién es?
mis trámites para la Universidad. Se te olvidó, papá, dejarme pagar mi colegiatura. Semáforo
¿Cuándo tuve que lavar el coche los domingos y arreglar el jardín, recoger las hojas y
sacar al perro y lustrar mis zapatos? ¿Por qué no me mandaste a comprar las medicinas Nota
a la farmacia o recibir el gas y pagarlo? En vacaciones, ¿por qué no fui a la fábrica a
empacar zapatos? ¿Por qué no escogía yo mi ropa y la cambiaba, si no me gustaba? ¿Por Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
qué no compré yo solo algo que me gustaba, sin que tú me dijeras qué comprar? lágrimas.

Mamá, ¿por qué me dejabas sin ir a comprar leche cuando yo me negaba?. ¡Se te olvidó
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
ser firme y mandarme, mamá! Más fácil que el chofer y las sirvientas hicieran bien las nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
cosas y sin riesgos, ¿por qué no se arriesgaron a dejarme llevar un paquete? Se les olvidó darte el crédito correspondiente.

enseñarme a ser hombre. Ya a los 18 años se me caen las manos. A mí también me da


vergüenza. Fíjate que en la Universidad nombraron a Roberto delegado del grupo. Dicen
que tiene responsabilidad. A Juan lo nombraron coordinador de la excursión del profesor
de Historia. Y recibe las cuotas y da los avisos. Y a Robles lo nombraron capitán y está
uniformando a su equipo. Consiguió él mismo el 25% de descuento en los uniformes.
Pero Robles desde chico lava el coche de su casa y arregla el jardín, y Roberto recoge a
sus hermanas aunque llueva o tenga mucha flojera. Y a tu hijo lo dejaron sin paquete.
Dicen que no tengo responsabilidad.

Se te olvidó, papá, enseñarme desde chico a cargar paquetes y llevarlos aunque llueva, o
tuviera flojera, o me enojara y les dijera que eran injustos. Se te olvidó contar conmigo. No
quisiste arriesgar un poco. No me diste confianza gradualmente. No me fuiste dejando
paquetes a la medida de mis 5, 9, ó 12 años. Y mi voluntad se quedó raquítica con tantos
pretextos, al sentirme yo un niño que no debía hacer nada. Por favor, papá y mamá,
enseñen a Arturo mi hermano de 8 años a llevar paquetes número 8, y a Adriana, de 9, sus
paquetes de 9. Y no tendrán que decirles: “Eres un niño y un irresponsable con 18 años
encima”. Y llegará el momento en que sepan llevar paquetes número 25 y 40. Dicen que
son paquetes: la vida, la familia, las relaciones con los demás, el colegio, el trabajo y la
profesión. Y tantos paquetes tirados en la calle ...

¿Cuántos se cayeron de las manos con vergüenza? No se les olvide, papás, de entrenar a
ser hombre a Arturo y mujer a Adriana. Y no es tarea fácil, no es sólo asunto de cargar
paquetes, sino saberlos llevar bien, con cuidado, amor y responsabilidad. Para que no
haya tantos paquetes tirados en la calle. Porque aun sin entrenamiento tendrán que
cargar sus paquetes del número 20, 30 y 50.”

Parado en el camino

Un conductor se desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta,


estaba molesto, fastidiado porque había tenido un
problema con su jefe, lo había suspendido injustamente del trabajo.
De repente, justo después de una curva, aparece un hombre parado en medio de la vía,
haciendo señal de parada con los brazos de una forma desesperante.

El conductor, sorprendido y fastidiado, toca insistentemente la bocina para ver si así el


individuo se retiraba del camino, pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare
con sus brazos.

- Debe de estar loco - dijo el conductor - mientras pisaba el freno provocando un fuerte
chillido y dejando dos largas marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto
antes de atropellar a aquel hombre.

Muy enojado, se baja del carro, y estrellando la puerta de su automóvil se dirige hacia el
hombre y le dice:
- ¿Acaso no tienes ojos?, ¿No ves lo peligrosa que es esta carretera y te atraviesas en ella
como si nada?, ¿O acaso eres loco para no ver el peligro que corres?. Te pude atropellar,
ya tengo muchos problemas para el día de hoy.

- No mi amigo, no estoy loco - le contestó el individuo -lo que pasa es que el puente que
está en la próxima curva acaba de desplomarse y sabía que si no hacía algo, usted caería
en el fondo del barranco.

Tenía que arriesgarme para ver si podía evitar que muriera.

Plumas en el camino

Un hombre empezó a esparcir rumores sobre uno de sus vecinos. En pocos días, todo el
vecindario conocía los chismes, que no tardaron en llegar a oídos de la persona
involucrada. Por supuesto ella se ofendió mucho y quedó muy dolida.
Con el tiempo, la persona que empezó a esparcir los rumores descubrió que lo que ella
había dicho era completamente falso. Buscando resarcirse de su error, ella fue a ver a un
sabio para preguntarle qué podía hacer para reparar el mal que había hecho.
El sabio respondió: Ve al mercado, compra una gallina y mátala. En el camino hacia tu
casa, quítale todas las plumas y tíralas, una por una, a lo largo del camino.
Bastante sorprendida por el consejo, pero sin ánimo de contrariar, la persona hizo lo que
el sabio le había pedido. Y al día siguiente volvió a ver al sabio y le preguntó: ¿qué hago
ahora?
El sabio le pidió que hiciera lo siguiente: Ahora regresa por el camino que tomaste al ir del
mercado a tu casa y junta todas las plumas que tiraste ayer para traérmelas a mí.
Siguiendo las recomendaciones, la persona tomó el mismo camino, pero quedó
tremendamente decepcionada ya que se dio cuenta que el viento había volada todas las
plumas, llevándolas quién sabe dónde. Apenas consiguió recuperar 3 plumas, y eso
después de muchas horas de búsqueda.
Cuando regresó para ver al sabio para contarle su fracaso, él le dijo: Ya ves como es
sencillo tirar las plumas por el camino y casi imposible recuperarlas. Así es también con
los rumores y los chismes. No lleva mucho tiempo esparcirlos, pero una vez hecho, uno
nunca puede deshacer totalmente el daño realizado”.

Frente al espejo

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en


evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes
en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus
fuertes opiniones.

Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse
ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de
superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está
vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error
imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de
respeto".

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la
multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, estás mirando un
espejo".

Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir,
parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo
más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas es
más fácil negarlas que reconocerlas, por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues
solo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.

El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se aparta alcanzará
misericordia. Proverbios 28:13

Y entendió el por qué Dios se hizo hombre.

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba
de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era
creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios
desdeñosos de su marido.

Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al
oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido
que los acompañara, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando
la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!

Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.


Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una
ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora
tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea. Al cabo de un rato, oyó
un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró
hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando
empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la
ventana.

En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban
camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve
y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban
aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un
rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su
ventana.

Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos. -Sería ideal que se quedaran en el granero
-pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la
esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no
obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado
cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus
circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió
asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo
en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en
dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en
todas direcciones menos hacia el granero.

Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían
abrigados y seguros. -¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de
que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?

Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser
humano. -Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz
alta. Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico
de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A
continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del
establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.

El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había
pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en su mente:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos! -Pero, ¿Por qué iba Dios a
querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!

Sin embargo, por un rato su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea... Y
de pronto, todo empezó a cobrar sentido y entendió que eso era precisamente lo que
había hecho Dios. Y comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a
la Tierra.

Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a
punto de perecer. Dios hizo que Su Hijo se hiciera como uno nosotros a fin de salvarnos e
indicarnos el camino.

Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de


rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por hacerte hombre para
salvarme, para sacarme de la tormenta de mi incredulidad, y para mostrarme cual es mi
definitiva morada !"

¡El amor!

Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque.

Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes,
con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar
raíz. En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor voy a invertir mi savia en tener una buena raíz:
así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos
colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y
otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.
El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, presumiendo sus flores y
perfumes, meneando el abundante follaje.

-"¡Laurel!... (le decían) ¿para qué quieres tanta raíz? Mira, a nosotros todos nos alaban
porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate
sólo de ti!"

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso
tenía raíces fuertes.

Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los
árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente
golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.

En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió
unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos
difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu
corazón... allí... en tu alma...Y es: ¡EL AMOR!...

¿Y Ud. quién es?

Hace mucho tiempo, un sargento de un batallón insultaba y reprendía fuertemente a los


soldados, que no podían sacar un vehículo atascado en el fango.

En ese momento se presento un señor de figura alta y delgada.

Observo la situación y preguntó al sargento por que no ayudaba a los soldados.

"Por que he de hacerlo? Yo soy el sargento", contestó con altanería.

Sin perdida de tiempo, el hombre recién llegado, alto y flacucho, se quito la chaqueta y se
unió a los soldados en la dura faena de sacar el vehículo del lodazal en que estaba
sumergido.

Terminada la tarea, ese hombre se lavó las manos en un pozo de agua, se puso la
chaqueta y dijo al sargento: "Cuando usted necesite de mi ayuda, ruégole llamarme, que
con mucho gusto le ayudaré".

"Y quién es usted?" le preguntó el sargento: "Yo soy ABRAHAM LINCOLN, presidente de la
Nación."

Existen esos hombres que, con sus acciones, aún ostentando una posición cimera, no
dudan en servir a los de más baja posición, sin necesariamente tener que humillarlos con
ello. Mas bien llevan un mensaje de grandeza, porque el hombre se eleva más
precisamente cuando está de rodillas

¿Va a ayudarme?

En 1989, un terremoto de magnitud 8.2, sacudió a Armenia, matando a más de treinta mil
personas en menos de cuatro minutos.

En medio de la devastación y el caos total, un padre dejó a su mujer a salvo en la casa,


corrió al colegio donde suponía debía estar su hijo y al llegar, descubrió que el edificio
había sido destruido.

Después del trauma del shock inicial, se acordó de la promesa que le había hecho a su
hijo: "Pase lo que pase, ¡siempre estaré para ayudarte!" Y se echó a llorar. Al mirar la pila
de escombros que en algún momento habían sido la escuela, parecía no haber esperanza,
pero no obstante siguió recordando el compromiso con su hijo.

Empezó a concentrarse en el camino que hacía cada mañana cuando llevaba a su hijo al
colegio. Al recordar que el aula de su hijo debía de estar en el ángulo derecho posterior
del edificio, corrió hasta allí y empezó a cavar entre los cascotes.

Mientras cavaba, llegaron otros padres desolados, que se golpeaban el corazón


exclamando: "¡Mi hijo!""¡Mi hija!"
Otros padres bien intencionados trataron de apartarlo de lo que había quedado de la
escuela.
-¡Es demasiado tarde!
-¡Están muertos!
-¡No puede ayudar!
-¡Váyase a su casa!
-Vamos, enfrente la realidad, no hay nada que pueda hacer!
-¡No hace más que empeorar las cosas!
A cada uno él le respondía con la misma frase:- ¿Va a ayudarme ahora? -Y luego seguía
removiendo piedra por piedra para encontrar a su hijo.

El jefe de bomberos se presentó y trató de alejarlo de los escombros de la escuela: -Están


propagándose incendios, hay explosiones por todas partes. Corre peligro. Nosotros nos
encargaremos-le dijo-. ¿Va a ayudarme ahora? -respondió este padre armenio amoroso y
abnegado.

Llegó la policía y alguien dijo: -Está enojado y angustiado. Pone en peligro a los demás.
Váyase a su casa. ¡Nosotros lo manejaremos!
Al oír esto, replicó:
-¿Va a ayudarme ahora? -Nadie lo ayudó.
Valientemente, siguió solo porque necesitaba saber por sí mismo si su hijo estaba vivo o
muerto.
Cavó durante ocho horas...doce horas...veinticuatro horas...treinta y seis
horas...entonces, cuando habían pasado treinta y ocho horas, movió una piedra grande y
oyó la voz de su hijo. Gritó su nombre -¡Armando!
-¿Papá? ¡Soy yo, papá! Les dije a los otros chicos que no se preocuparan. Les dije que si
estabas vivo, me salvarías y al salvarme a mí, estarían a salvo. Lo prometiste: "¡Pase lo
que pase, siempre estaré para ayudarte!"
Lo hiciste, papá.
-¿Cómo están las cosas ahí? ¿Qué pasa? -preguntó el padre.
-Quedamos catorce de los treinta y tres, papá. Estamos asustados, tenemos hambre, sed
y nos alegra que estés aquí. Cuando el edificio se derrumbó, se formó un hueco, como un
triángulo y nos salvó.
-¡Ven, sal de ahí, hijo!
-No, papá. Primero que salgan los otros chicos porque sé que me salvarás. Pase lo que
pase, sé que estarás para ayudarme.

Vestida de blanco.

Una joven discutía acaloradamente con su padre y defendía sus derechos de asistir a una
fiesta popular, un lugar donde se reunían personas de no muy buena reputación. El padre
le daba razones contundentes, pero la joven se resistía a aceptarlas.

Inesperadamente, la discusión cambió de giro y el padre la invitó a bajar juntos al sótano


donde había mucho polvo y se guardaba carbón, pero que lo hiciera con un vestido
blanco. Ante la propuesta de su padre, la joven replicó que si podía bajar, pero no con el
traje blanco, pues se le iba a ensuciar.

"Ves hija mía, dijo el padre con voz amorosa, nada impide que puedas bajar al sótano con
un traje blanco, pero si hay mucho que impida que puedas subir con el mismo color.

De la misma manera, nada impide que asistas a ese sitio que deseas ir; pero ten por
cierto que no regresarás la misma, algo de lo que es tuyo se perderá allí".

¿Y ud. quién es?

Hace mucho tiempo, un sargento de un batallón insultaba y reprendía fuertemente a los


soldados, que no podían sacar un vehículo atascado en el fango.

En ese momento se presento un señor de figura alta y delgada.

Observó la situación y preguntó al sargento por qué no ayudaba a los soldados.

¿Por qué he de hacerlo? Yo soy el sargento", contestó con altanería.

Sin pérdida de tiempo, el hombre recién llegado, alto y flacucho, se quitó la chaqueta y se
unió a los soldados en la dura faena de sacar el vehículo del lodazal en que estaba
sumergido.

Terminada la tarea, ese hombre se lavó las manos en un pozo de agua, se puso la
chaqueta y dijo al sargento: "Cuando usted necesite de mi ayuda, ruégole llamarme, que
con mucho gusto le ayudaré".

¿Y quién es usted? le preguntó el sargento: "Yo soy ABRAHAM LINCOLN, presidente de la


Nación."

Existen esos hombres que, con sus acciones, aún ostentando una posición cimera, no
dudan en servir a los de más baja posición, sin necesariamente tener que humillarlos con
ello. Mas bien llevan un mensaje de grandeza, porque el hombre se eleva más
precisamente cuando está de rodillas.

Semáforo

Aquel día me desperté con mucha flojera y renegando, con mucho trabajo pude
deshacerme de las cobijas, me dirigí al baño arrastrando los pies y el alma, mientras
maldecía el tener que levantarme de la cama sin poder quedarme en ella todo el día.

Desayuné con los ojos tan cerrados como mi mente.

Tal pereza me dominaba, tanto, que por no meter el pan en el tostador preferí comerlo frío
y beber la leche directamente de la botella.

¿Por qué tener que trabajar? ¡Esa sí era una verdadera maldición!

Me conduje a la oficina en mi vehículo, con asientos de piel y calefacción, observando en


el camino el pavimento humedecido por la lluvia, y seguía maldiciendo el tener que ir a
trabajar.

El semáforo marcó el alto, y, de pronto, como un rayo, se colocó frente a todos los
automóviles algo que parecía un bulto.

Por curiosidad abrí más mis ojos somnolientos y pude descubrir que lo que parecía un
bulto, era el cuerpo de un joven montado en un pequeño carro de madera.

Aquel hombre no tenía piernas y además le faltaba un brazo.

Sin embargo, con su mano izquierda lograba conducir el pequeño vehículo y manejar con
maestría un conjunto de pelotas con las que hacia malabares.

Las ventanillas de los automóviles se abrían para dar una moneda al malabarista que
llevaba un pequeño letrero sobre el pecho.

Cuando se acercó a mi auto pude leerlo:

"Gracias por ayudarme a sostener a mi hermano paralítico", y con su mano izquierda


señaló hacia la vereda y ahí pude ver a su hermano, sentado en una silla de ruedas
colocada frente a un atril que sostenía un lienzo, y con su boca movía magistralmente un
pincel que daba forma a un hermoso paisaje.

El malabarista mientras recibía ayuda, vio el asombro de mi cara y me dijo:

"¿Verdad que mi hermano es un artista?, por eso escribió esa frase sobre el respaldo de
su silla",

Entonces leí la frase que decía:

"¡Gracias, oh Dios, por los dones que nos das!, contigo no nos falta nada."

Recibí un fuerte golpe en mi interior mientras el hombre-bulto se retiraba y el semáforo


apagaba el color rojo para encender el verde.

Mi semáforo interior cambió desde aquel día. Nunca más se me volvió a encender la
señal de alto, que me paralizaba por la pereza.

Siempre he tratado de mantener la luz verde y realizar mis trabajos y actividades sin
detenerme, y con el mejor ánimo posible.

Aquel día descubrí, ante aquellos jóvenes, que yo era el paralítico!

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:07:36 AM

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Ilustraciones

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30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Mansiones en el cielo
Le dio el jamón más...
El rabino y la plata
Mansiones en el cielo Víboras en su sepulcro
3 clases de ateos
¿Por qué ir a la iglesia?
Se cuenta que una mujer multimillonaria, asistía regularmente a la iglesia, aunque mas Un mensaje para otros
por costumbre que por deseos de servir a Dios. No regañar
Esposa que valía 8 vacas
La gran piedra
Ella siempre que escuchaba acerca del cielo, no sentía mucho interés, ya que, según
decía ella, tenía aquí todo lo que deseaba, que no le interesaba en lo mas mínimo estar en
el cielo. Nota

Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es


Por eso era que, al pasar el los platos de las ofrendas, siempre echaba solo unos cuantos posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
pesos, pensando que ella no necesitaba de recompensas en el cielo.

Hasta que un día murió, llegó al cielo, y vio que las mansiones, a vista de ella, no eran muy Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
diferentes a la mansión en la ella vivía en la tierra, y pensó: "Por lo menos no extrañaré darte el crédito correspondiente.
mucho mi casa".

Al momento se le acercó un ángel que se ofreció a guiarla hasta el lugar en que viviría por
toda la eternidad y ella aceptó sin mucho interés. Empezó a caminar en pos del ángel,
pero al ver que caminaba y caminaba y no llegaba, comenzó a desesperarse, hasta que
vio dos bellísimas mansiones, y se para el ángel frente a ellas y ella pregunta: "¿Cuál de
esas es la mía?" "Ninguna", responde el ángel. Es aquella que está detrás de esas. Ahí
estaba una pobrecita casa de madera, muy vieja, con hoyos por todos lados, y con
muebles tan mal hechos.

Entonces la mujer aquella reclamó: "¿Y por qué me van a dar ese tipo de casa y no de las
otras?"

El ángel responde: "Porque es todo lo que pudimos hacer con lo que mandaste desde la
tierra".

Le dio el jamón más grande

Si tienes tendencias a ser avaro, procura ser lo más generoso posible, como lo hizo un
campesino rico del Estado de Nueva York, del cual me han contado.

Antes de su conversión era muy miserable. Poco después de que aceptó a Cristo, se le
presentó un pobre que había perdido todas sus posesiones en un incendio. El campesino
resolvió darle algunos comestibles, y pensó que entre ellos le daría un jamón. Cuando iba
a buscarlo, el Diablo le susurró al oído: "Dale el más chico que tengas."

Luego de una lucha, el hombre sacó el jamón más grande que pudo encontrar. Entonces
el Diablo le dijo: "¡Eres un tonto!"

El campesino le dijo: "Mira, Diablo: si no te callas, le voy a dar a este hombre todos los
jamones que tengo en la despensa."

El rabino y la plata

"Un día, el rabino Eglón recibió la visita de un hombre muy religioso, muy rico y muy avaro.
El rabino llevó a una ventana. ¿Qué ves? Le preguntó. Veo gente le respondió el rico.
Entonces el rabino lo llevó ante el espejo. ¿Y ahora qué ves? Volvió a preguntarle. Me veo
a mí mismo le contestó el otro. El rabino entonces le dijo: Pues, en la ventana como en el
espejo, hay un cristal; sólo que el del espejo se halla recubierto por una capa de plata y, a
causa de la plata, no se ve el prójimo, si no se ve uno a sí mismo."
Víboras en su sepulcro

En cierta ciudad de los Estados Unidos vivió hace tiempo un hombre rico, bien conocido,
llamado Zet Pedil, quien no creía en la existencia de Dios; se burlaba de los cultos
evangélicos y de los que creían en Dios. Un día, este ateo dijo delante de muchos testigos
lo siguiente: "Si Dios existe y es verdad lo que dice la Biblia, que mi cuerpo habite entre
víboras cuando yo esté en el sepulcro."

No mucho después, en 1908, este ateo murió a la edad de 82 años, y cuando bajaban su
cadáver al sepulcro, había en él una enorme víbora. Después de esto siempre se han
encontrado víboras alrededor del sepulcro del ateo. El sepulturero dijo que una vez mató
cuatro víboras en esa tumba, mientras que en otras no se encuentra ninguna. Otro
escribió: "El sepulcro de este hombre esta siempre lleno de víboras. En cualquier tiempo
que lo visitéis, encontraréis estos animales; el año pasado visitamos ese lugar veinte
personas y encontramos veinte víboras. "Y se dice que entre más víboras matan, más
abundan.

En 1931, el director de un periódico escribió lo siguiente: "En abril visité la tumba del ateo
Zet Pedil y vimos en él seis víboras negras; mi compañero mató a una de ellas a las que
fotografiamos. El sepulturero nos dijo que esa mañana él había matado cuatro, y que
hacía algún tiempo habían abierto el sepulcro y lo habían limpiado para extinguir los
animales, pero no habían tenido éxito. Y otro hombre dijo: "Es notable que en los
sepulcros adjuntos no haya ni una sola víbora, mientras que éste está infestado"

Este hecho, raro y notable, a la vez que verdadero, se ha esparcido por medio de los
periódicos y folletos, acompañados por fotografías. Con esto, muchos hombres juiciosos
e inteligentes se han convencido de su error; pero otros, desgraciadamente, han seguido
en su pecado. Dios contestó el desafío del ateo e hizo que su cuerpo habitara entre
víboras. Cuánta razón tenía el Apóstol al decir: "No os engañéis, Dios no puede ser
burlado" (Gálatas 6:7).

Tres clases de ateos

Juan Link se hallaba un día sentado junto a una mesa con varios jóvenes que se
entretenían conversando acerca de Dios en forma burlona, del ser o no ser, de la muerte y
de otros temas de carácter religioso, titulándose a si mismos de ateos, con marcada
complacencia. Después de escucharlos un breve tiempo silenciosamente, Link les dijo:.
"Señores, hay tres clases de ateos. Hay ateos que han llegado a serlo estudiando los
diversos sistemas de filosofía tanto antiguos como modernos, los que los han llevado por
caminos errados, y al fin confundidos han negado a Dios. No sé si alguno de ustedes se
ha desviado de Dios por sus estudios filosóficos". Todos lo negaron tímidamente.

"Bueno, la segunda clase la componen aquellos que no tienen juicio propio, sino que
semejante a los papagayos van repitiendo lo que oyen de otros ateos”. Ustedes
pertenecen a esta clase. Todos negaron pertenecer a este grupo con cierta indignación.

"Muy bien, la tercera clase se compone de aquellos que tienen mala conciencia, en cuya
vida y conducta hay algo corrompido, de manera que se ven en la necesidad de desear
que no haya un Dios santo y justo. Porque entienden muy bien que si lo hay, la escena
debe de ser espantosa cuando después de la muerte deban comparecer ante su
presencia. Por eso se consuelan ante la afirmación de que "¡No hay Dios!" ¡Así que: seguid
pecando! Mis caballeros, una cuarta clase no hay." Con estas palabras Link se levantó y
salió saludando cortésmente.

¿Por qué ir a la iglesia?

Un cristiano escribió una carta al editor de un periódico quejándose de que ya no tenía


sentido el ir a la Iglesia cada Domingo. "He asistido fielmente por más de 30 años",
escribió el hombre, "y durante todo este tiempo he escuchado a más de 3,000 sermones.
Pero la verdad es que no puedo recordar ni uno solo. Así que, pienso que estoy
malgastando mi tiempo….y creo que el pastor también está malgastando su tiempo en
predicarlos."

Esto dio inicio a una verdadera controversia en la columna de "Cartas al Editor", algo que
hizo que el editor estuviera, por supuesto, bien contento. Siguió por unas semanas hasta
que alguien escribió lo siguiente: "Soy alguien casado por más de 30 años. En todo este
tiempo mi esposa me ha preparado unas 32,000 comidas. Pero la verdad es que no
puedo recordar el menú de ninguna de estas comidas. Pero una cosa reconozco. Cada
comida me nutrió y me dio la fuerza que necesitaba para seguir fielmente en mi trabajo.
Si mi esposa no me hubiera preparado cada una de estas comidas, yo no estuviera
presente aquí hoy."

El periódico nunca recibió más cartas sobre ese asunto.

Proverbios 10:21 – "Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por
falta de entendimiento."

Un mensaje para otros

Se cuenta de un pastor bautista, que estaba cansado de la costumbre de una de sus


miembros, porque al final de cada culto, pasaba a felicitarlo por su sermón, diciéndole:
"Excelente mensaje pastor, justamente era lo que necesitaban los Martínez."

Al otro domingo le decía: "Buen mensaje Pastor, espero que los Pérez ya entiendan". Y
este pastor se esforzaba cada día más, por ver si esta mujer se daba cuenta que los
mensajes eran también para ella, pero siempre pasaba lo mismo; siempre los aplicaba a
otros.

Hasta que un día después de mucho pensar en cómo hacerlo, el pastor citó a esta mujer
en el templo, y al llegar, le dijo que lo esperara mientras terminaba de practicar su
mensaje para el próximo domingo. Ella aceptó, y el pastor predicó con todas sus fuerzas
un sermón dedicado exclusivamente para ella; había investigado toda la vida de ella y sus
problemas personales, sus pecados favoritos, todo, absolutamente todo.

Al estar predicando, el pastor veía que esta mujer ponía mucha atención a sus palabras, y
movía la cabeza en señal de aprobación, a pesar de que duró mas de una hora en la
predicación.

Al terminar vio que la mujer tenía tristeza y preocupación en su cara, y pensó el pastor:"
Realmente le llegó el mensaje a ella, ni como escaparse esta vez. Al ver que ella no iba a
felicitarlo esta vez, él preguntó: ¿Qué le pareció el Mensaje? entonces ella responde:
Excelente, pero lástima que no invitó usted a los Hernández y a los López, a ellos si que
les hace falta escuchar algo así.

Creo que en ocasiones así son muchos de los miembros de nuestras iglesias, aplican a
todos nuestras predicaciones, menos a ellos mismos.

No regañar

“El que caza almas es sabio.” ¿Quieres ganar almas? No regañes ni trates a tus
semejantes con torpeza. No procures derribar todos sus prejuicios antes de haberlos
llevado hacia la verdad. Algunos creen que tienen que voltear todo el andamiaje antes de
que puedan comenzar a trabajar en el edificio. Un joven predicador fue a la iglesia de un
anciano pastor, y durante todo el sermón no hizo más que reprender a la congregación.
Cuando terminó, le preguntó al anciano qué tal le había parecido la predicación. Este le
dijo: “En casa tengo una vaca. Cuando quiero leche, le doy de comer. Ni le grito ni le
insulto.”

Por D.L. Moody

La esposa que valía ocho vacas

Varias cosas pueden cambiar a una mujer. Cosas que ocurren adentro de su vida y cosas
que ocuren afuera de ella. Pero lo que más importa es lo que ella piensa de sí misma.

Cuando desembarqué en Kiniwata, una isla en el Pacífico, llevé conmigo un cuaderno


para tomar apuntes del viaje. Al llegar a casa, mi cuaderno estuvo lleno de descripciones
de la flora y fauna de la isla, las costumbres y ropa típica de los habitantes allí. Pero el
único apunte que todavía me fascina es el que dice: "Johnny Lingo pagó ocho vacas al
padre de Sarita."

A la verdad, no necesito mi cuaderno para recordar el evento. Pienso en ello cada vez
que veo a una mujer despreciar a su esposo o a una esposa reducida a silencio bajo el
escarnio de su esposo. Quisiera decirles, "Necesitas saber por qué Johnny Lingo pagó
ocho vacas por su esposa."

Johnny Lingo no era su nombre verdadero, pero eso es el nombre que Shenkin, el gerente
de la casa de huespedes en Kiniwata, lo llamó. Shenkin era de Chicago y siempre daba
nombres Americanos a todos los isleños. Pero Johnny era el mencionado por muchas
personas en varias ocasiones. Me dijeron que si deseaba pasar algunos días en la isla
vecina de Nurabandi, Johnny Lingo tenía alojamiento. Si quería pescar, él podía indicarme
por dónde. Si buscaba perlas, él podía traerme las mejores. Toda la gente de Kiniwata
hablaban bien de Johnny Lingo, pero a la vez, sonreían cuando se mencionaba su nombre
en una manera casi de burla.

"Deje que Johnny Lingo le ayude encontrar lo que quiere comprar, y también déjele hacer
el negocio," avisó Shenkin. "Johnny sabe hacer un buen trato."
"¡Johnny Lingo!" Un chico sentado cerca abucheó el nombre y se partió de risa.

"¿Qué pasa?" pregunté. "Todo el mundo me dice que Johnny Lingo es el hombre que
puede ayudarme, pero a la vez se ríen de él. ¿Cuál es la broma?"

"Oh, nada. A la gente de aquí les gusta reírse," dijo Shenkin, encogiéndose de hombros.
"Johnny es el más listo y el jóven más fuerte de las islas, y por su edad, es uno de los
más ricos."

"Pero si él es todo lo que me dicen, ¿porqué se reían de él?"

"Por una sola cosa. Hace cinco meses, en el festival de otoño, Johnny llegó a Kiniwata y
encontró a una esposa. ¡Pagó ocho vacas a su padre por ella!"

Me impresionó esto porque sabía de las costumbres de la isla. Dos o tres vacas
compraríán a una esposa regular, y cuatro o cinco vacas comprarían a una muy buena.

"¡Ocho vacas! Debe ser una mujer bellísima."

"No es fea," concedió Shenkin, con una pequeña sonrisa, "Pero el más bondadoso
solamente podía llamarla ordinaria. Sam Karoo, su padre, tenía miedo de quedarse con
una solterona."

"Pero entonces, ¿por qué pagó ocho vacas por ella? ¿No dices que ella no es más que
ordinaria?"

Nunca en las islas se había oído de algo semejante.

"Dije que sería generoso llamarla ordinaria. Es flaca. Camina con sus hombros
encorvados y cabeza agachada. Tiene miedo aún de su propia sombra."

"Bueno pues," dije, "supongo que no hay quien explique las cosas del amor."

"Verdad, y es por eso que los isleños se ríen cuando hablan de Johnny. El mejor
negociante de las islas y engañado por el viejo torpe, Sam Karoo."

"Pero, ¿cómo?"

"Nadie sabe y todos quieren saber. Al conocer que Johnny venía a pedir a Sam por su
hija, los primos presionaron a Sam a pedir tres vacas por ella. Realmente pensaban
recibir dos pero una vaca hubiera sido aceptable bajo las circunstancias. Pero, Johnny
sorprendió a todos al ir donde Sam Karoo anunciando, "Sam Karoo, padre de Sarita,
ofrezco OCHO VACAS por su hija."

"¡Ocho vacas! Yo quería conocer a este Johnny Lingo."

La próxima tarde llegué a la playa de Nurabandi. Me di cuenta cuando pedí la dirección a


la casa de Johnny que nadie en Nurabandi se burlaba. Al encontrar al hombre delgado,
joven y serio, me recibió con buen gusto. Vi que tenía el respeto de todos en el pueblo.
En Nurabandi nadie hacía burlas. Conversamos en su casa. El me preguntó, ¿Usted vino
de Kiniwata?

"Si."

"¿Hicieron mención de mí en la isla?"

"Me dicen que usted puede ayudarme conseguir todas las cosas que quiero en las islas."

El se sonrió suavemente. "Mi esposa viene de Kiniwata."

"Sí, me dijeron."

"¿Hablan de ella en Kiniwata?"

"Un poco."

"¿Qué dicen?"

"Oh, que..." La pregunta me sorprendió. "...me dijeron que ustedes se casaron durante el
tiempo del Festival."

"¿Nada más?" Sus ojos me indicaban que sabía más de lo que decía.

"También cuentan que el acuerdo matrimonial fue de ocho vacas. Muchos se preguntan
la razón."

"¿De veras preguntan eso?" Sus ojos se alumbraron con placer. "¿Cada persona en
Kiniwata sabe de las ocho vacas?"

Asentí con la cabeza.

"Y en Nurabandi también todo el mundo lo sabe." Su pecho expandió con satisfacción.
"Desde ahora y para siempre, cuando conversen de acuerdos matrimoniales, se
acordarán que Johnny Lingo pagó ocho vacas por su esposa Sarita."
Pensé, ¡ah, allí está la respuesta, lo hizo por vanidad!

Fue entonces que la vi. La miré entrar al cuarto para poner flores en la mesa. Ella se
detuvo por un momento y sonrió al hombre sentado a mi lado. Después salió
ligeramente. Era la mujer más bella que jamás había visto. Tenía sus hombros elevados.
Su cara se inclinaba hacia arriba. Sus ojos brillaban. Todo aspecto de ella indicaba un
aprecio de si misma. Nadie podía quitarle esa confianza en si misma. Era su derecho.

Entonces, de nuevo dirigí mi atención a Johnny Lingo. El me miraba.

"Ella...ella es gloriosa. Pero no es la Sarita de la isla Kiniwata," dije yo.

Johnny dijo -"Hay una sola Sarita. Es posible que no parezca cómo ellos la veían en
Kiniwata."

-"Tiene razón. Me dijieron que era ordinaria. Se burlan de usted por el engaño de Sam
Karoo."

-"¿Usted piensa que ocho vacas son demasiadas por ella?" El me sonrió.

-Yo dije... de acuerdo a la costumbre, si.

"¿Nunca has pensado lo qué significa a una mujer el saber que su esposo la haya
comprado por el precio más bajo posible? Y, después, cuando las mujeres se ponen a
conversar, hablan de cuanto pagaron sus esposos por ellas. Una dice cuatro vacas, otra
tal vez seis. ¿Cómo se siente la mujer vendida por una o dos vacas? Eso no podía pasar
a mi Sarita."

"Entonces, ¿lo hizo para hacer feliz a su esposa?"

"Sí, quería la felicidad de Sarita, pero quería más que eso. Usted observa que ella es
diferente. Es verdad. Muchas cosas pueden cambiar a una mujer--cosas de adentro,
cosas de afuera. Pero lo que importa más es lo que ella piensa de sí misma. En Kiniwata,
Sarita creía que no tenía valor. Ahora, sabe que vale más que todas las otras mujeres en
las islas."

"Entonces, usted quiso..."

"Quise casarme con Sarita. La amo."

"Pero..." Casi entendía.

"Pero," él terminó suavemente, "también quería una mujer que costara ocho vacas."

--Traducido del artículo "Eight-Cow Wife" por Patricia McGerr en Christian Reader.

La gran piedra

Un pequeño niño pasaba la mañana del sábado jugando en su caja de arena. Él tenía
consigo sus carros y camiones, su cubeta plástica, y una brillante y roja pala de plástico.

Mientras construía carreteras y túneles en la suave arena, el descubrió una gran piedra,
larga, en medio de la caja de arena. El niño cavó alrededor de la piedra, tratando de
sacarla de la arena. Con algo de esfuerzo, el empujó y movió la piedra dentro de la caja de
arena usando sus pies. (El era un niño muy pequeño y la piedra era muy larga.) Aunque el
niño llevó la piedra hasta la orilla de la caja de arena, encontró que no podía levantarla y
pasarla por arriba de la pequeña pared.

Decidido, el pequeño niño empujó, levantó, y subió la piedra con una palanca, pero cada
vez que él pensaba que había logrado algún progreso, la piedra se volcaba y caía de
nuevo en la caja de arena. El pequeño niño gruñó, luchó, empujó y levantó – pero su única
recompensa fue tener su piedra de regreso, haciendo pedazos sus pequeños dedos.
Finalmente el estalló en lágrimas de frustración.

Todo este tiempo el padre del niño estuvo observando, desde la ventana de la sala, cómo
se desarrollaba el drama. En el momento en que las lágrimas empezaron a correr, una
larga sombra caló sobre el niño y la caja de arena. Era el padre del niño. Dulce pero
firmemente él dijo, "Hijo, ¿porqué no usaste toda la fuerza que tenías disponible?

Derrotado, el niño susurró, " Pero si lo hice, papi, lo hice! Usé toda la fuerza que tenía!"

"No, hijo," corrigió el padre amablemente. "Tú no usaste toda la fuerza que tenías. Tu no
me pediste ayuda."

Con esas palabras el se agachó, levantó la piedra, y la sacó de la caja de arena.


Jue. 13 Dic. 2018 / 9:07:53 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Una lección de amor y...


Los ayudantes de Dios
El halcón que no volaba
Sinceridad en la alabanza El cerdito del Señor
El agricultor
Lutero y el diablo
Una noche, un hombre soñó que estaba en el templo. En su sueño se le apareció el La carrera de trineos
organista tocando el órgano, pero no oía ninguna de sus notas. El coro y la congregación ¡Vuélvele a pegar Señor!
No hay acepción de...
empezaron a cantar, pero tampoco se escucharon las voces. Entonces el ministro Sinceridad en la alabanza
empezó a orar pero las palabras no salían de sus labios. El hombre le preguntó al ángel la
razón por la cual no se escuchaba nada. Éste le contestó: -No se escucha nada porque no
Nota
hay nada que escuchar. Esta gente únicamente alaba de labios. Sus corazones no están
alabando, por eso las voces no llegan a Dios. Pero escucha ahora. El hombre escuchó Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
entonces la voz de un niño, clara y transparente, mientras el ministro oraba y la gente se posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
unía en su oración. Se escuchaba sólo la voz del niño, porque sólo él alababa a Dios en su
corazón. Jesús se quejaba de "los que de labios le honraban, pero cuyos corazones
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
estaban bien lejos de Él" Lo mismo puede suceder con la alabanza. nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.

Una lección de amor y cuidado

Los pasajeros de un bus se quedaron mirando con simpatía como una atractiva mujer de
manera cuidadosa hacía su entrada al autobús. Luego de pagar el boleto, de manera
cuidadosa comenzó a buscar con sus manos el asiento libre que el chofer del autobús le
había dicho que estaba libre. Luego de sentarse ella colocó su cartera y su bastón blanco
en su regazo.
Hacía un año que Carolina, de 34 años de edad, había quedado ciega por un mal
diagnóstico médico sumiéndola en un mundo de oscuridad, cólera y frustración. La una
vez mujer independiente ahora se encontraba totalmente desvalida. ¿Cómo pudo
pasarme esto a mí? A pesar de sus lágrimas ella entendió que nunca más podría volver a
ver.

-Después de un tiempo ella sintió que estaba lista para volver a trabajar. Pero, ¿cómo
llegaría ella hasta su lugar de trabajo?
Marcos, su amante esposo quien era miembro de la Fuerza Aérea se ofreció a llevarla
todos los días a pesar de que su trabajo estaba localizado en la orilla opuesta de la
ciudad. Después de algunos días él se dio cuenta de que esto no iba a funcionar. Así que
le sugirió que ella debía volver a utilizar el bus para ir y regresar de su trabajo.
El se ofreció para durante dos semanas ser su acompañante mientras ella lograba
acostumbrarse y conocer la ruta desde la perspectiva de alguien ciego.
Al inicio ella se negó pero poco a poco entendió que así era mejor. Y cada mañana y tarde
ataviado con su uniforme militar Marcos la acompañaba en el viaje. El le enseñó cómo
confiar en sus otros sentidos, especialmente el oído y que le permitieran saber dónde se
encontraba y cómo adaptarse a su nuevo ambiente. Además la ayudó a ganarse la
bondad de los conductores de tal manera que les guardaran un asiento cada día.
Finalmente Carolina decidió que ella estaba lista para intentar el viaje por sí misma sin la
ayuda de su amante esposo.
Llegó el lunes, y Carolina se despidió con un fuerte abrazo de su esposo ya que era la
primera vez que cada uno iría a su trabajo por su propia cuenta.
Lunes, martes, miércoles, jueves… cada día de esa semana ella lo había hecho por sí
misma y se sentía nuevamente como alguien independiente. El viernes por la mañana
cuando ella estaba pagando la tarifa del autobús el conductor dijo:
-”Yo envidio a ese muchacho”.

Carolina no estaba segura de si el conductor le estaba hablando a ella. ¿Quién envidiaría


a una pobre mujer ciega que como único mérito solo tenía el haberse animado a
sobrevivir ese último año?

-¿Por qué dice usted que me envidia? Llena de curiosidad le preguntó al conductor.

-“Debe sentirse muy bien el ser cuidado y protegido como está usted, le contestó el
conductor.” Carolina no entendiendo lo que el conductor le decía le preguntó:
-¿Qué quiere decir usted?

-“Bueno, contestó el conductor, todas las mañanas durante la última semana un señor
bien parecido y vestido con uniforme militar ha estado de pie en la esquina donde debe
usted descender del autobús. El se asegura de que usted cruce la calle sin ningún riesgo
y la mira hasta que usted entra por la puerta del edificio de su oficina. Entonces el le envía
un beso por el aire, la saluda y se retira. Usted es una señora afortunada”.

De la misma manera, Dios tiene sus ojos puestos en nosotros. A pesar de que no
podemos ver su cara, El siempre está a nuestro lado.

Los ayudantes de Dios

En cierta ocasión una hombre le dio a Dios todo su corazón y su vida a Su servicio. Dios
escuchó y le dio la oportunidad. Le puso en una iglesia. Su trabajo era buscar las almas.
El hombre esperó las instrucciones de Dios. Esperó y esperó ...
Hasta que Dios le dijo que le iba a mandar la ayuda que necesitaba para predicar el
evangelio.
Al día siguiente llega un inválido en su silla de ruedas. El hombre le recibe, y luego le
pregunta a Dios:

"¿Es una broma verdad?, el inválido no hará mucho.

Dios le contesta solamente:

"Espera porque todavía no han llegado todos lo que te han de ayudar."

Al día siguiente llega un hombre cojo, con una pata de palo, que al caminar hace hoyos
con su pata de palo. El hombre le recibió, y no dijo nada.

"Esperaré", dijo, "a que llegue el evangelista o predicador"

Al día siguiente llegó un hombre encorvado, tan encorvado que sus manos llegaban casi
al suelo. El hombre lo recibió, y siguió esperando. Pero no llegó nadie más.
Enojado le reclama a Dios:

"¿Qué pasó Señor?, me dijiste que me enviarías gente para ayudarme, y solo ha llegado un
inválido, un cojo y un hombre encorvado. ¿Con estos indigentes quieres que predique el
evangelio?. Mira, solo son lastres, desecho de la sociedad.

Dios contestó:

"Esos que tú llamas desechos son los que te ayudarán. El hombre de la silla de ruedas
hará los surcos con las ruedas de su silla. El hombre de la pata de palo hará los hoyos, y
el hombre encorvado arrojará la semilla sin que le cueste trabajo. Tu trabajo consistirá en
cuidar las plantas, que por cierto tú no sembrarás."

Entonces, el hombre pidió perdón por dejarse llevar por lo que sus ojos veían, y le pidió a
Dios que le cambie la mirada.

El halcón que no sabía volar

El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó a un criado para que
los entrenara.
Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba
perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido
de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el
alimento hasta allí.
El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al
ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba
inmóvil. Publicó por fin un anuncio entre sus súbditos, diciendo que aquel que hiciera
volar al ave, recibiría una recompensa. A la mañana siguiente, el rey vio al halcón volando
ágilmente en los jardines.
Traedme al autor de ese milagro, dijo. Enseguida le presentaron a un campesino.
¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: No fue difícil, su Alteza: sólo corté la
rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar"
El Cerdito del Señor

En una ocasión, un cazador salió a buscar el alimento para el día. Pasó todo el día y
llegando la noche no había podido cazar nada. Fue entonces que poniéndose de rodillas
pidió a Dios que le proveyera el alimento para su familia. Prometió que de todo lo que El
le diera, la mitad sería para ofrendarlo.

No pasaron veinte minutos y la trampa que puso atrapó dos cerditos. El cazador, muy
contento comenzó a correr para la casa diciendo "uno para mí y otro para El Señor"

De repente tropieza y uno de los cerdos se le escapa, entonces el cazador exclama con
gran voz: "Se fue el cerdito del Señor!"

El agricultor

En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de


su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó
que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al
mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.
- "Verá usted, señor," dijo el agricultor.
- "El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos
cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente
la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo
haga".

Parece que este agricultor había comprendido la diferencia entre competir y colaborar

Martín Lutero y la lista del diablo

Se cuenta la historia de que una noche Satanás se acercó a Martín Lutero y le enseñó una
lista larga de todos sus pecados: la avaricia, el orgullo, la lujuria, y muchos más.

Pero Martín Lutero le dijo: "Satanás . . .te quedaste corto. También debes apuntar este
pecado y estos más," y le fue dando a Satanás unos pecados más para agregar a la lista.
Finalmente, le dijo: "ahora pon una cosa más a pie de tu lista: "la sangre de Jesucristo nos
limpia de todo pecado . . . I Juan 1:7".

Con esto, Satanás huyó y no le molestó más.

La carrera de trineos con perros

Cada año en Alaska, hay una carrera de trineos con perros de 1,000 millas donde el
ganador sale con un premio de mucho dinero y prestigio. Lo que pocos saben es que esta
carrera conmemora una carrera original para salvar vidas.

En Enero de 1926, en el pueblo de Nome, Alaska, Richard Stanley, un niño de seis años,
mostró señales de difteria, una enfermedad que suele ser tan rápida que acaba en pocas
horas con el enfermo. Un día después murió el niño y con el peligro de una erupción de
esta enfermedad entre todos del pueblo, el Dr. Curtis Welcha empezó inmunizando a
todos los niños y adultos con un suero antidiftérico experimental. Pero en poco tiempo se
acabó su provisión, y el suero más cercano se encontraba la ciudad de Nenana, Alaska,
una distancia de Nome de 1,000 millas y de desierto congelado.

Asombrosamente, un grupo de hombres ofrecieron voluntariamente hacer el viaje con


sus trineos con perros. Operando en relevos, un trineo empezó desde Nome mientras el
otro, cargando el suero, empezó desde Nenana. A pesar de la congelación parcial de sus
dedos y orejas – a pesar de tu fatiga y agotamiento – estos hombres siguieron
forzosamente por 144 horas en vientos de –50F grados hasta hacer llegar el suero
antidiftérico a Nome.

Como resultado de este gran sacrificio, solo murió una persona más. El sacrificio de
estos hombres inestimables había proporcionado el regalo de la vida a un pueblo entero.

¡Vuélvele a pegar Señor!

Había una Iglesia vieja que necesitaba una remodelación, entonces, durante el servicio, el
pastor hizo una apasionada propuesta mirando directamente al hombre más rico del
pueblo.
Al final del servicio, el hombre rico se paró y anunció, "Pastor, Voy a contribuir con mil
dólares."

Entonces luego, un pedazo de yeso cayó del techo y le pegó en el hombro del hombre.

Rápidamente él hombre rico se paró de nuevo, gritando: "Pastor, Incrementaré mi


donación a 5 mil dólares."

Antes de que se pudiera sentar, le cayó otro pedazo de yeso del techo otra vez, y otra vez
él realmente gritó, "Pastor, voy a doblar mi segunda promesa."

Se sentó, y de nuevo una gran cantidad de yeso cayó sobre su cabeza.

Se paró una vez más y exclamó gritando, "Pastor, Le daré 20 mil dólares"

De pronto un diácono gritó: "¡Vuélvele a pegar, Señor! ¡Vuélvele a pegar!"

No hay acepción de personas

Cierto pastor dijo que en su congregación había un hombre muy rico; que si éste hubiera
sido pobre él le habría hablado acerca de la salvación de su alma; pero que él como
pastor creía que sería presuntuoso hablarle de eso a dicho rico. Un día uno de los
miembros le preguntó al hombre rico: --Señor X, ¿ha aceptado usted al Salvador? Este
hombre, conmovido, y con lágrimas en los ojos, respondió: --Agradezco a usted que me
haya hecho esta pregunta. Durante mucho tiempo he estado muy preocupado por esto, y
siempre pensé que el ministro algún día me hablaría de este importante asunto. ¡Oh,
cuánto he deseado que me hable de mi Salvador! Si me hubiera hablado, ¡yo podría haber
tenido tranquilidad!.

Sigamos el ejemplo del Señor, quien a ricos y a pobres les anunció las buenas nuevas de
salvación; imitemos al apóstol, quien dijo: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no
sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio...”

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30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Lo que realmente importa


La duda anda con pasos ...
Cada uno usando sus dones
Lo que realmente importa Alejandro Fleming
Enemigos destruidos
Un buen ayudante de Jesús
II Corintios 5:17-18 Castillo de la desesperación
Mi vecino
Almorzando con Dios
Cuenta una historia que entre los ciegos que recibieron la vista mediante un milagro de Resoluciones diarias
nuestro Señor Jesucristo se llevó a cabo una conversación semejante a ésta. Uno de
ellos dijo:
Nota
-Es una gran bendición pero eso de usar lodo es una cosa muy desagradable.
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
A esto respondió su interlocutor: lágrimas.

-¿Pero qué lodo? Si el Señor no usó lodo para curarme. Por eso mi milagro es más limpio Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
que el tuyo. darte el crédito correspondiente.

Y así discutían cuando se presentó un tercer ciego que también había recibido la vista,
que intervino en la conversación preguntándoles si cuando ellos fueron curados habían
visto que los hombres andaban como árboles. Y dice la historia que la discusión fue muy
acalorada entre los tres, no pudiendo ponerse de acuerdo. Al fin se separaron. Uno se fue
y fundó una iglesia que llamó la de «Los lodistas». Esta iglesia acentuaba el uso del lodo
en la experiencia religiosa. El segundo fundó una iglesia que llamó la de «Los
antilodistas», que predicaba en contra del lodo. El tercero fundó una que se llamaba la de
«Los arbolístas», que hablaba de la importancia de los árboles en los milagros. Historia o
leyenda, tiende a explicar esa tendencia que tienen muchos a poner el énfasis en cosas
que no lo tienen. Y de ahí que formulan doctrinas y fundan iglesias pero olvidan el hecho
fundamental que en realidad es lo que cuenta y que es la nueva criatura mediante la
gracia divina.

La duda anda con pasos silenciosos

Marcos 11:23-24

Ando por la tierra con pasos silenciosos.

Me introduzco inadvertidamente. Hablo en secreto. Vuelvo cobardes a los hombres.


Paralizo el brazo pujante de los negocios y opaco la visión nítida del vidente.

Asisto a la casa de Dios y valiéndome de la voz del predicador hablo palabras que
oscurecen la luz de la esperanza.

Hago que los amigos se miren de reojo y escuchen detrás de la puerta. Me insinúo como
la compañera de la tristeza y el dolor, persuadiendo al alma a desconfiar de su mejor
ancla de seguridad.

Obligo al cansado peregrino a arrojar su cayado y al hambriento a abstenerse del pan.

Me sitúo al lado del moribundo y envolviéndome en negras sombras las hago por encima
de su cabeza.

Imprimo a la voz de la verdad un sonido incierto y obligo a quienes moran en el templo de


la fe a desconfiar de sus fundamentos.

Visito las tumbas recién abiertas persuadiendo a aquellos que han dado su último adiós a
sus amados a creer que nunca más se volverán a ver.

Tengo dos hermanas que andan pulcramente vestidas: la desesperación y la incredulidad.

Jamás sonríen, voy siempre delante de ellas. Nunca avanzan sin que yo se los indique.

Me alimento de lo más exquisito de la vida. Soy la suprema destructora de las cosas más
preciadas. Me llamo la duda.

Cada uno haciendo uso de sus dones

1 Timoteo 4:14

Hagamos uso de los dones que tenemos:

Muchas veces nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer y con qué podremos trabajar? Las
siguientes preguntas y sus respuestas nos ayudarán mucho:

-Moisés, ¿qué tienes en tu mano? -Una vara -responde.

-Pues ve y úsala en el servicio de Dios. Con ella harás grandes señales.

Y Moisés obedeció.

-Samgar, ¿qué tienes en tu mano? -Una quijada de buey -responde. –Úsala para la
protección de tu pueblo. Y la usó para hacerle frente a los enemigos que afligían a su
pueblo.

-David, ¿qué tienes en tu mano? -Una honda -respondió.

-Úsala para enfrentarte a un gigante que desafía al Dios de Israel.

Y así lo hizo y abatió al gigante.

-Muchacho, ¿qué tienes en tu mano? -preguntó Jesucristo y el muchacho respondió:

-Tengo un canasto con dos panes y cinco pececillos.

-Dámelos y con ellos tendré para alimentar a una gran multitud.

Así lo hizo y el milagro se realizó.

-Dorcas, ¿qué tienes en tu mano? -Una aguja -respondió.

-Úsala en el servicio del Señor.

Así lo hizo y disfrutó del beneplácito de la iglesia apostólica.

-Jorge Muller, ¿con qué cuentas para mi servicio?

El respondió:

-No cuento con nada Señor, sino con la fe que tengo puesta en ti.

-Pues vete y sirve a la humanidad -le dijo el Señor.

Y confiando solamente en Dios fundó orfanatorios donde miles de niños fueron recibidos
y fueron educados. El dinero para su trabajo vino en contestación a sus oraciones. Cada
uno, pues, haciendo uso de sus propias potencialidades.

Alejandro Fleming

Su nombre era Fleming, y era un granjero escocés pobre. Un día, mientras intentaba
ganarse la vida para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda que provenía de un
pantano cercano. Dejo caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí, entro hasta la
cintura en el estiércol húmedo negro. Se trataba de un muchacho aterrado, gritando y
esforzándose por liberarse.

El granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría ser una lenta y espantosa muerte.
Al día siguiente, llegó un carruaje elegante a la granja. Un noble elegantemente vestido
salió y se presentó como el padre del muchacho que el granjero Fleming había ayudado.
"Yo quiero recompensarlo", dijo el noble. "Usted salvó la vida de mi hijo."

¡No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice!, el granjero escocés contestó. En ese
momento, el hijo del granjero vino a la puerta de la cabaña. " ¿Es su hijo?" El noble
preguntó. -"Si" el granjero contesta orgullosamente.

-Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle a su hijo el mismo nivel de


educación que mi hijo disfrutará. Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que
crecerá hasta convertirse en el hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos". Y el
granjero aceptó.
El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y al tiempo, se graduó en la
Escuela Médica del St. Mary's Hospital en Londres, y siguió hasta darse a conocer en el
mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del pantano estaba enfermo de
pulmonía. ¿Qué salvó su vida esta vez? La penicilina.

¿El nombre del noble? Sir Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.

Enemigos destruidos

Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de
su imperio había una insurrección, dijo a los ministros de su gobierno y a los jefes
militares que lo rodeaban: "-Vamos -Seguidme. Pronto destruiré a mis enemigos." Cuando
el emperador y sus tropas llegaron a donde estaba los rebeldes, él trató afablemente a
éstos, quienes, por gratitud, se sometieron a él de nuevo. Todos los que formaban el
séquito del emperador pensaron que él ordenaría la inmediata ejecución de todos
aquellos que se habían sublevado contra él; pero se sorprendieron en gran manera al ver
que el emperador trataba humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido
rebeldes. Entonces el primer ministro preguntó con enojo al emperador:

-¿De esta manera cumple vuestra Excelencia su promesa? Dijisteis que veníamos a
destruir a nuestros enemigos, los habéis perdonados a todos y a muchos hasta con
cariño los habéis tratado.

Entonces el emperador, con actitud generosa, dijo:

-Os prometí destruir a mis enemigos; y todos vosotros veis que ya nadie es enemigo mío:
a todos los he hecho mis amigos.

Un buen ayudante de Jesús

Hace más de doscientos años los cristianos no tenían bonitos himnos como los tenemos
ahora. Todo lo que existía, en cuando a canto se refiere, eran algunas malas versiones de
los Salmos e himnos mal arreglados.

Un muchacho que siempre asistía a los cultos salía disgustado de los himnos, hasta que
un día fue y le dijo a su padre:

- Padre, ¿por qué cantan himnos tan feos en el templo?

- Si no te gustan -le contestó duramente el padre-, escribe otros mejores.

Isaac Watts, que así se llamaba el muchacho, no se disgustó sino que ese mismo día
escribió un himno y lo llevó para que lo cantaran en la Iglesia. El himno gustó tanto, que
rogaron al muchacho que escribiera otros, a lo cual él accedió gustoso, Escribía himnos
cada vez que sentía deseos de hacerlo, y continuó escribiendo durante toda su vida. Uno
de los himnos más hermosos que escribió y que se ha traducido a muchos idiomas es:
"Al Contemplar La Excelsa Cruz". Otro de sus hermosos himnos es: "Dominará Jesús el
Rey".

Este muchacho, a los siete años estudiaba gramática y latín; a los nueve aprendió el
griego; a los diez el francés; y a los trece el hebreo. A los quince aceptó a Cristo como su
Salvador y a los veinticuatro predicó el primer sermón y continuó predicando y
escribiendo himnos hasta una edad avanzada, pues murió a los setenta y cuatro años de
edad.

Que la vida de este gran siervo de Dios pueda servir de ejemplo a todos los niños, y que
entreguen su vida al Señor ahora que están en la flor de la vida, pues quién sabe cuántos
irán a ser personajes distinguidos en la obra del Señor como lo fue Isaac Watts.

Castillo de la Desesperación

En el libro el El Progreso del Peregrino por Juan Bunyan, el protagonista Cristiano y uno
de sus compañeros Esperanza se duermen en una milpa y terminan capturados por un
gigante cruel.

El gigante los lleva a su castillo que se llama Desesperación, y los mete en un calabozo
oscuro y frío. Luego el gigante toma un palo y los golpea brutalmente, hasta que apenas
están conscientes. Al dejarlos ahí, golpeados, sin comida y sin agua, el gigante les grita,
"Mejor que se quiten la vida. Porque de aquí nunca saldrán."

Cuando el gigante sale, Esperanza dice, "Quizás sería mejor matarnos. No podemos salir
de este lugar, Cristiano." Pero de repente, Cristiano dice, "¡no!, espera... tengo una llave
colgada de mi cuello. Esta llave se llama "Las Promesas de Dios" y con ella podemos abrir
todas las puertas.

Y usando esa llave, Cristiano y Esperanza abren primero la puerta del calabozo, y luego
abren todas las demás puertas, aún el portón grande del castillo. Y dejando atrás el
Castillo de la Desesperación, siguen adelante en el camino del rey.

¿Hay alguien aquí que se encuentra en el castillo de Desesperación? Eche mano de la


llave de las promesas de Dios.

Mi vecino

Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo: "Hay una familia con ocho niños.
Hace días que no comen". Tomé algunos alimentos y fui.
Cuando finalmente llegué a aquel hogar, vi que los rostros de esos pequeños estaban
desfigurados por el hambre. No había pesar o tristeza en sus rostros, solamente un
profundo dolor de hambre.
Le di el arroz a la madre. Ella separó el arroz en dos partes y salió llevando una mitad.
Cuando regresó, le pregunté: "¿A dónde fue?"
Ella me dio esta simple respuesta: "a ver a mis vecinos, ¡ellos también tienen hambre!".
Yo no estaba sorprendida por su generosidad, porque los pobres son verdaderamente
generosos. Pero estaba sorprendida que ella supiese que estaban hambrientos.

EN REGLA GENERAL, CUANDO SUFRIMOS ESTAMOS TAN ENFOCADOS EN NOSOTROS


MISMOS QUE NO TENEMOS TIEMPO PARA LOS DEMÁS.

Almorzando con Dios

Un niño pequeño quería conocer a Dios.


Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empacó su maleta con
pastelitos y unos seis refrescos, y empezó su jornada.
Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana. Ella
estaba sentada en el parque, solamente contemplando algunas palomas.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Estaba a punto de beber de su refresco,
cuando notó que la anciana
parecía hambrienta, así que le ofreció un pastelito. Ella agradecida aceptó el pastelito y
sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le
ofreció uno de sus refrescos. De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado!
Se quedó toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo nunca una
sola palabra. Mientras oscurecía, el niño se percató de lo cansado que estaba, se levantó
para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y
le dio un abrazo.
Ella, después de abrazarlo, le dio la más grande sonrisa de su vida.
Cuando el niño llegó a su casa, abrió la puerta. Su madre estaba sorprendida por la cara
de felicidad. Entonces le preguntó:
- Hijo, ¿qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?
El niño contestó:
- ¡Hoy almorcé con Dios!
Y antes de que su madre contestara algo, añadió:
- Y ¿sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que he visto!
Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se
quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara. Preguntó:
- Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?
La anciana contestó:
- ¡Comí pastelitos con Dios en el parque!
Y antes de que su hijo respondiera, añadió:
- ¿Y, sabes? ¡Es más joven de lo que pensaba!

Resoluciones diarias

1. HOY conversaré acerca de Cristo con alguna persona, ya sea creyente, simpatizante
o inconversa.
2. HOY compartiré la comunión con Dios por medio de la oración con otro, sobre los
asuntos de mutuo interés y para el bien de la obra en Cristo.

3. HOY procuraré sobrellevar las cargas espirituales de otro.

4. HOY manifestaré el amor de Cristo que es el cumplimiento de la ley.

5. HOY buscaré la manera de auxiliar a un hermano menos privilegiado y menos


capacitado que yo.

6. HOY trataré de servir a otros en vez de exigir su servicio para mí.

7. HOY permaneceré con la Palabra de Dios hasta que el Espíritu Santo me revele un
nuevo manjar para el alma.

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El anciano y el niño
El perro y el tridente
Receta del hogar feliz
El anciano y el niño Reconocer a Dios
Recuerda dar gracias
Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro de pueblo en pueblo. Llegaron a una Refinados como la plata
Reflejo de tus acciones
aldea caminando junto al asno y, al pasar por ella, un grupo de jóvenes se rió de ellos, Regando mi jardín
Reglas de oro del día
gritando: Regreso al hogar

-¡Mirad que par de tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos andando a
su lado. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro. Nota

Entonces el anciano se subió al burro y prosiguieron al marcha. Llegaron a otro pueblo y, Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
al pasar por el mismo, algunas personas se llenaron de indignación cuando vieron al viejo lágrimas.
sobre el burro y al niño caminando al lado. Dijeron:
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
"¡Parece mentira! ¡Qué desfachatez! El viejo sentado en el burro y el pobre niño nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
caminando". darte el crédito correspondiente.

Al salir del pueblo, el anciano y el niño intercambiaron sus puestos. Siguieron haciendo
camino hasta llegar a otra aldea. Cuando las gentes los vieron, exclamaron
escandalizados:

"¡Este es verdaderamente intolerable! ¿Habéis visto algo semejante? El muchacho


montado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. ¡Qué vergüenza!"

Puestas así las cosas, el viejo y el niño compartieron el burro. El fiel animal llevaba ahora
el cuerpo de ambos sobre su lomo. Cruzaron junto a un grupo de campesinos y éstos
comenzaron a vociferar:

"¡Sinvergüenzas! ¿Es que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal!"

El anciano y el niño optaron por cargar al burro sobre sus hombros. De este modo
llegaron al siguiente pueblo. La gente se apiñó alrededor de ellos. Entre las carcajadas,
los pueblerinos se mofaban gritando:

"Nunca hemos visto gente tan boba. Tienen un burro y, en lugar de montarse sobre él, lo
llevan a cuestas. ¡Esto sí que es bueno! ¡Qué par de tontos!"

Al dejar el último pueblo, el anciano y el niño ya no sabían cómo enfrentar la próxima


aldea, las críticas los habían confundido, así que se sentaron frente a un río, y al mirar el
reflejo de sus rostros en el agua, comprendieron que estaban solos, que su camino
dependía sólo de ellos, que para continuar debían seguir su propia intuición, vivir sus
propias experiencias.

Moraleja: No podemos quedar bien con todo el mundo.

El perro y el tridente

En cierta ocasión un hombre de medios acusó a un hombre del pueblo de haberle matado
su perro que era muy fino. Abraham Lincoln aceptó defender al matador del perro. El
hombre alegaba que se vio obligado a defenderse del perro con un tridente que traía (un
tridente es cierto instrumento de labranza de tres picos que se usa para aventar la paja)
porque el animal se le echó encima.

El abogado del rico, habló y dijo que su cliente aceptaba que el perro había atacado al
hombre, pero que éste no tuvo por qué matarlo ya que bien pudo haberse defendido con
el otro extremo del tridente y no con los picos.

Cuando le tocó el turno a Lincoln dijo algo más o menos así. “Yo también admito que mi
cliente pudo haber golpeado al perro con la parte de atrás del tridente... siempre y cuando
el perro hubiera querido morderlo con la cola”. Todos en la sala, incluidos el juez y el
dueño del perro, soltaron una sonora carcajada.

Ni para qué decir que Lincoln ganó el caso.


Receta del hogar feliz

- 4 tazas de amor
- 2 de lealtad
- 3 de perdón
- 1 de amistad
- 3 de esperanza
- 2 de ternura
- 4 de galón de fe
- 1 barril de risa

Procedimineto: Tome el amor y la lealtad, mezclaos perfectamente con la fe. Agregue la


amistad y la esperanza, salpique abundantemente de risa. Hornee al sol. Sirva
diariamente en porciones generosas.

Reconocer a Dios

Cuando el astronauta ruso Yuri Gagarin fue interrogado sobre si había visto a Dios allá en
las alturas, respondió: "No lo he visto, Dios no existe"

Tiempo después la misma pregunta se la hicieron a Gordon Cooper y dijo: "Para ver a
Dios no necesito subir a las alturas, lo llevo dentro de mí"

Cuántos pretenden encontrar a Dios lejos de sí mismos. Dios sonríe en los juegos de los
niños, gime en el dolor del enfermo, sufre en la miseria del que no tiene pan, alarga la
mano en el mendigo...

Dios está en todas partes y en todos y cada uno de nosotros, no es preciso ir a la luna a
buscarlo... basta con que abramos los ojos para poderlo ver.

¡Que triste pasar a su lado... y no reconocerlo!

Recuerda dar Gracias

Una alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro. El santo llevó al alma a un
recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes talleres llenos
con ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: "Esta es la sección
de recibo. Aquí, todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas." El
ángel miró a la sección y estaba terriblemente ocupada con muchos ángeles
clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el
mundo.

Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le
dijo: "Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí, las gracias y bendiciones que la
gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que las solicitaron." El ángel vio
cuan ocupada estaba. Habían tantos ángeles trabajando en ella como tantas
bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.

Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el ángel se detuvo en la última


sección. Para su sorpresa, sólo un ángel permanecía en ella ocioso haciendo muy poca
cosa. "Esta es la sección del agradecimiento" dijo San Pedro al alma. "¿Cómo es que hay
tan poco trabajo aquí?" - preguntó el alma. "Esto es lo peor"- contestó San Pedro.
"Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su
agradecimiento."

"¿Cómo uno agradece a las bendiciones de Dios?" "Simple" - contestó San Pedro, "Solo
tienes que decir, gracias Señor"

Refinados como la plata

Hace ya tiempo un grupo de señoras se reunieron en cierta ciudad para estudiar la Biblia.

Mientras que leían el tercer capítulo de Malaquías, encontraron una expresión notable en
el tercer versículo que decía:

"Él purificará... y los refinará como se hace con la plata" (Mal. 3:3).

Una de las señoras propuso visitar un platero y reportarles a las demás lo que él dijera
sobre el tema.

Ella fue y sin decir el objeto de su diligencia, pidió al platero que le dijera sobre el proceso
de refinar la plata.

Después de que el platero describiera el proceso, ella le preguntó: "Señor, ¿usted se sienta
mientras que está en el proceso de la refinación?"

- "Oh, sí señora", contestó el platero; "debo sentarme con el ojo fijo constantemente en el
horno, porque si el tiempo necesario para la refinación se excede en el grado más leve, la
plata será dañada".

La señora inmediatamente vio la belleza y el consuelo de la expresión: "Él purificará... y


los refinará como se hace con la plata"

Dios ve necesario poner a sus hijos en un horno, su ojo es constantemente atento en el


trabajo de la purificación, y su sabiduría y amor obran juntos en la mejor manera para
nosotros. Nuestras pruebas no vienen al azar, y Él no nos dejará ser probados más allá de
lo que podemos sobrellevar.

La señora hizo una pregunta final: "¿Cuándo sabe que el proceso está completo?"

- "Pues es muy sencillo", contestó el platero, "Cuando puedo ver mi propia imagen en la
plata, se acaba el proceso de refinación".

Reflejo de tus acciones

Conducía camino a mi casa durante una noche lluviosa; delante de mi iba otro automóvil
que constantemente me deslumbraba con una luz proveniente de la parte de atrás del
automóvil. Me molesté pues a demás de la lluvia y el estado de la carretera tenía que
lidiar con el destello que aquel automóvil me reflejaba. Pensé que algún niño travieso
llevaba algún artefacto luminoso e iba jugando por la carretera.
Más adelante llegamos a un semáforo donde un poco molesto me coloqué al lado de
aquel automóvil, cuando se abrió la ventana del otro auto y el conductor me dijo:
- "Disculpe, pero su luz izquierda está desprendida, debería repararla o puede tener algún
accidente"
Me di cuenta entonces que el reflejo era producto de mi luz averiada. Esto me hizo
reflexionar mucho sobre lo que pensamos de los demás.

A veces una actitud negativa o mala de otras personas, puede no ser mas que el reflejo
de nuestras acciones en aquella persona.

Comprendí entonces las palabras de Jesús de tratar a los demás como quisiéramos ser
tratados, y servir como si fuéramos los últimos para así ser los primeros.

Mantén la paz con tus amigos y compañeros, y antes de criticar o juzgar, mira tu corazón
y piensa si aquello no es el resultado de tus acciones para con aquella persona Y
recuerda no juzgar pues con la misma medida serás juzgado, deja el juicio a Dios, que ES
MISERICORDIOSO, lento para enojarse y generoso para perdonar.

Regando mi jardín

Había una joven muy rica, que tenia todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un
empleo que le daba muchísimo bien, una familia unida.

Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le
ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficiente en alguna área.

Si el trabajo le consumía tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas ella
dejaba de lado al marido... Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para
después.

Hasta que un día, su padre, un hombre sabio, le dio un regalo: Una flor rarísima, de la cuál
sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: Hija, está flor te va a ayudar mucho,
¡más de lo que te imaginas!

Tan sólo tendrás que regarla y podarle de vez en cuando, y a veces conversar un poco
con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores.

La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.
Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo,
y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa,
miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señas de flaqueza o muerte.

Entonces ella pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió. Ella
llegó a casa ¡ y se llevó un susto ! Estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca
sus
flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había
ocurrido.

Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar


otra flor, porque no existe otra flor igual que esa, ella era única, al igual que tus hijos, tu
marido y tu familia. Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que
aprender a regarlos, podarlos y darles atención, pues igual que la flor, los sentimientos
también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre
perfumada y te olvidaste de cuidarla.

¡Cuida a las personas que amas !

¿Y tú? ¿Vas cuidando las bendiciones que Dios te ha dado?


Acuérdate siempre de la flor, pues las Bendiciones del Señor son como ella, Él nos da,
pero nosotros tenemos que cuidar.

Reglas de oro del día

Si abriste, cierra.
Si encendiste, apaga.
Si conectaste, desconecta.
Si desordenaste, ordena.
Si ensuciaste, limpia.
Si rompiste, arregla.
Si no sabes arreglar, busca al que sepa.
Si no sabes qué decir, cállate.
Si debes usar algo que no te pertenece, pide permiso.
Si te prestaron, devuelve.
Si no sabes cómo funciona, no toques.
Si es gratis, no lo desperdicies.
Si no es asunto tuyo, no te entrometas.
Si no sabes hacerlo mejor, no critiques.
Si no puedes ayudar, no molestes.
Si prometiste, cumple.
Si ofendiste, discúlpate.
Si no sabes, no opines.
Si opinaste, hazte cargo.
Si algo te sirve, trátalo con cariño.
Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces.

Regreso al hogar

Corría el tren por la vía en busca de las estaciones que se acercaban sin cesar. Entre el
bullicio que había en el pasillo, nadie reparó en un joven que estaba sentado con el rostro
entre las manos en un compartimiento. Cuando levantaba el rostro, se veían en él las
huellas de la tristeza, el desencanto y la preocupación. Después de varias estaciones, un
señor mayor que estaba sentado frente a él, se animó a preguntarle cuál era el motivo de
su turbación.

Verá, -dijo el joven- siendo adolescente, era muy rebelde y no hice caso a mi madre que
me aconsejaba a dejar las malas compañías. En una de esas andanzas mías, en una
pelea, maté a una persona. Fui juzgado, condenado a diez años de cárcel y mi sentencia
la tuve que purgar en un presidio lejos de mi casa. Nadie me escribió durante ese tiempo,
y todas las cartas que envié no tuvieron respuesta.

Unos meses atrás, -prosiguió el joven- cuando supe la fecha de mi liberación le escribí a
mi madre una carta. En ella le decía más o menos así: "Querida mamá, sé que has sufrido
mucho por mi causa en estos diez años. Sé que he sido un mal hijo y que entiendo tu
silencio al no querer comunicarte conmigo. Dentro de unos meses voy a estar libre y
quisiera regresar a casa. No sé si me estarás esperando, por lo cual te ruego que me des
una señal que me aceptarás. ¿Te acuerdas el peral que hay en la estación de trenes? Yo
voy a comprar un pasaje que sirva para más allá de nuestro pueblo. Si tú me perdonaste y
aceptas mi regreso, te ruego le pongas una cinta amarilla a ese peral, entonces yo al verlo
me bajaré. Si es que no aceptas mi regreso, al no ver la cinta amarilla en el árbol, seguiré
de largo y nunca más te molestaré."

Esta es mi historia, señor, y quisiera pedirle un favor. ¿Podría mirar Ud. en la próxima
estación si ve el árbol con cinta amarilla? Tengo tanto miedo que no me animo a mirar.

En silencio, solo interrumpido por los sollozos del joven, el tren fue avanzando,
acercándose cada vez más a la estación asignada. De repente, el señor que estaba
enfrente gritó lleno de júbilo:

-¡Joven, joven, mire! Alzando los ojos surcados por las lágrimas, el joven contempló el
espectáculo más hermoso que podían ver sus ojos. El peral no tenía una cinta amarilla.
Jue. 13 Dic. 2018 / 9:08:45 AM

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29 30 31 32 33 En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

El vaso de leche
El predicador, el borracho y el ingeniero
El ramo de flores
El vaso de leche El secreto de las águilas
El ladrillo
El miedo
El milagro de las garzas
Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró El niño en la tienda
que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía El papelito
hambre. Decidió que pediría comida en la próxima casa. El pastor y el salmo 23

Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En
lugar de comida pidió un vaso de agua. Nota
Ella pensó que el joven parecía hambriento, así que le trajo un gran vaso de leche. El lo bebió despacio,
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
y entonces le preguntó: "¿Cuánto le debo?" posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
"No me debes nada" contestó ella. "Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una
caridad".
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
El dijo "Entonces, te lo agradezco de todo corazón". darte el crédito correspondiente.

Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no sólo se sintió físicamente más fuerte, si no que también su
fe en DIOS y en los hombres era más fuerte.
El había estado listo para rendirse y dejarlo todo. Años después, esa joven mujer enfermó gravemente.
Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a
especialistas para estudiar su rara enfermedad. Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando
oyó el nombre del pueblo de donde ella vino, una extraña luz lleno sus ojos. Inmediatamente subió del
vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla. La reconoció en seguida.
Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar su vida. Desde ese día
prestó atención especial al caso. Después de una larga lucha, ganó la
batalla. El Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los
gastos para aprobarla. El la revisó y entonces escribió algo en el borde y le envió la factura al cuarto de
la paciente. Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los
gastos.
Finalmente la abrió, y algo llamó su atención en el borde de la factura. Leyó estas palabras..... "Pagado
por completo hace muchos años con un vaso de leche - (firmado)
Dr. Howard Kelly".
Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así:

"Gracias, Dios por que Tu amor se ha manifestado en las


manos y los corazones humanos."

El predicador, el borracho y el ingeniero

Llevaban a la guillotina a un predicador, a un borracho y a un ingeniero.


Le preguntaron al predicador si quería estar boca arriba o boca abajo cuando le llegara la
hora final. El predicador contestó que quería estar boca arriba, para estar mirando al cielo al morir.
Levantaron la hoja de la guillotina y la dejaron caer. La hoja cayó velozmente y de repente se detuvo, a
unos cuantos centímetros de su cuello. Las autoridades consideraron esto como una intervención
Divina y liberaron al predicador.

Luego, llegó el turno del borracho, quien también decidió morir mirando al cielo, esperando tener la
misma suerte del predicador. La cuchilla fue levantada nuevamente, y soltada. Cayó velozmente y de
pronto se detuvo apenas a centímetros del cuello del borracho, por lo que también fue puesto en
libertad.

Seguía el ingeniero, quien también optó por morir boca arriba.


Levantaron lentamente la hoja de la guillotina, cuando de repente el ingeniero, viendo un desperfecto en
el mecanismo de la guillotina, dijo: "Hey, ya sé porqué no cae la hoja de la
guillotina..."
Los verdugos, arreglaron el mecanismo, y el ingeniero fue puesto nuevamente en la guillotina, y esta
vez, funcionó perfectamente.

------------------------------------------
Aun cuando podamos estar ansiosos de compartir con otros lo mucho que
sabemos, ¡a veces es mejor no decirlo! A veces nos metemos en problemas por decir algo que debimos
callar.

El ramo de flores
Un camión iba por un camino de tierra en un pueblo del sur de Estados Unidos. En un asiento iba un
anciano delgado que sostenía un ramo de flores recién cortadas. Al otro lado del pasillo estaba una
jovencita cuyos ojos volteaban, volteaban una y otra vez hacia las flores del hombre. Al anciano le llegó
el momento de bajar.

Impulsivamente puso las flores en el regazo de la joven. - "Me di cuenta de que le encantaron las
flores", explicó, y creo que a mi esposa le gustaría que tú las tuvieras. Le voy a decir que te las di".

La joven aceptó las flores, y luego observó al anciano mientras bajaba del camión y atravesaba la
puerta de un pequeño cementerio.

El amor que damos a nuestros semejantes no se compara con el valor material de las cosas.

El secreto de las águilas

El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa
edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se
alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y
pesadas y sus plumas gruesas. Volar se hace ya tan
difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de
renovación que durara 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un
paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza
a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo.
Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas.

Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de
cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

----------------
Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en que parece que ya hemos
dado en nuestro trabajo (familia, comunidad, iglesia) todo lo que teníamos. Pareciera como si
hubiéramos agotado nuestra creatividad y que ya no tenemos mucho que aportar.

Nuestra vida suele verse gris y envejecida. ¡Estamos en un punto de quiebre!. O nos transformamos
como las águilas o estaremos condenados a morir. La transformación exige, primero, hacer un alto en
el camino, tenemos que resguardarnos por algún tiempo. Volar hacia lo alto y comenzar un proceso de
renovación.

Solo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar un vuelo de
renacimiento y de victoria. Y ¿cuáles son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos?.
Pues, cada uno puede identificarlas fácilmente en sus vidas: son aquellas actitudes, vicios y
costumbres que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad a la falta de ánimo
para empezar la lucha.

En otros puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima, que nos nublan la vista y
la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos. Debemos desprendernos de costumbres,
tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos
aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

Es increíble descubrir en la Biblia, que ya el salmista (1000 a 800 años antes de Cristo)
conocía el secreto de las águilas:

"El perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. El rescata tu vida de la tumba y te colma
de amor y de ternura, sacia de bienes tu existencia, y te rejuvenece como un ÁGUILA" Salmo 103, 3-5

El ladrillo

Un día un joven ejecutivo viajaba por una calle medio peligrosa en la ciudad. Manejaba rápido en su
flamante auto de lujo, y solamente disminuyó la velocidad al ver a alguien en la vereda, era un niño que
parecía correr detrás de una pelota.
De repente le tiraron un ladrillo, que se estrelló contra su auto dejando una rayón grande en la puerta.
Frenó rápidamente, puso el auto en marcha atrás, y las llantas chillaron mientras retrocedía

Furioso, el joven bajó del auto y agarró al niño que le tirara el ladrillo, sacudiéndole fuertemente.
¡Delincuente maldito!, estaba pensando mientras lo sarandeaba. ¡Mira lo que hiciste a mi auto nuevo.
Te va a costar mucho. ¡¿Por qué tiraste el ladrillo?!

¡Por favor, señor, no sabia que más hacer! Nadie para. ¡Todos nos pasan!

Lágrimas grandes le cayeron de los ojos, mientras señalaba que alguien estaba en la cuneta al otro
lado del auto.

"Es mi hermano. Cuando trató de bajar de la vereda para cruzar la calle, se cayó boca abajo de su silla
de ruedas. ¡Pesa mucho y yo no puedo levantarle solito!. Por favor, ayúdeme a colocarle de nuevo en su
silla".

El joven ejecutivo quedó conmovido a tal punto que no pudo hablar. Levantó al hermano del suelo, el
niño enderezó la silla de ruedas, y con mucha ternura el joven ejecutivo depositó al hermano en su silla
de nuevo. Lo revisó bien para asegurarse que todo estaba en orden. Mientras el niño empujaba a su
hermano a casa, el joven ejecutivo hizo uso del pañuelo para secar sus propias lágrimas.

Lentamente regresó a su auto, que hasta el día de hoy tiene una ranura en la puerta. Se hizo la promesa
de que jamás alguien tendría que tirarle un ladrillo para llamar su atención.

El miedo

Un día, según una vieja narración popular, la peste iba rápidamente hacia Bagdad, cuando alcanzó la
caravana de un beduino.
"¿Por qué, pregunta el jefe árabe, tienes tanta prisa por llegar a Bagdad?"
-"Para cobrar 5,000 vidas, replicó la peste-"
Al regreso de Bagdad, la peste alcanzó de nuevo la caravana.
"Me engañaste" dijo el jefe encolerizado, en lugar de 5,000 te llevaste 50,000 vidas!
-¡"No!"-exclamó la peste- cinco mil y ni una más, fue EL MIEDO el que mató al resto.!

El milagro de las garzas

En un lugar llamado Soledad de Doblado, Veracruz, México, sucedió un curioso acontecimiento. Había
un pastor que había salido a evangelizar, y se encontró con un campesino, al cual le predicó la Palabra.
El campesino un poco escéptico al evangelio sólo le dio largas al pastor. El pastor al final le habló
acerca de la Fe en Cristojesús, sin ningún logro en el campesino. Pasados los días, el campesino
acudió al pastor con un problema y diciéndole: "pastor, la última vez que usted fue a mi casa me habló
acerca de la fe, que para Dios no hay nada imposible. Tengo un problema: mi cultivo de maíz está
infestado de gusano al igual que los cultivos vecinos. No quiero que mi cultivo se eche a perder, pues
es la única fuente de ingresos para mi familia." El pastor decidió orar por el cultivo dejando todo en las
manos de Dios, aunque al parecer el cultivo ya tenía gusano. Fueron y así lo hicieron, aunque sin
resultado. El campesino se entristeció, pero ya no había nada que hacer. Pasó una semana, cuando
muy temprano el campesino toca a la puerta del pastor.

-Pastor, pastor, ha sucedido un milagro, un milagro! Estaba muy temprano en mi cultivo de maíz, viendo
con resignación como el gusano se comía mi maíz, cuando de repente se me ocurre orar de nuevo a
Dios. Me meto al centro del cultivo, me postré a pedirle al Señor, cuando de pronto escucho un zumbido
muy fuerte. Pensé, un enjambre de abejas se acerca. Me puse de pie, y miré. Una gigantesca nube
blanca se acercaba. No eran abejas, eran garzas. Se pararon en mi cultivo y devoraron todo el gusano.
Cuando terminaron, levantaron el vuelo y se fueron, sin tocar tan siquiera los cultivos vecinos. Pastor,
Dios nos escuchó!.

Este testimonio fue muy renombrado en toda el área, y mucha gente vino a Jesús, por el milagro de las
garzas. Lo más sorprendente: no hay garzas en esa área.

El niño en la tienda

En una ocasión, se encontraba un niño pequeño en una tienda frente a un gran aparador lleno de dulces
de diferentes tamaños, formas, colores y sabores. Este niño ya tenía mucho tiempo observando los
dulces sin haber tomado una decisión de cual comprar, y en eso el dueño de la tienda se dirigió al niño
diciéndole: -Vamos, rápido, decide qué dulce quieres porque ya es tarde. El niño contestó: - Espéreme
otro poco por favor, tengo que fijarme bien porque solo tengo una moneda y con ésta moneda quiero
comprar el dulce que más que convenga, no quiero uno amargo, ni uno que al principio sea dulce y
después me deje mal sabor de boca, ni que este muy duro, sino que quiero uno que sea dulce, aunque
difícil de comer, pero que me deje un buen sabor de boca.

El niño somos nosotros, la moneda es nuestra vida y el dulce que podemos comprar con nuestra
moneda (vida) es el camino o estilo de vida en el que queremos invertir.

El papelito

Un maestro al despedirse de su discípulo, luego de haberle enseñado todo lo que necesitaba para
defenderse en la vida, le dijo:

"Mi amado discípulo, ya te he enseñado todo lo necesario para salir triunfante en ésta vida, sin embargo
me falta darte este último regalo (entregándole un trocito de papel doblado). Y añadió:

Cuando estés en los momentos más tristes de tu vida: Lee el papelito.


Cuando te encuentres en problemas y sientas que no puedes más: Lee el papelito.
Cuando te sientas incomprendido y muy sólo: Lee el papelito.
Cuando te sientas la persona más feliz de ésta tierra, y que nada te falta: Lee el papelito.
Cuando te encuentres en los momentos más angustiantes de tu vida: Lee el papelito.

Entonces luego de escuchar al maestro, el discípulo leyó el papelito y decía:

"Solo el amor de Dios es eterno, nada mas puede perdurar para siempre"

-----------------------------------------------------------------
Uno de los principales problemas que tenemos los seres humanos, es que le damos dimensiones de
eternidad a los problemas, y creemos que estarán con nosotros siempre. Cuando tengas un problema
muy serio, debes recordar y te tienes que convencer de que eso va a pasar, y que si hay algo que
perdura para siempre es el amor de Dios, aunque hay situaciones muy duras y tristes para todos, debes
saber que esas cosas van a pasar, y que la vida debe continuar como lo ha hecho desde la creación del
mundo y como seguirá hasta que se termine.
Recuerda que nunca serás abandonado por tu creador, y que no hay nada que te pueda apartar de su
pensamiento.

El pastor que recitó el Salmo 23

Una noche en un gran auditorio un famoso poeta comenzó a recitar el Salmo 23. Cuando terminó la
gente se puso de pie y eufórica le aplaudía por su gran capacidad y talento. De repente, pudo percibir
que entre la audiencia se encontraba el pastor de la iglesia a la cual asistía. Así que, de inmediato le
invitó a estar a su lado. Le pidió que dijera unas palabras al público.
Él, para sorpresa de todos/as, también recitó el Salmo 23. Pero ahora, mientras la multitud le
escuchaba en lugar de aplaudir, permaneció en silencio. Al terminar, prácticamente, todo el mundo
estaba secándose las lágrimas que les bajaban por sus mejillas.

El declamador, sumamente impresionado, pronunció las siguientes palabras: La diferencia es, que yo
conozco el Salmo 23, pero él conoce al PASTOR.

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29 30 31 32 33
En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Conversión en un rebaño
Papá ayudáme....
La divinidad de Jesucristo
Conversión en un rebaño El punto céntrico
El Cristo silencioso
Jesús se quedó fuera
Roberto es un estudiante de Homilética, y en sus clases, su profesor insistía que era necesario practicar La mala lengua
mucho no solo la elaboración sistemática de los sermones, sino que también a fin de dominar el Decía que las madres no trabajaban
rebaño, era necesario practicar repetidamente la exposición de tales sermones. Como Roberto vivía
con sus padres en la afueras de la ciudad, todos los días muy temprano en la mañana, salía a practicar
el sermón que en la noche elaboraba, a título de práctica, el cual era expuesto a las cincuenta vacas, los Nota
tres caballos, la burrita vieja, las quince gallinas, los siete cerdos y los cinco perros que su padre poseía
en su pequeña finca. Cada vez que Roberto, terminaba el sermón, preguntaba al conjunto de los Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
animales si alguno de ellos deseaba recibir al Señor Jesucristo, como su Salvador, esto lo hacía casi posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
todos los días. Un buen día el Padre de Roberto salió muy temprano con sus perros, sin embargo
Roberto inició su predica como era habitual al resto de los animales. Al terminar el sermón (Proverbios
28:13: El que encubre sus pecados no prosperará), efectúo la misma pregunta que se había Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
acostumbrado a hacer: ¿Desea alguien de ustedes recibir al Señor Jesucristo como su Salvador?, nadie nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
respondió. En el calor de la culminación del sermón Roberto volvió a preguntar ¿Desea alguien de
ustedes recibir al Señor Jesucristo como su Salvador?, nuevamente hubo silencio… Roberto con voz
grave y fuerte, y mirando al rebaño de animales de manera retórica pero condenatoria, expresó: Por
tercera y última vez quiero preguntar, y será su decisión de ser salvo e ir al cielo o condenarse e ir al
infierno: ¿Desea alguien de ustedes recibir al Señor Jesucristo como su Salvador? Unos segundos … de
nuevo silencio …, y Roberto estaba poniendo cara de suficiencia y arrogancia, cuando oyó, para su
sorpresa, una voz entrecortada que saliendo como de debajo de las vacas, débilmente decía:
predicador yo quiero ser salvo … Roberto no podía creer lo que escuchaba y sus ojos se abrieron
desmesuradamente, y quedó casi mudo, pensando que las vacas habían comenzado a hablar y a
arrepentirse … de pronto comenzó a observar a una figura humana que se iba incorporando de debajo
de una de las vacas … un hombre … tembloroso y avergonzado, con aspecto muy humilde, cabizbajo,
manifestó a Roberto, que su familia era pobre y necesitaba la leche para darles algo de comer, por lo
tanto había decidido robarse la leche; pero que no deseaba condenarse, y por tanto deseaba recibir al
Señor Jesucristo como su Salvador y no volver a robar. Fue la primera vez que en una predicación
Roberto obtuvo la conversión de alguien.

Conclusión: No dejes de predicar, aunque el rebaño no necesariamente sea de ovejas, quizás alguien
desea acercarse al Señor Jesucristo.

2 Timoteo 4,1-2. “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. R.V.60

Puede usarse sin restricción, ampliarse y/o modificarse, cambiarse, copiarse, imprimirse, publicarse,
aún puede decir que es suyo. No se preocupe … glorifique al Señor Eterno e Inmutable.

Colaboración de: Eduardo Trujillo. Colombia.

Papá ayúdeme … ¿Piloto o copiloto?


Hablando con un piloto de una línea aérea carguera Colombiana, comentaba que siendo copilotos, ellos
son evaluados cada seis meses por las compañías aéreas, a fin de saber si continúan o no en sus
puestos de trabajo o si son ascendidos a pilotos, o en los otros cargos de la misma manera. Uno de los
factores que se _evalúan con mayor atención, para ascender de copiloto de nave a piloto de la misma,
no es solamente la capacidad de pilotaje normal y formal de una aeronave, sino la capacidad de la
persona, en desarrollar planes de atención de emergencias aéreas y/o siniestros, demostrando
serenidad, audacia, temeridad y definitivamente mucha frialdad. Sucedió que en una oportunidad una
nave de carga que hacía su vuelo entre Bogotá y Leticia, ciudades Colombianas, iba tripulada por su
piloto, hombre experimentado, un copiloto muy joven, hijo de un gran piloto, y un ingeniero de vuelo. El
tiempo era ideal, el vuelo se efectuaba con perfecta visibilidad y buen tiempo. Estaban a treinta y dos
mil pies de altura, y se aproximaba la hora de iniciar el descenso, pues el lugar de destino se
aproximaba. El piloto solicitó a su joven copiloto, pedir permiso a la Torre de Control para iniciar el
descenso, sin embargo, a partir de la solicitud del permiso respectivo que había sido otorgado, se
perdió toda comunicación y no se volvió a saber nada del avión. Su búsqueda continuó por mes y
medio, después del cual fue encontrado totalmente destruido. Cuando se inspeccionó, la cinta de
grabación, sobre los últimos minutos del vuelo se encontró el siguiente diálogo:

Piloto: Copiloto pida autorización de descenso.

Copiloto: Autorización recibida.

Piloto: Controles no responden, vamos en picada.

Ingeniero de vuelo: Capitán tome una decisión ¿en que le puedo ayudar?
Piloto: Hemos perdido todo control del avión, sus controles no responden, estamos cayendo.

Copiloto: Capitán haga algo, nos vamos a matar.

Ingeniero de Vuelo: Capitán intente algo ¿en que le puedo ayudar?

Piloto: No hay nada que podamos a hacer, nos quedan dos minutos para el impacto.

Copiloto: (Comienza a llorar y a gritar) Hagan algo … Papá, papá, ayúdeme …. Se escuchan más gritos
de desesperación y llanto y nuevamente la súplica … papá, papá ayúdeme ... En medio de éstas voces
de desesperación se oye la voz del Piloto diciendo… tranquilos … tranquilos … no hay nada que
podamos hacer… tranquilos … tranquilos …; … más gritos de desesperación y llanto del joven copiloto …

Se halló entonces, que mientras el piloto asumía el siniestro con calma y tranquilidad, y asumía el
siniestro como algo real e inevitable, el joven copiloto, no estaba preparado para el mismo desenlace, y
pedía ayuda a su padre, quien también era un experimentado piloto, pero que desde luego no estaba en
el avión siniestrado.

Conclusión: En la vida cristiana, es usted ¿piloto o copiloto?. El piloto es aquel que ha sido probado por
el fuego y está en condiciones de dirigir con mesura la obra del Señor, asumiendo los riesgos y
desenlaces de la vida cristiana, bien sean positivos o negativos, aceptando con calma la voluntad de
Dios … tranquilos … tranquilos … Cuantos creyentes cuando están en dificultades comienzan a llorar y a
gritar … pastor ayúdeme … traigan al pastor, llamen al pastor … pastor ayúdeme. Probablemente
algunos de nosotros no alcanzamos ni siquiera a copilotos.

1 Ped. 5,10-11. Más el Dios de toda gracia que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después de que
hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la
gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. R.V.60

Este relato es una historia real, pero de cualquier manera los hermanos pueden adaptarlo, mejorarlo o
cambiarlo, imprimirlo, reproducirlo, colocarlo en cualquier página de Internet … No hay restricciones, no
es necesario tampoco colocar mi autoría. Solamente que su fin sea para la gloria del Dios Eterno e
Inmutable.

Colaboración de: Eduardo Trujillo. Colombia.

La divinidad de Jesucristo
En los días de mi gloria, yo apasioné a las multitudes hasta el punto de que ellas morían alegremente
por mí. Encendí el fuego en los corazones, poseí el secreto de ese poder mágico que eleva a los
espíritus.

Ahora que me encuentro en Santa Elena clavado sobre esta roca, ¿quién lucha y conquista imperios por
mí? ¿Quién es el que me sigue siendo fiel?

Tal es el destino de los grandes hombres. Tal fue el de César y de Alejandro. Se nos olvida. El nombre
de un conquistador, de un emperador, no es más que un tema escolar. Aun antes de que yo muera, mi
obra es destruida. Jesucristo es el único hombre en el mundo que haya hecho planes con su muerte y
que no se equivocó. El dijo: "Si yo fuere levantado a todos atraeré a Mí"

He aquí un conquistador que incorpora a su persona no una nación, sino la humanidad. El alma humana
se hace un anexo de la suya.

Cuanto más pienso, más absolutamente me persuado de la divinidad de Jesucristo.

Napoleón Bonaparte (1769-1821) Memorial de Santa Elena

El punto céntrico
Cuando el almirante Byrd, hace algunos años, pasó el invierno cerca del Polo Sur, con el fin de hacer
ciertas investigaciones científicas, le aconteció lo siguiente: Salió una vez de su morada hecha de hielo,
para tomar aire fresco. La noche y el frío le envolvían. Estaba solo, como jamás algún hombre lo había
estado. De repente se detuvo, un tanto espantado. Había ido demasiado lejos. Dando media vuelta, se
dio cuenta de que le era imposible ver su cabaña. Absolutamente ninguna seña de ella se vislumbraba.
En su derredor nada había sino la nieve. Comprendió que si principiaba a buscar su cabaña y no
tropezaba con ella en el primer intento, todo sentido de dirección estaría perdido y no habría manera de
orientarse. Tenía consigo un palo. Lo clavó en el hielo. «Aquí está mi centro -se dijo-, no lo dejaré hasta
no encontrarla.» Fue sobre una línea buscando la cabaña y, no encontrándola, volvió rápidamente a su
centro, el cual no perdió de vista. Por segunda vez fue en busca de la cabaña, pero no la halló; sin
embargo, no tenía miedo porque aún vislumbraba su centro, al cual rápidamente volvía una y otra vez.
De nuevo fue buscando la cabaña con el mismo resultado, pero no se desesperó, pues se había
quedado dentro del radio de visión de su centro, al cual de nuevo volvió. La cuarta vez tropezó con su
cabaña y se salvó.

El Cristo silencioso
Un día me encontré, atónito, frente a una imagen de Cristo, en un pueblecito del estado de Michoacán,
México. Era una imagen bellamente labrada y vestida de blanco. Pero un feo objeto perturbaba la
serena belleza de su faz. Era un candado de hierro, que atravesando los labios de la imagen, los
mantenía herméticamente cerrados. Pregunté a una devota, que estaba allí arrodillada, y me contestó:
«Es Nuestro Señor del Candado. ¡Muy milagroso! Si tiene usted algún secreto, déselo... ¡Y Él hará que no
se sepa jamás!» Noté cómo la vestidura de la imagen tenía pequeños objetos de plata, que los devotos
habían prendido en ella. ¡Cohecho recibido por el Cristo silencioso, en premio de su silencio!

Aquel espectáculo transverberó mi alma. Porque ahí estaba el símbolo del Cristo de Iberoamérica.
Bello, encerrado en iglesias de soberbio ornamento, con cirios encendidos a sus pies, cubierto de dones
de oro y plata, ¡pero con un candado en los labios! Porque en ninguna otra región del mundo, excepto
en países francamente religiosos, se ignora tan completamente la Palabra de Dios.

Gonzalo Báez-Camargo

Jesús se quedó fuera


En los días más álgidos de la furia antirracista que desató en Alemania el mito ario, se escribió un
poema muy sugerente. En él se describe una escena que se desarrolla en uno de los llamados países
privilegiados. Una mañana en la catedral. Las naves están atestadas de personas de los más altos
niveles sociales. El ritual se ofrece, en todos sus detalles, con gran esplendor. El ministro va a dar su
mensaje. Ocupa el púlpito sagrado y antes de empezar a hablar quiere ser benévolo y dice: «Si hay
alguien en esta catedral que tiene sangre judía sería conveniente que saliera pues no le ha de agradar
algo -de lo que va a escuchar en esta mañana.» Al decir esto una figura majestuosa se levantó, cruzó
los pasillos y abandonó la catedral. Era la figura de un judío. Era el Señor Jesucristo.

La mala lengua
Yo soy la que urdo todos los enredos, fabrico todas las mentiras, invento todas las calumnias, me la
paso averiguando vidas ajenas, llevando de aquí para allá todos los chismes y todos los cuentos.

Yo soy la que siembro toda la cizaña y discordia entre hermanos, amigos, parientes y familias.

Yo soy la que alimento los odios, los rencores y las venganzas, cuando no soy la causa de todo eso.

Yo, a manera de voraz incendio, todo lo avasallo, nada respeto y todo lo devoro.

Mi hambre es insaciable; mi sed inextinguible.

Yo sirvo a la soberbia y a la envidia de telégrafo y cable, para prender la guerra entre las naciones,
excitando el odio de aquellos que la representan.

Yo sirvo a la impureza de tea incendiaria para prender el fuego de la concupiscencia en todos los
corazones.

Yo ando de casa en casa denigrando al mundo.

Yo no dejo en paz ni a los muertos, pues los desentierro cual hiena famélica y voraz para saciarme de
sus podridas carnes: es decir, saco a la luz los vicios y pecados por los cuales ya están juzgados o
condenados.

Yo soy más inexorable que la muerte, pues ésta se detiene ante el polvo del sepulcro y en él descansa;
mas yo sigo adelante. ¡Yo soy la mala lengua!

Decía que las madres no trabajaban


Un hombre, por cierto, muy meticuloso, decía que las madres no trabajaban tanto. Que los quehaceres
de la casa eran poca cosa. Pero un día se vio obligado a cuidar a la familia, debido a que su esposa
tuvo que salir. Decidió escribir una lista de sus actividades, con el siguiente resultado:

Le abrí la puerta a los niños 106 veces.

Le cerré la puerta a los niños 106 veces.

Amarré los cordones de sus zapatos 16 veces.

Rescaté al nene, que está aprendiendo a andar, 21 veces. A Jorgito, nuestro niño de 2 años, le dije «no»
94 veces. Les di pan, con mantequilla y jalea, 11 veces.

Les di galletas 28 veces.

Contesté el teléfono 7 veces.

Contesté sus preguntas 145 veces.

No pude contestar sus preguntas 175 veces. Se me agotó la paciencia 45 veces.

Caminé tras los niños, alrededor de 6 kilómetros. Y faltan aún muchas cosas que no quise anotar.

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Tres conductores y el autobús...


Creyentes como usted

Tres conductores y el autobús escolar El capitán y el faro


El rey y su halcón
El rey Midas
Demóstenes
Al superintendente de educación del condado le hacía falta emplear un conductor
de autobús escolar, y tenía tres aplicaciones para la vacante. Para seleccionar el
Nota
hombre más capacitado ideó la siguiente prueba:
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
Llevó al primer candidato por cierto camino a un lugar donde había una curva posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
cerrada en una subida fuerte, y le preguntó: “¿Qué tan pegada puede usted
acercar el autobús a la orilla del camino en esta curva sin precipitarse, con todo Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
y niños, por el precipicio”? El conductor echó un vistazo, replicando: “Creo que darte el crédito correspondiente.

hasta seis centímetros de la orilla, sin arriesgar la seguridad”.


Al segundo candidato para el trabajo se le planteó la misma situación.
Examinó la curva y dijo al oficial del condado: “Creo que puedo llevar el
autobús hasta dos centímetros de la orilla, sin caer sobre el precipicio”.
El superintendente llevó al tercer candidato al mismo escenario, haciéndole la
misma proposición. De inmediato, este respondió: “¿Me tiene por loco? A mi no
me preocupa qué tan cerca pueda llevar el autobús a la orilla. Más bien, trataré
de alejarme lo más posible de la línea de peligro”. Este fue contratado.
Para el cristiano, hay una “línea de peligro” entre la iglesia y el mundo. “Iglesia”
identifica a los que han sido llamados fuera del reino de pecado. El apóstol Juan
dijo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Quien procura permanecer
pegado lo más posible al mundo de pecado mientras sigue a Cristo, tiene una
actitud mala. Tal cual el tercer conductor, cada individuo debe mantenerse tan
distante posible de la zona de peligro. El apóstol Pablo escribió: “Aborreced lo malo,
seguid lo bueno”. B. C. Goodpasture

Creyentes como usted

Una vez, había una congregación en el que todos los miembros eran exactamente
como usted. Cada uno cooperaba, respaldando todo programa, tal como usted
suele hacerlo. Todos trabajaban tan arduamente como usted, y asistían a los
mismos servicios, además a las campañas evangelísticas, como usted lo hace. Los
obispos, diáconos, predicadores, maestros y maestras manifestaban el mismo
interés en la iglesia que tiene usted. Prestaron el mismo énfasis a sus actividades
recreativas, negocios y demás asuntos materiales que pone usted en la actualidad.
Cada miembro ofrendaba de la manera que ofrenda usted. Dentro de más o menos
un año, esta congregación…………………………………. (Siendo todos los miembros
exactamente como usted, ¿en qué condición estaría su congregación al término de
un año?)

El capitán y el faro

El capitán del barco miraba, a lo lejos, luces tenues en la oscuridad de la noche. De


inmediato, ordenó a su guardavía a enviar el siguiente mensaje: “Altere su rumbo
diez grados hacia el sur”. Enseguida, fue recibida la réplica: “Altere el suyo diez
grados hacia el norte”. Se enfadó el capitán, ya que su comando había sido
ignorado. Así pues, mandó un segundo mensaje: “Yo soy el capitán. Altere su rumbo
diez grados hacia el sur”. Al ratito, vino la respuesta: “Yo soy el marinero tercera
clase Martínez. Altere su rumbo diez grados hacia el norte”. Pensando infundir temor,
el capitán respondió: “Estoy al mando de un buque de guerra”, a lo cual se contestó:
“Y yo estoy al mando de un faro”.

Aplicación. En la noche oscura y neblinosa de nuestros tiempos se escuchan


muchas voces distintas que vociferan órdenes, diciéndonos lo que debiéramos
hacer o cómo encaminar nuestra vida. Una voz en particular se hace escuchar en
medio de las tinieblas, señalándonos un rumbo contrario a las indicaciones de las
demás, una trayectoria que quizás parezca irracional. Se trata de la voz de quien es
la Luz del mundo, voz que ignoramos a gran riesgo nuestro.

El Rey y su Halcón

Genghis Khan era un gran rey y guerrero. Llegó con su ejército a China y Persia, y
conquistó muchas tierras. En todos los países, los hombres referían sus hazañas, y
decían que desde Alejandro Magno no existía un rey como él.

Una mañana, cuando descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques.
Lo acompañaban muchos de sus amigos. Cabalgaban jovialmente, llevando sus
arcos y flechas. Sus criados los seguían con los perros.

Era una alegre partida de caza. Sus gritos y sus risas resonaban en el bosque.
Esperaban obtener muchas presas.

En la muñeca el rey llevaba su halcón favorito, pues en esos tiempos se adiestraba


a los halcones para cazar. A una orden de sus amos, echaban a volar y buscaban la
presa desde el aire. Si veían un venado o un conejo, se lanzaban sobre él con la
rapidez de una flecha.

Todo el día Genghis Khan y sus cazadores atravesaron el bosque, pero no


encontraron tantos animales como esperaban.

Al anochecer emprendieron el regreso. El rey cabalgaba a menudo por los bosques


y conocía todos los senderos. Así que mientras el resto de la partida tomaba el
camino más corto, él eligió un camino más largo por un valle entre dos montañas.

Había sido un día caluroso, y el rey tenía sed. Su halcón favorito había echado a
volar, y sin duda encontraría el camino de regreso.

El rey cabalgaba despacio. Una vez había visto un manantial de aguas claras cerca
de ese sendero. ¡Ojalá pudiera encontrarlo ahora! Pero los tórridos días de verano
habían secado todos los manantiales de la montaña.

Al fin, para su alegría, vio agua goteando de una roca. Sabía que había un manantial
más arriba. En la temporada de las lluvias, siempre corría por allí un arroyo
caudaloso, pero ahora bajaba una gota por vez.

El rey se apeó del caballo. Tomó un tazón de plata de su morral, y lo sostuvo para
recoger las gotas que caían con lentitud.

Tardaba mucho en llenarse, y el rey tenía tanta sed que apenas podía esperar. En
cuanto el tazón se llenó, se lo llevó a los labios y se dispuso a beber.

De pronto oyó un silbido en el aire, y le arrebataron el tazón de las manos. El agua


se derramó en el suelo.

El rey alzó la vista para ver quién le había hecho esto. Era el halcón.

El halcón voló de aquí para allá varias veces, y al fin se posó en las rocas, a orillas
del manantial.

El rey recogió el tazón, y de nuevo se dispuso a llenarlo.

Esta vez no esperó tanto tiempo. Cuando el tazón estuvo medio lleno, se lo acercó a
la boca. Pero apenas lo intentó, el halcón se echó a volar y se lo arrebató de las
manos.

El rey empezó a enfurecerse. Lo intentó de nuevo, y por tercera vez el halcón le


impidió beber.

El rey montó en cólera.

- ¿Cómo te atreves a actuar así? -exclamó-. Si te tuviera en mis manos, te retorcería


el cuello.
Llenó el tazón de nuevo. Pero antes de tratar de beber, desenvainó la espada.

- Amigo halcón -dijo-, ésta es la última vez.

No acababa de pronunciar estas palabras cuando el halcón bajó y le arrebató el


tazón de la mano. Pero el rey lo estaba esperando. Con una rápida estocada abatió
al ave.

El pobre halcón cayó sangrando a los pies de su amo.

- Ahora tienes lo que mereces -dijo Gesghis Khan.

Pero cuando buscó el tazón, descubrió que había caído entre dos piedras, y que no
podía recobrarlo.

- De un modo u otro, beberé agua de esa fuente -se dijo.

Decidió trepar la empinada cuesta que conducía al lugar de donde goteaba el agua.
Era un ascenso agotador, y cuanto más subía, más sed tenía.

Al fin llegó al lugar. Allí había, en efecto, un charco de agua, ¿pero qué había en el
charco? Una enorme serpiente muerta, de la especie más venenosa.

El rey se detuvo. Olvidó la sed. Pensó sólo en el pobre pájaro muerto.

- ¡El halcón me salvó la vida! -exclamó-. ¿Y cómo le pagué? Era mi mejor amigo, y lo
he matado.

Bajó la cuesta. Tomó suavemente al pájaro y lo puso en su morral. Luego montó a


caballo y regresó deprisa, diciéndose:

- Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado por la
furia.

Tomás Jefferson.

EL Rey Midas

Érase una vez un rey muy rico cuyo nombre era Midas. Tenía más oro que nadie en
todo el mundo, pero a pesar de eso no le parecía suficiente. Nunca se alegraba
tanto como cuando obtenía más oro para sumar en sus arcas. Lo almacenaba en
las grandes bóvedas subterráneas de su palacio, y pasaba muchas horas del día
contándolo una y otra vez.

Ahora bien, Midas tenía una hija llamada Caléndula. La amaba con devoción, y
decía:

- Será la princesa más rica del mundo.

Pero la pequeña Caléndula no daba importancia a su fortuna. Amaba su jardín, sus


flores y el brillo del sol más que todas las riquezas de su padre. Era una niña muy
solitaria, pues su padre siempre estaba buscando nuevas maneras de conseguir
oro, y contando el que tenía, así que rara vez le contaba cuentos o salía a pasear
con ella, como deberían hacer todos los padres.

Un día el rey Midas estaba en su sala del tesoro. Había echado la llave a las
gruesas puertas y había abierto sus grandes cofre de oro. Lo apilaba sobre mesa y
lo tocaba con adoración. Lo dejaba escurrir entre los dedos y sonreía al oír el
tintineo, como si fuera una dulce música. De pronto una sombra cayó sobre la pila
del oro. Al volverse, el rey vio a un sonriente desconocido de reluciente atuendo
blanco. Midas se sobresaltó. ¡Estaba seguro de haber atrancado la puerta! ¡Su
tesoro no estaba seguro! Pero el desconocido se limitaba a sonreír.

- Tienes mucho oro, rey Midas -dijo.

- Sí -respondió el rey-, pero es muy poco comparado con todo el oro que hay en el
mundo.

- ¿Qué? ¿No estás satisfecho? -preguntó el desconocido.

- ¿Satisfecho? -exclamó el rey-. Claro que no. Paso muchas noches en vela
planeando nuevos modos de obtener más oro. Ojalá todo lo que tocara se
transformara en oro.
- ¿De veras deseas eso, rey Midas?

- Claro que sí. Nada me haría más feliz.

- Entonces se cumplirá tu deseo. Mañana por la mañana, cuando los primeros rayos
del sol entren por tu ventana, tendrás el toque de oro.

Apenas hubo dicho estas palabras, el desconocido desapareció. El rey Midas se


frotó los ojos.

- Debo haber soñado -se dijo- , pero qué feliz sería si eso fuera cierto.

A la mañana siguiente el rey Midas despertó cuando las primeras luces aclararon el
cielo. Extendió la mano y tocó las mantas. Nada sucedió.

- Sabía que no podía ser cierto -suspiró. En ese momento los primeros rayos del sol
entraron por la ventana. Las mantas donde el rey Midas apoyaba la mano se
convirtieron en oro puro-. ¡Es verdad! -exclamó con regocijo-. ¡Es verdad!

Se levantó y corrió por la habitación tocando todo. Su bata, sus pantuflas, los
muebles, todo se convirtió en oro. Miró por la ventana, hacia el jardín de Caléndula.

- Le daré una grata sorpresa -dijo. Bajó al jardín, tocando todas las flores de
Caléndula y transformándolas en oro-. Ella estará muy complacida -se dijo.

Regresó a su habitación para esperar el desayuno, y recogió el libro que leía la


noche anterior, pero en cuanto lo tocó se convirtió en oro macizo.

- Ahora no puedo leer -dijo-, pero desde luego es mucho mejor que sea de oro.

Un criado entró con el desayuno del rey.

- Qué bien luce -dijo-. Ante todo quiero ese melocotón rojo y maduro.

Tomó el melocotón con la mano, pero antes que pudiera saborearlo se había
convertido en una pepita de oro. El rey Midas lo dejó en la bandeja.

- Es muy bello, pero no puedo comerlo. -dijo. Levantó un panecillo, pero también se
convirtió en oro-. ¿Qué haré? Tengo hambre y sed, y no puedo beber ni comer oro.

En ese momento se abrió la puerta y entró la pequeña Caléndula. Sollozaba


amargamente, y traía en la mano una de sus rosas.

- ¿Qué sucede, hijita? -preguntó el rey.

- ¡Oh, padre! ¡Mira lo que ha pasado con mis rosas! ¡Están feas y rígidas!

- Pues son rosas de oro, niña. ¿No te parecen más bellas que antes?

- No -gimió la niña-, no tienen ese dulce olor. No crecerán más. Me gustan las rosas
vivas.

- No importa -dijo el rey-, ahora come tu desayuno.

Pero Caléndula notó que su padre no comía y que estaba muy triste.- ¿Qué sucede,
querido padre?

-preguntó, acercándose. Le echó los brazos al cuello y él la besó, pero de pronto el


rey gritó de espanto y angustia. En cuanto la tocó, el adorable rostro de Caléndula
se convirtió en oro reluciente. Sus ojos no veían, sus labios no podían besarlo, sus
bracitos no podían estrecharlo. Ya no era una hija risueña y cariñosa, sino una
pequeña estatua de oro.

El rey Midas agachó la cabeza, rompiendo a llorar.

- ¿Eres feliz, rey Midas? -dijo una voz. Al volverse, Midas vio al desconocido.

- ¡Feliz! ¿Cómo puedes preguntármelo? ¡Soy el hombre más desdichado de este


mundo! -dijo el rey.

- Tienes el toque de oro -replicó el desconocido-. ¿No es suficiente?

El rey Midas no alzó la cabeza ni respondió.

- ¿Qué prefieres, comida y un vaso de agua fría o estas pepitas de oro? -dijo el
desconocido.
El rey Midas no pudo responder.

- ¿Qué prefieres, oh rey, esa pequeña estatua de oro, o una niña vivaracha y
cariñosa?

- Oh, devuélveme a mi pequeña Caléndula y te daré todo el oro que tengo -dijo el
rey-. He perdido todo lo que tenía de valioso.

- Eres más sabio que ayer, rey Midas -dijo el desconocido-. Zambúllete en el río que
corre al pie de tu jardín, luego recoge un poco de agua y arrójala sobre aquello que
quieras volver a su antigua forma. -El desconocido desapareció.

El rey Midas se levantó de un brinco y corrió al río. Se zambulló, llenó una jarra de
agua y regresó deprisa al palacio. Roció con agua a Caléndula, y devolvió el color a
sus mejillas. La niña abrió los ojos azules.

- ¡Vaya, padre! -exclamó-. ¿Qué sucedió?

Con un grito de alegría, el rey Midas la tomó en sus brazos.

Nunca más el rey Midas se interesó en otro oro que no fuera el oro de la luz del sol,
o el oro del cabello de la pequeña Caléndula.

Adaptación de un texto de Nathaniel Hawthorne.

Demóstenes

Demóstenes perdió de siete años a su padre; su tutor astuto lo despojó de toda la


fortuna. En una ocasión el muchacho asistió a un juicio y oyó el discurso del
defensor; y cuando el pueblo acompañaba en triunfo al orador, decidió dedicarse
también a la oratoria.

Desde entonces no tuvo otro pensamiento, ni de día ni de noche. Pero la tarea no


era fácil. A su primer discurso la multitud levantó tanto alboroto y escándalo, que
tuvo que interrumpirlo, sin poder llegar al final. Abatido discurría por la ciudad, hasta
que un anciano le infundió ánimo, y le alentó a seguir ejercitándose.. Se aplicó
entonces con más tenacidad a conseguir el propósito concebido de antemano. Era
blanco de mofas continuas por parte de sus contrarios; pero él no se preocupaba.
De vez en cuando se apartaba por completo de los hombres, y en grutas
subterráneas seguía perorando. Tartamudeaba un poco al hablar; para remediar
este defecto y para que su lengua se moviera sin trabazón, poníale una piedrecita
debajo; íbase a la orilla del mar y gritaba con todas sus fuerzas. Sus pulmones eran
débiles; para robustecerlos daba grandes paseos al aire libre y recitaba en voz alta
discursos y poesías... Siempre que oía una discusión seria, se iba a su cuarto,
pesaba una y otra vez los argumentos de ambas partes, y procuraba fallar quién
tenía razón. Y ved ahí, que con esta formación de sí mismo, que no conoció
desalientos, poco a poco corrigió sus defectos y llegó a ser orador tan formidable,
que sus discursos hoy todavía, después de dos mil trescientos años, son el modelo
en que deben estudiar cuantos desean destacarse en el campo de la oratoria. Y sin
embargo, de niño era un pobre huerfanito tartamudo. ¡Qué admirables fuerzas laten
en el hombre!

Tihamer Toth. El joven de carácter. Atenas.

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Carta de Jesús
¿Águuila o pollo?

Carta de Jesús Sácale filo


Lo que de verdad importa
El amigo de su hijo
¿Dónde se encuentra el cielo?
Ruth fue a su buzón de correo y había una carta. La tomó y la miró antes de abrirla A empujar...
y notó que no tenía estampillas ni sello del correo. Solo su nombre y dirección.
Nota
Ella leyó: Querida Ruth: "Voy a estar en tu barrio el sábado en la tarde y quisiera
verte. Te quiere siempre, Jesús". Sus manos temblaban mientras colocaba la carta Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
en la mesa. "¿Por qué Dios querrá visitarme si no soy nadie especial?", pensó ella. lágrimas.
También recordó que no tenía nada que ofrecerle, pensando en eso, recordó su
alacena vacía. "Oh, no tengo nada que ofrecerte. Tengo que ir al supermercado y Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
comprar algo para la cena darte el crédito correspondiente.

Ella tomó su cartera que contenía $50 "Bueno, puedo comprar pan y embutidos
por lo menos" Se puso el abrigo y corrió a la puerta. Compró un molde de pan
francés, media libra de jamón de pavo y un cartón de leche lo que le dejó con tan
solo doce pesos hasta el lunes. Se sentía bien a medida que se acercaba a su
casa con su humilde compra bajo el brazo.

Ruth había estado tan sumergida en sus planes para la cena que no había notado
dos figuras acurrucadas en la acera. Un hombre y una mujer, ambos vestidos de
andrajos "Mire señorita, no tengo trabajo y mi esposa y yo hemos estado viviendo
en las calles, nos estamos congelando y tenemos mucha hambre y si usted nos
pudiera ayudar se lo agradeceríamos mucho".

Ruth los miró. Ellos estaban sucios y mal olientes pensó que si ellos en realidad
quisieran trabajar ya habrían conseguido algo. "Señor, me gustaría ayudarlos, pero
soy pobre también. Todo lo que tengo es un poco de pan y tendré un invitado
especial a cenar esta noche y pensaba darle esto de comer." "Esta bien,
comprendo. Gracias de todas maneras". El hombre puso su brazo sobre los
hombros de la mujer y se fueron rumbo al callejón.

Ella los miraba alejarse y sintió mucho dolor en su corazón. "Señor espere", les
dijo. La pareja se detuvo, mientras ella corría hasta ellos. ¿Por qué no toman esta
comida?, puedo servirle otra cosa a mi invitado" -dijo ella mientras le entregaba la
bolsa del supermercado. "Gracias, muchas gracias señorita" "Si, Gracias" Le dijo la
mujer y Ruth pudo ver que estaba temblando de frío. "Sabe, tengo, otro abrigo en
casa, tome este", le dijo mientras se lo ponía sobre tos hombros.

Ella regresó a casa sonriendo y sin su abrigo ni comida que ofrecer a su invitado.
Se estaba desanimando a medida que se acercaba a la puerta de su casa,
pensando que no tenía nada que ofrecer al Señor. Cuando metió la llave en la
cerradura notó otro sobre en su buzón.

"Que raro. Usualmente, el cartero no viene dos veces el mismo día" Ella tomó el
sobre y lo abrió:

Querida Ruth:
"Fue muy agradable verte de nuevo. Gracias por la comida y gracias también por el
hermoso abrigo. Te quiere siempre, Jesús".

¿Águila o pollo?
Érase una vez un hombre, que mientras caminaba por el bosque, encontró un
aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a
comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos. Un día un
naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario porqué razón un águila, el
rey de todas las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrada en el corral con
los pollos.

-Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo,
nunca ha aprendido a volar- respondió el propietario-. Se conduce como los pollos, y
por tanto, ya no es un águila.

-Sin embargo- insistió el naturalista- tiene corazón de águila y, con toda seguridad,
se le puede enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era
posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le
dijo: “Tú perteneces al cielo, no a la tierra. Abre las alas y vuela”.

El águila, sin embargo, estaba confusa; no sabía qué era y, al ver a los pollos
comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y


le animó diciéndole: “Eres un águila. Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía
miedo de su yo y del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la
comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a
una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un
águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las
alas y vuela”.

El águila miró alrededor, hacia el corral, y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar.
Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a
temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante voló
alejándose en el cielo.

Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible
que, de cuando en cuando, vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca
ha vuelto a vivir vida de pollo. Sin embargo, fue un águila, pese a que fue mantenida
y domesticada como un pollo.

Esta parábola refleja muy bien la situación de cada uno de nosotros y del hombre de
hoy. Este ha perdido su identidad y el sentido de la vida. ¿Quién es el hombre? ¿Cuál
es el sentido de su vida? ¿Quién soy yo? La respuesta no es fácil ¿Soy águila o soy
pollo? Mi conciencia me dice lo primero, mi forma de vida tal vez lo segundo.

Como el aguilucho, el hombre ha perdido identidad. A fuerza de vivir en el corral y de


comer la comida de los pollos, ha traicionado su verdadera esencia y se ha
rebajado. Ya no sabe lo que es. Ha perdido el sentido de la actividad y de su vida.

El hombre, como el águila, es el rey de la creación. Posee un corazón grande capaz


de anhelar lo sublime. Tiene alas para perseguir lo más alto. Sin embargo, se ha
encarcelado en el corral; la sociedad de consumo lo tiene atrapado en sus fauces
voraces. Y es que es mucho más fácil y placentero ser pollo que águila.

El pollo posee la seguridad del corral, la comodidad de las rejas que delimitan su
espacio, el cuidado de su amo, la tranquilidad del alimento asegurado, la protección
frente a las vicisitudes de la vida.

El águila, sin embargo, debe asumir el riesgo de moverse en un espacio sin límites,
tiene que estar alerta para no caer en manos del cazador que la convertiría en trofeo
de caza o en pieza de museo, tiene que luchar frecuentemente en la soledad y en un
ambiente adverso, para proteger y defender su vida de quienes quieren someter.

Pero el pollo ha perdido su libertad, la ha entregado a cambio de unos granos de


trigo que llenen su buche hambriento, es explotado y sometido al sucio mercado de
la compra y venta. El águila en cambio, es libre, sus alas le permiten surcar los
cielos y explorar horizontes siempre nuevos.

¡Que triste es ver al hombre, como el aguilucho, en el corral comiendo la comida de


los pollos y llevando la vida de estos, cuando su corazón y su mente están hechos
para cosas más grandes.

La tarea no es fácil; en parte, porque estamos convencidos de ser pollos o porque


no conocemos cuál es realmente nuestra identidad; en parte, porque nuestros
amos, la comodidad, la dependencia y el consumismo, no nos dejan salir.
Sentiremos miedo, indecisión; tendremos que luchar contra la inercia, que una y otra
vez tratará de devolvernos al corral. Únicamente el aire limpio de la montaña y la
contemplación de ideales tan nobles y altos como el sol, podrán desplegar nuestras
alas y hacer cantar el grito triunfante de la liberación.

Recordaremos con nostalgia nuestra vida de pollos y sufriremos la tentación de


volver al corral. Pero quien realmente descubre su vocación a la libertad y encuentra
un claro sentido de su vida, jamás dará un paso atrás en su decisión de llevar una
existencia auténticamente humana.

En este momento de tu vida ¿Con quién te identificas más con el águila o con el
pollo?

¿Cuál es el sueño de tu vida?

¿Qué te impide volar?

Sácale filo
Hace algunos años un joven que buscaba trabajo se le acercó al capataz de un
aserradero y le preguntó si tenía trabajo para él. "Eso depende," contestó el capataz.
"Miremos si puedes tirar éste árbol."

El joven hombre avanzó unos pasos hacia un árbol y lo derribó hábilmente. El


capataz estaba impresionado y exclamó, "¡Puedes empezar el lunes!"

Pasó el lunes, el martes, y el miércoles. El jueves por la tarde el capataz se le acercó


al joven y le dijo, "Puedes recoger tu cheque de pago hoy a la salida"

Sobresaltado, el joven preguntó, "Pensé que usted pagaba sólo el viernes."

"Normalmente así lo hacemos," respondió el capataz, "pero nosotros te estamos


dejando ir hoy porque tu rendimiento está bajando. Nuestras estadísticas diarias
revelan que estando en el primer lugar el lunes has descendido al último lugar el
miércoles."

"Pero soy un trabajador resistente," objetó el joven. " ¡Llego primero, me voy último y
he estado trabajando hasta en mis tiempos libres!"

El capataz, viendo la integridad del joven, pensó por un minuto y luego le preguntó,
"¿Has estado afilando tu hacha?"
El joven respondió, "Bueno, no, Señor. He estado trabajando tan duro que no me he
tomado el tiempo para hacerlo..."

Aplicación
¿Y tú? ¿Demasiado ocupado para afilar tu hacha? La oración es la piedra que te da a
ti el filo necesario. Sin la oración, entre más trabajo lleves a cabo, más lento te
pondrás. Necesitamos parar y tomar tiempo para afilar nuestra vida espiritual en
oración con nuestro Padre celestial, para que seamos útiles para el Reino de Cristo.

Lo que de verdad importa


En medio de un tornado que devastó el condado de Will, en Illinois, un joven padre
se encontraba sentado meciendo a su bebé de tres meses de nacido. Cuando los
feroces y aulladores vientos finalmente se apaciguaron y volvió la calma, la casa del
hombre había desaparecido... y también el bebé. Pero según un informe de noticias,
el padre encontró a su bebé en un campo cerca de su casa... ¡sano y salvo! Y
también lo estaba el resto de la familia.

Cuando un reportero le preguntó si estaba enojado por haber perdido todo lo que
poseía contestó: «No, quiero dar gracias a Dios porque tengo a mi bebé y a mi
familia. Algunas personas no tienen esas cosas. No me importa nada más.»

Muchas veces se necesitan tiempos de tragedia para acordarnos de qué es lo que


realmente importa en la vida. Cuando las cosas van bien podemos inquietarnos
fácilmente por lo que poseemos. Nos aferramos a muchas cosas que no son
esenciales ni importantes. Tendemos a preocuparnos demasiado por los autos, las
casas, los muebles, los electrodomésticos, la ropa y otras incontables cosas de la
vida moderna.
Pero cuando la vida se reduce a lo esencial, como sucedió en el tornado de Illinois,
recordamos de nuevo que la vida es razón suficiente para alabar a Dios.

¿Has pasado tiempo hoy alabando a Dios por tu vida y por la gente que Él te ha dado
para compartirla? Eso es lo que de verdad importa.

El amigo de su hijo
Era una reunión del domingo por la noche en una iglesia cristiana evangélica.
Después de cantar los himnos, el pastor se dirigió a la congregación y presentó al
orador invitado. Se trataba de uno de sus amigos de la infancia, ya entrado en años.
Mientras todos lo seguían con la mirada, el anciano ocupó el púlpito y comenzó a
contar esta historia:

"Un hombre junto con su hijo y un amigo de su hijo estaban navegando en un velero a
lo largo de la costa del Pacifico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme.
Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de
experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano
arrastraron a los tres."

Al decir esto, el anciano se detuvo un momento y miró a dos adolescentes que, por
primera vez desde el comienzo de la reunión, estaban mostrando interés. Y siguió
narrando:

"El padre logró agarrar una soga, pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible
de su vida: escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga.
Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era cristiano, y
también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho
mayor que los embates de las olas. Miró a su hijo y le gritó: ¡¡Te quiero, hijo mío!! y le
tiró la soga al amigo de su hijo. En el tiempo que le llevó acercar al amigo hasta el
velero volcado en campana, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la
oscuridad de la noche. Jamás lograron encontrar su cuerpo."

Los dos adolescentes estaban escuchando con suma atención, atentos a las
próximas palabras que pronunciara el orador invitado.

"El padre" -continuó el anciano- "sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo y no
podía soportar el hecho de que el amigo de su hijo no estuviera preparado para
encontrarse con Dios. Por eso sacrifico a su hijo. Cuán grande es el amor de Dios que
lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros."

Dicho esto, el anciano volvió a sentarse, y hubo un tenso silencio.


Pocos minutos después de concluida la reunión, los dos adolescentes se
encontraron con el anciano. Uno de ellos le dijo cortésmente: "Esa fue una historia
muy bonita, pero a mí me cuesta mucho creer que ese padre haya sacrificado la vida
de su hijo con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo.
"Tienes toda la razón," -le contestó el anciano mientras miraba su Biblia gastada por
el uso. Y mientras sonreía, miró fijamente a los dos jóvenes y les dijo:- "Pero esa
historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a
Su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo si no fuera porque el amigo
de ese hijo era YO.

"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos,
y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento"
Eclesiastés 12:1

¿Dónde se encuentra el cielo?


Hubo un predicador metodista que predicó un domingo sobre el Cielo. A la mañana
siguiente, cuando paseaba por el pueblo, se encontró con uno de los miembros
ricos de su congregación.

- Pastor, -le dijo- usted predicó un buen sermón ayer sobre el Cielo. Nos habló sobre
el Cielo, pero.. no nos dijo dónde está el Cielo...

- ¡Ah! -dijo el pastor-. Me alegro de tener la oportunidad ahora. Acabo de venir de la


cumbre de esa colina. En esa cumbre hay una casa, donde vive un miembro de
nuestra congregación. Está enferma en cama con fiebre; sus dos hijos pequeños
están enfermos en otra cama, y no tiene carbón, madera, harina, azúcar ni pan. Si
usted fuese a una tienda y comprase cinco libras de provisiones y se las enviase, y
fuese a ella y le dijese: "hermana mía, le traigo estas provisiones en el nombre de
nuestro Señor y Salvador". Luego leed el Salmo 23 y orad. Y si usted no ve el Cielo
antes de acabar de estar allí, yo pagaré el coste.

A la mañana siguiente el anciano rico fue al predicador y le dijo:

- Pastor, hice lo que me dijo, y vi el Cielo. Pasé 25 minutos en el Cielo tan


ciertamente como que usted me está escuchando...

A empujar ...
Cuentan que un muy buen hombre vivía en el campo pero tenía problemas físicos,
cuando un día se le apareció Jesús y le dijo: "Necesito que vayas hacia aquella gran
roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante 1 año".

El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió
hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.

Empezó a empujarla con todas sus fuerzas, día tras día, pero no conseguía moverla
ni un milímetro. A las pocas semanas llegó el diablo y le puso pensamientos en su
mente: "¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? Yo no seguiría a alguien que me haga
trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que es estúpido que sigas empujando
esa roca, nunca la vas a mover". El hombre trataba de pedirle a Jesús que le ayudara
para no dudar de su voluntad, y aunque no entendía se mantuvo en pié con su
decisión de empujar.

Con los meses, desde que se ponía el sol hasta que se ocultaba aquel hombre
empujaba la enorme roca sin poder moverla, mientras tanto su cuerpo se fortalecía,
sus brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días. Cuando
se cumplió el tiempo el hombre elevó una oración a Jesús y le dijo:

"Ya he hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la piedra ni un


centímetro" . Y se sentó a llorar amargamente pensando en su muy evidente
fracaso.

Jesús apareció en ese momento y le dijo: "¿Por qué lloras? ¿Acaso no te pedí que
empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la movieras, en cambio mírate, tu problema
físico ha desaparecido. NO has fracasado, yo he conseguido mi meta, y tú fuiste parte
de mi plan".

Muchas veces al igual que este hombre, vemos como ilógicas las situaciones,
problemas y adversidades de la vida, y empezamos a buscarle lógica, nuestra
lógica, a la voluntad de Dios y viene el enemigo y nos dice que no servimos, que
somos inútiles o que no podemos seguir. El día de hoy es un llamado a "empujar"
sin importar qué tantos pensamientos de duda ponga el enemigo en nuestras
mentes, pongamos todo en las manos de Jesús, y El por medio de su voluntad
nunca nos hará perder el tiempo, mas bien ¡Nos hará ser mas fuertes!

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:11:03 AM

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Recuerda decir gracias


El verdadero amor
RECUERDA DECIR GRACIAS El silencio de Dios
El elefante y la estaca
Cuando la fruta no alcance
El mejor regalo
Amar es darse todo
Una alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro. El santo El ángel de los niños
lleva al alma a un recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos
grandes talleres llenos con ángeles. San Pedro se detuvo frente a la
primera sección y dijo: "Esta es la sección de recibo. Aquí, todas las Nota
peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas". Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
El ángel mira a la sección y estaba terriblemente ocupada con muchos
ángeles clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
personas de todo el mundo. Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
la siguiente sección y San Pedro le dijo: darte el crédito correspondiente.

"Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí, las gracias y bendiciones


Que la gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que las
solicitaron".

El alma vio cuan ocupada estaba. Había tantos ángeles trabajando en ella
como tantas bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.

Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el alma se detuvo en la


última sección. Para su sorpresa, solo un ángel permanecía en ella
ocioso haciendo muy poca cosa. "Esta es la sección del agradecimiento"
dijo San Pedro al alma. "¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?" -preguntó el alma.
"Esto es lo más triste" -contestó San Pedro- Después que las personas reciben
las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento."
"¿Cómo se agradecen las bendiciones de Dios?" "Simple" - contesto San
Pedro, "Solo tienes que decir, gracias Señor"

EL VERDADERO AMOR

Cierta casa de una viuda muy rica se incendio. La señora murió en el fuego. Mientras los
bomberos trataban de controlar las llamas, se dieron cuenta del que el hijito de la señora,
de 5 años de edad, estaba dentro de la casa. No había forma de llegar a él. Las escaleras
ya se habían caído. El edificio no tenía ascensor y no sabían como llegar al niño. Un
hombre que pasaba por el lugar, vio la escena. Observó un tubo al lado de las llamas que
llegaba a la ventana donde se había asomado el niño. Nadie podía tocar el tubo por lo
mucho que se había calentado. Pero aquel hombre, valientemente, subió por el tubo
(Quemándose las manos) hasta donde estaba el niño, salvándole la vida. Un año y medio
más tarde, se ventilaba en la corte quien calificaba para adoptar al niño (Siendo
administrador de toda la riqueza). Muchos solicitaron, demostraron lo que creían era
necesario para calificar: Trayectoria, Negocios, Solidez, Riquezas, Etc. Pero a ninguno el
niño aprobó, y esta era una condición sumamente necesaria. El juez volvió a llamar a
quienes habían asistido para que probaran si adoptaban al niño, o si este le aprobaba,
entró a la sala un hombre desconocido. Caminó lentamente hacia adelante con las
manos dentro de los bolsillos, el juez le preguntó por sus credenciales, a lo que
respondió: "Señoría, no tengo riquezas ni negocios que me hagan competir contra todos
los que aspiran a adoptar al niño". El juez le dijo: "¿Pues qué hace usted aquí? alguna
razón debe mostrar por la que quiera ser adoptador del niño". El señor dijo: "Solo tengo
estas muestras de amor abnegado" (Al decir esto mostró sus manos estaban blancas,
quemadas, desechas). El niño al verlo reconoció al hombre que le había salvado la vida y
con lágrimas en sus ojos le abrazó y el señor fue quien le adoptó. Hermanos: Cristo Jesús
pagó por ti un precio incalculable. Entregó su vida para salvar la tuya, y también te lleva
esculpido en las palmas de sus manos. El quiere adoptarte como su hijo, no por que
quiera tomar tu riqueza sino para cambiar tu desdicha y enfermedad por su alegría,
riqueza y vida eterna. ¿Aceptarás su adopción?
EL SILENCIO DE DIOS

Cuenta una antigua Leyenda Noruega, acerca de un hombre llamado Haakon quien
cuidaba una Ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita
había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un
día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se
arrodilló ante la cruz y dijo: -"Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto.
Quiero reemplazarte en la cruz." Y se quedó fijo con la mirada puesta en la Efigie, como
esperando la respuesta. El Señor abrió sus labios y habló... Sus palabras cayeron de lo
alto, susurrantes y amonestadoras: -"Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con
una condición." -¿Cuál, Señor?, preguntó con acento suplicante Haakon.

-¿Es una condición difícil? ¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!, respondió él
viejo ermitaño.
- Escucha: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardarte en silencio siempre.
- Haakon contestó: "Os, lo prometo, Señor!" Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el
trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. El Señor
ocupaba el puesto de Haakon. Y Este por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie
dijo nada. Pero un día, llegó un rico, después de haber orado, dejó allí olvidada su cartera.
Haakon lo vio y calló. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después,
se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró
ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en
ese momento volvió a entrar el rico en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el
muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo iracundo: -¡Dame la
bolsa que me has robado!. El joven sorprendido, replicó: -¡No he robado ninguna bolsa!. -
¡No mientas, devuélvemela enseguida!. -Le repito que no he cogido ninguna bolsa! ,
Afirmó el muchacho. El rico arremetió, furioso contra él. Sonó entonces una voz fuerte: -
¡Deténte! El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo
permanecer en silencio, grito, defendió al joven, increpó al rico por la falsa acusación.
Este quedó anonadado, y salió de la Ermita. El joven salió también porque tenía prisa para
emprender su viaje. Cuándo la Ermita quedó a solas, Cristo Se dirigió a su siervo y le dijo:
-Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio". "
Señor, - dijo Haakon -, ¿Cómo iba a permitir esa injusticia?". Se cambiaron los oficios.
Jesús ocupó la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la Cruz. El Señor, siguió
hablando: -"Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el
precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de
ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus
heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. Ahora, hace unos
minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. Yo sí sé.
Por eso callo. Y el señor nuevamente guardó silencio".

Reflexión…

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué razón Dios no nos contesta... ¿Por qué razón
se queda callado Dios? Muchos de nosotros quisiéramos que él nos respondiera lo que
deseamos oír... pero, Dios no es así. Dios nos responde aun con el silencio... Debemos
aprender a escucharlo. Su Divino Silencio, son palabras destinadas a convencernos de
que, él sabe lo que esta haciendo. En su silencio nos dice con amor: “Confiad y esperad
en Mí.”

EL ELEFANTE Y LA ESTACA

"Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos
eran los animales. Me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme
bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su
actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto
solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca
clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que
ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces atado a la
estaca?, ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes.
Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del
elefante.
Alguno de ellos me explicaba que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado... Por qué lo encadenan? No
recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba cuando
me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos
años descubrí que por suerte alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la
respuesta: "El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida
desde que era muy pequeño".
Cerré los ojos y me imagine al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de
que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de
todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al
que seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su
impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque
¡¡Cree que no puede!!
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente poco
después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese
registro. Jamás... Jamás... intento poner a prueba su fuerza otra vez.

Reflexión

Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a
cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas
"no podemos" hacerlas simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos o que
nos dijeron que no podíamos. Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo... No puedo y
nunca podré. Crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y
nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saber, es intentar de nuevo
poniendo en el intento todo tu corazón.

CUANDO LA FRUTA NO ALCANCE

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña, y había solamente una
fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció
entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran
les salvaría. Les preguntó entonces Dios qué podían pedirle para arreglar aquel problema
y que todos se alimentaran. El primero dijo: "Pues aparece más comida", Dios contestó
que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca
mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene. Dijo el
segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente", a lo que
Dios contestó que No, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se
tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende
nunca sería suficiente. El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y
somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo:
"Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece
delante de mis ojos, verá mi favor y misericordia".

Reflexión

Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida
fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada.
Por eso muchas veces parece que Dios no nos escucha pues pedimos sin dejar nada de
lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre
queremos de todo para nosotros. Seremos felices el día que aprendamos que la forma de
pedir a Dios es reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestro orgullo. Y
veremos que al empequeñecernos y ser mansos de corazón veremos el bien de Dios y la
forma como El Sí escucha.

EL MEJOR REGALO

A un amigo mío llamado David, su hermano le dio un automóvil como regalo de Navidad.
En nochebuena, cuando David salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando
alrededor del brillante coche nuevo admirándolo. -¿Este es su coche señor?- preguntó.
David afirmó con la cabeza. - Mi hermano me lo dio en Navidad. El niño estaba
asombrado. - ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada?, Vaya
me gustaría... titubeó el niño. Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir, que le
gustaría tener un hermano así, pero lo que el muchacho realmente dijo estremeció a
David de pies a cabeza. Me gustaría - prosiguió el niño poder ser un hermano así. David
miró al niño con asombro, e impulsivamente añadió: -¿Te gustaría dar una vuelta en mi
auto? - Oh, si, eso me encantaría. Después de un corto paseo, el niño volteó y con los ojos
chispeantes dijo: - Señor... ¿No le importaría que pasáramos frente a mi casa?. David
sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería. Quería enseñar a sus vecinos que podía
llegar a su casa en un gran automóvil, pero de nuevo, David estaba equivocado. - ¿Se
puede detener donde están esos dos escalones? - pidió el niño. Subió corriendo y en poco
rato David oyó que regresaba, pero no venia rápido. Llevaba consigo a su hermanito
lisiado. Lo sentó en el primer escalón, entonces le señaló hacia el coche. - ¿Lo ves?, Allí
está Juan, tal como te lo dije. Su hermano se lo regaló de Navidad y a él no le costó ni un
centavo, y algún día yo te voy a regalar uno igualito... entonces podrás ver por ti mismo
todas las cosas bonitas de los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de
contarte. David, bajó del coche y subió al muchacho enfermo al asiento delantero. El
hermano mayor, con los ojos radiantes, se subió atrás de él y los tres comenzaron un
paseo navideño memorable. Esa Nochebuena, David comprendió lo que Jesús quería
decir con: "Hay más dicha en dar… que en recibir" ¡Qué tengas un excelente día! Da vida a
otra vida... Da esperanza... Transmite los valores fundamentales.

Reflexión

Somos lo que pensamos. Somos lo que decidimos ser. Decide ser una mujer o un hombre
de valores. Nuestro entorno lo necesita desesperadamente. Sé un portador de los valores,
viviéndolos.

AMAR ES DARSE TODO

El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente. Una niñita se
aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos de color del
cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró en el negocio y pidió ver un collar
de turquesa azul. "Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?". - dijo ella.
El dueño del negocio miró desconcertado a la niñita y le preguntó: -¿Cuánto dinero tienes?
Sin dudar, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los
nudos. Los colocó sobre el mostrador y dijo feliz: -"¡Esto es todo lo que tengo!"-. Eran
apenas algunas monedas que ella exhibía orgullosa. -"Sabe, quiero dar este regalo a mi
hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo
para ella. Es su cumpleaños y tengo el convencimiento de que quedará feliz con el collar
que es del color de sus ojos" El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un
estuche, envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde. -
"Tome, dijo a la niña. Llévelo con cuidado". Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo.
Aún no acababa el día, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos
azules entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho
e indagó: -"¿Este collar fue comprado aquí? "¿Cuánto costó? "Ah!", Habló el dueño del
negocio. -"El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial
entre el vendedor y el cliente".
La joven exclamó: -"Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es
verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo". El hombre tomó el estuche, rehizo el
envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven y le dijo: -"Ella pagó
el precio más alto que cualquier persona puede pagar: ¡Ella dio todo lo que tenía!". El
silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven
en cuanto sus manos tomaban el pequeño envoltorio y lo llevaba a la altura de su
corazón.

Reflexión

El verdadero amor no escatima nada, es darse por entero, sin restricciones. La gratitud de
quien ama no coloca límites para los gestos de ternura. Sea siempre agradecido pero no
esperes el reconocimiento de nadie. Gratitud con amor no sólo reanima a quien recibe,
como reconforta a quien ofrece.

EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS

Cuenta una antigua leyenda que un niño estaba por nacer, tuvo esta conversación con
Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero ¿Cómo viviré tan pequeño e
indefenso como soy?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti. El te está esperando y te cuidará.
- Pero Señor, aquí en el cielo soy tan feliz, no hago más que cantar y sonreír.
- Tu ángel te cantará y sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y cómo entenderé lo que la gente me hable, si no conozco el idioma de los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con
mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
- He oído que en la tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará de Mí y te enseñará el camino para que regreses a Mí, aunque Yo
siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres, el niño
presuroso repetía suavemente:

- ¡Dios mío, si ya me voy, dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?


- Su nombre no importa... Tú le dirás MAMÁ.
Jue. 13 Dic. 2018 / 9:11:22 AM

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

La rana optimista
El Papa y Galileo
La Rana Optimista Amor más valioso que...
Amor es ayudar a otros
Parábola
La torre del arrepentimiento
Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en Leer la Biblia no es tarea, es placer

dos vasijas que contenían leche. La rana pesimista dice: “No puedo salir Nota

de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
la leche, voy a asfixiarme, estoy perdida.” Y, en efecto, se asfixia y muere.
Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
trata de hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo

continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en

mantequilla. La rana entonces se sienta sobre la mantequilla y puede

respirar libremente.

Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun

cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue

luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos “más que

vencedores.”

El Papa y Galileo

En el año 1633 el Papa Urbano VIII, quien pretendía ser el sapientísimo e

infalible vicario de Cristo, haciendo alarde de su “sabiduría” mandó

encarcelar a Galileo porque éste enseñaba que la tierra giraba sobre sí

misma y a la vez alrededor del sol. Al gran Galileo, para salvarle la vida

después de haber sufrido durante muchos, muchos meses en los calabozos

de la Inquisición, se le hizo salir, con la creencia de los inquisidores, de

que la prisión había quebrantado la fe de él en las “herejías” que había

estado enseñando. Pero como se viera que Galileo aún conservaba las

ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la cámara de tormento,

donde el pobre anciano sufrió muchas veces, con estoicismo, el suplicio

de la cuerda. Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos físicos y

morales, fue obligado a abjurar en esta forma: “Yo, Galileo, a los setenta

años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los

Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y

maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.”


La justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres,

han exaltado a Galileo colocándolo entre los sabios más ilustres que el

mundo ha conocido, y han humillado al altivo Papa Urbano VIII

colocándolo entre los hombres más presuntuosos e ignorantes de la tierra.

Amor Más Valioso Que El Arte Y Los Honores

Jorge Romney fue un famoso pintor inglés (1734- 1802). Desde su niñez

demostró que tenía un sentido artístico excepcional, y se dedicó a pintar

cuadros históricos, de la naturaleza, y mayormente retratos. En su

juventud anduvo de villa en villa y de ciudad en ciudad pintando retratos y

vendiéndolos por unas cuantas monedas. Se enamoró de una señorita, y se

casó con ella. Entonces uno de los admiradores de Jorge dijo que era una

lástima que se hubiera casado porque se dedicaría más a su esposa que a

su arte, y que por esto fracasaría artísticamente. Al saber esto Romney se

separó de su joven esposa, y se dedicó a la pintura. Viajó por Francia, por

Italia, y regresó a Londres. Poco a poco había adquirido experiencia,

habilidad y prestigio. Unos de sus más famosos cuadros son “La muerte

del general Wolfe”, “Guillermo Bedford”, “Miss Vernon como Hebe”,

“Casandro”, “El naufragio”, “Sir Jorge y Lady Warren”, “Las hijas del

Párroco”, y “Lady Hamilton como Dafne”. Esté último cuadro está en el

museo Metropolitano de Nueva York. Se dice que admiraba tanto a Lady

Hamilton que la consideró como su modelo favorito y la llamó “la dama

divina”. Fue tan solicitado para pintar retratos de personajes célebres de

Londres, que no tuvo tiempo para dedicarse a otro género de pintura.

Todo eso le dio fama y dinero. Pasaron los años, y Jorge Romney

envejeció y enfermó, juntó las cosas que podía llevar consigo, y se

encaminó hacia el norte del país, donde había quedado su esposa, y se

reunió con ella: amorosamente lo recibió, y lo cuidó con ternura hasta que

murió. Después alguien dijo que el corazón y el amor de la esposa de

Jorge Romney eran mucho más valiosos que todos los cuadros que Jorge

Romney pintó. — A.L.

Amor Es Ayudar A Otros

Una maestra de párvulos trataba de explicar a los niñitos de su clase lo

que es el amor; pero no podía, y por saber lo que decían sus pequeños

alumnos, les preguntó qué es el amor. Entonces una niñita de seis años de

edad se levantó de su silla y fue hasta la maestra, la abrazó, la besó y le

declaró: “Esto es amor.” Enseguida la maestra dijo: “Está bien; pero el

amor es algo más. ¿Qué es ese algo?” La misma niña, después de un rato
de estar pensando, se levantó y comenzó a poner en orden las sillitas que

estaban fuera del lugar que les correspondían, limpió bien el pizarrón,

levantó los papeles que estaban en el suelo, arregló los libros que estaban

en desorden sobre una mesa; y en seguida, con aire de satisfacción, dijo a

su maestra: “Amor es ayudar a otros.” La niñita tenía razón.— Expositor

Bíblico.

Parábola

Un alfiler y una aguja encontrándose en una cesta de labores y no

teniendo nada qué hacer, empezaron a reñir, como suele suceder entre

gentes ociosas, entablándose la siguiente disputa:

— ¿De qué utilidad eres tú? Dijo el alfiler a la aguja; y ¿cómo piensas

pasar la vida sin cabeza?

—Y a ti — respondió la aguja en tono agudo—, ¿de qué te sirve la cabeza

si no tienes ojo?

— Y de qué te sirve un ojo si siempre tienes algo en él?

—Pues yo, con algo en mi ojo, puedo hacer mucho más que tú.

—Sí; pero tu vida será muy corta, pues depende de tu hilo.

Mientras hablaban así el alfiler y la aguja, entró una niña deseando coser,

tomó la aguja y echó mano a la obra por algunos momentos; pero tuvo la

mala suerte de que se rompiera el ojo de la aguja. Después cogió el alfiler,

y atándole el hilo a la cabeza procuró acabar su labor; pero tal fue la

fuerza empleada que le arrancó la cabeza y disgustada lo echó con la

aguja en la cesta y se fue.

—Conque aquí estamos de nuevo — se dijeron—, parece que el infortunio

nos ha hecho comprender nuestra pequeñez; no tenemos ya motivo para

reñir.

—¡Cómo nos asemejamos a los seres humanos que disputan acerca de sus

dones y aptitudes hasta que los pierden, y luego...echados en el polvo,

como nosotros, descubren que son hermanos! — El Embajador.

La Torre Del Arrepentimiento

En las cercanías de Hoddam Castle, Dumfrieshire (Escocia), había una

torre llamada “La Torre del Arrepentimiento”. Se refiere que en cierta

ocasión un barón inglés, al caminar cerca de ese castillo, vio a un

pastorcito que estaba tendido sobre el césped y leyendo atentamente un libro.

—¿Qué lees niño? —preguntó el barón

—La Biblia, señor— respondió el niño.

—¡La Biblia¡ Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes

decirme cuál es el camino para ir al cielo?


En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel

hombre, repuso:

—Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre.

El varón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección

de su libro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en

silencio.

Lector: ¿Ya has estado en “La Torre del arrepentimiento”? Si no... pues ya

sabes: debes entrar en ella...

Leer La Biblia No Es Tarea, Es Placer

Cuéntase que recorriendo los caminos del país de Gales iba un ateo, era el

señor Hone; iba a pie y al caer la tarde sintióse cansado y sediento. Se

detuvo a la puerta de una choza donde una niña estaba sentada leyendo un

libro. Le pidió el viajero agua; la niña le contestó que si gustaba pasar su

madre le daría también un vaso de leche. Entró el señor Hone en aquel

humilde hogar donde descansó un rato y satisfizo su sed. Al salir vio que

la niña había reasumido la lectura, y le preguntó:

— ¿Estás preparando tu tarea pequeña?

— No señor — contestó la niña—, estoy leyendo la Biblia.—

— Bueno ¿te impusieron de tarea que leyeras unos capítulos?

— Señor, para mí no es tarea leer la Biblia, es un placer.

Esta breve plática tuvo tal efecto en el ánimo del señor Hone, que se

propuso leer él también la Biblia, convirtiéndose en uno de los más

ardientes defensores de las sublimes verdades que ella enseña. — El

Faro.

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

Una historia real de fracaso


La cabaña del kilómetro 40

Una historia real de fracaso


Nota
Los profesores de comercio Gary Hamel y C. K. Prahalad han escrito sobre un
experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Es una historia real de fracaso. Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
Cuatro monos fueron puestos en un cuarto que tenía un gran palo en el centro.
Suspendido de lo más alto del palo había un racimo de bananas. Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
Hambriento, uno de los monos empezó a subir por el palo para conseguir algo para
comer, pero cuando estaba por alcanzar las bananas, se le lanzó un chorro de agua fría.
Chillando, se bajó del palo y renunció a su intento de conseguir comida.

Los demás monos hicieron esfuerzos similares y cada uno fue bañado con agua fría.
Después de varios intentos, finalmente se dieron por vencidos.

Entonces los investigadores sacaron del cuarto a uno de los monos y lo reemplazaron por
otro. En el momento en que el recién llegado empezó a subir por el palo, los otros tres lo
agarraron y lo bajaron.

Después de haber intentado subir por el palo varias veces y de ser bajado por los otros, él
finalmente se dio por vencido y no volvió a intentar subir al palo otra vez.

Los investigadores reemplazaron a los tres monos originales, uno por uno, y cada vez
ponían un mono nuevo, el que sería bajado del palo por los otros antes que pudiera llegar
a las bananas.

Llegó el momento en que el cuarto estaba lleno de monos que nunca habían recibido una
ducha de agua fría. Ninguno trató de subir por el palo, pero ninguno sabía por qué.

Desdichadamente, la gente que acostumbra fracasar es muy parecida a estos monos.


Cometen el mismo error una vez tras otra, aunque nunca están seguros por qué. Y como
resultado, nunca logran salir de lo que yo llamo la supercarretera del fracaso.

El viejo dicho tiene razón: Si usted siempre hace lo que siempre ha hecho, siempre va a
obtener lo que siempre ha obtenido.

NO DEJE QUE EL FRACASO HAGA UN MONO DE USTED

La Cabaña Solitaria del kilómetro 40


Una maravillosa historia de la gracia de Dios

En todas partes que relato esta historia de "La Cabaña Solitaria del Kilómetro 40", el Señor
parece bendecirla y es por haberlo solicitado por lo que la estoy relatando esta noche. Es
una historia verídica que me contó el principal protagonista de ella, y que enaltece la
gracia de Dios sobre una vida destrozada por el pecado.

La historia comienza en Iowa con un anciano granjero llamado J. Conlee. El era padre de
doce hijos: seis varones y seis hembras, los cuales crecieron con la fiel promesa de
convertirse en espléndidos ciudadanos y seguidores del Señor Jesús, pues el padre era
Metodista de la vieja escuela y llevaba a su familia a la iglesia y a la Escuela Dominical.

Algunos de los hijos se habían hecho hombres. Uno de ellos era abogado, otro médico, y
otro era profesor en un Seminario. Cuando el niño del cual vamos a hablar nació, el padre
y la madre hicieron lo que habían hecho con los otros hijos: le dedicaron al Señor. En los
días de su niñez la madre dijo: "Espero que mi pequeño José sea un predicador del
evangelio como lo son dos de sus hermanos."
Los años pasaron y José era un buen muchacho y una promesa en su hogar.

Un día, después de terminar sus labores en la escuela de Segunda Enseñanza, su padre


se acercó y le dijo: "José, ¿has decidido lo que serás?" "Sí, padre dijo José, el curso que
he tomado en la Escuela me está preparando como un ingeniero civil. Yo creo que seré
ingeniero civil."

El rostro de su padre se inmutó notablemente y dijo: "¡Oh, me da mucho sentimiento!


Nosotros esperábamos que tú te dedicaras al Ministerio. ¿Estás seguro de no haber oído
el llamamiento del Señor?" El contestó que oraría sobre eso, y después de dos semanas
llegó hasta su padre y le dijo: "Padre, he cambiado de idea. Abrazaré el Ministerio." Su
padre le abrazó y le besó y le dijo que le mandaría a la Universidad de Iowa: y cuando él
hubo recibido su grado de bachiller, fue durante tres años a la Escuela en Ft. Dodge para
prepararse para el Ministerio.

Un día uno de los profesores le dijo: "¿Sabe que hay una cantidad de supersticiones
mezcladas con lo que nosotros originalmente aceptamos? Usted es un alumno brillante.
Le oí al Presidente decir que le considera uno de los estudiantes más aplicados que
tenemos. Piénselo bien, y dedíquese al estudio de los libros. Me gustaría que leyera a
"Darwin", "Renán" y "Huxley", todos ellos filósofos."

Cuando José Colee salió de aquella escuela había una batalla de razón contra fe y la
razón estaba ganando la batalla. El aceptó el cargo de pastor en una pequeña iglesia
Metodista de Iowa, y estando allí se casó con una espléndida joven cristiana, la hija de un
predicador metodista de un pueblo cercano. Después de tres años, a causa de su amistad
con el Obispo, fue trasladado a la "Primera Iglesia Metodista" de Sta. Ana. Allí pasó dos
años, pero fueron años en los que libró una tremenda batalla dentro de su alma. Se libran
mayores batallas dentro de los confines del corazón humano que las que se libraron en el
histórico Gettysburg, Ypres o el Marne.

Le otorgaron el grado honorífico de "Doctor en la Divinidad", y él progresó en sus


aspiraciones ministeriales, aunque durante todo ese tiempo estuvo sumergido en el
"Modernismo" mirando las Escrituras desde el punto de vista Modernista e
interpretándolas no a base de fe sino a base de razones e intelectualismo. A él le habían
aconsejado que para estar en el justo medio debía mirar a ambos lados del problema, y
no se dejaría arrastrar por el emocionalismo del metodismo.

La Conferencia Metodista que se celebró en Los Ángeles sirvió para que el Obispo le
cumplimentara por su excelente trabajo, y llegó a ser pastor de la Primera Iglesia
Metodista de San Diego, una de las mayores en la Costa del Pacífico.

Después de dos años de ministerio triunfal en dicho lugar, se trasladó a Pomona,


California, y fue durante ese tiempo que construyó la elegante Iglesia Metodista de aquel
lugar; un bello exponente de arquitectura española. Fue allí donde las semillas que él
había sembrado en su corazón, en el pasado, comenzaron a producir frutos, de tal modo
que José le confesó a su esposa que estaba comenzando a sentirse un poco hipócrita,
que no creía las cosas que estaba predicando a su congregación y finalmente dijo: "Lo
voy a dejar. No puedo seguir."

El "negó el nacimiento virginal" de Cristo y los milagros, y un día José Colee subió al
púlpito y dijo: "Amigos míos, les voy a hacer una confesión: Yo no puedo creer en la Biblia;
y he librado una terrible batalla en mi corazón durante años. Ahora creo que recobraré
parte de mi propia estimación. Esta es la última vez que predicaré".

El era un talentoso escritor y pronto encontró empleo. Regresó a Sta. Ana y llegó a ser el
editor de "The Sta. Ana Herald". Durante años su nombre apareció encabezando los
artículos de editorial. Pero comenzó a fumar, beber y jugar un poco y fue de mal en peor.
Dejó Sta. Ana y fue a Los Ángeles donde por algún tiempo fue el editor de "The East Los
Ángeles Exponent". Se mudó a Covina y allí fundó su propio periódico "The Covina Argur
Independent", un periódico que aún se edita. Lo vendió por una pequeña fortuna y se
convirtió en escritor del editorial de "Los Ángeles Times" y más tarde del "The Exáminer",
posiciones éstas que perdió a causa de la bebida. Trabajó en "The Express", pero perdió
ese empleo por estar embriagado con frecuencia.

Su pluma nunca perdió su brillantez. Parecía estar sumergida en la buena tinta de la


inspiración. Hubo muchos días que él no pudo asistir al trabajo. Vagabundeando de un
lugar a otro, el hombre que había sido el pastor de la gran Primera Iglesia Metodista de
San Diego y de la gran Iglesia en Pomona, se convirtió en un disoluto borracho vestido de
harapos. Solía encontrársele todas las noches en la parte trasera del "Mineral Saloon".

Culpando a su vieja vida de su caída comenzó, en su antipatía hacia Dios, con una serie
de ataques públicos sobre el Metodismo y el Cristianismo. Llegó a ser el presidente de la
"Asociación de Libres Pensadores de California", y durante doce años no perdió una sola
noche de asistir al "Mineral Saloon", dando charlas sobre ateísmo y bebiendo hasta
querer morirse. El levantaba su mano y desafiaba a Dios a que le matase, y cuando nada
le sucedía decía: "¿Ustedes ven amigos?, no hay Dios". Recogía algunos dólares y entraba
al salón a beber de nuevo hasta no poder más.
Era necesario llevárselo noche tras noche hasta su esposa que oraba sin cesar, mientras
el delirio se apoderaba de él una y otra vez. Se puso enflaquecido, con los ojos hundidos,
blasfemo, maldiciente y perjuro; él había descendido hasta el fango y la escoria de las
cosas, pero cada noche su esposa, una hija de un predicador metodista, oraba por él. Me
imagino lo que hubiera pensado el profesor que le dio aquellos libros si hubiera podido
verle ahora en Los Ángeles, sucio, con los pantalones rotos en las rodillas, con la barba
larga: un pobre y viejo borracho.

Un día, bajando por una calle, accidentalmente tropezó con un hombre. El doctor Conlee
estaba borracho como siempre, y dijo: "¿Puede usted darme un dólar, amigo?" El hombre
le miró y reconoció a su viejo pastor: "¿No es usted Conlee, señor? ¡Dígame!" le dijo con
alegría. "Ese es mi nombre, Conlee" le contestó el borracho. "¡Mi viejo pastor! ¿Qué hace
usted en éste estado? ¡No puedo creer lo que ven mis ojos!". Y el bondadoso doctor
cristiano, pues era doctor en medicina, le llevó a su casa, le ayudó a bañarse, lo vistió, y le
llevó a un hotel cercano explicando al dependiente lo que él estaba haciendo. Conlee
empeñó el traje y lo gastó en bebida. Entre el doctor y sus amigos trataron de la mejor
manera de salvar al viejo borracho, pero no pudieron hacer nada por él. Cada centavo que
conseguía lo gastaba en bebida, hasta que llegó tan bajo como es posible a un ser
humano llegar. Por último todo el mundo le ayudó, y el doctor dijo: "Si pudiéramos sacarle
del "Mineral Saloon", tal vez le ayudaría a regenerarse".

Fue en el tiempo de la gran avalancha de oro en Alaska y los hombres estaban subiendo a
"Chilkoot Pass" como un enjambre de hormigas camino a los campos de oro en una
cruzada loca por obtener el metal amarillo, y sus amigos pensaron que él podía
interesarse de tal modo que su vida cambiaría.

El viejo borracho dijo que deseaba ir; de modo que le prepararon su pequeño baúl, le
compraron otro traje y le embarcaron rumbo a Skagway. Su esposa e hijita vinieron a
despedirle. Su pequeña hija, Florence, le echó los brazos al cuello y le dijo: "Papá, querido
papá; mamá puso un pequeño botiquín de medicinas que ella pensó tú podrías necesitar
si te herías allá. Dentro del botiquín yo he puesto mi pequeña Biblia. Yo no se la daría a
ningún otro en el mundo, sino a ti, papá ¿la leerás?". Esa pequeña Biblia representaba
mucho para Florence y en la carátula ella había escrito: "Para mi querido papá, con amor
de Florence. No olvides que te amamos".

La sirena tocó y el viejo vapor surcó las aguas: en el fondo del baúl estaba el botiquín con
la Biblia adentro. En unas pocas semanas él estaba en medio de una maldiciente oleada
humana que iba rumbo al Yukón. El primer lugar que encontró fue una cantina, la mayor
de la ciudad, y consiguió empleo en aquella cueva infernal. El reverendo José Conlee
barriendo pisos y limpiando las escupideras, y su paga era todo lo que quisiera beber y el
alimento suficiente para mantenerse vivo.

Un día el propietario de un gran lugar llegó hasta él y le dijo: "Doctor, yo quiero que usted
vaya hasta el kilómetro 40. Hemos hallado oro allí, y yo soy el primer hombre que lo sabe,
con excepción del hombre que lo encontró. Yo he comprado la vieja cabaña de madera, y
quisiera que usted fuera y maneje aquello". "¡Yo no me voy de aquí! _dijo José_, usted
sabe cuál es mi pequeña debilidad". El no iba donde no pudiera conseguir whiskey; pero el
hombre le dijo: "José, usted puede tener todo lo que desee para beber. Nosotros
enviaremos provisiones para dos semanas en el trineo. No tendrá nada que hacer sino
sentarse en la cabaña y pasar el tiempo agradablemente".

De este modo José Conlee se instaló en la Solitaria Cabaña del Kilómetro 40, sin nada
que hacer sino beber. El había sido provisto de una buena remesa al despuntar el invierno
y tenía suficiente hasta que terminara. Reía y reía mientras bebía hasta más no poder.

El barril de whiskey había bajado una cuarta parte, cuando un día de octubre hubo un
golpe a la puerta de la cabaña. Allí estaba Jimmie Miller, un Católico Romano que dijo
tener frió y hambre. El picaporte está siempre abierto en Alaska, no se acostumbra
despedir a nadie, así que Conlee dijo: "Entre, hay alimento y un barril de whiskey". Jimmie
Miller rió alborozado mientras entraba en la cabaña; entonces los dos se sentaron a
beber. Allí estuvieron por dos semanas bebiendo juntos cada noche hasta dormirse, sin
perder una sola noche. Las orgías de licor en aquella cabaña eran superiores a cualquier
descripción, cuando sonó otro golpe en la puerta y Wally Flett, un médium espiritista de
San Francisco, apareció. Al ver el licor su boca comenzó a hacerse agua y dijo: "¿No
desean que me quede con ustedes?" Ellos dijeron: "Sí" y entonces eran tres ahora en la
cabaña. Sus risas impúdicas, sus soeces burlas, sus historias y cuentos obscenos, su
beber en exceso era algo difícil de explicar.

Llegó Noviembre y se terminó. Ellos hicieron tres viajes a Dawson con los trineos para
buscar whiskey y alimento. Entonces el abuso de bebida les atacó los nervios. Los tres
bebían, bebían y bebían hasta llorar y hacer heces en tormentoso delirio noche tras
noche. Después, por divertirse, tuvieron una sesión espiritista, y Wally Flett, el viejo
médium, les dijo como él hacía para engañar a las gentes y les enseñó a ellos como la
escritura de la pizarra se hacía y su clave. Noche tras noche ese era el programa para los
tres en la Cabaña Solitaria.
Entonces una noche uno de ellos se puso al borde de la muerte. Jimmie Miller tenía
delirio y fiebre y en gran agonía gritó: "¡Tráiganme un médico, ustedes no pueden permitir
que me quede aquí y muera!". Pero ellos estaban a 40 millas de la ciudad de Dawson; la
temperatura era 40 grados bajo cero, y la nieve estaba profunda. El delirio le mantenía
gritando: "¡Tráiganme un médico!". Entonces Conlee recordó que en el fondo del viejo baúl
estaba el botiquín, de modo que lo trajo, lo abrió, y de este cayó un pequeño y negro libro
sobre el piso. El lo abrió y leyó: "De Florence a mi papá". "¡Forence! ¡Florence! Wally Flett
dijo, ¿Qué encontraste Conlee?" "Una Biblia ¡maldición!" y Conlee cruzó la estancia hacia
la estufa, pero al levantar la tapa para arrojarla adentro Wally Flett gritó: "¡No la eches ahí,
hombre, ¿no sabes que no tenemos nada para leer en este paraje abandonado de Dios? El
único magazine tuyo lo he leído veinte veces" y diciendo esto arrebató la pequeña Biblia
de la mano de José Conlee. Este dijo: "Si tú quieres leer eso, hazlo, pero yo no lo haré.
¿Qué es lo que tiene en la carátula?" "A mi querido papá, con amor de Florence" leyó
Wally. Ahora Conlee estaba un poco más serio: "¡Mi pequeña hija! Me alegro de no haber
quemado la Biblia que mi pequeña Florence me dio".

La medicina comenzó a obrar; Jimmie Miller comenzó a mejorar y cuando estuvo


convaleciente comenzó a leer la Biblia. Jimmie tenía el hábito de leer en voz alta. José
trató de decirle que se callara pero Wally Flett estaba interesado. El decía: "¿Qué fué lo
que usted leyó Jimmie?" entonces Jimmie volvía a leer de nuevo. Wally dijo: "No sabía
que habían cosas tan importantes como estas en la Biblia. ¿Qué dice usted si la leemos
solamente para pasar el tiempo, no para creer en ella? José en un tiempo fué un
predicador, él nos dijo lo tonto que son los predicadores". Así que tomaron turno para la
lectura y sin que se dieran cuenta un cambio se aproximaba a la Cabaña Solitaria del
Kilómetro 40_ y el barril de whiskey fue vaciándose más lentamente. Algunos días ellos
leían 5,6 y 7 capítulos, y cuando llegaron al Nuevo Testamento, las blasfemias
decrecieron, comenzaron a dejar el barril de whiskey y Wally dijo: "¿No han notado
ustedes como una especie de cambio en nosotros? Durante tres o cuatro días no he oído
imprecaciones. Yo quisiera saber si es esa Biblia la que está haciendo esto".

Llegó la Navidad. Ellos leyeron la historia del Nacimiento de Cristo. Wally Flett dijo: "Un
momento; ¿saben ustedes qué día es? Es Navidad. Yo quisiera saber lo que los niños
están haciendo ahora en los Estados Unidos... ¿qué te pasa José?" "¡Oh, precisamente
pensaba en la pequeña Florence. Ella acostumbraba colgar una media en Navidad antes
de que yo me volviera un imbécil con la bebida. Allí estarán las gentes felices alrededor
de sus chimeneas."

Llegó Enero y ellos comenzaron a leer el Evangelio de San Juan, y fue entonces cuando
vino aquel día venturoso, Febrero 14. Le tocaba leer a Walley y José se puso detrás de la
estufa. Walley leyó: "No se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mí. En
la casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así os lo hubiera dicho. Voy pues a
preparar lugar para vosotros." José se pasó la mano por los ojos. "¿Qué te pasa, José?"
"¡Nada!" "¿Estás llorando, José?" "Sí, lee, estoy pensando en mi pequeña hija. No estoy
llorando a causa de la Biblia." Entonces Walley dijo: "Me gustaría saber si lo que este libro
dice es verdad. Durante los últimos cinco días yo he estado queriendo orar y me espanta
la idea de que ustedes se rieran de mí, pero no tendré más ningún temor. Yo le pediré a
Dios, si hay un Dios, que me hable." José dijo: "Bien, ya que te has confesado tú mismo,
les diré que mi corazón ha sido quebrantado desde la semana pasada. Puedo oír a mi
madre allá en Iowa orando, aunque ella está ahora en la tumba. ¿Qué dices tú, Jimmie? Si
ustedes compañeros quieren orar, yo oraré con ustedes." Los tres viajeros borrachos de
la Cabaña Solitaria del Kilómetro 40 doblaron sus rodillas para orar. Sus oraciones se
elevaron más y más. De repente Walley Flett saltó sobre sus pies gritando: "¡Aleluya,
aleluya! ¡Jesús me ha escuchado!". Mientras él gritaba, se levantó Jimmie Miller, y por
último José Conlee, el tercero en la cabaña, también se levantó gritando "¡Gloria!". Eran
las dos de la mañana cuando ellos se levantaron de orar.

Dentro de la Cabaña Solitaria del Kilómetro 40 había venido el Hombre del Manto
Inmaculado. Yo puedo verle a El en espíritu junto a la vieja estufa de yukón, al poner Sus
manos sobre sus cabezas. Más tarde José agarró el barril de Whiskey y lo rodó hasta la
puerta. Waley fue a buscar el hacha, y el inmundo líquido se derramó sobre la nieve en
medio de los gritos de gloria. Los ángeles estaban mirando desde las alturas cuando
vieron lo que sucedió en la Cabaña Solitaria del Kilómetro 40: Jimmie Miller, José Conlee
y Waley Flett nacieron de nuevo por el Espíritu de Dios.

Yo estaba atendiendo los cultos en Eugenia, Oregón; y el hermano Hornshub me ofreció


presentarme al Deán de su Escuela Bíblica quien resultó ser el doctor José Conlee. Ese
fue el comienzo de nuestra amistad.

Un poco antes de terminar mi campaña, el doctor Conlee me pidió pasar tres horas con él
en su habitación y que trajera papel y lápiz. El dijo: "No voy a estar mucho tiempo en este
mundo; yo voy a mi hogar para descansar en Jesús; pero yo he estado orando, y creo que
Dios quiere que mi historia sea publicada." Aquella noche yo estuve en su habitación, y en
la habitación próxima estaban su esposa y su hija Florence quienes vivían en los
apartamentos de la Escuela. El comenzó diciendo: "Usted tendrá que perdonarme si lloro
un poco, pero quiero comenzar desde el principio." Y él me contó la historia tal como yo
se las he relatado a ustedes. Tres veces, durante la entrevista, oramos juntos. A las
cuatro en punto yo le abracé y lloramos juntos.

Me fui a Yakima para una campaña, y durante la primera semana me enteré por una
estudiante enviada desde Eugenia que "Tío José" había ido a descansar. Cuando él supo
que se iba envió por ella y le dijo me dijera que Jesús, quien le había hallado en la Cabaña
del Kilómetro 40, estaba con él. Entonces puso su cabeza sobre la almohada y murió.

Walley Flett ha sido lleno del Espíritu Santo y vive predicando en Texas. La última vez que
oí hablar de Jimmie Miller, él estaba predicando la santidad al pueblo, pero el querido tío
José estaba descansando en Jesús.

Jóvenes amigos, tengan cuidado con lo que leen. No hay ningún libro como la Biblia, y si
alguna batalla comienza a librarse dentro de los confines de sus corazones y vidas digan:
"¡Señor, mientras no pueda entender, yo creeré en ti, y donde no pueda ir la razón, irá
conmigo la fe, y donde no pueda ver, yo confiaré."

Que el Señor use esta historia para fortalecer a aquellos que tienen a sus amados
descendiendo hasta el lodo a causa de la infame bebida, para que crean y continúen
firmes en oración. (Hechos 16:31) "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa."

Tomado de la revista :El Mensajero de los Postreros Días.

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En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

A cada cual, aquello que teme


Los cuatro monos
«A cada cual, aquello que teme» ¿A cuál alimentas?
¿Águila o gallina?
Al más grande de todos
por el Hermano Pablo
Nota
Robert Gauntlett, millonario y dueño de una fábrica de productos farmacéuticos,
Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
contempló largo rato la pastilla que debía tomar. Se hallaba entre la espada y la pared. Si posible que algunas te hagan emocionar hasta las
lágrimas.
tomaba esa pastilla elaborada por sus propios laboratorios, habría de quedar semi
eunuco. Si no la tomaba, le esperaba una larga condena. Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
darte el crédito correspondiente.
Robert Gauntlett había sido acusado de violar repetidas veces a su hijastra, una chica
adolescente. El juez lo había condenado a una castración química, empleando un
medicamento especial que su propia empresa producía. La decisión era como de vida o
muerte. Prefiriendo la castración a la cárcel, el millonario tomó la pastilla.

Era realmente irónica y paradójica la situación de este hombre. Llevado —más bien
arrastrado— por sus morbosas pasiones, había abusado de su hijastra. Una sensualidad
excesiva lo había conducido a cometer el nefando delito.

A fin de cuentas, el juez condenó a Gauntlett a tomar un producto químico que él mismo
había inventado y elaborado, un producto que, a pesar de ser creación suya, él temía y
aborrecía. De ahí que se cumpliera en él aquel proverbio de la selva mencionado por
George Orwell en su obra 1984: «A cada cual, aquello que teme.»

Mucha gente hay que se ve enfrentada, de pronto, a la malignidad de sus propias


invenciones. Se menciona en todos los libros de historia, por ejemplo, que J. I. Guillotín,
médico francés, inventor de la guillotina un medio de ejecución, murió guillotinado en
1814.

La vida tiene tantas paradojas que muchas veces atrapa al cazador en la misma trampa
que ha preparado para otros. Ya sea el castigo directo de Dios, o complicaciones
inevitables o el destino adverso, lo cierto es que muchos pagan su delito con lo mismo
que quisieron para los demás.

«Al malvado lo atrapan sus malas obras» (Proverbios 5:22), dice el sabio Salomón. Y Dios
muchas veces entrega a los hombres a las consecuencias de sus propios hechos
indignos. Amán, el malvado ministro persa, murió ahorcado en la misma horca que había
preparado para el judío Mardoqueo.

Hay una manera de escapar a estos sinos trágicos. En primer lugar, hay que reconocer,
sinceramente, lo erróneo de la conducta. En segundo lugar, es necesario arrepentirse de
toda maldad. Y en tercer lugar, hay que aceptar el perdón gratuito y eterno que Dios
ofrece a los que creen en Cristo. Sólo Cristo salva.

Los cuatro monos

Los profesores de comercio Gary Hamel y C. K. Prahalad han escrito sobre un


experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Es una historia real de fracaso.

Cuatro monos fueron puestos en un cuarto que tenía un gran palo en el centro.
Suspendido de lo más alto del palo había un racimo de bananas.

Hambriento, uno de los monos empezó a subir por el palo para conseguir algo para
comer, pero cuando estaba por alcanzar las bananas, se le lanzó un chorro de agua fría.
Chillando, se bajó del palo y renunció a su intento de conseguir comida.

Los demás monos hicieron esfuerzos similares y cada uno fue bañado con agua fría.
Después de varios intentos, finalmente se dieron por vencidos.

Entonces los investigadores sacaron del cuarto a uno de los monos y lo reemplazaron por
otro. En el momento en que el recién llegado empezó a subir por el palo, los otros tres lo
agarraron y lo bajaron.

Después de haber intentado subir por el palo varias veces y de ser bajado por los otros, él
finalmente se dio por vencido y no volvió a intentar subir al palo otra vez.

Los investigadores reemplazaron a los tres monos originales, uno por uno, y cada vez
ponían un mono nuevo, el que sería bajado del palo por los otros antes que pudiera llegar
a las bananas.

Llegó el momento en que el cuarto estaba lleno de monos que nunca habían recibido una
ducha de agua fría. Ninguno trató de subir por el palo, pero ninguno sabía por qué.

Desdichadamente, la gente que acostumbra fracasar es muy parecida a estos monos.


Cometen el mismo error una vez tras otra, aunque nunca están seguros por qué. Y como
resultado, nunca logran salir de lo que yo llamo la supercarretera del fracaso.

El viejo dicho tiene razón: Si usted siempre hace lo que siempre ha hecho, siempre va a
obtener lo que siempre ha obtenido.

NO DEJE QUE EL FRACASO HAGA UN MONO DE USTED

¿A cuál alimentas?

Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores:- Dentro de mi existen dos
cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre
luchando...

Entonces le preguntaron cuál de ellos era el que acabaría ganando.

El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos
respondió:- Aquel a quien yo alimente.

¿Águila o Gallina?

Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más
tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los
polluelos.

Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas.
Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba
y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de
modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era
como volaban las demás gallinas.

Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado.

Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las
corrientes de aire.

-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?

-Aguila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás
como ella.

El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención.

Murió creyendo que era gallina, cuando había sido creada para remontar las alturas.

La Biblia dice que los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas
como las águilas. No te conformes como el águila de la historia, has sido creado para
propósitos más elevados.
Al más grande de todos

No se puede visitar París sin ir a ver la torre Eiffel, toda ella de acero, que construyó el
famoso ingeniero Alejandro Gustavo Eiffel, de 1887 a 1889.

Después de inaugurada la torre, llegó a París Tomás Alba Edison, el más célebres de los
inventores norteamericanos, con 1,300 patentes. Subió a la famosa torre, y se le invitó a
escribir unas palabras en el libro de oro de los visitantes.

Edison escribió: “Al señor Eiffel, el valiente constructor de esta obra tan gigantesca y
original de la moderna ingeniería, de un hombre que siente la más grande admiración por
todos los ingenieros, incluido el más grande ellos: Dios”. Tomás Alba Edison.

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Jue. 13 Dic. 2018 / 9:12:21 AM

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Ilustraciones

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31 32 33 34 35
En esta sección te presentamos las siguientes
ilustraciones:

La vida es corta
El sol y el viento
La vida es corta El tiro por la culata
El valor del anillo
El peso de tu cruz
Más que un simple anillo
Después de 10 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la La obra maestra de...
chispa del amor. Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad
había sido idea de mi esposa. Nota

Tú sabes que la amas -me dijo un día, tomándome por sorpresa -. La vida es muy corta, Estas ilustraciones te invitarán a la reflexión, y es
posible que algunas te hagan emocionar hasta las
dedícale tiempo. Pero yo te amo a ti - protesté. lágrimas.

Lo sé. Pero también la amas a ella.


Si tienes alguna ilustración, envíala a través de
nuestro correo electrónico. Prometemos publicarla y
La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, viuda desde hacía darte el crédito correspondiente.
19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara
ocasionalmente.

Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.

-¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? - me preguntó, mi madre es el tipo de mujer que una
llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.

-Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo, le respondí. Los dos solitos. ¿Qué
opinas? Reflexionó sobre ello un momento. Me gustaría muchísimo, dijo.

Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba
nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y cuando llegué a casa, advertí que
ella también estaba muy emocionada.

Me esperaba en la puerta con su viejo abrigo puesto, se había rizado el pelo y usaba el
vestido con el que celebró su último aniversario de bodas, su rostro sonreía, irradiaba luz
como un ángel.

Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas, -me
comentó mientras subía a mi auto. - No pueden esperar a mañana para escuchar acerca
de nuestra velada.

Fuimos a un restaurante no muy elegante, sí muy acogedor, mi madre se aferró a mi


brazo como si fuera "La Primera Dama de la Nación". Cuando nos sentamos, tuve que
leerle el menú. Sus ojos sólo veían grandes figuras.

Cuando iba por la mitad de las Entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro
lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios.

Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño. ¿Recuerdas?

Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor -respondí.

Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, sólo ponernos
al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine.

-Saldré contigo otra vez, pero solo si me dejas pagar la cuenta, dijo mi madre cuando la
llevé a casa, asentí, la besé, la abracé

-¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche -Muy
agradable, gracias. Mucho más de lo que imaginé, le contesté.

Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer
nada. Al poco tiempo recibí un sobre del restaurante donde habíamos cenado mi madre y
yo, y una nota que decía: "La cena esta pagada por anticipado, estaba casi segura, de que
no podría estar allí, pero igual pagué para dos, para ti y para tu esposa, jamás podrás
entender lo que aquella noche significó para mí. ¡Te amo!, tu madre ".

-En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo "TE AMO" y de darles a
nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante
que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no pueden esperar.

El sol y el viento

(Un cuento para reflexionar sobre la violencia)

El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte.


El viento decía:
-¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le haré quitar la capa más
rápido que tú.
Se ocultó el sol tras una nube y comenzó a soplar el viento, cada vez con más fuerza,
hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más
soplaba tanto más se envolvía el hombre en la capa.
Por fin el viento se calmó y se declaró vencido. Y entonces salió el
sol y sonrió benignamente sobre el anciano. No pasó mucho tiempo hasta que el anciano,
acalorado por la tibieza del sol, se quitó
la capa.
El sol demostró entonces al viento que la suavidad y el amor de los abrazos son más
poderosos que la furia y la fuerza.

El tiro por la culata

Se dice que en una ciudad, un joven muchacho buscaba novia. Una novia que fuera la
adecuada para él. Pensó y dijo: "en el único lugar donde puedo encontrar una esposa que
no se enoje, que no me reclame, que me deje salir a divertirme, que haga el quehacer de la
casa, que llegue a ser buena madre, que me atienda bien, y no me reproche todo lo que
haga es en la iglesia. ¿Tiene que ser una cristiana?."
Pasados los días se cruzó por un templo y miró por la ventana, y pensó: "este es el lugar
donde encontraré a mi futura esposa", entró y siguió congregándose allí.
Una joven del barrio donde estaba esa iglesia, también buscaba novio. Un novio/esposo
que no la golpeara, que no le gritara, que no la obligara a cuidarlo y atenderlo, que fuera
sumiso, que fuera responsable, y que la dejara hacer a ella lo que quisiera. Pensó que el
modelo de novio que quería, solamente podría ser satisfecho por un cristiano. No lo
pensó dos veces y entró a aquella iglesia.
Aquel joven y esta muchacha se conocieron y se unieron en matrimonio pensando que
cada cual era lo que buscaba.
No puedes imaginarte lo desastrosa que fue esa unión.
Dice la Palabra que busquemos primeramente el Reino de Dios y su justicia y todo lo
demás será añadido. El buscar nuestra propia conveniencia puede traer serios y grandes
problemas.

El valor del anillo

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para
hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y
bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren
más?
El maestro sin mirarlo, le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo
ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y
haciendo una pausa agregó- si quisieras ayudarme tú a mi, yo podría resolver
este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
E...encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era
desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño
y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado.
Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que
obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda
de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a
los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven
decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda
de oro, algunos reían, otros se burlaban, sólo un viejito fue
tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro
era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de
cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda
de oro, así que; rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado - más
de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría
entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su
preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.
Maestro- dijo: -Lo siento, no pude conseguir lo que me pediste. Quizás
pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda
engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro-.
Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete
al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el
anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no
se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil
con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo
quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¡¡58 MONEDAS!!! Exclamó el joven. -Sí, replicó el joyero- yo sé que con
tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé...si la
venta es urgente…
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo:
una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente
un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu
verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño.

El peso de tu cruz

Un joven, ya no podía más con sus problemas. Cayó de rodillas, orando:


"Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
El Señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu
cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz
que tú quieras".
El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho.
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba.
Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared.
"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".
Y el Señor contestó,
"Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a
nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.

Más que un simple anillo

Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de
compromiso que tuvieran. El joyero le presentó uno. La hermosa piedra solitaria brillaba
como un diminuto sol resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó, luego pidió el precio y se
disponía a pagarlo cuando... ¿Se va usted a casar pronto? - Le preguntó el joyero. ¡No! -
respondió el muchacho - Ni siquiera tengo novia. La señal de asombro en el rostro del
joyero divirtió al comprador.
Es para mi mamá - dijo el muchacho - Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le
aconsejó que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas.
Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas... ¡muchos!. Fue
padre y madre para mí, fue amiga y hermana, y fue mi maestra.
Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de
compromiso.
Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo
haré todo por ella. Quizás después entregue otro anillo de
compromiso.
Pero será el segundo. El joyero no dijo nada, solamente ordenó a su cajera que hiciera al
muchacho el descuento que se hacía nada más a los clientes importantes.
Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. Tenemos más compromisos,
pero menos tiempo. Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado. Hemos llegado a la luna y
regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior. Tenemos mayores ingresos,
pero menos moral. Estos son tiempos con más libertad, pero de menos alegría. Con más
comida, pero menos nutrición. Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero
aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos. POR
ESO...
Siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas; pasa más tiempo
con tu familia y con tus amigos, en el campo, en la playa; come tu comida preferida; visita
los sitios que ames. La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para
sobrevivir. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir "Uno de estos días".
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos.
Por eso no retardes nada que agregue risa y alegría en tu vida. Confía Plenamente en
Dios. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Cada DIA, HORA, MINUTO
es especial.

La obra maestra de miguel Ángel

Se cuenta de un escultor qué empezó a trabajar una hermosa pieza de mármol, pero sólo
la estropeó por su impericia. Desalentado abandonó su trabajo. Finalmente el mutilado
bloque de mármol quedó abandonado en el patio del escultor y allí permaneció por
mucho tiempo expuesto a la intemperie y medió oculto por las hierbas que crecieron a su
alrededor.
Pero un día el famoso Miguel Ángel observó el bloque de mármol y vio lo que valía.
Después de adquirirlo del fracasado escultor empezó a trabajar en él, transformándolo en
la admirable estatua del joven David con su honda en la mano, en el acto de arrojar la
piedra que abatió al gigante Goliat. Tal maravilla de arte fue conseguida de un pedazo de
mármol estropeado.
¿Quién puede decir lo que el gran Artista del Universo, el divino Escultor del carácter
humano puede hacer del quebrantado e imperfecto corazón que es puesto en sus
manos? La cuestión práctica es si se lo permitiremos.
¿Nos dejaremos moldear impasiblemente y sin resistencia por las manos traspasadas
que nos compraron al precio de su propia sangre.

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