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Resumen
El presente texto propone abordar a partir de la experiencia del Programa Todos a Aprender
(PTA), las rutinas escolares como una alternativa que ofrece herramientas pedagógicas y
didácticas que le permiten al docente responder a los retos de educar en el mundo de hoy,
mejorando los aprendizajes de todos los estudiantes, las prácticas docentes y además,
garantizar y proteger los derechos de los niños y jóvenes.
El reconocimiento de que el niño y el joven son sujetos de derechos y por ende, que hay
necesidad de garantizarlos y protegerlos, rescata nuevamente a la escuela como un lugar
protagónico para educar, pero no con las mismas herramientas teóricas, pedagógicas y
didácticas de siempre. En este marco el concepto de pedagogización (Narodowski,1993)
surge como una respuesta a este reto, en la medida que se define como el aprovechamiento
de cada momento y espacio que vive el estudiante en la institución escolar para favorecer y
actuar de su atención integral y su desarrollo, y brindar herramientas que no sólo favorecen
los aprendizajes académicos sino también para la vida de hoy.
Así, los espacios y momentos que retoma la pedagogización son la vida cotidiana y la
rutinas diarias que son parte de la vida escolar, los cuales son vistas como una
oportunidad para que el docente despliega sus competencias en su rol de agente educativo,
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Realizado por: María Isabella Grenier. Basado en el documento: Rutinas de clase y actividades integradoras
2018 para aulas multigrado realizado por; Mónica Ramírez, Mariajosé Otálora, Luz Vened Fandiño, Paola
García y María Isabella Grenier. Equipo Misional. Programa Todos a Aprender Ministerio de Educación
Nacional. Dirección de Calidad de VPBM. 2018.
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con el propósito de lograr experiencias reorganizadoras y lograr aprendizajes a largo plazo
(MEN, ICBF, 2009) rescatando actividades como son el saludo de bienvenida, la ida al
baño, la organización e inicio de una actividad de cualquier área, la despedida, entre
muchas otras.
Otros aspectos que aporta la rutina escolar como herramienta pedagógica y didáctica, es
que permite fortalecer los aprendizajes de todos los estudiantes creando un buen clima de
aula, que favorece un ambiente de respeto y empatía entre los estudiantes y el profesor, y
entre los mismos estudiantes; además, favorece el aprendizaje cooperativo, la
organización del espacio físico y una cultura de aprendizaje en el que se valore lo que se
aprende, con altas expectativas y reconocimiento de lo que se realiza por medio de una
buena comunicación entre pares y estudiante - docente.
No obstante, para que se logren apropiar las rutinas de aula como herramienta pedagógica y
didáctica, hay que tener presente que buscan alcanzar las metas formativas de cada uno de
los establecimientos educativos, del país y del mundo, y que dichas acciones se ejecuten sin
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que se vulneren los derechos y el desarrollo de los niños y los jóvenes. Como lo que señala
Narváez (2011): “buscan establecer que las prácticas escogidas por el docente para lograr el
fin formativo común a toda acción educativa (…) deberían reflejar una armonía entre el
objetivo y el procedimiento, es decir el fin no justifica los medios, y mucho menos
cualquier medio”.
Esto supone que el docente, sin excepción, reconoce a cada uno de sus estudiantes como
importante, para lo cual hay hay que en acciones y estrategias que le permitan desarrollar
ambientes de aprendizaje óptimos y pertinentes, en los que se generen dinámicas desde la
planeación del inicio de clase hasta finalizar la jornada académica.
Para que la rutina escolar se convierta en herramienta pedagógica y didáctica para la mejora
del proceso de enseñanza y aprendizaje y de las prácticas de aula, el primer paso que se
debe tener en cuenta es conocer a sus estudiantes para saber qué priorizar de su aprendizaje,
qué les interesa, sus necesidades y reconocer las condiciones que impulsan sus capacidades.
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Es por ello, que de acuerdo a la experiencia adquirida por el PTA para incorporar las
rutinas escolares al ambiente escolar hay que tener presente que deben estar siempre
acompañadas de otros aspectos que facilitan a que cumplan con este propósito, los cuales
son:
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comporte de cierta manera, al ser regulado por unas reglas las cuales deben ser
comunicadas a los estudiantes y acordadas para ser cumplidas a través de contratos de
comportamiento. Gracias a esta organización de las aulas, los estudiantes se pueden agrupar
por grados, estilos de aprendizaje o de desarrollo, lo cual facilita que trabaje en diferentes
temas o niveles de profundidad sin que necesariamente el docente esté presente. Por ello, es
importante que los materiales puedan estar al alcance de todos los estudiantes para lograr
autonomía en su labor.
Un aula bien organizada, armónica y con las ayudas pedagógicas necesarias, contribuye a
los procesos de enseñanza y aprendizaje, favoreciendo el desarrollo de competencias y
habilidades en todos los estudiantes. Es aquí, que el docente asume el reto de crear y recrear
escenarios pedagógicos en donde se pueda enseñar a aprender y reaprender, a partir de los
saberes previos , su contexto y las formas de relación con el mundo que los rodea,
generando procesos autónomos y colaborativos.
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los grupos, los ritmos de aprendizajes y los objetivos de aprendizaje, en consonancia con
las relaciones que se vayan consiguiendo.
• Las rutinas son una herramienta a favor del aprendizaje si están acompañadas por
unos acuerdos claros, que se comuniquen durante la clase. A través de ellas, los
estudiantes saben qué pueden hacer y lo que pueden esperar de sus compañeros, reforzando
el comportamiento positivo. La claridad de los acuerdos que acompañan a las rutinas,
permiten también que ellos mismos se generen procesos de autoregulación sin necesidad
que el docente sea el único gestor de este proceso.
• Las rutinas pueden ayudar siendo un medio para alcanzar el aprendizaje, pero no
son el fin. Pueden organizarse rutinas para introducir un tema que se quiere aprender, para
realimentar cómo va el proceso de aprendizaje a través de evidencias como la
autoevaluación y el cierre del mismo. Es importante que no se pierda de vista que quienes
tienen en la cabeza este proceso son los docentes, y que no existen recetas o rutinas
preestablecidas para ello, así como tener muy presente a los estudiantes, el contexto social,
familiar y sus necesidades educativas.
En este marco, para el PTA las rutinas escolares se han convertido en una aliado para
mejorar la calidad educativa en la medida que todos los momentos que vive el niño y el
joven en la escuela se convierten en espacios significativos. Así, se define un derrotero para
que el docente las conozca como fuente para mejorar sus procesos de enseñanza, acordes
con los contextos inmediatos y el fortalecimiento de aprendizajes de todos los estudiantes,
en el marco por el respeto de la diferencia y la garantía de sus derechos.
Bibliografía.
Baquero y Narodowski (1994) “¿Existe la infancia?”, en: Revista IICE Año III No 6, Miño
y Dávila, Bs.As. pp. 61-67.
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Ministerio de educación nacional de la republica de Colombia e Instituto Colombiano de
Bienestar familiar (2009) Guía Operativa Número 35 para la prestación del Servicio
de Atención Integral a la Primera infancia
Narváez, V (2011) La pedagogización de las rutinas escolares. Lumen (online) 2011. Vol
12. ISSN 2011-575X.