sonriente trampa del mundo; vengo de tí, sin la algarabía de tus incursiones en las novedades. Dijiste que eras de tí y me traje de tu tiempo en mi vida.
¿Qué tan dueño de tí?
Te pregunto ¿Si sólo somos cuando de los demás somos? Hechura de hombre que no compartes el pan y la sal con mercaderes. Que vives el universo a tu propio paso y que cancelas la vulgaridad.
¿Dónde dijiste que se perdía el punto de equiibrio?