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T. P.

1: Título: Teatro Isabelino


Etapa 1: El Renacimiento y el teatro Isabelino

Consignas:

- Leer el texto de IRIARTE NUÑEZ, Amalia, Lo teatral en la obra de Shakespeare, Primera


Parte: El quehacer teatral en Shakespeare y sus contemporáneos.

- Hacer un punteo de las principales características que la autora atribuye al:

Teatro a la italiana
Teatro isabelino

Ejemplificar con imágenes teniendo en cuenta los siguientes parámetros: planta del
escenario de un teatro, edificio teatral, vestuario, utilería, escenografía, dramaturgia,
dirección, gráfica)

- Definir los conceptos de:

Teatralidad
Espacio neutro
Tiempo continuo

Forma de presentación:
El trabajo práctico será individual.
Las imágenes deberán ser acompañadas del epígrafe correspondiente (Título, lugar, fecha,
fuente) y se presentará una descripción de las mismas (máximo 5 líneas por cada una)
El informe debe realizarse en Word, con carátula y rótulo según las normas de
presentación de la facultad, con índice, cuerpo principal del informe y bibliografía.

Fecha de entrega final: Clase Nº2


Teatro a la italiana

El teatro italiano, a diferencia del teatro isabelino, utiliza el escenario en un ámbito cerrado. Como
si fuese un “cubo” en donde el público observa la obra, de manera única y frontal, por una de esas
caras - Lo que, posteriormente, lo conoceremos como “cuarta pared”-. Es dentro de ese “cubo” en
donde, gracias a la ayuda de la pintura en perspectiva, y la iluminación artificial, nace lo que se
llama el “teatro de ilusión”, con el fin de que el público olvide que está en el teatro. Para lograrlo,
los italianos perfeccionaron de manera rápida, estos recursos para que puedan fingir realidades.

La Comedia Erudita italiana, fue la primera dramaturgia hecha en este espacio. Un ejemplo podría
ser: La Mandrágora de Maquiavelo.

Este tipo de escenario, les trajo problemas a los italianos isabelinos, ya que no tenían la posibilidad
de desplazarse tranquilamente por el escenario como le requerían las obras, a causa de la
limitaciones que tenían con el decorado y con la lógica que se buscaba darle al público. Esto se
debe que estaban fuertemente influenciados con las poéticas neoclásicas

Teatro Isabelino

Para hacer el punteo de las características más relevantes del teatro isabelino, hay que
tener en cuenta que la autora ha denominado isabelino el teatro que se produjo en
Londres entre 1560 y 1642, sin hacer distinción entre teatros isabelino (1558-1603),
jacobino (1603-1625) y carolino (1625-1642) ya que no hay grandes diferencias entre
estas tres etapas.

Entonces, teniendo en cuenta el teatro italiano, podemos decir que el teatro isabelino es
sumamente opuesto, en donde no se busca engañar, ni hacerle ilusiones al público, sino
que se busca que éste sea un público más activo, un público cómplice, en donde acepte el
juego teatral y decodifique sus códigos. Esto se logra a raíz de que el teatro sea más
flexible y que posea una amplitud de posibilidades.

Para que esto sea posible, Brayne propuso lo que se llama un escenario neutro en 1567.
Un espacio abierto, al aire libre e implica que los textos dramáticos, sean un juego
acordado con el público y no un intento de ocultarle los trucos (Lo que no significa que no
tenga apoyos técnicos y visuales).

Entonces, convive la tradición medieval, popular y local, con la cultura humanística y


universitaria. Aunque la autora también sostiene que:

“Si bien es deseable poder echar mano de todas las fuentes conocidas, para el
análisis del escenario público isabelino, por lo anteriormente visto es posible
apoyarse, principalmente, en las más fecunda y más segura de ellas: el texto
dramático” (Núñez, 6)
El texto dramático isabelino, es un libreto destinado a actores determinados que actúen
en un escenario abierto. Por ende, utiliza técnicas de montaje y actuación. Es por esto
también que el teatro isabelino rompe con las estructuras ya planteadas por el
neoclasicismo, ya que las obras, no fueron escritas para su publicación y su lectura, ni
tampoco fue por descuido de sus autores, ni por otros motivos, sino que fueron escritos
así para la configuración interna del drama.

Entonces, rompe, por ejemplo, por cómo están divididas las escenas. Mientras que el
neoclasicismo plantea que cada vez que entra y sale un personaje, es un cambio de
escena, esto no ocurre en el teatro isabelino, en donde entran y salen personajes todo el
tiempo. Entonces se toma el momento en que el escenario se queda totalmente vació
como cambio de escena.

El drama isabelino se caracteriza también por tener distintas acciones paralelas, por
ejemplo, en los momentos previos a las confrontaciones bélicas, se puede apreciar como
los distintos contrincantes se preparan para el campo de batalla (Ejemplo: Ricardo III).
Estas escenas y otras más, como por ejemplo: los conjuros de brujas, el teatro dentro del
teatro, etc., son cosas hechos nunca antes representados en un escenario.

Además, se presentan distintos acontecimientos que rompen con la trama principal de la


historia, para luego volver a ella. Todo esto se puede lograr, gracias a que el público pueda
atacar las reglas del juego y al escenario neutro.

Es esta neutralidad es la que permite el libre desplazamiento teatral descripto en las obras
de este período. Además, tiene la ventaja de que está abierta a muchas posibilidades y a
diferentes ritmos de acciones. Gracias a todas estas características, los episodios de las
obras de aquel entonces, permite que se conduzca a su tiempo según se requiera.

La autora cita a Granville-Baker para destacar esta virtud:

“El teatro isabelino podía trasladarse casi imperceptiblemente de “cualquier” parte


a “cualquier parte”, y disolverse en algo tan parecido a “ninguna parte” como para
que la diferencia fuese cosa de nada (Granville-Baker, 1952:70).

Entonces, el drama isabelino, transcurre en un escenario de teatro neutro; luego, si es


indispensable, se muestran a los personajes quienes ayudarán a que el público agilice su
imaginación a través de un sistema de códigos y convenciones que hará ágil el juego
teatral, que el mismo público entiende y acepta.
Los temas que tocan las obras isabelinas, no son más que los horrores de la tragedia
clásica –aquellos que nunca mostró- pero exhibidas de una manera extraordinaria. Estos
son: distintas maneras de manifestar violencia (ahorcamientos y distintas formas de
asesinatos), traslado con cadáveres y despojos humanos, suicidios, mutilaciones y torturas
físicas y psicológicas.

La autora también añade que:

“En los tablados isabelinos teórica y técnicamente todo es posible, la zona de lo


representable es ilimitada. Si a ello se añaden las virtudes evocadores de la palabra
de la poética y el procedimiento omnipotente del decorado verbal, el resultado será
la acción más rica y variada que teatro alguno haya alcanzado, una de cuyas
consecuencias es su visión del hombre y del mundo, igualmente rica y variada”
(Núñez, 32)

Gracias a esa visión del hombre y del mundo, se puede tener distintas vías de acceso al
héroe y sus conflictos. Esto se da debido a los instrumentos teatrales que posibilitan el
desarrollo intrincado de la acción y la amplitud del criterio de lo posible en la escena.

Shakespeare fue el que puso en práctica hábilmente este instrumento al servicio de la


revelación de caracteres y de los complejos mundos.

Debido a que el teatro isabelino cuenta con la virtud de que el público sepa que está
viendo una obra y no busca ver la realidad y que sea un público que capte los diversos
juegos teatrales, se puede decir que el teatro isabelino es uno de los más teatrales del
mundo occidental.

Si bien la teatralidad consta de un prólogo y un epílogo (como en las obras de Plauto y


Terencio) la versión isabelina del coro, según cuenta la autora, podría ser un eco de
Séneca (principal modelo clásico del teatro trágico de este período).

Con respecto a cómo representaban los isabelinos el drama, si bien es cierto que hacías
obras internas existen formas menores de teatro dentro del teatro, se utilizaban
máscaras, parodias y pantomimas. En esta última se introducía el drama, mientras que en
la parodia, los personajes acudían a ella para representar el drama isabelino (Ej.: Troilo y
Crésida, III, 3, Patroclo y Tersites).

Entonces como conclusión podemos decir que, a diferencia del teatro italiano, el teatro
isabelino fue el que creó un nuevo escenario mucho más práctico, apto y flexible, en
donde se crea una cierta complicidad con el público-quien no espera ser engañado, sino
que espera formar parte –en cierta manera- de la obra, acatando los juegos escénicos, sin
olvidarse de lo que están viendo no es nada más que una representación. Los dramas
tienen un desarrollo continuo, estructurada en interrumpidas y rápidas secuencias de
episodios. Y para finalizar, me gustaría destacar la frase de la autora:

“Este teatro (…) pudo transformarse en los más opulentos y deslumbrantes parajes
del universo real e imaginario” (Núñez, p. 51)

Conceptos:

Teatralidad: la autora describe lo que es la teatralidad, a raíz de cómo lo analizó el actor y


director ruso Meyerhold. Él dice que la teatralidad se da cuando el público mira una obra y
no desea sentir que lo que está viendo es la realidad misma, sino que al contrario, sabe
perfectamente que está frente a un actor que está representando a un personaje y que
espera que muestre el juego y el artificio. (Hay que destacar que si bien el público no se
olvida que está frente a un actor que está representando, lo mismo le ocurre al actor, que
no olvida que está sobre un escenario).
Los recursos de la “teatralidad” son: prólogos, epílogos y variadas formas del teatro
dentro del teatro y la variedad de sus funciones es mayor que en cualquier otro tipo de
teatro.
El prólogo presenta al espectáculo y el epílogo agradece la atención del público:

“Pueden atribuirse a la influencia determinante de Plauto y Terencio en la


formación de la comedia inglesa del Renacimiento; son, también, remanentes de
las homilías que abrían y cerraban misterios y moralidades en la baja Edad Media”
(Núñez, p.35)

Pero el prólogo también puede ser que hablen del teatro –metateatro- así que aquello a lo
cual se refieren aparezca como ya teatralizado (Ej.: El judío de Malta de Maquiavelo). Otra
manera en la que también se puede usar el coro es dándole un espacio a la crítica (Ej.:
Every Man in his humor)

Espacio Neutro: El escenario neutro, fue propuesto por Brayne para representar Red Lion
en 1567. Es un espacio abierto, al aire libre y está físicamente inmerso entre el público del
patio. El escenario tiene un carácter abierto.
Es gracias a este espacio que se pueden realizar distintos tipos de escenas, como por
ejemplo los enfrentamientos bélicos.
Uno de los teatros más representativos sería el The Theatre

Tiempo continuo: donde no se producen pequeños cortes en una secuencia. En donde no


cuentan una historia secundaria para luego retomar al tema principal.
Imágenes:

Dibujos de algunos de los teatros isabelinos


Representación de Romeo y Julieta
Vestuario:
Bibliografía

Núñez, Amalia Iriarte (1996). Primera parte: Lo teatral en la obra de Shakespeare y sus contemporáneos.
Colombia. Ediciones Uniandes

Fuente de las imágenes (en orden)

http://cordonesdesatadosencuarto.blogspot.com.ar/2008/05/algunas-fotos-del-teatro-isabelino.html
http://es.slideshare.net/profeticc/el-teatro-isabelino?next_slideshow=1
http://www.roland557.com/ensayos/large_romeo-juliet_1316426761.JPG
http://1.bp.blogspot.com/_2obW7spCgs/TErfp1FN4I/AAAAAAAAAD0/tjLDyEGISb8/s1600/Tartufo.jpg

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