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Santiago, treinta de junio de dos mil quince.

VISTOS:

En este proceso judicial tramitado conforme a las normas del juicio


ordinario, Rol Nº 29176-2011, del Vigésimo Octavo Juzgado Civil de
Santiago, caratulado “Sociedad de Especialidades Médicas con Fundación
Médica San Cristóbal”, por resolución de diecisiete de julio de dos mil
catorce, corriente a fojas 52 y siguiente de estas compulsas, el juez del
tribunal dio lugar, con costas, al incidente de abandono de procedimiento
deducido por las demandadas.

Apelado este fallo por la parte demandante, una de las Salas de la Corte
de Apelaciones de Santiago, por sentencia de ocho de octubre de dos mil
catorce, que se lee a fojas 95 y siguientes, lo confirmó.

En contra de esta última decisión la demandante ha interpuesto recurso


de casación en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia impugnada


que declaró el abandono del procedimiento ha sido dictada con infracción a
lo dispuesto en los artículos 64, 89, 90, 91, 152 y 319 del Código de
Procedimiento Civil.

Argumenta, en resumen, que la infracción de los artículos antes


indicados se configura por cuanto en el caso de autos no se dan los
presupuestos que contempla el artículo 152 del código ya indicado para
declarar el abandono del procedimiento, puesto que, habiendo la demandada
deducido recurso de reposición en contra de la interlocutoria de prueba,
correspondía al tribunal el impulso procesal en orden a resolver de plano tal
solicitud o darle tramitación incidental.

Agrega que en autos no existe imputabilidad o culpa de su parte en la


paralización del proceso, requisitos de la institución en análisis, ya que una
vez que el tribunal dio traslado a su parte del escrito reposición interpuesto
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por la contraria y evacuado éste, el impulso procesal recaía en el propio juez


a quien correspondía resolver de plano o recibir el incidente a prueba.

Concluye señalando que, de haberse aplicado en forma correcta las


disposiciones referidas, necesariamente debió ser desestimado el incidente de
abandono del procedimiento alegado, desde que el impulso procesal recaía
en el tribunal.

SEGUNDO: Que para una adecuada inteligencia del asunto y


resolución del recurso de casación en el fondo interpuesto, cabe tener
presente las siguientes circunstancias del proceso:

a).- El 9 de julio de 2013 el tribunal recibió la causa a prueba, fijando


de esa forma los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos.

b).- Una vez notificada la interlocutoria de prueba a las partes, la


demandada interpuso recurso de reposición en contra de ella, procediendo el
tribunal a dar traslado al demandante.

c).- El 9 de agosto de 2013 la parte demandante procedió a evacuar el


traslado conferido y 13 de agosto del mismo año resolvió: “téngase por
evacuado el traslado conferido a fojas 123”.

d).- El 4 de marzo de 2014 la actora solicitó que se resolviera


derechamente la reposición interpuesta en contra de la resolución que recibió
la causa a prueba.

e).- El 11 de marzo de 2014 la demandada Fundación Médica San


Cristóbal interpuso el incidente de abandono del procedimiento y, en los
mismos términos, lo hizo la codemandada con fecha 18 de marzo del mismo
año.

TERCERO: Que en virtud de lo antes expuesto, la cuestión clave a


zanjar, planteada como fundamento principal de la petición de nulidad,
estriba en determinar quién tenía a su cargo el impulso procesal en el
procedimiento, esto es, si efectivamente era el actor el sujeto procesal a quien
le era exigible instar por el avance del mismo, una vez que se tuvo por
evacuado el traslado que se pronuncia sobre la solicitud de reposición de la
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resolución que recibió la causa a prueba o si, por el contrario, dicho impulso
procesal correspondía al tribunal.

CUARTO: Que para dilucidar lo anterior es menester tener presente


lo dispuesto en el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, en orden
a que el procedimiento se entiende abandonado cuando “todas las partes que
figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante seis meses,
contados desde la fecha de la última gestión útil para dar curso progresivo a
los autos”.

En el análisis de la expresión “cesación” de las partes en la prosecución


del juicio, la doctrina la asimila al silencio en la relación jurídica, a la
inactividad de las partes, motivada por su desinterés en obtener una decisión
de los tribunales del conflicto sometido a su conocimiento. Sin embargo, tal
pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el interesado las
consecuencias perjudiciales que se derivarán de su desidia, no obstante lo
cual nada hace por activar el procedimiento. En este caso el comportamiento
es voluntariamente omisivo, pudiendo la parte interesada- el actor-
representarse o no el resultado perjudicial, confiado en que éste no se
producirá o aceptándolo, es decir, esta exigencia se cumple cuando las partes,
enteradas del estado de la causa y gravitando sobre ellas la carga- entendida
como el ejercicio de un derecho en el logro del propio interés- de instar por
su progresión, nada hacen en tal sentido.

Cabe tener presente que la voz “ prosecución” , en su sentido natural,


equivale a la “ acción de proseguir” y ésta es definida como “ seguir,
continuar, llevar adelante lo que se tenía empezado” ( Diccionario de la
Lengua Española, 22ª Ed) ligado a la noción de litigio o juicio, dicho vocablo
refiere al dinamismo que las partes interesadas imprimen al avance del pleito
hacia su resolución y se reconoce en la actitud materializada en actos
procesales “ al constituirse, modificarse, impulsarse o definirse una relación
procesal ( Jerónimo Santa María Balmaceda, citado por Carlos Stoeherel
Maes en “ De las Disposiciones comunes a todo procedimiento y de los
incidentes”, Editorial Jurídica de Chile, pag. 195). En otras palabras, la
connotación dinámica del proceso exige el avance inexorable de los actos de
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procedimiento hacia la sentencia, sin que ello pueda verse afectado por
retrocesos o atrasos injustificados.

En estas condiciones, la parte ha de estar en situación de interrumpir


efectivamente esta suspensión en la tramitación del procedimiento o ha de
haber realizado todo lo que la ley le requiere para dejarlo en condiciones de
que el conflicto sea decidido por el órgano jurisdiccional. Así, debe estar en
circunstancias que le permitan sacar de la inactividad el procedimiento y de
impulsarlo a su término por medio de actuaciones útiles a tal fin, las que no
deberán consistir en la repetición de presentaciones que en nada contribuirán
a ponerle término.

Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio


cuando, existiendo la posibilidad de que las partes del proceso realicen actos
procesales útiles a la prosecución del mismo, omiten toda gestión o
actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten llegar al estado
de sentencia. Por consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un
juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios
conducentes para instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos,
sea por negligencia u otra causa dependiente de su voluntad…” ( Del
Abandono del Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica
de Chile).

QUINTO: Que de lo anotado queda en claro que el abandono del


procedimiento sólo puede prosperar si es que el litigante interesado en la
resolución del pleito ha sido negligente, cesando en el acometimiento de la
actividad que le corresponde de acuerdo al impulso procesal que le es
exigible, por un período superior a seis meses, contados desde la última
resolución recaída en una gestión útil para dar curso progresivo a los autos.
De esta manera, entonces, la carga que los litigantes han de ejercer, so pena
de perder- dejando a salvo las excepciones legales- el derecho a continuar el
procedimiento abandonado y de hacerlo valer en otro juicio, según lo dispone
el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, únicamente encuentra
sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su diligencia en pos de
obtener la decisión jurisdiccional de la controversia que se haya planteado,
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circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el


ordenamiento procesal prescribe el pronunciamiento del tribunal, como es en
el caso de lo previsto en el artículo 319 del Código de Procedimiento Civil,
en que las partes pueden pedir reposición dentro de tercero día de la
resolución que recibe la causa a prueba, debiendo el tribunal pronunciarse de
plano sobre la reposición o, como aconteció en autos, tramitarla como
incidente. Enseguida, el artículo 89 del mismo cuerpo normativo dispone- en
lo pertinente- que si se promueve un incidente se concederán tres días para
responder y vencido ese plazo, haya o no contestado la parte contraria,
resolverá el tribunal en cuestión.

SEXTO: Que a la luz de las normas antes señaladas es claro que la


carga de darle curso al pleito era del tribunal, pues desde que se admite a
tramitación un incidente o un asunto que se gestiona como tal, compete al
órgano jurisdiccional conferir los traslados y fallar. Por consiguiente, la
demandante se encontraba eximida de la obligación de dar impulso al proceso
en esta etapa, puesto que debía el tribunal, de propia iniciativa, resolver la
reposición planteada por la demandada una vez vencido el plazo de tres días
de traslado conferido a la actor, y al no hacerlo desatendió el claro mandato
del aludido precepto.

En relación a lo que se ha expuesto, es doctrina de esta Primera Sala


que no es procedente el abandono del procedimiento en estadios procesales
en que el impulso y la promoción de la actividad de la causa se encuentran
radicados en el tribunal, tal como ha sido resuelto en las causas N° 4.722-
2004, sentencia de fecha 11 de Junio de 2006; N° 1.142-2005, sentencia de
fecha 24 de Abril de 2007; N° 4.042-2005, sentencia de fecha 30 de Abril de
2007; y en forma más reciente, N°11.773-14, sentencia de fecha 18 de Mayo
de 2015.

SEPTIMO: Que en las condiciones antedichas ha quedado de


manifiesto que el tribunal de la causa, al declarar el abandono del
procedimiento en una etapa procesal que se aparta de la hipótesis que
responde a los elementos basales que cimientan esa figura jurídica – dado
que se encontraban ante un caso en que, por mandato legal, el impulso de
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avance del procedimiento estaba radicado en el juez-, incurrió en un error de


derecho que lesiona lo dispuesto en el artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil.

Tal errónea aplicación de la ley ha tenido influencia substancial en lo


dispositivo del fallo, pues se acogió una incidencia que debió ser
desestimada, por lo que corresponde hacer lugar a la casación en el fondo
interpuesta.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto


en los artículos 764, 765, 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se
acoge el recurso de casación en el fondo deducido en lo principal de fojas 98
por la parte demandante y, en consecuencia, se invalida la resolución de ocho
de octubre de dos mil catorce, escrita a fojas 95 y siguientes, y acto continuo
y sin nueva vista, pero separadamente, se dicta la sentencia que corresponde
conforme a la ley.

Regístrese y devuélvase con su agregado.


Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Juan Eduardo Figueroa
Valdés.

Rol Nº 29.868-14.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres.
Patricio Valdés A., Héctor Carreño S., Guillermo Silva G., Sra. Rosa Maggi
D. y Abogado Integrante Sr. Juan Figueroa V.
No firman la Ministra Sra. Maggi y el Abogado Integrante Sr. Figueroa, no
obstante haber concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo,
por estar con permiso la primera y ausente el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.


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En Santiago, a treinta de junio de dos mil quince, notifiqué en Secretaría por


el Estado Diario la resolución precedente.

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