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El Quijote: diálogo entre don Quijote y Sancho Panza; la fantasía versus

la realidad.
Gustavo Adolfo Cardona García*

Resumen:
Este artículo apunta a una descripción de los temas o problemas más estudiados
en Don Quijote de la Mancha, la admirable novela de Cervantes: la fantasía
(locura) y la realidad. Estas dos ideas, constantemente, están palpitando entre
líneas, se entretejen, generan tensión y estructuran la narrativa de Cervantes. Don
Quijote y Sancho Panza son dos personajes que representan una dualidad en esta
historia; son el complemento de cada uno, y asimismo, los dos son el
componente principal de la obra. Los diálogos de estos dos individuos también
crean una tensión que le otorgan una profundidad a la novela de Cervantes. Esto
la ha hecho merecedora de numerosos estudios. La fantasía y la realidad en la
obra son analizadas a través de varios teóricos y autores, para tratar de dar una
explicación a dicha tensión; el caballero andante y su escudero, sobre todo la
relación entre ellos, del mismo modo, son analizados a la luz de la locura y la
realidad, y mediante el aporte de ideas de otros teóricos. Esto con el fin lograr
un acercamiento a lo que es la novela de Cervantes.

PALABRAS CLAVE: diálogo, fantasía, locura, realidad, Quijote, Sancho.

A pesar de que ha sido mucho el tiempo que ha trascurrido desde su publicación, el Quijote
aún sigue siendo objeto de miles de estudios; continúan surgiendo variedad de lecturas e
interpretaciones. Esto ha sido gracias a que la novela de Miguel de Cervantes Saavedra es
rica en laberintos, está poblada de vericuetos y complejidades. Estos invitan al lector a ser
más activo, más despierto, para que así arranque de sus capítulos, de su líneas, los
significados más recónditos; para que descubra otros mundos, mundos que generan otros
sentidos a la vida real, nuevas perspectivas para interpretarla.
A través del tiempo, muchos de esos estudios, disertaciones y voces, han conducido a
multiplicidad de interpretaciones acerca de lo que quiere decir la gran novela de Cervantes.
Algunos hablan de la inadecuación del ser humano; una crítica al mundo actual y deteriorado.

*Estudiante de Licenciatura en literatura de sexto semestre, Universidad del Valle, sede Caicedonia.
Intentan distinguir “la crítica racionalista del idealismo confuso de don Quijote. Otros ven la
exaltación de este mismo idealismo”. Asimismo se habla de que el Quijote es un retrato de
la sociedad española. Como se menciona anteriormente, son muchos los estudios e
interpretaciones que surgen a partir de la obra; unos apuntan a su prosa, otros a su carácter
metafórico, irónico o paródico, y muchas más aristas; esta novela se convierte en una especie
de fuente de claves, casi inagotable, para percibir el mundo. La disertación de este artículo
se enfoca más en los problemas relacionados con la realidad y la fantasía.

El estudio que se realiza en este artículo está dirigido a definir la novela de Cervantes como
un gran diálogo en el que se enfrentan la Fantasía contra la Realidad. Esto a partir de la
descripción de los temas realidad y fantasía, analizándolos y comparándolos con los
personajes de Don Quijote y Sancho Panza. Se hace hincapié en que la obra es un ingenioso
diálogo en el que se puede advertir la batalla entre dos ideas, la fantasía y la realidad. Sancho
Panza es el personaje que casi siempre representa la realidad, instancia que Don Quijote
quiere evadir; y el caballero andante representa la fantasía y la locura. La derrota y victoria
de una sobre otra (realidad y fantasía) se puede apreciar entre sus diálogos y entre el acontecer
de sus aventuras.

El Quijote como un gran diálogo:


Don Quijote trae el mundo de las novelas de caballería a su realidad, se lanza de aventura en
aventura para realizar lo que acontece en dichas novelas, quiere cumplir su ideal caballeresco
resolviendo todos los entuertos que cree que va a encontrar por el mundo. Su vida llega a
parecerse de cierto modo a la de los caballeros andantes, que van solos aventurándose por el
mundo. No obstante, Don Quijote termina enfrentándose al mundo problemático no solo,
sino con un compañero, su escudero Sancho Panza. Después de su primera salida, cuando se
hospeda en una venta, que cree Don Quijote es un enorme castillo, y donde es nombrado
“oficialmente” caballero por el propio hospedero; el anciano caballero, mal herido y vencido
por la realidad, regresa a su casa. Allí, después de varios días, decide nombrar a un labrador
vecino suyo, escudero. Cervantes va esbozando una historia de aventuras, pero poco a poco
la distorsiona al incluir este personaje que va a ser el compañero en las andanzas heroicas.
¿Cómo transcurriría el Quijote si Don Quijote no hubiese nombrado a su escudero y hubiese
salido con él a la aventura? No existiría el Quijote de hoy. Fernando Vallejo, en un artículo
titulado El gran diálogo del Quijote (2005), indica que Sancho es un personaje necesario
para que Don Quijote se despliegue en todo su esplendor; subraya que es imprescindible y
que cumple un rol importante en la obra:

Don Quijote es el personaje más contundente de la literatura universal, ¿y saben


por qué? Porque es el que habla más. Y el que habla más es el que tiene más
peso. Para eso le puso Cervantes a su lado a Sancho, para que pudiera hablar y
Sancho a su vez le devolviera sus palabras cambiadas, como las cambia el eco.
(Vallejo, 2005)

Vallejo también señala y deja muy en claro que Don Quijote es el personaje más surtido de
palabras dentro de la obra; sus desbordantes parlamentos, cortos o largos, resultan
extremadamente lúcidos, y eso hace imposible que en sus aventuras no haya un interlocutor
junto a él. Sancho Panza es ese interlocutor de Don Quijote, un oyente que no solo escucha,
sino que reacciona y de cierta manera enfrenta su discurso al de Don Quijote. Partiendo de
esta última conjetura, se plantea ahora la idea del Quijote como un diálogo. Este se conforma
por el discurso del caballero andante y el de su escudero. Ellos dos son los personajes
principales de la obra, y son los que entretejen gran parte de relato desde sus discusiones.
Vallejo señala: “Es un diálogo. Un gran diálogo entre don Quijote y Sancho con la
intervención ocasional de muchos otros interlocutores, y con Cervantes detrás de ellos de
amanuense o escribano, anotando y explicando” (Vallejo, 2005). Vallejo afirma que la novela
quijotesca es un gran diálogo entre estos personajes, y que no obstante, van apareciendo por
el camino múltiples receptores. De todos modos se puede decir que el diálogo que se
sobresale con grandes luces de colores es el de Don Quijote y su escudero. Sancho Panza
tiene una gran razón para existir en la obra, sin él no habría Quijote; el caballero andante
debía devolverse si o si por su escudero, por su interlocutor. De esta manera no surgiría el
dialogo que es la novela.

Los dos participantes de este diálogo representan dos conceptos a través de sus discursos:
Don Quijote, la fantasía, o locura; y Sancho Panza, la realidad. En este sentido, dicho diálogo
apunta a una representación simbólica: el enfrentamiento entre la realidad y la fantasía. Esta
pugna se puede advertir entre las pláticas de los dos personajes; también se puede observar
entre la oposición que establece la realidad que rodea a Don Quijote. Esa realidad casi
siempre está de la mano de Sancho Panza: se presenta de modo que Sancho la puede nombrar

*Estudiante de Licenciatura en literatura de sexto semestre, Universidad del Valle, sede Caicedonia.
desde su discurso. A pesar de que la realidad supera los ideales de Don Quijote, de que le
impide su realización a partir de los libros de caballería, él impone su mundo fantástico,
nombrado por el mismo. Y lo logra a través de su discurso, siempre encuentra como salirle
adelante a Sancho panza y a las demás personas.

Don Quijote como representación de la fantasía, o locura:

No se puede negar que Don Quijote tiene sus momentos de lucidez en la novela, momentos
en los que no impone la fantasía al mundo real; el caballero andante logra evadir esas visiones
para desplegar su mente a través de largos o cortos discursos. Hay muchos ejemplos en la
novela que pueden demostrarlo. Uno de esos ejemplos se puede apreciar en el capítulo 38,
Que trata del curioso discurso que hizo Don Quijote de las armas y de las letras. En este
capítulo llegan las demás personas a escucharlo de manera amable y no tomarlo por loco.
Porque así es como se le toma casi en toda la novela, como un viejo loco, que a través de sus
delirios crea imágenes que no existen o cuadran en la realidad

La locura, y con ella, la fantasía, han sido lo que han marcado el personaje de Don Quijote.
Él y Sancho Panza representan las dos caras de una moneda: Sancho constituye el mundo de
lo real, de las necesidades, el mundo al que Don Quijote no encuentra un sentido; el caballero
andante representa la imaginación, el mundo ideal, el de las aspiraciones, un mundo que él
mismo creó a partir de su delirio. El mundo de Don Quijote, el de la fantasía, el que riega
dentro de la realidad, lo lleva consigo siempre, en su mente, es lo que él cree. Dentro de esa
fantasía trata de remediar las injusticias del mundo, injusticias que él imagina como las que
lee en los libros de caballería: cree que va a encontrar doncellas que salvar de las garras de
feroces gigantes.

Se puede decir que las fantasías de Don Quijote se originan a partir de la inconformidad con
su mundo. Él trata de encontrar otros mundos en los cuales pueda hallar un sentido a su vida,
un lugar en un mundo deteriorado; es como una especie enfermedad que lo carcome. Esos
mundos posibles surgen a través de su locura, locura que también tiene un origen: Don
Quijote se enfrasca tanto en sus libros de caballería, que se la pasa todos los días y noches
leyéndolos; su mente se llena de todo lo que se cuenta en ellos y llega a un punto donde cree
que todo es cierto, que esas aventuras fantásticas ocurren en la vida real.
La fantasía que Don Quijote enfrenta a la realidad también se genera por su gran pasión, la
cual es un intenso deseo de realización: él quiere efectuar todo lo que ha leído en los libros
de caballería.

Don Quijote impone la fantasía a la realidad que lo rodea: donde hay un par de mujeres que
prestan servicios sexuales, él ve unas doncellas o princesas; si se encuentra una hospedería,
asegura que es un enorme castillo. Por consiguiente, se dice que el delirio de Don Quijote
parte de la realidad. El anciano transfigura lo que se le presenta en el mundo real, lo idealiza,
lo ve como lo que lee en los libros de caballería. El episodio de los molinos de viento es un
ejemplo de esa oposición de mundos, de esa transfiguración de la realidad:

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así
como Don Quijote los vio, dijo a su escudero:

- La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque


ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o poco más, desaforados
gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, (…). (Saavedra,
1999, pág. 57)

Don Quijote se lanza a batallar con unos molinos de viento, porque cree ver unos gigantes.
Es derrotado no por los gigantes, sino por la realidad, que se opone a su fantasía. A pesar de
esto, y de que Sancho nuevamente le corrige de su error y le expresa un “se lo dije”, Don
Quijote, herido, sigue insistiendo en que si eran gigantes. Y encuentra el argumento más
fantasioso, pero certero, para justificar su derrota. Como se mencionó anteriormente, él
siempre se sale con la suya:

- Calla, amigo Sancho – respondió Don Quijote -; que las cosas de la guerra, más que
otras están sujetas a continua mudanza, cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que
aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en
molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene, mas
al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada . (Saavedra,
1999, pág. 59)

Este episodio retrata bastante la idea de un enfrentamiento de la fantasía contra la realidad;


hay derrota y victoria de parte de los dos bandos. También deja vislumbrar un poco la frontera

*Estudiante de Licenciatura en literatura de sexto semestre, Universidad del Valle, sede Caicedonia.
entre la realidad y la fantasía, aunque estos no resultan muy precisos. Además, en el diálogo
de Don Quijote y Sancho se evidencia el choque de sus respectivas realidades.

Juan Vadillo, en su texto El delirio frente a la razón en el Quijote, señala: “Es el espacio de
la metáfora, de la invención, de la alucinación, es el mundo de don Quijote” (Vadillo, 2013).
Habla del delirio, a través del cual Don Quijote ve el mundo real, añadiendo esa variedad de
objetos y personajes fantásticos. Este “loco” inventa y alucina el mundo que él quiere vivir,
en el cual desea acabar con todas las injusticias.

Vadillo también indica: “Nuestro caballero andante intentará verter su mundo sobre la
realidad racional y allí se generará el enfrentamiento entre el delirio y la razón” (Vadillo,
2013). Este enfrentamiento que el autor subraya se asemeja a la pugna entre la realidad y la
fantasía: esta última es producto del delirio de Don Quijote. La realidad sería lo que surge de
esa otra forma de ver el mundo, la razón. La razón es, según se plantea en el texto de Vadillo,
otra forma de inteligencia, la racional, la que se opone a la imaginativa, es decir, al delirio.
Don Quijote encarna la fantasía, ya que ella surge de sus delirios; ella es una de sus mayores
armas contra el mundo real, ese mundo problemático al que se enfrenta.

Sancho Panza, representación de la realidad:

Aunque en la novela algunas veces lo tilden de simple con respeto a la forma en que se
expresa, Sancho Panza es el personaje que complementa la totalidad de la obra. Como ya se
mencionó, sin él no habría Quijote. Sancho Panza está ahí para ser no solo su compañero y
escudero de Don Quijote, él es además su interlocutor; pero sobre todo es el personaje que
representa la realidad, el mundo de las necesidades, el mundo real que los rodea a todos en
la novela. Sancho va por la línea del pensamiento racional; no ve lo que Don Quijote ve a
través del delirio. Este escudero, que fue nombrado por Don Quijote, es solo un labrador que
llevaba una vida corriente con su familia.

Sancho es uno de los personajes que, a pesar de que acompaña a Don Quijote en sus locas
empresas, siempre trata de contrariarlo, explicándole y tratando de convencerle de que las
fantasías que dice ver no son reales. Si Don Quijote cree ver unos fieros dragones donde solo
hay unos pájaros, Sancho está ahí para tratar de corregir esa imaginación de caballero. El
escudero trata de sacar a Don Quijote del delirio partiendo de su pensamiento racional; él le
recuerda a Don Quijote lo que ya ha sido dividido, clasificado y nombrado por la razón, a
través del lenguaje.

Sancho Panza representa al individuo realista; él es más práctico y se preocupa sobre todo
por las cosas materiales: durante todas las aventuras vive preocupado por si realmente Don
Quijote lo va a recompensar con lo que le prometió, tierras y riquezas. Estas son necesidades
del mundo real, cosas que Don Quijote pasa por alto. Sancho representa el mundo real, el
mundo que se cierne sobre Don Quijote y que él quiere evitar, transfigurar, a través de la
fantasía.

Realidad versus Fantasía:


Se hace evidente la existencia de un choque entre realidad y fantasía. Don quijote no aprende
de las experiencias, no se rinde ante la derrota que le proporciona la realidad; él no cae en
cuenta de los errores que comete cuando dice ver un ejército de soldados donde hay un rebaño
de ovejas. Don Quijote impone la fantasía y logra salirse con la suya: por eso incrementa su
delirio atribuyendo su derrota a hechizos efectuados por magos. Se puede decir entonces que
la realidad también es vencida en este enfrentamiento, ya que comienza a ser afectada por la
ficción. Esto ocurre cuando Don Quijote no acepta estar confundido o equivocado y
nuevamente transforma la realidad a su conveniencia.

La fantasía no solo se enfrenta a la realidad. Irónicamente también lo hace con ella misma.
Y eso se puede apreciar cuando los personajes que actuaban racionalmente, acuden a las
mentiras, a artilugios para convertirse en personajes de libros de caballería. Esto sucede
cuando el cura, el barbero, Dorotea y Cardenio, se proponen a sacar a Don Quijote de su
locura, creando una fantasía en la que Dorotea era una doncella que debía ser salvada de la
destrucción de su reino.

El Quijote, grandioso diálogo en el que se enfrentan la Fantasía contra la Realidad:

Dentro del Quijote hay otras novelas, también están los episodios en los que se narran las
batallas Don Quijote, pero sobre todo es muy latente el diálogo entre el caballero andante y
su escudero. La fluidez y erudición en el discurso de Don Quijote se contrastan con la
simpleza y a veces ingenuidad de las palabras de Sancho Panza. Y eso logra resaltar más ese
enfrentamiento que hay entre lo que cada uno representa. Es por medio del diálogo como

*Estudiante de Licenciatura en literatura de sexto semestre, Universidad del Valle, sede Caicedonia.
estos dos personajes tratan de exponer sus realidades, sus formas de ver el mundo: Sancho le
recuerda a Don Quijote los límites de la realidad; le repite lo que ve, pero parece que al
caballero andante le aburre esa realidad que Sancho le describe, se le hace insulsa en
comparación de lo que Don Quijote idealiza y luego nombra. Finalmente el que resulta
persuadido es Sancho Panza, puesto el caballero andante, empleando su facilidad de palabra,
logra convencerlo de que la realidad ha sido manipulada por un encantamiento. Estas dos
realidades gozan de victoria, pero también sufren derrotas.
Bibliografía
Saavedra, M. d. (1999). Don Quijote de la Mancha. España: Intermedio editores .
Vadillo, J. (2013). El delirio frente a la razón en el Quijote.
Vallejo, F. (2005). El gran diálogo del Quijote. El País.

*Estudiante de Licenciatura en literatura de sexto semestre, Universidad del Valle, sede Caicedonia.

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