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Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

El contrato.
El acuerdo de voluntades entre varias personas que tiene por objeto producir obligaciones
civiles.
.CONTRATO ACUERDO ENTRE VARIAS PERSONAS QUE TIENEN POR OBJETO
PRODUCIR UNA O MÁS OBLIGACIONES CIVILES
• DELITO ES UN HECHO HUMANO CONTRARIO AL DERECHO Y CASTIGADO POR LA
LEY.
• CUASICONTRATO ES PARECIDO AL CONTRATO POR SU LICITUD Y SUS
CONSECUENCIAS, PERO EN EL CUAL NO SE ENCUENTRA EL CONSENTIMIENTO
EXPRESO ENTRE LOS CONTRATANTES.
• CUASI DELITO ACTO ILICITO, PERO QUE EL DERECHO ROMANO NO CLASIFICABA
ENTRE LOS DELITOS, PRODUCE UNA OBLIGACIÓN ENTRE EL AUTOR DEL ACTO
Y EL PERJUDICADO.
Introducción.
Ya señalamos que la fuente principal de las obligaciones es el contrato, entendido como el
acuerdo de voluntades destinado a crear una o varias obligaciones sancionadas por una
acción judicial. Vemos, pues, que en el fondo de todo contrato existe siempre un pacto; esto
es, el hecho de que dos o más personas se pongan de acuerdo respecto de un objeto
determinado aunque no todo pacto va a convertirse siempre en contrato. Para que este
simple acuerdo de voluntades tenga validez jurídica es necesario que esté sancionado por
el legislador mediante una acción determinada.

Origen y desenvolvimiento.
Este concepto sufre una evolución histórica y es un concepto que consta de dos elementos:
débito (deber de cumplimiento de esa prestación), y responsabilidad (sujeción que se deriva
del incumplimiento).

En la sujeción que deriva de ese incumplimiento se hace mucho énfasis. En la etapa más
antigua, el individuo se sujeta personalmente al cumplimiento de la obligación (nexum). Esta
situación sufre una evolución hasta que se llega a la situación de una evolución patrimonial
(si el sujeto no cumple, responde su patrimonio del mismo).

Concepto de contrato.
-El contrato es la primera y más importante entre las fuentes de las obligaciones en el
Derecho de la antigua Roma. En sentido lato es la concorde manifestación de las
voluntades de dos o más personas con el fin de construir, modificar o disolver una relación
jurídica. En este sentido el concepto de contrato coincide con el de acto jurídico bilateral.
Aquí sólo trataremos de los contratos obligatorios, es decir, de los que están destinados a
crear una obligación. En este sentido más restringido, contrato es la concorde manifestación
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de la voluntad de dos o más personas, en virtud de la cual una de ellas promete una
prestación y la otra acepta la promesa.
-La obligación es una relación jurídica establecida entre un acreedor y un deudor, basada
en una causa reconocida por el derecho como fundamento del deber de cumplimiento de
una prestación, y que es exigible mediante una acción de carácter personal.

Elementos del contrato.


CONCEPTO DE CONTRATO Y SUS ELEMENTOS ES EL ACTO POR EL CUAL DOS O
MÁS PERSONAS REGULAN SUS RESPECTIVOS INTERÉSES JURIDICOS Y AL
CUAL EL DERECHO OBJETIVO ATRIBUYE DETERMINADOS EFECTOS SEGÚN LA
FUNCIÓN ECONÓMICO SOCIAL DEL ACTO JURÍDICO EN CUESTIÓN. SUS
ELEMENTOS SON: LOS SUJETOS, EL OBJETO,EL CONSENTIMIENTO, LA CAUSA Y
LA FORMA.

Elementos esenciales.

a) Sujetos
Son las partes que intervienen en un negocio jurídico que por regla general coinciden con
los sujetos de la obligación.
Por tanto, podrá ser sujeto de contrato toda persona en goce de plena capacidad jurídica y
que por disposición legal expresa no esté incapacitada para realizar un acto determinado.
En cuanto a los hijos de familia, éstos tienen capacidad para contratar en relación con sus
peculios, y cuando lo hacen en nombre del pater, también podían obligarse, pero si es con
miembros de la propia familia, dichas obligaciones carecían de acción para exigir su
cumplimiento, constituyendo uno de los casos de las obligaciones naturales. Si se obligan
con extraños, las obligaciones correspondientes podían ser exigidas al terminar la patria
potestad, o se podía proceder en contra del pater dando lugar a una transposición de
personas en la fórmula, en la intentio figuraría el nombre del hijo y en la condemnatio el
del padre."

b) Consentimiento.
Hablaremos ahora del segundo de los elementos esenciales, que es el consentimiento,
entendiendo por él la congruencia existente entre las voluntades declaradas por los sujetos,
teniendo que existir por tanto una clara y lógica relación entre la voluntad de los sujetos y la
declaración expresa de la misma. Dicha declaración expresa deberá referirse a los efectos
más importantes del contrato.
El consentimiento puede estar viciado por distintas causas, que son:
a. error
b. dolo
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c. intimidación
d. lesión
-Error Si partimos de la máxima del ilustre Ulpiano que reza •'donde hay error no hay
consentimiento" (D. 50, 17, 116, 2) nos encontraríamos prácticamente en un callejón sin
salida, puesto que serían dos conceptos que no podríamos avenir, situación por demás
rígida, ya que se presentan múltiples circunstancias en que el error no anula el
consentimiento.
El error se puede definir como el desconocimiento o el falso conocimiento de los hechos o
del derecho.
Por lo que respecta a los errores impropios cuando existe falta de coincidencia entre lo que
se dice y lo que se desea hacer, prevalecerá lo manifestado. Pero si este error es tan obvio
que la otra parte podía haberse dado cuenta, se invalida el negocio.

-dolo Es toda astucia o maquinación efectuada por una de las partes para que la otra
incurra en error. Citando a Servio Sulpicío, Ulpiano lo define como "cierta maquinación para
engañar a otro, de simular una cosa y hacer otra" Aunque la palabra dolo lleva ya
intrínsecamente la idea de falsedad. De malicia en Roma se hacía una distinción en el dolo;
así. Se hablaba de un dolo malo y de un dolo bueno, entendiendo por éste la astucia de un
individuo, sobre todo cuando se planeaba algo en contra de un ladrón o de un enemigo
(Ulpiano, D. 4, 3, 1,3).
Por último, si como consecuencia de la intimidación alguien obtenía una promesa y con
posterioridad reclamaba su cumplimiento, el pretor concedía al afectado una exceptio
metus, que paralizaba la acción mediante la cual el culpable exigía a su víctima el
cumplimiento de la promesa dada.

-Intimidación. Ésta se manifiesta en actos de violencia. Ya sea física o moral, que traerán
como consecuencia que la persona sobre la que se ejerce no exprese libremente su
intención.
Para que una persona pudiese alegar intimidación en su favor, ésta tenía que ser
verdadera, lógica, actual e ilegítima; en su contra o bien contra un miembro de su familia.
Basado en tales circunstancias, el pretor le concedería los beneficios de la actio quod
metus causa, lo cual traía como consecuencia que el negocio subsistiese, pero obligando al
culpable a pagar al intimidado cuatro veces el valor del daño sufrido. Sin embargo, si la
amenaza iba dirigida contra un menor o una mujer, éstos podían alegar en su favor una in
integrum restitutio, anulándose el negocio en su totalidad.
Por último, si como consecuencia de la intimidación alguien obtenía una promesa y con
posterioridad reclamaba su cumplimiento, el pretor concedía al afectado una exceptio
metus, que paralizaba la acción mediante la cual el culpable exigía a su víctima el
cumplimiento de la promesa dada.
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-Lesión. Es el último de los vicios del consentimiento, y entendemos por ella el hecho de
aprovecharse de la ignorancia o la difícil situación económica de la otra parte,
diferenciándose del dolo en que no hay engaño alguno y de la intimidación debido a la
circunstancia de que no existe ninguna violencia, aunque sí una presión indirecta que es la
que está forzando a la otra parte a dar su consentimiento.
Así, por ejemplo, se considera nula toda compraventa efectuada por menos de la mitad del
valor del objeto.

c) Objeto.
Sabemos que el objeto de toda obligación es la realización de determinada conducta por
parte de uno de los sujetos, consistente en un dar, hacer o prestar.
El objeto deberá ser:
a. Lícito. Esto es lógico, puesto que si el derecho prohíbe las cosas ilícitas, no puede
permitir las relaciones contractuales sobre algo viciado de ilicitud.
b. Posible. A la posibilidad debemos entenderla tanto física como jurídica. A su vez, esta
calidad de ser posible puede ser abstracta o concreta; es abstracta cuando en el momento
de darse no existe aún la posibilidad de su realización (hace años lo seria, por ejemplo,
realizar un viaje a la luna). Será concreta cuando en el momento de darse es factible su
realización (traducir un libro, por ejemplo).
Esta posibilidad en el objeto se debe dar en el momento de la celebración del contrato, ya
que de no ser así, el elemento que nos ocupa estará viciado, lo que traerá como
consecuencia la nulidad del contrato respectivo.
c. Apreciable en dinero. Será indispensable que el objeto sea apreciable en dinero, en
virtud de que si el mismo perece por algún motivo, dependiendo de su naturaleza, tendrá
que ser sustituido por una cantidad de dinero.
d. Determinado. Por último, el objeto debe de ser claramente determinado, porque sólo de
esa manera se estará en posibilidad de contraer obligaciones respecto a él. Esto quiere
decir que los deberes contraídos por las partes deben estar nítidamente definidos desde
que se contrate, o que puedan definirse con posterioridad.

d) Causa. Se entiende por causa la motivación que tiene toda persona para realizar un
negocio jurídico.
Esta motivación debe de ser confesable de acuerdo con la ley, ya que podemos
encontrarnos con negocios jurídicos clara y evidentemente legales en cuanto a su
apariencia, pero que van de manera notoria en contra del espíritu de la ley, o sea lo que
conocemos como un fraude a la ley (fraus legis), por ejemplo, poner a nombre de otros las
porciones de terreno que exceden la cantidad que se puede tener de acuerdo con la
legislación agraria.
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En relación directa con estos motivos de carácter subjetivo de las partes, está la figura de la
simulación. En ella, el motivo que impulsa a las partes a la realización del negocio no
coincide con el fin del negocio que pretenden celebrar.
En esta simulación encontramos, pues, un negocio simulado, un negocio disimulado y un
pacto entre las partes que tendrá validez para ellas en lo que respecta única y
exclusivamente al negocio disimulado, como fingir una venta para ocultar una donación que
esté prohibida, la venta será el negocio simulado y la donación el disimulado.
Ahora bien, el negocio disimulado no tendrá ningún efecto ante terceros, quienes se
atendrán única y exclusivamente a los efectos del negocio simulado.

e) Forma. Es el último de los elementos esenciales y consiste en aquellos requisitos a que


debe sujetarse la relación contractual, en otras palabras, es el molde que configura cada
contrato. Como consecuencia de esta forma, en caso de incumplimiento de las partes
surgirán medios probatorios para ellas.
En Roma, en principio, el negocio jurídico era extremadamente formalista, pudiéndose decir
que ésta era la parte más importante de la relación, situación que fue variando al darse una
importancia cada vez mayor al elemento consentimiento.

Elementos accidentales.
Pueden aparecer o no en el contrato, pero éste tendrá validez sin su existencia, aunque en
la práctica vamos a encontrarnos con que siempre se dan. Estos elementos son:
A. Condición
B. Término
C. Modo o carga.

a) Condición. Es un acontecimiento futuro de realización incierta. Si de tal realización


incierta depende que entre en vigor un negocio jurídico, estaremos en presencia de una
condición suspensiva; ahora bien, si de esa condición depende la cancelación del negocio
jurídico, estaremos ante una condición de carácter resolutorio.
Independientemente de su carácter suspensivo o resolutorio, la condición puede ser de tres
tipos:
a. Potestativa
b. Casual
c. Mixta.
Será potestativa cuando su realización dependa única y exclusivamente de la voluntad de la
persona que debe realizarla; casual cuando su realización sea independiente de la voluntad
del interesado (normalmente dependerá de la realización de un hecho físico). Finalmente,
estaremos ante una condición mixta cuando su realización esté sujeta a la voluntad de las
partes afectadas, más un acontecimiento ajeno a ellas; dicho acontecimiento puede
depender de una tercera persona o de un hecho natural.
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b) Término. Es un acontecimiento futuro de realización cierta, del cual depende la entrada


en vigor o la cancelación de los efectos de un negocio jurídico.
En el primer caso, el término es suspensivo y el negocio tiene efectos a partir de esa
determinada fecha (ex die); en el segundo, estaremos ante un término resolutorio y el
negocio tendrá efectos hasta esa determinada fecha (in diem).

c) Modo o carga. Es un gravamen impuesto a una persona en un acto de liberalidad en


una donación, un legado o una manumisión. El beneficiario de la liberalidad deberá realizar'
cierta prestación en favor del bienhechor o de un tercero. Un ejemplo puede ser la
obligación impuesta al donatario de construir un monumento en honor del donante.
En principio, el cumplimiento del modo sólo dependía de la buena fe del beneficiario y no
fue sino hasta el derecho justinianeo que se crearon diversas acciones para exigir el
cumplimiento.
Este elemento no aparece en todos los negocios jurídicos, sino sólo en los actos de
liberalidad ya mencionados.

Elementos naturales.
-Son, aquellos que, aunque acompañando normalmente a un contrato y contribuyendo en
consecuencia a caracterizarlo, pueden ser excluidos por los contrayentes mediante una
cláusula expresa.
Tal sería, en la compraventa, la responsabilidad del vendedor por la evicción o por los vicios
ocultos de la cosa vendida, que se considera implícitamente comprendida en el contrato,
mientras las partes no dispongan lo contrario.

-Naturales son, en cambio, aquellos otros que, aunque acompañando normalmente a un


contrato y contribuyendo en consecuencia a caracterizarlo, pueden ser excluidos por los
contrayentes mediante una cláusula expresa. Tal sería, en la compraventa, la
responsabilidad del vendedor por la evicción o por los vicios ocultos de la cosa vendida, que
se considera implícitamente comprendida en el contrato, mientras las partes no dispongan
lo contrario. Como se trata de un elemento que no es de esencia sino de la naturaleza del
contrato, puede ser excluido por una manifestación de voluntad expresa de las partes. El
contrato de compraventa no deja de ser tal por el hecho de que el vendedor no quede
obligado a garantizar al comprador contra la evicción o los vicios redhibitorios de la cosa
vendida.
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Interpretación de los contratos.


Indagar cual es el objeto de las partes en un negocio jurídico es complicado, razón por la
cual se establecen varias reglas que nos permiten llegar a la interpretación.
-Interpretación restrictiva
Interpretación Doctrinaria
Interpretación Extensiva
Interpretación Armónica
Interpretación por Analogía
Interpretación de cláusulas ambiguas
Interpretación Judicial
Interpretación Subjetiva
Interpretación Objetiva

Invalidez del negocio jurídico.


-Existen actos nulos de pleno derecho y anulables.
-Sólo pueden ratificarse o convalidarse negocios anulables y no nulos.
-Por tanto un contrato inválido puede ser convalidado y si una de las partes repara un vicio
del consentimiento original se le llama ratificación.

El contrato y su trascendencia en el mundo actual.


El Derecho Romano es la base y antecedente de la mayor parte de ordenamientos jurídicos
de nuestro mundo actual. Pero no es un concepto estático, como muchas veces lo
concebimos, al pensar en el Derecho Romano asociándolo principalmente a la compilación
de Justiniano I hacia el año 530 de nuestra era, y conocida como Corpus Iuris Civilis. Más
bien este cuerpo legal fue el estadio final de un Derecho que evolucionó hasta aquel punto
durante los siglos anteriores, a lo largo de casi un milenio, desde la fundación de la ciudad
de Roma hacia el año 753 a.C.

CONVENCIÓN Y OBLIGACIÓN

Un primer concepto para entender el Derecho Romano es el de la Convención (conveniere;


venire cum) que significa pacto o convenio. Se trata de un acuerdo de voluntades entre dos
personas sobre un mismo fin. Las convenciones con trascendencia jurídica son aquellas
que crean, modifican o extinguen obligaciones entre las partes. Un acuerdo entre dos
amigos para salir a cazar el domingo no crea una relación jurídica, pero un acuerdo por el
que uno de ellos le vende al otro una lanza para cazar si crea obligaciones para ambas
partes.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Un segundo concepto por tanto para entender el Derecho Romano es el de la Obligación


(Obligatio), un vínculo jurídico entre dos personas, llamadas acreedor y deudor, por la cual
este último tiene la obligación de dar, hacer o no hacer algo a favor del acreedor. La
obligación puede tener su origen en los contratos, en los cuasicontratos (circunstancias muy
parecidas al contrato), en los delitos (resarcir a la víctima) o en los cuasidelitos
(circunstancias asimilables a los delitos).

Sistema contractual.
A. Contratos

Gayo (3, 89) nos dice que las obligaciones que nacen de contrato se contraen re, aut
verbis, aut litteris, aut consensus, esto es, mediante la dación de una cosa, mediante las
palabras, la escritura, o el simple consentimiento. A partir de esta afirmación se suelen
tradicionalmente dividir los contratos en verbales, literales, reales y consensuales. En todos
ellos existe un elemento subjetivo, el acuerdo, y otro objetivo, la causa civilis, que los
distingue entre sí.

a) Son contratos verbales aquéllos en los que el acuerdo debe manifestarse mediante la
pronunciación de palabras solemnes, y a tal declaración se conecta el efecto de hacer surgir
el vínculo obligatorio. Entre los contratos verbales se cuentan la dotis dictio, la promissio
iurata liberti y la stipulatio (estipulación).

b) En los contratos literales la obligación surge de la redacción por escrito del acuerdo entre
las partes. Gayo menciona entre los contratos literales los nomina transcripticia, los
singrapha y los chirographa.

c) En los contratos reales el acuerdo debe ir acompañado de la entrega de la cosa para que
surja la obligación. Son cuatro: mutuo, comodato, depósito y prenda.

Esta categoría de contratos experimentó en época postclásica una ampliación, incluyéndose


en ella los llamados "contratos innominados" o "reales innominados", cuyo objeto era una
prestación a cambio de otra.

d) En los contratos consensuales la obligación surge del acuerdo de las partes sin exigir
ningún otro requisito de forma, pero ello no quiere decir que el Derecho romano rechazase
la redacción de un documento como prueba del acuerdo entre las partes. En las fuentes son
tipificadas cuatro figuras: compraventa, arrendamiento, sociedad y mandato.
Cronológicamente, es probable que estos contratos hayan sido reconocidos por el
ordenamiento jurídico romano, con posterioridad a las otras categorías.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

B. Pactos

Todos los demás acuerdos, es decir, aquéllos que no encajaban en ninguno de los grupos
de contratos mencionados, se denominaban pactos desnudos (nuda pacta) pues carecían
de acción y sólo daban lugar a una obligación natural. Como veremos bien pronto, algunos
de estos pactos tuvieron fuerza obligatoria y fueron protegidos por acciones, y por ello la
doctrina moderna los denomina "pactos vestidos".

Contratos nominados.
-SERÁ AQUEL QUE TIENE NOMBRE ESPECIFICO Y PARTICULAR CONFIRMADO POR
EL DERECHO: EL MUTUO, EL DEPÓSITO, COMPRAVENTA ETC.

-Contrato nominado será aquel que tiene nombre específico y particular confirmado por el
derecho, por ejemplo: mutuo, depósito, compraventa, etcétera y tienen, cada uno, acciones
específicas, individualmente denominadas, que los tutelan.

Los contratos verbis (verbales).


LOS CONTRATOS VERBALES SE PERFECCIONAN POR LA FORMULACIÓN DE
DETERMINADAS PALABRAS: LA STIPULATIO.

Se denominan contratos “verbis” aquellos contratos que tienden a ser predominantemente


verbales y surtirse entre personas que cuentan con la capacidad de escuchar, hablar e
interpretar y sostener un dialogo. Para consolidarse se necesita el cumplimiento de ciertas
solemnidades que fueron definidas en la época clásica como la stipulatio, la dictiodotis y
el iusiurandum liberti.
La Stipulatio
En la conceptualización de la figura contractual, los romanos definían dos formas
contractuales conocidas como nexus y sponsio, la stipulatio por su parte fue la evolución
del concepto de la sponsioesta, solo era accesible por parte de los ciudadanos romanos y
se realizaba mediante el empleo del verbo spondere, ahora bien, entendiese por sponsio
la derivación del verbo spondere que significa “prometer”, era este un contrato verbal
porque no podía perfeccionarse sino con el empleo de determinadas palabras solemnes. El
acreedor preguntaba por ejemplo, al deudor: ¿DARIS SPONDES 100 sestercios? (¿Te
comprometes a dar 100 sestercios?) ? Y el deudor contestaba: Spondeo (Prometo). De
acuerdo a lo descrito en el ejemplo la pregunta debía contener el objeto del contrato sin
temor a equivocaciones en el momento de la formulación de la pregunta para que esta
pudiera surgir los efectos esperados que era escuchar por parte del deudor la promesa de
cumplir con lo que se le estaba solicitando. En sus orígenes, en la época clásica era
necesario el pronunciamiento del termino spondeo, pero el concepto de contrato evolucionó
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

de la mano de los conceptos jurídicos de la época y se fueron generando a su vez términos


asociados con la promesa.
“Pero como el ensanche de las relaciones económicas del pueblo romano se hizo sentir la
necesidad de contratar con los no ciudadanos, se amplió la fórmula de la sponsio,
haciéndola accesible a estos últimos y admitiendo como formulas orales el empleo de
cualquier otro verbo que envolviera la idea de promesa pro parte del deudor a favor del
acreedor. Entonces fue cuando tomó el nombre de stipulatio, que vino a ser una forma
general de contratar por medio de determinadas formalidades orales.”[1]
La stipulatio a su vez se dividía por su objeto en stipulationescerti (entrega de dinero o
una cosa determinada) y en stipulationesincerti (entrega de la cosa que debía
determinarse).

Los contratos litteris (literales).


- LOS CONTRATOS LITERALES SE PERFECIONAN CON EL USO DE LA ESCRITURA.

Contrato escrito. Se perfecciona por el uso de la escritura En este tipo de contrato tendrán
que distinguirse dos épocas: en su forma arcaica, por ejemplo, la nómina transcriptitia, y
posteriormente los singrafos y quirógrafos.

El contrato literis en el derecho antiguo, se realizaba con la ayuda de menciones


especiales, escritas por el acreedor en un registro doméstico, el codex, y llamadas nomina
transcriptia. Esta forma primitiva del cotratolitteris, en tiempos de Gaius, cayó poco a
poco en desuso, pero los romanos admitieron desde la época clásica otra manera de
obligarse litteris, con la ayuda de vales, los chirographa y los syngraphae. Era costumbre
entre los ciudadanos romanos llevar diariamente un apunte privado de sus entradas y
salidas, apunte que se llevaba mensualmente en un libro denominado codex, como se
expuso anteriormente, el cual se componía de dos secciones acceptum y expensum. En la
primera se anotaban las entradas y en la segunda se anotaban las salidas. Así, si se
efectuaba un préstamo de dinero, se hacia la anotación correspondiente en el expensum a
cargo del respectivo prestatorio, y si se recibía la suma prestada, se anotaba la entrada en
el acceptum. Parece que en un principio estas anotaciones escritas servían únicamente
como medio de prueba de las respectivas operaciones, pero con el tiempo se generó la idea
de hacer de aquellas operaciones una forma contractual solemne destinada a crear por si
misma obligaciones civiles.
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Los contratos re (Reales).


Contrato real. Se perfeccionará por la entrega de la cosa, por ejemplo, mutuo y depósito.

Se perfeccionaban por la entrega de la cosa objeto de contrato, no bastando por tanto la


promesa formal o escrita, sino teniendo que transmitir una de las partes a la otra parte el
objeto real para que se entendiese perfeccionado el contrato. Tales fueron el Mutuo
(préstamo de una cosa consumible, un bien fungible), el Comodato (préstamo de uso, de un
bien no fungible), la Prenda (dar un bien mueble como garantía de otra obligación) y el
Depósito (contrato por el que una de las partes entrega un bien a la otra parte, para que
ésta última lo guarde y custodie hasta que la primera se lo requiera).

Los contratos consensu (consensuales).


LOS CONTRATOS CONSENSUALES SE PERFECCIONAN CON EL SIMPLE
CONSENTIMIENTO DE LAS PARTES.

Se perfeccionaban por el mero consentimiento de los contratantes expresado de cualquier


forma. Se aplicó esta forma de perfeccionamiento a la compraventa, el arrendamiento, la
sociedad y el mandato.

Contrato consensual. Es aquel cuyo perfeccionamiento depende única y exclusivamente del


simple consentimiento de las partes. Este consentimiento puede recaer sobre cualidades del
objeto materia del contrato, y así nos encontraríamos ante un contrato consensual de tipo
intuitu rei; como el caso de la compraventa y del arrendamiento; o bien sobre las
cualidades de la persona que realiza la actividad en el negocio jurídico, lo que nos pondría
frente a un contrato consensual de tipo intuitu personae, como en el caso de la sociedad y
del mandato.
Otra forma de clasificación será en atención a la forma de interpretarlos: contratos de
estricto derecho y contratos de buena fe.
De estricto derecho. Son aquellos en los cuales deberemos ajustarnos a lo convenido
expresamente, sin posibilidad alguna de interpretación.
Contratos de buena fe. Serán aquellos en los cuales se puede interpretar la intención de las
partes en atención al uso, la equidad o las especiales circunstancias de cada caso.

Emptio venditio (la compraventa).


“EL ORIGEN DE LA COMPRAVENTA COMENZÓ EN LA PERMUTA, PUES
ANTIGUAMENTE NO HABÍA DINERO NI UNO ERA LA COSA Y OTRO EL PRECIO, PUES
CADA CUAL, SEGÚN LA NECESIDAD DE LOS TIEMPOS Y LAS COSAS, PERMUTABA
LO ÚTIL POR LO INÚTIL, YA QUE SUCEDE FRECUENTEMENTE QUE LO QUE A UNO
LE SOBRA, A OTRO LE FALTA.”(D.18.1.1)
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SIENDO LA VENTA UN CONTRATO Y A LA VEZ UN MERO GENERADOR DE


OBLIGACIONES, NO PODÍA TRANSFERIR LA PROPIEDAD. EL VENDEDOR QUEDABA
OBLIGADO A ENTREGAR LA COSA Y A GARANTIZAR AL COMPRADOR SU POSESIÓN,
Y EL VENDEDOR QUEDABA OBLIGADO A PAGAR EL PRECIO. EL PRIMERO TENÍA LA
“ACTIO VENDITI”, Y EL SEGUNDO LA “ACTIO EMPTI” PARA TODOS LOS ACTOS
NECESARIOS PARA OBTENER LA POSESIÓN, EN OTRAS PALABRAS LA
COMPRAVENTA ES LA CAUSA POR EL CUAL SE PUEDE ADQUIRIR EL DERECHO DE
PROPIEDAD POR ENDE LA VENTA NO ES POR SÍ MISMA LA FUENTE CREADORA DE
OBLIGACIÓN DE CREAR EL DERECHO DE PROPIEDAD.

LA COMPRAVENTA ES UN CONTRATO CONSENSUAL, QUE QUEDA PERFECTO POR


EL SIMPLE CONSENTIMIENTO DE LAS PARTES; BILATERAL POR QUE ACARREA U
OCASIONA OBLIGACIONES A AMBOS CONTRATANTES DESDE EL MOMENTO MISMO
DE SU CELEBRACIÓN. ES ONEROSO POR QUE LA PRESTACIÓN DE UNA DE LAS
PARTES TIENE SU CONTRAPRESTACIÓN EN LA OTRA, Y DE BUENA FE PORQUE EL
MAGISTRADO NO TIENE QUE ATENERSE AL TEXTO ESTRICTO DEL ACTO
CONSTITUTIVO, SINO QUE PUEDE APRECIAR CON AMPLITUD LA VOLUNTAD DE LOS
INTERVINIENTES. EN CUANTO A LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO,
SON: A) EL CONSENTIMIENTO, B) LA COSA VENDIDA, C) EL PRECIO.

EL CONSENTIMIENTO: EN ROMA RIGE EL PRINCIPIO GENERAL DE QUE EL


ACUERDO DE LAS PARTES, NECESARIO PARA EL PERFECCIONAMIENTO DE LA
VENTA DEBE RECAER SOBRE LA COSA VENDIDA Y SOBRE EL PRECIO, QUE ES EL
OBJETO MISMO DE LA OBLIGACIÓN DE LOS CONTRATANTES Y CONSTITUYEN
POR CONSIGUIENTE ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO.

LA COSA VENDIDA: EL OBJETO DE LA COMPRAVENTA “REX MERX” DEBE SER UNA


RES EN EL COMERCIO, ES DECIR SUSCEPTIBLE DE CREAR RELACIONES
JURÍDICAS; PODÍAN SER COSAS OBJETOS DE UNA COMPRAVENTA
LAS COSAS CORPORALES COMO LAS INCORPORALES, UNA COSA CORPORAL
PODRÍA SER UN ESCLAVO, UN VESTIDO, EL ORO, LA PLATA ETC.

EN LAS COSAS CORPÓREAS SE PERMITIÓ LA VENTA DE COSAS FUTURAS, DONDE


SE PLANTEARON DOS HIPÓTESIS:) “LA EMPTIO SPEI”: COMPRA DE LA
ESPERANZA COMO POR EJEMPLO QUE TICIO COMPRA DE SEMPRONIO LA TIRADA
DE UNA RED PAGÁNDOLE DETERMINADO PRECIO, EN EL CASO SI SEMPRONIO
SACA DIEZ PECES PERCIBE EL PRECIO Y SI NO LO SACA NINGUNO, TAMBIÉN. 2) “LA
EMPTIO RES ESPERATAE” O VENTA DE UNA COSA FUTURA, POR EJEMPLO SI TICIO
VENDE A SEMPRONIO LA COSECHA DE TRIGO DEL PRÓXIMO AÑO. SI NO HAY
COSECHA LA VENTA NO QUEDA PERFECCIONADA. ADEMÁS SE PERMITIÓ LA
VENTA DE BIEN AJENO.
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EL PRECIO: DEBE SER EN DINERO, CIERTO Y VERDADERO, ASÍ LO INDICA LAS


INSTITUTAS.
LA OBLIGACIÓN PRINCIPAL DEL VENDEDOR ERA ENTREGAR LA COSA: “VACUAM
POSSESIONEM TRADERE” (ENTREGAR LA VACUA POSESIÓN). LA ENTREGA DEBE
COMPRENDER NO SÓLO LA COSA VENDIDA SINO TODOS SUS ACCESORIOS, TALES
COMO LOS AUMENTOS PRODUCIDOS POR ALUVIÓN, LOS FRUTOS CIVILES Y
NATURALES, ETC.

La colocación o arrendamiento.
Locare (de donde locatio) significa colocar, poner a disposición de, y conducere (de donde
conductio) quiere decir conducir, llevar consigo. De ahí que en el ámbito técnico-jurídico
locatio-conductio sea el término empleado en las fuentes romanas para referirse al
contrato de arrendamiento; y locator y conductor sean los vocablos utilizados para indicar
respectivamente al arrendador y arrendatario: literalmente el locator pone a disposición del
conductor una cosa y éste la lleva consigo. Por otra parte, conviene advertir que las
palabras castellanas arrendamiento, arrendador y arrendatario derivan de "rendir"
(antiguamente "render"), que supone una alteración del latino reddere (devolver ó
entregar).

-La locatio-conductio es un contrato consensual y de buena fe, en el que uno de los


contratantes (locator) se obliga frente a otro (conductor):

. O bien a poner a su disposición una cosa para que la use y disfrute.

. O bien a prestarle determinados servicios.

. O bien a entregarle una cosa para que sobre ella realice una determinada actividad, una
obra en definitiva.

La parte contratante que obtiene la ventaja que, como veremos, no es siempre el conductor,
se obliga a pagar una contraprestación económica llamada canon o merces.

- Modalidades del contrato de locatio-conductio

No son tres contratos distintos, sino distintas modalidades de un mismo contrato, la locatio
conductio, protegidas todas ellas por las mismas acciones de buena fe: la actio locati con
las que el locator hace valer sus derechos, y la actio conducti con la que el conductor
hace valer los suyos.
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Tales modalidades son: la locatio conductio rei (arrendamiento de cosa), locatio


conductio operarum (arrendamiento de servicios), y locatio conductio operis
(arrendamiento de obra). El artículo 1542 del Código civil distingue entre arrendamiento de
cosa, de obra y de servicios.

La sociedad.
La sociedad es el último de los contratos consensuales. Además, es un contrato
sinalagmático y de buena fe, por el cual dos o más personas, llamadas socios, se obligan
recíprocamente a aportar bienes o trabajo, para alcanzar un fin licito de utilidad común. Para
que se perfeccione el contrato es necesario que se reúnan los siguientes requisitos:
1. Las partes deben manifestar expresamente su intención de constituir una sociedad
(affectio societatis); esto es para distinguir este contrato de una simple indivisión de
bienes.
2. Las partes deben hacer aportaciones recíprocas, que podían ser de diferente naturaleza
y valor, pero que debían ser efectuadas por todos los socios.
3. El objeto de la sociedad debe ser de interés común y licito. Una banda de ladrones, por
ejemplo, no es una sociedad, así como tampoco se concibe la sociedad cuando algún socio
sólo comparta las pérdidas y no las ganancias, circunstancia que recibe el nombre de
sociedad leonina. Pero sí es válido que se acordara que alguno de los socios sólo
participara de las ganancias.

En atención a la naturaleza de las prestaciones efectuadas, las sociedades podían


clasificarse en:
1. Rerum, si el aporte lo constituían bienes.
2. Operarum; si la aportación estaba representada por el trabajo o actividad de los socios.
3. Mixtas, si se aportaban bienes y trabajo.

En relación con el fin perseguido por los contratantes, las sociedades podían clasificarse en:
1. Sociedades lucrativas, si los socios perseguían un lucro.
2. Sociedades no lucrativas, si se perseguía una finalidad exenta de lucro.

Teniendo en cuenta los bienes comprendidos en la sociedad, éstas podían clasificarse


como:
1. Universales, si la sociedad comprendía todos los bienes que tuvieran los socios; por
ejemplo, las que podían formar los hijos de familia que no querían dividir la herencia de su
padre, o si la sociedad comprendía todas las adquisiciones obtenidas por el esfuerzo propio
de los socios; esto es, todas sus ganancias.
2. Particulares, si estaban constituidas por cosas determinadas; podían tener por objeto la
realización de una operación determinada o la realización de una serie de operaciones del
mismo género.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Eran deberes de los socios:


a. Efectuar la aportación convenida.
b. Cada uno de ellos respondía por la evicción y los defectos ocultos de las cosas
aportadas.
c. Cada socio respondía de su dolo y hasta de culpa leve en concreto.

Los socios tenían los siguientes derechos:


a. Cada uno de los socios tenía derecho a dirigir los asuntos sociales, pero generalmente se
designaba a uno de ellos para administrar la sociedad.
b. Participar en las ganancias. Si no se hubiere convenido cómo se repartirían las
ganancias, se consideraría que los socios tenían derecho a partes iguales; las pérdidas se
soportaban en la misma proporción en que se participaba de los beneficios, salvo pacto en
contrario.
Para los romanos, la disolución de la sociedad podía obedecer a cuatro causas distintas y
así, decían que la sociedad se disuelve por las personas (ex personis), por las cosas (ex
rebus) por la voluntad (ex voluntate) y por la acción (ex actione).
Se disolvía la sociedad por las personas, por la muerte o la capitis deminutio de uno de los
socios, ya que la sociedad, al igual que el mandato, es un contrato intuitu personae; esto
es, que se realiza en atención a las cualidades específicas de los contratantes. No es
posible que continúe con los socios sobrevivientes ni con los herederos del socio fallecido;
para lograr tal efecto había que formar una nueva sociedad.
La sociedad se disolvía por las cosas cuando llegaba el término convenido, se realizaba el
fin perseguido o se hacía imposible su realización, y también en el caso de que perecieran
las cosas que constituían la sociedad.
Se disolvía por voluntad de los socios si todos, o uno, o varios de ellos presentaran su
renuncia y, finalmente, la sociedad se disolvía ex actione cuando alguno de los socios
demandaba su disolución mediante el ejercicio de la actio pro socio.

El mandato.
El mandato es también un contrato consensual; además, es un contrato sinalagmático
imperfecto y de buena fe.
Podemos definirlo como el contrato en virtud del cual una persona –el mandante- le encarga
a otra -el mandatario- que realice determinado acto por cuenta y en interés de aquél.
El mandato se caracterizó como un contrato esencialmente gratuito, aunque en algunas
ocasiones se llegó a admitir que el mandatario recibiese una remuneración, como en el caso
de los médicos y los abogados, que no se consideraban como locadores.
Además, para que el mandato llegara a existir, la gestión encomendada debía ser lícita y
conforme con la moral y las buenas costumbres, y hacerse en interés del mandante.
Los deberes del mandatario eran los siguientes:
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

a. Llevar a cabo el mandato según las instrucciones recibidas o de acuerdo con la


naturaleza del negocio.
b. Rendir cuentas al mandante y restituir los intereses de los capitales colocados y todas las
adquisiciones que fueran consecuencia del mandato.
c. Responder de los daños y perjuicios ocasionados por su dolo o culpa grave y leve.

Los deberes que eventualmente podían surgir para el mandante son los siguientes:
a. Pagar al mandatario los gastos que hubiese hecho en la ejecución del encargo.
b. Responder de los daños que como consecuencia de dicha gestión hubiese sufrido.

Para la reclamación judicial de los deberes mencionados, el mandante tenía la actio


mandati directa y el mandatario la actio mandati contraria.
El contrato finalizaba por las siguientes causas:
a. Cumplimiento del encargo o imposibilidad de realizarlo.
b. Llegada del término establecido.
c. Por voluntad de ambas partes.
d. Por revocación del mandato por parte del mandante.
e. Por renuncia del mandatario.
f. Por muerte de las partes, excepto en el caso del mandato post mortem.

Como casos especiales del mandato figuran el mandato remunerado, que ya conocemos; el
mandato post mortem; que surte efectos después de la muerte del mandante, como en el
caso de que éste le encargara al mandatario que construyera un sepulcro en su honor y,
finalmente, el mandato de crédito o mandato calificado. En este caso, el mandante
encargaba al mandatario que prestase una suma determinada de dinero a un tercero,
encargo que surtía los efectos prácticos de una fianza, en la que el mandante-fiador ordena
al mandatario-acreedor que preste al tercero-deudor, siendo responsable el mandante
frente al mandatario, ya que debía responder por los daños que el encargo pudiera
ocasionarle.

Los contratos innominados.


Los contratos innominados aparecieron con el reconocimiento de determinadas
convenciones que no figuraban en la lista tradicional de los contratos. Son figuras que se
apartan de los contratos típicos del derecho clásico y que, en atención a la naturaleza de la
prestación y contraprestación, se agrupan en cuatro clases distintas:
A. Do ut des: Doy para que des. Se presenta cuando las prestaciones de cada una de las
partes consistieran en dar alguna cosa.
B. Do ut facias: Doy para que hagas. Aquí, una parte se compromete a dar alguna cosa y la
otra a prestar cierto servicio.
C. Facio ut des: Hago para que des. Esta categoría es igual a la anterior, pero observada
en sentido inverso.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

D. Facio ut facias: Hago para que hagas. Es un intercambio de servicios.

Como ejemplos más frecuentes de los contratos innominados es posible nombrar los
siguientes:
A. Permuta
Contrato por el cual un contratante transfería al otro la propiedad de una cosa, para que
éste le transmitiera la propiedad de otra.

B. Aestimatum (contrato estimatorio)


Contrato por el cual el propietario de una cosa, después de evaluarla o estimarla, la
entregaba a otra persona con el fin de que la vendiera y le entregara un precio, o se la
devolviera si la venta no se realizaba.

C. Precarío
Una persona, a petición de otra, le concedía el uso de una cosa, para que la devolviera en
el momento en que se la reclamara.
Este contrato se parece al de comodato, pero es diferente en que para su existencia es
necesario que el precarista lo solicite al concedente y en que éste puede revocar el precario
en el momento en que lo desee, incluso habiéndose fijado plazo.

D. Transacción
Las partes, haciéndose concesiones reciprocas, terminaban una controversia presente o
evitaban una futura.

La transacción debía reunir los siguientes requisitos:


Primero que existiere un derecho incierto y segundo, que hubiera concesiones recíprocas.
La transacción sólo se podía anular si sobre el asunto ya había una sentencia anterior y
ésta no fuese conocida por las partes.
Los contratos innominados se perfeccionaban cuando cualquiera de las partes cumplía con
su prestación. La parte que cumpliera primero con la prestación convenida tenía a su favor
la actio praescriptis verbis para reclamar la contraprestación debida, y también la
condictio causa data causa non secuta, para exigir la restitución de la cosa cuando la
prestación cumplida hubiera consistido en un dare.

Los pactos.
Ya habíamos mencionado a los pactos como una de las fuentes adicionales de las
obligaciones; ahora estudiaremos algunos ejemplos concretos, que incluimos justamente
después de los contratos por su semejanza con esta figura, pues los pactos son también
convenciones; es decir, acuerdos de voluntades pero desprovistos de forma. Al principio,
sólo daban origen a obligaciones naturales. Estos eran los pactos nudos pero, con el
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

tiempo, tanto el pretor como la legislación imperial los dota de eficacia procesal -pactos
vestidos.
Los pactos vestidos se dividen en:
1. Pactos adyectos
Son aquellos que podían anexarse a un contrato de buena fe, al momento de su
celebración, para modificar sus efectos; como los ya mencionados en relación con el
contrato de compraventa.

2. Pactos pretorios
Entre los pactos pretorios figuran los siguientes:
A. Constitutum. Servía para formalizar una prórroga de un contrato existente.
B. Receptum argentarii. Era el pacto mediante el cual un banquero se comprometía con su
cliente a pagar una deuda que éste tuviera con un tercero.
C. Receptum nautarum, cauponum et stabulariorum: Es el pacto por el cual los navieros,
posaderos o dueños de establos se hacían responsables de mercancías confiadas a su
custodia.
D. Receptum arbitrii. Pacto por el cual una persona aceptaba ser árbitro en un pleito.
E. Pacto de juramento. Las partes convenían en que una futura controversia fuera decidida
mediante juramento.

3. Pactos legítimos
Eran aquellos cuya obligatoriedad fue dada por constituciones imperiales y entre los que
tenemos la promesa de dotar, el pacto de compromiso, por el cual se convenía someter
eventuales pleitos a la decisión de uno o varios árbitros y, el más importante, la promesa de
donar.

Pacta adieta.
Adiectum viene de adjucio que se traduce por "agregar" o "añadir". Pacta adiecta, pues,
son los pactos añadidos a un contrato de buena fe en el momento de perfeccionarse el
mismo (in continenti). Tales pactos eran exigibles por la misma acción del contrato a que
se añadían y formaban parte integrante del mismo. Como ejemplo recordamos los pactos
añadidos a la compraventa, y a ellos nos remitimos.

Pacta praetoria.
Los autores suelen llamar pactos pretorios a aquellos acuerdos o convenios que el Pretor
protegía mediante una acción. He aquí los principales.
A. Constitutum. Servía para formalizar una prórroga de un contrato existente.
B. Receptum argentarii. Era el pacto mediante el cual un banquero se comprometía con su
cliente a pagar una deuda que éste tuviera con un tercero.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

C. Receptum nautarum, cauponum et stabulariorum: Es el pacto por el cual los navieros,


posaderos o dueños de establos se hacían responsables de mercancías confiadas a su
custodia.
D. Receptum arbitrii. Pacto por el cual una persona aceptaba ser árbitro en un pleito.
E. Pacto de juramento. Las partes convenían en que una futura controversia fuera decidida
mediante juramento.

El constitutum.
Constituere, en el sentido técnico que aquí nos ocupa, quiere decir "fijar un día de común
acuerdo", de donde, el constitutum es un pacto por el que una persona conviene con otra
que le pagará en un día fijo una deuda preexistente, es decir, una deuda que ya existía. Por
ejemplo, si A (deudor) estaba obligado a devolver cien a B (acreedor) el día 1º de junio en
virtud de un contrato de préstamo, y posteriormente B y A pactaban que la deuda fuese
pagada el día 1º de septiembre, este acuerdo de prórroga era una constitutum.

El receptum.
Eran pactos por cuya virtud el naviero (nauta), el hostelero (caupo), o el dueño de un
establo (stabularius) se obligaba a responder de las pérdidas y daños sufridos, aun por
caso fortuito, de los equipajes y efectos a ellos confiados por los viajeros. Sólo se eximían
de responsabilidad cuando el daño o la pérdida tuviese lugar por culpa de los mismos
viajeros o por fuerza mayor (incendio, ruina, naufragio, etc.). Parece probable que ya en
Derecho clásico, la simple entrega de los equipajes o efectos por parte del viajero daba
lugar a la responsabilidad apuntada por los hosteleros y navieros, sin necesidad de un pacto
expreso para asumirla.

El juramento voluntario.
El juramento consiste en la afirmación solemne de un hecho o de un derecho. Podía ser
necesario o voluntario. El juramento voluntario es aquel que es libremente deferido por una
de las partes a la otra.
Dos personas entre las cuales se debate la existencia de un derecho, pueden convenir que
se atendrán al juramento de una de ellas. Cuando el juramento ha sido prestado por una de
las partes, o cuando la otra le hace dejación, el pretor las obliga a respetar su convención.
Si es, pues, el acreedor quien ha prestado juramento y ha afirmado solemnemente en su
provecho la existencia del crédito, el pretor le da una acción in factum. El juez de esta
acción debe examinar únicamente si el acreedor presto juramento y, si está probado le
hecho, condena al deudor.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Pacta legítima.
Son aquéllos reconocidos como fuentes de obligación y provistos de eficacia procesal por
las constituciones de los emperadores. Aludiremos al Compromissum y al pacto de
donación.
Compromissum
No es otra cosa que un pacto de arbitraje, en virtud del cual dos o más personas se obligan
a someter la decisión de una controversia al juicio de un tercero, que se llama árbitro.
Semejante compromiso obliga a las partes a acatar la decisión del árbitro designado, que
tiene carácter definitivo.

La donación.
Se entiende por donación todo acto de liberalidad por el cual una persona, el donante, se
empobrecía voluntariamente en favor de otra, el donatario.
La donación debía reunir los siguientes requisitos:
1. Empobrecimiento del donante; esto es, que en virtud de la donación se opere una
disminución en su patrimonio.
2. Consecuente enriquecimiento del donatario.
3. Que el donante obrara con animus donandi; es decir, que tuviera realmente la intención
de realizar un acto de liberalidad.
4. Consentimiento del donatario, excepto en el caso del pago hecho por el donante a un
acreedor del donatario.
La donación se podía hacer mediante entrega o promesa y por medio del perdón que de
una deuda le hacia el donante al donatario.

La donación, al ser un negocio bilateral, no podía en principio ser revocada; es decir,


cancelada unilateralmente por el donante; sin embargo, se admitieron algunos casos de
revocación:
a. Por ingratitud del donatario.
b. Cuando el donatario no cumpliera con el modo señalado.
c. Tratándose de donaciones entre patronos y libertos, cuando le nacía un hijo al patrono.

Las donaciones podían presentar distintos matices, que dieron lugar a las siguientes figuras
especiales:
Donación universal: Es la donación de todos los bienes presentes del donante.
En este caso, el donatario respondía del pago de las deudas del donante existentes al
momento de la donación.
Donación remuneratoria. Tenía por objeto recompensar al donatario por servicios que
hubiese prestado al donante. Esta clase de donación era irrevocable.
Donación sub modo. Es aquella en la que el donante imponía al donatario una carga -
modus- que debía realizar.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Donación mortis causa. Producía sus efectos después del fallecimiento del donante. Por
su vinculación con el derecho hereditario se estudiará en el capítulo relativo a las
sucesiones.

Como figuras especiales de la donación también se consideran las donaciones entre


cónyuges, que fueron prohibidas por el Derecho romano, y las donaciones matrimoniales,
hechas por el hombre a la mujer, antes y durante las iustae nuptiae
-ante y propter nuptias- que si fueron permitidas y llegaron a considerarse como
contrapartida de la dote.
Con el fin de evitar que las donaciones excesivas pudieran perjudicar a los herederos del
donante, una Lex Cincia del año 204 a.C. prohibió hacer donaciones superiores a una
determinada cantidad, que no conocemos.
Esta ley pertenecía a la categoría de las leyes imperfectas, ya que carecía de sanción, no
anulaba las donaciones excesivas ni castigaba al infractor.
Sin embargo, el pretor otorgaba la exceptio Legis Cinciae para paralizar la acción del
donatario que reclamara una donación excesiva.
En el derecho posclásico la Ley Cincia cayó en desuso y fue sustituida por una nueva
restricción, la insinuatio, o inscripción en registros públicos de aquellas donaciones que
excedieran de cierto límite (quinientos sueldos en la época de Justiniano).

Los cuasicontratos.
Entre las cuatro fuentes principales de las obligaciones tenemos también al cuasicontrato,
ya que el Derecho romano consideró que aquellas obligaciones que no provenía
propiamente de un contrato pero que tampoco derivaban de un delito, podían provenir de
una figura afín al contrato y decía que se originaban quasi ex contractu.
Algunos de los casos más conocidos de cuasicontratos son: la gestión de negocios, el
enriquecimiento ilegitimo, y el caso previsto en la Lex Rhodia de iactu.

La gestión de negocios.
El acto de administración de intereses ajenos realizado sin encargo de su titular constituía la
gestión de negocios.
Era necesario que el gestor obrara por propia iniciativa, que supiera que el negocio
gestionado era ajeno y que realizara la gestión en interés del patrimonio del titular, ya fuera
para beneficiarlo o para evitarle un perjuicio. Si el dueño del negocio ratificaba
posteriormente lo que el gestor había hecho, la gestión se convertía en un mandato.
Los deberes del gestor eran:
En primer lugar, ejecutar el negocio hasta su terminación; y en segundo, rendir cuentas de
su gestión y entregar lo que hubiera obtenido como resultado de ella.
A su vez, el dueño del negocio debía resarcir los gastos que el gestor hubiera efectuado.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Para reclamar el cumplimiento de los mencionados deberes, el dueño del negocio contaba
con la actio negotiorum gestorum directa y el gestor, a su vez, con la contraria.

El enriquecimiento injusto.
El enriquecimiento ilegítimo se daba cuando una persona obtuviera una ganancia a costa de
otra sin que mediara una causa jurídica; es decir, cuando dicha ganancia proviniera de una
relación jurídica injustificada.
El derecho clásico otorgó diversas acciones para que el perjudicado lograra una
indemnización por el perjuicio sufrido.

Las principales acciones eran las siguientes:


Primera: condictio indebiti soluti. Esta acción se concedía a la persona que había
entregado algo a otra pensando que lo debía (pago de lo indebido), en el caso, por ejemplo,
de que pagara cuando la obligación ya se hubiera cumplido, como si otro hubiera pagado en
su nombre, sin su conocimiento.
Segunda: condictio ob turpem causam. Fue la acción para exigir la devolución de algún
valor entregado en vista de una causa deshonrosa para quien lo recibió. Por ejemplo, el
actor había entregado algo al demandado con el fin de que no cometiera un delito.
Tercera: condictio causa data causa non secuta. Esta acción servía para pedir la
restitución de una cosa entregada en virtud de un contrato innominado.
Cuarta: condictio sine causa. Esta acción se relacionaba con aquellas entregas que,
aunque justificadas en el momento mismo en que se efectuaron, posteriormente dieron
lugar a un enriquecimiento ilegitimo como, por ejemplo, si se hubiera constituido dote y el
matrimonio no se pudo realizar por existir un impedimento.

La comunidad incidental.
Hay indivisión o comunidad cuando una misma cosa o universalidad de bienes, como una
herencia pertenecen a varias personas que son propietarias pro- indiviso de la misma".

Los comuneros pueden pedir la disolución de la comunidad mediante la actio communi


dividundo (coherederos), si se trata de una cosa común, o la actio familiae erciscundae,
en caso de una herencia, aquí regulaba también los gastos que se hubieran realizado de los
beneficios logrados y los daños que pudieron haber experimentado los comuneros.
Surgió la actio negotiorum, se consideraba que las obligaciones recíprocas entre
copropietarios en la comunidad incidental de bienes provienen de un cuasi-contrato. Esto
sucedió en el derecho justinaneo.
Derecho Romano, Unidad 3. Fuentes de las Obligaciones, Contratos y Cuasicontratos.

Lesión. Es el último de los vicios del consentimiento, y entendemos por ella el hecho de
aprovecharse de la ignorancia o la difícil situación económica de la otra parte,
diferenciándose del dolo en que no hay engaño alguno y de la intimidación debido a la
circunstancia de que no existe ninguna violencia, aunque sí una presión indirecta que
es la que está forzando a la otra parte a dar su consentimiento.
Así, por ejemplo, se considera nula toda compraventa efectuada por menos de la mitad del
valor del objeto.

FUENTE DE CONSULTA

http://contratosverbisyliterisunisabana.blogspot.mx/
http://www.derechoromano.es/2012/08/locatio-conductio.html
https://www.derechoromano.es/2012/09/los-pactos.html
http://derechoromanoii.blogspot.mx/2010/03/otras-convenciones-sancionadas.html
http://fuentesdelasobligacionesromano.blogspot.mx/2015/12/la-comunidad-incidental.html
https://www.derechoromano.es/2012/08/sistema-contractual-romano.html
Morineau Iduarte, Martha e Iglesias González, Román. (2010). Derecho romano.
México: Oxford University Press.Iglesias, Juan. (1958 y 2004). Derecho Romano,
historia e instituciones. México.

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