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Teorías criminológicas
Unidad 1
Criminología: conceptos y componentes
Presentación de la unidad
Para estudiar las teorías criminológicas es necesario conocer de antemano cuáles son
algunos de los conceptos básicos que se discuten, para poder comprender cuáles son los
factores y actores que intervienen en las explicaciones derivadas de ellas. El buen manejo
de estos conceptos permitirá tener una comprensión profunda de los fenómenos sociales
englobados en el estudio no solo de las teorías criminológicas, sino dentro del contexto de
la seguridad pública de una manera práctica, que se refleje en los casos reales que se
puedan presentar en la vida cotidiana.
Los antecedentes, que también se estudiarán en esta unidad, son fundamentales para
comprender cómo el comportamiento desviado siempre ha causado interés entre las
personas que se han dedicado a observar su entorno. Aunque en la mayoría de los casos
no se pueda decir que estas observaciones se hacían con un rigor metodológico enfocado
a la comprensión científica del actuar humano, sí lograron capturar elementos que ayudan
a indicar en algunos casos las motivaciones, en otros las causas y efectos de las
conductas que se alejan del orden establecido, ya sea formal o social.
Propósitos
1.1. Criminología
Así, se han realizado diferentes análisis a la génesis y a la manifestación del crimen dentro
de la sociedad; sin embargo, al tratarse de observaciones hechas a la conducta o a
la naturaleza humana, es decir, observaciones hechas a la sociedad misma y a sus
componentes, es difícil establecer un antecedente preciso que marque un inicio claro al
estudio del comportamiento criminal o a la manera como debe ser abordado tanto por la
Es por esta razón que es conveniente explorar brevemente algunos ámbitos desde los
cuales se han intentando dar explicaciones o hacer referencias, ya sea a la manera como
se dan las conductas desviadas dentro de una sociedad, o a sus consecuencias, sus
diferentes manifestaciones y sus diferentes actores.
También se puede ver cómo el rompimiento de una regla impuesta tiene consecuencias
que limitan las posibilidades del comportamiento de quien las rompe. Muchas historias
generadas en diferentes culturas también hablan acerca de qué es eso que lleva a una
persona a romper una regla, así como las consecuencias de tal acción.
Una de ellas puede ser, por ejemplo, la narrada en el mito griego de Orfeo y Eurídice:
cuando Eurídice muere como consecuencia de la mordedura de una serpiente venenosa,
Orfeo va al inframundo a buscarla y llevarla de regreso al mundo de los vivos. Una vez
que la encuentra, Hades y Perséfone, dioses del Inframundo, le dicen que la puede llevar
de regreso con la condición de que todo el camino él fuera frente a ella y no volteara a
verla. Llegando a la salida del inframundo, él no aguantó el deseo de volver la mirada,
contradiciendo el mandato que le habían hecho como condición para poder llevársela con
vida, y perdiéndola para siempre al verla desaparecer en el aire.
Lo que se puede ver en este mito es cómo se aborda, desde un enfoque mágico, el
sentimiento que lleva a una persona a desobedecer una regla, a contraponerse a lo
dictado, y en cierto sentido a delinquir: por qué dejar que una pasión, un impulso, un
deseo o una necesidad individual se consideren antes que la necesidad contenida del
mandato social.
Se preguntó si la sociedad humana podía tener el derecho de hacer sufrir igualmente a sus
miembros, en un caso de imprevisión irracional, y en otro de impía previsión; y de
apoderarse para siempre de un hombre entre una falta y un exceso; falta de trabajo, exceso
de castigo.
Se preguntó si era justo que la sociedad tratase así precisamente a aquellos de sus
miembros peor dotados en la repartición casual de los bienes y, por lo tanto, a los
miserables más dignos de consideración.(Victor Hugo, 13,14)
En las líneas pasadas se pone en manifiesto la idea de que las condiciones sociales
tienen repercusiones en la conducta de las personas, por lo tanto, se está poniendo en
consideración el hecho de que las relaciones que las personas establecen con las
instituciones que integran su medio social se ven reflejadas en las necesidades y en el
comportamiento grupal. Entonces, se crea un espacio crítico para analizar cómo, en el
sentido en el que se desarrollaron los eventos en esa obra, el delincuente lo puede ser
por las condiciones propiciadas por los entes reguladores de su sistema y de su entorno
habitual.
Cómo el crimen es producto del medio ambiente, y la miseria es un factor criminógeno, pues
produce pillos y villanos, y el oro es la causa de muchos delitos, ya que la codicia es creada
por la abundancia, que consigue apoderarse del alma enriquecida por el deseo (Rodríguez
M., 1981, p. 160).
De igual manera, expresó en La República o de lo justo que “por ejemplo, si uno después
de haber confiado sus armas a un amigo, se las reclamase estando demente, todo el
mundo conviene en que no debería devolvérselas, y que cometería un acto injusto,
dándoselas” (1872, pp. 67,68). En este párrafo se puede ver cómo se aborda la idea de la
prevención, pues el hablar de la injusticia en el sentido que aquí se presenta alude a una
acción que podría resultar perjudicial tanto para la persona a la que se hace referencia
como para quienes conforman su entorno.
Más tarde se llegó a la Edad Media, una época en que la organización social ya estaba
fuertemente regida y estructurada por instituciones con un poder punitivo generalizado
sobre la población, así como también fue una época en la que se dio una gran apertura a
la ciencia y a su difusión. Surgieron esfuerzos para lograr el auto conocimiento, lo cual
incluía conocer al hombre o a la especie humana en general, intentando comprender su
interior y las causas y consecuencias de sus acciones. Esto se manifestó en la
catalogación de algunos actos criminales, dándoles un nombre como consecuencia de su
prevalencia e incorporándolos en la vida cotidiana.
Dos grandes pensadores de esa época fueron San Agustín y Santo Tomás de Aquino, el
primero abordando la idea de la salvación, que puede ser tomada como la readaptación
en nuestros tiempos, misma que puede ser alcanzada por cualquier persona desviada, y
el segundo hablaba de predisposiciones corporales a la virtud o al mal, infiriendo así que
pueden haber causas fisiológicas que motiven la conducta desviada, aun cuando siempre
esté de por medio la voluntad individual para inclinarse ya sea al mal o a la virtud
(Rodríguez M., 1981).
También hubo una influencia notoria de disciplinas sin carácter científico que formaban
parte de la cotidianeidad no únicamente de las personas ilustradas sino del común de la
población, quienes guiaban su vida y sus decisiones en muchos momentos con base en lo
que esas disciplinas dictaban.
Estas eran disciplinas como la astrología, diciendo a qué crímenes era propensa una
persona de acuerdo a su nacimiento.
Otro estudioso de la fisionomía, Jean Gaspar Lavater, retomó criterios estéticos para
afirmar que la bondad o la maldad de una persona era evidente si se sabía cómo
observarla y habló de los hombres de maldad natural describiéndolos de la siguiente
manera:
Tiene la nariz oblicua en relación con la cara, el rostro deforme, pequeño y color de
azafrán; no tienen puntiaguda la barba; ellos tienen la palabra negligente; los
hombros cansados y puntiagudos; los ojos grandes y feroces, brillantes, siempre
iracundos, los párpados abiertos, alrededor de los ojos pequeñas manchas de color
amarillo, y dentro pequeños granos color de sangre brillante como el fuego, revueltos
con otros blancos, círculos de un rojo sombrío rodean la pupila, o bien ojos brillantes
y pérfidos, y seguido una lágrima colocada en los ángulos interiores; las cejas rudas,
los párpados derechos, la mirada feroz y a veces de través (Lavater en Rodríguez.,
1981).
La criminología es una ciencia que se sirve de diversas ramas del conocimiento para
formar su acervo: puede utilizar a la sociología, a la antropología, a la historia, al
derecho, en algunos momentos a la psiquiatría e incluso utiliza a las matemáticas y la
estadística.
se ocupa de estudiar al delincuente en todos sus aspectos; expresando que son tres
grandes ciencias las constitutivas, a saber: la ciencia del delito, o sea el Derecho
Penal, la ciencia del delincuente, llamada criminología, y la ciencia de las penas,
llamada Penología (Rodríguez, 1981, p. 6).
Alessandro Baratta en su obra Criminología crítica y crítica del derecho penal (1986,
pp. 21,22) dice que la criminología:
Otra definición nos dice que es la “ciencia empírica e interdisciplinar que se ocupa de las
circunstancias de la esfera humana y social relacionada con el surgimiento, la comisión y
la evitación del crimen, así como tratamiento de los violadores de la ley” (Goppinger,
1975, p.1).
El delito como un fenómeno social: aunque hasta cierto punto se pueda dar razón
de que en algunos casos el delito es producido por características propias de un
individuo, al menos en una pequeña medida (salvo en casos extremos, que
caerían en terrenos de la psiquiatría), la mayoría de los estudiosos coinciden en
que el delito es consecuencia de la interacción en un medio social.
Entonces, tenemos que la criminología es una ciencia que se nutre de otras, por eso es
llamada interdisciplinaria, es decir, que no únicamente ocupa conocimientos generada
por y para ella misma. Estudia al crimen en un contexto social, por lo tanto también
estudiará al criminal de esa manera. Esto es porque una persona puede ser considerada
criminal o desviada únicamente si se parte de un paradigma socialmente impuesto.
Le interesa la relación que exista entre la sociedad, las instituciones y las personas
delincuentes, y, por último, una distinción importante, que vale la pena recalcar, es que la
criminología se encarga de estudiar no únicamente la conducta criminal o delictiva, sino la
conducta desviada.
Desarrollo:
1. Elabora un mapa conceptual en el que retomes las características que consideres
principales en la elaboración del concepto de criminología.
*Consulta la escala de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
1.2. Conducta
Hay diferentes tipos de conducta, pero en la que más nos vamos a enfocar es en la
conducta antisocial, entendiendo que esta es la base del delito, pues rompe con un orden
establecido para el buen funcionamiento de la sociedad.
No es difícil tener la intuición de cuál es el significado real de este concepto, puesto que
es de uso cotidiano y extendido; la conducta es algo evidente, que puede ser observado y
calificado con relación a un parámetro establecido.
Miguel está en la calle intentando hacerle la parada a un taxi. Él tiene mucha prisa
por llegar a su destino pero hasta el momento todos los taxis que han pasado han
ido ocupados, y los que han ido vacíos no le han hecho la parada, tal vez a causa
de la fuerte lluvia que está cayendo. Después de un rato de intentarlo, por fin logra
que un taxi se detenga, pero justo cuando se va a acercar para abordarlo, llega un
hombre corriendo, abre la puerta y lo aborda, únicamente diciéndole a Miguel que
tiene mucha prisa y que necesita irse. Miguel se queda parado bajo la lluvia unos
momentos, pensando que ese hombre que le ganó el taxi que tanto trabajo le
costó conseguir debe aprender a respetar, que alguien debe enseñarle y que,
como probablemente no entienda con palabras, es necesario el uso de la fuerza.
Hasta aquí, no se ha visto que Miguel despliegue una conducta con relación al hombre
que abordó el taxi que él había hecho parar. Sin importar los pensamientos que haya
tenido, no ha llevado a cabo alguna acción visible en consecuencia. Ahora observa lo que
sucedió después:
Miguel llevaba mucho tiempo esperando el taxi y ahora está muy molesto, y más
porque tiene frío y está mojado por la lluvia, además de que tiene encima la
presión de que va a llegar tarde a un compromiso. Entonces, empieza a correr
detrás del taxi que apenas está arrancando, y mientras va agrediendo verbalmente
al hombre, consigue tomar la puerta del automóvil y abrirla. El hombre asustado
voltea e intenta recorrerse al otro extremo del asiento pero Miguel lo toma de la
chamarra, lo jala y lo saca del taxi para posteriormente abordarlo él, cerrar la
puerta con seguro y decirle al conductor a dónde quiere que lo lleve.
Una vez que Miguel manifestó sus pensamientos en forma de acciones, se puede decir
que mostró una conducta: desde el momento en el que empezó a gritarle al hombre,
pasando por alcanzar al taxi en movimiento y culminando en el momento en que sacó al
hombre y tomó su lugar.
La conducta, como se puede observar, es compleja tanto en sus causas como en sus
componentes, y debe tenerse en cuenta que también tiene elementos personales ya que,
aun cuando se presente el mismo entorno y existan las mismas motivaciones, dos
personas sujetas al mismo estímulo no necesariamente reaccionarán de la misma
manera. Sin embargo, no se debe únicamente a uno solo de sus elementos, sino que
tienen que darse en conjunto, mostrando su multifactorialidad.
Aunque la conducta se puede estudiar desde diferentes disciplinas, como pueden ser el
derecho, la antropología, la sociología, la disciplina y muchas otras más, se puede
decir, para nuestros fines, que existen dos influencias principales que afectan la conducta:
las influencias internas y las influencias externas.
Las influencias internas corresponden exclusivamente a cada persona, y tienen que ver
con su configuración biológica y las respuestas que su propio cuerpo genere internamente
ante diferentes estímulos: por ejemplo, una alteración en el sistema endócrino puede
hacer que una persona, que en situaciones normales reaccionaría de una manera, ante la
alteración mencionada reaccione de otra manera muy distinta. Esto es debido a que se
ponen en marcha procesos fisiológicos que generan reacciones físicas, y de la misma
manera pueden existir procesos psicológicos que le afecten en cuanto a su percepción y,
por ende, a sus resultados.
Las influencias externas son todas aquellas que forman parte del medio en el que las
personas se desenvuelven: la cultura, la sociedad, la interacción con sus pares, las
instituciones y en fin, todo aquello que está fuera de la persona, y que funciona a manera
que ejerza alguna forma de regulación social o que participe de algún modo en la
interacción social.
El mes pasado se aprobó una ley local sobre seguridad pública, que tiene como
finalidad bajar los índices delictivos en una comunidad. Al tener una alta incidencia
de robos menores, se piensa que quienes los realizan lo hacen por necesidad y no
por lujo, así que quien tiene la necesidad de ayudarse económicamente mediante
la realización de actos ilícitos es porque no tiene con qué satisfacer sus
necesidades básicas. Por lo tanto, se destinará una parte del presupuesto anual a
crear un fondo de ayuda para el desempleo, dando una beca mensual a todas las
personas desempleadas mayores de edad.
Desde otra perspectiva, se pudo haber analizado cómo se establecen las redes sociales,
la edad promedio de la población, las instituciones formales e informales de control social,
la prevalencia de los lazos familiares, los servicios que provee el Estado y, en fin, desde
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cualquier ángulo que se quisiera analizar, se podrían encontrar muchos puntos de
interés que, dependiendo del enfoque desde el que se pretendiera abordarlo y las
necesidades que se pretendieran cubrir, se podrían haber llevado a cabo acciones
encaminadas a prevenir la aparición de una conducta, en un sentido multifactorial.
El ejemplo anterior sirve para ver cómo una conducta no es una relación simple de causa
y efecto, sino que es una relación compleja que involucra un gran número de causas y
consecuencias variadas, y por lo tanto debe ser observada como tal, pues al intentar
predecir, o en su caso, analizar una conducta, debe tenerse en cuenta:
A partir del ejemplo anterior puedes ver cómo al tener en consideración varios factores
de influencia se puede tener una mejor comprensión de la conducta presentada por
una persona o incluso por un grupo de personas, por lo que no debe reducirse
únicamente a su manifestación última, sino a todos aquellos factores que le rodean.
La diferencia principal es que la conducta social “se ajusta a las normas adecuadas de
convivencia y no trastoca de forma alguna a la colectividad, esto es, cumple con el bien
común” (Silva, 2003, p. 75), mientras que la conducta antisocial “está dirigida contra el
bien común y atenta contra la estructura básica de la sociedad, destruyendo sus valores
fundamentales y lesionando las normas fundamentales de convivencia” (Silva, 2003, p.
75).
Si bien una conducta social es aquella apegada al bien común y la conducta antisocial es
aquella que atenta contra él, no todas las conductas apegadas al bien común en una
sociedad representarán conductas sociales si se trasladan a otro contexto, así como
tampoco las conductas que atenten contra el bien común dentro de un espacio social
representarán conductas antisociales si se trasladaran a otro espacio. Esto sucede
porque el bien común tiene historicidad y una ubicación espacial y temporal, es decir, que
se da en un momento determinado, en un contexto determinado y en un lugar
determinado, atendiendo a la multifactorialidad y a la relatividad de cualquier elemento de
estudio social.
El bien común es un ideal constituido de manera social. Es un ideal porque constituye una
aspiración a la que se debe apuntar, y es social porque únicamente se puede dar como
consecuencia de relaciones en conjunto.
Significa que todas las personas que componen una comunidad, sin importar sus
características individuales, sus diferencias interpersonales o el lugar que ocupen dentro
de dicha comunidad, deben encaminar sus acciones a conseguir aquello que es más
beneficioso no para cada una de ellas, sino para el conjunto. Aun cuando esto signifique
sacrificar intereses individuales, se debe comprender que el bien común es algo deseable
de conseguir, pensando que no es que lo que sea bueno para una persona debe de ser
bueno para todas las personas en conjunto, sino que lo que es bueno para todas las
personas en conjunto, también es bueno para cada una de ellas, en lo individual.
Esto es, que el bien común no quiere decir que todas las personas deban buscar los
máximos beneficios de manera individual, sino que se deben buscar los máximos
beneficios para el conjunto, y esto significa tener que hacer de lado el deseo de conseguir
satisfacciones individuales al hacer una especie de “promedio” para alcanzar un punto en
el que todos tengan beneficios. Por ejemplo:
El bien común también está encaminado a dictar reglas de convivencia que permiten
tener cierto grado de seguridad y establecer un equilibrio dentro de la vida social.
Entonces, al hablar de conducta antisocial se entienden aquellas manifestaciones que se
consideran indeseables o inaceptables según lo pactado por las normas convencionales,
sean estas normas formales o informales.
Por lo tanto, una conducta antisocial no es aquella que acarrea una pena, ya que no
necesariamente constituye un delito pues “conducta antisocial es todo aquel
comportamiento humano que va contra el bien común (…), mientras que delito es la
acción u omisión que castigan las Leyes Penales, es la conducta definida por la ley”
(Rodríguez, L., 1981, p. 21). Entonces, que una conducta sea antisocial no significa que
se trate de un delito, por ejemplo:
La diferencia esencial entre una conducta social y una antisocial es que la primera se
apega normativamente a su entorno, mientras que la segunda lo enfrenta en alguno (o en
muchos) de sus preceptos. La conducta, como se vio en el ejemplo anterior, puede pasar
Imagina que ves a una mujer utilizando una gorra, y también ves a un hombre
golpeando a otro hombre, ¿cuál de los dos, a tu parecer, presenta una
conducta antisocial?
Ahora imagina que la mujer utilizando una gorra está sentada en un sermón
religioso en una congregación extremadamente tradicional, y el hombre está
golpeando al otro hombre porque se encuentran disputando un round de box
en el ring del gimnasio como parte de su entrenamiento.
El ejemplo anterior puede parecer extremo, pero da una muestra de la forma como,
cotidianamente, se pueden hacer juicios acerca de las conductas que se encuentran en el
entorno de cada quién, pero para hacerlo es prudente localizarlas en cada situación
individual, misma que, dentro de un entorno social, está provista de un contexto.
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
Dentro de un hecho delictivo, hay dos actores principales que deben estar presentes en el
momento en el que se lleva a cabo: el criminal y la víctima. Si no existiera alguno de ellos,
entonces no se podría hablar de un delito.
Para que una persona sea considerada desviada, es porque está desapegada a algún
marco normativo que, además, es respetado por una fracción importante de su
comunidad.
Un joven que se una a una banda puede no llevar a cabo ningún acto delictivo, pero
definitivamente se considerará desviado, e incluso existirá la pretensión de que es
criminal a juzgar por sus actividades, ya que estas no se asemejan a las actividades
socialmente aceptadas y difundidas. Entonces, una persona socialmente catalogada
como criminal puede no serlo, pero recibe ese calificativo únicamente por formar parte de
cierto grupo.
Por ejemplo, piensa que tienes que cruzar un parque de noche. El lugar está muy poco
alumbrado y casi nadie pasa por ahí, pero tienes que cruzarlo para poder llegar a tu casa.
De pronto te encuentras con dos grupos de gente: uno está compuesto por puros jóvenes
de entre 16 y 21 años. Están sentados encima de una mesa y tienen unas botellas de
vidrio en la mano, aunque no alcanzas a ver de qué son.
El otro grupo está compuesto por adultos con algunos niños. Los niños están jugando
debajo de una luminaria mientras los adultos están sentados en una banca, platicando. Tú
tienes que pasar junto a uno de estos grupos, ¿con cuál te sentirías más seguro? O en
otra situación, si se cometiera un robo en una casa cercana, ¿a cuál de los dos grupos
crees que se investigaría con mayor fuerza? Digamos que la elección fue el grupo de
jóvenes, y esto podría tener explicaciones basadas en la conformación de la sociedad:
estos tienen caracterización psico social pues podemos ver la juventud conformada por
procesos históricos, sociales, culturales, políticos y económicos que la producen
diferenciadamente como grupo específico (Pérez, 2004), y es como grupo específico que
desde hace tiempo se le ha otorgado un estigma especial, pues la juventud es ligada a la
conducta criminal, quizás porque son los jóvenes los que construyen su generación e
intentan definir su diferenciación en cuanto a generaciones anteriores, lo cual representa
un rompimiento en la continuidad y, como cualquier quiebre en algo continuo, es
considerado violento.
No todas las expresiones juveniles son conflictivas pero “como nadie más lo hace, la
pandilla y el vicariato representan al joven por fuera de toda forma normativa” (Perea,
2004, p. 56).
Lo mismo puede suceder con otros grupos, por ejemplo: los inmigrantes, los hombres, los
dedicados a cierta actividad productiva, las personas desempleadas, las personas que
estudian, etc.
Lo que se puede resumir de esto es que no se puede definir a una persona criminal
únicamente por sus características, sean externas, biológicas, sociales, económicas o
geográficas, por lo tanto, no se puede predecir cuándo una persona de manera aleatoria
puede cometer un crimen, si no se sabe algo acerca de su historial.
Cada crimen se da bajo circunstancias específicas, que incluyen a la persona que los
comete. Puede darse el caso de que dos personas nacen en el mismo lugar, crecen
juntos, teniendo los mismos amigos y las mismas carencias. Ambos emigran a una ciudad
grande para buscar un mejor futuro y parten juntos desde cero. Uno de ellos logra salir
adelante, el otro se une a un grupo de gente que se dedica a asaltar en el transporte
público: son sucesos independientes e intermedios los que llevaron a esa situación.
Así, un criminal o una persona desviada es quien de alguna manera ha desafiado el orden
establecido atendiendo a diferentes motivaciones, entre las que pueden estar: la
necesidad de establecer una identidad, el querer formar lazos con sus similares, la
necesidad de un grupo de pertenencia y de referencia, por necesidades económicas o por
consecuencia de la exclusión social.
En el estudio del delito no conviene estudiar únicamente al hecho como resultado de una
acción delictiva y a la persona que la llevó a cabo, es decir, al delincuente, sino que hay
otro elemento que interviene y al que, hasta hace poco tiempo, no se le había prestado
mucha atención: a la víctima y al papel que juega dentro del proceso de comisión de un
delito. Esto llevó no solo a que se dejaran de lado los análisis necesarios para conocer a
fondo su lugar, sino que también se les dejara desprotegidas después de haber
participado en el hecho.
Para poder estructurar mejor la idea, es necesario saber que una víctima es toda aquella
persona que se encuentre en una situación o en una relación asimétrica (Talwar, P.
2006).
La asimetría significa que una de las personas ostente mayor fuerza, mayor rango, mayor
experiencia, mayor ventaja, etc. Sin embargo, no cualquier relación asimétrica produce
una víctima, pues la persona en el nivel de ventaja puede no ejercer su poder de manera
ilegítima o “ventajosa” sobre la persona subordinada.
En el sentido del crimen, el término víctima “se ha usado para incluir una persona, un
grupo de personas o entidades que han sufrido lesión o pérdida como consecuencia de
una actividad ilegal” (Talwar, P. (Ed.), 2006, p. 21).
La víctima no debe verse como actor pasivo en cualquier evento criminal, bajo la idea de
que únicamente es quien recibe el agravio de la persona delincuente, sino que debe
considerarse una parte activa del hecho, y cuyas acciones juegan un papel importante en
el desenlace del evento.
Aunque no hay manera alguna de predecir cuándo una persona podría ser víctima de un
delito, hay que tener presente que existen algunos factores de riesgo que pueden
propiciar la victimización. En adición, un estudio a conciencia de la víctima puede ayudar
a juntar información que permitan alcanzar una comprensión de la vida de la víctima.
También, hacer un análisis de los riesgos involucrados: el riesgo que propició que una
persona se convirtiera en víctima, y el riesgo que tomó el delincuente al decidir
victimizarla, ayudan a dar una luz sobre la comprensión y el conocimiento del criminal.
(…)
(…)
Piensa que, si según esta nota durante el periodo contenido entre 1997 y 2002 se
denunciaron 74 mil 964 violaciones, esto quiere decir que ocurrieron 74 mil 964
casos aislados.
Piensa que cada una de las víctimas mencionadas en esa estadística tienen
diferencias, y que cada agresión se dio en circunstancias particulares. Si se
buscaran casos al azar, podríamos encontrar situaciones como las siguientes:
Como puedes ver, ocurren tantas situaciones como delitos se den, y, tomando el
ejemplo de la violación sexual, una persona en esta situación no debe ser abordada
como otra víctima de ese delito, sino como la víctima de un delito único, recibiendo
ayuda de los parámetros generales establecidos de tipificación, delimitación y
tratamiento, mismos que engloban la información común a este tipo de eventos.
Sin embargo, aunque cada víctima debe ser atendida en su contexto individual, es un
hecho notable que los delincuentes no eligen a sus víctimas al azar, lo cual quiere decir
que todas las personas estaríamos en igual probabilidad de ser víctimas de delitos de
diversa índole en un momento u otro. Sin embargo, la experiencia cotidiana te puede
ayudar a comprobar que esta idea no refleja lo que ocurre en realidad, pues puedes darte
cuenta de que en tu círculo social, laboral o familiar hay personas que nunca han sido
víctimas de, por decir, un asalto, mientras que hay otras que son asaltadas más de una
vez al año.
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Esto no puede ser atribuible a la buena o mala suerte, o al “estar en el lugar equivocado
en el momento equivocado”, sino a una serie de factores enunciados en la Teoría del
estilo de vida. Lo que esta teoría plantea es que “el riesgo de sufrir un delito depende de
la persona. Los factores socio-demográficos forman expectativas del rol” (Garrido, 2006,
p. 666). Esto quiere decir, en otras palabras, que cada persona, según su estilo de vida,
establece rutinas, lazos y preferencias que van a orientarla hacia ciertos lugares, horarios
y personas; por eso hay quienes son más propensos a exponerse a ser víctimas de cierto
tipo de delitos.
Por ejemplo: si se hace presencia en una fiesta organizada por una universidad, es mucho
más fácil encontrar gente joven. Si se añade que en esas fiestas puede haber presencia
de alcohol o de algún otro tipo de substancias, y que los jóvenes pueden salir de ahí
a altas horas de la noche, tenemos que es más posible que ocurran robos y asaltos
que si nos ubicáramos, por ejemplo, afuera de un restaurante familiar a media tarde.
Así se muestra cómo el estilo de vida de cada persona le lleva a tomar decisiones que, en
cierto momento, podrían ponerle en un riesgo diferenciado al que se expondría otra
persona con un estilo de vida distinto. Algo importante que hay que aclarar es que no se
habla del estilo de vida a manera de juicio, para reprobar o aprobar las acciones que
alguien lleve a cabo en su día a día, sino que únicamente sirve para calificar, de algún
modo, las rutinas diarias y los contextos sociales y espaciales a los que estas rutinas le
lleven.
Desarrollo:
1. Elabora el análisis del caso Paulette Gebara Farah busca en la red información que te
permita realizar tu actividad.
2. Elabora el perfil de la víctima y, posteriormente elabora el perfil del criminal.
3. En ambos casos deberás hacer una explicación de sus características personales y
sociales, así como las motivaciones que puede tener detrás de su conducta.
Desarrollo:
2. Después, analiza qué papel juegan y qué importancia tienen al momento de un hecho,
y cuál es su relevancia para el estudio criminológico.
*Consulta la escala de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
Actividades de Autorreflexión
Además de enviar tu trabajo de la Evidencia de aprendizaje, es importante que ingreses
al foro Preguntas de Autorreflexión y consultes las preguntas que tu Docente en línea
presente. A partir de ellas, debes:
Esto es una introducción para poder llegar a la siguiente unidad, en donde se estudiarán
diferentes tipos delictivos, esto es, expresiones diferenciadas de la delincuencia que se
presentan con diferentes matices y que afectan a diferentes bienes de distintos sectores.
Para saber más sobre conceptos de desviación, desde una perspectiva sociológica:
Gobba, C. (2010). Sociología de la Desviación. Recuperado el 10 de agosto de 2012
de: http://www.dfpd.edu.uy/departamentos/sociologia/adjuntos/Sociologia_desviacion.pdf
Para saber más sobre la víctima como personaje activo dentro de un hecho delictivo:
Cuarezma, S. La victimología. Recuperado el 10 de agosto de 2012 de:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1839/19.pdf
Fuentes de consulta
Garrido, V. Et. Al. (2006). Principios de criminología (3ª edición). España: Tirant lo
Blanch.
Pérez, J. (2004). “Historizar a los jóvenes. Propuestas para buscar los inicios”. En
Historia de los jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX. México: Secretaría de
Gobernación, Archivo General de la Nación.
Scimé, F. (1999). Criminología. Causas y cosas del delito. Buenos Aires: Ediciones
Jurídicas.
Fuentes complementarias
Giambattista della Porta (1586). Ilustración del libro De humana physiognomonia, Recuperado
el 10 de agosto de 2012 de: http://gabinetedemorfopsicologia.blogspot.mx/2012/02/giambattista-
della-porta-1535-1615.html
Teorías criminológicas
Unidad 2.
Crimen y criminalidad
Índice
Unidad 2. Crimen y criminalidad .............................................................................................................3
Presentación de la unidad ......................................................................................................................3
Propósitos ..............................................................................................................................................4
Competencia específica..........................................................................................................................4
2.1. Crimen .............................................................................................................................................4
2.1.1. La definición del crimen ................................................................................................................5
2.2. Criminalidad ....................................................................................................................................9
2.2.1. La definición de la criminalidad. .................................................................................................10
Actividad 1. La criminalidad en mi comunidad ......................................................................................14
2.2.2. La criminalidad real.....................................................................................................................14
2.2.3. La criminalidad aparente.............................................................................................................15
2.2.4. La criminalidad oculta. ................................................................................................................18
2.2.5. La criminalidad de cuellos blanco ...............................................................................................21
2.2.6. la criminalidad organizada. .........................................................................................................23
2.2.7. La criminalidad global. ................................................................................................................26
2.2.8. La criminalidad específica...........................................................................................................26
Actividad 2. Conceptos y tipos de criminalidad. ....................................................................................28
Autoevaluación. ....................................................................................................................................29
Evidencia de aprendizaje. Tipos de criminalidad. .................................................................................29
Actividades de autorreflexión. ...............................................................................................................30
Cierre de unidad. ..................................................................................................................................30
Para saber más. ...................................................................................................................................31
Fuentes de consulta. ............................................................................................................................31
Fuentes cibergráficas. ..........................................................................................................................32
Presentación de la unidad
La criminología estudia cierto tipo de conductas dentro del contexto único y especial en el
que se dan. Sin embargo, no puede valerse únicamente de su marco teórico para realizar
sus análisis, pues, al ser un estudio interdisciplinario, echa mano de los conocimientos y
los datos generados por otras disciplinas.
El estudiar estos dos conceptos provee de dos diferentes niveles de análisis: el primero
permite ver de manera cercana e individualizar cada hecho, conociendo a sus actores y al
trasfondo específico que lo impulsó. Ver al crimen, desde otro punto de vista, permite que,
jurídicamente, se tomen las medidas necesarias de acuerdo a la situación. Por el otro
lado, estudiar la criminalidad no permite prestar atención a las especificidades de cada
hecho, sino atender a las características generales que permiten confinar a cierto tipo de
hechos dentro de una categoría de análisis.
Propósitos
Competencia específica
2.1. Crimen
Aunque no se trate de una definición de trabajo utilizada con interés criminológico, sirve
para los fines que aquí se persiguen como un ejemplo claro de la dificultad de clarificar un
objeto de estudio, buscando una perspectiva propia de una disciplina interesada en
suestudio, tomando en cuenta todas las variables que se pueden introducir al intentar
comprender algún problema en su totalidad, involucrando diferentes aristas que la
modifican, la influyen o la alimentan.
Buscar una delimitación de lo que es un crimen es una labor importante para el fin que se
persigue en esta materia. Aunque debido a la naturaleza del concepto pudieran
encontrarse definiciones más aproximadas al campo jurídico, es necesario entenderlas
desde un punto de vista relacionado con las ciencias sociales, apreciando sus
repercusiones en la vida de cualquier comunidad.
Siendo así, no se puede pensar en una definición puramente normativa, sino que debe
mostrar capacidad de adaptación, comprendiendo que una persona que comete un delito
no debe ser vista como únicamente la persona que comete el delito, sino como una pieza
dentro de una estructura social compleja.
el crimen, por su parte, no puede ser visto como un mal que no puede ser
suficientemente suprimido. No se debe de felicitar a una sociedad cuyas tasas
de criminalidad se sitúan notoriamente debajo de los índices corrientes,
podemos tener por seguro que este progreso aparente puede estar asociado
con algún desorden social.
Este autor dice que el crimen es necesario ya que ayuda a las sociedades a cambiar y a
ajustarse a esos cambios. Ten en cuenta que el crimen evoluciona junto con la sociedad,
al mismo tiempo que la sociedad evoluciona con el crimen; para ejemplificar, observa la
siguiente nota:
Los posibles delitos que podrían entrar pronto en vigor, van desde el
cyberbullying, hasta el hacking y cracking, ya que si un individuo
accede a un sistema ajeno, aunque no haga daños ni
modificaciones, sino que sea una simple práctica educativa, será
considerado como delito en la reforma al artículo 211 (Rivero, 2012).
En esta nota periodística se hace mención del ciberbullying, que son acciones
encaminadas a amenazar, amedrentar o intimidar a una o varias personas a través de
medios digitales o redes sociales. Aquí se puede incluir el compartir imágenes o textos que
afecten a la persona, o incluso la mera amenaza de hacerlo.
Para no ir muy lejos, hay que pensar que hace algunos años, todavía a finales del siglo XX,
no se hubiera pensado que fuera necesario establecer tipos criminales para prevenir y
penar las conductas que se llevaran a cabo en medios electrónicos con la ayuda del
Internet, simplemente porque este medio de comunicación no estaba ampliamente
reconocido y utilizado como un medio principal de comunicación, y, yendo unos cuantos
años más atrás, este medio ni siquiera existía. Por lo tanto, para seguir con la idea de
Durkheim de que el delito es socialmente necesario, analiza lo siguiente:
Así se crea una dinámica de impulso y cambio social que se repite a medida que el
desarrollo va avanzando en ambos sentidos: la sociedad cambia para protegerse y el delito
cambia para adecuarse a la protección, propiciando cambios sociales, etc.
El crimen entendido como conducta desviada es entonces una parte ineludible de la vida
en sociedad. Por otra parte, el crimen es un problema contextual. Esto quiere decir que su
definición depende de las definiciones provistas por la ley, pues una actitud no es criminal
o desviada si no existe algún parámetro formal o informal que dicte su desapego
normativo: no se puede hablar de desviación si no hay un ejemplo de “normalidad” o
normatividad a la cual se pueda contraponer.
Esto quiere decir que, si bien es por lo general conocido y aceptado como una verdad, por
ejemplo el tomar algún objeto de una tienda sin haberlo pagado, sería un hecho
injustificado e indeseable tanto jurídica como social e incluso moralmente; esto se tiene
como referencia, ya que se sabe que el no robar es una actitud deseable y aceptada en un
sentido amplio y en una generalidad de situaciones.
En consecuencia, se entiende que para cada actitud indeseable hay una actitud deseable
con la que es posible compararla, y viceversa: si llevar a cabo una actitud se considera
como un hecho indeseable, entonces el no llevar a cabo esa misma actitud, por lo general,
se considerará como un hecho deseable o al menos permitido.
Por tal razón, elementos de seguridad del teatro tienen que pasar y pedirle al
hombre que se retire, escoltándolo a la puerta.
Aquí no se está hablando de un delito, pues no se rompió alguna norma jurídica, sin
embargo se trata de una actitud desviada pues se rompió una convención normativa social
(y, reiterando, a esta materia le interesa el delito o el crimen entendido como desviación
social, por lo que no se concentra únicamente en faltas jurídicamente entendidas, sino en
las fallas al orden socialmente establecido), pues lo deseable en una situación como la del
ejemplo es que cualquier persona que se presente en un evento similar apague sus
aparatos de comunicación, y, en caso de que esta primera convención se rompa, si llegara
a sonar un teléfono celular, se esperaría que el dueño lo apagara de inmediato, se deduce
que lo contrario es, por ende, lo que es aceptado como una conducta apropiada. Sin
embargo, si esta persona continuara hablando una vez que ha sido escoltada fuera del
teatro, la gente que pasara por ahí, sin saber lo ocurrido, tal vez no consideraría que su
actitud estuviera transgrediendo alguna norma, y esto se debe a que el contexto es
diferente, aunque la persona y la acción sean las mismas. Esto es porque:
Siguiendo con esta idea, se puede entender entonces que lo que es aceptado recibe este
calificativo porque funciona en interés de algún grupo. El hacer fila para entrar a un lugar
tiene una utilidad en función del orden y el respeto a las demás personas que se
encuentran esperando también para entrar, por lo cual una actitud desviada sería el que
una persona tomara un lugar que no le pertenece dentro de una fila; así como el prohibir la
“piratería” trabaja en función de los intereses económicos de las disqueras, los artistas y en
general de la industria musical, por lo que el promover ese tipo de productos sería una
actitud desviada y, al estar regulada jurídicamente, sería también una manifestación
criminal.
2.2. Criminalidad
El concepto de criminalidad está compuesto por el crimen: el segundo puede ser definido
de manera individual, sin tener en cuenta al primero, pero el primero no puede ser
elaborado sin el segundo, y es por eso que, una vez habiendo trabajado el crimen de
manera teórica, es necesario sacarlo de su plano individual y llevarlo a un plano que lo
englobe.
Para entender la criminalidad no es suficiente con tener las cifras que la muestran, sino
que hay que conocer, estudiar y comprender los factores sociales que la promueven, y los
tipos específicos en los que puede ser dividida.
debe estudiar un solo suceso (por ejemplo, un homicidio cometido en el estado de Oaxaca
en el año 2012), sino el total de sucesos de esa naturaleza contemplados en un marco
de referencia (por ejemplo, los homicidios cometidos en el estado de Oaxaca en el año
2012).
El estudio de la criminalidad facilita realizar un análisis no sólo del fenómeno sino del
entorno en el que se está dando. Si se estudia un crimen, es posible encontrar
explicaciones que relacionen al criminal, a la víctima y al contexto específico en el que se
dio, pero si se estudia al conjunto de crímenes, es posible encontrar concordancias que
permitan establecer explicaciones que liguen y engloben el contexto social, económico,
político, etc., pudiendo así encontrar soluciones o enfoques incluyentes e integrales.
Cada uno de los conceptos tiene un lugar propio y a partir de cada uno de ellos se puede
obtener diferente información (útil dependiendo de cuál sea el tipo de análisis que se
desee realizar). En este diagrama, el crimen es la interpretación conductual y adquiere
relevancia si se analiza el proceso; el criminal representa un nivel personal de
interpretación, que adquiere relevancia al momento de sancionar, y la criminalidad es el
nivel general de interpretación, que es importante al momento de legislar.
El criminal (nivel personal de análisis) es Rita. Tener en cuenta este nivel supondría
considerar las características propias de Rita que pudieran influir en la sanción que
se le dé.
Este nivel de análisis, como dice Rodríguez Manzanera, es de gran utilidad al momento
delegislar, ya que atiende a toda una situación, localizada social, espacial y
temporalmente, dando así la oportunidad de observar, por ejemplo: las dinámicas y los
cambios que han ocurrido que pudieran haber propiciado la aparición de la conducta
observada y su delimitación como criminal, qué factores incluyen en que se lleve a cabo,
qué personas están involucradas, qué tipo de medidas es necesario llevar a cabo para
sancionar, prevenir o evitarla, a qué grupos hay que atender, quiénes pueden ser posibles
víctimas de ese crimen, quiénes pueden ser posibles criminales, etc.
Siguiendo con este mismo ejemplo, al tener como punto de partida un análisis de la
criminalidad, criminológicamente sería posible encontrar factores y condiciones que
propicien que surja una actitud desviada como un delito en sí, y que al mismo tiempo
pueden establecer acciones que ayuden a solventar algunos elementos de la situación
entendida en su contexto y que puedan estar encaminados a la prevención en general, a
nivel micro y a nivel macro:
Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo puede realizarse en casos reales y prácticos un
análisis profundo de la criminalidad.
En este orden de ideas, un homicidio puede ser llevado a cabo por una sola persona, por
lo tanto no puede ser comparado con la delincuencia organizada, que requiere que sea
realizada por un conjunto de personas. Tampoco se puede comparar, pensando en la
afectación de bienes, una extorsión telefónica con un homicidio, puesto que el bien que se
lesiona en el primer caso es el patrimonio, mientras que en el segundo es la vida.
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
De este indicador no es posible tener cifras exactas y constatables, pues no hay un marco
de referencia o elemento alguno que permita corroborar su veracidad, su catalogación, su
cotidianeidad ni su impacto.
Para la criminología este concepto es el que más importa, debido a que habla de toda la
expresión de la criminalidad en un sentido más global, y es ésta la que afecta la vida
diaria, las relaciones y las interacciones cotidianas de las personas, ya que el que un dato
no sea contemplado dentro del universo formal, no quiere decir que informalmente
tampoco exista.
El que existan diferencias entre la criminalidad real y las estimaciones oficiales supone
que existan limitaciones en la planeación de su prevención y en el análisis del impacto de
cada uno de los diferentes índices de criminalidad. En este sentido, observa el siguiente
ejemplo:
Según el ejemplo anterior, el robo a casa habitación registró la cifra oficial más alta en lo
que a incidencia delictiva se refiere, sin embargo, los puntos de narcomenudeo
representan un peligro mayor, pues atienden a un mercado de manera continua,
generando potencialmente más personas afectadas en un momento dado; pero, al no
tener las autoridades conocimiento del hecho (al menos de manera formal), no cuentan
con las estimaciones necesarias para lanzar un plan eficiente de prevención.
Este tipo de criminalidad está compuesta por los delitos registrados de manera oficial en
las estadísticas que miden la incidencia delictiva en un lugar determinado. Esto se puede
saber gracias a las denuncias presentadas ante alguna autoridad, aun cuando no se haya
encontrado a un responsable o no se haya iniciado el proceso correspondiente.
Las cifras oficiales, conformadas en estadísticas de incidencia delictiva, dan una idea de
cómo está conformada la criminalidad aparente:
La criminalidad aparente, aunque sirve como guía, no constituye la cifra más certera para
identificar el estado de la seguridad de algún lugar determinado, ya que una gran cantidad
de delitos no son denunciados por diversas razones. Por ejemplo, es más fácil que una
persona denuncie el robo de su automóvil (ya que es un delito ampliamente reconocido en
el que le es sustraído un bien material de gran utilidad diaria, que posiblemente pueda ser
recuperado y que, además, en caso de querer hacer válido un seguro por robo, una
denuncia oficial es necesaria), a que denuncie ser víctima de violencia intrafamiliar (ya
que en muchas ocasiones ese tipo de conductas no son reconocidas como un delito por
quienes la padecen, o los lazos familiares impiden formular una denuncia).
La tabla presentada, que indica el número de homicidios por año y por entidad federativa,
evidencia únicamente los homicidios registrados, mas no los homicidios ocurridos. Para
que un homicidio, o cualquier delito, sea registrado y contabilizado para formar parte de
una cifra que muestre la criminalidad aparente, es necesario que en el proceso haya
entrado en juego una autoridad oficial.
Otro problema en torno a esta situación radica en que, como una extensión de los índices
delictivos, sean tomadas las denuncias realizadas. Esto significa que si se desea hacer
una aproximación de los delitos ocurridos en un momento dado, y se consideran las
denuncias levantadas, se estaría teniendo un dato incorrecto debido a que, en muchas
ocasiones, se levantan denuncias aun cuando no se ha llevado a cabo un delito, ya sea
porque se trata de denuncias falsas o porque se denuncian hechos que, en sí, no
constituyen un delito.
A
C
Figura 2. Criminalidad.
Tomado de: (Elaboración del autor)
Se observa que:
La letra A es la criminalidad real. Ésta engloba a todos los delitos y a todas las
expresiones de la criminalidad ocurridas, abarcando gráficamente a las letras B
(criminalidad aparente) y C (criminalidad oculta), formando un conjunto de todo lo
contenido en el círculo, de la línea externa (azul) hacia adentro. B y C forman parte de A,
pero A no forma parte de ninguno de los otros dos grupos.
La letra B es la criminalidad aparente. Son todos los delitos reportados ante una
autoridad y registrados oficialmente. Está contenido en A (criminalidad real), pero
apartado de C (criminalidad oculta). Únicamente contiene lo marcado por la línea interna
(roja).
Es una cifra oculta porque es desconocida. Si bien para hacer una aproximación de la
criminalidad real es posible utilizar como guía la criminalidad aparente, ya que la última es
un componente de la primera, no es sencillo conocer o estimar las cifras que componen la
criminalidad oculta:
La criminalidad por principio no aparece a plena luz del día. Sino solo por el
que otros hombres actúen de cualquier manera, de suerte que, en un
primer momento, la perpetración de un hecho permanece ignorada en
general; el suceso externo puede perfectamente llegar a ser conocido pero
en determinadas circunstancias puede no ser reconocido como tal crimen y
la comisión de un crimen, puede por las más diversas razones no
informarse a la policía (Goppinger, 1975, p. 94).
Esto quiere decir que, por un lado, una persona puede ser víctima de un delito pero no
reportarlo, y por el otro, puede ser víctima de un delito sin saberlo, por
desconocimiento de la cualificación de la acción que le victimizó como constitutiva de
un delito. También es posible que una persona sea víctima de un delito, lo reconozca
como tal pero no tenga o no conozca los medios para denunciarlo, quedando fuera de
las cifras oficiales.
Si según el autor el 85% de los delitos no son denunciados, quiere decir que
ese 85% se traduce como 38,250 delitos diarios y representa la criminalidad
oculta dentro de estas estimaciones, lo cual nos deja con que los 6,750 delitos
diarios restantes representan la criminalidad real.
En la nota anterior, se puede observar que existe todo un contexto alrededor de las
cifras de criminalidad, ya sea oficiales o extraoficiales, pues no se trata únicamente
de que la gente denuncie o no, sino por qué lo hace y por qué puede decidir evitar
hacerlo.
Así, es posible ejercer desde el servicio público y desde las instituciones, acciones
orientadas a reducir las cifras ocultas de la criminalidad, y esto se puede lograr de
diferentes maneras, algunas de las cuales pueden ser, por un lado, fomentar una
cultura de la denuncia entre la ciudadanía, lo cual implicaría promover la educación y
el conocimiento de los procedimientos respectivos, y por el otro, hacer mejoras en las
instancias encomendadas con la seguridad pública y la procuración de la justicia para
revalorar la credibilidad que se tiene en ellas, ejerciendo controles que permitan
evaluar su confianza.
Esto quiere decir que los criminales de cuello blanco, por la naturaleza de sus
labores diarias, pueden cometer delitos ubicados dentro de su propio entorno laboral,
ayudándose de su posición, conocimientos o contactos dentro de la cultura
organizacional; entre estos delitos se puede encontrar el enriquecimiento ilícito o la
defraudación fiscal.
Por un lado, existe la creencia generalizada de que las personas que encuentran
más restringidos los medios económicos para su subsistencia, así como las más
desadaptadas socialmente, son quienes llegan a delinquir, y esto dificulta pensar que
alguien adaptado, con satisfactores económicos y una posición social favorable,
puedan también actuar de manera criminal.
Por otro lado, estas mismas personas, al contar con los medios económicos para
tener una defensa adecuada que les permita evadir toda la severidad de la sanción
respectiva por sus acciones, pueden evitar ser catalogadas como delincuentes; así,
este tipo de delitos quedan de cierta manera ocultos. Esto se puede explicar de la
siguiente manera:
De esta manera, es más fácil ver que una persona desempleada, de baja escolaridad
y bajo nivel socioeconómico sea rápidamente señalada como criminal o al menos
desviada, mientras que un empresario de posición socioeconómica alta y estudios
superiores despertará más dudas, todo esto, vale la pena hacer notar, no desde una
perspectiva jurídica o real (pues, como ya se ha visto en esta unidad, no existe un
tipo específico de gente que delinque, sino que cualquier persona, dependiendo del
contexto y de las motivaciones y características individuales, puede hacerlo), sino
desde el punto de vista de la percepción social.
Otra característica de estos delitos, que también propicia que sean pasados por alto
o que en general se desconozca su existencia, es que dentro de su proceso no se
utiliza la violencia, ya que ninguna persona es directamente afectada; sin embargo
“las operaciones financieras ilegales, la publicidad engañosa, pueden afectar al
mercado, pero ningún individuo es lastimado” (Cottino, 2004, p. 352). Aquí se hace la
referencia de que únicamente la violencia física o de manera directa puede ser
considerada como la lesión a un bien, sin embargo su incidencia puede tener efectos
en otro plano que no es el de las relaciones cotidianas del grueso de la población,
sino en el ámbito financiero, en donde se lesionan bienes económicos.
Una persona que trabajó en un banco tiene conocimiento acerca de cómo son
los movimientos internos y cuándo y cómo se hacen los traslados de grandes
sumas de dinero. Cuando tiene la idea de robar los vehículos que realizan
estos traslados, empieza a contactar a conocidos suyos dentro del banco
para que le ayuden, proponiéndoles dividir las ganancias. De igual manera,
contacta a uno de los elementos de la empresa que brinda protección al
banco para poder tener la facilidad de realizar el robo, prometiéndole, de igual
manera, un porcentaje del dinero conseguido.
Los delitos que lleva a cabo una organización criminal difieren de los que llevarían a
cabo sus integrantes de forma independiente, e incluso difieren también de los que
llevarían a cabo un grupo de personas que delinquen juntas, sin formar parte de una
organización criminal, y esto se debe a que, gracias a sus recursos y la naturaleza de
su conformación, sus acciones pueden ser mejor planeadas, además de contar con el
apoyo que brinda la división diferenciada de las labores que se deben llevar a cabo
para conseguir su objetivo.
Esto significa que no todas las personas que integran una red criminal llevan a cabo
las mismas acciones o cubren los mismos pasos dentro de la acción delictiva, sino
que, como sucede en una empresa, cada miembro tiene una actividad determinada.
Complejidad: tiene que ver con la planeación de los delitos que llevan a cabo
y la organización entre sus integrantes.
Sin embargo, al ser necesarias cifras de análisis que permitan contrastar los datos
que se utilicen, el enfoque criminológico de este tipo de criminalidad tenderá a
presentar convergencias con el enfoque jurídico, pues son los delitos que cuentan
con las tres características de la definición los que, de manera oficial, son
registrados.
Para el OCNF este dato es revelador, ya que muestra que las víctimas
de violación son en su mayoría niñas, adolescentes y jóvenes de entre
11 y 20 años, lo que, entre otras consecuencias, podría derivar en
altas tasas de embarazos no deseados y su consiguiente riesgo de
mortalidad materna, deserción escolar, empleos precarios y menos
acceso a seguridad social.
(…)
(Torres, 2012)
Desarrollo:
5. Envía tu archivo a tu Docente en línea mediante la sección Tareas para que lo revise y
te retroalimente.
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
Autoevaluación
Desarrollo:
2. Elabora un documento en el que anexes tus ejemplos de cada uno de los tipos
de criminalidad y explica brevemente a qué se refiere cada uno de ellos y justifica tu
elección del ejemplo. Cada uno de ellos debe ir debidamente referenciado, citando
correctamente su procedencia.
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
Actividades de autorreflexión
Además de enviar tu trabajo de la Evidencia de aprendizaje, es importante que ingreses
al foro Preguntas de Autorreflexión y consultes las preguntas que tu Docente en línea
presente. A partir de ellas, debes:
Cierre de la unidad
Para saber más sobre incidencia delictiva, revisa la Encuesta Internacional sobre
Criminalidad y Victimización (ENCRIV):
Instituto ciudadano de estudios sobre la inseguridad A. C. (s. f). Encuesta Internacional
sobre Criminalidad y Victimización ENICRIV. Recuperado de
http://www.icesi.org.mx/documentos/encuestas/encuestasNacionales/enicriv_resumen200
8.pdf
Para saber conocer algunos puntos de vista sobre los factores que generan la
criminalidad fuera de México:
Recuperado de http://www.youtube.com/watch?v=jo6fBm0eaIg&feature=related
Para saber más acerca de cómo se consiguen los datos que muestran los índices de
criminalidad:
Dammert, L. y Salazar, F. Crimen e Inseguridad Indicadores para las Américas.
Recuperado de http://www.oas.org/dsp/FLACSO/flacso_inseguridad.pdf
Fuentes de consulta
Henry, S. et al. (2001). What is crime? Controversies over the nature of crime and
what to do about it. EE UU: Rowman & Littlefield Publishers, Inc.
Rico, J. M. (1981). Crimen y justicia en América Latina. México: Siglo XXI Editores.
Fuentes cibergráficas
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Recuperado de
www.inegi.org.mx
Teorías criminológicas
Unidad 3.
Vertientes y actualidad de la
criminología
Índice
Presentación de la unidad
El énfasis en cada una de ellas puede diferir en ciertos puntos, como pueden ser las
causas de la conducta, sus representaciones, su tratamiento y sus consecuencias. Esto se
debe a que cada una se acerca al mismo punto pero con intereses distintos, determinados
por su objetivo particular. Sin embargo, ya que la criminalística estudia el delito desde
diferentes perspectivas, y como el delito es consecuencia de la desviación de la
conducta, se valdrá de toda la información que se encuentre disponible para poder
tener un trasfondo académico de gran valor, del cual se eligen los puntos más
importantes y, desde su perspectiva, los más válidos para apoyar sus teorías.
Propósitos
Competencia específica
Hablando de manera general, una vertiente es aquel contenido que es vaciado, pasado
de un contenedor a otro. De esta manera se pueden considerar las ciencias sociales, ya
que, al ser interdisciplinarias, utilizan compendios de conocimiento provistos por otras
disciplinas las que, a su vez, se ayudan de otras para lograr su desarrollo.
Estas diferentes vertientes proveen puntos de vista distintos, que en algunas ocasiones
pueden parecer complementarios y en otras contrarios, pero cada una proporciona datos
valiosos que, al ser puestos a consideración, enriquecen los esfuerzos por lograr
comprender las causas de algo tan variado y tan imprevisible como lo puede ser el actuar
humano, pues cada persona atraviesa procesos internos diferentes, aun cuando se
encuentre en la misma situación, pues cada quien tiene un contexto histórico, social y
cultural específico, además de que cada quien lo experimentará de manera diferente.
Todo esto depende en gran parte de las relaciones que cada persona crea entre el exterior
y su interior, aparte de las influencias que recibe por parte de su medio. Por tal, es
comprensible la enorme necesidad de tener guías de análisis y puntos de partida que
ayuden a comprender la conducta. Los tres puntos de vista que se presentarán a
continuación son un primer acercamiento a esto.
¿Cómo crees que se complementen las tres vertientes?, ¿por qué lo crees así?
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
Poder realizar una valoración individual de aquellas personas que pueden llegar a
ser delincuentes, o incluso las que ya lo son, para así estar en condiciones de
establecer la pertinencia y los mecanismos para integrarlos o apartarlos de una
comunidad determinada.
Por ejemplo, si una persona ha pasado 12 años de su vida adulta en una prisión,
se debe evaluar si es conveniente reintegrarla a la comunidad de la que
proviene, pues existiría el riesgo de que, más que rehabilitarse o resocializarse,
caiga nuevamente en los hábitos que tenía antes de cubrir una sentencia. Este
rubro, por lo tanto, se enfoca en predecir la posibilidad de que una conducta
delictiva aparezca.
Es una manera de evaluar algún caso, como por ejemplo el de un joven en una
comunidad de riesgo, y establecer posibles escenarios futuros que reflejen qué
podría pasar con este joven si se mantiene cerca de su comunidad o si sería
mejor alejarlo, o capacitarlo, o dar otro tipo de opciones de relación. Este rubro se
enfoca en la prevención de la conducta delictiva.
Hacia uno de los extremos se irían colocando las personas que han llevado a cabo una
cantidad menor y más “inocente” de situaciones como ésta. Sin embargo, al otro lado de
la línea se irán situando quienes se alejan más, con mayor intensidad y con mayor
frecuencia de las normas establecidas.
Un problema al establecer una distinción de este tipo radica en pensar ¿en qué punto de
esa línea se establece la diferencia entre desviación normal o desviación patológica? y
además ¿qué tipo de personas componen el extremo patológico?
Entonces, para poder hacer análisis más precisos se requiere englobar a las personas de
estudio en diferentes categorías, ya sea por delitos cometidos (robos, homicidio,
violaciones, etc.) o por la naturaleza de ellos (delincuentes violentos, delitos contra la
salud, etc.). En el mismo sentido, se puede encontrar un importante debate acerca de si
las personas que tienen actividades criminales lo hacen por presentar alguna patología
conductual, psíquica o biológica que intervenga en función de sus acciones, o si son
personas que, por el contrario, no presentan disfunción alguna que pueda ayudar a
establecer una diferencia de este tipo entre delincuentes y no delincuentes.
Tamara vive con su familia de seis integrantes: papá, mamá y tres hermanos
mayores. Dos de sus hermanos mayores y su papá tienen antecedentes penales,
mientras que su otro hermano se dedica a robar en el transporte público pero
nunca ha sido aprendido. Su mamá es “fardera” y Tamara le ayuda.
Martín, por su parte, tiene dos hermanos mayores. Todos viven con su papá, pues
su mamá se fue cuando ellos eran pequeños. Todos los miembros de la familia
procuran llevar una vida sin problemas, por lo que nunca han tenido algún
contratiempo con alguna autoridad.
En otro lado está la familia Ortega. El hermano menor, Rodrigo, actualmente está
esperando sentencia por haber asaltado un supermercado. El resto de la familia
está limpia de antecedentes, por lo que a sus conocidos les extrañó mucho que
Rodrigo llevara a cabo tal delito.
Por último, está Laura, quien se salió de su casa a los 16 años pues no quería
formar parte de la red de extorsión y secuestro a la que pertenece toda su familia.
Estos ejemplos sirven para cuestionar la pertinencia de analizar en general los hechos
delictivos de manera psicológica en torno a un grupo familiar de referencia, pues no es
posible aclarar qué factor entra en juego: si es la parte biológica transmitida de manera
hereditaria o si es el aprendizaje continuo de una conducta.
En todos los casos ejemplificados podrían debatirse ambos puntos de vista: Tamara y
Martín podrían seguir la misma línea de comportamiento que su familia por
predisposición, pues todos ellos podrían presentar características psicológicas que les
facilitaran comportarse de una u otra manera, o, por el contrario, también podría pensarse
que comparten la actividad criminal o la falta de ella con el resto de sus familiares pues,
raíz de la interacción constante, han aprendido ciertas actitudes que, después de
interiorizarlas, las han hecho suyas también.
Los casos de Rodrigo y de Laura son similares entre ellos y diferentes de los de Tamara y
Martín, pues los segundos tienen un comportamiento similar al del resto de su familia,
mientras que los primeros tienen un comportamiento contrario.
En cuanto al aspecto psicológico, éste tampoco se puede descartar del todo en los
ejemplos mencionados, ya que hay factores hereditarios que pueden ser transmitidos
únicamente a algunos miembros de un grupo que comparta lazos de sangre.
No obstante que no se puede decir con toda certeza que el crimen sea propiciado por
aspectos psicológicos, existen varias teorías que aseguran que es un factor determinante.
Lo que forma la manera de actuar de una persona, desde esta perspectiva, es un grupo
de tres elementos en equilibrio: el ello, el yo y el superyó. En el siguiente cuadro se
explican estos conceptos (Greene et al., 2007):
Rogelio trabaja en una fábrica, y recibe un salario que apenas le alcanza para
cubrir las necesidades básicas de su familia.
Rogelio no tiene el dinero, pero estima que no puede dejar pasar esta
oportunidad. Él sabe que sus vecinos están ahorrando para hacer una
ampliación de su casa, pues ellos, al tenerle confianza por haber sido vecinos
durante más de 16 años, le han contado que el dinero lo guardan en un baúl.
Los vecinos estarán de vacaciones las dos semanas siguientes, por lo que
Rogelio bien podría entrar a su casa y tomar el dinero.
Jean Piaget propuso la idea de que los procesos de razonamiento de las personas se
desarrollan gradualmente, empezando al momento del nacimiento hasta, más o menos,
los 12 años de edad.
En este sentido, “al principio el niño responde a su ambiente de manera simple, buscando
objetos interesantes y desarrollando sus reflejos. Para la cuarta y última etapa, la de las
operaciones formales, ya se han desarrollado hasta ser adultos maduros que pueden utilizar
la lógica y el pensamiento abstracto (Siegel, 2012, p. 164).
Otro autor, Lawrence Kohlberg, se basó en la teoría propuesta por Piaget y la aplicó a la
criminología, y expuso que la moral y la conciencia varían según los diferentes estados en
los que se encuentre una persona, así como lo hace su concepción de lo que está bien y
lo que está mal.
Este sistema es progresivo, esto es, que se tiene que ir a través de todas las etapas, una
a una. Siempre se tiene que localizar en una etapa inferior para llegar a una superior. Sin
embargo, no todas las personas llegan a cubrir todas y cada una de ellas. De igual
manera, una vez que se ha alcanzado una etapa superior, es posible que se regrese a
una anterior. En ejemplos cotidianos se tendría que:
Entonces, las personas que se encuentren en etapas más bajas podrán tener mayor
propensión a delinquir, pues sus razones para no hacerlo son más inmediatas o más
utilitarias (es decir, si no roba no es porque crea que está mal hacerlo, sino porque no
quiere recibir un castigo).
Los investigadores del crimen, cuando centran sus estudios en condiciones inherentes a
las personas, provenientes de sus características biológicamente dadas, lo hacen
pensando que no son únicamente esas características las que definen sus acciones, sino
que son propiciadas por un conjunto de características sociales e individuales.
En adición, se debe saber que no se puede analizar un rasgo biológico único, pues cada
persona debe ser considerada en su contexto particular, con sus características físicas y
sociales particulares. Ante la presencia de una persona con una afección
neurobiológica,como por ejemplo la esquizofrenia, no se debe creer que existe una
propensión automática para la conducta criminal o la conducta desviada para, por
ejemplo, establecer acciones preventivas, sino que se debe saber que, como en
cualquier teoría acerca de las causas de la conducta desviada, el entorno sociocultural
juega también un papel importante. Alguien puede tener una predisposición natural a la
conducta agresiva, pero dependerá en gran parte del ambiente que lo rodee cómo pueda
canalizarla: si tiene un entorno familiar o social cercano y seguro, o un medio laboral o
escolar estable, podría manifestar su predisposición agresiva de una manera diferente a
si, por ejemplo, viviera en una zona conflictiva y no tuviera apoyo cercano.
Para estudiar la naturaleza biológica del delito se debe tener interés especial en las
características físico-biológicas de cada individuo, englobándolas en el conocimiento de
las nociones básicas de la conducta humana, como los deseos y los instintos, que
producen conductas (como la agresión, el apego o la impulsividad), que pueden tener una
conexión con la comisión de un delito.
Las teorías biosociológicas son llamadas de esta manera ya que no pueden ser llamadas
únicamente biológicas. Por evidente que parezca, esta diferencia es importante ya que, si
fueran únicamente de la segunda manera, estarían siguiendo la línea del positivismo
criminológico, en donde se ligaba el crimen a la apariencia y a las características
provocadas por factores biológicos, provocando que se tuviera una perspectiva reducida
del crimen como consecuencia de la vida social.
Esto quiere decir que, mientras no estudia únicamente las características biológicas de
cada persona, así como tampoco estudia únicamente las características del entorno de
cada persona, se interesa en por qué ciertas características o situaciones del entorno
afectan a ciertas personas, mientras que para otras personas en ambientes similares y
con personalidades similares, no existe efecto alguno.
Miguel creció en una familia de clase media en la que nunca tuvo grandes lujos pero
tampoco experimentó carencias.
A Miguel nunca le han interesado los lujos o la apariencia, sin embargo, un día estaba
en una tienda departamental y recordó lo que le había contado su amigo, por lo que
decidió intentarlo. Entró al probador y le quitó los seguros a la ropa, sin embargo,
cuando estaba saliendo de la tienda la alarma se disparó ya que no se había fijado en
un pequeño seguro que quedó atorado en su pantalón. Así, fue detenido y consignado
por robo.
Sin embargo, pensando de una manera biosocial, se pueden tener en cuenta todas esas
características, aunque se pondrían como elementos anexos a las características
individuales de la persona, para así poder entender por qué el ambiente que rodea a una
persona le afecta de cierta manera, mientras que para otras personas no tiene efecto
alguno, y esto requiere analizar individualmente sus cualidades propias.
En ese sentido, estudiarían, por ejemplo, por qué cuestiones que anteriormente no le
interesaban a Miguel, como por ejemplo los lujos o la apariencia, de pronto son algo tan
representativo para él como para llevarlo a actuar para conseguirlo.
Entonces, depende de cada individuo cómo va a reaccionar ante una situación específica,
y no únicamente por decisiones propias, sino por configuraciones biológicas que le
llevarán a sentir y procesar los estímulos de una manera determinada con la ayuda de sus
antecedentes sociales y la manera como ha aprendido a percibir el mundo.
Para comprender esto, piensa qué harías en una situación de riesgo como la siguiente:
Estás cenando en un pequeño local cuando de repente entran dos personas y le dicen a
todos los presentes que les entreguen sus pertenencias pues es un asalto.
Sólo uno de los dos asaltantes trae un arma, y entre toda la gente que se encontraba
suman un total de 23 personas.
Los asaltantes avanzan, dejando la puerta libre por lo que podrías pensar en salir. Sin
embargo, ya tomaron tu cartera junto con todo tu dinero, tarjetas e identificaciones. Ves a
tu alrededor y encuentras varios objetos que podrías utilizar para defenderte en caso de
que los asaltantes decidieran atacarte.
La reacción que pensaste que tendrías puede diferir en gran medida con la reacción de
otras personas, quienes estarían respondiendo de acuerdo a sus impulsos con ayuda de
toda su historia personal y social. Puede haber quienes piensen que habiendo 23
personas en el local y únicamente dos asaltantes, todos podrían juntarse para detenerlos.
También puede haber quien decidiera utilizar alguno de los objetos cercanos para
defenderse y recuperar sus pertenencias.
Pueden existir personas que decidan salir corriendo por la puerta, así como también
habrá personas que prefieran seguir las órdenes de los asaltantes para evitar cualquier
confrontación.
- Un control más bajo del umbral de los estímulos que llegan al sistema límbico
(estructuras cerebrales ubicadas cerca del tálamo, que comprenden el
hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y la glándula pituitaria, y, se conoce,
son las responsables de controlar la vida emocional y la formación de memorias),
incrementa la probabilidad de que factores ambientales estresantes disparen
reacciones impulsivas y fuertes respuestas emocionales.
Esto podría explicar por qué algunas personas que tienen suficientes medios económicos
para conseguir todos los satisfactores que necesiten, que estén bien integrados a su
medio, aceptados por la cultura dominante que les rodea y adaptados a ella, cometan
crímenes que, desde un análisis superficial, podrían parecer no tener sentido pues no
delinquen intentando satisfacer una necesidad económica o, siquiera, una necesidad
social. Sin embargo, lo que puede haber sucedido es que esa persona esté intentando
satisfacer una necesidad neurofisiológica, buscando emociones que le hagan sentir
emociones fuertes.
Esa carencia puede ser difícil de entender pues, para la mayoría de las personas, es algo
tan cotidiano que pasa desapercibido, y puede ser tan fácil como pensar cómo cada quién
experimenta una situación nueva: las emociones por las que pasan cuando se enfrentan a
una situación nueva, como por ejemplo el iniciar en un trabajo o el conocer a una persona
interesante. En otros términos más comunes y cotidianos, hay quienes sienten una gran
emoción al bajar por una resbaladilla, hay para quienes esa emoción no es suficiente y
prefieren una montaña rusa, y, en otro nivel, están también las personas para quienes eso
no es suficiente, por lo que prefieren el paracaidismo.
Cada una de estas emociones conlleva a riesgos diferentes y mayores en cada nivel, pero
llevan a cabo esas actividades de todas maneras, asumiendo esos riesgos con tal de vivir
una emoción fuerte o diferente, que es una cuestión vital para el desarrollo y la salud
emocional de las personas.
Estos desórdenes varían dentro de un amplio rango, yendo desde aquellos que afectan el
estado de ánimo de una persona (como la depresión), hasta afectaciones que provocan
que la persona pierda contacto con la realidad y, por ende, que su funcionamiento social
se vea disminuido. Este tipo de desórdenes son conocidos como psicosis.
La psicosis puede verse reflejada en diferentes tipos de afecciones tales como el trastorno
bipolar o la esquizofrenia. Las personas que sufren esquizofrenia pueden tener conductas
inapropiadas como producto de su visión distorsionada de la realidad, y de sus procesos
ilógicos de pensamiento.
Contrario a lo que la gente pensaba acerca de un asesino serial, Berkowitz resultó ser un
hombre educado de 24 años que trabajaba en el servicio postal. Vivía solo en un
departamento sucio y desordenado. Tuvo una infancia incómoda, pues fue un hijo no
deseado y fue puesto en adopción. Al crecer, era de personalidad introvertida y le
gustaba merodear las calles por la noche.
En una de las escenas de sus tiroteos, dejó una nota que decía “Me encanta cazar.
Merodeando las calles en busca de una víctima digna-carne sabrosa. Las mujeres de
Queens son las más bellas de todas”. El nombre de “Hijo de Sam” se lo adjudicó él
mismo en unas notas que mandó a un periódico de Nueva York.
Cuando fue capturado, declaró que había cometido los asesinatos a petición de las voces
demoníacas de unos perros. Años después, se retractó de esa declaración,
argumentando que, para poder justificar sus acciones en su mente, había creado esa
historia.
Siempre voy a fantasear con esas cosas malignas que son parte de mi vida.
Siempre voy a ser un pervertido mental por pensar cosas sexuales, etc. De todas
maneras, casi todas las demás personas son como yo, ya que cometemos varios
actos sexuales perversos en nuestra mente día con día. Siempre voy a pensar en
la violencia, pues sólo un monje, quizás, puede tener éxito eliminando esos
deseos y pensamientos. Pero lo que deseo hacer es madurar hasta un punto en
el que pueda desarrollar un respeto profundo por la vida humana, y un mayor
respeto y apreciación por la humanidad (Hickey, 2003, p. 60).
No hay sociedad sin crimen, por lo tanto cualquier disciplina que se encargue de estudiar
a la sociedad será de gran contribución para el desarrollo del campo del conocimiento
criminológico. Éste es el caso de la sociología, quien, en sus inicios, albergó los estudios
sobre la desviación; aunque no fueran su principal interés, sí lo abordaron como un
componente social.
En adición, también encontró relaciones entre el crimen y el sexo, raza, clase social, clima
y pobreza (Siegel, 2011).
Estas variaciones pueden ser, entre otras, la pobreza y la inequidad social y económica,
la densidad de la población, las condiciones políticas, ideológicas y religiosas. En este
sentido se puede pensar en cuestiones, tales como:
¿Existe una diferencia entre los delitos cometidos por personas nativas de un lugar y
las personas externas? De ser así, ¿se debe a las diferencias culturales o a la pobre
integración social?
Esto entre muchas otras opciones, incluyendo diferentes variables que puedan orientar
hacia un entendimiento de cómo la estructura social es la que define las relaciones, ya
sean normales o desviadas, entre las personas que integran un grupo determinado. Así, si
se registran cambios en la estructura que rodea a un grupo social, entonces se podrían
observar cambios en las relaciones que le subyacen.
En una segunda rama, se han intentado comprender los diferentes procesos sociales que
llevan a que una persona lleve a cabo una actitud desviada o cometa algún crimen. En
este tipo de análisis, lo que se estudia son las variaciones existentes entre distintos tipos
de relaciones e interacciones y cómo esto se refleja en los índices delictivos.
Aquí se puede tener en consideración la idea de que depende de cómo una persona se
relacione con su ambiente social puede ser un factor importante para poder definir las
causas de la desviación de la conducta. Se pueden analizar situaciones como la
siguiente:
Una persona migra de su lugar de origen y llega a una ciudad donde no tiene
familiares ni conocidos. Su cultura es muy diferente a la cultura dominante en su
nuevo lugar de residencia, por lo que no tiene un marco normativo de referencia al
que pueda remitirse con facilidad.
De igual manera, no cuenta con una red de apoyo o con un grupo social al cual
pueda acudir para adquirir un sentido de pertenencia. Esto hará que esta persona no
sienta lazo alguno con la sociedad de la que ahora forma parte y, por ende, no se
sentirá tan inclinada a respetar el orden establecido en ella, haciéndola proclive a la
delincuencia.
Ella sucumbió por las heridas graves este viernes por la mañana.
Dos conductores pasaron sus vehículos sobre Yueyue, uno tras otro, cuando
caminaba en un callejón que está afuera de la ferretería de su padre. Ambos
conductores huyeron de la escena, y ahora están bajo arresto.
Pero había una cosa más impactante que el doble accidente y la fuga: la apatía
aparente de los peatones, ciclistas y conductores —18 de ellos— que no se
detuvieron a ayudar.
Yueyue quedó inmóvil en la calle durante 10 minutos hasta que Chen Xianmei, una
mujer de 58 años que recoge la basura para ganarse la vida, pasó por allí. Ella
movió a la pequeña para ponerla a salvo y pidió ayuda.
Una cámara de seguridad grabó el incidente. Después de que el video fue publicado
en internet, la situación de Yueyue impulsó la simpatía, la indignación y el debate
dentro y fuera de China. ¿Cómo pudieron pasar 18 personas al lado de una niña
herida de gravedad y no hacer nada? El incidente también ha provocado la amplia
búsqueda de conciencia sobre el estado de la moral y la conciencia cívica de la
nación asiática.
(…)
¿Ayudarían a una persona mayor que lo necesita? Más del 60% de los
encuestados dijeron “sí”, pero más del 84% también cree que es muy
arriesgado; recientemente en China ha habido varios casos de personas que
fingieron lesiones solo para demandar a los que acudieron en su ayuda.
“Debe haber algo mal cuando se considera riesgoso ser un buen samaritano”,
escribió el diario China Daily en un editorial esta semana. “La apatía y la
desconfianza son los últimos sentimientos que necesita una sociedad
armoniosa. Es imperativo que encontremos una manera de proteger a los
buenos samaritanos de ser tratados injustamente”.
Esta noticia, que narra un suceso ampliamente difundido mundialmente, y que ocurrió en
una provincia china, muestra una clara referencia a las consecuencias de las deficiencias
en el sistema normativo formal, y a cómo esto repercute en el actuar de la gente,
haciéndola proclive a presentar conductas criminales, desviadas o, simplemente
indeseables.
La anomia, en este caso, se puede encontrar cuando se menciona que la gente tendría
sus reservas para ayudar a una persona que se encontrara en peligro, pues existen
problemas normativos que les dejarían sin respaldo si llegaran a necesitarlo. Por esa
razón, y debido a los cambios en la estructura social, mismos que no pueden ser seguidos
ni atendidos por la estructura normativa institucionalizada, la gente prefiere no cumplir con
una acción que reforzaría los lazos sociales y que daría continuidad a la normatividad
(moral, social y formal).
En la vida diaria es posible encontrar varios ejemplos de esta teoría, por ejemplo, se dice
que una buena educación garantiza un mejor futuro, sin embargo, no existen las
condiciones sociales ni estructurales que puedan dar una educación de calidad que
satisfaga las necesidades de la población, y más allá, aun teniendo educación, muchas
personas no pueden aspirar a un desarrollo laboral óptimo porque las oportunidades de
empleo son escasas. Esto puede propiciar la delincuencia, ya que, al no poder conseguir
lo que se desea por los medios formales trazados para este fin, la gente buscará
alternativas para satisfacer sus necesidades, incluso cuando esas alternativas
representen un alejamiento de las normas.
Propósito: En esta actividad distinguirás los puntos principales de cada una de las
vertientes estudiadas, para posteriormente aplicarlos en el análisis de un caso
práctico.
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
En el caso de una ciencia social de esta naturaleza, los saberes se forman de manera
progresiva y no escalonada. Esto quiere decir que, a partir de que se tiene algo por
conocido, se debe saber que su vigencia no será de larga duración, pues se tendrá que
descartar para dar paso a nuevos conocimientos, más acordes a la época en la que se
estén abordando. Al contrario, si fueran escalonados, se podrían utilizar los primeros
conocimientos obtenidos, con una vigencia mayor, si no es que permanente, para poco a
poco irles añadiendo nuevos hallazgos.
Esta corriente criminológica, que surgió del pensamiento de Jock Young y Lea Mathews,
intenta analizar el crimen desde una perspectiva que permita apreciar las condiciones
actuales de la criminalidad, y la gran visibilidad que la victimización ha adquirido. Aquí se
debe tener en cuenta el fenómeno del crimen tal y como la gente lo experimenta,
considerando al mismo tiempo al criminal y a la víctima, así como a las reacciones de las
instancias formales de control junto con la reacción social.
Tomar al crimen desde una perspectiva real, y esto es, de acuerdo a la gente que lo
experimenta desde cualquier instancia, significa tomar seriamente las situaciones que la
gente define como importantes en este sentido, para comprender las relaciones y las
implicaciones sociales que presenta (Walklate, 2007).
De esta manera se pueden conocer las dinámicas sociales reales en torno al delito, pues
lo que puede parecer un suceso importante para una instancia formal, llega a diferir de la
importancia que se le adjudica a ese mismo hecho en el plano cotidiano. Así, deben
tomarse en cuenta varios ejes de análisis para mediar y comprender el problema de la
delincuencia, analizando los elementos que intervienen en ella para tener una idea de la
experiencia completa y real. Por ejemplo, en el caso de un asalto, al tomar en cuenta
estos cuatro referentes, se podría tener, entre otras, estas diferentes guías de análisis:
Entonces, debe verse al crimen en su totalidad, como un fenómeno completo que es parte
del todo social, con actores y factores, y no como un hecho aislado y patológico que
ocurre dentro de una sociedad. Esta postura niega la utilidad de dar prioridad a alguno de
los actores al pensar, por ejemplo, que para reducir los delitos compuestos por robos
menores en las calles, habría que incrementar la supervisión policiaca, o en caso de
delitos tales como homicidio se utilizarán castigos más representativos, o que, por otro
lado, para reducir la violencia cotidiana se diera una mejor educación inicial a las personas
o se les enseñara a no ponerse en situaciones de riesgo.
Por ejemplo:
La sociedad puede haber generado una alta tolerancia ante cierto tipo de delitos
como los asaltos o la violencia doméstica. Por lo tanto, aun cuando se crearan
planes efectivos de prevención, y se ejecutaran sanciones reales contra cada
persona que fuera denunciada y se haya probado su culpabilidad, si la sociedad
no considera útil o necesario emprender acciones para detenerlo, las acciones
emprendidas de manera formal no surtirán efecto. En este sentido, se están
atendiendo las acciones emprendidas por las instancias formales, pero no se
atiende la reacción social, a las víctimas o a los delincuentes.
Entre muchos dueños de negocios existe la noción de que algunas organizaciones
fuera de las nociones normativas de la ley formal exigen que se les pague “uso de
suelo”. De pagárselo de manera continua, la persona que posea ese negocio
recibirá cierto tipo de protección, pero de no hacerlo será castigada en su
propiedad o incluso en su integridad física. La gente que sufre de este tipo de
coacción por lo general está consciente de que se está realizando de manera
ilegal, sin embargo prefiere ajustarse ya que no existen medidas formales
suficientes que garanticen su seguridad.
Esos supuestos sirven para ejemplificar cómo, aunque se emprendan acciones que
atiendan un lado del problema, dejar de lado ciertos componentes o actores derivará en
que el delito permanezca, provocando que las acciones aisladas, aunque lleguen a tener
cierto impacto, no surtan el efecto deseado:
Si Germán supiera cuál fue el criterio que siguieron en la empresa para elegir a
Jesús y no a él, y si conociera sus antecedentes y su contexto socioeconómico,
podría hacer una valoración de la situación de ambos, y, al notar que desde el
principio se encontraban en condiciones diferentes percibiéndose a él mismo en
desventaja, estaría experimentando el fenómeno de la privación relativa.
Así, la privación relativa puede afectar a cualquier persona, sin importar sus
condiciones personales, sociales o económicas, ya que, como se ha mencionado,
se trata de una valoración subjetiva que surge al momento de que una persona
compara su situación con la de alguien más, que perciba que está en mejores
condiciones que las propias.
Según los teóricos que siguen esta tendencia, el sistema penitenciario resulta contrario a
su propósito, pues no funciona como una verdadera instancia para la rehabilitación social.
Esto es, porque las personas que están o han estado en situación de cárcel, sufren
procesos sociales de exclusión de la sociedad a la que pretenden ser reinsertados.
Por otra parte, la aplicación de sanciones penales ataca los derechos fundamentales de
las personas, que al ser los más básicos, deben ser irrenunciables sin importar la
situación en la que se encuentren.
Las razones por las cuales se debe apelar al uso mínimo de la pena son las siguientes
(Baratta, 2004):
Esto no significa que las personas pertenecientes a los grupos sociales más
débiles sean quienes más delinquen, pero sí son más propensas a recibir
castigos, a pesar de que la violencia y la criminalidad están distribuidas en todos
los grupos sociales y, además, de que las personas que cometen las violaciones
más graves a los derechos humanos pertenecen a los grupos dominantes,
pertenecientes a instituciones estatales o a organismos privados.
Existen penas ilegales llevadas a cabo por representantes formales del poder (como
torturas o desapariciones forzadas), mismas que quedan impunes al no ser debidamente
reguladas. Si se utilizan los derechos humanos como referencia, dichas acciones
deberían ser castigadas, ya que atentan contra el bienestar físico, mental y emocional de
las personas, violentando su cuerpo y su seguridad.
La intervención penal debe ser utilizada únicamente en los supuestos en los que una
conducta delictiva está indicada como tal. Esto quiere decir que no se deben utilizar tipos
penales definidos para castigar conductas “parecidas”, por ejemplo, una alteración mínima
al orden público no debe ser tratada penalmente como un acto terrorista, o un robo no
debe compararse con una extorsión.
Por otra parte, la aplicación de la ley penal debe ser el producto de un análisis social
constante y progresivo, y no únicamente como una fuerza reactiva a problemas aparentes
e inmediatos. Para comprender mejor este punto, se puede pensar en el siguiente sentido:
si durante un periodo corto de tiempo se organizan varias manifestaciones, todas ellas en
el mismo sentido y con el mismo objetivo, lo que se debe hacer para suprimir las
manifestaciones no es sancionar a los manifestantes, pues eso únicamente atacaría el
problema inmediato, sino que se debe analizar el porqué de las manifestaciones y el
descontento que llevó a ellas para poder atacar la génesis del problema.
Esta corriente de pensamiento se encuentra en una línea similar a la del derecho penal
mínimo, sin embargo va más allá: propone la desaparición total del sistema penal
(contrario a la teoría del derecho penal mínimo, que postula la idea de que la pena
máxima de prisión, al ser violatoria de los derechos humanos, únicamente se debe usar en
casos de violación grave de éstos), y lograr el cometido fallido de éste mediante la
utilización de métodos alternos.
Los argumentos utilizados para sostener esta idea se pueden centrar en las siguientes
ideas:
el sistema punitivo representa más daño social que beneficios, ya que las penas no
se distribuyen equitativamente, además de que incita a la violencia en otros
ámbitos de la vida.
no es un medio eficaz de readaptación, pues los niveles de reincidencia delictiva
no se han logrado reducir. Así mismo, es un falso sistema de protección a las
víctimas.
El abolicionismo pugna por la idea de que la comprensión del delito únicamente puede ser
alcanzada por quienes intervienen en él, estando implicados en cualquiera de sus partes.
Al delito se le califica como “situación problemática”, y, si esta situación no puede ser
comprendida cabalmente sino por quienes están implicados en ella, entonces el Estado
no debería extraerla de su esfera para trasladarla a un ámbito institucional, alejado de la
realidad cotidiana.
Ya no se debe utilizar el término delito, pues éste debe ser sustituido por el de conflicto.
Los conflictos, entonces, deben resolverse por vías que no conlleven a la exclusión social,
y, sobre todo, por vías que no impliquen algún peligro o riesgo para la víctima, procurando
la resolución del daño que se le ha causado.
Uno de los principales autores del abolicionismo, Louk Hulsman (Demetrio, 2003), justifica
la invalidez del carácter punitivo del sistema penal de la siguiente manera:
El sistema hace que se preserve la idea simplista, apoyado por algunos medios de
comunicación, de que por un lado están los buenos y por otro lado están los
malos, sin mediar razones o contexto.
Desarrollo:
1. Analiza las corrientes expuestas en el punto 3.2 de esta unidad y elige uno de ellos,
ya sea aquél con el que estás más en desacuerdo, o bien aquél con el que estás más de
acuerdo.
Introducción
Desarrollo
Conclusion
Fuentes de consulta
*Consulta la rúbrica de evaluación para conocer los criterios que serán tomados en
cuenta al momento de calificar tu trabajo.
División de Ciencias Sociales y Administrativas | Licenciatura/ TSU en Seguridad Pública. 33
Teorías criminológicas
Unidad 3. Vertientes y actualidad de la criminología
Autoevaluación
Actividades de autorreflexión
Además de enviar tu trabajo de la Evidencia de aprendizaje, es importante que ingreses
al foro Preguntas de Autorreflexión y consultes las preguntas que tu Docente en línea
presente. A partir de ellas, debes:
Cierre de la unidad
En esta unidad se dio cierre a los conceptos abordados en las unidades anteriores, para
poder llegar a tener una comprensión profunda de los problemas que aborda la
criminología. Se han estudiado algunos puntos abordados por diferentes disciplinas que
se encargan de estudiar el comportamiento humano y su relación con la interacción social
en cuanto al delito o al comportamiento desviado. Estas disciplinas fueron consideradas
aquí como vertientes de la criminología, ya que aunque independientes unas de las otras,
ayudan a crean un amplio campo de conocimientos que permiten realizar un análisis
integral de las relaciones sociales e institucionales y como productoras de la conducta
(también de la conducta como generadora de distintas relaciones sociales e
institucionales).
está compuesta por diferentes grupos con intereses divergentes. Una persona con un
interés académico debe poder ponderar estas variables para poder apuntar a conseguir
un equilibrio en las decisiones que tome en el ejercicio de sus labores al aplicar los
conocimientos que con el tiempo vaya adquiriendo.
Pérez, E. (2005). Tareas forenses de la psiquiatría y otros vínculos con el derecho penal y
la criminología. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v34s1/v34s1a13.pdf
Fuentes de consulta
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Greene, E. et al. (2007). Psychology and the legal system (6a ed.). Estados
Unidos: Thomson.
Million, T. et al. (2004). Personality disorders in modern life. Estados Unidos: John
Wiley and Sons, Inc.
Rivera Beiras, I. et al. (2005). Política criminal y sistema penal: viejas y nuevas
racionalidades punitivas. Barcelona: Editorial Anthropos.
Walsh, A. et al. (2009). Biosocial criminology, new directions in theory and research.
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Fuentes cibergráficas