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Ramos, 2017)
Mónica Ramos.
“A los niños se los abandona en el lugar más tenebroso del camino y, en muchos casos, se los
deja librados a su propia suerte: la mala suerte de haber dejado ya su infancia”.
Introducción.
Ya en la antigua civilización griega la verdad mostraba distintos aspectos a través de los
cuales darse a conocer. Entre quien dice y los hechos, la verdad genera diferentes vínculos. Si
un testimonio da cuenta de una verdad, los procesos que hacen a las formas racionales de la
prueba y la retórica sobre un relato dan lugar al “conocimiento por testimonio”. Así, surge una
nueva forma del descubrimiento judicial de la verdad.
Con el resurgimiento de la indagación, esta pasa a conformarse con un modelo extrajudicial
que procura el establecimiento de la verdad por un proceso racional: una forma de saber-
poder.
Siglos después, el auge del conocimiento científico recrea modelos que desde la psicología
experimental proponen dar cuenta de la aparición de la verdad.
Diferenciado de la credibilidad del testigo y a través de la aplicación de determinados criterios
de realidad, la psicología del testimonio permitiría evaluar la credibilidad del relato verbal de
acuerdo al grado de exactitud que la memoria del dicente tenga sobre un suceso puntual.
Desarrollo.
La psicología en el ámbito de lo jurídico.
- Psicología del derecho: que estudia los componentes psicológicos del derecho. estudia
temáticas como la edad de responsabilidad penal, la mirada sobre el castigo, etc.
- Psicología en el derecho: estudia las normas como estímulos sociales que generan
determinadas conductas. Las leyes se basan en supuestos sobre el funcionamiento de
la conducta.
- Psicología para el derecho: la psicología obrando como auxiliar del derecho,
informándole sobre hechos sociales.
Un ámbito de la psicología jurídica es el abordaje del abuso sexual de los menores como un
caso específico de maltrato infantil.
El maltrato infantil resulta de una disfunción social pero también un delito perpetrado a un
menor por parte de quien debería velar por su seguridad y protección, un adulto que en
muchos casos podría ser un adulto de referencia.
Existen diferentes modalidades de maltrato:
1) Maltrato físico;
2) Negligencia o abandono físico;
3) Abuso sexual;
4) Maltrato psicológico;
5) Explotación;
6) Maltrato institucional;
7) Otros.
La Verdad y lo Verdadero en la Psicología del Testimonio. (M. Ramos, 2017)
Respecto del abuso sexual, la Organización Mundial de la Salud (1986) especifica el abuso
sexual infantil (ASÍ) como la situación en la cual “… un niño es víctima de un adulto, o de
una persona… (…) … mayor que él, con fines de satisfacción sexual…” para el adulto.
El abuso sexual en niños implica de por sí la generación de uno de los traumas más relevantes
y que imprimen consecuencias altamente negativas para la personalidad del sujeto.
Así como Foucault hablaba de las implicancias del aporte del testigo a través de su
testimonio, encontramos en este recurso que trae la psicología del testimonio la narración de
quien tiene conocimiento directo de los hechos. En este sentido, importa también definir el
testimonio como el “… aporte narrativo de la información que acerca de determinado suceso
conoce una persona porque ha observado o ha participado directamente en el mismo” (Miotto,
Victimología Forense. Módulo Víctimas de abuso sexual, 2014).
Tanto el contenido con sus estructuraciones generales y específicas, las motivaciones que
involucra, las características del hecho que se narra, son criterios de realidad a considerarse al
momento del análisis de la veracidad del testimonio, de la misma forma que la preservación
del material también hace a la validación del material que surge de la figura del testigo.
Importante es destacar que lo inverso de estas premisas no implica de por sí la existencia de la
mentira como creación del testigo. Muchos factores pueden influir en la transmisión de una
falsedad, pero de antemano debe considerarse que no se trata de un método para la detección
de mentira – verdad, sino que estamos frente a un dispositivo que permite indagar en la
credibilidad que un testimonio pueda ofrecer.
En La verdad y las formas jurídicas, Foucault (Foucault M. , 1978) va narrando las formas en
las que surgen los dominios de saber en los distintos tiempos sociales, conformando un
conglomerado de significativos a partir de los cuales tendrá lugar una verdad y una
La Verdad y lo Verdadero en la Psicología del Testimonio. (M. Ramos, 2017)
subjetividad a la que se refiera. Cada tiempo irá conformando y estableciendo sus formatos de
verdad y sus subjetividades. El modo, la metodología y las estrategias utilizadas para buscar
esa verdad en el interior de las prácticas judiciales también darán cuenta de los nuevos y
diferentes modos de dar lugar (o no) a nuevas subjetividades. Así, buscando dar cuenta de los
tipos de reglamentos judiciales, Foucault revisa la tragedia de Edipo Rey donde da cuenta de
una distinta forma de conocimiento de la verdad. La aparición del pastor que puede traer luz a
la resolución de un litigio. Alguien proveniente de un sector más bajo dentro del grupo social
se transforma en un portador de un fragmento de verdad. Lo que lo hace poseedor de ello es,
justamente, lo que ha visto, lo que ha vivido, lo que guarda en su recuerdo. Y con ello hace
ingresar su testimonio en medio de la resolución que se espera. Con ello es que el testigo se
presenta. Con lo que le otorga un poder para oponer a quienes quieran desmentirlo. Lo que ha
visto y recuerda le da el poder de dar a conocer la verdad. Para Foucault esto recupera el
poder y el derecho de un hombre común, del pueblo, de juzgar incluso, al poderoso. Es su
saber el que sostiene al pastor frente a lo que tiene para decir sobre los hechos. La verdad
puede así oponerse al poder. La forma en que esto se llevará acabo implica la confección y el
seguimiento de un proceso que permita poner sobre la mesa esa verdad, bajo el formato de
una estructura racional en la cual se despliegan las pruebas. Pruebas que para darán origen a
una producción de verdad, a las reglas y formas en su organización, pero también al desarrollo
del modo más adecuado de transmitir, a la retórica que las sistematice. No solo un
ordenamiento en un sistema racional y científico de las pruebas, sino también un
conocimiento en cómo dar a conocer los hechos. En el seno de esa retórica tendrá nacimiento
una nueva forma de conocimiento: el conocimiento por testimonio, por recuerdos, a través de
la indagación. Y a partir del pastor que trae su fragmento de los hechos.
Así, esa construcción del saber-poder empieza a mostrarse como ese espacio donde, a través
de su análisis, puede clarificar las relaciones entre las pugnas de conocimiento y las fuerzas
económico-políticas.
Los tiempos positivistas incipientes contando a partir de las primeras décadas de 1800, dan
ingreso al pináculo del conocimiento científico, y por ende, a la existencia de una verdad que
se presenta como irrefutable.
Este centro del conocimiento de las regularidades cumplidas por los fenómenos, y del
conocimiento que arroja la empiria con la neutralidad que se adjudican la ciencia y sus
transmisores, trae una paradoja en sí misma: con la finalidad de conocer cada rincón de esos
hechos considerados como naturales, dados, en términos de Álvaro Pires, el hecho bruto
(Pires, 1995), de verificar la repetición de tales regularidades, es justamente ello lo que escapa
a su conocimiento. Enfocado este conocimiento científico en las características de quien lleva
adelante los comportamientos y que explicaría el porqué de su existencia, desconoce la causa
y la verdad de los hechos para sí poder dar cátedra del sujeto mismo que lo lleva adelante. En
cualquiera de sus versiones ya sea como damnificado o como generador del hecho que lo
lleva al litigio. Ambas partes, ambos sujetos, siendo el foco para la verificación y explicación
La Verdad y lo Verdadero en la Psicología del Testimonio. (M. Ramos, 2017)
del hecho bruto necesitan ser lo suficientemente “escrutados” para dar conocimiento a las
causas del hecho. El conocimiento originado en el positivismo termina desconociendo su
propio objeto de búsqueda enunciado para saber de cada rincón de esos sujetos. Ya sea porque
su biografía “explique” su proceder delictivo, anómico o (más que en la otra vereda creo que
explica mejor pensarlo en la otra esquina de la misma mano) porque hallemos esas causas en
la pollera corta de la joven que volviendo de madrugada a su casa encuentra un destino no
querido, en el diferente curso de sus facultades mentales frente a una problemática
intrafamiliar que otorga un lugar al abuso en cualquiera de sus formas, por ejemplo. Foucault
propone diferenciar y entrar en consideración respecto de lo que nosotros podemos pensar
como nuestro quehacer profesional en esta área. Durante la lectura de un tramo de un
expediente judicial durante su conferencia, Foucault incorpora las risas que se generaron entre
los asistentes para dar cuenta de los distintos discursos que intervienen en la práctica
interdisciplinaria en el ámbito de lo jurídico-psiquiátrico-psicológico. Un discurso que define
el porvenir de los sujetos, desde la constitución de un poder de vida o muerte, constituido en
su discurso de verdad científica, producto de la institución científica, cuyo status se lo otorga
la “verdad absoluta” que describe y valida empíricamente, a partir de su propagador calificado
con las mismas virtudes de la verdad que porta. Un cientificismo que puede encontrar aliado a
un rol técnico del que necesitamos como profesionales mirar con dos pares de ojos. De esa
manera, el discurso cientificista genera “discursos que pueden matar, discursos de verdad y
discursos (…) que dan risa” (Foucault M. , 1975) en alusión a las risas del auditorio. Un
discurso que construye verdad, y una subjetividad, ya no desde la mirada sobre los hechos
sino desde la biografía del sujeto en sí. Incluso del que para el antiguo derecho griego podía
dar batalla con el conocimiento de su propio testimonio.
Ya Freud decía que el psicoanálisis se ocupa de lo que no anda, de lo que marcha contrariado
con lo que desde nuestros anhelos esperamos. Bien vale entonces encontrar aquí la contracara
de la lógica en la que se ubica la ética del psicoanálisis. Es en este reverso donde podremos
empezar a pensar al sujeto del psicoanálisis, porque es en esos tropiezos de la subjetividad por
donde puede emerger. Como plantea el psicoanalista Frank Chaumon, donde el derecho se
ocupa de lo medible y proporcional, el psicoanálisis se entretendrá con la “no-proporción”. De
la regulación de las relaciones entre los hombres a cargo de la institución derecho, el
psicoanálisis atenderá la “no-relación”. En el quiebre del orden social que genera el delito
podremos encontrar una suerte de similitud entre estas dos miradas. Es ese quiebre quien
convoca a ambos. Al derecho, como regenerador del orden frente al caos. Al psicoanálisis,
desde la existencia del no-sentido en el que irrumpe la subjetividad.
Prueba de ello es de qué manera y cuando ambas disciplinas ver aparecer al sujeto. Un sujeto
del derecho y de derecho. Por un lado, el sujeto que ha sido instituido por el texto del
Derecho. Si somos precisos, en el aspecto jurídico, deberíamos referirnos en su lugar, a la
personalidad jurídica. Allí, una acción jurídica que instala a ese sujeto en una función
específica. Será entonces el Sujeto del derecho, ese sujeto que es dicho por – y a partir de – el
texto jurídico. Desde allí, ese individuo – Sujeto del Derecho será el mismo que veremos
actuar como autor o como damnificado de un acto jurídico. Es decir, un sujeto que viene al
lugar que el texto jurídico ya le tiene preparado. Su posibilidad de existencia es en tanto lugar
ya asignado. Y, por otro lado, el Sujeto del Psicoanálisis, o lo que referiremos como Sujeto
del Inconsciente. F. Chaumon encuentra cierta vinculación entre ambos en tanto el sujeto del
inconsciente también “…resulta de una inscripción, de un texto que precede su venida al
mundo” (Chaumon, 2004, pág. 78).
Pero la diferencia fundamental radica no en el texto como la escena que aloja un sujeto. Hay
el sujeto en tanto el sujeto del psicoanálisis es en la medida en que lo que su efecto dice es
siempre en un après coup; es allí donde/cuando hay el sujeto. Es decir, no hay un lugar, un
texto que a priori aloje un sujeto, sino que tal ubicación será siempre retrospectivo.
En términos de este autor, el sujeto será siempre justamente allí donde no se lo espera, con lo
cual recién entonces podemos llegar a la afirmación de que hay el Sujeto.
La Verdad y lo Verdadero en la Psicología del Testimonio. (M. Ramos, 2017)
Conclusiones.
En la problemática contemplada se muestra la complejidad de la temática. Desde nuestra
formación, encontramos en el psicoanálisis el planteo de una nueva escena para el sujeto. Su
terreno no es el de lo jurídico. Lacan nos habla de irrealizar y humanizar. También podemos
pensarlo para el sujeto que ha sido vulnerado (no se hace aquí referencia a quien es
“vulnerable” en tanto, como otros autores se adopta aquí el supuesto de que, quien es
“vulnerable” está anclado en una situación que lo ata y expone a vivencias de vulnerabilidad,
quitando responsabilidad a quien lo ha llevado a ese atasco. En lugar de ello, un sujeto
“vulnerabilizado” mueve a esa mirada a quien suele quedar invisibilizado: al adulto que puso
al niño a expensas de la procura de su propia satisfacción). Aquí, la inclusión de la realidad
psíquica ante el crimen que lo victimiza despliega un entramado que poco tiene que ver con el
de las concepciones científico-criminológicas positivistas, en relación a una verdad absoluta,
donde la búsqueda de un testimonio puede dejar por fuera la indefensión a la que el psiquismo
de un niño queda expuesto.
El riesgo que aquí sobrevuela es que la función de la esfera jurídica se agote en esta búsqueda
de la verdad. Aun cuando no es de incumbencia del ámbito jurídico, el paso del psicólogo
forense sí tendrá que tener como horizonte, rescatar la subjetividad y lo que aparece como
verdadero para el sujeto. Poder reconocer que no se trata solo de verdades y razones, ni de
que en esa búsqueda de verdad en pos de “reparar” algo del individuo, perdamos de vista al
sujeto y lo que es verdadero para él. Esto es, pasar de lo particular de la individualidad y su
verdad, a lo singular del sujeto y lo verdadero. El rescate del sujeto no debería dejarlo a este
por fuera de la tarea.
La Verdad y lo Verdadero en la Psicología del Testimonio. (M. Ramos, 2017)
Bibliografía
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Presses de l´universités.