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Los ámbitos del saber filosófico son dos: los sentidos (empirismo) y la razón
(racionalismo). A través de los sentidos, gracias a la observación captamos lo
variable, la diversidad, las apariencias y el cambio. Por la razón lo hacemos
mediante la comprensión y la interpretación. Con ellos captamos lo
permanente, la unidad y la esencia. Ambos nos llevan a una visión de la
realidad.
Atendiendo a las grandes preguntas que han servido de punto de partida para
la filosofía, distinguimos varios periodos:
>Periodo ontológico, que va desde el origen de la filosofía hasta la llegada del
cristianismo a occidente. El principal problema de esta época es la verdad de la
naturaleza y del ser, tomando todo en su generalidad.
>Periodo ontoteológico, desde la llegada del cristianismo hasta el siglo XV, en
el que ahora se ocupa principalmente de Dios como causa de todo cuanto
existe.
>Filosofía de la conciencia, desde la llegada del renacimiento hasta el siglo
XIX. Periodo en el que el centro prioritario de interés de la reflexión filosófica es
el hacerse del hombre con la realidad, es decir, el conocimiento el hombre y de
sí mismo.
>El giro lingüístico va desde el siglo XX hasta nuestros días. Se centra
principalmente en el lenguaje como elemento organizador de ella en todos los
ámbitos del saber.
>El giro práctico, que al igual que el anterior va desde el siglo XX hasta
nuestros días. La reflexión filosófica se centra en la ética personal, en la ética
de la vida social y política, y en las éticas aplicadas a los distintos saberes y a
los diversos ámbitos de la vida en nuestra sociedad.