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ETICA EN LA PRAXIS

INVESTIGATIVA

Mónica Zuleta y Gisela Daza*

“No creo que sea necesario saber exactamente lo que soy. En la vida y en
el trabajo lo más interesante es convertirse en algo que no se era al principio. Si
se supiera al empezar un libro lo que se iba a decir al final, ¿cree usted que se
tendría el valor para escribirlo? Lo que es verdad de la escritura y de la relación
amorosa también es verdad de la vida. El juego merece la pena en la medida en
que no se sabe cómo va a terminar”1 .
Michel Foucault

* Investigadoras en la línea socialización y violencia, DIUC.

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N uestra aproximación a lo
ético2 evidencia dos modos de ac-
Lógica propia pero particular a
la posición ocupada en el capitalis-
ción: la pragmática, o relación con mo, efecto de ciertas coordenadas y
lo real que pretendemos; el ensayo, latitudes. Es desde ella como la insti-
o estilo de escritura del que desea- tución escolar es regulada por el ca-
mos servirnos. Queremos tomar dis- pitalismo, conformando los sujetos
tancia de suposiciones explicativas de autoritarismo, docilidad, infanti-
y su olor a cartilla, más aún, de jus- lismo, conciencia moral, voluntarie-
tificativas y su olor a dogma, para dad, ghetto, burocracia, requeridos
en su lugar hacer uso de pretextos por éste, para su mejor maniobrar.
con los cuales ejemplificar nuestra Sus dispositivos se encarnan en un
práctica de investigación particular. cuerpo dispuesto a obedecer, al ser
solo “el miedo a un mal mayor o la
De la búsqueda de la verdad esperanza de un bien mayor”7 aque-
guiada por el descubrimiento, a la llo que lo impulsa a padecer al otro.
manera de la línea de inteligencia po-
licíaca, entramos en el terreno de la La descripción fue supeditada al
novela negra, todavía enraizada 3 . ritmo del dispositivo, forzándola a
Paso de investigadores a investiga- evidenciarlo, al orientar las herra-
dos. Nuestra inquietud por el sujeto mientas del pensamiento no a la bús-
y su actuación “encontró” pistas queda de un fin, dado que ya se era
para ser develadas, pero el espíritu incapaz de adivinar o mejor de des-
investigador poco a poco se fue tor- cubrir, sino a captar el proceso mis-
nando mentiroso, el narrador per- mo donde estos sujetos eran viables.
dió la razón o mejor la desorganizó. Opción por el estilo propio a la fic-
De este procedimiento surgieron las ción, en lugar del hipotético, tendien-
formas de socialización escolares4 , te a convencer y no a probar.
donde se asocia el cuerpo a unas
acciones específicas ejercidas sobre Para equipar a sus sujetos, nues-
éste y el alma a este cuerpo, bajo el tra escuela hace uso de la técnica de
supuesto spinozista “lo que es pa- la confesión8 , cobijada en una estra-
sión en el alma es también pasión en tegia: forzar la asunción de la inten-
el cuerpo, lo que es acción en el ción a posteriori, estableciendo un
alma, es también acción en el cuer- sistema de causalidad que da lugar a
po”5 . Esta transposición a la que el una taxonomía razonable de los ac-
espíritu investigador se enfrentó en tos con la cual se pretende limitar a
su devenir mentiroso, puso en duda priori el campo del accionar caótico
uno de los supuestos al que se supe- del cuerpo. A través de ella, el co-
ditan las ciencias sociales, basado en nócete a ti mismo subyuga el cuída-
la relación de inversión de poten- te9 y lo orienta hacia un único fin:
cias: “el cuerpo padece cuando el justificar su acto le permite al sujeto
alma actúa, el cuerpo no actúa sin conocerse y juzgarse. La exposición
que el alma a su vez padezca”6 , des- pública de la intencionalidad frente
orientando su razón. Ello lo instó ya a un tribunal al cual se le otorga co-
no a seguir pistas, más bien a acom- lectivamente el juicio, no sólo con-
pasar los cuerpos promovidos por duce a la relación entre la intención
la escuela, componiendo su lógica, y la acción, sobre todo hace reco-
la cual sin preexistirla, se engendra nocer al sujeto en el tribunal, en
en ella, al ritmo de su producción. cuanto por fuera del él sólo es reco-

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nocible en su comportamiento. Se interpretación13 . Ello reemplaza los norma sustituye el ejercicio directo
es sujeto cuando se es diestro en signos de posición por marcas de del sometimiento, convirtiéndose en
verbalizar una intención capaz de apropiación, convirtiendo el lugar la tercería, que pretendida universal,
conectar un acto con un posible. El correspondiente a la jerarquía en un instaura a la élite en sujeto de
secreto cobra la forma de la inten- territorio con nombre propio. Tác- derecho.15
ción, la cual es el motivo. Detective tica de uso común en nuestros
pero de la propia intención, al suje- paraestados14 que al señalar de esta Este mecanismo fracciona el
to se le confiere el alma policíaca10 . manera su ubicación, determinan las campo social, al ser su distribución
disposiciones de pertenencia en un heterogénea, haciendo emerger una
La institución escolar engloba territorio. El sujeto es siempre un variedad de formas de dominación
otras formas de la manifestación del nombre propio de obediencia, sub- que, en contrapunteo con ese
secreto: en su ghetto el ritmo está yugado al superior y subyugando, a derecho de élite, establecen nuevas
subrayado por el chisme11 . Similar su libre voluntad, cualquier nombre relaciones entre dominador y domi-
en estrategia al terrorismo parami- propio inferior, en cuanto su obrar nado. Diferencias en lo social, pro-
litar12 donde el rumor anónimo im- en la posición ocupada resulta de su ducto de la jerarquía y de los límites
pulsa la actuación del colectivo hacia libre interpretación. Sujeto omnipo- mismos que la norma determina al
la finalidad deseada, la cadencia es- tente cuya alma es producto de la constituirse en tercería, establecien-
colar se rige cada día por un nuevo fuerza con que ha sido sometido y do de antemano las exigencias por las
chisme que orienta toda actividad. de la fuerza que posee para someter. que se es sujeto de derecho. A dife-
No se intenta develar el autor, sino rencia de la axiomática capitalista
ponerse a salvo de la verdad englo- Del estilo convincente a la basada en operaciones de inclusión16 ,
bada por el rumor. Al seguir las ru- propia convicción, el espíritu inves- este derecho orienta la dominación a
tas abiertas por el chisme, éste en tigador se doblegó a la palabra la exclusión, instituyendo la moral
lugar de tomar la forma del complot autorizada para expresar los meca- burguesa en la condición para el in-
(no se atribuye autoría ni maquina- nismos de construcción de la subje- greso al derecho e impidiendo simul-
ción), se concretiza en el destino, tividad en lo social, requeridos por táneamente alcanzar el requisito de
adecuando al acto a sus demandas, la dominación. Aquí la descripción lo burgués.
al poner en juego la vida. Son varios dejó de ser un real vivido, expresa-
los sujetos peculiares a este ghetto: do por la memoria, para convertir- En estas exclusiones la norma no
el condenado, cuyo destino está se en una experiencia real donde el deja de operar, pero pasa de ser una
anunciado en su resistencia a seguir estilo practicaba su disección. tercería abstracta para instalarse
los cánones impuestos por el rumor, como otredad concretizada en un
siempre sentenciado a la exclusión; El dominio de sí y del otro, regu- rostro con nombre propio. De nue-
el sobreviviente, cuya existencia se lado por la norma, atraviesa lo social vo el nombre crea el territorio y el
rige por la prueba de obediencia, sub- al convertirse en el vector de la me- rostro rige la posesión. La domina-
ordinándose perpetuamente a las diación de la dominación, justifican- ción del excluido permite dos for-
imposiciones del rumor; el sagaz do los requerimientos para su mas de sujeto en el territorio: aquel
quien se apodera del mecanismo ejercicio. No siendo el efecto revolu- que lo vigila y se lo apropia17 , priva-
para su provecho convirtiéndose cionario de un movimiento que la iza tizándolo e imponiendo sus preben-
momentáneamente en un jefe de en requisito de relación interactiva, das para ingresar a él, las cuales
pandilla. A todos se les otorga el la norma es instalada como mecanis- excluyen, incluso, al sujeto de dere-
miedo para constituir su alma. mo para la legitimación de la domi- cho burgués. Y aquel que, sujeto a
nación, asimilándosela al derecho. la vigilancia, apela a la norma18 , no
La escuela es también portado- Hasta tanto éste es lo distintivo de para obtener un derecho sino un
ra de otra presentación del secreto: una élite letrada, adiestrada para go- beneficio, permitiéndole, en los lí-
la legitimación de un orden pre- bernar y gobernarse, poseedora na- mites de la obediencia, un usufruc-
establecido, siempre y cuando cada tural del juicio autoritario cobijado to que abre el campo al ejercicio de
lugar a ocupar sea demarcado por en su uso peculiar de la razón y due- un derecho de guerra personal19
signos encubiertos, susceptibles de ña de la única moral reconocida, la donde la desobediencia tiene lugar.

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De la territorialidad a la des- de una potencia singular. La fuga de
obediencia, la ley que rige la norma esta concepción de lo social como
territorial es la de la fuerza. Cada conjunto de fuerzas y direcciones en
territorio requiere entonces de un las que el sujeto se constituye en un
ejército privado con el cual someter dispositivo institucional, nos forzó
al desobediente a su ley, único me- a buscar el enganche de esas fuerzas
dio de acceder a la norma. No obs- y direcciones en el dominio de la ex-
tante, todos los ejércitos están periencia, donde la afección del cuer-
conformados por desobedientes20 . po se potencia según determinados
umbrales de percepción.
La disección al evidenciar la des-
obediencia posibilitó una cierta Un cuerpo humano, máquina
distancia respecto de la palabra au- biológica capaz de afección, tiene una
torizada. En efecto, aunque era ne- única dirección: perdurar21 . Su di-
cesario comprender a la razón ferencia respecto de otros seres vi-
occidental, también lo era el dar ca- vos radica en que, a posteriori,
bida a lo singular que nos caracteri- justifica las acciones que requiere
za, lo que introdujo la individuación. para tal fin. Era entre este cuerpo
Movimiento del espíritu hacia el re- genérico y el individuo donde, su-
conocimiento de lo particular en su pusimos, tenía lugar el conjunto de
desviación del autoritarismo, a tra- operaciones de individuación que le
vés de una construcción encamina- otorgan una potencia específica para
da ya no a evidenciar lo subjetivo diferenciarlo. Por ello ese cuerpo
inserto en relaciones específicas con potente, en su capacidad de afección,
la razón abstracta, sino a identificar no podía ser aprehendido únicamen-
el sujeto específico al margen. La des- te desde los procesos de socializa-
cripción tornó hacia el ensamblaje y ción puestos en juego por la línea de
el estilo emprendió su conversión a homologación del lenguaje. Su apre-
ensayo, en cuanto la operación que hensión requería ingresar a un or-
guiaba la identificación no se anexa- den donde se pudiera captar la
ba a la inteligencia, sino a la técnica: potencia del cuerpo en las dimen-
producir un montaje de lo real. En- siones de la experiencia exolingüís-
samblar se orientó a conectar los ele- ticas, pero que dado el actuar de
mentos necesarios a erigir un punto doble codificación del lenguaje, se
de vista del cual se sustrajeran los hacían difíciles de asir con nuestras
sujetos. La palabra autorizada empu- herramientas de investigación.
jó, así, a la acción investigativa.
La necesidad de ingresar a esta
Con ello quedó atrás el análisis dimensión condujo a la pragmática.
de la subyugación por la vía del len- Perspectiva que realiza una nueva
guaje. De hecho, aunque la disección conjunción del cuerpo y del alma,
de las prácticas y enunciados de la al otorgársele un nuevo lugar a la
socialización permitió el acceso a un percepción22 . La postura pragmá-
modo de subjetividad evidenciando tica se desliga de la doble función
el mecanismo de determinación del atribuida al cogito: traducción de
lenguaje, también hizo surgir una las sensaciones del cuerpo en repre-
nueva dimensión propia a los afec- sentaciones del mundo y acceso a
tos del cuerpo, a la vez subyugado y las ideas verdaderas, aquellas que
resistente, individual en su expresión al no requerir de la sensación acer-

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can la conciencia más a Dios23 . Fun- El material para el ensamblaje de materia como agregado de funcio-
ciones de las que resulta una subje- la individuación en lo real fue ex- nes y estructuras.
tividad primera, cuya predicación traído de tres puntos de vista: el mo-
es efecto de los atributos con los vimiento que imprime Deleuze al La condición de la relación entre
que la conciencia puede captar el barroquismo leibniziano acerca de los regímenes es que el uno no puede
mundo, el cual, al ser exterior, se la armonía entre el alma y el cuer- operar sin el otro. A pesar de su dife-
sitúa como objeto de su represen- po26 , la noción de instinto virtual rencia están necesariamente atados:
tación. En contraposición, la ópti- construida por Bergson donde la uno actualiza lo que el otro realiza.
ca pragmática adjudica la novedad vida humana encuentra el mecanis- Los umbrales de conciencia exigen
a cada acto de percepción: conjun- mo para otorgarle moral a lo natu- la delimitación de determinadas por-
ción entre toda la experiencia de ral27 y, por último, el pensamiento ciones de materia, que se definen por
que es capaz una conciencia con de Stern que facilita el ingreso a un máximos y mínimos para localizarse
toda la recepción de la que es ca- campo no verbal donde la individua- en coordenadas espaciales cuyo equi-
paz un cuerpo, transformándolos a ción y la otredad se componen por librio es un centro de gravedad. Apa-
ambos24 . De esta manera la asun- relaciones afectivas28 . rición de un cuerpo y un alma
ción de una diferencia previa entre individuales: a esa alma correspon-
un sujeto que percibe y un objeto Desde la óptica leibniziana, la de ese cuerpo y ningún otro. Si en-
percibido es abolida para, en su lu- fuerza activa del universo se actua- tendemos por alma las operaciones
gar, instituir un acto de percepción liza en un régimen de expresión, el de filtrado, diferenciales de umbra-
generador de conciencia al tiempo espíritu, y se realiza en un régimen les de percepción específicos a un
que aumenta los umbrales de afec- de impresión, la materia29 . El régi- cuerpo, cuyas estructuras armonizan
ción del cuerpo. men de expresión tiene dos con esos umbrales, el sujeto ya no se
características: su proceder es la per- define por un estatuto del ser, sino
Mientras la ciencia obra en la in- cepción y obedece a leyes intrínse- que se determina en un estatuto de
mediatez de la materia extensa, con- cas; la percepción es un modo de propiedad. El sujeto se extrae de este
virtiéndola en una serie de estados filtración y de selección. El régimen régimen de propiedad en tanto cons-
sucesivos que se causan los unos a de impresión tiene también dos ca- tante de dominio inmersa en infini-
los otros, y que dan cuenta de cortes racterísticas: su funcionar es la afec- dad de relaciones variables. La
en el tiempo porque también el tiem- tación y obedece a leyes extrínsecas; relación de dominio aparece en la
po es objeto de segmentación, y la la impresión es un modo de vibra- exigencia de tener un cuerpo, pero
filosofía se ocupa del ser, indepen- ción y de propagación. Aunque cada este cuerpo, a su vez, está compues-
dizándolo de lo extenso, la pragmáti- uno de los dos regímenes tiene su to por infinidad de partes, cada una
ca considera a la vida un desarrollo estatuto particular, se relacionan perteneciente a una relación de do-
continuo y al hacerlo se aparta, por entre sí a través de la adecuación y minio particular, obligando a una
un lado, de los cortes temporales y la individuación. La adecuación po- puesta en común a través de un vín-
por otro, de la conciencia como re- sibilita la no-preexistencia del uno culo30 que dé predominio a una cons-
presentación de la experiencia, ya sea y del otro: la percepción semeja la tante en esa multiplicidad de la que
en la extensión fragmentada, ya sea vibración de la materia y, simultá- está constituida la relación del alma
por fuera de la extensión25 . neamente, la materia se conforma de y el cuerpo.
acuerdo con aquello que la semeja.
Ciencia de la vida, la pragmática La individuación actúa de filtrado, Entendemos por individuación la
la concibe en la expresión que la im- dando origen a umbrales de concien- conjunción de una relación de do-
pele incesantemente al cambio, a la cia que posibilitan diferenciar esta- minio con una multiplicidad de re-
creación, y no en la finalidad a que la dos de afección: del cúmulo laciones de subordinación que da
somete el tiempo fragmentado. Por desordenado de las percepciones, la lugar a un orden de propiedad espe-
ello la vida se expresa en intensida- selección realiza un ordenamiento, cífico. Dicho orden toma toda la dis-
des que no son ni representaciones, de donde resulta una cualidad que tancia de la concepción clásica de la
ni abstracciones, sino umbrales de semeja una afección singular en el conciencia pues perdura a pesar de
cambio. espíritu, ésta última realizada en la estar inmerso en un proceso de mu-

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tación permanente, pero también se social requiere de un sistema de
transforma en la medida en que in- adaptación que convierta a la in-
gresa en nuevas relaciones de domi- dividualidad en estados de perma-
nio. Su potencia de variación está nencia, los cuales por el lenguaje,
dada por la vinculación con su ca- constituyen autorreferencias sim-
pacidad de afectación y por la capa- bólicas. Este procedimiento por el
cidad de dominio que ella se procura, que un yo da cuenta de un sí mismo
al diferenciar cada vez un mayor cú- social es efectuado por la memoria,
mulo de percepciones al tiempo que la cual solidifica la experiencia cris-
opera la reflexión sobre ellas. talizándola en extensión. Vía estática
donde la conciencia troca los grados
Así, la construcción de un cam- perceptivos en imágenes o símbolos,
po particular a la experiencia subje- subordinando la intensidad a la ex-
tiva, ajeno al lenguaje, tomó sus tensión al volverla una propiedad de
primeros elementos de este modo de un estado, y substituyendo a la expe-
pensamiento susceptible de discernir riencia por la idea de esa experiencia
los procesos de individuación sin re- considerada un hecho cumplido.
querir para ello de la conciencia, pero
tampoco sin forzar una concepción Sin embargo, el individuo es ca-
positivista que ahogue al sujeto en las paz de experiencia dinámica32 . La
leyes específicas a la materia. Por el percepción en tanto proceso se ins-
contrario, la armonización entre es- cribe en la heterogeneidad de los gra-
píritu y materia ofrecida condujo a dos de conciencia, supeditados a la
una toma de posición que al asumir cualidad de lo intenso. La relación
la individuación como extracción en entre el yo individual y la acción se
un desarrollo genético de formación hace singular, no sujeta a las leyes de
incesante, con la que se compone un la repetición del lenguaje imperando,
dominio de experiencia producto de más que la relación secuencial de cau-
su afección y de su percepción, abo- sa y efecto, una dinámica continua
nó el camino para pensar un acto de de presentación de lo real. De esta
libertad que sin residir en el sujeto, forma, la experiencia es un impulso
produzca subjetividad. vital, indivisible al interior, aunque di-
visible en su exterioridad.
¿Pero es probable instalar la li-
bertad en la superficie de lo social? Si se considera lo humano en
Es Bergson31 quien construye una cuanto línea de evolución con sus
elección ética trazada en esta super- rasgos de inteligencia y sociabili-
ficie, en la que el contrapunteo en- dad y se asimila la sociabilidad al
tre lo dinámico y lo estático, instinto de la naturaleza que hace
transforma la potencia afectiva del que prevalezca la especie sobre el
instinto virtual, en una razón individuo, al organizarla por opera-
intuitiva donde se expresa la fuerza ciones de coordinación y jerarquía,
vital. A esto lo denomina libertad. la inteligencia es el rasgo distintivo
por el cual lo individual prevalece
Desde ésta, la experiencia al sobre el conjunto de la especie hu-
estar demarcada por máximos y mana. Mientras que lo social tiende
mínimos opera por grados y no a la organización, lo intelectual tien-
por fragmentación. No obstante, de a la diferenciación, mecanismo
la pertenencia a un conjunto susceptible de amenazar la cohesión

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social y, por ende, la vida. El impul- atribuye propiedades a los cuerpos y nos del egoísmo y de lo común,
so vital en su lucha por desarrollar- fuerza a la inteligencia a actuar por ¿cómo puede darse cuenta de esta
se, le crea al hombre un contrapeso reflejo), asocia la emoción a la expe- última propiedad en el campo de la
a la inteligencia que no ocupa el lu- riencia que la crea, impulsando a la pragmática? La perspectiva de Stern
gar del instinto (lo social), ni el de la inteligencia a dar cuenta de sí mis- ofreció una opción genética que si-
inteligencia (lo individual). Instinto ma. De la pequeña ciudad configura- túa el desarrollo en una zona
virtual33 , cuya función es, por un da en virtud de la necesidad de perceptiva de intersubjetividad, su-
lado, engañar a la inteligencia, ge- pertenecer y de diferenciarse del ex- plementaria al lenguaje.
nerándole las representaciones ima- traño, a través de esa moral genera-
ginarias que vienen a reemplazar las dora del sentimiento de obligación, Tomando distancia del psicoaná-
representaciones de lo real con las se da paso a una gran ciudad donde lisis y del constructivismo piagetia-
que la inteligencia actúa y, por otro, tiene cabida la humanidad entera. En no acerca del desarrollo del infante,
extraer a lo social de su carácter ins- ella, la moral se trastoca en amor a la Stern construye una óptica genética37
tintivo trocando a la organización vida y la obligación se desanuda de en la cual la experiencia de la per-
natural de la vida en organización su objeto, dejando fluir a la intuición, cepción se liga al equipamiento bio-
superior de la vida, al asignarle a los como movimiento mismo del impul- lógico en donde está instaurado lo
mandatos vitales de organización, un so vital35 . El individuo deja de enca- amodal38 . El sí mismo es separado de
carácter sobrehumano único apto de denarse a un yo instalado en una cualquier proceso de percatación re-
sobrevolarlo. conciencia adherida a la memoria flexivo, introducido ya sea por la vía
para convertirse en el creador de su del lenguaje, ya sea por la vía
La moral se convierte en la com- propia experiencia. “Emoción parti- cognitiva, posibilitando un campo de
petencia por la cual el hombre se cular de un alma que se abre a la ex- la experiencia propio al desarrollo del
adapta a las leyes de la vida. Acto presión de la naturaleza y de la niño en el que las formas, las intensi-
de solidificación de la experiencia ciudad”36 . dades y las pautas temporales reem-
para poderla orientar en provecho plazan la asimilación del proceso
de lo social dotando a los objetos de El forcejeo entre lo social y lo perceptivo a lo objetual y nominal.
atributos con los que adquieren apa- intelectual, propiedades ambas de lo Este desarrollo tiene un carácter evo-
riencia de permitidos o prohibidos. humano en cuanto especie, otorgó lutivo, al constituirse en línea
Función de la memoria que convier- un nuevo carácter a la pragmática y genética, con un momento de inicio
te la experiencia en representación, con ello despojó nuestra praxis de reconocible y un orden de secuen-
asociando cada acto a un sistema de cualquier pretensión trascendental. cia, el cual fuerza la aparición de la
causalidad superior. Aquí aparece la En efecto nos hizo ver que el acto siguiente fase, y así sucesivamente.
ciudad, particular a un conjunto de de libertad que se realiza en el espa- No obstante, las fases no son equipa-
hombres que se diferencian de los cio de lo social responde únicamen- rables a etapas: cada una de ellas con-
otros por medio del pacto de obli- te a las requisiciones de la vida. Sin tinúa a lo largo de la vida humana,
gatoriedad con el cual el instinto vir- embargo, simultáneamente nos abo- acompasando la que paulatinamente
tual les posibilita compartir sus có a captarlo en los límites de la es- se va conformando39 .
dioses34 . pecie, en los resquicios de creación
que deja el entrecruzado de lo so- La primera fase40 , emergente,
No obstante la moral goza de cial con la inteligencia. realiza procesos de organización que
otros modos de funcionar, más en re- ponen en relación experiencias tem-
lación con la individuación que con Si el individuo humano posee la porales, espaciales y sensitivas ais-
la sociabilidad. Movimiento por me- inteligencia, que le permite subsis- ladas. Su mecanismo de efectuación
dio del cual las cosas son desprovis- tir a pesar del otro; el instinto gre- es la percepción amodal de cualida-
tas de caracteres y la inteligencia es gario, que lo impele a organizarse des, afectos categoriales y afectos
extraída de la representación simbó- para subsistir con otros; el instinto energéticos, convirtiendo la infor-
lica, dejando fluir a los afectos. Ope- virtual que convierte lo gregario en mación introducida en la experien-
ración de la voluntad que al desligarse obligación moral y la intuición, cia por cualquier vía sensitiva, en
de la representación (mecanismo que sobrevuelo de sí mismo en los pla- dato para el sistema sensorial en su

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conjunto, al construir una imagen sentativa, introduce la diferenciación dola casi exclusivamente hacia lo
perceptiva. La relación uno-otro sin- entre la experiencia vivida y la que simbólico, con lo cual niega su exis-
toniza la excitación del niño y la no, de donde resulta la facultad de tencia o si se la considera, es
estimulación de su cuidador, permi- la imaginación entendida como la transmutándola en representación
tiendo la organización intensiva de capacidad de representación del normada.
la experiencia. acto del otro, a través de un proto-
tipo de representación mental. Esto Esta propiedad de la intuición
La segunda fase41 , nuclear, in- conduce a una empatía con el otro, que el lenguaje encubre, es la inquie-
troduce la apropiación del esquema permitiendo ponerse en su lugar, tud que ha sostenido nuestra prácti-
corporal y junto con ello del cuer- dándole un nuevo uso a la memoria ca de investigación en su intención
po, a través de una memoria indica- reguladora. Esta memoria represen- de describir la singularidad de la pe-
tiva que asegura la continuidad del tativa genera nueva significación lin- riferia en la que nos reconocemos
sí mismo en el tiempo. Esta memo- güística, producto de la negociación como sujetos de la dominación. Ra-
ria no solo da cuenta del movimien- interpersonal que envuelve lo que zón de encuentro con la pragmática,
to, también del afecto situando la puede ser compartido por la expe- que se convierte en nuestro instru-
organización primera dentro de una riencia común atribuida al otro por mento para atravesar la capa
temporo-espacialidad. La imagen la imaginación. No obstante, en esta solidificada del lenguaje, permitien-
perceptiva acompasa ya no solo una fase la dominación social tiene lu- do el ingreso a otros órdenes de la
vinculación aislada, sino que las re- gar44 . En efecto, esta última memo- experiencia donde quizás la creación
laciones son integradas a un orden ria emplea la experiencia, pero solo tenga lugar o la subyugación se ejer-
episódico, como constelación motor- la registra en el lenguaje como me- za con toda la intensidad de su dolor.
afectiva que alinea lo que pasará des- dio de propagación, convirtiendo al
pués, con lo que ya pasó. sujeto en autor del mensaje registra- Riesgo que asumimos correr
do y ya no en sujeto de la experien- cuando intentamos este particular
La tercera fase42 , subjetiva, es cia vivida con el otro. Paso de la vida ensamblaje de ingreso a lo real. En
correlativa a la entonación entre experimentada a la vida normada. efecto, la dominación que impone la
afectos compartidos y no comparti- manipulación técnica a la que nos
dos con el otro. Memoria reguladora De esta forma, la línea abierta vemos abocados en la periferia del
de la integración actividad-afecto, por Stern permitió responder a la ne- mundo, creemos, ha suscitado una
convierte el episodio vivido en ex- cesidad de precisar los mecanismos experiencia perceptiva que, al anu-
periencia compartida, puesto que lo por los cuales la intuición responde darse solamente con su consumo y
que se regula es la relación con el a una propiedad de sobrevuelo de la no con su generación, anula incluso
otro, en tanto imagen perceptiva de especie humana. Esta, al concre- cualquier posibilidad de resistencia
la interacción subjetiva. De la mis- tizarse en una serie de operaciones frente al aparato técnico, militar y
ma manera que la memoria indica- de vinculación psíquica y física cultural del capitalismo. Pero al mis-
tiva hace factible una evocación involucradas en el proceso de desa- mo tiempo, es probable que en el
episódica, la reguladora inserta la rrollo genético del niño, constituye seno mismo de ese uso tecnológico
evocación intersubjetiva. el equipamiento perceptivo distinti- hayan surgido campos operativos
vo de cualquier individuo humano. distintos, capaces, por su particula-
La última fase43 , verbal, realiza Sin embargo, la función de normali- ridad nómada, de generar procesos
una puesta en común de significa- zación del lenguaje la somete a los de producción tecnológica en las
ciones lingüísticas. Memoria repre- regímenes del significado, orientán- condiciones de la periferia. De ahí

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la pregunta por el sujeto desobedien- normalización del sujeto empleados por la es- pp.408-438.
cuela y descrito en Daza, G. Zuleta, M. Y
te de la periferia y por lo que éste Alvarado, G. Ob.cit., pp.67-70. 24 Acepción leibniziana de la vinculación alma-
puede en su experiencia. De ahí tam- cuerpo. Deleuze, G. El pliegue, Barcelona,
9 Hacemos uso de la acepción foucaultiana de Paidós, 1989.
bién la elección ética de trabajar con la noción de tecnologías del yo. Foucault, M.
manifestaciones sociales de modos Tecnologías del yo, Ob.cit., p.54. 25 Acepción bergsoniana, Bergson, H. Cf. En-
sayo sobre los datos inmediatos de la con-
de individuación: el individuo, la 10 Entendemos por alma policíaca aquel modo ciencia, Ob. cit., Aguilar, pp.98-140.
masa y la comunidad, vistos desde de subjetivación propio al capitalismo que
conduce a que el individuo se convierta en 26 Deleuze, G. El pliegue, Ob.cit.
la experiencia de la que son capa-
policía de sí mismo y del otro. En este caso, el 27 Bergson, H. Las dos fuentes de la moral y de
ces, los vínculos que establecen, las dispositivo lo convierte en detective de su la religión. Buenos Aires. Porrúa, 1990.
maneras como los códigos ejercen acción al atribuirle unas causas jurídicas.
Daza, G. Zuleta, M. y Alvarado, G. Ob.cit., 28 Stern, D., El mundo interpersonal del in-
su control y los circuitos por donde fante, Buenos Aires, Paidós, 1991.
pp. 67-70.
su deseo se anuda o no, a patrones
11 Uno de los dispositivos por el cual los sujetos 29 Deleuze, G., El pliegue, Ob. cit., pp.129-
de consumo. 154.
hacen uso de la atribución simbólica en la
escuela. Daza, G., Zuleta, M y Alvarado, G. 3 0 Acepción del vínculo desde la perspecti-
Ob.cit., pp.78-80. va matemática que abre Deleuze en El
12 Hacemos referencia a las estrategias por las Pliegue. Ibid., p.143.
Citas cuales se conectan o se desconectan los 3 1 Bergson, H., Las dos fuentes de la moral
paraestados en Colombia. Daza, G. y Zuleta, y de la religión, Ob. cit., pp.119-183.
1 Foucault, M., “Entrevista con Michel M. “La política de la guerra sin estado de
guerra”, Nómadas No. 8. Bogotá, Universi- 3 2 Ibid.
Foucault”. 25 de octubre de 1982. En:
dad Central-DIUC, Marzo, 1998, pp.110- 3 3 Hacemos uso de la noción de función
Tecnologías del yo y otros textos afines,
Barcelona, Paidós, 1991, p.141. 111. fabuladora construida por Bergson y
13 Otro de los dispositivos de atribución simbóli- desarrollada a propósito de la religión
2 Con este artículo intentamos dar cuenta estática, Ibid., pp.55-117.
ca en la escuela. Daza, G., Zuleta, M. y
de nuestro proceso de investigación a par-
tir de los hiatos a que se ha visto con- Alvarado, G., Ob.cit., pp.78-80. 3 4 La noción de pequeña ciudad se refiere
frontado el pensamiento al acercarse al 14 Daza, G. y Zuleta, M. “La política de la gue- a la vinculación que posibilita la fun-
objeto de investigación, siendo nuestra rra, ...” Ob. cit., pp.107-108. ción fabuladora entre los hombres que
posición una lucha por impedir que el pertenecen y que por ello mismo se di-
objeto se imponga en tanto prefigurado, 15 Operación de conversión de la moral burgue- ferencian de lo extraño. Ibid., pp.55-
o el pensamiento se imponga frente al sa en norma jurídica. Cf, Daza, G. y Zuleta, 117.
objeto para modelarlo. M. Maquinaciones sutiles de la violencia,
Bogotá, Universidad Central-DIUC y Siglo 3 5 Ibid., pp.119-183.
3 Hacemos uso de la noción de libro-raíz del Hombre Editores, 1997, pp.23-33. 3 6 La noción de gran ciudad hace referen-
tal como lo sugieren Deleuze, G. y
16 Deleuze, G. y Guattari, F., dan cuenta de la cia a lo que posibilita la religión dinámi-
Guattari, F. en la introducción a Mil Me-
operación axiomática de inclusión propia del ca en cuanto a humanidad, Ibid., p.126.
setas, titulada Rizoma. Valencia. Pretex-
tos. 1988. Cf. Cap I, pp. 9-39. capitalismo que consiste en una perpetua co- 3 7 Stern, D., Ob. cit., pp.17-28.
nexión entre heterogéneos, lo que conduce a
4 El empleo de la fórmula spinozista nos una ampliación sin fin de sus límites. El Anti- 3 8 Ibid., p.68.
permitió describir los distintos dispositi- Edipo, Valencia, Pretextos, 1988.
vos de los cuales hace uso la escuela con 3 9 Ibid., p.37.
miras a la normalización de la 17 Ibid.
4 0 Ibid., pp.65-92.
subjetivación. Daza, G., Zuleta, M. y 18 Ibid.
Alvarado, G. Aproximación cartográfica 4 1 Ibid., pp.93-100.
a la instauración de disponibilidades para 19 Hacemos uso de la noción “derecho de gue-
4 2 Ibid., pp.131-142.
la violencia en la institución escolar. In- rra” en su acepción spinozista. Cf Spinoza. B.
forme final, Bogotá, COLCIENCIAS- Tratado político. Madrid, Alianza, 1986. 4 3 Ibid., pp.208-212.
DIUC, 1994, mimeo. 20 Daza, G. y Zuleta, M. “La política de la gue- 4 4 Ibid., pp.213-223.
5 Deleuze, G., Spinoza y el problema de la rra, sin estado...” Ob. cit., p.112.
expresión, Barcelona, Atajos, 1996, 21 Spinoza, B., Ética demostrada según el or-
p.248. den geométrico, Madrid, Orbis, 1980, p.177.
6 Ibid., p.247. 22 La búsqueda de la pragmática se inicia con la
7 Hacemos uso de la acepción spinozista filosofía spinozista, pero toma forma con
del derecho natural. Spinoza, B. Tratado Deleuze,G., y Guattari, F. Mil Mesetas. Ob.
teológico político. Madrid, Alianza. 1986. cit. Cf. Cap. 4, pp. 81-116.
8 Hacemos referencia al dispositivo de la 23 Hacemos referencia a la crítica bergsoniana
confesión, uno de los procedimientos de de la ciencia y la filosofía. Bergson, H. Mate-
ria y memoria, México, Aguilar, 1959,

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