Colombia es un país privilegiado por su riqueza hídrica, pero esta riqueza
contrasta con el abandono del Estado, corrupción e injusticia Social, produciendo pobreza y falta de recursos básicos como el agua en los hogares más humildes. Desafortunadamente nuestros dirigentes se han encargado de hacer política con el agua en todos los aspectos y a todos los niveles, premiando a las grandes multinacionales mineras, de hidrocarburos, agrícolas, financieras, ganaderas y otras. Regiones como la Guajira Cerrejon en donde se privilegia una multinacional extranjera que gasta 17 millones de litros diarios de agua extraídos del rio ranchería, mientras que sus habitantes claman por una gota de agua. Y así en toda Colombia se ve esta injusticia a lo largo y ancho del país beneficiando a los más ricos e ignorando la Sentencia T-740/11 de la Corte Constitucional de Colombia DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA “El agua se considera como un derecho fundamental y, se define, de acuerdo con lo establecido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, como “el derecho de todos de disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal o doméstico”. El agua se erige como una necesidad básica, al ser un elemento indisoluble para la existencia del ser humano. El agua en el ordenamiento jurídico colombiano tiene una doble connotación pues se erige como un derecho fundamental y como un servicio público. En tal sentido, todas las personas deben poder acceder al servicio de acueducto en condiciones de cantidad y calidad suficiente y al Estado le corresponde organizar, dirigir, reglamentar y garantizar su prestación de conformidad con los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad”. A raíz de esta necesidad las comunidades rurales y urbanas se han organizado. para obtener el preciado líquido. Gente que se reúne alrededor del agua. Los acueductos comunitarios se constituyen en una estrategia local de gestión participativa del agua, que buscan brindar el aprovisionamiento a las zonas más alejadas y pobres del país, donde el estado no llega o su presencia es incipiente. Es decir, lugares donde las comunidades han tomado la decisión de solucionar por sí mismas el aprovisionamiento del agua. En el caso de Ibagué los acueductos comunitarios surten a un gran porcentaje de la población de Ibagué, muchos de ellos fueron construidos por la comunidad debido a que el IBAL no llegaba a sus sectores cuando se construyeron los barrios. El problema de estos acueductos radica en la falta de capacitación y recursos para tratar el agua de forma que sea apta para el consumo humano, por eso muchos de los que existen en Ibagué se ‘rajan’ durante las inspecciones. Actualmente, la capital del Tolima cuenta con 32 acueductos complementarios que surten a cerca de 60.000 ibaguereños, pero que no cumplen con las normas básicas de potabilidad. Por ese motivo, la Alcaldía y la Superintendencia de Servicios Públicos están implementando un plan piloto para regular y mejorar el funcionamiento de los acueductos comunitarios. Todo esto se hace con el acompañamiento del IBAL y las comunidades. De los 32 Acueductos comunitarios de Ibagué solo 16 cuentan con planta de tratamiento, pero ninguna cuenta con la calidad del agua que se requiere para el consumo humano según el índice de riesgo de calidad del agua (IRCA). Estudios proyectados a 20 años indican que ninguno de los acueductos comunitarios de Ibagué tiene futuro por dos razones fundamentales la disminución del caudal producida por el cambio climático, la deforestación y la contaminación y la sobrepoblación de las zonas debido a construcciones masivas sin límite alguno. Ante este panorama requerimos de estrategias como. a. Educación ambiental b. Conciencia Social c. Respeto a los ecosistemas d. Reforestación e. Votar con libertad, pero por dirigentes idóneos f. NO arrojar basuras a ríos y afluentes hídricos g. Consumir lo justo h. Ser consiente de que el cambio climático es una realidad