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INTRODUCCIÓN
Aun siglos más tarde se continuaba con estos comportamientos existiendo bibliografía
donde señala que en América del Sur se sacrificaban niños, estás prácticas fueron
frecuentes en los territorios que hoy se encuentran Chile, Argentina, Colombia y Perú.
Los incas practicaban el capacocha "obligación real" y consistía en elegir a un niño por
su belleza y perfección física, generalmente hijos de Caciques, éste era sacrificado bajo
tierra, lo vestían con sus mejores prendas lo embriagaban y una vez dormido lo
enterraban. Según sus creencias el niño no moría, sino que realizaba un "viaje espiritual"
el cual era retribuido por los dioses a través de Salud, prosperidad y la abundancia. En
Chile los pueblos recolectores como los Picunches y Tehuelches recurrían al infanticidio
abandonando a los niños debido a sus largos recorridos diarios y a la falta de alimentos.
El Dr. José Ignacio Barbieri en su manual de “Higiene y medicina infantil” señala que
la niñez durante la presencia española en territorio americano, “ la ignorancia de las
madres y padres sobre el cuidado de sus hijos era tan funesta como el homicidio
intencional” estos actos eran ejecutados por condiciones sociales que se vivían en la
época atribuyéndose al abuso de poder, un número importante de trabajadoras
domésticas (negras e indias) fueron víctimas de abuso por parte de los patronos o
jóvenes de la casa. La injusticia se mantuvo como poderosa causa social de la
mortalidad infantil en virtud de infanticidio, el abandono, el poco cuidado y la pobreza.
Fue un hecho permanente y tolerado, que no merecía mayores comentarios diferentes a
de los médicos que tenían como objetivo de su trabajo cotidiano la morbilidad y la
mortalidad infantil de los grupos más pobres y de los sectores marginados de la
sociedad.
Lisandro Alvarado señala dos causas del infanticidio en América (1) parto gemelar y (2)
la deformación física, a estas se les añade (3) la escasez o falta de alimentos, (4) el
deseo de sustraer al hijo de la servidumbre durante la dominación española y (5) el no
perder la honra.
Este breve recorrido muestra como en los siglos pasados existió muy poca preocupación
por el bienestar infantil, el razonamiento de las antiguas culturas es indispensable hoy
en día, conocer lo que pasó por décadas con el maltrato infantil no lleva a reflexionar y
a inevitablemente plantearnos la siguiente pregunta ¿Cuándo fue entonces que comenzó
a considerarse el maltrato infantil como una problemática social y apreciarse y
apercibirse tal cual lo concebimos hoy en día?
El MALTRATO INFANTIL EN LA ÉPOCA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
Principios del siglo 19 (1874) en EE.UU suele considerarse la preocupación por el abuso
infantil que comenzó con el caso de Mary Ellen Wilson, este caso dio como resultado
que los norteamericanos comenzaron a investigar y a legislar sobre el tema.
En Europa (1890) Sigmund Freud oyó relatar memoria de abusos sexuales de infancia y
adolescencia perpetrados por miembro de la familia o cercanos. Freud planteó que estos
abusos eran la fuente de la psicopatología femenina, pero como causo controversia
entre sus colegas comenzó a describir estos reportes como falsa memoria de las mujeres
en sus experiencias reales. En la misma época otros médicos y psicólogos llegan a la
conclusión similar acerca de la fiabilidad de las quejas de abuso sexual de mujeres y
niños, sin embargo quedaron como observaciones parciales. Con ese entorno social y
jurídico fueron pocos los casos de violencia conyugal o abuso sexual denunciados y los
niños fueron recibidos por la policía o profesionales del área médica que conocían poco
respecto del tema, los dictámenes psiquiátricos médicos y psicológicos se basaron en
observaciones, sin metodología y rigurosidad. Es aquí donde se reforzaron los mitos
dentro de la sociedad y el sistema jurídico respecto a que los niños son intrínsecamente
poco fiables como testigos, y que el abuso sexual corresponde a casos aislados y raros.
Durante este periodo las víctimas de violencia familiar y abuso sexual infantil estaban
demasiado asustados o intimidados como para develar su victimización, pensando que si
informaban a la policía probablemente no se les creería o no serían protegidos expuestos
a una nueva victimización. Hay caso de niños que vivían en instituciones e informaron
sobre abuso sexual, siendo castigados por inventar cuentos malvados. La preocupación
social por el maltrato infantil siguió en aumento generándose investigaciones y
preocupaciones sociales en diversos países.
Finkelhor clasifica 4 etapas que han atravesado los estudios sobre el tema
(1) primeras alusiones, (2) reconocimiento y catalogación, (3) estudios descriptivos y (4)
construcción de modelos explicativos.
Primeras alusiones: comienzo de la investigación sobre el tema se incluyen trabajo de
Freud y los primeros indicios de Estados Unidos. A principio de los 60´ un grupo de
médicos, alarmado por los niños con lesiones no accidentales, organizaron un simposio
de la American Academy pedriatic este evento dio como resultado una publicación el
cual se mencionaba por primera vez el término de “síndrome del niño maltratado”. La
relevancia que tuvo este encuentro puso en marcha una campaña para promulgar la ley
que obligaba a los médicos a denunciar. Este hecho impulso a qué profesionales se
interesaran sobre el tema y observar desde otra perspectiva el fenómeno, dando inicio
al segundo punto.
Es necesario reflexionar Pese a los avances y los datos que han arrojado los estudios
sobre la temática aun socialmente quedan muchos mitos y prejuicios, los cuales hay que
derribar a través de la información válida y que más se aproxime a la realidad. Es de
suma importancia que esta labor surja desde los propios profesionales. Se debe mirar la
historia pues nos permite situarnos en el lugar preciso desde dónde emergen los nuevos
conocimientos y de esta forma suplir las carencias en sociedades donde se ha
desarrollado menos el tema, de esta forma se puede aportar al desarrollo de modelos
explicativos que permitan generar y solidificar un consenso social respecto a lo
perjudicial de las prácticas maltratantes.
Finalmente el rol del estado es preponderante más allá de prestar atención, cariño,
ternura o comprensión que nos merecen o nos compete como responsabilidad. Sino
también, de proyectar un futuro libre de violencia, con redes sociales contenedoras
y bien tratantes.