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I. INTRODUCCIÓN
El Código Civil en el artículo 949 prescribe: “La sola obligación de enajenar un inmueble
determinado hace al acreedor propietario de él, salvo disposición legal diferente o pacto en
contrario”. De lo cual se desprende que a través el contrato (ius consensus) se puede adquirir la
propiedad. De la definición antes esbozada parece que todo va bien, pero imaginemos, que
sucedería cuando “A” compra un bien inmueble a “B” y este luego vende el bien a “C” , y “C”
inscribe en el registro su titularidad; es así que “A” y “C” adquieren el derecho de propiedad por el
contrato, pero los dos adquirieron el bien con la finalidad de ser los únicos propietarios y tener la
exclusividad de este, por lo cual sus derechos de propiedad sobre el bien son oponibles y sólo uno
debe ser propietario. Es así que los problemas surgen al momento de hacer oponible el derecho
a terceros, cuando todos tienen el mismo derecho sobre el mismo bien, ¿quién es el propietario?.
De manera que, el objetivo y el desarrollo del presente artículo se centrará en responder la
pregunta antes esbozada.
Palabras clave: Inscripción, registro, propiedad, transferencia, derecho, seguridad
II. DESARROLLO
“C” desconocía que “A” ya había comprado el bien inmueble, ello sucede por razón de que cuando
se realiza un contrato, los datos del propietario y del bien solo lo saben las partes contratantes y
no la sociedad, de lo que se infiere que la información puede ser oculta o clandestina; el
consensualismo descarta la utilización de instrumentos publicitarios para dar a conocer las
transferencias y, en general, para dar a conocer el estado jurídico de los inmuebles. Ante el
desconocimiento de tal información, la persona adquiriente pretenderá averiguarlo, ello acarreará
gastos que, generan mayores costos. De manera que, no se determina quién es el propietario de
un inmueble, por lo que se presenta el problema de la asimetría informativa. Este riesgo de no
conocer la información tiene que ser asegurado si la finalidad es que el mercado inmobiliario
funcione.
Entonces, la solución para el caso planteado al inicio consiste en que aquel que inscribió su
derecho es el propietario, en el caso el propietario sería “C”, pues el registro otorga la
oponibilidad, y exclusividad contra terceros, protegido por regla de propiedad, mientras “A” que
no inscribió está protegido sólo por una regla de responsabilidad. Por lo tanto, el registro es
sustancialmente importante, porque brinda una adecuada protección a los derechos de
propiedad, y asimismo concuerdo con lo dicho por el Tribunal Constitucional (Exp. N.° 0016-
2002-AI/TC) que expresa que el registro hace posible poder oponer la titularidad de dicho
derecho frente a terceros y tener la oportunidad de generar, a partir de la seguridad jurídica que
la oponibilidad otorga, las consecuencias económicas que a ella le son consubstanciales. Es
decir, es necesario que el Estado cree las garantías que permitan institucionalizar el derecho.
III. CONCLUSIONES
El registro al ser un mecanismo legal que protege el derecho de propiedad, elimina las asimetrías
informativas porque informa sobre quien es el titular del derecho, su capacidad dispositiva y las
cargas sobre el inmueble. Dado ello, las personas tienen información determinada, y el
propietario que inscribe su derecho puede hacerlo oponible a terceros que quieran despojarlo.
IV. BIBLIOGRAFÍA
Méndez González, F. (2011). Fundamentación económica del derecho de propiedad privada e
ingeniería jurídica del intercambio personal. España: Arizandi SA.