Sunteți pe pagina 1din 6

La pieza teatral “Si la naturaleza juzgara al Hombre…”

Texto de la pieza teatral:

Personajes:

 La Vidente
 El Cliente
 La Reina Tierra
 El señor Aire
 Gotita de Agua
 El señor Árbol
 El señor Pingüino
Acto 1:

(En la consulta de una vidente. Es un lugar pequeño. Una mesa bastante grande
con las cartas, una lámpara y una vela encendida. La mayor parte de la
decoración es de color rojo. La vidente lleva muchas pulseras, collares y
anillo. Entra un cliente, un hombre joven. La saluda y se sienta a su lado
derecho. La vidente lo recibe amablemente.)

Cliente: Buenas tardes señora

Vidente: ¡Hola! ¡Buenas tardes! Pase, siéntese.

Cliente: (se sienta)

Vidente: (cogiendo las cartas) ¿Qué quería saber usted?

Cliente: Mi futuro, señora. ¿Qué será mi futuro?

Vidente: (baraja las cartas y se las da al cliente. Él las corta en tres partes). Muy
bien, vamos a ver. (Sacando las cartas) Veo que la fortuna le sonríe. (Sonriendo)
Se hará cada vez más rico. Veo mucha prosperidad, muchas fábricas y un
progreso económico creciente e imparable. (Se bloquea y su sonrisa se esfuma)
Pero…

Cliente: (Se acerca a las cartas apoyando sus codos sobre la mesa) ¿Pero qué?
¿Qué está viendo usted?
Vidente: Las cosas se están poniendo muy negras. Vivirá como si fuera el
único ser que habita este mundo. Su progreso quebrantará las leyes de la
naturaleza; explotará la tierra sin tener en cuenta las consecuencias: (gritando)
inundaciones, sequías, huracanes, calentamiento global. (Con tristeza en la
voz) un día, vendrá el castigo…

Cliente: Pero ¿qué castigo? No puede ser...

Vidente: (agresiva, rompe las cartas) ¡Fuera!… ¡largo de aquí! No quiero volver
a verle la cara, ¡maldito hombre!

Acto 2:

(Al fondo del escenario un cielo negro, con estrellas, lunas, planetas y otros
astros y satélites del espacio. En medio del escenario está el trono de la Reina
Tierra. Alrededor están esperándola, el Señor Aire, la Gotita de Agua, el Señor
Árbol y el Señor Pingüino. Al lado, está un hombre atado.)

Entra la Reina Tierra, se sienta solemnemente en su trono y se dirige a su


corte:

Reina Tierra: ¡Señores! os he reunido hoy aquí, en mi corte, para celebrar un


juicio, a raíz de las múltiples denuncias que he recibido de vuestra parte. El
acusado es el Hombre. Las acusaciones son múltiples y graves; se acusa al
hombre de llevar a cabo un sistemático genocidio contra diferentes especies.
Doy la palabra al señor aire para exponer la primera de las acusaciones.

El señor Aire: (levantando y abriendo los brazos) He experimentado grandes


cambios, sobre todo alrededor de las ciudades. (Señalando al Hombre con el
dedo) Por culpa del hombre he dejado de ser puro y limpio. El hombre me ha
intoxicado con el humo de los automóviles y de las industrias. Esta situación
resulta muy perjudicial para mí y para todos los seres vivos que me hacen
compañía en este mundo. Como consecuencia de estas crueldades, la
atmósfera se recalienta provocando desequilibrios en la vida (Como
asfixiado).
Como veis nos encontramos en una situación desesperada y todo es por culpa
del hombre. (Le sopla en plena cara al Hombre al Hombre con tanta fuerza que
éste pierde su equilibrio)

La Reina Tierra: A continuación, tiene la palabra la Gotita de agua para exponer


las acusaciones que tiene contra el hombre.

Gotita de Agua: (moviendo su cuerpo como las olas) Pues, las aguas de la tierra
tampoco estamos mejor. Los ríos, lagos y mares estamos sufriendo las
consecuencias de la actividad humana. El hombre siempre nos ha considerado
como vertedero habitual y nos ha intoxicado con sus barcos petrolíferos y con
sus múltiples residuos: pesticidas, desechos químicos, metales pesados,
residuos radioactivos, etc.

(Abatida) La situación es alarmante porque estos residuos son dañinos para la


vida animal y vegetal. Otro crimen cometido por el hombre es la contaminación
termal. Las grandes fábricas eléctricas nos han utilizado como refrigerantes, lo
que nos subió la fiebre. De seguir así, la salud de las aguas corre el riesgo de
quedar dañada para siempre. El tiempo se acaba y si las aguas se pierden la
vida desaparecerá. (Mirando a la Reina Tierra y al acusado) Hay que poner fin a
estas atrocidades antes de que sea tarde.
La Reina Tierra: También he recibido acusaciones contra el hombre por parte
de árboles y plantas. De eso nos hablará el señor Árbol.

El señor árbol: El mayor daño que nos ha infligido el hombre ha sido la


desforestación. Miles de hectáreas de bosques se destruyen anualmente. Cada
dos segundos son talados o quemados el equivalente a la superficie de un
campo de fútbol. La invasión de las ciudades, los campos, las fábricas y las
carreteras ha ido acompañada de la destrucción y degradación de bosques.
Nuestra degradación ha producido la erosión del suelo, que a su vez favorece
las inundaciones y sequías y reduce la biodiversidad.

Por todo eso, (dirigiéndose al acusado) el hombre se merece el juicio máximo


que su majestad pueda imponer.

La Reina Tierra: Al final, y en nombre de los animales nos hablará el señor


Pingüino.
El señor Pingüino: El hombre, en su infinita arrogancia, ha llegado a convertir
a la misma palabra "animal" en insulto, negando su propia condición animal y su
parentesco con el resto de la fauna terrestre.

(Gritando en la cara del Hombre) ¡Cerdo! ¡Hijo de perra! ¡Bicho! ¡Víbora! ¡Burro!
¡Rata!¡Cabrón! y una larga lista de insultos que llenan los diccionarios y
calumnian nuestro reino animal.

Además de estas calumnias, los humanos han capturado, domado y esclavizado


a miles de millones de seres animales, forzados a trabajar en el transporte, los
cultivos, la caza, la guerra y el entretenimiento. A otros les encierran para
extraerles sus huevos o su leche materna, o incluso para luego matarles por su
carne o sus pieles. Últimamente se han cometido atrocidades aun mayores en el
nombre de lo que llaman "la ciencia", torturas crueles en lugares secretos
denominados "laboratorios".

En muchos casos se han llevado a cabo auténticas campañas de exterminio


contra ciertas especies, empleando pesticidas, cepos, armas de fuego y otros
mortíferos ingenios humanos. El resultado es una extinción masiva como la que
acabó con los dinosaurios hace sesenta y cinco millones de primaveras.

La Reina Tierra: según lo que acabo de oír, el daño del Hombre nos ha afectado
a todos. ¿Entonces? ¿Qué castigo veis que se merece el hombre por estos
crímenes?

El señor Pingüino: Para estas atrocidades sólo existe una sanción posible: la
extinción preventiva del Hombre.

El señor Aire: Sí, ¿por qué no lo condenamos a la horca? Al morir estrangulado


sentirá la importancia del aire.

Gotita de Agua: No, mejor arrojarlo al mar. Es el castigo que se merece.

El Señor Árbol: Ni hablar, el mejor castigo será condenarlo a la hoguera,


quemarlo como ha quemado miles de millones de árboles.

La Reina Tierra: ¡Señores! Antes de decidir la condena, sería justo escuchar al


acusado (se dirige al Hombre) Díganos señor, ¿Qué hay de cierto en las
acusaciones que le han dirigido?
El Hombre: ¡Majestad! Reconozco todos mis errores. Siempre he estado
pensando en cosas nuevas sin pensar en lo que voy dejando atrás a mi paso.
He olvidado que “no sirve de nada correr a toda prisa si no sabes a dónde vas”.

Merecería cualquier castigo que me impusiesen. Pero (llorando) ¿Qué va a pasar


con los niños? Ellos no tienen la culpa de nuestros errores. ¿Les vamos a negar
el derecho al futuro y a la vida?

Por otra parte, de mis hermanos, cada vez hay más ecologistas que defienden
su reino.

Majestad, les ruego darme una última oportunidad. Le prometo que cambiaré y
que rectificaré mi conducta.

(La Reina hace una señal a su corte para que se acerquen, permanece
consultándolos un buen rato y al final les manda desatar al acusado.)

TELÓN

S-ar putea să vă placă și